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Gestión Institucional

Gestión Institucional: Ideas introductorias

El concepto de gestión es un concepto polisémico al cual se le asignan diversos sentidos,


según el momento socio histórico en el que nos ubiquemos, o según el campo disciplinar o
modelos conceptuales desde el cual se esté haciendo referencia al mismo, ya sea desde el
campo de la gestión y la administración de las organizaciones, o de la educación y la
política educativa (Cassassus; 2000).

Una cuestión que creemos importante considerar es establecer la diferencia entre el


concepto de gestión educativa y gestión escolar. En este sentido Ruiz (2007) sostiene que
la gestión es un concepto que proviene del mundo de la empresa y de la gerencia, y que
consiste en la realización eficaz y eficiente de las diversas acciones necesarias para el logro
de los objetivos que se propone la organización. La planificación de estas acciones es un
aspecto clave para el logro de los objetivos. Cuando se hace referencia a la gestión
vinculada al mundo de la educación, el autor menciona la necesidad de establecer una
diferenciación entre los conceptos de gestión educativa y gestión escolar:

La gestión educativa refiere a las decisiones intencionales sobre política educativa


vinculadas con la organización, administración y gobierno del sistema educativo en general.
Las mismas son llevadas a cabo por autoridades políticas y administrativas del Estado tanto
a nivel nacional, provincial o municipal. En general, las disposiciones adoptadas en estas
instancias se articulan con políticas públicas de otros ministerios, formando parte de un
proyecto político más integral.

En este mismo sentido Pozner (1995) también vincula el término de gestión educativa con
el gobierno y la toma de decisiones sobre la educación de un país. Estos procesos de toma
de decisiones se dan en las diversas instancias del Estado, ya sea a nivel central,
provincial, y local, como son las instituciones educativas.

Siguiendo con Ruiz (2007), la gestión escolar refiere a las decisiones y acciones
intencionales de organización, implementación y monitoreo que lleva adelante el equipo
directivo en la organización que conduce. Las mismas se relacionan con los objetivos y con
el proyecto educativo que persigue la institución escolar. Las acciones que se llevan a cabo
en la gestión escolar influyen en una institución particular y en su comunidad educativa.
Estas acciones intencionales son planificadas con el fin de obtener determinados logros o
resultados pedagógicos.

Pozner (op. cit), considera a la gestión escolar como una más de las instancias en las que
se produce la toma de decisiones respecto de las políticas educativas de un país, ya que en

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ella el equipo directivo que la conduce toma las decisiones vinculadas con la adecuación e
implementación de dichas políticas en función de su proyecto educativo institucional, su
comunidad educativa, y de las particularidades del contexto en el cual se encuentra inserta
la institución. De esta manera, define a la gestión educativa como el conjunto de acciones
que lleva adelante el equipo directivo para promover y posibilitar el desarrollo de la
intencionalidad pedagógica en la comunidad educativa.

En este sentido, Frigerio (2004) se refiere al concepto de gobierno de lo escolar con el fin de
explicitar y remarcar que la gestión de lo escolar implica siempre una decisión política y
diversos modos de intervenir en lo público. La autora apunta a explicitar y restituir la idea de
que lo que sucede en la escuela resulta de un posicionamiento y de elecciones políticas.
Implica considerar que “la educación no se puede pensar con neutralidad, que es un acto
político por excelencia, dado que en sus formas organizacionales, curriculares y de
convivencia interviene y participa de las condiciones de posibilidad de la sociedad” (Frigerio,
op. cit.:7).

En síntesis, el aporte de estos autores nos permite advertir que toda toma de decisión y
toda acción vinculada con la gestión que lleva adelante el equipo directivo en la escuela
implica necesariamente un componente político e ideológico, ya que siempre se pone en
juego la concreción de una intencionalidad (y la búsqueda de determinados resultados)
apoyada implícitamente en supuestos o concepciones ideológicas acerca de la educación,
de la enseñanza, el aprendizaje, los estudiantes y la igualdad de oportunidades.

