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Por Flavio Ausejo
3. Las prioridades del CEPLAN no son producto de una metodología (una base
científica) que permita establecer qué elementos de la planificación debe ser
atendidas y con qué prioridad. En otras palabras, no es evidente que exista una
agenda de trabajo del CEPLAN que responda a las falencias existentes en la
institucionalidad estatal referida a la planificación. Algunos de los elementos que
deben ser considerados son los siguientes: (i) El medio (método) para identificar
los temas estratégicos (sustantivos) que son generadores de bienestar y a los que
CEPLAN debe ponerles todo su esfuerzo; (ii) La definición de los objetivos y metas
sobre esos temas estratégicos (objetivos y metas de política pública); (iii)
Transformación de la prioridad establecida previamente en un plan de acción y en
servicios que el Estado debe entregar a la ciudadanía. El CEPLAN no es el
responsable de hacer esta labor para cada tema, pero sí de proveer las bases
metodológicas e institucionales para que cada ente rector (ministerio o entidad
pública) lo haga, es decir, le tiene que decir qué método aplicar para hacer esa
labor y qué reglas debe establecer para dicha labor. Si no lo hace el CEPLAN –que
como ente rector del Sistema Nacional de Planeamiento- tiene la posibilidad
(ventaja) de tomar experiencias de diferentes sectores y comparar, aprender,
encontrar mejores prácticas y difundirlas entre los otros sectores y niveles de
gobierno-, el ente rector en el tema específico no tiene como imaginárselo; (iv) Una
estrategia y un plan de despliegue de dicha estrategia para mejorar las
capacidades de planificación en el Estado (ministerios, gobiernos regionales y
municipios). El CEPLAN debe tener una estrategia (un “cómo”) y un plan acción
(“qué hay que hacer”) para mejorar las capacidades, habilidades y competencias
en las entidades públicas en la relacionado a la planificación, desde la forma cómo
los ministros, gobernadores y alcaldes toman decisiones hasta la forma cómo
trabajan los responsables de la planificación en las entidades públicas; (v) Modelos
y mejores práctica de planificación permiten el aprendizaje por comparación; (vi)
Incidencia sobre los tomadores de decisión: ¿Cómo hacer para que los políticos a
cargo del gobierno tengan una mirada sistémica sobre el problema público y tomen
decisiones?; y (vi) Articulación con los otros sistemas administrativos, de forma
que exista una armonización –por ejemplo en los plazos- entre los sistemas
administrativos de planeamiento-presupuesto-inversiones-abastecimiento, que son
los claves para que una entidad pública pueda operar.
Los elementos descritos están presentes a nivel del gobierno nacional, pero son
más intensos cuando observamos la institucionalidad a nivel regional y local.
6. Capacitación a nivel de los partidos políticos –en alianza con el JNE- y en las
entidades públicas –en particular para los niveles de toma de decisión del gobierno
y en los entes rectores- para que exista conciencia de la magnitud de la
responsabilidad y las consecuencias de las decisiones –buenas, malas o ninguna.
Debe existir conciencia en los responsables del gobierno –que vienen del sistema
político- que lo que hacen o dejan de hacer tiene un costo en vidas humanas.