Sei sulla pagina 1di 7

JULIO RAMOS

Desencuentros
de la modernidad
en América Latina
Literatura y política en el siglo XIX

SBD-FFLCH-USP

11111111111111111111111111111111 11111111
303542

FOND>O DE CULTURA ECONÓ.MICA


MÉXICO
Primera edición, 1989
Primera reimpresión, 2003

PRÓ LOG O
Ramos, Julio
Desencuentros de la modernidad en América Latina: o :
Méxic
literatura y política en el siglo XIX / Julio Ramos . - s come nzar recor dand o uno
FCE, 1989 Si de prólo gos se trata, acaso no esté demá
245 p. ; 21 x 14 cm - (Colee. Tierra Firme) José Marcí : el Prólo go al Poema del Niágara del
later alme nte clásico de
ISBN 968-16 -3286-9 lde. Es::rito sobre una obra
poeta venez~lano Juan Anto nio Pérez Bona
o, parec iera ser un texto
1. Literatura Latinoamericana - Crítica l. Ser 11. t ajena , ese P:ólo go, relati vame nte desco nocid
una de las prime ra¡ reflex iones latino a-
meno r. Sin fmba rgo, confi gura
la litera tura y el pode r en
LC F1408.3 R37 Dewey H860.9 R175d meric anas scbre la relac ión probl emát ica entre
ser -si no meno r y fragm en-
la mode rnid< d. ¿De qué otro modo podía
la temp ordid ad vertig inosa que
taria - una reflex ión sobre el flujo, sobre
la vida mode rna?
para el propi o Marc í distin gue
el poem a poco mem orabl e de Pérez Bona lde, quien se en-
Publi cado con
, ese texto de 1882 es muy
contr aba, corno Marc í, exilia do en Nuev a York
la litera tura que anter iorm ente
distin to de las reflex iones crític as sobre
ctuale s latino amer icano s. En contr aste a las
había n produ cido los intele
, por ejemp lo, el prólo go
expli cacio nes retóri cas o gram atical es de Bello
del texto a las norm as prees -
marc iano no busca some ter la partic ularid ad
do, ya sea retóri co, gram atical o ideo-
tablec idas. de un códig o incue stiona
la lectu ra marc iana es una reflex ión inten sa
lógico. Todo lo contr ario,
tipo de conce pto litera rio.
DEDALUS - Acervo - FFLCH sobre la impo sibili dad y el descr édito de aquel
o, el Prólo go
Bona lde, inclus
Más que un come ntario del poem a de Pérez ión de

ll~m~H~nHIH
de la produ cción e interp retac
es una refle:ii::ión sobre los probl emas ación de los
socie dad inesta ble, prope nsa a la fluctu
texto s litera t:ios en una el sentid o
, entre otras cosas ,
valores que basta enton ces había n garan tizado ás, una
texto marc iano es, adem
20900109965 y la autor idiad socia l de la escrit ura. El
tura en un mund o orien ta-
medi tació n sobre el lugar impre ciso de la litera
rsos de la mode rniza ción y el
do a la prodt Uctiv idad, domi nado por los discu
progr eso:
obra
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta
áfico y de porta da-, tiemp os de reenquiciamiento y
-inclu ido el diseño tipogr No hay oblra permanente, porque las obras de los
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, caminos constantes, vislúmbra-
remolde SO)n esencias mudables e inquietas; no hay
sin el consentimiento por escrito del editor. se apenas IJos altares nuevo s, grand es y abiertos como bosques. De todas partes
los pólipos, y como la luz de
Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx solicitan la1 mente ideas diversas: y las ideas son como
de la mar. Se anhela inces antem ente saber algo que
Conozca nuestro catálogo: www.fondodeculturaeco
nomica.com las estrellaas, y como las olas es. La elaboración
cias actual
confirme, •o se teme saber algo que cambie las creen personal y más
insegu ra la batalla por la existe ncia
del nuevo •estad o social hace ancha s, cambian a
do vías
recios de ccumplir los deberes diarios que, no hallan ce la proba bilidad o
susto que produ
D. R. © 1989, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA cada instaante de forma y vía, agitad os del
contra dictor ios e
s
Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F. vecindad e de la miseria. Partid o así el espíri tu en amore
elio
cada instan te el conce pto litera rio por un evang
intranquiliJos; alarmado a se revere nciaba n;
que antes
ISBN 968-16-3286-9 nuevo; deesprestigiadas y desnudas las imágenes en este desco ncierto
nes futuras, no parece posib le,
desconoci<idas aún las imáge
Impreso en México • Printe d tn Mexlco
8
) PRÓLOGO 9

