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Apuntes de Derecho procesal penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Capítulo I
Introducción

1. EL DERECHO PROCESAL PENAL

Desde un punto de vista orgánico, el derecho procesal penal se puede definir como
aquella rama del ordenamiento jurídico que se preocupa de regular la organización y
atribuciones de los tribunales con competencia penal.
Desde un punto de vista funcional, puede definirse como aquella rama del
ordenamiento jurídico que se encarga de regular los procedimientos penales.
Con lo anterior, se entiende que el derecho procesal penal formaría parte del derecho
procesal, lo que daría vigencia a la teoría general de esta rama del derecho, y en
consecuencia, haría aplicables sus conceptos e instituciones comunes, como por
ejemplo, la nulidad procesal, el principio de cosa juzgada y los recursos.

Sin embargo, una corriente moderna pone de relieve la escasa utilidad que otorga el
concebir el derecho procesal penal en los términos anteriores y destaca la evidente
vinculación que existe entre el derecho procesal penal y el derecho penal sustantivo.
Este vínculo se generaría por la existencia de la política criminal, que según Alberto
Binder puede ser definida como “el conjunto de decisiones del Estado, relativas a los
instrumentos que regulan la coerción penal”. Los instrumentos a los cuales se alude
son, básicamente, las normas penales sustantivas y las normas penales adjetivas o
procesales. Las normas penales sustantivas establecen cuáles son los delitos y sus
consecuencias jurídicas. Las normas procesales señalan cómo se determina la existencia
de un delito, quiénes intervienen en el proceso, quién recibirá las eventuales
consecuencias jurídicas y cuáles serán éstas específicamente.

En opinión de Binder, existe una evidente interrelación entre estos dos tipos de normas,
pues:
a) Ambas deben estar coordinadas para el logro de los fines políticos-criminales que se
intentan alcanzar.
Por ejemplo, dentro de estos fines se encuentra el de evitar el cumplimiento efectivo de
penas privativas de libertad de corta duración por parte de los llamados delincuentes
primerizos, manifestándose en el derecho penal sustantivo en la existencia de la
remisión condicional de la pena y la libertad vigilada como medidas alternativas a la
pena, y en el derecho procesal penal con la suspensión condicional del procedimiento
como salida alternativa
Se pretende también satisfacer los intereses de la víctima del delito, y por ello, en el
derecho penal sustantivo existe como atenuante el “procurar reparar con celo el mal
causado o impedir sus ulteriores perniciosas consecuencias” (art. 11 nº 7 CP), y en la
ley nº 18.216 se establece como condición para otorgar beneficios, la satisfacción de
una indemnización civil en favor de la víctima (arts. 5º letra d y 17 letra d). Por su
parte, en el derecho procesal penal esto se observa en la regulación especial que se le
otorga a la víctima y con el establecimiento de los acuerdos reparatorios.

b) La corrección de un defecto en algunas de estas normas incide necesariamente en


las otras.
Las modificaciones que se hagan a las normas sustantivas influyen en las normas
procesales, y viceversa. Un ejemplo de ello es el art. 1º inc. 2º del CP que, según la
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mayoría de la doctrina, establece una presunción de dolo, la cual, sin embargo, con la
entrada en vigencia del Código Procesal Penal y su actual art. 4º, que se refiere a la
presunción de inocencia, se ha dicho que se debe entender modificada o derogada.

c) La operatividad de algunas normas influye en la aplicación de las otras.


Por ejemplo, el art. 141 letra a) CPP establece como supuesto de improcedencia de la
prisión preventiva que el delito imputado estuviere sancionado únicamente con penas
pecuniarias o privativas de derechos. Por lo tanto, si un delito tenía asignada
inicialmente una pena privativa de libertad, y luego se modifica para establecer sólo una
pena pecuniaria por parte del legislador, tendrá como incidencia en materia procesal
penal que, respecto del mismo, no se podrá decretar la prisión preventiva.
Otro ejemplo de ello se da en relación al sobreseimiento definitivo cuando la causal que
se esgrime es la extinción de la responsabilidad penal (art. 250 letra d) CPP), pues si se
modifica el art. 93 del CP el cual establece estas situaciones, ello provocará un cambio
en las posibilidades de decretar el sobreseimiento.

2. CONCEPTO DE PROCESO PENAL

Se acostumbra definir el proceso penal como el conjunto de actos procesales destinados


a determinar la existencia de un delito, la participación del imputado en su realización,
así como las consecuencias jurídicas que deban imponerse.

Sin embargo, este concepto, totalmente descriptivo, se considera insuficiente para


determinar el verdadero proceso penal, pues para ello se requiere dotarlo de un criterio
valorativo. Esto se logra incorporando al concepto la idea del respeto a la garantía del
debido proceso. De este modo, el procedimiento penal sólo es una expresión que se
refiere al rito que debe seguir la tramitación del proceso conforme a la ley. En cambio,
la voz proceso penal considera tanto al rito como al respeto de las garantías.

Se ha de tener en cuenta también, que el concepto de juicio no es sinónimo de proceso


penal, pues aquél es sólo la fase esencial o central de éste. Además, la ejecución de la
sentencia también forma parte del proceso penal (art. 7º inc. 1º CPP).

3. EL PROCEDIMIENTO PENAL

A. EFICIENCIA Y GARANTÍAS EN EL DISEÑO PROCEDIMENTAL

Alberto Binder sostiene que en la construcción de cualquier modelo procesal penal se


produce una lucha entre dos fuerzas antagónicas:
a) Tendencia a la protección de garantías fundamentales: Se preocupa de establecer un
sistema de resguardo a los individuos frente al uso de la fuerza estatal. Estos resguardos
se traducen en la configuración de una serie de exigencias derivadas del debido proceso.

b) Tendencia de eficiencia de la persecución penal: Se preocupa por conseguir la


aplicación efectiva de la coerción penal, y se traduce en la entrega de instrumentos y
mecanismos idóneos al que persigue, al que juzga y al que ejecuta.
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De este modo, el procedimiento penal que la legislación adopte siempre asume el


carácter de síntesis culturalmente condicionada de estas dos tendencias, ya que éste va
a depender del contexto histórico y temporal en el cual se desarrolle. Ejemplo de ello es
el texto original de los arts. 124 y 134 del CPP, cuya tendencia era garantista y en razón
de los cuales no se podía detener al que era sorprendido en comisión flagrante de un
delito que tuviera asignada una pena no superior a presidio o reclusión menor en su
grado mínimo. Luego, en el año 2002, por la ley nº 19.789, se amplió la posibilidad de
detener a las personas que se encontraran en comisión flagrante de ciertas faltas y
simples delitos, siendo evidente el giro legislativo hacia la tendencia eficiente de la
persecución.
Lo mismo ocurre con el art. 141 letra a) CPP, cuyo diseño original establecía causales
de improcedencia de la prisión preventiva, que con la dictación de la ley nº 20.074 ya no
existen.

B. SISTEMAS PROCESALES PENALES (clasificación de los procedimientos


penales)

La doctrina suele aludir a ciertos modelos procesales penales puros, que pueden
configurar un determinado procedimiento penal. En la práctica, los procedimientos
penales de los distintos países tienden a un cierto modelo, pero sin presentarse en forma
absoluta, combinando muchas veces caracteres de uno y de otro.

B.1. SISTEMA ACUSATORIO

Es un sistema procesal penal cuya nota distintiva es que el juzgar y acusar se encuentran
radicados en sujetos u órganos distintos.
Cronológicamente, es el sistema más antiguo y constituye la tradición en el derecho
anglosajón. A partir de mediados del siglo XX, se impuso en los distintos países de la
Europa continental, y a partir de los años 80 comenzó a radicarse en los países de
América Latina.

Modernamente, otras características que también se suelen atribuir a este sistema son:
a) Separación de la función de persecución y la función jurisdiccional.
-Función de persecución: tradicionalmente está encargada a un fiscal, él investiga y
acusa.
-Función jurisdiccional: la detenta un tribunal, cuya tarea es la resolución o decisión del
conflicto.
b) Reconoce un conjunto de garantías a favor de la persona del imputado, garantías que
constituyen una manifestación de la idea del debido proceso.

c) La etapa central del sistema está constituida por el juicio propiamente tal, que se
caracteriza por ser oral, público y contradictorio.

B.2. SISTEMA INQUISITIVO

Este sistema tuvo su origen en el derecho canónico, y fue posteriormente tomado por las
monarquías absolutas. Fue concebido como un mecanismo de control centralizado del
poder. Su elemento distintivo es que las funciones de persecución y juzgamiento se
radican en un solo sujeto.
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Otras características que también se suelen atribuir a este sistema son:


a) Principio de oficialidad: La persecución se sigue de oficio, sin necesidad de
intervención de las partes.
b) Búsqueda de la verdad material
En este sistema se procura buscar la verdad real o material. Es por ello por lo que el
inquisidor hace una labor de reconstitución histórica de los hechos, en la cual la
confesión es la principal de las pruebas. El imputado no se considera un sujeto, sino que
un objeto de persecución.
c) Procedimiento secreto
d) Procedimiento escrito
De todas las actuaciones que se realizan se va dejando constancia escrita en un
expediente. Finalizada la investigación, se resuelve en base a lo consignado en esa
recopilación.
e) Prueba legal o tasada
El régimen probatorio que rige es el de prueba legal o tasada, en el cual la ley se
encarga de señalar cuáles son los medios probatorios que se pueden rendir, cómo se
rinden y cuál es el valor probatorio que se les ha de otorgar.
f) Existe una organización judicial jerarquizada
Conforme a ello, los tribunales superiores tienen amplias facultades de revisar lo
resuelto por los tribunales inferiores, fundamentalmente a través de dos vías: el recurso
de apelación y el trámite de la consulta
g) Compatibilidad con Estado autoritario
Estos sistemas resultan más compatibles con un modelo de estado autoritario, donde los
derechos o intereses de los individuos se supeditan al interés del estado.

B.3. SISTEMA INQUISITIVO REFORMADO O MIXTO

Nace como consecuencia del período liberal que se da con posterioridad a la Revolución
Francesa. En este sistema, la característica más importante es que la investigación se
mantiene a cargo de un juez instructor, pero a esta etapa se agrega un juicio oral o por
jurados. Surge además como órgano acusador el Ministerio Público (no investiga). Este
sistema rige hasta hoy en España, y antiguamente en Francia.

4. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DERECHO PROCESAL PENAL


CHILENO

A. PERÍODO DE LA COLONIA

En el período de la Colonia, tanto en Chile como en Latinoamérica, regía la legislación


española. Por tanto, se aplicaban las Siete Partidas, particularmente la Séptima, que
aludía a materia penal y procesal penal.

B. DESDE LA INDEPENDENCIA HASTA EL SIGLO XIX

Pese al cambio político que se produjo, el sistema inquisitivo se mantuvo vigente en


nuestro país. Paralelamente, en Europa, por influencia de las ideas liberales de la
ilustración, se comenzó a imponer el sistema mixto.
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C. LA CODIFICACIÓN EN HISPANOAMÉRICA

Una vez que llegó el fenómeno de la codificación a América, a pesar de que el sistema
imperante en Europa era el mixto, la codificación se limitó a sistematizar el sistema
inquisitivo. Las razones por las que no se recogió el sistema mixto fueron que éste se
conoció tardíamente y que las clases dominantes no quisieron instalar un sistema más
liberal que eventualmente los perjudicara.

D. LA CODIFICACIÓN EN CHILE

En el año 1894, el Presidente de la República, don Jorge Montt, envió al Congreso un


proyecto de Código de Procedimiento Penal, en cuya elaboración intervinieron varios
autores, pero en mayor medida, don Manuel Egidio Ballesteros. Dicho proyecto fue
promulgado en 1906 y comenzó a regir en Chile, el 1° de marzo de 1907.
El mensaje con que el Presidente envió el proyecto no es algo que carezca de
importancia, pues de la lectura del mensaje se infieren varias ideas:
- A juicio del Poder Ejecutivo, importantes razones económicas, sociales y territoriales
impedían en ese tiempo implementar un sistema mejor.
- Se admitía como gran falla del sistema, la reunión en una misma persona de las
funciones de instrucción y juzgamiento, pero se apelaba a la honestidad de los jueces y a
la posibilidad que tendrían los tribunales superiores de poder revisar lo resuelto por los
inferiores por la vía de la apelación y la consulta.

d. 1) Estructura que instauró el Código de Procedimiento Penal

La investigación se podía iniciar por denuncia, querella, de oficio por el juez del crimen
o, a requerimiento del Ministerio Público.
Durante el sumario, se dictaba el “auto de procesamiento” (que antes se llamaba “auto
de reo” o “encargatoria de reo”). Luego, esta etapa se cerraba y podían seguirse dos
caminos:
- El sobreseimiento, que podía ser definitivo o temporal.
- La acusación, iniciándose la etapa de Plenario.

El sumario

Etapa de investigación que tenía como objetivos:


a) la comprobación del hecho punible y la averiguación de la persona del delincuente.
b) asegurar a los presuntos culpables.
c) asegurar la responsabilidad pecuniaria

Características del sumario

1. Se trataba de un antejuicio, porque el verdadero juicio era el plenario. Sin embargo,


en la práctica, era lo más importante del procedimiento, porque el mismo juez que
reunía los antecedentes era el que dictaba el fallo.
2. Era secreto, tanto para terceros como para todos los intervinientes.
3. Era escrito. De todas las diligencias de la investigación se dejaba constancia en el
expediente.
4. No era contradictorio, por lo que no era necesario escuchar a las partes antes de
resolver.
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5. No había un orden, ni tampoco tenía un plazo máximo de duración.

El auto de procesamiento

Era la resolución más importante del sumario porque se dictaba por el juez del crimen,
cuando concurrían los requisitos del art. 274 del CPP.
El efecto más lesivo de la dictación de esta resolución para el inculpado, era que
normalmente traía aparejada la prisión preventiva. Además, de pleno derecho se
producía su arraigo y en el certificado de antecedentes del procesado se dejaba registro
de que se había dictado el auto de procesamiento en su contra.

El plenario

Era el juicio propiamente tal.


Se caracterizaba por ser público, contradictorio, escrito y de tramitación ordenada.
Primero había una etapa de discusión, en la que se insertaba la acusación y la
contestación a la acusación; luego había un término probatorio, normalmente de 20 días,
y a continuación, se fallaba dictando sentencia definitiva.
En materia de prueba, se presentaban importantes características:
- Era posible renunciar a la prueba y atenerse al mérito del sumario (arts. 429 y 449
CPP)
- Regía el sistema de prueba legal o tasada: Para poder condenar, el juez debía adquirir
convicción por los medios de prueba legal que señalaba expresamente el Código,
otorgándole el valor que allí se establecía.

d. 2) El DFL nº 426 de 1927

El 28 de febrero de 1927, se dictó el DFL nº 426, que suprimió los cargos de


promotores fiscales en primera instancia, quienes, en nombre del Ministerio Público,
presentaban la acusación. Se estableció que en estos casos, el juez debía proceder de
oficio. A partir de ese entonces, nuestro sistema adquirió características únicas,
extremando lo inquisitivo del sistema.

d. 3) Proyectos de reforma

Durante los siguientes gobiernos hubo varios intentos de modificar el sistema procesal
penal:
- Jorge Alessandri Palma (1958-1964) presentó un proyecto por el cual se separaba la
función de investigar de la función de juzgar, pero no prosperó en el Congreso.
- Eduardo Frei Montalva (1964- 1970) envió un proyecto redactado por Rubén Galecio
(ex ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago), el denominado “Proyecto
Galecio”, que también buscaba separar la función de investigación y la de juzgamiento,
y reincorporar al Ministerio Público en primera instancia. Pero por causas políticas, no
prosperó.
- Patricio Aylwin Azócar promulgó las denominadas “Leyes Cumplido”, pero no
significaron soluciones de fondo.
- Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994- 2000) presentó proyecto de Código Procesal Penal el
año 1995, que finalmente entró en vigor el año 2000 en las regiones IV y IX, y en los
siguientes años fue entrando en vigencia en forma gradual en las restantes regiones del
país.
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Una crítica a la entrada en vigencia del nuevo sistema procesal penal fue la desigualdad
que se producía entre el tratamiento que se daba al procesado del sistema antiguo, y el
que se brindaba al imputado del sistema nuevo. Por eso, fue necesario agregar la
disposición transitoria octava a la Constitución Política de la República.

E. EL CÓDIGO PROCESAL PENAL

Se instaura un nuevo sistema procesal penal, cuyo intento es adecuarse a la idea de un


estado democrático de derecho y a los tratados internacionales ratificados por Chile en
materia de derechos humanos.
El nuevo sistema es coherente con la tendencia internacional vigente, en cuanto al
respeto de la persona y sus derechos, cuyo auge se da luego de la Segunda Guerra
Mundial, lo cual se logra, principalmente, con la instauración de un sistema acusatorio.
Entre los principales cambios se cuentan:
- La creación del Ministerio Público, cuya principal función es de investigar.
- La creación de los Juzgados de Garantía, constituidos por los jueces de garantía, cuya
tarea principal es velar por la no vulneración de las garantías del imputado y de las
demás personas. (En el proyecto original se llamaban “jueces de control de la
instrucción”, pero se prefirió cambiar tal denominación porque se estimó que pugnaba
con la autonomía con que actúa el Ministerio Público).
- La creación de los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, ante quienes se realiza el
juicio oral, público y contradictorio. La novedad es que los jueces no conocen nada
hasta el momento del juicio, para lo cual, lo único que se tendrá a mano es el auto de
apertura que le envía el Juzgado de Garantía, que contiene, entre otras menciones, los
hechos y los medios de prueba a utilizar en el juicio oral.
- Se considera al imputado, no como un objeto del procedimiento, sino como sujeto al
cual se le reconocen una serie de derechos que se encuentran consagrados en el Código,
entre los que se destaca el derecho a una defensa técnica desde la primera y en cada una
de las actuaciones que se realicen.
- Se vela por los intereses de la víctima y se le otorgan una serie de derechos.
- La procedencia excepcional de los recursos procesales. A diferencia del sistema
antiguo, en el que la mayoría de las resoluciones importantes eran revisadas por las
Cortes de Apelaciones por vía de apelación o consulta, en el nuevo proceso, no existe la
consulta, y la apelación se limita a unos pocos casos. El recurso más importante es el
recurso de nulidad.

Preguntas:

1) Defina:
• Fines políticos- criminales
• Debido proceso
• Verdad material
• Delincuente primerizo
2) ¿De dónde se extrae la idea de que con la suspensión condicional del
procedimiento se evita el cumplimiento efectivo de la pena por parte de
primerizos?
3) ¿Cuál sería el razonamiento lógico que nos llevaría a determinar que el art. 4º
CPP modifica la supuesta presunción de dolo contenida en el art. 1º inc. 2º CP?
Apuntes de Derecho procesal penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

(Relacione con el art. 340 CPP y con el contenido que ha de tener una
sentencia).
4) En el texto se afirma que el derecho procesal penal se puede entender como una
síntesis culturalmente condicionada. Considerando las leyes dictadas con
posterioridad a la entrada en vigencia del Código Procesal Penal ¿cuál cree usted
que es la tendencia legislativa que hay detrás? ¿A qué responden?
5) ¿A qué se debe el cambio de denominación de “inculpado” a “imputado”, y de
“Código de Procedimiento Penal” a “Código Procesal Penal”? ¿Le parece
necesaria la modificación?
6) Efectúe un cuadro comparativo entre:
• Sumario y Etapa de Investigación.
• Plenario y Etapa de Juicio Oral.
(Tenga en consideración: sujetos que intervienen, tribunal que conoce, plazos,
procedimiento, principales características, etc.)
7) ¿Cómo se evidencia en el Código Procesal Penal la relevancia que se le da al
imputado y a la víctima?
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

CAPÍTULO II

PRINCIPIOS Y GARANTÍAS DEL SISTEMA PROCESAL PENAL CHILENO

I. PRINCIPIOS DE LA PERSECUCIÓN PENAL

Bajo la denominación principios de la persecución penal se pretende aludir a aspectos


fundamentales presentes en la organización del proceso penal, que en sí mismos no
constituyen una garantía individual.
Se debe tener en claro, además, que al referirnos a la persecución penal lo hacemos en
sentido amplio, aludiendo a todo lo que tiene lugar desde que comienza la investigación
del delito, hasta la dictación de la sentencia.

A. PRINCIPIO DE OFICIALIDAD Y PRINCIPIO DISPOSITIVO

a) Principio de oficialidad:

En razón de este principio, los delitos pueden y deben ser perseguidos de oficio por el
Estado, sin considerar la voluntad del ofendido o de otra persona. Su fundamento yace
en la existencia de un interés público comprometido, lo que trae como consecuencia
que las personas involucradas no puedan disponer del conflicto.

Proyecciones de este principio en nuestra legislación:

En el inicio del proceso:


La investigación de los delitos puede comenzar de oficio, de acuerdo al art. 172 CPP,
por lo que no es necesario para ello esperar la acción de alguna de las partes. En esto no
hay diferencia con el sistema antiguo; lo que varía es quién puede iniciar la
investigación de oficio (antes, el juez del crimen; hoy, el fiscal del Ministerio Público).

En la disponibilidad de la pretensión punitiva:


Como el interés en la persecución penal es público, los intervinientes no pueden
disponer de la pretensión punitiva, ni resolver por su propia cuenta el conflicto
impidiendo que la tramitación del procedimiento penal siga adelante. Por consiguiente,
se concede al Ministerio Público acción penal pública para la persecución de los delitos
en general, de acuerdo a lo que señala el art. 53 inc.2º CPP. Sin embargo, el mismo
artículo en comento establece que excepcionalmente este principio pierde fuerza cuando
se trata de delitos de acción pública previa instancia particular.

b) Principio dispositivo:

Como consecuencia de este principio, los intervinientes pueden disponer del conflicto,
lo que se explica por la existencia de un interés meramente particular o privado.

Proyecciones de este principio en nuestra legislación:


En el inicio del proceso:
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En los delitos de acción privada, el ofendido debe instar el procedimiento para que se
inicie y siga adelante. Así sucede, por ejemplo, en los delitos de injuria y calumnia (arts.
55, 400 y ss. CPP).

En la disponibilidad de la pretensión punitiva:


Hay una manifestación del principio dispositivo en el establecimiento de los acuerdos
reparatorios, por los cuales, el legislador, respecto de algunos delitos, permite a ciertos
intervinientes resolver por su cuenta el conflicto y detener así la persecución penal (arts.
241 y ss. CPP).

En Chile, rige principalmente el principio de oficialidad, pero no de manera absoluta.

B. PRINCIPIO DE INVESTIGACIÓN OFICIAL Y PRINCIPIO DE


APORTACIÓN DE PARTE

a) Principio de investigación oficial:

Conforme a este principio, el tribunal es el que tiene la facultad de instruir por sí mismo
la investigación, sin estar vinculado a los requerimientos o actuaciones de las partes
acerca de la verdad de los hechos. El juez puede y debe de oficio producir prueba. Este
principio apunta a la búsqueda de la verdad material.

b) Principio de aportación de parte

De acuerdo con este principio, la carga de la prueba y la iniciativa en la producción y


rendición de ella les corresponde a las partes. Recibe el nombre de principio de
búsqueda de la verdad formal.

Dado que el principio de la investigación oficial exige que sea el tribunal el que de
oficio produzca prueba, se sostiene que en nuestro país el principio que rige es el
contrario, es decir, el de aportación de parte, ya que el proceso penal chileno se
caracteriza por la pasividad del tribunal. En Chile, el tribunal tiene una actividad
generalmente pasiva. Por ello no puede, durante la investigación, llevar adelante
diligencias ni ordenarlas al Ministerio Público. Tampoco puede, en la etapa de juicio,
proporcionarse prueba, sino que debe esperar que las partes se la proporcionen.

Actuación de oficio del tribunal para cautelar garantías


La actividad de oficio del tribunal es bastante excepcional; sólo en algunos casos se
contempla esta posibilidad. En general, la justificación de estos casos no es alcanzar la
verdad material, sino la cautela de garantías. Así se desprende de los siguientes
ejemplos:
1. Art. 10: El juez de garantía adopta, de oficio o a petición de parte, las medidas que
estime pertinentes para la cautela de los derechos que le otorgan la Constitución, las
leyes o los tratados internacionales al imputado.
2. Art. 106: Frente a una hipótesis de renuncia o abandono por parte de la defensa, el
tribunal deberá, de oficio, designar un defensor penal público.
3. Art. 152: En materia de prisión preventiva, el juez de oficio citará a una audiencia,
con el fin de considerar la cesación o prolongación de la medida cautelar, cuando ésta
hubiere alcanzado la mitad de la pena privativa de libertad que se pudiere esperar en el
evento de dictarse sentencia condenatoria.
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4. Art. 458: El juez de garantía, de oficio o a petición de parte, puede pedir informe
psiquiátrico cuando de los antecedentes se pudiese presumir que el imputado es
inimputable por enajenación mental. Esto se justificaría por la protección a la garantía
de no ser condenado en caso de no configurarse el delito, en este caso particular, por
ausencia del elemento de culpabilidad.
5. Art. 163: En materia de nulidad procesal, el tribunal podrá declarar la nulidad de
oficio, cuando el hecho que la genera ha impedido el pleno ejercicio de las garantías y
derechos reconocidos en la Constitución o en las leyes.

Actuación del tribunal para encontrar la verdad material


Existen, con todo, un par de casos de actuación de oficio que parecen no apuntar a la
cautela de garantías, sino que más bien, alcanzar la verdad material.
1. Art. 329 inc. 4º: Tras la declaración de un testigo o de un perito, los jueces del
tribunal de juicio oral en lo penal pueden plantearle preguntas para aclarar sus dichos.
2. Art. 326 inc.3º: En el caso que el acusado declare, los jueces pueden plantearle
preguntas para aclarar sus dichos.
Respecto a ambos supuestos, en la práctica, a veces sucede que los jueces tienden a
preguntar más allá de lo que la ley lo posibilita, lo que parece ir en contra del principio
rector de aportación de parte.

