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Desesperacion.

Despair, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

He experimentado lo peor,

Lo peor que el mundo puede forjar,

Aquello que urde la vida indiferente,

Perturbando en un susurro

La oración de los moribundos.

He contemplado la totalidad, desgarrando

En mi corazón el interés por la vida,

Para ser disuelto y alejado de mis esperanzas,

Nada resta ahora ¿Por qué vivir entonces?

Aquel rehén, que el mundo mantiene cautivo

Otorgando la promesa de que aún vivo,

Aquella esperanza de mujer, la pura fe

En su amor inmóvil, que celebró en mi su tregua

Con la tiranía del amor, se han ido.

¿Hacia dónde?

¿Qué puedo responder?

¡Se han ido! ¡Debería romper el infame pacto,

Este vínculo de sangre que me ata a mí mismo!

En silencio lo he de hacer.

El argumento del suicidio.

The Suicide's Argument; Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Antes del inicio de mi vida, si lo deseaba o no,

nadie jamás me lo preguntó —de otro modo no podía ser—

Si la vida era la pregunta, una cosa enviada por intentar,


y si vivir es decir SÍ, ¿qué puede ser el NO? Morir.

Respuesta de la naturaleza:

¿Se retorna igual que al ser enviado? ¿No es peor el desgaste?

¡Piensa primero en lo que ERES! ¡Sé conciente de lo que ERAS!

Te he dado inocencia, te he dado esperanza,

Te he dado salud, y genio, y un amplio porvenir,

¿Retornarás culpable, aletargado, desesperado?

Haz un inventario, examina, compara.

Entonces muere, si es que a morir te atreves.

Fantasma.

Phantom, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Todo aspecto y semejanza terrenal,

todo accidente de la casta y el nacimiento

han pasado. No había rastros

del azar en su rostro iluminado,

alzado de la áspera piedra su espíritu era sólo suyo;

ella, ella misma y solamente ella

brilló a través de su cuerpo.

Helada a medianoche.

Frost at midnight, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

La helada cumple su oficio secreto

sin auxilio del viento. Un búho vuelca

su chillido en la noche -escucha- inmensa.


Todos descansan y yo me entrego a esa

soledad que propicia el desvarío.

Tan sólo queda junto a mí, en su cuna,

el reposado sueño de mi hijo.

¡Es tan tranquilo! Tanto que turba

el pensamiento con su extremo y raro

silencio. ¡Mar, colina y arboleda,

junto a este pueblo! ¡Mar, colina y bosque

con los cotidiano de la vida,

inaudibles cual sueños! La azul llama,

quieta en el hogar, ya no tiembla;

sólo esa cinta interrumpe la calma,

agitándose aún sobre la verja.

Su meneo en la calma de esta escena

le da una semejanza con mi vida,

la toma una amigable forma cuyo

endeble flamear hace un juguete

del pensamiento y es interpretada

a su modo por el alma, que busca

en cada cosa un espejo de sí misma.

La balada del viejo marinero.

The Rime of the Ancient Mariner, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Un viejo marinero se encuentra con tres Galanes convidados a una fiesta de bodas, y detiene a
uno.

Es un viejo Marinero,

Y detiene a uno de tres.


"Por tu larga barba gris y tu brillante ojo,

Ahora, dime, ¿por qué me detienes?

Las puertas del Novio están abiertas de par en par;

Y yo soy pariente cercano;

Los invitados se encuentran; la fiesta comienza:

Puedes oír el feliz clamor."

Él lo detiene con su mano huesuda,

"Había una vez un barco," cita él.

"¡Suéltame! ¡saca tu mano, pajarraco-barba gris!"

Rápido su mano deja caer.

El Invitado-a-la-Boda queda hechizado por el ojo del viejo navegante, y obligado a oír su relato.

Él lo detiene con su ojo brillante-

El Invitado a la Boda se queda quieto,

Y escucha como un niño de tres años:

El marinero hizo lo que quiso.

El Invitado a la Boda se sentó en una piedra:

No puede elegir sino oír;

Y así le habla el hombre antiguo,

El Marinero de ojos que brillan.

"El barco saludado, el puerto despejado,

tan felices pasamos frente a la iglesia,

frente a la colina

frente a la cima del faro.


El Marinero cuenta cómo el barco navegó hacia el sur con buen viento y despejado clima, hasta
que llegó a la Línea.

"El Sol salió por la izquierda,

¡Fuera del mar salió él!

Y rayó brillante, y a la derecha

Se metió en el mar.

"Alto y más alto cada día,

hasta sobre el mástil a mediodía-"

El Invitado a la Boda golpea aquí su pecho

Pues ha escuchado el fuerte fagot.

El Invitado a la Boda escucha la música nupcial; pero el Marinero continúa su relato.

La novia ha entrado en el salón,

Roja es ella como una rosa;

Moviendo sus cabezas delante de ella van

Los felices trovadores.

