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He experimentado lo peor,
Perturbando en un susurro
¿Hacia dónde?
En silencio lo he de hacer.
Respuesta de la naturaleza:
Fantasma.
Helada a medianoche.
Un viejo marinero se encuentra con tres Galanes convidados a una fiesta de bodas, y detiene a
uno.
Es un viejo Marinero,
El Invitado-a-la-Boda queda hechizado por el ojo del viejo navegante, y obligado a oír su relato.
frente a la colina
Se metió en el mar.
La tierra de hielo, y de sonidos temibles, donde no había cosa viva para ver.
y hospitalidad.
¡Y vean! el Albatros probó ser un ave de buen augurio, y siguió al barco mientras éste volvía hacia
el norte a través de
Yo maté al Albatros.
Parte Segunda
Sus compañeros de barco gritan contra el viejo Marinero por matar al ave de buena suerte.
Pero cuando la niebla se disipó, lo justifican, y eso los hace a ellos mismos cómplices del crimen.
"Ni pálido ni rojo, como la misma cabeza de Dios,
La brisa buena continúa; el barco entra al Océano Pacífico, y navega hacia el norte, hasta que éste
alcanza la línea.
"Un espíritu los había seguido, uno de los invisibles habitantes de este planeta, ni difuntas almas ni
ángeles; en lo que concierne a éstos, el culto Judío, Josefo, y el Platónico de Constantinopla,
Miguel Psellus, pueden ser consultados.
Los navegantes, en su dolorosa zozobra, querían echar toda la culpa al viejo Marinero: como señal
de esto, colgaron el muerto pájaro-de-mar alrededor de su cuello.
Parte tercera:
Un algo en el cielo.
Un resplandor de felicidad
Y el horror viene. Porque ¿puede ser un barco que avance sin viento ni olas?
Y sus costillas se ven como barrotes sobre la cara del Sol poniente.
La Muerte y la Vida-en-Muerte han tirado los dados por la tripulación del barco, y ella (la última)
gana al viejo Marinero.
Disparó el barco-espectro.
Al levantarse la luna
En el arriba se inclinan.
(Y yo no oí ni suspiro ni quejido)
Pero el viejo Marinero le asegura su vida corporal, y procede a relatar su horrible penitencia.
Mi alma en agonía."
En su soledad e inmovilidad el añoraba la Luna viajante, y las estrellas que aún permanecían,
aunque todavía más adelante; y en todas partes el cielo azul pertenece a ellas, y es su designado
descanso y su país nativo y su propio hogar natural. En el que entran sin anunciarse, como señores
que son seguramente esperados, y sin embargo hay un placer silencioso a su llegada.
Su belleza y su felicidad.
Parte quinta:
No vino de cerca;
Pero no por las almas de los hombres, ni por los demonios de la tierra o del aire intermedio, sino
por una bendita tropa de espíritus angélicos, enviados por la invocación del santo guardián.
El solitario espíritu del polo sur lleva al barco hasta la Línea, obediente de la tropa angélica, pero
aún requiere venganza.
Los demonios compañeros del Espíritu Polar, los habitantes invisibles del elemento, toman parte
en su daño.
Yo no lo puedo afirmar;
Dos de ellos relatan, uno al otro, esa larga y pesada penitencia que para el viejo Marinero había
sido acordada por el Espíritu Polar, que retorna al sur.
Al inofensivo Albatros.
Parte sexta:
Primera Voz
Segunda Voz
Primera Voz
Porque el poder angélico impulsa a la nave hacia el norte más rápido que lo que ninguna vida
humana podría soportar.
Segunda Voz
En la onda o en la sombra.
En mí solo soplaba.
Y la sombra de la Luna.
El sereno campanario.
Los espíritus angélicos dejan los cuerpos muertos, y aparecen en sus propias formas de luz.
Y levantándose de la misma,
Y vi un bote aparecer.
Parte séptima:
El correr de mi arroyo-del-bosque;
Y se derrumbó de pronto;
El viejo Marinero ruega con insistencia al ermitaño que lo confiese; y la expiación de por vida cae
sobre él.
Y desde aquel tiempo y a través de su vida futura una agonía lo obliga a viajar de tierra en tierra.
A él mi historia le enseño.
Y para enseñar, por su propio ejemplo, amor y reverencia a todas las cosas que Dios hizo y ama.
"¡Adiós, adiós! pero esto te digo
Aun lo contemplo,