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Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales

Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales


Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
A

COMPIN : Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez

CPHS : Comité Paritario de Higiene y Seguridad

CPF : Comité Paritario de Faena

DFL : Decreto con Fuerza de Ley

DIAT : Declaración Individual de Accidente del Trabajo

DIEP : Declaración Individual de Enfermedad Profesional

DL : Decreto Ley

DO : Diario Oficial

DPR : Departamento de Prevención de Riesgos

DPRF : Departamento de Prevención de Riesgos de Faena

DS : Decreto Supremo

EST : Empresa de Servicios Transitorios

INP : Instituto de Normalización Previsional

IPS : Instituto de Previsión Social

ISL : Instituto de Seguridad Laboral

MTPS : Ministerio del Trabajo y Previsión Social

OIT : Organización Internacional del Trabajo

RIHS : Reglamento Interno de Higiene y Seguridad

RUT : Rol Único Tributario

SEREMI : Secretaría Regional Ministerial

SERNAGEOMIN : Servicio Nacional de Geología y Minería

SISESAT : Sistema Nacional de Información de Seguridad y Salud en el Trabajo

SUSESO : Superintendencia de Seguridad Social


P

La ley chilena de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales tiene casi cincuenta años y ha sido objeto de estudio en el
derecho comparado. Ha sido, también, una legislación que ha impulsado nuevas líneas de la tutela normativa, promoviendo la
prevención y la reparación a propósito de los infortunios del trabajo, complementada con una abundante jurisprudencia en la materia, lo
que ha delineado un concepto de responsabilidad laboral que se identifica con los rasgos esenciales del derecho del trabajo y de la
seguridad social. Los riesgos del trabajo forman parte de las fronteras del derecho del trabajo y del derecho de seguridad social, desde
que algunos de sus institutos son parte de una y otra disciplina.

Es el caso del deber de seguridad, instituto con que la Profesora Gajardo inicia su estudio de los accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales. Es de interés anotar sus fuentes constitucionales como internacionales, en un derecho que se ha visto
fuertemente conmovido en las últimas décadas, por la vinculación que se ha producido entre las diversas disciplinas jurídicas, lo que ha
tenido ciertamente incidencia en la aplicación del derecho y, particularmente, en la forma que ello ha repercutido en la jurisprudencia
tanto administrativa como judicial. Resulta de interés el enfoque de la autora en este punto, pues, independientemente de las opciones
que asume, está marcada la identificación que hace del instituto con la seguridad social, alejándose de concepciones que resultan
ajenas al derecho social, y que desconocen la naturaleza propia de su regulación, y particularmente de sus principios.

El deber de seguridad se vincula con el primero de los derechos constitucionales, que en el ámbito de su aplicación en el lugar de
trabajo, constituye una demostración de una vinculación muy estrecha entre los derechos fundamentales y aquellos otros de fuente
disciplinaria, sea que provengan del derecho del trabajo o del derecho de seguridad social. Dada su aplicación directa en el lugar de
trabajo, es que el derecho a la vida no resulta ajeno a esas disciplinas jurídicas sino, por el contrario, constituye un derecho
fundamental inescindible de la relación de trabajo, desde que de ella emanan deberes que superan largamente su contenido
patrimonial —como lo hace notar la autora— y que colocan a las partes de la relación de trabajo en la esfera de aplicación de los
derechos humanos.

Concordante con lo anterior, es el desarrollo que se hace de la prevención de los riesgos del trabajo, que se aborda en perspectiva
institucional como funcional. Interesa en este último aspecto lo que llama la autora, el modelo de prevención de riesgos laborales en la
empresa, que desarrolla en extenso, a propósito de las obligaciones que impone al empleador. También trata en detalle el caso de la
subcontratación y de la contratación de servicios transitorios, figuras estas de descentralización empresarial, que han introducido una
mayor complejidad en la aplicación del deber de seguridad y que ciertamente han provocado una abundante jurisprudencia judicial.

Ello ha despejado el camino para el estudio del régimen de responsabilidad laboral del empleador proveniente del incumplimiento del
deber de seguridad. Debe destacarse el detalle con que se analiza la evolución normativa en la materia y el tratamiento que se hace de
los temas que han sido objeto de debate jurisprudencial, que en algunos de ésos, han sido posteriormente norma legal precisamente
por la consolidación de las doctrinas contenidas en las sentencias judiciales.

Nuevamente la autora en esta parte, se hace cargo de las figuras de descentralización empresaria, analizando los cuatro problemas
fundamentales que se han producido con motivo de la aplicación de las disposiciones legales contenidas en las normas de
subcontratación y de suministro de trabajadores, en cuanto al alcance de la solidaridad según se estime se trata de obligaciones de dar
o de hacer, el significado de la responsabilidad directa contenida en el artículo 183-E del Código del Trabajo, el contenido específico del
deber de seguridad de la empresa principal, tratándose de trabajadores que no forman parte de su plantilla, y la forma en la que se
encadenan las responsabilidades, cuando se trata de trabajadores subcontratados que se alejan de la capacidad de fiscalización del
dueño de la obra.

Un capítulo final vuelve al punto de partida: el contenido constitucional del deber de seguridad, como expresión del derecho a la vida,
cuando en el ejercicio del poder de dirección se provoca una lesión a dicho derecho, incorporando al análisis del ejercicio de la garantía
expresada en el procedimiento de tutela, el dato empírico que da cuenta de su escasa utilización, atendidas las cuantías que involucra,
aunque no se considera la naturaleza cautelar del mismo, que probablemente no se ejerce por los trabajadores afectados directamente,
sino por los servicios fiscalizadores en su caso, en el ejercicio de las facultades de que están dotados.

En suma, esta obra le da una relectura al deber de seguridad como instituto del derecho, consignando una abundante jurisprudencia
en la materia, constituyendo un valioso aporte a la doctrina del derecho del trabajo y de la seguridad social, desde la visión de la autora,
que integra las diversas perspectivas del ejercicio profesional, tanto desde la cátedra, actualmente como Directora del Departamento de
Derecho del Trabajo y Seguridad Social de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, desde el ejercicio profesional en la
litigación y asesoría corporativa, como desde la función jurisdiccional, como abogada integrante de la Ilustrísima Corte de Apelaciones
de Santiago. El enfoque de la obra, práctica y con trasfondo doctrinario y mucho relacionamiento con la jurisprudencia judicial, reflejan
la experiencia de la autora, que permite obtener una visión integradora de los institutos jurídicos que analiza. Esta obra contribuye de
modo calificado al debate doctrinario y al ejercicio de los derechos de los propios actores de las relaciones del trabajo, pero
principalmente, da cuenta de una visión de los institutos del derecho desde el derecho del trabajo y desde el derecho de seguridad
social.

P .F J. T G

Director Departamento de Derecho del Trabajo y Seguridad Social


Facultad de Derecho Pontificia Universidad Católica de Chile

Santiago, agosto de 2015


I

Poner por escrito la experiencia y algunas reflexiones sobre la protección de los accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales, o como más recientemente se denomina a esta temática, la seguridad y salud en el trabajo, no fue una tarea fácil.

Si bien nos hemos situado a partir de lo que el Derecho de la Seguridad Social llama contingencias sociales, el tema no se agota con
la descripción del régimen que protege al trabajador por los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que pueda enfrentar
durante su actividad laborativa, y que encuentra su fuente normativa central en la ley Nº 16.744 de 1968.

El presente trabajo ha debido extenderse a algunos otros ámbitos, a fin de entregar una visión lo más integral posible de la forma en
que la sociedad chilena se hace cargo de los estados de necesidad que surgen a partir de estos infortunios laborales.

El primer ámbito de extensión en los contenidos se refiere a la necesaria descripción de la garantía fundamental que se encuentra
implícita en la protección de la seguridad y salud en el trabajo, esto es, el deber de seguridad, cuestión que en el origen del sistema de
la ley Nº 16.744 no estuvo presente, al menos en forma explícita y de la manera que hoy lo entendemos. Esto se debe a la influencia
de la doctrina constitucional en materia de derechos fundamentales y su irradiación a las distintas esferas de la vida de los ciudadanos,
lo que fuera recepcionado en el mundo del Derecho del Trabajo en Chile a partir de los años noventa, en el siglo pasado.

A este tema dedicamos el primer capítulo, en donde nos referimos a los derechos fundamentales que están implícitos en el deber de
seguridad, a la probable necesidad de reconocer una nueva garantía fundamental, entendida como el derecho a la seguridad y salud
en el trabajo; también abordamos la naturaleza jurídica del deber de seguridad e intentamos construirlo desde una triple perspectiva: la
del empleador, la del trabajador y la del Estado, en el entendido de que toca a este último una labor importante de promoción y
resguardo de las garantías constitucionales que vienen implícitas en este deber, dentro de ellas la vida y la salud de los trabajadores.

Los capítulos segundo y tercero están dedicados a la cobertura del seguro social regulado por la ley Nº 16.744. Su contenido da
cuenta en forma muy concreta de lo que contempla nuestro Derecho de la Seguridad Social en esta materia. Así, el capítulo segundo
trata en particular de las contingencias protegidas, esto es, los accidentes del trabajo, de trayecto y otras especies dentro de esta
categoría y las enfermedades profesionales, cuya calificación planteamos que debe seguir radicada en exclusiva en la institucionalidad
diseñada por la mencionada ley, y no en los tribunales de justicia como se observa últimamente. Siempre dentro de la cobertura, el
capítulo tercero se ocupa de los afiliados y las prestaciones que el sistema de seguro social les ofrece. Acompañan a estas
explicaciones referencias de jurisprudencia administrativa y judicial.

En directa conexión con el deber de seguridad se encuentra el capítulo cuarto, en que nos referimos a la prevención de riesgos
laborales. Acá describimos el modelo de prevención de riesgos diseñado por la ley Nº 16.744 cuya base se encuentra en la entidad
empleadora; también los cambios introducidos por la Ley Nº 20.123 sobre Subcontratación Laboral, a partir de la cual se desplazó el
eje de responsabilidad hacia la empresa principal o usuaria de los servicios tercerizados, todo lo anterior también acompañado de
referencias jurisprudenciales que ilustran las explicaciones. Por último, evidenciamos la escasa implementación del Convenio Nº 187
de la OIT, ratificado por Chile en el año 2011.

Otro ámbito al que nuestro trabajo debió extenderse, aun cuando no constituyera estrictamente una materia propia del Derecho de la
Seguridad Social, es el de la responsabilidad del empleador frente a los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, de lo que
trata el capítulo quinto. En razón de consagrarse en el artículo 69 de la ley Nº 16.744 el principio de complementariedad de las
prestaciones del sistema de seguro social con las otras indemnizaciones a que pueda tener derecho la víctima de un infortunio laboral o
sus herederos conforme al Derecho Común, la responsabilidad civil del empleador ha sido intensamente demandada en los tribunales
laborales y con menor frecuencia en la sede civil, lo que tratamos a través de la sistematización de la jurisprudencia judicial de los
últimos diez años, extrayendo sus orientaciones de carácter general.

Advertimos que no se ha pretendido en este capítulo quinto agotar el tema desde una perspectiva del Derecho Civil, pues
ciertamente ello desbordaría el eje central del trabajo. Hasta ahora ha predominado justamente la visión civilista sobre este tema, sin
atender a la promoción de las garantías fundamentales que están implícitas en el deber de seguridad del empleador. En este orden
creemos que existe una falencia por parte de la doctrina laboral local, en cuanto a no estudiar ni desarrollar un Derecho de la
Prevención de Riesgos, con principios y normas específicamente orientados a promover no sólo la prevención de los accidentes del
trabajo y las enfermedades profesionales, sino que antes que ello, evitar la presencia de riesgos en el trabajo, bajo una óptica de
seguridad y salud en el trabajo que vele en todo momento por la protección de la vida y la salud de los trabajadores.

Con el excesivo ejercicio de acciones que buscan una reparación dineraria ante los daños producidos por los riesgos laborales, que
es de lo que se ocupa el Derecho Civil, se ha perdido el foco de atención, desde que el Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
reconoce como principio fundamental el de la protección de la persona que trabaja y, por lo tanto, todos nuestros esfuerzos deben estar
orientados a la prevención de los riesgos laborales y no a su reparación como ocurre hoy.

Una muestra de ello es que el capítulo quinto del que damos cuenta es el más extenso de nuestro trabajo. En él no solo tratamos el
tema de la responsabilidad del empleador desde la reparación civil, sino también desde la perspectiva constitucional, infraccional y
penal, en donde luego de comentar su alcance se citan criterios relevantes de jurisprudencia judicial que permiten comprender la forma
con que estos temas se deciden últimamente.

En el capítulo sexto volvemos a la descripción del sistema de seguro social con la gestión del sistema, a cargo de las Mutualidades
de Empleadores, del Instituto de Seguridad Laboral y en una dimensión muy menor con la administración delegada del seguro.

Por último, el capítulo séptimo trata de la prescripción de las acciones para reclamar las prestaciones del sistema de la ley Nº 16.744
y la de las acciones para reclamar indemnizaciones civiles, tema en que existen recientes criterios "re-unificados" por nuestra Corte
Suprema.

Agradezco a mis colegas y amigos Ricardo Acuña Roca y Pedro Zelaya Etchegaray, quienes tuvieron la paciencia de leer este
trabajo antes de su edición para detectar posibles errores, y a Francisco Tapia Guerrero, a quien debo el impulso inicial y continuado
para darle forma.

Con las imperfecciones que pueda contener, espero que el presente libro contribuya a que Chile avance en el camino del desarrollo
en el mediano plazo de un Derecho de la Prevención de Riesgos.

M C G H

Profesora de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social


Facultad de Derecho de la Universidad de Chile

Santiago, agosto de 2015


C IE

Dentro del contenido no patrimonial del contrato de trabajo se encuentra este importante deber, traducido en la obligación del
empleador de crear y mantener condiciones seguras en el ambiente y en las instalaciones de los recintos de trabajo que están bajo su
dirección, lo que no excluye importantes responsabilidades para los trabajadores y para el Estado.

Desarrollarlo en clave laboral permite apreciar este deber en función de las garantías fundamentales en que incide, esto es, el
derecho a la vida y la integridad física y psíquica de los trabajadores. Hoy el tema parece estar dominado por los civilistas, a propósito
de las implicancias en materia de responsabilidad del empleador en la reparación de los daños, visión que no permite delinear este
deber en función del objetivo perseguido, que no es otra cosa que la protección del trabajador en su lugar de trabajo, a través del
desarrollo de un derecho de la prevención de riesgos que Chile está lejos de tener.

La terminología asociada a este deber es variable: seguridad y salud en el trabajo con referencia a la prevención de riesgos en sus
aspectos técnicos y a la medicina del trabajo; higiene y seguridad industrial1en antiguos textos reglamentarios. Detrás de estos
conceptos está presente la obligación de seguridad, a la que dedicaremos el presente capítulo.

1D.S. Nº 655 de 1941, del Ministerio del Trabajo, sobre Reglamento de Higiene y Seguridad Industriales.
1. Los instrumentos de la OIT en Seguridad y Salud en el Trabajo
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo I El deber de seguridad
1. Los instrumentos de la OIT en Seguridad y Salud en el Trabajo

1. L OIT S S T

En el documento sobre su Constitución, la OIT señala que el organismo deberá fomentar programas que permitan proteger
adecuadamente la vida y la salud de los trabajadores en todas las ocupaciones2, cuestión que como se advertirá más adelante no
atañe sólo a los empleadores sino a la propia OIT, a los Estados Miembros y a los trabajadores.

El instrumento más importante de la OIT, atendido el ámbito de materias que considera, es el Convenio Nº 155 de 1981, sobre la
Seguridad y la Salud de los Trabajadores3. Es un conjunto de normas aplicables a todas las ramas de la economía y establece deberes
para los Estados, dentro de los que se cuenta el establecimiento de una política nacional sobre seguridad y salud en el trabajo, que
tendrá por objeto precisar las funciones y responsabilidades respectivas, en materia de seguridad y salud de los trabajadores y medio
ambiente de trabajo, de las autoridades públicas, los empleadores, los trabajadores y otras personas interesadas, teniendo en cuenta el
carácter complementario de tales responsabilidades, así como las condiciones y la práctica nacionales (art. 4º).

Enseguida, el Convenio Nº 155 explicita la necesidad de controlar la aplicación de las leyes y de los reglamentos relativos a la
seguridad, la higiene y el medio ambiente de trabajo, a través de un sistema de inspección apropiado y suficiente (art. 9º). Exige
también medidas conformes a la legislación y práctica nacionales a fin de velar por que las personas que diseñan, fabrican, importan,
suministran o ceden a cualquier título maquinaria, equipos o sustancias para uso profesional: (a) se aseguren, en la medida en que sea
razonable y factible, de que la maquinaria, los equipos o las sustancias en cuestión no impliquen ningún peligro para la seguridad y la
salud de las personas que hagan uso correcto de ellos; (b) faciliten información sobre la instalación y utilización correctas de la
maquinaria y los equipos y sobre el uso correcto de sustancias, sobre los riesgos que presentan las máquinas y los materiales y sobre
las características peligrosas de las sustancias químicas, de los agentes o de los productos físicos o biológicos, así como instrucciones
acerca de la manera de prevenir los riesgos conocidos (art. 12); y la adopción de medidas a fin de promover, de manera conforme a las
condiciones y a la práctica nacionales, la inclusión de las cuestiones de seguridad, higiene y medio ambiente de trabajo en todos los
niveles de enseñanza y de formación, incluidos los de la enseñanza superior técnica, médica y profesional, con el objeto de satisfacer
las necesidades de formación de todos los trabajadores (art. 14).

Recién en su parte IV el Convenio Nº 155 establece que deberá exigirse a los empleadores que, en la medida en que sea razonable
y factible, garanticen que los lugares de trabajo, la maquinaria, el equipo y las operaciones y procesos que estén bajo su control son
seguros y no entrañan riesgo alguno para la seguridad y la salud de los trabajadores; que deberá exigirse a los empleadores que, en la
medida en que sea razonable y factible, garanticen que los agentes y las sustancias químicos, físicos y biológicos que estén bajo su
control no entrañan riesgos para la salud cuando se toman medidas de protección adecuadas; que cuando sea necesario, los
empleadores deberán suministrar ropas y equipos de protección apropiados a fin de prevenir, en la medida en que sea razonable y
factible, los riesgos de accidentes o de efectos perjudiciales para la salud (art. 16).

Y en el ámbito de la cooperación entre los intervinientes en el proceso productivo, el convenio establece que deberán adoptarse
disposiciones a nivel de empresa en virtud de las cuales: a) los trabajadores, al llevar a cabo su trabajo, cooperen al cumplimiento de
las obligaciones que incumben al empleador; b) los representantes de los trabajadores en la empresa cooperen con el empleador en el
ámbito de la seguridad e higiene del trabajo, entre otras obligaciones (art. 19).

Enseguida se encuentra el Convenio Nº 187 de 2006, sobre Marco Promocional de la Seguridad y Salud en el Trabajo4. El objetivo
de este Convenio es promover la mejora continua de la seguridad y salud en el trabajo con el fin de prevenir las lesiones,
enfermedades y muertes ocasionadas por el trabajo mediante el desarrollo de una política nacional, un sistema nacional de seguridad y
salud en el trabajo, y un programa y una cultura nacionales, en consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y
de trabajadores (art. 2º).

En cuanto a los ámbitos de acción de este Convenio Nº 187 de la OIT, destacan:

• Política nacional: ésta debe ser desarrollada con representatividad de las organizaciones pertinentes.

• Sistema nacional: Se debe desarrollar una infraestructura legal e institucional para la aplicación de la política y los programas
nacionales.

• Programa nacional: Debe incluir objetivos, metas, plazos, prioridades, y medios de acción y evaluación.

• Cultura nacional de prevención: Esta debe estar basada en el derecho a un medio ambiente de trabajo seguro y saludable, que se
respeta a todos los niveles; en la que se participa activamente, con derechos, deberes y responsabilidades bien definidas, concediendo
a la prevención la máxima prioridad.
Como puede apreciarse, de los dos Convenios con carácter general que la OIT tiene en materia de seguridad y salud en el trabajo,
Chile ha ratificado el menos exigente, esto es, el Convenio Nº 187, con un exiguo grado de implementación a la fecha5.

En efecto, habiéndose constituido una Comisión Asesora Presidencial para la Seguridad en el Trabajo en febrero de 2010, que tuvo
a su cargo la revisión del marco legal que regía la protección contra los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales, la que
emitió importantes lineamientos en su informe de fecha noviembre de 2010, al año 2014 contamos con los siguientes nuevos
instrumentos legales:

— D.S. Nº 19 de 2011, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, que crea y regula el funcionamiento de un Consejo Consultivo
para la Seguridad y Salud en el Trabajo.

— D.S. Nº 20 de 2011, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, que establece un Comité de Ministros para la Seguridad y Salud
en el Trabajo.

— Ley Nº 20.691 (D.O. de 14 de diciembre de 2013), sobre nuevas facultades para la Superintendencia de Seguridad Social.

Por otra parte, de la estructura del Convenio Nº 155 se colige con mucha claridad que la prevención de riesgos en el trabajo no es
una materia que sea de la exclusiva responsabilidad de las entidades empleadoras, a quienes sin duda les cabe un rol importante;
prueba de ello es el uso de las expresiones "que estén bajo su control" que utiliza el artículo 16 respecto de las obligaciones de
seguridad de las entidades empleadoras. Con todo, también el Estado y los propios trabajadores tienen deberes relevantes en esta
tarea de prevención.

Nos parece que esta es la mirada correcta, la de la prevención de riesgos en el trabajo como una tarea de toda la sociedad, en tanto
de lo que se trata es de proteger un derecho público subjetivo garantizado a todos los ciudadanos en el art. 19 Nº 1 de la Constitución
Política de la República: el Derecho a la Vida y la Integridad Física y Psíquica del trabajador, entre otras garantías.

En consecuencia, sostenemos que la protección de la seguridad y salud en el trabajo, como garantía del derecho fundamental a la
vida y salud del trabajador, no puede quedar entregada sólo a la autonomía privada de las partes en el contrato de trabajo, pues toca
también al Estado promoverla y garantizarla. En esta línea resulta fundamental la ratificación por Chile del Convenio Nº 155, pues es el
que establece el marco conceptual necesario para esta protección integral.

2Constitución de la OIT, 1919, Apartado III, letra g) de Anexo.

3No se encuentra ratificado por Chile.

4Ratificado por Chile a través del D.S. Nº 72 de 2011, del Ministerio de Relaciones Exteriores (D.O. de 19 de agosto de 2011).

5En el Capítulo IV se contiene un diagnóstico más detallado del grado de implementación del Convenio Nº 187 de la OIT.
2. La Seguridad y Salud en el Trabajo en el modelo constitucional chileno
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo I El deber de seguridad
2. La Seguridad y Salud en el Trabajo en el modelo constitucional chileno

2. L S S T

Toca al Estado y a toda la comunidad —entre la que se encuentra el empleador— velar por la seguridad y salud en el trabajo del
trabajador. Esto por así disponerlo nuestra Constitución Política de la República, al consagrar en el artículo 19 que la Constitución
asegura a todas las personas: Nº 1 el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica de la persona; Nº 8 el derecho a vivir en un
medio ambiente libre de contaminación; Nº 9 el derecho a la protección de la salud.

En estricta relación con la consagración de estas garantías fundamentales, la Constitución en el artículo 1º sobre Bases de la
Institucionalidad, dice que "el Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe
contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor
realización espiritual y material posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución establece" (inciso tercero),
agregando que "es deber del Estado dar protección a la población y a la familia" (inciso cuarto).

Agrega el artículo 5º que "es deber de los órganos del Estado respetar y promover tales derechos — esenciales que emanan de la
naturaleza humana —, garantizados por esta Constitución, así como por los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes" (inciso tercero).

Se incorpora a esta estructura normativa la ciudadanía en la empresa consagrada en el artículo 5º del Código del Trabajo, al
establecer que "El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las garantías
constitucionales de los trabajadores, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la vida privada o la honra de éstos". Sobre esta
norma, sabemos por la historia de la ley6que la obligación del empleador de respetar las garantías fundamentales no se agota en las
que acá se indican a título ilustrativo, lo que se hizo en razón de ser las garantías más frecuentemente vulneradas a la fecha de dicha
iniciativa legislativa, de manera que se incorporan dentro del concepto de ciudadanía en la empresa todas las garantías fundamentales
de que goza un ciudadano en Chile y, por ende, está comprendido el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica del trabajador.

La Seguridad y Salud en el Trabajo como bien jurídico protegido también se manifiesta en el Nº 18 del artículo 19 de la Constitución
Política de la República a propósito del Derecho a la Seguridad Social. Este derecho es de naturaleza social y se funda en los
principios de dignidad, igualdad y solidaridad, siendo su titular la persona humana, la cual puede exigir su cumplimiento a la sociedad
en su conjunto7, representada en primer lugar por el Estado, a fin de que establezca las condiciones necesarias para su debido respeto
y ejercicio. La seguridad social se ocupa de las contingencias que derivan de la vejez, enfermedad, accidentes del trabajo, viudez,
orfandad, maternidad, invalidez, desempleo y cargas familiares, siendo deber del derecho y en definitiva del Estado que, en caso de
acaecer alguno de estos estados de necesidad, se otorguen las prestaciones que sean necesarias para que la persona siga
desarrollando su existencia de un modo digno. Corresponde, entonces, al conjunto de la sociedad dar protección a todas las personas,
para garantizar que, durante los estados de necesidad que se han descrito, se les asegure una digna subsistencia, como consecuencia
de que la Constitución reconoce el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica.8

Hasta aquí el modelo pareciera no tener mayores inconvenientes, puesto que en Chile hay un reconocimiento explícito en torno al
derecho fundamental a la vida y a la salud de los ciudadanos y de los trabajadores en el ámbito de una relación laboral; en cuanto tal
no sólo es deber del empleador, sino que también del Estado y de toda la sociedad hacerse cargo de su protección y también de su
promoción, por incidir en otros derechos fundamentales como es el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, el
derecho a la protección de la salud y el derecho a la seguridad social.

El problema en nuestro entendimiento se encuentra en las garantías de los derechos fundamentales que se vinculan con el deber de
seguridad, que vienen a ser los instrumentos jurídicos que dan eficacia y defensa a dichos derechos. Con frecuencia, como anota Mario
Verdugo, los autores nacionales en sus textos asocian a las garantías sólo con las acciones constitucionales —amparo y protección
principalmente— pero el tema es bastante más complejo. Distingue entre garantías generales, judiciales y específicas; dentro de las
generales sitúa aquella garantía de la esencia de los derechos que contempla el artículo 19 Nº 26 de la Constitución Política de la
República.9 Estimamos que también dentro de las garantías generales a los efectos de los derechos fundamentales que venimos
refiriendo, ha de estar el establecimiento de un marco regulatorio preciso y determinado para asegurar su protección real, pues de otra
forma no es posible una tutela efectiva en función de las materias en que incide.

Así las cosas, no es posible admitir que la tutela de garantías fundamentales tan relevantes como las que hemos referido se agoten,
como ocurre hoy, con las reparaciones indemnizatorias del seguro social de la ley Nº 16.744 junto con las contempladas en el Derecho
Civil. Hace falta más, se necesita desarrollar una efectiva cultura que evite los riesgos laborales, acompañada de un verdadero derecho
de la prevención de riesgos.

Existe un deber del Estado en orden a mantener una conducta activa —que a estos efectos no puede quedar comprendida dentro de
su rol subsidiario— para diseñar políticas globales acordes con una nueva cultura de protección de la seguridad y salud en el trabajo,
destinar recursos para su implementación, tener una institucionalidad creada para el seguimiento de sus resultados y dentro de ella un
buen sistema de fiscalización a los recintos de trabajo. En este deber del Estado se comprende el proporcionar un marco regulatorio
adecuado tanto a nivel legal como reglamentario que sea acorde con los derechos fundamentales que se busca proteger, tarea que no
puede eludirse bajo el pretexto de existir normas que en nuestro ordenamiento atribuyan deberes de seguridad al empleador.

No sugerimos minimizar el deber de seguridad del empleador, sino de entenderlo dentro del contexto de los bienes jurídicos que
protege, los que no pueden estar garantizados solo por la cuantía de las indemnizaciones que tan frecuentemente se obtienen en sede
judicial por el ejercicio de acciones por responsabilidad civil del empleador, ya que de lo que se trata es de evitar los riesgos en el
trabajo, que no se produzcan accidentes del trabajo ni enfermedades profesionales y, en definitiva, de resguardar en la mejor forma
posible la vida humana.

6www.bcn.cl, Historia de la ley Nº 19.759, p. 83.

7Lo que es aplicación de la Teoría del Riesgo Social que inspira la Ley Nº 16.744 de 1968, sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y
Enfermedades Profesionales.

8S B , Alejandro, Tratado de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, primera edición, 2010, Tomo XIII, pp. 382-383.

9V M , Mario, "Acerca de los Derechos Fundamentales y sus Garantías", en: Derechos Fundamentales, Editorial Jurídica de Chile, 2012, pp.
401-404.
3. Delineamiento del deber de seguridad del empleador
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo I El deber de seguridad
3. Delineamiento del deber de seguridad del empleador

3. D

3.1. Es contrapartida al poder de dirección

Se reconoce al empleador el derecho a dirigir y organizar el trabajo en sus aspectos económicos y técnicos, desde que es quien
asume los riesgos del emprendimiento que significa la actividad laborativa. Este reconocimiento tiene sustento en las garantías
fundamentales del derecho de propiedad y en el derecho a realizar cualquier actividad económica lícita, que se aseguran al empleador
como garantías fundamentales en los numerales 24 y 21 del artículo 19 de la Constitución Política del Estado.

El derecho a dirigir y organizar el trabajo se denomina tradicionalmente poder de dirección, y otorga al empleador la facultad de dar
órdenes al trabajador en torno al modo, tiempo y lugar en que debe realizar su trabajo, pues a cambio de ello el trabajador recibe una
remuneración. Son inherentes al poder de dirección la potestad disciplinaria, que surge ante el incumplimiento por parte del trabajador
de las órdenes e instrucciones que el empleador le imparte, y la potestad reglamentaria, con la posibilidad de traducir tales órdenes e
instrucciones en reglamentos internos, instructivos y códigos de conducta.

En algunos países se reconoce expresamente este poder de dirección del empleador, como es el caso del Estatuto de los
Trabajadores de España, cuyo artículo 5º establece que el trabajador debe "Cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el
ejercicio regular de sus facultades directivas" y el artículo 20 agrega: "El trabajador estará obligado a realizar el trabajo convenido bajo
la dirección del empresario o persona en quien éste delegue". La Ley de Contrato de Trabajo de Argentina reconoce al empleador la
facultad de organización de la empresa y la facultad de dirección en sus artículos 64 y 65, estableciendo que "la facultad de dirección
debe ejercerse atendiendo a los fines de la empresa y a las exigencias de la producción sin perjuicio de la preservación y mejora de los
derechos personales y patrimoniales del trabajador", conforme reza su artículo 65.

En Chile, el poder de dirección no aparece definido de manera explícita, pero sí encuentra sustento a nivel legal en el artículo 5º del
Código del Trabajo, al expresar que "El ejercicio de las facultades que la ley le reconoce al empleador, tiene como límite el respeto a las
garantías constitucionales de los trabajadores ..."; también en el artículo 12, a propósito del ius variandi del empleador, cuando dispone
que "El empleador podrá alterar la naturaleza de los servicios o el sitio o recinto en que ellos deban prestarse ...". A partir de estas
normas, surge el deber del trabajador de cumplir las órdenes e instrucciones del empleador.

3.2. Es parte del contenido no patrimonial del contrato de trabajo

Este contenido clásico del poder de dirección del empleador contiene obligaciones correlativas, puesto que al subordinarse el
trabajador al empleador no solo en términos jurídicos sino también en una dimensión económica y técnica, el trabajador se verá
expuesto a sufrir los riesgos inherentes a la actividad laboral, de los cuales no puede por regla general evadirse, puesto que tiene el
deber de cumplir con el trabajo contratado.

Surge así el deber de protección del empleador, también denominado deber de cuidado, y que nosotros llamaremos deber de
seguridad, que es inherente al contrato de trabajo en su dimensión no patrimonial y tradicionalmente regulado dentro del denominado
contenido ético jurídico del contrato de trabajo.

En general, se lo sitúa dentro de un deber más general del empleador que es el de deber de protección del trabajador, que incumbe
a tres ámbitos fundamentales: la protección de su capacidad laboral, la protección de su capacidad económica y la protección integral
de su persona (vida, bienestar, dignidad e intimidad).10 En su acepción más estricta, si el empresario puede dar órdenes en cuanto al
tiempo, lugar y modo de la prestación del trabajador, y estas órdenes han de ser obedecidas, puesto que de su incumplimiento puede
derivar una sanción, le es exigible como deber procurar que no sean nocivas para el trabajador y que éste resulte indemne tras su
cumplimiento.11

El deber de seguridad, que es parte del deber más general de protección que emana del contrato de trabajo, no sólo integra la
naturaleza del contrato, sino que se trata de un deber esencial y principal del mismo, cuya regulación no puede quedar entregada a la
autonomía de las partes porque comprende en general una serie de normas de derecho necesario, que derivan de la esencia de la
relación laboral.12

Ello explica por qué aun cuando no aparezca regulado en el propio texto del contrato, es un elemento que le pertenece, que es de su
naturaleza por aplicación del artículo 1546 de nuestro Código Civil, en cuya virtud "Los contratos deben ejecutarse de buena fe13, y por
consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la
obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella.".

3.3. Regulación positiva del deber de seguridad y los conceptos jurídicamente indeterminados que contiene
El deber de seguridad se encuentra regulado en el Libro II Código del Trabajo chileno que se denomina "De la Protección de los
Trabajadores", y concretamente dentro del Título I sobre Normas Generales (artículos 184 a 193) y del Título III que trata "Del Seguro
Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales" (artículos 209 a 211).

El precepto medular dentro de las normas anotadas es el artículo 184 del Código del Trabajo, que establece en sus incisos 1º y 2º:
"El empleador estará obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores,
informando de los posibles riesgos y manteniendo las condiciones adecuadas de higiene y seguridad en las faenas, como también los
implementos necesarios para prevenir accidentes y enfermedades profesionales. /Deberá asimismo prestar o garantizar los elementos
necesarios para que los trabajadores en caso de accidente o emergencia puedan acceder a una oportuna y adecuada atención médica,
hospitalaria y farmacéutica.". En términos similares se establece este deber de cuidado a la empresa principal y a la empresa usuaria
de servicios transitorios, en los artículos 183-E y 183-AB del Código del Trabajo.

El artículo 184 del Código del Trabajo contiene algunos conceptos jurídicamente indeterminados, tales como el "eficazmente", las
"condiciones adecuadas" y los implementos "necesarios" para prevenir los accidentes y enfermedades profesionales, que en la práctica
han sido motivo de intenso debate, a los efectos de establecer la naturaleza de la responsabilidad civil de la que responde el
empleador; para unos es estricta, al exigirse un determinado resultado (que no se produzcan accidentes del trabajo) y para otros está
basada en la culpa por el tenor expreso del artículo 69 letra b) de la ley Nº 16.744.

Lo cierto es que se trata de una obligación dinámica, que se condice con el carácter consensual y de tracto sucesivo que tiene el
contrato de trabajo, que lo hace permeable a los cambios en la forma de hacer el trabajo, a los avances tecnológicos, al marco
regulatorio en que se desenvuelve la actividad del empleador, en fin, a diversas circunstancias del entorno laboral que van
determinando un modo especial de trabajo que puede influir en la manera de prevenir los riesgos que ello genera y, como
consecuencia, en la forma de dar cumplimiento al deber de protección.

Entonces, el empleador debe estar constantemente adaptándose a los requerimientos de seguridad que emanan de su propia
actividad, y en este sentido la existencia de conceptos jurídicamente indeterminados a los efectos del deber de seguridad que consagra
el artículo 184 del Código del Trabajo favorece esa adaptación, pues habrá que estar a la situación concreta de riesgo, para saber
cuáles medidas son las más eficaces para prevenirla, permitiendo crear condiciones adecuadas de trabajo, y con qué elementos de
protección podrá impedirse que tal riesgo afecte la vida o la salud de los trabajadores.

Con esta idea no estamos sosteniendo en ningún caso que el artículo 184 del Código del Trabajo consagre una obligación de
resultado, ya que no nos parece posible que el empleador pueda prever y resolver ex ante y en términos absolutos todos los riesgos
que pudieran afectar a sus trabajadores. Esta norma debe ser interpretada y aplicada atendida la finalidad para la cual fue establecida,
que no es otra que la de situar en el empleador el deber de seguridad respecto de los riesgos de su propia actividad, porque es él quien
cuenta con las herramientas, los conocimientos y los recursos necesarios para realizar en el ámbito de sus operaciones, una eficaz
labor preventiva de riesgos laborales.

De lo anterior se colige que aun cuando estemos ante conceptos jurídicos indeterminados, el deber del empleador no lo es. A ello se
refiere con mucho acierto Cayetano Núñez14cuando expresa que "la existencia de un riesgo laboral es, a veces, imposible de evitar. Lo
que el contenido esencial exige es que, aun cuando el riesgo exista, sus consecuencias lesivas desaparezcan, algo que hoy día es,
desde un punto de vista técnico, casi siempre posible".

En la misma línea de lo expresado se encuentra el Convenio Nº 155 de la OIT, cuando atribuye al empleador deberes de cuidado
respecto de los factores de riesgo "que estén bajo su control", es decir, aquellos riesgos inherentes a su actividad y que desde una
perspectiva técnica deba conocer para poder impedirlos.

Esta lectura del sentido y alcance del artículo 184 del Código del Trabajo concilia perfectamente la responsabilidad por la seguridad y
salud de los trabajadores que asiste al empleador, con el deber de garante que asiste al Estado en tanto se trata de garantías
fundamentales.

En efecto, existen ámbitos de protección imposibles de atribuir al empleador, como es el caso de las condiciones ambientales y
sociales generales (contaminación ambiental, políticas de transporte, educación en prevención de riesgos, por citar algunas); o bien, la
determinación de estándares mínimos permitidos para el funcionamiento de ciertas actividades productivas. Estas son tareas que
corresponden al Estado, pues acá no se trata de discutir si su rol ha de ser benefactor o subsidiario, sino de amparar, garantizar y
promover el derecho a la vida y a la integridad física y síquica de los trabajadores, lo que emana muy claramente del Convenio Nº 155
de la OIT al diferenciarse las responsabilidades del Estado de las del empleador.

Entonces, es tarea del Estado establecer reglas técnicas que permitan dar contenido al deber de seguridad del empleador. Porque
para poder atribuirle responsabilidad por el incumplimiento a tales deberes, es supuesto fundamental que éste conozca las reglas que
lo rigen y pueda así adoptar las normas técnicas establecidas con anterioridad para su actividad. No es tarea fácil y ya lo apunta
Cayetano Núñez cuando expresa que "el marco normativo se dilata de un modo inexorable, con una extensión que dificulta su
conocimiento especializado. El panorama no presenta un manejo sencillo, porque es ineludible conocer, de un lado qué norma es
aplicable en cada caso y, de otro, por el debido respeto al principio de integridad del ordenamiento jurídico, cómo se articulan y
relacionan todas ellas."15.

En Chile no existe una ley especial que regule de un modo orgánico los conceptos básicos que dicen relación con la prevención de
riesgos en el trabajo, tal como ocurre en otras latitudes16; nuestra realidad es la de una gran cantidad de reglamentos, resoluciones,
circulares e instrucciones, sin una coordinación entre ellas, emanadas de las autoridades que fiscalizan hasta ahora esta importante
materia.

Contar con un marco legal adecuado en prevención de riesgos laborales permitiría lograr la necesaria coordinación entre los
intervinientes en la tarea preventiva; también delimitar con mayor claridad la responsabilidad del Estado del deber de seguridad del
empleador y también contar con la colaboración de los trabajadores, a través de políticas que promuevan el autocuidado. Además, se
lograría tomar distancia de los mecanismos de protección de daños que provienen del Derecho Civil de Daños según el artículo 69 de
la Ley Nº 16.744, pues con ellos no se promueven los valores que venimos refiriendo: la seguridad y salud en el trabajo.

En suma, la obligación de seguridad emana de la naturaleza del contrato de trabajo siendo parte de su contenido no patrimonial, lo
que no libera al Estado de su deber de establecer reglas obligatorias y un marco jurídico adecuado en razón de su deber de garante de
los derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política del Estado, de los que el trabajador es titular indiscutido.

3.4. Naturaleza jurídica del deber de seguridad del empleador

Existen distintas posiciones doctrinales en torno a la naturaleza jurídica del deber de seguridad del empleador, cuya suscripción
produce consecuencias relevantes.

En efecto, si se considera que es de naturaleza contractual habrá repercusiones en la sede jurisdiccional que conoce de los asuntos
en que se discuta el incumplimiento de este deber, debiendo conocer el tribunal laboral en conformidad al artículo 420 del Código del
Trabajo, con la consecuente celeridad que el proceso laboral cuenta actualmente; la valoración de la prueba se hará conforme a las
reglas de la sana crítica según establece el artículo 456 del mismo Código; la culpa que se atribuye al empleador en los daños
derivados del accidente se presumirá porque así lo señala el artículo 1547 del Código Civil, y el plazo de prescripción de la acción para
demandar será de cinco años, por aplicación del artículo 2515 del Código Civil o como se considera más recientemente por algunos
con fundamento en el artículo 79 de la ley Nº 16.744.

Si se estima que esta es una obligación de fuente legal —con base en el artículo 184 del Código del Trabajo— la sola ocurrencia de
un accidente del trabajo o enfermedad profesional constituye un incumplimiento, convirtiendo al deber de seguridad en una obligación
de resultado porque se está en un ámbito infraccional, siendo irrelevante si existió o no culpa de la entidad empleadora en el
acaecimiento del hecho. La única excepción posible a esta regla es probar que el accidente se hubiera producido de igual modo a
pesar de los cuidados observados por el empleador.

3.4.1. Naturaleza contractual

En la dogmática laboral clásica se considera como un deber que encuentra su origen en el contrato de trabajo y, por tanto, esa es su
naturaleza: contractual.

Así, Manuel Alonso Olea y María Emilia Casas Baamonde afirman que este deber no tiene un fundamento unívoco, sino una
pluralidad de fundamentos jurídicos, todos los cuales reposan en última instancia sobre el contrato de trabajo.17

Mario Ackerman expresa que la implicación y compromiso personal del trabajador conlleva el simétrico deber de conducta que se
espera del empleador, y que consiste en la protección de quien, para ganar el salario, pone a disposición de quien tiene la potestad de
dirigirla su persona y su capacidad laborativa. A esta obligación del empleador, de naturaleza contractual —con independencia de su
fortalecimiento con el reconocimiento legal— corresponde un derecho subjetivo de acreencia del trabajador que debería ser exigible
judicialmente por éste.18

William Thayer y Patricio Novoa sostienen que el contenido, forma y extensión del deber de protección están reglados por la
autoridad mediante normas de orden público, no obstante reconocerse su origen contractual, lo que explican por la naturaleza compleja
de este deber, obligación contractual pero regulada por normas de derecho necesario emanadas de la autoridad, que ha emergido
como la respuesta que ha debido dar el Estado moderno al gran auge del maquinismo y la revolución industrial.19

Por su parte, Irene Rojas trata el deber de seguridad bajo la denominación de deber de seguridad y salud en el trabajo dentro del
contenido ético-jurídico del contrato de trabajo. Expresa que "la doctrina tradicional otorga a este contenido fundamentos más bien
débiles, en circunstancias de que los derechos del trabajador tienen base jurídica segura y fuerte. Primero, protección de la persona del
trabajador, por una parte a la dignidad respecto a los Derechos Humanos. Segundo, el deber de seguridad y salud en el trabajo.
Tercero, protección de la capacidad profesional del trabajador. Protección a la maternidad".20

Por su parte, Gabriela Lanata expresa que "el trabajador, al celebrar el contrato laboral, incorpora a su patrimonio jurídico el derecho
a la seguridad y salud en el trabajo de manera directa y como consecuencia de su celebración, es decir, no lo tiene antes que aquélla.
Se trata así, de un derecho que podrá ejercer respecto de su empleador durante toda la vigencia del contrato".21

Nos parece que no admite discusión el carácter contractual del deber de seguridad del empleador, en tanto existe un contrato de
trabajo que lo vincula con el trabajador y a partir de él surgen prestaciones mutuas que es preciso satisfacer, una de las cuales es el
deber que referimos, que según sostuvimos antes es una contrapartida al poder de dirección que detenta el empleador.

Enseguida se fundamenta en el artículo 1546 del Código Civil, a propósito de la buena fe con que deben ejecutarse los contratos.
Muestra de ello es también el artículo 420 letra f) del Código del Trabajo, cuando entrega al conocimiento de los tribunales laborales
"los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo o enfermedades
profesionales, con excepción de la responsabilidad extracontractual a la cual le será aplicable lo dispuesto por el artículo 69 de la ley
Nº 16.744", de lo que se sigue que cuando la responsabilidad en el accidente o enfermedad laboral no radica en el empleador, hay que
estarse al estatuto de responsabilidad extracontractual.

En fin, el carácter contractual de este deber no muta en deber legal tan solo por existir normas positivas que lo regulen, lo que se
explica en atención a la importancia de los bienes jurídicos que ampara y en la necesidad de contar con criterios técnicos que lo
materialicen.

Ejemplos del reconocimiento del carácter contractual del deber de seguridad:

a) "Luis Enrique Ríos Poblete Con Constructora Senarco S.A. e Inmobiliaria Titanium S.A.", rol Nº O-786-2011, Primer Juzgado del
Trabajo de Santiago, 16 de junio de 2011: En cuanto a la responsabilidad que le compete al empleador por accidente de trabajo, de
acuerdo a lo sostenido por la doctrina y jurisprudencia laboral si es el mismo trabajador quien la reclama, es de índole contractual, pues
dice relación con el incumplimiento al deber de seguridad, consagrado en el artículo 184 del Código del Trabajo, obligación que
comprende la protección y cuidado de la vida y salud del trabajador y que se encuentra incorporado al contrato de trabajo, como parte
de su contenido ético jurídico.

b) "Giovanni Alexis Díaz Mondaca con Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada", rol Nº O-3314-2011, Segundo Juzgado
del Trabajo de Santiago, 23 de enero de 2012: No obedece la responsabilidad de que se trata a un estatuto estricto que prescinde de
las actuaciones de las partes, especialmente del contratante deudor de seguridad, como lo plantea el demandante, sino de la
consagración legal de un deber contractual que se erige sobre un estándar de diligencia y eficiencia en relación a las faenas y tareas
individuales de los destinatarios de él, vinculado con diversos aspectos que abarcan desde la capacitación de los trabajadores y su
equipamiento, hasta la adecuación de los espacios físicos y el proceso productivo.

c) "Molina con Comercial Sepmo y Cía. Ltda. y Pesquera Orizon S.A.", rol Nº 10.139-2013, Corte Suprema, 10 de junio de 2014: Por
otro lado, respecto de la naturaleza de la obligación de seguridad, este tribunal ya ha señalado que ella se encuentra impuesta por la
ley mediante el artículo 184 del Código del Trabajo, y como norma de orden público que es, se incorpora al vínculo contractual de forma
indisoluble, constituyéndose en un elemento esencial del mismo. Por ello, aunque su origen es legal, se integra al contrato de trabajo
entre empleador y trabajador, por lo que cuando ella no es observada se incumple el contrato en una obligación esencial.

3.4.2. Naturaleza legal o mixta

Desde la dogmática civilista se ha venido sosteniendo que existe, además del carácter contractual, un componente legal en la
obligación de seguridad del empleador.

Así, para Jorge Baraona22 no existen dudas de que se trata de deberes contractuales, pues ellos nacen como consecuencia de que
una persona se incorpora al trabajo como efecto de la celebración de un contrato de trabajo; pero la cuestión es determinar si son
únicamente contractuales. Refiere el principio de buena fe contractual del cual podrían inferirse los deberes de seguridad del empleador
incluso al margen de artículo 184 del Código del Trabajo. Declara que dado el carácter contractual que reconocemos al principio de
buena fe, es obvio que su fuerza obligatoria no alcanza únicamente al empleador, sino que también compromete la actuación de los
propios trabajadores. Sin embargo, sostiene que el deber de seguridad no encuentra su justificación última en el acuerdo de voluntades
que dio nacimiento al contrato de trabajo, sino que ha de buscarse un fundamento superior en el deber general de respetar la vida y
seguridad de los demás, lo que viene impuesto por la ley.

Concluye que bajo la mirada conjunta de la Constitución, el Código Civil y el Código del Trabajo, los deberes de seguridad en el
trabajo tienen una doble naturaleza: contractuales y legales, lo que produce un concurso de normas que dan lugar a acciones
semejantes pero no idénticas, en cuanto al estatuto jurídico por las que se rigen.

Por su parte, Enrique Barros23sostiene que desde un punto de vista jurídico el deber de cuidado del empleador corresponde a una
obligación de seguridad que tiene por objeto la integridad física y psíquica del trabajador, la que no es implícita (como ocurre
usualmente en materia contractual), sino que está expresamente consignada en el artículo 184 del Código del Trabajo. Por aplicación
de las reglas generales del derecho común, el empleador responde de la culpa leve, en los términos del artículo 1547 del Código Civil,
con un estándar de diligencia que se corresponde con el de un empresario prudente y diligente que debe adoptar las prevenciones en
consideración a la entidad de los bienes jurídicos comprometidos. Pareciera que opta por la naturaleza contractual de la obligación de
seguridad, en tanto la relación entre el trabajador y el empleador tiene su fuente en el contrato de trabajo. Sin embargo, destaca que las
obligaciones relevantes del empleador están definidas por normas de orden público, que le imponen deberes legales de cuidado.

Ejemplo del reconocimiento del carácter legal del deber de seguridad:

— "María Llanca Gajardo y otros con Alejandra Uribe Cuevas", rol Nº 676-2010, Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de noviembre de
2010: el deber de protección y seguridad impuesto al empleador en el artículo 184 del Código del Trabajo tiene el carácter de obligación legal,
de manera que debe ser el empleador quien deba acreditar que hizo efectivas todas las medidas de seguridad para eximirse de la
responsabilidad que el legislador le atribuye. En razón de lo establecido precedentemente, la culpa del empleador demandado en esta causa se
ha traducido en la inobservancia de su deber legal de otorgar seguridad efectiva a su trabajador, lo que motivó el accidente del trabajo y la
muerte del trabajador, existiendo la relación de causa a efecto entre el hecho dañoso y su resultado.
No compartimos la naturaleza mixta del deber de seguridad, postura que, importada del Derecho Civil, no reconoce los orígenes de
la protección de los riesgos laborales dentro del Derecho de la Seguridad Social. Ya lo reconoce Irene Rojas cuando refiere a propósito
de la vigencia de los derechos fundamentales al interior de la relación laboral, que nos enfrentamos a una de las tareas más complejas
del Derecho del Trabajo: el reconocimiento de estos derechos fundamentales hace necesaria la revisión de las bases dogmáticas del
contrato de trabajo, las que ancladas en el Derecho Civil necesitan su adecuación a las exigencias de la plena vigencia de los derechos
fundamentales.24

La huida del seguro privado imperante bajo el Código del Trabajo de 1931, en que se consagraba la responsabilidad directa —y
estricta— del empleador en los riesgos laborales de sus trabajadores, dejó paso a un sistema de protección en el marco del Derecho
de la Seguridad Social, con la ley Nº 16.744 en el año 1968, cuyo artículo 69 literal b) establece con toda claridad una acción en favor
de la víctima de un accidente del trabajo o enfermedad profesional y de sus herederos, para demandar "las otras indemnizaciones a
que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral".

Esto significó que de manera explícita quedó a salvo la acción indemnizatoria civil que estaba presente en el artículo 260 del Código
del Trabajo de 1931, recogiendo el principio de complementariedad de las indemnizaciones (la de la seguridad social y la civil), cuestión
que de ninguna forma puede significar, como algunos han creído entender, que existe una especie de responsabilidad legal en torno a
esta materia o que el deber de seguridad tiene fuente legal, más aún cuando el actual artículo 184 del Código del Trabajo tenía a esa
fecha un tenor prácticamente idéntico al actual.25

No puede olvidarse que el deber de seguridad es un elemento de la naturaleza del contrato de trabajo, esto es, que aun cuando las
partes no se refieran a él de manera explícita en el documento en que consten las cláusulas del contrato de trabajo, de todas formas se
entiende que le pertenece.

Los especialistas en Derecho Civil, acostumbrados a la formalidad y las solemnidades propias de su disciplina, han visto en este
deber una obligación legal, tan solo porque la ley se refiere a ella, olvidando considerar que el contrato de trabajo es consensual, de
tracto sucesivo y por tanto dinámico, que contiene diversas obligaciones que van más allá de los deberes de prestar servicios y pagar
una remuneración, lo que es extraordinario porque lo humaniza. Y no obstante tratarse de un contrato dirigido, regulado por normas de
orden público, estas características por sí solas no pueden determinar la existencia de un régimen de obligaciones de fuente legal.

3.5.¿Es una obligación de medios o de resultado?

La redacción del artículo 184 del Código del Trabajo parece contribuir a interpretaciones equívocas en torno a si la obligación de
seguridad del empleador es, a los efectos de la responsabilidad civil, un deber de medios o un deber de resultado.

Siguiendo a Enrique Barros, a diferencia del régimen de seguro de accidentes y enfermedades, la responsabilidad civil tiene por
antecedente la culpa del empleador y no una obligación de garantía que dé lugar a responsabilidad por el solo hecho de producirse el
daño en la esfera de cuidado del empleador, lo que funcionalmente equivale a una responsabilidad estricta contractual; de hecho, esta
función de garantía es cumplida por el seguro de accidentes del trabajo, en su calidad de seguro de daños ocurridos con ocasión de la
relación laboral, y cuyas prestaciones se devengan con independencia de la conducta del empleador. Agrega que las obligaciones de
seguridad, a diferencia de las obligaciones de garantía, no tienen por objeto asegurar que el acreedor quedará indemne de todo daño,
sino establecen un deber de cuidado que debe ser apreciado según las circunstancias26.

La jurisprudencia mayoritaria pareciera inclinarse por calificar esta obligación de seguridad como una obligación de medios. Veamos
algunos ejemplos:

a) "Morales Guzmán, Danny contra Automática y Regulación S.A.", rol Nº 3495-2010, Corte Suprema, 18 de octubre de 2010: la responsabilidad
civil del contratante a quien la ley asigna la aludida carga, se sustenta claramente en la culpa del mismo en relación a la esfera de cuidado de la
seguridad e integridad física y síquica del trabajador, cuya observancia debe ser analizada y declarada de acuerdo a las circunstancias de cada
caso, por cuanto la severidad de las expresiones que contiene el precepto, a saber, "todas las medidas" o "eficazmente", en ningún caso
traducen una obligación de garantía que asegure la indemnidad frente a todo daño, como sí lo hace el régimen de seguro social de accidentes
del trabajo y enfermedades profesionales contenido en la ley Nº 16.744.

b) "Álvarez Astete, Erwin contra Sociedad Comercial y Constructora Lomas Limitada", rol Nº 158-2010, Corte de Apelaciones de Concepción, 27
de septiembre de 2010: para que pueda resultar aplicable la ley Nº 16.744 es esencial que se acredite en la especie la existencia de un
accidente del trabajo o enfermedad profesional y aun en este caso, debe considerarse que no todo hecho acontecido en el lugar de trabajo
implica la existencia de responsabilidad por parte del empleador, pues no se ha contemplado una responsabilidad objetiva en tal sentido; por el
contrario, el factor de imputación seguido en nuestra legislación es de carácter subjetivo y descansa en la existencia de culpa o dolo por parte
de la entidad empleadora, como lo indica textualmente el artículo 69 de la ley Nº 16.744. Por otra parte, el artículo 184 del Código del Trabajo
impone al empleador la obligación de cuidar eficazmente la vida y salud de sus trabajadores, obligación que ha sido calificada como una
obligación de medios, lo que lleva a concluir que el empleador no ha contraído la obligación de garantizar la no concurrencia absoluta de
accidentes en el lugar de trabajo, sino de procurar por todos los medios posibles que éstos sean evitados.