C. PRINCIPIO ACUSATORIO

Conforme a este principio, las funciones de investigación, acusación y de juzgamiento


se encuentran radicadas en entes distintos.
En Chile, la función de investigación y acusación está radicada en el Ministerio Público,
y la de juzgamiento en el tribunal. A pesar de lo anterior, en nuestro país, el principio
acusatorio tiene un mero carácter formal, pues las funciones de acusar y juzgar están
radicadas en sujetos distintos, que sin embargo, forman parte del Estado. Es él
finalmente quien, por un lado investiga y acusa, y luego por otro, juzga. Para poder
consagrar un sistema basado en un principio acusatorio material, sería necesario privar
de alguna de estas funciones al Estado. En forma excepcional y parcial se logra este
objetivo en los delitos de acción penal privada, ya que quien acusa en el procedimiento
especial para esta clase de delitos es el querellante (arts. 400 y ss. CPP).

A pesar de lo recién expuesto, el modelo que se escogió para Chile tiene un carácter
acusatorio más desarrollado que el que inspira a otros modelos. En otros países, el
Ministerio Público forma parte del Poder Judicial, por lo que en esos casos las funciones
de investigar, acusar y juzgar no se encuentran efectivamente radicadas en órganos
distintos. Misma opinión merecen aquellos sistemas en que existen jueces que llevan a
cabo la investigación (“jueces instructores”), en tanto pertenecen al Poder Judicial, al
igual que los jueces sentenciadores.

Lo que justifica la tendencia de consagrar el principio acusatorio es que resulta


fundamental para la operatividad de ciertas garantías con que cuentan los individuos
frente a la persecución penal, como por ejemplo, la presunción de inocencia, el derecho
de defensa, el derecho a ser juzgado por un juez imparcial, etc.

D. PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD

a) Principio de legalidad
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Conforme a este principio, el Estado tiene el deber de perseguir todo delito que llegue a
su conocimiento.
Históricamente, este principio ha encontrado su fundamento en la aceptación de las
llamadas “teorías absolutas de la pena”, de acuerdo con las cuales la imposición de la
pena por sí misma, se castiga por el solo hecho de haber delinquido. Modernamente, el
principio de legalidad aparece vinculado con exigencias propias del Estado de Derecho,
como la igualdad ante la ley y la seguridad jurídica. La igualdad se logra porque se
asegura que a todos los que cometan un delito, sin excepción, se les va a perseguir por
igual, y la seguridad se obtiene porque se garantiza a los ciudadanos que de no delinquir
no se les podrá castigar.

Sin embargo, el principio de legalidad de la persecución penal ha recibido fuertes


críticas:
1) A partir del acogimiento de las “teorías relativas de la pena”, se sostiene que la
imposición de ésta sólo se justifica por el hecho de lograr con ello una finalidad de
prevención de delitos; no sería legítimo entonces que se persiga y castigue a un sujeto si
se sabe que la pena a imponer no producirá ningún efecto preventivo.
2) Ningún sistema procesal penal en el mundo soporta la aplicación estricta del
principio de legalidad, porque los recursos con que todo sistema procesal cuenta son
escasos. El volumen de casos que ingresa a todo sistema penal es alto, a lo cual hay que
añadir que cada vez se crean más tipos penales (además de aumentarse las penas de los
delitos ya existentes). Por ello, se comprende que es imposible en términos materiales,
que el sistema persiga todos los casos que llegan a su conocimiento. Esto hace que en la
práctica surjan sistemas informales de selección de casos, que además de ser ilegales, no
tienen ninguna dirección preestablecida, por lo que su aplicación es arbitraria y no se
obtiene ningún provecho político criminal. Con ello se produce la siguiente paradoja: en
teoría, el principio de legalidad en la persecución penal es manifestación de la igualdad
ante la ley; pero en la práctica, la perturba.

b) Principio de oportunidad

Es aquél, en cuya virtud, la persecución penal del Estado puede no desarrollarse cuando
así lo aconsejen motivos de utilidad social o razones político criminales.

Se acostumbra distinguir dos sistemas de principio de oportunidad:


i.- Principio de oportunidad reglada:
La libertad del Estado para no perseguir los delitos que lleguen a su conocimiento por
motivos de utilidad social o político criminales, está limitada sólo para determinados
casos, y siempre sujeta a control. Es lo que sucede, por ejemplo, en el sistema alemán.

ii.- Principio de oportunidad libre:


Su aplicación no está limitada a ciertos casos y, por tanto, no está sometida a ningún
control. Así ocurre, por ejemplo, en el sistema estadounidense.

Objetivos del principio de oportunidad


En opinión del profesor Julio Maier, el principio de oportunidad pretende alcanzar dos
objetivos:
- Descriminalización de los hechos, cuando existan mejores reacciones que la pena o
que no exista necesidad de ella.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

- Alcanzar mayor eficiencia en el sistema penal, descongestionándolo, permitiendo así


utilizar los recursos humanos y económicos para perseguir los delitos más graves.

En Chile, bajo el sistema antiguo, regía el principio de legalidad en la persecución, por


lo que los jueces del crimen estaban obligados a perseguir todos los delitos que llegaban
a su conocimiento. En el sistema nuevo, rige también el principio de legalidad, pero no
en modo absoluto, sino que como regla general. Así se desprende del art. 166 inc.2º
CPP, conforme al cual “cuando el ministerio público tomare conocimiento de la
existencia de un hecho que revistiere caracteres de delito, con el auxilio de la policía,
promoverá la persecución penal, sin que pueda suspender, interrumpir o hacer cesar su
curso, salvo en los casos previstos en la ley.”

Manifestaciones del principio de oportunidad en Chile

1) Mecanismos de selección de casos


- Facultad de no inicio (art. 168 CPP)
- Archivo provisional de los antecedentes (art. 167 CPP)
- Principio de oportunidad en sentido estricto (art. 170 CPP)
2) Suspensión condicional del procedimiento (arts. 237 y ss. CPP)
Se discute que el acuerdo reparatorio pueda ser considerado una manifestación del
principio de oportunidad reglado, porque para su celebración no se requiere la voluntad
del fiscal.

Preguntas:

1) ¿Cuál es la regla general en cuanto al ejercicio de la acción penal? Determinada


ésta, ¿tiene alguna particularidad?
2) ¿Es posible afirmar que en los delitos de acción privada exista un interés
meramente particular? Fundamente.
3) Caracterice el antiguo sistema procesal penal según los principios dados. Señale
algunas manifestaciones.
4) ¿A qué se debe que en Chile, el tribunal tenga una actitud pasiva ante la
investigación? ¿Qué principio cree que se pretende resguardar?
5) Defina:
• Sistema informal de selección de casos.
• Descriminalización.
• Verdad formal.
6) De aquellos casos en que, excepcionalmente, se observan ciertas
manifestaciones del principio de oportunidad en el proceso penal chileno ¿A qué
sistema los atribuiría? Fundamente.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

II. GARANTÍAS INDIVIDUALES ANTE LA PERSECUCIÓN PENAL

Fundamentales como fuente en esta materia son el Pacto Internacional de Derechos


Civiles y Políticos y la Convención Americana de Derechos Humanos, además de la
Constitución Política de la República.

I. GARANTÍAS JUDICIALES EN EL ESTADO DEMOCRÁTICO DE


DERECHO

En el diseño del procedimiento penal, se debe ser coherente con el modelo


constitucional que cada Estado adopte. Ha hecho bastante fama una frase que suelen
repetir los autores alemanes en el sentido de que el proceso penal es un buen sismógrafo
de la Constitución de cualquier país. De modo que al apreciar un modelo procesal penal
nos podemos hacer una idea del modelo constitucional.
Se afirma que el modelo chileno corresponde a un Estado Democrático de Derecho, lo
que debe reflejarse en el sistema de persecución penal. De la idea de Estado de derecho
se desprende la exigencia de que la potestad punitiva del Estado esté sometida a la ley;
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

de la de Estado democrático, que el Derecho Penal esté al servicio de la persona,


cautelando su dignidad.

De estas características se desprenden una serie de garantías que operan como límites a
la potestad punitiva del Estado, que se proyectan en materia penal sustantivo y en
materia procesal penal. Es así como en el ámbito del derecho penal sustantivo
encontramos principios tales como los de legalidad, culpabilidad, proporcionalidad, etc.
Y en el ámbito del derecho procesal penal, estos límites se traducen en una serie de
garantías de orden procesal, es decir, vinculadas al tribunal y al desarrollo del proceso,
que reciben el nombre de garantías individuales ante la persecución penal.

Estudiaremos las garantías “judiciales”, que se vinculan con el tribunal y el


desenvolvimiento del proceso, y que se desprenden de un estado democrático de
derecho, garantías que la mayoría de la doctrina suele incluir dentro de la idea del
debido proceso. En todo caso, hay que tener presente además, que el desarrollo de todo
proceso penal implica siempre la afectación o vulneración de garantías individuales.
Así, por ejemplo, pueden decretarse medidas cautelares, como la prisión preventiva, que
vulneran la libertad personal del imputado, o practicarse diligencias de investigación
que se consideran intrusivas o invasivas, que afectan la vida privada de la persona,
como la interceptación telefónica, allanamiento, la entrada y registro en lugar cerrado,
etc.
Si bien es cierto que el art. 19 de la Constitución enumera una serie de garantías que se
aseguran a las personas, ella también establece que la ley podrá, en ciertas hipótesis,
establecer casos en que pueden afectarse estas garantías. Por lo que las situaciones que
contempla el Código Procesal Penal de afectación de garantías, tienen un sustento
constitucional. Para darle sentido a las normas que contempla el Código Procesal Penal,
hay que tener presentes las garantías constitucionales.

II. CLASIFICACIÓN DE LAS GARANTÍAS JUDICIALES 1

1. GARANTÍAS DE LA ORGANIZACIÓN JUDICIAL

También llamadas garantías vinculadas al tribunal. Todas ellas tienen en común el


referirse a características que debe tener la persona del Juez. Nos referimos al derecho a
ser juzgado por un juez independiente, al derecho a serlo por un juez imparcial y al
derecho a serlo por un juez natural.

A) DERECHO A UN JUEZ INDEPENDIENTE

Aparece recogida en tratados internacionales, principalmente en el art. 14.1 del Pacto


Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en el art. 8 nº 1 del Pacto de San José de
Costa Rica, así como también en el art. 76 de la Constitución.

Podemos distinguir una independencia institucional y una personal.

1. Independencia institucional

1
En esta materia se ha utilizado como referencia, principalmente, HORVITZ LENNON / LÓPEZ MASLE,
Derecho Procesal Penal Chileno, tomo I, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2002, pp. 52-103.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Implica sólo que el poder judicial es independiente en el ejercicio de sus funciones en


relación a los otros poderes del Estado. Se afirma que implícitamente alude a ella el art.
76 inc. 1°, segunda parte, de la Constitución, al disponer que “ni el Presidente de la
República ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales,
avocarse causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o
hacer revivir procesos fenecidos.” Pero esto parece ser insuficiente para los ciudadanos,
ya que lo que a ellos les importa, más que la independencia del poder judicial respecto
de otros poderes del Estado, es que la persona del juez sea independiente, es decir, la
independencia personal de éste.

2. Independencia personal del juez

Implica que el juez no está sometido a ninguna persona en el ejercicio de sus funciones
en el ámbito jurisdiccional. Esta independencia personal tiene dos proyecciones o
dimensiones:
1) Una dimensión externa: Conforme a la cual el juez no depende de ninguna otra
autoridad del Estado.
2) Una dimensión interna: El juez no depende de otros jueces o tribunales, es decir,
esta proyección opera respecto de los demás jueces o tribunales. En concordancia con
esta dimensión interna, debe existir dentro del poder judicial una organización
horizontal, no vertical, en cuya virtud cada juez es soberano para decidir el caso que
conoce conforme a la ley. Si bien el sistema contempla la posibilidad de que las
decisiones de un juez inferior puedan ser revisadas (impugnadas) por un juez superior,
más que tener un sentido de control, ello obedece a la necesidad de velar por las
garantías de los ciudadanos, para disminuir la posibilidad de error.

En el sistema procesal penal chileno, la posibilidad de impugnar resoluciones judiciales


por la vía de los recursos procesales es bastante limitada, pero ello se ve equilibrado por
características que el mismo sistema contempla:
a) Separación existente entre juez de garantía y tribunal del juicio oral en lo penal;
b) El tribunal del juicio oral en lo penal es colegiado, lo que disminuye la posibilidad de
incurrir en error;
c) El control recíproco que cada uno de los intervinientes ejerce en el proceso (por
ejemplo, mediante la formulación de objeciones en las audiencias).

B) DERECHO A UN JUEZ IMPARCIAL

Esta garantía se encuentra consagrada en los arts. 14 nº 1 del Pacto Internacional de


Derechos Civiles y Políticos, 8 nº 1 del Pacto de San José de Costa Rica y 1º inc. 1º,
primera parte CPP.

1. Presupuesto estructural para este derecho: principio acusatorio

La implementación de un sistema inquisitivo, como el que tenía Chile antes de la


reforma, atenta contra esta garantía, ya que es utópico imaginar la posibilidad de que el
juez sea imparcial si él investiga, recopila la evidencia de cargo, luego acusa y
finalmente juzga.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

El sistema acusatorio, en cambio, provee la estructura necesaria para que se haga


realidad el derecho a ser juzgado por un juez imparcial, porque conforme a esta
estructura, el juez que va a juzgar no tiene ningún conocimiento de los hechos con
anterioridad a la audiencia del juicio; es en ella donde se rendirán las pruebas de cargo y
de descargo, lo que permite que los intervinientes actúen ante el tribunal en pie de
igualdad.

2. Proyecciones de este derecho

a) El juez debe carecer de intereses en el resultado del juicio

Para velar porque esto sea así, se modificó el Código Orgánico de Tribunales,
ampliando el catálogo de implicancias y recusaciones, agregando a las causales de
aplicación general a todos los jueces, otras causales específicas aplicables únicamente a
los jueces con competencia penal (artículos 195 y 196). Así, por ejemplo, constituye
una causal de implicancia el hecho de que el juez que haya de juzgar al imputado haya
intervenido en el proceso como fiscal o como defensor.

Además, la existencia de tribunales distintos, con funciones distintas, contribuye a


asegurar esta garantía, pues esto impide que el encargado de juzgar, esto es, el Tribunal
de Juicio Oral en lo Penal, conozca anticipadamente de los hechos que deberá resolver
y, en el fondo, se contamine, porque todo lo que dice relación con el control de la
investigación realizada por el fiscal es conocido por un Juzgado de Garantía.

b) El juez no debe dar a priori, mayor credibilidad a un interviniente por sobre otro

Esta proyección es sutilmente distinta a la anterior, pero en nuestro sistema resulta


relevante, ya que, como sabemos, el principio acusatorio que rige es el principio
acusatorio formal, tanto el Ministerio Público como los Tribunales con competencia
penal forman parte del Estado, por lo que podría haber una suerte de inclinación por
parte del juez, que es un funcionario, a dar mayor credibilidad a la persona del fiscal. A
esto hay que sumar que la Defensoría Penal Pública, que es un servicio público, no
siempre será un interviniente en el proceso, pudiendo intervenir un defensor particular.
Procesalmente, el fiscal es un interviniente como cualquier otro de los mencionados en
el art. 12 CPP, y por lo tanto, se desenvuelve en el proceso en iguales condiciones que
los demás.

3. Problemas con esta garantía

Existen elementos que eventualmente podrían perturbar el cumplimiento íntegro o cabal


del derecho a ser juzgado por un juez imparcial:
i) Caso de delincuentes habituales. Existen personas que se dedican a la delincuencia. El
juez ve repetidamente al mismo imputado que ya ha condenado por otros delitos de la
misma especie. ¿Seguirá en pie en estos casos la imparcialidad? ¿De qué modo resulta
respetada esta garantía, cuando el juez en treinta juicios seguidos ha condenado a un
imputado por hechos idénticos a los que son objeto de un nuevo juicio?
Una posible solución a este problema podría ser el traslado de los jueces, cada cierto
tiempo, a distintas regiones del país.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

ii) Los tribunales son permanentes y están asentados en un mismo lugar. En estas
circunstancias, es más fácil que el delincuente habitual sea conocido por el juez
iii) Los jueces suelen pertenecer a un determinado nivel socioeconómico. Esto podría
eventualmente hacer que se ponga en jaque la garantía objeto de estudio cuando, por
ejemplo, la víctima pertenezca a ese nivel socioeconómico y el imputado no.

C) DERECHO A UN JUEZ NATURAL

Esta garantía está consagrada en el art. 8 n° 1 del Pacto de San José de Costa Rica, en el
art. 19 n°3 inc. 4º de la Constitución y en el art. 2 del CPP.

El sentido de esta exigencia, históricamente, fue evitar la manipulación política del


juicio. Su origen se encuentra en la época feudal, cuando predominaban los usos y la
costumbre y el derecho local, por lo que la persona más adecuada para ser juez era un
natural de la zona, porque conocía los usos y las costumbres del lugar. Modernamente,
se dice que la exigencia de ser juzgado por un juez natural se traduce en la
predeterminación legal del juez, lo que quiere decir que éste debe estar establecido por
ley con anterioridad.
¡
Esta exigencia se traduce en dos cosas.
1) Prohibición de comisiones especiales que juzguen.
2) Que la ley establezca con anterioridad al tribunal competente.

La Constitución Política de la República, con anterioridad a la modificación que sufrió


el año 2005, en virtud de la ley nº 20.050, sólo establecía que el tribunal tenía que estar
establecido con anterioridad, lo que daba lugar a dos interpretaciones. O el tribunal
debía estar establecido con anterioridad al inicio del proceso, o bien, con anterioridad al
hecho. Lo que hizo la reforma constitucional fue optar por esta última alternativa,
estableciendo en el artículo 19 nº 3 inc. 4º que el tribunal debía estar establecido “con
anterioridad a la perpetración del hecho”, guardando así armonía con el art. 2 del CPP.

Surge la duda acerca de si se respeta materialmente la garantía cuando el tribunal,


estando establecido con anterioridad al hecho, es modificado en cuanto a la persona que
se desempeña como juez en él, por el Poder Ejecutivo. Existen dos posibilidades
interpretativas en cuanto a la forma de respetar esta garantía. Para unos, el tribunal debe
estar establecido antes del hecho, pero se puede cambiar con posterioridad a su
integrante o titular. Para otros, esto último no puede hacerse. En opinión de Horvitz
Lennon y López Masle, el respeto de la garantía material que estamos estudiando lleva
no sólo a la exigencia de que el tribunal esté establecido con anterioridad al hecho, sino
que también la persona del juez lo esté, ya que de lo contrario habría un evidente riesgo
de manipulación política de lo que esta garantía quiso cautelar. El profesor Maier, por
su parte, no advierte problemas en la indeterminación de la persona del juez que va a
juzgar. A nuestro parecer, es evidente que en el caso de cambiar al juez titular de un
tribunal para perjudicar al imputado, no se cumple la finalidad de la garantía.

2. GARANTÍAS GENERALES DEL PROCEDIMIENTO

A) DERECHO A UN JUICIO PREVIO

Esta garantía se encuentra consagrada en el art. 19 nº 3 inc. 5º de la Constitución (“Toda


sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer siempre las garantías de


un procedimiento y una investigación racionales y justos”) y en el art. 1º inc. 1º,
segunda parte del Código Procesal Penal (“Toda persona tiene derecho a un juicio
previo…”).

La doctrina, al analizar el contenido de esta garantía, distingue dos aspectos.

a) La imposición de una pena debe fundarse necesariamente en una sentencia


condenatoria firme previa.
El acento se pone en que exista una sentencia ejecutoriada condenatoria, que es el
antecedente necesario para la imposición de una pena para el imputado. Así lo dispone
el art. 79 CP, que dispone que “No podrá ejecutarse pena alguna sino en virtud de
sentencia ejecutoriada”.

b) Debe existir un proceso previo, legalmente tramitado.


Es la exigencia de que la sentencia, especialmente la condenatoria, esté precedida de un
conjunto de actos que se ajusten al procedimiento que la ley prevé. Así, se satisface, por
un lado, la exigencia de igualdad ante la ley, en el sentido de que el rito debe observarse
por igual para todas las personas que revisten la calidad de imputados y, por otro, la de
certeza jurídica, que implica que nadie puede ser condenado sin esta ritualidad, todas
las personas sabrán que el único modo posible de arribar a una sentencia condenatoria
es cumpliendo con los pasos de este rito. Lo que se pretende con este segundo aspecto
es evitar que el Estado pueda coaccionar a una persona sujeta a la potestad penal, de un
modo que resulte atentatorio contra los derechos fundamentales de las personas.

Sin embargo, el análisis del contenido del rito no es indiferente, ya que podría incluir
actuaciones contrarias a la dignidad humana, como por ejemplo, métodos de tortura. Por
ello la Constitución Política de la República, en su art. 19 nº 3 inc. 5º, establece que este
rito debe reunir dos características: la racionalidad y la justicia. En virtud de la ley de
reforma constitucional nº 19.519 de 16 de septiembre de 1997, se establece que la
investigación también deberá reunir estos dos requisitos. Estas exigencias constituyen
para la doctrina una consagración a nivel constitucional del debido proceso. Es
precisamente por la idea de debido proceso por lo que se explica por qué, en el sistema
procesal penal chileno, el imputado puede utilizar los medios que le concede la ley para
su defensa, desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su contra. Es esta
misma idea la que explica que el art. 3º de la Ley Orgánica Constitucional del
Ministerio Público, ley nº 19.640, establezca el principio de objetividad en la
investigación, que impone al Ministerio Público el deber de investigar tanto los
antecedentes que fundan o agravan la responsabilidad del imputado, como aquellos que
la extingan, atenúen o eximan de ella.

No obstante lo anterior, resulta criticable el proceder del constituyente en esta materia,


porque lo que hace es encomendarle al legislador el cumplimiento de las exigencias de
racionalidad y justicia en el diseño de un procedimiento. Perfectamente podría haberse
establecido en la misma Constitución un catálogo de condiciones demostrativas de un
procedimiento racional y justo, tal como lo hacen otras Constituciones, como por
ejemplo la española, en cuyo art. 24 se contemplan exigencias que la doctrina engloba
bajo la idea de debido proceso. Si el legislador chileno estableciera un procedimiento
irracional o injusto, se podría entablar un recurso de inaplicabilidad por inconstitucional
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

ante el Tribunal Constitucional, a fin de expulsar la norma inconstitucional del


ordenamiento jurídico.

Por otro lado, la tramitación del procedimiento debe ser respetuosa de la normativa
procesal vigente en el momento en que dicho procedimiento tiene lugar, lo que se
vincula con el tema de la retroactividad o irretroactividad de la ley penal. En la
Constitución se garantiza la irretroactividad de la ley penal sustantiva, al disponer que
“ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con
anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado” (art.
19 nº 3, inc. 7º), pero nada se dice respecto de la retroactividad o irretroactividad de la
ley procesal penal. La Ley sobre Efecto Retroactivo de las Leyes, en cambio, establece
que las leyes procesales rigen in actum (art. 24), es decir, son de aplicación inmediata, a
medida que vayan teniendo lugar los actos procesales. Si aplicáramos esta norma a la
ley procesal penal, el proceso se regiría conforme a la ley vigente en el momento en que
éste tiene lugar; si hubiera un cambio en la legislación mientras se substancia el
proceso, la nueva ley tendría que recibir aplicación inmediata en ese procedimiento. Sin
embargo, esto puede ser peligroso, pues se podría producir una evidente manipulación
política del asunto, para perjudicar a un imputado determinado. Así, por ejemplo, si una
persona es imputada por un delito de hurto simple, cometido cuando la ley procesal
penal establece que no procede prisión preventiva para esta clase de delitos, y con
posterioridad se modificara la ley procesal penal para hacer procedente la prisión
preventiva para los hurtos simples, ¿debería aplicarse la nueva ley al proceso que
actualmente se está tramitando? El art. 11 del CPP salva el punto, al establecer que las
leyes procesales penales son de aplicación inmediata, salvo que a juicio del tribunal la
ley procesal anterior sea más favorable para el imputado, lo que requerirá un análisis en
el caso concreto. De este modo, la solución del problema en materia procesal penal es
similar a la que se adopta en materia penal sustantiva.

En todo caso, en nuestra opinión no es correcto afirmar que hay una aplicación
retroactiva de la ley procesal penal cuando se aplica en el juzgamiento de hechos
ocurridos con anterioridad a su dictación, porque el objeto de la ley procesal no son los
hechos constitutivos de delito, sino los actos jurídicos procesales, que se suceden a
medida que el proceso se sustancia. No obstante esto, en los casos por los que nos
preguntamos la seguridad jurídica se ve igualmente vulnerada.

B) DERECHO A SER JUZGADO EN UN PLAZO RAZONABLE

Este derecho está consagrado en el art. 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos, que dispone que “toda persona detenida o presa a causa de una infracción
penal será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley
para ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo
razonable o a ser puesta en libertad...”, así como también en el art. 14 nº 3 letra c) del
mismo tratado, que establece que “durante el proceso, toda persona acusada de un
delito tendrá derecho (…) c) A ser juzgada sin dilaciones indebidas”. Además, se
encuentra reconocido en los arts. 7.5 y 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica.

