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cual me permite dirigirme a ustedes, amados y amadas del señor; y como dijo el apóstol
y gran escritor Pablo a la iglesia de los Corintios, hoy yo les digo a ustedes; que La
gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con
cada uno de ustedes.
Quizás se podía ver obvio elegir una porción como el salmo 23, 27, 46, 91 y otros; desde
el momento que se nos indicó el compartir la Palabra de Dios, y luego de orar por un
corto tiempo, vino a mi corazón el compartirles el Salmos 42.
También vemos:
4. Sus SUFRIMIENTOS Sal 22 y 69
5. Su RESURRECCIÓN Sal 16.
6. Su GLORIA y TRIUNFO
DAVID fue el autor principal de los salmos, con un total de 73 salmos de los 150
atribuidos a él, a David, pero hay otros autores también: 50 son ANÓNIMOS. El salmo
92 lo escribió MOISÉS. A SALOMÓN se le atribuyen 2 salmos, otros a ASAF, el director
del coro de David, también los hijos de CORÉ, y un escritor conocido como JEDUTÚN.
El libro de los salmos es un conjunto de 150 salterios; pero este conjunto de salmos está
subdividido en cinco libros, los cuales representan al pentateuco; es decir, los
Primeros cinco libros de la Biblia.
Si usted mira en su biblia, se dará cuenta de que al Inicio del Salmos 1 dice: Libro 1; al
iniciar el salmo 42 dice: Libro 2; al iniciar el salmo 73 dice: Libro 3; al iniciar el salmo 90
dice: Libro 4; y al iniciar el salmo 107 dice: Libro 5; es decir, que los:
De manera que el salmo 42, del cual deseo hablarle los próximos minutos, es una
sección la cual se extiende hasta el salmo 72, lo cual equivale al éxodo, periodo de
esclavitud y tribulación del pueblo de Israel; donde Faraón oprimía al pueblo de tal modo
que ellos se vieron en la imperante necesidad de clamar a Dios.
Finalmente, como todos sabemos, los clamores de los hijos de Israel, fueron escuchados
y el Señor Todopoderoso intervino a su favor de su pueblo sufriente, y les libró con mano
poderosa, para así cumplir con sus promesas a Abrahán, Isaac y Jacob.
Tal le paso a Pablo, cuando perseguía a los creyentes, vemos que el señor mismo, se le
cruzó por el camino, y cuando ellos interactuaron, cuando ellos hablaron, cuando Pablo
le pregunto, ¿Tú quién eres?, el personaje le respondió: “Yo soy Jesús a quien tu
persigues”; la pregunta que nos cabe es, ¿Perseguía Pablo a Jesús? No, pues ya
incluso él, es decir, Jesús había muerto.
Es decir, ese castigo, no calló sobre sus hijos, los hijos de Core; y como ellos estaban
relacionados con la TRIBU DE LEVI, ellos continuaron su servicio para Dios; y son estos
hijos de Core, quienes se encargaron de escribir este salmo 42.
En el verso 1 el salmista dijo: Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Si pensamos en los tiempos en los cuales los israelitas estaban en los territorios
egipcios, en esclavitud, como ya hemos dicho, castigados por los fuertes rayos del sol,
trabajando los ladrillos, trabajando en los campos con el trigo, buscando paja; es lógico
pensar que muchos de ellos tenían la imperiosa necesidad de desear beber de las aguas
del Nilo.
Trayendo este salmo y este verso a nuestro tiempo, nos damos cuenta la de que cuando
estamos sedientos, en necesidad, incluso en angustia; podemos saciarnos de las Aguas
frescas del Espíritu Santo.
También un concepto bíblico que podemos aplicar al agua de la cual el salmista habla,
es referente a la satisfacción que podemos tener cuando nos sumergimos en la Palabra
de Dios.
Tenemos que saciar nuestra sed en los BRAZOS del SEÑOR; no debemos angustiarnos
o atribularlos, él nos satisface.
2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré
delante de Dios?
3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días:
¿Dónde está tu Dios?
4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de cómo yo fui (Iba)
con la multitud, y la conduje (La conducía) hasta la casa de Dios, entre voces de
alegría y de alabanza del pueblo en fiesta. (Las fiestas de la peregrinación)
Recordaba los momentos de gozo, alegría, felicidad, los tiempos de fiestas, bailes y
disfrute de comida, mientras celebraba con los hermanos de Israel, en las fiestas del
Señor.
5 ¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? ESPERA EN DIOS;
porque aún he de alabarle (esto aún no se acaba), salvación mía y Dios mío (el está
expresando que el padre es su salvador, él se reprendió y se aconsejó a si mismo).
6 Dios mío, mi alma está abatida en mí; me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra
del Jordán, y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas han
pasado sobre mí.
JONÁS 2:1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 2
y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; desde el seno del Seol
clamé, y mi voz oíste. 3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, y
me rodeó la corriente; TODAS TUS ONDAS Y TUS OLAS PASARON
SOBRE MÍ.
9 Diré a Dios: Roca mía, ¿Por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo
enlutado por la opresión del enemigo?
En Egipto Israel fue redimido con La Sangre de Cordero Pascual. En este mundo
nosotros hemos sido redimidos por la Sangre del Cordero de Dios, Jesús.