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Liturgia.

Cristian Ismael Vargas Vázquez.


LA LITURGIA: MOMENTO HISTÓRICO DE LA SALVACIÓN.

“Después de un cuarto de siglo, durante el cual la


Iglesia y la sociedad han conocido cambios
profundos y rápidos, es oportuno poner de relieve
la importancia de esta Constitución conciliar (SC),
su actualidad en relación con los problemas nuevos
y la permanente validez de sus principios” VQ 2).

INTRODUCCIÓN

-El nombre y su etimología.

El término “liturgia”, que hoy se usa exclusivamente en sentido cultual, tiene su


prehistoria que está ligada a su etimología en la lengua griega clásica a que pertenece.

“Liturgia” del griego ληιτουργία–λητουργία–λειτουργία–λιτουργία, es

una palabra compuesta de la raíz ληιτ (de ληόϛ–λαόϛ = pueblo), que genéricamente

significa: público – perteneciente al pueblo y de ἔργον (ἐργάζομαι = hacer, obrar). El


término compuesto significa directamente: obra – acción – empresa por el pueblo o en
favor del pueblo; y haciendo resaltar el carácter público de la acción, se puede traducir 1
como: acción – obra – empresa pública. De ahí el uso del verbo λειτουργεῖν en el
sentido de “desempeñar cargos públicos” en la ciudad (Estado).

-En cuanto al uso del término “liturgia”, pues, presenciamos una sensible
evolución del significado, evolución que coincide siempre, desde la antigüedad hasta
hoy, con aquellos momentos históricos, en los cuales la palabra adquiere ya por una
razón o por otra, una acentuación particular. Veamos.

I.- “LITURGIA” SEGÚN EL USO CIVIL.

- En el griego clásico

Originalmente significa un “servicio público”, e.d., “en favor del pueblo, por
parte de determinadas personas que o libremente asumen ese “servicio” a causa de su
posición social o económica. Se distinguen en dos tipos:

a) “Cíclicas”, distribuidas por turno a determinadas personas en favor de todo el


pueblo, p.e.: gastos de fiestas o juegos…
b) “Extraordinarias”, provocadas por situaciones particularmente graves en que se
encontraba el Estado, p.e.: guerras, epidemias, etc.
Liturgia.
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- En la época helénica

El término “liturgia” sirve para indicar “el servicio obligatorio del trabajo”, al
que tenían que sujetarse o determinadas categorías de personas o comunidades, ya a
cambio de ciertos derechos o privilegios…

En pocas palabras llegó a significar toda clase de servicio, ya oneroso, ya


amigable y voluntario… pero llega a perder su carácter “público” que era un
componente esencial de la palabra “liturgia”.

II.- “LITURGIA”SEGÚN EL USO RELIGIOSO-CULTURAL.

En la misma época helénica el término “liturgia” aparece también en el uso


religioso-cultual, aunque con menor frecuencia que en el uso político y civil. Aquí
liturgia sirve para indicar el “servicio” que se debe rendir a los dioses por personas
deputadas para eso. Parece que en este momento algo se recupera el valor “público” del
rito religioso.

a) Pero tampoco es una preocupación ese aspecto, porque tanto el verbo


como el substantivo tienen el sentido común de “servicio mandado” en 2
una determinada ceremonia y a cierta divinidad en su templo.
b) El uso del término se tenía en las religiones “mistéricas”, por lo tanto, era
culto de “grupos” y no “oficial” del Estado.

Pero sí es cierto que va afirmándose el término en el sentido cultual, se va


haciendo un término técnico. Perdido, como en el uso vulgar, toda referencia al sentido
“público” (primer sentido técnico), y conservando el otro elemento componente de
“servicio debido-oneroso”, “liturgia” indicará siempre entre más y más y en manera
definitiva el “servicio de culto que se debe a Dios”.

Y será exactamente en este nuevo sentido técnico que la “liturgia” aparecerá en

la traducción griega de los LXX y que posteriormente se afirmará en el cristianismo.

III.- “LITURGIA” EN LA SAGRADA ESCRITURA.

A) En el Antiguo Testamento:

El término “liturgia” en sus diversas formas: λειτουργία–λειτουργεῖν–

λειτούργημα–λειτουργήζιμοϛ–λειτουργιμόϛ–λειτουργόϛ, se encuentra 170


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veces en el A.T., naturalmente en la traducción de los LXX, y sirve para traducir los

términos hebreos: šērēt y ‘ābad (dos verbos) y el substantivo ‘ᵃb dāh.

Los dos términos en la Escritura hebrea son usados indiferentemente para indicar
el servicio ya en sentido profano, ya el “servicio religioso”, pero es evidente que los

LXX al traducir el A.T. al griego hicieron una elección consciente entre las palabras que
podrían traducir esos términos. Y así:

- Ya šērēt como ‘ᵃb dāh, cuando se refieren al culto tributado a Yahveh por
los sacerdotes y por los levitas en el tabernáculo, son constantemente traducidos
con el verbo o con el substantivo griegos: λειτουργεῖν–λειτουργία.
- Cuando, por el contrario, aunque siempre sobre el culto a Yahveh, los mismos
términos hebreos (y principalmente ‘ᵃb dāh) sirven para indicar el culto

tributado a Yahveh por el pueblo, han sido traducidos por los LXX con los

términos: λατρεύειν–λατρεία, δουλεύειν–δουλεία.


3
Por lo tanto, en la intención de los LXX la palabra “liturgia” alcanza el valor de

término clásico y técnico para indicar el “culto levítico” en cuando tal, e.d., una forma
cultural determinada por su propio ceremonial fijado por los libros de la Ley y reservada

a una categoría particular de personas. Esto les permitió a los LXX de revestir la palabra

“liturgia” de todo el esplendor que emanaba de un culto cuyas normas se afirmaban


fueron fijadas por Dios mismo, haciendo así de “liturgia” el término absoluto para
indicar el culto hebreo oficial. Las razones para hacer esto no son muy claras y
concordes.
Lo que sí podemos saber es que para conocer qué cosa es “liturgia” en el A.T. es
necesario pasar por el texto griego de la Biblia, y se puede llegar a ver lo siguiente:

a) Que los dos términos cultuales šērēt y ‘ᵃb dāh, el primero es traducido
siempre como “liturgia”; en el segundo, por el contrario, se hace una distinción,
en el sentido de que frecuentemente es traducido con “liturgia”, pero también
con latreia y duleia;
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b) Que con “liturgia” siempre se ha entendido, salvo poquísimos casos en que no se
refiere al plano religioso, el servicio de culto como es tributado por los
sacerdotes levíticos;
c) Que los términos λατρεύειν–λατρεία, δουλεύειν–δουλεία expresan el
hecho o la idea del culto in genere, ya sea el culto del pueblo en cuanto distinto
del culto sacerdotal, visto en su concreto desarrollo ritual y ceremonial.