de la mente, en esta revuelca vida sin vla fija, rd t •r J ·fini lu, nl 1 rmino que resultaba en u1 "no saber", en un "no tener c~minos <0nst~ntes'.': en
seguro, en este miedo acerb a las pobrezas de la casa, y en 1 l 1lm1 v 11i1 y "este agotamiento le las fuentes y en este anublam1ento delos d1?ses . La
medrosa que ponemos en evitarlas, producir aquellas lu ngns y pudr111 ohr 1s, crisis, concomitant= a lo que M. Weber llamaba el desencmtam1ento del
aquellas dilatadas hisrorias en verso, aquellas imitacionc d A ntt• l 11 inu mundo en el proce:o de racionalización y secularización, tenía efectos que
[... ] Martí directamentt relaciona con la ineficacia de las formas y el desgaste
de los modos tradicionales de representación literaria.
¿Se podía aún escribir (y leer) en ese mundo? ¿Qué instilU iont 1 ~u­ El Prólogo, cuya forma revela una notable intensificación verbal, una
rarían el valor y el sentido del discurso literario en la nu v, o i · l 1dl ¿ poetización de la prosa, muy distante de las normas retóricas de_ la época,
entregaría el escritor al flujo, a la movilidad que parecía r, p ru M 1rtl, la se organiza en torm a una metáfora clave que representa al escntor como
única ley estable en el mundo moderno? un guerrero solitar:o, sin ejército ni ~espal~o. La ~e~áfora se re!aciona en
La proliferación de los prólogos que, más allá d Munl, ·snihi r n el texto con la diiolución de las d1mens1ones ep1cas, colectivas de la
ansiosa y obsesivamente muchos de sus contemporán ( obr • w los lo literatura. Desarticuladas las estructuras de un espacio publico relativa-
poetas), registra la disolución de los códigos que ha ta nwn • · h 1blan mente orgánico (que las letras habían contribuido a configurar), la prácti-
garantizado el lugar paradigmático de la escritura en el tejido d • la comu- ca literaria se privatiza, produciendo para el poeta -y para la literatura-
nicación social. Lejos de lo que la literatura podría ser hoy para no Otros lo que Martí llama la "nostalgia de la hazaña". ~art!,_por cierto'. nu~ca
-una actividad relativamente especializada, diferenciada d tra prá ti· asumió la privatización del arte como bandera; 1dent1f1caha la pnvattza-
cas discursivas y de la lengua común- la nostalgia que se manifi ta •n el ción, más bien, con un exilio de la polis que siempre intentaría superar,
Prólogo de Martí responde a la crisis de un sistema cultural n qu la inventando, con insistencia, nuevos agenciamientos y reterritorializacio-
literatura, las letras, más bien, habían ocup~do un lugar central en la rgani- nes (así leeremos, por ejemplo, la afiliación latinoamericanista de su
zación de las nuevas sociedades latinoamericanas. La literatura - m d lo, discurso). No obstante, Marcí reconoce en la privatización una de las
incluso, del ideal de una lengua nacional, racionalmente homogen izada- presiones que redefinían las formas mismas de la literatura, y sobre todo,
había sido el lugar -ficticio, acaso- donde se proyectaban los mod los el lugar de los escritores y su autoridad ante las otras instituciones y
de comportamiento, Ir,s normas necesarias para la invención de la ciuda- prácticas discursivas. . . . .
danía, los límites y las fronteras simbólicas, el mapa imaginario, en fin, de Esas transformaciones redefinían las pos1c10nes posibles del escntor
los estados en vías d~ consolidación. ante la ley, otra palabra clave en el Prólogo. En el sistema anterior a
Los abundantes prólogos finiseculares, en cambio, casi siempre marca- Martí, según veremos al leer a Sarmiento y a Bello, la formalización de la
dos por la nostalgia correspondiente a lo que Darío llamaba la pérdida del ley había sido una de las tareas claves de los intelectuales patricios, domi-
reino, revelan la crisis del sistema cultural anterior. Pero a la vez, por el nados como han señalado Claudia Véliz y especialmente Angel Rama,
reverso mismo de la crisis, también confirman la proliferación de un por ei modelo renacentista del letrado. El Prólogo proyecta a la literatu-
nuevo discurso sobre la literatura que proyecta, al menos, el intento de los ra, en cambio, como un discurso crítico de los códigos y de la ley misma. La
escritores de precisar los límites de una autoridad, un lugar de enunciación ley -el discurso del poder- se relaciona ahí con los "legados y orde~~n­
específicamente literario que irá diferenciando los roles de la emergente zas [de] los que anites han venido'', es decir, con el peso de una tradmón
literatura de las ficciones estatales anteriores. En esos prólogos se pro- represiva que difiaulta tanto la "libertad política" como la "li~rtad espi-
blematiza, sobre todo, la relación entre la literatura y el Estado, no sólo ritual". Para Martíi el poeta es un desterrado de la ley, y la literatura el
como un efecto de la modernidad, sino como la condición que hace posible "clamor desespera<do de hijo de gran padre desconocido. que pide a su
la autonomizaci6n y la modernización literarias. madre muda [la maturaleza] el secreto de su nacimiento'". Hijo natural,
En el Prólogo Martí reflexiona sobre varios aspectos fundamentales de como el Ismael quc:e motiva el título del primer libro maniano de poesía
las crisis moderna. Con bastante énfasis señala que la nueva organización (también de 1882),, el escritor es un desplazado de la institución paterna,
'

