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Teología Propia
El Ser de Dios.
Por “espíritu” quiero decir que Dios es una sustancia inmaterial, de esencia pura, sutil y sin
mezcla, que no está compuesto de cuerpo y alma, y que no presenta partes diferenciadas. El
cuerpo es algo residual. Cuanto más espiritual es la esencia de Dios, tanto más nobles y
excelente es.
1. Los ángeles son espíritus. Debemos distinguir entre clases de espíritus: los ángeles son
creados, pero Dios es un espíritu increado. Los ángeles son finitos y susceptibles de ser
aniquilados: el mismo poder que los creó podría reducirlos a su nada original. Pero Dios
es un espíritu infinito. Los ángeles son espíritus limitados, no pueden estar duobus locis
sumul (en dos sitios a la vez), sino que están confinados en un solo lugar; pero Dios es
un espíritu inmenso y se halla en todas partes al mismo tiempo. Dios es un espíritu
superexcelente, “El padre de los espíritus”. “Por otra parte, tuvimos a nuestros padres
terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al
Padre de los espíritus, y viviremos?” Hebreos 12:9
2. El alma es un espíritu: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que
lo dio.” Eclesiastés 12:7
Cuando se dice que el alma es un espíritu, ello significa que Dios la ha dotado de razón
o entendimiento y que ha estampado en ella su imagen, no su esencia.
Ahí la expresión “naturaleza divina” se refiere a las cualidades de Dios “por medio de las
cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a
causa de la concupiscencia;” 2 Pedro 1:4
Se nos hace participes de la naturaleza de Dios no por identidad o unión con la esencia
divina, sino por una transformación a su semejanza. Así que vemos que Dios es un
espíritu diferente a los ángeles y a las almas de los hombres. Él es un espíritu de
excelencia trascendente, “El padre de los espíritus”.
Sin embargo los antropomorfitas objetan diciendo que la escritura le atribuye a Dios una
forma y una figura humana, se dice que tienes ojos y manos.
“Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni
huesos, como veis que yo tengo.” Lucas 24:39
Cuarta aplicación: Si Dios es espíritu, eso indica que la adoración que Dios requiere de nosotros
y la más aceptable para ÉL, es la espiritual. “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en
verdad es necesario que adoren.” Juan 4:24 Aunque debemos adorar a Dios con nuestras manos y
nuestro cuerpo, también nos demanda principalmente la adoración del espíritu. “Porque habéis
sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son
de Dios.” 1 Corintios 6:20.
2. Adorar a Dios en espíritu es hacerlo con fe en la sangre del Mesías. “Así que, hermanos,
teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,” Hebreos 10:19
No solo debemos adorarle constantemente sino también con mucha diligencia. Cuanto
más espiritual sea un culto más cerca llega de Dios. Una adoración de pureza, santidad,
arrepentimiento, un corazón quebrantado, una acción de gracias cantando a Dios con
nuestros corazones, una oración no recitada sino del corazón con gemidos y suspiros. “Y
de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
Romanos 8:26
Quinta aplicación: Debemos orar a Dios para que nos conceda Su Espíritu. “Y pondré dentro de
vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.”
Ezequiel 36:27 oremos, por tanto, para que Dios nos dé la abundancia de Su Espíritu.
Sexta aplicación: Como Dios es espíritu también sus recompensas son espirituales. “Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares
celestiales en Cristo,” Efesios 1:3. Sus bendiciones son espirituales, y no plata ni oro, y así como nos
da Cristo su amor y nos llena de gracia también las recompensas que nos concede después de
esta vida son espirituales: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria.” 1 Pedro 5:.Las coronas terrenales se marchitan pero las espirituales son
inmortales y jamás pierden su brillo. Es imposible que algo espiritual este sujeto al cambio o a la
corrupción. Esto puede consolar al cristiano en todos sus trabajos y sufrimientos. El hace cuánto
puede por Dios y recibe poca o ninguna recompensa aquí abajo; pero recuerda que Dios, que es
espíritu, dará recompensas espirituales. No te canses, por tanto, de servir al Señor.