Los LXX realizan una distinción según los sujetos agentes del culto: “liturgia”

para los sacerdotes-levitas y “latría y dulía” para el pueblo. En pocas palabras se ha


evidenciado una diferencia entre “rito” (liturgia) y “culto” (latría y dulía) y,
desgraciadamente, con toda ventaja en favor del primer término, porque “en la

perspectiva de los traductores alejandrinos, los LXX, los sacerdotes y los levitas eran los

únicos los que tenían propiamente la vocación de ejercitar su vocación sacerdotal –


cultual. Y que más tarde se introduzca una distinción entre “culto” y “ejercicio exterior

del culto” no hay duda. Esa tecnificación que realizan los LXX será clara ya en los
4
Salmos como en los Profetas.

B) En el Nuevo Testamento:

El término “liturgia”, tomado cumulativamente en su forma verbal


(λειτουργεῖν), en el substantivo de la cosa (λειτουργία) y el sustantivo de persona

(λειτουργόϛ), se encuentra tan solo 15 veces en el N.T. y precisamente así:

λειτουργεῖν: Hch 13,2; Ro 15,27; Hb 10,11.


λειτουργία: Lc 1,23; 2Co 9,12; Flp 2, 17.30; Hb 8,6; 9,21.
λειτουργόϛ: Ro 13,6; 15,16; Flp 2,25; Hb 1,7.14; 8,2.

El sentido, en el cual estos términos son usados, puede ser sintetizado bajo 4
categorías, donde se tienen una “liturgia”:

1) En sentido profano, tomado prestado del lenguaje común:


Ro 13,6; 15,27; Flp 2,25.30; 2Co 9,12; Hb 1,7.14
2) En sentido ritual-sacerdotal del A.T.:
Lc 1,23; Hb 8, 2.6; 9,21; 10,11
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3) En sentido de culto espiritual:
Ro 15,16; Flp 2,17
4) En sentido de culto ritual cristiano:
Hch 13,2: Λειτουργούντων δε αὐτῶν τῶ Κυρίω…
“Estaban ellos dando culto al Señor…”

Este es el único texto del N.T. del cual se pondrá deducir ya el nombre de la que
posteriormente se llamará “liturgia cristiana”. No que el N.T. ignore la existencia de la
“liturgia cristiana” (pero el término liturgia estaba cargado con un contenido
fuertemente judaizante que poco se usaba), pero es un hecho que jamás, salvo este texto,
aparece el nombre de “liturgia” para indicar el conjunto del culto cristiano. Y, como es
el único texto es normal que haya suscitado diversas opiniones. Algunas tendrán más o
menos razón o su punto de verdad. Pero eso si, aunque el texto no especifica en que
consistiese la “liturgia” en cuestión, la cosa más importante está en el hecho de que la
celebración cristiana es llamado “liturgia”.

C) La liturgia del A.T. al N.T.


5
Los LXX, bien lo sabían, que en su sentido general “el servicio religioso”

implicaba particularmente el “sacrificio”, que es por excelencia la “acción sacerdotal”;


ellos mismos no ignoran que todo el sentido del Éxodo está exactamente en la
liberación de Israel de la esclavitud de la idolatría de Egipto y en el paso (= Pascua) a la
fe y al amor de Yahveh, para honrarlo y tributarle el servicio (culto) en el modo propio
y particular de la religión revelada: “Escuchando su voz y observando su alianza” (Ex
19,5), e.d., “amando y dando culto al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma” (Dt 10,12). Solo obrando así todo el pueblo de Israel sería “un reino de sacerdotes
y una nación santa (al culto de Yahveh)” (Ex 19,6). Israel sabe así que está llamado a
tributar un culto espiritual. Por lo tanto, las ceremonias externas y los múltiples
sacrificios, si querían ofrecerlos, serían recibidos sólo en cuanto eran expresiones de un
sentido íntimo de gratitud por los beneficios recibidos (Sal 49, 14.23) o de
arrepentimiento y de conversión del pecado (Sal 50, 18-19; Is 1,10-20; Os 6,6; Am
6,21-25, etc.). Este bellísimo ideal no se realizó, pues, Israel no demostró de hecho que
era un “pueblo sacerdotal”, ya que no era fiel a su Dios, y bajo el influjo de las culturas
y religiones circunvecinas, megó, en la práctica, de su vocación a un culto espiritual,
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que naciendo de la conversión se debía expresar en la obediencia a la Palabra y en el
mantenerse en la Alianza de Dios.

Así la “liturgia”, e.d., la acción externa del culto ejercitada por la casta
sacerdotal, llega a ser en parte el “símbolo” pero, desafortunadamente, también la
“substitución” del “culto” que el pueblo estaba llamado a tributar a Yahveh con la
santidad de vida.

Ciertamente muchos, en efecto, entendieron los reclamos de los profetas,


sintetizados por Oseas 6,6: “Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de
Dios, más que holocaustos”. En esta misma dirección se mueve Cristo, el cual se
presenta como el último de la serie de los enviados de Dios a su pueblo (Mt 21,33-43;
cfr. Jr 7,25-26) exigiendo el “culto espiritual” (Mt 9,13; 12,7 refiriéndose a Os 6,6; Mt
15,7-9 refiriéndose a Is 29,13; Mt 21,13 refiriéndose a Is 56,6-7 y Jr 7,11). De ahí su
discurso sobre la destrucción del Templo (“signo del Templo” Jn 2,18-21) y sobre el
hecho que finalmente ha llegado la hora del culto espiritual, ya no ligado más a las
instituciones “sacerdotales-templares” de Jerusalén o de Garizim (Jn 4,19-26).

IV.- HACIA UNA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA.


6
Por lo dicho anteriormente, el término liturgia se ha visto como una palabra
contestada tácitamente por el N.T., y como ya lo dijimos, por razón de su contenido

“judaizante” cuando los LXX la introdujeron como expresión técnica del culto levítico

en la Tienda y en el Templo. No obstante eso, el término liturgia aparece muy pronto en


el cristianismo primitivo, alcanzando gradualmente su derecho de ciudadanía que no
desaparecerá jamás.

1. ANTIGUEDADA CRISTIANA
A) Espiritualismo cultual

El “espiritualismo” del culto no se ha de ver en el cristianismo como una simple


respuesta polémica frente al exteriorismo y materialismo de la liturgia hebrea, porque, al
contrario, eso forma el elemento base del cristianismo en el plano cultual. Más bien se
afirma y aun en cierta manera violenta contra el paganismo.

Es sabido que la Iglesia primitiva debió defenderse, entre otras acusaciones, de


“ateísmo” y de “impiedad” (= irreligiosidad) en el sentido de su “falta de culto”,
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exactamente porque no tenía ni templos, ni altares, ni sacrificios con los que honraran a
su Dios. Para los cristianos estos términos ya tenían una nueva dimensión, porque eran
expresiones de un culto que se movía en otro plano. A propósito del “culto espiritual”
(Flp 3,3), ese es ciertamente descrito con los términos: SACRIFICIO-ALTAR-
TEMPLO, que aparecen ya con un contenido particular y nuevo por el N.T.

EL SACRIFICIO, es Cristo mismo que se ofrece por la remisión de los pecados


(Ef. 5,2; Hb 9,14; 10,11-12), en sacrificio espiritual (Hb 9,14). Análogamente a Cristo,
que “ofrece su cuerpo” (Hb 10,11), también los cristianos “ofrecen en su cuerpo” a sí
mismos como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios” (Ro 12,1). Así lo exige
Tertuliano (Apolog. 30,5), de la mismo manera lo explica s. Agustín (De Civ. Dei 10,6).
Todo el hombre llega a ser un “sacrificio” hasta el punto de que “la total ciudad
redimida y comunidad de Santos llega a ser un sacrificio universal ofrecido a Dios por
medio del Sumo Sacerdote Cristo”.

EL ALTAR: en su “culto espiritual” el cristiano ofrece un “sacrificio incruento”


sobre el altar que es Cristo (cfr. Hb 13,10), “Altare quidem sanctæ Ecclesiæ ipse est
Christus” (Pont. Rom. De ordinatione subdiaconi), pero este Altar está formado también
por cuantos están unidos en la oración comunitaria. 7
EL TEMPLO: es otro elemento importante y no tanto en el hebraísmo un
elemento que focalizaba la liturgia como ahora, adquiere en el cristianismo una posición
de primer plano en la nueva teología del culto que lo caracteriza.
No es fácil hacer una síntesis sobre este tema. Cristo es “signo del templo”,
realizó la purificación del templo; por lo tanto el culto “espiritual” está fundado sobre la
destrucción-purificación del templo. El culto será concretizado en un templo “no hecho
por manos de hombre” (Mc 14, 5-8; Hb 8, 2; 9,11-24). El prototipo de este “templo”,
fruto de la resurrección, debe ser Cristo mismo cuyo “cuerpo” es el “templo”, (Jn 2, 21),
en el cual “habita la plenitud de la divinidad” (Col 2, 9). El Cordero inmolado es el
“nuevo templo” de la “nueva Jerusalén” (Ap 21,22).
Pero mientras Cristo se presentaba como “templo”, se presentaba también como
“piedra angular y fundamento” (Mt 21,42; Mc 12,10), por lo tanto, los cristianos son
como “piedras viva sobre la piedra viva que es Cristo, rechazada por los hombres
(muerte) pero glorificada por Dios (resurrección)”, formarán una casa espiritual de Dios
en el Espíritu (Ef 2,21-22; 1P 2,4-5). Nosotros somos en Cristo o con Cristo el nuevo
templo. Cada uno de los fieles son “otras piedras que deben formar el santuario y la
casa del Padre” (Ignac. Eph. 9,1).
Como se ve, la nueva teología del culto, que el cristianismo funda sobre una
visión enteramente “espiritual” del culto mismo, y aunque ignora toda clase de
ritualismo, abraza toda la vida en un clima cultual. Pero esto no quiere decir, que por su
carácter “espiritual”, el cristianismo no poseyera, desde un principio, un sistema ritual
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propio. Sus ritos eran “signos-síntesis” de un momento salvífico, e.d., signos en los
cuales se condensaba al mismo tiempo la presencia santificadora del misterio de Cristo
y la presencia santificada de los fieles. Los ritos cristianos eran, pues, propiamente
sacramentos y misterios, que crean hombres nuevos viviendo la vida de Cristo.
B) Síntomas de involución.
El culto cristiano, a pesar de jamás dejar de ser un “culto espiritual”, sin
embargo, no pudo dejar de ser presa de las situaciones concretas del ambiente histórico,
social y cultural en el que se encontraba inserto.
La Epístola ad Diognetum así decía en el s. II: “Los cristianos no se distinguen
del resto de los demás hombres… Para decirlo en una palabra, los cristianos están en el
mundo como el alma en el cuerpo. Pero existe una cosa en la que se distinguen de los
demás, y es esta que “su culto es invisible”; porque él no es una “organización de
misterios humanos”, más aún, el misterio de su culto no puede ser comprendido por los
hombres (PG 22,83-94). La vida de los cristianos, pues, está en todo el tejido de la vida
civil, cultural, excepción hecha por su culto.
En el s. IV comienza toda una serie de eventos que afectarán la vida cristiana. El
Edicto de Constantino del 313 que dio paz a la Iglesia:
- Abrió la Iglesia al Imperio y al mundo circundante.
- Provocó fáciles conversiones.1
-
-
La severa organización del catecumenado como de la penitencia2.
El paso de la lengua griega al latín, lo cual conduce no a una sencilla
8
traducción sino a una verdadera adaptación y creación.
- El Canon Romano originalmente estaba en la línea de eucaristía y acción de
gracias y cede ante la línea “sacrificial”; el contenido anamnético3 de toda la
historia de la salvación, se reduce al solo “memorial” de la “pasión-
resurrección-ascensión”.
- Se comienza a acentuar la mentalidad jurídica formal pues era la mentalidad
romana.
- Se va acabando el principio y la práctica de la “improvisación4” litúrgica que
hasta entonces era típica del culto cristiano.
- La oración se ha de expresar no sólo “solemnibus verbis”, sino también
“conceptis, certis verbis5”; ese juridicismo que decía “vel qui minimum
errasset, litem perderet” y esto se aplicó a la liturgia has el grado de que el

