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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 193-785, julio-septiembre 2017, a406 | ISSN-L: 0210-1963


doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.785n3011

VARIA / VARIA

EL NATURALISMO ACCIDENTAL: ACCIDENTAL NATURALISM:


CRÍTICAS A UN MODELO CRITICISM OF A THEORETICAL
TEORÉTICO DE LEGITIMACIÓN MODEL OF SOCIO-ECOLOGICAL
SOCIOECOLÓGICA LEGITIMACY
Santiago M. Cruzada
Universidad Pablo de Olavide
ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-9687-8445
smoncru@upo.es

Cómo citar este artículo/Citation: M. Cruzada, S. (2017). El Copyright: © 2017 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
legitimación socioecológica. Arbor, 193 (785): a406. doi: http:// Attribution (CC BY) España 3.0.
dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.785n3011

Recibido: 11 febrero 2016. Aceptado: 26 febrero 2016.

RESUMEN: Este artículo propone la necesidad de realizar una ABSTRACT: This article proposes the need for a theoretical re-
revisión teórica sobre la actual asunción epistemológica que es- view on the current epistemological assumption that estab-
tablece a la dicotomía naturaleza-sociedad como piedra angu- lishes the dichotomy nature-society as a cornerstone of a broad
lar de una cosmovisión amplia para contextos occidentales. Se worldview for western contexts. We will discuss the anthropo-
rebaten aquellas perspectivas antropológicas que dan por sen- logical perspectives that assume that in these spaces, generically
tado que, en estos espacios, de manera genérica y sin matices, without nuances, social practice and ideas are not constructed
la práctica social y las ideas no se construyen de forma vincula- in such a close relationship to the environment, falling under a
da al medio, cayendo bajo la creencia de que la naturaleza exis- belief that nature exists outside the human will. We will debate
te ajena a la voluntad humana. Discutiremos el ingenuo esen- the naive ethnological essentialism that position naturalism as a
cialismo etnológico que posiciona al naturalismo como modelo central model of a socio-european worldview, characterized by
central de la cosmovisión socio-europea, el cual es caracteriza- dualistic patterns that have enabled monistic paradigms of socio-
do por patrones dualistas que han permitido configurar, al mis- ecological relationships to be established at the same time, and
mo tiempo y por contraposición a este, paradigmas monistas de in contrast to this, in other parts of the world.
relaciones socioecológicas en otras partes del mundo.

PALABRAS CLAVE: Antropología; naturaleza; sociedad; episte- KEYWORDS: Anthropology; nature; society; epistemology;
mología; naturalismo; crítica. naturalism; review.
1. INTRODUCCIÓN cidental en un continuum de diversos modos de inte-
ractuación con el entorno.
Las investigaciones antropológicas dedicadas a exa-
a406 minar las relaciones entre los seres humanos y el me-
dio ambiente han experimentado una fuerte mutación 2. EL NATURALISMO COMO SUSTENTO EN LA ELABO-
RACIÓN DE TEORÍAS ECOLÓGICAS
en las tres últimas décadas. Su redefinición como cam-
El naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de legitimación socioecológica

po analítico propio entrañó un auge sin precedentes A finales de los años 80 del pasado siglo se revi-
en el estudio de la construcción social de la naturaleza taliza la temática ecológica en Antropología con el
(Milton, 1997; Ingold, 2000; Descola y Pálsson, 2001). surgimiento de postulados críticos empeñados en
En ese cambio hacia la autonomía paradigmática se desarticular la dicotomía naturaleza-sociedad. Este
desestabilizaron argumentos originados en el seno de par diferencial se asentó de manera irrefutable en
corrientes anteriores, en las cuales se tomaba la dico- corrientes materialistas, estructuralistas y simbólicas
tomía naturaleza-sociedad como operador activo de de viejo cuño, estancándolas en una polaridad que
elaboraciones teóricas sobre el medio ambiente y la había que superar con los estudios contemporáneos
cultura. Un modelo ontológico dual con epicentro en de las relaciones entre seres humanos y naturaleza
Occidente las nutría, auspiciado siglos antes por ideas (Descola y Pálsson, 2001, pp. 12-13). Los dualismos
cartesianas y mecánicas del mundo. En el transcurrir ontológicos que los investigadores “occidentalizados”
transformativo hubo que resituar la “moderna” dico- llevaban consigo al campo suponían un lastre del que
tomía en una perspectiva histórica y etnográfica más había que deshacerse, herencia de una historia teó-
amplia. Su manejo en contextos no occidentales em- rica de Occidente desde la época clásica y reforzada
pañaba la realidad produciendo un artificio que no co- siglos después con ideas cartesianas y mecánicas del
rrespondía a lo que verdaderamente los investigado- mundo (véase Glacken, 1996; Latour, 2007 o Sahlins,
res observaban en el campo (Escobar, 2000). Una vez 2011 para un análisis crítico de la construcción socio-
identificado el problema y su origen, el lastre binario histórica de las dicotomías occidentales).
quedó como soporte para la enunciación de lo contra- Reynoso (2015) afirma que en ese momento se pro-
rio, nada más y nada menos que la definición axiomá- duce un giro ontológico y perspectivista en la discipli-
tica de la “buena” y “nueva” Antropología ambiental. na, el cual estaba promovido, como señala Salmond
En este texto realizamos una crítica a trabajos (2014, p. 161), por proyectos de larga duración que
que se han elaborado en contraposición al modelo pretendían desmantelar y reconstruir las fundaciones
teorético del naturalismo asignado a la “cultura oc- modernistas del concepto anthropos. El giro hacia la
cidental”. Este ha pasado al primer plano teórico en ontología, o más bien la apertura hacia ella (de la Ca-
paralelo al apogeo y elaboración de las corrientes de dena, 2014, 13 de enero), incluye configuraciones que
Antropología contemporáneas dedicadas al medio parten de postulados homogéneos pero que contie-
ambiente. Fundado sobre la idea de que en contextos nen procederes analíticos someramente diferencia-
occidentales existe una cosmología binaria que sepa- dos. Una de las principales semejanzas en su construc-
ra la naturaleza y la sociedad, de raigambre históri- ción es la crítica a las ontologías occidentales basadas
ca y de vigencia actual, el naturalismo ha servido de en las dicotomías a las que nos venimos refiriendo.
guía para aquellos postulados superadores que han Entre sus diferencias, la forma teórico-metodológica
puesto a este en relación a otras formas culturales de de abordar la difuminación dualista que se produce
relacionarse con el entorno, la mayoría de las veces en otros contextos no occidentales. En cualquier caso,
en sociedades no occidentales donde la dicotomía las investigaciones se focalizaron en las diversas for-
no era real. De esta manera ha terminado siendo el mas de concebir el ser en el mundo y en las diferentes
sustento principal de cimentación que posibilitó los naturalezas de otras realidades (Henare, Holbraad y
avances en materia ecológica desde la disciplina, legi- Wastell, 2007; Costa y Fausto, 2010), lo cual no ha vis-
to reducido su alcance para que este movimiento de
timando al mismo tiempo un programa epistemológi-
amplio espectro se relacione también con estudios de
co basado en contraposiciones automáticas más que
ciencia, tecnología o medicina más allá de la disciplina
en modelos propios de cambio paradigmático. Esto
antropológica (Candea y Alcayna-Stevens, 2012)1.
nos predispone para desentramar los fundamentos
de su construcción a través de una crítica que resalte Aunque el trabajo de Roy Rapapport (1987) esta-
su carácter parcial y homogéneo, considerando que bleció las bases para superar el dualismo naturaleza-
este modelo no es extensivo para todo Occidente. sociedad, es en los años noventa cuando germinan
Pensamos, en contra, que se inserta de manera ac- corrientes centradas específicamente en deponer