Ya señalamos que el deber de seguridad a nivel legal se regula fundamentalmente en el artículo 184 del Código del Trabajo, con
conceptos jurídicamente indeterminados que pueden confundir al intérprete, en cuanto se exige protección eficaz, condiciones
adecuadas e implementos de seguridad necesarios para prevenir los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Sin
embargo, hemos también precisado que estos conceptos han de ser entendidos en función de la finalidad para la cual fueron
establecidos, esto es, que el empleador se ocupe de los riesgos que genera su actividad, lo que se traduce en el cumplimiento de las
normas técnicas que lo rigen en materia de prevención de riesgos laborales.
De esta forma, no es correcta la afirmación de que el artículo 184 del Código del Trabajo consagre una obligación de resultado, más
aún con el claro tenor del artículo 69 literal b) de la ley Nº 16.744, que permite accionar en contra del empleador por los daños que
genere un accidente del trabajo o enfermedad profesional conforme a un estatuto de responsabilidad por culpa.

4. El deber de seguridad del trabajador

4.1. En los estándares de la OIT y el marco de regulación europeo

El Convenio Nº 155 de la OIT se refiere a este deber en su artículo 19, al consignar que los trabajadores y sus representantes deben
cooperar al cumplimiento de las obligaciones que incumben al empleador en el ámbito de la seguridad e higiene en del trabajo.

La legislación de la Unión Europea así lo ha entendido también, a través de la Directiva 89/391/CEE de 12 de junio de 1989 relativa
a la Aplicación de Medidas para Promover la Mejora de la Seguridad y de la Salud de los Trabajadores en el Trabajo, en cuya sección
III dedica un capítulo a las obligaciones de los trabajadores, y en particular el artículo 13, que por su importancia transcribimos:

1. Competerá a cada trabajador velar, según sus posibilidades, por su seguridad y su salud, así como por las de las demás personas afectadas,
a causa de sus actos u omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las instrucciones de su empresario.

2. A fin de realizar dichos objetivos, los trabajadores con arreglo a su formación y a las instrucciones de su empresario, deberán en particular:

a) utilizar correctamente las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de transporte y otros medios;

b) utilizar correctamente el equipo de protección individual puesto a su disposición y, después de su utilización, colocarlo en su sitio;

c) no poner fuera de funcionamiento, ni cambiar o desplazar arbitrariamente los correspondientes dispositivos de seguridad de las máquinas,
aparatos, herramientas, instalaciones y edificios, y utilizar tales dispositivos de seguridad correctamente;

d) indicar inmediatamente al empresario y/o a los trabajadores que tengan una función específica en materia de protección de la seguridad y de
la salud de los trabajadores, toda situación laboral que, por un motivo razonable, consideren que entraña un peligro grave e inminente para la
seguridad y la salud, así como todo defecto que se haya comprobado en los sistemas de protección;

e) contribuir, de conformidad con los usos nacionales y durante el tiempo que fuere necesario, junto con el empresario y/o los trabajadores que
tengan una función específica en materia de protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores, a que puedan cumplirse todas las
tareas o exigencias impuestas por la autoridad competente con el fin de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo;

f) contribuir, de conformidad con los usos nacionales y durante el tiempo que fuese necesario, junto con el empresario y/o los trabajadores que
tengan una función específica en materia de protección de la seguridad y de la salud de los trabajadores, a que el empresario pueda garantizar
que el medio y las condiciones de trabajo sean seguros y no presenten riesgos para la seguridad y la salud dentro de su ámbito de actividad.

Los países europeos han recogido con distintas variantes estos lineamientos, como es el caso de España con la Ley Nº 31/95 sobre
Prevención de Riesgos Laborales; en los artículos 18 y 19 se regula con detalle la participación de los trabajadores en la tarea
preventiva y su formación profesional.

4.2. Contenido y alcances en la legislación chilena

En Chile el principal obligado por la obligación de seguridad es el empleador, lo que se comprueba de la simple lectura del artículo
184 del Código del Trabajo, cuando consigna que "el empleador estará obligado a tomar todas las medidas para proteger eficazmente
la vida y salud de sus trabajadores".

Sin embargo, el deber de seguridad también incumbe a los trabajadores en tanto forman parte de la relación de trabajo, pero en una
dimensión distinta a la del empleador.

Dentro de las obligaciones recíprocas que surgen con ocasión del contrato de trabajo están las de orden patrimonial, como son la de
prestar efectivamente los servicios para el trabajador y la de pagar por ellos la remuneración convenida para el empleador; pero
también las de orden no patrimonial, que según ya hemos señalado comprenden el deber de seguridad del empleador. El irrestricto
cumplimiento de este deber, como elemento esencial emanado de la naturaleza del contrato de trabajo, impregna el ejercicio del poder
de dirección del empleador, para limitarlo, pues éste al organizar el trabajo al interior de la empresa deberá atender a las medidas
preventivas que sean eficaces a fin de no crear situaciones que puedan afectar la vida y la salud del trabajador.

En esta dimensión del poder de dirección, el empleador adoptará medidas y establecerá procedimientos de trabajo que, imbuidos de
un carácter preventivo, resultan obligatorios para el trabajador en virtud de la subordinación jurídica a que se encuentra sometido
mientras se encuentre vigente el contrato de trabajo. Configurado así el deber de seguridad del trabajador, lo obliga a poner en ejercicio
los procedimientos de trabajo seguro que le indique el empleador y a utilizar correctamente los elementos de protección personal. Y en
caso que no cumpla con estas obligaciones, nace la posibilidad de aplicarle sanciones, que estarán constituidas por aquellas señaladas
en el Reglamento Interno de Higiene y Seguridad vigente en la empresa.

En el D.S. Nº 40 de 1969, del MTPS, sobre Reglamento de Prevención de Riesgos Profesionales, en donde a propósito del
contenido del Reglamento Interno de Higiene y Seguridad se indica en el capítulo de obligaciones, que este instrumento debe
comprender normas sobre el uso correcto y cuidado de los elementos o dispositivos de protección personal, la obligación de dar cuenta
de síntomas de enfermedad profesional o accidentes, cooperar en la investigación de accidentes, comunicar desperfectos que afecten
la seguridad personal, acatar normas internas sobre métodos de trabajo u operaciones o medidas de higiene y seguridad, participación
en prevención de riesgos de capataces, jefes de cuadrillas, supervisores, jefes de turno o sección y otras personas responsables.
También se establece la enumeración de actos o acciones no permitidos por envolver riesgos, como trabajar bajo influencia del alcohol,
retirar o dejar inoperantes elementos o dispositivos de seguridad e higiene instalados por la empresa, destruir o deteriorar material de
propaganda visual o de otro tipo destinado a la promoción de la prevención de riesgos, operar o intervenir maquinarias o equipo sin
autorización, desentenderse de normas o instrucciones de ejecución o de higiene y seguridad impartidas para un trabajo dado
(artículos 18 y 19).

En casos calificados, será procedente una causal de despido, como la contemplada en el artículo 160 Nº 5 del Código del Trabajo,
esto es, por incurrir en "actos, omisiones o imprudencias temerarias que afecten a la seguridad o al funcionamiento del establecimiento,
a la seguridad o a la actividad de los trabajadores, o a la salud de éstos".

Creemos que esta es la correcta manera de entender el deber de seguridad del trabajador, a partir de las normas legales y
reglamentarias vigentes que inciden en la materia en análisis, pues de no ser así, se tornaría ilusorio el cumplimiento del artículo 184
del Código del Trabajo para el empleador, al sujetarse el cumplimiento de su deber de seguridad a la sola voluntad del trabajador.

La norma contenida en el artículo 70 de la ley Nº 16.744, en cuanto hace procedente la aplicación de una multa al trabajador que
sufra un accidente del trabajo por su negligencia inexcusable, no altera lo señalado, por cuanto se trata de una norma inserta dentro del
seguro social regulado por dicha ley, diseñado en base a un sistema de responsabilidad objetiva a los efectos de la cobertura de la
seguridad social, vale decir, irrenunciable y que da lugar por el solo hecho de ocurrir un accidente del trabajo o diagnosticarse una
enfermedad profesional, a las prestaciones que el sistema contempla, sin atender a criterios de culpa de ninguna de las partes
intervinientes en la relación de trabajo, quedando sólo excluidos de la cobertura los infortunios causados por fuerza mayor extraña o
intencionalmente por la víctima según refiere el artículo 5º de la ley Nº 16.744.

Con todo, estimamos que estas disposiciones son insuficientes para regular lo que venimos explicando, esto es, el deber de
seguridad entendido desde la perspectiva de los trabajadores, ya que su contenido detallado puede no figurar en los reglamentos
internos de los empleadores, siendo estos últimos quienes definen su contenido, o bien dicho contenido no siempre será preciso y
determinado. Además, quedan fuera de estas reglas los trabajadores independientes, quienes también realizan actividades que pueden
significar riesgos para su seguridad y salud en el trabajo.

En un sentido promocional, este deber de seguridad debiera regularse a través de normas de rango legal que contemplen las
obligaciones correlativas de los trabajadores en forma precisa, independiente del estatuto por el que se rijan, de manera tal que se
proteja a los trabajadores dependientes del sector privado, sea que estos realicen su labor en el recinto del empleador o en un lugar
libremente elegido por ellos; a los funcionarios públicos, a los funcionarios municipales y a los trabajadores independientes.

4.3. Negativa del trabajador a la prestación de los servicios contratada

En algunos ordenamientos jurídicos comparados se contempla de manera expresa el derecho del trabajador a no prestar los
servicios contratados, a negarse a realizarlos, cuando advierta que ello puede generar un riesgo concreto para su vida o salud, o la de
otros trabajadores.

En Chile no existen normas que así lo permitan, lo que no puede llevar a una interpretación errada del alcance de la subordinación o
dependencia del trabajador en relación con el poder de dirección del empleador, en términos de entender que por su solo mérito el
trabajador debe cumplir irrestrictamente y en toda situación con las órdenes que le imparta el empleador.

Ciertamente el trabajador debe cumplir con las órdenes e instrucciones que le imparta su empleador, las que están revestidas de una
presunción de legitimidad, de lo que deriva el deber del trabajador de obedecerlas, sin perjuicio de impugnarlas si las cree lesivas o
abusivas, pues de no ser así, tendríamos que convertir al trabajador en definidor de sus obligaciones27.

Integrando el sistema de normas vigente, es posible identificar dos instituciones que se constituyen en herramientas eficaces en
línea con lo que planteamos, esto es, el ius resistencia y la excepción del contrato no cumplido.

4.3.1. El ius resistencia

El poder de dirección revestido de la presunción de legitimidad que hemos comentado ha de entenderse con la salvedad de que en
la ejecución de la orden concurran circunstancias de peligro o riesgo grave y cierto para el trabajador, incluidas las que comporten un
menoscabo de la dignidad de las personas o, quizás, una variación total del trabajo y de las condiciones de su prestación.

Esta sería una manifestación del conocido ius resistencia, que autoriza al trabajador a resistir el cumplimiento de sus obligaciones
cuando ellas conllevan un objeto o causa ilícitos o contrarios a derecho, dentro de los que podemos situar los incumplimientos del
empleador al deber de seguridad, en un plano abstracto, vale decir, antes de la manifestación del riesgo laboral. En supuestos de
manifestación concreta del riesgo, nos parece más bien aplicable la excepción de contrato no cumplido que refieren Olea y Casas28, a
la que nos referimos a continuación.

4.3.2. La exceptio non adimpleti contractus

Siendo el contrato de trabajo de carácter bilateral, oneroso y conmutativo, ciertamente el incumplimiento por una de las partes de las
obligaciones contratadas nos ubica en el supuesto de aplicación de la exceptio non adimpleti contractus establecida en el artículo 1552
del Código Civil. La hipótesis de aplicación de este precepto en el tema que nos ocupa, se da respecto del empleador incumplidor de su
obligación de proteger eficazmente la vida y salud del trabajador —por ejemplo, al no proporcionar los elementos de protección
necesarios—, ante lo cual el trabajador quedaría liberado de su obligación de prestar los servicios contratados.

Del tenor del artículo 7º del Código del Trabajo surgen como elementos principales del contrato de trabajo aquellos de contenido
patrimonial, pues establece que el "contrato individual de trabajo es una convención por la cual el empleador y el trabajador se obligan
recíprocamente, éste a prestar servicios personales bajo dependencia y subordinación del primero, y aquél a pagar por estos servicios
una remuneración determinada", de manera que la prestación efectiva de los servicios es oponible al pago de la remuneración, y si ésta
no se entrega oportunamente, el trabajador podría quedar liberado de su deber de prestar los servicios contratados, sin perjuicio de su
derecho a ejercer otras vías, como es la del despido indirecto ante tal incumplimiento grave de obligaciones por parte del empleador. A
la inversa también opera la exceptio non adimpleti contractus, ya que si el trabajador no presta efectivamente sus servicios por una
causa que le es imputable, queda el empleador autorizado para no pagar la remuneración correspondiente.

Este equilibrio que resulta tan claro en el contenido patrimonial del contrato de trabajo es dudoso en el ámbito no patrimonial, que es
en el que se sitúa el deber de seguridad del empleador. No estando expresamente autorizado por el ordenamiento jurídico, no tenemos
certeza de que el trabajador pueda negarse a prestar los servicios contratados en un supuesto de peligro para su vida o salud.
Ciertamente que tendrá a su alcance la posibilidad de denunciar el incumplimiento ante los organismos fiscalizadores, para lo cual el
artículo 190 inciso segundo del Código del Trabajo lo autoriza expresamente, así como también las acciones indemnizatorias que
procedan en conformidad al derecho común si el peligro se hace efectivo y con ello deriva un daño para la vida y salud de los
trabajadores, pero creemos que el trabajador en el supuesto en análisis no podría excusarse de cumplir con los servicios contratados,
lo que representa un evidente vacío legal.

Para que ello fuese posible, la ley tendría que precisar que la obligación del empleador de garantizar al trabajador una protección
eficaz de su vida y su salud frente a los riesgos laborales, ha sido configurada legalmente como contrapartida de su obligación de
trabajar.29

J :

Nuestros tribunales se han referido innominadamente al deber de seguridad del trabajador, al conocer de asuntos en que se discutía
la responsabilidad civil del empleador:

a) "Barría Carmona, María Adelita con González Kettler, Pablo Alberto", rol Nº 2975-2006, Corte Suprema, 28 de agosto de 2007: se expresa
que el deber de vigilancia y cuidado consagrado en el artículo 184 del Código del Trabajo ha sido llevado al extremo, si se tiene en cuenta
que a los trabajadores les estaba expresamente prohibido subirse a este tipo de máquinas motorizadas que realizaban maniobras o trabajos
dentro del establecimiento, lo que constaba en el Reglamento de Higiene y Seguridad, que fue recibido por la víctima. Se ha aplicado
incorrectamente dicho precepto, por cuanto las medidas que requiere del empleador para proteger la vida y la salud de los trabajadores
aparecen adoptadas por el demandado, no pudiendo exigirse medidas que contemplan e impidan conductas que van contra la normal
ocurrencia de los sucesos, como lo constituye el transportarse en una pisadera de un tractor; los acontecimientos ocurridos, sólo son
imputables a quien, contraviniendo órdenes expresas, incurre en un comportamiento que además es contrario a lo normal.

b) "Orellana Cataldo César David con Hormigones Transex Ltda.", rol Nº 7739-2011, Corte Suprema, 6 de julio de 2012: la obligación del artículo
184 del Código del Trabajo debe entenderse en el marco del desarrollo de la labor para la cual fue contratado el trabajador dentro de la
racionalidad necesaria a las respectivas funciones. En el caso, ha quedado asentado que el dependiente el día del accidente de motu proprio
decidió atravesar por la pasarela improvisada por los trabajadores de la cuadrilla que trabajaban el hormigón en la losa, existiendo otras
alternativas seguras para trasladarse entre los departamentos, es decir, actuó con negligencia en el desempeño de sus tareas, sin que, en
ese aspecto, pudiera exigirse al empleador una conducta determinada.

c) "Administradora de Supermercados Hiper Ltda. con Pasmiño Palma Carlos", rol Nº 1559-2013, Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de abril
de 2014: en voto de minoría del Ministro Juan Cristóbal Mera se indica que la sentencia ha establecido los hechos, pudiendo concluirse que
el accidente que provocó la lesión del demandante se debió a que éste cargaba una caja que contenía carne, dejando en la parte superior de
dicho bulto un cuchillo que se deslizó, cayó y le produjo un corte en su mano izquierda. Si esos son los hechos, ninguna responsabilidad
podrá tener la empresa demandada, desde que el resultado dañoso se ha debido a la negligencia del propio trabajador y no a una infracción
al deber de seguridad que tiene el empleador respecto de sus trabajadores contemplada en el artículo 184 del Código del Trabajo. Está
probado que el trabajador tenía los elementos de seguridad y el entrenamiento necesario para efectuar su labor de maestro carnicero, y en
realidad no se necesita entrenamiento alguno para saber que si se carga una caja y se deja en su parte superior un cuchillo afilado éste
puede deslizarse, caer y provocar una herida más o menos grave. Se trata de exigir el propio cuidado razonable que cualquier persona
normal se prodigaría.

10G G , Amparo, "La organización del trabajo en la empresa (II). El deber de protección del empresario", en Derecho del Trabajo, Editorial
Thomson Aranzadi, Navarra, tercera edición, 2007, p. 408.

11A O , Manuel y C B , María Emilia, Derecho del Trabajo, Thomson Reuters, Madrid, vigésimo sexta edición, revisada, 2009, p. 527.

12T , William y N , Patricio, Manual de Derecho del Trabajo, Tomo II, Editorial Jurídica de Chile, primera edición, 1980, pp. 318-343.

13El principio de la buena fe en el cumplimiento del contrato de trabajo es para nosotros el fundamento esencial del contenido no patrimonial del contrato de
trabajo. No es admisible seguir utilizando conceptos tales como la "fidelidad" y la "obediencia" como correlatos de la subordinación del trabajador, los que se
encuentran ampliamente superados por la dogmática comparada y también por los ordenamientos jurídicos con la vigencia de los derechos fundamentales del
trabajador en la relación de trabajo.

14N G , Cayetano, Marco Normativo Chileno de la Prevención de Riesgos Laborales, Editorial Librotecnia, Santiago, Chile, 1ª edición, 2013, p. 36.

15N G , Cayetano, op. cit., p. 55.


16La Ley Nº 31/1995 sobre Prevención de Riesgos Laborales regula en España en un solo cuerpo normativo las reglas básicas de promoción y cuidado de la
seguridad y salud en el trabajo, que son obligatorias para las entidades empleadoras del sector privado y también para el sector público.

17O yC , op. cit., p. 528.

18A , Mario E., "Tratado de Derecho del Trabajo", Tomo VI-A, Riesgos del Trabajo, Obligación de Seguridad, Accidentes y Enfermedades Inculpables,
Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, segunda edición ampliada y actualizada, 2013, pp. 59-60.

19T yN , op. cit., pp. 327-328.

20R M , Irene, Manual de Derecho del Trabajo, Editorial LexisNexis, Chile, 2004, pp. 173-174.

21L F , Gabriela, "El derecho de los trabajadores a la seguridad y salud en el trabajo como derecho fundamental", en Cincuenta años de la
Sociedad Chilena de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social: Homenaje, LegalPublishing, Santiago, 2011, p. 349.

22B G , Jorge, "La culpa de la víctima en los accidentes del trabajo: dogmática y jurisprudencia chilenas" en Cuadernos de Extensión Jurídica
(U. de los Andes) Nº 20, 2011, pp. 147-181.

23B B , Enrique, Tratado de Responsabilidad Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, 2006, pp.704-706.

24R , op. cit., p. 174.

25Artículo 244 del Código del Trabajo de 1931 establecía: "El patrón o empresario está obligado a tomar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de sus obreros y empleados. / Para este efecto deberá proceder, dentro del plazo que fije la Inspección General del Trabajo y de
acuerdo con las disposiciones que determine el Reglamento, a introducir, por su cuenta, todas aquellas medidas de higiene y seguridad en los locales del trabajo y
de salubridad convenientes a las viviendas de las empresas, industrias y faenas en general./ Deberá, asimismo, disponer de los elementos de protección
necesarios para prestar, en caso de accidente de sus obreros o empleados, oportuna y adecuada atención médica, farmacéutica y hospitalaria".

26B , op. cit., pp. 704-705.

27O yC , op. cit., p. 512.

28O yC , op. cit., p. 513.

29Véase en este sentido M H , María Luisa, "El derecho de los trabajadores a la seguridad y salud en el trabajo", Consejo Económico y Social,
Madrid España, 1ª edición, 2006, p. 348.
C II L Nº 16.744

Chile ha sido pionero en Latinoamérica en la protección social de los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales. La
primera norma de rango legal es del año 1916, con la aprobación de la ley Nº 3.170 que, consagrando la Teoría del Riesgo Profesional,
hacía responsable al empleador por los accidentes del trabajo que sufrieran sus dependientes, cuyos daños debían ser reparados
conforme a las reglas del derecho común. Más tarde, la ley Nº 4.055 de 1924 sumó a esta protección a las enfermedades profesionales
y así pasó al artículo 254 del Código del Trabajo de 1931.

El seguro social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que hoy conocemos, fue establecido por la ley
Nº 16.744 en el año 1968 y tuvo como fundamento la Teoría del Riesgo Social, conforme a la cual los riesgos laborales y su
actualización, con los consiguientes daños en la salud de los trabajadores, debían ser protegidos por toda la sociedad, organizada
políticamente a través del Estado y su sistema de seguridad social.

Dejó atrás el sistema de reparación conforme a parámetros civilistas, en donde se requería culpa o dolo del causante de los daños
como condición para obtener alguna prestación. También incorporó a los accidentes de trayecto, que hasta la fecha no tenían una
protección especial.

De esta forma, el régimen de seguro social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales protege, desde el año 1968 a
la fecha, a los accidentes del trabajo, las enfermedades profesionales y los accidentes de trayecto, además de ciertas figuras
relacionadas, las que es importante comprender porque son la puerta de entrada a las prestaciones del régimen, y como corolario de
ello, facilitan las acciones que en sede judicial buscan una mayor reparación.

Nos avocaremos entonces a la tipicidad de las contingencias cubiertas por el seguro social que nos ocupa y los inconvenientes que
ello presenta en la práctica.
1. El Accidente del Trabajo
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
1. El Accidente del Trabajo

1. E A T

1.1. Definición legal y elementos

El artículo 5º inciso primero de la ley Nº 16.744 establece: "Para los efectos de esta ley se entiende por accidente del trabajo toda
lesión que una persona sufra a causa o con ocasión del trabajo, y que le produzca incapacidad o muerte".

Surgen de esta definición legal los siguientes elementos esenciales:

a. Existencia de una lesión: que podrá ser física o psicológica. En el caso de la lesión física, se incluye la pérdida de órganos o
partes artificiales que sustituyen a los naturales y ejercen sus funciones, por disposición expresa del artículo 8º del D.S. Nº 101 de
1968, MTPS.

b. Una relación de causalidad entre la lesión sufrida y el trabajo realizado por la persona: la que puede ser directa o indirecta, pero
en todo caso indubitable. Será directa cuando el trabajo realizado por la persona es el agente causante de la lesión, como por ejemplo
el corte con una máquina fresadora, o la descarga eléctrica en una instalación de luminarias; e indirecta, cuando es el entorno de la
actividad laborativa el que produce el riego y la lesión, siendo el caso de quien al consumir la colación proporcionada en el casino del
empleador resulta con una intoxicación, o del vendedor de multitienda que al subir por las escaleras de acceso a su puesto de trabajo
resbala y cae.

Sobre esta distinción, debemos señalar que no tiene implicancias para los efectos de las prestaciones que el seguro social ofrece, ni
en las estadísticas de tiempo perdido para la determinación de la cotización adicional que financia el sistema, sino más bien para fines
de prevención de riesgos, porque naturalmente las medidas que indicará el experto en prevención no son las mismas en uno u otro
caso.

Un episodio del azar o de causa congénita que se desencadene con el trabajo no necesariamente dará lugar a un accidente del
trabajo, por la falta de nexo causal, en el entendido que un infarto cardíaco, por ejemplo, igualmente le habría sobrevenido al trabajador
en su lugar de trabajo, en la vía pública o donde se encontrara el día que sobrevino.

Con el tiempo se ha producido una flexibilización de la causalidad indirecta que explicamos, en una tendencia expansiva,
incorporando situaciones que no derivan propiamente de la actividad de la empresa sino más bien forman parte de los riesgos
ambientales o sociales, como el caso de los asaltos con resultados de lesiones, cuestión en que incide bastante la probabilidad de que
en tal o cual puesto de trabajo pueda llegar a producirse el accidente que se califica.

En la misma línea flexibilizadora, hay tareas que ejecuta un trabajador en cumplimiento de órdenes del empleador o bien que van en
su directo beneficio, y que son distintas a aquellas para las cuales fue contratado. De ocurrir un accidente en el desarrollo de estas
tareas, igualmente corresponde brindar la cobertura del sistema de seguro social por accidentes del trabajo, atento el principio de
primacía de la realidad y el carácter consensual del contrato de trabajo.

c. Un resultado incapacitante para realizar el trabajo: con este requisito se pide que el trabajador como consecuencia del accidente
resulte con dificultades para realizar su trabajo, en términos normales y como lo venía realizando antes del accidente, aunque sea de
carácter leve, no siendo preciso una incapacidad permanente, es decir, una invalidez.

Además, la incapacidad es para realizar el trabajo que venía realizando y no en términos generales, de manera que hay que calificar
en cada caso si existe o no incapacidad para realizar el trabajo contratado. No hay un resultado incapacitante, por ejemplo, en un
tropiezo en las escaleras de acceso al trabajo, en que hay una caída pero sin lesión.

Es habitual la confusión entre accidente sin resultado incapacitante y accidente "sin tiempo perdido", entendido este último como el
que no tiene indicación de reposo médico para el trabajador y, por tanto, no se refleja en las tasas de siniestralidad de la entidad
empleadora. No son conceptos equivalentes, ya que un accidente del trabajo propiamente tal —porque generó un resultado
incapacitante para el trabajador— podrá no registrar tiempo perdido si ocurrió al término de la jornada semanal de trabajo, y el médico
tratante estima que al reanudarse la semana laboral el trabajador estará en condiciones de volver a sus labores.

Hay en la experiencia algunos inconvenientes para calificar accidentes del trabajo en que surgen como consecuencia enfermedades
o defectos padecidos con anterioridad por el trabajador, o que se agravan como consecuencia del accidente. También cuando las
lesiones resultantes del accidente son de difícil tratamiento o lo alargan por la existencia de enfermedades intercurrentes (diabetes, por
ejemplo). En estos casos se discuten en torno al concepto de lesión y su relación causal con el trabajo.

La importancia de los tres elementos estudiados es enorme, desde que en Chile no se presume por la ley que sean constitutivos de
accidentes del trabajo las lesiones que sufra un trabajador durante el trabajo y en el lugar de trabajo, como ocurre en modelos
comparados.30De allí la utilidad de entender a cabalidad el alcance de los requisitos exigidos por la norma, a fin de conducir
adecuadamente la cobertura de la seguridad social cuando corresponda, lo que el sistema entiende que corresponde en primer término
al empleador, porque es el obligado a extender el documento denominado Denuncia Individual de Accidente del Trabajo (DIAT), que en
los hechos representa una declaración jurada que suscribe el empleador, acerca de las circunstancias en que el hecho ocurrió, la que
en todo caso tiene el alcance de una presunción de veracidad, como ocurría antes de la modificación al D.S. Nº 101 del año 2006.31

1.2. La protección en el extranjero

Tempranamente la ley Nº 16.744 consideró el caso de trabajadores que deben viajar al extranjero por motivos laborales, supuesto
regulado en el artículo 50 del D.S. Nº 101 de 1968, MTPS, al establecer un caso de excepción al principio de vigencia de las normas
sobre el derecho de seguridad social solo en territorio chileno. Así, señala que las prestaciones médicas de urgencia recibidas en el
extranjero por accidentes del trabajo ocurridos fuera del país, deberán ser canceladas por el empleador en su oportunidad, quien podrá
solicitar su reembolso en moneda nacional al organismo administrador respectivo; en este caso deben presentarse las facturas
correspondientes con la certificación del cónsul chileno en que conste la efectividad del accidente y que el gasto efectuado está dentro
de las tarifas habituales de los servicios de salud del país de que se trate.

J :

a) Procede otorgar la cobertura del seguro social contra Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, a aquellos trabajadores que
encontrándose en el extranjero sufren un siniestro, cuando concurren los siguientes presupuestos: que se encuentren en comisión de
servicios, con contrato de trabajo celebrado en Chile vigente, con sus cotizaciones al día y se haya probado la relación de causalidad entre la
lesión y el trabajo efectuado (ordinario Nº 11704 de 6 de abril de 2000, Superintendencia de Seguridad Social).

b) Procede otorgar las prestaciones por supervivencia de la ley Nº 16.744 a las familias sobrevivientes de dos brigadistas forestales chilenos que
fallecieron en un incendio de esa naturaleza en Portugal (ordinario Nº 2.419 de 21 de enero de 2004, Superintendencia de Seguridad Social).

c) La cobertura en el extranjero del seguro social contra riesgos profesionales, supone siempre la existencia de un vínculo de causalidad al
menos indirecto, entre la dolencia causante de la incapacidad o muerte y el quehacer laboral de la víctima. De ese modo, su ámbito de
acción es acotado y no es extensible a las contingencias carentes de tal relación, como puede ser una enfermedad común que sobreviene al
funcionario durante el cumplimiento de su cometido. Dicha cobertura se concretiza vía reembolso del valor de las prestaciones médicas
obtenidas en el extranjero, pero solo de aquellas que sean pertinentes en razón de la urgencia del cuadro clínico que deriva de un accidente
laboral. Ellas deben ser solventadas por el empleador, quien deberá luego requerir su devolución al organismo administrador que
corresponda. (Ordinario Nº 40.573 de 22 de junio de 2007, Contraloría General de la República).

30En el caso español, artículo 115.3 de la Ley General de Seguridad Social.

31El D.S. Nº 101 de 1968, MTPS lo establece en su artículo 73 letra h: "La persona natural o la entidad empleadora que formula la denuncia será responsable
de la veracidad e integridad de los hechos y circunstancias que se señalan en dicha denuncia".
2. El accidente del trabajo de Dirigentes Sindicales
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
2. El accidente del trabajo de Dirigentes Sindicales

2. E D S

El artículo 5º, inciso cuarto, de la ley Nº 16.744 señala: "Se consideraran también accidentes del trabajo los sufridos por dirigentes de
instituciones sindicales a causa o con ocasión del desempeño de sus cometidos gremiales.".

Entendiendo el legislador que el dirigente de una organización sindical en ocasiones realiza actividades no comprendidas en su
contrato de trabajo pero que tienen una vinculación innegable con la actividad laboral, en tanto la acción sindical se orienta a sus
representados, expresamente se ha extendido la protección del seguro social de la ley Nº 16.744 a este supuesto.

Así, el D.S. Nº 101 de 1968 del MTPS, aclara en su artículo 9º que las expresiones a causa o con ocasión del desempeño de sus
cometidos gremiales comprenden no sólo los accidentes ocurridos durante la faena y en el sitio en que ella o las actuaciones sindicales
se realizaban, sino también los acaecidos antes o después, fuera de dichos lugares, pero directamente relacionados o motivados por
las labores gremiales que el dirigente va a cumplir o ha cumplido.

Deben estimarse comprendidos, en consecuencia, los accidentes que sufran al acudir a una audiencia en las Inspecciones del
Trabajo en representación de los intereses de sus asociados, o bien participando en una asamblea gremial.

J :

a) En actividades deportivas: Los infortunios acaecidos en el marco de actividades organizadas por la entidad empleadora, sean de carácter
deportivo, cultural u otros similares, pueden ser considerados como accidentes del trabajo porque muchas actividades de festejo que se
realizan en una empresa tienen una absoluta conexión con el trabajo, ya que ellas pueden y deben estimarse como necesarias para el logro
de los objetivos que el empleador persigue, para lo cual es menester una relación laboral fluida y armónica (ordinario Nº 24.336 de 21 de
abril de 2014, Superintendencia de Seguridad Social).

b) Lesiones autoprovocadas: No constituyen accidentes del trabajo, atendido lo previsto en el inciso cuarto del artículo 5º de la ley Nº 16.744 y
solo dan derecho a prestaciones médicas conforme a lo establecido en el artículo 29 de este cuerpo legal. (Ordinario Nº 528 de 5 de enero
de 1999, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Bromas en el trabajo: La víctima de una broma producto de la cual resulta accidentado en el trabajo tiene derecho a la cobertura de la ley
Nº 16.744, no así el causante de ella, aunque resulte lesionado. (Ordinario Nº 8.029 de 24 de marzo de 2003, Superintendencia de
Seguridad Social).

d) Brigadas de incendio: Si en el contrato de trabajo se estipula que la participación en las brigadas de incendio de la empresa es una obligación
del trabajador, las lesiones que este pueda sufrir en el cumplimiento de tales tareas debe ser considerado como accidente del trabajo.
(Ordinario Nº 25 de 3 de enero de 1990, Superintendencia de Seguridad Social).

e) Campamentos mineros: A partir del artículo 5º del D.S. Nº 132 de 2002 del Ministerio de Minería, sobre Reglamento de Seguridad Minera, se
ha estimado que los campamentos mineros tienen como propósito prestar el apoyo necesario para asegurar el funcionamiento de la actividad
minera, entendiéndose por lo mismo que los lugares de descanso y las instalaciones habitacionales que allí existan son comprensivos del
concepto. Por ello, el accidente ocurrido entre la habitación del trabajador y la barrera de entrada de la faena y entre esta barrera y la salida
del campamento deben ser considerados accidentes de trayecto; el accidente que ocurra en los desplazamientos entre los camarotes y el
frente de trabajo y viceversa es un accidente con ocasión del trabajo; el accidente entre los camarotes y los casinos, y entre estos y los
camarotes, deben ser considerados como accidentes con ocasión del trabajo. (Ordinarios Nºs. 8.762 de 2 de septiembre de 1993, 8.950 de
12 de agosto de 1994, 1.1574 de 18 de octubre de 1994, 12.532 de 27 de noviembre de 1995, 12.715 de 5 de diciembre de 1995, 3.005 de 7
de octubre de 1999, 3.387 de 31 de enero de 2003, 38.506 de 13 de octubre de 2003, 41.839 de 2003, Superintendencia de Seguridad
Social).

f) En hora de colación: Los accidentes que sufran los trabajadores durante su hora de colación deben considerarse como accidentes con
ocasión del trabajo, siempre que el empleador sea quien dispone el alimento en sus propias dependencias, a menos que el hecho ocurra en
el trayecto de ida o de regreso entre el lugar de trabajo y la habitación, caso en el cual constituirá un accidente de trayecto. (Ordinarios
Nºs. 4.115 de 10 de febrero de 2003, 6.769 de 11 de marzo de 2003, Superintendencia de Seguridad Social). Las intoxicaciones masivas
provocadas por alimentos proporcionados por el empleador se consideran accidentes del trabajo. (Ordinario Nº 37.034 de 28 de agosto de
2002, Superintendencia de Seguridad Social). El cumplimiento de una necesidad fisiológica como es la de almorzar, comprar una bebida o
tomar algún alimento en medio de la jornada de trabajo no rompe, a efectos de protección, la relación laboral durante el tiempo que haya de
emplearse en atenderla, ya que al momento de accidentarse la conducta de la víctima está determinada por la circunstancia de haber estado
trabajando para su empleador y con el ánimo de reanudar sus labores, por lo que no podría sostenerse que fuese ajena en absoluto a dicho
trabajo. (Ordinario Nº 80.728 de 23 de diciembre de 2012, Superintendencia de Seguridad Social)

g) En comisión de servicios: Es accidente con ocasión del trabajo el que sufre el trabajador que se desempeña como auditor, cuando se
desplaza desde su habitación en Santiago a un hotel en Concepción, lugar en el que descansaría y dejaría su equipaje para empezar luego
sus labores en la zona, pues su conducta está determinada por su cometido laboral. (Ordinario Nº 47.187 de 15 de diciembre de 2003),
Superintendencia de Seguridad Social).
h) Al ir a control médico: Si el trabajador debe asistir a control médico a raíz de un accidente del trabajo ocurrido con anterioridad y se lesiona
nuevamente, el hecho debe considerarse como un accidente con ocasión del trabajo; sin embargo, los días perdidos a consecuencia de este
nuevo accidente laboral no deben ser considerados en la tasa de siniestralidad de la empresa. (Ordinarios Nºs. 5.043 de 20 de febrero de
2003 y 11.323 de 15 de abril de 2003, Superintendencia de Seguridad Social).

i) Picaduras de insectos: Las sufridas en el lugar de trabajo deben ser consideradas como accidentes del trabajo, aun cuando dichos insectos no
formen parte del medio ambiente del trabajo, como el caso de la picada de araña a un trabajador de un hospital, cuestión que debe ser
acreditada. No así en el caso que los insectos formen parte del riesgo a que está expuesto el trabajador por su quehacer laboral, como es el
caso de la apicultura o la cosecha de trigo. (Ordinario Nº 465 de 19 de enero de 1989, Superintendencia de Seguridad Social).

j) Actividades sindicales: El siniestro que en su calidad de dirigente sindical sufriera cuando visitaba el recinto de la entidad empleadora, ubicado
en Puerto Montt, al ser agredido por un grupo de trabajadores quienes, primero lo insultan y luego proceden a golpearlo con objetos
contundentes que le provocan diversas lesiones, es un accidente del trabajo. La cobertura de la ley Nº 16744 se ha establecido en un sentido
amplio, por cuanto, se hace extensivo el aludido seguro social no solo a los siniestros acaecidos dentro de la jornada de trabajo, sino a todo
infortunio que se relacione con las labores gremiales que deba realizar el dirigente afectado. (Ordinario Nº 79.175 de 16 de diciembre de
2013, Superintendencia de Seguridad Social).

k) Actividad particular en lugar de trabajo: Los trabajadores pueden hacer uso de las piscinas, toboganes y juegos del recinto del empleador
fuera de su jornada laboral, cuando son autorizados por su jefatura. Al momento de accidentarse el trabajador estaba realizando una
actividad particular dentro de su jornada de trabajo que no tiene ninguna relación con sus tareas en el parque acuático en el que las ejerce.
(Ordinario Nº 34.983 de 4 de junio de 2014, Superintendencia de Seguridad Social).

l) Enfermedad común en lugar de trabajo: En el caso de enfermedades comunes que afectan a un trabajador en momentos en que se encuentre
prestando sus funciones, debe calificarse como de origen laboral, siempre que tengan por causa los riesgos inherentes al quehacer laboral
de la víctima. En este caso, fue el factor trabajo, constituido por la máquina en que trabajaba, junto a las características del terreno, los que
determinaron la caída del trabajador, incluso para el caso en que haya sufrido un ataque de epilepsia. (Ordinario Nº 67.611 de 24 de octubre
de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).
3. Casos exceptuados del tipo genérico del accidente del trabajo
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
3. Casos exceptuados del tipo genérico del accidente del trabajo

3. C

El inciso final del artículo 5º de la ley Nº 16.744 indica que se exceptúan de la calificación como accidente del trabajo o de trayecto
"los accidentes debidos a fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo y los producidos intencionalmente por la
víctima. La prueba de las excepciones corresponderá al organismo administrador.".

Surgen, por tanto, dos excepciones expresamente contempladas:

3.1. El accidente debido a fuerza mayor extraña


sin relación con el trabajo

En este caso, los consejos de los organismos administradores pueden otorgar el derecho al goce de los beneficios establecidos en la
ley Nº 16.744, si afectar al afiliado en razón de su necesidad de residir o desempeñar sus labores en el lugar del siniestro, según el
artículo 6º.

Debe mencionarse acá el "Caso del Alfalfal" ocurrido el 29 de noviembre de 1987 en la localidad de Alfalfal, Cajón del Río Colorado
y Río Olivares, Región Metropolitana, donde un aluvión de barro, piedras y aguanieve se desplazó a una velocidad estimada de 30 a 40
kilómetros por hora alcanzando una altura de 20 metros, lo que sepultó a su paso a una gran cantidad de trabajadores que en ese
momento se desempeñaban en las obras y campamentos que, por cuenta de Chilgener S.A., construían una central hidroeléctrica. La
Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción calificó el hecho como un accidente debido a fuerza mayor extraña que
no tiene relación con el trabajo, criterio confirmado por la Suseso a través de su ordinario Nº 5.328 de 1988. Al no conformarse con esta
calificación, las familias de las 37 personas fallecidas la discutieron en la sede judicial laboral, en una época en que no existía norma de
competencia absoluta en relación a la materia para dichos tribunales32, discusión que tuvo lugar en la causa rol Nº 43985-1992 del
Tercer Juzgado del Trabajo de Santiago, y que reconociendo el carácter laboral de este accidente, concedió sendas indemnizaciones
civiles por lucro cesante y daño moral.

Un ejemplo más reciente se vincula con un terremoto ocurrido en Aysén en el año 2007, que provocó marejadas que golpearon a un
trabajador de un centro de cultivo, siendo calificado el hecho como un accidente con ocasión del trabajo por el ordinario Nº 35.519 de
2010 de la Suseso, en atención a que si bien puede estimarse que el accidente se produjo como consecuencia de una fuerza mayor,
constituida por un hecho de la naturaleza, la víctima se encontraba en el lugar de los hechos precisamente por su actividad de
trabajador acuícola, tomando su colación con la intención de iniciar nuevamente sus labores, resultando incuestionable que el trabajo
puso en contacto al afectado con los hechos que provocaron sus lesiones.

Similar criterio adoptó la Suseso en el ordinario Nº 40.326 de 2010, con motivo del terremoto que afectó a Chile en febrero del año
2010, en que señaló en un caso concreto que si bien el accidente se produjo como consecuencia de una fuerza mayor, constituida por
la acción de un hecho de la naturaleza, la víctima se encontraba en el lugar de los hechos (su lugar de trabajo) cumpliendo su quehacer
laboral; de esta manera, resulta incuestionable que el trabajo puso en contacto al afectado con los hechos que en definitiva provocaron
su muerte, pues fue precisamente su lugar de trabajo el que la expuso al riesgo de ser aplastado por las maderas, por lo que la fuerza
mayor no puede considerarse ajena al trabajo.

3.2. El accidente producido intencionalmente por la víctima

El supuesto de operación es el de la existencia de dolo en la víctima del accidente, elemento subjetivo difícil de acreditar, en tanto el
organismo administrador no cuenta regularmente con antecedentes que permitan así establecerlo.

Sobre la intencionalidad de la víctima, debe además tenerse en cuenta que el Principio Protector que inspira el Derecho del Trabajo
y que por derivación impregna al Derecho de la Seguridad Social, impide privar de los beneficios del seguro social de la ley Nº 16.744 a
trabajadores que por su culpa o dolo provocan su propio accidente, y sólo se establece la posibilidad de aplicar una multa, acorde con
el reglamento interno de la empresa, previa declaración del Comité Paritario de Higiene y Seguridad, en orden a que medió negligencia
inexcusable, esto es, asociada a un criterio de culpa, negligencia que se puede explicar en la confianza que el trabajo inspira por su
ejercicio habitual, sin advertir los riesgos.

Así lo ha reconocido la Suseso a través de sus dictámenes, en los que ha manifestado que las únicas eximentes a la cobertura que
establece el inciso último del artículo 5º de la ley Nº 16.744 son la fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo y la
intencionalidad de la víctima, de manera que corresponde calificar como laboral el accidente que sufrió un trabajador cuando realizaba
una acción destinada a seguir cumpliendo sus labores para su empleadora, por muy imprudente que esa acción fuera.33

Con todo, las víctimas de un accidente ocasionado por fuerza mayor extraña que no tenga relación alguna con el trabajo o producido
intencionalmente por ellas, sólo tendrán derecho a las prestaciones médicas señaladas en el artículo 29 de la ley Nº 17.644 y no a las
prestaciones económicas que el sistema contempla, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 50 del D.S. Nº 101.
32La letra f) del artículo 420 del Código del Trabajo que hoy rige fue incorporada con posterioridad a este lamentable accidente por la ley Nº 19.447 (D. O. de 8
de febrero de 1996).

33Véase el ordinario Nº 22.009 de 9 de abril de 2014 y el ordinario Nº 34.957 de 4 de junio de 2014, de la Superintendencia de Seguridad Social.
4. El accidente por robo, asalto u otra forma de violencia delictual
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Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
4. El accidente por robo, asalto u otra forma de violencia delictual

4. E ,

Aunque poco conocida, la ley Nº 19.303 estableció en su artículo 14 que "Los daños físicos o síquicos que sufran los trabajadores de
las empresas, entidades o establecimientos que sean objeto de robo, asalto u otra forma de violencia delictual, a causa o con ocasión
del trabajo, son accidentes del trabajo, sujetos a las normas de la ley Nº 16.744".34

34La ley Nº 19.303 fue publicada en el D. O. de 13.04.1994. Su Reglamento se contiene en el D.S. Nº 1.772 de 1994 del Ministerio del Interior.
5. El Accidente de Trayecto
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
5. El Accidente de Trayecto

5. E A T

5.1. Definición legal y elementos

El artículo 5º, inciso segundo, de la ley Nº 16.744 establece que "Son también accidentes del trabajo los ocurridos en el trayecto
directo, de ida o de regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo, y aquellos que ocurran en el trayecto directo entre dos lugares de
trabajo, aunque correspondan a distintos empleadores.".

Este concepto vuelve a aparecer en el artículo 7º del Reglamento contenido en el D.S. Nº 101 de 1968, MTPS, al establecer: "El
trayecto directo, a que se refiere el inciso 2º del artículo 5º de la ley, es el que se realiza entre la habitación y el lugar de trabajo, o
viceversa". El mismo precepto exige en su inciso segundo que "La circunstancia de haber ocurrido el accidente en el trayecto directo
deberá ser acreditada ante el respectivo organismo administrador mediante el correspondiente parte de carabineros u otros medios
igualmente fehacientes".

Elementos esenciales para la configuración de un accidente de trayecto:

a. Un trayecto directo, de ida o de regreso, entre la habitación y el lugar de trabajo: Sea de ida o de regreso, lo que debe acreditarse
ante el respectivo organismo administrador para los efectos de que se emita un pronunciamiento formal en torno a su calificación.
Proporcionan medios de prueba el trabajador, la entidad empleadora u otra persona interesada en esta calificación, pudiendo aportarse
cualquier medio "igualmente fehaciente", de lo que se sigue que no siendo posible obtener el correspondiente parte de Carabineros,
pueden entregarse otros antecedentes, sin atender a las exigencias probatorias del Código de Procedimiento Civil (como serían las
inhabilidades de testigos, forma de acompañar documentos, etc.), que a estos efectos no rigen, pues es trata de un procedimiento de
calificación que no es jurisdiccional.

b. La habitación: Para estos efectos se entiende como el lugar en donde el trabajador pernocta, como en el caso de un hotel cuando
el trabajador viaja en comisión de servicios.

c. El lugar de trabajo: Comprende el sitio completo de la faena, de modo tal que si un trabajador se accidenta en las escaleras
mecánicas de una multitienda de su empleador, aun cuando no haya arribado a su puesto específico de trabajo ya se encuentra fuera
del trayecto directo entre la habitación y el lugar de trabajo, y el suyo podrá constituir un accidente del trabajo.

d. Exclusión de accidentes en la habitación y en el lugar de trabajo: Parece obvio que siendo un accidente in itinere, quedan
excluidos de la figura aquellas situaciones ocurridas dentro de la habitación, pues constituyen accidentes domésticos, así como también
los ocurridos dentro del lugar de trabajo, ya que darán lugar al accidente del trabajo propiamente tal.

J :

a) Riesgos propios del desplazamiento: Cuando se dirigía desde su lugar de trabajo caminando hacia su habitación fue abordado, agredido y
amenazado de muerte por un sujeto conocido, que resultó ser el expololo de su actual polola, quedando lesionado. Este accidente es de
índole común, ya que no se trata de la exposición a un factor de riesgo propio de un desplazamiento en la vía pública, siendo de origen
externo vinculado a una situación de origen personal. (Ordinario Nº 82.065 de 11 de diciembre de 2014, Superintendencia de Seguridad
Social).

b) Lesión por largo recorrido: La lesión a los pies después de un largo recorrido entre el lugar de trabajo y la habitación, de 20 horas, se
considera accidente de trayecto. (Ordinario Nº 16.958 de 16 de agosto de 1997, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Interrupción y desviación de trayecto directo: No constituye una interrupción del trayecto directo exigido por el legislador cuando ello obedece
a la satisfacción de hábitos normales y necesidades personales del trabajador, como ir a dejar al hijo al jardín infantil o colegio, cuando
responde a necesidades reales y no al mero capricho, o bien cuando está motivada por una necesidad propia de la vida normal de una
persona, como ir a comprar pan a una panadería. (Ordinarios Nº 23.878 de 8 de julio de 2003, Nº 7.208 de 14 de marzo de 2003, Nº 45.544
de 4 de diciembre de 2001, Nº 81.920 de 11 de diciembre de 2014, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Antes de interrupción de trayecto directo: El accidente de tránsito que sufre trabajadora a la salida de su lugar de trabajo, cuando se dirigía a
buscar a su padre en dirección distinta a la que le correspondía hacia su habitación, pero antes de concretarse tal desviación, corresponde a
un accidente de trayecto. (Ordinario Nº 5.067 de 24 de enero de 2011, Superintendencia de Seguridad Social).

e) Lugar en que ocurre: El siniestro ocurrió en la escalera de cemento que se comunica con la puerta de su habitación, siendo la escalera parte
de la habitación ya que se encuentra en el antejardín del inmueble. El accidente de trayecto debe producirse dentro de los límites físicos del
recorrido entre la habitación y el lugar de trabajo, o bien dicho en otros términos, fuera de los límites territoriales externos tanto de la
habitación como del lugar de trabajo, de manera que los accidentes ocurridos dentro de la habitación serán considerados accidentes
comunes o domésticos. (Ordinario Nº 43.263 de 10 de julio de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).
f) Ebriedad del trabajador: El hecho que un trabajador se encuentre en estado de ebriedad o bajo la influencia del alcohol al momento de
accidentarse, no impide por sí mismo el otorgamiento de los beneficios de la ley Nº 16.744, comoquiera que las únicas excepciones para que
aquello sea procedente son la fuerza mayor extraña al trabajo o la intencionalidad de la víctima. (Ordinario Nº 76.569 de 4 de diciembre de
2013, Superintendencia de Seguridad Social).

g) Prueba del accidente: A falta de los medios de prueba que exige la normativa vigente, si la declaración circunstanciada del accidentado aporta
elementos que permitan verificar que el siniestro ocurrió en el trayecto directo que exige el artículo 5º de la ley Nº 16.744, tal declaración
puede llegar a constituir un elemento de prueba suficiente al efecto. (Ordinario Nº 14.893 de 10 de marzo de 2014, Superintendencia de
Seguridad Social).

h) Entre dos lugares de trabajo del mismo empleador: Al momento de accidentarse los afectados ya habían iniciado su jornada diaria de trabajo y
en tales circunstancias y después de cargar elementos de trabajo, se les instruye para que concurran a otro sitio a ejecutar una labor
programada. De este modo, se advierte que las labores son para el mismo empleador, por lo que no procede que reciba aplicación aquella
disposición que permite calificar como un accidente del trabajo en el trayecto, aquel que tiene lugar en el trayecto entre los sitios de trabajo de
dos empleadores distintos. (Ordinario Nº 79.397 de 27 de noviembre de 2014, Superintendencia de Seguridad Social).

5.2. Necesidad de revisión del modelo de protección

La calificación de un accidente como de trayecto o del trabajo no es neutra a los efectos de determinar las tasas de siniestralidad
efectiva de una entidad empleadora, que es la base de determinación de la cotización adicional diferenciada que le corresponde pagar.
Conforme al artículo 2º letra a) del D.S. Nº 67 de 1999, MTPS, se excluyen de la tasa de siniestralidad efectiva los accidentes de
trayecto, asumiendo que en general no es posible atribuir responsabilidad a la entidad empleadora en la generación de riesgos para sus
trabajadores, cuando estos acontecen camino al trabajo o de regreso a sus habitaciones.

La protección de estos accidentes no fue considerada en los comienzos de la seguridad social chilena, y tampoco tuvo un origen
jurisprudencial, como en caso español. Recién con la ley Nº 16.744 en el año 1968 se incorporan los accidentes in itinere a la protección
social, "con lo cual nuestra legislación se armoniza con lo prescrito en el Convenio Nº 121 de la Organización Internacional del Trabajo,
de 1964".35

Cabe hoy preguntarse por qué debe comprenderse como una especie de accidente del trabajo el in itinere, cuando en rigor se trata
de un acontecimiento que se encuentra fuera del espacio de riesgo creado por el empleador. Entendemos que en el origen de su
protección por la ley Nº 16.744 se tuviera en especial consideración dada la limitada cobertura que se ofrecía desde el régimen general
de seguridad social para los problemas de salud que enfrentaran los trabajadores, cuestión que hoy ha cambiado.

Nos parece que la cobertura del presente siglo para los accidentes in itinere debiese coincidir con el ámbito en que el empleador
debe dispensar seguridad a sus trabajadores, siendo este el valor agregado que un moderno sistema de seguridad y salud en el trabajo
puede ofrecer a los trabajadores. Y como contrapartida, el tiempo perdido por estos accidentes tendría que ser considerado para los
efectos de la cotización adicional diferenciada, lo que hoy no ocurre.

En sede judicial y atento el marco legal vigente, se ha fallado que el deber de seguridad del artículo 184 del Código del Trabajo no
alcanza a la entidad empleadora en caso de accidente de trayecto, cuando el trabajador no se encuentra desarrollando labores en su
lugar de trabajo, reconociendo esta ambigüedad del tipo en relación con lo que se busca proteger y prevenir.36

Estimamos que con la propuesta de revisión del modelo que hemos planteado sería posible revertir la tendencia apreciada en las
estadísticas, según las cuales mientras los accidentes del trabajo disminuyen, los accidentes de trayecto aumentan:

Gráfico Nº 1

Número de fallecidos y tasa de mortalidad por accidentes del trabajo y trayecto / Mutualidades 2006-2013
Fuente: Memoria Anual Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral año 2013, Suseso.

35Cámara de Diputados, Sesión 12ª, en martes 28 de junio de 1966, Historia de la ley Nº 16.744, Biblioteca Congreso Nacional.

36Corte de Apelaciones de Santiago, sentencia de 11 de septiembre de 2012, "Patricia Sánchez Castro con Comercializadora S.A. y Empresas Hites S.A.", Rol
Reforma Laboral Nº 407-2012.
6. El accidente entre dos lugares de trabajo
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
6. El accidente entre dos lugares de trabajo

6. E

El accidente entre dos lugares de trabajo fue introducido como figura especial dentro de los accidentes de trayecto en el año 200637,
pues contempla el caso de accidentes ocurridos entre dos lugares de trabajo de empleadores distintos, en que si bien no existe un
trayecto directo entre el lugar de trabajo y la habitación, indudablemente la persona se encuentra en un trayecto determinado por la
actividad laboral. Para estos efectos, se considera que el accidente dice relación con el trabajo al que se dirigía el trabajador al ocurrir,
lo que interesa para los efectos del organismo administrador obligado a otorgarle las prestaciones del sistema.

37Ley Nº 20.101, publicada en el Diario Oficial de 28 de abril de 2006.


7. La Enfermedad Profesional
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
7. La Enfermedad Profesional

7. L E P

7.1 Definición legal y elementos

El artículo 7º de la ley Nº 16.744 establece: "Es enfermedad profesional la causada de una manera directa por el ejercicio de la
profesión o el trabajo que realice una persona y que le produzca incapacidad o muerte".

De esta definición surgen los siguientes elementos esenciales:

a. Debe contraerse una enfermedad como consecuencia directa del trabajo realizado: No existe acá la posibilidad de una mediatez
causal, sino por el contrario, se exige que aun existiendo una multiplicidad de causas, la de origen laboral sea la principal y
determinante en la enfermedad, debiendo el riesgo respectivo tener su origen en el trabajo realizado, aun cuando no se esté
desempeñando a la época del diagnóstico.

b. Debe existir una incapacidad para el trabajo o la muerte: se exige por tanto un resultado concreto, pudiendo la incapacidad ser
temporal o permanente, pero en todo caso incapacitar para el trabajo.

7.2. Listado de enfermedades profesionales

El Reglamento para la calificación y evaluación de las incapacidades derivadas de accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales está contenido en el D.S. Nº 109 de 1968, MTPS, y es a este instrumento que debe entenderse hecha la referencia que
hace el artículo 7º de la ley Nº 16.744, cuando señala que el Reglamento enumerará las enfermedades que deberán considerarse
como profesionales y los riesgos que las generan, enumeración que es revisada periódicamente.

