Grado en Filosofía. 2º cuatrimestre, 2019-20 / Periodo:12 de febrero de 2020 a 13 de marzo de 2020. Horario: Miércoles, jueves y viernes (13.00h-14.20h); Sala F3
12ª sesión, miércoles 11 de marzo de 2020
1. El ser que puede ser comprendido es lenguaje [Sein, das verstanden werden kann, ist Sprache]» (Hans-Georg Gadamer. Wahrheit und Methode. Grundzüge einer Philosophischen Hermeneutik, 1960; trad. cast.: A. Agud y R. De Agapito; traducción modificado). 2. «Acostumbramos a decir que “llevamos [führen]” una conversación, pero la verdad es que, cuanto más auténtica es la conversación, menos posibilidades tienen los interlocutores de “llevarla” en la dirección que desearían. De hecho, la verdadera conversación no es nunca la que uno habría querido llevar. Al contrario, en general, sería más correcto decir que entramos [geraten] en una conversación, cuando no que nos enredamos [verwickeln] en ella. Una palabra conduce a la siguiente, la conversación gira hacia aquí o hacia allá, encuentra su curso y su desenlace, y todo esto puede, quizá, llevar alguna clase de dirección, pero en ella los dialogantes son menos los directores que los dirigidos. Lo que “saldrá [herauskommt]” de una conversación no lo puede saber nadie por anticipado. El acuerdo o el fracaso es como un suceso [ein Geschehen] que tiene lugar en nosotros. Por eso podemos decir que algo ha sido una buena conversación, o que los astros no le fueron favorables. Son formas de expresar que la conversación tiene su propio espíritu y que el lenguaje que discurre en ella lleva consigo su propia verdad, esto es, “desvela [entbirg]” y deja aparecer algo que desde ese momento es». (Hans-Georg Gadamer. Wahrheit und Methode. Grundzüge einer Philosophischen Hermeneutik, 1960). 3. «El concepto de horizonte se hace interesante porque expresa esa panorámica más amplia que debe alcanzar el comprender. Ganar un horizonte quiere decir siempre aprender a ver más allá de lo cercano y de lo muy cercano [Horizont gewinnen meint immer, daß man über das Nahe und Allzunahe hinaussehen lernt], no desatenderlo, sino precisamente verlo mejor integrándolo en un todo más grande y en patrones más correctos» (Hans-Georg Gadamer. Wahrheit und Methode. Grundzüge einer Philosophischen Hermeneutik, 1960; trad. cast.: A. Agud y R. De Agapito; traducción modificada. 4. «Las investigaciones que presentamos a continuación quieren contribuir a una historia de la ontología y la lógica. En calidad de interpretaciones, estas investigaciones se encuentran sometidas a determinadas condiciones de interpretación y de comprensión. El contenido real de toda interpretación, es decir, el objeto temático en la manera en que ya ha sido interpretado, sólo se logra mostrar directa y adecuadamente cuando la correspondiente situación hermenéutica de la que depende toda interpretación resulta accesible de manera suficientemente clara». (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 5. «La situación de la interpretación, en cuanto apropiación comprensiva del pasado, es siempre la situación de un presente viviente» (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 6. «El sentido fundamental de la actividad fáctica de la vida es el cuidado (curare) […]. La vida fáctica se mueve, en todo momento, en un determinado estado de interpretación heredado, revisado o elaborado de nuevo. La circunspección ofrece a la vida un mundo ya interpretado de acuerdo con aquellas perspectivas en las que el mundo comparece y aguarda en calidad de objeto de la preocupación, en las que el mundo es puesto como problema y buscado como refugio. Estas perspectivas, que en la mayoría de los casos no están explícitamente disponibles y por las que la vida fáctica se desliza por la fuerza del hábito mucho más que por la fuerza de una apropiación expresa, trazan las vías de realización por las que discurre la actividad del cuidado» (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 7. «La vida fáctica no es, de acuerdo con su constitución ontológica, un proceso, ni la muerte es una interrupción de ese proceso que tenga el carácter de una ruptura fortuita. La muerte es para la vida fáctica algo inminente, algo que la coloca ante un hecho ineludible. La vida es tal que su muerte siempre está, de algún modo, presente para ella; la vida es tal que siempre tiene a la vista su muerte, incluso cuando rechaza y reprime el “pensamiento de la muerte”. La muerte se presenta, precisamente, así como el objeto del cuidado, saliendo al encuentro en su aspecto más persistente e inminente como una modalidad de la vida misma. La forzada despreocupación del cuidado de la vida por su muerte se consuma en la huida hacia los quehaceres mundanos. Sin embargo, el hecho de apartar la vista de la muerte, lejos de facilitar una comprensión de la vida en sí misma, se convierte más bien en un modo en que ésta evita el encuentro consigo misma y con su verdadero carácter ontológico. El hecho de tener ante sí la inminencia de la muerte, tanto en la huida hacia los quehaceres mundanos como en la ingenuidad a la que se aferra [la vida], es una elemento constitutivo de la estructura ontológica de la facticidad. Cuando toma posesión de la muerte y asume su certeza, la vida se hace visible en sí misma. La muerte, entendida de esta manera, ofrece a la vida una perspectiva y la conduce, constantemente, ante su presente más propio y ante su pasado, un pasado que dimana y brota de la vida misma […]. La muerte […] es –en cuanto elemento constitutivo de la facticidad– […] el fenómeno a partir del cual se debe explicar y poner de relieve la específica “temporalidad” del Dasein humano. El sentido fundamental de lo histórico se determina