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las erróneas concepciones occidentales de mirar la vamente existe, de que ciertas cosas deben su exis-
realidad (Viveiros de Castro, 2013, p. 89). Trabajos tencia y su desarrollo a un principio ajeno tanto a la
como los de Kaj Århem (1990), Croll y Parkin (1992) suerte como a los efectos de la voluntad humana.
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o Andrew Gray (1996) son pioneros en desmontar Típico de las cosmologías occidentales desde Platón
prejuicios analíticos derivados de los dualismos on- y Aristóteles, el naturalismo crea un dominio ontoló-

Santiago M. Cruzada
tológicos occidentales. Estas ideas preconcebidas gico específico, un lugar de orden y necesidad, donde
rebatidas supondrían, a partir de aquí, un sustento nada ocurre sin una razón o una causa, ya sea origi-
para etnografías que se centraban en lo ecológico y nada en Dios (como en el famoso “Deus sive natura”
que podrían comparar, a través de las propias onto- de Spinoza) o inmanente en el tejido del mundo (“las
epistemologías de los investigadores, las limitaciones leyes de la naturaleza”). Como el naturalismo es nues-
de estas en otros contextos. Señala Århem (1990, p. tro propio modo de identificación y permea tanto
120) que existen cosmologías donde la disyunción nuestro sentido común como nuestra práctica cien-
radical tan característica del pensamiento occidental tífica, para nosotros ha llegado a ser una presuposi-
entre naturaleza y cultura, entre seres humanos y ani- ción “natural” que estructura nuestra epistemología,
males, se disuelve al estar todo íntimamente vincula- y en particular nuestra percepción de otros modos de
do por analogías y esencias espirituales que al mismo identificación” (Descola, 2001, pp. 108-109).
tiempo corresponden a un pasado ancestral. En estas
Descola (2004, pp. 32-33) mantiene que no existe
sociedades el concepto de “naturaleza” es contiguo
ninguna justificación objetiva desde nuestra visión oc-
al de “sociedad”, lo que designa modelos integrales
cidental que sostenga que en otras culturas los huma-
de conectividad entre humanos y animales, imbri-
nos forman una comunidad de organismos distintos
cándose en un marco cosmológico más amplio que
al resto de elementos del entorno, ya sean bióticos o
proporciona a los individuos una base moral y exis-
abióticos. Donde nosotros resaltamos el lenguaje arti-
tencial para sus interacciones con el medio ambiente
culado y la bipedia como criterios cruciales y diferen-
(Århem, 2001, pp. 214-215). Partir desde un plantea-
ciadores de la humanidad, otras culturas difuminan
miento dual que separara en categorías estas realida-
esas diferencias basándose en rasgos más abstractos
des constituiría, pues, una forma básica de caer en un
como la animación, la locomoción autónoma, la re-
etnocentrismo ingenuo fundamentado en la supues-
producción sexuada o la dentición. Para este autor
ta universalidad de las dicotomías occidentales. Esos
son los esquemas de praxis los que posibilitan que las
prejuicios marcadamente dicotómicos, y que Descola
sociedades “objetifiquen” los tipos específicos de re-
(2001 y 2004) denominaría naturalismo, empañarían
laciones que tienen con su medio. Esto hace que cada
una realidad que quizás no estuviese dominada por
variación de relación local con el medio sea el resul-
patrones dualistas.
tado de una combinación particular de tres dimensio-
Sin embargo, todas aquellas cláusulas añejas deri- nes básicas de la vida social: modos de identificación
vadas de la modernidad científica occidental confor- –animismo, totemismo, naturalismo y analogismo
marían un soporte sólido sobre el que construir un (Descola, 2012) como formas de definir las fronteras
nuevo paradigma superador que diera cuenta de ma- entre el ser y la otredad-, modos de interacción -que
nera precisa de las relaciones que se establecen entre organizan las relaciones entre las esferas de humanos
los humanos y el medio. Partir desde una matriz dico- y no humanos y, en cada una de ellas, desde principios
tómica, es decir, naturalista, dificultaría un entendi- de reciprocidad, rapacidad o protección-, y modos de
miento ecológico de la realidad, ya que la disyunción clasificación, por la cual los elementos del mundo son
no solo orientaba las metodologías y las técnicas, representados en categorías socialmente reconoci-
sino que también provocaba una ilusión epistemoló- bles (Descola y Pálsson, 2001, p. 29).
gica al impedir comprender efectivamente las formas
Pensar sobre esos esquemas de praxis supondría
locales de saber ecológico. Serían por tanto los mo-
transformar los modelos analíticos, los orientaría ha-
dos de identificación naturalistas los que habría que
cia una ecología relacional que superaría las carencias
apaciguar, revisar y controlar para no sesgar aquellas
de los programas modernistas influidos de manera
otras maneras de definir las fronteras entre el propio
crítica por los dualismos cartesianos (Descola, 2001).
ser y la otredad:
Pero en esa orientación se presenta el modelo on-
“Un tercer modo de identificación, más familiar tológico occidental como contraproducente para los
para nosotros, es el naturalismo. El naturalismo es menesteres antropológicos en lo que se refiere a lo
simplemente la creencia de que la naturaleza efecti- ecológico, habiendo que oponer a ellos cualquier for-

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ma original de mirar la realidad social (Descola, 2001, que mostró poca oposición debido a sus innegables
p. 104). En él, aduce, existe un interés explícito por consecuencias, su fragilidad estaba expuesta desde el
beneficiarse de la naturaleza y están presentes las momento en el que las mayores perversidades huma-
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pautas mecánico-cartesianas de representación de lo nas con respecto al medio ambiente fueron identifica-
natural (Descola, 2001, pp. 110-112). das con el patrocinio de una lógica mecánica, racional,
El naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de legitimación socioecológica

progresista y totalizante del mundo (Sahlins, 2011).


