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Miguel Hernández, gran poeta español que vivió también los terribles
acontecimientos de la guerra civil española, exaltaba a César Vallejo con el
apelativo de “Gran cóndor de América”, engrandeciendo así su libertad, su canto y
su identidad; y no estaba muy alejado de lo que póstumamente llegaría a significar
la imponente obra de este poeta peruano para un continente que estaba en
proceso de reconocimiento. Para Vallejo América se convertiría en el motivo de su
entraña literaria, en el acertijo de sus búsquedas, en su siempre revelada
condición de heredero de una lengua y una cultura a la que siempre desafió
logrando apropiársela. José Carlos Mariátegui, contemporáneo y coterráneo de
Vallejo, también encuentra en él, justo en sus inicios, los primeros indicios de una
raza que se identifica en su lenguaje y su diversidad, entre otros puntos de vista
que revelan en la presencia de Vallejo un punto de partida y un punto de
encuentro. Pertinentes precisiones estas, para abrir el universo de la obra que
entraremos a analizar: España, aparta de mí este cáliz, último poemario de Vallejo
donde se revela el espíritu de integración histórica y cultural de la humanidad en el
marco de una guerra que marcaría, como veremos en este artículo, el destino de
esta república y el de nuestro poeta en particular.
La guerra civil española estalló 22 meses antes de la muerte de Vallejo. Para este
poeta este conflicto significó no solamente el choque entre dos posturas políticas y
militares, sino la apertura a una nueva visión de la construcción social, sentimiento
que expresa muy emotivamente en su escrito, Los enunciados populares de la
guerra española, que bien podría ser puesto como antesala o prólogo del
poemario que en este artículo nos ocupa, ya que en él nos brinda una visión
panorámica del enorme sentido de solidaridad que llegó a embargarle durante
estos difíciles acontecimientos y la visión colectiva que le otorgan estos hechos.
Dice en este documento, refiriéndose a los motivos que impulsaron esta guerra y a
su incondicional apoyo:
“Por primera vez, la razón de una guerra cesa de ser una razón de Estado, para
ser la expresión, directa e inmediata, del interés del pueblo y de su instinto
histórico, manifestados al aire libre y como a boca de jarro. Por primera vez se
hace una guerra por voluntad espontánea del pueblo y, por primera vez, en fin, es
el pueblo mismo, son los transeúntes y no ya los soldados, quienes sin coerción
del estado, sin capitanes, sin espíritu ni organización militares, sin armas ni kepís,
corren al encuentro del enemigo y mueren por una causa clara, definida,
despojada de nieblas oficiales más o menos inconfesables.” [i]
Estas palabras, producto del espíritu que se asentó en Vallejo durante esta época
son un preámbulo integrador de las motivaciones que edificaron el proyecto
creativo de España, aparta de mí este cáliz, poemario, como ya se ha dicho,
revelador para la situación vivida en España. Se aprecia en ellas una posición
solidaria y de apropiación frente a los acontecimientos, en las que reúne la
ideología personal sin recaer en planteamientos ortodoxos y panfletarios. Vallejo
se adhiere a la postura del humanismo revolucionario donde la poesía es el
baluarte primordial de sus convicciones. Vallejo vivió personalmente este
momento, sintiéndolo en carne propia, siendo este el motivo central para la
creación de este conjunto de poemas.
II. Desfilando en los sonidos del abrazo
Afirmar que el tema de este poemario lo contiene la guerra civil española sería
desconocer su enorme valor universal. Parte de allí, la guerra es su motivo
esencial pero más que eso es la imponente organización humana y social que se
detalla en este conflicto. En manos de Vallejo es algo más, la identificación con un
acontecimiento que le pertenece por la acumulación histórica que representa su
palabra. Poeta mestizo, heredero de la voz de la orilla americana y la hibridez que
a este proceso corresponde, espíritu solidario que se identifica con el devenir de
los propósitos sociales puestos en la realidad de la península. No es gratuita la
insistencia de Vallejo al afirmar que España es “madre” de su voz:
“¡Niños del mundo, está la madre España con su vientre a cuestas; está nuestra
maestra con sus férulas, está madre y maestra, cruz y madera, porque os dio la
altura, vértigo y división y suma, niños; está con ella, padres procesales!” (XV)
España, aparta de mí este cáliz es un poemario escrito durante los últimos meses
de 1937, lo componen quince poemas que reúnen la visión humanista y solidaria
de la última etapa creativa de Vallejo. Fue publicado en 1939, póstumo a la muerte
de su autor. Fue impreso y editado por los soldados del ejército republicano en
Cataluña, estuvo en esta primera edición al cuidado de Manuel Altolaguirre quien
también editara el año anterior el poemario “España en el corazón” de Pablo
Neruda. Su estructura está concebida a la manera análoga al camino de viacrucis.
Aunque tiene una importante carga semántica desde el plano político que sostenía
la ideología popular de Vallejo, su recorrido se hace desde la valoración principal
del lenguaje y la importancia social en el escenario que lo contextualiza.
incorporóse lentamente,
inmediato de tu trono;
voltea;