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(UTESA)
NOMBRE:
Carlos Pérez turbi
MATRICULA:
2-12-0939…….. #21
GRUPO
002
MATERIA:
Semiología clínica
TEMA:
Resumen de extremidades y región anorrectosigmoidea
PROFESORA:
Dr. Luz del Carmen
FECHA:
23/04/2020
CIUDAD:
Santiago de los caballeros, Rep. Dom.
SEMIOLOGIA DE LAS EXTREMIDADES
La exploración cuidadosa de las extremidades permitirá
descubrir gran cantidad de signos de indudable valor
diagnóstico, algunos de ellos casi patognomónicos y otros que
acompañan afecciones sistémicas. Es necesario seguir una
sistemática que evite pasar por alto cualquiera de sus
constituyentes.
CAMBIOS MORFOLOGICOS
La forma de las manos y los pies en pocas ocasiones permite
orientar el diagnostico, en especial cuando se asocia a otras
alteraciones morfológicas corporales como la estatura y las
facies.
El Síndrome de Marfan, la regla es la aranodactilia (dedos
largos e hiperextensibles), con talla elevada, y se asocia con
mixomatosis valvular, dilatación del anillo aórtico y disección
aortica.
El Síndrome de Turner, las manos son pequeñas y suaves,
sobre todo el dedo meñique, con linfedemas y uñas pequeñas,
que, relacionado al cuellos de esfinge, permite diagnosticar a
simple vista.
En niños, el síndrome de hurler y diversas trisomías, son muy
comunes las manos cerradas en garra. En esta ultimas se
asocian polidactilia y sindactilia; los pies son marcadamente
cavos o muy convexos o en mecedoras.
El Síndrome de hombro-mano, es muy raro, consiste en un
cuadro de periartritis escapulo-humeral junto con inflamación
y rigidez articular, con piel brillante y engrosada de la mano,
rebelde a la terapéutica convencional, habitualmente se
desarrolla en el lado izquierdo.
CAMBIOS EN EL TAMAÑO
El desarrollo exagerado de un miembro con relación al otro
incluyendo su longitud, con aumento del desarrollo venos y de
la temperatura es un indicativo de aneurisma arteriovenosos
congénitos o de fistulas adquiridas. (traumáticas o
quirúrgicas) cuando se produce en la infancia (síndrome de
Klippel-Treanaunay). El frémito y el soplo continuo en el lugar
de la comunicación arteriovenosa permiten ubicarla, a la vez
que su oclusión por compresión manual produce siempre una
notoria reducción de la frecuencia cardiaca (signo de
Branham).
Si se trata solo de un aumento del grosor o de la
circunferencia, pero no de la longitud de una extremidad, es
propio de las trombosis de tronco venosos principales.
La trombosis venosa axilar no es infrecuente después de
esfuerzos o traumatismos del brazo y suele observarse en
pacientes jóvenes y activa; la acompaña un ligero dolor axilar
y un rápido desarrollo de la circulación colateral.
AUMENTO DE VOLUMEN
El aumento de volumen de una o ambas extremidades puede
deberse a un edema duro, en el que es imposible obtener el
signo de fóvea. La piel es gruesa y se forman rodetes de gran
tamaño que llegan a deformar los tobillos y el antepié. Estos
casos pueden deberse a linfedema, del que hay varios tipos.
En primer lugar, figuran lo de aparición temprana y entre ellos
el congénito hereditario familiar, que suele aparecer en la
pubertad o enfermedad de meege. A esto se agrega el
adquirido idiopático de las mujeres jóvenes y edad media y el
adquirido secundario a obstrucciones inflamatoria parasitaria,
tumorales o de resección linfática, como ocurre en uno de los
brazos debido a la operación de Haldsted (mastectomía
radical) para el cáncer mamario. A este volumen se le suele
llamar Elefantiasis o Paquidermia.
Es necesario no confundir el linfedema con lipodistrofia,
entidad casi privativa del sexo femenino. El engrosamiento de
las extremidades es bilateral y el aumento del tejido adiposo
suele ser desde la cintura y de a veces de ambos brazos.
Cuan la mujer esta sentada o dura mucho tiempo de pie, en
tiempos caluroso y húmedo se agrega cierto grado de edema
y un leve signo de fóvea; se denomina Lipedemia.
CAMBIO DE COLOR
La palidez abrupta de un miembro o segmento de este,
asociada con frialdad marcada como impotencia funcional,
ausencia del pulso y dolor espontaneo franco, son expresión
clara de una trombosis arterial aguda o de una embolia
(síndrome de isquemia arterial aguda). El nivel de palidez y
frialdad que en la embolia puede ser bien precisado, indica el
sitio de la obstrucción y de ese nivel dependerá la viabilidad
del miembro.
