Ser maestro de la escuela dominical Revista Le Fuente | Ebook 5

Preparado para Maynor Belteton vargas; pastorbelteton@hotmail.com con orden nr. 0030435333
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Índice

1. ¿Maestro… YO?

El llamado del maestro: su significado y sus implicancias 4

2. Tres condiciones espirituales esenciales para enseñar

La preparación espiritual del maestro 7

3. Las seis cosas que necesitas para poder enseñar

El maestro y el uso apropiado de las herramientas 11

Por Analía Capurro y Ana Laura Bello

Analía es de Buenos Aires, Argentina. Maestra de niños desde hace


20 años, es autora de ebooks, cursos de capacitación y material
complementario para trabajar con los niños.

Blog: delostales.blogspot.com

Ana Laura es de Montevideo, Uruguay. Es maestra de niños, trabaja


como Secretaria de Dirección en un colegio evangélico y coordina el
Departamento de Educación Cristiana. Escribe recursos para niños como
devocionales y lecciones.

Blog: unaaventura3d.blogspot.com

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1 El llamado del
maestro: su
significado y sus
implicancias

¿Maestro YO?

¿Cuál es el maestro o maestra que recuerdas más? Quizás puedes decirnos

que era alegre, exigente, ordenada, distraída, cariñosa, rezongona…
Generalmente recordamos características personales de ese maestro que
nos quedaron grabadas porque fueron de bendición o no. ¿Qué maestro te
gustaría ser? La respuesta a esta pregunta está relacionada con otra...

¿Qué es lo que te motiva a servir como maestro?

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Generalmente muchas y diversas suelen ser las motivaciones que

tenemos: “Es lindo”, “No hay quien lo haga”, “¿Cómo voy a decir que
no?”, “Mi mamá lo hacía”... ¿Te identificaste con algunos de estos? Quizás
sí, quizás no. Pero seguramente, coincides con que todas ellas son
motivaciones incorrectas.

Entonces, ¿cuál debiera


ser la motivación correcta?

1. Ser responsable con el llamado del Señor

Tengo una buena noticia para darte. Si Dios te ha llama- do para ministrar
a los niños, te ha equipado para que lo hagas a través de su Espíritu Santo,
quien nos capacita y perfecciona.

El apóstol Pablo creía y enseñaba: “Tal confianza es nuestro medio de

Cristo delante de Dios no que seamos competentes para pensar algo
como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de
Dios” (2 Co 3.4-5).

2. Ser responsable con tus dones (Ef 4.11-13)

Recuerda: ni los cursos, ni el pastor, ni la Escuela Dominical te hacen
maestro. Es el Señor quien te llamó.

¡Qué privilegio! Fuimos llamados y equipados para servirle a nuestro Buen

Pastor, precisamente pastoreando a nuestras ovejitas. No sé para ti, pero
para mí ¡es un motivo de agradecimiento!

Cuando somos llamados por el Señor para desarrollar esta tarea, tenemos
paz, tranquilidad, confiando en lo que dice Filipenses 2.13 “...porque Dios
es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad”.
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Si tienes estas motivaciones,


tu alumno te recordará como un maestro que:

1. Ama a Jesús y vive conforme a la Palabra de Dios.

2. Tiene una pasión ardiente de ver a los niños salvos y discipulados.

3. Ama a los niños y le gusta estar con ellos.

4. Tiene un buen sentido del humor.

5. Tiene la capacidad y el deseo de seguir creciendo.

6. Puede comprender a sus niños y motivarlos.

Ahora... ¿Qué te motiva a servir como maestro?

¡Que seas de bendición y el Señor te utilice en el lugar donde te ha

puesto!

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2 Test: La
preparación
espiritual del
maestro

Tres condiciones
espirituales esenciales
para ser maestro

Sí, leíste bien... ¡los maestros tenemos que evaluarnos! ¿Qué tenemos que
evaluar? Por un lado, nuestra tarea, y por otro, y más importante, a
nosotros mismos.
¿Estamos capacitados?

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Si bien la enseñanza es un don que el Señor nos regaló, es importante

capacitarnos para realizar la tarea con mayor excelencia. Estudiar,
investigar, nutrirnos para transmitir las verdades bíblicas de la mejor
manera. ¡Proponte este año mejorar esta área de tu vida!

¿Estamos preparados espiritualmente?

1. Para poder enseñar sobre el Maestro

tenemos que conocer al Maestro

Y esto solo se logra teniendo “intimidad” con el Maestro. Si queremos

conocer más a otra persona, necesitamos dedicar tiempo para estar
juntos, conversar, compartir. ¿Cuánto tiempo dedicas a conocer al
Maestro? ¿Conversas con él? ¿Le permitís estar en tus experiencias
buenas y malas? Acércate como el salmista: “Oh Jehová, de mañana oirás
mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré” (Salmos 5.3).

Nos preparamos cuando cada día nos encontramos con el Maestro.

Abrimos Su Palabra y conocemos lo que tiene para nosotros, cuál es Su
plan y propósito para nuestras vidas. Hablamos con Él, agradeciéndole
por sus cuidados y bendiciones, intercediendo por otros, poniendo en Sus
manos nuestros sueños y preocupaciones, alabándole por lo que hace en
nuestras vidas y adorándole por quién es.

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2. Para poder enseñar sobre el Maestro

tenemos que permitir ser usados por Él

Él nos hizo maestros y nuestra motivación tiene que estar en ser

instrumentos en Sus manos. Poner nuestras vidas a Su disposición para
que el Espíritu Santo sea quien enseñe a través nuestro. Esto solo es
posible si nuestras vidas están limpias, si no tenemos pecados sin
confesar. Sigamos el consejo de Pablo a Timoteo: “Procura con diligencia
presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse...” (2 Timoteo 2.15).

Nos preparamos cuando cada día nos presentamos ante el Maestro y

pedimos perdón por aquellas actitudes, sentimientos, palabras,
intenciones... pecados que hemos cometido. Buscamos la santidad y la
llenura del Espíritu Santo para que el fruto se manifieste en nuestras vidas
y de esta manera ser un instrumento útil en sus manos.

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3. Para poder enseñar sobre el Maestro

tenemos que estar en comunión con otros

El maestro es parte del cuerpo de Cristo. La mano por más útil que sea no
puede cumplir su función fuera del cuerpo, necesita del resto. El maestro
no puede ser útil si no está en comunión con la iglesia. ¿Participas de las
demás actividades que no son tu clase? ¿Asistís a los cultos para nutrirte
de la Palabra de Dios? Recuerda, no se puede dar lo que no se recibe.

Nos preparamos cuando somos parte de la iglesia del Maestro, cuando

participamos de los cultos y las actividades, cuando recibimos en su Casa
para dar a otros.

¿Hiciste el test? ¿Estás preparado?


Dios quiere usarte, a ti te toca prepararte.

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3 El maestro y el
buen uso de las
herramientas

Las seis cosas que

necesitas para poder
enseñar

Un carpintero usa una sierra y un martillo. Un mecánico necesita una

tenaza y un criquet. Una cocinera tiene olla y cucharón. Un doctor
necesita un estetoscopio y una camilla. Pero un maestro, ¿con qué cuenta?

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Primero las herramientas indispensables

1. La Palabra de Dios, que debe estar por encima de tu manual de

enseñanza. “La palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebreos 4.12). Para el
maestro cristiano no hay mayor herramienta que la Biblia. Si la lees
fielmente podrás preparar buenas clases y recibirás fortaleza para tu
vida. No puedes llegar a la escuela dominical sin tu Biblia. Serás como
un soldado sin arma.

2. La oración. Dijo Jesús: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi

nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea completo” (Juan
16.24). Ora por los niños, por sus familias, por la enseñanza. Ora de
mañana, de tar- de, de noche, ora sin cesar por el ministerio que Dios
te ha dado.

3. Dones y talentos. El propósito de Dios tiene su provisión. Dios no

te ha llamado para una misión y te ha dejado a la deriva. Él te ha
equipado con dones y talentos para que puedas servirle en el lugar y de
la forma que Él lo merece. Dios no te exige lo imposible, sino que
desea usarte de acuerdo a los dones que te ha dado; pero es necesario
que los descubras y los uses. ¡Pon a disposición del Maestro lo que está
a tu alcance y verás lo que puedes hacer!

Y luego las importantes

4. Conocimiento de tus alumnos. ¿Qué sabes de cada uno de ellos?

¿Cuentas con información como teléfono, dirección, fecha de
nacimiento, nombre de sus padres, cuántos hermanos tiene, quiénes
viven con él, en qué grado está en la escuela, cuáles son sus gustos y
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cuáles sus necesidades, qué habilidades tiene y qué le cuesta más?

Planillas de registro te ayudarán a organizar esta información y tenerla
a mano cuando más la necesites.

5. Materiales de formación. Nunca se puede dejar de aprender, así

que el maestro también es alguien que aprende. Es por eso que estas
herramientas siempre tienen que estar en el inventario de un maestro:
Manuales de estudio, comentarios bíblicos, diccionario. Herramientas
que te ayudarán a comprender el pasaje bíblico para poder extraer la
enseñanza que quieres transmitir a tus alumnos. Y por otro lado, la
capacitación también debe estar en la vida del maestro. Participar de
talleres, seminarios, cursos que puedan ofrecerse en su iglesia local o
en otras congregaciones.


6. Recursos didácticos. Cómo captar el interés del niño es uno de los

pilares en la preparación de la clase. Objetos, láminas, videos,
presentaciones, títeres, representaciones, canciones y otras tantas
ideas deben estar en tu inventario. De acuerdo a la edad de tus
alumnos, a los intereses y necesidades que tengan, el espacio del que
dispongas, será el recurso que escojas.

Haz un inventario de las herramientas que reconoces que ya tienes y

piensa qué puedes hacer para completar lo que te falta. ¡Recuerda que hay
herramientas importantes y otras imprescindibles!

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