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CICLO B
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100 ADVIENTO
101 DOMINGO I
Ciclo B: 101B
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DOMINGO II DE ADVIENTO 102
Ciclo B 102B
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103 DOMINGO III ADVIENTO
Ciclo B: 103B
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104 DOMINGO IV ADVIENTO
Ciclo B: 104B
I Sam.7,1-5.8b-12.14-16: "tu trono durará por siempre"
Rom. 16, 25-27: "Cristo, revelación del misterio"
Lucas 1, 26-38: "el trono de David..."
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200 NAVIDAD
Teología de la ENCARNACION
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Misa de la VIGILIA: 200A
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Misa de MEDIANOCHE: 200B
1. UN CANTO DE FE 200B1
1. Canto de fe. "Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la
tierra; cantad al Señor, bendecid su nombre" (Salmo respons.).
Después del largo camino de Adviento, María y José, a quienes hemos
acompañado en su viaje, llegan a Belén. Nosotros nos unimos a los pastores para
acoger al Señor en esta Nochebuena.
Los ángeles anuncian: "No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría
para todo el pueblo. Os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor" (Evangelio). En
este Niño hemos de descubrir el rostro auténtico de Dios.
"No temáis", nos recomiendan los ángeles, para que recibamos a nuestro
Salvador. ¿Por qué cantamos; por qué bendecimos?. Porque sabemos que quien se
acerca a nosotros en Belén es Dios que nos ama, Dios que nos perdona, Dios que
quiere tener sus delicias "en estar con los hijos de los hombres".
"Dios ha obrado hoy tres milagros: el primero que se ha hecho hombre; el
segundo, que una Virgen haya dado a luz; el tercer, que el corazón del hombre haya
creído" (Santo Tomás). Cantamos y bendecimos para que este tercer milagro,
nuestro acto de fe, se obre tambien en nosotros: "Piensa siempre en esta cosas y
encuentra en ellas un continua alegría; empéñate en corresponder con amor a Aquel
que, de tantos modos, te manifiesta su Amor" (San Bernardo).
2. Canto de alegría. Recibimos al Niño en el silencio de la noche. Estos días
traen a nuestro ánimo acontecimiento de la infancia, de la intimidad de la familia que
nos dio la vida, de la familia en la que hemos descubierto a Dios, recuerdos que nos
ayudan a tratar al niño, no como a un extraño, sino como a alguien verdaderamente
de nuestra propia familia.
Nuestro acto de fe, nuestro deseo de entrar en el misterio de este nacimiento
del Hijo de Dios en la tierra, nos lleva a preparar su venida, para que no nos suceda
como a los habitantes de Belén, que no ofrecieron un lugar para la Sagrada Familia y
obligaron a Cristo a nacer en un pesebre.
3. Preparación. Los pastores nos dan ejemplo de cómo hemos de
prepararnos. También en la noche velaban sobre sus rebaños; cumplían su deber de
servicio y de trabajo. Pastores de hoy somos cada uno de nosotros cuando,
entregados al trabajo, al servicio de nuestros conciudadanos, convertimos ese
trabajo en oración y transformamos todo servicio a los hombres en alabanza y gloria
de Dios.
Las campanas de Gloria nos anuncian que la Nochebuena no es una escena
de siglos atrás. Al rememorar que el Señor ha nacido de la carne en el portal de
Belén comprendemos que vuelve ahora a buscar un lugar, no en Belén, sino en
nuestra alma, y viene acompañado de María y de José. Recibámosle; pidamos
perdón por nuestros pecados, por nuestras negaciones de su Nombre, por el
desinterés hacia El que tantas veces manifestamos, por no haber rechazado en
nosotros la "impiedad, por haber vivido impíamente" (2ª lect.).
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Misa de la AURORA: 200C
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Misa del DIA: 200D
Isaías 52, 7-19: "ven cara a cara al Señor"
Hebreos 1, 1-6: "nos ha hablado por el Hijo"
Juan, 1, 1-18: "y la Palabra se hizo carne"
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201 DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA
Ecle.3,3-7.14-17a:"honra a tu padre...respeta a tu madre"
Colos. 3, 12-21: "mujeres...maridos...hijos...padres..."
Mat.2,13-15.19-23:"coge al Niño y a su Madre..."
Lucas 2, 22-40: "los padres de Jesús lo encontraron..."
