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Introducción

al derecho
internacional
humanitario
José Luis Doménech Omedas
Manuel Pérez González
José Luis Rodríguez-Villasante y Pietro

XP06/930041/00001
Módulo 1
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 Introducción al derecho internacional humanitario

Índice

1. Introduccion al derecho internacional humanitario y


rasgos esenciales ............................................................................ 7
1.1. La realidad de la guerra ............................................................ 7
1.2. La respuesta del derecho ........................................................... 9
1.3. El Derecho internacional humanitario y la salvaguardia de
la persona en caso de conflicto armado ................................... 11
1.4. Los rasgos esenciales del derecho internacional
humanitario ............................................................................... 12
1.4.1. Los perfiles normativos ................................................. 12
1.4.2. Los principios de base ................................................... 13
1.5. Resumen .................................................................................... 15

2. Evolución normativa y fuentes del derecho


internacional humanitario ........................................................ 17
2.1. Introducción .............................................................................. 17
2.1.1. Ordenamiento jurídico internacional y derecho
internacional humanitario ............................................ 17
2.1.2. El concepto de derecho internacional humanitario o
derecho internacional de los conflictos armados .......... 17
2.2. El control de los conflictos armados (ius ad bellum) ................. 18
2.3. El derecho de la guerra ............................................................. 18
2.4. El derecho internacional humanitario ..................................... 18
2.5. El derecho internacional humanitario en sentido general o
derecho internacional de los conflictos armados ..................... 19
2.6. Evolución de las normas sobre el derecho internacional
humanitario ............................................................................... 19
2.6.1. Antes de la Pimera Guerra Mundial .............................. 19
2.6.2. El periodo de entreguerras ............................................. 21
2.6.3. Después de la Segunda Guerra Mundial ........................ 22
2.6.4. La época actual .............................................................. 23
2.7. Fuentes del derecho internacional humanitario ...................... 24
2.7.1. Clases de fuentes ........................................................... 24
2.7.2. Los tratados internacionales .......................................... 25
2.7.3. La costumbre internacional ........................................... 25
2.7.4. Los principios generales del Derecho ............................ 26
2.7.5. Las normas de Derecho Interno de los estados ............. 26
2.8. Resumen .................................................................................... 27

3. Sistema de eficacia y principios generales del derecho


internacional humanitario ........................................................ 29
3.1. El sistema de eficacia del derecho internacional
humanitario ............................................................................... 29
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3.1.1. Protección de las victimas durante los conflictos


armados .......................................................................... 29
3.1.2. Antes y al finalizar los conflictos armados .................... 31
3.2. Los principios generales del derecho internacional
humanitario ............................................................................... 33
3.2.1. Principios básicos ........................................................... 34
3.2.2. Principios comunes ........................................................ 35
3.2.3. Principios de protección de las víctimas de la guerra
(derecho de Ginebra) ..................................................... 36
3.2.4. Principios de la conducción de las hostilidades
(derecho de La Haya) .................................................... 37
3.3. Esquema de las normas del Derecho Internacional
Humanitario (DICA) ................................................................. 38
3.4. Resumen .................................................................................... 38

4. Protección de víctimas y conducción de hostilidades ......... 39


4.1. Protección de heridos, enfermos y náufragos ........................... 39
4.1.1. La normativa vigente .................................................... 39
4.1.2. El sistema de protección directo. las personas protegidas ..... 39
4.1.3. Contenido de la protección .......................................... 39
4.1.4. El estatus de personal sanitario ..................................... 40
4.1.5. Protección de las unidades y establecimientos
sanitarios ........................................................................ 41
4.2. El prisionero de guerra considerado víctima con derecho a
protección .................................................................................. 41
4.2.1. Estatuto de prisionero de guerra ................................... 41
4.2.2. El sistema de protección del prisionero de guerra ......... 43
4.3. La protección de la población civil .......................................... 44
4.3.1. Los conflictos armados actuales y la población civil ..... 44
4.3.2. Normativa aplicable a la población civil ....................... 45
4.3.3. Sistema de protección de la población civil .................. 45
4.4. Comportamiento de los combatientes ..................................... 46
4.4.1. Reglas de comportamiento en cuanto a objetivos
militares ......................................................................... 46
4.4.2. Reglas de comportamiento en cuanto a las armas ......... 47
4.4.3. Reglas de comportamiento en cuanto a los métodos .... 47

5. Prohibición del uso de la fuerza y el sistema


institucionalizado de seguridad colectiva. Aplicación
del DIH a las operaciones de paz ............................................. 48
5.1. Evolución de la regulación jurídica del uso de la fuerza
armada ....................................................................................... 48
5.2. El sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas ............. 49
5.2.1. Arreglo pacifico de las controversias ............................. 50
5.2.2. Activación del Consejo de Seguridad ............................ 50
5.3. Instrumentos para promover la paz y la seguridad
internacionales. Las operaciones de paz ................................... 54
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5.3.1. Las operaciones de mantenimiento de la paz ............... 55


5.4. Aplicación del DIH a las operaciones de paz ............................ 55
5.5. La intervención humanitaria o la obligación de proteger ........ 56

Bibliografía ......................................................................................... 58
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1. Introduccion al derecho internacional humanitario


y rasgos esenciales

1.1. La realidad de la guerra

Ni la vigencia del principio de la prohibición del recurso a la fuerza en el de-


recho internacional de nuestros días, ni los esfuerzos por erradicar la violen-
cia en las relaciones sociales en el doble plano intraestatal e internacional,
han conseguido liberar a la humanidad del azote de la guerra. Siguen estando
presentes por doquier distintas causas que son fuente de conflictos a menu-
do cruentos: la disputa por los recursos, las reivindicaciones territoriales, la
conflictividad social provocada por situaciones de injusticia de las que deri-
van grandes desigualdades en el nivel de desarrollo de los individuos y de las
colectividades, la pugna ideológico-política, la intolerancia religiosa, el odio
racial o étnico, los graves abusos de poder que en no pocos Estados conllevan
la supresión de los derechos humanos más fundamentales, los nacionalismos
exacerbados... Causas todas ellas a las que la comunidad internacional debe
enfrentarse ante todo con un enfoque preventivo, desarrollando actuaciones
orientadas a acabar con las injusticias sociales, promover el desarrollo y la de-
mocratización y hacer prevalecer un espíritu de tolerancia sobre las intransi-
gencias y las exclusiones que suscitan toda suerte de tensiones.

La comunidad internacional debe tener un enfoque preventivo en la


lucha contra las causas de los conflictos.

Del análisis estadístico que hace cada año el SIPRI (Stockholm International
Peace Research Institute) de los conflictos bélicos que se desarrollan en distin-
tos lugares de nuestro planeta, se desprende que la mayoría de los conflictos
armados importantes (major armed conflicts) son conflictos intraestatales.

Actividad

Consultad la página web del SIPRI para familiarizaros con sus actividades.

El SIPRI entiende por conflicto armado importante aquél que, con base
en una desavenencia o contienda concerniente al gobierno y/o al terri-
torio, se traduce en el uso de las armas entre las fuerzas militares de dos
partes, una de las cuales al menos es el gobierno de un Estado, teniendo
como resultado al menos mil muertes directamente relacionadas con
los combates a lo largo de un año.
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Aceptando en principio, con las debidas reservas y a efectos prácticos –fuera,


pues, de toda connotación jurídica–, la definición propuesta por el SIPRI, ve-
mos que, según sus estimaciones, se ha producido en los últimos tiempos un
ligero descenso del número de conflictos armados relevantes en el mundo.

Cabe resaltar, a pesar de ello, que en la mayoría de los conflictos actuales las
principales víctimas son las personas civiles, que corren el riesgo de perder la
vida o de ser mutiladas en el curso de los combates, y a menudo se ven obliga-
das a abandonar sus lugares de origen, convirtiéndose en desarraigadas. Nueve
de cada diez víctimas de guerra (muertos, heridos, enfermos y desarraigados)
son civiles, siendo los grupos más débiles de la sociedad –entre ellos los niños,
con frecuencia utilizados como soldados en las "guerras de los pobres"– los que
más sufren las consecuencias de los enfrentamientos bélicos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja, institución guardiana del respeto de


las reglas de humanidad en las contiendas bélicas, ha señalado las terribles
consecuencias derivadas de no acatarlas: los "ataques deliberados contra los
civiles, los ataques indiscriminados, el desplazamiento forzado de poblacio-
nes, la destrucción de la infraestructura vital para la población civil, el uso de
civiles como escudos humanos, la violación sexual y otras formas de violencia
sexual, la tortura, la destrucción de bienes y el pillaje", los abusos y ataques
"contra miembros del personal sanitario y humanitario y contra detenidos", la
"no repatriación de prisioneros de guerra", entre otros actos inhumanos, han
sido perpetrados tanto por fuerzas armadas gubernamentales como por grupos
armados no estatales en todas partes. A lo que el Comité añade el problema
constante del acceso a la ayuda humanitaria por parte de las poblaciones ne-
cesitadas.

Referencia bibliográfica

El Derecho internacional humanitario y los retos de los conflictos armados contemporáneos,


informe preparado por el Comité Internacional de la Cruz Roja para la XXVIII Confe-
rencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, celebrada en Ginebra en
el 2003.

Por otro lado, el propio Comité advierte cómo las características nuevas o agra-
vadas de la violencia contemporánea presentan retos enormes para la aplica-
ción de aquellas reglas. Uno de ellos es la aparición de nuevos actores capa-
ces de practicar la violencia. "La naturaleza fragmentada de los conflictos en
los Estados débiles o desestructurados da lugar a una multiplicación de los
actores armados. La superposición entre las metas políticas y las privadas ha
contribuido a que se difumine la distinción entre conflicto armado y activi-
dades criminales" (loc. cit.). A lo que hay que añadir la creciente utilización
de civiles para tareas que antes eran de competencia estrictamente militar y
la contratación de empresas de seguridad privadas en los conflictos armados,
lo que supone una puesta en cuestión de las categorías aceptadas de actores
en esos conflictos.
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Los retos de los conflictos armados actuales:

• Los nuevos actores de las acciones hostiles


• Los estados desestructurados
• La privatizacion de la guerra

A raíz de los atentados del 11 de septiembre del 2001 –con prolongaciones en


otros actos execrables como los del 11 de marzo del 2004 en Madrid–, se ha
planteado en algunos círculos políticos y doctrinales la necesidad de adaptar
las reglas relativas a los conflictos armados a las nuevas exigencias originadas
en el contexto de la "guerra contra el terrorismo". Desde luego, cuando una
reacción frente a actos terroristas que requiera el uso de la fuerza se traduz-
ca en un conflicto armado, como ocurrió en el caso de Afganistán, serán de
aplicación las reglas propias de la guerra. Pero resulta evidente que la mayor
parte de las actividades emprendidas para prevenir o reprimir aquellos actos
no equivalen a un conflicto armado ni implican su existencia, como ha subra-
yado el Comité en su citado informe, en el que se advierte que la campaña
contra el terrorismo "se libra utilizando una multitud de medios tales como
la recolección de información de inteligencia, la cooperación policial y judi-
cial, la extradición, las sanciones penales, la presión diplomática y económica,
las investigaciones financieras, el congelamiento de activos, los esfuerzos para
controlar la proliferación de armas de destrucción en masa, entre otros, los
cuales no implican el uso de la fuerza armada".

Otro de los retos planteados por esas características nuevas o agravadas de la


violencia contemporánea deriva de las repercusiones de los avances tecnoló-
gicos sobre el desarrollo de los conflictos armados. Como señala el Comité
Internacional de la Cruz Roja, "la superioridad tecnológica por sí sola permi-
te ahora librar guerras en las que un ejército está en capacidad de derrotar al
adversario sin necesidad de pisar alguna vez territorio extranjero". De ahí la
necesidad de que los Estados sopesen los pros y los contras del desarrollo de
nuevos tipos de armas en confrontación con las reglas de protección huma-
nitaria, amplíen por vía convencional las prohibiciones o restricciones relati-
vas a ciertos medios de combate susceptibles de causar males superfluos o su-
frimientos innecesarios, y lleguen a un consenso en la interpretación y apli-
cación de las pautas normativas relativas a la conducción de las hostilidades
(definición de los objetivos militares, aplicación del principio de proporciona-
lidad en las operaciones militares, medidas de precaución, etc.).

1.2. La respuesta del derecho

Ante todo, el derecho internacional se preocupa por establecer las condiciones


en que les es lícito a los Estados recurrir a la fuerza armada (ius ad bellum).
Apuntemos aquí tan sólo que, en este terreno, ha llegado a consolidarse en
el derecho internacional el principio que prohíbe el recurso a la amenaza o el
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uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de


cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos
de las Naciones Unidas (artículo 2.4 de la Carta de las Naciones Unidas). Y, si
bien los gobiernos, sobre todo los de algunas grandes potencias, son propen-
sos a buscar excepciones nuevas a este principio, la Carta de las Naciones Uni-
das sólo reconoce como válidas las excepciones de legítima defensa (artículo
51) y de acción coercitiva institucionalizada en casos de amenazas a la paz,
quebrantamientos de la paz o actos de agresión (capítulo VII, artículos 39 y
siguientes).

Por otro lado, y teniendo en cuenta que la vigencia del principio de prohibi-
ción de la fuerza en las relaciones internacionales no excluye la posibilidad
de hacer uso de ella, el derecho internacional procura controlar la guerra po-
niéndole frenos normativos a fin de limitar sus efectos devastadores (ius in
bello), sometiéndola, en definitiva, a esas reglas de humanidad a las que ya
hicimos alusión.

Ius ad bellum y ius in bello

Teniendo en cuenta que un beligerante enzarzado en una contienda bélica no puede


aducir que es víctima de una agresión para liberarse de las obligaciones que le imponen
dichas reglas, la presunta violación por un Estado en perjuicio de otro del ius ad bellum
no puede servir a éste de pretexto para no respetar respecto de aquél, el ius in bello.No
en vano el Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra relativo a la protección de las
víctimas de los conflictos armados internacionales, en el párrafo quinto de su preámbulo,
establece que sus disposiciones y las de dichos Convenios "deben aplicarse plenamente en
toda circunstancia a todas las personas protegidas por esos instrumentos, sin distinción
alguna de carácter desfavorable basada en la naturaleza o el origen del conflicto armado
o en las causas invocadas por las partes en conflicto o atribuidas a ellas".

El derecho internacional procura controlar la guerra sometiéndola a las


reglas de humanidad del ius in bello, que deben ser aplicadas en todas
las circunstancias: el derecho internacional humanitario está inspirado
en la noción ética de humanidad.

En cualquier confrontación bélica deben ser acatadas las reglas de humanidad. Aclaración
Tales reglas conforman el llamado derecho internacional humanitario (DIH),
En general, se utilizan como si-
uno de los grandes sectores del derecho internacional que, inspirado en la nónimas las expresiones dere-
noción ética de humanidad, aspira a proteger a la persona en toda situación cho internacional humanitario
(DIH) y derecho internacional
de conflicto armado, tenga éste carácter internacional o interno. de los conflictos armados (DI-
CA).

Tradicionalmente se ha venido distinguiendo, dentro de un concepto lato de


derecho internacional de los conflictos armados (DICA), dos conjuntos de re-
glas:

• Las que tienen por finalidad regular la conducta de los beligerantes durante
las hostilidades (derecho de La Haya o derecho de la guerra en sentido
estricto).
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• Las que tienen por finalidad proteger a las víctimas de la guerra –perso-
nas que no participan en las hostilidades o que por cualquier motivo han
dejado de participar en ellas, hállense o no en poder de la parte adversa–
(derecho de Ginebra o derecho humanitario propiamente dicho).

Ahora bien, las reglas de uno y otro tipo están tan estrechamente relacionadas
entre sí, que hoy en día tiende a superarse la dicotomía derecho de La Haya
/ derecho de Ginebra. No en vano un instrumento básico convencional per-
teneciente al derecho de Ginebra, el Protocolo adicional I a los Convenios de
Ginebra de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos ar-
mados internacionales, de 1977, incorpora en su artículo 35 el principio reco-
gido en el artículo 22 del Reglamento de La Haya sobre las leyes y costumbres
de la guerra terrestre, establece prohibiciones específicas de recurrir a ciertos
métodos y medios de guerra y sienta el esencial principio que ordena a las
partes en conflicto hacer distinción entre población civil y combatientes, por
una parte, y entre bienes de carácter civil y objetivos militares, por otra (artí-
culo 48 del Protocolo).

1.3. El Derecho internacional humanitario y la salvaguardia de


la persona en caso de conflicto armado

El derecho internacional humanitario aplicable en los conflictos armados se


concibe en la actualidad como un vasto conjunto normativo que persigue con-
trolar jurídicamente el fenómeno bélico –reglamentando los métodos y me-
dios de combate, distinguiendo entre personas y bienes civiles y objetivos mi-
litares, protegiendo a las víctimas y a quienes las asisten–, con vistas a limitar
en la mayor medida posible los ingentes males que el mismo causa a los seres
humanos.