Cada decisión que se asuma transitar en la escuela desde el rol directivo se enmarcará
dentro del aspecto político que atraviesa al rol, es decir, formular y gestionar las mejores
estrategias institucionales para garantizar la inclusión de los alumnos y la promoción de
trayectorias escolares efectivas. Será importante entonces abordar algunas concepciones
acerca del gobierno escolar, con el fin de contribuir a alcanzar una escuela justa, inclusiva y
democrática.

Resulta central repasar brevemente los aportes de Ball (1994). Su enfoque micro político
surge en oposición a las teorías de la administración, dado autor sostiene que las mismas
“marginan los estudios empíricos de la práctica escolar y desdeñan el ‘conocimiento
folclórico’ de los profesores por considerarlo sin importancia” (Ball 1994:6). Este autor nos
propone una concepción alternativa que reconoce la peculiar naturaleza de las escuelas
como organizaciones, y que se involucra en los aspectos vinculados a la organización de la
vida escolar.

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En el mismo sentido, Frigerio (2004) menciona que será necesario “pensar y resituar lo
específico de la escuela y valorar su carácter político como copartícipe de la producción de
lo público” (Frigerio 2004:6).

A partir de estos aportes podemos considerar que existen dos maneras de pensar la gestión
/ la organización / el gobierno escolar:

1.- Como gerenciamiento (versión instrumentalista – paradigma dominante de la teoría


organizativa). Pensada como el cumplimiento de una serie de procedimientos y formatos
supuestamente neutros que olvidan la especificidad de lo educativo.

2.- Desde la perspectiva que afirma el carácter político de la educación y las relaciones de
poder existentes en la escuela (micro política), destacándose la especificidad de lo escolar
(Frigerio, 2004).

Teniendo en cuenta el actual escenario de la escolaridad obligatoria y ante la complejidad


del contexto, que incluye las situaciones y los escenarios más adversos, será la acción
política la que permitirá encontrar las respuestas más adecuadas para garantizar el derecho
a la educación de todos/as los/as niños/as, adolescentes y jóvenes.

En esta línea de análisis que propone Frigerio (2004), será importante entonces que los
equipos directivos asuman como decisión política la interrupción del cumplimiento de la
profecía del fracaso e inauguren otros modos de gestionar la escuela.

A partir de los aportes anteriormente considerados es posible afirmar que la gestión de una
institución educativa debe propiciar la participación de todos los integrantes en el proceso
de toma de decisiones desde un rol de liderazgo que consolide el constante intercambio y
diálogo de las distintas experiencias que se emprenden bajo un marco de apoyo orientador
que el mismo equipo directivo brinda.

Para constituir dicho marco, la gestión del rol directivo comprende planificar todo lo que se
desea hacer dentro de la escuela, implementar lo planificado, atender a las evidencias que
surjan durante la marcha de modo de establecer los ajustes necesarios y pertinentes. Toda
decisión asumida debe enmarcarse siempre en un propósito educativo, como lo es que los
estudiantes obtengan los conocimientos necesarios como base para continuar su trayectoria
educativa exitosamente.

En tal sentido, Pozner (2000: 16), señala que la gestión “es un saber de síntesis capaz de
ligar conocimiento y acción, ética y eficacia, política y administración en procesos que

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tienden al mejoramiento continuo de las prácticas educativas; a la exploración y explotación


de todas las posibilidades; y a la innovación permanente como proceso sistemático”.

En síntesis, el aporte de estos autores nos permite advertir que toda toma de decisión y
toda acción vinculada con la gestión que lleva adelante el equipo directivo en la escuela
implica necesariamente un componente político e ideológico, ya que siempre se pone en
juego la concreción de una intencionalidad (y la búsqueda de determinados resultados)
apoyada implícitamente en supuestos o concepciones ideológicas acerca de la educación,
de la enseñanza, el aprendizaje, los estudiantes y la igualdad de oportunidades.

La Gestión Escolar

Para Blejmar (2005) la gestión escolar implica generar las condiciones para poder llevar
adelante el proyecto educativo de la escuela. Esto es, producir y comunicar información
relevante sobre diversos aspectos del trabajo pedagógico de la escuela, dinamizar los
circuitos y espacios de comunicación, organizar y planificar las diversas acciones requeridas
a nivel institucional. Implica diseñar situaciones que promueva el trabajo en equipo y que
facilite el surgimiento de interacciones progresivas entre los diversos actores de la
comunidad educativa.