1
Esto se dio gracias a que el Emperador ofreció muchos privilegios a quien se hiciera cristiano, tanto la
absolución de algunos impuestos, el gozo de cierta facilidades entre otras.
2
Ante las facilidades dadas por Constantino, la Iglesia reaccionó creando el catecumenado con una serie
de normas y un proceso largo y con ciertas dificultades, para que las personas no se hicieran cristianas
por conveniencia.
3
Es el recuerdo actualizado y actualizante de la historia de la salvación, especialmente del Misterio
Pascual, Pasión, Muerte, Resurrección, Ascensión, Pentecostés.
4
Ya no se improvisa en cuanto a las plegarias eucarísticas, para pasar a unas ya establecidas. Al
improvisar, se llegaba incluso a decir herejías, porque como es sabido, en todo hay pendejos, Cfr.
Chuchín.
5
Es decir, no solo de manera elegante y elocuente, sino con palabras ciertas y adecuadas. Los romanos
siempre fueron precisos en su forma de hablar, por eso así el latín.
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presidente de la asamblea tenía como en el teatro “apuntador”6 (præco).
Tertuliano se opuso a eso porque era una práctica pagana.
- Hipólito de Roma7 escribió su “Traditio Apostolica”, que contiene una serie
de fórmulas litúrgicas, pero él dice que no se han de repetir “de memoria”. El
escribió para que no se perdiera “la tradición” porque ya se sentían
infiltraciones de errores, o los presidentes eran ya incapaces de crear la
Plegaria Eucarística.
- Se comienzan a usar los “libelli” (cuadernillos) por temor a errar, y llega
hasta el “validismo” que caracterizó muy pronto y por largos siglos a la
liturgia., dándole más valor a la palabra escrita que a la tradición, e.d., una
oración que dejaba más espacio al Espíritu. Hasta el s. IV no existía un
ceremonial.
- La Eucaristía ya no se celebraba en la “domus ecclesiæ”, ahora se comienza
a celebrar en las basílicas.
- El Altar también cambia. Al inicio del s. III Minucio Félix decía: “No
tenemos altares” (Octavius 32,1). La Eucaristía siempre se ha entendido
como “sacrificio”, pero ahora externamente se cambia de la mesa normal a
un altar como del A.T.
- El Altar de piedra se transforma en “objeto sagrado”, es “intocable” para los
laicos, se le inciensa, ya no tendrá un mantel como cuando era mesa, ahora
va a ser “vestido” como una persona, con “vestidos de seda” con adornos de

9
oro; finalmente será ocultado a la vista por cuatro velos o tetravela, los ojos
profanos no lo pueden ver.
Así fue como en gran parte la forma externa de la “liturgia templar” hebrea: se
ha reconstruido el santuario cerrado por un velo (Ex 26, 31-33), olvidando que
exactamente este se rasgó en dos al morir Cristo (Mt 27,51), para indicar exactamente
que la antigua “liturgia” cedía su lugar al culto del Nuevo Testamento.
2. EDAD MEDIA. Segundo parcial.
A) Juridicismo-exteriorismo litúrgico.
Ciertamente las cosas no mejoraron en la baja Edad Media:
-El altar-relicario: se le colocan bustos-relicarios… se le colocan imágenes de
los santos y llega a ser altar-devocional8.
Se le coloca al fondo del ábside, se le eleva y se le crea un ámbito muy grande
con el presbiterio, lugar muy apto para la liturgia solemne y suntuosa, a la cual el

6
Había apuntadores para que el obispo o quien celebraba supiera lo que seguía, Hipólito al ser romano,
tenía el carácter de precisión, por eso proponía detalles como este. Había sacerdotes y obispos
incapaces de inventar una correcta plegaria eucarística.
7
La primera fórmula de consagración que ahora está en el misal como segunda fue hecha por Hipólito
(antipapa) de Roma en el siglo IV, porque la inicio os apóstoles leían la Sagrada Escritura solo en rollos,
los obispos decían la plegaria pero la iban inventando en el momento. La inventó para tener los datos
más fundamentales como plegaria.
8
El altar se pegaba al muro que se extendía hacia arriba, por ejemplo en catedral, desde arriba, se
empieza con la imagen de la Madre Santísima de la luz, luego el manifestador, unas reliquias, y
finalmente el altar donde también hay reliquias de algunos santos.
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pueblo “asiste” desde abajo9 y desde lejos… Así es como se radicaliza la
distinción entre el clero que celebra la liturgia y el pueblo asistente, se dificulta
la participación verdadera (sacramental) del pueblo.
-La lengua latina ya no se entiende.
- El canto en la lengua latina.
-Las ceremonias son un intrincadísimo conjunto de nombres y movimientos,
donde parece que hay una voluntad de “hacer espectáculo”. La liturgia es algo
meramente exterior.
-La liturgia será entre más y más aquella forma ordenada, mandada rubricas
exigidas por la Iglesia y realizadas en nombre de ella...Se llega a la consecuencia
bien conocida de que una acción litúrgica será legalmente válida (un verdadero
acto de culto). El número de fórmulas, gestos, el orden de las palabras todo está
estrictamente reglamentado. La Iglesia (jerarquía) es la única responsable de la
celebración, el pueblo es un sujeto pasivo.
Una cosa trae la otra, siendo la liturgia algo meramente externo y reservada al
presbiterio sucedía que:
a) Era más liturgia cuanto mayor era el aparato externo del rito
b) Por lo tanto, era más el estipendio para celebrante, puesto que suponía más

10
esfuerzo.
-Así se llega a una inflación litúrgica, donde el aparato externo está en relación
directa con la incomprensibilidad de parte del pueblo.
- Se llega a lo mágico y a la mentira con las: Missa sicca10 y la Misa bi-tri-
quatrifaciata11. El silencio es necesario para la eficacia.
B) Intentos de un espiritualismo cultual
No se debe de pensar que no existieran reacciones contra esta mentalidad
“materialista” de la liturgia, p.e. Juan Eck grande teólogo alemán del s. XVI reprobó
todos esos abusos. En esta misma época se hicieron intentos de hacer una “teología” de
la liturgia pero no se llegó al verdadero significado de la liturgia ni su relación con la

9
Se refiere al presbiterio, que tiene que ser un lugar más alto para que sea visto por todos.
10
Significa misa seca, empezaba con ritos iniciales, lecturas, sermón, ofertorio pan y vino, no hay
consagración, en lugar de la consagración para que la gente creyera que hubo misa se levantaba un
relicario de santos. Como no hubo consagración, no había comunión, seguía la conclusión. Se llegó a
este grado de falsedad. Se hacía principalmente para peregrinos.
11
Ritos iniciales, lecturas, si era bi era doble lectura, es decir lectura, salmo y evangelio y se leía dos
veces, si era tri se leía todo tres veces y si era cuatri se leía todo cuatro veces. Luego seguía le ofertorio,
se ofrecía pan y vino una vez, si había consagración, había comunión, y conclusión, la cual se repetía
según el número de veces que se haya repetido la liturgia de la palabra, se concluía dos, tres o cuatro de
acuerdo al número de los inicios, y así mismo cuatro estipendios, tres o dos según las repeticiones. Esta
misa se realizaba en santuarios donde había muchas peregrinaciones, era como fingir una misa para los
peregrinos que llegaban. No era norma de liturgia, los presbíteros lo iban inventando. Aun en Concilio
de Trento se celebraban, en este concilio se prohibió la misa seca. En este entonces había rúbricas y
normas litúrgicas, pero no una teología de la liturgia como ahora, había solo devoción.
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vida. Se contentaron con explicar o histórica o alegóricamente los ritos y surge un
devocionalismo.