De este modo el naturalismo torna sobre el corazón
mismo de los esquemas de praxis, constituyéndose a Otro caso analítico que parte desde el naturalismo
partir de él un aparato teórico orientado a superar las como apoyo de proposición teórica es el de Viveiros
clásicas dicotomías. Dentro no cabrían postulados crí- de Castro (2004, 2010 y 2013). Este autor alega que
ticamente hipotéticos donde las diferentes formas on- extrapolar los términos de las discusiones epistemo-
tológicas de representación de lo natural presentaran lógicas occidentales a otros contextos -amerindios
matices. Por ejemplo, no habría cabida para un modo específicamente-, pondría en entredicho las funda-
de identificación naturalista occidental y una forma de mentaciones ontológicas sobre las que aquellas se
relación basada en la reciprocidad (como la que se da mantienen. Nuestra dicotomía en esos otros lugares
en los sistemas de identificación totémicos o animis- necesitaría de una redistribución y disociación de
tas). Esas paradojas y sinsentidos no tienen cabida en las cualidades atribuidas a las series paradigmáticas
sus esquematizaciones, el naturalismo es un modelo que caen bajo las etiquetas de naturaleza y sociedad
homogéneo y universal a pesar de que otros modos (universal-particular, objetivo-subjetivo, físico-moral,
de identificación se presenten de forma híbrida (Des- hecho-valor, dado-construido, necesidad-esponta-
cola, 2001, pp. 115-119). neidad, inmanencia-trascendencia, cuerpo-espíritu,
animalidad-humanidad). La concepción del mundo en
En el discurso, este autor orienta sus conocimientos aquellos pueblos, añade, se representa bajo una idea
para justificar la proyección total de sus propuestas. de multinaturlismo. Su diferencia con nosotros reside
Ellas se amparan bajo la preconcepción de que lo que en las cualidades de perspectivas relativas, o puntos
sucede en Occidente es el contrapunto a la diversidad de vista distintos, para diferentes especies de sujetos
de las formas ecológicas de relación en el resto del o personas (humanas y no-humanas), concepción que
mundo. Reconocer matices en un continuum relativo se enfrenta de manera trasversal a nuestras oposicio-
derrumbaría el pilar central sobre el que se erige su nes históricas (Viveiros de Castro, 2004, p. 37).
construcción teórica, pues piensa que, aunque mu-
chas expresiones del naturalismo conducen a antino- El concepto de multinaturalismo deviene de la
mias, están condenadas a permanecer en el terreno idea de multiplicidad de Deleuze y Guttari (2006, p.
de la utopía: 39), definida como herramienta cognitiva y analítica,
oportunamente sustantivada, que permite escapar a
“… en una cosmología naturalista no puede haber la oposición abstracta de lo múltiple y lo uno, de su
terreno común entre los humanos y los no humanos: dialéctica, y llegar a pensar lo múltiple en estado puro,
o son percibidos como pertenecientes a comunidades sin constricciones numéricas que se desprenden de
interconectadas, y en consecuencia el naturalismo las polaridades. El de multiplicidad, añade Viveiros de
pierde su carácter predicativo, o bien permanecen Castro (2010, pp. 100-102), es el metaconcepto que
confinados en dominios ontológicos separados, y la define cierto tipo de entidad cuya imagen concreta es
dialéctica de la reciprocidad no es más que una metá- el “rizoma”, siendo antiesencialista y antitaxonimista,
fora para expresar una imposible aspiración a superar liberando al conocimiento antropológico de los dua-
el dualismo” (Descola, 2001, p. 118). lismos que han construido los muros epistemológicos
Aunque en principio se definiera el naturalismo de la disciplina desde los siglos XVIII y XIX2.
como un modo de identificación, termina ampliándo- El multinaturalismo sería opuesto a las cosmologías
se a una forma de relación y de clasificación, es decir, multiculturalistas modernas basadas en la implicación
se presenta como cosmología extendida y absoluta dependiente entre la unidad de la naturaleza y la mul-
–una naturaleza unitaria a la que se le sobreponen tiplicidad de las culturas. Es decir, en la idea moderna
diversas visiones del mundo que terminan por hacer occidental se da por hecho que la naturaleza existe
de la naturaleza objeto exterior a nuestro ser subjeti- gracias a la universalidad objetiva de los cuerpos y las
vo (Kohn, 2015)- a la que hay que contraponer la di- sustancias, mientras que la diversidad de culturas vie-
versidad de formas de relacionarse con el medio. De ne garantizada por la particularidad subjetiva de los
cualquier modo, el naturalismo ha sido un enemigo espíritus y el significado. En cambio, las concepciones

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multinaturalistas no occidentales responderían a una relaciones bio-psico-sociales que ha sido la dominan-
unidad del espíritu y a una diversidad de los cuerpos. te sobre las explicaciones del vivir y actuar del ser hu-
La cultura o el sujeto serían la forma de lo universal mano. Ingold (2008, p. 12) propone utilizar la noción
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mientras que la naturaleza o el objeto la forma de lo de persona-organismo para superar la linealidad y la
particular (Viveiros de Castro, 2004, p. 38). estructura jerárquica de esa relación. Esta conceptua-