En materia penal no resultan aconsejables los procedimientos demasiado breves, por el


riesgo de error en la imposición de una pena que, en teoría, es la reacción más grave
que el Estado puede asumir en contra de los derechos fundamentales de una persona. Es
por ello por lo que se estima que debe haber una reflexión antes de imponer o no una
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

pena, lo que implica el transcurso de un cierto lapso de tiempo. Pero, por otro lado, el
proceso penal tiene una importante carga aflictiva para el imputado, desde el inicio
mismo del procedimiento, porque puede implicar la afectación de derechos
fundamentales. Por ejemplo, dándose los supuestos que la ley contempla, se puede
detener a una persona y continuar ésta, con posterioridad, privada de su libertad, por
decretarse en su contra la prisión preventiva. En virtud de lo anterior surge la necesidad
de establecer un límite temporal para la realización del proceso penal, elevando a la
categoría de garantía esta exigencia.

La existencia de un plazo razonable resulta especialmente importante para el imputado


que se encuentra sujeto a una medida cautelar, porque puede suceder que la privación o
restricción a la libertad que ésta supone se imponga con antecedentes escasos o de bajo
mérito, lo que no sería extraño, ya que estas medidas pueden decretarse en etapas
tempranas de la investigación. Es más, puede ocurrir que los antecedentes pierdan
fuerza y que la medida impuesta resulte ilegítima, frente a lo cual el ordenamiento
procesal penal contempla limitaciones en cuanto a la extensión en el tiempo de estas
medidas; así, por ejemplo, el art. 152 CPP establece un límite temporal a la prisión
preventiva.

La reconocida naturaleza aflictiva del proceso penal no se refiere sólo a diligencias o


actuaciones que puedan resultar lesivas para los derechos del imputado, sino que es
también un efecto social, porque es sabido que, en general, a nadie le resulta grato que
se sepa que está siendo investigado penalmente. Si a ello se suma que existe la
presunción de inocencia, se llega fácilmente a la conclusión de que la duración del
proceso es un aspecto relevante a considerar.

Este derecho que tiene todo imputado suele fundamentarse de distintas formas. Así,
para algunos, se fundamenta en la idea de la seguridad jurídica, a fin de no estar
permanentemente sujeto a la persecución penal; otros destacan el hecho de que con el
transcurso del tiempo tiende a debilitarse la capacidad de defensa del imputado.

La determinación del plazo que debe considerarse razonable presenta no pocas


dificultades. A juicio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el plazo
razonable debe determinarse tomando en cuenta ciertos criterios, los cuales, sin
embargo, no dan una respuesta precisa acerca de cuál es el plazo razonable.
1) La complejidad del asunto. Así, por ejemplo, la dificultad que supone la
investigación de un hurto es mucho menor a la dificultad que puede presentar una
investigación destinada a acreditar la existencia de una asociación ilícita para el tráfico
de droga.
2) La actividad procesal del interesado. Por ejemplo, parece razonable que la
investigación dure menos si el imputado ha prestado colaboración para el
esclarecimiento de los hechos, que si no ha colaborado en ello.
3) La conducta que hayan observado las autoridades judiciales. Por ejemplo, si se
decretó una medida cautelar en el proceso, como la prisión preventiva, parece razonable
que la duración del plazo sea más breve que si no se la hubiera decretado.

Por su parte, en el Código Procesal Penal, el plazo razonable para ser juzgado no
aparece explícitamente consagrado, pero hay varias disposiciones que establecen cuánto
pueden durar determinadas etapas aisladamente consideradas, lo que permite tener una
idea aproximada sobre cuánto puede durar el proceso penal. Así, por ejemplo:
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

1. Plazo para el cierre de la investigación. Un efecto de la formalización de la


investigación es que a partir de ella comienza a correr un plazo para el cierre de la
investigación. En el art. 247 inc. 1º, el legislador establece que la investigación podrá
durar un máximo de dos años, pero es perfectamente posible que se establezca para un
caso concreto un plazo inferior, de acuerdo con el art. 234.
2. Plazo fijado al fiscal para formalizar. El fiscal es, en principio, libre para formalizar
a una persona respecto de la cual se investiga su participación en un hecho punible, en
cualquier momento. El único plazo que el fiscal podría eventualmente tener en mente
para formalizar, es el de prescripción de la acción penal. Sin embargo, en el evento de
que se investigue latamente a una persona y se niegue el Ministerio Público a formalizar
la investigación, el art. 186 permite que la persona que se considere afectada por esta
situación acuda al juez de garantía, para que éste ordene al fiscal informar acerca de los
hechos que fueren objeto de la investigación. Por otro lado, se permite que el juez le fije
un plazo al fiscal para que formalice la investigación. El problema es que no hay
sanción expresamente contemplada para el caso en que no se formalice.
3. Opciones del fiscal luego del cierre de la investigación. El art. 248 establece que
desde que se cierra la investigación, el fiscal tiene 10 días para formular la acusación,
solicitar el sobreseimiento o comunicar su decisión de no perseverar.
4. Realización de la audiencia de preparación del juicio oral. Una vez que el juez de
garantía recibe la acusación del fiscal, tiene que notificarla a todos los intervinientes y
citar a una audiencia de preparación de juicio oral, la que según establece el art. 260,
debe tener lugar entre veinticinco y treinta y cinco días.
5. Envío del auto de apertura. Debe enviarse por el juez de garantía al Tribunal de
Juicio Oral en lo Penal dentro de las 48 horas siguientes al momento en que quede
firme, y una vez recibido deberá tener lugar la audiencia de juicio oral no antes de
quince días ni después de sesenta días contados desde la notificación del auto de
apertura (art. 281).
6. Comunicación de la decisión de condena o absolución. No es posible saber cuánto va
a durar el juicio oral, pero después de concluido el debate en el juicio oral, los jueces se
retiran a deliberar en privado, debiendo el tribunal comunicar su decisión de condena o
absolución inmediatamente en la misma audiencia, o bien, si el juicio ha durado más de
dos días y la complejidad del caso no permitiere comunicar la decisión inmediatamente,
el tribunal prolongará la decisión hasta por veinticuatro horas (art. 343 inc. 2º).
7. Lectura o comunicación del fallo. El plazo para la redacción de la sentencia es de
cinco días desde la comunicación de la decisión de condenar o absolver, plazo que es
ampliable (art. 344). La sentencia se entiende notificada al tener lugar la lectura del
fallo, independientemente de si se encuentran presentes los intervinientes o no, y desde
ese momento comienza a correr el plazo para interponer el recurso de nulidad.
8. Plazo de interposición del recurso de nulidad. Este plazo es de diez días contados
desde la notificación de la sentencia (art. 372).

C) DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

Este derecho está consagrado en el art. 14 nº 2 del Pacto Internacional de Derechos


Civiles y Políticos, que establece que “toda persona acusada de un delito tiene derecho
a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la
ley”, y en el art. 8 nº 2 del Pacto de San José de Costa Rica, según el cual “toda
persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no
se establezca legalmente su culpabilidad…”. Además, se encuentra reconocido en el art.
4º CPP, cuyo tenor es el siguiente: “Presunción de inocencia del imputado. Ninguna
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no fuere condenada por
una sentencia firme”.

Conforme a esta exigencia, se asegura al imputado un estatus básico, que consiste en


que no se le puede considerar culpable mientras no sea declarado así por una sentencia
firme. Por lo tanto, en esta garantía hay dos términos que resultan clave: inocencia y
culpabilidad. Al emplear la voz inocencia, se quiere significar que el hecho de
imputarse a una persona la comisión de un delito en un proceso penal, no cambia el
estatus que le merece a cualquier ciudadano. Sin embargo, se afirma que la voz inocente
es criticable, ya que es un concepto referencial. No es una expresión que se pueda
predicar respecto de la generalidad de las personas, sino que el término adquiere sentido
sólo cuando se tiene la posibilidad de ser declarado culpable por algo, y esto ocurre
únicamente cuando una persona ingresa como imputado al sistema procesal penal. Por
esto algunas personas prefieren emplear, en vez de la expresión presunción de
inocencia, la de principio de no culpabilidad.
En cuanto a la voz culpabilidad, ésta no se usa en esta materia en el sentido técnico con
que se emplea en la teoría del delito (conjunto de condiciones que permiten formular un
juicio de reproche contra una persona por haber realizado una conducta típica y
antijurídica), sino que se la utiliza para aludir al conjunto de condiciones necesarias para
hacer efectiva la responsabilidad penal de una persona, por lo que la expresión se
entiende en un sentido más amplio. Así, por ejemplo, en este sentido lato, para que haya
culpabilidad se requiere, además de la configuración del delito, que el mismo sea
punible. Por esto y para evitar confusiones, algunos autores extranjeros, como Santiago
Mir Puig, cuando aluden al último elemento del concepto dogmático de delito,
tradicionalmente conocido con el nombre de culpabilidad, prefieren hablar de
imputación personal.

1. Presunción de inocencia como una decisión político criminal

La inocencia constituye una garantía política. Por razones político criminales que se
estiman convenientes, se ha decidido no aplicar consecuencias jurídicas derivadas de un
delito antes de que exista una sentencia condenatoria firme. Ello se estima deseable
aunque exista una sospecha pública de que la persona del imputado es culpable o una
sospecha al interior del proceso con motivo de su desarrollo. Así, por ejemplo, si en el
medio de una cancha de un estadio de fútbol el imputado da muerte a la víctima ante
cincuenta mil testigos presenciales y siendo filmado por cámaras de televisión,
igualmente se le debe presumir inocente.

2. Consecuencias de la presunción de inocencia

i) La carga de la prueba corresponde al acusador

Si se parte de la base de que se está en presencia de una persona inocente, el órgano


acusador – generalmente el Ministerio Público o, en ciertos delitos, el querellante - debe
desvirtuar la presunción aportando prueba de cargo, que deberá tener una fuerza tal,
que alcance el estándar probatorio que la ley exige para poder dictar sentencia
condenatoria, cual es el de más de allá de toda duda razonable, según exige el art. 340
CPP. Si la prueba de cargo no alcanza este umbral, el tribunal deberá absolver.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Un problema que se presenta con ocasión de esta consecuencia, es el de determinar qué


ocurre con las presunciones legales de responsabilidad penal o ficciones de
culpabilidad, porque se afirma que la presunción de inocencia se opone a la existencia
de presunciones de derecho –en las que no se admite prueba en contrario– y
simplemente legales –que admiten prueba en contrario– de responsabilidad penal. Como
es sabido, las presunciones de derecho de responsabilidad penal están proscritas
constitucionalmente conforme al art. 19 nº 3 inc. 6º de la Carta Fundamental, el cual
dispone que “la ley no podrá presumir de derecho la responsabilidad penal”. No
obstante, subsiste el problema respecto de las presunciones simplemente legales, ya que
ninguna disposición constitucional prohíbe explícitamente las presunciones
simplemente legales, siendo posible encontrar varias presunciones de esta clase en el
Código Penal, como por ejemplo, en materia de hurto o robo (art. 454), en materia de
abigeato (art. 448 quáter), en materia de incendio (art. 483), etc.

¿Son estas presunciones válidas? ¿Están tácitamente derogadas? ¿Son


inconstitucionales? ¿Cómo se compatibilizan estas presunciones con el derecho a la
presunción de inocencia? Esta materia ha sido objeto de ardua discusión.

a) Rechazo de las presunciones legales

a.1. Presunciones no son medios de prueba

Por un lado, se afirma que conforme al art. 295 CPP, los hechos se prueban conforme a
cualquier medio producido e incorporado en conformidad a la ley. Las presunciones no
son medios de prueba, sino sólo reglas que alteran el onus probandi. De modo que
podría sostenerse que en el nuevo sistema procesal penal no tendrían asidero las
presunciones simplemente legales.

a.2. Presunciones están tácitamente derogadas

Otra postura que se podría adoptar en esta materia es afirmar que estas presunciones se
encuentran tácitamente derogadas por ser incompatibles con la presunción de inocencia.
De acuerdo con esas presunciones se estaría liberando al ente acusador de probar todo lo
que debe probar, lo cual es una consecuencia de la presunción de inocencia.

b) Aceptación de las presunciones legales

b.1. Promulgación de leyes con presunciones con posterioridad a los tratados

El legislador ha seguido incorporando presunciones simplemente legales de


responsabilidad penal con posterioridad a la ratificación de los tratados internacionales
que consagran la presunción de inocencia, e incluso, con posterioridad a la entrada en
vigencia del Código Procesal Penal. Es el caso, por ejemplo, de la presunción de autoría
que se contempla en materia de abigeato en el art. 448 quater inc. 1º CP, incorporado
por la ley nº 20.090, de 11 de enero de 2006. Si se sostiene que se encuentran
tácitamente derogadas las presunciones existentes al momento de la entrada en vigencia
de dichos cuerpos normativos, subsiste el problema respecto de las presunciones
contempladas en leyes posteriores, que habría que considerar vigentes.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

b.2. Presunciones legales implican que el acusador debe probar el hecho base de la
presunción

Otra posibilidad es sostener que estas presunciones no implican un completo atentado


contra la presunción de inocencia, porque de todas formas el ente acusador tiene que
probar algo, y ese algo es el hecho base de la presunción. Una vulneración total de la
presunción de inocencia consistiría en una presunción de culpabilidad, en la que pudiera
ampararse el ente acusador, sin que fuera necesario que éste aportara prueba de cargo
alguna, y que debiera la defensa probar su inocencia, de modo que si no lo lograra,
tendría que dictarse condena. No es esto lo que hay detrás de las presunciones objeto de
estudio, pero alguna vulneración –parcial– de la presunción de inocencia se produce,
porque éstas vienen a facilitar la labor persecutora de la acusación, al aliviarle la carga
probatoria. En efecto, y pensando en el ejemplo del art. 454 CP, es mucho más fácil
probar que al imputado se le encontró en su poder una cosa que días antes había sido
sustraída a su dueño, que probar que fue el imputado quien la sustrajo.

En todo caso, esto nada tiene que ver con las presunciones judiciales, que son
inferencias que el juez hace a través de hechos que han sido probados. Si se suprimieran
las presunciones legales, los jueces igualmente podrían servirse de hechos bases para
fundar presunciones, de modo que el tribunal, si tiene indicios sobre un hecho, podría
condenar al imputado.

ii) El imputado debe ser tratado como inocente mientras no exista sentencia
condenatoria firme

Lo que se intenta evitar es que se impongan anticipadamente las consecuencias jurídicas


de los delitos, en otras palabras, que éstas sólo se impongan después de que exista una
sentencia condenatoria firme.

El punto de quiebre de esta idea son las medidas cautelares, que implican o pueden
implicar una aplicación anticipada de las consecuencias jurídicas contempladas de un
delito. Si se sostiene que al imputado hay que considerarlo y tratarlo como inocente
mientras no haya una condena firme, ¿por qué antes de ello se pueden imponer medidas
cautelares, incluso una tan gravosa como la prisión preventiva?

Dentro del Código Procesal Penal existen disposiciones que limitan la aplicación de las
medidas cautelares, porque se tiene conciencia de que pueden poner en jaque la
presunción de inocencia. Es el caso por ejemplo, de los arts. 5º inc. 1º, 122, 139, 141,
151 inc. 3º, etc. Todas estas disposiciones se explican por la evidente tensión que existe
entre las medidas cautelares y la presunción de inocencia.

No obstante lo anterior, tras la última modificación hecha al Código Procesal Penal, con
la Ley nº 20.253, de 11 de marzo de 2008 –la llamada “agenda corta antidelincuencia”–,
se puede decir que en esta materia el legislador ha optado más por la eficiencia en la
persecución penal, que por el respeto a la presunción de inocencia. Así, y por ejemplo,
se establece que respecto de ciertos delitos, no obstante haberse negado o revocado la
prisión preventiva por resolución del juez de garantía, el imputado no podrá ser puesto
en libertad en tanto dicha resolución no se encuentre firme (art. 149 inc. 2º).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Si se examinan los requisitos que el código exige para poder imponer la prisión
preventiva, es posible constatar que, en general, se es respetuoso de la exigencia que la
doctrina suele manifestar, en el sentido de que las medidas cautelares sólo se impongan
cuando sea necesario parea asegurar los fines del procedimiento. Se dice que en
general, porque hay una excepción muy polémica a esta idea: el peligro para la
seguridad de la sociedad., contemplada en el art. 140 inc. 1º letra c). En la práctica,
desde que entró en vigencia el Código Procesal Penal, para evitar críticas desde el punto
de vista de la presunción de inocencia, se planteó que el peligro para la seguridad de la
sociedad debía entenderse como pronóstico de una probable fuga futura. Sin embargo,
este ejercicio argumentativo perdió fuerza con la modificación del art. 139 inc. 2º hecha
por la ley nº 20.074, de 14 de noviembre de 2005, ya que antes establecía que “la
prisión preventiva sólo procederá cuando las demás medidas cautelares personales
fueren insuficientes para asegurar las finalidades del procedimiento”. Hoy la
disposición establece que “la prisión preventiva procederá cuando las demás medidas
cautelares personales fueren estimadas por el juez como insuficientes para asegurar las
finalidades del procedimiento, la seguridad del ofendido o de la sociedad”, con lo que
parece claro que para el legislador la seguridad de la sociedad no forma parte de “las
finalidades del procedimiento”.

Más aún, el art. 140 fue modificado por la citada ley nº 20.253, de modo que en la
actualidad la interpretación que daba la doctrina a la expresión peligro para la sociedad
ya no es sustentable, pues dicho artículo establece “c) Que existen antecedentes
calificados que permitieren al tribunal considerar que la prisión preventiva es
indispensable para el éxito de diligencias precisas y determinadas de la investigación, o
que la libertad del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad o del
ofendido, o que existe peligro de que el imputado se dé a la fuga, conforme a las
disposiciones de los incisos siguientes.”
Parece claro, entonces, que para el legislador, por criticable que resulte, el peligro para
la seguridad de la sociedad es algo distinto del peligro de fuga.

Esto permite en la práctica imponer una medida cautelar como si fuera una pena,
buscando alcanzar los fines preventivos generales y especiales que suelen atribuirse a la
pena.

D. DERECHO DE DEFENSA

Esta materia la analizaremos en detalle al estudiar, dentro de los sujetos procesales, y


específicamente, dentro de los intervinientes, la figura del imputado. Por ahora, sólo
diremos que se acostumbra distinguir entre el derecho de defensa material y el derecho
de defensa técnica o letrada.

a) Derecho de defensa material: Es el que le concede al imputado la posibilidad de


ejercer diversas facultades. A modo de ejemplo, el derecho a información, es decir, a
saber exactamente por qué hecho concreto se le está investigando; o bien, el derecho de
intervención, esto es, a tomar parte en las diligencias de la investigación y en el
posterior juicio, etc.

b) Derecho a la defensa técnica o letrada: Es la facultad que tiene el imputado de


designar un abogado de su confianza o de que se le designe un abogado defensor,
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

previéndose la posibilidad de sustituir al defensor elegido o designado. Las facultades


que el defensor tiene son manifestaciones de este derecho a la defensa técnica. .

E. PROHIBICIÓN DE LA PERSECUCIÓN PENAL MÚLTIPLE

Esta es una materia que se analizará con posterioridad, al estudiar los recursos
procesales. Por ahora señalaremos que esta garantía goza de consagración legal en el
art. 1º inc. 2º, que dispone que “la persona condenada, absuelta o sobreseída
definitivamente por sentencia ejecutoriada, no podrá ser sometida a un nuevo
procedimiento penal por el mismo hecho”.

Esta garantía se encuentra muy vinculada con la institución de la cosa juzgada y con el
principio non bis in idem procesal. Este último principio, en el ámbito penal sustantivo,
se concibe como la prohibición de considerar, con miras a una sanción, en más de una
oportunidad la ilicitud y el reproche que mereciere cada conducta contraria al
ordenamiento jurídico, y en materia procesal penal, significa que no puede perseguirse a
una misma persona, por el mismo hecho, cuando ya ha sido absuelta o sobreseída
definitivamente.

3. GARANTÍAS DEL JUICIO

A. DERECHO A UN JUICIO PÚBLICO

Este derecho está consagrado en el art. 1º inc. 1º COO, según el cual “toda persona tiene
derecho a un juicio previo, oral y público”. Además, está establecido en el art. 14 nº 1
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y en el art. 8 nº 5 del Pacto de
San José de Costa Rica.

1. Finalidades de la publicidad

Según la doctrina, la publicidad del juicio permite alcanzar dos importantes fines:

a) Una finalidad preventivo general

Lo que se pretende es evitar la comisión de delitos en la colectividad. Se facilita el


conocimiento por parte del resto de la comunidad, del juzgamiento de una persona
determinada y de que se le puede imponer la pena prevista por el legislador en la etapa
de conminación legal abstracta. El proceso hace real la amenaza para el imputado y, por
otra parte, cumple la finalidad preventivo general (la gente ve que la amenaza
contemplada en la ley se concreta, y luego se cumple). El hecho de que el proceso sea
público, hace que la sociedad se dé cuenta de que la amenaza legal se hace efectiva. Es
en la sentencia donde se alcanza más fácilmente esta finalidad.

b) La posibilidad de ejercer un control popular sobre la administración de justicia

Si los juicios fueren secretos, no habría manera de que la ciudadanía pudiera controlar la
actividad de quienes intervienen en ellos.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En cuanto a la extensión de la publicidad, el art. 9º del Código Orgánico de Tribunales


establece que los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones
expresamente establecidas por la ley.

2. Manifestaciones de la publicidad

a. En materia de audiencias

La audiencia de juicio oral es pública, por regla general, pero esta característica alcanza
también a audiencias anteriores, en virtud de la regla del art. 9º COT.

Cuando entró en vigencia el nuevo sistema procesal penal, se discutió si debían ser
públicas o no las audiencias que tenían lugar cuando el fiscal hacía uso de la facultad de
declarar el secreto de algunas piezas de la investigación (art. 182 CPP). Además,
aunque no se decretara dicho secreto, terceros ajenos al procedimiento podían enterarse
de cuestiones de la investigación al asistir a las audiencias, a pesar de que la ley declara
que las actuaciones de investigación son secretas para ellos. Hoy, se entiende que las
actuaciones de los tribunales son públicas, por lo que cualquier persona puede estar
presente e imponerse del contenido de la investigación, incluso, si se trata de una
audiencia respecto de una investigación que ha sido declarada secreta por el fiscal,
primando así lo dispuesto en el art. 9º COT.

b. En materia de registros y carpetas judiciales

Éstos son, por regla general, públicos (art. 44 CPP).

3. Violación de la publicidad

Es tan importante la exigencia de publicidad del juicio oral que, si no se respeta, permite
interponer un recurso de nulidad fundado en el motivo absoluto de nulidad que prevé el
art. 374 letra d) CPP, por violación de las disposiciones legales sobre publicidad del
juicio.

4. Excepciones a la publicidad

Por ser la publicidad una garantía, para restringirla se requiere que los motivos estén
establecidos en la ley.

El art. 14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos consagra los
siguientes motivos que autorizan para limitar la publicidad del juicio: i) en
consideración de la moral, del orden público o seguridad nacional; ii) el resguardo de la
vida privada de las partes; iii) cuando sea necesario para no perjudicar los intereses de la
justicia.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Dentro del Código Procesal Penal, los motivos que justifican limitar la publicidad de las
audiencias son los siguientes: i) que sea necesario para proteger la intimidad, el honor o
la seguridad de quien deba intervenir en el juicio, y ii) evitar la divulgación de un
secreto protegido por la ley (art. 289). A nuestro juicio, estas causales no se
corresponden exactamente con las restricciones establecidas en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, de modo que si asignamos a éste tiene rango
constitucional conforme al art. 5º inc. 2º de la Constitución, el art. 289 CPP sería
inconstitucional y podría ser excluido del ordenamiento jurídico.

Asimismo, el art. 236 CPP contempla otra excepción a la publicidad, al permitir que se
celebren audiencias reservadas, a fin de solicitar la práctica de diligencias de
investigación intrusivas sin el conocimiento del imputado. El juez autorizará la
realización de tales diligencias, si resultare indispensable para el éxito de la diligencia
Por ejemplo, en una investigación por infracción a la ley de drogas, podría resultar
indispensable una intervención de teléfonos, sin conocimiento del afectado.

B) DERECHO A UN JUICIO ORAL

Esta garantía se encuentra consagrada en el art. 1º inc. 1º CPP, que dispone que “toda
persona tiene derecho a un juicio previo, oral y público”, y en el art. 291 CPP,
conforme al cual la audiencia de juicio oral se desarrollará en forma oral.

La oralidad no sólo se encuentra presente en la etapa de juicio, sino que también se


manifiesta en las etapas preliminares. La ley dispone la realización de varias audiencias
orales, como por ejemplo, la audiencia del control de la detención (art. 132 CPP), la
audiencia de formalización de la investigación (arts. 231-232 CPP), la audiencia de
preparación del juicio oral (art. 266 CPP), la audiencia de solicitud de prisión preventiva
u otra medida cautelar (art. 142 CPP), entre otras.

Según el profesor Binder, la oralidad, más que un principio, es un instrumento que


permite hacer realidad otros principios, como los de inmediación, concentración y
continuidad.

1. La inmediación

Sin la oralidad es difícil concretar el principio de inmediación, el cual se traduce en que


el sentenciador sólo puede fallar en base a las impresiones personales que se formó del
acusado –si éste decide declarar– y de la prueba que en su presencia se rindió.