El Invitado a la Boda golpea su pecho,

Pero no puede elegir sino oír;

Y así le habla el hombre antiguo

El Marinero de ojos que brillan.

El barco es arrastrado por una tormenta hacia el polo sur.

"Y ahora vino el golpe de la Tormenta, y él


Era fuerte y tiránico:

Golpeó con sus alas que todo cubrían

Y nos ahuyentó hacia el sur.

"Con mástiles torcidos y proa sumergida,

Como el perseguido a gritos y a golpes

Aun pisa la sombra de su enemigo

y hacia adelante dobla su cabeza,

El barco iba rápido, fuerte rugía el estrépito

Y hacia el ojo del sur escapábamos.

"Y ahora vino la nube y la nieve,

Y hubo un frío extraordinario:

Y el hielo, alto como el mástil, vino flotando

Tan verde como la esmeralda.

La tierra de hielo, y de sonidos temibles, donde no había cosa viva para ver.

"Y a través de las corrientes los riscos nevados

que sí daban un desolado brillo:

Ni formas de hombres ni bestias vimos-

El hielo estaba entre todo.

"El hielo estaba aquí, el hielo estaba allí,

El hielo estaba todo alrededor:

¡Crujía y gruñía, y rugía y aullaba;

Como ruidos en lo salvaje!


Hasta que un gran pájaro de mar, llamado el Albatros, atravesó la niebla-de-nieve, y fue recibido
con gran alegría

y hospitalidad.

"Al fin cruzó un Albatros

A través de la niebla vino;

Como si hubiera sido un alma Cristiana,

Le gritamos en el nombre de Dios.

"Comió la comida que nunca comiera;

Y círculos y círculos voló.

¡El hielo se dividió con un ataque de trueno

El timonel a través nos dirigió!

¡Y vean! el Albatros probó ser un ave de buen augurio, y siguió al barco mientras éste volvía hacia
el norte a través de

la niebla y el hielo flotante.

"Y un viento bueno del sur se levantó detrás;

El Albatros aún seguía,

¡Y cada día, por juego o comida,

Venía al grito de los marineros!

"En nube o bruma, en mástil o velas,

Se posó durante nueve vísperas;

Mientras toda la noche, a través del humo

Brillaba la luna blanca.

El viejo Marinero inhospitalariamente mató al ave piadosa de buen augurio.


"Dios te salve, viejo Marinero,

de los demonios que por esto serán plaga!-

¿Por qué miras así? Con mi ballesta

Yo maté al Albatros.

Parte Segunda

"El Sol surgió ahora a la derecha:

Fuera del mar salió él,

Aún escondido en brumas; y a la izquierda

Bajó dentro del mar.

"Y el buen viento del sur aún soplaba detrás,

Pero ningún dulce pájaro venía

¡Ni un solo día por juego o comida

Vino al grito de los marineros!

Sus compañeros de barco gritan contra el viejo Marinero por matar al ave de buena suerte.

"Y yo había hecho una cosa infernal,

Y tormento les traería

Pues todos afirmaban que yo había matado al ave

Que hacía soplar la brisa

¡Ah, miserable! dijeron ellos, matar al ave

Que hacía soplar la brisa

Pero cuando la niebla se disipó, lo justifican, y eso los hace a ellos mismos cómplices del crimen.
"Ni pálido ni rojo, como la misma cabeza de Dios,

El glorioso Sol se levanta:

Entonces todos afirmaron que yo había matado al pájaro

Que traía la niebla y bruma.

'Qué bien', dijeron ellos, 'matar a esos pájaros,

Que traen la niebla y la bruma'.

La brisa buena continúa; el barco entra al Océano Pacífico, y navega hacia el norte, hasta que éste
alcanza la línea.

"La brisa buena sopló, la espuma blanca voló,

El surco seguía libre detrás;

Éramos lo primero que alguna vez irrumpía

Dentro de ese mar silencioso.

El barco ha sido de repente encalmado

"Abajo cayó la brisa, el velamen cayó abajo,

Más triste no podía ser;

Y hablábamos sólo para romper

El silencio del mar.

"Todo en un cielo caliente y cobrizo,

El Sol sangriento, a mediodía,

Justo arriba del mástil se paraba,

No más grande que la Luna.

"Día tras día, día tras día,


Varados, sin aire ni movimiento

Tan inerte como un barco pintado

Sobre un océano pintado.

Y el Albatros empieza a ser vengado.

"Agua, agua, por todas partes,

Y todas las tablas se achicharraban

Agua, agua, por todas partes

Ni una sola gota para tomar.

"La misma profundidad se pudrió, ¡Oh Dios!

¡Que alguna vez esto fuera posible!

Sí, cosas pegajosas reptaban con patas

Sobre el mar pegajoso.

"Alrededor, alrededor, por un lado y por el otro

Los fuegos de la muerte bailaban a la noche;

El agua, como óleos de una bruja

Ardía verde, y azul, y blanco.

