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UNIVERSIDAD TECNICA DEL NORTE

FACULTAD DE INGENIERIA EN CIENCIAS APLICADAS


CARRERA DE INGENIERÍA INDUSTRIAL
FISICA DEL ATOMO Y MODERNA

TEMA:
“TEORIA DE CUERDAS”

AUTOR:
LOPEZ RUBEN

TUTOR:
ING. GUERRA JULIO

2020

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Contenido
I. INTRODUCCIÓN.........................................................................................................................................................3
II. Breve historia.............................................................................................................................................................3
III. CAPÍTULO 1............................................................................................................................................................4
IV. CAPITULO II............................................................................................................................................................9
V. CAPITULO III.............................................................................................................................................................15
VI. CONCLUCIONES...................................................................................................................................................16
VII. Referencias..........................................................................................................................................................17

ÍNDICE DE TABLAS

Tabla 1.- Familia de partículas fundamentales……............................................................................................................. 7


Tabla 2.- Fuerzas fundamentales……………………………........................................................................................................ 8

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I. INTRODUCCIÓN

En el Ecuador y en Latinoamérica en general la falta de difusión o aun peor la falta de interés de parte de sus
habitantes, genera un alfabetismo en temas científicos, lo cual ha llevado a que las personas que les interesan los temas
científicos busquen alternativas para abastecer su sed de conocimiento.

Es allí donde aparecen los artículos o publicaciones científicas, una pequeña solución que encuentran los amantes de
la ciencia. Es aquí donde la búsqueda del conocimiento, en saber cómo funciona desde lo más pequeño hasta la
inmensidad del cosmos, desde muchos años antes se han generado un sin número de teorías que tratan de dar con esta
respuesta, pero que pasaría si pudiéramos unificar estas teorías y de ser correcta podría ser el mayor uno de los mayores
logros de la ciencia, esta teoría nos dice que pudiéramos estar viviendo en un universo donde la realidad coincide con la
ciencia ficción, un mundo de 11 dimensiones con universos paralelos muy cercanos, un universo elegante compuesto
por la música de las cuerdas [CITATION IBE17 \l 12298 ]

II. Breve historia

El modelo estándar, que domina la física actual, sigue planteando muchos interrogantes y algunas contradicciones.
Aunque esta teoría parece dar respuestas. El problema es que, con los medios de que disponemos, es imposible de
comprobar. Esto hace que muchos científicos la rechacen, por considerarla una teoría filosófica más que física. En el
mundo científico, tiene tantos defensores como detractores. [CITATION MII17 \l 12298 ]

Muchas veces, nosotros los seres humanos, nos hemos cuestionado, preguntándonos cosas con relación a la tierra y al
espacio, pero principalmente, con relación a lo que los compone. Desde tiempos remotos hemos tenido grandes grupos
de científicos que han buscado respuestas a algunos de estos fenómenos, pero, aun así, nuestra imaginación y nuestra
búsqueda por una “verdad absoluta” nos han llevado a buscar nuevas teorías que nos den explicaciones más acertadas
sobre lo que siempre nos preguntamos.

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III. CAPÍTULO 1

En los últimos siglos, muchas teorías como las planteadas por Newton, revoluciono nuestra percepción del
universo, este encontró una forma de describir porque estamos fijos en la tierra, porque estamos atraídos hacia la tierra.
Gracias a esto sabemos que el planeta Tierra jala a todas las cosas y seres que habitan en el con una fuerza llamada
gravedad, es gracias a que nuestro planeta es más grande y masivo que nosotros. Si esta idea, aunque sencilla en
explicación, tiene consecuencias que percibimos diariamente. Con esta teoría Newton explico que la atracción que
genera la tierra sobre una manzana para hacerla caer, debe ser la misma que hace que giremos alrededor de un objeto
más grande y masivo que la tierra, el sol. Esto sería la causa de las mareas o la existencia de galaxias. En una sola teoría
Newton fue capaz de unificar las leyes que rigen la Tierra con la del cosmos. Hoy en día este logro de la ciencia parece
pequeño, pero en realidad fue la primera vez que la comunidad científica unos dos acontecimientos que parecían muy
diferentes en una sola teoría. Newton considerado como el padre de la Física como lo conocemos, así es como logro
unir una de las fuerzas fundamentales para la comprensión del universo.

