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Prólogo
El dominio de las “ciencias duras” ha impuesto condiciones epistemológicas y
metodológicas a las ciencias humanas, que han debido dar cuenta sobre sus métodos,
abriendo un absurdo debate “cuantitativas-cualitativas”, siendo que el elemento común es el
científico es decir, no hay ciencia sin sujeto.
El autor define la Orientación Vocacional como un campo de intersección entre salud,
educación, trabajo y subjetividad. Campo de prácticas en el cual actúan teorías, modos de
comprender y hacer, vinculados a áreas disciplinares diversas.
El sistema educativo formal en el nivel universitario resulta rígido, los jóvenes deben
elegir una vocación recortada y limitada por esta oferta educativa. Además, el joven debe
elegir lo que el mercado plantea como rol social de “lo que hay”, es decir de lo que el
mercado privilegia.
Analizando la última crisis social y económica del país, el autor señala cómo los sujetos
sociales se constituyeron en precarios, temporarios y vulnerables. Además ubica la
problemática de la Orientación Vocacional bajo el paradigma de la Salud Mental en su
enfoque comunitario, como una trama inextricable entre el sujeto y lo social”
Cada sujeto construye sentidos, interpreta significados y efectúa valoraciones dentro de
los marcos de su cultura y de su época, y cono éstos guía sus conductas prácticas. El
concepto de producción de subjetividad, comprenderla desde una cultura y una vida social.
No hay que restringir la Orientación Vocacional a los jóvenes, de allí también la
preocupación del autor por los “excluidos”, a quienes se debe ayudar a comprender la
compleja de relación entre el sujeto, el contexto social y cultural, debe orientársele sobre los
proyectos de vida posible, lo que hace de esta perspectiva una verdadera clínica.
El autor reseña la Orientación Vocacional fundada desde el discurso psicológico,
asumiendo complejidad también en las respuestas de intervención que ofrece, apoyándose
en los actuales enfoques sobre la complejidad, la posición crítica y la deconstrucción.
Se debe comprender a la Orientación Vocacional como parte de las condiciones reales
de la existencia social y cultural.
Introducción
En diciembre de 2001 se produjo una ruptura irreconciliable entre los intereses del
capital y el de los Estados-nación. Las sociedades iniciaron de este modo un grave proceso
de desintegración, de fragmentación, y aumentaron exponencialmente el desempleo y la
pobreza, los sujetos sociales se constituyeron en precarios, temporarios y vulnerables.
¿Podemos en este contexto seguir pensando y operando en Orientación Vocacional del
mismo modo?
El principal objetivo hoy es responder demandas sociales: el drama que aqueja a
millones de personas que no encuentran un lugar en la vida colectiva, por eso proponemos
generar una revisión crítica bajo el paradigma de la salud mental.
Podríamos situar el campo de la salud mental comunitaria en las complejas
interrelaciones que se producen entre los sujetos y los conjuntos sociales, permite visualizar
la imposibilidad de reducir los problemas psíquicos al sujeto o a la sociedad exclusivamente.
La noción de enfermedad mental promueve una consideración del sufrimiento humano,
del padecimiento, el dolor o malestar entendidos como manifestaciones del continum
salud/enfermedad.
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Las prácticas en Orientación Vocacional tenían como destinatarios excluyentes a los
jóvenes escolarizados que finalizaban sus estudios secundarios. Finalizar la escuela se
caracteriza por la creciente dificulta para ingresar en el mundo adulto, condicionado por la
amenaza de exclusión y por el miedo de caer de la pirámide social. Este nuevo escenario
social caracterizado por lo cambiante, lo imprevisible y lo desigual, donde no trabajar o no
estudiar es quedar fuera del sistema que regula los intercambios.
Definir qué hacer, compromete la propia singularidad de cada sujeto. Es un hacer que
va construyendo el ser, “yo soy médico” en lugar de “yo hago medicina”. Este
desplazamiento del hacer al ser genera mucha exigencia para quienes están en un proceso
de definición.
Podríamos considerar los problemas que los jóvenes tienen al finalizar la escuela
secundaria genéricamente problemas vocacionales, y son todos los vinculados con el qué
hacer.
La temática vocacional surgió en la sociedad capitalista incipiente, cuando hubo
necesidad de incorporar a grandes masas de trabajadores al industrialismo. Surgieron las
exigencias propias de la organización científica del trabajo. Las empresas tuvieron
necesidad de optimizar sus recursos humanos.
En argentina se produjo una puja entre dos formas de concebir la práctica de la
Orientación Vocacional, la que se denomino modalidad actuarial (psicotecnia) y por otro
lado, la modalidad clínica (psicoanálisis), ambas comparten el mismo supuesto ideológico
basado en recortar lo individual de la trama social en la que se inscribe la vida subjetiva y
considerar el contexto como algo estable.
Desde otra perspectiva, el propósito es intentar construir categorías conceptuales que
respeten la complejidad de la trama entre sujetos, objetos y contexto. Los problemas
vocacionales concebidos como vicisitudes existenciales, son parte del campo de la salud
mental comunitaria, y se ubican justamente en relación entre el sujeto y la sociedad.
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que empieza y termina en la singularidad de cada sujeto, sino que antes bien tiene su origen
en la configuración de la dimensión social.
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Capítulos 3 y 4) - Investigaciones
Población:
Ocho escuelas dependientes de la Secretaría de Educación de CABA bajo el Programa ZAP
(Ver apartado 1.) Zonas: Mataderos, Floresta y Villa Lugano. Sectores medios y medios bajos. No
son las llamadas escuelas “de riesgo”.
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Estudios: más de la mitad de los jóvenes proyectan seguir estudios universitarios. Casi la
cuarta parte en instituciones terciarias. El nivel terciario “no” universitario menos elegido,
desvalorizado: herencia cultural en la que se privilegia la universidad para el ascenso social acorde
con la valorización moderna de la universidad y de la institución carreras. (Modelo capitalista
industrial)
Trabajar: mayormente para ayudar a sus familias, costear sus gastos personales y sus gastos
de estudio. Vinculado a las necesidades económicas y no a generar experiencia laboral.
Áreas disciplinares elegidas:
Ciencias básicas: 1.09%: Química. Física. Biología. Prof. Matemática
Ciencias aplicadas: 2.36%: Alimentos. Agronomía. Arquitectura. Diseños. Fotografía.
Tecnología: 26.09%: Ingenierías. Tec. electrónica, mecánica. Cursos de reparación
(automotriz, electricidad, TV.)
Sociales: 11.04%: Abogacía. Administración. Contador / Económicas.
Gastronomía. Turismo. Ceremonial.
Ciencias Médicas: 13.21%: Medicina. Enfermería Bioquímica. Farmacia. Estética personal.
Ciencias Humanas: 1.63% Profesorados. Psicología. Sociología. Periodismo. Historia.
Filosofía. Idiomas. Artes.
Deportes: 19.17%: DT. Prof. Gimnasia. Guardavidas.
EXPECTATIVAS:
La principal expectativa es estudiar. El estudio es valorado por sí mismo y por permitir
acceder al mundo de trabajo.
Estudiar: casi el 80% lo considera importante o muy importante. Entidad propia del estudio.