"Un espíritu los había seguido, uno de los invisibles habitantes de este planeta, ni difuntas almas ni
ángeles; en lo que concierne a éstos, el culto Judío, Josefo, y el Platónico de Constantinopla,
Miguel Psellus, pueden ser consultados.

Son muy numerosos, y no existe clima ni elemento sin uno o más.

"Y algunos en sueños aseguraban era

Del espíritu que nos plagaba así;

Nueve brazas profundo él nos había seguido


De la tierra de nube y nieve.

"Y cada lengua, por tanta sed,

Estaba reseca en la raíz;

No podíamos hablar, no más que si

Nos hubieran asfixiado con hollín.

Los navegantes, en su dolorosa zozobra, querían echar toda la culpa al viejo Marinero: como señal
de esto, colgaron el muerto pájaro-de-mar alrededor de su cuello.

"¡Ah! ¡bueno el día! ¡qué malditas miradas

Tuve yo de viejos y jóvenes!

En lugar de la cruz, el Albatros

Alrededor de mi cuello colgaba.

Parte tercera:

Vino un tiempo agotador. Cada garganta

Estaba reseca, y vidrioso cada ojo

Un tiempo agotador! un tiempo agotador!

Qué vidrioso cada ojo agotado,

Cuando mirando al oeste, yo percibí

Un algo en el cielo.

El viejo Marinero percibe una señal en el elemento muy a lo lejos.

"Al principio parecía un pequeño punto,

Y luego parecía una nube;


Se movía y se movía, y tomó al final

Un cierta forma, deseé .

"Un punto, una nube, una forma, lo comprendí!

Y aún se acercaba y se acercaba:

Como si esquivara un alma-del-agua

Se hundía, y se iba, y giraba.

En su mayor acercamiento, a él le parece que es un barco; y con un costoso sacrificio libera su


habla de las ataduras de la sed.

"Con gargantas desabridas, con negros labios cocidos,

No podíamos ni reír ni gemir

Por la extrema sed todos mudos quedamos

Mordí mi brazo, chupé la sangre, Y grité, ¡Un barco! ¡un barco!

Un resplandor de felicidad

"Con gargantas desabridas, con negros labios cocidos,

Maravillados me oyeron gritar

¡Gran merced! ellos de alegría sonrieron,

Y todos de una vez tomaron aliento,

Como si estuvieran tomándose todo.

Y el horror viene. Porque ¿puede ser un barco que avance sin viento ni olas?

"¡Miren! ¡miren! (grité) ¡ya no cambia su dirección!

Hacia acá viene a ayudarnos;

Sin una brisa, sin una ola,


¡Permanece con la quilla alzada!

"La curva del oeste toda estaba en llamas.

¡El día estaba por poco terminado!

Casi sobre la curva del oeste

Descansaba un ancho, brillante Sol;

Cuando esa extraña forma pasó de repente

Entre nosotros y el Sol.

A él le parece sólo el esqueleto de un barco.

"Y enseguida el Sol fue rayado con barrotes

(Madre del Cielo, ¡dadnos gracia!),

Como si a través de una puerta-de-calabozo él espiara

con ancha y ardiente cara.

"¡Ay! (pensé, y mi corazón fuerte latía)

¡Qué rápido se acerca y se acerca!

¿Son esas sus velas que centellean en el Sol,

como inquietos entramados?

Y sus costillas se ven como barrotes sobre la cara del Sol poniente.

"¿Son esas sus costillas a través de las que el Sol

espía, como a través de una celda?

¿Y es esa Mujer toda su tripulación?

¿Es esa una Muerta? y ¿hay allí dos?

¿Es la Muerte pareja de esa mujer?


La Mujer-Espectro y su Pareja-Muerte, y nadie más a bordo del barco de esqueleto.

¡A tal barco, tal tripulación!

"Sus labios eran rojos, su apariencia era libre,

Sus rizos eran amarillos como oro:

Su piel era tan blanca como la lepra,

La Pesadilla Vida-en-Muerte era ella,

Que coagula con frío la sangre del hombre.

La Muerte y la Vida-en-Muerte han tirado los dados por la tripulación del barco, y ella (la última)
gana al viejo Marinero.

"El desnudo barco ruinoso al lado pasó,

Y las dos estaban tirando los dados;

'¡El juego terminó! ¡Yo gané! ¡Yo gané!'

Dijo ella, y silba tres veces.

No hay crepúsculo en las cortes del Sol.

"El borde del Sol se hunde; las estrellas se precipitaron:

De un solo paso viene la oscuridad;

Con susurro oído-lejos, sobre el mar,

Disparó el barco-espectro.

Al levantarse la luna

"¡Escuchamos, y miramos a todos lados arriba!

¡Miedo en mi corazón, como en la taza,


Mi vida-sangre parecía sorber!

