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Mundo es el nombre común que se atribuye o significa cuanto concierne al ser humano, más

específicamente la experiencia que lo circunda y en concreto aspectos más determinados que abarcan


su vida y su civilización. Algo más abstractamente se considera mundo a la naturaleza o
el universo físico, humano y social donde se sitúa el hombre y que constituye su entorno. Por otra parte,
con mundo se alude también al planeta Tierra,1 entendiendo por tanto como otros mundos el resto
de planetas o astros presentes en el universo.

En el contexto filosófico, y más precisamente ontológico, es un concepto abstracto y posee el significado


absoluto que le da la reducción fenomenológica: todo lo que no es parte del "yo", todo lo que no es
el hombre. Y por otra parte, en modo más concreto, sería la realidad como experiencia, la realidad
empírica y objetiva.
El término latino mundus 'ordenado, limpio' se empleó para traducir el término griego
κόσμος kósmos '[buen] orden, arreglo, ajuste, compostura, perfección'. Estos términos reflejan la noción
prefilosófica de que el mundo en sentido filosófico constituía una construcción intencionada bien
organizada. Por eso en la noción grecolatina existían dioses y entes encargados del mantenimiento de
la estructura y buen orden del mundo.
En filosofía, el término mundo posee varios posibles significados. En algunos contextos, se refiere a
todo lo que conforma la realidad o el universo físico. En otros, puede tener un específico
significado ontológico. Mientras que aclarar el concepto de mundo ha estado siempre entre las tareas
básicas de la filosofía occidental, este tema parece haber surgido explícitamente solamente al inicio del
siglo XX2 y ha sido objeto de continuos debates. La cuestión sobre lo que es el mundo aún no ha sido
resuelta.

Clasificación sobre conceptos de mundo[editar]


Para Francisco Miró Quesada hay tres ejes para clasificar las distintas concepciones filosóficas del
mundo: el eje materialista-espiritualista, el eje finalista-contingencialista y el eje esencialista-
existencialista.3 Por ejemplo, Marx veía al mundo de una forma «materialista finalista» (materialismo
dialéctico) mientras que las religiones ven al mundo desde una óptica «espiritualista finalista»
(escatología y el fin del mundo) ya sea en su vertiente esencialista (Santo Tomás) o existencialista
(Gabriel Marcel). El mecanicismo ve al mundo de una forma «materialista contingencialista», es decir,
en el universo no hay razón o finalidad específica para el cual las leyes de la naturaleza sean de una
manera, pues pudieran haber sido de otra.3

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