El derecho internacional humanitario así concebido, aun teniendo un origen


esencialmente consuetudinario –la práctica derivada de los usos de la guerra,
basada sobre todo en la experiencia de las fuerzas contendientes–, ha recibido
a lo largo del tiempo, y en concreto a partir del Convenio de 22 de agosto de
1864, para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos de los ejércitos
en campaña, un extenso desarrollo convencional, en los dos planos del dere-
cho de Ginebra y del derecho de La Haya.

Esto significa que el derecho internacional general asegura en todo caso una Bibliografía sugerida
protección humanitaria básica, indispensable, a las personas en tiempo de
Podéis leer la "cláusula Mar-
conflicto armado, protección que aparece normativamente expresada en la tens" en el apartado Textos
llamada "cláusula Martens" insertada en diversos textos convencionales del normativos del espacio del au-
la.
derecho de la guerra (preámbulo del Convenio de La Haya sobre las leyes y
costumbres de la guerra terrestre, en sus dos versiones, de 1899 y 1907) y del
derecho internacional humanitario (artículo 1, párrafo 2, del Protocolo adicio-
nal I, de 1977), en virtud de la cual, en los casos no previstos en dichos textos,
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las personas civiles y los combatientes quedan bajo la protección y el imperio


de los principios del derecho de gentes derivados de los usos establecidos, de
los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública.

En lo que concierne al derecho escrito de naturaleza convencional –esto es, el


plasmado en tratados internacionales–, el núcleo de la regulación está consti-
tuido, en parte principal, por los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y por
los dos Protocolos adicionales de 1977 a dichos Convenios. En cuanto a los
dos Protocolos adicionales de 1977 (a los que habría que añadir el ya citado
Reglamento de La Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre en
cualquiera de sus versiones de 1899 y 1907), pese a que su ámbito de aplica-
ción subjetivo es más restringido, pues no obligan a todos los Estados aunque
sí a una mayoría cada vez más amplia, incluyen sin duda disposiciones –aque-
llas que hacen referencia a los actos que constituyen infracciones graves del
derecho internacional humanitario y que, en cuanto tales, lesionan derechos
de la persona de carácter esencial– cuya vigencia no depende de su acuñación
convencional.

1.4. Los rasgos esenciales del derecho internacional humanitario

1.4.1. Los perfiles normativos

No cabe duda de que el derecho (internacional e interno) de los conflictos


armados está inspirado, en toda su evolución, por una serie de consideracio-
nes centradas en la necesidad de poner límites y condiciones al empleo de la
violencia bélica. De ahí que desde los albores de la disciplina del ius in bello,
en su originaria expresión consuetudinaria y en las sucesivas fases de su codi-
ficación, ha estado presente, y sigue estándolo, una tensión entre la necesidad
militar y las restricciones en la conducta de los beligerantes derivadas de con-
sideraciones humanitarias.

En el fondo, la progresiva reducción de las disparidades entre el derecho de La Referencia bibliográfica


Haya –basado en parte todavía en las exigencias militares y en la conservación
Ved, al respecto la obra de
del Estado– y el derecho de Ginebra va de la mano de la creciente significación Jean Pictet referenciada en la
del principio de humanidad como eje de un sistema normativo orientado a bibliografía.

mitigar los efectos de la guerra limitando, entre otras cosas, la elección de los
métodos y medios de combate en función de una mejor protección de las
víctimas de la guerra, particularmente de las personas civiles y, en un plano
más general, de las poblaciones civiles.
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La tensión entre la necesidad militar y las consideraciones humanitarias


va cediendo ante la creciente significación del principio de humanidad
como eje del derecho internacional humanitario.

Ya la Declaración de San Petersburgo, de 1868, para la prohibición de la utili-


zación de ciertos proyectiles en tiempo de guerra –susceptible de ser incluida
dentro del derecho de La Haya– respondía a la finalidad de fijar los límites téc-
nicos en los que las necesidades de la guerra deben detenerse ante las exigen-
cias humanitarias, considerando en este sentido que el objetivo legítimo de
debilitar las fuerzas militares del enemigo resultaría sobrepasado por el empleo
de armas que agravarían inútilmente los sufrimientos de las personas puestas
fuera de combate o harían su muerte inevitable, de modo que dicho empleo
sería contrario a las "leyes de humanidad". A su vez, el entero régimen de los
Convenios de 1899 y 1907, centrado en la conducción de las hostilidades, res-
pondía en el fondo a una preocupación por humanizar la guerra al intentar
limitar los comportamientos más inhumanos de los beligerantes.

1.4.2. Los principios de base

En la sentencia de 1986 (Nicaragua contra Estados Unidos), el Tribunal Inter- El Tribunal Internacional
nacional de Justicia, ante la tesitura de valorar ciertos comportamientos de de Justicia

Estados Unidos respecto de Nicaragua a la luz del derecho internacional ge- El Tribunal Internacional de
neral, juzgó posible apreciar esos comportamientos "en función de los prin- Justicia es el órgano jurisdiccio-
nal de la ONU.
cipios generales de base del derecho humanitario de los que, en su opinión,
los Convenios de Ginebra constituyen en ciertos aspectos el desarrollo y en
cuanto a otros aspectos no hacen más que expresarlos" (párrafo 218 de la sen-
tencia). Desde nuestro punto de vista, se trata de unos principios de vocación
constructiva capaces, en cuanto tales, de llenar posibles vacíos o lagunas de
la regulación convencional sobre la base de la idea de humanidad ínsita en la
ya citada "cláusula Martens".

Pues bien, esas obligaciones, exigibles con independencia de que las reglas
de las que derivan estén acuñadas en un tratado, se sitúan en el contexto de
esos "principios generales de base" del derecho humanitario a los que se refiere
el Tribunal, y a los que el propio Tribunal hace coincidir con las reglas del
artículo 3 común a los cuatro Convenios de 1949, destinadas a aplicarse en
caso de conflicto armado que no sea de índole internacional pero susceptibles
de aplicarse a fortiori, en su calidad de "mínimo independiente", a los conflictos
armados internacionales.

Este precepto se nos muestra como una suerte de código esencial de principios
y reglas en la doble esfera del derecho humanitario y de los derechos humanos.
Principios y reglas que no pueden dejar de aplicarse ni siquiera en aquellas
situaciones, como los conflictos internos, en las que los Estados, mediante sus
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gobiernos establecidos, se resisten a aceptar la aplicación extensa de las reglas


internacionales del ius in bello so pretexto de que con ello se daría pábulo a la
violencia interna al conferir cierto estatuto internacional a los grupos rebeldes
que atentan contra la legalidad constitucional.

El artículo 3 común a los Convenios de Ginebra es un código esencial de


principios mínimos y reglas en la doble esfera del DIH y de los derechos
humanos.

De la lectura del artículo 3 común se extrae que, en los conflictos a los que éste
se refiere –y, como ya señalamos, también en los conflictos internacionales–,
tienen vigencia una serie de principios:

• El principio que enuncia el deber de tratar�con�humanidad a todas aque- Referencia bibliográfica


llas personas que no participen directamente en las hostilidades (incluso a
Ved, al respecto la obra de
los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y a las Jean Pictet referenciada en la
personas que hayan quedado fuera de combate por enfermedad, herida o bibliografía.

detención o por cualquier otra causa).

• El principio de no�discriminación –cuya vigencia comparten el derecho


humanitario y el derecho de los derechos humanos–, que no excluye la
posibilidad de hacer distinciones de carácter favorable basadas en el sufri-
miento, el desamparo o la debilidad natural de ciertas personas o de ciertas
categorías de personas.

• El principio de inviolabilidad, que sienta la prohibición absoluta ("en


cualquier tiempo y lugar") de los atentados contra la vida o la integridad
corporal y contra la dignidad de la persona.

• El principio de seguridad, que prohíbe por su parte actos como la toma


de rehenes o las condenas dictadas y las ejecuciones efectuadas sin previo
juicio por un tribunal que ofrezca las suficientes garantías.

Pero el propio Tribunal Internacional de Justicia, en su opinión consultiva


de 1996 sobre la "legalidad de la amenaza o el empleo de armas nucleares",
se ha referido a otros principios generales, igualmente básicos como queda
patente en la calificación que les da de principios�cardinales, que proceden
del derecho de La Haya, y que son los siguientes:

• El principio de distinción (entre personas y bienes de carácter civil, y ob-


jetivos militares)

• La prohibición de usar armas de efectos indiscriminados


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• La prohibición de causar daños superfluos o sufrimientos innecesarios a


los combatientes

• La negación del carácter ilimitado del derecho de los Estados a elegir los
medios de hacer la guerra (párrafo 78 de la opinión consultiva)

Con ello el Tribunal quiere significar sin duda que ciertas reglas esenciales de
índole humanitaria, destinadas a la protección de derechos básicos de la per-
sona, producen el doble efecto de suscitar la adhesión universal, o casi univer-
sal, a los tratados que las recogen y de obligar a los Estados, ya en el plano
del derecho internacional consuetudinario, en cuanto principios intransgre-
dibles. Desde nuestro punto de vista, el carácter de derecho imperativo (ius
cogens) de esas reglas está fuera de toda duda, y los principios inderogables en
los que se reflejan poseen de suyo la capacidad para reprochar como ilícito el
recurso a ciertos tipos de armas.

Los principios intransgredibles del DIH son expresión del carácter im-
perativo de sus normas, sin que exista excepción alguna a su aplicación
a todo tipo de armas, incluidas las nucleares.

1.5. Resumen

Las siguientes son, según el CICR y la Federación de Sociedades de Cruz Ro-


ja, las normas fundamentales de derecho humanitario que deben aplicarse en
cualquier situación de conflicto armado. Se trata de reglas humanitarias bási-
cas extraídas del derecho de Ginebra y del derecho de La Haya, y que en su
proyección a todo tipo de conflicto armado conforman un corpus iuris esen-
cial y unitario destinado a asegurar una protección mínima –y en tal sentido
indispensable e irrenunciable– a las víctimas de la guerra:

• Las personas fuera de combate y quienes no participen directamente en


las hostilidades tienen derecho a que se les respeten la vida y la integridad
física y moral. Serán protegidas y tratadas, en toda circunstancia, con hu-
manidad, sin ninguna distinción de carácter desfavorable.

• Está prohibido matar o herir a un adversario que se rinda o que está fuera
de combate.

• Los heridos y los enfermos serán recogidos y asistidos por la parte en con-
flicto que los tenga en su poder. Esta protección se extiende, asimismo,
al personal sanitario, a los establecimientos, a los medios de transporte y
al material sanitario. El emblema de la cruz roja (de la media luna roja,
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del león y sol rojos) es el signo de esta protección y ha de ser siempre res-
petado.

• Los combatientes capturados y las personas civiles que están bajo la au-
toridad de la parte adversa tienen derecho a que se les respeten la vida,
la dignidad, los derechos personales y las convicciones. Serán protegidos
contra todo acto de violencia y de represalias. Tendrán derecho a inter-
cambiar noticias con sus familiares y a recibir socorro.

• Cada persona se beneficiará de las garantías judiciales fundamentales. A


nadie se le considerará responsable de un acto que no haya cometido. Na-
die será sometido a la tortura física o mental, ni a castigos corporales o a
tratos crueles o degradantes.

• Las partes en conflicto y los miembros de sus fuerzas armadas no tienen


un derecho ilimitado por lo que respecta a la elección de los métodos y de
los medios de guerra. Se prohíbe emplear armas o métodos de guerra que
puedan causar pérdidas inútiles o sufrimientos excesivos.

• Las partes en conflicto harán siempre la distinción entre la población civil


y los combatientes, protegiendo a la población civil y los bienes civiles. Ni
la población civil, como tal, ni las personas civiles serán objeto de ataques.
Los ataques se dirigirán sólo contra los objetivos militares.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 17 Introducción al derecho internacional humanitario

2. Evolución normativa y fuentes del derecho


internacional humanitario

2.1. Introducción

2.1.1. Ordenamiento jurídico internacional y derecho


internacional humanitario

Aún cuando se habla hoy de un nuevo orden jurídico internacional, no de-


bemos olvidar que el sistema establecido en la Carta de las Naciones Unidas
permanece inalterado, por lo que se puede hablar de continuismo de la Car-
ta, y su presupuesto sigue siendo la coexistencia de los Estados (cooperación
institucionalizada entre las naciones) no subordinados a una autoridad polí-
tica superior. Ahora bien, en el momento actual el derecho internacional está
presidido por algunos principios fundamentales, entre los que destacamos los
siguientes:

• La prohibición de uso o amenaza de la fuerza


• El respeto de los derechos humanos y del derecho internacional humani-
tario
• La no intervención o injerencia en los asuntos internos de los Estados

Estos propósitos se recogen en la propia Carta y en la Declaración sobre los


principios de derecho internacional relativos a las relaciones de amistad y a la
cooperación entre los Estados, de conformidad con la Carta de las Naciones
Unidas (Resolución 2625 de la Asamblea General de la ONU, de 24 de octubre
de 1970).

Sin embargo, en nuestra época se abre paso un nuevo orden humanitario in-
ternacional (el humanismo del derecho internacional), que intenta trasladar
el protagonismo (que los Estados monopolizaron en otras épocas) a la perso-
na humana, lo que significa una novedosa interpretación de la Carta de las
Naciones Unidas, siendo decisiva la convicción de que el respeto de los dere-
chos humanos y del derecho internacional humanitario (la protección de la
persona en todas las circunstancias) guarda relación con el mantenimiento
de la paz y seguridad internacionales. Así, el Consejo de Seguridad justifica
determinadas medidas de injerencia humanitaria, adoptadas en el ámbito del
capítulo VII de la Carta, autorizando incluso el uso limitado de la fuerza por
motivos humanitarios.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 18 Introducción al derecho internacional humanitario

2.1.2. El concepto de derecho internacional humanitario o


derecho internacional de los conflictos armados

La evolución histórica del DIH merece un intento clarificador con el fin de


distinguir lo que pertenece al ius ad bellum (sistema institucionalizado de se-
guridad colectiva y legítima defensa) y lo que corresponde al ius in bello (de-
recho aplicable en los conflictos armados). Podemos sintetizar la mencionada
evolución histórica mediante el examen de tres procesos diferentes, aunque
no falten interrelaciones entre ellos e incluso aproximaciones por medio de
un renovado protagonismo de las normas emanadas de las Naciones Unidas.

2.2. El control de los conflictos armados (ius ad bellum)

El primer proceso histórico se concreta en la regulación internacional del uso


de la fuerza por parte de los Estados (control de la guerra), mediante la prohi-
bición del uso o amenaza de la fuerza en las relaciones internacionales (con
las excepciones del derecho inmanente de legítima defensa o del sistema de
seguridad colectiva establecido en el capítulo VII de la Carta de las Naciones
Unidas), el desarme o control de armamentos y la represión de la guerra misma
(como crimen contra la paz) o de los crímenes de guerra. Es éste un proceso
relativamente reciente que culmina en el artículo 2.4 de la Carta de las Nacio-
nes Unidas, donde el tradicional ius ad bellum se convierte en un ius contra
bellum. Su máximo garante es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
que puede acordar las medidas establecidas en el capítulo VII de la Carta en
caso de amenaza o quebrantamiento de la paz y seguridad internacionales.

2.3. El derecho de la guerra

El viejo derecho de la guerra, o ius in bello, que regula los medios o modos
de conducción de las hostilidades y recibe la denominación de "derecho de la
Haya", es tan antiguo como la propia guerra y a este origen consuetudinario
se refieren los Convenios de La Haya de 1899 y 1907, que constituyen todavía
el núcleo de sus normas fundamentales. A partir del año 1968, la Organiza-
ción de las Naciones Unidas se comienza a interesar por la regulación de la
conducción de las hostilidades y nace lo que se ha dado en llamar el "derecho
de Nueva York".

2.4. El derecho internacional humanitario

El derecho internacional humanitario o derecho de Ginebra va dirigido a la


protección de las víctimas de los conflictos armados, es decir, a la protección de
los heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, población civil y, por
extensión, bienes culturales, bienes indispensables para la supervivencia de la
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 19 Introducción al derecho internacional humanitario

población civil o medio ambiente natural. Nace con el Convenio de Ginebra


de 1864 y, en la actualidad, se concreta en los cuatro Convenios de Ginebra de
1949, en el Convenio de la Haya de 1954 sobre bienes culturales y en los dos
Protocolos de 1977 adicionales a los Convenios de Ginebra. Suiza es el país
depositario de los Convenios, en cuya aplicación destacan las organizaciones
humanitarias como el Comité Internacional de la Cruz Roja.

2.5. El derecho internacional humanitario en sentido general o


derecho internacional de los conflictos armados

A partir de la Resolución 2444 (1968) de la Asamblea General de las Naciones


Unidas sobre el respeto de los derechos humanos en los conflictos armados,
se produce una convergencia entre el derecho de la guerra (regulación de los
medios y modos de hostilizar) y el derecho internacional humanitario (protec-
ción de las víctimas de los conflictos armados), puesto que se cae en la cuenta
de que, para proteger con mayor eficacia a los heridos, enfermos, náufragos,
prisioneros de guerra, población civil y bienes culturales, es preciso limitar el
uso de la fuerza estableciendo reglas sobre la conducción de las hostilidades.

