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El segundo pasaje es 2 Pedro 1:21 que dice: “porque nunca la profecía fue
traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios
hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. En este pasaje, el
apóstol Pedro señala no solo el origen de las Escrituras (divino) sino
también los medios o instrumentos que Dios escogió para escribirla
(humanos). En la frase “santos hombres de Dios”, Pedro señala el carácter
de los hombres que Dios escogió.
“Muchos han sido los que han querido hacer las ‘Sagradas Escrituras’ y
‘toda la Escritura’ coextensivas a veces con el objetivo de afirmar que era
imposible que mientras vivieron los apóstoles sus escritos pudieran haber
sido considerados parte de la Escritura. Sin embargo, no solo está claro
que Pablo hace referencia al evangelio de Lucas, y Pedro a las cartas de
Pablo como Escritura sino que además no hay en esas referencias una
necesaria improbabilidad, pues es evidente que los apóstoles
consideraron que sus escritos poseían una autoridad especial y esperaban
de sus lectores que reconocieran este hecho. Por esta razón, no es
sorprendente que en los días posteriores a los apóstoles, las iglesias no
tuvieran ninguna dificultad en tratar los escritos apostólicos como obras
de igual autoridad que el Antiguo Testamento, pues ya los propios
apóstoles y sus lectores lo hicieron”1.
1
Robert J. Sheehan. Tu Palabra Es Verdad. (Barcelona, España: Editorial Peregrino, 1999), pg. 100
contradicciones internas en los manuscritos originales, conocidos como
los autógrafos.
2
Wayne Grudem. Teología Sistemática. (Miami, Florida: Editorial Vida, 2007), pg. 93
ser correcta necesitaba incluir solo una idea correcta del contenido
de lo que la persona dijo. De manera que en la Biblia, el escritor
original en muchos casos no implicaba que estaba usando las
palabras exactas del que citaba, ni tampoco los oyentes originales
esperaban al pie de la letra que así fuera3.
III. La Infalibilidad de las Escrituras como evidencia de su
suficiencia
La Biblia es suficiente como medio de revelación divina para el hombre
porque todo lo que dice es consistente con la verdad y todo lo que predice
se cumple a cabalidad. Esto se conoce en la Teología como la doctrina de
la Infalibilidad.
3
Wayne Grudem. Teología Sistemática. (Miami, Florida: Editorial Vida, 2007), pg. 94
Es precisamente su veracidad lo que ha hecho de la Biblia ser el libro más
leído y citado en la historia de la humanidad. En su obra “The Greatest
English Classic”, Cleland B. McAfee escribió lo siguiente: “Si se destruyeran
todas las Biblias en todas las grandes ciudades, el Libro podría ser
restaurado en todas sus partes esenciales a partir de las citas de ellas en
las estanterías de la biblioteca pública de la ciudad.” El mismo Señor
Jesucristo afirmo la veracidad de las Escrituras en San Juan 17:17:
“Santifícalos en tu verdad, tu palabra es verdad”4.
4
Josh McDowell. Evidencia que Exige un Veredicto. (Cuernavaca, México: Cruzada Estudiantil y
Profesional para Cristo, 1975), pg. 26
5
Philip W. Comfort. El Origen de la Biblia. (Carol Stream, Illinois: Tyndale House Publishers, 2008), pg. 40
destruida y barrida completamente hasta dejarla como una peña lisa. La
historia universal registra de manera sorprendente como años más tarde,
Alejandro el Grande demolió la antigua ciudad de Tiro y con los escombros
construyo una vía de 60 metros de ancho para poder conquistar la nueva
ciudad de Tiro que había sido construida en una isla aproximadamente a
un kilometro de la costa. Una vez más tanto la historia como la ciencia
corroboran la infalibilidad de las Escrituras.
En el caso del Nuevo Testamento, los apóstoles y los escritores del Nuevo
Testamento reconocieron que sus propios escritos eran la Palabra de Dios
(Colosenses 4:16; 1 Tesalonicenses 4:15). Cuando los apóstoles escribieron
sus cartas eran conscientes de la gran autoridad que tenían sus escritos y
por lo tanto ordenaron que sus cartas fueran leídas a todos los cristianos
en todas las iglesias.
Durante el periodo Post- Apostólico (100-350 d.C.), todos los 27 libros del
Nuevo Testamento son citados por los padres de la iglesia en sus escritos.
A partir del 140 d.C., comienzan a surgir algunas colecciones de libros del
Nuevo Testamento. Una de las mas importante es el Canon Muratoriano
(170 d.C.) que contenía casi todo los libros del Nuevo Testamento con la
excepción de Hebreos, Santiago, y 1 y 2 de Pedro. En el año 367 d.C.,
Atanasio de Alejandría publica una lista de veintisiete libros considerada
como la más antigua lista de libros del Nuevo Testamento. Sin embargo,
es a partir del Concilio de Cartago (397 d.C.) que el Canon del Nuevo
Testamento es formalmente fijado a veintisiete libros, tal y como lo
tenemos hoy día.
Pero al igual que su escritura, la formación del Canon es el resultado del
esfuerzo Divino y del humano. Sobre este mismo tema, el doctor Lewis
Sperry Chafer escribió lo siguiente: “Finalmente, aunque llevado a efecto a
través de la intervención y cooperación del hombre, Dios obro en la
formación del Canon, como lo hizo en el origen del texto de las Escrituras,
un milagro estupendo. Su propia Palabra inerrante no solamente fue
recibida y escrita de manera incomparable, sino que también fue
inerrantemente coleccionada en un volumen y preservada de esa
confusión, detrimento y desvío del propósito divino que, ya sea por
substracción o adición al Canon, pudiese haber ocurrido. El cuidado
directo de Dios sobre la formación del Canon de las Escrituras es tan
evidenciado y, de tal modo, para su gloria como lo es el cuidado que El ha
tenido sobre la transmisión exacta de Su verdad a través de instrumentos
humanos”6.
6
Lewis S. Chafer. Teología Sistemática Tomo I. (Dalton, Georgia: Publicaciones Españolas, 1978), pg. 98
adversidades. Como toda doctrina bíblica, la Preservación de las Escrituras
está claramente sustentada en la Biblia. Hay varios pasajes tanto en el
Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento que apuntan a esta
verdad:
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).
En primer lugar, las Escrituras han sido preservadas por Dios a través del
tiempo. La Biblia es uno de los libros más antiguos del mundo, con
aproximadamente 4,000 años de circulación. Ha sido escrita en todos los
tipos materiales de escribir (papiros, rollos, etc.) usados por el hombre a
través de los siglos. Ha tenido que ser copiada a mano durante cientos de
años antes que existiera la prensa de imprimir. Sin embargo, ni su
contenido ni su existencia se han visto perjudicadas en lo absoluto.
En segundo lugar, las Escrituras han sido preservadas por Dios a través de
la persecución. “Como ningún otro libro, la Biblia ha soportado los ataques
mal intencionado de sus enemigos. Muchos han tratado de quemarla, de
prohibirla y de ponerla fuera de la ley desde los días de los emperadores
romanos hasta el presente en los países dominados por el comunismo”8.
Conclusión