Hace poco más de un siglo se reconoció con gran sorpresa que el magnetismo y la electricidad son
fundamentalmente distintas manifestaciones de una sola entidad de la naturaleza. Grandes pensadores tales como
AndréMarie Ampère, Michael Faraday y James Clerk Maxwell llegaron a la sorprendente conclusión de que las
cargas eléctricas crean algo que rellena todo el espacio y que permite que éstas se perciban mutuamente a grandes
distancias. Esa “sustancia” especial fue bautizada campo eléctrico. Similarmente, los polos de un imán extienden un
campo magnético por todo el universo. Más sorprendente aún fue hallar que las cargas eléctricas en movimiento, o
sea las corrientes, son capaces de crear magnetos. Por eso, para evitar que la fuerza de atracción magnética provoque
incidentes, los cables eléctricos que penden de los postes están separados por una distancia específica. La única
explicación de esta observación es que los dos tipos de campo provienen de una mezcla llamada campo
electromagnético. Poco después se comprobó no con menor entusiasmo que la luz es una onda electromagnética
comunicada a través de ese campo, y que, por ejemplo, las ondas de radio no son sino luz que nuestros ojos no
pueden ver.

Para finales del siglo XIX, se creía que la teoría de la gravedad y la del electromagnetismo contenían todo el
conocimiento necesario para entender completamente los detalles de todo lo que nos rodea. Ante la fascinante
tendencia de la naturaleza de regirse con el menor número de reglas, una pregunta aparecía en la mente de algunos
curiosos: ¿sería posible comprobar que estas dos fuerzas fundamentales, la gravedad y el electromagnetismo, son
parte de una fuerza madre única y más grande?

Albert Einstein, el científico más grande del siglo pasado, mientras trabajaba en una humilde oficina de
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patentes, nos reveló aún más secretos. Supuso que la luz es una sustancia muy especial que prefiere viajar siempre a
una misma velocidad finita. Einstein notó que esta simple suposición tiene un impacto profundo en las reglas de la
física. En particular, gracias a esta idea sabemos que el espacio y el tiempo se combinan indistinguiblemente cuando
un objeto o una onda viaja a velocidades tan altas como la de la luz, velocidad que nada puede rebasar. En otras
palabras, a velocidades muy altas, la naturaleza no puede distinguir entre espacio y tiempo. Para entonces, Einstein
no tenía en mente la unificación de las fuerzas fundamentales, pero había descubierto la unidad del “cuándo” y el
“dónde” en una entidad llamada espaciotiempo. Einstein fue más lejos aún: él supo ver que el campo gravitacional
generado por cualquier objeto con peso se distribuye por todos los puntos de ese espaciotiempo, es decir, hacia todas
partes y hacia cualquier momento en el tiempo.

Todo parecía más claro que antes, pero aún quedaban misterios sin resolver, como tratar de mezclar todos estos
conceptos para lograr descubrir una teoría del todo, lo que ha dicho el físico italiano Daniele Amati que esta teoría es
una teoría del siglo XXI que cayó accidentalmente en el siglo XX, como consecuencia de esta es que se halle la falta
de las matemáticas que precisa, de unas matemáticas del siglo XXI [ CITATION Ped18 \l 12298 ]

El siglo XX ha estado marcado por dos grandes revoluciones físicas: el comienzo de la mecánica cuántica y el
desarrollo de la teoría de la relatividad. La teoría de la relatividad especial formulada por Albert Einstein en 1905 une
el espacio y el tiempo creando el espacio-tiempo. La teoría de Einstein formula ecuaciones para la transformación de
movimientos vistos desde distintos puntos de referencia. Einstein continuó trabajando en la teoría y la amplio
creando la teoría general de la gravedad. Fue en 1911 cuando Rutherford después de realizar una serie de
experimentos llego a la conclusión de que había un núcleo en el centro de todos los átomos cargado positivamente
formado por partículas. A estas partículas las llamo protones, posteriormente se produciría el descubrimiento de los
neutrones por parte del científico Chadwick. En 1925 y en 1926 científicos Heisenberg, Schrödinger y Dirac
formularon la mecánica cuántica. Esta nueva teoría determina que los resultados obtenidos de las medidas físicas son
probabilísticos y se encarga de calcular estar probabilidades. Esta teoría proporcionó grandes avances en el estudio
de la materia, ayudando a comprender el comportamiento de sólidos y líquidos. La teoría cuántica de campos
extendió la mecánica cuántica junto con la teoría de la relatividad y esto supuso la base para la física de partículas.

Las teorías mencionadas anteriormente tienen ciertos problemas con una fuerza de la naturaleza, la gravedad.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan las teorías es el problema de las singularidades. La resolución de
este problema nos explicaría cuál es el fin último de una partícula que cae en una singularidad o agujero negro. El otro
problema surge al intentar vislumbrar el origen del universo. Si se consiguiese solucionar el problema explicaría el
proceso conocido como inflación cuántica y explicar también el problema cosmológico del horizonte.