a) La explicación alegórica12.
Se explicó el mismo procedimiento de la lectura alegórica de la Biblia a la
liturgia, frecuentemente se cae en un alegorismo deteriorante.
- Amalario (s. IX)
Perdió el sentido del rito y del valor funcional de las partes, el “símbolo”
fundamental de la misa, signo sacramental de la pasión del Señor, es
arbitrariamente dividido en visiones alegóricas.
- Guillermo de Durando, obispo de Mende (†1296) recoge en un libro
titulado Rationale divinurum officiorum algunas explicaciones de los
predicadores.
- El manualito para oír con mayor devoción la Santa Misa…. León, Gto. 1954.
Estos ejemplos nos pueden dar una idea del alegorismo medieval. Faltaba
una verdadera catequesis litúrgica, faltaba una teología de la liturgia.
b) El devocionalismo.
Mientras que el alegorismo litúrgico tenía como finalidad el conservar el 11
contacto entre la liturgia y el pueblo, el devocionalismo13 de la baja Edad Media
constituye de hecho una “substitución” de la liturgia.
- Influye el movimiento cultural-político=religioso.
- La lengua latina propia del clero, en las devociones entra de lleno la lengua del
pueblo.
- Nacen corporaciones civiles con algún Santo Patrón….
Nacen distintas asociaciones del Carmen, del Rosario, del Smo. Sacramento,
Terceras Ordenes, etc. Tienen una grande serie de actos piadosos, entre ellos
“La Lauda” y todo en su lengua popular y todos participan.
- El culto devocional tiene por objeto a Cristo con sus misterios, la Virgen María
y los Santos, exactamente como en la liturgia. Incluso hay un resurgir del
Cristianismo que llega a ser “la religión de las devociones”14.
12
Se dice esto porque se hacían analogías, por ejemplo el cáliz se entendía como el sepulcro de Cristo, el
piso del tempo como la asamblea, sobre las torres había un gallo atravesado con una lanza y a medio
día el gallo abría las alas queriendo dar el sentido de los misioneros que andaban predicando, pero todo
esto se entendía equívocamente, en este tipo de devoción. Estas eran las reflexiones alegóricas.
Actualmente la liturgia no se entiende como alegoría, tenemos más bien simbologías.
13
Había distintas devociones, tanto que cada catedral estaba por dentro llenas de altares menores,
dedicados cada uno a un santo o devoción, eran muy eficaces, participaban demasiado las personas,
hasta se cantaba la lauda en español, una especie de laudes. Se prestaba pues mayor atención a la
devoción que a la liturgia.
14
Buscar la liturgia del palioslavo de San Juan Crisóstomo. Colegio ruso. Iconostasio del rito oriental con
las tres puertas y los santos. Querubicon y padre nuestro. Catedral de San Martín de Tours, fundó un
monasterio, se hizo monje.
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Así, la liturgia es una obligación que hay que cumplir, pero la “devoción” será
libre a elección. Para cumplir con la liturgia bastará lo mínimo impuesto por la ley, la
devoción siempre empujará a lo máximo de fervor. La liturgia constituye un momento
reservado, separado de la vida diaria, pero la devoción ha nacido exactamente para
sostener la vida en las obras diarias de caridad y penitencia. La liturgia está enferma de
materialismo y el devocionalismo ahora la vendrá a sustituir con su fervor.
3º ÉPOCA MODERNA
A) La “devotio moderna” en la liturgia.
Existe una inflación litúrgica por parte del clero y una inflación devocional por
parte del pueblo; unos y otros tienden a crear un culto que se mueve entre dos polos que
se necesitan y se oponen: materialismo y su petición.
Así se crea el momento de ruptura con toda forma de culto externo, cualquiera
que sea. El hecho se manifiesta en un movimiento de “reforma”, en el cual se tiene
como meta un interiorismo religioso y que se llamó “devotio moderna”. Ya en la vida
espiritual n encuentra alimento ni en la liturgia, ni en las devociones, porque ambas
están igualmente enfermas de un materialismo cultual.
Para crear una vida espiritual “nueva”, es necesario retornar a una profunda vida
interior, orientada a la imitación de Cristo, y se alcanza por medio de la meditación y la
oración personal. Es el verdadero momento cuando nace el individualismo religioso: la
salvación no es una obra que se alcance por medio de la celebración de los misterios de
Cristo (sacramentos), que realizan el misterio del Cristo total, que es la Iglesia, sino el
12
resultado de un esfuerzo psicológico. Exige una “meditación afectiva”. No se omiten las
acciones litúrgicas pero se medita durante ellas.
Cuando en el s. XVIII, el pietismo y el iluminismo sacudió desde sus raíces los
antiguos fundamentos teológico – dogmáticos, se tuvo consecuentemente el ocaso
definitivo de la liturgia, con una sobrevivencia como si fuera una cosa de museo.
B) “Historia de la liturgia”.
Ya desde la “devotio moderna”, el protestantismo hacía su incursión deletérea
sobre la liturgia aprovechando esa necesidad de meditación y que él centra en la
“Palabra de Dios”. La reforma protestante fue también una insurrección antilitúrgica,
los motivos ya los vimos. Se siente la necesidad de una teología de la liturgia. El
interiorismo anterior llevó o renovó la “devoción eucarística” pero que no llevaba a la
verdadera participación en la misa. Las raras comuniones que se tenían no eran
entendidas como participación sacramental en el Misterio, sino como premio concedido
a aquellos que les era permitido recibir a Jesús como “huésped”, “amigo”, “esposo”
esperado por un “coloquio íntimo”.
No deja de influir la posición protestante aboliendo la “Misa - Sacrificio” y, por
lo tanto la comunión. Lutero afirmaba que la predicación o sermón: “es la única
ceremonia y el único ejercicio de culto que Cristo instituyó, con el fin de que los
cristianos se recogieran, se ejercitaran y se mantuvieran devotos” (Werke, 6,231).
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
Algunos reaccionaban, pero mal, no sólo buscaban una “reforma” de la liturgia,
sino como Lutero, no sólo condenar los abusos, sino a la abolición de toda acción
litúrgico – sacramental. La razón es: que no se llega a ver en la acción litúrgica la
actualización de la obra salvífica. Así se quería que la liturgia fuera ya un hecho que ya
pertenece a la historia pasada y que se olvida.
sí sucedió que mientras los protestantes buscaban sepultar en la historia a la
liturgia, los católicos apelaron a la historia exactamente para comprender la liturgia, p.
e.: G. Witzel (1573) con su Defensio cæremoniarum; C. Braun (1563), G.
Maldonado (1583), R. Belarmino (1621), etc. A estos primeros "apologetas" de la
liturgia en el plano histórico, les seguirán inmediatamente los "historiadores"
propiamente dichos, que han puesto a la luz numerosos documentos y han dado estudios
estupendos.

