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Una pregunta esencial en relación con la psicología clínica se refiere a cuáles son
las causas por las que las personas actúan de manera inadaptada. En efecto, si
conociéramos las causas de un trastorno determinado, entonces seríamos capaces
de prevenir y modificar las condiciones que la han provocado, y quizá incluso invertir
aquellas que contribuyen a su mantenimiento. También podríamos clasificar y
diagnosticar mejor los trastornos si comprendiéramos mejor sus causas, en vez de
tener que limitarnos a confiar en conjuntos de síntomas, que es lo que habitualmente
tenemos que hacer.
Sea cual sea la perspectiva teórica que se adopte, es posible utilizar diversos
términos para especificar el papel que desempeña un factor determinado en la
etiología, o patrón causal, de la conducta patológica. Una causa necesaria (por
ejemplo, la causa X) es una condición que debe existir para que aparezca un
trastorno (por ejemplo el trastorno Y). Por ejemplo, la paresis general (Y) —un
trastorno degenerativo del cerebro— no puede desarrollarse a menos que la
persona haya contraído previamente la sífilis (X). O más en general, si ocurre Y,
entonces antes debía haber estado presente X. Sin embargo, una causa necesaria
no siempre es suficiente por sí misma para producir un trastorno, sino que es
necesaria la presencia de otros factores. Muchos trastornos mentales no parecen
tener causas necesarias, si bien continuamos buscándolas.
Una causa suficiente (por ejemplo, la causa X) de un trastorno es una condición que
garantiza la ocurrencia de ese trastorno (por ejemplo, el trastorno Y). Por ejemplo,
una teoría actual establece la hipótesis de que la desesperanza (X) es una causa
suficiente de depresión (Y) (Abramson, Metalsky, y Alloy, 1989; Abramson, Alloy, y
Metalsky, 1995). O, más en general, si ocurre X, entonces también ocurrirá Y. Según
esta teoría, si usted está lo suficientemente desesperanzado respecto a su futuro,
entonces probablemente terminará deprimido. Sin embargo, una causa suficiente
no tiene porqué ser una causa necesaria. Siguiendo con el ejemplo de la depresión,
Por último, el tipo de causas que más se estudia en psicopatología son las causas
concurrentes. Una causa concurrente (por ejemplo, la causa X) esa aquella que
incrementa la probabilidad de que se desarrolle un trastorno (por ejemplo, el
trastorno Y), pero que no es ni necesaria ni suficiente para que éste aparezca. O,
de una manera más general, si ocurre X, entonces se incrementa la probabilidad de
Y. Por ejemplo, el rechazo por parte de los padres puede incrementar la probabilidad
de que un niño llegue a tener dificultades para establecer relaciones personales
íntimas, o también puede aumentar la probabilidad de que un rechazo personal
durante la edad adulta precipite una depresión. Decimos aquí que el rechazo por
parte de los padres supone una causa concurrente de las dificultades posteriores
de esa persona, pero no es una causa necesaria ni tampoco suficiente (Abramson
et al., 1989; Abramson et al., 1995).
Lo que estamos diciendo debería dejar muy claro que los modelos vulnerabilidad-
estrés deben considerarse dentro de un marco más amplio de modelos de desarrollo
multicausal. En concreto, a lo largo de su desarrollo puede ocurrir que un niño
adquiera diversos factores de riesgo que interactúan entre sí para determinar el
riesgo de una psicopatología. Sin embargo, tales factores también interactúan con
diferentes procesos de protección, y quizá también con circunstancias estresantes,
para determinar si ese niño se desarrollará de una manera normal y adaptada
(Masten, 2001; Rutter, 2001). Sin embargo, también es importante observar que
para comprender lo que es patológico, es imprescindible poseer un conocimiento
adecuado de lo que es el desarrollo humano normal. Esta es la idea en la que se
basa la psicopatología evolutiva, una disciplina que está experimentando un rápido
crecimiento, y que se centra en la determinación de lo que en cada etapa del
desarrollo puede resultar anormal por comparación con los cambios predecibles que
tienen lugar a lo largo del mismo (Rutter, 2001). Por ejemplo, es perfectamente
normal que los niños de entre tres y cinco años muestren un intenso temor a la
Con frecuencia los estudiantes se quedan perplejos ante el hecho de que las
ciencias de la conducta ofrezcan explicaciones alternativas para el mismo hecho. El
general, cuanto más complejo es el fenómeno que se investiga, mayor es el número
de perspectivas que intentan explicarlo. Inevitablemente, no todos esos puntos de
vista resultan igualmente válidos. Como veremos, la posibilidad de aplicar uno de
ellos suele depender de en qué medida permite comprender un fenómeno
Las perspectivas que vamos a discutir a continuación nos permiten comprender los
trastornos desde tres frentes: sus cuadros clínicos (los síntomas de cada trastorno),
los factores causales y los tratamientos. En cada caso, tales modelos permiten a los
profesionales organizar sus observaciones, les proporcionan un sistema de
pensamiento donde ubicar los datos, y sugieren puntos de referencia para el
tratamiento y la investigación. Sin embargo, es importante recordar que cada uno
de esos puntos de vista no es más que una construcción teórica diseñada para
orientar a los psicólogos en el estudio de la conducta patológica. Como tal, cada
uno de ellos intenta mantener la integridad de su propia posición, a menudo
excluyendo al resto de las explicaciones. Por desgracia esta característica los
«ciega» ante interpretaciones alternativas, al menos hasta que no aparece un
descubrimiento que permita superar los problemas que ese modelo ha dejado sin
resolver. Tales descubrimientos constituyen cambios de paradigma, esto es, una
reorganización importante de la concepción de un determinado campo de la ciencia
(Kuhn, 1962). Por ejemplo, siempre se había pensado que el sol se movía alrededor
de la Tierra, hasta que Copérnico propuso la idea radical de que era la Tierra la que
giraba alrededor del Sol, lo que provocó un cambio paradigmático en la astronomía
y en la física.
Dicho lo cual, vamos a pasar a describir cuáles son cada una de esas perspectivas,
sin intentar decantarnos por alguna de ellas. Por el contrario, presentaremos sus
ideas principales junto con la información necesaria para evaluar su validez.
También describiremos el tipo de factores causales que destaca cada modelo.
Como usted podrá comprobar, cada uno de ellos adopta diferentes perspectivas