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Todo parecía más claro que antes, pero aún quedaban misterios sin resolver. Era inexplicable que los metales
produjeran descargas eléctricas al iluminarlos con luz de cierto color. Este fenómeno conocido hoy como efecto
fotoeléctrico fue descrito por Einstein basándose en la idea de Max Planck de que la energía se almacena en
pequeños paquetitos energéticos llamados cuantos. Einstein supuso entonces que la luz podía partirse en esos
paquetitos y que la energía de cada cuanto dependía del color de la luz. Estos cuantos de luz o fotones pueden ser tan
energéticos, dependiendo del color de la luz, que son capaces de liberar a los electrones (partículas con carga
eléctrica negativa) que están atados en los átomos de los metales, produciendo corrientes. Hasta entonces, la luz
había sido comprendida como una onda viajando en el campo electromagnético de Maxwell, no como una partícula.
Sin embargo, la elegante descripción de Einstein del efecto fotoeléctrico no dejaba dudas: la luz estaba compuesta
por partículas, similares a los electrones, aunque, simultáneamente, viajaba como onda. Dos conceptos tan lejanos,
partícula y onda, fueron así unificados. Esta es una de las importantes contribuciones que dieron luz a la mecánica
cuántica.

Otro reto para los científicos del siglo XX era el origen de la energía del Sol. Si la luz del astro rey surgiera de la
quema de un combustible común, como aceite, carbón o gasolina, su vida hubiera sido muy corta y, por supuesto,
nosotros no existiríamos. La explicación de este fenómeno tan grande condujo a los investigadores por el camino de
lo más pequeño, por el sendero de los constituyentes primarios de todo lo que nos rodea. En la travesía, la mecánica
cuántica nació mostrando que lo que ocurre en ese minúsculo universo no siempre coincide con lo que la intuición
sugiere, es decir, que el tamaño sí importa. La más útil herramienta de un físico, su intuición, el sentido común,
necesitó revolucionarse para poder entender que la energía se divide en paquetitos, para entender que las partículas
no son “pelotitas” sino algo más complejo que a veces se ve como onda, para entender que un electrón, como una ola
en el agua, puede extender su presencia a través del enorme océano que forma nuestro universo. Comprender al Sol
requirió más de 20 años de mecánica cuántica y resolver el rompecabezas de dos fenómenos del universo
microscópico: el decaimiento beta y la existencia de la antimateria.

Antes incluso de que Einstein se hiciera presente, ya se había notado que algo insospechado ocurría en el
interior de los átomos. Algunos de ellos se transformaban en otros muy distintos disparando electrones con
velocidades muy variadas. Esa emisión fue bautizada como radiación beta, el primer tipo de radiación descubierto.
Tras entender que el átomo tenía un núcleo, se notó que la radiación beta provenía de éste, lo cual era muy extraño
dado que los núcleos están compuestos de partículas casi 2000 veces más pesadas que el electrón llamadas protones
(con carga eléctrica positiva) y neutrones (sin carga eléctrica). Se encontró que el origen de la radiación es que un
neutrón sin carga se puede dividir espontáneamente en tres trozos: un protón cargado positivamente, un electrón con
carga negativa, y una partícula ligerísima y sin carga que Enrico Fermi terminó llamando neutrino. Sin embargo, se
sabía que el neutrón no estaba compuesto de las partículas emergentes. De esta forma se descubría una

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transformación entre partículas jamás imaginada: el decaimiento beta. Era un indicio de que, en el fondo, el neutrón y
el protón son hermanos de una misma familia. Sin embargo, por sí mismo, el decaimiento beta no explicaba por qué
el Sol nos sigue iluminando.[ CITATION Saú16 \l 12298 ]
En 1928, Paul Dirac concibió la idea de que, para entender mejor a los electrones (o sea, la radiación beta), era
necesario unificar las dos ideas entonces novedosas, la mecánica cuántica y la relatividad de Einstein. Curiosamente,
al hacerlo, se encontró que debería existir una sustancia que a los fanáticos de la ciencia ficción les hace lamerse los
labios: la antimateria. Dirac predijo que los electrones tenían unos rivales llamados positrones, con idénticas
características, salvo por la carga eléctrica opuesta. El positrón es la antipartícula del electrón. Un positrón tiene
carga eléctrica positiva que puede neutralizar la carga negativa del electrón. Aunque no son archirrivales, si éstas dos
partículas se encuentran juntas en el universo, se aniquilan y se transforman en luz, en fotones, en energía. Esta era
una potencial fuente de energía para nuestra estrella, pero la cuestión es ¿de dónde surgen tantos positrones y
electrones para producir calor y luz durante 5000 millones de años? La respuesta estaba ya escrita. Si un neutrón
emite electrones al transformarse en protón, un protón inmerso en una masa tan caliente como el Sol puede producir
un positrón al transformarse en neutrón. El hidrógeno del que están compuestas todas las estrellas es una enorme
fuente de protones dispuestos a transformarse en neutrones y positrones. Esto sería el inicio de una poderosa cadena
energética llamada fusión nuclear, en la que el protón y el recién creado neutrón se funden añadiendo más energía a
la de la aniquilación de la antimateria. Energía limpia y duradera como la que permite la vida en nuestro planeta. Más
de 20 años costó entender que la unificación de la relatividad de Einstein con la mecánica cuántica era la clave para
explicar uno de los misterios más antiguos de la humanidad: el Sol.