La última actualización al D.S. Nº 109 se realizó a través del D.S. Nº 73 de 2006, MTPS, cuyos cambios fundamentales fueron:

i. Nuevos agentes biológicos (art. 18): Virus de Inmunodeficiencia Humana, Virus Hepatitis B y C, Hantavirus, Coxiella Burnetti
(Nº 24); Arácnidos Ponzoñosos (Nº 24).

ii. Nuevas enfermedades profesionales (art. 19): Otros Trastornos Hematológicos de Origen Profesional (Nº 9); Polineuritis (Nº 10);
precisión en torno a que las Neurosis Profesionales incapacitantes pueden adquirir distintas formas de presentación clínica, tales como
trastorno de adaptación, trastorno de ansiedad, depresión reactiva, trastorno por somatización y por dolor crónico (Nº 13); Nódulos
Laríngeos (Nº 14); Leptospirosis, infección por Virus de la Inmunodeficiencia adquirida, Hepatitis B y C, infección por Hantavirus y
Fiebre Q (Nº 15); Angiosarcoma Hepático (Nº 19); enfermedad por exposición aguda o crónica a altura geográfica, enfermedad por
descompresión inadecuada (Nº 20).

La Suseso debe revisar, por lo menos cada 3 años, la nómina de enfermedades profesionales y de sus agentes, contenidos en los
arts. 18 y 19 del D.S. Nº 109 y proponer al Ministerio del Trabajo y Previsión Social las modificaciones que sea necesario introducirle.

Consciente de que el progreso y la tecnología siempre están creando nuevas enfermedades, asociadas a riesgos que antes no se
encontraban, el art. 7º inciso tercero de la ley Nº 16.744 faculta a los afiliados para acreditar ante el respectivo organismo administrador
el carácter profesional de alguna enfermedad que no esté enumerada en el Reglamento, y la resolución que dicte al efecto el
organismo administrador debe ser consultada a la Suseso previo informe de la Compin respectiva.
8. Calificación de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo II Las contingencias protegidas por el seguro social de la ley Nº 16.744
8. Calificación de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales

8. C

La calificación es un acto administrativo del organismo administrador respectivo, que se traduce en una resolución por la que se
reconoce o no la existencia de un accidente del trabajo, accidente de trayecto o enfermedad profesional, a partir de la información
contenida en la DIAT o DIEP en su caso.

La Suseso en uso de las facultades que le confieren las Leyes Nº 16.395 —modificada por la ley Nº 20.691 (D.O. de 14 de diciembre
de 2013) y Nº 16.744 y lo dispuesto en el artículo 74 del D.S. Nº 101—, ha implementado un Sistema Nacional de Información de
Seguridad y Salud en el Trabajo (sisesat) cuya finalidad, entre otras, es registrar e integrar información de todas las entidades
administradoras del seguro de la ley Nº 16.744, incorporando información sobre los trabajadores independientes, enfermedades
profesionales, gestión de entidades fiscalizadoras, gestión de la prevención y capacitación. Inició su operación en el año 2010 con la
captura de información remitida por los organismos administradores de las DIAT y DIEP, para luego incorporar la Resolución de
Calificación del origen de los accidentes y enfermedades (RECA).38

8.1. Obligación de denunciar

El artículo 76 de la ley Nº 16.744 entrega a la entidad empleadora la obligación de denunciar ante el organismo administrador
respectivo, inmediatamente de producido, todo accidente o enfermedad que pueda ocasionar incapacidad para el trabajo o la muerte
de la víctima. Sin perjuicio de lo anterior, el accidentado o enfermo, o sus derecho-habientes, o el médico que trató o diagnosticó la
lesión o enfermedad, como igualmente el Comité Paritario de Higiene y Seguridad, también tienen la obligación de denunciar el hecho,
si la entidad empleadora no realizara la denuncia.

Esta denuncia, efectuada en formularios especialmente diseñados por el Ministerio de Salud, es el punto de partida para el proceso
de calificación que el organismo administrador debe realizar a fin de concluir, a través de una resolución administrativa, si se trata en
los hechos de un accidente del trabajo o de una enfermedad profesional. Los formularios se denominan DIAT (Denuncia Individual de
Accidente del Trabajo) y DIEP (Denuncia Individual de Enfermedad Profesional).

La Suseso ha instruido que los ingresos de los pacientes de la ley Nº 16.744 a los servicios asistenciales de los organismos
administradores del sistema deben ser respaldados de las correspondientes DIAT o DIEP39.

8.2. Procedimiento a seguir para denunciar accidentes del trabajo

Las normas que regulan la denuncia de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales se encuentran contenidas en los
artículos 77, 77 bis de la ley Nº 16.744 y artículos 71, 72 y 73 del D.S. Nº 101, cuyos aspectos fundamentales se indican a
continuación:

a) Los trabajadores que sufran un accidente del trabajo o de trayecto deben ser enviados, para su atención, por la entidad
empleadora, inmediatamente de tomar conocimiento del siniestro, al establecimiento asistencial del organismo administrador que le
corresponda.

b) La entidad empleadora deberá presentar en el organismo administrador al que se encuentra adherida o afiliada, la
correspondiente "Denuncia Individual de Accidente del Trabajo" (DIAT), debiendo mantener una copia de la misma. Este documento
deberá presentarse con la información que indica su formato y en un plazo no superior a 24 horas de conocido el accidente.

c) En caso que la entidad empleadora no hubiere realizado la denuncia en el plazo establecido, ésta deberá ser efectuada por el
trabajador, por sus derecho-habientes, por el Comité Paritario de Higiene y Seguridad de la empresa cuando corresponda o por el
médico tratante. Sin perjuicio de lo señalado, cualquier persona que haya tenido conocimiento de los hechos podrá hacer la denuncia.

d) En el evento que el empleador no cumpla con la obligación de enviar al trabajador accidentado al establecimiento asistencial del
organismo administrador que le corresponda o que las circunstancias en que ocurrió el accidente impidan que aquél tome conocimiento
del mismo, el trabajador podrá concurrir por sus propios medios, debiendo ser atendido de inmediato.

e) Excepcionalmente, el accidentado puede ser trasladado en primera instancia a un centro asistencial que no sea el que le
corresponde según su organismo administrador, en las siguientes situaciones: casos de urgencia o cuando la cercanía del lugar donde
ocurrió el accidente y su gravedad así lo requieran. Se entenderá que hay urgencia cuando la condición de salud o cuadro clínico
implique riesgo vital y/o secuela funcional grave para la persona, de no mediar atención médica inmediata. Una vez calificada la
urgencia y efectuado el ingreso del accidentado, el centro asistencial deberá informar dicha situación a los organismos administradores,
dejando constancia de ello.
f) Para que el trabajador pueda ser trasladado a un centro asistencial de su organismo administrador o a aquél con el cual éste tenga
convenio, deberá contar con la autorización por escrito del médico que actuará por encargo del organismo administrador.

g) Sin perjuicio de lo dispuesto precedentemente, el respectivo organismo administrador deberá instruir a sus entidades empleadoras
adheridas o afiliadas para que registren todas aquellas consultas de trabajadores con motivo de lesiones, que sean atendidos en
policlínicos o centros asistenciales, ubicados en el lugar de la faena y/o pertenecientes a las entidades empleadoras o con los cuales
tengan convenios de atención. El formato del registro será definido por la Suseso.

8.3. Procedimiento a seguir para denunciar


enfermedades profesionales

En caso de enfermedad profesional deberá aplicarse el siguiente procedimiento:

a) Los organismos administradores están obligados a efectuar, de oficio o a requerimiento de los trabajadores o de las entidades
empleadoras, los exámenes que correspondan para estudiar la eventual existencia de una enfermedad profesional, sólo en cuanto
existan o hayan existido en el lugar de trabajo, agentes o factores de riesgo que pudieran asociarse a una enfermedad profesional,
debiendo comunicar a los trabajadores los resultados individuales y a la entidad empleadora respectiva los datos a que pueda tener
acceso en conformidad a las disposiciones legales vigentes, y en caso de haber trabajadores afectados por una enfermedad
profesional se deberá indicar que sean trasladados a otras faenas donde no estén expuestos al agente causal de la enfermedad. El
organismo administrador no podrá negarse a efectuar los respectivos exámenes si no ha realizado una evaluación de las condiciones
de trabajo, dentro de los seis meses anteriores al requerimiento, o en caso que la historia ocupacional del trabajador así lo sugiera.

b) Frente al rechazo del organismo administrador a efectuar dichos exámenes, el cual deberá ser fundado, el trabajador o la entidad
empleadora, podrán recurrir a la Suseso, la que resolverá con competencia exclusiva y sin ulterior recurso.

c) Si un trabajador manifiesta ante su entidad empleadora que padece de una enfermedad o presenta síntomas que
presumiblemente tienen un origen profesional, el empleador deberá emitir la correspondiente DIEP, a más tardar dentro del plazo de 24
horas y enviar al trabajador inmediatamente de conocido el hecho, para su atención al establecimiento asistencial del respectivo
organismo administrador, en donde se le deberán realizar los exámenes y procedimientos que sean necesarios para establecer el
origen común o profesional de la enfermedad. El empleador deberá guardar una copia de la DIEP, documento que deberá presentar
con la información que indique su formato.

d) En el caso que la entidad empleadora no hubiere realizado la denuncia en el plazo establecido en la letra anterior, ésta deberá ser
efectuada por el trabajador, por sus derecho-habientes, por el Comité Paritario de Higiene y Seguridad de la empresa cuando
corresponda o por el médico tratante. Sin perjuicio de lo señalado, cualquier persona que haya tenido conocimiento de los hechos
podrá hacer la denuncia.

e) El organismo administrador deberá emitir la correspondiente resolución en cuanto a si la afección es de origen común o de origen
profesional, la cual deberá notificarse al trabajador y a la entidad empleadora, instruyéndoles las medidas que procedan.

f) Al momento en que se le diagnostique a algún trabajador o extrabajador la existencia de una enfermedad profesional, el organismo
administrador deberá dejar constancia en sus registros, a lo menos, de sus datos personales, la fecha del diagnóstico, la patología y el
puesto de trabajo en que estuvo o está expuesto al riesgo que se la originó.

g) El organismo administrador deberá incorporar a la entidad empleadora a sus programas de vigilancia epidemiológica, al momento
de establecer en ella la presencia de factores de riesgo que así lo ameriten o de diagnosticar en los trabajadores alguna enfermedad
profesional.

8.4. Normas de resguardo ante la emisión de DIAT y DIEP

La persona natural o la entidad empleadora que formula la denuncia será responsable de la veracidad e integridad de los hechos y
circunstancias que se señalan en dicha denuncia.

Además, la simulación de un accidente del trabajo o de una enfermedad profesional será sancionada con multa, de acuerdo al
artículo 80 de la ley Nº 16.744 y hará responsable al que formuló la denuncia del reintegro al organismo administrador correspondiente
de todas las cantidades pagadas por éste por concepto de prestaciones médicas o pecuniarias al supuesto accidentado del trabajo o
enfermo profesional.

8.5. La calificación corresponde exclusivamente


a la sede administrativa

Existen razones formales para sostener que el pronunciamiento sobre la calificación de un accidente del trabajo —y las figuras
asimiladas al mismo— y/o de una enfermedad profesional debe hacerse de acuerdo con el procedimiento administrativo dispuesto al
efecto.

En efecto, los artículos 77 inciso tercero y 77 bis inciso segundo de la ley Nº 16.744, entregan a la Suseso en forma expresa y sin
lugar a dudas, la competencia exclusiva y sin ulterior recurso para resolver ya sea de las materias de orden médico o de las demás
materias que incidan en la calificación de los infortunios laborales.
Estas disposiciones son consistentes con el artículo 420 letra f) del Código del Trabajo, en cuya virtud los Juzgados de Letras del
Trabajo son competentes para conocer de "Los juicios en que se pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de
accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, con excepción de la responsabilidad extracontractual a la cual le será aplicable lo
dispuesto en el artículo 69 de la ley Nº 16.744", precepto que supone que la parte interesada en accionar para obtener indemnizaciones
de perjuicios por esta causa cuenta con una calificación favorable por accidente del trabajo o enfermedad profesional.

Y en lo referido a la letra e) del artículo 420 del Código del Trabajo, en que se establece la competencia absoluta de los tribunales
laborales para conocer de: "las reclamaciones que procedan contra resoluciones dictadas por autoridades administrativas en materias
laborales, previsionales o de seguridad social", debe existir una disposición legal que establezca la reclamación como vía de
impugnación judicial de una resolución administrativa, para que el tribunal laboral pueda entrar a conocer. Además, supone la
existencia de un reclamo en contra de una resolución de la autoridad administrativa, el cual como ya señalamos, no es posible en razón
de la competencia exclusiva y sin ulterior recurso con que cuenta la Suseso.

Esta es la interpretación que nos parece más acertada, pues más allá de la contundencia y literalidad de las normas referidas, se
trata de materias de orden técnico que se encuentran muy precisadas reglamentariamente, en las cuales la sede jurisdiccional no tiene
destrezas ni conocimientos específicos, los que no pueden ser suplidos con informes periciales y mucho menos con testigos o
documentales, resultando muy complejo el proceso de subsunción legal en estas materias.

En los últimos años se aprecia una tendencia hacia intentar discutir en los tribunales laborales este tipo de decisiones, cuando en la
sede administrativa se ha calificado a los hechos en cuestión como accidentes comunes o enfermedades comunes.

En sede judicial se ha seguido esta misma interpretación, con más o menos argumentos, como línea jurisprudencial, lo que se
aprecia en los dos Juzgados de Letras del Trabajo de Santiago40 en donde se han conocido en los últimos años casos de impugnación
de calificaciones por accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

J 41:

a) "Faúndez c/ Superintendencia de Seguridad Social": La ley no contempla la posibilidad de reclamar ante la justicia laboral, de las resoluciones
administrativas de la Superintendencia de Seguridad Social que recaigan en materias de calificación médica como las que el actor pretende.

b) "Herrera c/ Superintendencia de Seguridad Social", rol Nº 61-2012, Corte de Apelaciones de Antofagasta, 6 de julio de 2012: Las resoluciones
administrativas pronunciadas por la Suseso, en su calidad de organismo técnico y especializado, tiene la exclusividad en aquellas cuestiones
relativas a materias de orden médico, no pudiendo en consecuencia los órganos jurisdiccionales avocarse a conocer asuntos que no están
dentro de la esfera de su competencia.

c) La Contraloría General de la República ha resuelto que acorde con lo dispuesto en los artículos 30, 31 y 38 letra f) de la ley Nº 16.395, y tal
como se indicara en el dictamen Nº 3.827, de 2000, de esta Entidad Fiscalizadora, la autoridad técnica de control de las instituciones de
previsión es precisamente la Superintendencia de Seguridad Social, de tal forma que, hallándose inserta la aludida evaluación de una
enfermedad en el campo de la seguridad social, las entidades de salud, como es el caso de las Comisiones de Medicina Preventiva e
Invalidez y las Mutualidades de Empleadores, quedan sujetas a las instrucciones y decisiones que ésta, en ejercicio de sus atribuciones,
adopte en definitiva sobre el particular. (Dictamen Nº 22.295 de 29 de abril de 2009).

Hay situaciones de excepción en que se ha resuelto la competencia de los tribunales del trabajo para conocer de la calificación de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, sobre la base de una interpretación flexible del artículo 420 en su letra e) del
Código del Trabajo, pero sin mayores fundamentos:

a) "Damianovic, José Antonio con Suseso", sentencia de 24 de febrero de 2012, Corte de Apelaciones de Santiago.

b) "Carrasco, Cristián con Suseso", sentencia de 9 de noviembre de 2011, Corte de Apelaciones de Santiago.

c) "Robles, María Angélica con Suseso" 42, sentencia de 23 de julio de 2012, Corte de Apelaciones de Santiago.

Siendo hasta el momento sólo casos de excepción, la tendencia mayoritaria se mantiene en el sentido de dejar entregada tan
importante materia al procedimiento administrativo establecido en los artículos 77 y 77 bis de la ley Nº 16.744.

38Véanse circulares Nº 2.582 de 18 de noviembre de 2009 y Nº 2.717 de 28 de febrero de 2011, de la Superintendencia de Seguridad Social.

39Véase ordinario Nº 61.480 de 15 de julio de 2014, de la Superintendencia de Seguridad Social.

40Que en razón de las normas de competencia relativa son los que conocen por regla general de acciones en contra de la Suseso.

41En el mismo sentido fallos entre los años 2011 y 2013, 1º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago: causas RIT 794-2013, "Avendaño con Suseso"; RIT O-
3758-2012, "López con Suseso"; RIT O-3266-2012, "Faúndez con Suseso"; RIT O-2626-2012, "Bustos con Suseso"; RIT O-4040-2011, "Cuéllar con Suseso"; RIT
O-2970-2011, "Quezada con Suseso". 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, causas: RIT O-793-2013, "Cuéllar con Suseso"; RIT O-3480-2012, "Rossel
con Suseso"; RIT O-2238-2012, "Bustos con Suseso"; RIT O-778-2012, "Zúñiga con Suseso"; RIT O-334-2012, "Morales con Suseso"; RITO-17-2012, "Cuéllar con
Suseso"; RIT O-3801-2011, "Avendaño con Suseso"; RIT O-2666-2011, "Quezada con Suseso"; RIT O-2570-2011, "Avendaño con Suseso".

42La sentencia del Juez a quo de fecha 16 de febrero de 2012, RIT O-1424-2011, 2º Juzgado del Trabajo de Santiago, entra a conocer de la calificación de la
enfermedad profesional, cuestión que en el tribunal de nulidad no es modificada.
C III L Nº 16.744

Acorde con la Teoría del Riesgo Social que consagra la ley Nº 16.744, los trabajadores accidentados del trabajo o enfermos
profesionales, y sus herederos, tienen derecho a las prestaciones del sistema por el solo hecho de presentarse los estados de
necesidad que tales contingencias generan. Vale decir, las prestaciones nacen con un criterio de responsabilidad objetiva, esta vez de
toda la sociedad, respecto de los riesgos laborales que puedan afectar a la persona que trabaja, por lo cual no interesan los criterios de
culpabilidad o negligencia para los efectos que trataremos en este capítulo.

Muestra de ello es el artículo 70 de la ley Nº 16.744. Ni este precepto ni otro de la citada ley autorizan a impedir el otorgamiento de
las prestaciones que el sistema ofrece, de manera que prevalece a estos efectos el carácter de orden público que tienen las normas del
sistema, y que aparecen ratificadas a modo de conclusión hacia el final de la misma ley, cuando se prescribe en el artículo 88: "Los
derechos concedidos en la presente ley son personalísimos e irrenunciables".

La prevención de riesgos es una prestación que contempla el sistema, en nuestro concepto la más importante, porque justifica su
existencia particular. En efecto, de no mediar este énfasis en la prevención de riesgos laborales, muy regulada en lo relativo a la
estructura orgánica que implica dentro de la empresa y como prestación desde los organismos administradores, en rigor, sería
innecesario contar con un régimen específico para cubrir los estados de necesidad derivados de los infortunios laborales, pues más allá
de la prevención, las prestaciones posibles son las de orden médico y económico que ya se encuentran contempladas en el sistema
previsional común de salud regulado en el D.F.L. Nº 1 de 2006, del Ministerio de Salud y en el sistema de pensiones regulado por el
D.L. Nº 3.500 de 1980. Por su importancia, dedicaremos el Capítulo IV a la prevención de riesgos laborales.

El sistema de seguridad social chileno está interrelacionado, pues unas mismas personas pueden estar en situación de acceder a
más de un beneficio a la vez, lo que en ocasiones se regula de un modo especial desde la norma positiva, acorde con los principios de
suficiencia y unidad que lo informan.

En relación a lo anterior, el artículo 52 de la ley Nº 16.744 establece que las prestaciones de subsidios, pensión y cuota mortuoria
que se contemplan en dicha ley son incompatibles con las que contemplan los diversos regímenes previsionales, pudiendo optar los
beneficiarios entre aquellas y éstas en el momento en que se les haga el llamamiento legal.

En la misma línea, el artículo 12 del D.L. Nº 3.500 de 1981 dispone que las pensiones de invalidez y sobrevivencia establecidas en
este cuerpo legal no comprenden las causadas y reguladas de acuerdo con la ley Nº 16.744 y son incompatibles con las pensiones que
se otorgan según dicho cuerpo legal.

Estos criterios generales deben ser tenidos en consideración al momento de analizar la procedencia de las prestaciones económicas
del sistema de seguro social de la ley Nº 16.744 en casos concretos.
1
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo III Los afiliados y las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744
1

.P 43

1.1. Automaticidad de las prestaciones: se recoge en el artículo 2º del D.S. Nº 101 de 1968, del MTPS, al establecer que el
trabajador de pleno derecho queda automáticamente cubierto por el seguro social. Sin perjuicio de lo anterior, la entidad empleadora
que se encuentre adherida a una Mutualidad o que por el solo ministerio de la ley se encuentre afiliada al Instituto de Normalización
Previsional (actual Instituto de Previsión Social), deberá declarar al respectivo organismo administrador a la totalidad de sus
trabajadores y las contrataciones o términos de servicios.

El trabajador afiliado al sistema tiene derecho a recibir las prestaciones de manera independiente al cumplimiento de la obligación
del empleador de enterar las cotizaciones que correspondan, las que se le entregan sin períodos de carencia, vale decir, desde el
primer momento del día en que queda expuesto a sufrir riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. El artículo 56
de la ley Nº 16.744 lo reconoce así, al consignar que "el retardo de la entidad empleadora en el pago de las cotizaciones, no impedirá el
nacimiento, en el trabajador, del derecho a las prestaciones establecidas en esta ley".

En el caso de los trabajadores independientes, si bien su incorporación buscó darles acceso a los mismos beneficios de los
trabajadores dependientes, se han generado algunos inconvenientes relacionados con la forma en que cotizan pues el artículo 88 de la
ley Nº 20.255 en relación con el artículo 8º del D.S. Nº 67 de 2008, del MTPS, exigen que se encuentren al día en el pago de sus
cotizaciones al momento de requerir el otorgamiento de las prestaciones, considerándose que lo están cuando registran un atraso no
superior a dos meses, lo que no se condice con el sistema de aportes establecido para ellos, que son descontados durante el proceso
de declaración de impuesto a la renta del año siguiente, en caso que no hubieren hecho anticipos mensuales.

1.2. Suficiencia: La prestación debe ser de tal magnitud que sea capaz de satisfacer el estado de necesidad creado por el accidente
del trabajo o la enfermedad profesional. También recibe el nombre de Integridad, pues permite que las prestaciones atiendan la
contingencia social de que se trate resolviendo el estado de necesidad. Desde el punto de vista de las personas protegidas toma el
nombre de universalidad del ámbito de protección, en caso de alcanzar a toda la población o al grupo que se considere. Desde la
perspectiva de las prestaciones, este principio obliga a abarcar cuantitativa y cualitativamente todo estado de necesidad.

1.3. Uniformidad: Descansa en la premisa de que un mismo estado de necesidad debe ser satisfecho por una misma prestación, de
manera que no se produzcan desigualdades entre las personas protegidas por el régimen respectivo, en la medida en que ellas
concurran cumpliendo iguales requisitos, lo que no obsta a que existan distintas alternativas en la administración del sistema como
veremos más adelante. Lo importante es que el régimen de prestaciones sea esencialmente el mismo para cada ente gestor, otorgando
las mismas prestaciones, bajo el mismo sistema de condiciones y requisitos, con idénticos montos, tipos y porcentajes.

1.4. Certeza: Las normas que regulen el otorgamiento de las prestaciones deben estar expresadas en un lenguaje sencillo, de fácil
comprensión por los afiliados y beneficiarios; también este principio manda a realizar una difusión del texto legal.

1.5. Oportunidad: La prestación debe satisfacer el estado de necesidad en el menor tiempo posible, lo que trae como ventaja la
pronta recuperación del afectado y eventualmente un menor gasto en prestaciones económicas. Pero, además, debe estar disponible la
prestación tan pronto como ocurra el accidente del trabajo o se diagnostique la enfermedad profesional, como una condición de
garantía mínima de los derechos que se protegen, esto es, la vida y la salud de los trabajadores. Un matiz dentro de la oportunidad
está dado por el otorgamiento de la prestación en el lugar en que se encuentre el beneficiario a fin de evitarle desplazamientos que
incrementen su estado de necesidad.

1.6. Solidaridad: Sobre la base de un régimen financiero de reparto, las cotizaciones por los trabajadores dependientes activos y las
de los trabajadores independientes activos, financian las prestaciones de quienes presentan estados de necesidad.

43N F , Patricio, Derecho de Seguridad Social, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1977, pp. 83-117.
2. Clasificación de las prestaciones
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo III Los afiliados y las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744
2. Clasificación de las prestaciones

2. C

2.1. Por el régimen financiero y finalidad

— Prestaciones uniformes: La prestación otorgada será una misma para todos quienes se encuentren en la misma situación de
necesidad.

— Prestaciones proporcionales a las remuneraciones: Las prestaciones se calculan sobre la base de las remuneraciones
consideradas para el cálculo de las cotizaciones al sistema. Este sistema es el establecido en el seguro social de la ley Nº 16.744, y
busca reemplazar con la prestación económica las rentas de actividad del trabajador afectado por el infortunio laboral.

2.2. Por su duración

— Prestaciones de largo plazo: Es el caso de las invalidez parcial, total, vejez, viudez, atendida la naturaleza de las contingencias
que cubren. Acá se pagan pensiones.

— Prestaciones a corto plazo: Como la maternidad o la enfermedad común o laboral, que son estados de necesidad transitorios.
Estas prestaciones reciben el nombre de subsidios.

2.3. Por la forma en que se otorgan

— Prestaciones en dinero: Permiten mantener la continuidad de los ingresos frente a la terminación o disminución de la capacidad
de ganancia del trabajador, sea esta permanente, caso en el cual recibirá una indemnización global o una pensión, o transitoria, en
cuyo evento recibirá un subsidio.

— Prestaciones en especie: Se trata de insumos o elementos que atienden directamente el estado de necesidad, como un equipo de
oxígeno y el consumo de energía eléctrica que demande, medicamentos en general.

— Prestaciones en servicios: Se otorgan atenciones médicas a través de profesionales especializados. La prevención está dentro de
esta categoría.

2.4. Por el monto

— Prestaciones mínimas: Constituyen una aplicación del principio de suficiencia de las prestaciones y por ello deben adecuarse
cuantitativa y cualitativamente a los requerimientos del estado de necesidad, de manera independiente a su financiamiento.

— Prestaciones máximas: Persiguen una mejor distribución de los ingresos, de manera que se fija un tope máximo a la prestación y
en caso que se haya cotizado por un monto mayor, los excedentes van a los asegurados de bajos ingresos. En el sistema de seguro
social de la ley Nº 16.744 el máximo viene dado por la base de cálculo de las prestaciones económicas, que utiliza la remuneración
imponible del trabajador para efectos generales de seguridad social.

El sistema de seguro social de la ley Nº 16.744 recoge los principios de automaticidad, suficiencia, uniformidad, certeza, oportunidad
y solidaridad en el otorgamiento de prestaciones.

A su vez, las prestaciones de la ley Nº 16.744 son proporcionales a las remuneraciones que sirven de base a la cotización de
seguridad social; pueden ser de largo y corto plazo; en dinero, en especie y servicios; mínimas y máximas.

En este capítulo explicaremos las reglas contenidas en la ley Nº 16.744 y sus reglamentos en lo pertinente, siguiendo la clasificación
contenida en su Título V, esto es, prestaciones médicas, prestaciones por incapacidad temporal, prestaciones por invalidez y
prestaciones por supervivencia.
3. Los afiliados al sistema
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo III Los afiliados y las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744
3. Los afiliados al sistema

3. L

De acuerdo con el artículo 2º de la ley Nº 16.744, estarán sujetas obligatoriamente al seguro social que regula esta ley las siguientes
personas:

a) Todos los trabajadores por cuenta ajena, cualesquiera que sean las labores que ejecuten, sean ellas manuales o intelectuales, o
cualquiera que sea la naturaleza de la empresa, institución, servicio o persona para quien trabajen; incluso los trabajadores de casa
particular44y los aprendices.

b) Los funcionarios públicos de la Administración Civil del Estado, municipales y de instituciones administrativamente centralizadas
del Estado. Esta categoría fue incorporada por la ley Nº 19.345 (D.O. de 7 de noviembre de 1994).

c) Los estudiantes que deben ejecutar trabajos que signifiquen una fuente de ingreso para el respectivo plantel. El D.S. Nº 102 de
1969, del MTPS, en sus artículos 8 a 11 contiene reglas especiales en lo relativo a las condiciones de incorporación y otorgamiento de
las prestaciones económicas.

d) Los trabajadores independientes y los trabajadores familiares. El inciso final del artículo 2º de la ley Nº 16.744 facultó al
Presidente de la República para decidir la oportunidad, financiamiento y condiciones de incorporación al régimen de este seguro a
estas categorías de trabajadores.

Sobre los trabajadores independientes, el Presidente de la República hizo uso de la facultad concedida en la ley, incorporando entre
los años 1984 y 1993 a diversas categorías de independientes:

— Pirquineros independientes, mediante D.F.L. Nº 19 de 1984, del MTPS.

— Campesinos asignatarios por de tierras en dominio individual, suplementeros, profesionales hípicos independientes, conductores
propietarios de automóviles de alquiler, pirquineros y en general a todos los trabajadores independientes pertenecientes a grupos por el
hecho de estar afiliados a una Administradora de Fondos de Pensiones y no haber estado afectos al régimen de alguna institución del
Antiguo Sistema Previsional; también a los pequeños mineros artesanales, incluidos los planteros, mediante D.F.L. Nº 2 de 1986, del
MTPS.

— Conductores propietarios de vehículos motorizados de movilización colectiva de transporte escolar y de carga, afiliados al Nuevo
Sistema de Pensiones, mediante D.F.L. Nº 54 de 1987, del MTPS.

— Comerciantes autorizados para desarrollar su actividad en la vía pública o plazas, mediante D.F.L. Nº 90 de 1987, del MTPS.

— Pescadores artesanales, mediante D.F.L. Nº 101 de 1989, del MTPS.

— Profesionales hípicos independientes, mediante D.F.L. Nº 11 de 1993, del MTPS.

En términos generales, la incorporación de estas categorías de trabajadores fue compleja, fundamentalmente por las dificultades en
controlar los aportes en cotizaciones al sistema; los organismos administradores les sugirieron con frecuencia organizarse en
asociaciones gremiales una mejor administración, lo que desincentivó la incorporación de manera universal.

Así las cosas, recién con la ley Nº 20.255 (D.O. de 17 de marzo de 2008) se incorporó sin distinciones a todo trabajador
independiente que perciba rentas de las señaladas en el artículo 42 Nº 2 de la Ley de Impuesto a la Renta, lo que esta ley hizo de
manera gradual y en régimen, es decir, de manera obligada, a contar del 1º de enero de 2015.

Para estos efectos se consideran trabajadores independientes o por cuenta propia las personas naturales que ejecutan algún trabajo
o desarrollan alguna actividad, industria o comercio, sea independientemente o asociados o en colaboración con otros, tengan o no
capital propio y sea que en sus profesiones, labores u oficios predomine el esfuerzo intelectual sobre el físico, o éste sobre aquél, y que
no estén sujetos a relación laboral con alguna entidad empleadora, respecto de dicho trabajo o actividad, cualquiera sea su naturaleza,
derivada del Código del Trabajo o estatutos legales especiales, y que estén afiliados al Sistema de Pensiones de Capitalización
Individual establecido por el D.L. Nº 3.500 de 1980, y aquellos afiliados a regímenes previsionales administrados actualmente por el
Instituto de Previsión Social que se encuentren afectos al Seguro de la ley Nº 16.744.45

Los trabajadores independientes afiliados al sistema deben acreditar su efectiva ocurrencia para tener derecho a la cobertura del
seguro social de la ley Nº 16.744, por disponerlo así el artículo 5º del D.S. Nº 67 de 2011, del MTPS, regla que constituye una
excepción frente al régimen de los demás trabajadores afiliados al sistema, respecto de quienes sólo se exige probar la ocurrencia de
los accidentes de trayecto. Esta excepción es razonable, puesto que mientras el trabajador dependiente tiene a un empleador quien
certifica la efectividad del accidente del trabajo emitiendo el formulario DIAT con la denuncia del hecho ante el organismo administrador,
el trabajador independiente sólo se tiene a sí mismo y en esta situación debe estar en condiciones de certificar lo efectivamente
ocurrido.

En el caso de los estudiantes, es preciso aclarar que la incorporación al seguro social de la ley Nº 16.744 está referida sólo a
aquellos que deban ejecutar trabajos que signifiquen una fuente de ingresos al respectivo plantel, según consigna el literal c) del
artículo 2º de la misma ley.

Tratándose de estudiantes de la educación parvularia, básica, media, universitaria y técnico-profesional, el sistema de seguridad
social los protege por los accidentes que sufran a causa o con ocasión de sus estudios o en la realización de su práctica profesional, a
través del llamado Seguro Escolar, cuyas normas concretas se encuentran en el D.S. Nº 313 de 1973, del MTPS, modificado por la ley
Nº 20.067 (D.O. de 25 de noviembre de 2005), de manera que esta categoría de estudiantes, al tener un sistema distinto, no accede a
las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744.

Por último, en el caso de estudiantes que al mismo tiempo tienen la calidad de trabajadores dependientes, y que son enviados por
sus empleadores a cursos de capacitación financiados por la franquicia Sence, y que resultan accidentados a causa o con ocasión de
la realización de esas actividades de capacitación, tienen derecho a las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744 en razón de
primar en ellos la categoría de trabajadores por sobre la de estudiantes, en virtud del artículo 33 inciso segundo de la ley Nº 19.518
(D.O. de 14 de octubre de 1997).

J :

a) Contrato de capacitación: En el caso de aquellos accidentes que pudieren experimentar los eventuales trabajadores con motivo de su
asistencia a programas de capacitación, en el marco de aplicación de las Leyes Nº 19.518 y Nº 20.351, al no detentar la calidad de
dependientes sujetos a subordinación, no les resulta aplicable la cobertura del seguro contra riesgos de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales de la ley Nº 16.744. (Ordinario Nº 1.822.027 de 30 de abril de 2010, Dirección del Trabajo).

b) Personal de Fuerzas Armadas: El artículo 1º de la ley Nº 19.345 establece que no será aplicable el seguro social contra riesgos profesionales
al personal de las Fuerzas Armadas por accidentes en actos de servicio y enfermedades profesionales, debiendo otorgar la cobertura
correspondiente el sistema previsional de la institución armada pertinente, al tenor de la normativa establecida por el D.F.L. Nº 1 sobre
Estatuto del Personal de las Fuerzas Armadas, criterio que ha sido ratificado por la Contraloría General de la República a través del dictamen
Nº 4.796 de 2005. (Ordinario Nº 47.634 de 30 de julio de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Prestaciones a Independientes: Para tener derecho a las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744, el inciso final del artículo 88 de la
ley Nº 20.255 establece que estos trabajadores requerirán estar al día en el pago de las cotizaciones a que se refiere el inciso segundo; para
tal efecto se considerará que se encuentran al día quienes no registren un atraso superior a dos meses, considerado hacia atrás desde la
fecha del accidente del trabajo o de la denuncia de enfermedad profesional. (Ordinario Nº 76.638 de 17 de noviembre de 2014,
Superintendencia de Seguridad Social).

44En esta parte la ley habla de "servidores domésticos", expresión que hemos preferido sustituir por su denominación laboral.

45Circular Nº 2.483 de 3 de octubre de 2008, de la Superintendencia de Seguridad Social.


4. Prestaciones médicas
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo III Los afiliados y las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744
4. Prestaciones médicas

4. P

El artículo 29 de la ley Nº 16.744 señala que la víctima de un accidente del trabajo o enfermedad profesional tendrá derecho a las
siguientes prestaciones, que se otorgarán gratuitamente hasta su curación completa o mientras subsistan los síntomas de las secuelas
causadas por la enfermedad o accidente:

a) Atención médica, quirúrgica y dental en establecimientos externos o a domicilio

b) Hospitalización si fuese necesario, a juicio del facultativo tratante

c) Medicamentos y productos farmacéuticos

d) Prótesis y aparatos ortopédicos y su reparación

e) Rehabilitación física y reeducación profesional, y

f) Los gastos de traslado y cualquier otro que sea necesario para el otorgamiento de estas prestaciones.

Sobre las prestaciones a que se refiere el literal f) precedente, el artículo 49 del D.S. Nº 101 de 1968, del MTPS señala que serán
procedentes solo en caso que la víctima se halle impedida de valerse por sí misma o deba efectuarlos por prescripción médica,
certificada y autorizada una y otra circunstancia por el médico tratante. Cabe hacer notar que por la ubicación en que se encuentra esta
prestación en la ley, puede llegar a pensarse que procedería siempre, lo que no es efectivo, pues de acuerdo con la norma
reglamentaria citada deben financiarse con cargo al seguro social de la ley Nº 16.744 sólo los gastos de traslado que el paciente deba
efectuar en las especiales circunstancias señaladas, lo que es autorizado por el médico tratante, sin que corresponda hacerla extensiva
a los gastos ordinarios de transporte en que deba incurrir un trabajador a causa de un accidente del trabajo o enfermedad profesional.

También tienen derecho a las prestaciones médicas —solo a ellas— los trabajadores que hayan sufrido un accidente debido a fuerza
mayor sin relación alguna con el trabajo y los producidos intencionalmente por la víctima.

El derecho a las prestaciones médicas tiene una obligación correlativa para los trabajadores de seguir el tratamiento y a no dificultar
o impedir deliberadamente su curación, pues en conformidad con el artículo 33 de la ley Nº 16.744, si así ocurre el organismo
administrador podrá suspender el pago del subsidio por incapacidad temporal, a pedido del médico tratante y con el visto bueno del jefe
técnico correspondiente.

4.1. Organismo obligado a otorgarlas

Debe otorgar las prestaciones médicas el organismo administrador bajo cuya afiliación ocurrió el accidente o se diagnosticó la
enfermedad profesional. Cabe destacar que las prestaciones médicas no tienen un límite en el tiempo, pues debe otorgarlas el
organismo administrador hasta la curación completa del trabajador o mientras subsistan los síntomas del accidente del trabajo o
enfermedad profesional.

4.2. Prestaciones médicas recibidas en el extranjero

Las prestaciones médicas de urgencia recibidas en el extranjero por accidentes del trabajo ocurridos fuera del país, deberán ser
pagadas por el empleador en su oportunidad, quien podrá solicitar su reembolso en moneda nacional al organismo administrador
respectivo. De acuerdo a lo establecido en el inciso segundo del artículo 50, del D.S. Nº 101 de 1968, del MTPS, el cobro deberá
hacerse presentando las facturas correspondientes con la certificación del respectivo cónsul chileno en que conste la efectividad del
accidente y que el gasto efectuado está dentro de las tarifas habituales de los servicios de salud del país de que se trate.

4.3. Procedimiento de reclamo

En los casos en que exista discrepancia entre el organismo administrador y el organismo previsional común de salud del trabajador,
se aplica el procedimiento contemplado en el artículo 77 bis de la ley Nº 16.744. El trabajador afectado por el rechazo de una licencia o
de un reposo médico por parte de los Servicios de Salud, de las Instituciones de Salud Previsional o de las Mutualidades de
Empleadores, basado en que la afección invocada tiene o no tiene origen profesional, según el caso, deberá concurrir ante el
organismo del régimen previsional a que está afiliado, que no sea el que rechazó la licencia o el reposo médico, el cual estará obligado
a cursarla de inmediato y a otorgar las prestaciones médicas o pecuniarias que correspondan, sin perjuicio de los reclamos posteriores
y reembolsos, si procedieren. En esta situación, cualquier persona o entidad interesada podrá reclamar directamente ante la Suseso
por el rechazo de la licencia o del reposo médico, debiendo ésta resolver con competencia exclusiva y sin ulterior recurso, sobre el
carácter de la afección que dio origen a ella, y dependiendo de lo que se resuelva, los organismos intervinientes deberán efectuar los
reembolsos que corresponda a las prestaciones otorgadas. De esta forma se asegura a los trabajadores la atención médica, que no
puede esperar a la definición de qué organismo será el obligado a otorgar las prestaciones.

4.4. Automarginación

Se ha desarrollado por la Suseso a partir de sus pronunciamientos en casos particulares, la llamada doctrina de la automarginación
del seguro social de la ley Nº 16.744, que opera sobre la base de que es un seguro de carácter obligatorio, y que fue recogida por el
artículo 71 letra e) del D.S. Nº 101 de 1968, del MTPS, con ocasión de las modificaciones introducidas por el D.S. Nº 73 de 2006, del
MTPS. Se trata de encauzar las atenciones médicas a través de los servicios médicos del respectivo organismo administrador,
autorizándose sólo por excepción la atención médica en otros establecimientos con cargo al seguro social de la ley Nº 16.744.

El referido artículo 71 establece en su letra e) que, excepcionalmente, el accidentado puede ser trasladado en primera instancia a un
centro asistencial que no sea el que le corresponde según su organismo administrador, en las siguientes situaciones: casos de
urgencia o cuando la cercanía del lugar donde ocurrió el accidente y su gravedad así lo requieran. Se entenderá que hay urgencia
cuando la condición de salud o cuadro clínico implique riesgo vital y/o secuela funcional grave para la persona, de no mediar atención
médica inmediata. Una vez calificada la urgencia y efectuado el ingreso del accidentado, el centro asistencial deberá informar dicha
situación a los organismos administradores, dejando constancia de ello.

Agrega el literal f) del precepto en referencia que el trabajador para que pueda ser trasladado a un centro asistencial de su
organismo administrador o a aquél con el cual éste tenga convenio, deberá contar con la autorización por escrito del médico que
actuará por encargo del organismo administrador.

J :

a) Cobertura en automarginación: La Superintendencia de Salud por oficio Nº 6.276 de 2006 declaró que, al no operar el seguro social de la ley
Nº 16.744 (por ejemplo, por automarginación) debe necesariamente operar la cobertura establecida en el plan de salud del cotizante, ya que
de lo contrario éste quedaría desprotegido, no sólo de la cobertura del seguro en referencia, sino también de la que corresponde según el
contrato de salud previsional pactado entre las partes. (Ordinario Nº 10.897 de 18 de febrero de 2014, Superintendencia de Seguridad
Social).

b) Automaticidad de las prestaciones: En caso de accidentes en que el trabajador no registre cotizaciones suficientes para enterar los meses a
promediar, se considerará para estos efectos la remuneración mensual neta resultante de la establecida en el contrato de trabajo, las veces
que sea necesario. Menester es puntualizar que uno de los principios que informa la ley Nº 16.744 es el de la automaticidad de las
prestaciones, que implica que el trabajador tiene derecho a la cobertura de dicho seguro a partir del instante mismo en que empieza la
vigencia de la relación laboral. (Ordinario Nº 42.851 de 8 de julio de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Reparación integral: Un trabajador que padece de una enfermedad profesional diagnosticada como Silicosis, que ha sido debidamente
acogida y tratada por el organismo administrador con cargo al seguro social de la ley Nº 16.7644, consulta sobre el costo del mayor valor en
electricidad que significa el uso de un equipo concentrador de oxígeno dispuesto en su domicilio por el organismo administrador. Se resuelve
en el sentido de incluir dentro de las prestaciones médicas, conforme al literal f) del artículo 29 de la ley Nº 16.744, el mayor costo de
electricidad por el que se consulta. (Ordinario Nº 29.452 de 10 de mayo de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Reembolso entre instituciones: En ningún caso podrán incluirse en los reembolsos —efectuados conforme al artículo 77 bis de la ley
Nº 16.744— el costo de las prestaciones en que los organismos administradores deban incurrir con cargo al seguro social de la ley
Nº 16.744, tales como estudios de puestos de trabajo, exámenes comprendidos en el artículo 71 de dicha ley, exámenes ocupacionales y
otros gastos relativos a la prevención de riesgos profesionales. (Ordinario Nº 42.560 de 9 de julio de 2010, Superintendencia de Seguridad
Social).

e) Reeducación profesional: la reeducación debe impetrarse dentro de márgenes racionales, puesto que la expresión legal está dando un marco
de referencia a la prestación, a saber: reeducar es volver a educar, es decir, instruir para el oficio o profesión que se tenía o para otra labor
que pueda desarrollar el trabajador. (Ordinario Nº 18.158 de 22 de marzo de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

f) Duración de las prestaciones: La mantención de los beneficios está determinada por la duración del tratamiento necesario para la curación
completa, por la declaración de invalidez o por la subsistencia de síntomas de secuelas, según los casos, de modo que ellos deben otorgarse
incluso más allá de la relación laboral si fuese necesario. (Ordinario Nº 2.041 de 11 de enero de 2012, Superintendencia de Seguridad
Social).

g) Fertilización asistida: No se encuentra comprendida dentro de las prestaciones médicas que el seguro social de la ley Nº 16.744 contempla; la
función reproductiva del inválido no encuentra tal cobertura, toda vez que dicho tratamiento no constituye una prestación médica que tenga
por objeto curar al paciente ni sanarlo de un síntoma de una secuela causada por el accidente que le produjo la incapacidad laboral
permanente. (Ordinario Nº 32.352 de 22 de mayo de 2012, Superintendencia de Seguridad Social).

h) Readecuación del puesto de trabajo: No está contemplada como tal en la ley Nº 16.744 ni en sus reglamentos; sin embargo, tratándose de
trabajadores a quienes se les hubiere diagnosticado una enfermedad de origen profesional, podría disponerse cambio de faena. (Ordinario
Nº 45.260 de 12 de noviembre de 2004, Superintendencia de Seguridad Social).

i) Gastos de traslado: Los gastos de traslado, dentro de los que se debe considerar la repatriación y de emigración, son reembolsables siempre
y cuando se contare con una certificación médica que indicase que el tripulante accidentado, por la naturaleza de las lesiones que presenta,
debe viajar necesariamente en avión para recibir prestaciones médicas. (Ordinario Nº 29.920 de julio de 2002, Superintendencia de
Seguridad Social).
5. Prestaciones económicas
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo III Los afiliados y las prestaciones del seguro social de la ley Nº 16.744
5. Prestaciones económicas

5. P

Las prestaciones económicas del seguro social de la ley Nº 16.744 tienen por objeto reemplazar las rentas de actividad del
accidentado o enfermo profesional. Por consiguiente, debe existir continuidad de ingresos entre remuneraciones y subsidio o pensión, o
entre subsidio y pensión. Surge para el trabajador el derecho a recabarlas cuando por un diagnóstico médico se determina que
presenta una incapacidad temporal o permanente para trabajar. Así lo establece el artículo 1º del D.S. Nº 109 de 1968, del MTPS.

Con el fin de determinar las prestaciones que en cada caso corresponden, la ley Nº 16.744 las divide en función de los efectos que
provocan los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, siendo este el orden en que las trataremos a continuación.

5.1. Subsidios

Se otorgan en caso que el infortunio laboral produzca una incapacidad temporal para trabajar. De acuerdo con el artículo 2º del D.S.
Nº 109, se considerará incapacidad temporal toda aquella provocada por accidente del trabajo o enfermedad profesional, de naturaleza
o efectos transitorios, que permita la recuperación del trabajador y su reintegro a sus labores habituales. No será necesario graduar la
incapacidad temporal; y en tanto ella subsista, el trabajador sólo tendrá derecho a las prestaciones médicas y a subsidio, con arreglo al
párrafo III del Título V de la ley Nº 16.744.

Para generar el pago de subsidios es preciso contar con una indicación médica por parte del organismo administrador, de modo que
para los efectos de este sistema no se requiere de la emisión de licencias médicas.

5.1.1. Cálculo del subsidio

El artículo 30 de la ley Nº 16.744 hace aplicables para el cálculo del subsidio, las normas contenidas en los artículos 3º, 7º, 8º, 10,
11, 17, 19 y 22 del D.F.L. Nº 44 de 1978, del MTPS, siendo su monto reajustable en la misma oportunidad y porcentajes en que se
incremente el sueldo en virtud de leyes generales o por aplicación de convenios colectivos de trabajo. En la práctica sólo se aprecian
incrementos del subsidio por esta última vía.

Las normas anotadas establecen que el cálculo del subsidio se hará promediando la renta neta, el subsidio o ambos, devengados
por el trabajador en los últimos tres meses calendario, entendiéndose por renta neta la remuneración imponible del trabajador excluidos
los impuestos que la graven y las cotizaciones de seguridad social.

En caso de accidentes en que el trabajador no registre cotizaciones suficientes para enterar los meses a promediar, se considerará
para estos efectos la remuneración mensual neta resultante de la establecida en el contrato de trabajo, las veces que sea necesario. El
subsidio de cesantía se exceptúa de la base de cálculo.

Las remuneraciones ocasionales o que correspondan a períodos de mayor extensión que un mes, tales como gratificaciones,
bonificaciones o aguinaldos de Navidad o Fiestas Patrias, no se considerarán para la determinación de la base de cálculo del subsidio.

Acorde con el principio de automaticidad de las prestaciones, el MTPS establece que el monto del subsidio se determinará sobre las
remuneraciones o rentas imponibles que el afiliado esté percibiendo o haya percibido en los períodos de pago que correspondan,
independientemente de si se han o no hecho cotizaciones sobre ellas en el sistema de seguro social de la ley Nº 16.744 con arreglo a
lo dispuesto en el artículo 56 de la misma ley.

5.1.2. Duración del subsidio

Durante el período en que el asegurado goce de subsidio se considerará como activo en la respectiva institución de previsión social,
disfrutando de todos los beneficios que rijan en ella.

De acuerdo con el artículo 31 de la ley Nº 16.744, el subsidio se pagará durante toda la duración del tratamiento, desde el día que
ocurrió el accidente o se comprobó la enfermedad, hasta la curación del afiliado o su declaración de invalidez. Con todo, su duración
máxima será de 52 semanas, prorrogables por otras 52 semanas cuando sea necesario para un mejor tratamiento de la víctima o para
atender a su rehabilitación; si al cabo de las 52 semanas o de las 104 en su caso, no se hubiere logrado la curación y/o la rehabilitación
de la víctima, se presumirá que presenta un estado de invalidez.

Estos plazos máximos para el pago de subsidios son distintos a los establecidos en el sistema previsional común de salud, en el cual
se establece una duración máxima de 52 semanas de subsidio, ampliable a 6 meses y, cumplidas las 78 semanas el trabajador debe
someterse a controles cada tres meses.46
5.1.3. Sanción especial

De acuerdo con el artículo 33 de la ley Nº 16.744, si el accidentado o enfermo se negare a seguir el tratamiento o dificultare o
impidiere deliberadamente su curación, se podrá suspender el pago del subsidio a pedido del médico tratante y con el visto bueno del
jefe técnico correspondiente. El afectado podrá reclamar en contra de esta resolución ante el Jefe del Área respectiva del Servicio de
Salud, de cuya resolución, a su vez, podrá apelar ante la Comisión Médica de Reclamos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades
Profesionales.

J :

a) Organismo obligado: Respecto del cambio de organismo administrador, si se trata de accidentes del trabajo, las prestaciones médicas y
económicas deben ser otorgadas por el organismo administrador al que se encuentre afiliada la entidad empleadora al momento de ocurrir el
accidente. (Ordinario Nº 36.058 de 10 de septiembre de 2004, Superintendencia de Seguridad Social).

b) Duración: No es posible prorrogar por sobre las 104 semanas el reposo médico, por cuanto la norma contenida en el artículo 31 de la ley
Nº 16.744 es de orden público, por lo que debe interpretarse y aplicarse en su sentido estricto. (Ordinario Nº 22.863 de 17 de mayo de 2005,
Superintendencia de Seguridad Social).

c) Procedencia en funciones especiales: El subsidio por incapacidad temporal se paga al Concejal en razón de los días de reposo que, a juicio
del médico tratante, sean necesarios para restablecer su salud, con independencia del número de días en que estuvo impedido de asistir a
las sesiones que determine el Concejo; ello, por cuanto la asignación mensual se determina anualmente, sin condicionarla a su asistencia a
dichas sesiones. (Ordinario Nº 26.820 de 9 de junio de 2005, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Actos propios: Se reitera a una Mutualidad que si considera que el trabajador presenta un estado de incapacidad temporal y le otorga reposo,
no puede negarse posteriormente a pagarle el subsidio respectivo y emitir una licencia médica retroactiva para que en virtud del artículo 77
bis de la ley Nº 16.744 el régimen común pague dicho beneficio. (Ordinario Nº 30.165 de 16 de julio de 2002, Superintendencia de Seguridad
Social).

e) Información para cálculo del subsidio: Las Mutualidades de Empleadores no pueden excusarse del no pago de subsidios, a pretexto de no
contar con los antecedentes necesarios para el cálculo pertinente. (Ordinario Nº 29.322 de 22 de junio de 2005, Superintendencia de
Seguridad Social).

f) Automarginación: La marginación voluntaria de la cobertura de la ley Nº 16.744 no comprende los subsidios, y las únicas excepciones a esta
regla las constituyen las contempladas en el artículo 33 de la ley Nº 16.744. (Ordinario Nº 24.843 de 17 de julio de 2000, Superintendencia de
Seguridad Social).

g) Identificación del beneficiario: Si bien es indispensable la identificación del beneficiario para el cobro de una prestación, no existe norma legal
que, para efectos del pago de las prestaciones derivadas de la ley Nº 16.744, señale que el titular únicamente se podrá identificar con su
cédula de identidad. El pasaporte es un documento oficial, que contiene la identificación de su titular y por tanto, en sí mismo, es suficiente
para efectos de individualizar al correspondiente beneficiario. (Ordinario Nº 887 de 7 de enero de 2013, Superintendencia de Seguridad
Social).

h) Continuidad entre subsidio e indemnización global: El subsidio por incapacidad laboral constituye una prestación que reemplaza la
remuneración del trabajador durante los períodos en que presenta incapacidad temporal, por ende, no corresponde que se le pague este
beneficio cuando se le ha determinado una incapacidad presumiblemente permanente, como ocurre en este caso, máxime si por dicha
pérdida de capacidad de ganancia se le concedió la indemnización global correspondiente. (Ordinario Nº 59.744 de 14 de septiembre de
2012, Superintendencia de Seguridad Social).

i) Cálculo de subsidios: Interpretando los artículos 7º y 10 del D.F.L. Nº 44 de 1978, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, mediante
circular Nº 1.651 de 1998, se ha establecido que son remuneraciones ocasionales las que corresponden a períodos de mayor extensión a un
mes, como la gratificación que se paga una vez al año y las que se pagan sólo en las ocasiones o fechas previstas en el contrato de trabajo,
como las de Fiestas Patrias y Navidad, bono de vacaciones, bono de escolaridad de marzo, etc., de manera que el aludido bono de
vacaciones tampoco debió incluirse en el cálculo de sus beneficios. (Ordinario Nº 2.013 de 8 de abril de 2010, Superintendencia de
Seguridad Social).

j) Descuentos de créditos sociales: Conforme a lo dispuesto en el artículo 22 de la ley Nº 18.833, las Cajas de Compensación deben cobrar lo
adeudado por crédito social mediante descuentos de la remuneración de los trabajadores. Al tenor de lo establecido en dicha norma, el
descuento sólo puede realizarse sobre la remuneración del trabajador, no estando jurídicamente habilitadas las Cajas a hacerlo respecto a
los subsidios por incapacidad laboral que se generan cuando un trabajador está con licencia médica. (Ordinario Nº 50.844 de 9 de agosto de
2012, Superintendencia de Seguridad Social).

k) Cotizaciones en goce de subsidio: No corresponde cotizar para el seguro social de la ley Nº 16.744 respecto del período en que el trabajador
está con subsidio por incapacidad laboral, ya sea por una dolencia de origen común o de etiología profesional. (Ordinario Nº 77.469 de 30 de
noviembre de 2012, Superintendencia de Seguridad Social).

5.2. Prestaciones por invalidez

La regulación normativa se encuentra en los artículos 34 a 42, y artículos 52 a 64 de la ley Nº 16.744, y reglamentada en los
artículos 68 a 70 del D.S. Nº 101 de 1968, del MTPS.

La invalidez es el estado derivado de un accidente del trabajo o una enfermedad profesional, que produce una incapacidad
presumiblemente permanente, de naturaleza irreversible, aun cuando deje en el trabajador una capacidad residual de trabajo que le
permita continuar en actividad.

Dependiendo del porcentaje de pérdida de capacidad de ganancia fijado al trabajador en la correspondiente evaluación de invalidez,
nacerá su derecho a las siguientes prestaciones:

1) Invalidez parcial

La presenta quien haya sufrido una disminución de su capacidad de ganancia, presumiblemente permanente, igual o superior a un
15% e inferior a un 70%. También se considera inválido parcial a quien sufra un accidente del trabajo que sin incapacitarlo para el
trabajo, le produzca una mutilación importante o una deformación notoria.

