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“Le guste o no le guste a la Argentina –dijo el Dr.

Prebisch- hay que hacer en empréstito y lo digo


sin eufemismos. Sea crédito, importación con pago diferido o empréstito sencillamente, no hay
nada de malo en ello si se hace con manos limpias y con dignidad y si luego se lo aplica
honradamente a bienes de capital y no a consumos…”
La Nación, 16 de diciembre de 1955.

“¿Hacia dónde vamos? (…) El plan Prebisch significará la transferencia de una parte sustancial de
nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el
consumo, en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de la desocupación. (…) La mayor
parte de la industria, que se sustentaba en el fuerte poder de compra de las masas populares, no
tardará en entrar en liquidación. Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de
todos los días. (…) Los productores agrarios, que en un momento verán mejorar su situación, no
tardarán en caer en las ávidas fauces de los intermediarios y de los consorcios de exportación…”
Jaureche, Arturo. Del Plan Prebisch a Krieger Vasena.

“(…) todo trabajador luchará con las armas y medios que tenga a su alcance para aniquilar
definitivamente a los traidores de la causa del pueblo que se han levantado contra el gobierno y
los que intentaren hacerlo.”
La Nación, 19 de septiembre de 1955.

“En enero de 1956 (…) nos conocimos con Arturo Frondizi. Desde el primer encuentro (…)
empezamos a trabajar en forma compartida. La constante ha sido el análisis de los problemas
nacionales a la luz de la metodología que la ciencia nos ofrece y que es aplicable al estudio de la
realidad social y política. (…) propuestas fundamentalmente innovadoras que levantamos:
definimos el papel del capital extranjero sobre la base de su destino (liberador si contribuye a
integrar la estructura productiva, esclavizante si permanece en el circuito financiero o en
actividades ligadas al esquema agroimportador), (…) determinamos las prioridades de la
inversión para lanzar el país a su desarrollo (acero, petróleo, carbón, petroquímica, fabricación
de maquinaria, tecnificación agraria, transportes y comunicaciones), explicamos la necesidad de
la libertad de enseñanza para abrir las compuertas de la educación a todos en un país que debía
formar numerosas camadas de técnicos y profesionales, sostuvimos firmemente la necesidad de
un movimiento obrero unido y fuerte, y de una profunda pacificación sobre la base del respeto a
la legalidad. Todas esas propuestas fueron la base del programa de gobierno aplicado –
parcialmente, es cierto, pero con éxito- entre 1958 y 1962.”
Frigerio, Rogelio.

“Entre 1958 y 1962 se produce una significativa incorporación de capital extranjero -550 millones
de dólares aproximadamente- que se destina a instalar empresas extranjeras en la actividad
industrial para abastecer la demanda interna. Las mismas estuvieron centradas
mayoritariamente en la producción química y petroquímica así como en la producción de
automotores, las que en conjunto recibieron el 66% de la inversión extranjera directa registrada
en el período.”
Basualdo, Eduardo. Deuda externa y poder económico en la Argentina.

“Situación actual: Inflación, pobreza, crisis.


Medidas: Libertad para producir y comerciar.
Efecto Inmediato: Bajará el nivel de vida.
Objetivo: Promover nuevas fuentes de riqueza.
Plazo: 24 meses para la recuperación total.”
Clarín, 30/12/1958

“En cambio, la guerra revolucionaria como fenómeno social contemporáneo, significa hoy el
choque entre dos civilizaciones. Su conducción en el bando rojo se encuentra en manos de
líderes profesionales, responsables de llevar a cabo la revolución que concrete la implantación
paulatina del comunismo en el mundo.
Esta guerra, en la que el mundo ya se encuentra empeñado, frecuentemente no presenta frentes
ni operaciones formales; no comienza en las fronteras ni se inicia con declaración alguna;
tampoco aparece fatalmente como con fisonomía comunista definida, sino como cosa de ´lobos
con pieles de corderos´. Como las enfermedades degenerativas, exige un ´diagnóstico precoz´ y la
intervención quirúrgica apartada de las técnicas militares tradicionales.”
Revista de la Escuela Superior de Guerra, 1960.

“En resumen, el plan consistía en lo siguiente:


1- Congelamiento de salarios, mediante una ley que suspendió las convenciones colectivas de
trabajo.
2- Devaluación del 40 por ciento.
3- Elevación de la carga tributaria y restricciones al crédito.
4- Contención del precio de la carne para restarle influencia en el índice del costo de vida.
5- Acuerdo de precios con las grandes empresas manufactureras.
6- Promoción de las exportaciones ´no tradicionales´.”
Frigerio, Rogelio. El Plan Krieger.

“El movimiento, una vez en la calle y, sobre todo, en los primeros momentos, contó con la
adhesión masiva de la población. Los barrios burgueses colaboraron en forma espontánea y
entusiasta en la acción, dando material combustible a los revoltosos. (…) La juventud rechaza la
antigua antinomia: marxismo-cristianismo o marxismo-nacionalismo, para aunarse en un solo
movimiento, fundamentalmente anticapitalista, con todas sus implicancias.”
Sobre el Cordobazo, Alejandro Lanusse, Mi testimonio.

“El planteo de la lucha armada irrumpe en el PRT, entonces, no a través de estudiantes e


intelectuales revolucionarios influidos por la experiencia revolucionaria de otros países. Surge de
la experiencia directa de las masas obreras argentinas y es incorporado al partido por su
vanguardia, que ha recorrido previamente el camino de la lucha pacífica, que ha comenzado por
huelgas corrientes, por la participación en elecciones, que ha pasado a la ocupación de fábricas
con rehenes, a las manifestaciones callejeras violentas, hasta que, cerradas todas las
posibilidades legales con la asunción de Onganía, se orienta correctamente hacia la guerra
revolucionaria.”
Santucho, Mario. Introducción a las Resoluciones del V Congreso, 1970.

“El 4 de junio de 1975, el Ministro de Economía, Celestino Rodrigo, anunció una devaluación de
dimensiones insólitas para la economía argentina: 160% de incremento para el tipo de cambio
utilizado en transacciones comerciales (de $10 a 26 por dólar), 100% para el tipo usado en
transacciones financieras de $15 a $30. (…) A partir de junio de 1975 los ingresos reales de los
salarios cayeron alrededor de 50% respecto de los niveles anteriores. Los niveles salariales no se
volvieron a recuperar en todo el quinquenio siguiente. (…) la inflación incentivó la fuga masiva y
desesperada de la tenencia de pesos para tratar de mantener el valor poseído adquiriendo
divisas. El alza de los precios y la fuga del dinero llevó al desarrollo de nuevos mecanismos en el
mercado financiero que no existían, o tenían muy escasa difusión, en los años anteriores. “
Schvarzer, Jorge. Martínez de Hoz: la lógica política de la política económica.

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