C) La liturgia en la teología post-tridentina.

El Con. de Trento en sí no hizo ninguna reforma litúrgica, solo indirectamente,


e.d., a través de la revisión y la definición doctrinal de los sacramentos. Sólo dió un
decreto de " observandis et vitandis in celebratione missarum" que era el fruto de todos
los abusos que habían llegado hasta el concilio. Ya con el tiempo encima, los PP. 13
Conciliares en la sesión última XXV (a. 1563) acordaron someter todo "al juicio y
autoridad del Romano Pontífice".

La reforma post- tridentina, fue importante y benéfica bajo ciertos aspectos, pero
no llevó a una nueva visión del culto por medio de una teología. Se apegó al muriente
medioevo, se infiltró de juridicismo y rubricismo y un nuevo tipo de esplendor,
triunfalístico.

-El pueblo continúa con sus devociones y la liturgia como un adorno.

-Ya se comulga pero casi siempre fuera de la Misa.

-No se pueden conocer directamente los textos litúrgicos, se quemará


públicamente las traducciones del Canon de la Misa.

-Con la carta apostólica del papa Alejandro VII (1661) no sólo son condenados
los "hijos de la perdición que han llegado al punto de la locura de poner en
manos de cualquier persona de categoría y sexo, humillando y pisoteando la
majestad de los ritos sagrados".
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
-Hay excomunión "latæ setentiæ" para los editores, lectores, vendedores de los
libros litúrgicos.

-El Abad Vallemont escribe un libro titulado: Secreto de los misterios, y aunque
no era su intención de ahí se dieron los primeros pasos para la urgente teología
de la liturgia.

-De ahí en adelante se comenzará a repetir más claramente lo que ya se había


pensado, pero no por todos ni se acentuaba de la misma forma: La liturgia y
especialmente la Misa no es una acción "clerical", sino que pertenece a todo el
pueblo, ya que todos los bautizados participan del sacerdocio de Cristo, etc.

-La controversia de Crema… La Misa es un banquete y ahí se ha de comulgar y


no en la capilla del Sacramento.

-L. A. Muratori: distingue en oír y participar en la celebración, la lengua latina


ha llegado a ser extranjera. La liturgia está alcanzando nuevas perspectivas y no
por la reforma de los rituales, sino por el descubrimiento de la teología de la
liturgia. Aún no hay teología de la liturgia pero se comienza estudiando ante
14
todo las fuentes.

D) Albores del Movimiento litúrgico.

Después de que se eclipsó el iluminismo, el romanticismo, el retorno nostálgico


al pasado, al Barroco y a la Edad Media, se inició un movimiento de restauración que no
duró mucho. Se manifiestan nuevas fuerzas bastante potentes desde el punto de vista
material, pero de una extrema pobreza espiritual: la industrialización, la técnica, las
ciencias naturales con su consiguiente: indiferentismo, anticlericalismo, liberalismo
antieclesial, el ateísmo, el materialismo, el comunismo. Un autor alemán le llamará “El
siglo sin gracia”.

En medio de todo este movimiento se encuentra también la Iglesia, que va


buscando su vida en corrientes dignas de admiración: el Movimiento Litúrgico, el
Bíblico y el Patrístico. Nos reducimos a nuestro campo.

-P. Guéranger (1805-1877).

Renueva la vida monástica en Francia. Él es quien prácticamente iniciará aquello


que valerosamente alumbraron otros autores ya citados. Para él, “la liturgia es la
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
oración de la Iglesia”. Del Espíritu Santo es de donde emana ese elemento
divino llamado Liturgia. Propiamente no fué un teólogo, sino un pastoralista de
la liturgia. Inicia su obra promoviendo el Canto gregoriano. Y se podría decir
que su concepción sobre la liturgia está más bien en el plano de la
“espiritualidad”, pero hace resaltar el aspecto tradicional y comunitario de la
liturgia.

E) La liturgia culto de la Iglesia.

La obra de D. Guéranger y su amor a la liturgia tuvo inmediatamente sus


seguidores en las diversas abadías benedictinas en Europa.

 L. Beauduin (1873-1953).

Este monje hizo verdaderamente dar un salto a la liturgia en el plano teológico. Él


define la liturgia como “el culto de la Iglesia”. Aquí Iglesia es un elemento
especificativo, e.d., son Liturgia sólo y todos los actos de culto que la Iglesia reconoce
como propios, comunicándoles determinadas “notas”, que provienen de la misma
naturaleza de la Iglesia, en cuanto es jerárquica, social, continuación de Cristo,
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santificadora (ministerialmente) y compuesta de hombres. Además, “el sujeto único y
universal del culto de la Iglesia es Cristo resucitado y glorioso… Es él, el que ejercita
nuestro culto…” Esta visión será sobre la que caminará el Vat. II, porque esta acción de
Cristo en la liturgia no es otra que la obra de la salvación, por tal presencia activa de
Cristo, el culto de la Iglesia se revela como ejercicio del sacerdocio de Cristo y es
historia de la salvación en acto, e.d., el momento activo con el cual Cristo “nos
constituye en su comunidad y nos desarrolla en su Cuerpo Místico”, pues, el verdadero
culto cristiano se tiene solamente cuando se es miembro del Cuerpo de Cristo. D.
Beauduin precisa: Del sacerdocio con el cual Cristo obra en el culto de la Iglesia es:

-Personal: sacerdocio personal de cristo que actúa por medio de sus ministros en
fuerza de un sacramento.