Santiago M. Cruzada
Una teoría indígena característica de la alteridad que lización también viene pulida, en parte, por una con-
consolida sus argumentaciones en la idea de multinatu- traposición argumentativa a la cultura occidental. Lo
ralismo posibilita, sugiere Viveiros, que haya una eman- que nosotros aquí venimos denominando naturalis-
cipación del pensamiento europeo, ya que esta meta- mo vuelve a servir de puntal sobre el que arrojar una
física posestructural y rizomática (Viveiros de Castro, serie de culpas típicas del modelo cultural occidental,
2010) se erige en pos de la descolonización intelectual a saber: etnocentrismo, percepción de superioridad y
al presentarse como fondo común cosmológico y cultu- descrédito con para los otros no occidentales. De este
ral panamericano. El perspectivismo sería multinatura- modo el autor entra en un debate entre lo universal y
lista porque una perspectiva no es una representación; lo particular desde un punto de vista constreñido por
estas últimas son una propiedad de la mente mientras su amplitud genérica, al comprender Occidente, y lo
que las perspectivas se localizan en el cuerpo (Viveiros que no lo es, sin matizaciones y parcialidades. La no-
de Castro, 1998, p. 478). Esta alegoría, exégesis nuestra, ción de persona-organismo se fundamentaría no en
resalta las diferencias entre las relaciones en el medio la composición de diferentes factores interconectados
ambiente occidental (natural, reificado y pensado), y las si acaso en algún momento, como se propone desde
interacciones vividas en los entornos no occidentales la tradición ortodoxa científica (léase occidental y
(social, habitados y co-construidos). En otras palabras, cartesiana), sino centrándose en los procesos de cre-
el naturalismo se basa en una ontología que postula el cimiento y desarrollo en contextos particulares que
carácter natural de las relaciones entre naturaleza y cul- contribuyen, al mismo tiempo y con su presencia, al
tura, mientras que el multinaturalismo viveiriano resalta desarrollo de otros (Ingold, 2008, pp. 28-31).
el carácter social en el intervalo que se produce entre las En una de sus obras más importantes Ingold (2000)
relaciones de la serie humana y no-humana (Viveiros de vapulea las hipótesis deterministas y posibilistas que
Castro, 2004, p. 46). Una vez más el naturalismo como hasta finales del siglo XX habían acaparado los estu-
ontología desdichada –para Viveiros ontología multicul- dios de las relaciones entre los humanos y el medio
turalista- surge para dar consistencia a un aparato teóri- ambiente. Se centra en hacer una crítica que supere la
co que defiende ir más allá de los dualismos. matriz bio-psico-social que ha dominado los estudios
Tim Ingold, por su parte, también fundamenta sus antropológicos. Afirma que la ciencia social debería
propuestas en contraposición al naturalismo. Cree introducirse en un modelo de pensamiento sistémico,
que el discurso comúnmente conocido como “oc- no lineal ni determinista, intentando superar los pro-
cidental” gravita ontológicamente en la separación gramas dualistas que heredó siglos antes. En ese sen-
de los ámbitos de lo subjetivo y lo objetivo, siendo tido sitúa lo que tradicionalmente han sido las relacio-
el primero entendido como un mundo interior de la nes verticales entre sujeto y objeto en un mismo plano
mente y del significado y el segundo como el mundo horizontal de vinculación ecológica, donde cada parte
exterior de la materia y la sustancia (Ingold, 1991, p. se implica con la otra de manera sensorial a través de
365). Para un enfoque genuinamente ecológico, argu- la acción en una suerte de “ecología sensible” (Ingold,
menta, la Antropología tendrían que desprenderse de 2000, p. 25). La contraposición de sociedades no occi-
los fundamentos mismos del paradigma explicatorio dentales a “nuestra” homogénea cultura occidental es
occidental, básicamente aguantados por ideas de or- una constante en toda la obra. Claro queda cuando el
den, racionalidad y uniformización (Ingold, 1993). Es- autor se adentra en casos de estudios específicos y de
tos se vinculan a ideas neodarwinistas que anclan sus ellos extrae argumentos que superan el lastre binario
argumentos en la distinción entre genes y ambiente, a través de meta-reflexiones innovadoras y, al mismo
construidos sobre una tradición del pensamiento oc- tiempo, devastadoras con cualquier vestigio dual de
cidental más antiguo y asentados sobre las diferencias pensamiento. El pensamiento occidental la mayoría
entre forma y sustancia (Ingold, 2008, p. 7). de las veces queda definido de forma negativa en esa
comparación invariable.
Sugiere que esa tradición de pensamiento hace difí-
cil dirimir las diferencias entre mente, cuerpo y cultu- Esto es, sin duda, central en muchos discursos ac-
ra, pues esta se sustenta en una ortodoxia científica de tuales que construyen un planteamiento ecológico

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de las relaciones entre el medio ambiente y la socie- canismos de interacción con el medio se producen de
dad. El modelo naturalista, llamado indistintamente, forma no dualista? Y lo más importante, ¿a qué nos
pero definido rápidamente por alusiones a Occiden- referimos cuando hablamos de naturalismo occiden-
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te, es un firme soporte para superponer sobre él lo tal? Ante estos cuestionamientos, nosotros definimos
que sucede en otras partes del mundo. Por ejemplo, como naturalistas a teóricos y a teorías que efectiva-
El naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de legitimación socioecológica