Estudio y trabajo: el estudio como llave al empleo. Es para el 75% aprox. importante y muy
importante.
Conseguir empleo sin estudiar: poca o ninguna importancia para más del 60%
Autoempleo sin estudiar: más del 70% considera que un autoempleo sin estudiar es de
regular, poca o ninguna importancia.
Autoempleo estudiando: más del 50% lo considera importante y muy importante.
Tener dinero asociado al estudio: importante para casi el 75%
Tener dinero sin estudiar una carrera: importante para aprox. 20%.
Estudiar, empleo y dinero aparecen muy asociados vinculados quizás al ascenso social y
económico.
Estudiar carrera para el desarrollo intelectual: importante y muy importante para el 70% y
60%. El desarrollo intelectual sin estudiar posee poca importancia o ninguna.
El desarrollo intelectual asociado fuertemente a las instituciones educativas
80% asocia estudiar para obtener satisfacción personal. En cambio, hacer algo que de
satisfacción sin estudiar e resultado baja a 45%.
Satisfacción asociado al estudio por valoración cultural.
El 70% ve como poco poca o ninguna importancia hacer algo para sobresalir, ser famosos sin
estudiar.
El 80% estudia para tener satisfacción personal. En menor porcentaje aparece como
expectativa crear, descubrir, inventar o cambiar algo de la realidad social. (Rasgo
individualista de la posmodernidad).
OBSTÁCULOS
Aspectos macro contextuales:
o Falta de empleo: importante para casi el 75%. Inestabilidad social, económica y
política contextual 73%
o (Desocupación momento post crisis
o 2001. Precarización laboral, inestabilidad social)
Aspectos individuales:
o Dificultades económicas importante y muy para el 53%.
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o También problemas personales y familiares.
Apartado 1:
Programa ZAP: Zona de Acción Prioritaria. Su objetivo es la inclusión educativa para hacer
posible la equidad en el acceso, la permanencia y el sostenimiento de los niños/as y jóvenes en las
diferentes instancias del sistema educativo a lo largo de su trayectoria escolar. También, se propone
trabajar en conjunto con todos los actores que rodean la situación educativa de niños/as y jóvenes
para generar espacios de inclusión educativa y social.
Las escuelas incluidas son consideradas de mayor vulnerabilidad.
Vulnerabilidad: Debilitamiento de los soportes relacionales que aseguran la inserción en el
medio social donde cada uno vive. El contexto genera este debilitamiento. La caída de la sociedad
salarial, la “descolectivización”, las políticas neoliberales y sus efectos como la falta de trabajo, la
desprotección jurídica y el incumplimiento de derechos elementales.
Sujetos excluidos: desocupados, precarizados “en negro”. Sin protección social: pobreza /
exclusión / trabajo.
Año 2010: “Revisión crítica sobre las elecciones vocacionales de los jóvenes
escolarizados” (Fase II) (disponible en Aula virtual) Año 2010
Cantidad de estudiantes encuestados: 762:
o 377 varones y
o 385 mujeres
Cantidad de escuelas: 46 (Bs. As. Córdoba. Mendoza. Río Negro. Misiones. Salta. Santiago
del Estero)
o 25 escuelas de gestión pública y
o 21 escuelas de gestión privada
20 equipos de investigación: 44 profesionales.
Casi el 70% de los padres y madres de los jóvenes tienen el secundario completo.
Se mantuvieron los resultados de la investigación 2006 respecto a:
o Estudiar en general 86%
o Estudiar para obtener satisfacción 84%
o Para conseguir empleo 85%
o Para obtener dinero 78%
Los jóvenes expresan sus intenciones futuras en términos de proyectos y expectativas
Los jóvenes presentan una fuerte representación sobre la sobrevaluación del estudio de los
estudiantes encuestados en 2006. Esto ocurre en menor medida en escuelas privadas donde
“estudiar” es excluyente. Allí, “estudiar” obtiene más presencia que “estudiar y trabajar”
(Segmentación. Diferencia de origen en el sistema educativo.)
“Sólo estudiar” obtuvo más presencia como opción. ¿Intervención del proceso de crecimiento
económico?
En escuelas más humildes en cambio “sólo trabajar” impactó por su bajo porcentaje (6%)
Relatos de los jóvenes: “Me sorprendió que pocos alumnos quieran sólo trabajar” “Pensé que
iba a ser un número más grande el que no quería estudiar para ganarse la vida y crecer”
La opción “estudiar y trabajar” en su alto porcentaje en la investigación nacional, sorprendió a
un número alto de jóvenes. Estos consideran que ambas actividades son muy exigentes y
cuestionan que vayan a hacerlo.
En escuelas técnicas en cambio, predominó la revalorización de ambas actividades: “el título
secundario sólo no te alcanza”
Las representaciones de futuro de los jóvenes 2006 -2010 tienen la lógica del proyecto.
Reflexiones de Investigadores:
Pareciera que los jóvenes del año 2010 tomaran las expresiones de los estudiantes del año
2006 como si se tratasen de proyectos efectivamente realizados y no como intenciones a cumplir. La
idealización antes mencionada muy probablemente se deba a las ansiedades que despierta la
finalización de los estudios secundarios y a los temores asociados con la dificultad de cumplir los
proyectos y las expectativas planteadas.
“Parece como si hablaran de jóvenes de otras épocas lejanas”. Distancia temporal mecanismo
defensivo al servicio de mitigar los miedos de proyectar hacia el futuro.
Expresaban una intención, no un proyecto efectivo a realizar, pero los estudiantes del año 2010
no lo perciben así y cuestionan el excesivo optimismo de aquellos respecto a las posibilidades de
conseguir trabajo.
La mejora de la situación socio-económica “no quita los miedos, las preocupaciones e
incertidumbres frente al futuro”. Es decir que las particularidades del contexto socio económico no
eliminarían ciertos rasgos propios de los procesos de transición en general.
En cuanto a los factores que ayudarían u obstaculizarían el cumplimiento de las expectativas,
se mantiene una valoración importante de los componentes subjetivos (mencionados en la Fase I)
aunque se reconoce la importancia de los elementos macro contextuales y de las políticas de Estado.
Las elecciones e intentos que hacen los jóvenes en materia de carrera educativa y laboral
dependen de la estructura de oportunidades presentes como de las expectativas acerca de los logros
que pueden alcanzar en el futuro.
Creemos necesario revisar la categoría “jóvenes escolarizados” ya que la misma podría estar
señalando un tipo de sujeto institucionalizado que invisibiliza las diferencias al interior de las
escuelas, y los procesos de segmentación aún vigentes.
Actualmente la desigualdad entre los jóvenes se manifiesta en distintos espacios de la vida
social y en particular en los espacios vinculados con la educación y el trabajo.
Por lo dicho podríamos reconocer –al menos- dos segmentaciones diferentes: Jóvenes
escolarizados vs no escolarizados por un lado y jóvenes escolarizados en escuelas populares vs
jóvenes escolarizados en escuelas de sectores medios y altos que estarían produciendo
representaciones diferenciadas respecto a sus futuras trayectorias de vida.
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La intervención psicológica, enfocada en el sujeto que elige. Hay muchas formas, pero
apoyamos la llamada modalidad clínica con una orientación psicoanalítica como procesos de
acompañamiento.
