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Ficha Historia Universal Contemporánea María Bademián 5.288.

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Francois Furet. “El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX” .
México, FCE, 1995

Capítulo II: “La primera Guerra Mundial”

En este capítulo, Furet analiza las características, causas y consecuencias de la primera Guerra
Mundial. Plantea que lo que caraceriza a esta guerra es su totalidad y su imprevisibilidad. A lo largo del
texto, utiliza como evidencia de sus argumentos tanto los hechos de la guerra como las opiniones de
historiadores de la época.

Define la guerra como “una apuesta cuyas modalidades y efectos son imprevisibles. Rompe un
equilibrio que los dos beligerantes esperan modificar en provecho propio, sin que ninguno sepa en
realidad si tendrá las fuerzas para hacerlo ni si el devenir del conflicto modificará las consecuencias
esperadas”. Y, según el autor, la de 1914 ilustra este concepto dado que ninguna guerra antes tuvo un
desarrollo y unas consecuencias tan imprevistas. Además, al ser una guerra total cuya sustancias son el
patriotismo y el sentimiento nacionalista, todo en ella pertenece al orden de las pasiones, no al de los
intereses.

Su primera característica es su imprevisibilidad: esta guerra es el producto improbable en última


instancia e imprevisto de rivalidades internacionales que podrían haber sido tratadas de tal forma de
impedir el conflicto. Esta es su principal diferencia con la Segunda Guerra, la cual sí fue pensada,
planeada, y tuvo de fondo razones ideológicas que configuraron el enfrentamiento entre dos ideas del
hombre en sociedad: la del nazismo y la de la democracia. Su imprevisibilidad no estuvo solo en sus
causas, sino también en sus consecuencias: los resultados de la guerra fueron tan imprevisibles que
todos creían quedarse en el nivel de su historia nacional, pero en realidad estaban signando el final de
una época e inaugurando el comienzo de la tragedia europea, el comienzo de la “era de las catástrofes”,
según Hobsbawm.

En segundo lugar, Furet plantea que la Primera Guerra se alimentó de la idea del patriotismo, de la
nación por encima de la clase, tuvo su origen y sustancia en las rivalidades entre naciones europeas y
en el patriotismo de sus ciudadanos. Esto significa que, en el enfrentamiento, los ciudadanos dejan
entre paréntesis sus ideas políticas para servir unidos a sus países como prueba máxima de la virtud
cívica. La nación hace olvidar la clase, que queda relegada por los sentimientos patrióticos y
nacionalistas que no distinguen clases sociales. Así, el culto de lo nacional conjura el déficit cívico de
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la democracia: la ideología nacionalista ofrece a los individuos separados de las sociedades modernas
europeas un nexo más fuerte que la representación que eligieron.

La idea central de esta obra es que la guerra de 1914 fue una guerra total, fue la primera guerra
democrática de la historia: tocó la universalidad de los ciudadanos en toda Europa. Esta guerra es
democrática por ser la de los grandes números: de los combatientes, de los medios y de los muertos. La
guerra la hacen masas de civiles en regimientos que han pasado de la autonomía ciudadana a la
obediencia militar por un tiempo indefinido, el ejército en guerra constituye un orden social en el que el
individuo ya no existe, y cuya inhumanidad misma explica su inercia casi imposible de quebrantar. Así,
la guerra es interminable pero no por sus objetivos, sino por el carácter, por la situación militar que ha
creado: no es más que la resignación a la fatalidad, se reduce al combate en sí mismo sin ningún
augurio de paz; justamente la paz es el gran enigma político de 1914. Lo único claro es que los
hombres han perdido en la guerra el dominio que tenían sobre su historia: de esta aventura que creían
conocer no previeron ni el curso ni el carácter, no supieron conducirla, y no pueden ponerle fin.

En efecto, la guerra “total” le quitó a la guerra lo que esta implicaba de inteligencia, virtud y
previsión. Su carácter interminable se debió al equilibrio de las fuerzas junto a la potencia de los
ejércitos, al enterramiento de los combatientes en las trincheras. Los conceptos iniciales de la guerra se
diluyeron y los hombres perdieron la capacidad de reflexionar, se entregan al azar que les da la vida o
la muerte. Así, aunque combatieron por la civilización, la guerra misma les arranca el sentimiento de
civilización.

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