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Capítulo 1 Teorías y métodos de investigación 17

determinar qué causa qué. Por ejemplo, el maltrato físico, el abuso sexual u
otros traumas emocionales de la niñez temprana casi siempre aparecen en los
casos de adultos afectados por el trastorno de personalidad múltiple (Frisch-
holz, 1985). ¿Significa esto que el maltrato del niño es la causa de dicho tras-
torno? Si lo afirmamos en el caso de un individuo, ¿podemos hacer una genera-
lización a todas las personas que son como él?
Los estudios de casos pocas veces se emplean en la investigación moderna
del desarrollo, pero siguen siendo importantes en el diagnóstico y en el trata-
miento clínicos, ya que nos dan una descripción pormenorizada del individuo
cambiante e íntegro dentro de un contexto ambiental. Los principales usuarios
de esta técnica han formulado, además, complejas teorías del desarrollo de la
personalidad humana y de su funcionamiento. A continuación, exponemos dos
de las más conocidas.
Teoría psicoanalítica de Freud Sigmund Freud (1856-1939) se sirvió de
Sigmund Freud, autor de la teoría psi-
los estudios de casos clínicos de sus pacientes adultos, lo mismo que de sus
coanalítica. Su hija Anna mantuvo viva
propias reminiscencias infantiles, para elaborar lo que más tarde se conocería la tradición psicoanalítica, a la vez que
como teoría psicoanalítica. Durante más de 40 años, la depuró y convirtió en profundizó en el ego y los mecanismos
una concepción muy compleja del desarrollo y de la naturaleza humanos. Aquí de defensa.
trataremos los aspectos fundamentales de la teoría freudiana y en capítulos
posteriores examinaremos sus repercusiones.
En la teoría psicoanalítica clásica hay dos secuencias de desarrollo que se su-
perponen en algunos puntos. La primera se refiere a la estructura de la persona-
lidad y a sus componentes fundamentales; la segunda, a las etapas durante las
cuales el desarrollo de la personalidad se ve influido de diversas maneras.
Según Freud, desde su nacimiento el niño está dominado por el id (ello), el
componente primitivo y egoísta de la personalidad. Es decir, representa el “ani-
mal” que nos habita y genera impulsos de origen biológico o “deseos instinti-
vos”, que es preciso enfrentar de una u otra maneras. Los impulsos tienen que
ver con cosas como obtener comida y agua, y satisfacer otras necesidades de la
supervivencia, lo mismo que con el sexo y la agresión (en la teoría freudiana,
estos dos últimos son esenciales y en torno a ellos se estructura de manera di-
námica la personalidad). El id se rige por el principio del placer: busca la satis-
facción inmediata y evita el dolor. Forma parte de una mente inconsciente más
grande que, de acuerdo con Freud, rige la mayor parte de la conducta sin que
nos percatemos de ello. Por ejemplo, cuando empezamos a caminar (e incluso
antes) estamos acumulando temores, culpas y conflictos inconscientes que ha-
bremos de encarar a lo largo de la vida.
A medida que avanza el desarrollo, el ego (yo) evoluciona en forma gradual
a partir del id, y con el tiempo se convierte en un componente individual de la
personalidad. Es como el “agente ejecutivo” de los impulsos del id. Es la mente
consciente y se compone de lo que sabemos y pensamos en un momento dado;
nos sirve para conciliar los impulsos del id con la realidad externa. Por ejem-
plo, si el id envía un impulso sexual, el ego lo enfrentará de alguna manera, ya teoría psicoanalítica Teoría que se basa
sea satisfaciéndolo o desviándolo mediante los mecanismos de defensa (que se en las ideas de Freud, quien propuso una
explican más adelante en este capítulo y en el 7). Por tanto, el ego se rige por concepción determinista de la naturaleza
el principio de realidad y constantemente debe conciliar los impulsos y otras fuer- humana. Pensaba que la personalidad
zas inconscientes con las exigencias y restricciones de la sociedad. estaba motivada por pulsiones biológicas
El superego (superyó) empieza a evolucionar a partir del ego durante el innatas.
periodo preescolar. Consta de lo que llamamos conciencia, además de lo que id (ello) Componente primitivo y hedo-
Freud denomina ego ideal: las imágenes y las creencias de lo que deberíamos nista de la personalidad.
ser como personas. Podemos decir que se rige por el principio de moralidad. In- ego (yo) Componente de la personali-
teractúa de manera dinámica con el id y el ego; por ejemplo, si el id produce dad consciente orientado a la realidad.
un impulso sexual y el ego encuentra la manera de satisfacerlo, el superego superego (superyó) Componente cons-
intervendrá en caso de que desapruebe lo que el ego se propone hacer. ¿Cómo ciente que abarca al ego ideal.
18 Parte I Introducción a la materia y el desarrollo prenatal