La gestión escolar es el proceso de intervenciones que lidera el equipo directivo para llevar
adelante el proyecto educativo y mejorar la institución que conduce. Para Blejmar (op. cit.)
el término intervención presenta un doble sentido: ya sea como instancia de mediación o
ayuda; o como intromisión o injerencia. El autor considera que las acciones de intervención
generan modificaciones en la dinámica institucional de la escuela, dando lugar a una nueva
articulación o a un quiebre de las prácticas cristalizadas, en el sentido de una interrupción
de cierta regularidad en el funcionamiento institucional. El quiebre no implica
necesariamente una valoración positiva o negativa. El sentido que adquiera estará sujeto a
las particularidades y dinámica de cada institución educativa. Por último, advierte que la
ausencia de intervención como el silencio o la inacción también generan efectos en la
dinámica institucional y caracterizan a una modalidad de gestión.

Dada la gran variedad y multiplicidad de acciones y tareas que lleva adelante el equipo
directivo en la gestión de la institución escolar, diversos autores coinciden en considerar las
dimensiones de la gestión para organizar y conceptualizar las mismas. Estas también son
utilizadas como categorías de análisis para la reflexión de la propia práctica de gestión.

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El cuadro que sigue a continuación ejemplifica las conceptualizaciones similares de autores


que tomamos para abordar esta temática y que mantienen respecto de las dimensiones de
la gestión:

Frigerio, G (1992) Pozner, P (1995) Blejmar, B (2005)

Dimensión Pedagógico- Dimensión pedagógico Dimensión Curricular-


Didáctica curricular Pedagógica

Dimensión Organizacional Organizacional Dimensión Organizacional-


administrativo Institucional

Dimensión Administrativa Administrativo Financiero Dimensión Administrativa

Dimensión Comunitaria o
Dimensión Comunitaria. Dimensión Comunitaria
Gestión del contexto

A continuación ampliamos la descripción de estas dimensiones:

Dimensión pedagógico-didáctica: refiere a las actividades que son propias de la


institución educativa, y que las diferencia de otras organizaciones sociales. Contempla las
prácticas educativas que llevan adelante la escuela, concepciones sobre la enseñanza y el
aprendizaje que se ponen en juego en ellas; los lineamientos institucionales de evaluación y
los logros y resultados obtenidos. Ejemplo de algunas acciones vinculadas con esta
dimensión son la observación de clases y su devolución, el análisis de las planificaciones
docentes y la retroalimentación que realiza sobre las mismas, etc.

Dimensión técnico-administrativa: Refiere a los aspectos vinculados con el marco legal o


normativo que regula el funcionamiento del sistema educativo en general, y dentro de las
instituciones en particular. Contempla la elaboración de documentos e informes requeridos
por instancias superiores del sistema, como también las comunicaciones formales con los
padres. Refiere también a la organización de los recursos humanos y financieros, y al tipo
de manejo que se hace de la información.

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Dimensión institucional-organizacional: Refiere al conjunto de aspectos estructurales


que adquieren ciertas particularidades en cada institución educativa, como por ejemplo los
organigramas y la distribución de tareas, los canales institucionales de comunicación, el uso
del tiempo y de los espacios. Las tareas vinculadas con los procesos de toma de
decisiones, de delegación de tareas, el liderazgo y la conducción de los equipos y de las
reuniones de trabajo. Los procesos de negociación y la supervisión a nivel institucional,
forman parte de esta dimensión.

Dimensión socio- comunitaria: Se refiere a aquellas actividades que promueven la


participación tanto de los diversos actores de la institución educativa, como de los
representantes de la comunidad en la que se encuentra inserta la institución. Refiere
también a la forma en que la escuela aborda las demandas y exigencias que provienen del
contexto.

Creemos que el uso de estas categorías para el análisis de las prácticas de gestión que
lleva adelante el equipo directivo puede contribuir para identificar aquellos aspectos en los
que se considere la necesidad de llevar adelante una propuesta de mejora. Consideramos
que la mejora en las diversas intervenciones que lleva adelante el equipo directivo es uno
de los aspectos centrales que debe atender.

