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EMISOR DE RADIO 1: A la 1:30 minutos del día 9 de abril de 1948 fue asesinado por
un policía conservador el Doctor Jorge Eliécer Gaitán por órdenes del partido
conservador. Desde el gobierno conservador. Cuatro balazos por la espalda le dio el
policía conservador mandado por el gobierno conservador y asesinó a la 1 y 30 minutos
al salir de su oficina el Doctor Jorge Eliécer Gaitán en las calles 14 y 15 con carrera
7ma.
NARRADOR: Desde cada casa, lo escuchan sus amigos, vecinos, familiares u otros
populistas y liberales que lo apoyaban, sobre todo el pueblo, que era su gran aliado y
se identificaba por ese mismo nombre.
NARRADOR: Luego de haber sido asesinado a Jorge Eliecer Gaitán, la turba liberal de
rebelados se toma la radio con el fin de unir fuerzas y hacerse al poder.
NARRADOR: Algunos en las casas y plazas, ya se preparaba para una guerra. Siendo
muy radical, Joaquín, un ciudadano bajito, de pelo largo y negro que vivía en Bogotá
desolado desde hace mucho tiempo y se conocía todas las mañas de corrupción en el
Estado ya que hace algunos años fue infiltrado.
JOAQUÍN: ¡No podemos dejar como si nada el asesinato de nuestro líder social vamos
a pelear! (gritando)
OTRO INCÓGNITO: Para eso, vayamos a la radio, a difundir y contra atacarlos con
información. Muy conservadores son que a veces dicen mentiras para dañar la imagen
de nosotros, los liberales.
JULIO ORTIZ: Jorge Eliecer, a usted lo van a matar, usted tiene que cuidarse mucho.
Deje de ir a esos lugares, primero está su vida.
MARIANO OSPINA: Hemos tenido grandes pérdidas, por más que compremos votos
no tenemos opción de ganar. ¡No sé qué vamos hacer! La verdad que este politiquero
nos ha dejado a un lado.
(Momento en silencio, y se forma un desorden en la sala. Todos hablando)
INCÓGNITO: Propongo que lo matemos, cuanto antes, pero que no seamos nosotros
mismos, ya que nos veremos bien perjudicados.
MARIANO OSPINA: Me parece una buena idea, hay que planearlo muy bien, para eso
hablemos en general con el Congreso y demás organizaciones del Estado a ver si
mandan a un policía o cualquiera a matar a Gaitán.
JUAN ROA SIERRA: Señor Presidente, se que no debería estar acá, pero escuche la
propuesta, y me encantaría adueñarme del caso. Además me se absolutamente los
horarios de Gaitán, y así podría ajustar la hora para su fin.
MARIANO OSPINA: ¿Cuánto cobra por la vuelta?
JUAN ROA SIERRA: Fresco, lo que usted quiera, sin embargo necesito una gran
cantidad de pesos, ya que soy albañil y me sostengo con eso.
GAITÁN: ¿Halo? Ya terminé tu defensa, hombre. Esperemos, lo que Dios quiera, a ver
si quedas suelto de cualquier juicio o delito. ¿Nos vemos en la cafetería?
TENIENTE CORTES: ¡Que se dice, Caudillo! Enserio, muchas gracias por todo
abogado. Yo más que nada espero salir de este problema pronto. Si, hágale allá lo
espero.
NARRADOR: Sueltan la llamada, y después de unas cuantas horas los dos salieron a
almorzar en una cafetería muy cerca de la Carrera Séptima.
NARRADOR: Luego, se encuentran a otro viejo amigo de Gaitán. Con quien se
estrechan la mano.
NARRADOR: Entre misterio y misterio, no le dice nada. Será que le iba a decir de su
pronta muerte?
NARRADOR: Gaitán retrocedía unos pasos, tratando de cubrirse la cara con las manos
y procurando ganar de nuevo el edificio. Simultáneamente se escuchan tres disparos
consecutivos y un cuarto retardado.
(Se escuchan tres disparos)
NARRADOR: Pero sólo unos fragmentos más tarde. Gaitán cayó al suelo
NARRADOR: Plinio Mendoza se inclina para ayudarlo, sin poder salir de la inmensa
sorpresa que le causaba. Y le pregunta: