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La motivación es uno de los aspectos psicológicos que se relaciona más estrechamente con el

desarrollo del ser humano. La motivación no se caracteriza como un rasgo personal, sino por la
interacción de las personas con la situación, por ello la motivación varía de una persona a otra y en
una misma persona puede variar en diferentes momentos y situaciones. A lo largo de la historia
del pensamiento, el hombre intentó conocer que es lo que motiva a otro a realizar determinada
tarea y cuáles son las condiciones necesarias para obtener un resultado específico.

Este es el resumen de las principales teorías sobre la motivación humana estudiadas en


comportamiento organizacional.

Reducción del Impulso de Clark Hull

Clark Hull es un psicólogo conductista interesado por el estudio del aprendizaje animal y
preocupado por el tema de la motivación. Influido por la teoría de la evolución. Entendía que las
necesidades del organismo eran las fuerzas que le incitaban a la acción, la cual debía reducir o
eliminar a estas necesidades. Distinguió entre impulsos primarios e impulsos secundarios. Los
primarios están asociados a estados de necesidad y tienen un carácter innato.

La teoría de la reducción del impulso


Hull planteó que el aprendizaje es un modo de adaptación a los retos del medio que favorece la
supervivencia de los seres vivos. Lo define como un proceso activo de formación de hábitos que
nos permiten reducir los impulsos, como el hambre, la diversión, la relajación o la sexualidad.
Estos pueden ser básicos o adquiridos por condicionamiento.

Según Hull, cuando nos encontramos en un “estado de necesidad” aumenta el impulso, o la


motivación, para llevar a cabo un comportamiento que sabemos por experiencia que la satisface.
Para que la conducta sea ejecutada es necesario que el hábito tenga una cierta fuerza y que el
refuerzo que se obtendrá por el comportamiento motive al sujeto.

La fórmula que creó Hull para explicar la motivación es la siguiente: Potencial de conducta =
Fuerza del hábito (número de refuerzos obtenidos hasta el momento) x Impulso (tiempo de
privación de la necesidad) x Valor de incentivo del refuerzo.

Sin embargo, la teoría de Hull fue derrotada por el conductismo proposicional de Edward C.
Tolman, que tuvo un mayor éxito a causa de la introducción de variables cognitivas (las
expectativas) y demostró que puede haber aprendizaje sin necesidad de refuerzo. Tal hecho puso
en cuestión la base de los planteamientos de Hull.

La jerarquía de necesidades de Maslow


(Abraham Harold Maslow; Nueva York, 1908 - California, 1970) Psiquiatra y psicólogo
estadounidense. Impulsor de la psicología humanista, que se basa en conceptos como la
autorrealización, los niveles superiores de conciencia y la trascendencia, creó la teoría de la
autorrealización que lleva su nombre.

El gráfico de Maslow representa distintos niveles de necesidades en forma piramidal, abajo las
básicas y las superiores o racionales arriba.

La movilidad a cada categoría se da según el grado de satisfacción de la persona, sólo sí la


necesidad inferior le es contemplada podrá acceder a nuevas y superiores autorrealizaciones. Así
muestra el ascenso desde requerimientos básicos, como la alimentación y la vestimenta;
sucesivamente a las superiores, como seguridad, compañerismo y reconocimiento.

La teoría de la atribución de Heider trata de analizar cómo explicamos el comportamiento de las


personas y los acontecimientos de la vida. En psicología social esto se llama proceso atributivo.
Para Heider, tendemos a atribuir la conducta de los demás a una de entre dos causas posibles: una
causa interna o una causa externa.

Llegamos a la última teoría que intenta explicar la percepción social. Está basada en la consecución
de objetivos: atribuimos nuestros fracasos o éxitos en términos tridimensionales: locus (la causa es
interna o externa a la persona), estabilidad (la causa permanece o puede cambiar) y
controlabilidad (la persona puede controlar la causa o no puede). Esto produce varias posibles
explicaciones del logro.

Según Bernard Weiner, las personas solemos atribuir los éxitos propios a factores internos (por
ejemplo, habilidades) y los ajenos a factores externos (por ejemplo, suerte). Además, se atribuyen
los errores propios a causas externas y los ajenos a causas internas. ¿Por qué hacemos esto? La
teoría de Weiner se basa en la asunción de que las personas queremos mantener una autoestima
positiva. Por lo tanto, atribuimos tanto éxitos como fracasos a factores que permiten sentirnos
bien con nosotros mismos. Esta teoría se puede aplicar tanto a individuos como a grupos.

Una variante trata de explicar los pensamientos depresivos: cuando una persona explica los
resultados negativos utilizando atribuciones internas y además se atribuyen a los eventos positivos
una causa externa e inestable suele asociarse a un cuadro depresivo, puesto que la persona no
solo se culpabiliza de los fracasos, sino que tampoco se atribuye a si misma los éxitos.

Silvan Tomkins y Carroll Izard (1962) sostienen que la primera forma de conceptuar el vínculo
entre emoción y motivación es proponer que las emociones son un tipo de motivo especial. Las
emociones encajan en la definición de un motivo en el sentido de que energizan y dirigen la
conducta, por ejemplo: el miedo, energiza la persona para actuar y dirige la acción hacia una meta,
principalmente la de escapar del peligro. Por lo tanto, las emociones son como los planes, metas,
necesidades fisiológicas y todos los demás motivos: energizan y dirigen la conducta.

También encontramos el punto de vista de Ross Buck (1988), en donde observamos que la
emoción es una ‘lectura’ de los estados motivacionales, la cual ayuda a saber si lo que esta
ocurriendo es malo o bueno. Por otra parte este autor afirma que la motivación y la emoción son
dos caras de la misma moneda en el sentido de que los motivos funcionan para mantener las
condiciones

corporales necesarias para sostener la vida y las emociones funcionan como un ‘informe de
progresos’ constantesobre lo bien que esos motivos están siendo sostenidos.sexo en el mundo
Es decir, las emociones son la manera mediante la cual los estados motivacionales forman el
sistema de respuestas apropiados a su estado actual. Son las emociones las que alertan a los
sistemas de respuesta corporales para que entren en acción y son los sistemas de respuesta
corporal los que finalmente encuentran los medios para gratificar el motivo; por ejemplo: el
motivo de sexo da una lectura emocional moviliza los recursos de cuerpo para facilitar la
gratificación sexual. Aquí se ilustra la interacción entre motivos, emociones y conducta mostrando
que los motivos energizan y dirigen la conducta mientras que las emociones facilitan e inhiben la
conducta para optimizar las adaptaciones exitosas

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