*La palidez abrupta de un miembro o segmento de este
con frialdad, dolor intenso e importancia funcional,
debe orientar hacia el diagnostico de una obstrucción
arterial aguda*
TRASTORNOS TRÓFICOS
Las alteraciones tróficas con atrofia de las distintas
estructuras, las ulceras y las necrosis, que predominan en las
extremidades inferiores, son características de cualquier
enfermedad arterial obstructiva crónica, casi siempre de
origen ateroesclerótico. La piel se adelgaza y se torna muy
frágil con desarrollo de excoriaciones de diversa forma y
tamaño, frente a traumatismo mínimos que tardan meses en
cicatrizar.
El tejido celular subcutáneo y los músculos se atrofian y
resulta difícil plegar la piel en las zonas mas comprometidas.
Las uñas sufren los cambio expuestos y aun puede
comprobarse la isquemia ósea por la osteoporosis radiológica.
El desarrollo de quearosis (callosidades) es casi constante en
las zonas sometidas a fricciones. En los pacientes con
diabetes asociada, tal hiperqueratosis suele rodear
ulceraciones, a veces profundas, que alcanzan el hueso
subyacente, por donde mana una secreción maloliente. Se
conoce con el nombre de Mal Perforante Plantar, su ubicación
típica es el talón y sobre las epífisis distales de los
metatarsianos.
A menudo se observan dos tipos de ulceraciones de las
piernas; la más común es la denominada Ulcera Varicosa,
casi siempre situada por encima del maléolo interno. Por lo
común es superficial y costrosa, pero puede profundizarse
hasta desnudar la tibia y extenderse en sentido transversal o
longitudinal. Pueden ser múltiples y bilaterales y siempre
están acompañadas por complejo varicosos: piel oscura y
escamosa, con frecuentes brotes de linfangitis reticular o
flebitis que comprometen la mitad inferior de la pantorrilla y
generan en largo plazo una coloración perdusca de la piel.
Las Ulceras arteriales de Martorell, son menos frecuentes,
pequeñas, muy dolorosas, únicas o múltiples y de difícil
cicatrización. Aparecen en la pantorrilla o en la cara externa
de la pierna de pacientes con hipertensión arterial y
predominio de cifras diastólicas elevadas de larga data.
Obedecen a verdaderas placas de necrosis por obstrucción de
arteriolas, por hiperplasia musculoesquelética de la media con
proliferación endotelial de la íntima.
INTERROGATORIO
Todos los procesos benignos o malignos que asientan en esta
región, tienen unos caracteres semiológicos comunes que se
engloban dentro de el (Síndrome anorrectosigmoideo),
interrogado por molestias anorrectales, tenesmo, falsas
ganas, pujos, anomalías de la evacuación y expulsión de
moco, sangre y pus.
Molestias anorrectales. Varían según la naturaleza y
topografía de la lesión y sensibilidad general del sujeto. Por su
pobreza en nervios sensitivos, las lesiones del recto presentan
poco síntomas, mientras que las situadas en el conducto anal
y región perianal son muy dolorosas, pese, en ocasiones a su
tamaño exiguo como ocurre con la fisura de ano, a la que bien
pude aplicarse aquello de, a pequeñas causas, grandes
efectos.
Horario. Debe precisarse en relación a la defecación,
preguntando si el dolor precede a la expulsión de las heces o
si las acompaña o aparece después de la evacuación,
inmediatamente o después de un tiempo; si el dolor no sigue
el ritmo, puede aparecer en cualquier momento del día, ser
permanente o presentar recrudescencia diurna o nocturna
que puede ser influida por el cansancio, la marcha, el
esfuerzo, la posición sentada, el ortostatismo y el decúbito. El
dolor se exagera durante la defecación en la criptitis y
papilitis, en el cáncer fisurado y ulceras tuberculosas del ano,
en el curso de un prurito anal y en la crisis hemorroidal, en
que el paciente experimenta quemazón por el paso de las
heces, si bien cede con rapidez al final de la defecación.
La fisura anal se traduce por una crisis dolorosa que aparece
una vez terminada la defecación, después de un tiempo libre,
que varia de minutos a una media hora (esfinteragia). Los
fenómenos dolorosos pueden ser intensos, comparables con
una quemadura de un hierro, que se irradia al perineo, región
glútea y órganos genitales. En la fisura interna del ano, el
dolor esfinterálgico es menos intenso, pero mucho mas
prolongado que en la fisura común.
El dolor es continuo e intenso en el prolapso anal, ulcera
tuberculosa, trombosis hemorroidal, abscesos anorrectales e
isquiorrectales y demás procesos inflamatorios agudos de la
pelvis.
En el cáncer del recto, en la disquecia y en la proctitis, las
molestias son soportables y referidas como sensación de
plenitud rectal, que conduce a frecuentes esfuerzos estériles
de defecación (tenesmo).
El prurito de ano puede ser por parasitosis intestinal. En
este caso, comienza por la noche al acostarse, alcanza su
máxima intensidad al entrar en calor y desaparece antes de la
mañana siguiente. Se logra un cese con la administración de
un enema salino y no aparece el resto de la noche.
Fistulas anales y perianales son dolorosas de modo
intermitente, en ocasiones de los brotes de retención que a
veces pueden estar muy distanciadas uno de otros, con la
impresión clina de un absceso marginal de repetición.