Esta nueva terminología se abre paso en normas internacionales tan actuales


como el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional o en recientes dic-
támenes de la Corte Internacional de Justicia. En el ámbito del Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se utiliza la denomi-
nación "derecho internacional humanitario", de gran tradición y aceptación
universal, en sentido general y comprensivo de toda la materia.

2.6. Evolución de las normas sobre el derecho internacional


humanitario

Desde los orígenes de la humanidad se pueden encontrar normas que traten


de regular la conducta en la guerra, costumbres humanitarias y prácticas (de-
rivadas de imperativos morales, religiosos, políticos, militares y hasta econó-
micos) que exigen que se respete a quien no combate o no puede ya combatir
y se le dé un trato humano. Estas normas nacen de la guerra misma (tratados
entre jefes militares o prácticas seguidas por los hombres de armas a lo largo
de la historia) y se convierten en reglas consuetudinarias que reglamentan la
guerra. Son las leyes,�usos�y�costumbres�de�la�guerra.

2.6.1. Antes de la Pimera Guerra Mundial

En la segunda mitad de siglo XIX comienza la codificación internacional de las


normas –hasta ese momento internas o consuetudinarias (usos o costumbres)–
de la guerra.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 20 Introducción al derecho internacional humanitario

La codificación de las normas de la guerra

La primera norma verdaderamente internacional es la Declaración de París de 1856 sobre


la guerra marítima (prohibición del corso, relación buque-mercancía para el ejercicio del
derecho de captura o presa y bloqueo).

En 1862, el ginebrino Henry Dunant publica Recuerdo de Solferino, relatando


los horrores vividos en el campo de Solferino (Lombardía, 1859) y en 1863
nace el "Comité de los Cinco", origen del Comité Internacional de la Cruz Roja,
que provocó la convocatoria por parte del gobierno suizo de la Conferencia
Diplomática de 1864, que concluyó con la firma del Convenio de Ginebra del
22 de agosto de 1864 para el mejoramiento de la suerte de los militares heridos
de los ejércitos en campaña. A partir de ahí, nace la Cruz Roja, cuya labor es
decisiva para el desarrollo del llamado "derecho internacional humanitario".

En 1864 nace el derecho internacional humanitario.

Muy pronto, en 1868, se aprueba la Declaración de San Petersburgo, que prohí-


be la utilización de ciertos proyectiles en tiempo de guerra (de peso inferior
a 400 gramos, que o sea explosivo o esté cargado de materias fulminantes o
inflamables) y proclama la prohibición general de utilizar armas "que agrava-
rían inútilmente los sufrimientos de los hombres".

A finales del siglo XIX y principios del XX, se celebran en La Haya las Con-
ferencias de la Paz de 1899 y 1907, que constituyen el más notable intento
codificador del derecho de la guerra clásico.

La segunda conferencia (1907) revisó y amplió la primera, aprobando catorce


Convenios con el siguiente contenido:

• Convenio I. Arreglo pacífico de los conflictos internacionales.

• Convenio II. Limitación del empleo de la fuerza para el cobro de deudas.

• Convenio III. Ruptura de hostilidades.

• Convenio IV. Leyes y costumbres de la guerra terrestre, que tiene como


anejo el Reglamento sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre. Es-
paña no lo ratificó, por lo que está vigente el Convenio sobre esta materia
aprobado por la Conferencia de la Paz de 1899 ratificado por nuestro país,
con su Reglamento anexo.

• Convenio V. Derechos y deberes de las potencias y personas neutrales en


caso de guerra terrestre.

• Convenio VI. Régimen de los buques mercantes al empezar las hostilida-


des.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 21 Introducción al derecho internacional humanitario

• Convenio VII. Transformación de buques mercantes en buques de guerra.

• Convenio VII. Colocación de minas submarinas automáticas de contacto.

• Convenio IX. Bombardeo de fuerzas navales en tiempo de guerra.

• Convenio X. Ampliación a la guerra marítima de los principios del Con-


venio de Ginebra. Este Convenio se inspira ya en el Convenio de Ginebra
de 1906, mucho más desarrollado que el primitivo de 1864.

• Convenio XI. Restricciones al ejercicio del derecho de captura en la guerra


marítima.

• Convenio XII. Establecimiento de un Tribunal Internacional de Presas.

• Convenio XIII. Derechos y deberes de las potencias neutrales en caso de


guerra marítima. Este convenio no fue ratificado por España que, sin em-
bargo, lo asumió como derecho interno de modo provisional durante la
Primera Guerra Mundial por Real Decreto de 24 de noviembre de 1914.

• Convenio XIV. Declaración acerca de la prohibición de arrojar proyectiles


y explosivos desde globos.

Mientras tanto, continuaba el desarrollo del derecho de Ginebra o derecho in-


ternacional humanitario con el nuevo Convenio de Ginebra de 1906 para ali-
viar la suerte de los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña.

2.6.2. El periodo de entreguerras

En este periodo, por lo que respecta al control de los conflictos armados, hay
que citar el Tratado de Versalles de 1919, que condenó las guerras de agresión,
asimismo prohibidas por el Pacto de la Sociedad de Naciones de 1919 y, final-
mente, el Pacto Briand-Kellogg de 1928, de renuncia a la guerra como instru-
mento de política internacional.

Volviendo a la reglamentación de la conducción de la guerra, destacamos el


Protocolo de Ginebra de 17 de junio de 1925 sobre la prohibición del uso, en
la guerra, de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos,
ratificado por 133 Estados. Sin embargo, fracasan las Reglas sobre la guerra
aérea elaboradas en La Haya en 1922-1923.

Antes de la Segunda Guerra Mundial se aprueban, dentro del derecho inter-


nacional humanitario, los Convenios de Ginebra de 27 de julio de 1929, para
aliviar la suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña y el re-
lativo al trato de los prisioneros de guerra.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 22 Introducción al derecho internacional humanitario

En el derecho de la guerra marítima es relevante, además de los citados Con-


venios VI, VII, VIII, X, XI y XIII de La Haya de 1907, el Tratado de Montreux de
1936. Las normas convencionales o doctrinales sobre el derecho de la guerra
marítima son el Código Stockton de 1900, la Declaración Naval de Londres de
1909 relativa a las leyes de la guerra naval, el Manual de Oxford de 1913, el
Tratado de Washington de 1922 (referente a la utilización de los submarinos)
y la Convención de La Habana de 1928 sobre la neutralidad marítima. En este
periodo se reguló la guerra submarina en el Tratado de Londres de 1930 (artí-
culo 22), el Protocolo de Londres de 1936 y el Acuerdo de Nyon de 1937.

2.6.3. Después de la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial significó la quiebra del tradicional derecho de la


guerra, ya que, aparte del derecho internacional humanitario y alguna otra
regulación de menor importancia, lo único que ha preocupado es la represión
de la guerra misma. Así, ya la Carta de Londres de 1945 incriminó la guerra y la
Carta de las Naciones Unidas –como hemos visto– prohibió la guerra e incluso
la amenaza y el uso de la fuerza (artículo 2.4), salvo en casos de legítima defen-
sa individual o colectiva (artículo 51), estableciendo el capítulo VII de la Carta
un sistema institucionalizado de seguridad colectiva de competencia exclusiva
del Consejo de Seguridad para los casos de amenaza o quebrantamiento de la
paz o seguridad internacionales o ante alguna forma de agresión; habiéndose
llegado en 1974, por medio de la Asamblea General de las Naciones Unidas, a
una definición y de lo que debe entenderse por "agresión" (Resolución 3314).

Al mismo tiempo, comienza la persecución (ya ensayada sin éxito por medio
del artículo 227 del Tratado de Versalles de 1919) de los crímenes contra la paz,
contra la humanidad y crímenes de guerra por parte de los Tribunales milita-
res internacionales de Nuremberg y Tokio, y por parte de otros tribunales de
ocupación y nacionales. Particularmente debe ser citada la Convención para
la prevención y represión del crimen de genocidio aprobada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su Resolución 260 A (III) de 9 de diciembre
de 1948.

La característica más importante del periodo que siguió a la Segunda Guerra


Mundial, en cuanto a la regulación de los conflictos armados, fue el gran desa-
rrollo alcanzado por el derecho internacional humanitario, llamado también
"derecho de Ginebra". En efecto, el 12 de agosto de 1949 se firmaron en Gine-
bra los cuatro convenios básicos del moderno derecho humanitario:

• Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los
enfermos de las fuerzas armadas en campaña.

• Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos, los en-
fermos y los náufragos de las fuerzas armadas en la mar.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 23 Introducción al derecho internacional humanitario

• Convenio de Ginebra relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.

• Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles


en tiempo de guerra.

Todos estos convenios han sido ratificados por España y por la inmensa ma-
yoría de los Estados que integran la comunidad internacional, hasta el punto
de que son parte 192 Estados y sólo 2 miembros de la ONU no los han ratifi-
cado: Nauru y Niue.

Muy pronto y bajo los auspicios de la Unesco, se acordó en La Haya la Con-


vención de 14 de mayo de 1954, para la protección de los bienes culturales
en caso de conflicto armado, que algunos autores consideran que forma parte,
por extensión, del derecho internacional humanitario (protección de los bie-
nes que no tienen directa relación con las operaciones militares). La Conven-
ción ha sido desarrollada por un Reglamento de 1954 y por dos Protocolos:
el primero, de 1954, sobre la protección de los bienes culturales en territorio
ocupado, y el segundo, de 1999, que establece el sistema de la llamada "pro-
tección reforzada".

2.6.4. La época actual

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 2444 del


año 1968 (en ocasión del vigésimo aniversario de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos), sobre el respeto de los derechos humanos en los con-
flictos armados, donde se afirman los principios fundamentales (limitación de
medios y modos de la acción hostil, protección de la población civil y princi-
pio de distinción) del DIH.

Como culminación de este proceso de afirmación del derecho internacional


humanitario y fruto de la Conferencia Diplomática celebrada en Ginebra des-
de 1974 hasta 1977, el 8 de junio de 1977 se aprobaron dos Protocolos adicio-
nales a los de Ginebra de 12 de agosto de 1949 (ambos han sido ratificados
por España):

• El Protocolo I de 1977 relativo a la protección de la víctimas de los con-


flictos armados internacionales.
• El Protocolo II relativo a la protección de las víctimas de los conflictos
armados sin carácter internacional.

En cuanto a las armas no convencionales, hay que destacar el Convenio de


10 de abril de 1972, sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el
almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su
destrucción.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 24 Introducción al derecho internacional humanitario

Los criterios humanitarios tradicionales –prohibición de utilizar medios de


guerra que causen "males superfluos" o "sufrimientos innecesarios" o "no dis-
criminación"– han dejado paso al nuevo principio: el criterio ecológico. Así,
se aprobó el Convenio de 10 de octubre de 1976 (ENMOD), sobre la prohibi-
ción de utilizar las técnicas de modificación ambiental con fines militares u
otros fines hostiles (resolución 31/72 de la Asamblea General de las Naciones
Unidas de 10 de diciembre de 1976).

La labor de las Naciones Unidas en la regulación de los conflictos armados


se extendió también a las armas convencionales. De esta manera, la conferen-
cia de las Naciones Unidas sobre la prohibición o restricciones del empleo de
ciertas armas convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas
o de efectos indiscriminados aprobó en Ginebra el 10 de octubre de 1980 los
siguientes instrumentos:

• Convenio sobre prohibiciones o restricciones del empleo de ciertas armas


convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efec-
tos indiscriminados

• Protocolo sobre fragmentos no localizables (Protocolo I)

• Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de minas, armas


trampa y otros artefactos (Protocolo II)

• Protocolo sobre prohibiciones o restricciones del empleo de armas incen-


diarias (Protocolo III)

Además, en su periodo de sesiones de 1979, la Conferencia aprobó la resolu-


ción sobre los sistemas de armas de pequeño calibre. En Viena (1995) se aprobó
un Protocolo IV, donde se prohíbe emplear como método de guerra las armas
láser que causan ceguera. En Ginebra, el 3 de mayo de 1996 se modifico el
Protocolo II por lo que se refiere al empleo de las minas antipersona, que se
conoce como Protocolo II Enmendado. En el año 2001 se modificó el artículo
1 de la Convención de 1980 para posibilitar su aplicación a los conflictos ar-
mados internos. Finalmente, en el año 2003 se añadió a la citada Convención
de 1980 un Protocolo V, que regula los restos explosivos de guerra.

En París, el 13 de enero de 1993 se aprobó la Convención sobre la prohibición


del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas quími-
cas y sobre su destrucción. Y, por último, en 1997 se abrió a la firma y ratifi-
cación de los Estados el Tratado de Ottawa sobre la prohibición del empleo,
almacenamiento, producción y transferencia de las minas antipersona y sobre
su destrucción.

2.7. Fuentes del derecho internacional humanitario


© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 25 Introducción al derecho internacional humanitario

2.7.1. Clases de fuentes

No cabe duda de que el derecho internacional humanitario ha tenido un di-


latado origen consuetudinario. Es decir, nació de la aceptación por parte de
los Estados de lo que, aún hoy, se llaman los "usos y costumbres de la guerra".
Estos usos, mediante la costumbre y los tratados, llegaron a ser reglas jurídicas.
Los autores suelen identificar las fuentes del derecho internacional humanita-
rio con el sistema de fuentes del derecho internacional. Ahora bien, es preciso
establecer que, junto a las fuentes convencionales, existen fuentes de origen
interno de valor no despreciable.

Las fuentes del derecho internacional humanitario son las siguientes:

• Normas internacionales derivadas del consentimiento directo de los


Estados, bien de forma expresa o escrita, como los tratados, bien de
forma tácita y normalmente no escrita, como la costumbre inter-
nacional. Los principios generales del derecho también se derivan
del consentimiento de los Estados, aún cuando hay que deducir su
formulación del conjunto de normas generalmente aceptadas por
la comunidad internacional.

• Normas de derecho interno de los Estados. Particularmente, aque-


llas que establecen las "reglas de conducta" de sus fuerzas en los con-
flictos armados y las que castigan los crímenes de guerra.

2.7.2. Los tratados internacionales

Los tratados internacionales son la primera y más importante fuente del DIH.
En los tratados, convenios o acuerdos internacionales se manifiesta de modo
expreso y escrito el consentimiento de los Estados como creadores de normas
jurídicas internacionales. Sin negar la importancia de los llamados tratados
"bilaterales" o "multilaterales no normativos" (particularmente aquellos que
ponen fin a la guerra, como el tratado de paz), en la regulación jurídica de los
conflictos armados tienen la mayor importancia los denominados "tratados
multilaterales normativos", para los que se reserva el nombre de "convenios"
o "convenciones".

Debe tenerse en cuenta que los protocolos, pese a su denominación más mo-
desta derivada de su carácter complementario de un convenio, tienen la mis-
ma eficacia y valor que un tratado internacional.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 26 Introducción al derecho internacional humanitario

2.7.3. La costumbre internacional

Se ha dicho que los usos y costumbres de la guerra son la fuente originaria del
derecho de la guerra, y muchas de sus normas continúan en vigor.

Se debe partir de un análisis de los elementos del derecho consuetudinario


como fuente del derecho internacional, según el Estatuto y la jurisprudencia
del Tribunal Internacional de Justicia. Se trata del uso (derivado de la práctica
estatal) y de la opinio juris; es decir, de la convicción de que este uso tiene fuerza
obligatoria. En consecuencia, es muy relevante la práctica de los Estados, tanto
para acreditar el uso que constituye la base del derecho consuetudinario como
para determinar si esa práctica establece una norma jurídica obligatoria para
el Estado de referencia.

La práctica de los Estados comprende, entre otras, su conducta en los conflictos


armados, su posición en relación con las normas humanitarias o las decisiones
de los tribunales de justicia nacionales o internacionales. Pero mucho más
problemática es la postura de los agentes no estatales o grupos de oposición
armada en el curso de un conflicto armado no internacional.

Por eso, después de un dilatado periodo de recopilación y elaboración, cabe


celebrar la publicación por parte del Comité Internacional de la Cruz Roja la
obra Customary International Humanitarian Law (Derecho Internacional Humani-
tario Consuetudinario), que integra la respuesta a uno de los grandes retos doc-
trinales y prácticos del derecho internacional humanitario.

2.7.4. Los principios generales del Derecho

Los principios generales del derecho de gentes reconocidos por la comunidad


internacional son fuente supletoria de la máxima importancia para el derecho
internacional humanitario.

Existe un explícito reconocimiento de los principios generales de derecho en


"Principios y normas generalmente reconocidos de derecho internacional apli-
cables en los conflictos armados" (articulo 2, apartado b) del Protocolo I de
1977) y en los "Principios del derecho de gentes derivados de los usos estable-
cidos, de los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia públi-
ca" ("cláusula Martens", que reproduce el artículo 1.2 del mismo Protocolo I).

2.7.5. Las normas de Derecho Interno de los estados

Ya hemos dicho que el sistema de fuentes del derecho internacional no agota


en la actualidad –ni tampoco ha sido así históricamente– la regulación jurídica
de los conflictos armados. Y ello, tanto en las normas positivas que establecen
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 27 Introducción al derecho internacional humanitario

las "reglas de conducta", en los conflictos armados, como en las disposiciones


penales –comunes o militares– que castigan las infracciones de las leyes y usos
de la guerra. Entre las primeras existen algunas que pueden alcanzar el máxi-
mo rango constitucional, siendo habitual que estas normas de conducta se
establezcan en las ordenanzas, reglamentos de disciplina o manuales de leyes
y costumbres de la guerra de las fuerzas armadas de los diferentes países.

Normas positivas en España

Las Reales ordenanzas para las Fuerzas Armadas, Reglamento de campaña de 4 de Enero
de 1882. Con valor exclusivamente interno e informativo, las "Orientaciones, derecho
de los conflictos armados" del Estado Mayor del Ejército de Tierra.

En el campo puramente penal no es aventurado decir que los delitos contra


las leyes y costumbres de la guerra constituyen el contenido tradicional de los
códigos de justicia militar, leyes penales militares o capítulos especiales de los
códigos penales ordinarios, al lado de otras infracciones militares o comunes.
No faltan tampoco en el Código penal español de 1995 los preceptos donde
se tipifican las infracciones del DIH como delitos contra personas o bienes
protegidos en caso de conflicto armado (artículos 608 a 616), modificados por
Ley orgánica 15/2003, ni en el Código penal militar un título dedicado a los
delitos contra las leyes y usos de la guerra (artículos 69 a 78).

2.8. Resumen

Mientras el recurso a la guerra era una prerrogativa de la soberanía nacional,


la justicia de las causas de la guerra no tenía relevancia jurídica, de forma que
toda guerra era "justa". Sin embargo, la evolución de la comunidad interna-
cional después de la Primera Guerra Mundial ha cambiado radicalmente este
planteamiento. En efecto, la renuncia a la guerra como instrumento de polí-
tica nacional se establece en el Tratado de París de 27 de agosto de 1928, lla-
mado Pacto Briand-Kellogg. Posteriormente, el artículo 2, párrafos 3 y 4, de la
Carta de las Naciones Unidas prohíbe terminantemente el recurso a la guerra,
extendiendo esta proscripción a todo acto de fuerza y a toda amenaza de em-
plear la guerra en las relaciones internacionales.

El Comité Internacional de la Cruz Roja promueve el progreso del llamado


"derecho de Ginebra", sobre la protección de las personas contra el abuso de
las fuerzas en caso de conflicto armado, pues en las guerras hay siempre per-
sonas que sufren y a ellas se aplica el derecho internacional humanitario, con
independencia de las causas del conflicto armado, normas que deben ser res-
petadas en todas las circunstancias.

Ahora bien, la evolución del derecho internacional aún no ha superado la dis-


tinción entre conflictos armados internacionales y no internacionales (inter-
nos), pues las víctimas de estos últimos no gozan de la plena protección que
se otorga en el ámbito de los primeros. Sin embargo, se han dado algunos pa-
sos decisivos en esta equiparación como la aplicación a los dos ámbitos de las
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 28 Introducción al derecho internacional humanitario

disposiciones del derecho de La Haya, del Tratado de Ottawa (de prohibición


de las minas antipersona), de la Convención de 1980 sobre armas convencio-
nales (artículo 1 enmendado), de la protección penal que establece el Código
penal español de 1995 o del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 29 Introducción al derecho internacional humanitario

3. Sistema de eficacia y principios generales del


derecho internacional humanitario

3.1. El sistema de eficacia del derecho internacional


humanitario

3.1.1. Protección de las victimas durante los conflictos armados

Siguiendo, fundamentalmente, a Veuthey diremos que existen los siguientes


mecanismos�para�salvaguardar�los�derechos�de�las�víctimas:

• La�responsabilidad�primera�y�colectiva�de�los�Estados�parte�en�los�con-
venios�de�derecho�internacional�humanitario. Las altas partes contra-
tantes se comprometen no sólo a respetar los convenios, sino a hacerlos
respetar en cualquier circunstancia (art. 1 común a los cuatro Convenios
de Ginebra de 1949 y Protocolo Adicional I de 1977). Asumen así, los Es-
tados, la responsabilidad colectiva de procurar que las normas sean respe-
tadas por los otros Estados parte en un conflicto armado. Como afirman
L. Boisson de Chazournes y L. Condorelli, se trata de una obligación doble
(respetar y hacer respetar), universal (la inmensa mayoría de los Estados
son parte en los convenios de DIH) e incondicional (no sujeta a recipro-
cidad).

• La�institución�de�la�potencia�protectora. Un Estado neutral que, desig-


nado por un Estado que participa en un conflicto armado y aceptado por
la parte adversa, está dispuesto a salvaguardar los derechos de las víctimas
del conflicto, particularmente de los prisioneros de guerra y de los inter-
nados civiles del Estado que representa.

• La�labor�del�Comité�Internacional�de�la�Cruz�Roja.El papel del CICR es


el de ser intermediario neutral entre las partes en un conflicto para llevar
protección a las víctimas, según Veuthey, mediante las siguientes actua-
ciones:
– Visitar a los prisioneros de guerra, detenidos e internados civiles.

– Socorrer a la población civil de los territorios ocupados.

– Buscar a las personas desaparecidas y transmitir mensajes a familiares


de los prisioneros de guerra.

– Facilitar, a través de sus buenos oficios, el establecimiento de zonas y


localidades sanitarias y de seguridad.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 30 Introducción al derecho internacional humanitario

– Recibir peticiones de ayuda de parte de personas protegidas.

– Ejercer el llamado derecho de iniciativa, consistente en proponer a las


partes en conflicto que el CICR realice otras funciones humanitarias
en conflictos armados internos, sin que se considere esta propuesta
ingerencia en los asuntos internos.

– Funcionar en calidad de sustituto de la potencia protectora.

• La�intervención�de�la�Organización�de�las�Naciones�Unidas. No es, des-


de luego, desdeñable el papel de su Asamblea General en el desarrollo del
derecho internacional humanitario (resolución 2444/1968), el del Conse-
jo de Seguridad en la prevención y humanización de la guerra e injerencia
humanitaria, y el del Secretario General ante las partes en conflicto para
recordarles la necesidad de observar las normas del derecho internacional
humanitario.

El papel de la ONU

Conforme al artículo 89 del Protocolo adicional I, en los casos de violaciones graves de


las normas de derecho internacional humanitario, las altas partes contratantes se com-
prometen a actuar en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas y confor-
me a la Carta.

• El� procedimiento� de� encuesta. El artículo 90 del Protocolo adicional I


introdujo el establecimiento facultativo de la Comisión Internacional de
Encuesta, que se ha constituido una vez que más de veinte Estados han
aceptado expresamente su actuación, consistente en la investigación sobre
cualquier hecho que haya sido alegado como infracción grave, tal como se
define en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y Protocolo adicional I.

El procedimiento de encuesta

Este sistema está dotado de cierta eficacia para hacer cesar las violaciones del derecho
internacional humanitario, pero todavía está muy alejado de la realidad pues aún no
ha intervenido en conflicto alguno. La competencia de la Comisión Internacional de
Encuesta fue aceptada por España al ratificar en 1989 los Protocolos adicionales de 1977.

• La�represión�interna�de�los�crímenes�de�guerra.No faltan autores, como


Bassiouni, que consideran que el instrumento más eficaz para garantizar
el cumplimiento del DIH es la obligación de los Estados parte, en los cua-
tro Convenios de Ginebra de 1949, de incriminar las infracciones graves
previstas en los mismos, determinando las adecuadas sanciones penales
en los códigos comunes o militares aplicables.

Un ejemplo de represión interna

Responde al cumplimiento de esta obligación la tipificación contenida en los artículos


69 a 78 del Código penal militar de 1985 (delitos contra las leyes y usos de la guerra) y
en los artículos 608 a 616 del Código penal de 1995 (delitos contra las personas y bienes
protegidos en caso de conflicto armado).

• El�ejercicio�de�la�jurisdicción�universal. De acuerdo con los Convenios


de Ginebra, los Estados tienen el derecho a ejercer la jurisdicción universal
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 31 Introducción al derecho internacional humanitario

en sus tribunales respecto de los crímenes de guerra, aunque se hubieren


cometido fuera de su territorio y el presunto culpable no tuviera su nacio-
nalidad.

• Los�asesores�jurídicos�de�las�fuerzas�armadas. Conforme a lo dispuesto


en el artículo 82 del Protocolo I de 1977, Adicional a los Convenios de
Ginebra, los Estados en todo tiempo, y en particular en tiempo de conflicto
armado, cuidarán de que se disponga de asesores jurídicos que asesoren a
los comandantes militares, al nivel apropiado, acerca de la aplicación del
DIH.

• El� sistema� de� reparaciones. El éxito o fracaso del enjuiciamiento (por


parte de tribunales internacionales o nacionales) de los individuos culpa-
bles de crímenes de guerra es independiente de la responsabilidad del Es-
tado infractor, que debe compensar el daño causado en forma de "repara-
ciones". La parte en conflicto que violare las disposiciones convencionales
del DIH estará obligada a indemnizar y será responsable de todos los actos
cometidos por las personas que formen parte de sus fuerzas armadas (artí-
culo 91 del Protocolo I de 1977).

3.1.2. Antes y al finalizar los conflictos armados

• La�adopción�de�medidas�de�aplicación�del�DIH. Los Estados tienen la


obligación convencional de incorporar las normas del DIH a su ordena-
miento interno (implementando sus reglas en el derecho nacional) y de
adoptar las medidas oportunas para que puedan ser observadas y aplicadas
en caso de conflicto armado.

• La�difusión�del�derecho�internacional�de�los�conflictos�armados. Hay
que destacar la importancia de una labor adecuada de difusión, pues se ha
demostrado que muchas infracciones tienen su origen en la ignorancia de
las normas del Derecho Internacional aplicables a los conflictos armados.
El artículo 83 del Protocolo adicional I de 1977 establece el compromiso
de los Estados para difundir lo más ampliamente posible, tanto en tiempo
de paz como en tiempo de conflicto armado, dicho Protocolo y los con-
venios (de Ginebra de 1949), especialmente incorporando su estudio a los
programas de instrucción militar y fomentado su conocimiento por parte
de la población civil.

Afirma Nahlik que, en el actual estado del derecho internacional huma-


nitario, ya no faltan reglas sino más bien la voluntad de observarlas.

• El�enjuiciamiento�internacional�de�los�crímenes�de�guerra. El derecho
penal internacional, como sistema normativo, nace con el propósito de
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 32 Introducción al derecho internacional humanitario

luchar contra la impunidad de quienes han cometido o, en el futuro, pue-


dan perpetrar los "crímenes más graves de trascendencia para la comuni-
dad internacional" que, paradójicamente, no eran castigados por la inade-
cuación de facto del derecho penal interno de los Estados, incapaces de
iniciar siquiera la acción penal contra las autoridades nacionales, muchas
veces responsables de tan graves delitos.
La creación en 1993 de un Tribunal Penal Internacional ad hoc para juzgar
a los responsables de violaciones graves del derecho internacional huma-
nitario cometidas en el territorio de la ex Yugoslavia a partir de 1991 fue el
comienzo de la institucionalización de un sistema de enjuiciamiento de las
infracciones graves, más allá de los actuales tribunales nacionales a los que
puede reprocharse falta de eficacia o parcialidad. Posteriormente, en 1994,
se ha constituido otro Tribunal Penal Internacional para Ruanda, también
creado ad hoc por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Asimismo se han creado Tribunales Internacionales mixtos o especiales
(integrados por jueces nacionales e internacionales) para enjuiciar críme-
nes internacionales cometidos en Sierra Leona, Camboya y Timor Orien-
tal.
Sin embargo, el paso decisivo se dio en la Conferencia Diplomática de Ro-
ma de 1998, que aprobó por una cualificada mayoría (120 votos a favor, 7
en contra y 21 abstenciones) el Estatuto de la Corte Penal Internacional,
con competencia para enjuiciar (entre otros delitos) los crímenes de gue-
rra.

La Corte Penal Internacional

Si el propósito de la constitución de la Corte, confesado en su preámbulo, es sencillo


(poner fin a la impunidad de los autores de los crímenes más graves de trascendencia
para la comunidad internacional y contribuir así a la prevención de nuevos crímenes:
la prevención general), el instrumento elaborado (Estatuto de la Corte) es de una gran
complejidad por el carácter complementario de la Corte Penal Internacional respecto de
las jurisdicciones penales nacionales (art. 1 del Estatuto), que se reafirma en el preámbulo
con la proclamación de un principio fundamental: "(...) es deber de todo Estado ejercer
su jurisdicción penal contra los responsables de crímenes internacionales". Esto explica,
entre otros, preceptos tales como los artículos 10, 17, 21 y 80 del Estatuto.

El Estatuto de Roma, firmado por 139 Estados y ratificado por 100, ha


entrado en vigor el 1 de julio del 2002 y la Corte Penal Internacional,
integrada por 18 Magistrados, se ha constituido en La Haya y ha co-
menzado su actividad.

• El� derecho� internacional� humanitario� en� el� posconflicto. Para Colm


Campbell, tres factores han contribuido al actual desarrollo del derecho
internacional humanitario en el posconflicto:
– El proceso de convergencia entre el Derecho Internacional de los De-
rechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

– La convergencia entre la construcción de procesos de paz en determi-


nados conflictos estancados en el tiempo (tratando de reconciliar a las
partes enfrentadas) y el desarrollo de procesos de transición política
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 33 Introducción al derecho internacional humanitario

(de regímenes militares a civiles en Iberoamérica o a sistemas distintos


de los extinguidos Estados comunistas en la Europa del Este ) que ha
originado la denominada "justicia transicional", que sirve de paraguas
a esta delicada tarea consistente en pasar (de modo pacífico) de un sis-
tema político a otro.

– Los esfuerzos de la comunidad internacional para constituir Tribunales


Penales Internacionales para enjuiciar los crímenes de guerra, como
los establecidos ad hoc para la ex Yugoslavia y Ruanda o la Corte Penal
Internacional.

Todos estos factores resaltan el protagonismo de las normas humanitarias, que


parecían dormidas en el escenario del posconflicto y ahora son tenidas en
cuenta en el difícil debate conocido como "Paz frente a responsabilidad". La
necesidad de buscar y hacer la paz como exigencia de la realpolitik debe ser
compatible con la exigencia de responsabilidad por graves violaciones del de-
recho internacional humanitario y de los derechos humanos.

Por otra parte, la utilización de las normas del derecho internacional huma-
nitario en la exigencia de responsabilidades penales puede servir para dar sa-
tisfacción a las víctimas del conflicto. Sin embargo, paradójicamente esta per-
secución judicial puede, en ocasiones, conseguir los efectos contrarios y ser
contraproducente (a pesar de tratarse de una justa lucha contra la impunidad),
provocar una reacción extrema que comprometa la transición a un régimen
democrático y conducir a un mayor número de violaciones de los derechos
humanos y del derecho internacional humanitario. No obstante, si la justicia
obra con la imparcialidad e independencia exigibles, la aplicación de las nor-
mas humanitarias puede ser la clave de la clarificación de la verdad, la afir-
mación del derecho, la reparación de las víctimas, la prevención de futuros
crímenes, la consecución de una reconciliación general y la construcción de
una paz duradera.

Cabe poner de manifiesto el relevante papel del derecho internacional


humanitario, mediante el proceso judicial penal o las "Comisiones de
la verdad", como vía más apropiada para la exigencia de responsabilida-
des individuales, fines preventivos de la pena, difusión de los principios
humanitarios, clarificación de la verdad y contribución a la reconcilia-
ción en el entorno del posconflicto.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 34 Introducción al derecho internacional humanitario

3.2. Los principios generales del derecho internacional


humanitario

Para el estudio de los principios generales del derecho internacional humani-


tario debemos partir de los principios generales del derecho internacional, a
los que hace referencia el artículo 38 del Estatuto del Tribunal Internacional de
Justicia, que los contempla como una de las fuentes del derecho internacional;
en expresión clásica, de los principios generales de derecho reconocidos por
las naciones civilizadas y, por tanto, comunes a todos los ordenamientos jurí-
dicos de los Estados. Algunos de ellos están reconocidos en la propia Carta de
las Naciones Unidas (prohibición del uso o amenaza de la fuerza, protección
de la dignidad de la persona por el sistema de los derechos humanos). Otros
se deducen de numerosas normas convencionales y consuetudinarias, de la
práctica de los Estados o de la jurisprudencia (internacional o nacional), como
el principio de proporcionalidad, el principio de la buena fe o la prohibición
de atacar a la población civil.

3.2.1. Principios básicos

• Principio�de�humanidad. Como afirma la cláusula Martens, las personas


civiles y los combatientes siguen estando bajo la salvaguardia y el imperio
de los principios del derecho de gentes derivados de los usos establecidos,
de los principios de humanidad y de los dictados de la conciencia pública.