RF. M. cap 8: La FAMILIA y su modelo
FDCI. pp. 193-198
Ciclo B: 201B
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202 II DOMINGO DESPUES DE NAVIDAD
Ciclo A: 202A
2. SANTIDAD 202A2
(sobre el Evangelio ver guión de la 3ª Misa de Navidad)
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300 EPIFANIA DEL SEÑOR
Ciclo B: 300B
1. LUZ DE LA FE 300B1
1. La misión de Cristo es universal. Epifanía significa "revelación",
"manifestación". El Mesías se revela en la Nochebuena a Israel, representado por los
más sencillos. Días después a todas las naciones, y los Magos ostentan esta
representación. Jesús es enviado a salvar a todos los hombres; la redención es
universal (2ª lect.). Ahora, el pueblo de Dios es la Iglesia, nuevo Israel. "Ya no hay
distinción de judío, ni grieto; ni de siervo ni de libre; ni tampoco de hombre, ni de
mujer" (Gal. 3, 28). Lo que importa es que seamos una sola cosa en Jesucristo
(Ibidem).
2. Dejarnos guiar por la fe. Una estrella conduce a estos hombres de fe
admirable, los Magos, desde lejanas tierras hasta el portal de Belén, donde adoraron
al Niño (Ev.). Toda nuestra vida deber ser un caminar en dirección al cielo, Belén
eterno, en el que adoraremos a Dios Uno y Trino, en unión con María y José. Y para
esta andadura hacia la patria definitiva, Dios nos da una estrella: la luz de la fe.
Agradezcamos ese don y dejémonos guiar por la estrella. De acuerdo con la fe
hemos de juzgar ya todos los acontecimientos y medir el auténtico valor de nuestras
obras: "Todo es nada, y menos que nada, lo que acaba y no contenta a Dios"
(Santa Teresa). Vivir para ambiciones y triunfos equivale a fracasar. "¿De que le
sirva al hombre ganar todo el mundo...? (Mt. 16, 26).
3. Correspondencia. Como lo que importaba, y mucho, era llegar, superaron
todos los obstáculos. Adoraron al Niño y le ofrecieron sus tesoros (Ev.). Dios no
necesita nada nuestro pero quiere nuestras ofrendas. Pongamos a sus pies el oro
puro del amor. El incienso de nuestras oraciones y el de las obras hechas con
espíritu de adoración. Y la mirra de nuestros sufrimientos (cfr. Mc.15,23), que, unidos
a los de Cristo, son participación en su obra redentora de la humanidad.
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400 CUARESMA
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400 MIERCOLES DE CENIZA
1. CONVERSION 400A1
1. 1ª lect.: "Convertíos a mí de todo corazón... Rasgad los corazones, no las
vestiduras". Comienza la Cuaresma, tiempo de conversión, oración y penitencia
sinceras. Rasgarse las vestiduras es símbolo de hipocresía, de falsedad. Que la
Cuaresma no sea simplemente el uso del color morado, la imposición de la ceniza en
la frente, la supresión del "aleluya" y el cumplimiento del ayuno y la abstinencia con
espíritu cicatero. Que todo eso sea signo externo de nuestra auténtica conversión al
Señor. Lo importante es que abramos nuestro corazón a Cristo: "Si hoy oyerais su
voz, no endurezcáis vuestro corazón" (Sal. 94, 8; Hebr.3, 8). Digamos, pues,
arrepentidos: "Perdona, Señor, perdona a tu pueblo". Hemos de cobrar conciencia de
nuestros pecados que condujeron a Cristo a la cruz: "Misericordia, Dios mío, por tu
bondad, por tu inmensa compasión, borra mi culpa" (Sal. res.).
2. 2ª lect.: El arrepentimiento es una gracia que Dios concede a los humildes:
"Os lo pedimos por Cristo: dejaos reconciliar con Dios... Os exhortamos a no echar
en saco roto la gracia de Dios". Esa gracia no ha de faltarnos en esta Cuaresma,
pero somos libres para aceptarla y hacer que fructifique, o para rechazarla.
Mostremos buena voluntad y humildad y disposición de lucha, desde este momento,
y hagamos una confesión sincera de nuestros pecados.
3. Ev.: Cristo nos recomienda tres medios importantísimos, que podemos
utilizar durante la Cuaresma:
La limosna, que nos hace desprendidos de los material, al mismo tiempo que
amamos y ayudamos a nuestros hermanos.
La oración, encuentro con Dios que debe hacerse habitual, diálogo que nos va
llenando de Él y de su amor.