Entre las algia anorrectales esenciales cuentan:
1. Proctalgia fugaz o paroxismal. Bien definida con crisis
dolorosas en la región rectal, de comienzo brutal en las
noches. Duran pocos, de segundos a pocos minutos.
Suele aparecer a partir de los 40 años, con preferencia
en el sexo femenino.
2. Coccigodinia. De forma rectal, da dolores anorrectales
sin irradiación alguna. Existe dolor a la presión del
cóccix. 40-60 % de casos por traumatismo en la región
sacrococcígea.
3. neuralgia anorrectal de forma genital. Es frecuente en
mujeres has sufrido una intervención ginecológica.
4. Neuralgia anorrectal secundarias. Se observan en la
tabes, compresiones medulares y también en las
afecciones de cola de caballo.
CARACTERISTICAS E INTENSIDAD.
Varía según la sensibilidad del sujeto y topografía de la lesión,
y no hay que olvidar que pocos síndromes doloroso actúan
con tanta intensidad sobre el psiquismo como el dolor anal,
que se transforma en obsesionante y con bastante rapidez,
lleva consigo reacciones nerviosas desproporcionadas a la
intensidad de fenómenos dolorosos.
Al valorar el carácter propio del dolor, distinguiremos la
quemazón de la simple molestia o sensación de peso
anorrectal y de las construcciones dolorosas de la
esfinteralgia.
El periodo menstrual exacerba las molestias hemorroidales.
TENESMO.
Consiste en una sensación continua de plenitud rectal, de
cuerpo extraño intraampollar que conduce a frecuentes
esfuerzos estériles de defecación. Se observa en el cáncer de
recto, en el estreñimiento proctogeno o en la proctitis.
FALSAS GANAS.
Constituye un sigo esencial, y muchas veces precoz, de la
lesión rectal. El enfermo presenta ganas imperiosas de
deponer con le resultado de una evacuación mínima, alguna
mucosidad, purulencia o ambas, una ventosidad, un poco de
sangre o nada.
LOS PUJOS.
Son dolores cólicos rectosigmoideos que parten de la fosa
iliaca izquierda en sentido descendente hacia el ano con
sensación de infructuosa imperiosidad defecatoria por
ausencia de contenido rectosigmoideo.
ANOMALIA DE LA EVACUACION.
Las lesiones orgánicas o la presencia de espasmos dan lugar a
la salida de unas heces de forma acintada o motivan a la
expulsión de pequeños y delgados cilindros fecales.
El sino de falso amigo, (salida de heces que manchan la
ropa interior) es sospecho de alto grado de cáncer de recto, y
también puede presentarse en proctitis y en la hipotonía
esfinteriana no senil.
INSPECCION
Con buena iluminación. La posición mas adecuada es la
genupectoral, en la cual en enfermo se coloca de rodillas
sobre una mesa elevada, con las rodillas separadas, las
piernas formando un ángulo recto con los muslos, el tórax
hundido tocando la superficie de la mesa y la cara de lado
apoyada en una almohadilla.
Al paciente, en esta disposición, se les separan las nalgas y se
despliegan uno a uno los pliegues anales, mientras el
paciente puja, para facilitar la procidencia de la mucosa
rectal. Se debe comprender el orificio anal, la región perineal,
parte inferior del dorso, las nalgas, los genitales externos y la
cara posterior e interna de los muslos.
En condiciones anormales observaremos:
Lesiones por causa de prurito. Piel rosada con
excoriaciones por el rascado.
Absceso anal
Orificios fistulosos secundarios.
Fisura anal.
Cáncer del ano. Masa de forma y tamaño variables, con
zonas ulceradas que sangran con facilidad.
Hemorroides externas
Hemorroides internas prolapsadas e irreductible.
Prolapso rectal.
Condilomas planos.
Condilomas acuminados.
Ulceraciones
Adenoma solitario rectosigmoideo
Papilas anales hipertróficas.
ENDOSCOPIA.
La inspección interna del intestino terminal puede referirse
solo al recto o a regiones más profundas.
RECTOSIGMOIDOSCOPIA
Es más fácil con el empleo de los fibrosigmoidoscopio o
fibrocolonoscopio flexibles que con el rectosigmoidoscopia
rígido. Cabe señalar que el tradicional rectosigmoidoscopia
rígido sigue representando todavía para las ultimas porciones
del intestino grueso cuando especiales condiciones no lo
contraindican.
La mucosa del intestino terminal normal tiene un aspecto liso,
húmedo, de un rosado muy parecido a la mucosa de la
mejilla. Esta mucosa se amolda al instrumento y se distiende
con facilidad por influencia de la insuflación.
Las lesiones que se observan con frecuencia son:
BIBLIOGRAFIA
Semiología Medica Argente Álvarez 2a Ed. Capítulo 24,
Extremidades. Pág. 258
Semiología Médica y Técnica exploratoria - Suros 8ed.
Capitulo 4, Gastroenterología. Hepatología. Pág. 479,
Región anorectosigmoidea.