Dará derecho al trabajador a una prestación económica llamada indemnización global, cuando la pérdida de capacidad de ganancia
es igual o superior a un 15% e inferior a un 40%. La indemnización global será por un monto equivalente a 1,5 sueldos base como
mínimo y 15 sueldos base como máximo, según el grado de invalidez asignado.

Si la pérdida de capacidad de ganancia es igual o superior a un 40% e inferior a un 70%, el trabajador tendrá derecho a una pensión
por invalidez parcial por un monto equivalente al 35% de su sueldo base.

2) Invalidez total

Corresponde a quien haya sufrido una disminución de su capacidad de ganancia, presumiblemente permanente, igual o superior a
un 70%, caso en el cual tiene derecho a una pensión por invalidez total por el 70% de su sueldo base.

3) Gran invalidez

Está referida a quien requiere del auxilio de otras personas para realizar los actos elementales de su vida. Mientras permanezca en
este estado tiene derecho a un suplemento de pensión equivalente al 30% de su sueldo base.

5.2.1. Cálculo de indemnización global y pensión

La base de cálculo para todas estas prestaciones es el sueldo base mensual del trabajador, representado por el promedio de las
remuneraciones o rentas, sujetas a cotización, excluidos los subsidios, percibidas por el afiliado en los últimos seis meses,
inmediatamente anteriores al accidente o al diagnóstico médico en caso de enfermedad profesional.

Los montos de las pensiones se aumentarán en un 5% por cada uno de los hijos que le causen asignación familiar al pensionado, en
exceso sobre dos, sin perjuicio de las asignaciones familiares que correspondan. En ningún caso, esas pensiones podrán exceder del
50%, 100% o 140% del sueldo base, según sean por invalidez parcial, total, o gran invalidez, respectivamente. La cuantía de la pensión
será disminuida o aumentada cada vez que se extinga o nazca el derecho a los suplementos señalados.

5.2.2. Suspensión del pago de pensión

Los organismos administradores podrán suspender el pago de las pensiones a quienes se nieguen a someterse a los exámenes,
controles o prescripciones que les sean ordenados; o que rehúsen, sin causa justificada, a someterse a los procesos necesarios para
su rehabilitación física y reeducación profesional que les sean indicados. El interesado podrá reclamar de la suspensión ante la
Comisión Médica de Reclamos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.

5.2.3. Organismo obligado y sistema de concurrencias

En el caso de accidentes del trabajo, el organismo obligado a otorgar las prestaciones económicas por invalidez será aquel en que
se encontraba afiliado el trabajador a la fecha de sufrir el accidente del trabajo.

Las pensiones e indemnizaciones causadas por enfermedades profesionales serán pagadas en su totalidad, por el organismo
administrador de la ley Nº 16.744 a que se encuentre acogida la víctima al tiempo de adquirir el derecho a pensión o indemnización.

En este último caso, como una enfermedad profesional ha podido contraerse y generar una invalidez producto de la exposición al
riesgo que la genera en distintos empleadores —y distintos organismos administradores— la ley contempla un sistema concurrencias,
que se basa en la contribución de cada organismo administrador a la prestación económica que deba otorgarse.

Las concurrencias se calcularán en relación con el tiempo de cotizaciones existentes en cada organismo administrador y en
proporción al monto de la pensión o indemnización fijado de acuerdo con las normas del seguro social de la ley Nº 16.744.

5.2.4. Evaluación de la invalidez

La declaración, evaluación, reevaluación y revisión de las incapacidades permanentes serán de exclusiva competencia de los
Servicios de Salud. Sin embargo, respecto de los afiliados a las Mutualidades, la declaración, evaluación, reevaluación y revisión de las
incapacidades permanentes derivadas de accidentes del trabajo corresponderá a estas instituciones. Las declaraciones de incapacidad
permanente del accidentado o enfermo se harán en función de su incapacidad para procurarse por medio de un trabajo proporcionado
a sus actuales fuerzas, capacidad y formación, una remuneración equivalente al salario o renta que gana una persona sana en
condiciones análogas y en la misma localidad.
Las declaraciones de incapacidad serán revisables por agravación, mejoría o error en el diagnóstico y, según el resultado de estas
revisiones, se concederá o terminará el derecho al pago de las pensiones, o se aumentará o disminuirá su monto.

5.2.5. Cese de la pensión

El pensionado por accidente del trabajo o enfermedad profesional que cumpla la edad para tener derecho a pensión dentro del
correspondiente régimen previsional, entrará en el goce de esta última de acuerdo con las normas generales pertinentes dejando de
percibir la pensión de que disfrutaba.

J :

a) Cálculo de sueldo base: Se ha establecido de manera reiterada la necesidad de amplificar a mes completo las remuneraciones que se
consideran en el cálculo tanto de los subsidios por incapacidad laboral, ya sea de origen común o profesional, como de las pensiones e
indemnizaciones del seguro de la ley Nº 16.744, cuando en alguno de los meses considerados en sus bases de cálculo, las remuneraciones
corresponden a menos de 30 días. Ello, por cuanto los beneficios previsionales indicados tienen por finalidad reemplazar la remuneración
que deja de percibir el trabajador producto de la contingencia que lo afecta. (Ordinario Nº 40.918 de 26 de agosto de 2005, Superintendencia
de Seguridad Social).

b) Cálculo de sueldo base 2: Para el cálculo del sueldo base de un trabajador no eventual, que no recibió remuneración por algún día de un mes
determinado y no devengó subsidio por incapacidad laboral temporal por ese día, el hecho de no proyectar la remuneración efectivamente
percibida a 30 días significaría que el sueldo base resultaría disminuido y, como consecuencia de este hecho, también el monto de la
indemnización global o de la pensión, según correspondiera, lo que no ha podido estar en el ánimo del legislador (ordinario Nº 23.773 de 18
de junio de 2004, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Incremento por hijos: Para el cómputo de los hijos no procede contar por dos al hijo inválido, aunque tenga derecho a asignación familiar al
duplo. (Ordinario Nº 17.096 de 20 de abril de 2004, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Derecho a pensión: La persona a quien le evaluaron una invalidez de origen laboral después que hubiere cumplido la edad para pensionarse
por vejez, no tiene derecho a indemnización o pensión, a menos que hubiese seguido trabajando y sufra alguna contingencia laboral
(accidente o enfermedad) posterior o, en el caso que no haya seguido trabajando, tendrá derecho a las prestaciones respectivas por aquellos
siniestros profesionales ocurridos con anterioridad y —en el caso de pensión— sólo por el período que se extiende hasta cuando haya
cumplido la edad para pensionarse por vejez. (Ordinario Nº 9.994 de 16 de febrero de 2007, Superintendencia de Seguridad Social).

e) Pensión de invalidez póstuma: Procede que se constituya una pensión de invalidez de la ley Nº 16.744 en favor del trabajador, toda vez que
él efectuó en forma oportuna una gestión útil dirigida a obtener el beneficio de pensión de invalidez, declarándose el grado de incapacidad
después de su muerte, esto es, cuando ya se había impetrado el derecho respectivo. (Ordinario Nº 47.393 de 17 de diciembre de 2003,
Superintendencia de Seguridad Social).

f) Cálculo de sueldo base: En caso de aplicación del procedimiento de revisión de incapacidades establecido en el artículo 63 de la ley
Nº 16.744, especialmente por una eventual agravación de una misma patología, la base de cálculo no puede ser otra que el promedio de las
últimas seis remuneraciones tenidas en consideración a la fecha del diagnóstico primitivo o del primer diagnóstico, independientemente del
hecho que originalmente se haya asignado un porcentaje de incapacidad sin efecto pecuniario, es decir, que no haya generado o dado
derecho a beneficio pecuniario alguno. (Ordinario Nº 38.802 de 14 de octubre de 2003, Superintendencia de Seguridad Social).

g) Cese de pensión: En caso de afiliados a alguna Administradora de Fondos de Pensiones, corresponde aplicar la normativa contenida en el
D.L. Nº 3.500 de 1980, en cuyo artículo 86 se establece que los afiliados que estén en goce de pensión de la ley Nº 16.744, al cumplir la
edad para pensionarse por vejez, cesarán de percibir esta última pensión y tendrán derecho a pensionarse de acuerdo con las disposiciones
del citado decreto ley. (Ordinario Nº 42.163 de 1 de agosto de 2009, Superintendencia de Seguridad Social).

h) Pensión por invalidez vitalicia: Si a la fecha de inicio de la pensión por invalidez profesional el interesado ya había cumplido la edad para
obtener pensión por vejez de acuerdo con su régimen previsional, no será posible dar aplicación al artículo 53 de la ley Nº 16.744, por lo que
tendrá derecho a percibir simultáneamente ambos beneficios, los que deberán ser compatibilizados, en conformidad con el D.L. Nº 1.026 de
1975, siendo en este caso de carácter vitalicio la pensión de invalidez del sistema de la ley Nº 16.744. (Ordinario Nº 7.893 de 1998,
Superintendencia de Seguridad Social).

i) Compatibilidad de pensiones de invalidez: De acuerdo con lo prescrito por el artículo 12 del D.L. Nº 3.500 de 1980, las pensiones de invalidez
y sobrevivencia que se establecen en ese cuerpo legal no comprenden las causadas y reguladas de acuerdo a la ley Nº 16.744 y serán
incompatibles con éstas. Dicha incompatibilidad se refiere a la improcedencia de conceder las pensiones de dicho decreto ley cuando ya se
ha otorgado una de la ley Nº 16.744. Por lo tanto, existe compatibilidad entre una pensión de invalidez del D.L. Nº 3.500 de 1980 y una
pensión de invalidez de la ley Nº 16.744, si ésta se constituye con posterioridad a la primera. (Ordinario Nº 13.938 de 2001, Superintendencia
de Seguridad Social).

j) Organismo obligado en caso de cesantía: El organismo obligado al pago de los beneficios pecuniarios de la ley Nº 16.744 es aquel al que el
empleador del trabajador evaluado haya estado afiliado a la fecha de inicio de la incapacidad y, si a dicha data estuviere cesante, el de última
afiliación. Para determinar el organismo administrador obligado a constituir las prestaciones económicas que procedan, hay que tener en
consideración la fecha de la resolución de evaluación, salgo que en ella se fije la fecha de inicio de la incapacidad. (Ordinario Nº 40.306 de
27 de junio de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

k) Prestación única: Por un mismo infortunio del trabajo no resulta procedente que el trabajador perciba dos beneficios distintos, indemnización y
pensión, cuando se trata del mismo proceso de evaluación. En este caso, al revisar la declaración de invalidez del interesado conforme al
artículo 63 de la ley Nº 16.744 se le fijó un 27,5% de incapacidad de ganancia, por lo que se le pagó la correspondiente indemnización; el
interesado reclamó en contra de esa resolución ante la Superintendencia de Seguridad Social, entidad que le fijó en un 40% su pérdida de
capacidad de ganancia, por lo que solo corresponde constituir una pensión por invalidez parcial. (Ordinario Nº 60.128 de 9 de septiembre de
2014, Superintendencia de Seguridad Social).

5.3. Prestaciones por supervivencia

La regulación normativa se encuentra en los artículos 43 a 50 de la ley Nº 16.744, y reglamentada en los artículos 55 a 61 del D.S.
Nº 101 de 1968, del MTPS.

El supuesto básico para el nacimiento de estas prestaciones es la muerte del trabajador accidentado en el trabajo, enfermo
profesional, o bien del inválido a consecuencia de estas contingencias.

5.3.1. Beneficiarios de pensión por supervivencia:

i) La cónyuge sobreviviente mayor de 45 años o la inválida de cualquier edad, quien tendrá derecho a una pensión vitalicia
equivalente al 50% de la pensión básica que percibía en el momento de la muerte el trabajador pensionado. En caso que la cónyuge
sobreviviente fuere menor de 45 años, tendrá derecho a una pensión de supervivencia por el período de un año, el que se prorrogará
por todo el tiempo durante el cual mantenga a su cuidado hijos matrimoniales que le causen asignación familiar. Si al término del plazo
o de su prórroga hubiere cumplido los 45 años de edad, la pensión se transforma en vitalicia. Cesa el derecho de la cónyuge si
contrajere nuevas nupcias, pudiendo solicitar el pago por una sola vez de su pensión correspondiente a dos años de ella.

ii) La madre de los hijos no matrimoniales del causante, soltera o viuda, que hubiere estado viviendo a sus expensas hasta el
momento de su muerte, tendrá también derecho a una pensión equivalente al 30% de la pensión básica que le habría correspondido a
la víctima si se hubiere invalidado totalmente o de la pensión básica que perciba en el momento de la muerte, sin perjuicio de las
pensiones que correspondan a los demás derecho habientes. Esta pensión se otorga en el mismo plazo y bajo las mismas condiciones
que la de viudez y no es excluyente de ella.

iii) El viudo inválido que haya vivido a expensas de la cónyuge fallecida tiene derecho a pensión en las mismas condiciones que la
viuda inválida.

iv) Cada uno de los hijos del causante, menores de 18 años de edad o mayores y hasta los 24 años, o inválidos de cualquier edad
que sigan estudios regulares secundarios, técnicos o superiores, tienen derecho a una pensión equivalente al 20% de la pensión básica
que le habría correspondido a la víctima o de la que percibía a la fecha de su muerte.

v) A falta de todos los anteriores, tienen derecho a pensión de supervivencia los ascendientes y demás descendientes del causante
que fueran causantes de asignación familiar, en un monto similar al que corresponde a los hijos. Los descendientes tendrán derecho a
la pensión hasta el último día del año en que cumplan 18 años de edad. Y si los descendientes del afiliado carecieren de padre y
madre, tendrán derecho a la pensión señalada aumentada en un 50%; en estos casos las pensiones podrán ser entregadas a las
personas o instituciones que los tengan a su cargo.

En ningún caso las pensiones por supervivencia podrán exceder en su conjunto del 100% de la pensión total que habría
correspondido a la víctima si se hubiere invalidado totalmente o de la pensión total que percibía en el momento de la muerte, excluido
el suplemento de gran invalidez, si lo hubiere. Estas reducciones se harán a cada beneficiario a prorrata de sus respectivas cuotas, las
que acrecerán proporcionalmente dentro de los límites respectivos a medida que alguno de los beneficiarios deje de tener derecho a
pensión o fallezca.

La circunstancia de vivir a expensas del causante la madre de los hijos no matrimoniales, y a expensas de la causante el viudo
inválido, debe ser acreditada mediante informe de una asistente social del organismo administrador.

5.3.2. Cuota mortuoria

Si el causante estaba afiliado al Antiguo Sistema de Pensiones: las personas que hubieran pagado los gastos funerarios del
causante son beneficiarios de la cuota mortuoria, también llamada asignación por muerte, en los términos del D.F.L. Nº 90 de 1978, del
MTPS, cuyo monto máximo es de 3 Ingresos Mínimos no Remuneracionales vigentes a la fecha del fallecimiento del causante y
pueden acceder a esta prestación el cónyuge, hijo, padre o madre del causante. En los demás casos sólo es posible acceder al
reembolso de los gastos efectivamente realizados por el funeral del causante. Este beneficio es con cargo a la respectiva entidad
previsional (hoy el Instituto de Previsión Social).

Si el causante estaba afiliado al Nuevo Sistema de Pensiones del D.L. Nº 3.500 de 1980: la asignación por muerte o cuota mortuoria
consiste en el retiro del equivalente a 15 Unidades de Fomento con cargo a la respectiva cuenta de capitalización individual y de
acuerdo con el artículo 88 del D.L. Nº 3.500 tiene derecho a esta prestación quien, unido o no por vínculo de matrimonio o parentesco
con el afiliado fallecido, acredite haberse hecho cargo de los gastos del funeral. Si quien hubiere hecho estos gastos fuera una persona
distinta del cónyuge, hijos o padres del afiliado fallecido, solo tendrá derecho al retiro hasta la concurrencia del monto efectivo de su
gasto, con el límite de 15 Unidades de Fomento, quedando el saldo hasta completar dicha cifra a disposición del o de la cónyuge
sobreviviente, y a falta de éste, de los hijos o los padres del afiliado.

5.3.3. Organismo obligado

Las pensiones por supervivencia siguen la regla general antes mencionada, en orden a que debe constituirlas el organismo
administrador en que hubiere estado afiliado el trabajador a la fecha de sufrir su accidente del trabajo o de inicio de su invalidez
indemnizable por causa de enfermedad profesional.
J :

a) Vivir a expensas del causante: El viudo de una trabajadora fallecida por un siniestro de origen laboral tendrá derecho a una pensión de
supervivencia, siempre que reúna las condiciones de ser inválido y de que haya vivido a expensas de su cónyuge. En el caso consultado, el
viudo no cumple con las condiciones de invalidez y dependencia económica de la cónyuge, pues se detecta en el informe social preparado
por la Mutualidad que se encontraría laboralmente activo y no exhibe discapacidades que lo invaliden, razones que llevan a concluir que no
procede que le sea otorgado el beneficio económico que reclama. (Ordinario Nº 76.674 de 18 de noviembre de 2014, Superintendencia de
Seguridad Social).

b) Vivir a expensas del causante 2: Es posible concluir que una madre de hijo natural —no matrimonial— vive a expensas del causante cuando
la principal forma de sustentación son los ingresos que éste le proporciona, sin que la ley haya exigido que no disfrute de alguna renta u otro
beneficio económico. (Ordinario Nº 9.840 de 22 de marzo de 2000, Superintendencia de Seguridad Social).

c) Causantes de asignación familiar: El requirente y su cónyuge no cumplen con los requisitos habilitantes para ser causantes de asignación
familiar, por lo que no es procedente constituir pensiones de supervivencia por la muerte de su hijo. (Ordinario Nº 4.197 de 21 de enero de
2013, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Compatibilidad de pensiones: Existe compatibilidad absoluta entre la pensión por viudez y la pensión por invalidez de la viuda, ambas de la
ley Nº 16.744, pues el origen de las mismas obedece a causas diferentes. (Ordinario Nº 5.440 de 1989, Superintendencia de Seguridad
Social).

46Véase el artículo 30 del D.S. Nº 3 de 1983, del Ministerio de Salud.


C IV P

"El piso de la planta baja de las fábricas, establecimientos industriales o locales de trabajo, será de concreto de dosificación mínima de una
parte de cemento, cuatro partes de arena y ocho de piedra chancada o ripio, y tendrá a lo menos diez centímetros de espesor.

El piso llevará tarimado de madera en el lugar correspondiente al estacionamiento de cada obrero, durante el trabajo.

La Dirección General del Trabajo podrá calificar aquellas industrias que, por su naturaleza, no se presten para tener el piso exigido en el inciso
anterior".47

Esta antigua cita es particular, por el tipo de exigencias que contiene y nos sirve para ilustrar la especialización y gran dinamismo de
las normas que trataremos en este capítulo. El Derecho de la Prevención de Riesgos ha venido surgiendo en modelos comparados
como disciplina independiente del Derecho del Trabajo y del Derecho de la Seguridad Social, en razón de estar inspirado en finalidades
especiales, vinculadas a la protección de la seguridad y salud laboral, lo que procura desde una perspectiva absolutamente técnica, y
que exige conocimientos científicos y técnicos que le dan contenido particular. Además, el Derecho de la Prevención de Riesgos
permite extender las normas protectoras sobre seguridad y salud en el trabajo a categorías de trabajadores dependientes que se rigen
por estatutos distintos del Código del Trabajo (funcionarios públicos, funcionarios municipales, incluso las fuerzas armadas y de orden)
y a los trabajadores independientes, no existiendo buenas razones para que exista un estándar distinto en cada caso, siendo que en
todos ellos interesa resguardar la vida y salud de la persona que trabaja, entre otras garantías fundamentales que señalamos en su
momento. Comenzaremos por señalar algunos conceptos básicos relacionados al tema.

47Artículo 11 del D.S. Nº 655 de 1941, sobre Reglamento de Higiene y Seguridad Industriales, derogado por el D.S. Nº 745 de 1992, a su turno también
derogado por el D.S. Nº 594 de 1999, todos del Ministerio de Salud.
1. Conceptos básicos
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo IV Prevención de riesgos laborales
1. Conceptos básicos

1. C

1.1. Prevención de Riesgos

Para entender la forma en que se regula en nuestra legislación la prevención de riesgos laborales, es útil recordar la historia de la ley
Nº 16.744, en que encontramos los siguientes antecedentes48:

— "El proyecto que se somete a la consideración del Honorable Congreso contempla como estimulante de la prevención, rebajas o recargos de
la cotización para aquellas empresas que implanten medidas especiales de prevención o para aquellas otras que ofrezcan condiciones
insuficientes de prevención, higiene y seguridad. Estos recargos y rebajas sí que son verdaderos estímulos para la prevención, desde el
momento que tanto unos como otros implican, para la empresa de que se trata, una obligación distinta, perjudicada o mejorada en relación con
las demás empresas de la misma actividad. Estas rebajas y recargos no complicarán los procedimientos administrativos desde el momento que
se aplicarán o concederán al margen del proceso de recaudo de cotizaciones. Y significarán, en otros términos, una contribución a la prevención
por parte de los organismos administradores cuando concedan una rebaja, o una sanción para las empresas que no adopten las medidas de
prevención higiene y seguridad que le sean prescritas, cuando apliquen un recargo. (Mensaje Presidencial, p. 8).

— "El criterio anteriormente expuesto es exactamente opuesto al que se aplica en la actualidad, pues hoy día las instituciones aplican para el
cobro de las primas las técnicas propias de los seguros mercantiles a prima fija, esto es, aplican una cotización o prima diferenciada, pero fija,
esto es, no movible, en cuya virtud las primas son diferentes según sean las actividades a que se dediquen las empresas, pero, con absoluta
prescindencia de su situación real y de las medidas que hubieren adoptado en materia de prevención de riesgos, higiene y seguridad en el
trabajo". (Informe Comisión Asistencia Médico Social e Higiene, página 52).

El objetivo de la ley Nº 16.744 ciertamente fue incentivar la prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, lo
que se estructuró en base a un sistema diferenciado de cotizaciones basado en los riesgos que presentara la actividad de la empresa,
lo que distingue a las empresas de mayor riesgo, presunto para las que tienen una antigüedad menor a dos años y efectivo para las
demás.

El sistema de seguro social en este caso se centra en la manifestación del riesgo laboral, vale decir, una vez que ocurre el accidente
del trabajo o la enfermedad profesional se activan las prestaciones del sistema, sean éstas económicas, médicas o rehabilitadoras, y
desde el punto de vista del empleador, el riesgo laboral efectivo determinará la futura cotización adicional que deberá aportar al
sistema. En nuestro medio institucional se asume este enfoque para la prevención de riesgos; muestra de ello es la siguiente referencia
contenida en la Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral del año 2013: "Prevención de riesgos laborales /
Para evitar que ocurra el accidente o se contraiga la enfermedad profesional, la ley Nº 16.744 establece obligaciones en materia de
prevención, higiene y seguridad".49

Desde una perspectiva del Derecho de la Prevención de Riesgos, el sistema debiera estar orientado a prevenir la ocurrencia de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, pero también a prevenir la sola existencia de riesgos laborales, de manera que
aun cuando no se manifestaran, debieran surgir consecuencias para quien no adopte medidas destinadas a proteger eficazmente la
vida y la salud de los trabajadores.

El Convenio 187 de la OIT, sobre Marco Promocional para la Seguridad y Salud en el Trabajo, aborda en su artículo 2º ambos
enfoques dentro de sus objetivos, el preventivo de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales en su numeral 1 y el que busca
prevenir la existencia de riesgos laborales en su numeral 2:

1. "Todo Miembro que ratifique el presente Convenio deberá promover la mejora continua de la seguridad y salud en el trabajo con el fin de
prevenir las lesiones, enfermedades y muertes ocasionadas por el trabajo mediante el desarrollo de una política, un sistema y un programa
nacionales, en consulta con las organizaciones más representativas de empleadores y de trabajadores".

2. "Todo Miembro deberá adoptar medidas activas con miras a conseguir de forma progresiva un medio ambiente de trabajo seguro y saludable
mediante un sistema nacional y programas nacionales de seguridad y salud en el trabajo, teniendo en cuenta los principios recogidos en los
instrumentos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) pertinentes para el marco promocional para la seguridad y salud en el trabajo".

El primero de estos objetivos ciertamente lo cumple el seguro social de la ley Nº 16.744. Sobre el segundo, orientado a buscar un
medio ambiente seguro y saludable, exento de riesgos, solo tiene un carácter programático en Chile, puesto que según veremos más
adelante la ratificación del Convenio Nº 187 de la OIT en el año 2011 no se ha traducido en acciones concretas.

El modelo europeo de protección de la seguridad y salud en el trabajo recoge esta doble dimensión protectora, la de evitar la
manifestación de los riesgos en los lugares de trabajo y la de evitar los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Dentro de
las Directivas de la Unión Europea sobre protección de la seguridad y salud en el trabajo, la más significativa es la 89/391/CEE, relativa
a la aplicación de las medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores en el trabajo, que contiene el
marco jurídico general en el que opera la política de prevención comunitaria. Define la prevención como "el conjunto de disposiciones o
de medidas adoptadas o previstas en todas las fases de la actividad de la empresa, con el fin de evitar o de disminuir los riesgos
profesionales" (artículo 3, letra c) y más adelante establece como obligación general de los empresarios la de "evitar los riesgos".

1.2. Seguridad en el Trabajo

Su campo de acción serán los riesgos de accidentes del trabajo, caracterizados por presentarse en forma brusca e inesperada,
siendo finalidad de las técnicas de seguridad la de detectar, evitar o disminuir estos accidentes. Se centra por tanto en elementos
mecánicos y físicos presentes en los lugares de trabajo, los que analiza para conocer los factores de riesgo y poder proponer medidas
que los eviten. Es el caso de un edificio y sus instalaciones de escaleras, eléctricas, de ventilación, iluminación y en general de la
infraestructura necesaria para que la empresa pueda funcionar.

Quienes se preocupan por la seguridad en el trabajo son los expertos en prevención de riesgos, quienes conociendo los riesgos
presentes en el recinto de trabajo podrán recomendar la utilización de determinados equipos de protección personal.

El reglamento más importante —por su carácter general— sobre Seguridad en el Trabajo vigente en Chile se encuentra contenido en
el D.S. Nº 40 de 1969, del MTPS, sobre Prevención de Riesgos Profesionales, que trata sobre los departamentos de prevención de
riesgos, las estadísticas de accidentes, el reglamento interno de higiene y seguridad, y la obligación de informar de los riesgos
laborales, también llamado "derecho a saber".

1.3. Higiene Industrial

Su objetivo es conocer y revisar las condiciones ambientales de un lugar de trabajo, para controlar y prevenir las enfermedades
profesionales, esto es, patologías que se adquieren luego de un período de exposición más o menos prolongado a agentes o riesgos
presentes en los recintos de trabajo. Más recientemente se le llama "Salud en el Trabajo", poniendo el énfasis en el trabajador como
destinatario de las acciones que la promueven.

El cuerpo reglamentario sobre Higiene Industrial por excelencia en Chile se contiene en el D.S. Nº 594 de 1999, del Ministerio de
Salud, que aprobó el Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los Lugares de Trabajo, con normas
particulares sobre condiciones de construcción y sanitarias, provisión de agua potable, disposición de residuos, servicios higiénicos y
evacuación de aguas servidas, guardarropías y comedores, condiciones ambientales generales.

1.4. Medicina del Trabajo

Es una especialidad médica que se dedica al estudio de las enfermedades y los accidentes que se producen por causa o
consecuencia de la actividad laboral, así como las medidas de prevención que deben ser adoptadas para evitarlas o aminorar sus
consecuencias.

Su campo de acción es en el interior de la empresa, aplicado a todos los trabajadores por medio de ejercicios ocupacionales,
exámenes de ingreso, vigilancia epidemiológica y convenios con entidades externas para que lleven un control de los procesos con
algún índice de peligro que afecten la salud de los trabajadores, y así buscar diferentes métodos para mantener un buen índice sobre la
salud de los trabajadores de las empresas.

Tiene un rol importante en el diagnóstico precoz de las patologías asociadas al trabajo, a fin de poder prevenirlas. En una mirada
individual, realiza exámenes que permiten diagnosticar en casos concretos las patologías laborales; en un ámbito colectivo, realiza
recopilaciones de datos con fines epidemiológicos, que permiten planificar y adoptar medidas de prevención de riesgos laborales.

El Reglamento sobre Calificación y Evaluación de los Accidentes del Trabajo y las Enfermedades Profesionales, aprobado por D.S.
Nº 109 de 1968, del MTPS, es el cuerpo de normas que contiene la regulación desde el Estado en materias vinculadas a la Medicina
del Trabajo.

1.5. Ergonomía

Se compone de un conjunto de técnicas de carácter multidisciplinario que buscan la adaptación del trabajo a la persona, a través del
diseño de puestos de trabajo que se ajusten a las características del individuo que trabaja.

Es el caso de la organización del tiempo de trabajo a través de sistemas de turnos que permitan evitar alteraciones en la salud de los
trabajadores, y que al mismo tiempo logre mayor grado de productividad y eficacia en la actividad laboral.

48www.bcn.cl

49Superintendencia de Seguridad Social, "Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral. 2013", p. 14.
2. Prevención de riesgos laborales desde el Estado y los Organismos Administradores
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo IV Prevención de riesgos laborales
2. Prevención de riesgos laborales desde el Estado y los Organismos Administradores

2. P E O A

2.1. El Estado fiscaliza, no ejecuta actividades directas


en prevención de riesgos

El Título VII de la ley Nº 16.744 trata de la Prevención de riesgos profesionales, dedicando los artículos 65 a 71 a esta materia, la que
es reglamentada por el D.S. Nº 40 de 1969 del MTPS.

En lo que toca a las obligaciones y responsabilidades que se asignan al Estado, se establece que "corresponderá al Servicio Nacional
de Salud —hoy Servicios de Salud50— la competencia general en materia de supervigilancia y fiscalización de la prevención, higiene y
seguridad de todos los sitios de trabajo, cualesquiera que sean las actividades que en ellos se realicen" (artículo 65) y, en lo pertinente,
entrega también a los Servicios de Salud la fiscalización de la calidad de las actividades de prevención que realicen los organismos
administradores, sin distinguir entre la administración por entidades privadas y del Estado, actualmente desarrollada por el Instituto de
Seguridad Laboral.

Sin embargo, el D.S. Nº 40 precisa que la labor fiscalizadora de la prevención de riesgos por parte de los Servicios de Salud se hará
"en particular (a) las Mutualidades de Empleadores, y las empresas de administración delegada", dejando fuera al Instituto de Seguridad
Laboral, y dedica diversos preceptos a las acciones concretas que deben ser realizadas por estas entidades (artículo 2º). Se establece,
en consecuencia, un marco normativo en que el Estado sólo fiscaliza la tarea preventiva de los organismos administradores y las
entidades empleadoras, con exclusión del mismo en su calidad de organismo administrador del sistema.

También se consigna en la ley Nº 16.744 la obligación de las empresas o entidades empleadoras de implantar todas las medidas de
higiene y seguridad en el trabajo que les prescriban el Servicio de Salud respectivo, o en su caso el organismo administrador; la sanción
por el incumplimiento se aplica conforme al procedimiento de multas y sanciones previsto en el Código Sanitario y en las demás
disposiciones legales, dentro de las que se cuenta el recargo de la cotización adicional que puede aplicar el organismo administrador. Y
el Servicio de Salud está facultado para clausurar fábricas, talleres, minas o cualquier sitio de trabajo que signifique un riesgo inminente
para la salud de los trabajadores o de la comunidad (artículo 68).

Rigen en la aplicación de sanciones por parte del Servicio de Salud las normas contenidas en el Libro X, Títulos I, II y III del Código
Sanitario. Su artículo 174 establece un rango de multas de 1/10 a 1.000 Unidades Tributarias Mensuales que se elevan al doble en caso
de reincidencia, la clausura de establecimientos o recintos y la cancelación de la autorización de funcionamiento en su caso.

El ejercicio de estas facultades por parte del Servicio de Salud es sin perjuicio "de las demás disposiciones legales" que rijan en la
materia, y desde luego el mismo precepto legal expresa que el organismo administrador puede además aplicar un recargo en la
cotización adicional, acorde con su facultad legal (artículo 16 inciso 2º de la ley Nº 16.744), lo que no obsta al ejercicio de las atribuciones
fiscalizadoras con que cuentan otros organismos, como es el caso de la Dirección del Trabajo conforme al artículo 184 inciso 4º del
Código del Trabajo, del Servicio Nacional de Geología y Minería de acuerdo con los artículos 590 y 592 del D.S. Nº 132 de 2002, del
Ministerio de Minería sobre Reglamento de Seguridad Minera, y de otros organismos fiscalizadores sectoriales.

Complementan estas normas los incisos 5º y 6º del artículo 184 del Código del Trabajo, según los cuales la Dirección del Trabajo
deberá poner en conocimiento del respectivo organismo administrador de la ley Nº 16.744, todas aquellas infracciones o deficiencias en
materia de higiene y seguridad, que se constaten en las fiscalizaciones que se practiquen a las empresas; copia de esta comunicación
deberá remitirse a la Suseso. El referido organismo administrador deberá, en el plazo de 30 días contado desde la notificación, informar
a la Dirección del Trabajo y a la Suseso, acerca de las medidas de seguridad específicas que hubiere prescrito a la empresa infractora
para corregir tales infracciones o deficiencias.

Corresponderá a la Suseso velar por el cumplimiento de esta obligación por parte de los organismos administradores. Cabe destacar
respecto de esta atribución, que aun cuando la Suseso cuenta con funcionarios fiscalizadores, su labor no puede alcanzar los lugares de
trabajo pues estatutariamente no está considerado así; sólo pueden intervenir conociendo de posibles infracciones o deficiencias a través
de los organismos administradores. Lo mismo ocurre con la aplicación de sanciones, las que no pueden ser aplicadas directamente a las
entidades empleadoras por la Suseso, siendo ello de resorte de los organismos administradores, conforme se desprende del artículo 80
de la ley Nº 16.744.

Es importante destacar la disposición del artículo 191 del Código del Trabajo, que reconoce las facultades amplias de la Dirección del
Trabajo, quien puede controlar el cumplimiento de las medidas básicas exigibles relativas al adecuado funcionamiento de instalaciones,
máquinas, equipos e instrumentos de trabajo. Vale decir, sus atribuciones están referidas a las instalaciones en que se trabaja, mas no a
los procesos ni a la forma en que se realiza el trabajo, cuestión de toda lógica atento el perfil profesional del fiscalizador, que no siempre
se vincula con los procesos técnicos en que incide el trabajo.
Asimismo, el precepto anotado contiene una disposición de orden en cuanto a la actuación de los distintos organismos fiscalizadores
que pueden intervenir respecto de un mismo hecho, pues establece en su inciso tercero que "cada vez que uno de los servicios
facultados para fiscalizar la aplicación de normas de higiene y seguridad, se constituya en visita inspectiva en un centro, obra o puesto
de trabajo, los demás servicios deberán abstenerse de intervenir respecto de las materias que están siendo fiscalizadas, en tanto no se
haya dado total término al respectivo procedimiento".

La diversidad de entidades que intervienen en materia de fiscalización en la aplicación de normas sobre seguridad y salud en el
trabajo se aprecia en el siguiente gráfico:

Gráfico Nº 2

Mecanismos para garantizar la legislación nacional


(sistemas de inspección)

Fuente: Memoria Anual Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral año 2013, Suseso.

Ante la dispersión de normas que se refieren a las facultades fiscalizadoras de los distintos organismos que intervienen en materia de
seguridad y salud en el trabajo, es posible sistematizarlas como sigue51:

— La Dirección del Trabajo52:

• Fiscaliza el cumplimiento de las medidas básicas legalmente exigibles relativas al adecuado funcionamiento de instalaciones,
máquinas, equipos e instrumentos de trabajo.

• Fiscaliza y autoriza la reanudación de faenas en caso de accidentes del trabajo, dando prioridad a los graves y fatales, y a aquellos
en que esté involucrado un menor de 18 años de edad.

• Controla la constitución y funcionamiento de los comités paritarios del sector privado.


• Efectúa visitas a los lugares de trabajo, pudiendo entregar instrucciones para la corrección de la infracción hasta ordenar la
suspensión inmediata de las labores que constituyan un peligro inminente para la salud de los trabajadores.

• Otorgar a las micro y pequeñas empresas, de hasta 49 trabajadores, la posibilidad de sustituir la multa por infracciones a normas de
higiene y seguridad, por la participación en un programa de asistencia al cumplimiento.

— La Superintendencia de Seguridad Social (Suseso)53:

• Interpreta la ley Nº 16.744 y sus reglamentos e imparte instrucciones sobre estas materias, las que son obligatorias para los entes
fiscalizados.

• Fiscaliza y controla a los organismos administradores del seguro social de la ley Nº 16.744 en aspectos médicos, financieros,
actuariales, jurídicos y administrativos; también califica la legalidad y conveniencia de sus actuaciones en los casos que la ley establece.

• Fiscaliza la constitución y funcionamiento de los Comités Paritarios del Sector Público.

• Puede participar en estudios y preparación de proyectos de ley y reglamentos para el perfeccionamiento del sistema de seguridad
social.

• Controla el cumplimiento de normas, y de sus instrucciones y dictámenes, por parte de las entidades fiscalizadas y de las que
administran regímenes de seguridad social fiscalizados por la Suseso.

• Investiga las denuncias de irregularidades y fraudes en las entidades fiscalizadas.

• Puede desarrollar estudios económicos y financieros sobre las Mutualidades y el seguro social de la ley Nº 16.744 y en materias
médicas de esta ley.

• Resolver el contencioso administrativo sobre las pensiones, indemnizaciones y subsidios por incapacidad laboral otorgados por los
organismos administradores, como asimismo de las cotizaciones adicionales que fijan a sus adherentes.

• Resuelve el contencioso administrativo sobre la calificación del origen de accidentes y enfermedades, respecto del otorgamiento de
los beneficios médicos por parte de los organismos administradores.

• Puede realizar actividad de difusión de la seguridad social.

• Puede preparar proyectos de decretos sobre presupuesto del seguro social de la ley Nº 16.744.

• Debe sistematizar y proponer la estandarización de la normativa sobre seguridad y salud en el trabajo, para lograr su uniformidad,
mediante revisiones periódicas.

• Debe administrar y mantener actualizado el Sistema Nacional de Información de Seguridad y Salud en el Trabajo (Sisesat).

• Debe elaborar y publicar la Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral.

— Las Secretarías Regionales Ministeriales de Salud (Seremi)54:

• Supervigilan y fiscalizan la prevención, higiene y seguridad de todos los lugares de trabajo.

• Fiscalizan la calidad de las actividades de prevención de riesgos laborales que realicen los organismos administradores, las
instalaciones médicas y la forma y condiciones de prestaciones médicas otorgadas.

• Fiscalizan y autorizan la reanudación de faenas en caso de accidentes del trabajo, graves y fatales.

• Examinan la legalidad y conveniencia de los reglamentos internos de higiene y seguridad.

• Mantienen un registro de expertos en prevención de riesgos profesionales.

• Otorgan asesoría en materia de prevención de riesgos laborales a las empresas y a los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad de
las empresas afiliadas al Instituto de Seguridad Laboral.

• Pueden clausurar cualquier sitio de trabajo que signifique un riesgo inminente para la salud de los trabajadores o de la comunidad.

— El Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN)55:

• Controla y fiscaliza el cumplimiento de las normas y exigencias establecidas en el Reglamento de Seguridad Minera y de aquellas
dictadas por el propio servicio en ejercicio de sus facultades.
• Investiga los accidentes del trabajo con lesiones a las personas, daños graves a la propiedad que estime conveniente. Investiga
siempre los accidentes del trabajo fatales. Está facultado para tomar declaraciones del hecho al personal involucrado y a la supervisión.

• Exige el cumplimiento de las acciones correctivas que resulten de las atribuciones anteriores.

• Puede proponer la dictación de normas, instructivos, circulares y desarrollar todo tipo de actividades de carácter preventivo,
tendientes a optimizar los estándares de seguridad de la industria extractiva minera.

• Califica a los expertos y monitores en prevención de riesgos que se desempeñarán en la minería; determina la experiencia, materias
y demás requisitos cuyo conocimiento deban poseer los postulantes.

• Puede solicitar a las empresas mineras, cuando lo estime conveniente, el texto de los reglamentos internos específicos de las
operaciones críticas, que garanticen la integridad física de los trabajadores, el cuidado de las instalaciones, equipos, maquinarias y del
medio ambiente, que estas deben elaborar, desarrollar y mantener.

• Puede promover la participación de los trabajadores en las actividades de prevención de riesgos en las faenas mineras.

• Puede disponer el cierre temporal o indefinido, parcial o total de una faena minera, en los casos en que a juicio del Servicio la
empresa haya incurrido en infracciones graves, atendida la naturaleza de la infracción y los perjuicios que se hayan ocasionado o se
puedan causar.

Existen otras entidades fiscalizadoras sectoriales que también cuentan con facultades especiales contenidas fundamentalmente en
sus leyes orgánicas. Es el caso de la Dirección General del Territorio Marítimo y de Marina Mercante (DIRECTEMAR), con el D.F.L.
Nº 292 de 1953 del Ministerio de Hacienda; el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) con la ley Nº 18.755 de 1989; la Superintendencia de
Electricidad y Combustibles (SEC), con la ley Nº 18.410 de 1985; la Dirección de Aeronáutica Civil (DGAC) con la ley Nº 16.752 de 1968;
la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) con la ley Nº 16.319 de 1965.

2.2. Actividades permanentes en prevención de riesgos

Las Mutualidades de Empleadores están obligadas a realizar actividades permanentes de prevención de riesgos de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales (artículo 3º del D.S. Nº 40).

A estos efectos, deben contar con una organización estable que permita realizar en forma permanente acciones sistematizadas de
prevención en las empresas adheridas, para lo cual dispondrán de registros por actividades acerca de la magnitud y naturaleza de los
riesgos, acciones desarrolladas y resultados obtenidos.

El personal a cargo de estas actividades deberá ser especializado en prevención de riesgos y su idoneidad será calificada
previamente por el Servicio de Salud respectivo, debiendo las jefaturas generales y locales ser ejercidas por expertos en prevención de
riesgos y contar con personal especializado suficiente, contratado a tiempo completo, para asegurar que efectúen una prevención
satisfactoria en todas las empresas asociadas, entendiéndose que es suficiente cuando a dicho personal le corresponda una proporción
promedio individual no superior a 80 empresas afiliadas. Con esta norma se prohíbe en los hechos la prestación de servicios de
prevención de riesgos a través de empresas externas, a diferencia de modelos comparados en que este servicio es prestado por
entidades especializadas contratadas por los empleadores, siendo su labor auditada por organismos independientes, como ocurre con el
caso español.

Similares son las obligaciones de las Empresas con Administración Delegada, cuyas actividades de prevención de riesgos serán de
carácter permanente, efectivas, basadas en una organización estable y si el Servicio de Salud respectivo comprueba incumplimiento de
las disposiciones anteriores o ineficiencia en los resultados, ello será causal suficiente para que dicho Servicio solicite a la Suseso la
revocación de la delegación (artículo 3º del D.S. Nº 40).

Una mayor certeza en torno a lo que debe entenderse por "actividades permanentes de prevención de riesgos", que es la exigencia
normativa que venimos comentando, la encontramos en los Ordinarios Nº 6.203 y Nº 38.237 de 2005 de la Suseso, en los que ha
señalado que esta expresión "está referida a todas aquellas gestiones, procedimientos o instrucciones que los organismos
administradores deben realizar, dentro del marco legal y reglamentario vigente, en relación con la naturaleza y magnitud del riesgo
asociado a la actividad productiva de sus entidades empleadoras afiliadas y que éstas deben implementar, cuando corresponda, con el
concurso de los Departamentos de Prevención de Riesgos Profesionales y/o de los Comités Paritarios, según sea el caso, con
independencia de la ocurrencia o no de los siniestros de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales".

2.3. Nueva institucionalidad derivada de la ratificación del


Convenio Nº 187 de la OIT

Con la ratificación en el año 2011 del Convenio Nº 187 de 2006, sobre Marco Promocional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, Chile
se ha comprometido a crear las siguientes instituciones:

1. Consejo consultivo para la Seguridad y Salud en el Trabajo

El D.S. Nº 19 de 2011, del MTPS, crea y regula el funcionamiento de un Consejo Consultivo para la Seguridad y Salud en el Trabajo,
cuya misión central es emitir opinión sobre diversas materias relacionadas con la seguridad y salud en el trabajo.
El Consejo está integrado por cinco miembros nombrados por el Presidente de la República, uno de los cuales deberá pertenecer o
haber pertenecido a organizaciones de empleadores; otro deberá pertenecer o haber pertenecido a organizaciones de trabajadores,
contando ambos con experiencia en la implementación de la normativa sobre seguridad y salud en el trabajo, o en materia laboral o de
previsión social, o en su promoción y protección. Los restantes tres Consejeros deberán ser profesionales de reconocida experiencia y
trayectoria en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, o en materia laboral o de previsión social, uno de los cuales asumirá como
Presidente del Consejo, a elección del Presidente de la República y mientras cuente con su confianza.

Ha registrado una mínima actividad, dada la carencia en las demás instituciones que integran el marco a implementar con la
ratificación del Convenio Nº 187 de la OIT.

2. Comité de Ministros para la Seguridad y Salud en el Trabajo

El D.S. Nº 20 de 2011, del MTPS, establece un Comité de Ministros para la Seguridad y Salud en el Trabajo.

El Comité debe asesorar de forma permanente, al Presidente de la República en la formulación de lineamientos y Políticas de
Seguridad y Salud en el Trabajo. Es presidido por el Ministro del Trabajo y Previsión Social y estará integrado, además, por los Ministros
de Defensa Nacional, de Economía, Fomento y Turismo, de Salud, de Agricultura, de Minería y de Transportes y Telecomunicaciones. En
caso de ausencia o impedimento temporal, los representantes titulares ante el Comité podrán ser reemplazados por sus subrogantes
legales o por quienes los Ministros titulares designen.

No existe un registro público de sesiones de este comité ni menos de acuerdos adoptados en la materia.

3. Intendencia de Seguridad y Salud en el Trabajo

La ley Nº 20.691 (Diario Oficial de 14 de diciembre de 2013) asignó nuevas facultades para la Suseso, acorde con la necesidad de
focalizar la labor fiscalizadora en materia de seguridad y salud en el trabajo, lo que hoy está a cargo de una Intendencia en la materia.

Destacan dentro de las atribuciones actuales de la Suseso (art. 2º de la ley Nº 16.395):

— Sistematizar y proponer la estandarización de la normativa sobre seguridad y salud en el trabajo, para lograr su uniformidad, mediante
revisiones periódicas (letra f).

— Administrar y mantener actualizado el Sistema Nacional de Información de Seguridad y Salud en el Trabajo, con información de denuncias de
accidentes del trabajo y de enfermedades profesionales, diagnósticos de enfermedad profesional, exámenes y evaluaciones, calificaciones, y
actividades de prevención y fiscalización. El Sistema se integrará, además, con información relativa a la seguridad y salud en el trabajo
proporcionada por el Fondo Nacional de Salud, las Secretarías Regionales Ministeriales de Salud, las Comisiones de Medicina Preventiva e
Invalidez, los Servicios de Salud, el Instituto de Seguridad Laboral, las Instituciones de Salud Previsional, las Mutualidades de Empleadores y la
Dirección del Trabajo; entidades que estarán obligadas a entregar los antecedentes que deban poseer de acuerdo a sus atribuciones legales.
Adicionalmente, podrá requerir información al Instituto de Previsión Social, como también la información que otras entidades públicas o privadas
tengan en su poder y resulte necesaria para la integración del Sistema y el cumplimiento de su objetivo (letra g).

— Elaborar y publicar la Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral, que incluirá los resultados alcanzados, los
principales hitos en el desarrollo de la Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, y los avances que se registren en el logro de los
objetivos, indicando niveles de cumplimiento de los mismos y perspectivas para el futuro. Además, recopilará, consolidará y sistematizará la
información que proporcionen los organismos administradores de la ley Nº 16.744 y las diversas instituciones públicas con competencias en
materias de seguridad y salud laboral, directamente o a través del Sistema Nacional de Información de Seguridad y Salud en el Trabajo (letra o).

De acuerdo a la información de acceso público disponible en la Suseso, con fecha noviembre de 2011 se dio a conocer un informe
sobre revisión de normativa de seguridad y salud en el trabajo56, del que no se conocen medidas concretas posteriores, siendo su
aporte el haber efectuado un diagnóstico por áreas de actividad del estado actual de las normas en la materia.

Se ha avanzado desde la Suseso en la implementación del Sistema Nacional de Información en Seguridad y Salud en el Trabajo con
la creación de una plataforma electrónica que permitirá rescatar, almacenar y gestionar información relativa a los accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales57.

Se ha editado la primera Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral referida al año 201358.

No existe una Política Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, que es el instrumento fundamental para conducir las actuaciones
del resto de la institucionalidad, de manera que por ahora se trata de normas de carácter programático que no cuentan con vigencia real.

Más allá de la falta de cumplimiento o de eficacia de las medidas legislativas adoptadas después de la ratificación por Chile del
Convenio Nº 187 de la OIT, es necesario destacar que el cambio iniciado en el año 2010 al modelo regulatorio, con motivo del accidente
que afectó a 33 mineros en la comuna de Tierra Amarilla en el norte chileno, está inconcluso. Se encuentra en trámite legislativo una
iniciativa del Ejecutivo destinada a modernizar la seguridad laboral y modificar el seguro de la ley Nº 16.74459, en la que se propone la
creación de un sistema integrado para la fiscalización en materia de seguridad y salud en el trabajo, entre otros variados aspectos.

Finalmente, destacamos que la Organización Iberoamericana de Seguridad Social, de la que Chile es miembro a través de su
Ministerio del Trabajo y Previsión Social, ha fijado para el quinquenio 2015-2020 una Estrategia Iberoamericana de Seguridad y Salud en
el Trabajo, cuyos objetivos fundamentales —a tener en cuenta en la implementación de la nueva institucionalidad que hemos referido—
son los siguientes:
— Fomentar la educación y la cultura preventiva;

— Avanzar en la erradicación del trabajo infantil;

— Luchar contra la exportación del riesgo laboral desde los países más desarrollados a las sociedades en desarrollo;

— Evitar el dumping social;

— Avanzar en el protagonismo de los agentes sociales y en el diálogo social en el diseño de las políticas públicas;

— Incrementar progresivamente el porcentaje de la población trabajadora que se encuentra en la economía y el empleo formal, ya que es
precisamente en la informalidad donde se registran las peores condiciones de trabajo y la mayor exposición al riesgo laboral;

— Prestar singular atención al trabajo de la mujer, las poblaciones indígenas, los migrantes y otros colectivos singularmente desfavorecidos como
los trabajadores discapacitados y los de mayor edad o en situación de vulnerabilidad;

— Potenciar la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres en el orden social;

— Promover planes o estrategias nacionales de seguridad y salud ocupacional;

— Situar la función de gobierno sobre la seguridad y salud en el trabajo en la posición que merece en atención a su impacto social y económico;

— Fomentar la articulación, transferencia-adaptación de tecnologías y homologación de estándares y condiciones de trabajo;

— Fomentar los procesos de Investigación, Desarrollo e Innovación sobre temas de seguridad y salud en el trabajo, y

— Promover la reducción de los riesgos laborales, enfermedades y muertes en los lugares de trabajo es avanzar sustancialmente en la mejora del
trabajo decente para todos los trabajadores.

50La terminología actualizada en esta materia la contiene el D.S. Nº 101 de 1968, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

51Superintendencia de Seguridad Social, "Memoria Anual del Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral. 2013", pp. 22-29.

52D.F.L. Nº 2 de 1967, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

53Ley Nº 16.395 de 1966, modificada por la ley Nº 20.691 de 2013 (D.O. de 14 de octubre de 2013).

54Código Sanitario y ley Nº 16.744.

55D.S. Nº 132 de 2002, del Ministerio de Minería, sobre Reglamento de Seguridad Minera.

56http://163.247.55.110/PortalWEB/SST/informes_SST/Normativa_Seguridad&&Salud-02.pdf [www.suseso.cl, fecha de consulta: 16 de septiembre de 2014].

57Superintendencia de Seguridad Social, circulares Nº 2.283 de 2008, Nº 2.582 de 2009, Nº 2.717 de 2011 y Nº 2.806 de 2012.

58En septiembre de 2014.

59Mensaje de 9 de mayo de 2013, Boletín 8971-13,www.bcn.cl


3. El modelo de prevención de riesgos laborales en la empresa
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo IV Prevención de riesgos laborales
3. El modelo de prevención de riesgos laborales en la empresa

3. E

3.1. El Comité Paritario de Higiene y Seguridad60

En toda empresa en que trabajen más de 25 personas, deben funcionar uno o más Comités Paritarios de Higiene y Seguridad
(CPHS), cualquiera que sea la naturaleza jurídica o la actividad a que se dediquen. Para el cómputo de este mínimo corresponde
considerar el número de trabajadores que se desempeñan en todas las unidades de trabajo que dependan de un mismo empleador.

Sus integrantes son 6, de los cuales 3 son designados por la empresa y 3 elegidos por los trabajadores. Por cada miembro titular
habrá un suplente; los suplentes en representación de la empresa deben estar preferentemente vinculados a las actividades técnicas
que se desarrollan en la industria o faena respectiva y serán llamados a integrar el CPHS según el orden de precedencia con que la
empresa los hubiere designado, y los suplentes de los trabajadores por el orden de mayoría con que fueron elegidos.

Un representante de los trabajadores tiene fuero hasta el término de su mandato, o hasta el término de su contrato de trabajo a
plazo, si esto último ocurriere antes. La designación debe ser comunicada por escrito a la administración de la empresa el día laboral
siguiente de producida y si en una empresa existe más de un CPHS, gozará de fuero un representante titular de los trabajadores en los
CPHS constituidos en las faenas, sucursales o agencias en que trabajen más de 250 personas.

Si una empresa tuviera faenas, sucursales o agencias distintas, en el mismo o en diferentes lugares, en cada una de ellas deberá
organizarse un CPHS, que debe permanecer en funciones mientras dure la faena, sucursal, agencia o empresa respectiva. El CPHS
debe reunirse mensualmente.

Corresponde al Inspector del Trabajo decidir en caso de duda si procede o no que se constituya un CPHS.

Los miembros del CPHS duran dos años en sus funciones, pudiendo ser reelegidos. Son requisitos para ser elegido miembro: tener
más de 18 años de edad, saber leer y escribir, un año mínimo de antigüedad en el trabajo, poseer cursos de orientación en prevención
de riesgos o haber prestado servicios en el Departamento de Prevención de Riesgos, ser funcionario de planta o a contrata en el caso
de la Administración Pública.

Cesan en sus cargos cuando dejan de pertenecer a la empresa y cuando no asistan a dos sesiones consecutivas sin causa
justificada.

Las funciones del CPHS son:

a) Asesorar e instruir a los trabajadores para la correcta utilización de los instrumentos de protección.

b) Vigilar el cumplimiento tanto por parte de las empresas como de los trabajadores, de las medidas de prevención, higiene y
seguridad.

c) Investigar las causas de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que se produzcan en la empresa, y de
cualquiera otra afección que afecte en forma reiterada o general a los trabajadores y sea presumible que tenga su origen en la
utilización de productos fitosanitarios, químicos o nocivos para la salud.

d) Cumplir las demás funciones o misiones que le encomiende el organismo administrador respectivo.

e) Decidir si el accidente o enfermedad profesional se debió a negligencia inexcusable del trabajador.

f) Indicar la adopción de todas las medidas de higiene y seguridad, que sirvan para la prevención de los riesgos laborales.

g) Promover la realización de cursos de adiestramiento destinados a la capacitación profesional de los trabajadores.

Las empresas están obligadas a adoptar y poner en práctica las medidas de prevención que les indique el CPHS, pero podrán apelar
de tales resoluciones ante el respectivo organismo administrador, dentro del plazo de 30 días desde que le sea notificada la respectiva
resolución. Así lo dispone el artículo 66 de la ley Nº 16.744 y resulta de la mayor importancia al momento de atribuir responsabilidades
por accidentes del trabajo o enfermedades profesionales; si bien el CPHS es un órgano asesor que no decide ni resuelve, sí puede
recomendar medidas preventivas para evitar infortunios laborales, las que de no adoptarse constituyen un indicio de culpabilidad
relevante en contra de la empresa que no las adoptó y producto de ello se produjo un accidente del trabajo o enfermedad profesional.
En cuanto al funcionamiento del CPHS, ya señalamos que debe sesionar en forma ordinaria una vez al mes; podrá hacerlo en forma
extraordinaria a petición conjunta de un representante de los trabajadores y uno de la empresa. En todo caso, debe reunirse cada vez
que en la empresa ocurra un accidente del trabajo que cause la muerte de uno o más de sus trabajadores, o que a juicio del presidente
del CPHS le pudiere originar a uno o más de ellos una disminución permanente de su capacidad de ganancia superior a 40%.

Las empresas deben otorgar facilidades y adoptar las medidas necesarias para que funcione adecuadamente el CPHS. De lo tratado
en las sesiones se deja constancia en un acta.

Si en la empresa existe un Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales, el experto en prevención que lo dirija formará
parte, por derecho propio, de los CPHS que existan, sin derecho a voto, pudiendo delegar sus funciones.

Puede sesionar siempre que concurran un representante de la empresa y uno de los trabajadores. Cuando a las sesiones del CPHS
no concurran todos los representantes patronales o de los trabajadores, se entenderá que los asistentes disponen de la totalidad de los
votos de su representación, adoptándose los acuerdos por simple mayoría y en caso de empate se solicita la intervención del
organismo administrador, cuyos servicios técnicos en prevención resolverán sin ulterior recurso.

Por último, en materia de fiscalización, cabe señalar que cuentan con atribuciones al efecto el organismo administrador respectivo,
los inspectores del trabajo, el Servicio de Salud respectivo y la Suseso.

Reglas especiales para trabajadores portuarios:

La ley Nº 20.773 (D. O. de 17 de septiembre de 2014) hizo por primera vez aplicables las obligaciones del artículo 66 de la ley
Nº 16.744 a los trabajadores portuarios, y en lo referido a CPHS incorporó un nuevo artículo 66 ter a la ley Nº 16.744, que obliga a las
empresas de muellaje a constituir un CPHS en cada puerto, terminal o frente de atraque en que presten regularmente servicios,
siempre que, sumados los trabajadores permanentes y eventuales de la misma, trabajen habitualmente más de 25 personas, conforme
al promedio mensual del año calendario anterior.

Los trabajadores integrantes del CPHS deberán ser elegidos entre los trabajadores portuarios permanentes y eventuales de la
respectiva entidad empleadora, en la forma que señale el reglamento61.

Sin perjuicio de lo señalado, cuando en un mismo puerto presten servicios dos o más entidades empleadoras de las señaladas en el
artículo 136 del Código del Trabajo, cada una de ellas deberá otorgar las facilidades necesarias para la integración, constitución y
funcionamiento de un CPHS, cuyas decisiones en las materias de su competencia serán obligatorias para todas estas entidades
empleadoras y sus trabajadores. Al CPHS, corresponderá la coordinación de los Comités Paritarios de empresa y el ejercicio de
aquellas atribuciones que establece el artículo 66, en los casos y bajo las modalidades que defina el reglamento.

Los representantes de los trabajadores ante el CPHS serán elegidos por éstos, en la forma que determine el reglamento.
Corresponderá igualmente al reglamento establecer un mecanismo por el cual las distintas entidades empleadoras obligadas designen
a sus representantes ante el CPHS. Este Comité se denominará para todos los efectos legales Comité Paritario de Higiene y Seguridad
de Faena Portuaria.

J :

a) Quórum para su constitución: Una empresa se encuentra en la obligación de organizar CPHS en las sucursales de Antofagasta y
Concepción, aun en circunstancias de que su personal se encuentre excluido de la limitación de jornada de trabajo y que sólo concurra a su
lugar de trabajo una sola vez al día y por breve tiempo (Dirección del Trabajo, Ord. Nº 5.544/103 de 8 de septiembre de 2010).

b) Declaración de nulidad de elección: El Inspector del Trabajo no cuenta con atribuciones para declarar nula la elección verificada en un CPHS,
materia que debe conocer el Tribunal Electoral Regional, sin perjuicio de sus facultades permanentes en cuanto a resolver reclamos o dudas,
y controlar las irregularidades o infracciones en que se incurra con motivo de la constitución y funcionamiento de dichos Comités (Dirección
del Trabajo, Ord. Nº 5.783/135 de 21 de diciembre de 2005).

c) Elección y funcionamiento en un organismo público: La Dirección del Trabajo carece de competencia para pronunciarse sobre la constitución
y funcionamiento de los comités paritarios de higiene y seguridad, constituidos y a constituirse en un hospital dependiente de un Servicio de
Salud, correspondiendo su conocimiento y resolución a la Suseso, sin perjuicio de la facultad de la Dirección del Trabajo para actuar como
ministro de fe en el acto eleccionario de los miembros de ese comité (Dirección del Trabajo, Ord. Nº 5.379/208 de 29 de diciembre de 2004).
En un sentido más general, la Contraloría General de la República ha sostenido que la competencia para fiscalizar a los comités paritarios de
los servicios que conforman la administración civil del Estado corresponde a la Suseso (Ord. Nº 7.531 de 1997, Contraloría General de la
República).

d) Obligación de constituir CPHS: Lo que queda del todo claro al tenor de lo previsto en el inciso segundo del art. 1º del D.S. Nº 54 de 1969, el
que precisa con toda claridad que si la empresa tuviera distintas faenas, sucursales o agencias (donde laboren 25 trabajadores o más),
deberá constituirse un Comité Paritario en cada una de ellas, tal como también se desprende del artículo 66 de la ley Nº 16.744 ("Comao
Ltda. con Inspección del Trabajo de Maipú", rol Nº I-40-2013, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 6 de mayo de 2013).

3.2. El Departamento de Prevención de Riesgos


En aquellas empresas mineras, industriales o comerciales que ocupen a más de 100 trabajadores será obligatoria la existencia de un
Departamento de Prevención de Riesgos Profesionales (DPRP), el que será dirigido por un experto en prevención, el cual formará
parte, por derecho propio, de los comités paritarios existentes en la empresa.

El artículo 8º del D.S. Nº 40 señala que para los efectos de dicho reglamento se entenderá por DPRP a aquella dependencia a cargo
de planificar, organizar, asesorar, ejecutar, supervisar y promover acciones permanentes para evitar accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales62.

La organización del DPRP dependerá del tamaño de la empresa y la importancia de los riesgos, pero deberá contar con los medios y
el personal necesario para asesorar y desarrollar las siguientes acciones mínimas:

— Reconocimiento y evaluación de riesgos de accidentes y enfermedades profesionales.

— Control de riesgos en el ambiente o medios de trabajo.

— Acción educativa de prevención de riesgos y promoción de la capacitación y adiestramiento de los trabajadores.

— Registro de información y evaluación estadística de resultados.

— Asesoramiento técnico a los CPHS, supervisores y líneas de administración técnica.

En lo referido a la información y evaluación estadística de resultados, el artículo 12 del D.S. Nº 40 prescribe que los DPRP estarán
obligados a llevar estadísticas completas de accidentes y de enfermedades profesionales, y computarán como mínimo la tasa mensual
de frecuencia y la tasa semestral de gravedad de los accidentes del trabajo. Se entenderá por tasa de frecuencia el número de
lesionados por millón de horas trabajadas por todo el personal en el período considerado, y por tasa de gravedad el número de días de
ausencia al trabajo de los lesionados por millón de horas trabajadas por todo el personal en el período considerado; al tiempo de
ausencia al trabajo deberá agregarse el número de días necesario de acuerdo con las tablas internacionales para valorar las
incapacidades y muertes, debiendo incluirse en las tasas los lesionados cuya ausencia al trabajo haya sido igual o superior a una
jornada normal, así como las personas destinadas a trabajo liviano, en que el accidentado no se ausenta al trabajo pero está impedido
de efectuar su actividad habitual.

Las empresas no obligadas a constituir un DPRP igualmente deben llevar información básica para el cómputo de tasas de frecuencia
y gravedad.

Cabe destacar que si bien el artículo 9º del D.S. Nº 40 categoriza a los expertos en prevención de riesgos en profesionales o
técnicos, de acuerdo con sus niveles de formación, y en función del tamaño de la empresa y la importancia de los riesgos se exige uno
u otro en el artículo 10 del mismo reglamento, en los hechos esta diferenciación ha perdido importancia, puesto que en empresas en
que existe subcontratación laboral o bien servicios transitorios, necesariamente el experto en prevención de riesgos debe ser
profesional y estar contratado a tiempo completo, por disponerlo expresamente el artículo 30 del D.S. Nº 76 de 2006, del MTPS. Más
adelante volveremos sobre estas exigencias.

En lo referido a la habilitación del experto en prevención de riesgos a cargo del DPRP, es necesario tener presente la exigencia de
inscribirse en los Servicios de Salud que contiene en artículo 11 del D.S. Nº 40, así como también cumplir con reglamentación
sectorial63.

Las empresas estarán obligadas a adoptar y poner en práctica las medidas de prevención que les indique el DPRP y/o el CPHS,
pero podrán apelar de tales resoluciones ante el respectivo organismo administrador, dentro del plazo de 30 días, desde que le sea
notificada la resolución del DPRP o del CPHS.

El incumplimiento de las medidas acordadas por el DPRP o por el CPHS, cuando sean ratificadas por el respectivo organismo
administrador, será sancionado con multas en los términos del artículo 68 de la ley Nº 16.744. Ciertamente esta no es la sanción de
mayor magnitud, puesto que en caso de incumplimiento, se entenderá que la empresa empleadora no cumplió con el deber de
seguridad que le atribuye el artículo 184 del Código del Trabajo, debiendo enfrentar un mayor estándar de responsabilidad, ya sea en el
ámbito administrativo, civil o penal.

J :

a) "Inmobiliaria Inversalud S.A. con Dirección del Trabajo Temuco", rol Nº 7-2013, Corte de Apelaciones de Temuco, 9 de mayo de 2014: Si bien
se autoriza que, en una empresa del tamaño de la recurrente, su Departamento de Prevención de Riesgos pueda ser dirigido por un experto
contratado a tiempo parcial, ello no implica que la unidad de la cual él se hace cargo no exista con carácter permanente dentro de la
empresa, toda vez que ella debe estar disponible para, en forma continua, asesorar y desarrollar las acciones propias de una unidad de esta
naturaleza, a saber: reconocimiento y evaluación de riesgos de accidentes y enfermedades profesionales, control de riesgos en el ambiente
o medios de trabajo, acción educativa de prevención de riesgos y promoción de la capacitación y adiestramiento de los trabajadores, registro
de información y evaluación estadística de resultados, asesoramiento técnico a los comités paritarios, supervisores y líneas de administración
técnica, condición que no se puede cumplir si se entiende que basta para tener por cumplida la exigencia legal de la existencia del
Departamento con contar un experto en prevención de riesgos con una contratación por una jornada ajustada a los límites de la norma.

b) Servicios de empresa externa: No resulta conforme a derecho que las empresas obligadas legalmente a constituir un Departamento de
Prevención de Riesgos Profesionales a cargo de un experto en prevención de riesgos, puedan contratar los servicios de una empresa
externa que cumpla tales funciones o que le provea de dicho experto. De esta manera, se deja sin efecto el ordinario Nº 1.026/062 de 1998 y
cualquier otro que contenga similar doctrina. (Ordinario Nº 1.696/024 de 12 de abril de 2010, Dirección del Trabajo).

3.3. El Reglamento Interno de Higiene y Seguridad

Las empresas empleadoras estarán obligadas a mantener al día el Reglamento Interno de Higiene y Seguridad (RIHS) y los
trabajadores a cumplir con sus exigencias. Nótese que no se ha exigido en el artículo 67 de la ley Nº 16.744 un número mínimo de
trabajadores para contar con esta herramienta preventiva, de modo tal que debe existir siempre, independiente del número de
trabajadores contratado en la empresa.

Es obligación del empleador entregar gratuitamente un ejemplar impreso del reglamento a cada trabajador, lo que hoy se permite
sea hecho mediante medios electrónicos64.

Para dictarlo, la empresa debe someter su texto original y sus modificaciones posteriores a la consideración del CPHS con 15 días
de anticipación a la fecha en que comience a regir y, de no existir CPHS, se pondrá en conocimiento de todo el personal con la misma
anticipación, mediante carteles fijados en dos sitios visibles al local de trabajo. Debemos recordar que en el Reglamento Interno de
Orden, cuyo contenido se encuentra regulado en los artículos 153 a 157 del Código del Trabajo, se exige someter su texto original y
sus modificaciones posteriores a los trabajadores con 30 días de anticipación, es decir, el doble del tiempo exigido para el RIHS. Para
evitar confusiones, en la práctica se recomienda unificar dicho plazo para ambas secciones del Reglamento Interno en 30 días.

Si puesto en conocimiento del CPHS y/o de los trabajadores, éstos tuvieren observaciones, en caso de desacuerdo decidirá el
Servicio de Salud respectivo.

En lo relativo a las aprobaciones del RIHS, éste debe ser depositado en el Servicio de Salud del domicilio de la empresa, quien
podrá revisar su texto e introducir innovaciones cuando lo estime conveniente, pero para su puesta en vigencia no se precisa de un
acto administrativo aprobatorio.

Con respecto al contenido específico del RIHS, los artículos 16 a 20 del D.S. Nº 40 detallan con bastante precisión la necesidad de
contar con un preámbulo y cuatro capítulos destinados a disposiciones generales, obligaciones, prohibiciones y sanciones; debe
reproducir el procedimiento de reclamos establecido por la ley Nº 16.744 y su reglamento contenido en el D.S. Nº 101 de 1968, del
MTPS.

En la práctica existen algunos formatos estandarizados que los organismos administradores del seguro social de la ley Nº 16.744 y
otras entidades ofrecen a las empresas, los que si bien en un ámbito formal permiten acreditar el cumplimiento de esta obligación
preventiva, estos RIHS de naturaleza meramente protocolar no son eficientes para llevar con éxito la tarea de prevenir los riesgos en el
trabajo, al no decir relación con la realidad concreta de la empresa, cuestión que nuestros tribunales laborales han referido en más de
una oportunidad.

J :

a) "María Adelita Barría Carmona con Pablo Alberto González Kettler", rol Nº 2975-2006, Corte Suprema, sentencia de 28 de agosto de 2007: A
juicio de esta Corte, tal deber de vigilancia y cuidado, consagrado en el artículo 184 del Código del Trabajo, ha sido llevado al extremo, si se
tiene en cuenta que a los trabajadores les estaba expresamente prohibido subirse a este tipo de máquinas motorizadas que realizaban
maniobras o trabajos dentro del establecimiento, lo que constaba en el Reglamento de Higiene y Seguridad, que fue recibido por la víctima.
Conforme a los hechos establecidos, se ha aplicado incorrectamente el artículo 184 del Código del Trabajo, por cuanto las medidas que este
precepto requiere del empleador para proteger la vida y la salud de los trabajadores, aparecen adoptadas por el demandado, no pudiendo
exigirse medidas que contemplan e impidan conductas que van contra la normal ocurrencia de los sucesos, como lo constituye en autos el
transportarse en una pisadera de un tractor.

b) "Rodrigo Quezada Peña con Constructora Ingenieros S.A. e Inmobiliaria y Comercial Ávila S.A.", rol Nº O-2735-2012, Segundo Juzgado de
Letras del Trabajo de Santiago, 21 de noviembre de 2012: No le basta al empleador con hacer entrega formal de formularios y registrar la
asistencia de los trabajadores a charlas de seguridad, sino que debe hacerse cargo también del conocimiento y aplicación de lo aprendido
bajo la supervigilancia adecuada.

c) "José Patricio Manquelipe Huaiquin con Constructora Cuevas Purcell S.A.", rol Nº O-2512-2011, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 7 de diciembre de 2011: Obligación de seguridad del empleador se cumple con adopción de medidas que protejan de forma eficaz
la vida y salud de los trabajadores y no como meras formalidades descritas en reglamentos y charlas.

3.4. Elementos de protección personal y su certificación

Es obligación del empleador proporcionar sin costo alguno a los trabajadores, los elementos de protección necesarios para prevenir
accidentes y enfermedades profesionales; así lo establecen el artículo 184 inciso 1º del Código del Trabajo y artículo 68 inciso 3º de la
ley Nº 16.744. El incumplimiento de este deber hace procedente la aplicación de multas por parte del respectivo Servicio de Salud,
conforme al procedimiento del Código Sanitario, sin perjuicio del recargo de la cotización adicional diferenciada que pueda aplicar el
organismo administrador.

Es frecuente encontrar en los reglamentos internos de las empresas e incluso en los contratos de trabajo, obligaciones especiales de
cuidado de los elementos de protección personal a los trabajadores, lo que permite enfatizar los deberes del trabajador de utilizarlos
efectivamente como asimismo asegurar su correcto uso, pues en algunos casos son de alto costo.
Existen normas precisas que aseguran la calidad de los elementos de protección personal que proporciona el empleador, contenidas
en el D.S. Nº 18 de 1982, del Ministerio de Salud, sobre Certificación de Calidad de Elementos de Protección Personal contra Riesgos
Ocupacionales.

Este cuerpo reglamentario establece que los aparatos, equipos y elementos de protección personal contra riesgos de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales que se utilicen o comercialicen en el país, sean ellos de procedencia nacional o extranjera,
deberán cumplir con las normas y exigencias de calidad que rijan a tales artículos, según su naturaleza. Las personas, entidades,
empresas y establecimientos que fabriquen, importen, comercialicen o utilicen tales aparatos, equipos y elementos deberán controlar
su calidad en instituciones, laboratorios y establecimientos autorizados para prestar este servicio. El Instituto de Salud Pública de Chile,
a través de su Departamento de Salud Ocupacional y Contaminación Ambiental, será el organismo oficial encargado de autorizar,
controlar y fiscalizar a las instituciones, laboratorios y establecimientos que se interesen en obtener esta autorización, para prestar
servicios de control de calidad de equipos, aparatos y elementos de protección personal contra riesgos de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales. En cumplimiento de esta función, señalará las condiciones y procedimientos en que se otorgará la
autorización, y podrá poner término a ella, por razones fundadas. Los controles y pruebas de calidad que efectúen las instituciones,
laboratorios y establecimientos, autorizados deberán sujetarse a las especificaciones fijadas en la materia por las normas oficiales, y a
falta de éstas, por las normas que apruebe el Ministerio de Salud a proposición del Instituto de Salud Pública de Chile. Las
disposiciones del D.S. Nº 18 no obstan a que los Servicios de Salud ejerzan sus funciones y facultades en la materia que la ley les
encomienda en prevención de riesgos ocupacionales.

Así las cosas, en atención a que la exigencia legal para el empleador es la de proporcionar elementos de protección necesarios para
evitar accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, su cumplimiento no se agota con la mera entrega de los respectivos
implementos, siendo menester que éstos sean debidamente certificados conforme a la normativa reglamentaria anotada y, además,
que el empleador supervise su correcto uso por parte de los trabajadores.

La Dirección del Trabajo en su ordinario Nº 5.496 de 2012 expresó que una máquina expendedora de elementos de protección
personal y los comprobantes electrónicos de entrega del equipamiento permiten acreditar el cumplimiento de la obligación contenida en
el artículo 68 inciso 3º de la ley Nº 16.744, en la medida que su implementación se realice conforme a las siguientes condiciones de
operación: 1) que los elementos de seguridad estén certificados, 2) deben ser entregados de libre demanda para trabajadores
expuestos a riesgos específicos (ej. protección respiratoria y auditiva), 3) confeccionar un sistema de asignación conforme a los riesgos
del puesto de trabajo que realiza el trabajador, 4) garantizar la inviolabilidad del sistema, 5) que la tarjeta para retirar los elementos de
seguridad sea personal e intransferible y 6) que la entrega sea oportuna; en el mismo documento expresa que el registro computacional
que genera la máquina expendedora, acompañado del correspondiente registro de video, le permiten a la empresa empleadora
acreditar la entrega de los equipos de protección personal para los efectos de la citada norma legal.

3.5. Derecho a Saber

El artículo 184 del Código del Trabajo en su inciso 1º explicita que el deber de seguridad del empleador incluye la obligación de
"informar de los posibles riesgos" que puedan afectar la vida y salud de sus trabajadores.

Esta obligación de informar tiene su correlato en el comúnmente denominado "derecho a saber" de los trabajadores, cuyo contenido
detallado se encuentra en el título VI del D.S. Nº 40 de 1969 del MTPS sobre la Obligación de Informar de los Riesgos Laborales, entre
sus artículos 21 y 24, los que constituyen la expresión reglamentaria de los artículos 184 y 185 del Código del Trabajo65.

Estos preceptos establecen que los empleadores tienen la obligación de informar oportuna y convenientemente a todos sus
trabajadores acerca de los riesgos que entrañan sus labores, de las medidas preventivas y de los métodos de trabajo correctos. Los
riesgos son los inherentes a la actividad de cada empresa.

Especialmente deben informar a los trabajadores acerca de los elementos, productos y sustancias que deban utilizar en los procesos
de producción o en su trabajo, sobre la identificación de los mismos (fórmula, sinónimos, aspecto y olor), sobre los límites de exposición
permisibles de esos productos, acerca de los peligros para la salud y sobre las medidas de control y de prevención que deben adoptar
para evitar tales riesgos.

Esta obligación debe cumplirse a través de los CPHS y de los DPRP, al momento de contratar a los trabajadores o de crear
actividades que implican riesgos. Cuando en la respectiva empresa no existan los Comités o los Departamentos mencionados, el
empleador deberá proporcionar la información correspondiente en la forma que estime más conveniente y adecuada.

Las infracciones en que incurran los empleadores a las obligaciones mencionadas también pueden ser sancionadas mediante el
recargo de la cotización adicional diferenciada por parte del organismo administrador.

3.6. Otras medidas preventivas

3.6.1. Informar y suspender las faenas

Los nuevos incisos 4º, 5º y 6º del artículo 76 de la ley Nº 16.744 disponen que en caso de accidentes del trabajo fatales y graves, el
empleador deberá informar inmediatamente a la Inspección del Trabajo y a la Secretaría Regional Ministerial de Salud (Seremi) que
corresponda, acerca de la ocurrencia de cualquiera de estos hechos. Las instrucciones fundamentales sobre la materia se contienen en
la circular Nº 2.345 de 2007, modificada por la circular Nº 2.378 de 2007, de la Suseso.
En estos mismos casos el empleador deberá suspender de forma inmediata las faenas afectadas y, de ser necesario, permitir a los
trabajadores la evacuación del lugar de trabajo. La reanudación de faenas sólo podrá efectuarse cuando, previa fiscalización del
organismo fiscalizador, se verifique que se han subsanado las deficiencias constatadas.

Las infracciones a lo dispuesto en estos incisos serán sancionadas con multa a beneficio fiscal de cincuenta a ciento cincuenta
unidades tributarias mensuales, las que serán aplicadas por la SEREMI o Inspección del Trabajo que correspondan.

La obligación de suspender las faenas afectadas tiene como antecedente el artículo 28 del D.F.L. Nº 2 del MTPS, que contiene la
Ley Orgánica de la Dirección del Trabajo. En esta norma se estableció inicialmente la facultad de los inspectores del trabajo, para
suspender las labores que a su juicio constituyeran un peligro inminente para la salud o la vida de los trabajadores y cuando
constataran ejecución de trabajos con infracción a la legislación laboral.

La aplicación práctica de estas normas ha causado ciertos inconvenientes, desde que corresponde al empleador en primer término
calificar cuándo un accidente del trabajo es grave y/o fatal, y por tanto le obliga a comunicarlo y a suspender faenas, conforme hemos
explicado, pudiendo no coincidir la evaluación que él haga, asistido por su experto en prevención de riesgos, con la que hará el ente
fiscalizador. Estas discrepancias suelen ser motivo de sanciones a quienes no informaron ni suspendieron faenas correspondiendo
hacerlo.

La Suseso a través de las circulares anotadas consideró los siguientes criterios de referencia:

a) Accidente del trabajo fatal es aquel accidente que provoca la muerte del trabajador en forma inmediata o durante su traslado a un
centro asistencial.

b) Accidente del trabajo grave es cualquier accidente del trabajo que obligue a realizar maniobras de reanimación, u obligue a
realizar maniobras de rescate, u ocurra por caída de altura, de más de dos metros, provoque, en forma inmediata, la amputación o
pérdida de cualquier parte del cuerpo, o involucre un número tal de trabajadores que afecte el desarrollo normal de la faena afectada.
Se entiende por maniobras de reanimación al conjunto de maniobras encaminadas a revertir un paro cardio respiratorio, con la finalidad
de recuperar o mantener las constantes vitales del organismo. Estas pueden ser básicas (no se requiere de medios especiales y las
realiza cualquier persona debidamente capacitada); o avanzadas (se requiere de medios especiales y las realizan profesionales de la
salud entrenados). Maniobras de rescate son aquellas que permitan sacar al trabajador del lugar en que quedó, cuando éste se
encuentre impedido de salir por sus propios medios.

c) Faenas afectadas, son aquellas áreas o puestos de trabajo en que ocurrió el accidente, pudiendo incluso abarcar la faena en su
conjunto, dependiendo de las características y origen del siniestro, y en la cual, de no adoptar la empresa medidas correctivas
inmediatas, se pone en peligro la vida o salud de otros trabajadores.

A estas instrucciones se agrega un pronunciamiento de la misma Suseso contenido en el ordinario Nº 52.849 de 2010. Habiéndose
consultado sobre las quemaduras A, AB, B y C y su inclusión en el concepto de "pérdida de cualquier parte del cuerpo", así como el
caso de quienes habiendo caído de una altura de más de dos metros no resultaban lesionados, la entidad fiscalizadora manifestó que
la definición de accidente del trabajo grave contenida en las circulares antes referidas "es de tipo operacional y no clínica ni médico
legal, ya que tiene como finalidad que el empleador, que es quien debe cumplir con las obligaciones señaladas, reconozca con facilidad
cuándo debe informar de lo ocurrido a las entidades fiscalizadoras, auto suspender las faenas afectadas y mantenerla hasta que se
autorice la reanudación". Agrega que "se decidió no incluir en el listado referencial de accidentes del trabajo graves a las quemaduras,
atendida la variedad con que se pueden producir, tanto en extensión como en profundidad, y que no todas ellas implican la pérdida
inmediata de la piel", concluyendo enseguida que los accidentes que producen quemaduras de una magnitud tal que provocan la
pérdida en forma inmediata y evidente de alguna parte del cuerpo o maniobras de reanimación, se encuentran comprendidas dentro de
la gravedad que obliga a informar y auto suspender. Respecto de las caídas de altura sin lesiones, expresó que cuando el mecanismo
del accidente y las molestias manifestadas permiten presumir la existencia de alguna lesión incapacitante, como es el caso de la caída
de altura de maquinaria pesada con trabajadores en su interior, los trabajadores deben ser derivados para evaluación médica y el
empleador deberá informar el accidente a las entidades fiscalizadoras; solo si la entidad fiscalizadora no ha concurrido a la faena y el
trabajador no tiene indicación de reposo médico autoriza al empleador a reanudar la faena afectada sin necesidad de contar con
autorización.

3.6.2. Traslado de faenas

Los trabajadores afectados por alguna enfermedad profesional que haya sido diagnosticada, deben ser trasladados por su
empleador a otras faenas en donde no estén expuestos al agente causante de la enfermedad; y si son citados para exámenes de
control por el organismo administrador, deben ser autorizados para asistir considerándose el tiempo que ocupen en ello como trabajado
para todos los efectos legales (artículo 71 de la ley Nº 16.744).

Durante muchos años en Chile se procedió a despedir a trabajadores que no podían continuar cumpliendo con las labores para las
que habían sido contratados, al tener que ser trasladados de faena o bien en razón de la invalidez sobreviniente por un accidente del
trabajo, invocando para ello las causales de "caso fortuito o fuerza mayor" y también la de "necesidades de la empresa por falta de
adecuación laboral o técnica del trabajador". Con la ley Nº 19.759 (D.O. de 5 de octubre de 2001) se modificó esta situación, al
eliminarse esta última causal de despido e incorporarse el nuevo artículo 161 bis del Código del Trabajo, según el cual "la invalidez,
total o parcial, no es justa causa para el término del contrato de trabajo. El trabajador que fuere separado de sus funciones por tal
motivo, tendrá derecho a la indemnización establecida en los incisos primero o segundo del artículo 163, según correspondiere, con el
incremento señalado en la letra b) del artículo 168".
3.6.3. Exámenes preocupacionales

No podrá exigirse ni admitirse el desempeño de un trabajador en faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o que puedan
comprometer su salud o seguridad. La calificación a que se refiere el inciso precedente, será realizada por los organismos competentes
de conformidad a la ley, teniendo en vista la opinión de entidades de reconocida especialización en la materia de que se trate, sean
públicas o privadas.

La Dirección del Trabajo ha señalado a través de su ordinario Nº 3.459/179 de 2002, que en caso de duda si un trabajo es perjudicial
para la salud o seguridad del trabajador o superior a sus fuerzas, deberá requerirse la calificación del Servicio de Salud
correspondiente, y de así estimarse el empleador no podrá exigir ni admitir en tal trabajo al dependiente, correspondiendo al Inspector
del Trabajo fiscalizar esta infracción y sancionarla, según los artículos 505 y siguientes del Código del Trabajo.

Los trabajos de carga y descarga, reparaciones y conservación de naves y demás faenas que se practiquen en los puertos, diques,
desembarcaderos, muelles y espigones de atraque, y que se consulten en los reglamentos, se supervigilarán por la autoridad marítima.

Los trabajos subterráneos que se efectúen en terrenos compuestos de capas filtrantes, húmedas, disgregantes y generalmente
inconsistentes; en túneles, esclusas y cámaras subterráneas, y la aplicación de explosivos en estas faenas y en la explotación de las
minas, canteras y salitreras, se regirán por las disposiciones del reglamento correspondiente66(artículos 187, 188 y 189 del Código del
Trabajo).

3.6.4. Ley de la Silla

La obligación de mantener el número suficiente de asientos o sillas a disposición de los trabajadores en almacenes, tiendas,
bazares, bodegas, depósitos de mercaderías y demás establecimientos comerciales semejantes, tiene su origen en una de las
primeras leyes protectoras del trabajo en Chile, la ley Nº 295167 (comúnmente llamada Ley de la Silla) y que hoy pareciera no
cumplirse en centros o complejos comerciales e industriales y de servicios administrados bajo una misma razón social o personalidad
jurídica.

3.6.5. Uso de pesticidas y plaguicidas

Los organismos administradores del seguro de la ley Nº 16.744, deberán informar a sus empresas afiliadas sobre los riesgos
asociados al uso de pesticidas, plaguicidas y, en general, de productos fitosanitarios (artículo 184 inciso 3º del Código del Trabajo).

60La regulación básica de los CPHS se encuentra en el artículo 243 del Código del Trabajo, el artículo 66 de la ley Nº 16.744 y en el D.S. Nº 54 de 1969, del
MTPS, cuerpo reglamentario que se aplica también en entidades del sector público.

61A la fecha de cierre de la presente edición se encontraba pendiente la dictación del reglamento que refiere el artículo 66 ter de la ley Nº 16.744.

62Téngase presente una vez más el énfasis puesto en la prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, en lugar de centrar su tarea en la
prevención de los riesgos presentes en los lugares de trabajo.

63Véase para la actividad minera el artículo 15 del D.S. Nº 132 de 2002 del Ministerio de Minería, que contiene el Reglamento de Seguridad Minera.

64Véase el ordinario Nº 078/015 de 16 de febrero de 2015, de la Dirección del Trabajo.

65Este título fue incorporado al D.S. Nº 40 de 1969, del MTPS mediante D.S. Nº 50 de 1988, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, con una referencia
explícita a los artículos 171 y 172 del Código del Trabajo de 1987, debiendo entenderse hecha a los artículos 184 y 185 del Código del Trabajo.

66Véase el Reglamento de Seguridad Minera, D.S. Nº 132 de 2002 del Ministerio de Minería.

67Publicada en el Diario Oficial de 7 de diciembre de 1914 y hoy presente en el artículo 193 del Código del Trabajo.
4. Prevención de Riesgos Laborales en el Trabajador Independiente
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo IV Prevención de riesgos laborales
4. Prevención de Riesgos Laborales en el Trabajador Independiente

4. P R L T I

Su incorporación al sistema de seguro social de la ley Nº 16,744 se regula en los artículos 88 y 89 de la ley Nº 20.255, preceptos que
no contienen regulación sobre la prevención de riesgos en el trabajo de estos trabajadores, lo que a todas luces constituye una falta,
puesto que no existe respecto de ellos la figura de un empleador que se ocupe del deber de seguridad. Entendiendo que la seguridad y
salud en el trabajo es una materia que debe ocupar a toda la sociedad, ante la ausencia de una figura empleadora a quien atribuir en
primer término las responsabilidades asociadas al deber de seguridad, es fundamental que el Estado asuma una parte importante de
dicho rol, a través de la implementación de políticas públicas dirigidas precisamente a este colectivo.

Ante las evidentes deficiencias legislativas, la Suseso, a través de su circular Nº 2.483 de 2008, entregó algunos lineamientos
básicos en lo referido a la prevención de riesgos laborales de los trabajadores independientes adscritos al sistema de seguro social de
la ley Nº 16.744.

Señala esta circular que será obligación de los trabajadores independientes implementar todas las medidas de higiene y seguridad
en el trabajo que les prescriba su organismo administrador o las respectivas entidades fiscalizadoras del sistema de seguro social.
Cuando el trabajador independiente deba realizar labores en dependencias de alguna entidad empleadora, podrá requerir a esta
información de los agentes de riesgo a los que estará expuesto y de las medidas preventivas que requiera adoptar para controlarlos.

Es obligación de los organismos administradores otorgar asistencia técnica en prevención de riesgos de accidentes del trabajo y
enfermedades profesionales a aquellos trabajadores independientes que la necesitan, en caso que la requieran.

Agrega la circular en referencia que el organismo administrador podrá aplicarle a los trabajadores independientes afiliados que no
implementen las medidas de higiene y seguridad que les prescriban, la multa establecida en el artículo 80 de la ley Nº 16.744 y los
recargos en la cotización adicional que procedan, de acuerdo con el D.S. Nº 67 de 1999, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social,
sin perjuicio de las facultades de los demás organismos competentes.

Más allá de estas instrucciones, no existen estadísticas disponibles de acceso público en la Suseso sobre accidentes del trabajo de
trabajadores independientes, a partir de las cuales puedan extraerse conclusiones y definirse políticas públicas a su respecto. Una
deficiencia más que debe ser subsanada.
5. Los cambios introducidos por la Ley Nº 20.123 de Subcontratación Laboral
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo IV Prevención de riesgos laborales
5. Los cambios introducidos por la Ley Nº 20.123 de Subcontratación Laboral

5. L L Nº 20.123 S L

La ley Nº 20.123 (D.O. de 16 de octubre de 2006), en adelante "Ley de Subcontratación", introdujo un importante número de
modificaciones en materia de higiene y seguridad en el trabajo, aplicables a sistemas de trabajo descentralizado, las que se encuentran
contenidas en los siguientes textos legales:

i) Código del Trabajo: artículos 183-A al 184.

ii) Ley Nº 16.744: artículos 66 bis y 76.

iii) D.S. Nº 76 de 2006 del MTPS, que contiene el Reglamento para la aplicación del artículo 66 bis de la ley Nº 16.744, sobre la
gestión de la seguridad y salud en el trabajo, en obras, faenas o servicios que indica.

Estas modificaciones no se encontraban en el proyecto de Ley de Subcontratación original ingresado para su tramitación en el año
200268, siendo incorporadas en la Cámara de Diputados recién en el segundo trámite constitucional. Veamos en qué consistieron.

5.1. Normas de Higiene y Seguridad en el sistema de trabajo subcontratado

El trabajo en régimen de subcontratación es definido por el art. 183-A del Código del Trabajo, como aquél realizado en virtud de un
contrato de trabajo por un trabajador para un empleador, denominado contratista o subcontratista, cuando éste, en razón de un acuerdo
contractual, se encarga de ejecutar obras o servicios, por su cuenta y riesgo y con trabajadores bajo su dependencia, para una tercera
persona natural o jurídica dueña de la obra, empresa o faena, denominada la empresa principal, en la que se desarrollan los servicios o
ejecutan las obras contratadas.

En este sistema de trabajo, el empleador es la empresa contratista, a quien corresponde el cumplimiento de obligaciones laborales y
previsionales que afectan a sus dependientes, sin perjuicio de la responsabilidad solidaria o subsidiaria de la empresa principal,
regulada en los arts. 183-B, 183-C, 183-D del Código del Trabajo.

Sabemos que por obligaciones laborales deben entenderse todas aquellas obligaciones que, derivando de los contratos individuales
o colectivos de trabajo o del Código del Trabajo y sus leyes complementarias, consistan en el pago de una suma de dinero
determinada. Las obligaciones previsionales, a su turno, comprenden sólo las obligaciones de dar y no así las de hacer69.

Esta última definición es muy importante, porque mantiene la responsabilidad de prevenir los infortunios laborales, radicada en un
primer momento en el empleador directo, al menos desde el punto de vista formal70, y deja dentro del esquema de responsabilidad
solidaria o subsidiaria solo el pago de cotizaciones previsionales. Así, por ejemplo, la obligación de entregar los equipos e implementos
de protección personal necesarios, establecida en el artículo 68 de la ley Nº 16.744, radica en el empleador directo y no en la empresa
principal.

Sin perjuicio de lo anterior, la Ley de Subcontratación estableció expresamente un conjunto de obligaciones para la empresa
principal en materia de higiene y seguridad, cuyo fundamento entendemos descansa en la teoría del riesgo profesional, pues siendo la
empresa principal la dueña de las respectivas obras, faenas o servicios subcontratados, entendido ello en el sentido de que es quien
dirige y organiza las operaciones, es también quien crea el riesgo de que ocurran accidentes del trabajo y enfermedades profesionales
en tales obras, faenas o servicios.

La Ley de Subcontratación cambió el eje de responsabilidad en materia de seguridad y salud en el trabajo, desplazándolo hacia la
empresa principal y también a la empresa usuaria de servicios transitorios.

Obligaciones de la empresa principal:

5.1.1. Velar por que se adopten las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores que laboran
en su obra, empresa o faena

La norma básica en esta materia se encuentra en el artículo 183-E del Código del Trabajo, referida al alcance del deber de
protección de la empresa principal, y que en su inciso primero establece: "Sin perjuicio de las obligaciones de la empresa principal,
contratista y subcontratista respecto de sus propios trabajadores en virtud de lo dispuesto por el artículo 184, la empresa principal
deberá adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores que laboran en su obra,
empresa o faena, cualquiera que sea su dependencia, en conformidad a lo dispuesto en el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 y el
artículo 3º del D.S. Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud".

De esta manera, sin perjuicio del deber de protección del empleador, la empresa principal debe dar cumplimiento a esta nueva
norma —art. 183-E del Código del Trabajo— por así disponerlo expresamente su tenor literal y, además, porque:

i. Puede verse alcanzada por la responsabilidad extracontractual o contractual71: En el sentido de ser responsable por los infortunios
laborales que ocurran dentro de sus obras, faenas o servicios, sea que afecten a sus propios trabajadores, o a los de sus empresas
contratistas y subcontratistas, por aplicación de las normas generales de atribución de responsabilidad civil. Esta posibilidad tiene su
fundamento en el artículo 69, letra b), de la ley Nº 16.744, conforme al cual la víctima de un accidente del trabajo o enfermedad
profesional y las demás personas a quienes el infortunio cause daño, podrán reclamar al empleador o terceros responsables del
accidente, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el
daño moral.

ii. Debe mantener condiciones ambientales y sanitarias adecuadas: El artículo 3º del D.S. Nº 594 de 1999, del Ministerio de Salud,
que contiene el Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los Lugares de Trabajo, establece que "la empresa
está obligada a mantener en los lugares de trabajo las condiciones sanitarias y ambientales necesarias para proteger la vida y la salud
de los trabajadores que en ella se desempeñan, sean éstos dependientes suyos o lo sean de terceros contratistas que realizan
actividades para ella". Acá se trata de la responsabilidad de la empresa principal por mantener en condiciones adecuadas las
instalaciones en donde se prestan los servicios, manteniéndolos en condiciones de velar por la salud y la vida de los trabajadores que
en ellas se desempeñan, cualquiera sea la dependencia de los trabajadores72.

5.1.2. Velar por el cumplimiento de normas de higiene y seguridad por contratistas o subcontratistas, si subcontrata una obra, faena o
servicios propios de su giro

El artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 en su inciso primero consigna que "Los empleadores que contraten o subcontraten con otros la
realización de una obra, faena o servicios propios de su giro, deberán vigilar el cumplimiento por parte de dichos contratistas o
subcontratistas de la normativa relativa a higiene y seguridad, debiendo para ello implementar un sistema de gestión de la seguridad y
salud en el trabajo para todos los trabajadores involucrados, cualquiera que sea su dependencia, cuando en su conjunto agrupen a
más de 50 trabajadores".

El reglamento del artículo 66 bis de la ley Nº 16.744, contenido en el D.S. Nº 76 de 2006, del MTPS especifica en su artículo 4º que
"Para los efectos de este reglamento, se entenderá por obra, faena o servicios propios de su giro, todo proyecto, trabajo o actividad
destinado a que la empresa principal desarrolle sus operaciones o negocios, cuya ejecución se realice bajo su responsabilidad, en un
área o lugar determinada, edificada o no, con trabajadores sujetos a régimen de subcontratación". Como se aprecia, la autoridad optó
por dar un alcance amplio a la expresión "servicios propios del giro", que comprendiera todo aquello que esté destinado al desarrollo de
las operaciones o negocios de la empresa, y por tanto, incluyó los servicios de alimentación, aseo, vigilancia, mantención de jardines y
transporte de personal, entre otros, ya que todos ellos son necesarios para que la empresa funcione.

En concordancia con este alcance amplio de la expresión, la Suseso a través de su Ord. Nº 27.756 de 2007, ha señalado lo
siguiente:

"En cuanto al alcance de las obligaciones que impone a la empresa principal el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744, esta Superintendencia
entiende, según se infiere de la definición reglamentaria antes citada, que ello debe dimensionarse considerando la obra o faena que se realiza
bajo su responsabilidad y, por tanto, bajo su organización y control, lo que evidentemente supone no adoptar como límite los riesgos conocidos.

"De este modo, a la empresa principal le corresponderá implementar la estructura preventiva que establece el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744,
considerando no sólo a los trabajadores que se encuentran expuestos a riesgos similares a los de sus propios trabajadores, sino que a los
trabajadores en general, respecto de cualquier otro riesgo que pudiera afectarlos al interior de la obra o faena que se ejecuta bajo su
responsabilidad y, por ende, sujeta a su dependencia organizacional y su control. Así, por ejemplo, en el caso de la construcción, es la empresa
constructora y no la inmobiliaria, la responsable de implementar la estructura preventiva que establece el antes citado precepto legal, ello por
cuanto la construcción de la edificación encomendada a la empresa constructora se encuentra supeditada a ésta desde el punto de vista de su
ejecución y organización".

"Sin perjuicio de lo anterior, resulta necesario precisar que cuando se habla de responsabilidad de la empresa principal en relación con el
artículo 66 bis de la ley Nº 16.744, se alude al rol que cabe a ésta respecto de la implementación de la estructura preventiva que dicha norma
establece, todo lo cual se entiende sin perjuicio de las obligaciones individuales que en materia de protección de seguridad y salud de los
trabajadores, corresponde asumir a las empresas contratistas o subcontratistas, las que no se encuentran eximidas de las mismas en virtud de
las disposiciones contenidas en el D.S. Nº 76, ya citado".

5.1.3. El Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo

El artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 señala que para la vigilancia del cumplimiento de las normas relativas a higiene y seguridad en
el trabajo respecto de sus empresas contratistas y subcontratistas, la empresa principal deberá implementar un Sistema de Gestión de
la Seguridad y Salud en el Trabajo (SGSST) para todos los trabajadores involucrados, cualquiera sea su dependencia, cuando en su
conjunto agrupen a más de 50 trabajadores.

Es decir, la obligación de contar con un SGSST nace sólo cuando existan más de 50 trabajadores. La información vinculada al
mismo debe estar respaldada por escrito, manteniéndose en papel o formato electrónico, a disposición de las entidades fiscalizadoras.
En cuanto al SGSST, el artículo 8º del D.S. Nº 76 lo entiende como "el conjunto de elementos que integran la prevención de riesgos,
a fin de garantizar la protección de la salud y la seguridad de todos los trabajadores", lo que en términos simples representa la
exigencia de contar con un programa de prevención de riesgos, que aun cuando no exige una aprobación previa de parte de las
entidades fiscalizadoras, debe contener los elementos básicos que indica el artículo 9º del mismo D.S. Nº 76, a saber:

i) Política de seguridad y salud en el trabajo: Que establecerá las directrices que orientarán todos los programas y las acciones en
materias de seguridad y salud laboral en la obra, faena o servicios. Se exige que esta política sea puesta en conocimiento de todos los
trabajadores, lo que en la práctica se hace a través de actas de entrega con el comprobante escrito de recepción por parte de cada
trabajador, a fin de poder acreditar el cumplimiento de este deber.

ii) Organización: Se debe señalar la estructura organizativa de la prevención de riesgos en la obra, faena o servicios, con indicación
de las funciones y responsabilidades en los diferentes niveles jerárquicos.

iii) Planificación: Que deberá basarse en un examen o diagnóstico inicial de la situación, que debe ser informado a las empresas y
los trabajadores involucrados al inicio de las labores y cada vez que se produzca algún cambio en las condiciones de trabajo.
Asimismo, debe confeccionarse un plan o programa de trabajo, con los contenidos básicos que la norma en comento señala, y que
debe ser aprobado por el representante legal de la empresa principal y dado a conocer a todas las empresas presentes en la obra,
faena o servicios, a los trabajadores y sus representantes, así como a los comités paritarios y departamentos de prevención de riesgos.
Sin perjuicio de lo anterior, se exige a la empresa principal vigilar el cumplimiento por parte de las empresas contratistas y
subcontratistas de la obligación de informar a sus trabajadores de los riesgos que entrañan las labores que ejecutarán; las medidas de
control y prevención que deben adoptar para evitar tales riesgos y de los métodos de trabajo correctos73, entre otros.

iv) Evaluación: Se debe evaluar periódicamente el desempeño del SGSST, en los distintos niveles de la organización, con la
periodicidad que cada empresa determine.

v) Acción en pro de mejoras o correctivas: Se exige contar con mecanismos para adoptar medidas preventivas y correctivas en
función de los resultados obtenidos, en un proceso de mejoramiento continuo.

5.1.4. El Reglamento Especial para Empresas


Contratistas y Subcontratistas

Se trata de un instrumento nuevo, distinto del Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad, exigido por el artículo 66 bis,
inciso segundo, de la ley Nº 16.744.

Para su puesta en vigor no se precisan los depósitos legales que sí requiere el RIHS74ni alguna autorización o visto bueno previo de
entidades fiscalizadoras, siendo una manifestación pura del poder de dirección del empleador impregnado por el deber de seguridad
que le asiste, siendo este último su límite.

El Reglamento Especial forma parte del SGSST y, por tanto, se exige cuando las obras, faenas o servicios subcontratados agrupen
en conjunto más de 50 trabajadores, debiendo incluirse dentro del cómputo a los trabajadores dependientes directos de la empresa
principal, a los trabajadores subcontratados y a los trabajadores transitorios.

De acuerdo al artículo 12 del D.S. Nº 76, un ejemplar del Reglamento Especial debe ser entregado al contratista o subcontratista
previo al inicio de sus labores en la obra, faena o servicios, lo que en la práctica se cumple a través de la firma de un acta de entrega o
bien con una referencia expresa a su recepción en el respectivo contrato de prestación de servicios celebrado entre la empresa
principal y el contratista o subcontratista.

También debe incorporarse el Reglamento Especial al Registro Actualizado de Antecedentes al cual nos referiremos más adelante,
con la constancia de entrega a las empresas contratistas y subcontratistas.

En el Reglamento Especial se establecerán como mínimo las acciones de coordinación entre los distintos empleadores de las
actividades preventivas, a fin de garantizar a todos los trabajadores condiciones de higiene y seguridad adecuadas. Asimismo, se
contemplarán en él los mecanismos para verificar su cumplimiento por parte de la empresa principal y las sanciones aplicables.

Una descripción del contenido mínimo exigido para este reglamento se encuentra en el artículo 13 del D.S. Nº 76, en los siguientes
términos:

a. La definición de quién o quiénes son los encargados de implementar y mantener en funcionamiento el SGSST.

b. La descripción de las acciones de coordinación de las actividades preventivas entre los distintos empleadores y sus responsables,
tales como reuniones conjuntas de los CPHS y /o los DPRP, reuniones con la participación de otras instancias encargadas de la
prevención de riesgos en las empresas; mecanismos de intercambio de información y el procedimiento de acceso de los respectivos
organismos administradores de la ley Nº 16.744, debiendo definirse las situaciones que ameritan tal coordinación en la obra, faena o
servicios.

c. La obligación de las empresas contratistas y subcontratistas de informar a la empresa principal de cualquier condición que
implique riesgo para la seguridad y salud de los trabajadores o la ocurrencia de cualquier accidente del trabajo o el diagnóstico de
cualquier enfermedad profesional.
d. Las prohibiciones que se imponen a las empresas contratistas y subcontratistas, con la finalidad de evitar la ocurrencia de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales en la obra, faena o servicios.

e. Los mecanismos para verificar el cumplimiento, por parte de la empresa principal, de las disposiciones del Reglamento Especial,
tales como auditorías periódicas, inspecciones planeadas, informes del CPHS, del DPRP o del organismo administrador de la ley
Nº 16.744, y

f. Las sanciones aplicables a las empresas contratistas o subcontratistas, por infracciones a las disposiciones del Reglamento
Especial. Estas sanciones no se especifican en la norma reglamentaria, y por tanto debe definirlas la propia empresa principal,
pudiendo consistir en aplicación de multas, configurar un incumplimiento grave del contrato de prestación de servicios que dé lugar a su
terminación inmediata u otras.

5.1.5. El Registro Actualizado de Antecedentes

Se trata de una obligación creada por el artículo 5º del D.S. Nº 76 que venimos refiriendo, para efectos de planificar y dar
cumplimiento a las obligaciones de la empresa principal en materia de seguridad y salud en el trabajo.

Este registro podrá estar en papel y/o soporte digital, y deberá contener a lo menos:

a) Un cronograma de las actividades o trabajos a ejecutar, indicando el nombre o razón social de las empresas que participarán en
su ejecución.

b) Copia de los contratos que la empresa principal mantiene con las empresas contratistas y de éstas con las subcontratistas, así
como los que mantenga con las empresas de servicios transitorios.

c) Registro de las siguientes informaciones de las empresas contratistas, subcontratistas75 y de servicios transitorios: RUT, nombre
o razón social, organismo administrador de la ley Nº 16.744, nombre del encargado de los trabajos o tareas, número de trabajadores,
fecha estimada de inicio y de término de los trabajos, historial de infortunios laborales.

d) Informe de las evaluaciones de los riesgos que podrían afectar a los trabajadores de la obra, faena o servicios.

e) Visitas y medidas prescritas por los organismos administradores de la ley Nº 16.744.

f) Inspecciones de entidades fiscalizadoras, copias de informes o actas, cuando se hayan elaborado76.

Es recomendable mantener este Registro Actualizado de Antecedentes junto con la documentación laboral de los trabajadores
dependientes de la empresa principal, exigida tradicionalmente por el artículo 31, inciso segundo, del D.F.L. Nº 2 de 1967, del MTPS
sobre Ley Orgánica de la Dirección del Trabajo, ya que, en la práctica, los fiscalizadores requieren ambos tipos de antecedentes.

5.1.6. El Comité Paritario de Faena

Obligación de constituirlo:

La empresa principal debe constituir un Comité Paritario de Faena (CPF) cuando el total de trabajadores que prestan servicios en la
obra, faena o servicios propios de su giro, cualquiera sea su dependencia, sean más de 25, entendiéndose que los hay cuando dicho
número se mantenga por más de 30 días corridos. Vale decir, si sumados los trabajadores propios de la empresa principal, los
trabajadores subcontratados y los trabajadores transitorios, resultare una cifra superior a 25, es obligatorio constituirlo.

Las normas particulares en materia de constitución, funcionamiento y funciones del CPF se contienen en el citado D.S. Nº 76 ya
anotado.

El CPF es independiente del (CPHS) que toda industria o faena debe constituir cuando en ella laboren más de 25 trabajadores77,
que también es obligatorio y cuyas normas reglamentarias se contienen en el D.S. Nº 54 de 1969, del MTPS; este reglamento se aplica
a los CPF supletoriamente, y en todo aquello que no fuere incompatible con las normas del D.S. Nº 76. Sin perjuicio de lo anterior, el
artículo 18 del D.S. Nº 76 señaló que cuando la empresa principal tenga constituido el CPHS en la respectiva obra, faena o servicios,
de acuerdo al D.S. Nº 54, éste podrá asumir las funciones del CPF.

Funciones del CPF:

El CPF debe ejercer funciones de vigilancia y coordinación de las acciones de seguridad y salud en el trabajo, en la respectiva obra,
faena o servicios, y para tal efecto debe realizar las siguientes acciones:

a) Tomar conocimiento de las medidas de seguridad y salud en el trabajo que se programen y realicen, debiendo la empresa
principal proporcionarle la información necesaria.

b) Observar y efectuar recomendaciones a las actividades de prevención programadas y en ejecución por parte de la empresa
principal.
c) Realizar las investigaciones de los accidentes del trabajo que ocurran, cuando la empresa a que pertenece el trabajador
accidentado no cuente con CPF. En algunos casos debe integrar el CPF para los efectos de esta investigación, un representante de la
empresa siniestrada y un representante de sus trabajadores elegidos por éstos para tal fin.

La empresa principal y también las empresas contratistas y subcontratistas deben otorgar las facilidades necesarias a sus
trabajadores para que participen en las actividades del CPF.

Integración del CPF:

El CPF está integrado por 6 miembros titulares, a diferencia del CPHS que debe contar con 12 integrantes, de los cuales 6 son
titulares y los otros 6 son suplentes.

Siguiendo la regulación del D.S. Nº 76, los 6 miembros titulares del CPF se distribuyen en 3 representantes de los trabajadores y 3
de los empleadores.

La empresa principal deberá integrar el CPF en todos los casos con, al menos, un representante que designe al efecto y uno de sus
trabajadores. Además, deberá integrar al CPF al menos un representante del empleador y uno de los trabajadores de una o dos de las
empresas contratistas o subcontratistas, a elección de la empresa principal, cuya permanencia en la obra, faena o servicios sea igual o
superior a 30 días, y que tengan mayor número de trabajadores. En aquellos casos en que existan empresas con igual número de
trabajadores, éstas se deberán seleccionar de acuerdo al riesgo inherente a sus labores y a la permanencia que tendrán en la obra,
faena o servicios.

Es importante señalar que el CPF no otorga fuero laboral especial a sus integrantes, los que podrán tenerlo sólo por aplicación de
las normas laborales generales, siendo un caso el de la letra (i) siguiente.

La elección de los representantes de los trabajadores ante el CPF debe seguir las siguientes reglas78:

i) Cuando la empresa que deba participar en el CPF tenga o deba tener constituido el CPHS en la respectiva obra, faena o servicios,
lo integrará el representante que goza de fuero;

ii) Cuando el CPHS de la empresa no tenga representante aforado, se definirá la participación por sorteo de uno de los tres
representantes del comité, y

iii) Cuando la empresa no deba constituir CPHS, se elige un representante especial, en asamblea de trabajadores.

Los representantes del empleador ante el CPF serán, por la empresa principal, el encargado de la obra, faena o servicios, o quien lo
subrogue y, por la empresa contratista o subcontratista, el encargado de la tarea o trabajo específico o quien lo subrogue. El tercer
representante del empleador deberá ser de preferencia una persona vinculada a las actividades técnicas que se desarrollen en la
industria o faena donde se constituya el CPF.

Acuerdos vinculantes para las empresas:

Los acuerdos adoptados por el CPF en el ejercicio de sus atribuciones, deben ser notificados a la empresa principal y a las
empresas contratistas y subcontratistas cuando corresponda, y serán obligatorios para todas las empresas y los trabajadores de la
respectiva obra, faena o servicios, sin perjuicio del derecho de apelar de las mismas ante el organismo administrador al que se
encuentra adherida o afiliada la empresa que apela. Similar norma existía ya para el CPHS, y se contiene en el artículo 66 de la ley
Nº 16.744.

Esta disposición es muy importante, ya que si uno de estos acuerdos del CPF —o del CPHS— no fuere implementado por la
respectiva empresa, y producto de ello ocurriere un accidente del trabajo, se incrementará la responsabilidad civil y eventualmente
penal de dicha empresa ante dicho siniestro.

5.1.7. El Departamento de Prevención de Faena

Obligación de constituirlo:

La empresa principal debe adoptar las medidas necesarias para constituir y mantener en funciones un Departamento de Prevención
de Riesgos de Faena (DPRF), cuando el total de trabajadores que prestan servicios en la obra, faena o servicios propios de su giro
sean más de 100 por más de 30 días corridos, cualquiera sea su dependencia, siempre que se trate de alguna de las actividades a que
se refiere el artículo 66, inciso cuarto, de la ley Nº 16.744, vale decir, minera, industrial o comercial.

Esto último ha generado algunos inconvenientes, en caso de empresas principales que no tienen como actividad principal la minera,
industrial o comercial, pero que con motivo de las obras, faenas o servicios subcontratados, sí desarrollan tales actividades, como por
ejemplo las Municipalidades. Estimamos que en estos casos debiera prevalecer la norma especial contenida en el artículo 26 del D.S.
Nº 76, por todo el tiempo que dure la obra, faena o servicio subcontratado, atento el bien jurídico que se protege.

Las normas particulares en materia de constitución, funcionamiento y funciones del DPRF se contienen en el D.S. Nº 76 que hemos
referido.
Al igual que en el CPF, el DPRF es independiente del Departamento de Prevención de Riesgos (DPR) que toda industria o faena
minera, industrial o comercial debe constituir cuando en ella laboren más de 100 trabajadores79, que también es obligatorio y cuyas
normas reglamentarias se contienen en el D.S. Nº 40 de 1969 del MTPS. Con todo, este reglamento se aplica a los DPRF
supletoriamente, y en todo aquello que no fuere incompatible con las normas del D.S. Nº 76.

Sin perjuicio de lo señalado, el artículo 28 del D.S. Nº 76 expresa que cuando la empresa principal tenga constituido el DPR en la
respectiva obra, faena o servicios, de acuerdo al D.S. Nº 40, éste podrá asumir las funciones del DPRF.

Por último, cabe señalar que si la empresa principal cuenta con dos o más obras, faenas o servicios que cumplan los requisitos
indicados, deberá constituir un DPRF en cada uno de ellos80.

El experto en prevención de riesgos:

Se exige que el DPRF esté a cargo de un experto en prevención de riesgos de la categoría profesional y contratado a tiempo
completo.

La necesidad de que el experto en prevención de riesgos a cargo del DPRF sea profesional, deja fuera la posibilidad de contratar a
un experto en prevención de riesgos de carácter técnico, posibilidad que sí se admite respecto del DPR81.

Este experto en prevención de riesgos debe ser contratado a tiempo completo, surgiendo otra diferencia con el DPR, en donde el
tiempo de atención del experto se mide en función del número de trabajadores y de la cotización adicional genérica del sistema de la
ley Nº 16.74482. Esta situación creó en un momento algunos inconvenientes de interpretación, que fueron aclarados por la Suseso a
través del siguiente cuadro:

Situaciones Alternativas En faenas

1. Normativa exige a DPR debe estar a cargo


la empresa principal de un experto
tener en profesional a tiempo Experto en
funcionamiento un completo y cumplir las prevención de
Departamento de siguientes funciones: riesgos (tiempo de
Prevención de atención según
Riesgos a. DPR D.S. Nº 40)
Profesionales (D.S.
Nº 40) b. DPRF

a. Empresa principal
puede constituir un DPR,
el que deberá estar a
cargo de un experto
a. Experto en
profesional a tiempo
prevención de
completo. El DPR debe
2. Normativa no exige a riesgos (tiempo de
cumplir las siguientes
la empresa principal atención según D.S.
funciones:
contar con un Nº 40)
Departamento de — DPR
Prevención de Riesgos
Profesionales (D.S. — DPRF
Nº 40)
b. Empresa principal b. Experto profesional
decide no constituir DPR. (tiempo completo)
En cada faena (en que se
cumplan las exigencias del
art. 26 del D.S. Nº 76)
debe constituir DPRF

Fuente: Ord. Nº 79.179 de 2007, Superintendencia de Seguridad Social.

Funciones del DPRF:

Corresponderá especialmente al DPRF:

1. Participar en la implementación y aplicación del SGSST.

2. Otorgar asistencia técnica a las empresas contratistas y subcontratistas para el debido cumplimiento de la normativa de higiene y
seguridad, así como de las normas del D.S. Nº 76, respecto de las empresas que no cuenten con DPR.

3. Coordinar y controlar la gestión preventiva de los DPR existentes en la obra, faena o servicios.

4. Asesorar al CPF cuando éste lo requiera.


5. Prestar asesoría a los comités en la investigación de los accidentes del trabajo que ocurran en la obra, faena o servicios,
manteniendo un registro de los resultados de las investigaciones y del control del cumplimiento de las medidas correctivas prescritas.

6. Mantener un registro actualizado de las estadísticas de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, con tasas de
siniestralidad, de frecuencia, de gravedad y de siniestralidad total.

7. Coordinar la armónica implementación de las actividades preventivas.

Medidas de prevención vinculantes para empresas:

La empresa principal y también las empresas contratistas y subcontratistas, estarán obligadas a adoptar y poner en práctica las
medidas de prevención que les indique el DPRF en el ejercicio de sus atribuciones, sin perjuicio del derecho de apelar de las mismas
ante el organismo administrador de la ley Nº 16.744, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 66 de la ley Nº 16.744.

Esta norma si bien existe también respecto del DPR, en la práctica no tiene la suficiente eficacia, dado que tanto el DPRF como el
DPR funcionan sustentados por el experto en prevención de riesgos, cargo que es contratado por la propia empresa para tales fines y,
por tanto, ante un conflicto de intereses la definición suele inclinarse en favor de la empresa.

5.2. Normas de Higiene y Seguridad en empresas


de servicios transitorios

El sistema de trabajo en empresas de servicios transitorios considera la existencia de un contrato de trabajo, que un trabajador
celebra con la Empresa de Servicios Transitorios (EST), quien a su vez celebra un contrato de puesta a disposición, de carácter civil,
con la empresa Usuaria de estos servicios, para realizar labores o tareas transitorias u ocasionales, cuando concurra alguna de las
circunstancias enumeradas en el artículo 183-Ñ del Código del Trabajo.

Si bien no es objeto del presente trabajo desarrollar las características básicas y el funcionamiento del régimen de los servicios
transitorios, diremos que el trabajador transitorio depende jurídicamente de su empleador, la EST, sin perjuicio de que sea integrado a
la organización de la Usuaria y dependa materialmente de ella.

En efecto, se permite a la Usuaria organizar y dirigir el trabajo del trabajador transitorio, dentro del ámbito de funciones para las
cuales fue puesto a su disposición por la EST83; se considera expresamente la posibilidad de que utilice el transporte e instalaciones
colectivas que existan en la Usuaria84; corresponde a la Usuaria controlar la asistencia del trabajador transitorio85; se obliga a la
Usuaria a respetar las garantías constitucionales de los trabajadores transitorios, en especial cuando pudieran afectar la intimidad, la
vida privada o la honra de éstos86; todo lo anterior, sin que se configure una relación de subordinación o dependencia entre la Usuaria
y el trabajador transitorio.

Es esta realidad la que debe tenerse en consideración al momento de revisar las obligaciones que la Ley de Subcontratación
contempló expresamente para la empresa Usuaria en materia de higiene y seguridad en el trabajo, y que pasamos a detallar:

5.2.1. Responsabilidad directa de la Usuaria

El artículo 183-AB del Código del Trabajo, establece en su inciso segundo:

"Será de responsabilidad directa de la usuaria el cumplimiento de las normas referidas a la higiene y seguridad en el trabajo, incluidas las
disposiciones legales y reglamentarias relativas al Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales de la
ley Nº 16.744, especialmente las medidas de prevención de riesgos que deba adoptar respecto de sus trabajadores permanentes. Asimismo,
deberá observar lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 66 bis de la ley Nº 16.744".

Esta norma es de confusa redacción, ya que en su primera parte consagra la responsabilidad de la empresa Usuaria, sobre el
cumplimiento de las normas de higiene y seguridad de los trabajadores transitorios, para luego agregar que ello es especialmente en
relación a sus trabajadores permanentes, lo que no era necesario decir, ya que es obvio que todo empleador está obligado a ello.

Enseguida llama a confusión la referencia expresa a la ley Nº 16.744, ya que podría pensarse que evidencia una responsabilidad
directa de la Usuaria en la afiliación al sistema de dicha ley, en el pago de cotizaciones previsionales al mismo sistema, y que los
infortunios laborales que los trabajadores transitorios pudieran sufrir durante los servicios contratados a la EST, afectarían a las
estadísticas de riesgo de la Usuaria. Todo lo anterior no es efectivo, y se explica simplemente por lo que señalábamos al comienzo de
este acápite: el empleador del trabajador transitorio es la EST y, por tanto, a ella corresponden todos los efectos señalados.

El sentido de atribuir una "responsabilidad directa" de la Usuaria en el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad respecto
de los trabajadores transitorios, no es otro que el de enfatizar que estando bajo sus instrucciones y en sus dependencias, corresponde
a la Usuaria velar por que los trabajadores transitorios presten sus servicios en condiciones óptimas de seguridad, cumpliendo con las
normas que al efecto el sistema contempla.

Es el caso, por ejemplo, de los elementos de protección personal, que deben ser proporcionados por el empleador —la EST— y si
ello no ocurriera, no debería la Usuaria admitir su ingreso a las respectivas labores87.
5.2.2. Responsabilidad por las indemnizaciones del
artículo 69 de la ley Nº 16.744

El precepto legal anotado en su literal b) establece que cuando el infortunio laboral se deba a culpa o dolo de la entidad empleadora
o de un tercero, la víctima y las demás personas a quienes el infortunio cause daño, podrán reclamar del empleador o terceros
responsables, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el
daño moral.

Esta norma consagra la responsabilidad civil del causante del accidente del trabajo o de la enfermedad profesional, de acuerdo con
las normas generales en materia de responsabilidad —sea contractual o extracontractual— pudiendo dicho responsable ser el
empleador o un tercero.

Pues bien, no teniendo la Usuaria jurídicamente la calidad de empleador del trabajador de servicios transitorios, pues como hemos
dicho su empleador es la EST, el sentido que debe darse a la obligación en comento, es el siguiente: la Usuaria deberá responder por
las indemnizaciones del artículo 69 de la ley Nº 16.744, en carácter de tercero, sólo en la medida que se acredite su culpa o dolo en el
hecho, y todo lo anterior conforme a las reglas que rigen la responsabilidad civil contractual, siendo así porque la Usuaria está
vinculada con la EST por un contrato de prestación de servicios, que es el que respalda la llegada a las instalaciones de dicha Usuaria
del trabajador transitorio.

Si bien la historia fidedigna del establecimiento del artículo 183-AB, inciso final, del Código del Trabajo no da luces sobre este punto,
nos parece que al establecerse que también será responsabilidad de la Usuaria, las indemnizaciones a que se refiere el artículo 69 de
la ley Nº 16.744, la norma quiso enfatizar el especial cuidado que debe tener la Usuaria en velar por el cumplimiento de las normas de
higiene y seguridad por parte de los trabajadores transitorios, habida cuenta que tales trabajadores se encuentran bajo su dependencia
material.

Con todo, la EST está obligada a constatar que el estado de salud del trabajador transitorio sea compatible con la actividad
específica que desempeñará, lo que se traduce en la necesidad de exigir a las EST los exámenes preocupacionales que fueren
necesarios.

5.2.3. El Comité Paritario de Faena y el Departamento de


Prevención de Riesgos de Faena

Esta obligación la establece el artículo 183-AB, inciso segundo, del Código del Trabajo, que exige a la Usuaria observar lo dispuesto
en el inciso tercero del artículo 66 bis de la ley Nº 16.744.

Se aplica en idénticos términos a los comentados a propósito del trabajo en régimen de subcontratación, toda vez que una misma
entidad empleadora será empresa principal en relación con el trabajo subcontratado, y empresa usuaria respecto de los servicios
transitorios que contrate, rigiendo en ambos casos las obligaciones de constituir y mantener en funciones un CPF y un DPRF.

5.2.4. Denuncia de accidentes del trabajo

La ley Nº 16.744 establece en su artículo 76 la obligación de la entidad empleadora de denunciar al organismo administrador
respectivo, inmediatamente de producido, todo accidente o enfermedad que pueda ocasionar incapacidad para el trabajo o la muerte
de la víctima88.

El sentido de esta norma es evitar el ocultamiento de accidentes del trabajo, que afectan los índices de riesgo de las entidades
empleadoras y por tanto su tasa de cotización adicional diferenciada, existiendo siempre la obligación de formular la denuncia a fin de
que el trabajador accidentado pueda acceder oportunamente a las prestaciones médicas y económicas que la ley Nº 16.744 contempla
en su beneficio.

Si bien la regla general es que la obligación de denunciar esté radicada en la entidad empleadora, en los servicios transitorios la
ley89optó por una solución práctica, y señaló que la Usuaria debe denunciar inmediatamente al organismo administrador al que se
encuentra afiliada o adherida la respectiva empresa de servicios transitorios, la ocurrencia de un infortunio laboral. Esto es así, porque
ya dijimos que el trabajador transitorio está subordinado materialmente —no jurídicamente— a la Usuaria, siendo ésta quien controla su
prestación de servicios y quien debe velar por la salud y seguridad del trabajador transitorio.

A pesar de lo anterior, y consciente de que el empleador del trabajador transitorio es la EST, se exige que la Usuaria también le
notifique el siniestro para los fines pertinentes.

Con el objeto de poder cumplir adecuadamente con esta obligación, en la práctica los contratos de puesta a disposición deben
señalar expresamente el organismo administrador al que se encuentra adherida la EST, aun cuando esta no sea una mención
obligatoria de tales contratos.

5.2.5. Entrega del Reglamento Interno de Orden, Higiene y Seguridad

El artículo 183-X del Código del Trabajo establece que el trabajador de servicios transitorios quedará sujeto al reglamento de orden,
higiene y seguridad de la Usuaria, el que debe ser puesto en su conocimiento mediante la entrega de un ejemplar impreso.
Se trata de una obligación muy razonable, considerando que el trabajador transitorio está inserto dentro de la organización de la
Usuaria y presta servicios en sus dependencias, por lo que no sólo las medidas de higiene y seguridad, sino también aquellas dirigidas
al orden y funcionamiento interno de la empresa —en lo que fueren aplicables—, deben ser aquellas determinadas por la Usuaria.

Es recomendable que la entrega del ejemplar impreso de este reglamento se respalde a través de un acta de entrega, ante
eventuales fiscalizaciones de la autoridad.

5.3. Nuevas normas de fiscalización y control, sanciones

La Ley de Subcontratación reforzó el control en el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad, lo que era necesario ante las
nuevas formas de organización productiva, con personas que no son trabajadores de quien tiene bajo su dirección las obras, faenas o
servicios, esto es, la Empresa Principal o la Usuaria. Estas nuevas normas son las siguientes:

5.3.1. Nuevo procedimiento de fiscalización

El artículo 184 del Código del Trabajo, en sus incisos cuarto y final nuevos, establece que la Dirección del Trabajo deberá poner en
conocimiento del respectivo organismo administrador de la ley Nº 16.744, todas aquellas infracciones o deficiencias en materia de
higiene y seguridad, que se constaten en las fiscalizaciones que se practiquen a las empresas. Copia de esta comunicación deberá
remitirse a la Suseso.

El organismo administrador deberá, en el plazo de 30 días contado desde la notificación, informar a la Dirección del Trabajo y a la
Suseso acerca de las medidas de seguridad específicas que hubiere prescrito a la empresa infractora para corregir tales infracciones o
deficiencias.

La Suseso es el órgano encargado por la ley para velar por el cumplimiento de esta nueva normativa por parte de los organismos
administradores de la ley Nº 16.744, lo que se ha concretado principalmente a través de su circular Nº 2.346 de 2007, modificada por la
circular Nº 2.399 de 2007.

5.3.2. Sanciones

Las sanciones aplicables por infracción a las normas que hemos comentado con anterioridad, se encuentran fundamentalmente en
el Código del Trabajo, en el Código Sanitario y en el Reglamento de Seguridad Minera.

Se trata de sanciones que existían en nuestro ordenamiento jurídico antes de la Ley de Subcontratación, y que por estar
relacionadas con obligaciones de higiene y seguridad, se hicieron automáticamente aplicables.

Veamos en detalle las sanciones de orden general:

— Sanciones en la ley Nº 16.744: El artículo 80 señala que "las infracciones a cualquiera de las disposiciones de esta ley, salvo que
tengan señalada una sanción especial, serán penadas con una multa de 1 a 24 sueldos vitales mensuales, escala A) del departamento
de Santiago", la que será aplicada por el organismo administrador respectivo. La conversión de sueldos vitales a ingresos mínimos
respecto de sanciones administrativas expresadas en sueldos vitales, se encuentra detallada en el D.S. Nº 51 de 1982, del Ministerio
de Justicia, correspondiendo al rango máximo de 24 sueldos vitales mensuales el equivalente en pesos de 5,3461 ingresos mínimos no
remuneracionales.

— Sanciones establecidas en el Código del Trabajo: De acuerdo con el artículo 506, las infracciones a dicho Código y a sus leyes
complementarias, que no tengan señalada una sanción especial, serán sancionadas con multa a beneficio fiscal de 1 a 20 Unidades
Tributarias Mensuales (UTM), según la gravedad de la infracción; suben al tramo de 2 a 40 UTM en empresas de 50 a 199
trabajadores, y al tramo de 3 a 60 UTM en empresas con 200 o más trabajadores contratados.

— Sanciones establecidas en el Código Sanitario: El artículo 174 establece que la infracción a las normas contenidas en dicho
Código puede ser sancionada con: (i) multas a beneficio del respectivo Servicio de Salud de 1/10 a 1.000 UTM, que se duplican en
caso de reincidencia, (ii) clausura de establecimientos, (iii) cancelación de autorización de funcionamiento o permisos, (iv) paralización
de obras, y (v) comiso, destrucción y desnaturalización de productos, cuando procediere.

— Sanciones establecidas en el Reglamento de Seguridad Minera: De acuerdo al artículo 590 del D.S. Nº 132 de 2002, del
Ministerio de Minería, que contiene el Reglamento de Seguridad Minera, las sanciones a sus disposiciones pueden consistir en i)
multas a beneficio fiscal de 20 a 50 UTM, que se elevan al doble en caso de reincidencia, y ii) el cierre temporal o definitivo, parcial o
total, de la faena minera.

Cabe señalar que un mismo hecho (accidente del trabajo fatal, por ejemplo) puede dar origen a fiscalizaciones paralelas, de manera
que los Inspectores del Trabajo, y fiscalizadores del Sernageomin y SEREMI de Salud, están facultados para aplicar las sanciones que
sus respectivos estatutos contemplan en forma independiente, estimándose por nuestra jurisprudencia administrativa y judicial que no
se vulnera con ello el principio non bis in idem. Este tema será tratado en detalle en el capítulo V.

5.3.3. Sustitución de multas

En el caso de micro y pequeñas empresas, es decir, aquellas que no superen los 9 o 49 trabajadores, respectivamente, los artículos
506 bis y 506 ter del Código del Trabajo contemplan la posibilidad de sustituir multas por programas de capacitación y la puesta en
marcha de sistemas de gestión de la seguridad y salud en el trabajo; también la concesión de un plazo de cinco días para dar
cumplimiento a la infracción constatada, lo que tiene un claro sentido promocional.

J :

a) "Echeverría Izquierdo Ingeniería y Construcción S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud Región Metropolitana", rol Nº 3698-2014,
Corte de Apelaciones de Santiago, 1 de agosto de 2014: El referido artículo 66 bis impone a la empresa principal obligaciones de vigilancia,
implementación y coordinación de las medidas de seguridad: La de vigilancia se entiende cumplida cuando realiza acciones concretas y
toma participación directa en la forma de gestionar los procesos que pudieren afectar la higiene y seguridad de los trabajadores, de manera
tal que, sin perjuicio que la obra específica no la desarrolle directamente, sí tiene el deber de imponerse de forma inmediata y concreta si la
misma se realiza correctamente; la de implementación y coordinación del sistema de seguridad, a su vez, tiene por objeto el garantizar que al
interior de la faena se dé cumplimiento efectivo de las obligaciones que la ley salvaguarda, constituyendo la regulación de las obligaciones de
higiene y seguridad en el régimen de subcontratación, una regla clara que tiende a atribuir y radicar responsabilidad a toda la cadena
productiva, especialmente en lo que dice relación con el deber de supervigilancia y coordinación.

b) "Benvenuto y Cía. Ltda. con Inspección Provincial del Trabajo de Santiago", I-204-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 9
de julio de 2014: Del tenor literal de la norma antes transcrita (artículo 3º del decreto supremo Nº 594, de 1999, del Ministerio de Salud, en
relación con los artículos 184 y 506 ambos del Código del Trabajo) se desprende que al referirse a "la empresa" no realiza distinción alguna a
si es la empresa principal o la empresa contratista o subcontratista, luego, la norma en comento, realiza una precisión si los trabajadores son
dependientes directos suyos o lo sean de terceros contratistas; sin embargo, al hacer tal precisión en ningún momento se refiere a que
solamente la empresa principal es la única obligada a mantener, en los lugares de trabajo, las condiciones para proteger la vida y salud de
los trabajadores.

c) "Servicios de Seguridad S.A. con Inspección Provincial Temuco", rol Nº 204-2013, Corte de Apelaciones de Temuco, 3 de diciembre de 2013:
El comité paritario de faena no reemplaza al comité paritario de higiene y seguridad de la empresa principal, ni los comités paritarios de las
empresas contratistas constituidos en el establecimiento de la empresa principal, por cuanto las funciones del primero son diversas de las
funciones atribuidas a los últimos.

d) Accidentes del trabajo de estudiantes en práctica: Es procedente sancionar a las empresas que no apliquen la suspensión de faenas que
establece el artículo 76 de la ley Nº 16.744 cuando ocurre un accidente fatal o grave y que afecte a un estudiante en práctica. Ello no
significa considerar que estos infortunios constituyan accidentes del trabajo con acceso a la cobertura del seguro social de la citada ley, sino
sólo que deben seguirse en estos casos las mismas reglas de cumplimiento de obligaciones de seguridad y sanciones que se aplican cuando
el afectado es un trabajador común y corriente, por su importante significación relacionada con la seguridad laboral. (Ordinarios Nº 0859/008
de 2013 de la Dirección del Trabajo y Nº 71.661 de 2014 de la Superintendencia de Seguridad Social).

68www.bcn.cl/Boletín 2943-13.

69Véase el ordinario Nº 141/05 de 2007, de la Dirección del Trabajo.

70En la práctica, tanto la autoridad fiscalizadora como los tribunales de justicia entienden que la empresa principal puede ser responsable material de tales
infortunios, incluso cuando afecten a trabajadores subcontratados, y por tanto le exige un deber de cuidado en grados importantes, a lo que nos referimos en el
Capítulo V.

71En el Capítulo V se contienen explicaciones sobre las tendencias jurisprudenciales en torno a la naturaleza contractual o extracontractual de esta
responsabilidad.

72Véase el ordinario Nº 1.570 de 2005 de la Dirección del Trabajo.

73Se trata de velar por el cumplimiento del "derecho a saber" consagrado en el artículo 21 y siguientes del D.S. Nº 40 de 1969, del MTPS, en relación con el
artículo 184, inciso primero, en virtud de la modificación introducida por el artículo 3º de la ley Nº 20.308.

74En la Inspección del Trabajo y Servicio de Salud respectivos.

75En la práctica la exigencia de mantener copia de los subcontratos ha tenido dificultades, por estimarlos de carácter estratégico. Se ha suplido esta dificultad
con el tachado de cláusulas relativas a precios y costos, que no interesan para fines de seguridad y salud en el trabajo.

76Tienen competencia para fiscalizar las Inspecciones del Trabajo, los Servicios de Salud, la Superintendencia de Seguridad Social a través del organismo
administrador, el Sernageomin, entre otros.

77Artículo 66 de la ley Nº 16.744.

78Durante el proceso de elaboración del D.S. Nº 76 se consideró incluir dentro de los representantes de los trabajadores ante el CPF a un dirigente sindical de la
empresa que debiera participar en él, si lo tuviere, idea que finalmente no prosperó.

79Artículo 66 de la ley Nº 16.744.

80Véase el ordinario Nº 66.104 de 2007, de la Superintendencia de Seguridad Social.

81Artículo 10 del D.S. Nº 40 de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

82Artículo 11 del D.S. Nº 40 de 1969, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.

83Artículo 183-X del Código del Trabajo.

84Artículo 183-N del Código del Trabajo.

85Artículo 183-W del Código del Trabajo.


86Artículo 183-Y del Código del Trabajo.

87Algunos contratos de puesta a disposición regulan especialmente este punto, señalando que la Usuaria podrá proporcionar tales elementos de protección y
cobrar posteriormente su valor a la EST.

88Sin perjuicio de la obligación de la entidad empleadora, también se establece la obligación de denunciar por parte del accidentado o enfermo, sus derecho-
habientes, del médico que trató o diagnosticó la lesión o enfermedad, y del comité paritario de higiene y seguridad, en el caso que la entidad empleadora no hubiere
realizado la denuncia.

89Artículo 183-AB, inciso tercero, del Código del Trabajo.


C VL

Un accidente del trabajo o una enfermedad profesional pueden determinar la atribución de responsabilidades de distinta naturaleza
jurídica al empleador, en tanto deudor de seguridad en relación con sus trabajadores dependientes. Es posible que se generen
responsabilidades civiles, infraccionales laborales, sanitarias y penales, respecto de las cuales adelantamos que no es posible invocar,
por ahora, el principio non bis in idem.

En el presente capítulo haremos una revisión de las normas aplicables y los criterios legales y jurisprudenciales más relevantes a
propósito de los ámbitos de responsabilidad legal del empleador.
1. La responsabilidad civil del empleador en la evolución normativa
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo V La responsabilidad del empleador
1. La responsabilidad civil del empleador en la evolución normativa

1. L

La actual Ley Nº 16.744 sobre Seguro Social contra Riesgos de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, contempló en
el año 1968 un sistema de beneficios por infortunios laborales que considera prestaciones económicas (subsidios) y médicas, ambas
hasta la recuperación completa del trabajador afectado. En caso de invalidez, se establecen indemnizaciones o pensiones,
dependiendo del grado de incapacidad permanente, y en caso de muerte del trabajador pensionado por invalidez o a causa del
infortunio laboral, se constituirán pensiones por supervivencia a favor de los beneficiarios que la ley contempla.

Este conjunto de beneficios constituye la protección que el sistema de seguridad social chileno contempla, cumpliendo con principios
básicos del Derecho de la Seguridad Social, tales como la universalidad, pues se otorgan a todos los trabajadores; la solidaridad, pues
son recibidos por cualquier trabajador que se enfrente a estas contingencias, independiente de la proporción en que sus ingresos
ayuden a contribuir con el financiamiento del sistema; la unidad, en cuanto pretende ofrecer a través de un solo sistema, prestaciones
básicas y uniformes destinadas a cubrir los estados de necesidad causados por los infortunios laborales; y la integridad o suficiencia,
ya que persiguen obtener la reparación integral de los daños sufridos.

Nuestra ley Nº 16.744 consagró la Teoría del Riesgo Social, que, abandonando los antiguos criterios basados en la responsabilidad
patronal directa, consideró a los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales como riesgos o contingencias sociales, y las
integra al cuadro de la Seguridad Social, formando parte de los beneficios que el Estado garantiza a todos los ciudadanos.

Para entender —aunque no justificar— la forma en que hoy opera la ley Nº 16.744 en el ámbito de la responsabilidad civil del
empleador por los infortunios laborales de sus trabajadores, es interesante recordar la evolución legislativa.

El primer antecedente se encuentra en la ley Nº 3.170, D. O. de 30 de diciembre de 1916, que consagró la Teoría del Riesgo
Profesional, esto es, la atribución de responsabilidad basada en la idea de que es el empresario el responsable de los accidentes del
trabajo, por haber él generado una situación de riesgo y además aprovechar del trabajo que se realiza. Así, el patrón, propietario o
empresario pasa a ser responsable ex lege, no porque haya incurrido personalmente en culpa, sino porque su cosa, su maquinaria, su
establecimiento ha producido un perjuicio o daño; el infortunio laboral constituye per se un incumplimiento del empleador, al
actualizarse el riesgo profesional creado por él.

Esta ley Nº 3.170 sólo consideró una protección especial en caso de accidentes del trabajo, excluyendo por tanto a las
enfermedades profesionales, cuyos daños debían perseguirse conforme a las reglas del derecho común. Establecía una indemnización
de cargo del patrono o jefe de la empresa, en provecho de la víctima, del cónyuge sobreviviente y de los hijos. También contemplaba la
obligación del empleador de pagar la asistencia médica y los gastos en medicamentos, hasta que el trabajador estuviera en
condiciones de regresar a su trabajo. En caso de muerte del trabajador, el empleador debía incluso pagar los gastos del entierro. En fin,
si el trabajador resultaba con una incapacidad temporal o permanente o la muerte, existían las pensiones consecuentes de cargo del
mismo empleador.

Se exceptuaban expresamente los accidentes debidos a fuerza mayor extraña y sin relación alguna con el trabajo, los producidos
intencionalmente por los trabajadores, los provenientes de un delito o culpa grave imputable a la víctima o a un extraño.

Para financiar esta pesada carga, que según hemos dicho se originaba en una atribución directa de responsabilidad al empleador,
por los accidentes del trabajo que sus dependientes sufrieran, esta ley permitía el aseguramiento del riesgo profesional del obrero o
empleado en una sociedad mutua o en una sociedad chilena de seguros que reuniera condiciones de garantía suficientes, y en caso de
que dichas asociaciones o sociedades pagaran indemnizaciones, éstas servirían de abono a las pensiones decretadas judicialmente.

De acuerdo con el artículo 15, los accidentes ocurridos en los casos regulados por esta ley no daban derecho a perseguir otra
indemnización que la que ella misma establecía. No obstante, en caso de probarse dolo o culpa grave, se podría reclamar la
indemnización con arreglo a las leyes comunes, abandonando los derechos conferidos por dicha ley Nº 3.170. Vale decir, se
consagraba un derecho de opción entre la reparación del daño conforme a las normas especiales de esta ley, o bien perseguir las
responsabilidades del que hubiera causado el accidente del trabajo conforme a las reglas del derecho común. Con todo, el empleador
tenía acción contra los terceros extraños causantes del accidente, para el solo efecto de que le indemnizaran lo que, por su solo hecho
o culpa leve, tuviere que pagar con arreglo a esta ley Nº 3.170.

A modo de resumen y para los efectos que interesan a este capítulo, la responsabilidad por los daños derivados de un accidente del
trabajo estaba radicada en el empleador, en virtud de su obligación de seguridad hacia el trabajador que surgía con ocasión del
contrato de trabajo, y el afectado por el accidente del trabajo podía elegir entre los beneficios regulados por la ley Nº 3.170 o bien
demandar las indemnizaciones de perjuicios que el derecho común contemplara, unos u otras, pero nunca ambos a la vez.

Más tarde vino la ley Nº 4.055, D.O. de fecha 26 de septiembre de 1924, vale decir, sólo ocho años después del primer intento de
regulación de estas contingencias.
Esta nueva ley tuvo su fundamento en la Teoría del Riesgo de Autoridad, entendiendo que por el elemento de subordinación o
dependencia propio del contrato de trabajo, el trabajador está obligado a cumplir con las instrucciones que el empleador le imparte en
ejercicio de su poder de dirección. Este fundamento permitía cubrir accidentes del trabajo en empresas menos riesgosas y también en
entidades sin fines de lucro.

Representó un avance, pues contempló un primer esquema de instituciones que, desde el Estado, velaran por el cumplimiento
íntegro y oportuno de las obligaciones del empleador en caso de ocurrir infortunios laborales.

Se incluyeron dentro de la protección especial las enfermedades profesionales, que habían sido excluidas en la ley Nº 3.170. Se
mantuvieron exceptuados los accidentes debidos a fuerza mayor extraña y sin relación alguna con el trabajo y los producidos
intencionalmente por la víctima.

En materia de responsabilidad, el artículo 5º de la ley Nº 4.055 establecía que sin perjuicio de la responsabilidad del empleador, la
víctima del accidente o los que tengan derecho a indemnización podrían reclamar de los terceros causantes del accidente, la
indemnización total del daño sufrido por ellos, con arreglo a las prescripciones del derecho común. La indemnización que se obtuviere
de terceros en conformidad a esta norma, liberaba al patrono de su responsabilidad en la parte que el tercero causante del accidente
fuese obligado a pagar. La acción contra los terceros podía ser ejercitada por el empleador a su costa y a nombre de la víctima o de los
que tuvieren derecho a indemnización, si ellos no la hubieren deducido dentro del plazo de 90 días, a contar desde la fecha del
accidente.

Las acciones comentadas no excluían las que procedieran con arreglo al derecho común en contra de los responsables de un
accidente para la indemnización de los demás daños producidos por él.

En virtud del artículo 24 de esta ley, en caso que el empleador contratare un seguro regularmente, quedaba exento de toda
responsabilidad, a condición que la suma que correspondiera recibir al trabajador no fuese inferior a la que le otorgaba la ley.

Por otra parte, las prestaciones que el empleador estaba obligado a otorgar con esta ley se precisaron y ampliaron, ya que se
contemplaba la asistencia médica y gastos de medicamentos de la víctima hasta su completa recuperación, el traslado del trabajador
hasta el lugar en que sería atendido para su curación, atención quirúrgica, los aparatos ortopédicos y todos los medios terapéuticos o
auxilios accesorios al tratamiento prescrito por el médico. También los gastos de hospitalización y, en caso de muerte, los gastos de
funerales.

En materia de prestaciones económicas, se continuó con el esquema de prestaciones por incapacidad temporal, incapacidad
permanente parcial o total y muerte, con el pago de una parte de la remuneración durante la incapacidad temporal o el pago de
pensiones por invalidez y sobrevivencia.

Se estableció también la obligación del empleador de responder por el cumplimiento de estas obligaciones asegurando el riesgo
profesional en una asociación mutua, en una sociedad chilena de seguros o en una fundación con personalidad jurídica, que reunieran
las condiciones de organización y garantía requeridas por un reglamento. En caso que el empleador no asegurara el cumplimiento de
sus obligaciones por esta vía, estaba obligado a la constitución de una garantía hipotecaria o prendaria representativa de la renta o
pensión que debía pagar en caso de accidente que ocasionara la muerte o la incapacidad permanente del trabajador.

Con respecto a la nueva institucionalidad, se contempló que las compañías de seguros que aseguraran los accidentes del trabajo,
serían sometidas a la supervigilancia y control del Estado y compelidas a constituir las reservas y cauciones que fueren necesarias
para cumplir con sus obligaciones. La respectiva póliza o contrato de seguro eran títulos ejecutivos, sea a favor de la víctima del
accidente o de las personas que tuvieren derecho a la indemnización, sea a favor del empleador, si éste hubiere pagado directamente
las indemnizaciones; los trabajadores o sus herederos, tenían acción directa con los aseguradores.

Para activar el procedimiento de pago de beneficios, en caso de accidentes del trabajo que ocasionaran una incapacidad para el
trabajo o la muerte de la víctima, era necesario que el empleador, la víctima o cualquier persona los denunciara ante el juez de letras en
lo civil respectivo, quien luego de verificar la información contenida en la denuncia, citaba a un comparendo de conciliación, para luego
dictar sentencia, fijando definitivamente la indemnización que correspondía a la víctima o a sus herederos.

Hemos señalado que la ley Nº 4.055 contempló por primera vez una regulación sobre medidas de prevención y vigilancia. En efecto,
exigió medidas de protección personal y cierta regulación en el reglamento interno de orden y seguridad del trabajo.

En suma, con esta ley se mantuvo la responsabilidad directa del empleador por los daños causados por los infortunios laborales, con
un mayor acento en las garantías para responder de modo eficiente con el pago de las prestaciones a su cargo, todo ello bajo un
modelo de previsión social de su cargo. Las indemnizaciones de perjuicios del derecho común eran procedentes, pero en caso de
obtenerlas el afectado, se liberaba de toda responsabilidad al empleador, así como también en caso que éste tuviere asegurado en
forma permanente el riesgo de sufrir estos infortunios en una compañía de seguros, en términos de ofrecer al trabajador afectado
beneficios equivalentes a los establecidos en esta ley. Y tratándose de infortunios que causaran invalideces permanentes o la muerte,
el monto de las indemnizaciones era determinado por los tribunales de justicia.

El sistema creado por la ley Nº 4.055 no estuvo exento de inconvenientes. La circunstancia de que se diera origen a una relación
jurídica directa entre empresario y trabajador, o entre compañía aseguradora y trabajador, trajo siempre aparejados problemas graves,
pues había ahí intereses económicos opuestos. Con demasiada frecuencia se discutían ante los Tribunales los accidentes y de ello
tampoco hay gratos recuerdos.90
Estas normas pasaron a integrar el primer Código del Trabajo chileno, de 1931. En el Título II del Código del Trabajo de 1931
denominado "De los Accidentes del Trabajo" se contenían normas especiales para el caso de infortunios laborales de trabajadores
dependientes del sector privado, entre los arts. 255 y siguientes. En esa época aún no imperaba la Teoría del Riesgo Social (recogida
recién por la ley Nº 16.744), sino la Teoría de Riesgo Profesional, que entregaba al empleador o empresario la responsabilidad por los
daños que los accidentes del trabajo ocasionaran a sus trabajadores.

En estos artículos del viejo Código Laboral se desarrolló la manera en que el empleador debía responder por los riesgos laborales,
en que el criterio de atribución de responsabilidad era el del Derecho Civil y más concretamente la responsabilidad estricta.

Con el objeto de evitar un enriquecimiento injusto para quien accionara demandando indemnizaciones, el artículo 260 de dicho
Código del Trabajo de 1931 establecía: "Sin perjuicio de la responsabilidad del patrón o empleador, la víctima del accidente o los que
tengan derecho a indemnización, podrán reclamar de los terceros causantes del accidente, la indemnización del daño sufrido, con
arreglo a las prescripciones del derecho común" y agregaba su inciso segundo: "La indemnización que se obtuviere de terceros, en
conformidad a este artículo libera al patrón de su responsabilidad, en la parte que el tercero causante del accidente sea obligado a
pagar".

En aquella época el empleador respondía tanto de las prestaciones de seguridad social —pero en un esquema de previsión social de
su propio cargo—, así como también de las consecuencias dañosas con un criterio objetivo, vale decir, calificado por los resultados
dañosos y con ausencia de criterios de culpa o dolo; y se le permitía contratar seguros privados para enfrentar estos pagos.

Las compañías de seguros sólo se limitaron a rembolsar gastos, previo el pago de primas que negociaban con los empleadores, y
que llegaban a niveles del 20% de las remuneraciones, con una accidentabilidad del 35%.

Mientras rigió la ley Nº 4.055 —que como hemos dicho fue luego recogida por el Código del Trabajo de 1931— se fue haciendo cada
vez más costoso enfrentar los riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, y frente a esta realidad, en que cada
vez los accidentes eran más frecuentes, un grupo de empresarios que lideraban asociaciones gremiales distintas91tomó la iniciativa de
crear un sistema que protegiera los riesgos laborales con un enfoque preventivo; diseñaron en el año 1958 un seguro privado que
funcionaba con un criterio mutualista, y que pretendía bajar los costos de los accidentes del trabajo y de los daños que éstos
provocaban, pero además incorporaba elementos importantes que incentivaban la prevención de los riesgos en el trabajo.

Diez años más tarde, la Ley Nº 16.744 sobre Seguro Social contra Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales recogía y
consagraba este nuevo sistema, ley que recogió la Teoría del Riesgo Social imperante en la época, es decir, los riesgos en el trabajo
debían pasar a ser una contingencia cubierta por la sociedad en un sistema de seguridad social, no sólo por un tema de costos, sino
también porque si el desarrollo del país requería industrias peligrosas, debía ser la comunidad beneficiada con ellas la que debía
soportar los riesgos de tales actividades.

El fundamento de la Teoría del Riesgo Social se encuentra en que el mismo estado de necesidad y la misma situación presenta
quien se accidenta en el trabajo que la persona que se accidenta en su casa o en un paseo; la misma situación presenta quien contrae
una enfermedad considerada médicamente similar, pero que no lo es, aunque sus efectos sociales sean también similares. La
mantención hasta hoy de un sistema diferenciado para los accidentes del trabajo a través de la ley Nº 16.744 se justifica básicamente
por la existencia de una institucionalidad orientada a la prevención de riesgos.

No debe olvidarse esta evolución al momento de diseñar políticas públicas en la actualidad, porque desde un marco regulatorio
situado en el Derecho Común —por la responsabilidad directa que las leyes Nº 3.170 y Nº 4.055 atribuyeron al empleador— se avanzó
hacia un esquema de protección dentro del Derecho de la Seguridad Social buscando a través de la ley Nº 16.744 prevenir los riesgos
para la seguridad y salud en el trabajo. En otras palabras, lo que justifica un sistema diferenciado para atender los riesgos derivados de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales es la prevención de tales contingencias y no el desarrollo de mejores vías de
reparación civil por los daños que los infortunios laborales puedan causar, las que permanecen en el Derecho Común.

90N , op. cit., p. 333.

91La Sociedad de Fomento Fabril y su distinguido dirigente don Eugenio Heiremans Despouy, la Asociación de Industriales de Valparaíso y la Cámara Chilena
de la Construcción.
2. Criterios jurisprudenciales relevantes a propósito del artículo 69 de la ley Nº 16.744
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo V La responsabilidad del empleador
2. Criterios jurisprudenciales relevantes a propósito del artículo 69 de la ley Nº 16.744

2. C 69 Nº 16.744

La regulación de la responsabilidad civil del empleador por los accidentes del trabajo y las enfermedades profesionales de sus
trabajadores se encuentra en el artículo 69, letra b), de la ley Nº 16.744, establece lo siguiente: "Cuando el accidente o enfermedad se
deba a culpa o dolo de la entidad empleadora o de un tercero, sin perjuicio de las acciones criminales que procedan, deberán
observarse las siguientes reglas: b) la víctima y las demás personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño podrán reclamar
al empleador o terceros responsables, también las otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del
derecho común, incluso el daño moral".

A propósito de esta disposición, el Código del Trabajo de 1931 no estableció un régimen de responsabilidad distinto del común
aplicable en materia de responsabilidad civil, sino todo lo contrario, se remitía a sus normas. Con la dictación de la ley Nº 16.744,
aquella responsabilidad del empleador en el otorgamiento de las prestaciones médicas y económicas que operaba en un modelo de
previsión social de su cargo, pasó a integrarse a un régimen de seguridad social, de cargo de toda la sociedad, y en lo referido a la
responsabilidad civil por los daños que los infortunios laborales ocasionaran, la acción para reclamarlos se mantuvo entregada al
Derecho Común, siendo este el modelo vigente en Chile.

A continuación expondremos los criterios jurisprudenciales relevantes en torno a la materia del rubro, dando cuenta de la manera en
que hoy se resuelven los criterios de culpa, sobre juez competente para conocer de la acción indemnizatoria, daño indemnizable,
accidentes del trabajo en esquemas de trabajo tercerizado y la culpa del trabajador en su propio accidente.

2.1. En materia de culpa

El artículo 69 de la ley Nº 16.744 en su literal b) efectúa una remisión en bloque al derecho común, a los efectos de otorgar acción a
la víctima del accidente o a sus herederos, para demandar del empleador o de un tercero responsable la reparación de los daños que
el accidente le ocasionó, de manera que al no existir reglas especiales en torno a esta materia en el Derecho de Seguridad Social y en
particular en la ley Nº 16.744, el tratamiento de la culpa como elemento subjetivo fundamental para atribuir responsabilidad por daños
sigue las reglas del Derecho Civil.

Así, la norma rectora debiese ser el artículo 44 en relación con el artículo 1547 del Código Civil, según el cual tratándose de
contratos bilaterales, se responde hasta de la culpa leve, lo que no es recogido siempre así por nuestros tribunales, pues en algunos
casos se ha estimado que el deber de seguridad que tiene el empleador por el artículo 184 del Código del Trabajo le exige ser eficaz, lo
que determina una mayor intensidad en las medidas preventivas que debe adoptar para evitar accidentes, traduciéndose en una mayor
diligencia propia de la culpa levísima.

A partir de esta distorsión observada en la determinación de la culpa, se encuentran diversos pronunciamientos en que el empleador
ha sido condenado a responder civilmente por no haber logrado evitar el accidente con las medidas de prevención que adoptó, es decir,
se califica el cumplimiento del deber de seguridad que le asiste en función del resultado, que es propio de un estatuto de
responsabilidad estricta. A pesar de explicitarse en muchos casos que no se trata de responsabilidad objetiva, en los hechos así se
razona en la atribución de responsabilidad civil al empleador.

J :

1) "David Leandro Soto León con Servicios Generales de la Construcción BSK Ltda y otro", rol Nº O-237-2014, Juzgado de Letras del Trabajo de
Concepción, rol Nº O-237-2014, 8 de julio de 2014: La sola ocurrencia de la enfermedad profesional implica incumplimiento del deber de
protección y seguridad, por cuanto significa que aun en el caso de haberse adoptado alguna medida, en los hechos, esta resultó insuficiente.
Se debe recordar que el artículo 184 del Código del Trabajo exige que se hayan adoptado todas las medidas de seguridad para proteger
"eficazmente" la salud del trabajador. Por ende, si acaeció una enfermedad de carácter profesional significa, por lo menos, que los
resguardos no fueron eficaces, porque igualmente se produjo la pérdida de audición.

2) "Emma Díaz Valenzuela con Mauro Castro Lecaros y otros", rol Nº 2965-2013, Corte de Apelaciones de Santiago, 3 de julio de 2014: No
existe ninguna hipótesis de responsabilidad objetiva que obligue a las demandadas a responder por los daños que hayan podido causarse a
las víctimas indirectas de un accidente sufrido por un trabajador de una empresa de un tercero. Tampoco se ha acreditado de forma alguna
cuál habría sido la acción u omisión dolosa o culposa concreta en que habrían incurrido y que les hace civilmente responsable de esos
perjuicios.

3) "Evelyn Barrientos Loyola con Recaudadora S.A.", rol Nº 37-2014, Corte de Apelaciones de Santiago, 27 de junio de 2014: El deber de
seguridad contemplado en el artículo 184 del Código del Trabajo no corresponde a una "garantía de indemnidad". De estimarlo así, se
estaría imponiendo a una de las partes una carga imposible de satisfacer, en términos que la sola existencia de un daño o resultado traería
aparejada per se la responsabilidad indemnizatoria.
4) "Francisco Heriberto Díaz Aedo con Constructora Comsa Dragados S.A.", rol Nº O-1001-2013, Juzgado de Letras del Trabajo de Concepción,
28 de febrero de 2014: En relación al grado de diligencia y cuidado que debe desplegar la empleadora, ésta responde hasta de culpa
levísima en el cumplimiento del deber de protección; es decir, hasta por "la falta de aquella esmerada diligencia que un hombre juicioso
emplea en la administración de sus negocios importantes", aplicando lo dispuesto en el artículo 44 del Código Civil y ello, atendidos los
valores que tienden a preservar tal obligación de seguridad, que no son otros que la vida, la integridad física y la salud del trabajador, y dada
la circunstancia que el artículo 69 de la citada ley Nº 16.744 no determina el grado de culpa del cual debe responder el empleador en su
cumplimiento.

5) "Marisol Paola Godoy Gática con Corpolar S.A.", rol Nº O-4770-2013 Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 27 de febrero de
2014: Según mandato legal establecido en el artículo 184 del Código del Trabajo, norma de cuyo tenor literal se desprende que la obligación
de diligencia y cuidado que la ley impone al empleador en la especie es de mayor entidad que la comúnmente exigida en los contratos
bilaterales, pues no sólo es de cargo de aquel tomar todas las medidas de seguridad necesarias para proteger la vida y salud de sus
trabajadores, sino que, además, debe hacerlo eficazmente.

6) "Evelyn Lucy Barrientos Loyola con Recaudadora S.A.", rol Nº O-3251-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 19 de
diciembre de 2013: No es posible advertir culpa o dolo de la demandada en la ocurrencia del asalto, como lo requiere el artículo 69 de la ley
Nº 16.744, toda vez que no está dentro de sus posibilidades tomar otras medidas de prevención que eviten su ocurrencia, sino es a través de
alarmas, botón de pánico, cajas fuertes, sensores de movimiento, como también tomar un rol activo tras el asalto, como se hizo en la
especie, derivando a la actora y su acompañante a la ACHS para que puedan ser tratadas de sus lesiones físicas y psicológicas.

7) "Juan Riquelme Inostroza con Su Bus Chile S.A.", rol Nº O-2956-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 11 de noviembre
de 2013: El peso de la prueba, conforme a las reglas del "onus probandi", en cuanto al cumplimiento de la obligación de seguridad,
corresponde al empleador, asimismo le corresponde acreditar la debida diligencia y cuidado, respondiendo de culpa levísima.

8) "Jenezareth Zúñiga Espinoza con Tavelli S.A.", rol Nº O-1303-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 15 de julio de 2013:
De esta manera, aparece que la culpa a la que debe asimilarse la del empleador, conforme el artículo 69 de la ley Nº 16.744, es a la culpa
leve, o "la falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios.

9) "Tomás Roa Toledo con Servicios Industriales y Forestales Larraín Limitada", rol Nº 27-2013, Corte de Apelaciones de Concepción, 27de
mayo de 2013: Atendido que el citado artículo 69 no determina el grado de culpa de que debe responder el empleador en su cumplimiento, la
doctrina y la jurisprudencia de nuestros tribunales, en particular de la Excma. Corte Suprema, han concluido que responde de la culpa
levísima, como lo ha señalado la juez del trabajo.

10) "María Lagos Riquelme y otros con Prestadora de Servicios Medio Ambiente Limitada y otra", rol Nº 5889-2010, Corte Suprema, 6 de marzo
de 2013: Que de lo anterior se concluye que la responsabilidad civil del empleador se funda en su culpa o dolo dado que no tiene por
antecedente una obligación de garantía que dé lugar a responsabilidad por el solo hecho de producirse el daño, pues la función de garantía
está dada para el seguro de accidentes del trabajo, en su calidad de seguro de daños.

11) "Riquelme Obreque Claudio Andrés con Easy Administradora Norte S.A.", O-380-2012, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 8
de mayo de 2012: Que, entonces, surge como normativa legal aplicable a la cuestión debatida el artículo 184 del Código del Trabajo, norma
de cuyo tenor literal se desprende que la obligación de diligencia y cuidado que la ley impone al empleador en la especie, es de mayor
entidad que la comúnmente exigida en los contratos bilaterales, pues no sólo es de cargo de aquel tomar todas las medidas de seguridad
necesarias para proteger la vida y salud de sus trabajadores, sino que, además, debe hacerlo eficazmente.

12) "Cárdenas Silva, María con Productos Químicos y Alimenticios Osku S.A.", rol Nº 955-2009, Corte Suprema, 23 de febrero de 2012: Siendo
la empleadora —como deudora de la señalada protección y seguridad— responsable de culpa levísima, por la aplicación del artículo 69 de la
ley Nº 16.744, se determina que debe resarcir las repercusiones anímicas de dolor, sufrimiento, tristeza y angustia que los padecimientos
físicos le causaron a la demandante, afectando y menoscabando su vida desde la fecha del accidente.

13) "Patricio Antonio Salas Varas con Comercial Maxagro Ltda.", rol Nº O-3027-2011, Segundo Juzgado del Trabajo, 4 de enero de 2012: La
empresa sí ha cumplido con las obligaciones que se derivan de dicho deber, que sí ha informado al actor sobre los riesgos, lo ha capacitado,
le ha entregado elementos de protección personal, y no siendo el accidente consecuencia directa de las labores, sino que producto de una
situación que no era previsible, especialmente atendidas las medidas de seguridad adoptadas por la empresa, no se advierte qué conducta
distinta de parte de la empresa pudo evitarlo.

14) "Sindicato Nº 5 de Empresa Inversiones Alsacia S.A. con Inversiones Alsacia S.A.", rol Nº T-282-2010, Segundo Juzgado de Letras del
Trabajo, de 25 de enero de 2011: Acontecimientos traumáticos vividos por el actor en el ejercicio de su labor como conductor de buses del
transporte público (atropello, asaltos, gran congestión vehicular, exceso de ruido en las calles, etc.), acontecimientos que, a su vez, no son
resultado de una conducta negligente del empleador.

15) "Morales Guzmán, Danny contra Automática y Regulación S.A.", rol Nº 3495-2010, Corte Suprema, 18 de octubre de 2010; "Morales
Guzmán, Danny contra Automática y Regulación S.A.": Es indispensable para la operatividad de la institución que se analiza la concurrencia
de una actuación negligente de la parte patronal para que ésta sea legal y justificadamente conminada al resarcimiento, resultando
improcedente entender la obligación como asimilada a las llamadas "de resultado".

16) "Álvarez Astete, Erwin contra Sociedad Comercial y Constructora Lomas Limitada", rol Nº 158-2010, Corte de Apelaciones de Concepción,
27 de septiembre de 2010: No todo hecho acontecido en el lugar de trabajo implica la existencia de responsabilidad por parte del empleador,
pues no se ha contemplado una responsabilidad objetiva en tal sentido; por el contrario, el factor de imputación seguido en nuestra
legislación es de carácter subjetivo y descansa en la existencia de culpa o dolo por parte de la entidad empleadora, como lo indica
textualmente el artículo 69 de la ley Nº 16.744.

17) "Pedro Esteban Aguilera Díaz con Empresa de los Ferrocarriles del Estado". rol Nº O-2378-2010, Primer Juzgado de Letras del Trabajo, 20
de noviembre de 2010: Se debe tener presente que la responsabilidad de que se trata, no es objetiva, ya que debe acreditarse el
incumplimiento, el resultado dañoso y la relación de causalidad entre uno y otro. Correspondiendo al empleador probar que adoptó las
medidas de seguridad pertinentes, es decir, para los efectos de eximirse de la responsabilidad que le incumbe en relación a la protección
eficaz de la vida y la salud del trabajador, cuestión esta última que de acuerdo al acápite anterior no realizó.

2.2. Juez competente para conocer de la acción indemnizatoria

Para quien pretende una indemnización civil por daños derivados de un accidente del trabajo o enfermedad profesional, resulta de
toda conveniencia acudir a la sede laboral. En términos muy generales, diremos que en esta sede la duración de los procesos es
considerablemente menor, además de las ventajas propias del estatuto de responsabilidad civil contractual, que es el que corresponde
conocer al juez laboral, en el cual la culpa se presume, el plazo de prescripción es de cinco años y la prueba se valora conforme a las
reglas de la sana crítica; a diferencia del estatuto de responsabilidad extracontractual, en que la culpa debe acreditarse, la prescripción
de la acción es de cuatro años y la prueba —por ahora— se valora conforme al sistema legal o tasado.

En conformidad al artículo 420 letra f) del Código del Trabajo, son de competencia de los tribunales del trabajo los juicios en que se
pretenda hacer efectiva la responsabilidad del empleador derivada de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, con
excepción de la responsabilidad extracontractual a la cual le será aplicable lo dispuesto en el artículo 69 de la ley Nº 16.744.

Este precepto fue incorporado al Código del Trabajo por la ley Nº 19.447 (D.O. de 8 de febrero de 1996), que recogió los criterios
jurisprudenciales que venían apreciándose en torno a la sede para conocer de las acciones indemnizatorias por responsabilidad civil.
Así, tratándose del trabajador afectado por el accidente del trabajo, por existir un contrato de trabajo que lo une con el empleador, la
acción que dirija en contra de este último — y en contra de la empresa principal o empresa usuaria en supuestos de descentralización
productiva —será de naturaleza contractual y conocida por tanto en un tribunal laboral. En los demás casos, es decir, cuando la acción
no se dirija en contra del empleador —y empresa principal o usuaria de servicios transitorios—, o bien, cuando la ejerzan otras
personas distintas del trabajador, la acción es de naturaleza extracontractual y será conocida por un tribunal civil de acuerdo con los
términos del artículo 2314 y siguientes del Código Civil.