La indagación de las identificaciones, la elaboración de los conflictos que obstaculizan
la toma de decisión y el análisis de la forma de “ver” o pensar la realidad social y cultural,
buscando favorecer cierta elucidación de los condicionantes subjetivos y determinaciones
inconscientes. Además tiene un objetivo menos específico: lograr que la experiencia entre el
consultante y el profesional le otorgue al primero la posibilidad de reconocerse como sujeto
al que algo le falta, y por lo tanto tiene que salir a buscar. Esa búsqueda es incesante porque
no hay un objeto que satisfaga absolutamente.
La intervención pedagógica, se centra fundamentalmente en el conocimiento de los
objetos y en la problematización sobre el contexto, promueve procesos de enseñanza-
aprendizaje, que favorezcan la comprensión de la nueva realidad social, efecto de la
metamorfosis de la cuestión social.
La escuela debe cumplir su función y para ello debe recuperar el rol de propiciar
aprendizajes significativos, que difícilmente sean abordados en otros ámbitos. También la
intervención pedagógica debe incluir aspectos procedimentales y actitudinales.
La intervención sociológica, (algunos profesionales la denominan orientación laboral),
se lleva a cabo por fuera del marco escolar, destinada a la población que finalizo la escuela
secundaria pero no se incluyó en el mercado laboral ni en el nivel superior de educación y,
por otro, una práctica destinada aquellos que quedaron fuera del sistema educativo antes de
tiempo. El acento en este tipo de intervención está puesto en el conocimiento de los objetos
y el contexto priorizando las estrategias para la reincorporación al sistema educativo.
5.1 Los dispositivos de Orientación Vocacional en el sector educación.
Están ausentes todavía los programas escolares sistemáticos y formalizados de
Orientación Vocacional. La implementación de un sistema de Orientación Vocacional debe
incluir a los jóvenes como principales protagonistas y materializarse a través de un proceso
de interinstitucionalidad.
La orientación en el marco escolar, debería realizarse en dos sentidos: un eje
diacrónico y un eje sincrónico. El primero se refiere al conjunto de acciones educativas a lo
largo del proceso escolar, está relacionado con los variados procesos de enseñanza y
aprendizaje, que preparen a los alumnos para integrarse a la sociedad. El eje sincrónico,
supone un “corte” en cada momento en que el futuro se juega muy vinculado con la propia
organización de la vida escolar. Son las articulaciones entre los niveles y/o ciclos educativos.
La Orientación Vocacional como práctica escolar se caracteriza por tres aspectos
fundamentales: función escolar, curricular y participativa.
La función escolar está dada por ser parte del proyecto educativo institucional. Es
curricular con el propósito de promover aprendizajes significativos que permitan el desarrollo
de competencias. Supone una intervención pedagógica, pretende constituirse en un espacio
subjetivante, es decir, favorecer una creciente implicación personal.
Es participativa pues la inclusión curricular de la Orientación Vocacional requiere
necesariamente de la participación activa de los protagonistas del proceso, se trata de un
espacio de elaboración colectiva. Los jóvenes no parten de cero, cada uno sabe una cosa
distinta sobre diversos temas, porque cada uno tiene experiencias singulares en el marco de
una cultura que no es homogénea, se puede adoptar un criterio dinámico y funcional, sujeto
a los intereses y motivaciones de los jóvenes.
5.2 El proceso de Orientación Vocacional como experiencia subjetivante.
Los procesos estandarizados de Orientación Vocacional proponen regular la cantidad
de entrevistas y las técnicas específicas para cada encuentro, separando mecánicamente en
dos ejes uno de información y otro de autoconocimiento. En contraposición proponemos
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pensar y actuar un paréntesis en la vida de un sujeto a la espera de que algo advenga una
verdad sobre sí mismo.
Este proceso se organiza alrededor de una secuencia de entrevistas donde se utiliza
como herramienta principal la escucha, empleando además diferentes técnicas y recursos.
No hay nada que orientar, ni nadie que pueda orientar, sostener una pregunta social y
construir a partir de ella una pregunta singular.
Desde una perspectiva psicoanalítica, el motor es la transferencia. Esta se construye
en la expectativa confiada del saber del otro. Hay una espera que se sostiene en la
confianza en el otro; por ello, podemos afirmar que la transferencia resulta reciproca. Es una
espera tan angustiante para el consultante como para el profesional, el consultante puede
alimentar la expectativa de que el POV resuelva su conflicto diciéndole qué debe elegir, y el
profesional espera que le consultante elija con autonomía, pero es ante todo un espacio para
que circule la palabra.
El profesional acompaña con la escucha atenta y con intervenciones tendientes a
devolverle al sujeto su propio saber, se sostiene la pregunta, se procura dinamizarla. La
trama se sostiene en la confianza depositada por el consultante en el saber del POV y a su
vez en el corrimiento incesante del profesional del lugar en que es ubicado como sujeto de
un supuesto saber.
El set de imágenes vocacionales son mediadoras, muestran personas haciendo
distintos tipos de actividades, no hay una verdad que el sujeto deba develar, sino un saber a
construir, no es un test, solo hay que estar atento a lo que el material suscita en el sujeto
que consulta.
La posición del POV consiste en aguardar con paciencia, la neutralidad en este
proceso es una operación activa consistente en mantener a raya los ideales, valores y
deseos del profesional, desestimar las preferencias propias, para liberar el espacio al deseo
del consultante.
Tomar una decisión no puede ser una operación con pretensiones de exactitud. Los
momentos de zozobra están dominados por la urgencia del consultante por elegir. Planificar
un determinado número de sesiones para el proceso de Orientación Vocacional tendría el
mismo valor, de ejercer ilusoriamente el control sobre el proceso.
5.3 Las intervenciones comunitarias.
Las instituciones modernas productoras de subjetividad ubicaron al individuo como
realidad primera y al lazo social como secundario, suponen el pasaje del ciudadano a la
figura del consumidor.
La intervención comunitaria puede entenderse como una serie de acciones o
influencias, planificadas o no, dirigidas a problemas que se manifiestan dentro de una
comunidad cuyos objetivos incluyen la resolución de problemas y el desarrollo de la
comunidad, mediante la utilización de estrategias situadas en diferentes niveles.
Hay que diferenciar la posición comunitaria de los denominados abordajes
comunitarios. Los primeros suponen el reconocimiento de una comunidad como protagonista
en la definición de sus propias políticas, tanto las referidas al análisis de sus problemas
como la búsqueda creativa de soluciones.
La posición comunitaria es una posición de sujeto no de objeto, se trata que la
comunidad se presente sin asumir las representaciones de otro en el lugar de amo.
Hay una producción discursiva cada vez mayor de abordajes comunitarios a medida
que se agrava y deteriora la situación social, y a la vez resulta sorprendente el desfasaje
entre los discursos científico-tecnológicos y el empeoramiento de la calidad de vida. Por otro
lado la formación académica con fuerte anclaje disciplinario que lleva a los profesionales a
recortar los problemas (sociales) en objetos discretos, generando distancia, privilegiando la
lógica de nuestro propio recorte disciplinario de los problemas, de la defensa de nuestro
trabajo en lugar de someterse a las necesidades de la propia comunidad.