Tabla 1. Las tres familias de partículas fundamentales y sus masas (en múltiplos de la masa del protón). Los valores de la masa del
neutrino han eludido hasta ahora la determinación experimental

Resolverlo debía estar vinculado a la partitura maestra de la sinfonía universal de la física. Muchos
experimentos mostraban que había un zoológico de otras partículas diminutas y que las transformaciones entre ellas
en un lugar tan poblado eran inevitables. La sorpresa era que muchas parecían no ser simples intercambios de cargas,
como las predichas en el electromagnetismo. Como en el decaimiento beta, unas particulitas sin carga se
desintegraban dando lugar a pedazos de materia con carga. Era extraño porque estos pedacitos no estaban contenidos
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en la partícula original. Era como si, al arrojar un pastel a la cara de un bufón, el pastel se convirtiera en confeti y
caramelos. Era magia. Por otra parte, los núcleos no parecían estar de acuerdo con el electromagnetismo tampoco, ya
que, considerando la clásica ley de que las cargas iguales se repelen, no tenía sentido que los protones se quedaran
amarrados en un núcleo unos mil millones de veces más pequeño que una bacteria. Era como si un castillo de naipes
no se cayera ni a martillazos. Magia. La magia nuclear ponía en evidencia que la naturaleza escondía en los núcleos
atómicos fuerzas hasta entonces desconocidas. Poco a poco, fue más claro que la fuerza responsable del decaimiento
de algunas partículas era muy distinta de la fuerza que mantiene al núcleo unido. La fuerza destructora es llamada
fuerza nuclear débil. Esta fuerza es sentida por todas las partículas que constituyen la materia (y la antimateria), es
decir, todas ellas tienen una especie de “carga débil”. En el electromagnetismo, todas las partículas con carga
eléctrica son capaces de atraerse o repelerse.

Las interacciones débiles son más drásticas. Una partícula con carga débil es capaz de tragarse a otra y emitir a
una tercera completamente distinta. Por ejemplo, otra reacción que puede ocurrir en el Sol es parecida a la de
aniquilación entre materia y antimateria: un neutrón distraído choca contra un protón dejando en su lugar, no un rayo
de luz, sino un positrón y un neutrino con velocidades gigantescas. Estas conversiones poco convencionales son las
que provocan la radiactividad, la larga vida del Sol, las bombas atómicas y algunos tratamientos modernos contra el
cáncer.

Una fuerza mucho más “sociable” es la conocida como fuerza nuclear fuerte. Así como hay partículas con carga
débil y electromagnética, hay otras que además tienen carga fuerte. Una partícula con carga fuerte en la cual no es
posible escapar de él y, una vez que nos atrapa, nos ignora. La fuerza fuerte es muy similar. Casi 30 años después de
haber entendido las interacciones débiles, se comprendió que los protones y neutrones (así como muchas otras
partículas en el gran zoológico de lo diminuto) estaban constituidas de otras entidades aún más pequeñas: los quarks.
Los quarks, que poseen carga fuerte, siempre vienen en pequeños grupos imposibles de dividir. La atracción entre
ellos es tan grande, que incluso pueden atraer a quarks que “habitan” en el interior de otra partícula. Es así como un
protón es capaz de atraer a otro a pesar de la repulsión electromagnética. Es así como se sostiene la cohesión de los
núcleos. Curiosamente, como si fuera un clan de la mafia, los quarks atrapados dentro de un protón o neutrón pueden
moverse ahí adentro con total libertad, como si no hubiera fuerza fuerte, como si no vivieran en el clan. Pero escapar
es imposible. La atracción de la fuerza fuerte es 100 veces más poderosa que la repulsión electromagnética y billones
de veces más potente que la fuerza débil.[ CITATION Kak16 \l 12298 ]

Tabla 2. Las cuatro fuerzas de la naturaleza, junto con sus partículas de fuerza asociadas y sus masas en múltiplos de la masa del
protón. (Las partículas de fuerza débil vienen en variedades con las dos masas posibles listadas. Estudios teóricos demuestran que
el gravitón no debería tener masa).

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IV.
CAPITULO II

El panorama estaba finalmente claro. Existen cuatro fuerzas fundamentales que influyen en la construcción
microscópica de nuestro universo. La gravedad que en la práctica no afecta a las partículas, la fuerza
electromagnética, la fuerza débil y la fuerza fuerte.

En donde la teoría de cuerdas es lo que intenta unificar, mientras que la física clásica y la mecánica cuántica no
han logrado, mientras que las teorías antes mencionadas han tendido problemas para logar integrar a sus teorías la
gravedad, la teoría de cuerdas es una teoría que pretende explicar el comportamiento de todo el universo por medio
de un elemento fundamental, una cuerda en vibración.

Todo comenzó a finales de los años 60, cuando Gabriele Veneziano, físico italiano que trabajaba en el CERN
(siglas en francés del Consejo Europeo para la Investigación Nuclear, hoy Organización Europea para la
Investigación Nuclear), trataba de entender la fuerza nuclear fuerte, como se llama a la interacción que mantiene
unidos a los protones y neutrones en el núcleo de cada átomo. Parece que por casualidad cayó en sus manos un libro
de matemáticas donde encontró una fórmula —la llamada función beta— inventada dos siglos antes por el célebre
matemático suizo Leonhard Euler. Veneziano descubrió asombrado que la función beta de Euler, considerada una
simple curiosidad matemática, encajaba perfectamente con los datos experimentales obtenidos. El descubrimiento de
Veneziano despertó cierto interés entre la comunidad científica. Así, la fórmula de Euler llegó a la pizarra de un
joven físico, Leonard Susskind, quien dedicó meses a buscar el significado físico de la fórmula matemática de Euler.
Y lo que encontró fue sorprendente: esta fórmula describía una especie de partícula con una estructura interna que
vibraba; no una partícula puntual, sino algo como una cuerda que se estira y contrae, una especie de goma elástica.
La cuerda sería tan pequeña que podría seguir pareciendo puntual y, por consiguiente, podría ser coherente con las
observaciones experimentales. Así nació la teoría de cuerdas.[ CITATION Dan15 \l 12298 ]

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Figura 1. Ecuación de Euler

Esta cuerda es un hilo unidimensional en vibración, esto que llamamos hilos vibrantes es lo que llamamos
partículas, en la física clásica se toma estas partículas como puntos de materia infinitamente pequeños, sin embargo, en
la teoría de cuerdas se cambian estos por hilos de materia en vibración, las partículas elementales como el protón, el
neutrón o el electrón serian pequeños hilos que se diferenciarían por su forma de vibrar, lo más fascinante de esta teoría
es que cambiar algo sin dimensiones como un punto a algo unidimensional como un hilo conlleva a grandes beneficios,
y resuelve muchos problemas, esto lleva a tener mejores resultados ya que al tener cuerpos extensos sienten mejor la
geometría del espacio-tiempo, experimentando su curvatura.

Según los cálculos, las cuerdas tendrían una longitud de 10-35 metros (la longitud de Planck, que es un billón de
billones de veces más pequeña que un átomo típico). Esta sutil diferencia es la clave para tender un puente sobre el
abismo que separa la gravedad y la mecánica cuántica. Supongamos que queremos estudiar la forma de un objeto
desconocido sin tocarlo ni iluminarlo. Una manera sería bombardear el objeto con proyectiles y obtener una imagen a
partir de la trayectoria de los proyectiles después de interactuar con el objeto misterioso. Cuanto más pequeño sea el
proyectil que utilicemos, mejor será la imagen obtenida. Y desde luego, el proyectil no puede ser más grande que el
objeto de estudio. Así, si tenemos una sandía, es buena idea utilizar aceitunas como proyectiles; mejor aún si se usan
huesos de aceitunas. En cambio, no es buena idea usar sandías si el objeto en cuestión es del tamaño de una aceituna.
Entonces, si queremos sondear con proyectiles el espacio a la escala de la longitud de Planck (escala en la que, como
hemos visto, aparece el problema de compatibilidad entre la mecánica cuántica y la relatividad general), tendríamos que
usar objetos más pequeños que la longitud de Planck. Pero según la teoría de cuerdas, los objetos más pequeños del
Universo son precisamente de ese tamaño. No hay objetos más pequeños. En cierto sentido, se puede decir que el
conflicto entre mecánica cuántica y relatividad general no existe, sino que se trata de una consecuencia de formular
ambas teorías desde la perspectiva de partículas puntuales. La teoría de cuerdas afirma que éstas no existen y que
nuestro viaje a las profundidades del espacio termina cuando alcanzamos la longitud de Planck. Ése es el límite que nos
impone el Universo, y que no hemos tenido en cuenta.[ CITATION Geo14 \l 12298 ]

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Figura 2. Cuerdas en vibración

