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Álvaro Vásquez del Real, Daniel Libreros Caicedo, César Giraldo Giraldo,
Frank Molano Camargo, Jorge Gantiva Silva, María Teresa Cifuentes Traslaviña,
Nelson Fajardo Marulanda, Patricia Ariza, Ricardo Sánchez Ángel,
Sergio De Zubiría Samper, Víctor Manuel Moncayo Cruz Consejo editorial
brecha a la independencia de
América L atina José Honorio
Martínez
Hacia el 72
reagrupamiento de
la izquierda unitaria
Jaime Caycedo
Turriago
Conflicto y solución política
¿Paz express o
Asamblea constituyente?
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El 28 de marzo de 1984, el gobierno de Belisario Betancur y las FARC (Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia) firman los Acuerdos de la Uribe, los cuales preveían un cese al fuego
y la tregua en las acciones armadas. Un primer paso en la búsqueda de la paz para Colombia.
Imagen: http://www.elcolombiano.com/bancomedios/galerias/colombia_30-anos-de-acercamientos-a-las-guerri-
llas-27082012/1.jpg
Siempre las Farc han propuesto que hay que resolver los proble-
mas nacionales por cuenta del proceso de paz. Eso es imposible. Que
no se pueden desmovilizar porque hay pobreza, miseria... Lo que el
presidente Santos está acordando con las Farc ahora es que se van a
desmovilizar, pero no que van a hacer acuerdos políticos. Es una cosa
de un alcance mucho más limitado (…). (El Tiempo, 01.10.2012).
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esas definiciones, si a ello se llegare, dependerá en gran Si en verdad se quiere avan-
medida de la dinámica y de los alcances de la lucha zar hacia la superación de
social y popular. la guerra y la reconciliación,
Si no se logra aceptar la idea de que toda solución en condiciones aceptables
política que busque avanzar hacia un proceso de paz para las partes y para la
duradero y estable implica concesiones de las partes, sociedad colombiana en su
pero sobre todo de quienes han detentado y detentan conjunto, debería contem-
el poder, será muy difícil pensar en una terminación plarse recorrer el camino
del conflicto. El reto que se le plantea al movimiento de una Asamblea nacional
social y popular consiste justamente en comprender constituyente como
y asumir que el Acuerdo entre la insurgencia y el go- mecanismo de refrendación
bierno genera nuevas condiciones de posibilidad para de un eventual acuerdo
pensar el poder y sus actuales formas de organización final, si a ello se llegare.
e institucionalización. De parte de las clases domi- Los términos de la Agenda
nantes, se trata de una oportunidad para intentar la permiten llegar a una
recomposición de su poder de clase y un mejor encua- consideración de ese tipo.
dramiento del modelo de reprimarización financiari-
zada de la economía, que muestra límites por las resis-
tencias y luchas por el territorio y la propia tendencia
de la acumulación transnacional en el marco de la crisis capitalista.
Si se analiza el contenido del Acuerdo como un todo, en lo que él alcanza
a expresar, tanto en el preámbulo como en los seis puntos, se puede afirmar
que él es contentivo de preocupaciones centrales de la sociedad colombiana,
en general, y de las clases subalternas y de las gentes del común, en particular,
más allá de los enunciados y acápites específicos, que pueden sorprender en
lo formal y dar lugar a múltiples interpretaciones, incluso porque algunos de
ellos provienen de lenguajes institucionales o de organismos multilaterales.
Los círculos del establecimiento que están pensando en la paz express y le
han definido de antemano un horizonte de tiempo a los diálogos, consideran
–a partir de una visión estrecha del conflicto social y armado–, que en las
políticas gubernamentales actuales y en algunos de sus desarrollos legales se
encuentran sentadas las bases de un acuerdo final y que sólo la intransigencia
de las FARC-EP y su desconexión con la realidad no lo haría posible. En
particular se estima que las principales cuotas del proceso ya se han pagado:
la Ley de víctimas y de restitución de tierras y el llamado Marco jurídico
para la paz. Se encontraría pendiente, la ya “cocinada” ley general agraria y
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debe ser apropiada socialmente y dota-
da con los contenidos que le quieran y
le puedan imprimir las clases subalter-
nas, las gentes del común. Las múlti-
ples demandas de participación en los
diálogos de La Habana indican que no
se estará en presencia simplemente de
unas conversaciones entre la guerrilla
y el gobierno. Sectores mayoritarios de
la sociedad colombiana ven en ellas,
con toda la razón, una oportunidad
para avanzar efectivamente hacia una
solución política del conflicto social y
armado.
Si en verdad se quiere avanzar hacia
la superación de la guerra y la reconci-
liación, en condiciones aceptables para
las partes y para la sociedad colombiana
en su conjunto, debería contemplarse recorrer el camino de una Asamblea nacional
constituyente como mecanismo de refrendación de un eventual acuerdo final, si a
ello se llegare. Los términos de la Agenda permiten llegar a una consideración de ese
tipo. Menos probable es la idea de que acuerdos entre las partes queden supeditados
a la voluntad del Congreso, institución cuestionada y carente de legitimidad, y al
control de constitucionalidad que ejerce la Corte Constitucional.
Si bien es cierto que un concepto de solución política no implica la materialización
inmediata de transformaciones estructurales, que en sentido estricto llevan tiempo
y responden más a la lógica de procesos, tal propósito sí demanda la definición de
principios, propósitos, vías y mecanismos, que conlleven una reorganización del
poder y una redefinición del Estado y de la sociedad sobre los presupuestos de un
nuevo consenso, como lo exige hoy el movimiento social y popular en nuestro país,
y lo muestra la propia experiencia constituyente latinoamericana de los últimos
lustros. Si ello es posible, dependerá en gran media de la capacidad de despliegue
–a través de la organización y la movilización, de la acción política organizada– de
la potencia constituyente de las clases subalternas y de las gentes del común.
condenados; en fin, por las consecuencias nefasta de la guerra, que sufren de ma-
nera mas descarnada las clases populares, en ultimas los miembros de los cuerpos
armados, ejército y guerrillas, y también los integrantes del contexto social donde se
desarrollan las acciones de guerra, la periferia de las grandes ciudades, la Colombia
rural en la que se mueven los actores armados, las zonas de frontera agrícola donde
campean la pobreza, el descuido estatal y los cultivos ilícitos. La paz debería signi-
ficar para estos colombianos no sólo el cese de la violencia, sino la transformación
real de sus condiciones materiales de existencia.
Pero la paz puede percibirse también como el contexto social positivo en el que
se pueden desenvolver, sin contratiempos, los negocios, las cuantiosas inversiones
de capital en la explotación agropecuaria y minero-energética y el disfrute de la
propiedad sin término por parte de los poseedores de capital. La paz, en este senti-
do, reduce de manera real los costos derivados de la incertidumbre, un sobrecosto
que obliga al gran capital a realizar provisiones extras de dinero para cubrir los
posibles atentados contra la infraestructura que debe crear, a reducir la amenaza de
violencia que pende sobre la cabeza de los que, en una sociedad tan desigual como
la nuestra, quieren hacer gala de la ostentación y el derroche en la propiedad y el
consumo. La paz es, en este sentido, tanto una condición para la inversión como
un garante del aumento de las ganancias del capital. En una sociedad donde la
Yo, por mi parte, enterraré a Polinice. Será hermoso para mí morir cum-
pliendo ese deber. Así reposaré junto a él, amante hermana con el amado
Referencias
Morin, E. (2006). El método. Ética. Madrid: Cátedra.