Podemos distinguir dos aspectos de la inmediación: uno formal y otro material.

a) Aspecto formal de la inmediación

Se traduce en que la prueba sea percibida por el juez y no por otras personas. Como
consecuencia de este aspecto de la inmediación se explican ciertas disposiciones del
Código Procesal Penal, como por ejemplo, la que declara la nulidad de las actuaciones
judiciales delegadas a funcionarios, respecto de las cuales se requiere por ley la
intervención del juez (art. 35); y la que exige la presencia ininterrumpida de los jueces
en la sala, como requisito de validez del juicio oral (art. 284), cuya ausencia es
sancionada con el motivo de nulidad absoluto del art. 374 letra b).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Este principio es el que justifica que no proceda el recurso de apelación en el juicio oral
y en el juicio simplificado. Si se pudiese apelar, se deberían enviar los antecedentes a la
Corte de Apelaciones, la que fallaría en base a pruebas rendidas ante otros tribunales;
ello, claro está, a menos que se pretenda repetir el juicio oral en la Corte. La apelación,
en cambio, tiene cabida en el procedimiento abreviado, que se verifica ante el juez de
garantía, pues en él no se rinde prueba, sino que el juez falla en base a los antecedentes
contenidos en la carpeta investigativa del fiscal y que fueron previamente aceptados por
el imputado.

b) Aspecto material de la inmediación

Alude a que la apreciación de la prueba no puede hacerse empleando equivalentes


probatorios, lo que es especialmente importante tratándose de prueba personal (testigos
y peritos). El fallo sólo puede fundarse en la prueba rendida en el juicio oral ante los
jueces. De modo que las impresiones que el tribunal se forme sean acerca de aquello
que se declaró en su presencia y no sobre informes escritos de esas declaraciones.

Normalmente los testigos, antes de declarar en el juicio oral, prestan declaración ante el
fiscal en la investigación previa. El documento en que conste esta declaración, firmada
por el testigo, no es la prueba, por lo que el testigo deberá concurrir a declarar, por regla
general, a la audiencia de juicio oral y lo que allí diga será considerado prueba y podrá
servir de base al tribunal para dictar sentencia.

Otro tanto sucede con los peritos. Puede ocurrir que el Ministerio Público encargue un
peritaje durante la investigación y, como resultado de ello, el perito evacue un informe.
Sin embargo, la prueba no será el informe pericial, sino lo que el perito declare en
presencia de los jueces del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal. Al inicio de la reforma
procesal penal, se discutió fuertemente si la prueba pericial era el informe pericial o la
declaración del perito en el juicio oral. En la actualidad, está claro que la prueba es la
declaración pericial; es más, el informe pericial ni siquiera se acompaña como prueba
documental. 2

2. El principio de concentración

En virtud de él, todos los actos necesarios para concluir el juicio deben realizarse en la
misma audiencia. En el fondo, la audiencia de juicio es una sola, pero puede
prolongarse varios días.

3. El principio de continuidad

En virtud de este principio, el debate no debe ser interrumpido. Pero se contempla la


posibilidad de suspender la audiencia cuando fuere absolutamente necesario y por un
período que no exceda de diez días (arts. 282, 283 CPP). La vulneración de las
disposiciones sobre continuidad del juicio constituye un motivo de nulidad absoluta (art.
374 letra d) CPP).

2
Con todo, existen tres casos contemplados en el art. 315 CPP, en los que no es necesario que el perito
concurra a declarar al juicio oral, sino que bastará con la sola presentación del informe escrito. Se
analizará con más detalle al estudiar los medios de prueba.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

4. El derecho a un juicio oral es renunciable

A lo que puede renunciar el imputado es a que se le juzgue conforme a la etapa que se


encuentra al finalizar la tramitación del procedimiento ordinario, denominada juicio
oral. En otras palabras, el juicio en sí sismo es renunciable; la oralidad, en cambio, no.

Se exige una manifestación de voluntad del imputado para que se adopte un


procedimiento distinto al juicio oral o para poner término al proceso a través de una
salida alternativa, porque aquél tiene derecho al juicio oral.

Manifestaciones de la renunciabilidad

1. Salidas Alternativas (arts. 237-246 CPP)

Se requiere consentimiento del imputado respecto de las dos salidas alternativas que el
sistema contempla, pero en una y en otra se exige, además, la manifestación de voluntad
de otro interviniente. En el caso de la suspensión condicional del procedimiento se
requiere, además, la manifestación de voluntad del fiscal, y en el acuerdo reparatorio, se
requiere el consentimiento de la víctima.

2. Procedimientos especiales

- Procedimiento abreviado (art. 406 CPP)

Se exige el consentimiento del imputado para que se llegue a esta vía procedimental.
Éste debe aceptar los hechos por los cuales se le acusa y los antecedentes contenidos en
la carpeta investigativa del fiscal.

- Procedimiento monitorio (art. 392 CPP)

Este procedimiento se aplica únicamente a las faltas por las cuales el fiscal requiere
sólo una pena de multa. El fiscal presenta el requerimiento y si el juez de garantía si lo
considera fundado, dicta sentencia de inmediato e impone pena de multa. El imputado
tiene un plazo de 15 días para reclamar. Sólo si reclama tendrá lugar la tramitación del
juicio simplificado; si no reclama, la resolución se considera firme. En este caso
entonces, a diferencia de los demás, para ir a juicio, el imputado deberá manifestar su
voluntad en dicho sentido.

- Procedimiento simplificado (art. 395 CPP)

Tras el requerimiento del fiscal, se cita a una audiencia en la que el juez de garantía
pregunta al imputado si admite o no responsabilidad en los hechos. Si el imputado
admite responsabilidad, el juez dicta sentencia de inmediato, sin que haya juicio; si no
admite responsabilidad, habrá un juicio simplificado que es oral y que se realiza ante el
juez de garantía.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

III. CONSIDERACIONES FINALES RESPECTO A LAS GARANTÍAS


PROCESALES

1. RANGO DE LAS DISPOSICIONES QUE CONTIENEN LAS GARANTÍAS

Encontramos algunas garantías consagradas en la Constitución, por lo que éstas tienen


rango constitucional. Otras están consagradas en pactos o tratados internacionales y
según el art. 5º de la Constitución, aquellos que consagren derechos esenciales
emanados de la naturaleza humana constituyen una limitación al ejercicio de la
soberanía. Algunos interpretan este artículo en el sentido de que estos tratados pasarían
a formar parte del texto constitucional, lo que otros discuten. Lo que sí está claro es que
es deber del Estado promover y respetar estos derechos, y el Poder Judicial es un órgano
del Estado.

El problema se presenta con las garantías que no están consagradas en la Constitución


ni tampoco en los tratados internacionales, sino en una norma de rango legal, pues
bastaría con que se dicte otra norma con el mismo rango que derogue la anterior. La
solución iría por dotar de más contenido la garantía del debido proceso, establecida en
el art. 19 nº 3 inc. 5º de la Constitución, pues por ahora, corresponderá siempre al
legislador establecer las garantías de un justo y racional procedimiento. Por el
momento, si una disposición legal no respeta tales exigencias, cabría interponer un
recurso de inaplicabilidad por inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional.

2. MECANISMOS DE PROTECCIÓN DE LAS GARANTÍAS

En el Código Procesal Penal existen varias disposiciones que contemplan mecanismos


destinados a proteger las garantías, a saber:

1) Cautela de garantías (art. 10)

Cada vez que se vulneren las garantías del imputado –por ejemplo, si el fiscal no le
quiere dar copia de la investigación al defensor–, el juez de garantía puede, incluso de
oficio, adoptar las medidas necesarias para asegurar su ejercicio. Si no fuese suficiente,
puede ordenar la suspensión del procedimiento y citar a los intervinientes a una
audiencia, en la cual puede decretar el sobreseimiento temporal.

2) La nulidad procesal (arts. 159-160)

Se permite anular actuaciones o diligencias judiciales cuando no se han observado las


formas procedimentales y, como consecuencia de ello, se ha producido un perjuicio para
el interviniente. Si se solicita la nulidad como consecuencia de una infracción de
garantías, se presume de derecho el perjuicio.

3) Regla sobre exclusión de prueba ilícita (art. 276 inc. 3º)


Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Esta disposición permite excluir, en la audiencia de preparación de juicio oral, prueba


de cargo que se quiera rendir en el posterior juicio oral, por haber sido obtenida con
vulneración de garantías.

4) El recurso de nulidad (arts. 372 y ss.)

Es el recurso por excelencia en materia procesal penal. En especial interesa en este


punto la causa genérica del art. 373 letra a).

5) Prohibición de lectura de registros y documentos (art. 334 inc. 2º)

Prohíbe incorporar como medio de prueba o dar lectura en el juicio oral a actas o
documentos que dieren cuenta de actuaciones o diligencias declaradas nulas, o en cuya
obtención se hubieren vulnerado garantías fundamentales.

3. INTERVINIENTES FAVORECIDOS CON ESTAS GARANTÍAS

Tradicionalmente, se ha sostenido que estas garantías tienden a proteger a la persona del


imputado. El propio título del tema así lo sugiere (“garantías del individuo frente a
persecución penal del Estado”), siendo, por tanto, un mecanismo de protección del
individuo sobre quien se despliega la potestad penal estatal. Esto es así, porque
históricamente, cuando el Estado asumió para sí la persecución de los delitos, se
convirtió en un adversario poderoso. Para evitar cualquier arbitrariedad en el ejercicio
de este extenso poder, se idearon estas garantías que constituyen límites al ejercicio del
ius puniendi, límites que emanan de la exigencia del debido proceso.

En el último tiempo se ha abierto la interrogante acerca de si algún otro interviniente


puede ser favorecido o beneficiado con estas garantías. Por ejemplo, ¿podría el
Ministerio Público, invocando la garantía del debido proceso, interponer un recurso de
nulidad fundado en la causal genérica que contempla el art. 373 letra a) CPP? El tema
se ha discutido bastante y la jurisprudencia se ha mostrado vacilante al respecto.

Preguntas:

1. ¿Qué mecanismos contiene el ordenamiento jurídico para velar por la


independencia interna y externa del juez?
2. Si decimos que el proceso penal es un buen sismógrafo de la Constitución, ¿a
qué modelo de Estado correspondía el sistema anterior? ¿Por qué? ¿Cómo
explicas que teniendo la misma Carta Fundamental desde la entrada en vigencia
del proceso penal, en la actualidad el sistema sea menos garantista?
3. ¿Por qué es importante la independencia del juez? ¿Qué mecanismos existen
para resguardarla?
4. Da ejemplos en que a lo largo de la historia no se haya respetado el derecho al
juez natural. ¿Qué inconvenientes acarrea?
5. En tu opinión, ¿se vulnera el derecho al juez natural si antes de que tenga lugar
un juicio, sea simplificado u oral, es cambiado el juez llamado a conocer del
mismo? Fundamenta tu respuesta.
6. ¿Crees tú que con anterioridad a la entrada en vigencia del Código Procesal
Penal existía en Chile derecho al juicio previo? Fundamenta tu respuesta.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

7. Busca a lo largo del Código manifestaciones del principio de presunción de


inocencia.
8. La consagración del principio de inocencia ¿admite excepciones o es una regla
absoluta? Fundamenta tu respuesta.
9. Busca en el Código momentos procesales en que puede ser alegada la excepción
de cosa juzgada por parte de la defensa.
10. ¿Qué desventajas puede ocasionar un sistema en que se consagre la publicidad
absoluta de las actuaciones en el proceso penal?
11. ¿Cuál es la diferencia en la consagración del derecho al juicio oral en el caso del
procedimiento monitorio?
12. ¿Cuál es el fundamento de la renunciabilidad en materia de derecho al juicio
oral? En el caso de ser el imputado un adolescente, ¿quién crees que debe
manifestar la voluntad para renunciar al mismo? ¿Por qué?
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

CAPITULO III

LOS SUJETOS PROCESALES

Podemos distinguir los siguientes grupos de sujetos procesales, mencionándolos en el


mismo orden en que los estudiaremos.

1) Los tribunales con competencia penal:


- Juzgados de Garantía
- Tribunales de Juicio Oral en lo Penal
- Cortes de Apelaciones
- Corte Suprema

2) Los intervinientes:
- Ministerio Público
- Imputado
- Defensor
- Víctima
- Querellante

3) Los terceros:
- Testigos
- Peritos
El análisis de este último grupo será efectuado más adelante, a propósito del estudio
de la prueba en el juicio oral.

LOS TRIBUNALES CON COMPETENCIA PENAL

Una de las particularidades del nuevo sistema procesal penal, es la creación de nuevos
tribunales. En el antiguo sistema, conocían de los asuntos de competencia penal los
juzgados del crimen, que actualmente continúan conociendo de aquellos hechos
delictivos ocurridos antes de las fechas de entrada en vigencia de la reforma procesal
penal en las distintas regiones del país.

Deficiencias del sistema antiguo

Para la configuración de los nuevos tribunales con competencia penal, se tuvieron en


cuenta las deficiencias que presentaba el sistema antiguo, entre las cuales destacan las
siguientes:
1) La concentración de las funciones de investigar, acusar y juzgar en los jueces del
crimen.
2) La delegación de funciones que los jueces del crimen hacían en los denominados
“actuarios”, personas que en general carecían de la preparación jurídica adecuada.
3) La necesidad de los jueces del crimen de realizar no sólo actividad jurisdiccional,
sino también administrativa, de mantenimiento de los juzgados del crimen, tarea esta
última para la cual normalmente no estaban preparados.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009. Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Aspectos relevantes del nuevo sistema

1) Se reservó para los jueces funciones exclusivamente jurisdiccionales.


Con ello, se les liberó de la función investigadora o de instrucción que en el antiguo
sistema debían llevar adelante, lo que la doctrina durante muchos años se encargó de
criticar, no sólo porque su ejercicio conjunto con la función de juzgamiento atentaba
abiertamente contra el principio de imparcialidad, sino además porque se consideraba
que los jueces no eran las personas más capacitadas para realizar dicha tarea.

2) Se liberó a los jueces de funciones administrativas.


El sistema creó en cada uno de los Juzgados de Garantía y Tribunales de Juicio Oral en
lo Penal, los cargos de administradores de tribunales con competencia en lo criminal,
nuevos auxiliares de la administración de justicia (arts. 389A-389G COT).

3) Se crearon dos clases de tribunales con funciones distintas.


a) Los Juzgados de Garantía: Compuestos por los jueces de garantía, quienes
intervienen en las etapas de investigación e intermedia, y en la fase de ejecución de la
sentencia.
b) Los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal: Integrados por los jueces que
intervienen en la etapa de juicio oral.
Con esta estructura se procura conseguir un mayor respeto del principio de
imparcialidad y velar por el cumplimiento de la legalidad en sede de ejecución de la
sentencia.

4) La reforma sólo alcanzó a los tribunales ordinarios, no a los especiales.


Por eso se explica que, entre otros, los tribunales militares no hayan sido modificados
por la reforma procesal penal. Tangencialmente, ésta influyó en los Juzgados de
Menores y en los Juzgados de Policía Local.

A. LOS JUZGADOS DE GARANTÍA

Se les puede definir como tribunales ordinarios, “conformados por uno o más jueces
con competencia en un mismo territorio jurisdiccional, que actúan y resuelven
unipersonalmente los asuntos sometidos a su conocimiento” (art. 14 COT).

En cuanto a su número, actualmente existen 92 Juzgados de Garantía en el país, de los


cuales 12 se encuentran en la Quinta Región de Valparaíso (art. 16 COT).

Estructura y organización (arts. 22-26 COT)

a) Juez presidente
Es elegido por el Comité de Jueces y su duración es de dos años, pudiendo ser reelegido
por un nuevo período.
Entre sus funciones destacan las siguientes:
- Presidir el comité de jueces.
- Calificar al personal.
- Proponer al comité de jueces un procedimiento objetivo y general para la distribución
de causas entre los jueces del tribunal.
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b) Comité de Jueces
Entre otras, posee las siguientes funciones:
- Aprobar el procedimiento objetivo y general que le propone el juez presidente.
- Designar al administrador del tribunal de la terna propuesta por el Juez Presidente.
- Designar al personal del tribunal.

c) Administrador del Tribunal


Es un auxiliar de la administración de justicia, entre cuyas funciones destacan las
siguientes:
- Dirigir las labores administrativas y de funcionamiento del tribunal.
- Distribuir las causas conforme al procedimiento objetivo y general aprobado.
- Llevar la contabilidad y la cuenta corriente del tribunal.
- Elaborar el presupuesto anual del tribunal.
- Adquirir y abastecer de materiales de trabajo al tribunal.

d) Unidades administrativas
Existen varias unidades administrativas cuya supervisión le corresponde al
administrador del tribunal:
- Unidad de sala: A cargo de la organización y asistencia en todo lo relativo a las
audiencias
- Unidad de atención de público: Otorga información y orientación al público y lleva la
correspondencia
- Unidad de servicios: Encargada del soporte técnico, redes computacionales, etc.
- Unidad de administración de causas: Maneja las causas y registros que se llevan. Está
a cargo de las notificaciones, del manejo de fecha y sala para las audiencias, citaciones,
etc.

Esta estructura corresponde a juzgados compuestos por tres o más jueces. En el caso de
contar con un menor número de éstos, algunas de las funciones que le corresponden al
juez presidente las realiza el Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva.

Reglas generales de competencia

Las reglas generales de competencia que se contemplan en los artículos 108 y siguientes
del Código Orgánico de Tribunales son aplicables a los Juzgados de Garantía, pero con
ciertos matices y precisiones que es necesario efectuar.

a) Regla de radicación o fijeza

Conforme al art. 109 COT, “radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un


negocio ante tribunal competente, no se alterará esta competencia por causa
sobreviniente”. La ley establece la radicación o fijeza respecto de tribunales, no
respecto de jueces. Sin embargo, los Juzgados de Garantía están integrados por uno o
más jueces (art. 14 COT), por lo que surge la duda de si las causas se radican sólo en el
tribunal, o si también lo hacen en la persona del juez.

La ley ha previsto que las causas se distribuyan entre los jueces de los Juzgados de
Garantía conforme a un procedimiento objetivo y general (art. 15 COT), de manera que
una vez asignada una causa a un juez conforme a dicho procedimiento, la única
posibilidad de que luego pueda conocer de ella un juez distinto, es que el originalmente
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designado falte o no pueda intervenir, operando en tal evento los mecanismos de


subrogación de los arts. 206 y ss. del Código Orgánico de Tribunales. No hay otro
motivo legal para que un juez de garantía pueda actuar por otro. En consecuencia, las
causas se radican no sólo en los Juzgados de Garantía, sino además en la persona del
juez.

b) Regla de ejecución de las resoluciones judiciales

De acuerdo al primer inciso del art. 113 COT,“la ejecución de las resoluciones
corresponde a los tribunales que las hubieren pronunciado en primera o en única
instancia.

Sin embargo, en materia penal se hace excepción a esta regla, al establecer el inciso
segundo de la misma disposición que “la ejecución de las sentencias penales y de las
medidas de seguridad previstas en la ley procesal penal será de competencia del
juzgado de garantía que hubiere intervenido en el respectivo procedimiento penal”.

Competencia material o funcional (art. 14 inc. 2º COT)

A los jueces de garantía corresponden las siguientes funciones:

a) Asegurar los derechos del imputado y demás intervinientes en el proceso penal, de


acuerdo a la ley procesal penal.

Es esta función la que explica la denominación de jueces de garantía.

La redacción de este numeral deja en evidencia que la tarea del juez de garantía no es
sólo velar por los derechos del imputado, sino también por los de los demás
intervinientes:

i) Respecto de la víctima: Cumple varias funciones, entre las cuales destacan las
siguientes:
- Revocar la suspensión condicional del procedimiento cuando la víctima así se lo
solicite, presentándose los supuestos que la ley señala (art. 239 CPP).
- Verificar que la víctima manifieste su conformidad con el acuerdo reparatorio en
forma libre e informada, sin estar bajo ningún tipo de coacción o amenaza (art. 241
CPP).
- Decretar ciertas medidas cautelares personales a petición de la víctima (art.155 CPP).
- Comunicar a la víctima que el fiscal ha decidido aplicar el principio de oportunidad
(art. 170 CPP).

ii) Respecto del imputado: Es respecto de este interviniente que en la práctica se hace
más evidente su tarea de cautela.
La protección de los derechos del imputado se proyecta en dos ámbitos:
- Respecto de garantías judiciales (art. 10 CPP): Si el juez de garantía estima que el
imputado no está en condiciones de ejercer las garantías consagradas en la Constitución,
en las leyes o en los tratados internacionales, decretará de oficio o a petición de parte,
las medidas necesarias para ejercer estos derechos. Por ejemplo, si la investigación está
agotada y no se ha fijado un plazo al fiscal para que la cierre, se puede pedir al juez que
le fije un plazo; si el fiscal no exhibe al imputado los antecedentes de la investigación o
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no le da copias, se puede pedir al juez que ordene al fiscal exhibir los antecedentes o
entregar copias, etc. Si las medidas adoptadas no fueren suficientes, ordenará la
suspensión del procedimiento y citará a los intervinientes a una audiencia para resolver
la continuación del procedimiento o decretar el sobreseimiento temporal
- Respecto de garantías no judiciales: En este ámbito, el juez de garantía también ejerce
importantes funciones, como las siguientes:
1) Otorgar o denegar autorización para que se practiquen diligencias de investigación
que pueden ser lesivas de derechos (arts. 9, 70 inc. 1º CPP). Por ejemplo, una
interceptación de la línea telefónica del imputado.
2) Conceder o denegar una medida cautelar.
3) Examinar la legalidad de la privación de libertad de una persona, pudiendo ordenar
su libertad o adoptar las medidas pertinentes (art. 95 CPP).

b) Dirigir personalmente las audiencias que procedan

En las audiencias el juez de garantía goza de facultades de dirección y de disciplina,


puesto que el art. 71 CPP hace aplicables las reglas de los arts. 292 y ss. del mismo
Código establecidas a propósito del juicio oral.
Dentro de estas audiencias, al juez de garantía que las está dirigiendo, se le debe tratar
de “Señoría”. Así se desprende de los arts. 248 y 306 COT.

Algunos ejemplos de audiencias dirigidas por el juez de garantía son:


- Audiencia de declaración judicial del imputado (art. 98 CPP)
- Audiencia de control de la detención (art. 132 CPP)
- Audiencia de petición de medidas cautelares (arts. 142 y 155 inc. final CPP)
- Audiencia de formalización de la investigación (art. 231 CPP)
- Audiencia de salidas alternativas (art. 245 CPP)
- Audiencia de comunicación de decisión de no perseverar, o de solicitud de
sobreseimiento (art. 249 CPP)
- Audiencia de preparación del juicio oral (arts. 266 y ss. CPP)
- Audiencia del juicio oral (arts. 282 y ss. CPP)
- Audiencia de procedimiento simplificado (arts. 393 y ss. CPP)
- Audiencia de procedimiento por delito de acción privada (art. 403 CPP)
- Audiencia de procedimiento abreviado (art. 407 CPP)
- Audiencia de lectura o comunicación del fallo (art. 344 CPP)
- Audiencia de revocación de algún beneficio de la ley nº 18.216 (arts. 6º, 11 y 19
ley nº 18.216)

La regla general es que los jueces de garantía citen a audiencia cuando algún
interviniente lo solicite, o cuando el juez de garantía estime procedente resolver previo
debate.
Excepcionalmente, se resuelve sin audiencia cuando se trata de solicitudes de mero
trámite (ejemplo: solicitudes de copias, certificados, etc.).

c) Dictar sentencia en procedimiento abreviado

Se trata del procedimiento regulado en los arts. 406 ss. CPP y será examinado más
adelante en estos apuntes.
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d) Conocer y fallar las faltas penales

Las faltas penales se encuentran consagradas en el libro III del Código Penal, pero no
son las únicas que existen, ya que también hay en leyes penales especiales. Por ejemplo,
la ley nº 20.000 sobre tráfico de drogas contempla como falta el consumo de drogas en
lugares públicos y el consumo concertado en lugares privados.
Para conocer de estos delitos existen dos procedimientos: el simplificado, que se aplica
a las faltas para las que no se pida pena de multa (además de los simples delitos para los
cuales el Ministerio Público requiera una pena no superior a presidio o reclusión
menores en su grado mínimo) (art. 388 CPP) y el monitorio, que se aplica a las faltas
para las que el fiscal solicite una pena de multa (art. 392 CPP).

e) Conocer y fallar las faltas e infracciones a la ley de alcoholes.

En enero de 2004, se dictó la ley nº 19.925, nueva ley de alcoholes, que derogó la
antigua ley nº 17.105, de 14 de abril de 1969. Del examen de su texto se desprende que
la mayor parte de sus infracciones no son faltas, sino que meras contravenciones o
ilícitos administrativos de competencia de los Jueces de Policía Local.
Otra curiosidad es que el delito de manejo en estado de ebriedad ya no está contemplado
en esta ley, sino que se introdujo en la ley del tránsito nº 18.290.

f) Hacer ejecutar las condenas y las medidas de seguridad, y resolver solicitudes y


reclamos relativos a dicha ejecución

Esto es una consecuencia del hecho de que en materia penal se hace excepción a la
regla general de ejecución, conforme a la cual corresponde ejecutar las resoluciones al
tribunal que las dicta en primera o única instancia.

g) Conocer y resolver asuntos correspondientes a ley de responsabilidad penal juvenil.

De acuerdo a la ley nº 20.084, que establece un nuevo sistema de responsabilidad penal


de adolescentes, hay una serie de audiencias nuevas que se ponen de cargo del juez de
garantía. Por ejemplo, las audiencias para sustituir la pena impuesta, que ya se está
ejecutando, por una menos gravosa, o para remitir el saldo de pena que resta por
cumplir (arts. 53 y ss.).

h) Conocer y resolver demás asuntos que la ley les encomiende

Por ejemplo, antes de la entrada en vigencia de la mencionada ley nº 20.084, a los


jueces de garantía correspondía la declaración de que el menor de dieciocho y mayor de
dieciséis años, había obrado con o sin discernimiento, cuando la pena del delito no
excediera de presidio o reclusión menor en su grado mínimo.

Competencia territorial

La regla general es que será competente el tribunal en cuyo territorio jurisdiccional se


hubiere cometido el presunto delito, el cual se considerará cometido en el lugar donde
se hubiere dado comienzo a su ejecución (art. 157 incs. 1º y 3º COT)
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Existen diversas excepciones a esta regla de competencia territorial:

1) Diligencias urgentes
Tratándose de diligencias urgentes que sea necesario realizar fuera del territorio
jurisdiccional del juzgado de garantía competente, si se requiriere alguna autorización
judicial previa, ésta podrá ser concedida por el juez de garantía del lugar en que la
diligencia deba realizarse (arts. 157 inc. 4º parte primera COT y 70 inc.3º CPP).