intervendría el superego? Podría amenazar y, quizá, liberar grandes dosis de


vergüenza y culpa.
En lo que respecta a la personalidad como un todo, los tres componentes
de Freud pueden desarrollarse con diferente fuerza: una persona con un id
“fuerte” y un superego “débil” tendrá poco control ético y moral sobre su con-
ducta. Una persona con un superego “muy desarrollado” se sentirá abrumada
por sentimientos de culpa y será muy insegura.
Desde un punto de vista distinto, el desarrollo evoluciona a través de las eta-
pas psicosexuales que se incluyen y describen en la tabla 1-3. Aquí, con todo,
el interés se concentra en las zonas erógenas que cambian en los primeros años
de vida. Una zona erógena es una parte del cuerpo que procura intensa gratifi-
cación cuando se la estimula. En la primera etapa, que corresponde a gran parte
de la infancia, esa área se concentra en los labios y la boca, de ahí que Freud la
haya llamado etapa oral. La siguiente es la etapa anal, en la cual la zona erógena
se desplaza a la región que rodea el ano y durante la cual suele efectuarse el
entrenamiento en el control de esfínteres. Viene después la etapa fálica, en que
la zona erógena se desplaza a los genitales y permanece allí por el resto de la
vida. Después de esta etapa, de acuerdo con Freud, habría un periodo de latencia
en la niñez media, en el cual las pulsiones sexuales se desactivan; por último,
aparece la verdadera etapa genital, que comienza en la pubertad, cuando los im-
pulsos sexuales predominan una vez más.
Freud tuvo mucho menos que decir respecto de las dos últimas etapas; la
mayor parte de su vida la dedicó a las tres primeras. La observación informal
de las conductas del niño durante las etapas oral, anal y fálica parecen corres-
ponder a lo que él destacó. Los lactantes interactúan fundamentalmente “lle-
vándose los objetos a la boca”; cuando empieza a caminar, al niño le preocu-
pan las funciones eliminatorias; y el preescolar posee al menos una sexualidad
primitiva que le permite sentir la excitación sexual. Freud fue el primer teórico
en llamar la atención sobre estos aspectos del comportamiento, aunque sus ex-
plicaciones se parecen muy poco a las que se aceptan hoy en día.
Freud sostuvo que, durante las etapas psicosexuales, pueden presentarse fi-
jaciones capaces de influir en la personalidad por el resto de la vida. Se trata de
“detenciones” que hacen que el adulto siga buscando gratificación en formas

Tabla 1–3 Etapas psicosexuales de Freud


Oral: del nacimiento al año o al año y medio. El niño obtiene placer y gratificación sobre todo de la
estimulación de la boca y de los labios.
EJEMPLO DE FIJACIÓN: oral-incorporativo. El individuo sigue obteniendo una gratificación importante
de actividades como comer, beber y fumar.

Anal: de uno a tres años. El niño obtiene placer y gratificación principalmente de las funciones de
eliminación.
EJEMPLO DE FIJACIONES: anal-retentiva. La personalidad del individuo se caracteriza por la tacañería
y la obstinación, así como por el “estreñimiento emocional” y por la dificultad para expresar sus sen-
timientos; anal-expulsiva, en la cual el individuo sufre “diarrea emocional” y no puede contener sus
pensamientos ni sus sentimientos.

Fálica: de los tres a los cinco o seis años. La zona erógena se desplaza a los genitales y adquiere
carácter sexual.
PRINCIPAL PROBLEMA A RESOLVER: Complejo de Edipo o de Electra.

Latencia: de los cinco o seis a los 12 años. Los impulsos sexuales permanecen latentes.
etapas psicosexuales Etapas freudia-
Genital: de los 12 años en adelante. El predominio de los impulsos sexuales retorna con la adoles-
nas del desarrollo de la personalidad que
cencia y la pubertad.
se concentran en las zonas erógenas.
Capítulo 1 Teorías y métodos de investigación 19