El ayuno, que es un magnífico modo de expiar las culpas pasadas y de prevenir las
futuras.
Estos consejos de Jesús constituyen todo un programa de renovación interior.
Para que esto se produzca debemos vivirlos con rectitud de intención: "Cuidad de no
practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo
contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial (...), como hacen los
hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los
hombres; os aseguro que ya han recibido su paga". La Cuaresma coloca al hombre
pecador ante un Dios misericordioso: cuanto hagamos, que sea por Él solamente, "y
tu Padre que ve en lo secreto, te lo pagará".
2. ENTREGA 400A2
1. Tiempo de Cuaresma. "Hemos entrado en el tiempo de Cuaresma: tiempo
de penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea fácil. El cristianismo no es
un camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y dejar que pasen los años" (J.
Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, n. 57). Para unos la Cuaresma que
empieza hoy será una más. Para otros, es volver a vivir una vida más cara a Dios, de
más contemplación. Para no pocos, será la primera que viva seriamente en su vida.
Para un buen grupo, será continuar la marcha, mantener el ritmo, incrementar el
amor y la esperanza, purificar la fe, afinar más en la mortificación y en la oración,
ahondar en el apostolado. Quizá para muchos, sin saberlo, va a suponer un vuelco
en su vida. Un descubrir a Dios, un iluminar su alma. Todo un espectáculo de
horizontes nuevos y limpios. Para otros pasará inadvertida.
Para todos, unos y otros, la Cuaresma se pone en marcha y vale la pena que
aprovechemos la oportunidad del paso de Cristo por nuestro lado.
2. Tiempo de oración y penitencia. Como tiempo de oración y penitencia
fueron los cuarenta días y cuarenta noches que Moisés pasó a solas con Dios en el
Sinaí. Como tiempo de oración y penitencia fueron los cuarenta días y cuarenta
noches que Elías caminó hasta el monte de Dios, el monte Horeb. Sobre todo, la
Cuaresma es tiempo de oración y penitencia como fueron los cuarenta días que
Cristo pasó en el desierto.
Cristo nos pide oración, trato con Dios, intimidad con Dios, amistad con Dios.
Necesitamos rezar, y rezar bien. Sabiendo lo que decimos y a quién lo decimos. "Haz
oración. ¿En qué negocio humano te pueden dar más seguridad de éxito?" (Camino,
n. 96). Es tiempo de rezar; es tiempo de hablar con Dios con tranquilidad y con fe
apasionada.
Y el Señor nos habla de sacrificio. A todos dice: "Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz y sígame". La mortificación
voluntaria sigue siendo camino ordinario para las almas. Pero con humildad y alegría:
"Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu
ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre que ve
en lo escondido, te recompensará" (Evangelio).
3. Tiempo de conversión. "Hermanos: somos embajadores de Cristo, siendo
Dios el que por medio nuestro os exhorta; os lo pedimos por Cristo: dejaos reconciliar
con Dios" (2ª lect.). Ahora es el tiempo del perdón; el tiempo oportuno para examinar
a fondo la conciencia, para pedir perdón por nuestros pecados, para acercarnos
arrepentidos a la Confesión y dejarnos abrazar por el Padre Dios que nos espera
desde hace tiempo como al hijo pródigo. Un buen Curso de Retiro Espiritual puede
ser la ocasión de nuestro encuentro con el Corazón de Cristo que perdona y
rejuvenece nuestra alma.
"Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Porque Él dice: al
tiempo de la gracia te escucho; en el día de la salvación te ayudo. Pues mirad: Ahora
es tiempo de la gracia; ahora es el día de la salvación" (2ª lect.). Vale la pena
acercarse a Dios muchas veces y decirle: "Misericordia, Señor: hemos pecado"
(Salmo resp.).
Que esta ceniza que vamos a recibir en la frente nos sirva de acicate para
fomentar la humildad personal: sin el Señor, somos polvo de la tierra y al mismo
tiempo un símbolo de lo que la Cuaresma debe suponer para el cristiano: un tiempo
de mortificación, de austeridad y de más acercamiento a Dios.
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401 DOMINGO I DE CUARESMA
Ciclo B: 401B
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DOMINGO II DE CUARESMA 402
Ciclo B: 402B
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403 DOMINGO III DE CUARESMA
Ciclo B: 403B
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404 DOMINGO IV DE CUARESMA
Ciclo B: 404B
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405 DOMINGO V DE CUARESMA
Ciclo B: 405B
Jer.31,31-34: "una alianza nueva..."