Las estrellas eran tenues, y cerrada la noche,

La cara del timonel por su lámpara brillaba blanca;

De las velas el rocío goteaba-

Hasta que trepado sobre la barra del este

La luna cornuda, con una estrella brillante

En el arriba se inclinan.

Uno tras otro.

"Uno tras otro, ante la Luna colgada-de-estrella,

Muy rápido para el quejido o la exhalación

Cada uno giró su cara con horrendo espasmo

Y me maldijo con su ojo.

Sus compañeros caen muertos.

"Cuatro veces cincuenta hombres vivos

(Y yo no oí ni suspiro ni quejido)

Con fuerte golpe, una masa sin vida,

Caían uno por uno.

Pero la Vida-en-Muerte comienza su trabajo en el viejo Marinero.

"¡Las almas desde sus cuerpos volaron,

Escaparon a la dicha o a la pena!

Y cada alma, me pasaba al lado

Como el silbar de mi ballesta!"


Parte cuarta:

El Invitado a la Boda teme que un espíritu le esté hablando.

"¡Miedo me das, viejo Marinero!

¡Miedo me da tu mano huesuda!

Y eres largo, y flaco, y marrón,

Como es la ribeteada arena-del-mar.

Pero el viejo Marinero le asegura su vida corporal, y procede a relatar su horrible penitencia.

"Miedo me das, y tu ojo brillante,

Y tu mano huesuda tan marrón."-

"No temas, no temas, tú, Invitado-de-la-Boda!

Este cuerpo no se cayó."

"Solo, solo, completamente, solo, solo,

Solo en un ancho, ancho mar!

Y nunca un santo tuvo piedad de

Mi alma en agonía."

Él desprecia las criaturas de la calma.

"Tales hombres, tan hermosos!

Y todos ellos muertos yacían:

Y miles de miles de cosas pegajosas

Vivían aún, y yo también.


Y envidia el que ellas vivieran, y tantos yacieran muertos.

"Miré sobre el mar podrido

Y aparté mis ojos lejos;

Miré sobre la cubierta podrida

Y allí los hombres muertos yacían.

"Miré al Cielo, y traté de rezar;

Pero cuando una plegaria había surgido,

Un malvado susurro venía, y hacía

Mi corazón tan seco como el polvo.

"Cerré mis párpados, y los mantuve cerrados,

Y los globos como pulsos latían;

Porque el cielo y el mar, y el mar y el cielo,

Eran como una carga en el ojo agotado,

Y los muertos estaban a mis pies.

Pero la maldición vive para él en el ojo de los hombres muertos.

"El sudor frío corría de sus miembros,

Ni se pudrieron ni emanaron olor:

La mirada que ellos posaban en mí

Nunca había de terminar.

"La maldición de un huérfano arrastraría al Infierno

Un espíritu de las alturas;

Pero ¡oh! ¡más horrible que eso

Es la maldición en el ojo de un hombre muerto!


Siete días, siete noches, vi esa maldición,

Y aún yo no podía morir.

En su soledad e inmovilidad el añoraba la Luna viajante, y las estrellas que aún permanecían,
aunque todavía más adelante; y en todas partes el cielo azul pertenece a ellas, y es su designado
descanso y su país nativo y su propio hogar natural. En el que entran sin anunciarse, como señores
que son seguramente esperados, y sin embargo hay un placer silencioso a su llegada.

"La Luna moviente subió al cielo,

Y en ninguna parte demoró

Suavemente iba subiendo,

Y una estrella o dos al lado-

"Sus rayos burlaban la abrasante inmensidad,

como escarcha de Abril esparcida;

Pero donde estaba la sombra del abrazo del barco

El agua encantada quemaba

Un quieto y terrible rojo.

Por la luz de la Luna él contempla las criaturas de Dios en la gran calma.

"Más allá de la sombra del barco,

observé las serpientes marinas:

Se movían en huellas de reluciente blanco,

Y cuando se encabritaban, la luz élfica

Caía en canosas escamas.

"Entre la sombra del barco

observé su rico atuendo:

Azul, verde satinado, y negro de terciopelo,


Serpenteaban y ondulaban; y cada huella

era un resplandor de fuego dorado.

Su belleza y su felicidad.

Él los bendice en su corazón.

"¡Oh felices cosas vivas! ninguna lengua

su belleza podría declarar.

Una fuente de amor fluyó de mi corazón,

Y los bendije sin saber:

Seguro mi buen santo tuvo piedad de mí,

Y los bendije sin saber.

El hechizo comienza a romperse.

"En ese mismo momento pude rezar;

Y desde mi cuello tan libre

El Albatros cayó, y se hundió

Como plomo en el mar.

Parte quinta:

"¡Oh sueño! ¡Es una cosa suave,

Amada de polo a polo!

La Reina María alabada sea!

Ella envió el suave sueño desde el Cielo,

Que se deslizaba en mi alma.


Por gracia de la sagrada Madre, el viejo Marinero es refrescado con lluvia.