Nos proponemos analizar ciertos programas destinados a jóvenes:
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Para los jóvenes, paternalistas, proteccionistas, como forma de control social.
Por los jóvenes, caracterizados por el adoctrinamiento, la retórica heroica, y por poner
a los jóvenes en un rol pasivo.
Con los jóvenes, basados en la solidaridad, participativos, activos e interactivos en la
dialéctica juventud-sociedad.
Desde los jóvenes, autogestionarios, imaginados, diseñados y realizados por los
mismos jóvenes y aun por subsidios otorgados por el estado al colectivo de gestión y trabajo
juveniles.
En Orientación Vocacional nos inclinamos por programas con y desde los jóvenes.
Como parte de las políticas públicas su objetivo principal es retener y/o incorporar en la
escolaridad a los adolescentes y jóvenes que quedaron fuera del sistema educativo así
como también facilitar la inclusión en el mercado laboral.
5.3.1 Dos líneas de programas.
Podemos ubicar dos líneas de programas. Una referida a la retención y reinserción de
los jóvenes en las escuelas, y otra asociada con la facilitación en la inserción laboral.
Intuimos que será necesario incluir el papel de los jóvenes en dispositivos de
participación efectiva en tanto cogestores de un programa de retención y reincorporación.
En el marco de las intervenciones comunitarias, debemos incluir programas dirigidos a
la incorporación de los jóvenes al mundo del trabajo.
Los dispositivos de ayuda a la inserción, irrumpen con virulencia a partir del
agravamiento de la problemática del desempleo a principios de los años 80 en la unión
europea con políticas activas dirigidas a actuar sobre el mercado de empleo. En argentina
aparecen estos programas en los 90.
La supuesta inempleabilidad de los jóvenes no está dada por la falta de capacitación,
falta de estrategias para conseguir empleo o falta de una actitud emprendedora. Son las
políticas económicas neoliberales y las consecuencias de la revolución tecnológica.
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esta concepción de individuo en tanto indiviso, homogéneo y encapsulado en sus propios
límites.
A partir del psicoanálisis el yo deja de ser un todo, lo uno congruente, coherente y
queda ligado al narcisismo por vía de las defensas inconscientes. El yo tendría una
dimensión inconsciente a través de la cual pone en funcionamiento sus propias defensas,
dicho mecanismo no es voluntario, las defensas inconscientes del yo no se eligen
libremente, sino que sencillamente se cumplen.
El registro de un yo, asiento de la identidad, sólo será posible desde la otredad. Hay yo
porque hay otros.
La identificación se despliega para el psicoanálisis en dos sentidos. El lugar en que se
identifica, la imagen, y el lugar desde donde se identifica, la posición social y cultural.
El primer sentido se conoce como yo ideal, el segundo corresponde al registro
simbólico y se relaciona con el ideal del yo. La alienación primaria (estadio del espejo)
produce alienación, el sujeto se ve, se reconoce donde no está, en la imagen cuyo
reconocimiento permitirá adquirir atributos de permanencia, de identidad y de sustancia,
pero que sin embargo condicionará el psiquismo a la fijeza, a la inmovilidad.
El segundo sentido es de orden simbólico, lo que se conoce como ideal del yo. El
proceso de identificación primaria ocurre en un mundo cultural, es decir simbólico, donde el
Otro es todo el código inconsciente. De ese Otro del inconsciente, solo se puede lograr
acceder a cierta verdad. El proceso de acceso a una verdad inconsciente siempre es
doloroso y generalmente muy lesivo para el narcisismo.
Podríamos entender la configuración de la identidad como un crédito otorgado por los
otros, que a través de la conciencia habilita la construcción de una imagen sobre si
resguardada por dos procesos psíquicos defensivos del yo: desmentida y represión. Las
imágenes que el sujeto construye intentan dejar afuera lo inconsciente. La identidad se
construye por unión con los otros, por pertenencia y a la vez por separación es decir
diferencia. La identidad se estructuraría en torno de las experiencias de satisfacción y de
dolor que en conjunto establecen marcas que edificarían la singularidad subjetiva. La
identidad es entonces la representación de si como perteneciente a un conjunto pero
también como diferente de él.
La primera forma de reconocimiento de la individualidad está ligada a la institución
social de la propiedad, la constitución de lo privado, la individualidad no puede ser asumida
sin esta referencia, ya que la propiedad y la privacidad se caracterizan la cualidad que toma
la individualidad en los procesos históricos. La propiedad y la privacidad son relaciones
sociales es decir que solo se sostienen con referencia a otros. Pareciera que el concepto de
subjetividad puede integrar lo idéntico y lo diferente, por ese motivo preferimos hablar de
subjetividad, de producción de subjetividad antes que de identidad.
Queda por responder qué es lo vocacional. La vocación expresa una certeza, un
absoluto que en la vida subjetiva puede descubrirse, vía revelación y/o hallazgo o, por el
contrario, la vocación se encuentra a través de un proceso de construcción más o menos
racional a lo largo de la vida. Ambas perspectivas, se encuadran en el mismo paradigma:
lineal, certero y absoluto. Si hay vocación se la puede descubrir o se la puede construir, ya
que en ese sentido la vocación es una verdad. La vocación así concebida, parece guiar al
sujeto hacia una única actividad determinada. La Orientación Vocacional será la práctica
psicológica que le asegure al sujeto descubrirla, en su caso y/o encontrarla en el otro.
El principal aporte del paradigma crítico fue romper la noción absoluta, certera de la
vocación. La vocación será una búsqueda, no es un proceso acabado, sino un ser siendo
como proceso abierto, indefinido y contingente, que se va construyendo, deconstruyendo y
reconstruyendo a lo largo de la vida, como algo que se mantiene pero que también cambia,
la vocación sí existe, y podemos desarrollarla, enriquecerla reorganizarla. Quedará
necesariamente implicada en los procesos relativos al deseo y al goce, el primero constituirá
la meta final en la búsqueda de satisfacción del sujeto, pero que conllevará la amenaza de
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un peligro a su identidad, el sujeto se encuentra profundamente dividido ante el goce:
buscara alanzarlo y a su vez, se protegerá de su proximidad.
El goce tiene su contracara, la culpa que el sujeto siente por haber gozado, a través de
la cual la procura componer una envoltura de olvido al goce experimentado.
El deseo se traduce subjetivamente como búsqueda y proyecto, referido a la
experiencia sexual, amorosa, pero también, vocacional, surge del sentimiento de que algo
falta. Reconoce la experiencia de vacio e impulsa a la búsqueda de aquello que lo satisfaga.
Lo paradójico es que el deseo se presenta como una defensa ante el goce.
Cuando un sujeto está por alcanzar la meta de su deseo, queda invadido por una
particular inquietud, en una parálisis que termina por anclarlo en la frustración. Se distinguen
diversas modalidades defensivas del sujeto en la preservación de su deseo como aquello
incumplido (en la histeria se mantiene el deseo como insatisfecho, en la neurosis obsesiva
como imposible, en la fobia se conserva el deseo con técnicas evitativas). La vocación como
proceso subjetivo gira alrededor de la dinámica del deseo y del goce.