que sólo son apropiadas para niños. Por ejemplo, si a alguien se le da dema-
siada o muy poca alimentación durante la infancia, podrá convertirse en un
adulto que mastica chicle, fuma, bebe o habla en exceso. No obstante, aunque
nadie niega que las experiencias tempranas afectan en forma profunda la perso-
nalidad posterior, las investigaciones realizadas muchos años después de que
Freud formulara su teoría han ofrecido poco sustento, si acaso, a la influencia
de las fijaciones. Sin embargo, es probable que el lector escuche en las conversa-
ciones cotidianas algunos de los términos de la tabla 1-3.
La dinámica freudiana del desarrollo psicosexual ha despertado acaloradas
polémicas, pero vale la pena explorarla, porque resalta algunos de los proble-
mas que plantea el estudio de casos. Basándose en los informes de sus pacientes
y en su propia niñez, Freud sostuvo que todos los niños experimentan lo que
denominó complejo de Edipo, por el legendario rey de Tebas que mató a su padre,
Layo, y sin saberlo se casó con su madre Yocasta. Según Freud, durante la etapa
La madurez o adultez media es la octava
fálica el niño siente deseos sexuales por su madre, pero teme que su padre lo cas- etapa del ciclo vital.
tre como castigo (ansiedad de castración). Sin embargo, con el tiempo se identifica
con su padre y procura parecerse lo más posible a él, sobre todo en lo referente a
los principios morales. Está convencido de que su padre no lo castrará si se le ase-
meja. Y así, a raíz del complejo de Edipo, se forma el superego del niño.
Las mujeres, propuso Freud, experimentan el complejo de Electra, en la etapa
fálica. La designación también proviene de la mitología griega: Electra planeó ma-
tar a su madre, Clitemnestra, por haber asesinado a su padre, Agamenón. En este
complejo, la niña siente deseos sexuales por su padre lo mismo que envidia del
pene, que la impulsan a querer poseer el miembro de su padre. Con el tiempo
resuelve el conflicto de manera simbólica, ya sea identificándose con la madre o
bien por la esperanza de tener un hijo varón. Sin embargo, de acuerdo con Freud,
la envidia del pene no genera tanta fuerza motivacional como la ansiedad de cas-
tración, así que las niñas adquieren con menos firmeza los principios morales y la
ética personal. De hecho, las mujeres terminan teniendo un superego más débil.
Como se habrá de imaginar, las investigaciones posteriores no confirmaron
la hipótesis de los conflictos de Edipo y de Electra en los preescolares. Pero
examinaremos las pruebas en el capítulo 7, en el que las explicaremos dentro del
contexto del desarrollo sexual.
A pesar de su subjetividad e hincapié en la sexualidad, la teoría psicoanalítica
revolucionó la forma en que concebimos la personalidad y la motivación, prepa-
rando así el terreno para otras teorías más objetivas y precisas. Las aportaciones
perdurables de Freud incluyen la idea de la mente inconsciente, la cual conserva
su vigencia aunque hoy no reciba tanta atención. No siempre sabemos por qué
hacemos las cosas y por lo menos parte de lo que hacemos es resultado de nece-
sidades y deseos como los que Freud le atribuyó al id. Asimismo propuso la hi-
pótesis de mecanismos de defensa del ego como la negación (no querer enfrentar
la realidad) y la racionalización (alejarse de lo que deseamos cuando no podemos
obtenerlo), las cuales todavía son formas aceptables en que el ego supera la frus-
tración y otros aspectos desagradables de la vida cotidiana.
En conclusión, la teoría freudiana constituye un ejemplo excelente de la ne-
cesidad de ser eclécticos al estudiar las teorías del desarrollo y de la conducta en
general; tomemos pues lo bueno y lo que funciona, no desechemos en su totali-
dad una teoría tan sólo porque una parte no se sostiene.
En cuanto a la opinión de que nuestros motivos básicos son por completo
egoístas y “malos” en cierto modo, consulte el recuadro “Tema de controver-
sia” (página 20) en el cual encontrará más información de éste y otros plantea-
mientos sobre la naturaleza humana.

Teoría psicosocial de Erikson A Erik Erikson (1904-1994) se le considera neo-


freudiano, porque su teoría del desarrollo de la personalidad se deriva de la de
20 Parte I Introducción a la materia y el desarrollo prenatal