• Principio�de�imperatividad. Las normas fundamentales del DIH se apli-


can en todas las circunstancias y son intransgredibles al formar parte del
ius cogens. Su inobservancia, aun reiterada, no las deroga y no pueden de-
jar de cumplirse por las necesidades de la guerra, salvo que lo dispongan
expresamente sus preceptos.

• Principio�de�igualdad�entre�los�beligerantes. La aplicación del DIH no


afecta al estatuto de las partes en conflicto, pues hay que afirmar la inde-
pendencia del ius in bello respecto del ius ad bellum. De forma que, iniciado
un conflicto armado, se aplica de modo indiscriminado a todas las partes
enfrentadas.

• Principio�de�juridicidad. Aunque un conflicto armado pueda ser contra-


rio al derecho internacional de acuerdo con la Carta de las Naciones Uni-
das, su desarrollo está sometido a normas internacionales elaboradas al
efecto (ius in bello), de forma que puede ser antijurídico pero no metajurí-
dico. Es un ámbito de la normatividad jurídica.

• Principio�de�la�dignidad�inherente�de�la�persona. Las normas del DIH


no excluyen la aplicabilidad de las propias de los derechos humanos, que
rigen de forma simultánea. Las exigencias militares y el mantenimiento
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 35 Introducción al derecho internacional humanitario

del orden público serán siempre compatibles con el respeto de la persona


humana.

• Principio�de�la�protección�diferenciada. El DIH tiene un ámbito deter-


minado de protección por razón de la materia (conflicto armado), perso-
nas y bienes protegidos, lugar y tiempo. Es un derecho de geometría va-
riable, pues sus normas alcanzan distinta intensidad según la naturaleza
del conflicto armado (internacional o interno). Y son múltiples sus desti-
natarios (Estados, organizaciones internacionales y agentes no estatales).

Nota

Para recoger los principios generales del derecho internacional humanitario presentados
en este apartado, se ha tenido en cuenta los Convenios de Ginebra de 1949, sus Protoco-
los adicionales de 1977 y otros instrumentos convencionales humanitarios, así como la
costumbre internacional en la materia y sintetizando las aportaciones de la doctrina (L.
Oppenheim, J. Pictet, E. David, M. Sassolí y F. Bouvier, entre otros).

3.2.2. Principios comunes

• Principio�de�necesidad. El DIH establece un delicado equilibrio entre las


necesidades de la guerra y los condicionamientos humanitarios, de modo
que no deben causarse al adversario males desproporcionados en relación
con el objetivo del conflicto armado, que es vencer al enemigo. Supone
optar por el mal menor para no causar a la parte adversa mayor violencia
que la exigida por el desarrollo de las hostilidades.

• Principio�de�legitimidad. Emplear la violencia armada respetando el DIH


no constituye una infracción, no es una conducta contraria al derecho y
resulta justificada. De forma que los combatientes fuera de combate no
pueden ser castigados por realizar una acción hostil que no viole las nor-
mas humanitarias.

• Principio�de�inviolabilidad�de�la�persona. Todas las personas, en el cur-


so de un conflicto armado, tienen derecho a que no se les prive arbitra-
riamente de la vida y de su integridad física y moral, al respeto de su dig-
nidad (se prohíbe la tortura, los castigos corporales y los tratos crueles y
degradantes) y a los atributos inseparables de la personalidad.

• Principio�de�no�discriminación. Se prohíbe toda distinción desfavorable


en la aplicación del DIH por razones de raza, color, sexo, lenguaje, religión
o creencias, opiniones políticas o de otro género, nacionalidad u origen
social, fortuna, nacimiento u otra condición o cualesquiera otros criterios
análogos. No obstante, puede haber diferencias de trato, en beneficio de
determinadas personas, con el fin de solucionar las desigualdades deriva-
das de su situación, necesidades o desamparo.

• Principio�de�seguridad. Todas las personas, durante un conflicto armado,


tienen derecho a la seguridad personal, de manera que nadie puede ser
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 36 Introducción al derecho internacional humanitario

responsable de un acto que no haya realizado. Y así se prohíben los castigos


colectivos, las represalias, la toma de rehenes y las deportaciones de la
población civil. A todos se les reconocerán las garantías judiciales usuales.

• Principio�de�irrenunciabilidad�de�derechos. Ninguna persona puede re-


nunciar voluntariamente a los derechos reconocidos por el DIH, pues tal
renuncia carece de valor jurídico al existir la posibilidad de que concurra
un vicio en la manifestación del consentimiento por parte de las personas
protegidas.

• Principio� de� eficacia. Las partes en conflicto deberán respetar y hacer


respetar el DIH por parte de sus fuerzas armadas y otras personas y grupos
que actúen de hecho bajo sus instrucciones o su dirección y control. Esta
obligación no depende de la reciprocidad y debe ser aplicada en todas las
circunstancias. Incluye el deber de difundir las normas del DIH entre sus
fuerzas armadas y promover su enseñanza en la población civil.

• Principio�de�responsabilidad�por�las�infracciones. Los Estados son res-


ponsables por las infracciones del DIH que les son imputables y están obli-
gados a reparar íntegramente los perjuicios causados. Los individuos de-
ben responder penalmente por los crímenes de guerra cometidos y los Es-
tados tienen el derecho a ejercer la jurisdicción universal en sus tribunales
nacionales para juzgar las infracciones graves del DIH.

3.2.3. Principios de protección de las víctimas de la guerra


(derecho de Ginebra)

• Principio�del�Derecho�de�Ginebra. Las personas fuera de combate y las


personas civiles que no participan directamente en las hostilidades deben
ser respetadas, protegidas y tratadas con humanidad. Se refiere este prin-
cipio a los heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra y población
civil, víctimas de los conflictos armados.

• Principio�de�neutralidad. La asistencia humanitaria nunca se puede con-


siderar como una injerencia en el conflicto armado y, como consecuencia,
se protege al personal y medios sanitarios, así como a las misiones huma-
nitarias, neutrales e imparciales, que tienen el derecho de acceso a las víc-
timas.

• Principio�de�protección. Los Estados deben asumir la protección, nacio-


nal e internacional, de las personas que tengan en su poder, siendo garan-
tes de su seguridad. Los derechos de las víctimas son inalienables y el Esta-
do es responsable de que reciban un trato humano y los medios necesarios
para su supervivencia.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 37 Introducción al derecho internacional humanitario

• Principio�de�inmunidad.Las personas civiles y la población civil gozarán


de la protección general contra los peligros que procedan de las acciones
militares. No serán objeto de ataques la población civil como tal ni las
personas civiles que no participen en las hostilidades. Se prohíben las re-
presalias contra personas y bienes protegidos por el DIH.

• Principio�de�prioridad�humanitaria. En los supuestos de duda se debe


conceder prioridad a los intereses de las víctimas sobre otras necesidades
derivadas del desarrollo del conflicto armado. Las normas de DIH han sido
elaboradas para garantizar la protección de los que sufren las consecuen-
cias de la guerra y deben ser interpretadas de la forma más favorable a la
defensa de sus intereses. Se trata del principio pro víctimas propio del De-
recho de Ginebra.

3.2.4. Principios de la conducción de las hostilidades (derecho de


La Haya)

• Principio�de�limitación�de�la�acción�hostil. El derecho de las partes en


conflicto a elegir los medios y modos de combatir contra la aparte adversa
no es ilimitado. De manera que existen medios (armas) lícitos e ilícitos y
formas de emplearlos (modos) permitidos o contrarios al DIH.

• Principio�de�distinción. Las partes en conflicto deben distinguir en todo


momento entre la población y los combatientes. Los ataques deben ser
dirigidos únicamente contra los combatientes y no contra la población
civil. Se hará también distinción entre los bienes civiles y los objetivos
militares. Los ataques no puede ser dirigidos contra los bienes civiles.

• Principio�de�limitación�por�razón�del�objeto. Los ataques deben limitar-


se estrictamente a los objetivos militares, debiendo determinarse previa-
mente (verificarse) la condición de tales objetivos y adoptarse las precau-
ciones exigibles para que el ataque no afecte a las personas y bienes civiles.
Se prohíben los ataques indiscriminados.

• Principio�de�limitación�de�medios�y�modos�de�combatir. Se prohíbe la
utilización de armas y métodos de combate de tal índole que puedan cau-
sar males superfluos, sufrimientos innecesarios o daños graves, extensos y
duraderos al medio ambiente natural, pérdidas inútiles o daños excesivos.

• Principio�de�proporcionalidad.Se prohíben las armas y los métodos que


causen a las personas civiles y a sus bienes daños excesivos con respecto a
la ventaja militar concreta y directa prevista. Así, se prohíbe lanzar ataques
cuando sea de prever que causarán incidentalmente muertos y heridos
entra la población civil, o daños a bienes de carácter civil, o ambas cosas,
que serían excesivos en relación con la ventaja militar prevista.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 38 Introducción al derecho internacional humanitario

• Principio�de�la�buena�fe. Se trata de un mínimo de lealtad entre los be-


ligerantes, por lo que se prohíbe la traición y la perfidia. Son lícitas las
estratagemas siempre que no infrinjan las normas del DIH. Está prohibido
escudarse en la protección de los emblemas humanitarios o fingir la con-
dición de víctima de la guerra apelando a la buena fe de la otra parte en
el conflicto, para realizar actos de hostilidad.

• Principio�de�la�intangibilidad�territorial. El territorio que ha sido obje-


to de ocupación bélica durante el desarrollo de un conflicto armado no
puede ser objeto de anexión, extendiendo la soberanía por medio de la
conquista militar (debellatio). En consecuencia, el territorio ocupado sigue
siendo territorio extranjero, por lo que su ordenamiento jurídico e insti-
tuciones deben ser respetados.

3.3. Esquema de las normas del Derecho Internacional


Humanitario (DICA)

*********************Imagen 1*********************

3.4. Resumen

Ante las frecuentes violaciones de las normas protectoras de las víctimas de


los conflictos armados cabe preguntarse sobre la eficacia de los mecanismos
jurídicos previstos para su aplicación aunque existan distintos mecanismos
para salvaguardar los derechos de las víctimas durante, antes y al finalizar los
conflictos armados.

En todo caso, la mera existencia de las normas propias del derecho internacio-
nal humanitario y la posibilidad de enjuiciamiento de los responsables de sus
violaciones graves (crímenes de guerra) constituyen un positivo avance para
un aceptable cumplimiento de este sistema normativo, por su propia raciona-
lidad, aceptación universal por parte de los Estados, impacto en la opinión
pública mundial y consenso de la comunidad internacional sobre la necesidad
de respetar las reglas del derecho internacional humanitario como instrumen-
to de paz para la supervivencia de la humanidad.

Teniendo en cuenta los Convenios de Ginebra de 1949, sus Protocolos adicio-


nales de 1977 y otros instrumentos convencionales humanitarios, así como
la costumbre internacional en la materia y sintetizando las aportaciones de la
doctrina, podemos enumerar los siguientes principios generales del derecho
internacional humanitario: básicos, comunes, relativos a la protección de las
víctimas y a la conducción de las hostilidades.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 39 Introducción al derecho internacional humanitario

4. Protección de víctimas y conducción de hostilidades

4.1. Protección de heridos, enfermos y náufragos

Los heridos, enfermos y náufragos son una categoría de personas protegidas


por el derecho internacional humanitario, en tanto en cuanto han dejado de
tomar parte en las hostilidades y se han convertido en víctimas del conflicto
armado. El sistema de protección diseñado por el derecho descansa en dos
pilares fundamentales: el primero consiste en lograr de forma directa la pro-
tección mediante normas de conducta dirigidas a todos los que intervienen
en la búsqueda, recogida, transporte y tratamiento de los heridos, enfermos y
náufragos. El segundo consiste en asegurarles la protección de forma indirecta
protegiendo a la organización dedicada con exclusividad a su atención y cui-
dado, es decir, a la organización sanitaria.

4.1.1. La normativa vigente

La normativa vigente está compuesta por los siguientes instrumentos interna-


cionales:

*********************Imagen 2*********************

4.1.2. El sistema de protección directo. las personas protegidas

Para llegar al actual sistema de protección ha sido precisa la experiencia de más


de un siglo, una trágica experiencia que ha exigido una sucesiva ampliación
de la protección a nuevas categorías de personas:

• Convenio de 1864: exclusivamente militares


• Convenio de 1906: militares y agregados
• Convenio de 1949: militares, agregados y civiles, movimientos de resis-
tencia, fuerzas libres, población en armas y población civil
• Protocolo de 1977: toda persona que necesite asistencia y/o se abstenga
de combatir

4.1.3. Contenido de la protección

Las víctimas deben ser respetadas y protegidas en toda circunstancia. Hay,


pues, dos aspectos a considerar:
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 40 Introducción al derecho internacional humanitario

• El respeto, que implica un deber de abstenerse de atacar y de maltratar a Bibliografía


los heridos, enfermos y náufragos. recomendada

Podéis ver, en este sentido,


• Un deber de acción, de carácter positivo, que abarca los aspectos recogidos el II Convenio de Ginebra,
de 12 de Agosto de 1949, pa-
en el siguiente esquema: ra aliviar la suerte que corren
los heridos y los enfermos de
las fuerzas armadas en cam-
*********************Imagen 3********************* paña, especialmente el artí-
culo 12.

Alcance de la protección

La protección dispensada por el derecho de los conflictos armados a la organización sa-


nitaria abarca al personal sanitario, a las unidades y establecimientos sanitarios y a los
transportes sanitarios. La protección no se otorga de modo incondicional sino que supo-
ne el cumplimiento de una serie de deberes, condiciones y requisitos de los que daremos
cuenta al estudiar detenidamente el contenido de dicha protección.

4.1.4. El estatus de personal sanitario

El personal sanitario tiene un estatus especial en caso de conflicto armado o de


ocupación de una parte del territorio por parte de una potencia extranjera. El
concepto de "personal sanitario" en el DIH es muy amplio e incluye a personas
civiles y militares no por su mera profesión sanitaria sino por criterios de fun-
cionalidad o de pertenencia a una organización sanitaria. Por consiguiente,
están cubiertos por la protección otorgada al personal sanitario, entre otros
puestos orgánicos, los cocineros de los hospitales, los administradores o los
mecánicos encargados del mantenimiento de los vehículos sanitarios. Es pre-
ciso, no obstante, que la dedicación al puesto orgánico sea exclusiva, lo cual
no implica que el destino o función tenga que ser permanente, ya que puede
desempeñarse con carácter temporal.

Existe una excepción al requisito de exclusividad que se aplica a los soldados


instruidos para ser empleados, en un momento dado, como enfermeros o cami-
lleros auxiliares en la búsqueda, recogida y transporte de heridos y enfermos.
Estas personas son combatientes y no están asignadas exclusivamente a fines
sanitarios; sin embargo están protegidas mientras cumplan su función auxiliar.

Bibliografía recomendada

Podéis ver, en este sentido, el Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra de 12 de


agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados inter-
nacionales (Protocolo I), de 8 de junio de 1977, especialmente el artículo 8 y el 25, por
lo que respecta a la excepción citada.

*********************Imagen 4*********************

El DIH impone al personal sanitario una serie de derechos y deberes que pue-
den sintetizarse en los siguientes:

• Derechos
– Ser respetado
– No ser atacado
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– Ser ayudado en su misión


Los derechos del personal sanitario

Los derechos citados del personal sanitario se derivan de sus obligaciones. Por otra parte,
cabe apuntar que el personal sanitario que cae en poder de la parte adversa no debe ser
retenido y debe ser devuelto tan pronto las circunstancias lo permitan. Sin embargo,
puede ser retenido en el número que se considere necesario para asistir a los prisioneros
de guerra. Las partes llegarán a acuerdos para el relevo periódico de dicho personal (art.
33 GIII).

• Deberes
– Respetar los principios de la ética médica
– Tratar humanamente a las personas fuera de combate
– Prestar la asistencia sin otra distinción que los criterios puramente mé-
dicos. Sólo razones de urgencia médica pueden justificar prioridades
en el orden de tratamiento de las personas.

4.1.5. Protección de las unidades y establecimientos sanitarios

Se entiende por "unidades sanitarias" los establecimientos y otras formaciones


militares y civiles, organizados con los fines sanitarios que hemos visto ante-
riormente, es decir, búsqueda, recogida, transporte, diagnóstico, tratamiento y
primeros auxilios. Las unidades sanitarias pueden ser permanentes o tempora-
les. Las unidades sanitarias deben ser respetadas y protegidas en todo tiempo.

Al igual que sucede con el personal sanitario, es indispensable el uso exclusi- El transporte sanitario
vo del transporte sanitario, por lo que se prohíben los medios de doble uso,
Es importante remarcar la di-
por ejemplo un helicóptero que traslade tropas a vanguardia y heridos a re- ferencia entre temporalidad y
taguardia. Esto no quiere decir que se prohíba destinar medios de transporte exclusividad.

suplementarios de carácter temporal para hacer frente a contingencias que lo


hicieran necesario.