Preferimos hablar del deseo antes que de lo vocacional, ya que la singularidad del
sujeto no supone su único organizador, sostenemos una perspectiva transdisciplinaria que
articule lo subjetivo-singular (dinámica del deseo y el goce) con las determinaciones del
contexto (productoras ellas mismas de una subjetividad social) y las modalidades
cambiantes de los objetos a elegir. Es decir un entramado inextricable entre sujeto, objeto y
contexto. Lo vocacional será esa complejidad.
En la dimensión social, tomamos a Castel quien plantea que la asociación “trabajo
estable/inserción relacional sólida, caracterizó una zona de integración. A la inversa, la
ausencia de participación en alguna actividad productiva y el aislamiento relacional conjugan
sus efectos negativos para producir exclusión o desafiliación. Así es posible pasar de la
integración a la vulnerabilidad y de ahí a la inexistencia social.
El drama que trae aparejado el derrumbe de la condición salarial es la pérdida del lugar
del trabajo como principal ordenador de la vida social, sostén de la identidad de las
personas, que irradia en todo el conjunto social, los menos calificados y la llamada
inempleabilidad de los calificados. Se plantea así no solo la constitución de una periferia
precaria, sino también la desestabilización de los estables.
La sociedad salarial necesitó del estado como principal sostén y protección de los
individuos, actualmente el estado social pierde su poder integrador. La Orientación
Vocacional debería tender a facilitar la construcción de recorridos abiertos al cambio. En los
distintos ámbitos y niveles de intervención deberá intentarse desentrañar donde la
construcción de un proyecto futuro hace nudo. La intervención consistirá en la operatoria que
permita desanudar a aquello que se ha anudado y que, por lo tanto, obstaculiza el proceso
de lección.
Intentamos más que promover una identidad vocacional, generar espacios en los que
el sujeto se niegue a identificarse con un papel, con una función o una utilidad social. Lo no
idéntico pasaría a ser una dimensión de la experiencia individual opuesta a la racionalidad
instrumental. En las sociedades híper modernas no falta identidad conforme a una imagen,
sino sujetos de sus actos. En las llamadas patologías del reconocimiento social los sujetos
no pueden hacerse reconocer por lo que son, hacen, sienten y desean.
Frente al control social que implica la llamada integración social, los sujetos buscarán
afirmarse, defendiendo su libertad contra una sociedad demasiado organizada. Lo
vocacional como deseo de hacer puede quedar encapsulado en trabajo-empleo-
remuneración como actividad obligatoria, ocupar lugares prescriptos por la sociedad y no por
construir o inventar los lugares para habitar. Observamos con preocupación las formas de
sobreadaptación en las que “ser alguien” o “tener éxito” está asociado a asumir una
identidad personal tributaria de las expectativas de un sistema que privilegia la acumulación
a cualquier precio y de cualquier manera o, su contraparte, formas de autoexclusión
expresada en sujetos que desertan de encarar la búsqueda.
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6.2 Orientación Vocacional y salud mental comunitaria.
Implica el pasaje de la noción de diagnostico positivista a la de riesgo, promoviendo
una forma de cobertura amplia sobre los problemas humanos, que de este modo, no se trata
sólo de una práctica de salud mental en el sistema de salud, sino que incluye a otros
sectores del estado. Esta idea quiebra los criterios disciplinarios, se hace ineludible una
intervención intersectorial interinstitucional e interprofesional capaz de restablecer un nivel
de protección social adecuado sin descuidar la atención individual pero, obviamente sin
reducirla a ella.
Los habituales modelos de abordaje en la argentina, privilegiaron el ámbito del sujeto
individual a través de una intervención personalizada al que se lo diagnosticaba aplicando
diversos recursos en dos posiciones diferentes: la modalidad clínica y actuarial.
Los dispositivos de Orientación Vocacional reforzaron las comprensiones naturales de
lo vocacional, excluyendo la cultura la y vida sociocomunitaria del análisis de la
problemática.
Los problemas vocacionales concebidos como vicisitudes existenciales, son parte del
campo de la salud mental, aunque no necesariamente formen parte del sistema de salud.
El discurso neoliberal ha calado hondo en las mentalidades y ha producido su sujeto, el
“sálvese quien pueda”, invisibiliza la despreocupación por el otro. Tanto la modalidad clínica
como la actuarial comparten el mismo supuesto ideológico, recortar lo individual de la trama
social en la que se inscribe la vida subjetiva y considerar el contexto social como una
invariante.
Addenda
a) En lo teórico:
Mi vuelta a Freud ha me hace ver que la elección de carrera es un síntoma si se la
entiende como efecto sobredeterminado de la estructura del aparato psíquico del sujeto que
elige por un lado y de la estructura social por otro. La dinámica del deseo y la demanda
social se le imponen al sujeto y lo constituyen a través de los procesos de identificación, los
conceptos de “libertad de elección”, “autenticidad” y “madurez” que estaban en el libro,
exigen un replanteo radical. Hoy sobre la frase “quien elige” se abre un interrogante de difícil
respuesta. Si los objetos son “vocantes” y la ideología “convoca” (interpela) al sujeto, ¿este
elige o más bien es vocado desde una insoslayable alteridad?
b) En lo estratégico:
Las discusiones acerca de los límites entre Orientación Vocacional y pedagogía por un
lado, y Orientación Vocacional y psicoterapia por otro, me han conducido a precisar el
encuadre clínico. La pedagogía busca una toma de conciencia de la realidad institucional y
social en lo que hace a significados inconscientes de los motivos y proyectos “personales”,
es decir informa. La psicoterapia, esclarece, tiene como contrincante la ignorancia y sus
determinaciones, la represión, la idealización y negación como defensas. Ambas coadyuvan
a la toma de conciencia, propósito que debe ser resguardado aun cuando varíen las
estrategias y técnicas a emplear.
c) En lo técnico:
Encuadres grupales e institucionales parecen ser más efectivos para la prevención
primaria, técnicas como el role-playing, técnicas dramáticas y lúdicas. El grupo no solo por la
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cuestión económica sino por otras dimensiones. El encuadre institucional parece tender a
privilegiarse, pero cabe advertir el peligro de que el servicio de Orientación Vocacional por
organizar se instaure la misma patología institucional cuyo esclarecimiento debería tender a
promover.
b) En el plano ideológico:
El campo de la Orientación Vocacional compuesto por las dimensiones económica,
educacional y familiar, constituye una encrucijada vocacional. Las implicancias ideológicas
de la teoría (¿existe un yo libre capaz de elegir autónomamente?) y la técnica (¿qué
demandas del sistema hallan eco en el psicólogo que pretende una elección madura,
adaptada y libre de conflicto?). Además de un análisis de los componentes ideológicos, hace
necesario ver como aquellos actúan a través del psicólogo que como profesional los soporta
y transporta. La psicología ha de constituirse en una ciencia del sujeto y de las
determinaciones que lo “sujetan” y su ejercicio apuntar a una toma de conciencia, si la
materia prima del psicólogo “orientador” es el futuro de sus “orientados”, resulta evidente que
este no puede ser cualquier futuro, sino uno y solo uno: o bien el de una engañosa libertad
personal para la cual es condición sine qua non la liberación nacional y social.