"Los tontos baldes en la cubierta,

Que tanto tiempo habían permanecido,

Soñé que se llenaban con rocío;

Y cuando desperté, llovía.

"Mis labios estaban mojados, mi garganta estaba fría.

Mis ropas todas húmedas;

Seguro había bebido en mis sueños,

Y aún mi cuerpo bebía.

"Me moví, y no pude sentir mis miembros:

Estaba tan liviano -casi

Pensé que había muerto en el sueño,

Y era un fantasma bendecido.

Él oye sonidos y ve extrañas vistas y conmociones en el cielo y el elemento.

"Y pronto oí un viento rugiente:

No vino de cerca;

Pero con su sonido agitó las velas,

Que eran tan finas y secas.

"El aire de arriba explotó a la vida;

Y el fulgor de cien banderas-de-fuego

Adelante y atrás eran agitadas!

Y adelante y atrás, y adentro y afuera,


Entre las lánguidas estrellas.

"Y el viento que se acercaba rugía más fuerte,

Y las velas suspiraban como juncos

Y la lluvía caía desde una nube negra;

La Luna estaba en su borde.

"La espesa nube negra se quebró, y aún

La Luna estaba a su lado:

Como aguas disparadas desde algún alto risco,

El relámpago bajó como nunca su arpón

Un río escarpado y ancho.

Los cuerpos de la tripulación del barco son animados, y el barco se mueve.

"El fuerte viento nunca alcanzó al barco,

¡Pero ahora el barco se movía!

Bajo el relámpago y la Luna

Los hombres muertos lanzaron un gruñido.

"Gruñeron, se revolvieron, todos se levantaron,

Ni hablaban, ni movían sus ojos;

Había sido extraño, hasta en un sueño,

Haber visto a esos hombres muertos levantarse.

"El timonel condujo, el barco se movió;

Pero nunca una brisa sopló;

Los marineros todos ajustaron las cuerdas

Donde acostumbraban hacer.


Levantaron sus miembros como herramientas sin vida

Éramos una horrenda tripulación.

"El cuerpo del hijo de mi hermano

Parado a mi lado, rodilla con rodilla:

El cuerpo y yo tiramos de una cuerda,

Pero nada él a mí me dijo.

Pero no por las almas de los hombres, ni por los demonios de la tierra o del aire intermedio, sino
por una bendita tropa de espíritus angélicos, enviados por la invocación del santo guardián.

"¡Miedo me das, viejo Marinero!"

"¡Ten calma, tú, Invitado-de-la-Boda!

No eran esas almas que huían con dolor,

A las que esos cuerpos volvían de nuevo,

Sino una tropa de espíritus benditos.

"Porque cuando atardeció -dejaron caer sus brazos,

Y se amontonaron alrededor del mástil;

Dulces sonidos subieron lentamente por sus bocas,

Y desde sus cuerpos salieron.

"Alrededor, alrededor, volaba cada dulce sonido,

Luego se lanzaron al Sol;

Lentamente los sonidos volvieron de nuevo,

Ahora mezclados, ahora uno por uno.

"Algunas veces goteando desde el cielo

Oía cantar a la alondra;


Algunas veces todas las pequeñas aves que hay,

¡Cómo parecían llenar el mar y el aire

Con su dulce idioma!

"Y ahora era como todos los instrumentos,

Ahora como una flauta solitaria

Y ahora es una canción de ángel,

Que hace que el Cielo esté mudo.

"Cesó; pero aún las velas hicieron

Un ruido agradable hasta el mediodía,

Un ruido como de arroyo escondido

En el hojado mes de Junio,

Que al durmiente bosque toda la noche

Canta una suave canción.

"Hasta el mediodía tranquilamente navegamos,

Pero nunca una brisa respiró:

Lentamente y suavemente iba el barco,

Movido adelante desde abajo .

El solitario espíritu del polo sur lleva al barco hasta la Línea, obediente de la tropa angélica, pero
aún requiere venganza.

"Bajo la quilla nueve brazas profundo,

Desde la tierra de nube y nieve.

El espíritu se deslizó: y fue él

Quien hizo al barco andar.

Las velas al mediodía abandonaron su canción,


Y el barco permaneció quieto también.

"El Sol, justo encima del mástil,

Lo había pegado al océano:

Pero en un minuto empezó a agitarse,

Con un corto movimiento desparejo.

Luego como un caballo alzado que se suelta,

Dio un salto repentino:

Subió la sangre a mi cabeza,

Y caí al piso desvanecido.

Los demonios compañeros del Espíritu Polar, los habitantes invisibles del elemento, toman parte
en su daño.

"Cuánto tiempo en el mismo estado permanecí,

Yo no lo puedo afirmar;

Pero antes de que vida vital regresara,

Oí, y en mi alma distinguí

Dos voces en el aire.

Dos de ellos relatan, uno al otro, esa larga y pesada penitencia que para el viejo Marinero había
sido acordada por el Espíritu Polar, que retorna al sur.

" '¿Es él?' dijo uno, " '¿es éste el hombre?"

Por Aquél que murió en la cruz,

Con su arco cruel él tiró abajo

Al inofensivo Albatros.

"El Espíritu que esperaba a su lado


En la tierra de nube y nieve,

Amó al pájaro que amó al hombre

Quien lo mató con su arco.

"La otra era una voz más suave,

Tan suave como rocío de miel

Dijo, 'El hombre ha hecho su penitencia,

Y más penitencia hará.'

Parte sexta:

Primera Voz

" Pero ¡dime, dime! habla de nuevo,

Tu suave respuesta renueva-

¿Qué hace a ese barco andar tan rápido?

¿Qué está haciendo el Océano?

Segunda Voz

'Todavía como un esclavo ante su señor,

El Océano no tiene su fuerza;

Su gran ojo brillante muy silenciosamente

Hacia la Luna se dirige.

" 'Si él puede saber qué camino tomar;

Porque ella lo guía suave o severa,

¡Mira, hermano, mira! Qué graciosamente

Ella le concede su mirada."


El Marinero ha estado sumido en un trance;

Primera Voz

" 'Pero ¿por qué anda ese barco tan rápido,

Sin ola ni viento? '

Porque el poder angélico impulsa a la nave hacia el norte más rápido que lo que ninguna vida
humana podría soportar.

Segunda Voz

" 'El aire es cortado por delante,

Y se cierra desde atrás.

" '¡Vuela, hermano, vuela! ¡más alto, más alto!

O nosotros llegaremos tarde:

Ya que lento y lento ese barco andará,

Cuando el trance del Marinero se haya desvanecido.

El movimiento supernatural es retardado; el Marinero despierta, y su penitencia comienza de


nuevo.

"Me desperté, y estábamos navegando

Como en buen tiempo;

'Era noche, calma noche, la Luna estaba alta;

Los hombres muertos juntos se pararon.

"Todos juntos se pararon en la cubierta,

Para un calabozo sepulcral mejor:


Todos fijaron en mí sus ojos de piedra,

Que en la Luna brillaban.

"El espasmo, la maldición, con la que murieron,

Nunca había de pasar:

No podía apartar mis ojos de los suyos,

Ni alzarlos para rezar.

La maldición es finalmente expíada.

"Y ahora este hechizo se rompió: una vez más

Yo veía el océano verde,

Y miraba adelante lejos, aunque poco veía

De lo que había visto antes-

"Como alguien en una ruta solitaria

Camina con miedo y terror

Y habiendo mirado atrás una vez, camina

Y su cabeza no vuelve a girar más.

Porque sabe que un temible demonio

Va cerca detrás de él.

"Pero pronto respiró un viento sobre mí,

Ni sonido ni movimiento hizo:

Su paso no fue sobre el mar,

En la onda o en la sombra.

"Levantó mi pelo, aireó mi mejilla

Como una prado -vendabal de primavera-


Se enlazaba extrañamente con mis miedos,

Sin embargo pareció una bienvenida.

"Veloz, veloz volaba el barco,

Pero navegaba suave también:

Dulce, dulce soplaba la brisa-

En mí solo soplaba.

Y el viejo Marinero advierte su país natal.

"¡Oh sueño de felicidad! ¿es esto en verdad

La torre del faro que veo?

¿Es ésta la colina? ¿es ésta la iglesia?

¿Es éste mi propio país, el mío?

"Pasamos por el puerto,

Y con gemidos recé-

¡Oh déjame estar despierto, Dios mío!

O déjame dormir para siempre.

"El puerto era claro como el vidrio,

¡Tan suavemente se extendía!

Y en la bahía la luz de luna,

Y la sombra de la Luna.

"El risco brillaba radiante, la iglesia no menos

La que está sobre el risco

La luz de luna mojaba en silencio

El sereno campanario.
Los espíritus angélicos dejan los cuerpos muertos, y aparecen en sus propias formas de luz.

"Y la bahía era blanco con luz silenciosa

Y levantándose de la misma,

Muchas formas, que eran sombras,

En colores carmín vinieron.

"A poca distancia de proa

Estaban esas sombras carmín:

Giré mis ojos sobre cubierta-

¡Oh, Cristo! ¡lo que vi allí!

"Cada cuerpo yacía aplastado, sin vida aplastado,

Y, ¡por la santa cruz!

Un hombre todo luz, un hombre-serafín

En cada cuerpo se paraba.

"Esta banda serafín, cada uno movió su mano:

¡Era una vista celestial!

Se erguían como señales a la tierra,

Cada uno, una luz hermosa.

"Esta banda-serafín, cada uno movió su mano:

Ninguna voz ellos impartieron-

Ninguna voz; pero Oh, el silencio se hundió

Como música en mi corazón.

"Pero prontó oí el batir de remos,


Oí el festejo del Piloto;

Mi corazón por fuerza giró

Y vi un bote aparecer.

"El Piloto y el ayudante del Piloto,

Los oí venir rápido:

¡Dios del Cielo! Era una felicidad

Los hombres muertos no podían maldecir.

"Vi a un tercero -oí su voz:

¡Es el buen Ermitaño!

Él canta fuerte sus himnos divinos

Que en el bosque compone.

Él absolverá mi alma, él lavará

La sangre del Albatros.

Parte séptima:

El Ermitaño del Bosque.

"Este Ermitaño bueno vive en ese bosque

que desciende hasta el mar.

¡Qué fuerte su dulce voz se eleva!

Amás hablar con marineros

Que vienen desde un país lejano.

"Él reza a la mañana, a la tarde y a la noche-

Tiene un mullido almohadón:


Es el musgo que sagradamente esconde

La vieja y marchita raíz de un roble.

"El bote se acercó: los oí hablar,

'Pero, ¡esto es extraño, me parece!

¿Dónde están esas luces tantas y tan claras,

Que señales nos hacían recién?

Se acerca al barco con asombro.

" '¡Extraño, por mi fe! el Ermitaño dijo-

'¡Y no contestaron nuestro saludo!

¡Las maderas están carcomidas! y mira esas velas.

¡Qué finas son y secas!

Nunca vi nada igual,

A menos que así no sean.

" 'Esqueletos marrones de hojas que detienen

El correr de mi arroyo-del-bosque;

Cuando la hiedra está llena de nieve

Y el búho grita abajo al lobo,

si come de la loba sus cachorros.

" '¡Señor! tiene una mirada maligna-

(El Piloto dio una respuesta)

Tengo miedo' -'¡Adelante, adelante! '

Le dijo alegre el ermitaño.

"El bote se acercó más al barco,


Pero yo no hablé ni me moví;

El bote se acercó hasta el lado del barco,

Y enseguida un sonido se oyó.

El barco repentinamente se hunde.

"Bajo el agua seguía gruñendo,

Aún más fuerte y aterrador:

Llegó al barco, se quebró el puente;

El barco cayó como plomo.

El viejo Marinero se salva en el bote del Piloto.

"Turbado por el fuerte y terrible sonido,

Que cielo y oceáno fustigó,

Como quien ha estado siete días ahogado

Mi cuerpo yacía a flote;

Pero veloz como en sueños, me encontré

Dentro del bote del Piloto.

"En el remolino, donde se hundió el barco,

El bote giraba y giraba;

Y todo estaba quieto, excepto la colina

que repetía el sonido.

"Moví mis labios -el Piloto tembló

Y se derrumbó de pronto;

El Ermitaño sagrado elevó sus ojos,

Y rezó en donde se sentaba.


"Tomé los remos: el compañero del Piloto,

Que ahora iba como loco,

Fuerte y mucho reía, y mientras tanto

Sus ojos se movían adelante y atrás.

'¡Ja! ¡ja!' decía, 'ahora puedo ver

Qué bien sabe remar el Diablo'.

"Y ahora, ya sobre mi propio país,

¡Me paré en la tierra firme!

El Ermitaño salió del bote,

Y apenas se podía mantener.

El viejo Marinero ruega con insistencia al ermitaño que lo confiese; y la expiación de por vida cae
sobre él.

" '¡Oh confiésame, confiésame, santo hombre!'

El ermitaño frunció el ceño.

'Di rápido,' dijo, 'Te exijo que me digas-

¿Qué clase de hombre eres tú?

Y desde aquel tiempo y a través de su vida futura una agonía lo obliga a viajar de tierra en tierra.

"Desde entonces, en una hora incierta,

Esa agonía regresa:

Y hasta que mi horrible relato es contado,

Este corazón dentro mío quema.

"Paso, como la noche, de tierra en tierra;


Tengo un extraño poder para hablar;

En el momento en que veo su cara,

Conozco al hombre que debe oírme:

A él mi historia le enseño.

"¡Qué fuerte alboroto estalla desde esa puerta!

Los invitados a la boda están allí:

Pero en el recóndito jardín la novia

Y las damas de honor están cantando:

Y escucha, ¡la pequeña campana de víspera,

Que me lleva a la plegaria!

"¡Oh Invitado a la Boda! esta alma ha estado

Sola en un ancho, ancho mar:

Tan solitaria estaba, que Dios mismo

Apenas parecía estar allí.

"Oh más dulce que la fiesta de bodas,

Es aún más dulce para mí,

Caminar juntos a la iglesia

Con una buena compañía!-

"Caminar juntos a la iglesia,

Y todos juntos rezar,

Mientras cada uno a su gran Padre se inclina,

¡Ancianos, y niños, y amantes amigos,

Y jóvenes y alegres doncellas!

Y para enseñar, por su propio ejemplo, amor y reverencia a todas las cosas que Dios hizo y ama.
"¡Adiós, adiós! pero esto te digo

A ti, Invitado a la Boda

Reza bien quien ama bien

A todos, hombre y ave y animal.