*********************Imagen 5*********************

4.2. El prisionero de guerra considerado víctima con derecho a


protección

El derecho internacional humanitario organiza el sistema de protección del


prisionero de guerra sobre la base de considerarlo como víctima del conflicto
armado, inerme e indefenso, privado de libertad, alejado de su patria y con
una gran incertidumbre sobre su situación y la duración del cautiverio.

La constatación de la preocupación internacional por la suerte que corren los


prisioneros se ve reforzada por la utilización del prisionero en los últimos con-
flictos como arma psicológica de guerra, como escudo humano o como factor
de negociación forzada.
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4.2.1. Estatuto de prisionero de guerra

Desde la perspectiva del derecho de los conflictos armados, ser prisionero de


guerra es algo más que el simple dato fáctico de haber caído por algún moti-
vo en poder del enemigo. El prisionero de guerra tiene un estatuto jurídico
compuesto por los derechos y obligaciones que le otorgan e imponen el dere-
cho internacional y las normas internas. Por ello resulta de gran importancia
identificar qué personas gozan de la condición legal de prisionero de guerra,
y cuáles, aun sin serlo, tienen derecho al mismo trato.

Combatiente y prisionero de guerra

El estatuto de combatiente, legítimo en razón de que cumple con los requisitos indivi-
duales y colectivos establecidos en el DIH, confiere a la persona que toma parte en las
hostilidades el derecho a usar de la violencia armada. Pues bien, el estatuto de prisione-
ro no debe confundirse con el estatuto de combatiente, ya que el prisionero, al tener la
condición de víctima protegida, pierde el derecho a combatir y si lo hiciera cometería
perfidia.

Gozan de la protección de prisionero de guerra otras categorías de personas Bibliografía


capturadas que no son combatientes: las personas civiles que por su relación recomendada

directa con los combatientes han sido asimiladas a la condición de prisioneros Podéis ver, en este sentido, el
de guerra. III Convenio de Ginebra, de
12 de Agosto de 1949, rela-
tivo al trato debido a los pri-
El personal militar de Naciones Unidas en misiones de paz puede actuar en un sioneros de guerra, especial-
mente el artículo 4.
conflicto armado en calidad de combatiente, caso en que le son de aplicación
las normas relativas a la protección de los prisioneros de guerra. El Secretario
General de las Naciones Unidas difundió, el 6 de agosto de 1999, unas instruc-
ciones sobre la observancia del derecho internacional humanitario por parte
de las fuerzas de las Naciones Unidas, cuya lectura es aconsejable.

De haber duda respecto a la pertenencia a una de las categorías enumeradas en


el artículo 4 del III Convenio de Ginebra, de 12 de agosto de 1949, relativo al
trato debido a los prisioneros de guerra, de las personas que hayan cometido
actos de beligerancia y que hayan caído en manos del enemigo, dichas perso-
nas gozarán de la protección del citado Convenio, en espera de que su estatuto
haya sido determinado por un tribunal competente. Es conveniente precisar
en primer lugar que los combatientes, aun cuando hayan violado normas del
derecho internacional, seguirán teniendo la consideración de prisioneros de
guerra, sin perjuicio de que puedan sufrir las consecuencias penales o discipli-
narias que se deriven de tales infracciones.

Síntesis de las diferentes condiciones de prisioneros de guerra

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© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 43 Introducción al derecho internacional humanitario

Para acabar este apartado, puntualizaremos que el concepto de prisionero de Bibliografía


guerra sólo se predica de los conflictos armados internacionales y asimilados, recomendada

porque el derecho aplicable a los conflictos armados sin carácter internacional PPodéis ver, en este senti-
no prevé un privilegio del combatiente (es decir, el derecho a participar en las do, el artículo 3, común a los
cuatro Convenios de Ginebra
hostilidades y la impunidad por actos lícitos de hostilidad). Las personas pri- (tomado del III Convenio de
vadas de libertad por causa del conflicto lo son en concepto de internamiento Ginebra, de 12 de Agosto de
1949, relativo al trato debido
o detención. Eso no quiere decir que el DIH no les conceda protección, puesto a los prisioneros de guerra).
que se benefician del conjunto de garantías previstas en él.

4.2.2. El sistema de protección del prisionero de guerra

El III Convenio de Ginebra, ratificado por España el 4 de julio de 1952, está


dedicado exclusivamente a la protección de los prisioneros, mediante un tex-
to muy completo y detallado que consta de 143 artículos y 5 anexos. En él
se regula el estatuto del prisionero, indicando quiénes tienen derecho a ser
considerados como tales, se dan normas relativas al comportamiento de los
combatientes respecto al enemigo capturado, y se especifican las condiciones
que deben reunir los campos de prisioneros en cuanto a alojamiento, alimen-
tación, ropa, higiene, asistencia médica, incluyendo también aspectos relati-
vos a régimen interior, disciplina, trabajo y a actividades culturales, religiosas
y deportivas.

Completan el marco normativo internacional del sistema de protección de-


terminadas disposiciones aplicables a los prisioneros, alguna de ellas como la
que respecta al reconocimiento de la "guerrilla", ciertamente controvertida,
contenidas en el artículo 44.3 del Protocolo adicional a los Convenios de Gi-
nebra, de 8 de junio de 1977, relativo a la protección de las víctimas de los
conflictos armados internacionales, ratificado por España doce años después,
el 11 de abril de 1989.

El artículo 6 del III Convenio de Ginebra, de 12 de agosto de 1949,


relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, especifica que los
derechos otorgados por los convenios internacionales a los prisioneros
de guerra no pueden ser conculcados.

El combatiente comienza su cautiverio desde que es capturado, al propio tiem-


po que deja de tener derecho a tomar parte en las hostilidades, y pasa a ser con-
siderado víctima del conflicto y, como tal, objeto desde ese mismo momento
de medidas de salvaguardia y protección. El artículo 13 del III Convenio de
Ginebra dispone que los prisioneros de guerra deberán ser tratados humana-
mente en todas las circunstancias y deben ser protegidos especialmente contra
todo acto de violencia o de intimidación, contra los insultos y la curiosidad
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 44 Introducción al derecho internacional humanitario

pública. Las represalias contra los prisioneros de guerra también están prohi-
bidas. Además, el artículo 14 impone, en todas las circunstancias, el respeto
de su persona y de su honor.

La lucha contra el terrorismo

En el contexto de la llamada guerra contra el terrorismo, la búsqueda de la eficacia en los


interrogatorios ha podido entrar en conflicto, en ocasiones, con las garantías indicadas
anteriormente y ha repercutido tanto en la reluctancia a la aplicación del Convenio, ne-
gando el estatuto de prisionero de guerra a los presuntos terroristas, como a determina-
dos abusos y violaciones que transcendieron a la opinión pública.

El Convenio también regula prolijamente la organización de los campos de


prisioneros, tanto en sus aspectos logísticos, de ubicación e infraestructura,
como en su régimen de vida y funcionamiento que comprende, a su vez, los
regímenes interior, asistencial, laboral, penal y disciplinario.

Para acabar este apartado, apuntaremos que el cautiverio puede finalizar por El cautiverio
la repatriación, la evasión o el fallecimiento del prisionero.
*********************Ima-
gen 7*********************

4.3. La protección de la población civil

La población civil cada vez sufre en mayor medida los efectos de los conflictos
armados, hasta el punto de que el porcentaje de bajas civiles supera en mucho
a las bajas producidas entre los combatientes.

Datos relativos a las bajas civiles

Durante la Primera Guerra Mundial, las bajas entre la población civil supusieron un 6%
del total de víctimas, porcentaje que se eleva a un 50% en la Segunda Guerra Mundial y
a un 75% durante la Guerra del Vietnam.

4.3.1. Los conflictos armados actuales y la población civil

En cuanto a los conflictos armados que se desarrollan en la actualidad, se viene


afirmando que un 90% de las víctimas pertenecen a la población civil. Nume-
rosos factores han contribuido a esta situación alarmante:

• Ha cambiado en gran medida el modelo de los conflictos. Se da una pro-


liferación de grupos armados, en los que no existe ni orden ni disciplina
ni control por parte de las autoridades civiles o militares.

• En la mayoría de los conflictos se utilizan armas pequeñas y ligeras; las lla-


madas armas de destrucción masiva son las que producen el mayor impacto
humanitario en la población civil. Además, debemos tener en cuenta la
proliferación de municiones abandonadas y sin explotar, las minas anti-
persona y los fusiles de asalto.

• Las llamadas guerras asimétricas, en las que el desequilibrio existente en-


tre las capacidades militares y tecnológicas de los contendientes impulsa
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 45 Introducción al derecho internacional humanitario

a menudo a la parte más débil a buscar en el fuerte su flanco más vulne-


rable, su población civil, y se produce de ese modo una inversión grave
del principio de distinción, en cuanto que la población civil pasa a ser el
principal objetivo de la acción bélica.

El fenómeno del terrorismo contribuye de forma muy notable a la fractura


actual del sistema de protección de la población civil, no solamente porque el
terrorismo es intrínsecamente perverso al socavar los fundamentos del DIH,
que prohíbe atacar deliberadamente a la población, sino porque la reacción
de ciertos Estados que postulan la llamada guerra contra el terrorismo puede
también aumentar el sufrimiento de la población civil y producir una merma
en sus derechos fundamentales.

4.3.2. Normativa aplicable a la población civil

La población civil ha tardado mucho tiempo en ser objeto de protección di- Normativa aplicable a la
recta. Antes de las guerras mundiales, el ius in bello se centraba en la conduc- población civil

ción de las hostilidades y en los heridos y enfermos. La atroz experiencia de la *********************Ima-


Segunda Guerra Mundial fue determinante para que en 1949 uno de los cuatro gen 8*********************

convenios se dedicara directa y exclusivamente a la protección de la población


civil. Sin embargo, este convenio no cubría todo el espectro de población civil
Referencia bibliográfica
y no contenía ninguna disposición sobre armas y métodos de guerra. Hubo
que esperar al Protocolo adicional I de 1977 para definir a los objetivos mili- Podéis ver, en este sentido, el
IV Convenio de Ginebra, de
tares, establecer medidas de precaución en los ataques y concretar el principio 12 de Agosto de 1949, rela-
tivo a la protección debida a
de limitación de medios y métodos.
las personas civiles en tiem-
po de guerra.

4.3.3. Sistema de protección de la población civil

En el IV Convenio de Ginebra se recogen una serie de normas de carácter


preventivo, cuya finalidad básica es la disminución del número de víctimas
entre la población civil, y otras que constituyen los sistemas de corrección,
cuyo objetivo fundamental es evitar que las víctimas civiles de la guerra vean
innecesariamente aumentados sus sufrimientos:

• Se intenta sustraer de los efectos de los conflictos armados a determinados Sistemas de protección
sectores vulnerables de población mediante la creación de zonas protegi-
*********************Ima-
das. gen 9*********************

• Se imponen a los combatientes limitaciones en la elección de armas y mé-


todos y se prescriben precauciones en el ataque.

• Se garantiza para todas las personas que no tengan un estatuto de protec-


ción más favorable un mínimo humanitario que constituye el núcleo duro
de los derechos fundamentales.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 46 Introducción al derecho internacional humanitario

• Se protege específicamente a determinadas categorías de personas, tales


como los heridos y enfermos civiles, los extranjeros en territorio belige-
rante, la población civil en territorio ocupado, etc.

• Se establece un sistema de protección general mediante acciones de soco-


rro y servicios de protección civil.

Todas las personas en poder de un beligerante en los conflictos interna-


cionales que no disfruten de un trato mas favorable y todas las personas
que no participen directamente en las hostilidades o que hayan dejado
de participar en un conflicto armado interno se benefician de unos mí-
nimos humanitarios contenidos esencialmente en el artículo 3 común
a los cuatro Convenios y el artículo 75 del Protocolo I de 1977.

Mínimos humanitarios

• Respeto al honor
• Respeto a la persona
• Respeto a las conviciones
• Respeto a las practicas religiosas
• Prohibición del homicidio
• Prohibición de la tortura
• Prohibición del trato decradante
• Prohibición de la toma de rehenes
• Prohibición de las penas colectivas
• Garantía de medios de defensa en un juicio justo

4.4. Comportamiento de los combatientes

Los tres elementos que concurren en la acción bélica son los sujetos comba-
tientes, los objetivos militares y los medios y métodos de guerra. Sobre estos
tres elementos, el DIH actúa regulando jurídicamente la conducción de las
hostilidades, y esta regulación constituye para los militares un verdadero có-
digo de conducta traducido en reglas de comportamiento.

El DIH sólo concede el estatuto de combatiente al que está en condicio-


nes de cumplir las normas y principios del código de conducta militar,
por estar militarmente organizado y, por ende, sujeto a orden, respon-
sabilidad y disciplina.

4.4.1. Reglas de comportamiento en cuanto a objetivos militares

En cuanto a los objetivos previamente calificados como tales, sólo se permite


atacar directamente los militares; se exige la adopción de criterios o precau-
ciones en el ataque, se restringe o prohíbe el ataque cuando puede afectar a
bienes civiles especialmente protegidos, como es el caso del medio ambiente
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 47 Introducción al derecho internacional humanitario

natural, los bienes indispensables para la supervivencia de la población civil,


los bienes culturales o las obras o instalaciones que contengan fuerzas peligro-
sas, fundamentalmente las presas, los diques y las centrales nucleares.

4.4.2. Reglas de comportamiento en cuanto a las armas

EEn cuanto a los medios y métodos, el DIH acepta que uno de los objetivos
legítimos de la guerra sea poner fuera de combate al enemigo (lo que en mu-
chos casos significa acabar con él), pero prohíbe� el� empleo� de� armas� que
provoquen�un�sufrimiento�adicional�inútil.

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4.4.3. Reglas de comportamiento en cuanto a los métodos

Se entiende por método de combate el modo de obtener un determinado resul-


tado mediante el empleo de armas o sistemas de armas. En primer lugar, hay
que diferenciar las estratagemas, que están permitidas, de la perfidia, que está
prohibida.

Estratagema y perfidia

LLa estratagema combina la astucia y el engaño para inducir a error al enemigo, hacién-
dole cometer imprudencias o decisiones equivocadas.

La perfidia trata de engañar al enemigo mediante actos que, apelando a la buena fe de


un adversario con intención de traicionarla, den a entender a éste que tiene derecho a
protección, o que está obligado a concederla.

Entre los métodos�prohibidos cabe citar los siguientes:

• La guerra sin cuartel: amenazar con no dejar supervivientes (u ordenar


hacerlo).

• El hambre: hacer pasar hambre a la población como método de guerra.

• El terror: aterrorizar a la población civil mediante actos o amenazas de


violencia.

• Los escudos humanos y materiales: utilizar la presencia de la población ci-


vil (o sus movimientos) o bienes civiles, para poner ciertos puntos o zonas
a cubierto de operaciones militares.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 48 Introducción al derecho internacional humanitario

5. Prohibición del uso de la fuerza y el sistema


institucionalizado de seguridad colectiva.
Aplicación del DIH a las operaciones de paz

5.1. Evolución de la regulación jurídica del uso de la fuerza


armada

Hasta 1919, en la comunidad internacional existía un sistema�de�seguridad


individual basado en, el derecho� ilimitado� de� los� Estados� a� recurrir� a� la
guerra para resolver sus controversias, ius ad bellum, y en la autoprotección,
lo que suponía que cada Estado debía, en principio, defenderse a sí mismo.
Las Conferencias de la Haya de 1889 y 1907, incapaces de prohibir el recurso
a la guerra, se limitaron a regular el derecho en la guerra, ius in bello, una vez
declarada, o lo que es lo mismo, impusieron la obligación, a los contendientes
y a los neutrales, de respetar las leyes y costumbres de la guerra.

En el Pacto� de� la� Sociedad� de� las� Naciones firmado en Versalles, el 28 de


abril de 1919, se establecía un sistema� de� seguridad� mixto consistente en
que los Estados�quedaban�en�libertad�de�recurrir�a�la�guerra�si�cumplían
determinadas�condiciones. La defensa de cada Estado podía ser individual
cuando la guerra era considerada lícita, o colectiva en caso contrario, compro-
metiéndose los demás Estados a mantener y respetar su integridad territorial
y su independencia política contra cualquier agresión exterior.

Un importante antecedente para comprender mejor el modelo instaurado por


la ONU lo constituyó el Pacto�Briand-Kellogg, firmado en París el 27 de agosto
de 1928, en el que se declara que:

"Las partes contratantes condenan el recurso a la guerra y renuncian a ella como instru-
mento de política nacional en sus relaciones recíprocas."

En 1939, el Pacto obtuvo una casi completa universalidad, aplicándose a 63


Estados, razón por la cual los Tribunales Militares Internacionales de Nurem-
berg y Tokio, creados en 1946 y 1948 respectivamente, se basaron en su arti-
culado para condenar a los criminales de guerra sometidos a su jurisdicción.
Al Pacto cabe objetarle que no previera ningún sistema de organización, de
consultas ni de sanciones contra eventuales violaciones.