en función del sentido de esta temporalidad y jamás por medio del análisis formal del proceso de elaboración conceptual de una determinada historiografía». (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 8. «La existencia sólo se hace comprensible en su propio ser en el cuestionamiento de la facticidad, en la destrucción en cada caso concreto de la facticidad, sacando a la luz los motivos de su actividad, sus orientaciones y sus disposiciones voluntarias […] La existencia es sólo una posibilidad que se despliega temporalmente en el ser de la vida que se ha definido como fáctico» (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 9. «La filosofía trata el problema del ser de la vida fáctica. Desde este punto de vista, la filosofía es ontología fundamental […]. La filosofía trata el problema del ser de la vida fáctica y el modo en que este ser es cada vez nombrado e interpretado mediante el discurso. Esto significa que la filosofía, en tanto que ontología de la facticidad, es al mismo tiempo interpretación categorial del nombrar y del interpretar, es decir, la filosofía es lógica. Ontología y lógica deben ser reconducidas al problema de la facticidad y, por consiguiente, deben ser comprendidas como expresiones de la investigación fundamental, investigación que puede definirse como hermenéutica fenomenológica de la facticidad». (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 10. «La hermenéutica fenomenológica de la facticidad, en la medida en que pretende contribuir a la posibilidad de una apropiación radical de la situación actual de la filosofía por medio de la interpretación […], se ve obligada a asumir la tarea de deshacer el estado de interpretación heredado y dominante, de poner de manifiesto los motivos ocultos, de destapar las tendencias y las vías de interpretación no siempre explicitadas y de remontarse a las fuentes originarias que motivan toda explicación por medio de una estrategia de desmontaje [abbauender Rückgang]. La hermenéutica, pues, cumple su tarea sólo a través de la destrucción […] La destrucción es […] el único camino a través del cual el presente debe salir al encuentro de su propia actividad fundamental […] [s]i esta vida renuncia a la originariedad de la interpretación, entonces renuncia a la posibilidad de tomar radicalmente posesión de sí misma; dicho de otro modo, la vida renuncia a la posibilidad de ser». (Martin Heidegger, Phänomenologische Interpretationen zu Aristoteles [Anzeige der hermeneutischen Situation], 1922). 11.
«El término hermenéutica pretende indicar el modo unitario de abordar, plantear, acceder a ella, cuestionar y explicar la facticidad. ἑρµηνευτικὴ (ἐπιστήµη, τέχνη) deriva de ἑρµηνευειν, ἑρµηνεία, ἑρµηνεύς. La etimología de la voz es oscura. Se la pone en relación con Έρµῆς, el nombre del dios mensajero de los dioses» (Martin Heidegger, Ontologie. Hermeneutik der Faktizität, 1923). 12. «En lo que se refiere a la siguiente investigación no se emplea el título de “hermenéutica” con el significado moderno ni mucho menos en el sentido tan estricto de una teoría de la interpretación. Atendiendo más bien a su significado originario, el término quiere decir: determinada unidad en la relación del ἑρµηνευειν (del comunicar), es decir, del interpretar que lleva al encuentro, visión, manejo y concepto de facticidad […] En la hermenéutica se configura para el existir una posibilidad de llegar a entenderse y de ser ese entender». (Martin Heidegger, Ontologie. Hermeneutik der Faktizität, 1923). 13. «El comprender es el ser existencial del propio poder-ser del Dasein mismo […] La apertura del comprender concierne siempre a la constitución fundamental entera del estar-en-el-mundo […] El comprender tiene la estructura existencial que nosotros llamamos proyecto [Entwurf] […] El comprender en cuanto poder-ser está plenamente impregnado de posibilidad […] El comprender en su carácter proyectivo constituye existencialmente eso que llamamos visión [Sicht]». (Martin Heidegger, Sein und Zeit, 1927). 14. «El proyectarse del comprender tiene su propia posibilidad de desarrollo. A este desarrollo del comprender lo llamamos interpretación [Auslegung]. En la interpretación el comprender se apropia comprensivamente de lo comprendido por él […] La interpretación no consiste en tomar conocimiento de lo comprendido, sino en la elaboración de las posibilidades proyectadas en el comprender […] El “en cuanto” expresa la estructura explicitante de lo comprendido; es lo constitutivo de la interpretación […] La interpretación se funda siempre en una manera previa de ver que “recorta” lo dado en el haber previo hacia una determinada interpretabilidad […] Sentido es aquello en lo que se mueve la comprensibilidad de algo. Sentido es lo articulable en la apertura comprensora […] Sentido es el horizonte del proyecto estructurado por el haber-previo, la manera previa de ver y la manera de entender previa, horizonte desde el cual algo se hace comprensible en cuanto algo […] El “círculo” en el comprender pertenece a la estructura del sentido» (Martin Heidegger, Sein und Zeit, 1927). 15. En la medida en que el enunciado [Aussage] (o “juicio [Urteil]”) se funda en el comprender y representa una forma derivada de llevarse a cabo la interpretación, él también “tiene” un sentido […] De este modo, el enunciado no puede negar su origen ontológico en la interpretación compresora. El “en cuanto” originario de a interpretación circunspectivamente compresora (ἑρµηνεία) será llamado “en cuanto” hermenéutico-existencial, a diferencia del “en cuanto” apofántico del enunciado». (Martin Heidegger, Sein und Zeit, 1927).
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