2) Conflictos de competencia
En un eventual conflicto de competencia que se produzca entre jueces de distintos
juzgados de garantía, mientras éste no sea dirimido, cualquiera de ellos puede
válidamente realizar actuaciones y otorgar autorizaciones urgentes, sin que sea
necesario que sean ratificadas por el juez que fuere declarado competente (arts. 157 inc.
4º COT, y 72 y 73 CPP).

3) Control de la detención
De acuerdo al art. 131 CPP, cuando una persona es detenida, debe ser conducida dentro
de un máximo de 24 horas desde que se practicó la detención, ante el juez de garantía
competente para la realización de la audiencia de control de la detención. Sin embargo,
cuando la detención se practicare fuera del territorio jurisdiccional del juez que hubiere
emitido la orden, y dicho juez tuviere competencia en una ciudad asiento de Corte de
Apelaciones diversa, también será competente para conocer de la audiencia de control
de la detención el juez del lugar donde la detención se practicó (art. 70 inc. 2º CPP). Por
ejemplo, si el hecho tuvo lugar en Punta Arenas, pero el imputado es detenido en Arica,
será competente para conocer de dicha audiencia no sólo el juez que emitió la orden (el
de Punta Arenas), sino también el del lugar donde la detención se practicó (el de Arica).
Esta es una disposición que pretende solucionar problemas prácticos derivados de la
particular geografía de nuestro país. Por eso se explica que esta excepción no rija
cuando la orden de detención emana de un juez de garantía de la Región Metropolitana
y ésta se practicare dentro del territorio de la misma.

4) Agrupación y separación de investigaciones


Normalmente, el fiscal investiga por separado cada delito que llega a su conocimiento.
No obstante ello, de acuerdo al art. 185 inc. 1º CPP, puede desarrollar la investigación
conjunta de dos o más delitos, cuando ello resultare conveniente. En el caso de que así
sucediese, podría ocurrir que conforme a la regla general de competencia territorial
correspondiera intervenir a dos o más jueces de garantía. En dicho evento, el
competente para seguir conociendo de las gestiones en todos los procedimientos será
sólo el juez de garantía del lugar de comisión del hecho que comenzó a investigarse
primero. Así se desprende del art. 159 inc. 1º COT, que establece que “Si en ejercicio
de las facultades que la ley procesal penal confiere al Ministerio Público, éste decidiere
investigar en forma conjunta hechos constitutivos de delito en los cuales, de acuerdo al
artículo 157 de este Código, correspondiere intervenir a más de un juez de garantía,
continuará conociendo de las gestiones relativas a dichos procedimientos el juez de
garantía del lugar de comisión del primero de los hechos investigados”.

En lo que respecta a la competencia para la ejecución de la sentencia, en el caso en que


hubiere intervenido más de un juez de garantía en la investigación, si la condena es por
hechos investigados en forma conjunta, debería ser competente para la ejecución el juez
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de garantía que conoció de estas investigaciones agrupadas, a pesar de que antes hubiera
intervenido otro juez de garantía.

Jueces de letra con competencia de jueces de garantía

De acuerdo al art. 46 COT, aparte de los jueces de garantía, existen ciertos jueces de
letras que cumplen funciones propias de aquéllos. El art. 3º de la ley nº 19.665, de 9 de
marzo de 2000 menciona cuáles son estos jueces de letras, a los que se conoce con el
nombre de “jueces mixtos”. En la Región de Valparaíso, por ejemplo, tienen tal carácter
los jueces de letras de Quintero, Petorca, Putaendo e Isla de Pascua.

B. LOS TRIBUNALES DE JUICIO ORAL EN LO PENAL

Según Horvitz y López, los tribunales de juicio oral en lo penal son “tribunales
colegiados y letrados, competentes para ejercer las atribuciones que les confiere la ley
desde el momento de la dictación del auto de apertura del juicio oral, hasta el
pronunciamiento de la sentencia definitiva”. 1

Integración y funcionamiento

Los tribunales de juicio oral en lo penal funcionan en salas de tres miembros. Pueden
integrar también las salas más jueces, a los que se les denomina “jueces alternos”,
cuando existieran circunstancias que hicieren presumir que con el número ordinario no
se cumplirá con la exigencia de presencia ininterrumpida de los jueces durante toda la
audiencia de juicio oral (arts. 17 inc. 1º COT, y 76 inc. final, 281 inc.5º y 284 CPP). En
la práctica, el juez alterno suele sentarse en el sector del público o al lado de los jueces
que integran el tribunal, pero debe estar presente durante toda la audiencia, de modo que
pueda subrogar a alguno de aquéllos si fuere necesario. Con ello, se pretende cumplir
con el principio de inmediación.

Cada sala será dirigida por un juez presidente, quien tendrá las atribuciones a que alude
el art. 92 COT y las demás que la ley procesal penal establezca (art. 17 inc. 2º COT).

La integración de las salas del tribunal de juicio oral en lo penal se efectúa mediante
sorteo anual (art.17 inc 3º COT).

En cuanto a su organización interna, es posible distinguir entre:


a) Juez Presidente (art. 24 COT)
b) Comité de Jueces (arts. 22 y 23 COT)
c) Administrador del tribunal (arts. 389 a 389 G COT)
d) Unidades Administrativas: A las cuatro unidades previstas para los Juzgados de
Garantía, se agrega una quinta unidad de “apoyo a testigos y peritos” (art. 25 nº 5 COT).

En cuanto a sus decisiones, éstas se adoptan conforme a las reglas de los acuerdos de las
Cortes de Apelaciones (art. 19 inc. 1º COT). Con todo, existen reglas especiales:

1
HORVITZ LENNON / LÓPEZ MASLE, Derecho Procesal Penal Chileno, tomo I, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 2002, p. 208.
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a) Sólo pueden concurrir a la decisión los jueces que hayan asistido a la totalidad de la
audiencia (inc. 2º).
b) La decisión debe ser adoptada por mayoría de los miembros de la sala (inc. 3º).
c) En caso de dispersión de votos, el juez que sostenga la opinión más desfavorable para
el imputado tiene que optar por una de las otras (inc. 4º). Si hay desacuerdo sobre cuál
es la opinión más favorable, prevalece la que cuenta con el voto del juez presidente de
la sala (inc. 5º).

Competencia material o funcional (art. 18 COT)

a) Conocer y juzgar causas por crimen o simple delito, salvo aquellas relativas a
simples delitos cuyo conocimiento y fallo corresponda a un juez de garantía.
La excepción contemplada en la disposición alude principalmente al procedimiento
simplificado (arts. 388 y ss. CPP). Sin embargo, el juez de garantía puede también
conocer y juzgar simples delitos, e incluso crímenes, en el procedimiento abreviado
(arts. 406 y ss. CPP). Por ejemplo, a pesar de que el homicidio simple constituya un
crimen, un fiscal podría pedir en su acusación una pena que no exceda de cinco años de
presidio menor en su grado máximo, si se configuran dos atenuantes y ninguna
agravante, resultando posible el procedimiento abreviado, del que conoce el juez de
garantía.

b) Resolver sobre la libertad o prisión preventiva de los acusados puestos a su


disposición
De acuerdo al art. 281 incs. 1º y 2º CPP, después de que el juez de garantía dicte el auto
de apertura del juicio oral y lo envíe, dentro de las 48 horas siguientes al momento en
que quedare firme, al tribunal de juicio oral en lo penal, pondrá a su disposición las
personas sometidas a prisión preventiva o a otras medidas cautelares personales. A
partir de entonces, el tribunal competente para conocer sobre la prisión preventiva o la
libertad del imputado es el tribunal de juicio oral en lo penal. Frente a esto, puede
preverse un eventual problema de imparcialidad, pues podría suceder que el tribunal de
juicio oral en lo penal se pronunciara sobre la prisión preventiva antes del inicio de la
audiencia del juicio oral, y con ello, que se afectara dicho principio. El tribunal que va a
dictar sentencia definitiva, habrá conocido antecedentes de la investigación del fiscal
con anterioridad a lo idealmente esperado para el resguardo de la imparcialidad. Una
posible solución a este problema sería que una vez que tenga lugar la audiencia para
debatir sobre la prisión preventiva del imputado antes del juicio, se declararan inhábiles
a los jueces que participaron en ella, conforme al listado de causas de implicancia y
recusación de los arts. 195 (especialmente, el nº 8) y 196 (especialmente, el nº 10) COT.
Otra opción, legislativa, sería derechamente eliminar esta facultad del tribunal de juicio
oral en lo penal y dejar que sean los jueces de garantía quienes sigan conociendo de esta
materia.

c) Resolver los incidentes que se promuevan durante el juicio oral (relacionar con art.
290 CPP)

d) Conocer y resolver las cuestiones relativas a la ley de responsabilidad penal juvenil.


Por ejemplo, conforme al art. 16 de la ley nº 20.084, al tribunal de juicio oral en lo penal
que impone una pena de internación en régimen semicerrado con programa de
reinserción social, le corresponde aprobar el régimen o programa personalizado de
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actividades que deberá cumplir el adolescente condenado, que le propone el director del
centro de privación de libertad en el que la pena deberá cumplirse.

e) Conocer y resolver los demás asuntos.


Por ejemplo, en virtud del art. 18 inc. 3º CP, el tribunal, de oficio o a petición de parte,
debe modificar las sentencias condenatorias firmes que hubiere dictado, en caso que,
con posterioridad, se promulgue una ley más favorable para el condenado.

Número de tribunales

Están señalados en el art. 21 COT, conforme al cual existen 45 tribunales de juicio oral
en lo penal en el país. En la Quinta Región de Valparaíso hay 6, ubicados en San Felipe,
Los Andes, Quillota, Valparaíso, Viña del Mar y San Antonio.

Competencia territorial

Los tribunales de juicio oral en lo penal tienen competencia para conocer de aquellos
delitos que se cometan en las agrupaciones de comunas que integran su territorio
jurisdiccional.

En cuanto a la oportunidad que tienen los intervinientes para alegar la incompetencia


del tribunal, ésta es de tres días contados desde la notificación de la resolución que fija
la fecha para la celebración de la audiencia de juicio oral (art. 74 inc. 1º CPP).

El art. 21 a) del COT prevé la posibilidad de que el tribunal de juicio oral en lo penal
pueda desplazarse como tribunal itinerante, constituyéndose en localidades ubicadas
fuera de su lugar de asiento, lo que es una excepción al principio de sedentariedad de los
tribunales de justicia. Conforme a dicha disposición, “cuando sea necesario para
facilitar la aplicación oportuna de la justicia penal, de conformidad a criterios de
distancia, acceso físico y dificultades de traslado de quienes intervienen en el proceso,
los tribunales de juicio oral en lo penal se constituirán y funcionarán en localidades
situadas fuera de su lugar de asiento”. Esto normalmente sucede en las zonas más
extremas del país.

Causales de inhabilitación (implicancia y recusación) (arts. 195 y 196 COT)

Con la reforma procesal penal se estimó necesario incluir, además de las causales ya
existentes, tres nuevas causas de implicancia para los jueces con competencia criminal,
cuales son:
a) Haber intervenido con anterioridad en el procedimiento como fiscal o defensor.
b) Haber formulado acusación como fiscal, o haber asumido la defensa, en otro
procedimiento seguido contra el mismo imputado.
c) Haber actuado el miembro del tribunal de juicio oral en lo penal como juez de
garantía en el mismo procedimiento. Esto último es perfectamente posible, atendido lo
dispuesto en el art. 210 inc. 2º COT, conforme al cual un juez de tribunal de juicio oral
en lo penal podría llegar a ser subrogado por un juez de garantía.
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En cuanto al plazo para hacer valer las causales de inhabilitación, conforme al art. 76
CPP, es posible distinguir tres opciones:
• Hacerlo dentro de los tres días siguientes a la notificación de la resolución que
fija fecha para el juicio oral. En tal evento, la solicitud debe ser resuelta antes de
que se inicie la respectiva audiencia.
• Si los hechos que constituyen la causal llegan a conocimiento del interviniente
después de vencido el plazo señalado, pero antes del inicio del juicio oral, el
incidente deberá promoverse al iniciarse la audiencia de juicio.
• Si los hechos que constituyen la causal se conocen con posterioridad al inicio de
la audiencia de juicio oral, no podrán deducirse incidentes para inhabilitar a
alguno de los jueces, pero el tribunal podrá de oficio declarar tal inhabilidad. En
todo caso, se podría recurrir de nulidad contra la sentencia definitiva, para anular
ésta y el juicio, basado en el art. 374 a) CPP.

C. CORTES DE APELACIONES

Las Cortes de Apelaciones conocen de las siguientes materias criminales:


1) En única instancia:
a. Recursos de nulidad fundados en ciertas causales (art. 63 nº 1 letra b COT y arts.
373 letra b, 374 y 376 inc. 2º CPP)
b. Extradición activa (art. 63 nº 1 letra d COT y arts. 431 y ss. CPP)
c. Solicitudes que se le hagan cuando ciertas autoridades se nieguen a entregar
información. (art. 63 nº 1 letra e COT y art. 19 CPP)
2) En primera instancia:
a. Ciertos desafueros (art. 63 nº 2 letra a COT y arts. 416 y ss. CPP)
b. Querellas de capítulos (art. 63 nº 2 letra d COT y arts. 424 y ss. CPP)
c. Recursos de amparo (art. 21 CPR, art. 63 nº 2 letra b COT y art. 95 inc. 3º CPP)
3) En segunda instancia:
a. Apelaciones procedentes contra resoluciones de un juez de garantía (art. 63 nº 3
letra b COT y art. 370 CPP).

D. CORTE SUPREMA

La Sala Penal de la Corte Suprema conoce las siguientes materias criminales:


a. Recursos de nulidad fundados en ciertas causales (art. 98 nº 3 COT y arts. 373
letra a y 376 inc. 1º CPP)
b. Apelaciones contra sentencias de Cortes de Apelaciones en recursos de amparo
(art. 21 CPR, art. 98 nº 4 COT y art. 95 inc. 3º CPP)
c. Revisión de sentencias condenatorias firmes (art. 98 nº 5 COT y arts. 473 y ss.
CPP)
d. Apelaciones contra resoluciones dictadas en querellas de capítulos (art. 98 nº 5
COT y arts. 424 y ss. CPP)
e. Ciertas solicitudes cuando algunas autoridades se negaren a dar determinada
información al Ministerio Público (art. 98 nº 9 COT y arts. 19 y 209 CPP)
f. Apelaciones y recursos de nulidad interpuestos contra sentencias dictadas en
causas de extradición pasiva (art. 98 nº 10 COT y art. 450 CPP).
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Preguntas:
1) ¿En qué casos continúa vigente el Código de Procedimiento Penal?
2) Dada la estructura orgánica de los juzgados de garantía ¿cuál unidad
administrativa cree que efectúa las autorizaciones de mandatos judiciales y las
notificaciones?
3) Defina:
• Sujetos procesales
• Medidas de seguridad (vea el título correspondiente del Libro IV del
CPP)
• Jueces mixtos
• Jueces alternos
4) ¿Cuál cree que es la diferencia conceptual entre sujetos procesales e
intervinientes?
5) ¿Qué ejemplos de diligencias intrusivas prevé el CPP? ¿Qué garantías cree que
se vulneran o resguardan en cada caso?
6) ¿Qué relación podría darse entre la audiencia de control de la detención y la de
formalización de la investigación? (Lea los artículos correspondientes y
concluya).
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LOS INTERVINIENTES

Lo primero que se ha de mencionar es que, tradicionalmente, en el procedimiento penal se


ha hablado de las “partes”. Es necesario distinguir a éstas de los “sujetos del delito”, tanto
del sujeto activo como del pasivo pues, en general, no existe coincidencia entre ambos
términos, por varios motivos, a saber:
1) El ejercicio de la acción penal pública corresponde generalmente al Ministerio
Público, el cual no es un sujeto pasivo del delito ni tampoco lo representa. Además, muchas
veces la víctima no se presenta ni se querella.
2) El art. 111 CPP admite la posibilidad de que ciertas personas que no tienen relación
con la víctima, puedan interponer querella.
3) En muchas ocasiones falta el ofendido, por ejemplo, en un homicidio consumado, o
cuando la víctima es un menor de edad, casos en los cuales otra persona asume la calidad
de víctima.
4) Mientras no exista sentencia condenatoria firme, estaremos frente a un presunto
delito, por lo que aún no cabe hablar de sujetos activo y pasivo del delito.
5) Existen delitos que atentan contra bienes jurídicos colectivos o supraindividuales, en
los que no existe un sujeto pasivo en particular. Ejemplo: delitos contra la salud pública.

¿Por qué hablamos de intervinientes y no de partes?

“Partes” son la persona que pide al órgano jurisdiccional la actuación de la pretensión


punitiva, y en su caso, la de resarcimiento, y la persona frente a quien se pide esa actuación.
Este concepto corresponde a individuos que, por medio de su actuación procesal, defienden
intereses propios, resultando erróneo usar el término para aludir a quienes intervienen en el
proceso penal, por varias razones:
El Ministerio Público no actúa por interés propio, sino que representa intereses generales.
Además, debe actuar conforme a un deber de objetividad, por lo que no sólo investiga
aquello que permita fundar o agravar la responsabilidad penal, sino también aquello que la
exima, la extinga o la atenúe.
El defensor tampoco podría considerarse parte, pues no actúa por un interés propio, sino
por uno ajeno, cual es el del imputado.
La víctima, a pesar de que posee ciertos derechos en el proceso, no puede por sí sola acusar,
a menos que deduzca una querella, por lo que tampoco es considerada técnicamente como
parte.
Es por todo ello por lo que el legislador prefiere hablar de “intervinientes”, para aludir a
aquellas personas que tienen facultades de actuación en el procedimiento, aun cuando no
tengan la calidad de partes.

Enumeración de los intervinientes (art. 12 CPP)

1.- El fiscal
2.- El imputado
3.- El defensor
4.- La víctima
5.- El querellante
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Momento en que se adquiere la calidad de interviniente (art. 12 CPP):

1) Desde que se realizaren cualquier actuación procesal. Esto tiene especial sentido para el
querellante, pues debe realizar un acto procesal concreto para poder intervenir en el
proceso: la presentación de la querella. Sólo a partir de ese momento podrá intervenir, pedir
diligencias al fiscal, adherirse a su acusación, actuar en las audiencias de preparación de
juicio oral y de juicio oral, etc.

2) Desde el momento en que la ley les permitiere ejercer facultades determinadas. Esto
tiene relación respecto de los otros intervinientes:
El fiscal, desde que toma conocimiento de un hecho que reviste caracteres de delito, puede
de oficio iniciar la investigación.
El imputado, desde la primera actuación del procedimiento que se sigue en su contra, goza
de derechos.
El defensor puede ejercer sus facultades desde los actos iniciales de la investigación, siendo
la principal la de asistir al imputado (art. 93 letra b) CPP).
La víctima, en cualquier etapa del procedimiento, según el art.6º CPP, goza de ciertos
derechos explicitados en el art.109 CPP. Con todo, es deber del Ministerio Público realizar
ciertas actividades a favor de la víctima (art. 78 CPP).

Los intervinientes en la etapa de ejecución

En la fase de ejecución de la pena o medida de seguridad, el número de intervinientes se


reduce, ya que conforme al art. 466 CPP, en esta etapa los intervinientes son: el fiscal, el
imputado y el defensor, quedando con ello fuera la víctima y el querellante, pues ya no
tienen ningún rol que cumplir dentro del proceso.

A. MINISTERIO PÚBLICO

Regulación:

- Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público (ley nº 19.640, de 15 de octubre de


1999) (LOCMP)
- Capítulo VII de la CPR.

Introducción

La creación de este órgano significó una reducción de las atribuciones y una modificación
en la denominación del Ministerio Público ya existente, órgano auxiliar de la
Administración de Justicia. Los arts. 350 a 364 COT se refieren actualmente a la “Fiscalía
Judicial”, que ahora no tiene intervención en el proceso penal; antiguamente le
correspondía intervenir en las causas por crímenes y simples delitos de acción pública.
Quienes integran este ente hoy se denominan fiscales judiciales.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Definición

Según el art. 83 inc. 1º CPR y art. 1º de la LOCMP, es aquel “organismo autónomo y


jerarquizado, encargado de dirigir la investigación criminal y ejercer, en su caso, la
acción penal pública, así como de proteger e informar a las víctimas y a los testigos”. En
ambas disposiciones se estableció la prohibición al Ministerio Público de ejercer funciones
jurisdiccionales.

Ubicación

Al momento de crearse el Ministerio Público, se discutió su lugar de ubicación en la


institucionalidad existente (dentro o fuera de los poderes del estado) y en la CPR. Se
decidió finalmente incorporar un nuevo capítulo en la Constitución inmediatamente
después del tratamiento de los tres clásicos poderes del Estado. Allí se concibe al
Ministerio Público como un organismo constitucionalmente autónomo, independiente de
todo órgano del Estado, no estando adscrito a ninguno de los tres clásicos poderes estatales.
Con esto, se pretendió garantizar la mayor autonomía posible en sus funciones, pues, de lo
contrario, se corría un evidente peligro de que no tuviera suficiente independencia, y con
ello, fuera objeto de presiones y manipulación política, y de “judicialización”, lo que podría
producir un relajamiento de los controles y una confusión de funciones, perjudicando el
modelo acusatorio. Sin embargo, esta decisión puede traer aparejado el problema de la
dificultad de fiscalizar a la nueva institución, a pesar de lo cual se han creado una serie de
mecanismos de control que según la doctrina sirven para evitar este eventual problema.

Mecanismos de control

1) Control político (art. 53 LOCMP y art. 89 CPR).

Es un sistema similar al juicio político, pero no es llevado a cabo por el Congreso, sino que
conoce de él la Corte Suprema. Se prefirió no entregarlo al conocimiento de la Cámara de
Diputados ni del Senado para evitar peligros de manipulación política, que eventualmente
podrían inhibir a fiscales del Ministerio Público para investigar delitos y ejercer la acción
penal pública en contra de senadores o diputados.
Se puede remover a:
- Fiscal Nacional, a solicitud del Presidente de la República, de la Cámara de Diputados o
de diez de sus miembros.
- Fiscales Regionales, a solicitud del Presidente de la República, de la Cámara de
Diputados, de diez miembros de ésta o del Fiscal Nacional.
Por las causales de:
a) Incapacidad
b) Mal comportamiento
c) Negligencia manifiesta en el ejercicio de sus funciones.
Quórum
Para la remoción se requiere que, en pleno, la mayoría de sus miembros en ejercicio así lo
decida.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

2) Control procesal

Son ciertos mecanismos procesales que controlan la actividad persecutoria del Ministerio
Público, tanto por parte del juez, como por parte de los otros intervinientes. Por ejemplo, el
control que ejerce el juez de garantía cuando concede o niega al fiscal la posibilidad de
realizar una determinada diligencia que pueda afectar derechos del imputado o de terceros.

3) Control jerárquico

Es aquel que se da dentro del Ministerio Público, y se ejerce a través de las jefaturas,
respecto de los funcionarios de inferior jerarquía. Las autoridades superiores del Ministerio
Público tienen la obligación de velar por la correcta actuación de los funcionarios de su
dependencia, según lo establece el art.7º LOCMP. Este control se puede ejercer de oficio,
sobre funcionarios de menor jerarquía, cuando la autoridad se percata de alguna
irregularidad.
En su caso, el imputado en contra de quien se ha formalizado investigación en forma
arbitraria, puede reclamar ante las autoridades del Ministerio Público por este hecho (art.
232 inc.3º CPP).
Las reclamaciones que los intervinientes formulen contra un fiscal adjunto deben
presentarse por escrito al fiscal regional correspondiente, quien resolverá dentro de los
cinco días hábiles siguientes, conforme lo establece el art. 33 de LOCMP.
Como consecuencia de este control, puede hacerse efectiva la responsabilidad disciplinaria
de los fiscales, así como también su responsabilidad penal y civil, según arts.48 y ss de la
LOCMP. Algunas de las sanciones disciplinarias posibles de imponer son: amonestación
privada, censura por escrito, multa de hasta media remuneración mensual, suspensión de
hasta dos meses con media remuneración y remoción.

4) Control ciudadano

Se alude con ello al control que es posible realizar a partir de la información que la
ciudadanía recibe en las cuentas públicas del Fiscal Nacional y de los Fiscales Regionales.
Una vez al año, el Fiscal Nacional, en el mes de abril, y los Fiscales Regionales, en el mes
de enero, tienen que realizar una cuenta pública de sus actividades del año anterior (art. 21
y art. 36 LOCMP).

Principios de organización del Ministerio Público

1) Unidad

El art. 2 inc. 1º LOCMP señala que “el Ministerio Público realizará sus actuaciones
procesales a través de cualquiera de los fiscales que, con sujeción a lo dispuesto en la ley,
intervenga en ellas”. Cada fiscal representa al Ministerio Público en los actos procesales
que realice con sujeción a la ley. Por ello, ante la actuación procesal de cualquier fiscal, se
ha de entender que es el Ministerio Público el que está actuando. El objetivo que se logra
con ello es dar gran flexibilidad en el accionar del Ministerio Público. Por ejemplo,
normalmente, los fiscales funcionan por medio de un sistema de turnos; así, sólo un fiscal
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

estará en las audiencias de control de detención que tengan lugar un día determinado en un
juzgado de garantía, con independencia de que la investigación luego pase a otro fiscal.

Esto se vincula con la comparecencia. Se ha de tener en cuenta que los fiscales no se


sujetan a las reglas del mandato judicial. Por ello, en la práctica, el fiscal simplemente
acompaña una copia de la resolución de su nombramiento y registra su firma en el tribunal.