Palabras iniciales
¿Qué es orientación vocacional?
Es un campo de actividad de los científicos sociales, constituye un amplio orden de
tareas que incluyen lo pedagógico y lo psicológico en el nivel de diagnostico, la
investigación, la prevención y resolución de la problemática vocacional. Estas tareas tienden
a prevenir y/o resolver factores implicados en el proceso de orientación ante la situación de
elección.
Existe una dimensión de la tarea en la que el campo es privativo del psicólogo: el
diagnostico la resolución de los problemas que los individuos tienen en relación con su futuro
como estudiantes y productores en el sistema económico de la sociedad a la que
pertenecen.
Los destinatarios de estas tareas son personas que enfrentan en determinado
momento de su vida la posibilidad y necesidad de ejecutar decisiones. Esto hace de la
elección un momento crítico. Creo que en la adolescencia emergen las dificultades y
soluciones de índole vocacional, entre los quince y los diecinueve años.
Por orientación vocacional se entienden distintas actividades que responden a marcos
de referencia, orientaciones teóricas, concepciones filosóficas, científicas y técnicas de
trabajo diversas. He resumido las diferencias en dos tipos extremos a los que llamaré
modalidad actuarial y modalidad clínica.
A) Modalidad actuarial:
El joven debe elegir, puede ser asistido una vez conocidas sus aptitudes e intereses,
puede encontrar entre las oportunidades existentes, aquellas que más se ajusten a las
posibilidades y gustos del futuro profesional. El test es el instrumento fundamental.
B) Modalidad clínica:
La elección puede ser asistida si el joven puede llegar a tomar en sus manos la
situación que enfrenta y, al comprenderla, llegar a una decisión personal responsable. La
entrevista es para estos psicólogos el principal instrumento. El psicólogo se abstiene de
adoptar un rol directivo porque considera que ninguna adaptación a la situación de
aprendizaje es buena si no supone una decisión autónoma. Personalmente creo que solo la
modalidad clínica es orientación vocacional.
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En el marco de esta segunda modalidad he definido la orientación vocacional como:
Colaboración no directiva con el consultante que tiende a restituirle una identidad y/o
promover el establecimiento de una imagen no conflictiva de su identidad profesional.
La estrategia alude al conjunto de operaciones mediante las cuales el psicólogo tiene
acceso a la comprensión de la conducta del otro y facilita a este el acceso a su propia
comprensión.
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hipótesis o predicciones que se han de verificar ciñéndose al imperativo el control que
caracteriza al método científico.
El psicólogo tiene en cuenta que su rol de observador modifica el campo, es un
observador participante. Al observar, está observándose a sí mismo y al vínculo que ha
establecido con ella, conforma un nuevo campo del cual, a la vez que forma parte se
distancia, efectuando una disociación instrumental.
La estrategia clínica constituye el contexto óptimo para el descubrimiento de ideas o
concepciones sobre el hombre, pero es la estrategia experimental la que conforma el
contexto de la verificación de las hipótesis. Una teoría construida según una estrategia
clínica, no descarta la necesidad de una validación empírica y no escapa a las exigencias de
un razonamiento experimental que busca en experimentos naturales como en otras ciencias
para validar sus hipótesis sugeridas en el transcurso de los tratamientos.
Psicología clínica y psicología individual.
El enfoque idiosincrático en las personas, le cupo a la psicología clínica, entendida
como la aplicación de conocimientos psicológicos en el diagnostico de trastornos de
conducta y su investigación, por este motivo para muchos psicología clínica es sinónimo de
estudio de individuos en tanto tales, es decir de psicología individual.
La estrategia clínica puede aplicarse para conocer, investigar, comprender modificar la
conducta de los seres humanos operando tanto en un ámbito Psico-social como socio-
dinámico, institucional o comunitario. Entendemos que la psicología clínica sea individual en
cuanto a su particularizante que encara cada situación como singular, pero aun cuando se
trabaja con una sola persona, el trabajo está centrado en el vínculo con lo cual es bi-
personal.
Psicología clínica y psicoprofilaxis.
Psicoprofilaxis es para algunos un conjunto de recursos puesto al servicio de la
prevención, el diagnostico precoz y la rehabilitación de los enfermos mentales. Pero en lo
fundamental es una actitud delineada a partir de la salud y no de la enfermedad.
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Jóvenes, crisis y saberes Orientación Vocacional ocupacional
en la escuela, la universidad y el hospital.
Lidia Ferrari
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Se puede decidir luego de un proceso de análisis de información, pero le momento de
la decisión sobreviene, como un acto que irrumpe y sorprende. Cada información nueva,
desmitifica otra, derriba un prejuicio, el joven se transforma, hay que tomar una decisión
cuando no se puede elegir, en el sentido de deliberar y optar por el mejor.
Dislocación del tiempo en la subjetividad.
Existe una percepción compartida, por la cual existiría un ajuste entre el tiempo
subjetivo y el tiempo del Otro (o el tiempo social o de la cultura) que hace a la ilusión de un
mismo tiempo homogéneo, compacto, que compartimos todos. Una consistencia que el yo
construye sobre el tiempo y que tiene consecuencias en la vida de las personas.
Sin embargo, siempre existe una inadecuación entre el tiempo subjetivo tal cual es
percibido por los sujetos y el tiempo del otro, hay una cierta dislocación, que habla de los
tiempos vertiginosos de los cambios.
Las nuevas generaciones parecen más flexibles para las que les preceden, a adaptarse
a esos tiempos más acelerados. El vértigo supone una posición subjetiva clara de estar
inadecuado a lo que ocurre entre el sujeto y el mundo que lo rodea, es la expresión de
desajuste entre la propia gravedad y la gravedad externa.
Por la percepción de una inadecuación que no se termina de aceptar, existen
numerosas actividades que intentan ajustar lo desajustado, la Orientación Vocacional debe
algo de su razón de ser a esa insistencia.
El tiempo del que consulta.
Es necesaria la anticipación de la que ya hablamos para que la decisión tome el valor
de algo que haga huella como experiencia. Si la decisión modifica al sujeto, no podrá volver
al momento anterior, no se puede desconocer la huella de la experiencia, porque desde allí
vuelve a elegir nuevamente. No se puede mantener la tabula rasa cuando ya hay
inscripciones a tener en cuenta, es necesario considerar el tiempo del que consulta desde su
propia posición subjetiva en su momento vital. Si ya pasó por una experiencia que lo ha
marcado, la sintomatología que surge en función de la neurosis de cada uno por lo que se
hizo. Es muy diferente el trabajo que se puede realizar con alguien que todavía no paso por
la definición de que hacer una apuesta ligada a su independencia.
Es muy importante el momento vital del que consulta, la edad cronológica ligada con la
experiencia vital del sujeto.
La Orientación Vocacional tiene un límite de tiempo, que no puede ser largo. Debe
llegar un momento de conclusión, aunque sea el de no poder decidir en ese momento. La
Orientación Vocacional despliega un espacio que articula las urgencias, apremios, lentitudes
del tiempo social y cultural, como una articulación a veces iniciática del joven con el mundo.
Coartadas para seguir esperando.