La Carta�del�Atlántico firmada por los aliados en Londres el 14 de agosto de


1941, en plena guerra mundial, afirma la intención de conseguir que:

"Todas las naciones del mundo renuncien al uso de la fuerza y pueda establecerse un
sistema extendido y permanente de seguridad general."
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 49 Introducción al derecho internacional humanitario

El proceso de creación de la ONU se acelera el 1 de enero de 1942, cuando


26 Estados firman la �Declaración�de�las�Naciones�Unidas� (por primera vez
aparece este término) y se produce en plena guerra una frenética actividad di-
plomática que consigue poner de acuerdo a las cuatro grandes potencias so-
bre la necesidad de establecer una organización internacional fundada bajo el
principio de igualdad y respeto a la soberanía de los Estados, en la que podrán
ser miembros todos los Estados pacíficos, sean grandes o pequeños, con la fi-
nalidad de asegurar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.

Orígenes de la ONU

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La Carta de las Naciones Unidas, redactada en San Francisco el 26 de junio de Lectura recomanada
1945, rechaza desde su primer párrafo del Preámbulo el uso de la fuerza en las
Podéis acceder a este do-
relaciones internacionales: cumento en la dirección:
www.un.org
"Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos a preservar a las generaciones
venideras del flagelo de la guerra, que por dos veces durante nuestra vida ha infligido a
la Humanidad sufrimientos indecibles..."

Consecuente con esta declaración, el artículo 2.4 de la Carta establece, como


es bien sabido, que:

"[...] los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán


de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la inde-
pendencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los
propósitos de las Naciones Unidas."

Hay, pues, una prohibición expresa del uso o amenaza de la fuerza.

5.2. El sistema de seguridad colectiva de Naciones Unidas

Tradicionalmente se ha venido conectando la noción de seguridad colectiva Lectura recomanada


con el capítulo VII de la Carta. Sin embargo, en el informe realizado en el 2004
Encontraréis este documento
por el grupo de alto nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio, titulado en el material complementario
"Un�mundo�más�seguro:�la�responsabilidad�que�compartimos", se postula del módulo.

un concepto más amplio que un simple sistema en que los Estados se manco-
munan comprometiéndose a considerar que una agresión contra uno de ellos
es una agresión contra todos y, en tal caso, a reaccionar colectivamente.

Las mayores amenazas a la seguridad van mucho más allá de las gue-
rras de agresión entre Estados. Estas amenazas comprenden la pobreza,
las enfermedades infecciosas y la degradación del medio ambiente; la
guerra y la violencia internas; la proliferación y el posible uso de armas
nucleares, radiológicas, químicas y biológicas; el terrorismo y la delin-
cuencia organizada transnacional.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 50 Introducción al derecho internacional humanitario

Las amenazas provienen tanto de actores estatales como no estatales y afectan


a la seguridad de los Estados y de los seres humanos. El principal desafío pa-
ra las Naciones Unidas y sus miembros, dice el informe, consiste en asegurar
que, de todas las amenazas en las categorías arriba indicadas, las que son dis-
tantes no pasen a ser inminentes y las que son inminentes no lleguen a ser
destructivas. Ello exige un marco de acción preventiva que encare todas esas
amenazas de todas las maneras que más eco encuentren en las distintas partes
del mundo.

5.2.1. Arreglo pacifico de las controversias

Mucho menos ambicioso que el informe resulta atraer al sistema de seguridad


colectiva los instrumentos de prevención de los conflictos contenidos en el
capítulo VI. El sistema de seguridad colectiva diseñado por la Carta se basa,
pues, en un proceso concatenado de medidas y acontecimientos desde que
surge una crisis hasta que ésta desemboca en un conflicto armado, mediante
esencialmente la actuación del Consejo de Seguridad, encaminada:

• En primer lugar, a promover el arreglo pacífico de las controversias que


surjan entre los Estados, instando a las partes a buscar una solución por
medio de la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el
arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales
u otros medios pacíficos de su elección.

• En segundo lugar, en el caso de que determine la existencia de una ame-


naza a la paz, quebrantamiento de la paz o acto de agresión, haciendo las
recomendaciones o decidiendo las medidas que deben ser tomadas para
mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales.

Arreglo pacífico de controversias

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5.2.2. Activación del Consejo de Seguridad

En el caso de que la crisis degenere y se produzcan amenazas a la paz, que-


brantamientos de la paz o actos de agresión, la Carta no se limita a prohibir el
uso de la fuerza, sino que diseña dos vías de solución:

• Por un lado, autoriza la legítima defensa del Estado o Estados agredidos

• Por otro lado, pone en marcha un mecanismo de imposición de la paz,


dirigido por el Consejo de Seguridad, de carácter progresivo, en el que las
decisiones se van tomando por orden de menor a mayor gravedad, hasta
llegar al uso de la fuerza.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 51 Introducción al derecho internacional humanitario

Analizaremos los dos sistemas por separado, pero haciendo la salvedad de que
están tan interconectados que últimamente se ha abierto en la práctica una
tercera vía de solución coactiva de los conflictos que viene a ser un híbrido
de las anteriores, en la que el protagonismo de la ONU ha disminuido en be-
neficio de las organizaciones regionales o de los Estados que lideran la misión
de paz.

Activacion del Consejo de Seguridad

*********************Imagen 13*********************

La legítima defensa

Una excepción a la prohibición del uso de la fuerza está constituida por la


legítima defensa. El artículo 51 dispone que:

"Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima de-


fensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Nacio-
nes Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias
para mantener la paz y la seguridad internacionales."

La�legítima�defensa�puede�ser,�pues,�individual�o�colectiva, lo que significa


que un Estado está legitimado para responder con la fuerza en este concepto
no sólo cuando sufre él mismo un ataque armado, sino también cuando ese
ataque se dirige contra otro Estado víctima, del que recibe una previa petición
de asistencia o con el que le una un vínculo convencional en este sentido.

He aquí la base jurídica en la que descansan las grandes�alianzas�militares,


como los tratados regionales de asistencia mutua.

La existencia de un previo ataque armado –una agresión–, ha de ser el presu-


puesto indefectible para el ejercicio de este derecho a la legítima defensa in-
dividual o colectiva. No caben, pues, las acciones armadas ejecutadas como
represalia frente a otras violaciones distintas al ataque armado, según ha es-
tablecido la Resolución 2625 (XXV) de la propia Asamblea General, de 24 de
octubre de 1970; ni tampoco la llamada �legítima�defensa�preventiva� como
reacción ante un hipotético ataque inminente, según se deduce claramente de
la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia, establecida en su Sen-
tencia de 27 de julio de 1986, en el asunto sobre las actividades militares y
paramilitares de Estados Unidos en Nicaragua y contra Nicaragua.

Por lo demás, las medidas tomadas por los miembros en el ejercicio del de-
recho de legítima defensa son provisionales en tanto en cuanto el Consejo
de Seguridad pueda para ejercer la acción que estime necesaria con el fin de
"mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales".
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 52 Introducción al derecho internacional humanitario

La imposición de la paz

La determinación de la existencia de una amenaza a la paz, quebrantamiento


de la paz o acto de agresión la hace el Consejo de Seguridad casuísticamente,
a la luz de todas las circunstancias de cada supuesto en concreto. No obstante,
el Consejo de Seguridad cuenta para ello, como directriz, con la Resolución
3314 (XXIX), ya citada, que define la agresión, como:

"[...] el uso de la fuerza armada por un Estado contra la soberanía, la integridad territorial
o la independencia política de otro Estado, o en cualquier otra forma incompatible con
la Carta."

Esta Resolución tipifica una serie de acciones como actos de agresión (si bien
la enumeración no es exhaustiva, ya que el Consejo de Seguridad podrá de-
terminar qué otros actos constituyen agresión, con arreglo a las disposiciones
de la Carta").

En concreto, el art. 3 dispone que se caracterizará como acto de agresión:


la invasión,la ocupación, la anexión, el bombardeo, el bloqueo de los
puertos o de las costas, el ataque contra las fuerzas armadas terrestres,
navales o aéreas de otro Estado, o contra su flota mercante o aérea; la
utilización�de�fuerzas�armadas en el territorio de otro Estado en�vio-
lación�de�las�condiciones�establecidas�en�el�acuerdo, el permiso�que
su�territorio�sea�utilizado�para�perpetrar�un�acto�de�agresión�contra
un�tercer�Estado, el envío�por�un�Estado�de�bandas�armadas,�grupos
irregulares� o� mercenarios que lleven a cabo actos de fuerza armada
contra otro Estado.

Por otra parte, a fin de evitar que la situación se agrave, el Consejo�de�Seguri-


dad, antes de hacer recomendación o decidir la aplicación de medida alguna,
"podrá�instar�a�las�partes�interesadas�a�que�cumplan�con�las�medidas�pro-
visionales�que�juzgue�necesarias�o�aconsejables", que habitualmente con-
sisten en la cesación�o�alto�el�fuego�y�paralización�de�los�beligerantes�en
las�posiciones�que�ocupen.

A diferencia de las recomendaciones, que no tienen carácter obligatorio, las


medidas coactivas previstas en los artículos 41 y 42 para mantener o restable-
cer la paz y la seguridad internacionales obligan a todos los miembros de las
Naciones Unidas y pueden ser de dos tipos. En primer lugar:

Las medidas previstas en el artículo 41 que no implican el uso de la fuerza y que "po-
drán comprender –en enumeración no exhaustiva–: la interrupción total o parcial de
las relaciones económicas y las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales,
telegráficas, radioeléctricas y otros medios de comunicación, así como la ruptura de las
relaciones diplomáticas".
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 53 Introducción al derecho internacional humanitario

Éste fue el caso de la Resolución 661 (1990) del Consejo de Seguridad, de 6


de agosto de 1990, que imponía a Iraq las llamadas "sanciones económicas"
o "embargo económico".

El siguiente paso a dar por el Consejo de Seguridad puede consistir en la adop-


ción de medidas�de�acción�coercitiva�que�implican�el�uso�de�la�fuerza, con-
forme a lo previsto en el art. 42. En efecto, el sistema de seguridad colectiva
introduce un salto cualitativo importante, al señalar que:

"Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas de que trata el artículo 41 pueden ser
inadecuadas o han demostrado serlo, podrá ejercer por medio de fuerzas aéreas, navales
o terrestres la acción que sea necesaria para mantener o restablecer la paz y la seguridad
internacionales."

Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones


ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres que los�Estados�miembros
se�comprometen�a�poner�a�disposición�del�Consejo�de�Seguridad�cuando
éste�lo�solicite (art. 43).

Conforme a las previsiones de la Carta, para asesorar y asistir al Consejo de


Seguridad en todas las cuestiones relativas a las necesidades militares del Con-
sejo para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, al empleo
y comando de las fuerzas puestas a su disposición, a la regulación de arma-
mentos y al posible desarme, se establece un Comité�de�Estado�Mayor, el cual
"tendrá a su cargo, bajo la autoridad del Consejo de Seguridad, la dirección
estratégica de todas las fuerzas armadas puestas a disposición del Consejo" (art.
47).

La mutación del sistema de seguridad colectiva de la Carta

El fracaso del sistema de seguridad colectiva fue clamoroso en el periodo de la


guerra fría debido a la utilización abusiva del derecho de veto (más de 279). To-
dos los conflictos afectaban, de una u otra manera, a un miembro permanen-
te, particularmente a las superpotencias, y el veto o amenaza de veto impidie-
ron la reacción institucional prevista en la Carta. De hecho, sólo con ocasión
de la Guerra de Corea (1950) emprendieron las Naciones Unidas una acción
propiamente coercitiva, y ello gracias a la ausencia del delegado de la URSS
en el Consejo de Seguridad, y, en su virtud, 19 de los Estados miembros de
las Naciones Unidas pudieron contribuir con sus fuerzas, bajo el mando uni-
ficado de Estados Unidos, a hacer frente al ataque de Corea del Norte. Aban-
donada momentáneamente, por cuantas razones han sido expuestas, la idea
de seguridad colectiva basada en acciones coercitivas, hubo que recurrir a un
nuevo instrumento de carácter preventivo y no coercitivo que fueron las lla-
madas "operaciones de mantenimiento de la paz", que realmente actuaron en
el tiempo como un catalizador necesario para que por fin la ONU pudiera po-
ner en marcha acciones coercitivas que implicaran el uso de la fuerza.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 54 Introducción al derecho internacional humanitario

La ONU era consciente de su carencia de recursos financieros y capacidad para


dirigir, mandar y controlar operaciones de imposición de la paz, por lo que
optó por autorizar�o�encomendar�la�aplicación�de�medidas�coercitivas a
determinados grupos de Estados miembros, evitando de ese modo que hicie-
ran unilateralmente uso de la fuerza fuera del contexto de las Naciones Uni-
das. Pero lo cierto es que a menudo la Organización ha ido por detrás de los
acontecimientos, legitimando y aprobando la aplicación de medidas coerciti-
vas que el Consejo de Seguridad no había previsto, cuando en realidad lo que
daba era una autorización ambigua y genérica.

El apoyo a Kuwait

La ejecución de las sanciones económicas a Iraq, acordadas por la resolución 661, de 6


de agosto de 1990, planteó la necesidad y la legitimidad del uso de la fuerza para detener
en alta mar a buques mercantes de pabellón distinto al "interceptador", y para resolver
el problema el Consejo de Seguridad (resolución 665) instó a los Estados miembros que
cooperaban con Kuwait y estaban desplegando fuerzas marítimas en la región a que "uti-
licen�las�medidas�proporcionadas�a�las�circunstancias�concretas�que�sean�necesarias
bajo la autoridad del Consejo de Seguridad, para detener todo el transporte marítimo que
entre y salga a fin de inspeccionar y verificar sus cargamentos y destinos". Esas "medidas
proporcionadas" encubrían eufemísticamente la utilización de la fuerza por parte de los
Estados que llevaban a cabo el bloqueo marítimo, con la salvedad de que la Organización
se reservaba el control del embargo y preveía la actuación de su Comité de Estado Mayor.

La evolución de los acontecimientos hizo imposible mantener tales reservas de poder


y, atrapada la ONU por sus contradicciones, dictó finalmente la resolución 678 (1990),
que permitió a los Estados coaligados el uso de la fuerza armada, no explícitamente si-
no también de forma elíptica y opaca. La expresión elegida fue "usar�todos�los�medios
necesarios"para ayudar a Kuwait a recuperar su territorio. Tal intervención multinacional
se realizó bajo la exclusiva�dependencia�de�sus�mandos�nacionales, sin dirección ni
control alguno por parte del Comité de Estado Mayor ni del propio Consejo de Seguridad
y vino a constituir un híbrido entre la acción coercitiva del capitulo VII y la legítima
defensa colectiva, lo que implicaba una verdadera mutación�del�sistema�de�seguridad
colectiva de la Carta que ha desembocado en un�sistema�de�privatización�del�uso�de
la�fuerza por los Estados previa autorización del Consejo de Seguridad.

El proceso de cambio del sistema en la práctica, sin tener que modificar el texto
de la Carta, ha sido irreversible y acelerado. En Bosnia-Herzegovina, los Estados
miembros, autorizados por el Consejo de Seguridad a usar la fuerza para hacer
cumplir la prohibición de vuelos militares, disuadir los ataques a las zonas
seguras y apoyar a UNPROFOR, decidieron delegar y encomendar esas tareas
a la OTAN, con lo que se inició una nueva�forma�de�cooperación�entre�las
Naciones�Unidas�y�las�Organizaciones�Regionales en la resolución de crisis
que se ha abierto camino y que prácticamente monopolizan las operaciones
de paz en curso bajo la cobertura del capítulo VII.

5.3. Instrumentos para promover la paz y la seguridad


internacionales. Las operaciones de paz

Las Naciones Unidas han creado diversos instrumentos para controlar y resol-
ver las crisis internacionales. Los más importantes son los siguientes:

• La diplomacia preventiva (prevención del conflicto)


• El establecimiento de la paz
• El mantenimiento de la paz
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• La consolidación de la paz
• El desarme
• Las sanciones
• La imposición de la paz

La intervención de la ONU en los cuatro primeros requiere el consentimiento


previo de las partes concernidas. En cambio, las sanciones y la imposición
de la paz son medidas coercitivas que, por definición, se adoptan sin mediar
consentimiento. El desarme puede llevarse a cabo por acuerdo o en el contexto
de medidas coactivas.

Mecanismos de intervención de la ONU

*********************Imagen 14*********************

5.3.1. Las operaciones de mantenimiento de la paz

Las operaciones de mantenimiento de la paz deben contemplarse como una


delicada obra de ingeniería de la ONU para salir de la situación de inoperancia
del Consejo de Seguridad, paralizado por el uso abusivo del veto. Tal es así
que no tienen apoyo normativo en la Carta. Son las llamadas "operaciones del
capitulo VI y medio", porque no pueden encuadrarse ni en las medidas que
preconiza el capítulo VI para arreglar pacíficamente las controversias, ni en las
medidas coercitivas del capítulo VII. Casi fue un golpe de Estado, dentro de la
Organización, la iniciativa de la Asamblea General de, saltándose las compe-
tencias del Consejo, aprobar la Resolución 377/1950, "unidos por la paz", por
la que se puso en marcha un nuevo cometido de la ONU, un invento –como
reconoce el mismo Secretario General, Boutros Ghali, en su informe "Un pro-
grama para la paz"– para amortiguar las crisis internacionales mediante, esen-
cialmente, el empleo de fuerzas militares, mediante operaciones preventivas,
no coercitivas, de mantenimiento de la paz.

5.4. Aplicación del DIH a las operaciones de paz

Existe una interrelación entre el DIH y la Carta. En efecto, el el DIH carece


de mecanismos autónomos de defensa frente a las violaciones humanitarias y
debe acudir al sistema de seguridad colectivo de Naciones Unidas:

"En situaciones de violaciones graves de los Convenios o del presente Protocolo, las Altas
Partes contratantes se comprometen a actuar, conjunta o separadamente, en cooperación
con las Naciones Unidas y en conformidad con la Carta de las Naciones Unidas."

Artículo 89 del Protocolo I.

Por su parte, en la Convención�sobre�la�Seguridad�del�Personal�de�las�Na-


ciones�Unidas�y�el�personal�asociado, de 1994, aparecen dos artículos clave.
En el artículo 20 se dice que: "Nada de lo dispuesto en la Convención afectará
a la aplicabilidad del Derecho Internacional Humanitario ni a la responsabili-
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 56 Introducción al derecho internacional humanitario

dad del personal de respetarlo"; y en el artículo 19 se establece el compromiso


de los Estados a incluir el estudio de las disposiciones pertinentes del derecho
internacional humanitario en sus programas de instrucción militar.

No cabe duda de que, en todas las operaciones de paz que se lleven a cabo bajo
la cobertura del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas que impliquen
el uso de la fuerza armada, se deberán cumplir las normas y principios del DIH.

Naciones Unidas extiende dicha aplicación en un boletín sobre la observancia


del DIH en las operaciones de paz, de 6 de agosto de 1999, a todas aquellas
operaciones, bajo su mando y control, en las que se produzca un enfrenta-
miento armado.

Con independencia de lo establecido en el citado boletín, que tiene el carácter


de documento administrativo sin fuerza vinculante, los Convenios de Ginebra
de 1949 en su artículo 1, común a los cuatro Convenios, establecen que:

"Las Altas Partes Contratantes se comprometen a respetar y a hacer respetar el presente


Convenio en todas las circunstancias."

Por lo que, prima facie, la responsabilidad de aplicar el DIH en las operaciones


de paz recae en los Estados que aportan contingentes.

5.5. La intervención humanitaria o la obligación de proteger

Siguiendo la argumentación que aparece en el citado informe del 2004 titulado


"Un mundo más seguro: la responsabilidad que compartimos", el párrafo 7 del
artículo 2 de la Carta prohíbe intervenir "en los asuntos que son esencialmente
de la jurisdicción interna de los Estados". Como consecuencia, durante mucho
tiempo ha habido un debate en la comunidad internacional entre quienes
insisten en el "derecho de intervenir" en catástrofes causadas por el hombre y
quienes aducen que el Consejo de Seguridad, por más que el Capítulo VII le
confiera atribuciones para "mantener o restablecer la seguridad internacional",
no puede autorizar medidas coercitivas contra Estados soberanos por lo que
ocurra dentro de sus fronteras.

El principio de la no intervención en los asuntos internos no puede utilizarse


para proteger actos genocidas o atrocidades de otra índole, como infracciones
generalizadas y sistemáticas del derecho internacional humanitario o la depu-
ración étnica en gran escala, que pueden considerarse una amenaza para la
seguridad internacional y, por lo tanto, dar lugar a que el Consejo de Seguri-
dad tome medidas.

Existe un reconocimiento cada vez mayor de que el problema no es el "dere-


cho de intervenir" de un Estado sino la "obligación de proteger" que tienen
todos los Estados cuando se trata de seres humanos que sufren una catástrofe
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 57 Introducción al derecho internacional humanitario

que se puede evitar. Está cada vez más aceptado por otra parte que, si bien
incumbe a los gobiernos soberanos la responsabilidad primordial de proteger
a sus propios ciudadanos de catástrofes de esa índole, cuando no pueden o no
quieren hacerlo es la comunidad internacional en general la que debe asumir
esa responsabilidad, que se concreta no sólo en proteger sino en prevenir, re-
mediar y reconstruir.

El genérico deber de proteger de los Estados abarca tres responsabilidades específicas:

a) La responsabilidad de prevenir: eliminar tanto las causas profundas como las causas
directas de los conflictos internos y otras crisis provocadas por el hombre que pongan
en peligro a la población.

b) La responsabilidad de reaccionar: responder a las situaciones en que la necesidad


de protección humana sea imperiosa con medidas adecuadas, que pueden incluir
medidas coercitivas como la imposición de sanciones y las actuaciones legales en el
plano internacional, y en casos extremos la intervención militar.

c) La responsabilidad de reconstruir: ofrecer plena asistencia para la recuperación, la re-


construcción y la reconciliación, eliminando las causas del daño que la intervención
pretendía atajar o evitar."

Hasta ahora, el Consejo de Seguridad no ha sido ni muy sistemático ni muy


eficaz al hacer frente a esos casos y muchas veces ha actuado demasiado tarde
o con demasiada vacilación o no lo ha hecho en absoluto. Sin embargo, pau-
latinamente el Consejo, y la comunidad internacional en general, han llegado
a aceptar que en virtud del capítulo VII, y en cumplimiento de la norma de la
obligación internacional colectiva de proteger, que se está imponiendo, siem-
pre pueden autorizar una acción militar para reparar una situación interna de
enorme iniquidad si se declara que constituye "una amenaza para la paz y la
seguridad internacionales", lo que no resulta particularmente difícil cuando se
está vulnerando el derecho internacional.
© FUOC - Cruz Roja Española • XP06/930041/00001 58 Introducción al derecho internacional humanitario

Bibliografía
Bibliografía básica

Casanovas i La Rosa, O. "VII. Derecho de los Conflictos armados". En: M. Diez de Velasco.
Instituciones de Derecho Internacional Público (capítulos XLIII y XLIV). Madrid: Tecnos.

CICR (1994). Manual del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Ginebra: CICR.

CICR (2003). El Derecho Internacional Humanitario y los retos de los conflictos armados contem-
poráneos. Informe para la XXVIII Conferencia Internacional de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja. Ginebra: CICR.

Gasser, H.P. (1993). Le droit internacional humanitaire. Introduction. Haupt: Institut Henry
Dunant.

Kalshoven, F.; Zegveld, L. (2001). "Restricciones en la conducción de la guerra". En: Intro-


ducción al Derecho Internacional Humanitario. Ginebra: CICR.

Pictet, J. (1952/1966). Commentary on the Geneva Conventions of 12 August 1949 (vol. I, II,
III y IV). Ginebra: CICR. Hay edición en francés.

Rodríguez-Villasante y Prieto, J.L. (coord.) (2002). Derecho Internacional Humanitario.


Valencia: Tirant Lo Blanch.

Sassoli, M.; Bouvier, A. (2003). Un droit dans la guerre ? Ginebra: CICR.

Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI) (2005). Sipri Yearbook


2005. Armaments, disarmament and International Security. Oxford: University Press.

VV.AA. (2001). Comentario del Protocolo del 8 de junio de 1977 adicional a los Convenios de
Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados
internacionales (Protocolo I). Tomos I y II. Bogotá: CICR; Plaza & Janés Editores. Hay versión
en español del Comentario al Protocolo II.

Bibliografía complementaria

Carta de Naciones Unidas.

Informe 2004 sobre "Amenazas, desafíos y cambios. Naciones Unidas.

Informe del Secretario General 2005, "Un concepto más amplio de la libertad: desarrollo,
seguridad y derechos humanos para todos". En: (2002). Derecho Internacional Humanitario
(pág. 36). Valencia: Tirant lo Blanc.2002.
Imagen 1

Conflictos armados internacionales


Conflictos armados internos
Normas sobre la neutralidad

Conflictos armados internacionales


Derecho de la conducción de las hostilidades (La Haya)
Derecho Internacional Humanitario (Ginebra)

Derecho de la conduccion de las hostilidades (La Haya)


Normas de carácter general
Derecho de la guerra terrestre
Derecho de la guerra marítima
Derecho de la guerra aérea

Normas de carácter general


• Declaración de San Petersburgo de1868, proyectiles explosivos y
de pequeño peso
• Declaración II (proyectiles expansivos) y III (proyectiles que
difunden gases asfixiantes) de La Haya de 1899
• Protocolo de Ginebra de 1925 (gases asfixiantes, tóxicos y
similares y medios bacteriológicos)
• Convención de 1972 (armas biológicas y toxínicas)
• Convención de 1976 (técnicas de modificación ambiental)
• Convención de las Naciones Unidas (Ginebra) sobre armas
convencionales excesivamente nocivas o de efectos
indiscriminados (1980), con sus Protocolos adjuntos:
– Protocolo I. Fragmentos no localizables por rayos X en el cuerpo
humano
– Protocolo II. Minas, armas trampa y otros artefactos.
Enmendado en 1996
– Protocolo III. Armas incendiarias
– Protocolo IV. Armas (láser) que producen ceguera (Viena,
1995)
– Protocolo V. Restos explosivos de Guerra (Ginebra, 2003)
• Convenio de Paris de 1993, sobre armas químicas
• Tratado de Ottawa, sobre minas antipersonas (1997)

Derecho de la guerra terrestre


• II Convenio de La Haya de 1899
• IV Convenio de La Haya de 1907 y Reglamento Anexo sobre Leyes
y Costumbres de la guerra terrestre

Derecho de la guerra marítima


• Declaración de París de 1856
• VI a XII Convenios de La Haya de 1907
• Tratado de Londres (1930) y Protocolo de Londres (1936) Guerra
submarina

Derecho de la guerra aérea


• XIV Convenio de La Haya de 1907
• Reglas de la Guerra Aérea, La Haya, 1922-1923
• Protocolo I, 1977, Adicional a los Conevenios de Ginebra

Derecho Internacional Humanitario (Ginebra)


• Combatientes fuera de combate
• Población civil
• Bienes culturales

Combatientes fuera de combate


• Heridos y enfermos fuerzas armadas en campaña (I Convenio de
Ginebra 1949)
• Heridos, enfermos y náufragos en la mar (II Convenio de Ginebra
de 1949)
• Trato debido a los prisioneros de guerra (III Convenio de Ginebra
de 1949)
• Víctimas de la guerra (Protocolo I de 1977, Adicional a los C. de
Ginebra), protección de las personas fuera de combate

Población civil
• IV Convenio de Ginebra de 1949
• Protocolo I de 1977, adicional a los Convenios de Ginebra

Bienes culturales
• Convenio de La Haya de 1954
• Protocolo I de La Haya de 1954
• Reglamento de La Haya de 1954
• Protocolo I de 1977, adicional a los Convenios de Ginebra
• Protocolo II de La Haya de 1999

Conflictos armados internos


• Artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949
• Protocolo II de 1977, Adicional a los Convenios de Ginebra
• Convenio de La Haya sobre Bienes Culturales de 1954

Normas sobre la neutralidad


• Convenio V de La Haya de 1907, guerra terrestre
• Convenio XIII de La Haya de 1907, guerra marítima
Imagen 2

Textos internacionales Textos nacionales

Reales Ordenanzas Código Penal Militar Código Penal


Art,s 7, 139 y 140 Arts. 76, 77 y 78 Arts. 608- 616

I Convenio de Ginebra (1949)

Conflictos internacionales
II Convenio de Ginebra (1949)

Titulo II protocolo adicional I (1977)

Art. 3 comun a los cuatro Convenios

Conflictos internos

Titulo III protocolo adicional II (1977)


Imagen 3

Contenido de la protección

Deberes de acción Deber de abstención

Protección directa Protección indirecta No atacar No maltratar

Protección de la organización sanitaria


Búsqueda y recogida

Trato humano Personal sanitario

Unidades sanitarias
Cuidados médicos

Información Transportes sanitarios


Imagen 4

Concepto de “personal sanitario”

Criterio funcional Criterio de adscripción Criterio de exclusividad

Búsqueda y recogida Sanidad militar


Permanente

Transporte Sociedades de socorro


Temporal

Diagnostico Protección civil

Tratamiento Sanidad civil

Primeros auxilios

Medicina preventiva

Administración
Imagen 5

Transporte Acción de trasladar heridos, equipo o material


Concepto
Medios de Vehículos, buques y aeronaves exclusivamente
transporte dedicados al transporte sanitario

Respeto y protección
Transportes
terrestres

Posibilidad de captura

Exentos de captura
Buques hospitales
y embarcaciones
Contenido de costeras de
la protección Transportes salvamento Controlados
marítimos

Inspección pero sin


Buques de apresamiento ni
transporte confiscación

Zonas no
Vuelo libre
dominadas
Transportes
aéreos
Zonas dominadas
Acuerdo previo
y de contacto
Imagen 6

Fuerzas armadas
Con estatuto de Milicias
combatiente Movimientos de resistencia
Poblacion levantada en armas
Guerrilleros

Estatuto de
prisionero
Tripulaciones civiles
Sin estatuto de Corresponsales de guerra
combatiente Proveedores
Trabajadores

Personas que tuvieron derecho al estatuto pero lo perdieron.


Sin estatuto pero (Art.4 B GIII)
con derecho al
trato de
prisionero

Guerrilleros que no reúnan condiciones de combatiente legítimo


(Art.44.4 GPI)

Con estatuto Se presumirá prisionero Hasta que un tribunal decida .(Art.5 GIII.
dudoso de guerra y Art.45.1 GPI).
Imagen 7

Comienzo del cautiverio

Captura Interrogatorio Evacuación

Pasa de combatiente a
victima Practicado en lengua Lo mas rápidamente
que entienda posible
Se le desarma y retira su
equipo Prohibida la tortura y la Hacia campamentos
coacción seguros

Conserva su equipo de
Solo debe declarar: En condiciones similares
protección y vestuario
- Nombre y apellidos a las tropas propias
militar
*graduación
- Fecha de nacimiento
Si no se le puede evacuar
Se le clasifica y prepara para - Número de matrícula
se le debe dejar libre
el interrogatorio militar

El fin del cautiverio

Repatriacion Traslado a un Evasión Fallecimiento


pais neutral

Al termino de las
hostilidades Durante las
hostilidades

Uso de armas
Prisioneros gravemente como último Certificado de defuncion
Sin demora y recurso
enfermos o heridos
voluntariamente
Infracción Entierro honroso e
disciplinaria individual
Largo cautiverio

Nunca es
Por acuerdo especial agravante
Investigación oficial por
muertes en circunstancias
anómalas

Comunicación urgente a
la oficina de información
Imagen 8

Normativa aplicable a la población civil

Anterior a las
Sistema de protección indirecta Reglamento de las leyes y usos
guerras
de la guerra terrestre
mundiales

Convenio IV de Ginebra

Posterior a las Sistema de protección directa Insuficiente


guerras
mundiales

Limitado

Cruz Prohibicion de ataques


Roja Protocolos adicionales a los
Principio de distincion convenios de Ginebra

Naciones
Limitacion de medios
Unidas
Imagen 9

Sistemas de protección

Sistemas de prevención para disminuir el Sistemas de corrección para aliviar el sufrimiento de las víctimas
número de víctimas

De carácter De carácter De protección de los De protección De protección


juridico militar derechos específica general
fundamentales

Protegen ciertas Imponen Un mínimo Protegen Acciones de


áreas criterios de para un categorías de apoyo
geográficas ataque máximo personas
Imagen 10

Las armas prohibidas o restringidas

Prohibiciones genéricas Prohibiciones o restricciones específicas

Las que causen males


superfluos o sufrimientos
innecesarios Prohibiciones condicionadas Prohibiciones absolutas

Las que produzcan


efectos indiscriminados

Por falta de control

Por falta de precisión

Las que causen daños Por su aspecto inofensivo


extensos, duraderos y
graves al medio ambiente Por su utilización pérfida.
Imagen 11

Sistema de seguridad individual


Hasta 1919 Derecho a la guerra

Sociedad de Derecho a la guerra


condicionada Sistema de seguridad mixto
Naciones

Pacto Briand
Kellogg Condena el recurso a la guerra No tiene sistema de seguridad

Carta del
Renuncia al uso de la fuerza Sistema de seguridad general
Atlántico

Carta de
Prohíibe el uso de la fuerza Sistema de seguridad colectivo
Naciones Unidas
Imagen 12

Negociación

Mediación Conciliación

Arreglo pacífico de
controversias

Arreglo
Investigación judicial

Arbitraje
Imagen 13

Activación del consejo de seguridad en caso de amenazas a


la paz quebrantamientos de la paz o actos de agresión

Determina
existencias de
amenazas a la paz Hace recomendaciones Adopta medidas de
fuerza

Adopta medidas que no


Insta a las partes a implican el uso de la
cumplir medidas fuerza
provisionales
Imagen 14

Prevención del conflicto

Establecimiento de la paz

Imposición de la paz

Mecanismos de
intervención de la ONU Mantenimiento de la paz
en las crisis

Consolidación de la paz

Desarme

Sanciones

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