2) Jerarquía

Cada uno de los eslabones inferiores de la institución debe obediencia a los superiores,
hasta llegar al Fiscal Nacional, quien está a la cabeza del organismo. El Fiscal Nacional
puede dictar instrucciones generales (art. 17 letra a) LOCMP), a los que en la práctica, al
comenzar la reforma procesal penal, se les denominó instructivos, pero actualmente se
conocen con el nombre de oficios.

Se ha de tener presente que el Fiscal Nacional sólo puede impartir instrucciones de carácter
general. Por tanto, no puede darle a un fiscal adjunto una determinada orden particular
pues, respecto de aquél, los fiscales adjuntos son autónomos. Según el art. 44 inc 2º
LOCMP, son los Fiscales Regionales los que tienen facultad de impartir instrucciones
particulares a los adjuntos, por lo que se puede sostener que el verdadero titular de la acción
penal pública es el Fiscal Regional; de ahí, la denominación de fiscales adjuntos, pues éstos
adhieren a las decisiones del primero. Por eso se explica que conforme al art. 2º inc. 2º
LOCMP, los fiscales dirigirán la investigación y entablarán la acción penal pública con el
grado de independencia y autonomía que establezca la ley.

Funciones del Ministerio Público

a) Dirección exclusiva de la investigación de los delitos (art.83 CPR y art. 1º LOCMP)

El hecho de que la ley y la CPR le reconozcan al Ministerio Público, la función de dirigir la


investigación, no significa que los fiscales no puedan investigar directamente. No obstante,
en la práctica, la investigación la ejecutan las policías, bajo la dirección del Ministerio
Público.

Respecto a la “exclusividad”, se ha entender que la función de dirigir la investigación es


una tarea que no la pueden llevar a cabo otros intervinientes, sino sólo el Ministerio
Público. ¿Significa esto que la víctima, el querellante o el defensor no pueden investigar?
Este tema se discutió en los primeros años de la reforma procesal penal, a raíz de ciertos
casos en que el imputado, estando en libertad, o el defensor o personas que trabajaban para
la defensa, se acercaban a la víctima o a testigos para averiguar ciertos datos relevantes, con
lo que surgió la interrogante de si intervinientes distintos del fiscal podían o no investigar.
Actualmente, se ha impuesto la idea de que cualquier interviniente puede llevar a cabo una
investigación, pero en forma particular, por lo que a diferencia de la efectuada por el
Ministerio Público, no cuenta con el apoyo de los auxiliares de la investigación oficial,
como las policías, el Servicio Médico Legal, etc. Con todo, los otros intervinientes siempre
pueden pedirle al fiscal que realice determinadas diligencias, y si éste lo estima pertinente,
las practicará o no (art. 183 CPP); en el caso de que el fiscal rechace la solicitud, existe la
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

posibilidad de reiterar la petición al juez de garantía después de cerrada la investigación


(art. 257 CPP).

b) En su caso, ejercer de la acción penal pública (art. 83 CPR y art. 1º LOCMP)

Al utilizar la frase “en su caso”, el legislador quiere hacer referencia a que el fiscal no
siempre ejercerá la acción penal pública (acusará), sino que sólo lo hará si, una vez cerrada
la investigación, llega a la conclusión de que tiene fundamentos serios para formular la
acusación. Así lo reafirma el art. 248 letra b) CPP, al sostener que el fiscal podrá “formular
acusación, cuando estimare que la investigación proporciona fundamento serio para el
enjuiciamiento del imputado contra quien se hubiere formalizado la misma”.

Existen ciertos casos excepcionales en que la acusación no es formulada por el Ministerio


Público, sino por el querellante:
- En el denominado forzamiento de la acusación (art. 258 CPP)
- Cuando el juez de garantía rechaza el requerimiento de medida de seguridad del
Ministerio Público (art. 462 CPP)

Por otro lado, hay un caso, también excepcional, en el que habiendo acusado tanto el
Ministerio Público como el querellante (o habiéndose éste adherido a la acusación del
fiscal), es sólo el querellante quien sostiene la acusación en el juicio: cuando el fiscal no
subsane oportunamente vicios formales de la acusación (art. 270 CPP)

c) Protección e información a las víctimas y testigos (art. 83 CPR y art. 1º LOCMP)

A nivel orgánico, el Ministerio Público destina ciertas unidades para ejercer esta función:
dentro de la Fiscalía Nacional se encuentra la División de atención a víctimas y testigos. A
su turno, a nivel regional se encuentran las Unidades regionales de atención a víctimas y
testigos.
Respecto a la protección a las víctimas, son importantes los arts. 6º y 78 CPP. Respecto a la
protección a testigos, lo es el art. 308 inc. 2º CPP.

Principios orientadores de la actividad del Ministerio Público

1) Principio de oficialidad: Ya ha sido examinado en estos apuntes. Consiste en que el


Estado tiene la atribución privativa del ejercicio de la acción penal, sin que sea necesario
esperar para ello una manifestación de voluntad de la víctima o de un tercero.

2) Principio de legalidad de la persecución: También ha sido examinado. Supone que una


vez que el Ministerio Público toma conocimiento de un hecho con caracteres de delito, está
obligado a investigar y eventualmente a acusar, sin que pueda abandonar o suspender el
procedimiento, salvo los casos en que la ley lo permite.

3) Principio de objetividad: (art. 83 CPR, art. 77 CPP y art. 3 LOCMP). Conforme al art.
3º LOCMP, “en el ejercicio de su función, los fiscales del Ministerio Público adecuarán
sus actos a un criterio objetivo, velando únicamente por la correcta aplicación de la ley.
De acuerdo con ese criterio, deberán investigar con igual celo no sólo los hechos y
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

circunstancias que funden o agraven la responsabilidad del imputado, sino también los que
le eximan de ella, la extingan o la atenúen”.

Formas de entender el principio de objetividad:

a) Como una exigencia de imparcialidad en la investigación


Así entendido el principio de objetividad, sería obligación del Ministerio Público indagar
todas las hipótesis posibles de investigación, tanto para la acusación, como para la defensa.
Sin embargo, esta forma de entender el principio puede ser criticada por dos razones:
• No se adecua al rol actual del Ministerio Público. En un sistema acusatorio la
contradictoriedad supone que los intervinientes adoptan posiciones contrapuestas.
Por ejemplo, si se presenta una denuncia por delito de lesiones, el fiscal iniciará la
investigación enfocando los hechos desde el punto de vista del denunciante; no
trabajará para comprobar exhaustivamente que haya habido legítima defensa u otra
causa de justificación, demencia del imputado, arrebato u obcecación, etc.
• Se afirma que esta postura, a la larga, desmejora la posición del imputado al
relajarse el control judicial sobre las diligencias de investigación, ya que los
tribunales tenderían a entender este principio como una presunción de objetividad.

b) Como una obligación de chequear las hipótesis plausibles planteadas por la defensa
En este sentido, se plantea que el principio de objetividad debe ser entendido como la
obligación que tiene el Ministerio Público de chequear únicamente las hipótesis plausibles
propuestas por la defensa, por lo que no bastaría con que solamente se planteen. Por otro
lado, se considera que forma parte de esta forma de concebir el principio la exigencia de
que el Ministerio Público actúe de manera leal, de buena fe, además de que lo haga
cumpliendo con la ley y la CPR.

4) Principio de eficiencia: El Ministerio Público debe manejar los recursos con que cuenta
de la mejor forma posible. Así se desprende del art. 6º LOCMP, conforme al cual “los
fiscales y funcionarios del Ministerio Público deberán velar por la eficiente e idónea
administración de los recursos y bienes públicos y por el debido cumplimiento de sus
funciones.
Los fiscales deberán cumplir sus cometidos coordinadamente y propender a la unidad de
acción, evitando la duplicación o interferencia de funciones.
Los procedimientos del Ministerio Público deberán ser ágiles y expeditos, sin más
formalidades que las que establezcan las leyes y procurarán la simplificación y rapidez de
sus actuaciones”.

5) Principios de transparencia y probidad: En relación con este principio, se encuentran las


siguientes disposiciones:
Art. 8 inc. 1° y 2° LOCMP: “Los fiscales y los funcionarios del Ministerio Público deberán
observar el principio de probidad administrativa.
La función pública se ejercerá con transparencia, de manera que permita y promueva el
conocimiento de los procedimientos, contenidos y fundamentos de las decisiones que se
adopten en ejercicio de ella”.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Art. 9 inc.1° LOCMP: “El Fiscal Nacional, los Fiscales Regionales y los fiscales adjuntos
deberán, dentro del plazo de treinta días contado desde que hubieren asumido el cargo,
efectuar una declaración jurada de intereses ante un notario de la ciudad donde ejerzan
sus funciones, o ante el oficial del Registro Civil en aquellas comunas en que no hubiere
notario”.

Art. 9 ter inc.1° LOCMP: “El Fiscal Nacional, los Fiscales Regionales y los fiscales
adjuntos deberán efectuar una declaración jurada de patrimonio, en los mismos términos
de los artículos 60 B, 60 C y 60 D de la ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases
Generales de la Administración del Estado”.

6) Principio de responsabilidad: A este principio se refiere directamente el art. 2 inc. 2º


LOCMP, conforme al cual “los fiscales, en los casos que tengan a su cargo, dirigirán la
investigación y ejercerán la acción penal pública con el grado de independencia,
autonomía y responsabilidad que establece la ley”. Esta responsabilidad puede ser
disciplinaria, civil y penal (art. 11 LOCMP), y el modo de hacer efectiva dicha
responsabilidad es regulado en el título III de la ley nº 19.640.

Estructura del Ministerio Público

1) Fiscalía Nacional
Se ubica en la Región Metropolitana y está compuesta por:
a.- El Fiscal Nacional, jefe superior de este órgano, que cuenta con la asesoría del Consejo
General, el que a su vez está integrado por el Fiscal Nacional y los Fiscales Regionales
(arts. 13 y 24 LOCMP).
b.- El Director Ejecutivo Nacional, a quien le corresponde organizar y supervisar las
unidades administrativas de la Fiscalía Nacional, también conocidas con el nombre de
“divisiones”. Conforme al art. 20 LOCMP, la Fiscalía Nacional cuenta con las siguientes
unidades administrativas:
a) División de Estudios, Evaluación, Control y Desarrollo de la Gestión;
b) División de Contraloría Interna;
c) División de Recursos Humanos;
d) División de Administración y Finanzas;
e) División de Informática, y
f) División de Atención a las Víctimas y Testigos, que tendrá por objeto velar por el
cumplimiento de las tareas que a este respecto le encomiende al Ministerio Público la ley
procesal penal”.
c.- En cuanto a la investigación y persecución de ciertos delitos, se faculta a la Fiscalía
Nacional para crear Unidades especializadas con el objeto de mejorar la investigación de
los hechos que llegan a su conocimiento (art. 17 letra c) LOCMP). Es así como se ha
creado la “Unidad de delitos sexuales y violentos”, la “Unidad de delitos de drogas”, la
“Unidad de delitos funcionarios”, etc.

2) Fiscalías Regionales (arts. 27 y ss. LOCMP)


Existe una por región, con excepción de la Región Metropolitana, en la que existen cuatro.
Se componen por:
a.- Fiscal Regional, quien se encuentra a cargo de la Fiscalía.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

b.- Director Ejecutivo Regional, cuya tarea es organizar y supervisar las unidades
administrativas que dentro de cada Fiscalía Regional existen, siendo las mismas que se
encuentran en la Fiscalía Nacional, con excepción de la Contraloría Interna
c.- Abogados asesores, cuya tarea es asesorar jurídicamente al Fiscal Regional.

3) Fiscalías Locales (arts. 38 y ss. LOCMP)


A nivel local se encuentran las Fiscalías Locales, que constituyen las unidades operativas
de las Fiscalías Regionales necesarias para el cumplimiento de sus tareas. Están compuestas
por el Fiscal Jefe, los fiscales adjuntos, los abogados asistentes de fiscal y el administrador
de cada fiscalía.

Nombramiento y duración de los fiscales

- El Fiscal Nacional es nombrado por el Presidente de la República, de una quina elaborada


por la Corte Suprema, que luego debe contar con la aprobación de dos tercios de los
senadores en ejercicio. Dura ocho años en su cargo (arts. 15 y 16 LOCMP).
- Los Fiscales Regionales son designados por el Fiscal Nacional de ternas, elaboradas por
las respectivas Cortes de Apelaciones. Duran ocho años en sus cargos (arts. 29 y 30
LOCMP).
- Los Fiscales Adjuntos son nombrados por el Fiscal Nacional, de ternas elaboradas por los
respectivos Fiscales Regionales. Cesan en sus cargos al cumplir 75 años de edad (arts. 38 y
43 letra a) LOCMP).

LA POLICÍA (arts. 79 a 92 CPP)

Se trata de un sujeto procesal que actúa como auxiliar del Ministerio Público en las tareas
de investigación. No es interviniente.

Si bien los fiscales se encuentran habilitados para realizar por sí mismos las diligencias
investigativas, en la práctica, su labor consiste en “dirigir” la investigación, la que es
llevada a cabo por la Policía.

La policía está integrada por (art. 79 CPP):


- La Policía de Investigaciones de Chile, cuya función principal es investigar.
- Carabineros de Chile, cuya función es más bien de carácter preventivo.
- En algunos casos Gendarmería de Chile, cuando los hechos punibles tengan lugar al
interior de los recintos penales.

Funciones de la policía

Se pueden dividir en:


1) Funciones vinculadas a la investigación de delitos.
2) Funciones vinculadas al cumplimiento de órdenes judiciales.
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1) Funciones vinculadas a la investigación de delitos

i) Cumplimiento de las instrucciones de los fiscales

Le corresponde llevar a cabo las instrucciones que les impartan los fiscales, que tengan
relación con cualquier aspecto de la investigación. Por ejemplo, retirar ciertas evidencias,
practicar pericias, empadronar testigos, etc.

Respecto a la forma en que se han de impartir las órdenes por parte de los fiscales, no
existen mayores reglas, siendo la comunicación desformalizada. Por ejemplo, puede ser
mediante un oficio, por teléfono, etc. (art. 81 CPP).

Las actuaciones de la policía se realizan bajo la dirección y responsabilidad de los fiscales


(art. 80 inc. 1º CPP), lo cual sólo se extiende al campo de la investigación, ya que en cuanto
funcionarios siguen dependiendo de las autoridades de sus respectivas instituciones.

Por otra parte, las instrucciones pueden tener un carácter general (art. 87 CPP).

ii) Efectuar actuaciones sin orden previa

Además de cumplir las instruccciones que les impartan los fiscales, las policías pueden
ejecutar ciertas actuaciones sin orden previa, de acuerdo a los arts. 83 y 85 CPP, cuales son:

a) Prestar auxilio a la víctima.

b) Practicar la detención en los casos de flagrancia, conforme a la ley.

De acuerdo al art. 89 CPP, a la persona que es detenida por la policía, se le puede practicar
un registro de su vestimenta, equipaje y vehículo. También, por disposición del art. 187 inc.
2º CPP, procede la incautación de especies que parezcan haber estado destinadas a la
comisión del hecho investigado, o que provengan de él, o que puedan servir como medio de
prueba.

c) Resguardar el sitio del suceso

Se trata de evitar que el lugar en que se cometió el hecho se vea alterado, mientras no
llegue personal experto especialmente designado.
Se ha de distinguir cuando el sitio del suceso es un lugar abierto o uno cerrado, pues en el
primer caso se procederá al aislamiento, siendo el examen efectuado en la práctica desde
adentro hacia fuera; en cambio, en el segundo caso se procederá a la clausura, siendo el
examen realizado desde afuera hacia dentro.
El personal experto que llegue al sitio del suceso tiene por tarea recoger la evidencia que
allí encuentre, dando así lugar a lo que se conoce como “cadena de custodia de la
evidencia”, expresión con la que se alude a la serie de sucesivas personas que intervienen
en el traslado de la evidencia (art.187 inc. 1º y art. 188 CPP). En la práctica, cada especie
que se levanta del sitio del suceso se guarda en un envoltorio, y se le agrega un formulario
en que se deja constancia de ciertos datos, como el nombre de la persona a quien se entrega
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

la evidencia, el día, la hora, etc. Cuando se entrega este material a otra persona, se registran
los datos nuevamente en el formulario, y así va quedando constancia de todos quienes
tienen contacto con la evidencia.

d) Identificar a los testigos y consignar las declaraciones que éstos prestaren


voluntariamente, tratándose de los casos a que se alude en las letras b) y c) precedentes.

Los casos a los que se refiere la disposición son la detención por flagrancia y el resguardo
del sitio del suceso.

e) Recibir las denuncias del público.

De acuerdo al art. 173 CPP, la policía es una de las instituciones ante las cuales se puede
presentar una denuncia. En la práctica, lo más frecuente es que las denuncias se formulen
ante la policía.

f) Efectuar las demás actuaciones que dispusieren otros cuerpos legales.

Por ejemplo, el art. 190 de la Ley nº 18.290 (ley de tránsito) faculta a la policía para
practicar un examen de alcotest al conductor de un vehículo o llevarlo a un centro médico
para que se le haga un examen de alcoholemia.

g) El control de identidad (art. 85 CPP)

Esta figura vino a suceder en el tiempo a la denominada detención por sospecha.

Por regla general, la policía no se encuentra facultada para interceptar personas y requerir
su identificación, lo cual es una manifestación de la garantía constitucional de la libertad
ambulatoria o de desplazamiento. Por excepción, el art. 85 CPP obliga a la policía a
solicitar la identificación de cualquier persona en ciertos casos. Inicialmente, esta
disposición contemplaba una facultad de la policía (decía: “podrán”); sin embargo, tras la
modificación hecha por la ley nº 19.789, de 30 de enero de 2002, se establece un deber
(“deberán”) de las policías de practicar el control de identidad.

El control de identidad se mueve dentro de dos extremos. Por un lado, estaría el simple
ejercicio de la libertad ambulatoria (por ejemplo, caminar por una calle a las cuatro de la
mañana), caso en el cual el control de identidad no procede. Por otro, estarían las hipótesis
de flagrancia delictiva (por ejemplo, ser sorprendido forzando la chapa de la puerta de un
auto ajeno), caso en el cual tampoco procede, ya que lo que cabría sería la detención. Entre
ambos extremos hay una zona intermedia en la que puede tener lugar el control de
identidad.

Antes de la ley nº 20.253, de 14 de marzo de 2008, el legislador no precisaba cuándo podía


tener lugar esta diligencia. Sólo indicaba que ello tendría lugar “en casos fundados”,
mencionando algunos ejemplos. Tras la modificación hecha por dicha ley, los casos de
procedencia del control de identidad se encuentran determinados. Esta diligencia puede
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tener lugar en los casos fundados en que, según las circunstancias, los funcionarios
policiales estimaren que existen indicios de que la persona controlada:
1.- hubiere cometido o intentado cometer un crimen, simple delito o falta,
2.- se dispusiere a cometerlo,
3.- pudiere suministrar información útil para la indagación de un crimen, simple delito o
falta,
4.- o cuando la persona se encapuche o emboce para ocultar, dificultar o disimular su
identidad.

Procedimiento de identificación:
1) El procedimiento debe practicarse en el lugar en que la persona se encuentra.
2) La identificación debe realizarse por documentos expedidos por la autoridad pública,
tales como cédula de identidad, licencia de conducir o pasaporte. Para ello, el funcionario
deberá otorgar a la persona facilidades para encontrar y exhibir estos documentos.
3) Se puede conducir a la unidad policial más cercana, cuando haya sido imposible
acreditar la identidad, o cuando ésta se niegue; en dicha unidad puede acreditarse la
identidad por cualquier forma. Se permite incluso tomar huellas digitales, caso en el cual,
una vez lograda la identificación, deberán ser destruidas.
4) Durante este procedimiento, sin necesidad de nuevos indicios, la policía está facultada
para registrar las vestimentas, equipajes y vehículo de la persona cuya identidad se
controla. Además, puede cotejar la existencia de órdenes de detención pendientes que
pudieren afectarle.
5) Técnicamente no es una detención, sino un procedimiento de identificación. Por lo tanto,
una vez identificada la persona, ésta debe ser puesta en libertad, a menos que a propósito
del registro se detecte una flagrancia o que tenga una orden de detención pendiente.
6) Si la persona se niega a acreditar su identidad o proporciona una falsa, la policía puede
detener por comisión flagrante de la falta del art. 496 nº 5 CP.
7) Este procedimiento sólo puede realizarse dentro de ocho horas.

Aspectos relevantes de este procedimiento:


1) La privación de libertad momentánea por control de identidad no se transforma
automáticamente en detención, ya que ésta tiene sus propios supuestos de procedencia
(flagrancia y orden). Sin embargo, puede eventualmente llegar a convertirse en detención.
Por ejemplo, si una vez efectuado el cotejo la policía se percata de que efectivamente la
persona registra una orden de detención pendiente, desde ese momento quedará
técnicamente detenida, pues antes de ello sólo estaba sujeta a un control de identidad. Lo
mismo sucedería si al registrarse las vestimentas de la persona se le encontraran quinientos
grs. de pasta base de cocaína o un arma, caso en el cual sería detenida por flagrante
comisión de un delito.
2) El control de identidad que se ejecuta sin respetar los supuestos o las formalidades que
la ley prevé constituye una afectación de garantías fundamentales, lo cual es controlable a
través del amparo especial ante el juez de garantía que contempla el art. 95 CPP. Además,
el registro que en tales circunstancias se haya realizado será considerado antijurídico, por lo
que la flagrancia detectada nunca debería haberse percibido, la detención a que haya dado
lugar debería ser declarada ilegal y, muy probablemente, la evidencia constituirá prueba
ilícita. Por ejemplo: se practica un control de identidad a una persona y se le registran sus
ropas, encontrándosele un arma. Al estar frente a un delito flagrante se detiene. Si luego, en
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

la audiencia de control de la detención, se determina que el control de identidad no se basó


en uno de sus supuestos de procedencia, la detención será declarada ilegal y el arma no
podrá utilizarse como prueba de cargo en el eventual juicio posterior.
3) Mientras la persona está siendo sometida a un control de identidad, existe la duda de si
se puede o no realizar diligencias investigativas que apunten a fines distintos de la
identificación. Por ejemplo, tomarle declaración, exhibirlo a las eventuales víctimas, etc. Es
algo que se discute, porque el procedimiento de control de identidad busca determinar
frente a qué persona se está, por lo que sería improcedente la realización de estas
diligencias. Sin embargo, la jurisprudencia tiende a aceptar que se realicen diligencias de
investigación, argumentando que si no se pudiese investigar, no tendría mucho sentido el
control de identidad, especialmente en ciertos supuestos de procedencia, como el de que
existan indicios de que la persona controlada pudiere suministrar información útil para la
indagación de un delito.

2) Funciones vinculadas al cumplimiento de órdenes judiciales

El art. 80 inc. 2º CPP señala que“también deberán cumplir las órdenes que les dirigieren
los jueces para la tramitación del procedimiento”. Por ejemplo, los funcionarios policiales
deberán cumplir las órdenes judiciales de detención (art. 127 CPP).

Registro de las actuaciones policiales


De acuerdo al art. 228 CPP, de las diligencias practicadas por la policía debe dejarse un
registro. El sentido de este registro es servir de control de la actividad que cumple la
policía. Por ejemplo, sirve para registrar que le informó al detenido sobre el motivo de la
detención y los derechos que le asisten (art. 135 inc. 2º CPP).
Como medio de control de la actividad policial, al menos los registros policiales deberían
expresar el cumplimiento de las formalidades legales. De lo contrario, el costo en el
proceso deberían soportarlo los órganos de la persecución.
Otra cuestión que se debe tener en cuenta es que estos registros no podrán reemplazar las
declaraciones de la policía en el juicio oral, pues en él no se puede incorporar como medios
de prueba ni dar lectura a los registros o documentos que den cuenta de diligencias o
actuaciones de la investigación (art. 334 CPP). Por tanto, si el Ministerio Público quiere
introducir esa información en el juicio, deberá llevar al funcionario policial como testigo,
no pudiendo presentar el registro de su actuación como prueba documental.

Registro de las actuaciones del Ministerio Público


Según el art. 227 CPP, se debe dejar constancia, por cualquier medio que permitiere
garantizar la fidelidad e integridad de la información, de las actuaciones que realizare el
Ministerio Público.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Preguntas:

1) Defina:
• Sitio del suceso
• Policía
2) ¿El parte policial puede ser considerado medio de prueba en el juicio oral? Fundamente
su respuesta.
3) Examine la siguiente situación a la luz del principio de objetividad: En la audiencia de
juicio oral, la defensa presenta un peritaje de un siquiatra que afirma que el imputado es
demente, respecto a lo cual el fiscal no se había pronunciado.
4) Examine los cambios que ha sufrido el control de detención desde la entrada en vigencia
del Código Procesal Penal hasta la fecha. En especial, efectúe una comparación con la
situación anterior a la dictación de la ley nº 20.253.
5) ¿A qué medios cree que se refiere el legislador cuando en el inc. 3º del art. 85 CPP alude
a “otros medios distintos de los ya mencionados”?
6) Analice los siguientes casos:
a) Un individuo cuyo vehículo queda en panne en la carretera, solicita ayuda a Carabineros
que se encontraban en un control carretero. Concretamente solicita que se le facilite el
teléfono para llamar a una grúa. En esas circunstancias el personal policial procedió a
controlar su identidad. El sujeto acreditó su identidad, pero el funcionario policial, por su
experticia, decidió registrar la mochila que portaba, encontrando en ella una pistola de 9
mm., con municiones y cargador. Por ello, fue detenido por delito flagrante de infracción a
la ley nº 17.798 sobre control de armas y fue puesto a disposición del juzgado de garantía.
¿Se daban los requisitos que el art. 85 CPP establece para hacer procedente un control de
identidad? ¿La situación de flagrancia por la que se detiene es autónoma frente al control de
identidad que le precedió? ¿Fue legal la detención del individuo?
b) A juicio de la policía, determinada persona podría suministrar información relevante
para la indagación de un crimen, para lo cual le solicita la cédula de identidad. El sujeto, al
no portar tal documento, se excusa, y la policía lo conduce a la unidad policial más cercana.
En ese mismo momento, a la unidad llegan testigos que presenciaron un robo en un lugar
cercano a aquél donde se encontró al primer sujeto, frente a lo cual la policía exhibe a quien
se le controla la identidad, quien es identificado por los testigos como el autor de tal delito.
Así, finalmente, éste es detenido por flagrancia y luego conducido ante el juez de garantía.
¿Procedía la conducción del sujeto a la unidad policial? Dada la opinión de la
jurisprudencia, en cuanto a la procedencia de realizar diligencias de investigación mientras
se averigua la identidad, ¿cree que en este caso es procedente?
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

B. EL IMPUTADO

Definición

Es aquella persona natural a quien se atribuye participación en un hecho punible (art. 7 inc.
1º y art. 58 inc. 2º CPP).