La Unión Patriótica
El genocidio
La reacción militarista no se hizo esperar. Unidos en santa alianza, secto-
res de los partidos políticos tradicionales, de poderosos grupos económicos
–incluyendo latifundistas, ganaderos y narcotraficantes–, de las Fuerzas
Armadas y el paramilitarismo iniciaron la llamada “Operación Exterminio”
contra los representantes más connotados de la UP, sus parlamentarios y
militantes, así como las masacres continuadas en regiones donde esta orga-
nización construía sus bases populares. La cruzada criminal tenía también
el propósito de provocar la ruptura de la tregua con las FARC. Los medios
de comunicación, por su parte, contribuyeron en gran medida en la tarea de
identificar a la UP con el movimiento guerrillero que le había dado origen,
y de esa manera “justificar” la macabra empresa. Solamente entre los años
1985 y 1987 cayeron víctimas de esta acción criminal 330 colombianos. El
exterminio de la UP –catalogado, con justicia, como genocidio político por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos - CIDH– continuó a
lo largo de las décadas de los 80 y los 90 y se prolongó hasta bien entrado el
siglo XXI, alcanzando un espeluznante guarismo de víctimas que supera las
seis mil, según datos de la Corporación REINICIAR (septiembre de 2006).
El genocidio, sin embargo, no se circunscribe exclusivamente a la UP y al
partido comunista colombiano, su núcleo central. Muchos otros luchadores
por la paz y la justicia social en nuestro país cayeron víctimas de las balas
3 Véase: http://es.wikipedia.org/wiki/%C3%93scar_William_Calvo
4 Véase: http://www.revistacontornojudicial.com/adjuntos/biografia_jpl1.pdf
Su legado
Nuevamente, después de varios intentos fallidos, el país habla de paz. Nueva-
mente, el movimiento popular se pone a la cabeza de su búsqueda. Se ha creado
un escenario que ha hecho posibles los acercamientos y el inicio de un proceso.
La clase dominante se apresura a apropiarse de su desarrollo. El presidente Santos
cuantifica el optimismo y asume la responsabilidad frente a la duración del mismo.
[…]
La mitología de la
colonización neoliberal de
la salud de los pueblos
(3). Portafolio. Revista Portafolio. “Continuidad del sistema de salud no puede estar
en duda”. [En línea] 21 de 8 de 2012. [Citado el: 23 de 8 de 2012.] http://www.
portafolio.co/economia /%E2%80%98continuidad-del-sistema-salud-no-puede-
estar-duda%E2%80%99.
(4). Castañeda, Carlos, y otros. L a sostenibilidad financiera del Sistema de Salud
colombiano - dinámica del gasto y principales retos de cara al futuro. Bogotá,
Colombia : Fedesarrollo, 2012.
(5). Dinero.com. “L a otra cara del fraude en las EPS”. [En línea] 17 de 09 de 2012.
[Citado el: 18 de 09 de 2012.] http://www.dinero.com/empresas/articulo/la-otra-
cara-del-fraude-eps/160039.
(6). Gómez, Fernando Ruiz. “Sistema de Salud, Equidad y Fallos de Mercado: ¿A juste
Estructural o Regulatorio?” [En línea] CENDEX, 30 de 8 de 2012. [Citado
el: 20 de 9 de 2012.] https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:iVzApqSd8fU
J:www.fedesarrollo.org.co/wp-content/uploads/2012/07/Sistema-de-salud-equidad-y-
fallos-de-mercado-Fernando-Ruiz Cendex.pdf+&hl=es&gl=co&pid=bl&srcid=ADGE
ESj96hRblTfGu157o_KTFuBcZZzhU4FfAmUe--ahfG2sLVyu. Ver las gráficas “Gasto de
Bolsillo (mensual)” y “Estado de salud (menos que bueno)”, ambas según quintil de
gasto de los hogares.
1 “Regalías: El gobierno central compra dólares con dinero de las regiones”, pub-
licado el 9 de septiembre, y “El trancón de las regalías”, 26 de agosto. Ambos
publicados en Razón Pública.
2 Recordemos que, según el acto legislativo, la distribución de las regalías quedó
establecida de la siguiente manera: 10% para el Fondo de Ciencia, Tecnología e
Innovación; 10% para el fondo de pensiones - FONPET; el 30% para el Fondo de
Ahorro y Estabilización – FAE, y el 50% restante para compensaciones directas
(20% del 100%) y los fondos de compensación regional y de desarrollo regional
(80% del 100%).
Delito y política
en el Valle del Cauca
del Estado Civil, la cual fue establecida con el único fin de imponer a tal personaje
mediante el fraude electoral y mantener la férula de quienes se enriquecieron en las
anteriores gobernaciones.
