Perfiles del mal en la historia de Colombia. encuentro entre las comunidades indígenas y los Ángela Uribe Botero. españoles. Elaborada por: Andrés Vallejo Erazo. En la segunda sección se aplica el concepto de Antes de abordar los textos que esta reseña humillación de Margalit tomando como referente desarrolla, se ve pertinente delinear a grandes aquel relato: Matar a los indios kuna que “estaban rasgos las motivaciones de la autora para el en la chicha” afirma Uribe retomando a Chaparro ejercicio de su investigación y el enfoque con el (1989) expresa un acto de sevicia por parte del cual estudia los casos históricos que retoma. conquistador como ningún otro. Este acto, para la autora, solo es posible concebir en la medida que La autora no pretende analizar los procesos el victimario niegue la humanidad del otro hacia históricos a través de un orden causal, que el cual ejecuta dicho acto. “Esto anticipa dos posibilite la comprensión del porque aún existen posibles actitudes de parte de quien actúa con ciertos tipos de exclusión, o se ha estructuralizado sevicia hacia el otro: una voluntaria y otra la violencia en el país, va más allá de ello. Busca involutaria” (p. 31). La diferencia entre estas dos delinear las posibles relaciones (continuas, radica en que el concepto humillación solo puede transhistoricas) que pueden existir entre dichos ser posible aplicar al desvanecer la humanidad del acontecimientos con los procesos presentes en el otro de manera consiente. La segunda actitud no país. Su enfoque no es histórico, es netamente puede considerarse como tal ya que corresponde a moral y normativo, de ello se entiende que la una creencia genuina acerca del mundo, es decir elección de los eventos históricos es ante todo un una forma de manifestación patológica “de quien ejercicio práctico que causal, puesto que busca no ve, pues lo que ve en realidad es otra cosa, con con ellos comprender específicamente el problema lo cual su actitud no es humillante” (p.31). En del mal y su permanencia en la historia cambio la primera provoca que el victimario colombiana hasta la actualidad. desdibuje conscientemente la humanidad del otro, Ahora bien, los dos textos trabajados en esta pero sin creer en realidad que este deje de ser o reseña remiten al interés de la filósofa por sea humano, es decir, que la única forma posible responder la siguiente pregunta: ¿Puede un de humillación hacia el otro radica en eliminar conjunto de hechos pasados ser juzgado con toda forma de alteridad que los equipare; el criterios de moralidad sin que se incurra en un victimario debe sustituir la condición de humano anacronismo?.. Ello se realiza partiendo del de su víctima y pensarlo como alguna otra cosa concepto de humillación de Avishai Margalit, inferior a sí mismo. evaluando su alcance de aplicación a dos Para Margalit, retomada por Uribe Botero, es en la situaciones dolorosas y recurrentes en el primera actitud en la cual se desarrolla el concepto encuentro entre los conquistadores españoles y los de humillación, puesto que esta requiere de una indígenas (Uribe Botero, 2009, p. 23) elección voluntaria, consciente que elimine toda I. El concepto de humillación aplicado a la posible manifestación de humanidad en el otro. En historia moral sobre la conquista del Nuevo ese orden de ideas, plantea Uribe que la mirada de Reino de Granada. desprecio puesta al indio en el siglo XVI, corresponde a una elección consciente: “así como “Con el propósito de destacar algunas de las no se les vio, bien se los pudo haber visto” (p. 32), consecuencias morales de la empresa de la por ende “no hay ninguna razón para suponer que conquista” (Uribe Botero, 2009, p. 23) en este los conquistadores […] cuando emprendieron la capítulo la autora retoma un relato Kuna que masacre que describe Binigdi, actuaron sobre algo describe el encuentro entre españoles e indígenas que ellos no pudiesen identificar como seres y analiza las implicaciones morales de dicho humanos” (p.32). encuentro retomando el concepto de humillación desarrollado por Avishai Margalit, en La perspectiva moral de Margalit, no requiere que contraposición con la aplicación de la teoría el otro, es decir, la víctima, “perciba en su antropológica de Honneth. victimario al agente de un acto responsable” (p.33), como ocurre en el relato kuna, en el cual Para ello divide el texto en tres secciones; en la no se describe como un acto voluntario que se primera se retoma la interpretación de una relato pueda evitar (aunque desde la perspectiva de Uribe Botero, por la condición misma de ser una En este capítulo retomando los tres encuentros elección si podría haberse evitado), simplemente entre Jimenez de Quesada y Sagipa, el