l
social dificultaba la sobrevivencia de los poetas, en un mundo "donde no un exiliado de la p(l)/is.
priva más arte que el de llenar bien los graneros de la casa [ ... ]" y donde Ahora bien, la rc:eflexión martiana en el Prólogo no puede leerse como
las instituciones que hasta entonces habían asegurado el peso social de la un documento pasiivo, como un testimonio transparente de la crisis. Más
escritura (la Iglesia y el Estado) le retiraban a los escritores su encomien- que un reflejo de la1 crisis encontramos a?í -en un estilo si? precedentes
da. Martí también insiste en la desautorización general de los códigos en la historia de la1 escritura latinoamencana- la elabora1c1ón de nuevas
retóricos y religiosos, el "desprestigio" de los lenguajes de la tradición, estrategias de legiitimación. Por el reverso de la aparemte condena al
10 PRÓLOGO PRÓLOGO 11

silencio a que parecía estar destinada la literatura, en el Prólogo adquiere ria. En contr; del "bisturí del disector" -del posiivismo oficial de la
espesor la voz (nada silenciosa) del que enuncia la crisis; voz que registra época- Mar( propone la prioridad de un saber basaio en la "ciencia que
la especificidad de una mirada, de una autoridad literaria -cristalizada en mí ha pue:to la mirada primera de los niños''. Setrata, en fin, de una
precisamente en el estilo- que no existía antes, digamos, qe la "crisis" . La mirada origimria, la única capaz, argumentaría Marí en "Nuestra Amé-
literatura moderna se constituye y prolifera, paradójicamente, anuncian- rica" (1891), <e representar y conocer el mundo "prinigenio" americano,
do su muerte y denunciando la crisis de la modernidad. En ese sentido, los amenazado pcr los efectos y las contradicciones de la modernización.
prólogos de la época, sólo en apariencia menores, cumplieron una función Sin embarg>, tampoco habría que i<;iealizar tal re:lamo de marginali-
central en el emergente campo literario: no sólo diferenciaban a los nue- dad de la liteiatura con respecto a los discursos esta:ales de la moderni-
vos escritores de los letrados precedentes, sino que también configuraron dad y el prog:eso. Aunque crítico, en su coyuntura, ~e esos discursos, el
una especie de metadiscurso, un mapa en que la emergente literatura iba nuevo conceplO literario también implica estrategiasde legitimación que
rehaciendo y trazando los límites de su territorio. Si en cada prólogo se contribuirían .uego a consolidar la relativa institucior.alidad de la literatu-
transformaba y se reescribía el nuevo concepto literario, es porque en la ra, particular1I1ente a raíz del impacto pedagógicc del Ariel y de los
modernidad tampoco esos metadiscursos asumen la función de códigos discursos cult11ralistas en las primeras décadas del siglo xx. Según vere-
normativos o prescriptivos. Los prólogos de los escritores finiseculares mos, en esa época la "'marginalidad" de la literatura, su crítica a veces
son pequeñas ficciones, atentas a la coyuntura y a las exigencias del mo- abstracta y esfncialista de la modernidad y el capitalismo (extranjero), le
mento, mapas parciales donde los escritores, disuelto el Código, intentan garantizaría una notable autoridad social, atractiva, incluso, para zonas de
precisar, provisionalmente, su autoridad y su lugar en la sociedad. las clases dirigentes latinoamericanas, amenazadas por una moderniza-
Por otro lado, esto no significa que Martí y sus contemporáneos asu- ción que acarreaba su dependencia política y económica.
mieran el "desgaste" de los códigos y el carácter provisional de los valores