Algunos jóvenes están a la espera de que aparezca algo que les guste para empezar a
vivir, es una coartada que los deja a la espera de la aparición, del hallazgo. Entonces la
espera se hace síntoma, el sujeto está a la espera, absolutamente pasivo.
El “todavía” implica la ilusión del hallazgo con el objeto, fantasía destinada a rechazar
la confrontación con la falta, en la cual el esfuerzo está destinado a detener eso que
amenaza con producirse todo el tiempo. La castración sería el estatuto teórico de sucumbir a
los efectos de que sólo podrá encontrar los objetos que estén al alcance toda vez que mida
las consecuencias de sus actos. El éxito deja de ser un todo para ser un objetivo que le
permite ir recorriendo su camino. El paso del tiempo lo lleva cada vez más a perder la ilusión
del “todavía” puedo llegar a encontrar “mi carrera”, así el tiempo cronológico logra el efecto
de mostrar que están ilusionados en sostener la ilusión, y que eso mismo les impide hacer
algo en pos de lo que quieren.
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En las demandas de Orientación Vocacional, la promesa de encontrar lo que a uno le
guste, a veces es la coartada para no pensar y decidir sobre el objeto, que ya no será
ilusorio, como aquel encuentro mítico con el objeto perdido, sino el encuentro con algo que,
desde lo simbólico, lo ponga a funcionar como sujeto que produce, desea y vive tomando
objetos del mundo.
El problema del tiempo en la decisión y su relación con la transferencia.
Por efecto de la transferencia, se supone un saber a otro, que pude anticipar lo que
surgirá en el futuro. Está suposición es necesaria para un proceso de orientación.
En algunos casos desde el lugar de la transferencia urge una precipitación en la
decisión. El orientados pide una decisión, en otros toma la forma de “a que vengo aquí”
transfiriendo sobre el orientador la imposibilidad de tomar una decisión.
En el punto de indecibilidad, el punto donde no aparece la decisión, aparece la figura
del orientador. Si se abstiene de indicar o sugerir una decisión, el joven, al verse confrontado
con lo que solo resta que decida, vuelve la mirada al orientador esperando que esté haga
algo, una palabra, un gesto que de indicios. Al no hallarla porque el orientador se abstiene,
cae esa imagen del orientador que todavía era el garante de evadir la toma de decisión. Se
trata del límite de la demanda que en análisis daría la posibilidad de pensar un poco más, en
Orientación Vocacional invita a apresurar el acto. Hay un momento previo a la toma de
decisión que parece como urgencia ajena al consultante. “Tiene” que decidir. Se deben
abandonar las certidumbres, no se va a conocer todo para decidir y es ahí cuando
sobreviene una toma de decisión.
En estos momentos cae el orientador como aquel que podría asegurar que la decisión
no sea eso, una decisión singular, muchos de los que consultan pueden concluir cerrando su
proceso de orientación, y otros no, se van antes, desaparecen, ante la inadecuación que
produce la urgencia de la decisión. En el orientador esto puede provocar cierto malestar.
Planificar un determinado número de sesiones sería un modo de controlar esto.
Las urgencias en la Orientación Vocacional.
El proceso de Orientación Vocacional, para los jóvenes, puede ser el lugar donde
imaginan que alguien puede decirles lo que deben hacer, como un espacio donde las
respuestas están prontas. Esto incide en el orientador, que se sitúa en ese lugar creyendo
que tiene que dar respuestas.
Muy frecuentemente la urgencia por las respuestas va unida a una necesidad de
garantías.
La urgencia y la necesidad de garantías.
Hay un tiempo necesario para estar perdido. Muchas veces es inevitable. Uno está
perdido porque ha decidido dejar las guías que le marcaban el camino hasta que podamos
movernos independientemente de ellos, hay un espacio, un tiempo de estar perdido.
El orientador vocacional no puede garantizar. Muchos procesos de Orientación
Vocacional dan lugar a que alguien, a partir de ahí, se pueda ubicar en otra posición y
comience a pensar lo que quiere hacer más desprendido de mandatos y urgencias
parentales, o propias. Otros de dan cuenta que han llegado a una decisión, pues los propios
límites frente a la selección deciden su opción. La decisión sobreviene, acontece, se hace la
apuesta que hay que hacer.
Pedido de garantías y pedido de ayuda en un mundo inseguro.
Las incertidumbres por el futuro son las que tiene todo sujeto por no poder predecir lo
que vendrá. Los jóvenes se encuentran con la necesidad de la exploración para la previsión,
ligar el destino que se quiere con la propia voluntad y no con el azar. Este suele ser el
motivo que impulsa a los padres a guiar a sus hijos a la consulta, aunque creemos que el
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proceso debe ocurrir en un marco de cierta separación del ámbito familiar, se constituye
muchas veces en el primer ámbito por fuera de la escuela, de la familia y de los amigos
donde se puede hablar y reflexionar sobre temas cruciales, como la construcción del propio
destino.
Hace treinta o cuarenta años los padres se preocupaban por sus hijos pero el futuro no
era tan amenazante, y los hijos no querían ser acompañados por los padres pues la
independencia y la autonomía eran lo más importante para ellos. No es tampoco que hoy
sean dependientes, sino que se unen a sus padres para tener más herramientas para
enfrentar una realidad cada vez más difícil.
Existe una clara incidencia de los ideales paternos en los ideales de los jóvenes de
hoy, que si bien son deseos genuinos también pueden ser ideales que en su faz superyoica
inmovilicen, inhiban y desorienten.
El pedido de garantías es urgente, imperativo, no da lugar a la vacilación o al no saber,
que hay que distinguir del pedido de ayuda que es la necesidad de la construcción con otro
de un destino que no es solo singular.
El pensamiento angustioso por el futuro surge cuando este se ve amenazado. Cuando
el futuro se visualiza promisorio el sujeto está más tranquilo construyendo su presente.
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Situamos la demanda de Orientación Vocacional como un síntoma en estado de
enigma, que aún no estaría formulado, ya que el síntoma sólo queda constituido cuando el
sujeto se percata de él, y se dibuja algo cuya índole es que le sugiere que tiene una causa.
Desde el lugar de orientadores con formación psicoanalítica es posible remitir al sujeto
a su propia pregunta, devolverle su propio mensaje en forma invertida, único camino posible
para que algo de la verdad del deseo de un sujeto emerja.
Recapitulando diremos que la identificación a algún rasgo del padre es la salida posible
por la instancia del Ideal del Yo, que permitirá al sujeto desplazarse por el mundo de los
objetos deseables y sustituibles.
¿Cómo puede el sujeto apropiarse de su deseo y no quedar alienado al deseo de sus
Otros? Ser creador es producir formas que no están ya en el Otro.
En resumen, el sujeto de la Orientación Vocacional está sujetado al deseo de otro
como punto de partida que le permitirá acceder a apropiarse de un proyecto luego de sortear
las dificultades que cada tiempo edípico le ira imponiendo. El lugar del padre como el lugar
de salida por vía del Ideal del Yo, y la ruptura de los primeros lazos, hacen posible
apropiarse de una posición diferente del deseo del Otro. Situamos el problema de la elección
vocacional en el estatuto del síntoma, que en estado de enigma que aun no está formulado.