La teoría de cuerdas indica que las propiedades de una partícula elemental son consecuencia de la manera en que
vibra la cuerda que la compone. Ninguna otra teoría física había podido explicar las propiedades de las partículas en
términos de algo más fundamental. Pero ¿cómo se puede comprobar que las vibraciones de las cuerdas dan lugar a las
propiedades que identifican a una partícula? En teoría, de una forma muy sencilla. Bastaría coger una cuerda, agitarla y
verificar los resultados. En la práctica la cosa no es tan fácil. Las cuerdas son demasiado pequeñas para que podamos
realizar este experimento. Los físicos se han visto obligados a estudiar las hipotéticas cuerdas de manera
exclusivamente teórica. Pero ahí no paran las dificultades. Las ecuaciones de la teoría de cuerdas son tan complicadas,
que no se conoce su forma exacta. Apenas somos capaces de obtener soluciones aproximadas de ecuaciones
aproximadas. Y lo que es más preocupante, cuando se resuelven, dan lugar a un sinnúmero de partículas que nunca se
han observado, algunas de las cuales viajarían más rápido que la luz, en flagrante violación de las leyes físicas que
conocemos hoy. Por suerte, las matemáticas se encargan de restringir las soluciones posibles. Al igual que las
partículas, las cuerdas deben estar sujetas a las leyes de la relatividad y de la mecánica cuántica. Esto reduce
considerablemente el número de modelos de cuerdas. También sería de esperar, si la teoría de cuerdas aspira a ser la
teoría más fundamental de la naturaleza, que hubiese una única versión que pueda explicar las características del
Universo tal cual lo conocemos. Desgraciadamente, no es así. Durante las últimas décadas se han desarrollado no una,
sino cinco versiones distintas de la teoría de cuerdas que cumplen las condiciones mencionadas. El asunto es delicado:
cinco teorías de cuerdas diferentes que aspiran a explicar el Universo cuando sólo debería haber una. ¡Así no se unifica
la física! Eso sí, todas ellas comparten una sorprendente característica: requieren que el espacio tenga seis dimensiones
más de las que vemos.

Figura 3. Nuestro universo puede tener dimensiones adicionales

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Nuestro mundo cotidiano funciona muy bien con las tres dimensiones espaciales y la dimensión temporal que le
conocemos. No hay rastro de esas dimensiones adicionales que exigen las teorías de cuerdas. Entonces, ¿dónde están y
por qué nadie las ha visto? La idea es que son tan pequeñas que simplemente no somos capaces de apreciarlas. Para
entender esto podemos pensar en una manguera. Vista desde lejos, parece un objeto unidimensional, una simple línea.
Pero de cerca vemos que tiene grosor. En realidad, es un cilindro muy largo. Al acercarnos y verla en una escala más
reducida, se hace visible la segunda dimensión que rodea la manguera. Una hormiga podría recorrerla hacia delante y
hacia atrás, pero también rodearla. Una manguera es un objeto de dos dimensiones: una muy larga y claramente visible
desde lejos, otra enrollada y que se nos oculta a gran escala. Este ejemplo pone de manifiesto que las dimensiones
pueden ser “extendidas”, largas y fácilmente visibles, o cortas, circulares y más difíciles de ver. Algo parecido ocurriría
en nuestro Universo, pero a una escala más profunda y fundamental. Según la teoría de cuerdas, si ampliásemos lo
suficiente el espacio, llegaría un momento en que podríamos ver que en cada punto de las tres dimensiones extendidas
hay seis dimensiones adicionales enrolladas. Éstas serían una intrínseca de la estructura espacial: existirían en todas
partes y en todo momento. Y su tamaño, según los cálculos de la teoría de cuerdas, sería del orden de la longitud de
Planck, demasiado pequeñas como para que se hayan visto. Por tanto, cuando caminas por la calle, no sólo te estarías
moviendo a través de las tres dimensiones extendidas, también podrías desplazarte a través de las dimensiones
enrolladas. Claro que, al ser éstas tan pequeñas y estar dobladas sobre sí mismas, no podrías apreciar el viaje. Sólo una
hormiga de un tamaño tan diminuto sería capaz de recorrerlas. O una cuerda.

la parte matemática que acompaña a esta teoría es un poco complicada ya que esta teoría para que sea factible
debe estar sometida a muchas condiciones lo que hace que sea fuertemente criticada a ser una teoría hermosa pero más
filosófica que experimental.

FIGURA 4. Superficie generada por una cuerda., abierta (a) y cerrada (b).

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Figura 5. Matemática de la teoría de cuerdas.