como un rasgo de su propio discurso. Por el contrario, ante el flujo y la
inestabilidad, en Martí la literatura se autoriza como un intento de supe- •••
rar estéticamente la incertidumbre y el "no saber" generados por la frag-
mentación moderna. Martí no se entrega a los flujos; propone a la literatu- La crisis, el "desmembramiento" sobre el que reflexiona Martí en el
ra, más bien, como un modo de contenerlos y superarlos. Postula, ante los Prólogo, se relaciona con lo que varios críticos latinoamericanos han
saberes formales privilegiados por la racionalización moderna, la superio- llamado la div:isión del trabajo intelectual, considerándola como uno de los
ridad del "saber" alternativo del arte, capaz aún de proyectar la armonía procesos distintivos de las sociedades finiseculares. Conviene en este pun-
futura. Para Martí la autoridad de la literatura moderna radica precisa- to precisar el campo de algunos de estos concepto,s críticos que hasta
mente en la resistencia que ofrece a los flujos de la modernización. cierto punto h1an posibilitado nuestra genealogía del 'discurso literario en
¿En qué consiste el "saber" alternativo de la literatura? ¿Qué economía el siglo XIX. Diesde las lúcidas lecturas de Pedro Hen1ríquez Ureña, hasta
del sentido, qué sistema de valores recorta los límites de su autoridad? los trabajos miás recientes de Angel Rama, Rafael Gut:iérrez Girardot,José
¿Cuáles son los otros tipos de discursos que constituyen las fronteras, los Emilio Pachecco, Noé Jitrik y otros, el concepto de la ",división del trabajo"
exteriores del emergente campo literario? Digamos brevemente, por aho- ha explicado la1 emergencia de la literatura moderna lattinoamericana como
ra, que para Martí la literatura desliza su mirada precisamente "allí en lo efecto de la m10dernización social de la época, de la urbanización, de la
que no se sabe". Su economía será, por momentos, un modo de otorgar va- incorporación 'de los mercados latinoamericanos a la economía mundial, y
lor a materiales- palabras, posiciones, experiencias- devaluados por las sobre todo, co1mo consecuencia de la implementaciórn de un nuevo régi-
economías utilitarias de la racionalización. Si para los letrados iluministas men de especiailidades, que le retiraba a los letrados lat tradicional tarea de
la escritura era una especie de máquina que pretendía transformar el administrar loss Esta.dos y obligaba a los escritores a p1rofesionalizarse. En
"caos" de Ja "bárbara" naturaleza en valor, en sentido subordinado a los ese sentido temía razón Gutiérrez Girardot, en su valiioso ensayo, Moder-
dispositivos de la ley, para Martí la literatura se define como crítica de esa nismo, al exp1lorar las sugerencias de Federico de <Onís y de Rama, e
zona dominante del proyecto modernizador. La literatura desliza su mira- intentar "Ja co:¡Jocación del Modernismo en el contextto histórico-social y
da hacia la turbulencia, hacia la irregularidad, en contra de las "redencio- cultural europEeos", es decir, en el contexto de la "Mo>dernidad''. No obs-
nes [ ... ] teóricas y formales" privilegiadas por el sueño modernizador: tante, su Jecturta presupone un nuevo riesgo. En Euro¡pa Ja modernización
"Una tempestad es más bella que una locomotora''. Allí donde se detiene literaria, el pro::iceso de autonomización del arte y la pirofesionalización de
el curso de la máquina iluminista, cobra cuerpo la nueva autoridad litera- los escritores bbien podían ser procesos sociales prim~arios, distintivos de
PRÓLOGO
PRÓLOGO 13
12