Heb. 5, 7-9: "para todos los que le obedecen"
Juan 12,20-33: "ahora va a ser juzgado el mundo"
Ciclo B: 406B
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JUEVES SANTO 406J
Ciclo B 406JB
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VIERNES SANTO 406V
Ciclo B 406VB
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VIGILIA PASCUAL 500
(Por ejemplo)
Gen.1,1-31;2,1-2: "Vio Dios todo lo que había hecho..."
Gen. 22, 1-18: "Aquí me tienes (Abrahán)"
Éxodo 14, 15-l5-1:"caminaban por lo seco"
Isaías 54, 5-14: "con misericordia eterna te quiero"
Isaías 55, 1-11: "escuchadme y viviréis"
Bar.3,9-15.32,24: "camina a la claridad de su resplandor"
Ez.36,16-17,18-28:"agua pura... corazón nuevo"
Rom.6, 3-11: "andamos en una vida nueva"
Ciclo B: 500B
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501 DOMINGO DE RESURRECCION
Ciclo B: 501B
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502 DOMINGO II DE PASCUA
Ciclo B: 502B
2. UNIDOS EN LA FE 502B2
1. En los Hechos de los Apóstoles se describe con unos pocos trazos la vida
de los primeros cristianos. La resurrección del Señor está cercana y la fe de los
primeros es de una gran solidez y firmeza; después de las horas de incertidumbre e
indecisión, los apóstoles -con Pedro a la cabeza- y los demás fieles viven una
unidad profundísima en la fe, en la esperanza y en la caridad.
Eran una sola alma y un solo corazón. Su número reducido y su dedicación
plena a los primeros pasos de la Iglesia cristalizó en algunas costumbres
excepcionales, que aunque muy pronto fueron abolidas por la misma Iglesia,
permanecen como un ejemplo de unidad entre hermanos para todos los tiempos.
2. La Iglesia estaba llamada a ser Católica, es decir, universal. Por eso en su
seno tendrían cabida al poco tiempo una multitud variadísima por su extracción
cultural, étnica, social, etc. La unidad de la Iglesia se refiere
a) a la unidad en el régimen o gobierno: un solo Romano Pontífice, supremo
pastor en la tierra y una jerarquía bien precisa para cada grupo o comunidad
particular;
b) la unidad de fe, que significa la profesión por parte de todos del mismo
Credo, que a su vez es un resumen de las enseñanzas apostólicas;
c) la unidad de sacramentos, que son los medios dispuestos por Jesucristo
con carácter permanente y universal para que todos los fieles puedan, a través de un
encuentro personal con Cristo, revestirse de los méritos infinitos de su pasión y
muerte.
3. Esta profundísima unidad, por la que hemos de trabajar todos cada día, no
implica la unificación o uniformidad entre los cristianos en todo aquello que no ha
sido objeto de revelación o magisterio eclesiástico (es decir, en ese terreno amplio en
que es legítima la búsqueda de la verdad y de lo conveniente y, asimismo, legítima la
discrepancia, porque Dios dejó al hombre muchas tareas de investigación y
controversia para mejor organizar la vida secular); por la misma razón no
necesariamente han de pensar y sentir en todo lo mismo los fieles que sus pastores,
porque el contenido del mandato conferido por el Señor a los apóstoles se ciñe a la
fe y a la moral cristiana.
Sólo muy unidos en la fe y moral católicas, en la obediencia clara a lo que
legítima y públicamente mandan los pastores, en el culto divino y en el afán de
santidad; el pluralismo de los católicos, lejos de ser un peligro o amenaza de
desunión, es, por el contrario, un bien para la Iglesia y el mundo.
4. GOZO EN LA FE 502B4
1. Humildad en la fe. "Como niños recién nacidos". "Dios de misericordia
infinita, que reanimas la fe tu pueblo con la celebración anual de las fiestas
pascuales..."
Estos textos de la liturgia de hoy nos sitúan ante la nueva vida que Cristo nos
ha ganado con su resurrección. Una nueva vida que se ha comenzado a desarrollar
en nuestra alma desde el Bautismo y, de una forma más plena, desde que nuestra
inteligencia y nuestra voluntad han aceptado libre y conscientemente la fe recibida.
El domingo pasado hemos vivido el gozo de Dios Padre en la resurrección de
Cristo. Hoy le pedimos que todos los hombres acepten con humildad la luz de la
resurrección, luz de Cristo: "día sin noche, día sin fin. En todos los lugares
resplandece, en todas las direcciones se irradia, en todo lugar es día sin ocaso" (S.