En su larga búsqueda de una teoría unificada, Einstein reflexionaba sobre si «Dios podía haber hecho el
universo de un modo diferente; es decir, si la necesidad de sencillez lógica deja algo de libertad». Con esta observación,
Einstein articulaba la forma naciente de una opinión compartida actualmente por muchos físicos: si existe una teoría
final de la naturaleza, uno de los argumentos más convincentes que apoyarían esta forma concreta sería que esa teoría
no podría ser de otra manera. La teoría última habría de adoptar la forma que adoptaría, porque sería el único marco
explicativo capaz de describir el universo sin chocar con incoherencias internas o absurdos lógicos. Una teoría así
declararía que las cosas son como son porque tienen que ser de esa manera. Cualquier variación, con independencia de
lo pequeña que pudiera ser, conduciría a una teoría que como en la proposición «Esta sentencia es mentira» sembraría
las semillas de su propia destrucción.

El reconocimiento de esta inevitabilidad dentro de la estructura del universo nos obligaría a recorrer un largo
camino hasta llegar a enfrentarnos a algunos de los interrogantes más profundos de todos los tiempos. Estos
interrogantes ponen de relieve el misterio que rodea a la cuestión relativa a quién o qué eligió entre las aparentemente
innumerables opciones que supuestamente eran necesarias para diseñar nuestro universo. La inevitabilidad responde a
estos interrogantes borrándolas opciones. Inevitabilidad significa que, en realidad, no hay opciones y declara que el
universo no podría haber sido diferente. No obstante, la búsqueda de esta inflexibilidad en las leyes de la naturaleza está
en lo más
esencial del programa de unificación en la física moderna. Hacia finales de la década de 1980, les parecía a los físicos
que, aunque la teoría recuerdas estaba muy cerca de proporcionar una imagen única del universo, no llegaba al nivel
necesario. Los físicos descubrieron que en realidad existían cinco versiones diferentes de la teoría de cuerdas.
Recordemos que se denominan teorías del Tipo I, del Tipo IIA, del Tipo IIB, Heterótica O(32) (oHeterótica-O, para
abreviar) y Heterótica E8 * E8 (Heterótica-E, para abreviar).Todas ellas comparten muchas características básicas sus
patrones vibratorios determinan la masa y las cargas de fuerza posibles; requieren un total de 10dimensiones espaciales;
sus dimensiones arrolladas deben estar en una de las formas de Calabi-Yau, etc.— y por esta razón no hemos insistido
en sus diferencias a lo largo de los capítulos anteriores. Sin embargo, varios análisis realizados en la década de 1980
demostraban que son diferentes. El lector puede encontrar más detalles sobre sus propiedades en las notas finales, pero
basta saber que difieren en el modo en que incorporan la supersimetría, así como en detalles significativos de

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los patrones vibratorios a los que sirven de base.98 (La teoría de cuerdas del Tipo I, por ejemplo, tiene sus cuerdas
abiertas, con dos extremos libres, además de los bucles cerrados en que nos hemos centrado hasta ahora). Esto ha sido
un estorbo
para los especialistas en teoría de cuerdas, porque, aunque es impresionante tener una propuesta seria para la teoría
unificada final, tener cinco propuestas quita mucho viento a las velas de cada una de ellas.

La segunda desviación de la inevitabilidad es más sutil. Para apreciarla en toda su plenitud, debemos reconocer
que todas las teorías físicas constan de dos partes. La primera parte es el conjunto de ideas fundamentales de la teoría,
que habitualmente se expresan mediante ecuaciones matemáticas. La segunda parte de una teoría está formada por las
soluciones de estas ecuaciones. En general, algunas ecuaciones tienen una solución y sólo una, mientras que otras tienen
más de una solución (posiblemente muchas más). (Por poner un ejemplo sencillo, la ecuación «2 multiplicado por un
número concreto es igual a 10» tiene una solución: 5. Pero la ecuación «cero multiplicado por un número concreto es
igual a cero» tiene un número infinito de soluciones, ya que cero multiplicado por cualquier número es cero). Por lo
tanto, incluso si la investigación conduce a una única teoría con unas ecuaciones únicas, podría ser que la inevitabilidad
se viera comprometida porque las ecuaciones tuvieran muchas soluciones posibles diferentes. Hacia finales de la década
de 1980, parecía ser éste el caso de la teoría de cuerdas. Cuando los físicos se dedicaban al estudio de cualquiera de las
cinco teorías de cuerdas, descubrían que efectivamente existían muchas soluciones, por ejemplo, muchos modos
posibles diferentes de arrollar las dimensiones adicionales correspondiendo cada solución a un universo dotado de
diferentes propiedades. La mayoría de esos universos, aunque surgían como soluciones válidas de las ecuaciones de la
teoría de cuerdas, parecían ser irrelevantes en relación con el mundo tal como lo conocemos.