En este sentido Gvirtz (2011) sostiene que la mejora implica partir de lo que la escuela ha
realizado hasta el momento a fin de identificar la existencia de buenas prácticas como
también aquellas que requieren ser modificadas. Los procesos de mejora son graduales, es
decir, requieren establecer prioridades y focalizar la mejora en alguno de los aspectos que
se desea modificar, a fin de concentrarlos esfuerzos en dicho aspecto. Para que la mejora
se sostenga en la escuela y forme parte de sus prácticas cotidianas, es necesaria que la
misma sea consensuada con la comunidad educativa.

Aquí el rol del equipo directivo es clave para generar y promover las condiciones que den
lugar a nuevas posibilidades de trabajo. Son quienes dinamizan las acciones, promueven y
orientan el proceso de mejora que defina y asuma la institución en función de sus
posibilidades; aportan la mirada interdisciplinar y de equipo; asesoran, acompañan y
coordinan las acciones del equipo docente; y pueden evaluar con objetividad la marcha y
avances de dicho proceso de mejora.

Para esto será necesario que el equipo directivo preste atención a la forma en que se
despliegan algunas de sus funciones básicas en el trabajo con los docentes, tales como el
proceso de toma de decisiones; la delegación de tareas; la construcción y conducción de

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equipos de trabajo; y los procesos de negociación y de comunicación. Temas que


abordaremos en las próximas clases.

Luego de todo lo expuesto, podemos decir que la centralidad de la gestión escolar que
involucra tanto al equipo directivo como los equipos docentes en relación a hacer efectivo,
poner en acción, el proyecto educativo de la institución, es la dimensión pedagógica-
curricular. Es por ello que a continuación abordaremos algunos elementos centrales de la
misma.

La Gestión Pedagógica: Elementos centrales

Blejmar (2005) explica que el desarrollo de la gestión escolar contempla per se al nivel
institucional, ya que el equipo directivo asume el rol de planificar, ordenar y concretar las
acciones dentro de cada escuela a fin de cumplir con la función educativa que le
corresponde a cada nivel de enseñanza.

En este sentido que nos aporta el autor, debemos tener presente que la gestión pedagógica
vela por plena implementación de la propuesta curricular vigente y la generación de
aprendizajes de calidad para los estudiantes que concurren a la institución. Aprendizajes de
calidad son aquellos que brindan a todo el universo la posibilidad de acceder a saberes
necesarios para desarrollarse en la vida social.

Blejmar (2005) aclara que “gestionar” es, más que hacer, crear las condiciones para el
mejor hacer de un colectivo escolar.

Cuando nos imbuimos en la actividad de la gestión lo hacemos a partir de considerar el


alcance de determinadas metas de logro, habilitando las condiciones pedagógicas para que
el deseo guarde coherencia con las acciones educativas que se desarrollan. Por lo tanto,
dentro de una dinámica institucional el logro de nuestras metas siempre requerirá un
acompañamiento del equipo docente, a fin de precisar constantes ajustes al camino que
hayamos ideado para cumplir con nuestras expectativas.

La gestión pedagógica implica no dar por sentado ni naturalizar las prácticas de


planificación de la enseñanza, su desarrollo en el aula como también otorgar un peso vital a
las prácticas evaluativas de los aprendizajes, dado que constituirán una información objetiva
para tomar nuevas decisiones. El nivel de aprendizaje que alcancen nuestros alumnos
estará altamente relacionado con los procesos que atraviesan las tres prácticas antes
mencionadas, tanto por su nivel de pertinencia como el grado de su asertividad en la
consecución de acuerdos pedagógicos previamente establecidos.

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Por ese motivo, la gestión pedagógica del equipo directivo centra toda su atención en
aquellos elementos relacionados con los procesos de enseñanza y los procesos de
aprendizaje. Implica un liderazgo pedagógico, que propicia estrategias que benefician a las
prácticas de enseñanza, que la priorizan entre otras responsabilidades que posee el equipo
directivo desde lo administrativo.

De esta manera la gestión pedagógica del director posee un enclave en la supervisión


constante de los progresos y dificultades que devienen de las prácticas pedagógicas del
equipo docente. Siempre es posible hacer más y de mejor modo, para eso es necesario que
el equipo directivo asuma una actitud de constante indagación. Por ejemplo, preguntas del
tipo “¿Cómo podemos hacer esto de otra forma?”, “¿Por qué obtenemos estos resultados y
no otros?”, “¿Qué es lo que venimos priorizando en la institución y qué cuestiones estamos
dejando de lado?” posibilitan cuestionarse sobre aspectos de la institución que muchas
veces se naturalizan.

Bolívar (2000) menciona que si bien el director asume un fuerte liderazgo para organizar la
gestión de estas acciones el mismo siempre debe ser compartido con los otros actores que
forman parte de la escena institucional, estimulando su participación activa, fomentando las
prácticas que evidencien buenos progresos y valorando los esfuerzos del equipo.

La gestión comprometida requiere de nuevas formas de liderazgo, asociadas no únicamente


a una persona sino a un equipo de trabajo, donde el equipo directivo brinda apoyo y ofrece
la orientación necesaria para fortalecer la participación colectiva.

Un liderazgo de estas características permite delinear un horizonte de trabajo compartido e


inspira la necesidad de promover transformaciones necesarias, generando un marco de
consenso y reflexión constante sobre la propia práctica a partir de un trabajo entre pares
donde cada integrante tiene algo que aportar y algo que vislumbrar para mejorar en función
de alcanzar ese horizonte educativo del cual todo el equipo docente es responsable.

Para que ello sea posible, será necesario que desde el equipo directivo puedan
determinarse aquellos aspectos de la práctica pedagógica que propondrá el proyecto
educativo de cada escuela, de modo de poder trazar metas comunes de trabajo, generando
un sentido compartido y criterios comunes para el ejercicio de la acción pedagógica de cada
equipo docente. Es decir, formular orientaciones y acuerdos respecto de la planificación de
la enseñanza, de la evaluación de los aprendizajes y de los aprendizajes esperados.

Además de orientar, el equipo directivo incluirá en su agenda instancias que le permitan


revisar estas prácticas, vivenciar las dinámicas que las mismas generan en la institución

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para establecer intercambios y reflexiones que permitan perfeccionarlas. Se trata de un


liderazgo cuyos puntos de apoyo son la observación atenta, un acompañamiento que
retroalimenta de modo asertivo y un núcleo de estímulo constante a revisar las prácticas y
desnaturalizarlas.

Toda acción educativa, sea o no consciente se configura en un determinado enfoque, con


una determinada intencionalidad y existe la posibilidad de que se produzcan contradicciones
en aquello que se asume como buena intención y la concreción de la acción en sí. Es de
vital importancia detenerse en un análisis atento, no solo a nivel individual sino a nivel
institucional para determinar en qué medida estamos avanzando hacia el objetivo que
asumimos en el logro de metas de aprendizaje. Los aprendizajes con que egresen los y las
estudiantes de nuestra institución son producto de intervenciones colaborativas, articuladas
y secuenciadas entre todo el equipo docente a partir del camino reflexivo y preciso que
determina el equipo directivo.

Bibliografía de referencia

Ball, S. (1989). La micropolítica de la escuela. Hacia una teoría de la organización escolar.

Barcelona. Paidos.

Blejmar, B. (2005) Gestionar es hacer que las cosas sucedan. Competencias, actitudes y
dispositivos para diseñar instituciones. Buenos Aires. Novedades Educativas.

Campopiano, R; Urrutia, J.P; y otros. (2017). La gestión escolar y sus principales


dimensiones. Curso: Cómo organizar nuestra escuela. Claves para la gestión institucional.
Buenos Aires. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.

Campopiano, R; Urrutia, J.P; y otros. (2017). Retomando algunos aportes de la gestión


escolar. Curso: La gestión pedagógica de la escuela. Buenos Aires. Ministerio de Educación
y Deportes de la Nación.

Frigerio, G. (2004). De la gestión al gobierno de lo escolar. En: Revista Novedades


Educativas. N° 139.

Frigerrio, G y Poggi, M. y otras. (1992) Las instituciones educativas. Cara y Ceca.


Elementos para su comprensión. Buenos Aires. Troquel.

Pozner, P. (2008). El directivo como gestor de aprendizajes escolares. Buenos Aires. Aique.

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