TEMA DE CONTROVERSIA
¿SON LAS PERSONAS tina que significa “pizarra en blanco”. mano posee tendencias heredadas que
INTRÍNSECAMENTE BUENAS, Este argumento se deduce lógicamente lo impulsan a buscar el interés personal
MALAS O NINGUNA DE LAS de la posición empirista de que todo y a violar los derechos de los demás. En
DOS COSAS? lo que sabemos y todo lo que somos conclusión, la vida diaria exige que tra-
nos llega de la experiencia a través de temos de controlar nuestros impulsos y
La naturaleza esencial del hombre (y los sentidos. Por tanto, nada puede ser deseos obscuros.
de la mujer) es una cuestión antiquí- “congénito” fuera de los procesos bioló- Por último, Jean Jacques Rousseau
sima que aparece en los escritos filosó- gicos fundamentales que nos permiten (1712-1778) adoptó un punto de vista
ficos y religiosos que en la actualidad desarrollarnos y crecer. John B. Watson contrario, pues sostuvo que el hombre
sigue vigente. ¿Somos intrínsecamente (1878-1958) profundizó en las ideas de es intrínsecamente bueno al nacer, pero
buenos en el “fondo” de la personali- Locke. Watson era un conductista ra- que lo corrompen los “males” de la so-
dad con motivos positivos hacia noso- dical quien una y otra vez afirmó que ciedad. De manera parecida, Abraham
tros mismos y hacia los demás? ¿Somos podría tomar un niño normal y, con Maslow y Carl Rogers, fundadores de la
intrínsecamente malos con propensión control absoluto sobre su ambiente, con- psicología humanista (tema que se estu-
a la agresión y a la conquista? ¿O nace- vertirlo en el tipo de persona que qui- dia en el capítulo 13), afirman que el yo
mos con una esencia neutral en este as- siera: hábil o torpe, buena o mala (por interno es básicamente bueno, con moti-
pecto? Reflexione sobre su opinión de ejemplo, vea Watson, 1925). En conclu- vos positivos para sí y para los otros. En
la gente en general, basándose en perso- sión, lo que somos y lo que seremos forma activa buscamos el crecimiento y
nas que conoce y en aquellas de que ha depende por completo de la sociedad. la realización personal; al mismo tiempo
leído u oído hablar en los medios, tanto Poco tenemos que decir al respecto se- nos interesan el amor, la afiliación y el
en términos positivos como negativos. gún la concepción mecanicista de que bienestar de quienes nos rodean.
¿Cómo llegaron a ser así? ¿Son los in- somos pasivos y de que el ambiente ¿Cuál de las dos concepciones es co-
dividuos altruistas, orientados a la nos moldea (página 10). rrecta? No hay una respuesta tajante.
gente, y buenos por naturaleza o es su Mientras tanto, otro empirista, Tho- Se sabe que los niños de muy corta
conducta un medio para alcanzar fines mas Hobbes (1588-1679), propuso que edad perciben el malestar de la gente y
egoístas? ¿Son los malos (los que abu- el hombre es intrínsecamente egoísta se sienten perturbados (Hoffman, 1981),
san de los niños, los violadores y los y necesita una formación estricta y un lo cual indica que la empatía es innata;
asesinos en serie) personas intrínseca- control permanente para convertirse en pero es evidente que, ante todo, están
mente buenas que en algún momento miembro cooperativo de la sociedad. orientados a procurarse placer y evitar
de su vida fueron pervertidas por la so- En una postura muy similar se basa la el dolor. También es evidente que de-
ciedad? ¿O son así por la crianza y por teoría psicoanalítica de Freud: la idea ben aprender los principios y valores
las experiencias de la vida, pues al na- central son los motivos egoístas de su- morales de su ambiente social. En con-
cer no eran ni buenos ni malos? pervivencia, de sexo y de agresión; no clusión, sigue discutiéndose si apren-
John Locke (1632-1704) fue un filó- hay nada positivo ni altruista. Estas demos a ser buenos miembros de la so-
sofo inglés para quien todo hombre es ideas son muy semejantes a la doctrina ciedad después de ser malos, buenos o
al nacer una tabula rasa, expresión la- cristiana del pecado original: el ser hu- neutrales por nacimiento.

Freud, si bien con un acento ligeramente distinto. Erikson, discípulo de Freud,


ideó una teoría que no contradice en forma directa el psicoanálisis, pero que con-
cede menos importancia a las fuerzas inconscientes y mucho más a las funciones
del ego. Erikson se concentró fundamentalmente en cómo la interacción social
contribuye a moldear la personalidad; de ahí el nombre de su método: teoría
psicosocial. Basándose en estudios de casos y en minuciosas observaciones de
personas de diversas culturas, su teoría se distingue de la de Freud porque abarca
el ciclo de vida humano completo en lugar de limitarse a los primeros años.
teoría psicosocial Según Erikson, hay
Erikson se decepcionó de la teoría psicoanalítica, pues pensaba que ésta se
fases del desarrollo durante las cuales
la capacidad del individuo para experi- ocupaba tan sólo de los extremos de la conducta. Si bien estaba convencido de
mentar determina los grandes ajustes al que el desarrollo se realiza por etapas y que las primeras correspondían a las
ambiente social y con el yo mismo (o sí propuestas por Freud, subrayó la forma en que las “crisis” o los conflictos socia-
mismo). les se resuelven en cada etapa (vea la tabla 1-4). Este énfasis difiere mucho de

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