Estas desviaciones de la inevitabilidad podrían parecer unas desafortunadas características fundamentales de la


teoría de cuerdas. Pero las investigaciones realizadas desde mediados de la década de 1990 nos han dado nuevas y
enormes esperanzas de que esas circunstancias puedan ser meramente reflejos del modo en que los especialistas en
teoría de cuerdas han estado analizando dicha teoría. Dicho en pocas palabras, las ecuaciones de la teoría de cuerdas son
tan complicadas que nadie conoce su forma exacta. Algunos físicos han conseguido tan sólo escribir versiones
aproximadas de las ecuaciones. Son estas ecuaciones aproximadas las que hacen que una teoría de cuerdas difiera
significativamente de otra. Y son también estas ecuaciones aproximadas las que, en el contexto de cualquiera de las
cinco teorías de cuerdas, producen numerosas soluciones, un cuerno de la abundancia lleno de universos no deseados.
[ CITATION IBE17 \l 12298 ]

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Figura 6. Por muchos años, los físicos que trabajaban en las cinco teorías de
cuerdas pensaban que estaban trabajando en teorías completamente separadas

V. CAPITULO III

La verdad es que es muy difícil resistirse al poder de seducción de la teoría de cuerdas. Cuando uno se da cuenta
de que quizá todos los procesos del Universo, desde la formación de una estrella hasta la vida, podrían explicarse de una
forma tan elegante a partir de un punto de partida tan simple unos diminutos hilos de energía que vibran, se comprende
el entusiasmo de muchos físicos teóricos. Como dijo Einstein en una ocasión, refiriéndose a la relatividad general: ¡es
tan bella que debe ser cierta!

Pero no todos están enamorados de esta teoría. Por mucha que sea su elegancia matemática, los científicos se
plantean si existen razones físicas de peso para creer en un modelo que, conviene recordar, no está fundamentado en
ninguna evidencia experimental. Nadie ha visto esas cuerdas ni las dimensiones espaciales enrolladas donde vibran.
Empero, la prueba definitiva de la validez de una teoría consiste en contrastar las predicciones con los resultados
experimentales. Ésa es la diferencia entre la ciencia y la ciencia-ficción. Por ello, defensores y detractores de esta teoría
buscan con tesón desde hace tiempo una señal que decante la balanza a favor de uno u otro bando. Y puede que no
tengamos que esperar mucho. A principios de 2008 está previsto que empiece a funcionar el acelerador de partículas
conocido como Gran Colisionador de Hadrones (LHC), del CERN. Los físicos confían en que el LHC revele, entre
otras cosas, si existen dimensiones espaciales adicionales.

En el caso de que los resultados apunten a la validez de la teoría de cuerdas, sólo se trataría del principio. A pesar
de que en los últimos años ha habido extraordinarios avances que han mejorado nuestra comprensión de la teoría, lo
cierto es que todavía no conocemos su estructura completa. La teoría de cuerdas presenta detalles tan profundos y
complejos que se necesitará mucho tiempo antes de poder confirmar si estamos ante la tan buscada teoría de todo.
Mientras tanto, el sueño de Einstein y de muchos otros físicos pende de una cuerda.
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VI. CONCLUCIONES

La teoría de las cuerdas nace del echo de la necesidad de relacionar las partículas con las fuerzas o también
relacionar el espectro de la partícula no viéndola como un punto simple que no se va a mover sino como una cuerda
vibratoria que se va a amover a través justamente de una forma de cuerda u onda vibratoria.

Como es una teoría que cada día avanza no podemos afianzarnos a resultados que aún están planteados como hipótesis
como es el caso de muchas dimensiones que podrían existir.

Lo mejor de esta teoría es su capacidad unificadora y su forma hermosa de definir la sinfonía del universo, por esto esta
teoría es una gran candidata a ser la teoría del todo.

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VII. REFERENCIAS

[1] B. Greene, El Universo elegante, New York: W. W. Norton & Company, 1999.

[2] Anonimo, «AstroMia,» 2015. [En línea]. Available: https://www.astromia.com/astronomia/teoriacuerdas.htm.

[3] P. F. Liara, Ciencia y Filosofía: Aspectos ontológicos y epistemológicos de la ciencia contemporanea, España:
Caligrama, 2018.

[4] S. R. Sánchez, «Desenredando las (teorías de) cuerdas,» Investigador del Instituto de Física, UNAM, p. 7, 2016.

[5] M. Kaku, Hiperespacio, España: Planeta , 2016.

[6] D. M. Reina, «La fisica pende de una cuerda,» ¿Cómo vez?, p. 6, 2015.

[7] N. Geographic, «National Geographic,» 2014. [En línea]. Available:


https://www.nationalgeographic.es/ciencia/qu-es-la-teora-de-cuerdas. [Último acceso: 25 01 2020].

[8] B. Greene, La realidad oculta, New York: Alfred A. Knopf , 2011.

[9] J. Edelstein, Cuerdas y Supercuerdad, España: Un paseo por el cosmos , 2016.

[10] L. Smolin, Las dudas de la fisica del siglo XXI, España: Drakontos , 2015.

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