aquellas sociedades en el umbral del capitalismo avanzado. En América de discursos en eltejido de su forma, proyecta uno de lo rasgos distinti-
Latina, sin embargo, la modernización, en todos sus aspectos, fue -y vos de la instituci1n literaria latinoamericana.
continúa siendo- un fenómeno muy desigual. En estas sociedades la El concepto de la modernizaci ón desigual también rt>s permitirá si-
literatura "moderna" (para no hablar del Estado mismo) no contó con las tuarnos ante alguras discusiones actuales sobre la relació1 literatura/po lí-
bases institucional es que pudieron haber garantizado su autonomía. tica en el siglo xn. La autonomizac ión del arte y la litemura en Europa,
¿Cómo hablar, en ese sentido, de literatura moderna, de autonomía y según señala Pete· Bürger, es corolario de la racionalizacon de las funcio-
especialización en América Latina? ¿Cuáles son los efectos de la moderni- nes políticas en elterritorio relativament e autónomo del Estado. Es decir,
zación dependiente y desigual en el campo literario? ¿O es que, a contra- la institucional iza:ión del arte y la literatura presupone ;u separación de
pelo del subdesarrollo y de la dependencia, como ha sugerido Paz, la la esfera pública, que en la Europa del siglo XIX había fosarrollado sus
literatura viene a ser un espacio excepcional, donde la cultura sería capaz propios intelectuales "orgánicos", sus propios aparatos aiministrativ os y
de proyectar una modernidad compensator ia de las desigualdades del de- discursivos. En Arrlérica Latina los obstáculos que confro1tó la institucio-
sarrollo de las otras instituciones sociales? nalización genera1, paradójicam ente, un campo literario cuya autoridad
En respuesta a esta problemática nuestra lectura se propone articular política no cesa, a.ín hoy, de manifestarse. De ahí que la literatura, desi-
un doble movimiento; por un lado, la exploración de la literatura como un gualmente moderna, opere con frecuencia como un discu1so encargado de
discurso que intenta autonomizar se, es decir, precisar su campo de autori- proponer soluciones a enigmas que rebasan los límites convencionales del
dad social; y por otro, el análisis de las condiciones de imposibilidad de su campo literario in;titucional.
institucionalización. Dicho de otro modo, exploraremo s la modernización Ahora bien, ¿significa esto que la literatura continuaba ejerciendo ta-
desigual de la literatura latinoamericana en el periodo de su emergencia. reas estatales en el fin del siglo, y que los impulsos de la autonomización
No se trata, por cierto, de un análisis estrictament e sociológico. Si bien literaria eran sólo la "máscara" de un sistema tradicional? Si Martí no
el concepto de la literatura como institución -como campo encargado de era un letrar/o, si su discurso no estaba acreditado por la ley, por lo
la producción de ciertas normas discursivas con relativa especificidad político-estatal, ¿qué diferencia la intervención política de su escritura de la
social- es una de las matrices teóricas de nuestro análisis, más que autoridad pública de las generaciones anteriores? Preguntas como éstas
estudiar los "temas" o "contenidos" ideológicos nos interesa investigar la nos llevan, en los primeros capítulos del libro, a explorar los roles de la
autoridad problemática del discurso literario y los efectos de su moderni- escritura en el proceso de organización de los estados nacionales antes del
zación desigual en la superficie misma de sus formas . El análisis de las último cuarto de siglo. Según veremos en la lectura del Facundo, de las
aporías irreductibles que hasta hoy ha confrontado la autonomización políticas de la lengua en Bello, y en el análisis selectivo del lugar de las
literaria quizás podría contribuir a explicar la heterogeneidad formal de la "letras" en la educ:ación y el periodismo, la escritura proveía un modelo,
literatura latinoamericana, la proliferación, en su espacio, de formas híbri- un depósito de forrmas, para la organización de las nuevras naciones; su
das que desbordan las categorías genéricas y funcionales canonizadas por relativa formalidacd era uno de los paradigmas privilegfados del sueño
la institución en otros contextos. modernizador, que proyectaba el sometimiento de la "barbiarie" al orden de
De ahí, entre otras cosas, que al acercarnos a los primeros impulsos de los discursos, de ha ciudadanía, del mercado, del Estado moderno. Esas
la autonomización, en el fin de siglo y en el modernismo, evitaremos la lecturas iniciales mos permitirán . especificar luego las tr:ansfor'maciones
entrada principal al "interior" literario; procederemo s lateralmente , le- que posibilitan la e!mergencia de la literatura finisecular qtue, incluso en el
yendo formas, como la crónica, donde la literatura representa, a veces caso de la intervemción pública -en el periodismo, por ejemplo- com-
ansiosamente, en el periódico, su encuentro y su lucha con los discursos prueba unos dispo>sitivos de trabajo y autorización, una relación con la
tecnologizados y masificados de la modernidad. Leeremos la heterogenei- lengua y otras práicticas discursivas que nos parecen irneductibles a las
dad formal de la crónica como la representación de las contradicciones que normas de la comuinicabilidad letrada tradicional.
Así como la exp>loración de Ja hibridez de la crónica pOJdría parecer un
confronta la autoridad literaria en su propuesta -siempre frustrada- de
"purificar" y homogeneiza r el territorio propio ante las presiones e inter- acercamiento un ttanto irónico a la voluntad de autonoimía literaria, a
pelaciones de otros discursos que limitaban su virtual autonomía. No primera vista resu11ta paradójico que Martí constituya eH disparador de
leeremos la crónica modernista (Dado, GOmez Carrillo, Casal, Gutiérrez nuestra reflexión ssobre el relativo desprendimi ento de la1 literatura de la
Nájera y particularme nte MartiÍ) como una forma meramente suplemen- esfera pública o esttatal. Martí, no cabe duda, fue un escriitor político. De
taria de la poesía, ni como un simple modus vivendi de los escritores; nos ahí que para muchtos su "vida y obra" cristalicen la integrridad, la sfncesis
parece, más bien, que la heterogeneid ad de la crónica, la mezcla y choque de imperativos écicco-polícicos con exigencias propiamente ! literarias. En la
PRÓLOGO 15
14 PRÓLOG O