Sentido de la calidad del imputado

a) En el sistema inquisitivo

La persona a quien se atribuía participación en un hecho punible era considerada un objeto


de la persecución penal, en el sentido de que constituía una relevante fuente de información
para la averiguación de la verdad material. Una demostración de ello era la detallada
regulación de la declaración del inculpado (arts. 318 a 341 del antiguo CPP) y de la
confesión como medio de prueba (arts. 481 484 bis A del antiguo CPP). El Código de
Procedimiento Penal moderó algunos efectos de este sistema, como por ejemplo, al
establecer que la confesión era útil sólo para acreditar la participación, no el hecho punible
(arts. 111 y 481), que no procedían la coacción ni los engaños para obtener la confesión
(art. 323) , etc. Sin embargo, nunca reconoció el derecho del inculpado a guardar silencio,
pues tal derecho era incompatible con la lógica del sistema inquisitivo. Incluso, si el
inculpado se rehusaba a contestar, o se hacía pasar por loco, sordo o mudo, se establecía el
deber del juez de advertirle que el procedimiento de igual forma continuaría y que podría
verse privado de algún medio de defensa (art. 327).

b) En el sistema acusatorio actual

La calidad de imputado se adquiere para acceder a un conjunto de derechos que buscan


evitar arbitrariedades y abusos en la persecución penal. Por eso se afirma que en este
sistema el imputado no es un objeto de la persecución penal, sino un sujeto procesal. Se
pretende establecer una igualdad de condiciones entre el imputado y el Estado (y/o el
querellante), no instrumentalizando al primero en la consecución de fines, y respetando su
dignidad. Por eso la calidad de imputado no es aflictiva en sí misma, ya que no conlleva
necesariamente la afectación de sus derechos; lo único que implica es que se le está
atribuyendo participación en un hecho con caracteres de delito. Una demostración de esta
idea se encuentra en la formalización de la investigación: ésta, por sí sola, no significa una
afectación de los derechos del imputado, a menos que vaya seguida de alguna medida
cautelar.

Adquisición de la calidad de imputado

La calidad de imputado se adquiere en el momento de la primera actuación del


procedimiento dirigido en su contra (art. 7º inc. 1º CPP). Y se entiende por primera
actuación del procedimiento que se dirige contra el imputado cualquiera diligencia o
gestión, sea de investigación, de carácter cautelar o de otra especie, que se realizare por o
ante un tribunal con competencia en lo criminal, el Ministerio Público o la policía, en la que
se atribuyere a una persona responsabilidad en un hecho punible (art. 7º inc. 2º CPP). En
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

ocasiones, en la práctica, puede resultar complejo determinar si ya se ha adquirido esta


calidad o no (por ejemplo, en un control de identidad).

Término de la calidad de imputado

Esta calidad se mantiene hasta la completa ejecución de la sentencia (art. 7º inc. 1º CPP).
La mayoría de los derechos que conlleva la calidad de imputado tienen sentido mientras no
exista una sentencia condenatoria firme. Sin embargo, existen algunos que pueden ejercerse
incluso después de que se dicte ésta, es decir, en la etapa de ejecución. Por ejemplo, si a un
condenado a cinco años de presidio menor en su grado máximo se le concedió el beneficio
de la libertad vigilada, y durante el período de suspensión de la pena y de sujeción a la
vigilancia del delegado de libertad vigilada el Ministerio Público solicita la revocación del
beneficio por incumplimiento de las condiciones establecidas en la sentencia, ese imputado
tiene igualmente derecho a defensa.

EL DERECHO DE DEFENSA

Definición

Es la facultad del imputado de intervenir en el proceso que se sigue en su contra, para


oponerse a la pretensión punitiva, y eventualmente, a la de resarcimiento.

Fuentes positivas que regulan este derecho

- Art. 14 Nº 3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


- Art. 8 Nº 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José
de Costa Rica
- Art. 19 Nº 3 de la Constitución Política de la República
- Arts. 8º, 93 y 94 del Código Procesal Penal

Titular del derecho de defensa

El titular de este derecho es el imputado, no su defensor. Por lo tanto, en principio, el


imputado puede defenderse sin su abogado, junto con su abogado o a pesar de su abogado.
Siendo así, el imputado puede defenderse solo, siempre que no perjudicare la eficacia de la
defensa (art. 102 inc. final CPP)

Se acostumbra distinguir entre el derecho de defensa material y el derecho de defensa


técnica. El primero consiste en el ejercicio de los derechos y garantías que la Constitución y
las leyes confieren al imputado durante el procedimiento. El segundo consiste en el derecho
a ser asistido o defendido por un letrado. El contenido esencial de ambos derechos de
defensa se encuentra en el art. 8º CPP: “Ámbito de la defensa. El imputado tendrá derecho
a ser defendido por un letrado desde la primera actuación del procedimiento dirigido en su
contra.
El imputado tendrá derecho a formular los planteamientos y alegaciones que considerare
oportunos, así como a intervenir en todas las actuaciones judiciales y en las demás
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

actuaciones del procedimiento, salvas las excepciones expresamente previstas en este


Código”.

Existen casos excepcionales en los que al imputado no se le permite intervenir:


1) Facultad del imputado de asistir a diligencias de investigación (art. 184 CPP). Si el fiscal
no lo considera útil, el imputado no podrá asistir. Si considerándolo inicialmente útil, luego
cambia de parecer, el imputado tendrá que abandonar el lugar.
2) Posibilidad de practicar diligencias de investigación, sin conocimiento del imputado,
autorizadas debidamente por el juez de garantía (art. 236 CPP).
3) Presencia del imputado en el juicio oral (art. 285 CPP). Puede el tribunal disponer que
aquél abandone la sala, cuando su comportamiento perturbare el orden (inc.3ro).

Sentido del derecho de defensa

El proceso penal resulta legítimo sólo si el imputado ha tenido suficiente oportunidad de


defensa. Se trata, por ende, de un derecho irrenunciable. Además, el debido proceso supone
una “igualdad de armas” entre la acusación y la defensa en el debate procesal. Luego, el
derecho de defensa es una condición de legitimidad del proceso penal. Constituye una de
las denominadas garantías generales del procedimiento y, como tal, cuenta con distintos
mecanismos de protección ya estudiados en estas lecciones.

Proyecciones del derecho de defensa material

Se distinguen varios grupos de derechos que le asisten al imputado, a saber:


1) derechos de información
2) derechos de intervención
3) derechos que imponen un deber de abstención para el órgano persecutor y para el
tribunal
4) derecho a la defensa técnica (esta proyección del derecho de defensa la examinaremos a
propósito del estudio del defensor)

1) Derechos de información

Resulta fundamental en el desarrollo del proceso el conocimiento de la imputación que se


efectúa al imputado, pues es un presupuesto necesario para poder preparar adecuadamente
la defensa. Es imposible ejercer en forma efectiva el derecho de defensa sin que se sepa el
contenido de la investigación y de la imputación.

Esta proyección del derecho de defensa aparece consagrada en tratados internaciones,


concretamente, en el aparece consagrado en el art. 14 nº 3 letra a) del Pacto Internacional
de Derechos Civiles Políticos y en el art. 8 nº 2 letra b) del Pacto de San José de Costa
Rica. Dentro del Código Procesal Penal, la disposición fundamental es el art. 93 inc. 2º letra
a).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

La información que tiene el imputado recae sobre:


a) Los hechos que se le atribuyen
b) Los derechos que le asisten

a) Hechos que se le imputan

Existen a lo largo del proceso varios momentos en los que se debe informar al imputado
cuáles son los hechos que se le atribuyen:

1) Desde la primera actuación del procedimiento que se sigue en su contra, el imputado


tiene derecho a conocer el contenido de la investigación (art. 93 inc.2º letra e CPP).
Se exceptúan los casos en que se hubiere decretado secreto de la investigación por parte del
fiscal (art. 182 CPP). En tal situación, se puede producir un conflicto entre el derecho del
imputado a que se le informen los hechos que se le atribuyen y esta facultad del fiscal, ya
que se podría privar al imputado de acceder a información relevante para ejercer su defensa
(por ejemplo, si el imputado es conciente de que detenta tal calidad, pero no sabe cuál es el
hecho delictivo que se le imputa). En nuestra opinión, la única forma de compatibilizar
estos intereses es que aquellas piezas concretas de la investigación que sean las únicas que
contienen el hecho investigado (ejemplo: el parte policial, la querella, etc.), no pueden
quedar cubiertas por el secreto; en este caso, debe primar el derecho a la información. En
todo caso, frente a un eventual conflicto entre el imputado y el fiscal relativo al secreto de
la investigación, el legislador da la posibilidad de recurrir ante el juez de garantía para que
limite el secreto o le ponga término (art. 182 inc. 4º CPP), en una suerte de cautela de
garantías especial, adicional a la que establece en el art. 10 CPP).

2) Al privarse de libertad al imputado (art. 94 letra a y art. 135 inc. 1º CPP).


La forma en que se entrega al imputado la información depende del presupuesto de la
detención: si la detención es por delito flagrante, la información se efectúa en forma verbal;
si es por orden judicial, la información debe hacerse a través de la intimación de la orden de
detención.
Por redacción, este derecho resulta también aplicable a otros casos de privación de libertad
distintos de la detención, como por ejemplo, el control de identidad (art. 85 CPP) y la
aprehensión de una persona para que empiece a cumplir una pena privativa de libertad (art.
468 inc. 2º CPP).

3) En el momento en que el imputado decidiere declarar por primera vez ante el Ministerio
Público (art.194 inc. 1º CPP)
Esto en la práctica no sucede siempre, pues muchas veces el imputado decide hacer uso de
su derecho a guardar silencio.
Respecto a esta disposición, llama la atención el hecho de que el legislador no establezca lo
mismo en el caso que el imputado decida declarar ante la policía, en donde puede hacerlo
sin su defensor, siempre que el fiscal lo autorice (art. 91 CPP).
Estas últimas declaraciones ante la policía “previa autorización o delegación del fiscal”,
según una corriente jurisprudencial, deben estimarse equivalentes a las declaraciones que se
efectúan ante el fiscal, para efectos de la lectura de declaraciones para apoyo de memoria
en el juicio oral a la que alude el art. 332 CPP.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

4) En el momento en que se formaliza la investigación.


Conceptualmente, la formalización de la investigación es un acto de comunicación, en
virtud del cual el fiscal pone en conocimiento del imputado, en presencia del juez de
garantía, los hechos que se le atribuyen (art. 229 CPP).

5) En la acusación.
Dentro del contenido de la acusación, se ha de efectuar una relación circunstanciada del o
de los hechos atribuidos al imputado (art. 259 letra b CPP), que serán los mismos hechos
por los que se formalizó la investigación.

6) Otros momentos en los que se vuelve a relatar los hechos son:


- En la audiencia de preparación del juicio oral: Al inicio de esta audiencia, el juez de
garantía efectúa una exposición sintética de las presentaciones que hubieren realizado los
intervinientes, entre ellas, de la acusación, en la que, como hemos visto, se contiene una
relación circunstanciada de los hechos que se atribuyen al imputado (art. 267 CPP).
- En el juicio oral: El juez presidente de la sala, al inicio del juicio oral, debe señalar la
acusación, una vez más (art. 325 inc. 2º CPP)
- Procedimiento abreviado: Para que tenga lugar esta vía procedimental, el imputado tiene
que aceptar, entre otras cosas, los hechos contenidos en la acusación, y para eso es
necesario que se pongan en su conocimiento (art. 406 inc. 2º CPP).

b) Derechos que le asisten

Esto interesa principalmente en el caso de los imputados privados de libertad, cuestión que
se regula en los arts. 94 b) y 135 CPP. En la práctica, en las unidades policiales se cuenta
con formularios con información detallada de los derechos de los imputados, y se pide a
éstos que los firmen.
En caso de que, por parte de las policías, se incumpla este deber de informar, existe la
posibilidad de que el fiscal o el juez de garantía remita un oficio con los antecedentes
respectivos a la autoridad competente, solicitando que se apliquen las sanciones
disciplinarias respectivas o se inicien las investigaciones penales que procedieren (art. 136
CPP).
El art.137 CPP es importante también pues se refiere a la difusión de derechos de los
imputados detenidos (además de los derechos de las víctimas).

2) Derechos de intervención en el procedimiento

La regla general es que la intervención del imputado en el procedimiento sea personal. Sin
embargo, en la práctica es usual que el imputado se haga acompañar por un defensor.
Existe, eso sí, un caso excepcional en el que la intervención personal del imputado no es
posible, que tiene lugar cuando éste se encuentra en un estado de enajenación mental, caso
en el cual sus derechos serán ejercidos por un curador ad litem designado para tal efecto
(art. 459 CPP).
Existe una formulación genérica de esta manifestación del derecho de defensa, recogida en
la frase “derecho a ser oído”. Así se desprende del art. 14 nº 1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y del art. 8 nº 1 del Pacto de San José de Costa Rica.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

Proyecciones concretas en el procedimiento:

a) Derecho a solicitar al fiscal diligencias de descargo (arts. 93 inc. 2º letra c) y 183 CPP).
Desde el punto de vista del fiscal, esto es una manifestación del principio de objetividad.
Ante la solicitud del imputado de practicar una determinada diligencia, el fiscal determinará
si la practica o no, dependiendo de si la considera pertinente y útil para el esclarecimiento
de los hechos. Si el fiscal rechazare la solicitud, se podrá reclamar ante las autoridades del
ministerio público según lo disponga la ley orgánica constitucional respectiva, con el
propósito de obtener un pronunciamiento definitivo acerca de la procedencia de la
diligencia. Por lo tanto, se puede efectuar un reclamo por escrito ante el Fiscal Regional,
quien deberá resolverlo dentro de cinco días hábiles (art. 33 ley nº 19.640). Otra posibilidad
es que dentro de los diez días siguientes al cierre de la investigación, los intervinientes
reiteren su solicitud ante el juez de garantía (art. 257 CPP).
Se debe tener presente que el imputado no tiene obligación de solicitar diligencias en el
periodo de investigación, por lo que perfectamente podría esperar al juicio oral para
demostrar su inocencia rindiendo prueba de descargo. Sin embargo, en la práctica parece
conveniente pedirle al fiscal las diligencias deseadas, para dotar de mayor credibilidad a la
prueba que en la audiencia de juicio oral el imputado desee rendir.

b) Derecho a declarar
Este derecho se puede estimar como “el otro lado de la moneda” del derecho a guardar
silencio.
Como consecuencia de que al imputado ya no se le considera como objeto del proceso, se
le reconoce la posibilidad de declarar voluntariamente, lo que se ha de estimar como un
medio de defensa. Así, puede dar su versión de los hechos y formular planteamientos y
alegaciones (art. 98 inc. 1º CPP). Igualmente puede declarar admitiendo la imputación que
se le formula, y sus dichos pueden ser valorados como prueba en juicio.
Respecto al derecho en comento, es evidente el interés que tienen los órganos de la
persecución penal en conseguir la declaración del imputado, ya que normalmente buscan su
confesión. Para evitar eventuales atentados contra la dignidad humana del imputado y
garantizar la espontaneidad de la declaración del imputado, el legislador ha decidido
regular tal declaración, distinguiendo el momento en que se la presta y ante quién se lo
hace. Se distingue si el imputado declara ante la policía, ante el Ministerio Público, ante el
juez de garantía o ante el tribunal de juicio oral en lo penal. Lo que esta regulación hace es
exigir el cumplimiento de ciertas condiciones para que sea la declaración del imputado sea
procedente y prohibir el uso de ciertos métodos de interrogación.

1) Declaración ante la policía (art. 91 CPP)


La policía sólo puede “interrogar autónomamente”, es decir, sin orden o autorización del
fiscal, cuando el defensor está presente. Si a pesar de no estar presente el defensor, el
imputado desea igualmente declarar, el fiscal tiene que autorizar previamente la
declaración. En la práctica, esto se conoce como “declaración ante la policía por delegación
del fiscal”, a la cual, como lo hemos dicho, la jurisprudencia ha otorgado el mismo valor
que a las declaraciones hechas ante el fiscal, para efectos de lo dispuesto en el art. 332
CPP).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

2) Declaración ante el Ministerio Público (art. 194 CPP)


Si bien esta disposición sólo alude a la declaración prestada ante el fiscal, en la práctica se
admite que se pueda efectuar ante el abogado asistente del fiscal.
Se debe recordar que en el caso que sea la primera declaración del imputado, se ha de
cumplir con las exigencias establecidas, entre ellas, la de informarle los hechos que se le
atribuyen (inc. 1º).

3) Declaración ante el juez de garantía (arts. 93 inc. 2º letra d) y 98 CPP).


Ésta se realiza en una audiencia, a la cual se cita a todos los intervinientes, audiencia que
puede tener lugar en cualquier momento del procedimiento. Pero en la práctica, la
jurisprudencia tiende a aceptar su realización en forma inmediata (por ejemplo, en la
audiencia de control de detención), con la sola presencia del fiscal y del defensor (además
de la del imputado), sin que esté presente la víctima.
En esta declaración no se puede tomar juramento al imputado; sólo declara exhortado a
decir la verdad, lo cual guarda armonía con el art. 19 nº 7 letra f) CPR y con el art. 93 inc.
2º letra g) CPP. Por lo tanto, el imputado no tiene obligación de decir verdad, y si miente no
comete delito de falso testimonio, perjurio ni obstrucción a la justicia. Sin embargo, en la
práctica esto podría mermar la credibilidad de las declaraciones que se allane a prestar,
sobre todo si se las compara con las que presten testigos y peritos, quienes si mienten
cometen delito.
En cuanto a la forma en que se presta esta declaración, el art. 98 CPP contempla una
remisión a lo que establece el art. 326 del mismo Código, a propósito del juicio oral, lo que
significa que si el imputado decide declarar, inmediatamente después puede ser interrogado
por el fiscal, a continuación por el querellante, si lo hay, y finalmente por el defensor, en
ese mismo orden. En su caso, el juez de garantía también podría interrogarlo al término de
la diligencia, pero sólo con el fin de aclarar sus dichos.

4) Declaración en el juicio oral (art. 326 CPP).


Ésta se presta luego de los alegatos de apertura (aunque también se acepta que pueda ser
más adelante)
La decisión de declarar o de hacer uso del derecho a guardar silencio en el juicio tiene un
carácter estratégico, pues si el imputado decide declarar corre el riesgo de que después de
hacerlo sea interrogado por los demás intervinientes.

c) Derecho a solicitar que se active la investigación (art. 93 inc. 2º letra e) CPP).


Por ejemplo, reiterar una petición de diligencias.

d) Derecho a conocer el contenido de la investigación (art. 93 inc. 2º letra e) CPP).


Para el imputado y los demás intervinientes la investigación es pública, de acuerdo al art.
182 inc. 2º CPP, salvo que se haya decretado, por parte del fiscal, el secreto de la
investigación, el cual no puede exceder del plazo de 40 días.
Con anterioridad a la modificación que a esta disposición le hizo la ley nº 20.074, el inciso
segundo rezaba así: “El imputado y los demás intervinientes en el procedimiento podrán
examinar los registros y los documentos de la investigación fiscal y policial”. La
jurisprudencia, en general, consideró que la facultad de examinar estos registros y
documentos comprendía la posibilidad de obtener copias de los mismos, pero el asunto era
discutible porque la ley sólo se refería a “examinar”. La modificación vino a aclarar que
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

resulta procedente la obtención de copias, pero sólo respecto de los registros y documentos
de la investigación fiscal; los de la investigación policial sólo se pueden examinar.

e) Derecho a solicitar el sobreseimiento definitivo de la causa (art. 93 letra f) CPP).


En relación con esto, también se consagra el derecho del imputado de recurrir contra la
resolución que lo rechazare. Sin embargo, no está claro cuál es el medio de impugnación
para hacerlo, ya que la disposición pertinente, el art. 253 CPP, establece que es la apelación
el recurso procedente, pero lo vincula con el sobreseimiento (“el sobreseimiento sólo será
impugnable por la vía del recurso de apelación…”), y normalmente el imputado no
pretenderá impugnar el sobreseimiento, sino la resolución que lo rechaza.

f) Derecho a que se le otorgue tiempo y medios adecuados para preparar su defensa (art.
8º nº 2 letra c) del Pacto de San José de Costa Rica)
En el CPP no existe una consagración explícita de este derecho, pero hay varias
disposiciones que implícitamente se fundan en él, tales como:
- art. 260: Presentada la acusación, el juez de garantía ordenará su notificación a todos los
intervinientes y citará, dentro de las veinticuatro horas siguientes, a la audiencia de
preparación del juicio oral, la que deberá tener lugar en un plazo no inferior a veinticinco ni
superior a treinta y cinco días.
- art. 262: Las actuaciones del querellante, las acusaciones particulares, adhesiones y la
demanda civil deberán ser notificadas al acusado, a más tardar, diez días antes de la
realización de la audiencia de preparación del juicio oral.
- art. 281 inc. 3º: Una vez distribuida la causa dentro de un tribunal de juicio oral en lo
penal, el juez presidente de la sala respectiva procederá a decretar la fecha para la
celebración de la audiencia del juicio oral, la que deberá tener lugar no antes de quince ni
después de sesenta días desde la notificación del auto de apertura del juicio oral.

g) Derecho a interrogar testigos de cargo y presentar testigos de descargo (art. 14 nº 3


letra e) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y art. 8º nº 2 letra f) del
Pacto de San José de Costa Rica).
Este derecho no se encuentra consagrado explícitamente en el CPP.
En términos generales, se entiende este derecho como la facultad de controlar la prueba del
acusador y de presentar prueba propia.
A pesar de que los tratados señalados sólo se refieren a los peritos y testigos, suele
concebirse este derecho en un sentido amplio, por lo que el imputado puede presentar
cualquier prueba propia, y puede cuestionar cualquier prueba del acusador, trátese de
prueba personal o material.

h) Derecho a recurrir del fallo ante un tribunal superior (art. 8º nº 2 letra h) del Pacto de
San José de Costa Rica).
Dentro del Código Procesal Penal, existen varias disposiciones que se fundan en este
derecho, a saber:
- art. 372: recurso de nulidad, respecto de las sentencias emanadas del Tribunal de Juicio
Oral en lo Penal.
- art. 399: recurso de nulidad, contra sentencias del juez de garantía en el juicio
simplificado.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

- art. 414: recurso de apelación, contra sentencias del juez de garantía en el


procedimiento abreviado.

3) Derechos que implican un deber de abstención por parte del órgano persecutor y del
tribunal

a) Derecho a guardar silencio (art. 93 letra g) CPP y art. 8º nº 2 letra g) del Pacto de San
José de Costa Rica).
Es ésta una manifestación de la idea de que el imputado ya no es considerado como objeto
del proceso, sino que es un sujeto incoercible.
A este derecho se le conoce también con el aforismo “Nemo tenetur se ipsum accusare”, lo
que significa que “nadie puede ser obligado a acusarse a sí mismo”, o que “nadie puede ser
obligado a declarar contra sí mismo”. De esto se desprende que el silencio del imputado no
puede ser valorado en forma perjudicial para él; si calla, nada otorga. Si su silencio fuera
valorado en forma perjudicial, no se estaría respetando en plenitud su derecho a permanecer
callado.
Correlativamente, este derecho supone la prohibición de todo método que coarte la libertad
del imputado para declarar. Así lo establecen los arts. 93 letra h) (prohibición de tortura y
otros tratos crueles, inhumanos o degradantes), 195 (prohibición de ciertos métodos de
investigación o de interrogación) y 196 (regulación de las declaraciones excesivamente
prolongadas) CPP.

b) Derecho a no ser juzgado en ausencia (art. 93 letra i) CPP), en relación con los arts. 99 a
101 CPP, referentes a la rebeldía).
En relación con la rebeldía, el principal efecto que su declaración produce es que las
resoluciones dictadas por el tribunal se entienden notificadas desde el momento en que se
pronuncian.

c) Derecho a que exista una correlación entre la imputación y el fallo.


Este derecho se conoce también con el nombre de “principio de congruencia”, el que exige
que:
- exista correlación entre la sentencia condenatoria y la acusación. La sentencia
condenatoria no puede exceder el contenido de la acusación, por lo que no se puede
condenar por hechos o circunstancias no contenidos en ella (art. 341 inc. 1º CPP);
- y que exista correlación entre la acusación y la formalización de la investigación (art. 259
inc. final CPP). No puede acusarse por hechos no incluidos en la formalización ni a
personas en contra de quienes no se haya formalizado la investigación. Sin embargo, se
permite realizar una distinta calificación jurídica.

d) Prohibición de reformatio in peius (art. 360 inc. 3º CPP).


El contenido de este derecho lo examinaremos más adelante, a propósito del estudio de los
recursos procesales. Por ahora, basta con señalar que el imputado tiene derecho a que si es
el único interviniente que ha impugnado una sentencia, el tribunal que conozca del recurso
no puede modificar la resolución impugnada en perjuicio del recurrente.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone Salas / Guillermo Oliver C.