Hornborg (2001, pp. 66-67) habla de descontextuali- mente ofrecen cuenta y verdad de que el naturalismo
zación del pensamiento de la modernidad, caracte- existe, basándose posteriormente en él para construir
rizado por la apropiación, la dominación, el ataque, paradigmas de relacionamiento ecológico como antí-
la conquista, la dominación y la “objetificación” de tesis de lo que ocurre en el contexto occidental.
la naturaleza en Occidente. Pálsson (2001, p. 82, p.
84 y p. 88) caracteriza un modelo perverso y lo sitúa 3. CONTRA LA PARCIALIDAD Y LA HOMOGENEIZACIÓN:
en Occidente, definiéndolo como orientalista (ex- CRÍTICAS AL MODELO TEORÉTICO NATURALISTA
plotador y con reciprocidad negativa) y paternalista
Podemos decir que la deconstrucción del proyec-
(protector del cuidado del cosmos). Arturo Escobar
to dualista favoreció ir más allá de los estados y las
se muestra más clarividente al definir las característi-
sustancias para centrarse en procesos y relaciones
cas del modelo naturalista denominado por él como
(Descola y Pálsson, 2001, p. 23). Sin embargo, la cons-
colonialidad de la naturaleza:
trucción social de la naturaleza en Occidente, como
“Muy esquemáticamente, las principales caracte- hemos visto, se toma como pre-dada, estática y esen-
rísticas de la colonialidad de la naturaleza, según lo cialmente dual. La idea parece estar bien registrada,
establecido por innumerables discursos y prácticas en sin posibilidad de ambigüedades y suficientemente
la Europa post renacentista y más allá de ella, inclu- elaborada como para negar su existencia. Esta homo-
ye: a) clasificación en jerarquías («razón etnológica»), geneización de la representación de la naturaleza en
ubicando a los no-modernos, los primitivos y la natu- Occidente es una de las primeras críticas que pueden
raleza en el fondo de la escala; b) visiones esencializa- verterse sobre los modelos teóricos que se sustentan
das de la naturaleza como fuera del dominio humano; en el naturalismo. Si bien ha servido para construir a
c) subordinación del cuerpo y la naturaleza a la men- partir de él un aparato teórico orientado a superar las
te (tradiciones judeo-cristianas, ciencia mecanicista, clásicas dicotomías, no ofrece cabida a matizaciones
falogocentrismo moderno); d) ver a los productos de donde modelos cosmológicos o de acción práctica
la tierra como si fueran productos del trabajo única- occidentales presenten hibridaciones (Citro y Gómez,
mente, es decir, subordinar la naturaleza a los mer- 2013; Bartolomé, 2014) o simplemente tengan sus
cados impulsados por los seres humanos; e) ubica- propias multiplicidades (Yates-Doerr y Mol, 2012). En
ción de ciertas naturalezas (coloniales/tercer mundo, palabras de Descola (2001, p. 118), son modelos que
cuerpos femeninos, colores de piel oscura) afuera del rotundamente conducirían a la antinomia y están con-
mundo masculino eurocéntrico; f) la subalternización denados a permanecer en el terreno de la utopía.
de todas las demás articulaciones de biología e his-
La posición hermética que adopta el modelo natu-
toria a los regímenes modernos, particularmente de
ralista (recuérdese que aquí es tomado como aque-
aquellos que despliegan una continuidad entre lo na-
llos autores y teorías que efectivamente dan cuenta
tural, lo humano y lo supernatural —es decir, entre
y verdad de que el naturalismo existe) evita cues-
el ser, el conocer y el hacer—“ (Escobar, 2011, p. 51).
tionamientos en la medida de lo posible, ya que las
En definitiva, Occidente queda definido por el na- particularidades concretas correrían una suerte de
turalismo y este se caracteriza con Occidente, siendo relativización contra la que también se ha combatido
asignaciones ontológicas automáticas y apresuradas duramente. En ese sentido, se asemeja a un absolu-
que poseen como sustrato común un modelo de “co- to que desprende resultados uniformes, homogenei-
lonización” de la naturaleza. Así queda identificado, a zando formas de vida bajo generalizaciones parciales
su vez, en términos opuestos a las relaciones ecológi- sin tener en cuenta transformaciones políticas, eco-
cas que se producen en otros lugares del mundo3. En nómicas, sociales, territoriales, o incluso la historia,
ese sentido, ¿podemos certificar que, a pesar de tener de los diferentes contextos (Ramos, 2012; Bessire y
identificada una cosmología dualista en el contexto Bond, 2014; Vigh y Sausdal, 2014; Kohn, 2015)4. El
occidental, se extiende ella misma a todo Occidente?, naturalismo se ha convertido, y por lo tanto redu-
¿hay seguridad de que en la actualidad no existen en cido, en un desconocido “otro” etnográfico que se
el contexto occidental realidades en las cuales los me- postula como salida a las argumentaciones antro-

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pológicas de otra cosa, siendo elusivo al tomar en occidental, nosotros-ellos o interior-exterior (Candea,
serio realidades etnográficas alternativas (Candea y 2011), subyaciendo la concepción de que existe un
Alcayna-Stevens, 2012, pp. 36-37). “pensamiento indígena” o “amerindio” diferenciado
a406
de un supuesto y homogéneo “pensamiento occiden-
Por otro lado, los hallazgos de los autores que utili-
tal” (Bartolomé, 2014, p. 10). El problema, aparte de la
zan el naturalismo como sustento teórico siempre se

Santiago M. Cruzada
presentan en negativo. Achacan el dualismo a la cul- vuelta a evolucionismos secuencialmente organizados
tura occidental y lo contraponen a sociedades donde que van desde “barbarie” a “civilización”, es que no se
este no es explícito, pero a pesar de ello no se informa explora la eficiencia que se dice que tienen en la reali-
de posibles variaciones transculturales, como tam- dad occidental aquellos dualismos que se denuncian.
poco se instiga a preguntarnos acerca de por qué en Como el propio Viveiros de Castro paradójicamente
unas sociedades ocurre una cosa y en otras lo contra- afirma, los dualismos cartesianos son lo más repulsi-
rio (Shankman, 1998, p. 1056). El modelo naturalis- vo que anda por ahí y cada quien ama deconstruir y
ta, aun no coincidiendo con esas premisas, sí que ha se complace en mostrar qué sociedades no lo tienen
servido para contraponer modelos teóricos que sean (Viveiros de Castro, 2012, pp. 118-119). Sin embargo,
comprendidos de manera efectiva en Occidente, a pe- a veces no se sabe muy bien sobre quién o quiénes re-
sar de que algunos autores discrepen al señalar que la cae el modelo naturalista, unas veces se presenta en
dicotomía naturaleza-sociedad resulta inadecuada no las obras haciendo referencia a la sociedad en general
solo al entender las realidades no occidentales, sino y otras, efectivamente, se presenta anclado en la tra-
que, por ejemplo, la práctica científica moderna nun- dición científica (Fischer, 2014; Morales Inga, 2014).
ca ha podido cumplir con las normas del paradigma Por otro lado, existe una distancia explícita entre
dualista (Latour, 2007). las teorías con fundamento naturalista y la práctica
En esta línea se encuentra el argumento de Sahlins real. En su ejecución se ha producido un trabajo de
(2014, pp. 288-289), el cual objeta que en la prácti- corte abstracto y exótico que no pasa la prueba de
ca occidental se produce de forma común dotar de la práctica, pues olvida cuestiones políticas o movi-
“cuerpo social” y de personalidad humana a anima- mientos conflictivos (Pazos, 2007, pp. 376-377). En
les, a plantas y a cosas inorgánicas, lo cual no puede este sentido las corrientes naturalistas, las que dan
ser oscurecido por una teoría que se contraponga a crédito y verdad de que efectivamente el naturalismo
esa región de manera genérica, no dejando esta de existe, gastan más energía en oponer sus teorías a un
ser una más entre otras. Habría, por tanto, que cues- supuesto naturalismo que en la profundización de la
tionarse en qué medida podemos negar la existencia lectura de los autores de los que abrevan (Reynoso,
de modos occidentales modernos de animismo o 2015) o en la materialización y operativización de su
perspectivismo en los procesos socio-subjetivos de modelo teórico (Morales Inga, 2014). Su abrumadora
organización de la experiencia en el entorno (Pazos, devastación del panorama teórico en lo que se refiere
2007, p. 372). Esto requeriría un compromiso empí- a estudios ambientales se ha fundamentado, en gran
rico con Occidente en el que se demostrase que no parte, por atacar frontalmente a los dualismos que
es como pensábamos que era (Candea y Alcayna- desde hace mucho tiempo caminaban con nosotros,
Stevens, 2012, p. 40), mostrándolo como estilo más pero una vez superados, no se puso en cautela la hi-
que como un lugar (Yates-Doerr y Mol, 2012). Grove y pótesis naturalista para su refinamiento.
Rackham (2001), por ejemplo, señalan que es imposi- En esa deconstrucción de los dualismos existe una
ble concebir a día de hoy espacios inalterados por la elección intencionada de palabras que exageran el
acción humana en el occidente europeo, sobre todo cuestionamiento de las problemáticas identificadas,
en la cuenca mediterránea, lo que dirime de alguna ya que la evidencia de que existan relaciones comple-
forma las dicotomías. jas entre humanos y animales no prueba que la dico-
Las limitaciones del modelo naturalista provienen, tomía naturaleza-sociedad esté visceralmente carente
como decimos, de la exclusión del contexto occidental de sentido (Williams, 1998; Bartolomé, 2014). Todas
de su propio cuerpo teórico -o más bien por oponer estas objeciones desembocan en una serie de hitos
a este las sociedades no occidentales estudiadas- sin críticos que identificamos dentro de los postulados
ninguna clarividencia que reafirme lo que se está opo- teóricos que utilizan el naturalismo como sustento de
niendo y sin contraejemplos empíricos que lo apoyen. construcción epistemológica y que se asemejan en su
Esto redunda, no obstante, en otro dualismo que contenido a las diferentes crisis que la disciplina an-
viene definido a través de la oposición occidental-no tropológica ha sufrido a lo largo de su historia, a sa-