ultimo sipa la humillación requiere de que alguien pueda: del cacique Bogotá2, se describen “las “tratar a un ser humano como si no lo fuese” características que definen la relación que se (p.40). expresa en la tortura” (p.44). Para ello “partiendo de la distancia abismal que separa la situación del La importancia de la aplicación de este concepto torturador de la […] de su víctima, [Uribe desde lo planteado por Margalit, permitiría Botero] intent[a] mostrar en qué medida con el reevaluar los actos de crueldad y barbarie que se concepto de desprecio empleado por Axel han cometido y que se han ocultado u olvidado Honneth no se alcanza responder por las frente a una consideración de que el no implicaciones molares de la tortura” (p.45) reconocimiento de un acto como humillación por parte de las victimas imposibilita pensarlo como Para Uribe Botero, Honneth limita el análisis de la tal. La autora desarrolla esta posición en la tercera relaciones que se establecen en la tortura, al sección al poner en discusión los presupuestos reducir está a un acto de desprecio, que está antropológicos de Axel Honneth que representan igualmente equiparado en los presupuestos de dicha visión: “Lo que está en juego en la reconocimiento/no reconocimiento planteados en humillación [afirma Honneth], desde la el capítulo uno. Pensar la tortura como un acto de perspectiva del afectado, es su yo practico” (p.34). desprecio seria limitar el análisis moral de la Honneth propone que al ser la conciencia por crueldad a la simple consecuencia que este deja en definición adquirida, esta puede manifestarse las victimas, es decir, el no poder auto-percibirse desde el reconocimiento con el otro, o desde la como seres humanos, impidiendo dar cuenta de humillación. Al negarle la humanidad al otro, se las condiciones que definen del parte del termina dañando la percepción que tiene este victimario aquel acto humillante, y las sobre sí mismo: “quien asume reiteradamente la condiciones de sinsentido que este acto genera en postura de ver a un ser humano como si no lo la relación entre torturador y torturado. Lo que fuese termina proyectando sobre el dicha imagen” para Uribe Botero implica una limitante a la hora (p.34). Por tal motivo, para considerar algún acto de entender la relación entre quien humilla y una humillación como tal, es la propia víctima la quien es humillado. que debe pensarlo como un acto propiamente voluntario y no un tercero externo como se infiere En relación al caso de Sagipa, desde la perspectiva de la perspectiva de Margalit. Ello, para la autora de Honneth, quedan por fuera otros aspectos repercutiría en no poder pensar el relato kuna necesarios para entender moralmente este hecho, como un acto de humillación. Ese no pensarlo como son el acto de voluntario por parte de como tal ¿los harían menos víctimas? Uribe Jimenez de Quesada y también la condición de Botero responde que no, puesto que al aplicar inconmensurabilidad que se genera en el acto estos presupuestos antropológicos al concepto de mismo de tortura. humillación, lo único que resultaría, sería el La distancia que separa a estos dos actantes, para limitar y a la postre, negar el sufrimiento de todas Uribe Botero, no es solo asimétrica, en la medida las personas que independientemente o no se que difícilmente el testigo del dolor puede llegar a conciben como individuos-victimas. comprender verdaderamente lo que el otro siente y Consecuencia nefasta para dicha víctima, ya que expresa, conllevando muchas veces a poner en se contribuiría a perpetuar desde silencio la dudas la certeza de aquel dolor, sino que deviene negación de un otro, que por el mismo acto de en una condición de inconmensurabilidad, cuando sevicia se le ha negado la posibilidad de “dar y aquel testigo es a la vez el torturador. Ello, ofrecer razones”1, es decir, de poseer la condición aplicado al caso retomado significa que por una misma de reflexividad. parte se le quita a Sagipa la posibilidad de II. Los conceptos de crueldad y desprecio expresar su dolor, pero además la relación de aplicados a la historia sobre el último Zipa de poder absoluto que se crea deshace toda Bogotá. 2 Los tres, que son condicionados por una distancia que entre encuentro y encuentro separa cada vez más a los dos actantes, 1 condiciones biológicas según Tugendhat, retomado por Uribe muestran respectivamente un acto de chantaje, una amenaza y Botero, de la condición humana por ultimo un acto de tortura. posibilidad de sentido en el torturado, volviendo así inútil el aplicar la tortura.
El Historiador Como Lector Modelo: Consideraciones Semiótico-Comunicativas Sobre El Papel Del Historiador en El Proceso de Decodificación y Cooperación Textual