Máximo de Turín).
2. Vencer en la Fe. "Todo el que cree que Jesús es el Cristo, ha nacido de
Dios" "Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo" (2ª lect.).
Nos damos cuenta de tanta falta de fe, en nosotros mismos y entre tantas
personas con quienes nos relacionamos. En cada generación se oyen voces de
algunos que afirman el próximo final de la Iglesia, que el término de la aventura de
Cristo está cercano. En 1768 alguien afirmó: "En el plazo de veinte años nadie se
acordará del galileo Jesucristo". Todas estas voces se marchitan y agostan ante el
esplendor de la luz de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Una vez más, y será siempre así en la historia de los hombres, el cristiano
puede hoy repetir: "Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe".
3. Vivir de fe. Vivir de fe es trabajoso. No todos los días creemos con idéntica
intensidad que Cristo está en la Eucaristía; que Dios Padre nos espera después de
nuestra muerte terrena; no siempre manifestamos el mismo convencimiento en las
afirmaciones del Padrenuestro; las dudas sobre el pecado, la vida eterna, la
omnipotente bondad de Dios, nos asaltan e incluso llegan a intranquilizarnos en los
momentos más difíciles.
No obstante todo esto, nuestra vida de fe ha de seguir creciendo. ¿Cómo?
Manteniendo la unidad dentro de la Iglesia, viviendo la unión con los demás
cristianos. El apóstol Tomás no dejó de vivir con los demás apóstoles. Sinceramente
manifiesta su incredulidad, y a la vez mantiene la caridad fraterna. En nuestra vida de
cristianos hemos de sabernos siempre acompañados por las oraciones, las palabras
y el ejemplo de nuestros hermanos en la fe, que nos llevarán a la presencia de
Cristo, a la luz de su resurrección.
Perseveremos especialmente en vivir la misa, en unirnos todos los domingos,
los días de fiesta, las veces que podamos entre semana; en unirnos a los
componentes de este pueblo, de esta familia de Dios, que somos los cristianos, y
nuestra fe se fortalecerá y ayudaremos también a fortalecer la fe de otras personas
con el ejemplo de nuestra vida; y tanto en los momentos de alegría como en los
momentos de cansancio y de desánimo sabremos decir al Señor: "¡Señor mío y Dios
mío!".
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503 DOMINGO III DE PASCUA
Ciclo B: 503B
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504 DOMINGO IV PASCUA (Día de Oración por las VOCACIONES)
Ciclo B: 504B
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505 DOMINGO V PASCUA
Ciclo B: 505B
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506 DOMINGO VI DE PASCUA
Ciclo B 506B
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507 DOMINGO VII DE PASCUA
Ciclo B 507B
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508 LA ASCENSION DEL SEÑOR
Ciclo A, B y C
Hechos I,1-11: "lo vieron levantarse..."
Efes. 1,17-23: "sentándolo a su derecha en el cielo"
Mt. 28,16-20: "Yo estoy con vosotros todos los días"
Mar.16,15-20: "el Señor actuaba con ellos y..."
Luc.24,46-53: "vosotros sois testigos de esto..."
Ciclo B 508B
Ciclo B: 509B
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600 SOLEMNIDADES DEL SEÑOR, LA VIRGEN Y LOS SANTOS.
Ciclo B: 601B
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602 BAUTISMO DEL SEÑOR
Ciclo B: 602B
3. COMPROMISOS 602B3
1. Comienza una nueva época. Quiere la Iglesia que consideremos, tras la
revelación (epifanía) de Cristo a pastores y Magos, la revelación con que la
Santísima Trinidad sella el comienzo de la vida pública del Señor (Ev.). Él, sin
pecado, no necesitaba el bautismo, pero da reconocimiento, así, a toda la
preparación mesiánica que culmina con Juan, y nos muestra que ahora se abre una
nueva y definitiva época: la de nuestra incorporación a Él por el bautismo "en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Ahora el agua puede de verdad
limpiar al hombre del pecado original.
2. El día de nuestro bautismo. El más importante de nuestra vida. Injertados
en Cristo, recibimos la gracia santificante, virtudes y dones sobrenaturales. Hijos de
Dios, miembros de la Iglesia, herederos del cielo. Templos de la Trinidad. Se
comprende el deseo de la Iglesia de que los niños reciban, cuanto antes, estos
regalos divinos (S.C. para la Doctrina de la Fe, Instrucción, 20-10-80). No se atenta
a su libertad, como no se les causó agravio por darles la vida natural, ni por
alimentarlos, limpiarlos y curarlos cuando no podían solicitar estos bienes.