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ber: crisis de objeto, del método y de representación pólogos en ese transcurrir metodológico. Los investiga-
(Velasco y Díaz de Rada, 2006). dores se presentan como conectores de dos mundos
en apariencia alejados (Morales Inga, 2014, pp. 31-32;
a406 La elaboración de concepciones acerca de las rela-
Vigh y Sausdal 2014), estableciendo explicaciones ce-
ciones que la gente establece con el medio –realizada
rradas más que posibilitando “suministrar contextos”
en sociedades indígenas no occidentales y recogidas
El naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de legitimación socioecológica

de explicación, lo que les lleva a una cierta cosificación


por los autores que nosotros denominamos natura-
de los sujetos al representarlos como si estuviesen pro-
listas- encierran un etnocentrismo hábilmente en-
gramados de antemano a actuar de una determinada
mascarado. Su propensión a subrayar una especie de
manera (Cantón, 2008, p. 148). Así es porque resulta
exotismo místico (Pazos, 2007) en prácticas rituales
ingenuamente esencialista el punto de partida que
y formas cosmogónicas de esas relaciones encubre
establecen al tomar de forma estática y fija el modelo
y refuerza, desde otros presupuestos, algunos de los
naturalista al que contraponen sus “siempre limitadas”
estereotipos sobre las culturas no occidentales que ya
(Bartolomé, 2014) ideas indígenas de relaciones con el
fueran superados con anterioridad (Cantón, 2008, p.
entorno, lo que deriva en unas conclusiones analítica-
153). Pero quizás no se dé esto en la mayoría de los
mente sesgadas que reducen la oposición occidental a
textos sino la incapacidad de presentar ese modelo
una mera comprensión formalmente positivista. Sería
-que sirve para problematizar el naturalismo occi-
necesario redescubrir los códigos occidentales de rela-
dental- volcado sobre el propio contexto de partida
ción con el medio para poder elaborar preguntas signi-
naturalista. Es decir, una omisión de Occidente hace
ficativas (Velasco y Díaz de Rada, 2006, p. 74) y “con-
unidimensional un objeto de estudio que se muestra
clusiones” que dieran impulso a realizar paralelismos
como radicalmente diferente a las condiciones de ex-
sobre una base lícita no distorsionada.
periencia de origen de los etnógrafos, la mayoría de
ellos formados en centros occidentales. Esta forma de Esto nos aboca a la idea de que en esos trabajos
abordaje recae de nuevo sobre la idea de una Antro- existe una ausencia a la reflexividad investigadora, en
pología colonial, pues pocas veces tienen en cuenta el sentido en que lo proponía Bourdieu (2003), omi-
–así lo demuestran los trabajos- las relaciones extra- tiendo de los relatos la inclusión del investigador en
contextuales y con los procesos amplios globaliza- el propio objeto de estudio de manera deliberada y
dos (Bessire y Bond, 2014; Hage, 2014, 13 de enero), consciente, cuestionándose las ideas mismas que fue-
existiendo en ellos la ilusión de que las sociedades ron llevadas al trabajo de investigación, el campo pro-
estudiadas no han sufrido influencias externas o rela- pio de su producción y el análisis de los presupuestos
ciones socioeconómicas con otros pueblos (Velasco y habituales ocultos tras la práctica científica:
Díaz de Rada, 2006).
“La práctica de la reflexividad nos permite trascen-
Los relatos y proposiciones teóricas acerca de socie- der la confianza ingenua en el mero reconocimiento
dades no occidentales y sus relaciones con el medio de la subjetividad, y a superar la disposición “inducti-
ambiente han sido más complejas que lo que las rela- vista” que, tanto el positivismo como desde el natura-
ciones son en sí mismas, eludiendo procesos transfor- lismo, acaba promoviendo un modelo de investigador
mativos, comunicativos, históricos o socioeconómicos social hiperempirista cuya relación con el objeto no
que esas “comunidades” han experimentado, pre- es problematizada […] Por razones opuestas, ambos
sentándolas como independientes, autosuficientes, entienden que es posible una captación extrasubje-
emancipadas del mundo occidental, y posicionándo- tiva de la realidad social y, por ello, postulan la dis-
las en lugares que ellos mismos no han elegido (Gra- tancia entre el sujeto y el objeto de investigación.
ber, 2015). Todo ello reaviva algunos interrogantes Aunque los primeros comparen y formulen teorías y
sobre las condiciones de posibilidad de realizar una los segundos generen descripciones de la vida social,
“antropología en casa” (Jackson, 1987) cuando los amparados en una metodología ingenua que niega la
postulados teóricos no dan margen para ello, ya que mediación” (Cantón, 2008, p. 154)6.
en su mismo seno se dilapida esa posibilidad al eli-
Por último, estas dos cuestiones se relacionan con
minar cualquier redefinición crítica de los dualismos
otra de representación (Velasco y Díaz de Rada, 2006,
identidad-alteridad o naturaleza-sociedad5.
pp. 73-76). Las etnografías soportadas bajo el modelo
En otro sentido, identificamos ciertos problemas en naturalista se presentan como si fueran las únicas en
lo que se refiere al diseño y ejecución de las etnografías descubrir novedosamente las formas de relacionarse
con soporte en el naturalismo. Pocas veces encontra- con el medio que tienen otros pueblos (Pazos, 2007).
mos en esos trabajos referencias al papel de los antro- Su incauta creencia deriva de la ilusión que elimina