La realidad económica, política y social del departamento del Valle confirma
con creces que estamos ante un capitalismo gansteril, dentro del cual las relaciones
entre política y delito son harto fructíferas para sus agentes, tanto a nivel regional
como nacional. Al respecto hay que decir que no son sólo las mafias del narcotrá-
fico las que lo sustentan, las cuales han sentado sus reales de manera enfática en
esta región, penetrando y controlando gran parte de su tejido social, lo mismo que
muchas de las actividades económicas, donde el sector financiero ha jugado un
gran papel. De dicho cuadro hacen parte, igualmente, la contrarreforma agraria
adelantada por el paramilitarismo y los terratenientes con sus secuelas de des-
plazamiento y barbarie; la contratación pública como fuente de enriquecimiento
ilícito; la minería legal e ilegal y sus grandes daños medioambientales; el lavado
y legalización de activos, y múltiples empresas criminales, tributarias de tales
realidades. A lo anterior se suma el despotismo de las empresas electorales que
terminaron convirtiendo, las más de las veces, el voto libre e independiente en
una caricatura sangrienta. Una prueba al canto la constituyen los ocho años del
gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Elecciones en Venezuela:
Abriendo brecha a la
independencia de América Latina
Introducción
12 Eva Golinger, “Estados Unidos tiene un plan desestabilizador ante las elecciones
presidenciales en Venezuela”, Radio del Sur, septiembre 19 de 2012. Disponible
en: http://www.aporrea.org/actualidad/n214415.html
13 El caso más reciente fue el del “Loco Barrera”, que se agrega a las deten-
ciones de “Valenciano”, “Martín Llanos”, “Tolemaida”, “Diego Rastrojo”,
“Beto Rentería” y “Wílber Varela”, entre otros. En mayo de 2004, habían
sido capturados 86 paramilitares trasladados desde Colombia para par-
ticipar en los planes conspirativos de la derecha.
ni los pueblos del continente que son solidarios con la revolución bolivariana
pueden bajar la guardia.
La revolución bolivariana ha encarado con resolución, coraje y creativi-
dad la tarea de la independencia nacional, aquella obra que quedó pendiente
en los años 1820/1830 y respecto de la cual vale decir con Martí: “Lo que
Bolívar no hizo, está todavía por hacerse en América”.
Desde 1999, el pueblo venezolano ha andado un importante trecho en
el largo camino de la emancipación, dando un notable ejemplo a los pue-
blos latinoamericanos de cómo avanzar en la lucha por fundar sociedades
distintas.
La refrendación del mandato del presidente Chávez, constituirá un paso
más en la tenaz lucha por librar a Venezuela, y al continente, de la do-
minación impuesta por el imperialismo con sus monopolios (energéticos,
farmacéuticos, agroalimentarios, mediáticos) e instituciones (FMI, Banco
Mundial, OMC, etc.); en suma, se trata de un nuevo avance en la histórica
lucha por sentar las bases para la construcción del socialismo.
Oscar Andrés
Espitia Lombo
E l pasado 11 de septiembre, el embajador de
Estados Unidos en Libia, Chris Stevens, mu-
rió como consecuencia de un ataque armado contra
Economista la embajada de su país en Bengasi, junto a otros tres
Profesor Universitario miembros de la misión diplomática estadounidense. El
hecho fue asociado a la divulgación de la película In-
nocence of Muslims (La Inocencia de los Musulmanes),
Ricardo de origen norteamericano, donde se parodia la imagen
Sánchez Ángel de Mahoma y la idiosincrasia musulmana.
La ola de movilizaciones y protestas se extendió
Doctor en Historia rápidamente a Yemen, Túnez, Marruecos, Sudán,
Profesor
Irán, Iraq y Palestina. También a Alemania, Francia y
Universidad Nacional
de Colombia Australia. La ira musulmana fue el rótulo con el que
los medios de comunicación a nivel mundial denomi-
naron las reacciones de indignación que se sucedieron.
Todas con un marcado sentimiento antiestadouniden-
se.
Barack Obama expresó su rechazo por la muerte
de los funcionarios norteamericanos y la utilización