3. Compromisos. Al nacido de padres cristianos (por tanto, de algún modo,
en el seno de la Iglesia), se le bautiza en la fe de la Iglesia que le acoge. Da el sí ella
con la esperanza de que el niño, pasados los años, lo dará por él mismo. Y nosotros,
que estamos en condiciones de responder con fe personal; que podemos asumir
todas las responsabilidades que dimanan de nuestra categoría de cristianos: ¿Cómo
cumpliremos con las promesas bautismales? ¿Nos esforzaremos en llevar una vida
santa, grata a Dios?.
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603 SOLEMNIDAD DE SAN JOSE
2 Sam. 7, 4-5a.12-14a.16
Rom. 4,13. l6-18. 22
Mt. 1,16-18. 21. 24a
Ciclo B: 603B
Ciclo B: 603B
1. ADORACION 604B1
1. Cristo, a punto de ascender a los cielos, se dirige amorosamente a los
apóstoles para hacerles partícipes del "pleno poder en el cielo y en la tierra" que Él
había recibido del Padre, y para prometerles su presencia entre ellos hasta el fin del
mundo: no les abandonará. Y resume en estas palabras lo que han de hacer para
salvar a todos los hombres: "Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo..."(Ev.).
Nosotros hemos recibido la predicación y la fe de los apóstoles y sus
sucesores: somos discípulos de Cristo y estamos bautizados en el nombre, en el
poder de la Santísima Trinidad: un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que desde
entonces comenzó a morar en nuestra alma en gracia.
2. Así pues, Dios Trino habita en nosotros mientras no le hayamos rechazado
por el pecado, o con tal que recobremos su gracia y amistad por medio de la
confesión sacramental. Llevamos en nuestro interior un gran tesoro recibido
gratuitamente. Conviene que demos gracias y alabemos de continuo con afectos,
palabras y obras a Dios, nuestro huésped, que ha querido convertirnos en un
verdadero santuario: "El templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros;
glorificad y llevad a Dios en vuestro cuerpo" (1 Cor.3,17; 6,20). Y "al proclamar
nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres Personas distintas, de
única naturaleza e iguales a su dignidad" (pref.).
¿En qué consiste la adoración? En reconocer que Dios tiene el supremo
dominio de todas las cosas y que dependemos de Él. Todas las criaturas dan gloria a
Dios según su naturaleza; y nosotros lo haremos con nuestra inteligencia y voluntad,
con nuestro cuerpo y nuestras obras, llevando todas las cosas a Dios, haciéndolo
todo por su gloria. Repitamos con piedad: "Gloria al Padre..."; "Gloria a Dios en el
cielo, y en la tierra... Te alabamos..."
A esa sumisión y alabanza se opone la soberbia humana: el espíritu de
independencia, la rebeldía ante el servicio. Por eso Moisés, tras mostrar al pueblo lo
que Dios ha hecho por él, concluye: "Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón,
que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay
otro" (1ª lect.). "Dichosa es la nación cuyo Dios es el Señor" (Sal. resp.).
3. Pero esa sumisión no es servil. Al aposentarse en nuestra alma, Dios nos
da su gracia, se convierte en fuente de vida divina, nos hace partícipes de su
intimidad y santidad y, en fin, nos adopta por hijos suyos, con lo que somos
herederos de Él y coherederos con Cristo. Nuestro trato con Él ha de ser dócil,
confiado y familiar: "los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de
Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un
espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: ¡Abba! (Padre)" (2ª lect.).
Si cultivamos una solida vida de piedad, podremos "transformarnos en ofrenda
perenne de tu gloria por Jesucristo" (or. sobre ofr.).
(Ver también ciclos A y C).
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605 SANTISIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Ciclo B 605B
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606 SAGRADO CORAZON DE JESUS
Ciclo C: 606C
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607 SAN PEDRO Y SAN PABLO
Ciclo A: 607A
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608 SANTIAGO APOSTOL
Ciclo A: 608A
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609 ASUNCION DE MARIA
Ciclo A: 609A
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610 NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
Ciclo C: 610C
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611 SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS.
Ciclo A: 611A
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612 INMACULADA CONCEPCION.
Ciclo B: 612B