-Colectivo (ahora decimos “comunitario”) en cuanto que Cristo, asumiendo en sí


toda la humanidad ejercita “una acción sacerdotal comunitaria y solidaria, en
favor de toda la comunidad.
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
-Jerárquico: aunque es Cristo el que ejercita su sacerdocio, él lo hace visible por
medio de sus ministros que obran en su nombre y con su poder, y esto es el
sacerdocio católico, prolongación del único sacerdocio de Cristo.

Ahora se nos hace normal esta síntesis de teología de la liturgia presentada allá
por 1912-1920, pero entonces fué un hecho verdaderamente extraordinario y no todos
comprendieron eso en todo su valor. Algunos preferían ver esta definición más en el
plano jurídico que teológico, viendo sólo la Iglesia que “ordena y reglamenta” el culto
público y éste en sentido “oficial”.

F) La Liturgia “misterio” de la salvación.

D. Beauduin ya había aludido a una realidad que él mismo no profundizó: la


“obra de la salvación”, vista como “realidad sobrenatural siempre presente y activa en la
liturgia”. Hubo otro autor que por su propio camino se ocupará de ella.

-Odo Casel (1886-1948)

D. Casel va más a fondo y se pregunta sobre la naturaleza del “culto” cristiano y


al mismo tiempo cómo se realiza en la Iglesia. 16
Él va a las fuentes y estudia que la acción litúrgica se le llama: mysterium-
sacramentum y se encuentra que mysterium es un término técnico para indicar
una cierta forma cultual… y se remonta hasta las así llamadas “religión de los
misterios”… cosa que le va a causar una fuerte polémica, malinterpretando que
él igualaba el misterio pagano con el Misterio cristiano o que subordinara los
sacramentos cristianos a los ritos paganos (cfr. Actualidad Litúrgica 91, pp. 23-
25), para darse una brevísima idea y muy incompleta. Ya que en las fuentes la
“liturgia cristiana” es llamada constantemente sacramento, D. Casel descubre los
componentes esenciales de este término técnico-cultual:

a) La existencia de un acontecimiento primordial de salvación,


b) que ese acontecimiento se hace presente por medio de un rito,
c) que el hombre de todo tiempo por medio del rito actualiza la suya y universal
historia de la salvación.
El misterio, no es tanto una acción del hombre que busca un contacto con
Dios (concepto natural de “religión”), sino más bien un momento de la
acción salvífica de Dios sobre el hombre (concepto revelado de “religión”).
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
D. Casel define así la liturgia como: “La acción ritual de la obra salvífica de
Cristo, o sea presencia, bajo el velo de los símbolos, de la obra divina de la
redención”.

Su aportación es de primera calidad, que al principio no se le haya comprendido,


ese fué el problema. La liturgia tiene como punto de partida el acontecimiento salvífico
de Cristo. La liturgia no sólo es algo “instituido” por Cristo, sino que es la continuación
ritual del misterio de Cristo. O en otras palabras: en la Liturgia, en la forma ritual
(signo-realidad), el acontecimiento mismo de la salvación se hace presente y activo para
los hombres de todo tiempo y lugar, y consecuentemente toda acción litúrgica
representa un sucederse de momentos de la historia de la salvación”.

Hemos llegado, finalmente, a la “teología” de la liturgia: “el misterio de la


liturgia” está inmerso en el “misterio de Cristo”

G) La liturgia en la “Mediator Dei”.

Ya lo dijimos, la posición teológica de D. Casel en materia litúrgica causó


violentas reacciones, detenidas sólo en parte, por la guerra mundial 1939-1945. Pero
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junto a esa polémica teológica, también en el plano litúrgico se presentaron otros
problemas prácticos, p. e.: la supresión del latín y el consecuente uso de la lengua
materna en la liturgia, la simplificación de algunos ritos, las relaciones de la liturgia con
el campo tan vasto y delicado de la espiritualidad (devociones), prácticas de piedad,
“objetivismo-subjetivismo” en la vida espiritual, etc. De tal manera que el Magisterio
juzgó necesario clarificar posiciones. Pío XII publicó su encíclica “Mediador Dei” ya
antes también ya había publicado otra no menos importante la “Mystici Corporis”, ésta
el 29/jun/43 y aquella el 20/Nov/1947. La “MD” vino justamente un año antes de la
muerte de D. Casel. Sus opositores vieron en esas páginas una condenación de D. Casel,
pero quien estudia sin apasionamientos la MD encontrara que tanto lo que decía D.
Beauduin y D. Casel se encuentra presentes no obstante que en algún momento diga
rechazando “la forma incierta y nebulosa de que hablan algunos autores recientes”.

El papa Pío XII en la MD fue muy claro y explícito al hablar de la falsedad y


verdad en la liturgia y dice textualmente:
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
Definición estética de liturgia: “No tienen por esto una noción exacta de la
Sagrada liturgia aquellos que la consideran como una parte exclusivamente externa y
sensible del culto divino o como un ceremonial decorativo”

Definición jurídica: “ni yerran menos aquellos que la consideran como una
mera suma de leyes y de preceptos, con los cuales la jerarquía eclesiástica ordena al
cumplimiento de los ritos”

Aunque no podemos excluir definitivamente de la liturgia su aspecto de arte,


lúdico, fiesta, etc.

Definición de la liturgia según la “Mediator Dei”:

“La Sagrada Liturgia es, por tanto, el culto público que nuestro Redentor rinde al
Padre como Cabeza de la Iglesia, y el culto que la sociedad de los fieles rinde a su
Cabeza, y por medio de ella, al Padre eterno; es para decirlo en pocas palabras,
el culto integral del Cuerpo místico de Jesucristo; esto es, de la Cabeza y de sus
miembros”.

Los puntos básicos de la MD se podrían sintetizar así: 18


1) El punto de partida para comprender la liturgia es Cristo, que en su cualidad de
mediador y sacerdote único de la humanidad da al Padre un culto perfecto.
2) La liturgia de la Iglesia no es otra cosa que “la continuación ininterrumpida” del
culto dado por Cristo durante su vida terrena y precisamente en su doble
dimensión de “glorificación de Dios y santificación de los hombres”.
La liturgia se funda a su vez sobre estos dos puntos entre si complementarios:
a) La naturaleza cultual de la Iglesia. La Iglesia participa naturalmente de los
diversos oficios de Cristo: magisterio, pastoral y sacerdotal; pero también en
ella, como en Cristo, todo se congloba finalmente en una finalidad cultual;
por eso la Iglesia comienza a tener una liturgia desde el primer momento de
su existencia.
b) La “presencia” de Cristo en la liturgia. Hemos visto ya que este es el
contenido más característico de la explicación “mistérica”, que D. Casel le
dió a la liturgia. La MD lo dice muy claramente “juntamente con la Iglesia,
en toda acción litúrgica está presente Cristo, su divino fundador”.
Exactamente en fuerza de esa presencia de Cristo hay liturgia.
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
Hay otros puntos que al menos enuncio: la liturgia como culto público. La
demostración que se hace de la liturgia como “culto público”, e.d., “socialmente”,
recurriendo al hecho de que la sociedad en cuanto tal está investida de una obligación de
culto público. Es cierto que hay una relación entre liturgia y el Cuerpo místico, pero no
se valora mucho la relación que interacciona entre liturgia e historia de la salvación, etc.