"Reza mejor, quien ama mejor

A todas las cosas, grandes y pequeñas;

Porque el querido Dios que nos ama,

Él hizo y ama a todas

." El Marinero, el del ojo brillante,

El de la barba con la edad agrisada,

Se fue, y ahora el Invitado-a-la-Boda

Se alejó de la puerta del novio.

Se fue como alguien que ha sido turbado,

Y es de una sensación desesperada:

Un hombre más triste y más sabio

Se levantó a la mañana siguiente.

La presencia del amor.

The Presence of Love, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Y en las horas más ruidosas de la razón,

Todavía existe un incesante susurro: Te amo;

Único consuelo y soliloquio del corazón.

Tu moldeas mi esperanza, vestida en mi interior;


Liderando todas mis palpitaciones, fluyendo en mi dolor.

Tu yaces en mis muchos pensamientos, como la luz,

Como la dulce luz del crepúsculo,

O la visión anticipada del verano rompiendo en el arroyo,

Nubes reflejadas en un lago.

Y mirando hacia el cielo que se arquea sobre ti,

Muy a menudo, bendigo al dios que me ha hecho amarte así.

Los dolores del sueño.

The Pains of Sleep, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Allí en mi lecho descansa mi cuerpo,

Sitio que nunca fue para la plegaria

De labios temblorosos o rodillas inclinadas;

Silenciosamente, en suaves impulsos,

Mi espíritu arrebatado compuso,

Con humilde fe en mis ojos cerrados,

Con reverencial resignación,

Ningún deseo concebido,

Ningún pensamiento expresado,

Sólo un sentido de súplica;

Un sentido sobre toda mi alma

Anticipaba mi debilidad, mi blasfemia;

En mi, sobre mí, a mi alrededor, en todas partes

Yace la fuerza eterna de la sabiduría.

Pero anoche recé en voz alta,

Lleno de angustia y agonía,


Surgiendo de la multitud sombría

De formas y pensamientos que me torturan:

Una luz espantosa, los pasos de una hueste,

Sentidos de un mal intolerable,

¡Ellos son a quienes desprecio! ¡Sólo a los Fuertes!

¡La sed de venganza, la ilusión de poder,

Se desconcierta, y sin embargo sigue quemando!

El Deseo y el Horror se aman misteriosamente

En los salvajes y odiosos objetos fijos.

¡Pasiones fantásticas! ¡Demenciales batallas!

¡Y la vergüenza y el terror sobre todos!

Los hechos se ocultan donde no hay escondites,

Donde toda la confusión veló mis interrogantes,

Si he sufrido, o cuáles fueron mis pecados:

Para todos parecía culpabilidad, o remordimiento,

Pero yo y los demás seguiremos siendo

El miedo que asfixia la vida,

El alma sofocada de vergüenza.

Dos noches han pasado: la noche de la consternación

Anticipó un día triste y aturdido.

El sueño, la gran bendición, me pareció

La peor de las calamidades.

La tercera noche, cuando mi propio grito

Me arrebató de un sueño diabólico,

Superando un sufrimiento extraño y salvaje

Lloré como cuando era un niño;

Y habiendo sido sometido por las lágrimas

Mi angustia lentamente se suavizó,


Tales castigos, pensé, se deben

A las profundas manchas del pecado,

Por la intemperancia nueva

Dentro del insondable infierno,

¡Habremos de ver el horror de sus mansiones,

Conocerlas y aborrecerlas, y aún desearlas!

Tales tristezas de algunos hombres se aferran

¿Pero cuáles, cuáles caerán sobre mí?

Ser amado es todo lo que necesito,

Y a quien yo ame, será definitivo.

Abatimiento: una oda.

Dejection: an Ode, Samuel Taylor Coleridge (1772-1834)

Un sufrimiento sin crisis, vacío, oscuro y lóbrego;

Un dolor ahogado, soñoliento, desapasionado,

Que no encuentra desahogo ni alivio en palabras, suspiros o lágrimas...

¡Oh, Señora! Con este humor desanimado y descolorido,

Y a otros pensamientos incitado por aquel lejano zorzal,

Durante todo este largo crepúsculo, tan sereno y perfumado,

He contemplado el cielo del oeste,

Y su matiz peculiar de verde amarillento.

Aun lo contemplo,

¡Y con qué mirada inexpresiva!

Y aquellas finas nubes, lisas y escamadas,

Que a las estrellas comunican su paseo,

Esas mismas estrellas que se deslizan entre las nubes,

Y detrás de ellas, o bien brillantes o apagadas,

Pero siempre visibles;


Y esa luna creciente, tan fija como en su propio lago celeste,

Sin nubes, sin estrellas;

A todas las veo,

Tan majestuosamente hermosas,

¡Veo qué hermosas son, más no lo siento!

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