El rey David asegura que el Dios Todopoderoso vive entre la alabanza de
su pueblo (Salmos 22:3). Jesús afirmó que Él estaría en medio de dos o
tres que se reunieran en su nombre (Mateo 18:20). Cada vez que llevas a tus hijos a la iglesia, creas una oportunidad para que se puedan encontrar cara a cara con Jesucristo.
3. En la iglesia tus hijos hacen amigos para toda la vida
No hay mejor lugar para experimentar lo que significa estar unido a
pesar de las diferencias, que en la iglesia, aquí tus hijos pueden ver que Dios realmente tiene una familia: una familia sumamente diversa y unida, una familia que no comparte un rato, sino toda la eternidad junta, en la casa de Dios. En los colegios nuestros hijos suelen ser de los pocos que creen en Dios. Si los llevas a la iglesia, ellos pueden ver que tu familia no es la única cristiana en el mundo, sino que muchos otros niños y niñas también tienen padres que aman a Dios.
4. En la iglesia tus hijos pueden servir a tu lado
Es una de las lecciones más valiosas de la vida que aprendemos desde
pequeños: considerar las necesidades de los que nos rodean y suplirlas si está en nuestras manos. En la iglesia, tus hijos pueden acompañarte cuando saludes a alguien nuevo, pongas sillas, prepares una manualidad, saques fotocopias, ordenes libros o toques un instrumento.
5. En la iglesia tus hijos pueden descansar
Los días pasan rápido. Entre semana, los niños van a la escuela, siguen con clases extraescolares, quedan con amigos, estudian, ven la tele, etc.
Estar en la iglesia los domingos por la mañana les ofrece un descanso.
Permite que se desconecten de los quehaceres de la semana y descubrir el por qué de las cosas que hacemos. Vivimos para glorificar a Dios y disfrutar de Él eternamente, lo más importante de nuestra vida es que Dios nos ama y disfruta de nosotros.