Apenas estrenada la Ley Nº 20.123 de Subcontratación Laboral, se plantearon interrogantes en torno a si la empresa principal sería
o no un tercero ajeno, en litigios en que se pretendiera hacer efectiva la responsabilidad —contractual— del empleador, por accidentes
del trabajo o enfermedades profesionales. Sobre ello José Luis Diez Schwerter entonces señalaba que desde el punto de vista del
"Derecho común" de la responsabilidad civil dos son, al menos, las formas de interpretación que pueden surgir. Por un lado, entender
que no existiendo vinculación contractual directa entre la empresa principal y los trabajadores de su contratista o subcontratista la
responsabilidad civil subsiguiente es de naturaleza extracontractual y regida por consiguiente por el título 35º del libro IV del Código
Civil. O, por el contrario, calificar a la responsabilidad de la empresa principal como de carácter contractual en atención a que el artículo
183 F del Código del Trabajo, pues contemplaría una excepción legal al efecto relativo de los contratos, agregado al hecho que
estamos ante contratos vinculados (el contrato celebrado entre la empresa principal y la contratista; y el contrato de trabajo que une a
la contratista con sus trabajadores), en atención a la especialidad de la relación laboral, sobre todo bajo esta modalidad.92

En los hechos esta materia se ha zanjado de manera simple por los tribunales, quienes han optado por calificar la responsabilidad de
la empresa principal como contractual, lo que nos parece correcto pues no es posible que prosperen excepciones de incompetencia
absoluta o de falta de legitimación pasiva que de cuando en cuando oponen algunas empresas principales, porque acá existe una
cadena de contratos —civiles entre la empresa principal y sus contratistas y subcontratistas, laborales entre el trabajador su contratado
y su empleador directo— en cuya virtud la empresa principal se beneficia del trabajo del trabajador subcontratado, realidad que
reconoce el artículo 183 E del Código del Trabajo.93

La regla del artículo 420 letra f) antes anotada ha debido ser interpretada cuando no ha estado del todo claro el estatuto de
responsabilidad que se invoca, siendo interesante observar el caso de los herederos del trabajador fallecido por un accidente, que
demandan en la sede extracontractual una reparación por su propio daño moral, en contra del empleador directo pero también de
manera solidaria en contra de la empresa principal, lo que no debiese ser conocido en la sede laboral; sin embargo, se generan
confusiones a propósito de la vinculación de la empresa principal en estos procesos, lo que se suele hacer invocando el artículo 184 del
Código del Trabajo para los efectos de alivianar la prueba de la culpa o dolo.

En lo referido a la reparación del daño moral, se ha establecido jurisprudencialmente que, atenta su intransmisibilidad, no es posible
que los herederos del trabajador fallecido accionen exigiendo reparación por el daño moral del trabajador. En todo caso, por aplicación
del artículo 420 letra f) en comento, su acción indemnizatoria debe ser conocida en la sede civil.

J :

1) "Efraín Villalobos Aranda y otros con M y R de Freitas y Compañía Limitada y otro", rol Nº 7655-2013, Corte Suprema, 25 de junio de 2014:
Aun cuando la acción que ejercen las víctimas por rebote —la del artículo 2320 del Código Civil pidiendo hacer efectiva la responsabilidad
solidaria del empleador directo y la empresa principal— es autónoma y no depende de la que la víctima directa pueda haber tenido en
relación al agente del daño, de carácter contractual, lo cierto es que el hecho que causa el daño a las primero mencionadas, está dado,
precisamente, por el daño ocasionado a la víctima directa, el cual se origina en el contexto de una determinada relación laboral, con quien
aquellas tenían una especial relación y, en consecuencia, les afecta de un modo personal. Por eso, nada de extraño tiene que las
demandantes hubieren invocado normas propias del ordenamiento laboral, tales como el deber de seguridad contenido en el artículo 184 del
Código del Trabajo, o las normas de prevención de riesgos comprendidas en los decretos supremos y reglamentos antes citados, si lo que
pretenden sostener es el dolo o culpa de quienes, al infringir dichas normas, ocasionaron el daño a la víctima directa, sobre cuya base se
sustenta la lesión que aquello le causó a las víctimas por repercusión. [...] Yerran, pues, los sentenciadores al sostener que por el hecho de
invocarse, además de las normas de responsabilidad extracontractual, normas propias del ordenamiento laboral, habría una confusión del
estatuto aplicable en la especie, ya que habiendo claridad en cuanto a que se solicita aplicar el régimen de responsabilidad extracontractual,
toda vez que los demandantes accionan en su calidad de víctimas por repercusión, las otras normas van dirigidas a probar el dolo o culpa de
los demandados, en el contexto antes señalado.
2) "Torres Cayupe Melisa Andrea y otros con Empresa Sergio Cerva S.A.", rol Nº 1004-2012, Corte de Apelaciones de Concepción, 3 de mayo
de 2013: Que, como se advierte, para imputar responsabilidad a la demandada en el suceso en que encontró la muerte la víctima, los
demandantes han invocado normas de carácter laboral, como son principalmente aquéllas de orden legal y reglamentario que imponen al
empleador la obligación de adoptar todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y la salud de los trabajadores, haciendo
recaer en la infracción de tales normas la obligación que, a su juicio, pesa sobre la demandada de indemnizar los daños morales que dicen
haber sufrido. Sin embargo, en sede extracontractual nada tienen que hacer las normas y reglas propias del derecho laboral en materia de
accidentes del trabajo, cuya aplicación postula la parte de los actores, puesto que tal aplicación presupone la existencia de un vínculo previo
de orden laboral entre el trabajador y el empleador, que es la fuente de donde arrancan los derechos que pueden ejercitar quienes se sientan
perjudicados por el siniestro que afectó a la víctima.

3) "María Isabel Huenuqueo Quinones y otro con Municipalidad de Chillán", rol Nº 82-2011, Corte de Apelaciones de Chillán, 23 de enero de
2012: Que, en consecuencia, ha de estimarse que la acción deducida en estos autos tendiente a hacer efectiva la responsabilidad
extracontractual en relación con el trabajador fallecido, pero a título personal, por los demandantes, no es de la competencia de los juzgados
laborales, de manera que, al no decidirlo así, la sentencia atacada ha incurrido en la causal de nulidad contemplada en la letra a) del artículo
478 del Código del Trabajo.

4) "Sucesión de Manuel Jesús Brito Orellana con Transportes Olea Ltda.", rol Nº O-1096-2011, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 8 de julio de 2011: Finalmente, en cuanto a la efectividad que la acción contractual que se deduce en autos se encuentra dentro de
los bienes del causante, siendo éste un asunto de derecho, claramente es así, al tenor de lo referido en el artículo 951 del Código Civil, al ser
los herederos indicados en la copia del duplicado de la posesión efectiva de don Manuel Brito Orellana, herederos a título universal del
referido causante. Por ello, las prestaciones de carácter laboral, están dentro del patrimonio del actor. Además, el artículo 69 de la Ley
Nº 16.744 sobre Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales permiten accionar a la víctima y demás personas a quienes el
accidente cause daño, siendo éste el caso de los actores.

5) "Fuentes Castro Patricio con Codelco", rol Nº 759-2009, Corte Suprema, 4 de mayo de 2011: El hecho dañoso ha consistido precisamente en
la muerte de un trabajador en el contexto de una relación laboral donde el dependiente desempeñaba funciones distintas para las cuales fue
contratado y que desarrollaba sin la debida capacitación y sin las medidas de seguridad que eran exigibles. En virtud del régimen de
responsabilidad que gobierna la acción, los actores han sostenido que el hecho de la muerte del trabajador es consecuencia del
incumplimiento negligente del deber de seguridad que pesaba sobre la demandada y, por su parte, los sentenciadores han calificado dicho
incumplimiento como negligente, conforme al mérito del proceso, determinándose que si bien la culpa que se imputa tiene, en ciertos
aspectos, un carácter contractual, reviste respecto de los terceros que sufrieron daño por la muerte culpable del trabajador el carácter de un
simple hecho de terceros, que da origen a responsabilidad extracontractual. Es en este contexto que el fallo alude al artículo 2329 del Código
Civil, para señalar que también en sede extracontractual está prevista la presunción de culpa en el evento de incumplimiento y, en ese mismo
sentido, alude también a la teoría del riesgo creado. Sin embargo, tales referencias no constituyen ni sustentan en forma exclusiva la
decisión a que se arriba, por lo que no han tenido para la resolución del asunto la incidencia que supone la recurrente.

6) "Erika Cecilia Contreras González y Lissette Carolina Ortiz Contreras con Sociedad Tulio Mosso y Compañía Limitada", rol Nº 1175-2009, 29
de abril de 2011, Corte Suprema: Que así como el trabajador puede perseguir en sede laboral la responsabilidad del empleador por
infracción al deber de cuidado y protección que le impone la norma ya citada del artículo 184 del Código Laboral, las víctimas por
repercusión, cuya es la situación de quienes accionan en autos a título personal —y no como sucesores del causante—, pueden perseguir,
por expresa disposición del artículo 69 de la ley Nº 16.744, la responsabilidad extracontractual del empleador en sede civil, con arreglo a la
normativa de los artículos 2314 y siguientes del Código Civil.

7) "Cuevas Alarcón, Yesenia con Industria Forestal Nacional S.A.", rol Nº 3337-2008, Corte Suprema, 20 de agosto de 2008: Que, en
consecuencia, ha de estimarse que la acción deducida en estos autos tendiente a hacer efectiva la responsabilidad extracontractual en
relación con el trabajador fallecido, pero a título personal, por la cónyuge, no es de la competencia de los juzgados laborales, de manera que,
al no decidirlo así, la sentencia atacada ha incurrido en la causal de nulidad formal denunciada por la recurrente.

8) "Sergio Isaac Pino Puentes con A and A Ingeniería Mecánica Integral Limitada y otros", rol Nº 193-2008, Corte Suprema, 29 de julio de 2008:
La responsabilidad contractual del empleador, esto es, la que se deriva del contrato de trabajo, es de competencia de los Juzgados del
Trabajo, en tanto que la responsabilidad extracontractual corresponde a un juicio de lato conocimiento que es de competencia de los
Juzgados Civiles.

9) "Reyes Cárdenas, Yerson contra Cartulinas CMPC", rol Nº 62-2008, Corte de Apelaciones de Valdivia, 13 de marzo de 2008: Que en este
sentido, se ha entendido que la distinción efectuada por el artículo 69 de la ley citada, se refiere a aquellos casos en los que quien demanda
no es el trabajador directamente, sino alguna otra persona afectada, caso en el cual se está frente a una responsabilidad puramente
extracontractual y por lo que es de competencia de los tribunales ordinarios; sin embargo, en el caso en que quien demande sea el
trabajador, incluso para hacer efectiva la responsabilidad subsidiaria del dueño de la obra o faena, la acción corresponde que sea ventilada
ante los tribunales laborales.

10) "María Inés Amestoy Klenner y otros con Transportes Calafquén Limitada y otro", rol Nº 6196-2006, Corte Suprema, 27 de noviembre de
2007: Transmisibilidad o intransmisibilidad del derecho a indemnización por el daño moral. [...] Es útil señalar que este tribunal ya ha decidido
que la acción ejercida en estos autos es intransmisible, en atención a que su naturaleza es personalísima, aunque exista entre esa acción y
el resarcimiento pretendido, que es de carácter pecuniario, un estrecho e indesmentible vínculo, por cuanto este último se genera y justifica
en la aflicción del trabajador afectado, lo que le imprime el carácter de personalísima a la acción de que se trata.

11) "Sofía de las Mercedes Oses Orellana y otros con Fabisa S.A.", rol Nº 4232-2006, Corte Suprema, 28 de noviembre de 2007: Que, en
consecuencia, ha de estimarse que la acción deducida en estos autos tendiente a hacer efectiva la responsabilidad extracontractual, a título
personal, por la cónyuge e hijos de un trabajador fallecido, no es de la competencia de los juzgados laborales, de manera que corresponde
concluir que la sentencia ha sido dictada por un tribunal incompetente y, por lo tanto, se ha incurrido en el vicio establecido en el artículo 768
Nº 1 del Código de Procedimiento Civil, lo que conduce a la invalidación del fallo de que se trata.

12) "Lucía Porman Barahona con Empresa Pesquera Bío Bío", rol Nº 309-2006, Corte Suprema, 27 de junio de 2007: Sólo cabe concluir que los
sentenciadores, al acoger la acción de la demandante, interpuesta en su calidad de heredera del trabajador fallecido y condenar a la
demandada a pagar el monto que se indica en la sentencia impugnada, a título de indemnización de perjuicios por el daño moral causado a
aquél, con ocasión de un accidente laboral, han infringido lo dispuesto en los artículos 69 letra b) y 88 de la ley Nº 16.744, desde que su
correcta interpretación y aplicación debió llevar al tribunal a desechar la acción interpuesta. Lo anterior, como se explicó, debido a que la
referida pretensión de reparación, en cuanto se sustenta en el sufrimiento moral de la víctima de un accidente del trabajo, por ser
personalísima e intransmisible, no puede ser deducida por otro que no sea su titular y en el evento que el afectado haya fallecido, la acción
por la indemnización de su padecimiento espiritual y aflicción, no se transmite al patrimonio de sus herederos.

13) "Erika Rivadeneira Carvajal contra SLM Milagro de Matancilla", rol Nº 4859-2002, Corte Suprema, 19 de agosto de 2003: En cuanto a la
responsabilidad extracontractual es evidente que tiene que estar excluida de la competencia de los tribunales del trabajo, por cuanto su
determinación requiere un juicio de lato conocimiento y debe por su naturaleza estar entregada a las prescripciones del derecho común,
puesto que en ella puede haber terceros involucrados como responsables del accidente, dando lugar a otras indemnizaciones.94

14) "Retamales y otros con Ilustre Municipalidad de Quilicura y otro", rol Nº 6669-2009, Corte Suprema, 23 de diciembre de 2011: En cuanto a la
finalidad de la indemnización por daño moral, el autor citado señala que "la fundamentación común de la reparación del daño moral es la idea
de resarcimiento que procura a la víctima satisfacciones que, de algún modo compensen la pérdida sufrida" (Domínguez Águila, ob. cit.,
página 512) y concluye que si el interés afectado era personalísimo, sólo su titular puede ser compensado. La conclusión anterior resulta
lógica, puesto que los herederos no han sufrido ni han visto lesionados sus derechos como sí lo hizo el causante, quedando a salvo la
posibilidad de accionar respecto de su propio daño.

15) "Ricardo Armando Mellao Calfuan y otros con Fisco de Chile", rol Nº 2073-2009, Corte Suprema, 29 de septiembre de 2011: Que en
atención a lo que se ha venido razonando, no cabe sino concluir que el daño moral propio de la víctima y la acción para su cobro, por ser un
derecho de carácter personalísimo, es intransmisible a sus herederos, por lo que al no haberlo considerado así los sentenciadores de la
instancia han incurrido en infracción a las normas referidas en el considerando primero de esta sentencia, por su falta de aplicación.

2.3. El daño a indemnizar

El artículo 69 de la ley Nº 16.744 consagró desde el inicio el principio de corresponsabilidad de las indemnizaciones del Derecho
Común con las prestaciones del seguro social contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales que dicha ley creó, lo que
tiene su explicación en sus antecedentes normativos ya explicados.

Con la ley Nº 16.744 el sistema de seguridad social pasó a hacerse cargo del otorgamiento de prestaciones básicas, uniformes y
universales a los trabajadores afiliados al sistema, liberando al empleador de su gestión directa en lo que hasta ese momento constituía
un modelo de previsión social de su cargo. En lo referido a las indemnizaciones civiles, se entendió que la seguridad social podría no
alcanzar a cubrir todos los daños que un accidente del trabajo o enfermedad profesional ocasionaran, por lo que se mantuvo la acción
para demandarlas, pero esta vez exigiendo culpa o dolo al responsable del pago; la técnica utilizada fue la que hoy conocemos en el
artículo 69 de la ley Nº 16.744 en sus dos literales.

De ahí entonces que frente a infortunios laborales que causen daños indemnizables civilmente, hoy es preciso conciliar las
prestaciones del sistema de seguro social de la ley Nº 16.744 con la norma contenida en el artículo 1556 del Código Civil, entendiendo
que esta norma comprende la reparación del daño emergente, el lucro cesante y también el daño moral.

Las prestaciones de la ley Nº 16.744 son las contempladas en su Título V, entre los artículos 25 y 57, vale decir, prestaciones
médicas, subsidios por incapacidad temporal, indemnización global, pensión por invalidez sea esta parcial o total, pensión por gran
invalidez y supervivencia.

La seguridad social generalmente cubre el daño emergente, esto es, aquel daño directo emanado del infortunio laboral, ya que si el
trabajador afectado no puede concurrir a su trabajo por estar lesionado, el seguro social de la ley Nº 16.744 le brinda atención médica
integral hasta su total recuperación y le sustituye la renta de actividad. Esto explica que no se demanden indemnizaciones civiles
orientadas al daño emergente.

En el caso del lucro cesante, esto es, de la pérdida de una expectativa cierta de obtener una ganancia, se viene resolviendo por
nuestros tribunales de justicia que no basta con un contrato de trabajo vigente al tiempo del accidente del trabajo, ni los años de vida
laboral que le restan al trabajador, para proyectar los ingresos que este contrato le generaría a futuro al trabajador afectado, desde que
se trata de conjeturas, de incertezas que impiden acceder a este tipo de reparación. El criterio unificado por la Corte Suprema en esta
materia expresa que no puede determinarse el quantum de la ganancia exclusivamente en base a un juicio de probabilidades.

Por ello es que hoy la mayoría de las acciones indemnizatorias civiles que son conocidas por nuestros tribunales digan relación con
la reparación del daño moral, con la amplitud que ello conlleva.

En esta línea, Carmen Domínguez Hidalgo lo entiende del modo más amplio posible, incluyendo allí todo daño a la persona en sí
misma, física o psíquica, como todo atentado contra sus intereses patrimoniales. Agrega que comprende todo menoscabo del cuerpo
humano, considerado como un valor en sí y con independencia de sus alcances patrimoniales; y que si bien en sus inicios el daño
moral era identificado exclusivamente con el dolor o el sufrimiento o con los atentados al honor, en el presente la gama de bienes de la
persona que es indemnizada a este título es prácticamente irreproducible, encontrándose la noción de daño moral en estricta
dependencia con el nivel de protección jurídica que en cada época se estima indispensable otorgarle a la persona.95

Existe un interesante problema en torno a la titularidad de la acción indemnizatoria del daño moral respecto de los herederos del
trabajador fallecido por un accidente del trabajo, pues por un lado se viene sosteniendo que no todo dolor puede ser indemnizado y que
debe definirse a los titulares de la acción resarcitoria en una suerte de orden de prelación de acuerdo a la cercanía que dan la relación
conyugal, el concubinato y el parentesco, recogiendo las ideas de Enrique Barros Bourie96. Y en sentido contrario, se ha decidido que
no existe una disposición legal que establezca algún orden de preferencia que permita al juzgador restringir el derecho de una persona
perjudicada con un ilícito civil para reclamar su resarcimiento.

Sobre las dimensiones del daño moral, su necesaria acreditación y la estandarización —y moderación— de los montos en dinero a
conceder, creemos que falta en Chile un largo camino por recorrer, tanto en el orden legal como en el jurisprudencial.

J :

1) "Sergio Eduardo Candia Ramírez con Agrícola y Forestal Maderas Nativas Limitada", rol Nº 84-2014, Corte de Apelaciones de Rancagua, 9
de octubre de 2014: El objeto de la reparación que corresponde al lucro cesante no es propiamente la pérdida de capacidad de trabajo o de
generación de ingresos, sino la expectativa objetiva de ingresos futuros que una persona que haya sufrido un accidente laboral tenía a la
fecha del siniestro.

2) "Juan Manuel Yáñez Barros con Juan Pablo; Meters Technology S.A. e Inversiones Santa Regina S.A.", rol Nº O-1548-2014, Segundo
Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 18 de julio de 2014: Puesto que la pérdida de su mano derecha le impide desempeñar el oficio
que conoce a causa del accidente laboral y en general cualquier otro oficio remunerado; y por otra parte, la imposibilidad de acceder a una
indemnización por invalidez en proporción al porcentaje de incapacidad, atendida la inexistencia de un seguro de accidentes laborales
contratado por su empleador, se dará lugar al lucro cesante, por la pérdida de casi la totalidad de la mano derecha del actor, el monto que
eventualmente le hubiese correspondido por concepto de pensión de invalidez y estimando como expectativa de vida de acuerdo a la edad
del actor un período de 6 años.

3) "Ángel González Saavedra con Geominco S.A.", rol Nº 184-2014, Corte de Apelaciones de Santiago, 17 de julio de 2014: Como se ha
establecido que el accidente se ha debido a la culpa del empleador, el trabajador tiene derecho, además de las indemnizaciones que
contempla la referida legislación, a aquellas otras indemnizaciones "con arreglo a las prescripciones del derecho común", que es
precisamente lo que ha sucedido en la especie, en que el actor ha demandado indemnizaciones propias del derecho civil, por aplicación del
artículo 69 de la ley Nº 16.744, entre ellas el lucro cesante, indemnización esta última que es independiente y compatible con aquella que se
indica en el artículo 35 de la citada ley.

4) "Marichen Orietta Quinteros García y otros con Sergio Omar Espinoza Fierro; Congregación Hermanitas de los Pobres"; rol Nº O-136-2014,
Juzgado de Letras del Trabajo de Concepción, 19 de mayo de 2014: Con respecto al lucro pedido, la Excma. Corte Suprema ha fallado
reiteradamente que no estamos frente a un daño cierto y al aceptarlo estaríamos admitiendo certezas respecto de situaciones que son sólo
hipótesis y, por ende, ante un perjuicio incierto, que no es dable calcular lo solicitado, porque el supuesto de un trabajo continuo y
permanente en el tiempo es inexacto (rol Nº 257/2003), debiendo ser rechazada la pretensión.

5) "Aarón Julio Gálvez González con Inversiones Alsacia S.A.", rol Nº O-2881-2013, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 6
diciembre de 2013: El demandante no sufrió menoscabo económico remuneracional por el accidente sufrido ya que percibió una suma
incluso similar al sueldo base que le correspondía percibir, por parte del organismo encargado de pagar los subsidios por incapacidad laboral
y, además, que su relación laboral se encuentra vigente, desempeñando sus funciones y percibiendo por ello la remuneración respectiva por
lo que no ha demostrado haber perdido capacidad de ganancia alguna. Motivos por los cuales, deberá rechazarse la demanda en cuanto por
ella se solicita se indemnice lucro cesante.

6) "Luis Alejandro Tapia Calderón con Sierra Miranda Sociedad Contractual Minera", rol Nº O-79-2013, Juzgado de Letras del Trabajo de
Antofagasta, 5 de junio de 2013: La expectativa de vida, vida útil laboral y su edad, [...] circunstancias no pueden considerarse, por sí solas,
como antecedente suficiente para tener por concurrente el lucro cesante, desde que son conjeturas.

7) "Farías Lira Pilar Cecilia con Nestlé Chile S.A.", rol Nº O-3781-2012, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 1 de febrero de 2013:
Lucro cesante- [...] Esta juez estima que dicho concepto no es procedente, pues para su base de cálculo se parte de una serie de premisas
que carecen de certeza, como lo es el hecho que la demandante trabaje en forma ininterrumpida hasta la edad de jubilarse y que reciba la
misma remuneración.

8) "Juan Carlos Guerra Cortés con Constructora Algarrobo Ltda." rol Nº O-153-2013, Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta, 16 de mayo
de 2013: Se tendrá especialmente presente la agudeza del dolor físico que padeció el trabajador, [...]; la entidad de la afectación anímica y
temor que emana de no poseer ámbitos de protección formal o institucional frente a un suceso lesivo; la incertidumbre futura sobre la pérdida
imputable al empleador de la "chance" de obtener una óptima y completa recuperación de la lesión, a través de un diagnóstico, atención y
tratamiento oportuno, adecuado y profesional [...]. En base a dichos criterios, este sentenciador fija la indemnización por daño moral en la
suma de $ 8.000.000.

9) "Alejandro Andrés Cortés Álvarez con MTV Construcciones Limitada y otro", rol Nº O-2489-2012, 2º Juzgado de Letras del Trabajo, 20 de
noviembre de 2012: No existe grado de incapacidad determinado por el órgano competente para ello, circunstancia que [...] impide concluir
con mediana certeza la pérdida de ganancia que ha experimentado el actor, razón por la cual este concepto indemnizatorio será desestimado
por insuficiencia probatoria.

10) "Andrés Sandoval Opazo con Administradora de Campos del Aconcagua Limitada", rol Nº 11675-2011, Corte Suprema, 16 de octubre de
2012: Si bien en la especie se ha demostrado que el actor ha experimentado perjuicio, no existe certeza —en lo que a lucro cesante
concierne—, de haber dejado aquél de obtener una ganancia cierta, determinada y objetivamente cuantificable, como consecuencia de las
lesiones sufridas, mismo rubro que no admite regulación prudencial.

11) "Cristopher Frank Poblete Villarroel con Sociedad Maderera Curauma S.A.", rol Nº 274-2012, Corte de Apelaciones de Valparaíso, 16 de
agosto de 2012: Un trabajador sufrió perjuicios por un accidente que debe imputarse a la responsabilidad de los dueños de la empresa
respectiva y que, en caso alguno, el monto que debe ser pagado por dichos daños puede equipararse a los valores referidos en los artículos
34 a 42 de la ley Nº 16.744. Correspondía, en la especie, que el monto de dichos perjuicios fuera evaluado como tal y no como una
prestación de invalidez.
12) "Gonzalo Poza Parraguez con Recicladora Nacional de Metales S.A.", rol Nº 1686-2010, Corte de Apelaciones de Santiago, 8 de julio de
2011: No basta con establecer cuál es la remuneración del trabajador, ni cuántos años de vida laboral le restan al trabajador —elementos que
no bastan por sí solos, ya que ello implicará entrar en el terreno de la especulación y no de la certeza del Derecho—, sino que también qué
parte de la remuneración dejará de percibir en el futuro.

13) "David Vicente Maldonado Hevia con Uriarte y Pérez Cotapos Ltda." rol Nº 1649-2010, Corte de Apelaciones de Santiago, 11 de abril de
2011: La decisión definitiva sobre la cobertura de las secuelas derivadas de su accidente la obtuvo después de un año de ocurrido éste, para
lo cual tuvo incluso que recabar pruebas. Lo anterior, es un antecedente que debe ser ponderado a la hora de cuantificar el daño moral a que
se accederá.

14) "Luis Orlando Mella Baeza con SODIMAC S.A.", rol Nº 591-2010, Corte de Apelaciones de Santiago, 30 de julio de 2011: Desde esta
perspectiva, el lucro cesante resulta ser más bien un juicio de probabilidad, cuyo resultado no puede ser exacto ni matemático, sino
estimativo, basado en justificaciones criteriosas, dentro de un contexto de normalidad y atendidas las circunstancias del caso.

15) "Ángel Esteban Flores Muñoz con Inmobiliaria y Transportes Caneleo Farías Ricardo Antonio EIRL.", rol Nº O-491-2011, 2º Juzgado de
Letras del Trabajo. 29 de julio de 2011: Que el daño moral se produce por toda lesión, menoscabo o perturbación a los derechos inherentes a
la personalidad de un sujeto, y por ende deben someterse a la reparación no sólo del dolor sufrido por la pérdida que le ha afectado a la
persona sino que también considerar los perjuicios que ha ocasionado en lo estético, lo social, el agrado de vivir.

16) "Silva Araos, Luis Rosamel contra Compañía de Servicios de Movilización Limitada", rol Nº 227-2010, Corte de Apelaciones de Valparaíso,
15 de septiembre de 2010: Pues los únicos antecedentes ciertos al respecto son su contrato de trabajo y las liquidaciones de sus
remuneraciones que se acompañan a los autos, los que en modo alguno permiten dar por cierto que el actor habría conservado ese empleo
hasta el día en que hubiera cumplido la edad exigida para jubilar.

17) "Alfonso Manríquez Riquelme con Plásticos Buros S.A.", RIT Nº O-116-2009, Corte Suprema, 10 de septiembre de 2010: Que, por las
razones anotadas, sólo cabe concluir que los jueces del fondo han dado correcta aplicación a las normas de los artículos 34, 35 y siguientes
de la ley Nº 16.744, al declarar la compatibilidad de las indemnizaciones allí previstas, con las demás que corresponden al afectado con
arreglo al derecho común, en especial, el lucro cesante, de modo que no existe mérito suficiente para alterar por esta vía lo que en este juicio
se ha resuelto, en la medida que la decisión adoptada se estima ajustada a derecho.

18) "Leiva con Integra", rol Nº 67-2010, Corte de Apelaciones de Puerto Montt, 18 de junio de 2010: Para dar lugar a la indemnización por daño
moral, no se requiere como exigencia que la enfermedad profesional haya sido previamente reconocida por un organismo técnico.

19) "Ulises Cerda Pacarevic con Cencosud S.A.", rol Nº 8666-2008, Corte de Apelaciones de Santiago, 10 de mayo de 2010: El actor ha sufrido
una pérdida de capacidad de trabajo del diez por ciento, porcentaje, que (...) no es de la magnitud que ha sido considerada por la normativa
de la seguridad social para ser reparada mediante compensaciones de tipo económico.

20) "Roberto Orlando Quilapan Collipal con Easy S.A.", RIT O-705-2010, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo, de 18 de junio de 2010: Sin
embargo ocurre que analizada el conjunto de la prueba no es posible establecer que el demandante haya visto afectado su nivel de ingresos
o ganancia con ocasión del accidente, ya que a la fecha mantiene su fuente laboral con la demandada en los mismos términos que regían al
momento de producirse el accidente, situación que lleva al tribunal a desestimar esta pretensión.

21) "Andrés Sandoval Opazo con Administradora de Campos Ltda.", rol Nº 11675-2011, Corte Suprema, de 16 de octubre de 2012: Si bien en la
especie se ha demostrado que el actor ha experimentado perjuicio, no existe certeza —en lo que a lucro cesante concierne— de haber
dejado aquél de obtener una ganancia cierta, determinada y objetivamente cuantificable, como consecuencia de las lesiones sufridas, mismo
rubro que no admite regulación prudencial, de lo que cabe concluir que en la sentencia cuestionada se ha incurrido en la infracción de ley
denunciada, del artículo 1556 del Código Civil.

22) "Quiñones Collet, Juan Gustavo y otros con Empresa de Transportes Rurales Ltda.", rol Nº 6574-2013, Corte de Apelaciones de Santiago,
de 26 de septiembre de 2014: No existe una disposición legal que en nuestro Código Civil establezca algún orden de preferencia que permita
al juzgador restringir el legítimo derecho a una persona que ha resultado perjudicada por la actuación ilícita de otra de reclamar su
resarcimiento.

23) "Fernández Contreras, Jacqueline con Tur Bus Ltda.", rol Nº 2347-2011, Corte de Apelaciones de Santiago, 2 de agosto de 2012: La muerte
de una persona puede provocar un sufrimiento efectivo en muchas personas, familiares o amigos o, incluso, tratándose de personas con
connotación pública, como determinados artistas o deportistas, el número de personas que ha sufrido un daño moral cierto y comprobable
puede elevarse a miles o cientos de miles. Respecto de la demandada, sea o no civilmente responsable de la muerte del señor Jorge Alberto
Fernández Contreras, lo cierto es que el daño moral que le habría cabido reparar ya está pagado, al transigir con la viuda y los hijos del
difunto, de modo que la acción de autos, planteada por sus hermanos, no puede prosperar.97

2.4. La responsabilidad civil en sistemas de trabajo tercerizado

El deber de seguridad de la empresa principal en un sistema de subcontratación laboral se encuentra establecido de un modo
especial en el artículo 183-E del Código del Trabajo, precepto que creó una responsabilidad de orden legal que es directa, es decir, no
depende de la que atañe al empleador. Así, la empresa principal deberá adoptar todas las medidas necesarias para proteger
eficazmente la vida y salud de todos los trabajadores que laboran en su obra, empresa o faena, en conformidad a lo dispuesto en el
artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 y el artículo 3º del D.S. Nº 594 de 1999, del Ministerio de Salud. Hay jurisprudencia unificada que así
lo reconoce.

En el caso de los servicios transitorios, está el artículo 183-AB del Código del Trabajo, en el cual se establece que es de
responsabilidad directa de la usuaria el cumplimiento de las normas referidas a la higiene y seguridad en el trabajo, especialmente las
medidas de prevención de riesgos que deba adoptar respecto de sus trabajadores permanentes, debiendo observar asimismo lo
dispuesto en el inciso tercero del artículo 66 bis de la ley Nº 16.744. El énfasis acá es mayor para la usuaria, lo que resulta de toda
lógica pues el artículo 183-X del Código del Trabajo le reconoce la facultad de organizar y dirigir el trabajo del trabajador transitorio,
dentro del ámbito de las funciones para las cuales fue puesto a su disposición.

La aplicación a casos concretos del artículo 183-E del Código del Trabajo ha dado lugar a cuatro problemas interpretativos aún no
resueltos, desde que se aprecian criterios disímiles para resolverlos.

El primero de ellos dice relación con la responsabilidad solidaria de la empresa principal establecida en el artículo 183-B del Código
del Trabajo y las obligaciones laborales y previsionales de dar del contratista respecto de sus propios trabajadores. En ciertos casos se
ha resuelto que esta solidaridad pasiva incluye los incumplimientos al deber de seguridad del empleador, desde que se traducen en la
obligación de indemnizar; en otros casos se ha razonado en el sentido que no se trataría de obligaciones de dar sino de hacer, no
comprendidas por tanto dentro de la solidaridad de la empresa principal.98

Una segunda cuestión se plantea a propósito de la responsabilidad de la empresa principal cuando se le atribuye responsabilidad
civil en razón del artículo 183-E del Código del Trabajo, pues algunos tribunales sostienen que este tratamiento diferenciado que hace
el legislador impide calificar esta responsabilidad como solidaria o subsidiaria, atento el tenor del artículo 1511 del Código Civil, que
reconoce como fuentes de la solidaridad la convención, el testamento o la ley, de manera que sólo cabe la responsabilidad
simplemente conjunta en relación con la regla del artículo 183-E del Código del Trabajo; otros tribunales, en cambio, vienen resolviendo
que esta responsabilidad directa no elimina la solidaridad pasiva que la ley estableció para la empresa principal el artículo 183-B del
Código del Trabajo.

El tercer dilema interpretativo se vincula con las dimensiones del deber de seguridad de la empresa principal, ya que por una parte
se ha resuelto a partir del tenor expreso del artículo 183-E del Código del Trabajo que de él emanan deberes muy concretos, que son
los establecidos en el artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 (Departamentos de Prevención de Riesgos de Faena, Comités Paritarios de
Faena, Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo, fundamentalmente); en un sentido contrario, otras sentencias
atribuyen al deber de protección de la empresa principal una dimensión análoga a la que asiste al empleador en virtud del artículo 184
del Código del Trabajo.

El cuarto problema dice relación con el deber de seguridad de la empresa contratista respecto de los trabajadores de su
subcontratista, ya que se ha resuelto que a la contratista no le corresponde velar por la vida y seguridad de los trabajadores del
subcontratista, puesto que ello es una obligación de este último y de la empresa principal dueña de la obra. Este criterio pareciera
liberar a quien se encuentra en un nivel intermedio dentro de la cadena de subcontratación, lo que visto desde la perspectiva de la
prevención de riesgos laborales no es eficiente a los fines que se esperan obtener.

La historia fidedigna del establecimiento de la ley Nº 20.123, D.O. de fecha 16 de octubre de 2006, no aporta elementos que
permitan resolver las cuestiones en las que hoy no existe una única tendencia jurisprudencial, pues prácticamente no existió debate
legislativo a propósito de la incorporación de estas normas sobre seguridad y salud en el trabajo al Código del Trabajo.

J :

1) "Marcelo Iván Donoso Arce con Constructora RRC EIRL; Euro Constructora S.A. y Eurocorp S.A.", rol Nº O-1577-2014, Segundo Juzgado de
Letras del Trabajo de Santiago, 25 de julio de 2014: Si bien la empresa mandante acreditó la existencia del reglamento para empresas
subcontratistas contenido en el art. 66 bis de la ley Nº 16.744 y los testigos reconocieron la existencia de charlas de seguridad entregadas
por los prevencionistas de riesgo de la empresa mandante, y a su vez acompañó documentación que acredita la existencia de comité
paritario que este sesionaba con regularidad; la falta de demarcación de las zonas de las tuberías resulta imputable tanto al empleador
directo, como a la empresa mandante.

2) "Miguel Ángel Coronado Morales con Servicios Generales Catedral Limitada y otro", rol Nº O-1163-2014, Primer Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, 18 de julio de 2014: La responsabilidad que pesa sobre la demandada (empresa principal) de acuerdo al artículo 183-E,
es de carácter directa. Que en cuanto a la forma en que deben responder ambas demandadas, cabe tener presente que éstas no responden
solidariamente, al no existir fuente legal que así lo establezca. En consecuencia, responden de manera simplemente conjunta o
mancomunada, que es la regla general en materia de responsabilidad en casos de pluralidad de sujetos.

3) "Forestal Celco S.A. con Drago Lillo Quintana; Inspección Comunal del Trabajo de Constitución", rol Nº 66-2014, Corte de Apelaciones de
Talca, 3 de julio de 2014: Resulta innegable que la responsabilidad directa e inmediata respecto de la adopción de todas las medidas
eficaces para proteger la vida y salud de los trabajadores y la de proporcionar los elementos de trabajo, recae en el empleador, y no en la
empresa mandante, ya que cuando el Código del Trabajo, en sus artículos 184 y 183 E, al remitirse al artículo 66 bis de la ley Nº 16.744 sólo
impone a la principal la obligación de vigilar el cumplimiento de dicho deber mediante la implementación de un sistema de seguridad y salud
en el trabajo, razonar del modo contrario implica privar de sentido aquel inciso primero; no se le puede asignar a (la reclamante) el carácter
de infractora de la ley laboral.

4) "José Molina Aguilera con Comercial Sepmo y Compañía Limitada y otra", rol Nº 10139-2013, Corte Suprema, 10 de junio de 2014: Por ello,
la intensificación de la responsabilidad de la empresa principal que atraviesa las normas en comento permite sostener que si ante una
inobservancia de los deberes que establecen los artículos 183 C y 183 D del Código del Trabajo surge la responsabilidad solidaria de la
empresa principal ante los incumplimientos de las obligaciones laborales —carácter del cual participa el deber de seguridad, como ya se ha
dicho— y previsionales del contratista para con los trabajadores de éste, con mayor razón ha de surgir similar sanción ante la infracción de
un deber del mismo tipo —laboral— y que grava al dueño de la obra por expresa disposición de la ley.99

5) "Sergio Andrés Villagra Martínez con Transportes Gárate E.I.R.L y otro", rol Nº O-4934-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 5 de marzo de 2014: No es acertado restringir la responsabilidad solidaria del dueño de la obra sólo a las obligaciones de dar, ya
que de los artículos 183 B y 183 E del Código del Trabajo se desprende que, ante el incumplimiento de la obligación de seguridad por parte
del contratista y de la empresa principal, existe una pluralidad de obligados para con un mismo acreedor, siendo el objeto debido uno: la
indemnización del daño producido como consecuencia del accidente laboral. Por lo tanto, el acreedor tiene dos deudores y hay solidaridad
entre ellos.

6) "Juan Carlos Palominos Rubio con Carlos Enrique Abell Soffia e Ilustre Municipalidad de Melipilla", rol Nº O-4112-2013, Segundo Juzgado de
Letras del Trabajo de Santiago, 4 de febrero de 2014: Que, concurriendo una pluralidad de sujetos obligados a una misma prestación de
carácter divisible, se hace aplicable la regla general para este tipo de obligaciones, en este caso, las simplemente conjuntas o
mancomunadas, en que cada deudor está obligado al pago de su parte o cuota de la deuda, descartando el cumplimiento en solidaridad de
la obligación, ya que para que ésta proceda debe ser establecida en virtud de una convención, testamento o de la ley, como lo establece el
inciso 2º del artículo 1511 del Código Civil.

7) "Carmelo Aguayo San Martín con Ingeniería y Construcciones Osarco E.I.R.L. y otro", rol Nº 9858-2013, Corte Suprema, 25 de febrero de
2014: Que lo expuesto en los considerandos que anteceden conduce a concluir que la sentencia impugnada por el recurso de nulidad, ha
incurrido en infracción de ley al considerar que en la situación del demandante es aplicable la norma del artículo 183 B del Código del ramo y
no el artículo 183 E del mismo cuerpo legal, que dispone que la responsabilidad de la empresa principal en un accidente del trabajo sólo
puede ser declarada en virtud de un incumplimiento de las obligaciones propias y particulares que la ley le ha impuesto sobre la materia y no
como garante de las obligaciones que ha debido cumplir el empleador directo.

8) "Salas Rojas Marcelo Humberto con Sistemas de Cielos Metálicos Limitada" Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol Nº 178-2013, Corte de
Apelaciones de Valparaíso, 5 de julio de 2013: Que de acuerdo a lo ya razonado se colige que las obligaciones indemnizatorias de los
demandados deben ser asumidas en forma conjunta por lo que en aplicación de la regla prevista en el artículo 1511 del Código Civil, cada
uno de ellos es obligado solamente en una parte o cuota de la deuda que en este caso es la indemnización de los perjuicios sufridos por el
trabajador.

9) "Constructora Baker Ltda. con Inspección del Trabajo de Puerto Montt", rol Nº I-9-2013, Juzgado de Letras del Trabajo de Puerto Montt, 7 de
junio de 2013: Que la empresa reclamante argumenta [...] que la disposición se refiere a la obligatoriedad de contar con sistema de Gestión
de Seguridad y Salud; reglamento especial para empresas contratistas, todo lo cual cumplió [...]. Que dicha afirmación es efectiva [...]. Sin
embargo, lo que la fiscalizadora sancionó no fue esto sino que el hecho de no haber vigilado no solo la entrega, sino también el uso correcto
de los elementos de protección tal como exige el Nº 3 inciso final del artículo 9 D.S. Nº 76 por lo que la infracción se encuentra normada y
existió.

10) "David Ramírez Barría con Construcción Industrial y otra", rol Nº 5620-2012, Corte Suprema, 27 de marzo de 2013: La responsabilidad de la
empresa principal en un accidente del trabajo sólo puede ser declarada a virtud de un incumplimiento de las obligaciones propias y
particulares que la ley le ha impuesto sobre la materia, y no como garante de las obligaciones que ha debido cumplir el empleador.

11) "Toledo con GSP Limitada", rol Nº 1277-2011, Corte de Apelaciones de Santiago, 1 de octubre de 2012: En autos se ha establecido que la
Empresa de Servicios Transitorios GSP-EST Limitada tiene la calidad de empresa de servicios transitorios, de acuerdo a lo expresado en el
artículo 183 R del Código del Trabajo. Que la responsabilidad que le cabe a esta demandada en los hechos expuestos en la demanda se
debe a su condición de empleadora que se le atribuye en autos, conforme lo dispone el artículo 183-B, que consagra la responsabilidad
solidaria.

12) "Toledo con GSP Limitada", RIT O-1165-2011, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago; sentencia de 20 de julio de 2011: Así las
cosas la interpretación que debe darse al artículo 183 AB, del Código del Trabajo, es que tanto la empresa de Servicios Transitorios como la
empresa Usuaria, deben adoptar todas las medidas de seguridad necesarias para proteger la vida y salud de todos los trabajadores, y la
inobservancia de tales medidas las hace responder de manera solidaria en relación a las materias previstas por la Ley Nº 16.744, sobre
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales, pues al suscribirse un contrato de naturaleza laboral, los contratantes quedan
obligados por todas las leyes que rigen la materia y es esta legislación laboral, la que establece el deber u obligación de seguridad para el
empleador.

13) "Luis Enrique Ríos Poblete con Constructora Senarco S.A. y otro", rol Nº O-786-2011, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 16
de junio de 2011: En cuanto a la forma en que deben responder ambas demandadas, cabe tener presente que éstas no responden
solidariamente, al no existir fuente legal que así lo establezca. En consecuencia, responden en forma simplemente conjunta o
mancomunada, que es la regla general en materia de responsabilidad en casos de pluralidad de sujetos.

14) "Saavedra con Carnes Ñuble S.A.", rol Nº 68-2010, Corte de Apelaciones de Chillán, 2 de marzo de 2011: En lo que dice relación con la
infracción al artículo 1511 del Código Civil, es del caso advertir que el artículo 183 B establece una solidaridad legal al señalar en lo
pertinente que la empresa principal (...) será solidariamente responsable de las obligaciones laborales (entre las que se encuentra aquellas
expresadas en los artículos 183 E y 185 del Código del Trabajo) y previsionales de dar que afecten a los contratistas a favor de los
trabajadores de éstos, incluidas las eventuales indemnizaciones legales que correspondan por el término de la relación laboral. Así las
cosas, de lo expuesto, no es posible concluir que se haya vulnerado el artículo 1511 del Código Civil. En la especie, se está frente a una
obligación solidaria emanada de la ley.

15) "Campos Mena José con Servicios Industriales B y D Ltda. y Sodimac S.A.", rol Nº 1253-2011, Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de
diciembre de 2011: Se busca proteger en debida forma la vida y la salud de todos quienes trabajan en un determinado lugar, ya fuere que
sean dependientes del contratista o del subcontratista como del dueño de la obra principal, de suerte que si acontece algún accidente laboral
todos responden solidariamente del perjuicio y daño que se cause al trabajador por infracción a esas normas de protección, sin que para ello
tenga que entrar a averiguarse si el giro o actividad del dueño de la obra principal es o no de idéntica naturaleza al del contratista.

16) "Abbott Jiménez, Georgina c/ Recex Ltda. y otra", rol Nº 8501-2010, Corte Suprema, 30 de junio de 2011: Que las partes hayan estado
sometidas a un régimen de subcontratación, no exime ni releva al empleador del cumplimiento de las obligaciones que le impone el artículo
184 del Código del Trabajo, esto es, adoptar las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y salud de los trabajadores.

17) "María Angélica Rojas Toledo con Ibáñez Servicios Limitada y otro"; O-52-2010, 2º Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 9 de junio de
2010: Con todo, el tratamiento diferenciado que hace el legislador, impide calificar la responsabilidad de la empresa como solidaria o
subsidiaria y, en el silencio legislativo, se estima es simplemente conjunta.

18) "Rodrigo Roberto Ramos Alvarado con ASEGIM Limitada; CONAFE S.A.", rol Nº 130-2010, Corte de Apelaciones de La Serena, de 7 de
diciembre de 2010: Que la empresa individual tenga una responsabilidad directa, no significa otra cosa, en este contexto, que se la pueda
demandar independientemente del contratista por su propia responsabilidad, pero no elimina la solidaridad pasiva que la ley estableció
respecto de las obligaciones laborales y previsionales que ésta adquiere. Por tal razón no es una obligación simplemente conjunta.

19) "Eduardo Mauricio Espinoza Cares con Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers S.A.", RIT O-1131-2010, Primer Juzgado del Trabajo de
Santiago, 27 de agosto de 2010: En atención a que conforme dispone el artículo 183 B del Código del Trabajo la empresa principal es
solidariamente responsable de las obligaciones laborales, no pudiendo restringir éstas a las obligaciones de dar, sino también a las de hacer,
ya que entenderlo conduce a que pierde el sentido el sistema normativo que busca proteger integralmente a los trabajadores que prestan
servicios a una empresa principal y a una contratista, donde el cumplimiento en el pago de las remuneraciones y cotizaciones de seguridad
social es tan importante como velar de manera real, eficiente y oportuna por la seguridad de los trabajadores, actividad que no se puede
entender por satisfecha con la sola existencia de un manual al efecto.

20) "Sotraser S.A. con Inspección del Trabajo de Valdivia", rol Nº 8024-2010, Corte Suprema, de 26 de mayo de 2011: La obligación de adoptar
las medidas necesarias para proteger la vida y salud de los trabajadores, en materia de seguridad, están dirigidas o a los empleadores —
acorde con el artículo 184 del Código del Trabajo ya referido— o bien, a la empresa principal, respecto de los trabajadores que laboran en su
obra, cualquiera sea su dependencia; y respecto de los contratistas y subcontratistas, asumen sólo la responsabilidad en tanto cuanto
empleadores, al tenor de la norma general del artículo 184, ya referido. En consecuencia, si en la especie se trata del incumplimiento de una
norma de seguridad de parte de una empresa subcontratista, la ley, al tenor de lo que se ha razonado precedentemente, la impone también
respecto de la empresa principal, carácter que no tiene la reclamante, ya que como se estableció en los hechos de la causa, inamovibles
para este tribunal, ésta es solo contratista.

2.5. La exposición imprudente al daño del trabajador como causal eximente de responsabilidad del empleador

En el capítulo I dedicado al Deber de Seguridad hemos hecho referencia a la obligación de seguridad compete al trabajador y en
lege ferenda a las bases que debieran guiar la labor interpretativa de los tribunales de justicia.

En el presente capítulo damos cuenta de ejemplos concretos en los cuales nuestros tribunales reconociendo la exposición
imprudente al riesgo de parte del trabajador, han aplicado la regla del artículo 2330 del Código Civil, ya sea para atenuar la
responsabilidad del empleador o derechamente para desestimarla.

J :

1) "Maori Otárola Araya con Alimentos Fruna Limitada", rol Nº 530-2014, Corte de Apelaciones de Santiago, 25 de septiembre de 2014: Si la
víctima del accidente se ha expuesto imprudentemente al daño, corresponde aplicar a la relación entre el empleador y el trabajador la regla
de compensación de culpas y de disminución correlativa de la indemnización.

2) "Sebastián Arias Fuenzalida con Abengoa Chile S.A.", rol Nº O-2967-2011, 2º Juzgado del Trabajo de Santiago, 19 de diciembre de 2011:
Que el hecho de indicarle al actor que no realizara trabajo el día del accidente, por no encontrarse en condiciones físicas era eficaz para
evitar el accidente, [...] por cuanto la instrucción era no trabajar, y al no acatarla el actor se expuso imprudentemente al daño que sufrió.

3) "Durán Valenzuela Marcelo con Mendizábal Monardez y Cía. Ltda. y otro", rol Nº 491-2013, Corte de Apelaciones de Antofagasta, 30 de julio
de 2014: Que en cuanto a la exposición imprudente a los daños [...], alegada por los demandados solidarios, por haber conducido el vehículo
sin cinturón de seguridad, esta Corte procederá a acogerla, de conformidad a lo prevenido en el artículo 79 Nº 10 de la ley Nº 18.290.

4) "Pablo Castillo Astorga con Amadei Ingeniería en Procesos Mecánicos Ltda.", rol Nº O-4508-2013, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 20 de febrero de 2014: Se estima que el accidente sufrido por el actor no corresponde ser indemnizado por la demandada, toda
vez que su causa basal se debe a un descuido, un accionar involuntario efectuado por el trabajador, el que al presionar el pedal de la prensa
liberó el pestillo ocasionando la caída de la misma y atrapamiento de sus dedos índices.

5) "Román Oporto Jorge Jesús con Transportes Vic Ben S.A.", rol Nº O-156-2013, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 9 de
mayo de 2013: Lo cierto es que con o sin faja, el accidente tuvo como única causa la exposición imprudente del trabajador en la labor
encomendada, pues habiendo recibido instrucción respecto del manejo de carga en ascenso se coloca imprudentemente en la posición
contraria, lo que provoca la grave lesión. En consecuencia, se estima que en la especie no ha existido nexo causal entre el accidente del
trabajador y culpa por parte de la demandada en su ocurrencia, motivo por el cual se desestima la demanda en todas sus partes.

6) "Vega Maldonado Verónica Salomé con Sandoval Follel Manuel", rol Nº 64-2012, Corte de Apelaciones de Antofagasta, 13 de junio de 2012:
La exposición imprudente al daño fue alegada por el recurrente en la contestación de la demanda, en los términos indicados por el citado
artículo 2330, esto es, "la apreciación del daño está sujeto a reducción, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente", por lo tanto,
el recurrente no puede pretender que, a través de ella, se elimine la negligencia culpable.

7) "Giovanni Alexis Díaz Mondaca con Empresa Constructora Bravo e Izquierdo Limitada" O-3314-2011, Segundo Juzgado de Letras del
Trabajo. 23 de enero de 2012: Que atendido lo expuesto en las reflexiones precedentes, no cabe sino concluir que el accidente del trabajo
que sufrió el demandante fue provocado por su propia falta de cuidado al descender del montículo de tierra sin la debida calma, habida
consideración que a pesar de contar con las instrucciones e implementos para la adecuada y segura realización de sus labores, contravino
tales instrucciones especialmente, todo lo cual produjo las consecuencias tenidas por probadas.

8) "Miguel Palma Vega con Pavimentos Quilín Limitada", 14 de mayo de 2010, RIT O-396-2010, Primer Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago: La figura que invoca, contemplada en el artículo 2330 del Código Civil, resulta inaplicable a este caso, en que la fuente legal en
que se sustenta la responsabilidad del empleador, deriva justamente de la existencia de un contrato de trabajo, de manera que
necesariamente la responsabilidad involucrada es la contractual y no la extracontractual, que rige la norma esgrimida.
92D S , José Luis, "Responsabilidad civil derivada de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales: Aspectos relevantes de su regulación y
operatoria actual", en Revista de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, 2008 Nº 31, pp. 163-185. Disponible en:
<http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&&pid=S0718-68512008000200002&&Ing=es&&nrm=iso>. ISSN 0718-6851. http://dx.doi.org/10.4067/S0718-
68512008000200002

93 Debe eso sí trabarse la Litis respecto de todos los que integran la cadena de subcontratación laboral, materia en la que no entramos por escapar el ámbito de
análisis. Véase al efecto P C , Claudio, Subcontratación, Editorial Jurídica de Chile, 2006.

94Este caso es importante en cuanto fijó el criterio hoy imperante en la materia, pues hasta esa época se debatía en torno a la sede en que debían conocerse
las acciones de las víctimas por rebote.

95D H , Carmen, El Daño Moral, Editorial Jurídica de Chile, Tomo I, primera edición, Santiago, 2000, pp. 83-85.

96B , op. cit., p. 354.

97Véase en similar sentido sentencia de Corte Suprema rol Nº 4784-2000, de 29 de mayo de 2002, dictada en causa "Alarcón Díaz, José Domingo y otra con
Isapre Río Blanco Ltda.".

98Véase para mayor detalle comentario de jurisprudencia de V R , Mónica, en Revista de Derecho Laboral y Seguridad Social, Vol. II Nº 1-2014,
Thomson Reuters, Santiago, pp. 265-278.

99A partir de las sentencias rol Nº 5620-2012 de 27 de marzo de 2013 y rol Nº 9858-2013 de 25 de febrero de 2014, ambas de la Corte Suprema, se asumía que
al no haber dispuesto la ley una obligación solidaria de responder, la obligación de indemnizar de la empresa subcontratista y de la empresa dueña de la obra debía
considerarse simplemente conjunta, dividiéndose por partes iguales entre ellas.
3. Responsabilidad constitucional del empleador
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo V La responsabilidad del empleador
3. Responsabilidad constitucional del empleador

3. R

3.1. Alcance de la acción de tutela de derechos fundamentales

En la medida que un infortunio laboral cause un daño a la vida, a la integridad física o psíquica del trabajador, puede estimarse que
afecta la garantía consagrada en el artículo 19 Nº 1 de la Constitución Política de la República, siempre que su vulneración sea
consecuencia directa de actos ocurridos en la relación laboral, conforme lo exige el artículo 485, inciso primero, del Código del Trabajo.

La ley Nº 20.087, D.O. de fecha 3 de enero de 2006, estableció una indemnización sancionatoria que el juez laboral puede conceder
dentro del marco de una acción de tutela laboral conforme al artículo 489, inciso tercero, del Código del Trabajo, y que fluctúa entre seis
y once remuneraciones mensuales del trabajador.

En esta sede también se exige la culpa del empleador como criterio de atribución de responsabilidad, porque el artículo 485 del
citado Código, junto con establecer determinadas garantías bajo la protección de la acción de tutela, señala en su inciso segundo que
"Se entenderá que los derechos y garantías a que se refieren los incisos anteriores resultan lesionados cuando el ejercicio de las
facultades que la ley le reconoce al empleador limita el pleno ejercicio de aquéllas sin justificación suficiente, en forma arbitraria o
desproporcionada, o sin respeto a su contenido esencial...", todas calificaciones que son atributivas de al menos culpa a la entidad
empleadora.

Si bien históricamente la invalidez profesional generó despidos por la causal de caso fortuito o fuerza mayor, primero, y más adelante
por necesidades de la empresa por falta de adecuación laboral o técnica del trabajador, los tribunales de justicia y más tarde el
legislador, le pusieron término a esta práctica derogando la falta de adecuación laboral o técnica del trabajador como justificante de las
necesidades de la empresa e incorporando el artículo 161 bis del citado Código. Así, en la actualidad y bajo el imperio de este último
precepto, si una entidad empleadora decide desvincular a un trabajador afectado por un infortunio profesional que le cause invalidez,
por no poder reubicarlo en nuevas funciones, debe necesariamente invocar como causal de terminación de los servicios la
contemplada en el artículo 161 del Código del Trabajo, esto es, las necesidades de la empresa, establecimiento o servicio, con los
inconvenientes que dicha causal supone.