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Las dos prohibiciones fundantes de la cultura, se trata de que algo se sostenga como
prohibido para todos, para que algo sea permitido. Así funcionan los lugares para que cada
sujeto pueda ubicarse. Porque existe la Ley es posible desear.
El sujeto es efecto de un triple atravesamiento: Lenguaje, Inconsciente e Historia, lo
que imposibilita diferenciar “el sujeto” de “lo social”. El adolescente es un sujeto que discute
su derecho a ser hombre o a ser mujer, y en tanto se halla constituido a través de los
tiempos edípicos, podrá discutir también cómo incluirse en el mundo, en la cultura y en la
producción.
Esta discusión será reactualizada cada vez que se discuta algo en torno a su
sexualidad.
Klappenbach, Hugo
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Elsa S. Emmanuele
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La psicología evolutiva y su concepto de lo humano.
La problemática adolescente remite a encrucijada, desde el enfoque tradicional, la
adolescencia es un período de transición, un paso de la niñez a la adultez, un período crítico
y conflictivo.
Las llamadas psicologías evolutivas albergan en sus concepciones un ser humano
acabado, capaz de alcanzar una identidad propia sellada alguna vez y para siempre. Se
distinguen dos líneas: las concepciones monádicas y las concepciones diádicas.
Las concepciones monádicas enfatizan la noción de un desarrollo humano progresivo y
espontaneo, un despliegue de algo arrollado. Tal proceso endógeno evoluciona según las
influencias de un medio ambiente que favorece u obstaculiza potencialidades en germen.
Las concepciones diádicas se formulan a partir de la influencia de la antropología,
postula un determinismo cultural, concluyendo que la problemática adolescente se deriva de
nuestra organización sociocultural que promueve la discontinuidad de la sexualidad, ya que
las experiencias sexuales infantiles están censuradas y los niños son mirados como seres
asexuados.
En entre estas dos posturas se despliega una lucha de oposiciones entre quienes
afirman el paradigma positivista acentuando la postura ontogenética (biologista o
psicologista) o bien la hegemonía de los condicionantes socioculturales o bien postulando el
equilibrio y la armonía entre las tres aéreas dicotomizadas que propone la corriente
funcionalista (hombre bio-psico-social). Pero el hombre es un ser histórico y no se sostiene
en categorías de interacción, armonía y equilibrio.
Antes de poder hablar, es preciso ser reconocido como uno a través de un nombre y de
una imagen fundante, la imagen especular. El cuerpo biológico es condición necesaria pero
no suficiente para la constitución de un sujeto.
La adolescencia como encrucijada.
Desde la perspectiva tradicional se sitúa la adolescencia como un corte transversal.
Queda así localizada en un tiempo cronológico entre el nacer y el morir. El cuerpo biológico
sufre constantes transformaciones que conllevan cierto registro en el psiquismo. No se trata
entonces de ubicar lo biológico como un área o entidad, que interactúa con otras sino como
algo que dentro de la trama estructurante hace del devenir humano, una constante
encrucijada.
Tal encrucijada se materializa en la adolescencia en su doble acepción de cruce oscuro
de caminos y como acechanza o emboscada.
La significativa búsqueda de lo propio conlleva en esa encrucijada adolescente a
interpelar y a revisar todo lo dado en una reedición de percepciones de extrañamiento frente
a las cosas familiares, al cuerpo, al nombre, y el reconocimiento de los otros solo expresa la
evidencia de lo que falta. Se dice: “no es niño”, “no es un adulto”.
La noción de crisis y los discursos sociales.
La etimología de la palabra crisis, enlaza el discurso médico con el discurso jurídico. Se
trata del momento decisivo en que una enfermedad se resuelve entre la curación o la
muerte. Marca un momento de ruptura, casi lineal entre el pasado de un niño pronto a
desaparecer y el futuro de un adulto por venir. Se trata de una disfunción, un desorden, un
desequilibrio que irrumpe en la supuesta armonía de un orden establecido. La adolescencia
entraña desde la posibilidad y los riesgos derivados de dejar de ser juicioso y obediente,
hasta los peligros de una perdida irremediable del juicio.
Desde el discurso jurídico, la población se clasifica en mayores y menores, femeninos y
masculinos. Se regula lo permitido y lo prohibido montado sobre edades cronológicas
definidas por la hegemonía biologista del discurso medico, edades que habilitan para votar,
para conducir vehículos, para acceder a la actividad laboral, etc. La categoría social de
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mayor se obtiene a los 21 años y la de emancipado de la patria potestad sobre todo para
actividades comerciales es a partir de los 18 años.
El discurso pedagógico encarna a su modo, las normativas sociales, instituyéndolas en
el ámbito de la organización escolar. El verticalismo de tinte gerontocrático, consolida los
lugares respectivos del enseñante (docente) y el enseñado (alumno) como ubicaciones fijas,
inamovibles, absolutas. Los mayores, dirigen y enseñan a los enseñantes y éstos, a los
enseñados. La palabra vale más cuanto más avanzado en la carrera, cuanto más grande o
superior es el año en curso. La categoría de mayores concentra el compendio del saber y el
poder infalible.
Sergio Enrique
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Se amplían los servicios de orientación para atender a sectores con necesidades y
edades diferentes. La orientación vocacional se concibe hoy en tres áreas:
Orientación personal y social: Incluye las problemáticas personales y de
desarrollo personal.
Orientación educativa: Incluye problemas de aprendizaje y elecciones referidas a la
educación.
Orientación Vocacional/profesional: incluye la ayuda a las personas en sus elecciones
y ubicación respecto a ocupaciones profesiones y trabajos.
Actualmente hay tres tendencias:
La orientación como un proceso continuo y permanente accesible durante el
transcurso de toda la vida.
La orientación abordada con la participación de una red de personas y organismos
diversos
El individuo es activo en el proceso y no un receptor pasivo.
El orientador necesita un enfoque multidisciplinario para abordar la complejidad de
la problemática actual de sociedad post-industrial.
Los jóvenes necesitan ampliar el conocimiento de sí mismos; articular metas y
aspiraciones, con decisiones informadas respectos al mercado laboral; planificar una
formación adecuada, y prepararse para las transiciones. Las personas que ya se insertaron
en el mercado laboral, necesitan reorientarse para adaptarse a los cambios y adquirir las
competencias requeridas. Los adultos desocupados, que deben re-dirigir su trabajo en
función de los cambio de la economía y la evolución del mercado laboral, necesitan elaborar
un plan de acción profesional y adquirir o mejorar sus competencias. Los adultos mayores
necesitan reorientar sus interese y recursos y buscar nuevos proyectos, actividades e
inserciones.
Las actividades del orientador son:
Informar oportunidades ocupacionales y educacionales disponibles;
Orientar en cuanto ayuda investigar y esclarecer la propia experiencia,
explorando alternativas de estudio y trabajo y su implementación;
Asesoramiento para decidir sobre la pertinencia de oportunidades particulares;
Capacitación, para la toma de decisiones y transiciones personales, proveyendo
una progresión planificada y sistemática de experiencias.
Trabajo en redes, estableciendo nexos entre las personas y las agencias.
El proceso de elegir una ocupación forma parte del desarrollo personal.
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Fernández, A.
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