de la lectun, correspo nde nuevam ente a doble movimi ento de nues:ras


historia de sus lecturas y de su canonización, Marcí normalm ente figura hipótesi s scbre la autonomización. Si 10 hemos reducido la lectu·a a
como un sujeto orgánico, como una "estatua de granito" -al decir de material es nás homogé neamen te litera~ios, es porque pensamos, Jre-
Enrique José Varona - que logra condens ar la fragmentación moderna.
cisamente, 1ue la categoría de la litencura ha sido problemátiG en
Su politizac ión parecerí a hacer posible un discurso insepara ble de la vida, América La:ina. De ahí que al explora r a volunta d moderna de autmo-
una literatur a orientad a por la acción, una estética controla da por requisi- mizació n, t¡mbién leamos la heterogeneidad de los presupu estos ce la
tos éticos, y sobre todo, una autoridad definida por las exigencias de la autorida d literaria en Martí y el fin de si5lo, no como un hecho aislaio y
vida pública.
excepcional, sino como una muestra de h relatividad de la separació1 de
En ese sentido, Martí es figura de una heroicidad plename nte moderna , roles y funciones discursivas que disting• e la producción intelectual lati-
en tanto parecier a superar, mediant e la voluntad heroica, una serie de noameri cana, incluso en sus instancias 111ás autónom as o "puras". :Pero
contradicciones que, en todo caso, los letrados de las generaciones prece- tampoco leeremos esa multiplicidad de roles como índice de un tipo de
dentes no tuvieron que confront ar. Marcí es un "héroe" moderno preci- autorida d tndicion al o armonio sa, ni como instancia de un campo intdec-
samente porque su intento de sintetiza r roles y funciones discursivas
tual pre-mcd erno: aun en los escritores más politizados, es notable la
presupo ne las antítesis generad as por la división del trabajo y la fragmen - tensión entre las exigencias de la vida pública y las pulsiones de la litera-
tación de la esfera vital relativam ente integrad a en que había operado la tura. Esa tensión es una de las matrices de la literatur a moderna latinoa-
escritura de los letrados. En Marcí, la tensión entre el discurso literario y merican a ; es un núcleo generad or de formas que con insistencia han
otras zonas del tejido de la comunicación social es el referent e negado o propues to resoluciones de la contradicción matriz. No pretende remos
"superado" por la voluntad heroica. La insistencia misma con que a Martí
disolver la tensión, ni aceptaremos de anteman o los reclamos de síntesis
se le ha querido distanciar de la tendencia a la autonomización literaria que, que propone n muchos escritores; veremos, más bien, cómo esa contradic-
hasta cierto punto determin a los proyectos modernistas, no es sino un ción inten~ifica la escritura y produce textos.
buen índice de que incluso en Marcí, en contrast e con los letrados, la Finalme nte, una palabra sobre la segunda parte del libro, que comienza
escritura ya comenzaba a ocupar un lugar diferenciado de la vida pública, con una serie de lecturas de las Escenas norteamericanas de Martí y se
un lugar de enunciación fuera del Estado y crítico de los discursos domi- desliza, previsib lemente , hacia un análisis de "Nuestr a América" (texto
nantes de lo político-estatal. La intensa politización marciana, su proyecto escrito en Nueva York) y del ensayismo latinoam ericanis ta de fines y
de convertirse en "poeta en actos'', de llevar la palabra al centro de la vida comienzos de siglo. Poco estudiadas, las Escenas son una serie de crónicas
colectiva, fue un intento de responder, a veces exacerbadamente, a lo que él sobre la vida norteamericana que Marcí escribió entre 1881 y 1882 para
consideraba la alienación del poeta en la modernidad, su exilio de la polis y numerosos periódicos latinoam ericanos , particul armente lA Nación de
su distanciamiento, incluso, de la lengua materna. Pero la misma intensidad Buenos Aires, El Partido Liberal de México y lA Opinión Nacional de
de ese vitalismo apunta, con el acento de su insistencia, a la fragmen ta-
Caracas. Ese voluminoso conjunto de. crónicas configura una notable re-
ción, a fa disolución del sistema tradicional de las "letras", modelo de la
flexión, no :sólo sobre múltiples aspectos de la cotidianidad en una socie-
comunicabilidad social. De ahí que Martí sea uno de los primero s escrito-
dad capitalüsta avanzada, sino también sabre el lugar del que es~ribe -el
res modernos latinoamericanos, a la vez que la heterogeneidad de su dis- intelectual Datinoa merican o- ante la modernidad. Por el reverso de la
curso y la multiplicidad de sus roles nos recuerdan el estatuto tan proble- representaCiiÓn de la ciudad, de sus máquiinas y muchedumbres, el discurso
mático de esa categoría -la del escritor moderno, especia lizado- en marciano genera y se nutre de un campo de "identidad" construido me-
América Latina.
diante su otposición a los signos de una moderni dad amenaza nte si bilen a
Tampoc o nos propone mos, por cierto, estetizar a Martí. Decir que veces desea1da. Articulado desde una mirada y una voz enfática mente
Martí habla de la política y de la vida desde una mirada, desde un lugar de literaria (qwe sin embargo opera desde e:I lugar heteróno mo del peniódi-
enunciación (desigualmente) literario, no implica un juicio de valor. Sim- co), ese campo progresi vamente asume, •en las Escenas, la defensa die los
plement e intentar emos precisar los dispositivos de autorización de esa valores "esttéticos" y "culturales" de Arrnérica Latina, oponiéndolos a la
mirada que propone , ante los enigmas de la política (en "Nuestr a Améri- modernidacll, a la "crisis de la experienci1a'', al "materia lismo" y al pooder
ca'', por ejemplo ) soluciones relacionadas con el emergen te campo li- económico cdel "ellos" norteamericano.
terario, cuya autonomía e institucionalidad eran a su vez sumame nte En las Esrcenas Marcí anticipa una seri<e de dispositivos de legitima1ción
problemáticas.
y algunos trropos claves de lo que Rodó llaimará, unos años después, "mues-
En efecto, la selección de Marcí -model o, aún hoy, para muchos, del tra moderma literatura de ideas", ligada1al ensayismo latinoameric~nis-
escritor político latinoam ericano - como uno de los objetos privilegiados
16 PRÓLOGO