Por otra parte, en el supuesto señalado el trabajador puede ejercer la acción de tutela laboral contemplada en el artículo 485 y
siguientes del Código del Trabajo, la que se presenta como una alternativa más para reclamar la reparación de los daños causados por
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales. Así lo sostuvimos apenas estrenado el procedimiento tutelar, pues estaban dadas
las condiciones para accionar en esta sede con el objeto de obtener indemnizaciones de un modo más ágil, en la medida que la
estimación de daños se ajustara a los parámetros comprendidos entre seis y once meses de la última remuneración mensual.100

Si bien este es un mecanismo para obtener de manera más ágil la reparación de estos daños, en la práctica casi no ha sido utilizada
según hemos podido comprobar con el paso del tiempo, siendo mucho más frecuente el ejercicio de la acción indemnizatoria emanada
del Derecho Civil.

Una explicación a esta tendencia dice relación con la magnitud de las indemnizaciones que por vía de tutela laboral es posible
obtener, dado que se encuentran tarifadas (entre seis y once remuneraciones mensuales), a diferencia de las que pueden obtenerse
ejerciendo la acción indemnizatoria civil, que no tiene límites especialmente en lo relacionado con el daño moral.

3.2. Análisis de campo

En una revisión realizada en tres Juzgados de Letras del Trabajo durante el año 2013, en Antofagasta, Santiago y Valparaíso, la
hipótesis planteada se confirma.

En efecto, en el caso del Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta, en el año 2013 se ingresaron tres casos de demandas por
vulneración de derechos fundamentales que incidían en un accidente del trabajo101, que representaron el 2,15% del total de causas
ingresadas en procedimiento de tutela en ese año.

En el Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, en el año 2013 se ingresaron tres casos de demandas por vulneración de
derechos fundamentales que incidían en un accidente del trabajo102, que representaron el 0,43% del total de causas ingresadas en
procedimiento de tutela en ese año.

En el Juzgado de Letras del Trabajo de Valparaíso, en el mismo año 2013 se ingresaron dos demandas por vulneración de derechos
fundamentales que incidían en un accidente del trabajo103, que representaron el 0,72% del total de causas ingresadas en
procedimiento de tutela en ese año.
Esta constatación no dista mucho del resultado general que ha tenido la acción de tutela de derechos fundamentales en los mismos
tribunales revisados durante el año 2013. No siendo el tema central del presente trabajo, sólo referiremos en detalle el caso del
Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago:

Totales

Totales Porcentajes Datos

110 16% Sentencias definitivas

448 64% Conciliaciones

56 8% Avenimientos

25 4% Desistimiento

No da curso a la
14 2%
demanda

9 1% Incompetencia
6 1% Archivada

4 1% Abandono

4 1% En tramitación

5 0% Retiro demanda

3 0% Acumulación

3 0% Caducidad

3 0% No aparece en sistema

4 0% Transacción

Contienda de
1 0%
competencia

1 0% Nulidad

Fuente: M. Cristina Gajardo H., 2014, Facultad de Derecho, Universidad de Chile.

De acuerdo a la muestra, del total de causas ingresadas en el año 2013, sólo el 16% llegó a contar con sentencia definitiva; el 72%
se resuelve antes, a través de avenimientos o conciliaciones, lo que no resulta muy esperanzador en relación con el objetivo
perseguido, cual es hacer efectiva la responsabilidad de la entidad empleadora cuando existen efectivas vulneraciones a garantías
fundamentales de los trabajadores; es evidente que hoy no se investigan ni se discuten.

Dentro de este 16% que llegó a sentencia definitiva figuran los tres casos que conoció el tribunal, correspondientes a acciones que
incidieron en accidentes del trabajo o enfermedades profesionales, esto es, un 0,43% del total de acciones de esta naturaleza
ingresadas durante el año 2013.

100G H , María Cristina, "Nuevo Procedimiento de Tutela Laboral: Los Derechos Protegidos. El derecho a la vida y a la integridad física y psíquica
de la persona", en: Revista Laboral Chilena, julio de 2009, pp. 77 a 82.

101Los casos fueron "Manuel Marambio Michea con Lausanne Terein y otra", RIT T-52-2013; "Jacqueline Avila Risso con Corporación Municipal de Desarrollo
Social de Antofagasta", RIT T-61-2013; "Tomás Escalona Morales con Representaciones Componentes Mineros Cía. Ltda.", RIT T-83-2013.

102Los casos fueron "Alicia Cuminao Calfileo con Servicios Alimenticios Hendaya SAC", RIT T-105-2013; "Ángel Yáñez Contreras con Servicio Automotriz Movil
Service Ltda.", RIT T-626-2013 y "Roxana Gómez Lorca con Outside Servicio de Ventas y Merchandising", RIT T-128-2013.

103Los casos fueron "Inspección Comunal del Trabajo Viña del Mar con Ingeniería y Construcciones IGH Limitada", RIT T-209-2013; "Gabriel Cerda Martínez
con Enap Refinerías Aconcagua S.A.", RIT T-229-2013.
4. Responsabilidad infraccional del empleador
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo V La responsabilidad del empleador
4. Responsabilidad infraccional del empleador

4. R

4.1. Alcance

El supuesto de operación de este ámbito de responsabilidad del empleador será su falta de cumplimiento de las normas que lo
obligan a cumplir con ciertos deberes en los que el bien jurídico protegido es la vida y salud de los trabajadores, un medio ambiente
libre de contaminación o bien la salud de la población, todas garantías fundamentales contenidas en nuestra Constitución Política de la
República y que se encuentran regulados en múltiples textos legales y reglamentarios sin una estructura orgánica que nos permita
contar con un derecho de la prevención de riesgos, según explicamos en el capítulo I del presente trabajo.

Esta diversidad de regulación posibilita que en casos de accidentes del trabajo o enfermedades profesionales de cierta magnitud,
distintos organismos fiscalizadores inicien procedimientos administrativos sancionatorios en contra del empleador, los que se
desarrollan de manera simultánea —y paralela— a la existencia de procesos judiciales laborales, civiles o penales, realidad que
permite abrir debate en torno a sus implicancias en el principio non bis in idem.

4.2. El principio non bis in idem

El non bis in idem constituye un principio general del derecho que impide condenar dos veces por un mismo hecho, basado a su vez
en el principio de la proporcionalidad y respeto de la cosa juzgada, cuya aplicación es fundamental para el debido proceso. Esto desde
una mirada procesal.

Sus orígenes se sitúan en el Derecho Penal y hoy suele aceptarse su aplicación en todos los ámbitos del derecho y desde una
perspectiva muy amplia104. En un plano orgánico hay que tener en cuenta la posible intervención de dos tipos de órganos represivos
—judiciales y administrativos—, lo que significa que la duplicidad de decisiones puede surgir a los menos en los siguientes ámbitos:
entre dos tribunales penales, entre dos organismos públicos o bien entre un tribunal penal y un órgano administrativo, siendo este
último el supuesto más corriente.

Más allá de lo procesal, desde una perspectiva normativa la regla del non bis in idem sería simplemente el resultado de un concurso
de leyes, pues si existe la posibilidad de una pluralidad de sanciones por un solo hecho, ello es consecuencia de que existe una previa
pluralidad de tipificaciones infractoras del mismo. Porque es evidente que una misma infracción no es posible sancionarla dos veces, a
no ser en supuestos de reincidencia expresamente contemplados en la norma.

Alejandro Nieto apunta que la cuestión de la pluralidad de sanciones se reconduce a la de la pluralidad de infracciones y, como éstas
tienen que estar tipificadas en una norma previa, en último extremo nos encontramos ante la cuestión del concurso de normas105 a
propósito del non bis in idem.

Dentro de la triple identidad que debe darse para el supuesto de operación del principio en referencia, esto es, identidad de sujetos,
identidad de hechos e identidad de fundamentos, en la materia que ahora nos ocupa ciertamente tenemos que detenernos en los
fundamentos, que no son otra cosa que la justificación de la conducta tipificada como infracción.

Para ello, hay que atender a los intereses protegidos en cada caso, y la forma en que el legislador tipifica la infracción que los
lesiona. La tendencia mayoritaria observada en nuestros tribunales es la de no hacer lugar al principio non bis in idem para preferir una
sanción administrativa por sobre otras, o en relación a infracciones penales, en el entendido de que existen en el ordenamiento jurídico
diversas normas que, cada una en su ámbito de especialidad y cada una de manera independiente, sancionan conductas atentatorias
contra la seguridad y salud en el trabajo, cuestión que pareciera tener sustento en el artículo 191 inciso tercero del Código del Trabajo
al establecer lo siguiente: "Cada vez que uno de los servicios facultados para fiscalizar la aplicación de normas de higiene y seguridad,
se constituya en visita inspectiva en un centro, obra o puesto de trabajo, los demás servicios deberán abstenerse de intervenir respecto
de las materias que están siendo fiscalizadas, en tanto no se haya dado total término al respectivo procedimiento".

4.3. El problema de la falta de tipicidad

Debe apreciarse muy claramente por el operador jurídico cuál es la conducta sancionada y el interés protegido por la misma,
estándar que resulta difícil de satisfacer en lo relacionado con el deber de seguridad del empleador.

En efecto, hemos venido señalando insistentemente que la conducta central que debe verificarse en el empleador descansa en
conceptos jurídicamente indeterminados, como son la "eficacia" en la protección de la vida y salud de los trabajadores, y los medios de
protección "necesarios" para tal fin, conforme lo establece el artículo 184 del Código del Trabajo.

La calificación jurídica de la eficacia y de la necesidad a que hacemos mención queda entregada en cada caso particular al criterio
del funcionario fiscalizador, quien es el que termina dando contenido a dicha exigencia. Así, la exigencia de tipicidad de la conducta
infraccional no se cumple, al no poder apreciarse ex ante, en el artículo 184 del Código del Trabajo, cuál es en concreto la conducta
sancionada.

Raúl Fernández y Pedro Contador106sostienen que la particular naturaleza de las contravenciones administrativas en la prevención
de riesgos laborales, en las que se suman componentes múltiples y complejos, algunos de ellos impregnados de elementos técnicos y
sujetos a variabilidad en el tiempo, hacen imposible su condensación descriptiva en un precepto de orden general como lo es una ley,
lo que provoca que el principio de tipicidad al trasladarse al ámbito sancionatorio de la Administración del Estado admita ciertos matices
de atemperación.

No compartimos esta aseveración al menos en la realidad normativa que Chile tiene hoy, en que dada la gran amplitud en que puede
operar la conducta general tipificada en el artículo 184 del Código del Trabajo, se termina favoreciendo la discrecionalidad por parte de
quien ejerce la potestad, vulnerando no sólo el principio de tipicidad consagrado en el inciso final del artículo 19 Nº 3 de la Constitución
Política de la República, sino también el principio de igualdad ante la ley consagrado en el Nº 2 del mismo precepto constitucional.

Nuestra discrepancia dice relación con la necesidad de promocionar desde la norma positiva la realización de conductas preventivas,
las que resultan difíciles de concretar en tipos infraccionales tan amplios.

Eduardo Cordero Quinzacara expresa que el gran problema de la tipicidad es el nivel de densidad normativa que se le exige al
legislador al determinar las conductas constitutivas de infracción. Este es un problema tradicional en el ámbito del Derecho Penal y se
plantea a propósito de las denominadas leyes penales en blanco, en especial aquellas cuyos tipos deben ser complementados por
normas reglamentarias, práctica bastante habitual en el ámbito administrativo, a lo que se agrega la indeterminación y ambigüedad en
la descripción de estos tipos. Cita al efecto doctrina del Tribunal Constitucional conforme a la cual el artículo 19 Nº 3 de la Constitución
exige que la conducta se encuentre "expresamente" descrita en la ley, pero no que esté "completamente" descrita en el precepto legal,
lo que permite dar cobertura al amplio catálogo de leyes cuyos deberes son complementados por normas administrativas; sin embargo,
la realidad nos entrega casos mucho más extremos, en donde la remisión realizada por la ley constituye una mera excusa para que por
la vía administrativa se determinen las conductas constitutivas de la infracción, anotando por vía de ejemplo el caso del artículo 174 del
Código Sanitario107.

¿Es el artículo 184 del Código del Trabajo un tipo infraccional en blanco? Pudiera estimarse que la generalidad de los términos en
que está planteado se supera con las normas de diversa jerarquía relacionadas a esta materia, que se encuentran dispersas en el
ordenamiento jurídico, lo que José Luis Diez Schwerter advierte cuando señala que el empleador debe cumplir con una larga lista de
exigencias legales, exigencias contenidas en reglamentos sectoriales (sobre protección radiológica, seguridad minera, control de armas
y explosivos, almacenamiento de combustibles, etc.), así como exigencias impuestas directamente por organismos públicos en el
desarrollo de ciertas actividades y el cumplimiento de la Norma Oficial Chilena elaborada por el Instituto Nacional de Normalización y
las propias disposiciones del Reglamento Interno de Higiene y Seguridad de las empresas empleadoras108.

En la práctica, las multas por infracciones a los deberes relacionados con la seguridad y salud en el trabajo son dejadas sin efecto en
la sede judicial cuando la conducta sancionada no aparece claramente descrita en el acto administrativo que las contiene, primando
muchas veces la razonabilidad ante un marco regulatorio que presenta deficiencias.

J :

1) "Constructora PB 70 Cima S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud Pública de la Región Metropolitana", rol Nº 1824-2014, Corte
Suprema, 2 de julio de 2014: Incurren en error de derecho los jueces del grado al sostener que no es posible revisar lo obrado en el sumario
sanitario a través de la acción de reclamación prevista en el artículo 171 del Código Sanitario, ya que tal norma permite efectivamente que el
juez revise los antecedentes administrativos para determinar, entre otros aspectos, si los hechos atingentes se encuentran realmente
comprobados.

2) "CESMEC S.A. con Comisión Chilena de Energía Nuclear", rol Nº 1037-2014, Corte de Apelaciones de Santiago, 23 de julio de 2014: Si bien
no se produjo un peligro concreto a la seguridad y salud de las personas, de seguirse permitiendo el actuar de la reclamante, de la manera
que lo hacía a esa fecha, incrementaba las posibilidades de ocurrencia de un accidente o incidente en materia radiológica, lo que significaría,
además, por parte de la aludida Comisión, el no ejercicio de la labor fiscalizadora que la ley le ha otorgado y cuya aplicación en ningún caso
es facultativa, sino por el contrario, es deber de la institución hacer uso de ésa y evitar la posibilidad de ocurrencia de hechos que puedan
poner en peligro los bienes jurídicos que se le han encomendado proteger.

3) "Red Televisión Chilevisión S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región Metropolitana", rol Nº 6475-2014, Corte Suprema,
5 de junio de 2014: No contando el foso con medida de seguridad alguna, resulta forzoso concluir que la citada instalación no fue mantenida
en condiciones seguras para evitar el daño a las personas, pues precisamente la ausencia de advertencias y actos concretos de prevención
originó el accidente mortal de que se trata. De la misma manera, resulta evidente que no se suprimió en el lugar de trabajo un factor de
peligro y que las omisiones referidas causaron la muerte a una trabajadora. En tales condiciones, la reclamación de la multa impuesta por la
SEREMI de Salud debe ser rechazada.

4) "Compañía Minera Zaldívar Limitada con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región de Antofagasta", rol Nº 7558-2013, Corte
Suprema, 6 de marzo de 2014: Que, sin embargo, la naturaleza de las contravenciones administrativas, en las que confluyen componentes
técnicos, dinámicos y sujetos a variabilidad en el tiempo, hace imposible su síntesis descriptiva en un precepto general como lo es una ley,
de modo que el principio de tipicidad al traspasarse al ámbito sancionatorio admite ciertos grados de atenuación.

5) "Ice Market S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región de Los Lagos", rol Nº 9610-2012, Corte Suprema, 9 de octubre de
2013: Que, sin embargo, la naturaleza de las contravenciones administrativas, en las que confluyen componentes técnicos, dinámicos y
sujetos a variabilidad en el tiempo, hace imposible su síntesis descriptiva en un precepto general como lo es una ley, de modo que el
principio de tipicidad al traspasarse al ámbito sancionatorio de la Administración admite ciertos grados de atenuación.

6) "Constructora Baker Ltda. con Inspección del Trabajo de Puerto Montt", rol Nº I-9-2013, Juzgado de Letras del Trabajo de Puerto Montt, 7 de
junio de 2013: La fiscalizadora sancionó no solo por no haber vigilado la entrega, sino también el uso correcto de los elementos de protección
tal como exige el Nº 3 inciso final del artículo 9º D.S. Nº 76, por lo que la infracción se encuentra normada y existió.

7) "Inspección Provincial del Trabajo con Servicios de Arrendamiento de Maquinarias Río Quillón Limitada", rol Nº 230-2013, Corte de
Apelaciones de Concepción, 1 de octubre de 2013: No todo accidente o enfermedad que pueda ocasionar incapacidad para el trabajador se
debe denunciar, porque es de normal ocurrencia que trabajadores informen permanentemente a sus empleadores de alguna enfermedad o
accidente, y no asistan a sus labores, pero no toda enfermedad o accidente que ocasiona incapacidad para el trabajo debe ser denunciado al
organismo administrador respectivo, sino que aquellas que tengan un vestigio o indicio de haberse producido a raíz de un accidente del
trabajo.

8) "Comunidad Edificio Santiago Centro con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región Metropolitana", rol Nº 5954-2012, Corte
Suprema, 5 de junio de 2013: El acta suscrita por el fiscalizador del Servicio de Salud, quien tiene el carácter de ministro de fe, da cuenta de
la constatación de la inexistencia de trabajo seguro en altura, del no uso de un arnés de seguridad por parte del trabajador que resultó
accidentado y de la falta de información al trabajador acerca de su derecho a conocer los riesgos presentes en las distintas actividades a
desarrollar, acta que de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 166 del Código Sanitario basta para dar por establecida la existencia de la
infracción que motivó la aplicación de la multa.

9) "Ingeniería y Construcción Ricardo Rodríguez y Cía. Ltda con Seremi de Salud", rol Nº 24536-2014, Corte Suprema, 23 de octubre de 2014:
No se denuncian como infringidas las disposiciones legales de orden sustantivo relacionadas con el fondo de la cuestión litigiosa constituida
por el artículo 171 de dicho Código que consagra la reclamación en sede judicial en contra de las resoluciones de la autoridad sanitaria que
aplican sanciones a los administrados, así como tampoco del artículo 174 del mismo cuerpo normativo que establece las sanciones a aplicar.
Lo anterior es relevante si se tiene en consideración que estos autos versan sobre una reclamación regida por el mencionado artículo 171 del
Código Sanitario, por lo que las facultades de análisis del sentenciador se rigen por la mencionada normativa. Por otro lado, tampoco se
acusa la vulneración del artículo 76 de la ley Nº 16.744 que permitió a la autoridad administrativa configurar la infracción sanitaria y
establecer la responsabilidad de la actora.

10) "Cheffco S.A. con SEREMI de Salud de la Región Metropolitana", rol Nº 1615-2014, Corte Suprema, 15 de abril de 2014: Que el artículo 174
del Código Sanitario menciona las penas que pueden aplicarse a quienes incurran en conductas transgresoras a sus preceptos y a los
reglamentos sanitarios. Esta disposición debe relacionarse con lo establecido en el artículo 82 del mismo texto legal, que prescribe que el
respectivo reglamento debe comprender normas que se refieran a "las condiciones de higiene y seguridad que deben reunir los lugares de
trabajo, los equipos, las maquinarias, instalaciones, materiales y cualquier otro elemento, con el fin de proteger especialmente la vida, salud y
bienestar de los obreros y empleados y de la población general".

11) "Áridos Coronel Limitada con Secretaría Regional Ministerial de Salud del Bío Bío", rol Nº 11462-2013, Corte Suprema, 16 de enero de 2014:
Atendiendo a lo dispuesto en los artículos 184 del Código del Trabajo, 82 y 174 del Código Sanitario, 66 bis de la ley Nº 16.744, 3º, 36, 37 y
53 del Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los Lugares de Trabajo y 21 del Reglamento sobre Prevención de
Riesgos Profesionales, se concluye que la conducta por la cual se sancionó a la empresa reclamante se encuentra debidamente encuadrada
en las disposiciones que imponían la obligación de mantener las medidas de seguridad orientadas a evitar accidentes que importaran un
riesgo para la vida de los trabajadores y de terceros en general, según lo contemplado en las previsiones legales y reglamentarias indicadas.

12) "Condensa S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región Metropolitana", rol Nº 3117-2012, Corte de Apelaciones de
Santiago, 13 de septiembre de 2013: Que respecto de Sumario Sanitario (...), se puede concluir que este fue iniciado de oficio (...) de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 161 del Código Sanitario, notificando la ocurrencia del accidente de acuerdo a lo estipulado en la
circular Nº 2.345 del año 2007, y que al momento de levantarse el acta, no mantuvo la auto suspensión en razón de los términos de la
referida circular, dejando constancia que las causas que dieron lugar al accidente fueron la realización de pruebas de envases con gas
comprimido en lugar no autorizado, hecho que el personal desconocía los riesgos asociados a la manipulación de envases con gas
comprimido y sus consecuencias al aplicarles temperatura con medio térmico directo, por ende, no existiendo suspensión de las actividades
que realiza el personal de la empresa y el hecho de que los trabajadores realizaban pruebas de envases de gas comprimido con fuego,
constituye una infracción según lo dispuesto en el artículo 37 del Reglamento sobre Condiciones Sanitarias y Ambientales Básicas en los
Lugares de Trabajo, según consta en el decreto supremo Nº 549 del año 1999 del Ministerio de Salud.

13) "Secretaría Regional Ministerial de Salud Región de Valparaíso con Municipalidad de Viña del Mar", rol Nº 11488-2011, Corte Suprema, 25
de marzo de 2013: Que como se advierte del texto del artículo 171 del Código Sanitario, no existe en él limitación a las facultades
jurisdiccionales que tienen los tribunales de justicia para revisar, por la vía de la reclamación, las sanciones que imponga la autoridad
sanitaria, sea en cuanto a su procedencia, sea en cuanto a su entidad o monto. En efecto, al consignar dicho precepto que "De las
sanciones... podrá reclamarse ante la justicia ordinaria...", es posible inferir que se puede reclamar tanto de la procedencia de las mismas
como de la cuantía de ellas. Si se otorga a los tribunales la facultad de revisión de la sanción impuesta, que constituye lo más, tienen
entonces la facultad de examinar el monto, que es lo menos. Lo que regula el inciso segundo de la mencionada disposición, en cuanto a las
condiciones que deben concurrir para que el tribunal deseche la reclamación, no trae como corolario necesario que, a contrario sensu, sólo
se puede acoger una reclamación pero no disminuir la multa impuesta.

14) "María Llanca Gajardo y otros con Alejandra Uribe Cuevas", rol Nº 676-2010, Corte de Apelaciones de Concepción, 30 de noviembre de
2010: Que se haya sobreseído al empleador demandado en el sumario sanitario, que persigue la aplicación de una multa para los casos
señalados en la ley, no es suficiente para eximirlo de responsabilidad en el accidente, por cuanto, en primer lugar, lo opinado por el Seremi
de Salud no obliga a los tribunales de justicia.

15) "Sodexho Servicios S.A. con Inspección Comunal del Trabajo de Maipú", rol Nº 619-2014, Corte de Apelaciones de Santiago, 13 de octubre
de 2014: Efectivamente, la Inspección del Trabajo tiene facultades para fiscalizar y, eventualmente, sancionar, las infracciones a la legislación
laboral y de seguridad social, sin perjuicio que disposiciones legales especiales le otorguen competencia, además, a otros organismos. Lo
que no es posible, desde luego, es fiscalizar y sancionar a una empresa a la vez por distintos organismos y por la misma infracción.
16) "Sociedad Trevizán y Epsa S.A. con Secretaría Regional Ministerial de Salud de la Región de Antofagasta", rol Nº 1184-2013, Corte de
Apelaciones de Antofagasta, 2 de junio de 2014: Que tal como se ha fallado, si bien el principio non bis in idem constituye un estándar de
derecho internacional penal, ello no impide que se aplique en otras materias como civil y administrativa, por cuanto es una resultante del
principio de la cosa juzgada, más aún que en el caso que nos ocupa, la imposición de multa, es una manifestación del poder sancionador del
Estado, de manera que tiene características propias del Derecho Penal. Que lo anterior, además, ha sido tratado en otras materias, por el
artículo 191 inciso 3º del Código del Trabajo.

17) "Eulen Chile S.A. con Inspección Comunal del Trabajo Norte Chacabuco", rol Nº I-141-2013, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de
Santiago, 12 de julio de 2013: Si bien la reclamada, con toda razón, estima que ciertos hechos infringen no sólo una, sino que varias normas
del D.S. Nº 594, al tratarse, en definitiva, de un mismo hecho, debió cursar una sola infracción, toda vez que al ser el fundamento fáctico de
la segunda infracción una mera reiteración de aquellos extensamente consignados en la primera, correspondiendo, por lo demás, a hechos
de idéntica naturaleza, la autoridad administrativa de conformidad a las reglas generales del derecho sancionatorio, sólo pudo aplicar una
sanción, por tratarse de una misma conducta, sin perjuicio de la facultad de considerar su carácter pluriofensivo a efectos de determinar su
gravedad y el monto de la sanción.

104N , Alejandro, Derecho Administrativo Sancionador, Tecnos, Madrid, 2ª edición, 1994, p. 398.

105N , op. cit., p. 404.

106F T , Raúl y C A , Pedro, "Principios del derecho administrativo sancionador en la normativa sobre prevención de riesgos
laborales", en Revista Actualidad Jurídica Universidad del Desarrollo, año XVI, Nº 31, enero de 2015, pp. 311-337.

107C Q , Eduardo, Derecho Administrativo Sancionador. Bases y principios en el derecho chileno, Legal Publishing Chile, 2014, pp. 244-245.

108D S , José Luis, "La culpa del empresario", en: Cuadernos de Extensión Jurídica Nº 10 de Universidad de los Andes, Santiago, 2005, pp. 79-83.
5. Responsabilidad penal del empleador:
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo V La responsabilidad del empleador
5. Responsabilidad penal del empleador:

5. R :

5.1. Es una responsabilidad personal y no institucional

Sabido es que la responsabilidad penal afecta a personas naturales y no a entidades con personalidad jurídica109. Siendo así, en
los casos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales subsumibles en los tipos penales aplicables, serán sancionadas
penalmente las personas que hayan intervenido directamente en los hechos, como quien dio una instrucción equivocada o bien no
supervisó la correcta realización de las tareas.

Lo anterior es sin perjuicio de la responsabilidad civil del empleador bajo cuya subordinación se desempeñen dichas personas, en
razón de la responsabilidad civil que le atribuyen los artículos 2320 y 2322 del Código Civil, pudiendo excepcionarse sólo en el
supuesto de probar que el ejercicio de las funciones por parte del dependiente se ha hecho de manera impropia y que no tenía el medio
de prever o impedir, empleando el cuidado ordinario y la autoridad competente.

Como en toda sentencia condenatoria en materia criminal viene envuelta la obligación de pagar las costas, daños y perjuicios por
parte de los autores, cómplices, encubridores y demás personas legalmente responsables, en los términos del artículo 24 del Código
Penal, la víctima de un accidente del trabajo o de una enfermedad profesional que sean constitutivos de delitos podrá accionar
directamente en contra del dependiente por cuya conducta culposa o dolosa ocurrió el hecho, para que sea sancionado penalmente y,
en lo relacionado con la acción civil indemnizatoria, podrá accionar directamente del empleador, por la responsabilidad que le cabe en
virtud de los artículos 2320 y 2322 del Código Civil110. Obviamente, la triple identidad del non bis in idem desaparece.

5.2. Tipos penales aplicables

En modelos comparados existen tipos penales creados específicamente para castigar conductas peligrosas para la seguridad y
salud en el trabajo, a las que se suman los tipos penales generales que pudieran ser procedentes.

En el caso de España, los artículos 316 a 319 de su Código Penal establecen delitos de peligro, dentro de los que destaca el
supuesto general contemplado en el artículo 316: "Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando
legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de
seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, serán castigados con las
penas de prisión de seis meses a tres años y multa de seis a doce meses".

En Uruguay existe la ley Nº 19.196 (D.O. de fecha 4 de abril de 2014) cuyo artículo 1º establece: "El empleador, o en su caso, quien
ejerciendo efectivamente en su nombre el poder de dirección en la empresa, no adoptaren los medios de resguardo y seguridad laboral
previstos en la ley y su reglamentación, de forma que pongan en peligro grave y concreto la vida, la salud o la integridad física del
trabajador, serán castigados con tres a veinticuatro meses de prisión".

En el caso de Chile, no se encuentran delitos específicos en donde sea posible identificar como bien jurídico protegido la seguridad y
salud en el trabajo. En aquellos casos en que la vida y salud de los trabajadores se vean afectados por la conducta dolosa o culpable
de otros, son aplicables los tipos penales generales contenidos en el artículo 390 y siguientes del Código Penal, relativos a crímenes y
simples delitos contra las personas, o bien en el artículo 490 y siguientes del mismo Código en supuestos de culpa.

109Con excepción de los supuestos contemplados en la Ley Nº 20.393, Diario Oficial de 2 de diciembre de 2009, sobre Responsabilidad Penal de las Personas
Jurídicas.

110Véase para mayor detalle a Z E , Pedro, La responsabilidad civil del empresario por los daños causados por su dependiente: naturaleza y
requisitos, Editorial Aranzadi, España, 1995.
C VI L G S S

La gestión del seguro social de la ley Nº 16.744 se basa en el régimen de reparto que inspira su sistema de financiamiento, a través
del pago de una cotización básica general y una cotización adicional diferenciada en función de los riesgos laborales que presente la
entidad empleadora, que es la obligada al pago de dichas cotizaciones.

Este sistema, que constituye una excepción en la tendencia de los últimos treinta años en Chile —en que ha predominado el modelo
de capitalización individual—, unido a la naturaleza jurídica que deben tener los órganos gestores del ámbito privado, quienes deben
constituirse como corporaciones de derecho privado sin fines de lucro, ha servido de modelo a muchos países en el pasado, atentos a
los resultados históricos obtenidos particularmente en la reducción de las tasas de accidentabilidad y en el otorgamiento de
prestaciones médicas de gran calidad por parte de las Mutualidades de Empleadores.

Hoy la gestión del sistema enfrenta nuevos desafíos, tanto en la orientación de las prestaciones que ofrece como también en el
énfasis particular que los tiempos actuales requieren en materia de prevención de riesgos en el trabajo.
1. Organismos administradores
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo VI La Gestión del Seguro Social
1. Organismos administradores

1. O

Las normas legales que se refieren a los organismos administradores del sistema se contienen en los artículos 8º a 14 de la ley
Nº 16.744, y son reglamentadas por el D.S. Nº 101 de 1968 y por el D.S. Nº 285 de 1969, ambos del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social.

Los organismos administradores son:

1.1. Instituto de Seguridad Laboral

Administra el sistema desde el Estado, correspondiendo a los Servicios de Salud el otorgamiento de las prestaciones médicas, las
que pueden ser otorgadas también a través de las Mutualidades de Empleadores en virtud de convenios especiales que pueden
suscribir.

1.2. Mutualidades de Empleadores

Entidades que deben constituirse según referimos antes como corporaciones de derecho privado y cumplir con los siguientes
requisitos:

— Los miembros adherentes deben ocupar, en conjunto, 20.000 trabajadores a lo menos, en faenas permanentes.

— Disponer de servicios médicos adecuados, propios o en común con otra Mutualidad, los que deben incluir servicios especializados
incluso en rehabilitación.

— Deben realizar actividades permanentes de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

— No pueden estar administradas directa ni indirectamente por instituciones con fines de lucro, y

— Sus miembros son solidariamente responsables de las obligaciones contraídas por ellas.

Cabe destacar que gestionan el seguro social de la ley Nº 16.744 de manera integral, lo que hace una diferencia con modelos
comparados en que la prevención de riesgos está entregada a entidades independientes.

En Chile existen tres Mutualidades de Empleadores: la Asociación Chilena de Seguridad, el Instituto de Seguridad del Trabajo y la
Mutual de Seguridad de la Cámara Chilena de la Construcción.

Estas entidades están autorizadas para extender la atención médica cuando estén en condiciones para ello y sin desmedro de las
funciones y obligaciones que les encomienda o impone la ley. De acuerdo al artículo 29 del D.L. Nº 1.819 de 1977, se requiere de una
autorización del MTPS.

Son fiscalizadas por la Superintendencia de Seguridad Social y, en el ámbito de las materias que conocen, los Servicios de Salud.

1.3. Empresas con Administración Delegada

Se trata de entidades empleadoras que cuentan con 2.000 o más trabajadores permanentes en sus faenas, y que han obtenido la
autorización del Ministerio del Trabajo y Previsión Social para administrar el seguro social de la ley Nº 16.744, con excepción de las
pensiones que, en esta modalidad, no pueden otorgarlas ni pagarlas, atribución que se entrega al Instituto de Seguridad Laboral.

Deben cumplir con los siguientes requisitos:

— Poseer y mantener servicios médicos adecuados, con personal especializado en rehabilitación.

— Realizar actividades permanentes de prevención de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

— Otorgar beneficios iguales o superiores a los que conceda la entidad delegante (Instituto de Seguridad Laboral).

— Constituir garantías para asegurar el fiel cumplimiento de las obligaciones que asumen.

— Contar con el o los Comités Paritarios que exige la ley.


— Incluir en la protección que otorguen a la totalidad de sus trabajadores.

— No pueden deducir suma alguna de los aportes al sistema para gastos de administración.

En el pasado existió un gran número de empresas que gestionaban el seguro social de la ley Nº 16.744 bajo esta modalidad, las que
paulatinamente fueron incorporándose al régimen general, por lo que hoy se registran las siguientes empresas con administración
delegada: las cuatro divisiones de la Corporación Nacional del Cobre de Chile (El Teniente, Andina, El Salvador y Chuquicamata) y la
Pontificia Universidad Católica de Chile.111

Gráfico Nº 3

Número de entidades empleadoras cotizantes según organismo administrador del seguro ley Nº 16.744

Fuente: Memoria Anual Sistema Nacional de Seguridad y Salud Laboral año 2013, Suseso.

Es preciso señalar que si bien el mayor porcentaje de entidades empleadoras y sus trabajadores dependientes se encuentran
adheridos al Instituto de Seguridad Laboral, la experiencia muestra que gran parte de ellos reciben atención médica en los servicios
médicos dependientes de las Mutualidades de Empleadores, en virtud de los convenios de atención que dichos organismos
administradores mantienen vigentes.

111En el pasado fueron administradores delegados: Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Empresa Nacional de Petróleo, Empresa Nacional de
Minería, Chilectra Metropolitana, Endesa, Empresa Nacional del Carbón, Compañía Minera del Pacífico, Asmar, entre otras.
2. Adhesión a un organismo administrador
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo VI La Gestión del Seguro Social
2. Adhesión a un organismo administrador

2. A

Rige en esta materia el principio de automaticidad, esta vez expresado en la siguiente regla: la adhesión se entiende hecha por el
solo ministerio de la ley al Instituto de Seguridad Laboral, a menos que el empleador decida afiliar a sus trabajadores a una Mutualidad
de Empleadores o bien obtenga autorización para la administración delegada que, como hemos dicho, es la excepción.

La adhesión a un organismo administrador es decidida por la respectiva entidad empleadora, lo que reconoce las siguientes
particularidades:

— En entidades del sector público, la adhesión requiere de autorización del Ministerio respectivo para ingresar a una Mutualidad de
Empleadores; es preciso consultar a las Asociaciones de Funcionarios y puede efectuarse en forma separada, debiendo eso sí
incorporarse a todo el personal de una región a un mismo organismo administrador.

— Los trabajadores independientes deben efectuar su afiliación al sistema de un modo individual, cuyas reglas se contienen en los
artículos 88 y 89 de la ley Nº 20.255 y en el D.S. Nº 67 de 2008, del MTPS.112

112Véase también la circular Nº 2.483 de 3 de octubre de 2008, de la Superintendencia de Seguridad Social.


3. Financiamiento
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo VI La Gestión del Seguro Social
3. Financiamiento

3. F

Las normas legales que se refieren a financiamiento del sistema se contienen en los artículos 15 a 24 bis de la ley Nº 16.744, y son
reglamentadas por el D.S. Nº 101 de 1968, el D.S. Nº 110 de 1968 y el D.S. Nº 67 de 1999, todos del Ministerio del Trabajo y Previsión
Social.

El sistema se financia con los siguientes recursos:

3.1. Con una cotización básica general del 0,9% de las remuneraciones imponibles de cargo del empleador. Cabe destacar que
desde el 1º de septiembre de 1998 y en virtud del artículo 6º transitorio de la ley Nº 19.578 (D.O. de 29 de julio de 1998), la cotización
básica general del sistema ha venido siendo incrementada en 0,05%113, y así se mantendrá hasta el 31 de marzo de 2017.114

3.2. Con una cotización adicional diferenciada en función del riesgo de la actividad de riesgo de la entidad empleadora, la que se
determina presuntivamente en el D.S. Nº 110 de 1968 citado respecto de empresas con una antigüedad inferior a dos años, y en los
demás casos conforme al riesgo efectivo que haya registrado la empresa en los últimos dos años, conforme a las normas del D.S.
Nº 67 de 1999. Esta cotización no puede exceder de un 6,8% de las remuneraciones imponibles de cargo del empleador.

Los Servicios de Salud y las Mutualidades de Empleadores evaluarán cada dos años la siniestralidad efectiva (en términos simples
consideran las incapacidades temporales y permanentes, muertes derivadas de infortunios laborales) ocurrida en las respectivas
entidades empleadoras, proceso que se realiza durante el segundo semestre del año calendario que corresponda. Las entidades
empleadoras afiliadas al Instituto de Seguridad Laboral son evaluadas por los Servicios de Salud; las afiliadas a las Mutualidades de
Empleadores son evaluadas por estas últimas.

Se excluyen de la evaluación las incapacidades y muertes originadas por accidentes de trayecto y por accidentes del trabajo sufridos
por dirigentes sindicales a causa o con ocasión de sus cometidos gremiales; también quedan fuera las incapacidades y muertes
causadas por accidentes del trabajo ocurridos en una entidad empleadora distinta de la evaluada, o por enfermedades profesionales
contraídas como consecuencia del trabajo realizado en una entidad empleadora distinta de la evaluada, cualquiera que fuese la fecha
del diagnóstico o del dictamen de incapacidad, las que se incluyen en la evaluación del empleador que corresponda.

Las rebajas o exenciones de la cotización adicional proceden sólo respecto de las entidades empleadoras que hayan acreditado ante
el organismo administrador, al 31 de octubre del año de la evaluación, los siguientes requisitos:

a) Hallarse al día en el pago de cotizaciones;

b) Tener en funcionamiento, cuando proceda, el o los Comités Paritarios de Higiene y Seguridad, y

c) Cumplir con mantener un Departamento de Prevención de Riesgos cuando proceda, llevar estadísticas de accidentes y contar con
Reglamento de Higiene y Seguridad.

Si no pueden acreditar el cumplimiento de estos requisitos en la fecha indicada, pueden hacerlo antes del 1º de enero del año
siguiente, caso en el cual la nueva cotización adicional regirá a contar de 1º del tercer mes siguiente a aquel en que los acreditaron.

Por otra parte, los organismos administradores pueden aplicar recargos de hasta el 100% de la cotización adicional diferenciada, en
casos de incumplimiento de las medidas de seguridad, prevención e higiene, recargos que se imponen de acuerdo con el D.S. Nº 67 de
1999 sin perjuicio de las demás sanciones que les correspondan conforme a las disposiciones legales vigentes. En la experiencia esta
modalidad de recargo de cotización adicional tiene escasa aplicación.

3.3. Con el producto de las multas que cada organismo administrador aplique en conformidad al artículo 80 de la ley Nº 16.744.

3.4. Con las utilidades o rentas que produzca la inversión de los fondos de reserva, los que deben mantener los organismos
administradores para atender eventualidades.

3.5. Con el producto de las cantidades que les corresponda por el ejercicio del derecho de repetir de acuerdo con el artículo 69 literal
a) de la ley Nº 16.744.

Ya hemos señalado que el retardo y/o el incumplimiento por parte del empleador de su obligación de cotizar en el sistema no impide
el otorgamiento al trabajador de las prestaciones de seguridad social. Para perseguir el cobro de cotizaciones impagas se aplican las
normas de la ley Nº 17.322 (D.O. de 19 de agosto de 1970), siendo deber de los organismos administradores perseguir este cobro.

J :
a) Negativa a adhesión: Un Sindicato señala que, a raíz de las condiciones de seguridad que presenta esa Industria, la Mutualidad no ha
aceptado de su empleador, pues practicó una visita inspectiva a la empresa y constató condiciones de sordera irreversible en varios
trabajadores, lo que les ha significado que se encuentren "desprotegidos" ante la ocurrencia de un siniestro laboral. La Mutualidad ha
informado que evaluó las condiciones de seguridad y prevención de la empleadora y los resultados fueron negativos, por lo que recomendó
la adopción de medidas que no se han cumplido, lo cual determinó que en este caso no se aceptara la adhesión. Sobre el particular, este
Organismo debe expresar que, sin perjuicio que las Mutualidades de Empleadores puedan aceptar o rechazar una solicitud de adhesión que
les formule una empresa, ello no resulta óbice para que los Servicios de Salud cumplan con las obligaciones que les asignan las normas
legales y reglamentarias vigentes en conformidad con el artículo 65 de la ley Nº 16.744. (Ordinario Nº 7.555 de 19 de julio de 1995,
Superintendencia de Seguridad Social).

b) Requisitos de rebaja de cotización adicional: el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo 8º del D.S. Nº 67 de 1999, del
Ministerio del Trabajo y Previsión Social, para acceder a la rebaja o exención de la cotización adicional diferenciada, debe ser acreditado al
31 de octubre del año en que se realiza el proceso de evaluación ante el organismo administrador respectivo. Las entidades empleadoras
que no den cumplimiento a este plazo, pueden hacerlo con posterioridad pero antes del 1 de enero del año siguiente, teniendo derecho a que
la nueva tasa de cotización adicional se les aplique a contar del día 1 del tercer mes siguiente a aquel en que acrediten el cumplimiento de
todos los requisitos y hasta el 31 de diciembre del año siguiente. (Ordinario Nº 18.414 de 23 de marzo de 2015, Superintendencia de
Seguridad Social).

c) Rebaja o exención debe justificarse: Si una entidad ha disminuido su siniestralidad efectiva, como afirma la Comunidad Nataniel Cox, las
rebajas o exenciones a su cotización adicional no operan de manera automática (aun cuando no es necesario que la entidad empleadora
eleve una solicitud especial al efecto) pues debe acreditar tal disminución; conforme al artículo 8º, del D.S. Nº 67, aquéllas procederán sólo
respecto de las entidades empleadoras que hayan acreditado, al 31 de octubre o 31 de diciembre del año en que se realiza el Proceso de
Evaluación, ante el Organismo Administrador del Seguro de la ley Nº 16.744, que cumplen con los requisitos que dicha norma establece.
(Ordinario Nº 80.726 de 23 de diciembre de 2013, Superintendencia de Seguridad Social).

d) Domicilio válido de notificación: Una sociedad ha solicitado un pronunciamiento de esta Superintendencia acerca de la procedencia del cobro
retroactivo que le formuló la Mutualidad que indica, por diferencias de cotización adicional diferenciada. Señala no haber tenido conocimiento
oportuno de la Resolución, mediante la cual esa Mutualidad alzó su cotización adicional diferenciada, toda vez que la carta certificada, en
que se les notificó tal aumento nunca llegó a su domicilio y solo se enteraron por un llamado telefónico. Sin embargo, dicha resolución fue
notificada por correo certificado dirigido al domicilio registrado por esa empresa adherente en la Institución, por lo que conforme a lo
dispuesto en el artículo 18 del D.S. Nº 67, de 1999, del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, el recargo se encuentra válidamente
notificado y produce todos sus efectos legales y reglamentarios. (Ordinario Nº 25.111 de 20 de abril de 2007, Superintendencia de Seguridad
Social).

e) Cálculo de cotización adicional diferenciada: Una Mutualidad ha solicitado a esta Superintendencia que reconsidere su dictamen Nº 102, de
1992, por el cual resolvió que no correspondía considerar en el cálculo de la tasa de cotización adicional diferenciada de la empresa que
indica, 70 días en los que uno de sus trabajadores estuvo con licencia médica, puesto que la afección que la motivó habría sido de carácter
común y, por ende, no laboral. Sobre el particular, cabe manifestar que un nuevo estudio de la situación ha permitido al Departamento
Médico de esta Superintendencia concluir que los referidos 70 días de reposo médico, a que estuvo sometido el trabajador, fueron
ocasionados por una afección psiquiátrica derivada de un accidente del trabajo, el que, a su vez, le había producido un anterior período de
reposo médico y que fue considerado como lapso de días de trabajo perdido para los efectos de la determinación de la tasa de cotización
adicional diferenciada de la referida empresa, por lo que se niega lugar a la reconsideración. (Ordinario Nº 9.895 de 7 de octubre de 1993,
Superintendencia de Seguridad Social).

f) Empresa sin actividad: En conformidad a lo dispuesto por el artículo 7º del D.S. Nº 67, solo deberá evaluarse la siniestralidad efectiva en las
entidades empleadoras que, al 1º de julio del año en que se realice la evaluación, hayan estado adheridas a algún Organismo Administrador
de la ley Nº 16.744 o tengan la calidad de administradores delegados, por un lapso que en conjunto abarque, al menos, dos Períodos
Anuales Consecutivos. Esa empresa no pudo incluirse en el proceso de evaluación que tuvo lugar en el segundo semestre del año 2005, ya
que no registraba actividad al menos en dos períodos anuales consecutivos, por lo que debe mantener la cotización adicional a que se
encontraba afecta de 1,28%, acorde a lo establecido por la citada norma reglamentaria. (Ordinario Nº 33.711 de 11 de julio de 2006,
Superintendencia de Seguridad Social).

113Lo que tiene su origen en la ley Nº 19.564 (D.O. de 30 de mayo de 1998) que otorgó con carácter general aguinaldos a pensionados del sistema de seguro
social de la ley Nº 16.744, cuyo artículo 7º dispuso que debían ser financiados con recursos propios de las Mutualidades de Empleadores conforme al artículo 55 de
la ley Nº 16.744.

114De acuerdo a lo que dispuso la ley Nº 20.739 (D.O. de 24 de marzo de 2014).


C VII P
1. Prescripción del derecho al cobro de las prestaciones del sistema de seguro social de la ley Nº 16.744
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo VII Prescripción
1. Prescripción del derecho al cobro de las prestaciones del sistema de seguro social de la ley Nº 16.744

1. P Nº 16.744

El artículo 79 de la ley Nº 16.744 establece que las acciones para reclamar las prestaciones por accidentes del trabajo o
enfermedades profesionales prescribirán en el término de cinco años contado desde la fecha del accidente o desde el diagnóstico de la
enfermedad. En el caso de la neumoconiosis el plazo de prescripción será de quince años, contado desde que fue diagnosticada. En su
inciso segundo agrega que esta prescripción no correrá contra los menores de dieciséis años.

Estas reglas se aplican a la prescripción de las acciones para reclamar las prestaciones que la misma ley Nº 16.744 contempla, vale
decir, las comprendidas en su Título V, entre los artículos 25 y 50.

En otros términos, para activar el sistema de seguridad social en lo relativo a las prestaciones de esta ley existe esta prescripción de
cinco años como regla general, y de quince para las neumoconiosis; sin embargo, en el caso de las prestaciones médicas, una vez que
se accede al sistema, el trabajador tiene derecho a ellas mientras subsistan los síntomas de su accidente del trabajo o enfermedad
profesional, como lo reconoce el artículo 29 de la ley Nº 16.744.

Existen excepciones contenidas en textos legales posteriores a la promulgación de la ley Nº 16.744 y que, por lo tanto, prevalecen
por sobre la norma general ya enunciada:

— Los subsidios por incapacidad temporal prescriben en el plazo de 6 meses contados desde el término del respectivo reposo,
conforme al artículo 34 de la ley Nº 18.591 (D.O. de 3 de enero de 1987).

— Las mensualidades de pensión, en cualquiera de las que contempla el sistema de seguro social de la ley Nº 16.744, prescriben en
el plazo de 2 años contados desde cuando debieron cobrarse, conforme lo dispone el artículo 4º de la ley Nº 19.260 (D.O. de 4 de
diciembre de 1993); debe tenerse presente que el derecho a pensión es imprescriptible, de manera que el plazo señalado rige sólo
para el cobro de mensualidades atrasadas.
2. Prescripción de la acción indemnizatoria del derecho común
Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales
Capítulo VII Prescripción
2. Prescripción de la acción indemnizatoria del derecho común

2. P

La remisión que hace el artículo 69 literal b) de la ley Nº 16.744 al derecho común, respecto del ejercicio de acciones para demandar
indemnizaciones por daños más allá de las prestaciones del seguro social, permite sostener que el plazo de prescripción de la acción
para reclamar dichas indemnizaciones es de cinco o cuatro años, según se demande conforme a las normas del artículo 2515 o del
artículo 2332 del Código Civil, esto es, aplicando las normas de la responsabilidad contractual o extracontractual, respectivamente.

A propósito del ejercicio de las acciones para demandar indemnizaciones de perjuicios por neumoconiosis, algunas sentencias —
incluso unificadas— han considerado que el plazo de prescripción es el contemplado en el derecho común, esto es, en los artículos
2514 y 2515 del Código Civil, pues el artículo 69 en su literal b) de la ley Nº 16.744 hizo una remisión en bloque a las normas del
Código Civil. Otras sentencias —también unificadas— han resuelto que el artículo 79 de la ley Nº 16.744 al referirse al plazo de
prescripción para reclamar las prestaciones del sistema de seguro social que contempla lo hizo en términos amplios, siendo
comprensivo de beneficios, retribuciones o indemnizaciones de cualquier naturaleza, por lo que en el caso de las neumoconiosis la
acción prescribiría en el plazo de 15 años.

J :

1) "Aguilera Vélez, Eduardo y otros con Codelco Chile División Andina", rol Nº 23.497-2014, Corte Suprema, 22 de julio de 2015: Se hace
prácticamente inviable sostener que el criterio de la demandada sea el que más conforme parezca con el espíritu de la legislación, último y
holístico principio de que Bello se vale en el artículo 24 de su recopilación. Además, en un soporte técnico, el artículo 79 de la ley Nº 16.744
es de carácter especial, toda vez que se refiere específicamente a la prescripción de las acciones de cobro de las prestaciones que derivan
de los accidentes del trabajo y enfermedades profesionales; la regla de la especialidad obliga a supeditar la aplicación de la ley general —el
artículo 2525 del Código Civil— a la ley especial.115

2) "Pozo Caviedes Francisco Armando con Corporación Nacional del Cobre de Chile División El Teniente", rol Nº 71-2014, Corte de Apelaciones
de Rancagua, 2 de septiembre de 2014: En cuanto a las normas aplicables al inicio del plazo de prescripción de la acción indemnizatoria por
daño moral de que habla el literal b) del artículo 69 de la ley Nº 16.744, el mismo fallo establece: "Que, en armonía con lo reflexionado,
habiéndose decidido en la sentencia atacada que el plazo de prescripción de la acción indemnizatoria ejercida en estos autos se rige por los
artículos 2514 y 2515 del Código Civil, en atención al reenvío que al derecho común hace el artículo 69 de la ley Nº 16.744, el que se cuenta,
en este caso, desde la fecha en que se ha emitido el dictamen definitivo por la autoridad competente.

3) "Germán Berlín Pastén Contreras con Codelco Chile División El Salvador", rol Nº 9-2014, Corte de Apelaciones de Copiapó, 16 de abril de
2014; "El artículo 79 preceptúa: Las acciones para reclamar las prestaciones por accidentes del trabajo o enfermedades profesionales
prescribirán en el término de cinco años contados desde la fecha del accidente o desde el diagnóstico de la enfermedad...". Ello, por cuanto
es de toda lógica atender a la ley que establece la acción para determinar el plazo de prescripción de la misma y si, además, no resulta
posible entender una distinta intención del legislador ante la precisa redacción del citado artículo 79 de la ley Nº 16.744, ni aun cuando esta
última norma utilice la expresión "prestaciones", la que ha de entenderse en términos amplios, es decir, comprensiva de beneficios y de
retribuciones o indemnizaciones.

4) "Rigoberto Rogelio Guajardo Cofré c. Corporación Nacional del Cobre", rol Nº 1876-2013, Corte de Apelaciones de Santiago, 24 de marzo de
2014: El artículo 69 b) hace un reenvío al derecho común respecto de la regulación de la acción indemnizatoria derivada de accidentes del
trabajo y enfermedades profesionales, pero la remisión es solo de carácter general, a saber, el derecho común se aplica a todos los aspectos
de la acción, excepto en materia de prescripción, en que la propia ley en su artículo 79 regula en particular el plazo de prescripción de la
acción, conclusión que se confirma por cuanto la aludida disposición está en un apartado especial.

5) "Jorge Salinas Pizarro con Corporación Nacional del Cobre de Chile", rol Nº 1222-2013, Corte Suprema, 10 de julio de 2013: La
indemnización del daño moral debe ceñirse a lo dispuesto en los artículos 2514 y 2515 del Código Civil, computándose la prescripción desde
que la obligación se hizo exigible, esto es, desde el diagnóstico de la enfermedad o desde que se produjo el accidente que ocasionó daño al
trabajador por haber incumplido el empleador sus obligaciones.

6) "Garrido Figueroa José Domingo con Ingeniería y Construcción Sigdo Koppers S.A.", rol Nº O-4208-2012, Primer Juzgado de Letras del
Trabajo de Santiago, 28 de febrero de 2013: Las prestaciones a que se refiere el artículo 79 de la ley, no son otras sino aquellas que la
propia ley regula, [...] remitiéndose en lo que dice relación con el daño moral y otros daños al derecho común, esto es, a las disposiciones
que sobre la materia prevé el Código Civil. En consecuencia, solo al resarcimiento de las prestaciones contempladas en la ley Nº 16.744 se
hace aplicable la prescripción de los cinco años contados desde el diagnóstico de la enfermedad, no así respecto del daño moral y otros
daños, el cual se regula por las normas del derecho común.

7) "Rafael Segundo Godoy Tapia con Soc. Punta de Lobos S.A."; rol Nº O-2923-2011, Segundo Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, 13
de diciembre de 2011: Conforme a la letra b) del artículo 69 de la ley Nº 16.744, cuando el accidente o enfermedad se deba a culpa o dolo de
la entidad empleadora o de un tercero, [...] podrán reclamar al empleador o terceros responsables del accidente, también las otras
indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral. Que a la luz de la
disposición legal transcrita en el motivo precedente, para los fines de determinar tanto el plazo de prescripción de esa acción como su forma
de cómputo, es preciso acudir a las normas contenidas en el Código Civil. Primero, porque la norma legal precitada se remite a las
disposiciones del derecho común y, enseguida, porque el precepto del artículo 79 de la ley Nº 16.744, sólo es pertinente a las prestaciones
derivadas del seguro social contra riesgos de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales.

8) "Frogman Chile Limitada contra Pérez Ojeda, César Leandro", rol Nº 7336-2009, Corte Suprema, 21 de diciembre de 2009: Este es el sentido
y alcance de la disposición contenida en la letra b) del artículo 69 de la ley Nº 16.744, en cuanto señala que "La víctima y las demás
personas a quienes el accidente o enfermedad cause daño podrán reclamar al empleador o terceros responsables del accidente, también las
otras indemnizaciones a que tengan derecho, con arreglo a las prescripciones del derecho común, incluso el daño moral", en la cual se
destaca especialmente el perjuicio moral. Que, dilucidado lo anterior, es conveniente precisar que las prestaciones a que se refiere el artículo
79 de la ley Nº 16.744 no son otras sino aquellas que la propia ley regula, es decir, como se anotó, las indemnizaciones por daño emergente
y lucro cesante por ella reglamentadas, remitiéndose en lo que dice relación con el daño moral al derecho común, esto es, a las
disposiciones que sobre la materia prevé el Código Civil.

115En similar sentido véase "Poblete Adolfo y otros con Codelco Chile División Andina", rol Nº 30.182 de 2014, 22 de julio de 2015, fallo dictado por la Tercera
Sala de la Corte Suprema con disidencia de la Ministra Sra. Rosa Egnem.
B

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