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cualquier atisbo de auto-reflexividad en esa propia quién y desde dónde se construye el marco de partida
cultura, como si nuestra ontología fuese la única ca- y por qué esa voluntad de recurrir a él, sino que tam-
paz de pensar otras (Bartolomé, 2014). En ese senti- bién deja abiertos cuestionamientos acerca del mismo
a406
do, se disuelve la idea de cualquier contacto cultural marco, sus orígenes, desarrollos y mutaciones.
con cualquier otra forma de pensar lo natural, repre-
Guillo y Hamilton (2015, pp. 123-124 y p. 136) seña-

Santiago M. Cruzada
sentando esas realidades bajo mecanismos aislados,
lan que sería conveniente especificar los significados
al margen de los impactos y penetraciones que el glo-
del naturalismo con suficiente precisión para no reali-
balismo mundial tiene en culturas locales y cómo este
zar imposiciones espurias sobre una supuesta consti-
define la formación de significados de los mundos ín-
tución moderna occidental, pues en cierto modo esto
timos de los sujetos (Marcus y Fischer, 2000). Pero,
es una manifestación última de un antropocentrismo
es más, esos “descubrimientos” adoptan un punto
moderno que se mantiene vigente al intentar abolir-
de vista específico que representa la variabilidad de
se a sí mismo. Para estos autores el naturalismo, tal y
cosmovisiones bajo una unicidad que condiciona la
como es tratado por las corrientes que hemos identi-
emergencia de lo múltiple. Cayendo en la universali-
ficado aquí como naturalistas, no se fundamenta en la
zación estructural de cosmovisiones a través de meca-
tesis dualista que separa la naturaleza de la sociedad o
nismos que se muestran como parte “natural” de las
a los humanos de los animales (aspectos ciertamente
potencialidades cognitivas de los individuos, determi-
discutibles en la historia de la filosofía, la antropolo-
nan a la manera sociobiológica las manifestaciones
gía, la sociología y la vasta realidad occidental) sino
de pensamiento y omiten la explicación de sus causas
que intenta posicionar al ser humano contra el dis-
(Bartolomé, 2014, pp. 13-14).
curso de las ciencias duras, escondiendo en realidad
A estos tres hitos críticos se les unen la falta de refe- la extensión de otra Gran División histórica entre las
rencias a elementos trasversales como la edad, el gé- ciencias sociales y las ciencias de la vida.
nero o las estratificaciones de clases, predisponiendo
Casi cuarenta años después de la revolución anti-di-
al modelo naturalista definitivamente para una crítica
cotómica, los estudios siguen siendo parciales y sesga-
reflexiva interna bastante enriquecedora. Pocas veces
dos, y el enfoque ecológico no deja de ser totalizante
–si no ninguna- se centran en las diversas formas de
y homogeneizador (Bartolomé, 2014). El naturalismo lo
estar y comprender el entorno en función de estos
consideramos, de este modo, como modelo accidental,
factores estructurantes, lo que lleva a sesgos conside-
concreto e incrustado en una multiplicidad de tipos cos-
rables al homogeneizar comunidades de prácticas que
mológicos y prácticos de relación con el entorno que se
no son efectivamente homogéneas en la misma prác-
dan en el contexto occidental, pero de ninguna mane-
tica, donde no existen variabilidades al presentarlas
ra como fundamento que legitime, por contraposición
como un estado de cosas esencializadas sin posibili-
a él, un aparato teórico de relaciones ambientales, bá-
dad de cambio o transiciones dinámicas7.
sicamente porque este no opera como se le define. O
La intención de los postulados naturalistas, tal y de otra forma, el naturalismo no puede ser concebido
como los caracterizamos aquí, es extender otro tipo de como la columna vertebral que garantice un proyecto
pensamiento –perspectivista, animista, monista, etc.- comparativo porque al mantenerse confinado en su
bajo una metafísica occidental que ha opacado sin formulación mantiene junto a él de forma inalterable
cuestionamientos otras realidades y formas ontológi- a otras alternativas ontológicas de relación con el en-
cas de relación con el entorno. Sin embargo, tales tipos torno. Como apunta Ingold (2016, p. 306 y p. 308), si
de pensamiento alternativo no necesitan estar siem- alguno de los cajones se rompiese, todo ese ejercicio
pre fuera de Occidente o de la modernidad occidental, comparativo se pondría en peligro, pues el naturalismo
o lo que es más significativo, tales tipos de pensamien- no es tanto una variedad de conocimiento tácito como
to alternativo no pueden ser siempre yuxtapuestos a una máquina para producirlo y naturalizar los regímenes
la metafísica occidental cuando su presentación mis- ontológicos de otros. Reivindicamos así la variabilidad y
ma se enmarca dentro de una filosofía occidental que matización de un modelo paradigmático que, si bien su-
bien podría ser deformada por las diferentes formas puso un obstáculo para el análisis socioecológico por es-
de pensamiento que encuentra (Kohn, 2015, p. 320; tar preñado de dicotomías que opacaban diferentes rea-
Ingold, 2016, p. 304) sin necesidad de recurrir a ella8. lidades, propició el origen de perspectivas innovadoras,
No obstante, al hacerlo, obvia poner en cautela ele- superadoras, extensivas y generales para los análisis de
mentos de carácter epistemológico, metodológico y las relaciones humano-ambientales en otras partes del
práctico, lo que no solo plantea interrogantes sobre mundo al tomarlo de forma homogénea y generalista.