ta de comienzos de siglo. En cierta medida, esa retórica latinoamerica-


nista, que presupone una autoridad, un modo estético de "proteger" y
seleccionar los materiales de "nuestra" identidad, posibilitó en Martí y PRIMERA PARTE
muchos de sus contemporáneos una aparente resolución de la soledad del
escritor que MartÍ ya presentía en el Prólogo. En el ensayismo -"Nuestra
América" y algunas crónicas anteriores de Martí son los primeros ejem-
plos- la literatura comienza a autorizarse como un modo alternativo y
privilegiado para hablar sobre la política. Opuesta a los saberes "técni-
cos" y a los lenguajes "importados" de la política oficial la literatura se
postula como la única hermenéutica capaz de resolver los enigmas de la
identidad latinoamericana. Martí solía decir que no habría literatura hasta
que no existiese América Latina. Si la identidad no es desde siempre un
dato externo al discurso que la nombra -sí la forma, la autoridad y el peso
institucional del sujeto que la designa determinan en buena medida el
recorte, la selección de los materiales que componen la identidad- acaso
hoy podríamos decir, recordando a Martí, que no habría Latinoamérica
hasta que no hubiese un discurso autorizado para nombrarla. La literatura
cargaría con el enorme y a veces imponente peso de esa representatividad.
...
Uno firma -es ley del género- pero siempre son colectivas las condi-
ciones de posibilidad. Agradezco, sobre todo, el apoyo y la compañía de
Margherita Anna :rortora, y en algunos momentos claves, su saludable
distancia de este proyecto. Agradezco la solidaridad y las sugerencias de
varios compañeros de la Universidad de Prínceton que me soportaron, en
más de un sentido, durante el proceso de investigación y escritura del
trabajo. Menciono sólo a algunos que leyeron y comentaron partes del ma-
nuscrito: Antonio Prieto, María Elena Rodríguez Castro, Edgardo Moctezu-
ma, Antonio Vera-León, Stephanie Sieburth y Humberto Huergo. Muy
agradecido. A Sylvia Molloy y a Josefina Ludmer les agradezco el rigor y la
generosidad de sus lecturas, así como las muchas conversaciones en que fui
tanteando estas ideas. Sin el estímulo de Ángel Rama este trabajo no hubiera
superado los primeros esbozos. Agradezco, finalmente, la amistad y el diálo-
go de mis colegas de Emory University, especialmente Emilia Navarro, Ri-
cardo Gutiérrez y los profesores visitantes Fernando Balseca, Osear Mon-
tero y Rubén Ríos.
También quiero dejar constancia del apoyo de una beca del Programa
de Estudios Latinoamericanos de Princeton que me permitió viajar a la
Argentina en julio de 1983 para consultar La Nación de Buenos Aires.
Una beca de verano del National Endowment for the Humanities y un
semestre de licencia auspiciado por el Emory Research Committe me faci-
litaron la revisión del libro.

Potrebbero piacerti anche