V.- LA TEOLOGÍA DE LA LITURGIA EN EL VATICANO II.

A) De una reforma rubrical a una visión teológica.

Pareció que la MD quería únicamente puntualizar algunos aspectos teológicos y


frenar ciertos fermentos innovadores sobre el plano litúrgico. Pero en la realidad llegó a
ser solo el prólogo de un tema mucho más amplio. En efecto de 1951 a 1961, año en
que se anunció en Vat. II, aparecieron documentos pontificios importantes y que el
mismo papa Pío XII pensó en una reforma general. Restauraciones:

- 9/Feb/951: restauración de la Vigilia pascual.


- 6/Ene/953: introducción de las misas vespertinas y nuevas normas sobre
el ayuno eucarístico. 19
- 16/Mar/955: simplificación de las rúbricas del Misal y del Breviario.
- 16/Nov/955: publicación del nuevo Rito de la Semana Santa.
- 03/Sep/958: instrucción sobre la música en la liturgia.
- 25/Jul/969: Nuevo Código de rúbricas.

Dejando a un lado el periodo histórico desde el anuncio del Vat .II, que no fue
nada fácil para la liturgia, sin embargo, por el “paso del Espíritu Santo” el Vaticano II
desemboca en una teología de la liturgia, no partiendo de una investigación “a priori”,
sino guiado por una relectura y de un re-pensamiento de la liturgia en clave “pastoral”,
lo cual es muy verdadero hablar su “teología de la celebración litúrgica”.

B) La Historia de la Salvación.

La primera característica del modo como el Vat. II introduce el tema sobre la


liturgia en la SC, está en el hecho de que la Liturgia no aparece como la conclusión del
tema sobre la naturaleza del culto, ni del Homo religiosus, ni de las formas de realizarlo
interno-externo, privado-publico. La SC entra directamente en la Revelación como
historia de la salvación. Así, desde el principio, se ve la importancia de la liturgia y se
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
manifiesta su verdadera naturaleza, que ya no debe llevarla a confundirla con aquellos
otros aspectos “jurídico-institucional” y el “rubricista”.

La liturgia, pues, centrada sobre la historia de la salvación, adquiere aquel valor


esencial perenne y existencial, que es la razón de la vida cristiana, no como una
proposición doctrinal, sino como un momento en el cual “se actualiza la obra de nuestra
redención, de tal forma que por la liturgia el misterio de Cristo y la misma naturaleza
auténtica de la Iglesia se expresan en la vida y se manifiesta a los demás” (SC 2).

La SC abre su tema con los artículos: 5-6-7 .Y partiendo de la presentación de la


“revelación-historia de la salvación” llega gradualmente a la “Liturgia acción salvífica
de Cristo en la Iglesia “. Los momentos más sobresalientes son:

1) Momento: Es el profético, SC 5.

2) Momento: Es el de la “plenitud de los tiempos”: Cristo.

3) Momento: Es al mismo tiempo el resultado y la continuación del 2ºe.d., el


tiempo de Cristo da origen y se continúa en el tiempo de la Iglesia.

C) La liturgia último momento en la historia de la salvación.


20
El tiempo de la Iglesia es continuación del tiempo de Cristo, no por razón de una
simple sucesión temporal, e.d. porque viene después de Cristo. La línea de continuación
que ligara el tiempo de la iglesia al tiempo de Cristo está constituida por la liturgia. Así,
pues, llegamos a que la liturgia, como Cristo mismo, es un acontecimiento salvífico, en
el cual continúa encontrando cumplimiento el anuncio que el tiempo antiguo prometía la
realidad de Cristo, y la sigue actualizando. Por lo tanto, la liturgia es el momento
síntesis de la historia de la salvación, porque congloba “anuncio” y “acontecimiento” o
sea AT y NT; pero al mismo tiempo es el último de la misma historia, porque siendo la
continuación de la realidad, que es Cristo, su finalidad es el de ultimar gradualmente en
cada uno de los hombres y en la humanidad la imagen plena de Cristo.

Concluyendo la SC 7 dice:

“Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de


Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y cada uno a su manera
realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo místico de Jesucristo, es
decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro”.
Liturgia.
Cristian Ismael Vargas Vázquez.
D) La liturgia presencia de Cristo: SC 7.

Esta es una componente esencial de la liturgia que ya D. Casel y el papa Pío


XII en la MD lo afirmaba.

- Pío XII: MD 28.


- Vaticano II: SC n. 7.
- Pablo VI: MF pp. 35-41.
- Inst. EM 9.

E) La liturgia actualización del Misterio Pascual: SC n. 5.

La Pascua es el centro de la historia de la Salvación.


La Pascua es el centro de la liturgia.
La centralidad del hecho pascual ha sido trasladado al rito y dada la relación de
“anuncio-profecía” y de “acontecimiento-realidad” que indisolublemente une la
Pascua del AT con la del N.T., es claro que el momento ritual del NT
acrecentará infinitamente su importancia, porque el momento ritual se sitúa a
nivel de realidad, que es propio del momento histórico de la Pascua de Cristo. 21
Cristo mandó a los Apóstoles a anunciar la salvación a los hombres: acontecida
en su muerte y resurrección, y a actualizar esa salvación por medio del sacrificio
y de los sacramentos, que forman el elemento central de la liturgia. Como se ve,
la Liturgia consiste fundamentalmente en la actualización de la salvación
realizada por Cristo. Y esta salvación no es otra cosa que la Pascua como hecho
real, es claro que la liturgia será la actualización de la Pascua por medio del
misterio, o sea, por medio de “signos reales”, e.d., eficaces.

Así tenemos que:

- Hay un concepto de liturgia en la perspectiva del misterio.


- Hay un concepto de liturgia a partir de la realidad de la Iglesia como
sacramento.
- La liturgia como culto de la Iglesia, comunidad esencialmente cultual.
- La liturgia como ejercicio del sacerdocio de Jesucristo.

La liturgia como sacramentalización del sacrificio espiritual de toda la Iglesia…

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