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4. CONCLUSIONES “parásitos” de la “naturaleza”, del medio ambiente y
sus recursos, como si de una mera transacción mate-
El naturalismo como modelo teorético ha hecho
rial se tratase, ahondando ello en la polaridad. Habría
a406 presuponer que la “naturaleza” existe ajena a la vo-
que establecer mecanismos analíticos en los que se
luntad humana y que se construye por igual en todos
los lugares, prácticas y actividades occidentales en re- infiera la interrelación de formas prácticas, materia-
El naturalismo accidental: críticas a un modelo teorético de legitimación socioecológica

lación al medio (Descola, 2001, p. 109). No concibe la les, representacionales y simbólicas con el territorio y
posibilidad de entender modelos híbridos, variables y sus composiciones, mirar sobre otro tipo de compro-
matizados, y menos aún comprender lugares de Oc- misos que normalmente han sido obviados. Se abriría
cidente donde no opere con efectividad. El que no se así un gran campo analítico y de posibilidades para el
haga puede estar justificado, pues las tendencias de la estudio del ser humano y su relación con la naturale-
modernidad son parte inseparable del dualismo car- za en Occidente desde un paradigma desprejuiciado
tesiano y, sin duda, están minando saberes y prácticas de un naturalismo pre-dado en el discurso científico y
locales e históricas. Pero esto no dirime, ni agota, el otorgado a la sociedad en general.
hecho de que a pesar de que se tengan presentes esas
categorías mentales de naturaleza, medio ambiente y 5. AGRADECIMIENTOS
ecosistema como algo exterior a lo humano, existan El trabajo que presentamos ha sido elaborado en el
muchos lugares y diferentes prácticas en el mundo marco de financiación del Ministerio de Educación y
occidental donde sea imposible establecer una dico- Cultura del Gobierno de España para Ayudas de For-
tomía tan plausible. mación del Profesorado Universitario (FPU 2013).
Un proceso reflexivo donde se discutiera su efec- Agradezco los comentarios constructivos que sobre el
tividad haría avanzar en la posibilidad analítica de texto han realizado la Comisión Editorial de la Revista
esos modelos construidos al amparo naturalista. Esta Arbor y la revisión anónima. Del mismo modo quiero
comprensión no solo debe limitarse a las acciones uti- hacer notar mi gratitud a colegas con los que he deba-
litarias en las que los humanos se aprovechan, como tido parte de las cuestiones aquí tratadas.

NOTAS
1. Todos ellos se entroncan en un hilo ecológica llevada a cabo por Tim Ingold, como apunta McDonald (cf. Candea y
derivado de formas posmodernistas una cartografía ontológica presentada Alcayna Stevens, 2012, p. 39), que la
de epistemología francesa defendidas por Philippe Descola, y un enfoque re- etnografía está finalmente volviendo a
por Deleuze, Guattari, Derrida, Morin o cursivo inherente al proyecto de Eduardo casa. También ocurre lo mismo con los
Foucault, y posteriormente adquiridas Viveiros de Castro y otros colaboradores enfocados en el análisis de las relacio-
por Descola, Latour, Viveiros de Castro (Holbraad, Pedersen y Viveiros de Castro, nes entre especies.
o incluso Ingold en un momento dado, 2014) en el cual se manifiesta el carác-
con toda la escuela de antropólogos for- ter metodológico de sus propuestas al 6. La autora se refiere al naturalismo como
mados en su seno. poner el énfasis en los problemas de ac- corriente de pensamiento que busca
ceso a la alteridad. El marcado giro hacia captar en toda su pureza, en su “esta-
2. En el mismo sentido se posiciona Bruno do natural”, la realidad social con fines
la ontología ha tenido gran resonancia
Latour (2013) cuando se refiere a que su de objetividad, diferenciándose del
en las antropologías de Gran Bretaña,
proyecto no es tanto de carácter episte- positivismo por procederes analíticos
Francia, Escandinavia, Australia, Japón,
mológico como ontológico, pues la inver- fenomenológicos. Las confusiones que
América del Norte y, cada vez más, en
sión de la investigación hacia un mundo puedan generarse entre esta definición
América del Sur, especialmente en Bra-
donde los modos de existencia están y la que nosotros utilizamos aquí para
sil (Salmond, 2014, p. 159-161). Podría
plagados de entidades múltiples revierte caracterizar a los postulados que lo re-
decirse, no obstante, que el giro ha sido
el antropocentrismo moderno que sitúa lacionan con un modelo occidental deri-
pronunciado y fomentado desde contex-
la dicotomía sujeto y objeto, o interior y van de las diferentes formas de natura-
tos naturalistas, algo que consideramos
exterior, en el primer plano analítico. lismo, las cuales no son especificadas en
crucial para atender a las críticas que a
3. Los postulados que hemos repasado continuación realizaremos. los trabajos que estamos revisando. En
aquí de manera sucinta conforman la la cita anterior la referencia sería a un
4. Lo mismo ocurre, señala Bartolomé (2014,
base estructural sobre la que se ha fun- naturalismo metodológico centrado en
p. 10), al extrapolar perspectivas y elucu-
damento el movimiento mayor de inves- el procedimiento de captar estados na-
braciones elaboradas en el espacio amazó-
tigaciones centradas en lo ontológico, turales, mientras que las propuestas na-
nico al ámbito amplio mesoamericano.
y básicamente responden a tres estra- turalistas de las que nos ocupamos en
tegias etnográficas distintas (Salmond, 5. Sin embargo, los estudios sobre ciencia, este texto se refieren a un naturalismo
2014, pp. 162-167): una fenomenología tecnología y medicina pueden significar, filosófico extenso, el cual comprendería

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indistintamente un naturalismo ontoló- lados naturalistas-, presenta mundos le otras formas ontológicas y dando por
gico, un naturalismo metodológico y un cerrados donde la creatividad de gene- hecho que existe y opera en Occidente.
naturalismo epistemológico (Diéguez, ración o modificación de esos propios Su intención ahora, paradójicamente,
2014). Quizás sea el desconocimiento mundos queda constreñida y atrapada no es “refutarlo” sino “desestabilizar- a406
o la omisión de esta matización la ra- al neutralizar las fuerzas y energías del lo” (Ingold, 2016, p. 304), algo que creo
zón por la cual los autores adscriben el mundo de la vida (Ingold, 2016). tiene más que ver con la subida al carro

Santiago M. Cruzada
naturalismo indistintamente a la socie- de la moda ontológica y con el impacto
8. Aunque Tim Ingold parece estar intere-
dad occidental en general o a la parcela académico que ha producido en las po-
sado en criticar el naturalismo durante
científica en particular. sibilidades de hacer antropología en los
los últimos años, gran parte de su teoría
contextos dominantes de la disciplina.
7. La multiplicidad ontológica –que se -como comprobamos al principio del
relaciona directamente con los postu- texto- gira entorno a él, contraponiéndo-

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