Preguntas

1) Según su parecer ¿el control de identidad otorga la calidad de imputado? Fundamente.


2) Dé ejemplos de situaciones que otorguen la calidad de “imputado”.
3) Señale, de acuerdo a lo aprendido a lo largo de estas lecciones, algunos ejemplos de
actuaciones o documentos en que, por constar los hechos que se imputan, no puedan ser
reservados al secreto de la investigación por parte del fiscal.
4) Defina:
• Intimación
• Secreto de la investigación
• Principio de congruencia
5) En relación con el derecho que tiene el imputado de solicitar diligencias de descargo y el
eventual reclamo por su rechazo, ¿con qué principio que rige el actuar del Ministerio
Público se relaciona tal derecho? ¿Por qué?
6) ¿Cuál es la importancia que tiene la calificación que suele hacer la jurisprudencia de las
declaraciones ante la policía por delegación del fiscal como declaraciones hechas ante el
fiscal?
7) En relación con el derecho del imputado a guardar silencio, en su opinión, ¿el Ministerio
Público podría presentar como testigo en juicio oral a quien oyó las declaraciones
autoinculpatorias que el imputado prestó durante la investigación, cuando éste se abstiene
de declarar en el juicio oral? ¿Resulta admisible permitir que el testigo declare sobre algo
que el imputado dijo antes, si ahora guarda silencio? ¿Se afecta la esencia del derecho de
guardar silencio en este caso?
8) De acuerdo a la regulación del Código Procesal Penal sobre el derecho a guardar
silencio, ¿cree procedente que se someta al detector de mentiras al imputado, otorgando
éste su voluntad para ello?
9) ¿Cuál cree que es el fundamento del art. 196 CPP? ¿Qué se pretende evitar?
10) En relación con el “principio de congruencia procesal”, lea los artículos del Código
Procesal Penal relativos al recurso de nulidad y determine qué causal se esgrimiría en caso
de que no se cumplan las dos exigencias de correlación que integran su contenido.
11) ¿Le parece que en el antiguo sistema se respetaba el derecho de información del
inculpado o procesado, como proyección de su derecho de defensa?
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

4) Derecho a la defensa técnica

C. EL DEFENSOR

El imputado tiene derecho a defensa técnica. Regularmente, no será capaz de ejercerla por
sí mismo.
Este derecho aparece consagrado en varias disposiciones, a saber:
- art. 19 nº 3 incs. 2º y 3º CPR, relativo al derecho de toda persona a una defensa jurídica,
en la forma que la ley señale;
- art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual otorga
el derecho a defenderse personalmente o a ser asistido por un defensor;
- art. 8º nº 2 letra e) del Pacto de San José de Costa Rica, que habla del derecho
irrenunciable a ser asistido por un defensor, si el imputado no se defendiere por sí mismo;
- arts. 8º inc. 1º y 102 a 107 CPP, referentes al derecho a ser defendido por un letrado y al
interviniente llamado defensor;
- la ley nº 19.718 que crea la Defensoría Penal Pública.

Este derecho se tiene desde la primera actuación del procedimiento y hasta la ejecución
completa de la sentencia (arts. 8º inc. 1º y 102 inc. 1º CPP).
El imputado tiene derecho a decidir por quién quiere ser defendido. Por eso el legislador
alude a su derecho a designar un defensor de su confianza. Además, se permite la
posibilidad de que se tenga más de un defensor (art. 102 inc. 1º CPP).
Si existen varios imputados, tienen la facultad de designar a un defensor común (en este
sentido, la situación es distinta de la que tiene lugar en el procedimiento civil, porque
conforme al art. 19 CPC, si los demandados son varios deben constituir un solo
mandatario). Pero también cada uno de los imputados podría designar su propio defensor,
situación que es obligatoria cuando se trata de defensas incompatibles (art. 105 CPP). Esto
sucedería si, por ejemplo, existen dos imputados, y ambos se culpan mutuamente.

Defensa proporcionada por el Estado

De la lectura del art. 19 nº 3 inc. 3º CPR y del art. 14 nº 3 letra d) del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos se infiere que el Estado tiene el deber de proporcionar
asistencia jurídica gratuita a quien no pueda costearse un defensor, por lo que la defensa
penal pública opera en forma subsidiaria. Para cumplir con este deber, se creó la Defensoría
Penal Pública, regulada en la ley nº 19.718, de 10 de marzo de 2001, servicio público que
presta defensa a todo imputado que carece de abogado defensor, sea porque no puede
tenerlo o porque no quiere (arts. 2º y 35 ley nº 19.718). Por regla general, el servicio de
defensa es gratuito (art. 36 inc. 1º ley nº 19.718), pero excepcionalmente se cobra a quienes
pueden pagar por él, conforme a un arancel (art. 36 incs. 2º a 4º y arts. 37 a 39 ley nº
19.718). De este modo, se trata de no desincentivar la contratación de defensores
particulares.

La Defensoría Penal Pública

Bajo el marco del nuevo sistema de justicia criminal adversarial, se crea esta institución en
el año 2001, para proporcionar defensa penal a los imputados o acusados que carezcan de
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

abogado, asegurando, de esta manera, el derecho a defensa técnica y el debido proceso en el


juicio penal.

De acuerdo al art. 1º de la ley nº 19.718, se la define como “un servicio público,


descentralizado funcionalmente y desconcentrado territorialmente […], dotado de
personalidad jurídica y patrimonio propio, sometido a la supervigilancia del Presidente de
la República, a través del Ministerio de Justicia”. Con este concepto, se hace evidente la
diferencia que existe, desde el punto de vista de la autonomía, con el Ministerio Público, ya
que la Defensoría está sometida a la supervigilancia del Poder Ejecutivo, pues se estima
necesario para garantizar su alta calidad en el servicio que presta. Sin embargo, con ello se
corre el riesgo de que este servicio público resulte permeable a presiones o favores
políticos.

En cuanto a la misión de la Defensoría Penal Pública, ésta tiene por finalidad proporcionar
defensa penal a imputados o acusados por un crimen, simple delito o falta que sea de
competencia de un juzgado de garantía, de un tribunal de juicio oral en lo penal, de una
Corte de Apelaciones o de la Corte Suprema, y que carezcan de abogado (art. 2º ley nº
19.718).

En cuanto a su organización (art. 4º ley nº 19.718), la Defensoría Penal Pública cuenta con:
- A nivel nacional: la Dirección Nacional, a cuya cabeza se encuentra el Defensor
Nacional, quien es nombrado por el Presidente de la República. Tiene su asiento en
Santiago.
También se encuentra el Consejo de Licitaciones de la Defensa Penal Pública, que es un
cuerpo colegiado encargado de cumplir funciones relacionadas con el sistema de
licitaciones de la defensa penal pública que la ley le encomienda (arts. 11 y 12 ley nº
19.718).
A su vez, existen diversas unidades administrativas (art. 8º ley nº 19.718).
- A nivel regional, las Defensorías Regionales (arts. 16 y ss. ley nº 19.718), cada una de
ellas a cargo de un Defensor Regional, quien es nombrado por el Defensor Nacional, previo
concurso público. Dura cinco años en el cargo y puede ser designado sucesivamente a
través de concurso público. Existe una Defensoría Regional por región, salvo en la región
metropolitana, en la que existen dos.
Además, están los Comités de Adjudicación Regionales, encargados de ejercer las
funciones vinculadas con la licitación de la defensa penal pública, llevando en la práctica, a
nivel regional, los lineamientos que fija el Consejo de Licitaciones.
- A nivel local: las Defensorías Locales (arts. 23 y ss. ley nº 19.718), que son unidades
operativas en las que se desempeñan los defensores locales de la región. Si en la Defensoría
Local hay dos o más defensores, uno de ellos será el defensor jefe. Además, existen
también prestadores de defensa por licitación (aunque en rigor estos últimos no forman
parte de la estructura organizativa de la Defensoría Penal Pública).

Momento en que se adquiere la calidad de defensor

El defensor, a pesar de ser un interviniente distinto al imputado, existe para optimizar el


ejercicio de los derechos de éste. Por lo tanto, entre el imputado y el defensor, sea éste
público o privado, media el vínculo propio de todo mandato judicial (arts. 528 y 395 COT).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En consecuencia, para determinar el momento en que se adquiere la calidad de defensor, es


necesario distinguir de qué defensor (mandatario) se trata:
a) Defensor particular (arts. 1º y 2º de la ley nº 18.120, art. 6º CPC y art. 52 CPP). El
defensor particular adquiere la calidad de tal, desde el momento en que se le confiere
patrocinio y poder según las reglas generales. En la práctica, esto suele hacerse mediante un
escrito que se presenta al tribunal y es autorizado por el jefe de la unidad de administración
de causas, lo cual debe tener lugar antes de la primera audiencia a la que el imputado sea
citado (art. 389 G COT y art. 102 inc. 1º CPP).
b) Defensor público (art. 102 inc.1º y 3º CPP). Se ha de diferenciar entre:
- Defensor Local: Puede asumir la defensa desde la primera actuación del procedimiento
que se dirige contra el imputado, sin necesidad de constituir un mandato. Debe hacerlo
también cada vez que falte abogado al imputado, sin perjuicio de que éste pueda elegir
posteriormente otro de su confianza (art. 25 ley nº 19.718 y art. 107 CPP). En la práctica, se
determinan los defensores por un sistema de turnos para los detenidos o por designación del
tribunal, con el objeto de que concurran a la primera audiencia, momento en que el
imputado es consultado sobre si acepta o no tal designación.
- Defensor Licitado: Éste debe ser elegido por el imputado de una nómina que se le
presenta, lo cual supone su designación. El defensor así designado tiene patrocinio y poder
suficiente por el solo ministerio de la ley, y tiene las facultades ordinarias del mandato
judicial (arts. 51 a 54 ley nº 19.718). Se trata de una forma especial de constituir el mandato
judicial, adicional a las que prevé el art. 6º inc. 2º CPC.

Momento en que termina la calidad de defensor

Para determinar el momento en que cesa la calidad de defensor deben aplicarse las reglas
del mandato judicial y del mandato en general, por lo que a ellas nos remitimos. Sin
embargo, el Código Procesal Penal regula especialmente la renuncia y el abandono de la
defensa (art. 106). En cuanto al abandono, éste no es regulado sistemáticamente, sino que
se señalan a lo largo del Código Procesal Penal diversas actuaciones en las que debe estar
presente el defensor. Así sucede, entre otras, en las siguientes audiencias: audiencia de
formalización de la investigación (arts. 132 inc. 2º y 231 inc. 2º); audiencia en que se
resuelve la solicitud de prisión preventiva (art. 142 inc. 3º); audiencia en que se resuelve la
solicitud de otras medidas cautelares personales (art. 155 inc. final); audiencia ñeque se
resuelve la solicitud de suspensión condicional del procedimiento (art. 237 inc. 4º);
audiencia de preparación de juicio oral (art. 269 inc. 1º); audiencia de juicio oral (art. 286).
De ausentarse el defensor de alguna de estas audiencias, se pueden producir importantes
efectos, tales como la eventual declaración de nulidad procesal (art. 103 CPP), la
designación de un defensor público, lo cual se entiende que remedia el vicio de nulidad
(arts. 103, 106 y 286 inc. 2º) y la imposición de sanciones al abogado defensor (art. 287
CPP).

Derechos y facultades del defensor

El defensor puede ejercer todos los derechos que la ley le reconoce al imputado, salvo
aquellos que son de ejercicio personal y exclusivo de éste (art. 194 CPP). Así sucede, por
ejemplo, con el derecho de declarar judicialmente (art. 98 CPP), de consentir en la
realización de exámenes corporales (art. 197 CPP), de aceptar una suspensión condicional
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

del procedimiento (art. 237 CPP), de celebrar un acuerdo reparatorio (art. 241 CPP), de
admitir responsabilidad en el procedimiento simplificado (art. 395 CPP), de aceptar un
procedimiento abreviado (art. 406 inc. 2º CPP), etc.

D. LA VÍCTIMA

A través de la historia, el rol de la víctima ha ido sufriendo importantes cambios:


a) En los primitivos sistemas acusatorios: la víctima era una parte necesaria, porque no
existía persecución penal pública.
b) En los sistemas inquisitivos: se generó el denominado fenómeno de “expropiación” de
las facultades de la víctima, por cuanto se estableció la actividad persecutora de oficio,
inserta en un sistema procesal que servía como instrumento de control estatal directo sobre
los súbditos. Primaba el interés del Estado en la aplicación de una pena, por sobre el interés
de reparar el daño causado a la víctima.
c) En el Código de Procedimiento Penal de 1906: la víctima podía querellarse (art. 93) y el
querellante era parte acusadora en el proceso penal, pero la víctima por sí sola no tenía
derechos expresamente establecidos en la ley, salvo algunos muy marginales (por ejemplo,
no estaba obligada a rendir fianza de calumnia si decidía querellarse, art. 100 nº 1). Incluso,
no era considerada testigo hábil para declarar (art. 460 nº 11).
d) En la actualidad: es un evidente objetivo político criminal, promover y respetar los
intereses concretos de la víctima. Por eso, se la considera como un interviniente más, al
cual lo amparan un conjunto de derechos de información, de actuación y de protección, que
pueden hacerse valer por el sólo hecho de ser víctima, sin tener que querellarse para ello.

Concepto

La víctima es “el ofendido por el delito” (art. 108 inc. 1 CPP). Según HORVITZ LENNON y
LÓPEZ MASLE, se trata del titular del bien jurídico afectado, que no ha de confundirse con el
perjudicado por el delito. Por ejemplo, si se hurta una cosa que se había dado en préstamo,
la víctima no es quien tenía la cosa prestada, sino que el dueño. 1 Sin embargo, existe otra
opinión, que sustenta el Ministerio Público, conforme a la cual la definición legal de
víctima es lo suficientemente amplia como para entender incluidos no sólo al titular del
bien jurídico atacado, sino también a los sujetos pasivos de la acción. 2

En los delitos cuya consecuencia sea la muerte del ofendido, o cuando éste no pueda ejercer
los derechos que se le confieran (por ser menores, dementes, etc.), la ley considera víctima
a otras personas, a saber:
- Al cónyuge y a los hijos
- A los ascendientes
- Al conviviente
- A los hermanos
- Al adoptado o adoptante

1
HORVITZ LENNON, María Inés / LÓPEZ MASLE, Julián, Derecho Procesal Penal Chileno, tomo I, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago, 2002, p. 298.
2
MINISTERIO PÚBLICO. FISCALÍA NACIONAL, La víctima y el testigo en la Reforma Procesal Penal, Editorial
Fallos del Mes, Santiago, 2003, p. 51.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Esta enumeración constituye un orden de prelación, de modo que la intervención de una


persona perteneciente a alguna de las mencionadas categorías excluye la posible
intervención de las comprendidas en las categorías siguientes (art. 108 incs. 2º y 3º CPP).

Derechos de la víctima

El Código Procesal Penal contempla en su art. 109 un listado de derechos que la víctima
puede ejercer:

a) Derecho a solicitar medidas de protección


Estas medidas normalmente se piden al fiscal, quien puede operar de diferentes formas:
1.- A través de la policía, dándole instrucciones para que protejan a la víctima, por ejemplo,
mediante rondas periódicas por su domicilio.
2.- Derivando a la víctima a la Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos de la
Fiscalía Regional del Ministerio Público, para que se le brinde protección. Por ejemplo,
facilitándole en forma permanente un celular para que se contacte con la policía o el fiscal
en forma rápida, cambiándola de domicilio, etc.
3.- Solicitando al juez o al tribunal una medida para proteger a la víctima. Por ejemplo, una
medida cautelar personal (arts.140 y 155 CPP), o una medida para proteger la declaración
de la víctima como testigo, como un biombo o un circuito cerrado de televisión (art. 308
inc.1º CPP).
4.- En su propia actividad. Por ejemplo, decretando el secreto de ciertas piezas de la
investigación, como la reserva de identidad de la víctima (art. 182 CPP), o adoptando en el
juicio oral medidas para conferir a la víctima que declara la debida protección (art. 308 inc.
2º CPP).

b) Derecho a presentar querella


La víctima tiene por sí sola la calidad de interviniente, y no necesita querellarse para ejercer
sus derechos. Sin embargo, si presenta querella puede asumir un rol más activo en el
procedimiento. Por ejemplo, para solicitar la prisión preventiva, necesariamente debe
querellarse (art. 140 inc. 1º CPP).

c) Derecho a ejercer acciones de carácter civil


Se reconoce a la víctima la posibilidad de perseguir la responsabilidad civil. La existencia
de esta disposición es un fuerte argumento para sostener que la víctima, sin necesidad de
querellarse, puede demandar civilmente en el proceso penal. Sin embargo, existen
disposiciones que hacen pensar lo contrario, como por ejemplo, el art. 261 letra d) CPP.
En directa relación con esta materia se encuentran las medidas cautelares reales, que
permiten asegurar el resultado de la acción civil y que la víctima puede solicitar (arts. 157 y
158 CPP).

d) Derecho a ser oída por el fiscal, antes de que éste pidiere o se resolviere la suspensión o
terminación anticipada del procedimiento
De esta disposición se desprende la necesidad de oír a la víctima antes de que se decrete el
archivo provisional de los antecedentes (art. 167 CPP), el principio de oportunidad (art. 170
CPP), la suspensión condicional del procedimiento (arts. 237 y ss. CPP), y de que se
solicite el sobreseimiento de la causa (art. 248 letra a) CPP).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

e) Derecho a ser oída por el tribunal antes de pronunciarse acerca del sobreseimiento u
otra resolución que ponga término a la causa
Dentro del juicio oral, se puede generar un conflicto entre este derecho que le asiste a la
víctima y el derecho del acusado de pronunciar la última palabra antes de declarar cerrado
el debate (art. 338 inc. 3º CPP). En la práctica, los tribunales suelen dar preferencia al
derecho de este último interviniente, por lo que la víctima podría ser oída, pero antes de la
declaración que eventualmente pudiese hacer el acusado.

f) Derecho a impugnar el sobreseimiento o la sentencia absolutoria


Esta impugnación no está condicionada al hecho de que la víctima efectivamente hubiere
intervenido en el procedimiento.

Este listado de derechos no es taxativo, como se desprende del encabezado del art. 109
CPP, que reconoce a la víctima, “entre otros”, los derechos ya mencionados. En efecto,
existen a lo largo del Código Procesal Penal varias disposiciones que consagran otros
derechos para las víctimas en particular, o para los intervinientes en general, como por
ejemplo, solicitar medidas cautelares personales del art. 155, conocer el contenido de la
investigación (art. 182), proponer diligencias de investigación (art. 183), oponerse a la
suspensión condicional del procedimiento y apelar de la resolución que lo decreta (art. 237
incs. 5º y 8º), pedir la revocación de la suspensión condicional del procedimiento (art. 239),
celebrar acuerdos reparatorios (art. 241), etc.

E. EL QUERELLANTE

Concepto

a) Concepto tradicional
Tradicionalmente, se ha definido al querellante como la persona que manifiesta su voluntad
de figurar como parte acusadora en el proceso penal, mediante la presentación de un escrito
de querella.
Se ha considerado, especialmente en doctrina española clásica, al querellante (o acusador
particular) como parte acusadora contingente del proceso penal, para distinguirla de la parte
acusadora necesaria, que en España sería el Ministerio Fiscal.

b) Concepto según el Código Procesal Penal


Según el art. 111 CPP, es posible definir al querellante como la víctima, su representante
legal o su heredero testamentario, o alguna de las personas que se mencionan en la indicada
disposición, que una vez que presentan un escrito de querella, pueden ejercer las facultades
que la ley establece.

Quiénes pueden ser querellantes

Existen legislaciones en las que cualquier persona puede presentar una querella. Es lo que
se conoce con el nombre de “acción penal popular”. Esta posibilidad aparecía en el Código
de Procedimiento Penal, cuyo art. 93 inc. 1º contemplaba la facultad de toda persona capaz
de comparecer en juicio de querellarse y ejercer la acción penal pública. Sin embargo, en
los últimos años se ha observado una clara tendencia a eliminar o limitar la acción popular,
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

lo que se refleja en el Código Procesal Penal, cuyo art. 111, además de consagrar el derecho
de la víctima, su representante legal o su heredero testamentario a presentar querella,
establece una suerte de acción popular bastante limitada, al disponer que puede querellarse
también cualquier persona domiciliada en la provincia, respecto de delitos terroristas o de
funcionarios públicos cometidos en dicho lugar, y en su caso, los órganos o servicios
públicos, cuando así lo permitan expresamente sus respectivas leyes orgánicas.

En síntesis, pueden querellarse:


1) La víctima (conforme al concepto amplio del art. 108 CPP), su representante legal o su
heredero testamentario.
2) Cualquier persona capaz de parecer en juicio domiciliada en la provincia, respecto de
delitos terroristas o de funcionarios públicos cometidos en ella.
3) Órganos y servicios públicos cuyas leyes orgánicas se los permita expresamente.

Facultades del querellante

Sin que el siguiente listado pretenda ser exhaustivo, a título meramente ejemplar, pueden
mencionarse las siguientes facultades que tiene el querellante:
1.- Intervenir en la investigación, aportando evidencias o solicitando diligencias (art. 183)
2.- Solicitar medidas cautelares (arts. 140 y 155)
3.- Oponerse a la suspensión condicional del procedimiento y apelar de la resolución que lo
decrete (art. 237 incs. 5º y 8º)
4.- Forzar la acusación (art. 258).
5.- Adherirse a la acusación del fiscal, o bien, presentar acusación particular (art. 261 letra
a)
6.- Presentar demanda civil (art. 261 letra d)
7.- Conciliar con el imputado en la audiencia de preparación del juicio oral (art. 273)
8.- Intervenir activamente en las audiencias de preparación del juicio oral y de juicio oral
9.- Impugnar resoluciones

Preguntas

1) La Defensoría Penal Pública realiza sus acciones bajo el lema “Sin defensa, no hay
justicia”. A tu juicio, ¿cuál es la idea que está detrás de esta frase?
2) Señala tres derechos que la ley le reconoce al imputado, que en tu opinión, son de su
ejercicio personal y exclusivo, y explica por qué es así.
3) ¿Quién es la víctima en los siguientes casos?
a) robo con violencia cometido contra Juan, a quien le sustraen una cosa
perteneciente a Pedro
b) hurto cometido contra Juan, a quien le sustraen una cosa que pertenece a Pedro
c) delito contra un bien jurídico colectivo
4) Examina los artículos correspondientes a las medidas cautelares personales y determina
los sujetos que pueden solicitarlas, identificando dónde se hace evidente una diferencia
entre la víctima y el querellante.
5) ¿Por qué crees que la tendencia actual es que se elimine o limite la acción penal popular?
6) Define
• Defensor licitado
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

• Expropiación de las facultades de la víctima


• Querella
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

CAPÍTULOS IV Y V
EL OBJETO DEL PROCESO PENAL, PRETENSIÓN
Y ACCIÓN PENAL

EL OBJETO DEL PROCESO PENAL

Aspectos generales

Hasta ahora, hemos analizado una serie de sujetos procesales que realizan diversos actos
procesales, pero estos actos forman parte de un todo, porque tienen una base material
unitaria en la que descansan, sin la cual estaríamos sólo frente a actos inconexos entre sí y
no ante un proceso penal.

Concepto

Lo que permite vincular a todos estos actos, dotándolos de conexión, es el objeto del
proceso penal, que puede definirse como un hecho hipotético que se imputa a alguien y del
cual se espera una consecuencia penal.

Esta conceptualización, sin embargo, corresponde a la formulación más simple del objeto
penal, pero obviamente, puede haber procesos con objetos múltiples, sea por conexión
subjetiva, que tiene lugar cuando a un mismo sujeto se le atribuyen varios hechos punibles;
o por conexión objetiva, cuando un único hecho se atribuye a varios imputados.

Aplicaciones del concepto

La importancia del objeto del proceso penal se manifiesta en distintos aspectos que
pasaremos a analizar:

a) Principio de congruencia procesal

El objeto del proceso penal precisa los límites del conocimiento del tribunal y de la
sentencia. Este principio implica que el tribunal no puede en su sentencia excederse de los
términos en que fue formulada la acusación del Ministerio Público. En definitiva, opera
como garantía para evitar que el imputado sea sorprendido por variaciones en la unidad
temática del proceso, es decir, que varíe el objeto del proceso penal.

Para entender esto, hay que tener presente que el objeto del proceso penal se va
construyendo paulatinamente, a medida que avanza la investigación. Por ello, no sólo existe
una disposición que establece una necesaria vinculación entre la acusación y la sentencia
(art. 341 CPP), sino que además existe otra que tiene aplicación en un momento anterior y
que establece la necesaria relación que debe que existir entre la acusación y la
formalización de la investigación (art. 259 inc. final CPP), de modo que la acusación sólo
puede referirse a hechos y personas contenidas en la formalización de la investigación.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

La formalización de la investigación es la comunicación que el fiscal efectúa al imputado,


en presencia del juez de garantía, de que desarrolla actualmente una investigación en su
contra respecto de uno o más delitos determinados (art. 229 CPP), pero esta comunicación
tiene el carácter de provisoria, por lo que puede variar a lo largo de la investigación. Por
tanto, si la investigación inicial arroja antecedentes de que se está en presencia de un delito
determinado, el Ministerio Público formalizará al imputado por ese determinado hecho,
dándole una determinada calificación jurídica, pero es perfectamente posible que con el
transcurso del tiempo y el avance de la investigación, se recopilen datos que permitan al
Ministerio Público calificar de otra forma el hecho, por lo que podrá modificar la
formalización previa, para incluir o excluir las calificantes, situación que se conoce en la
práctica como reformalización de la investigación.

No obstante todo lo señalado, hay un momento en que el objeto del proceso penal queda
definitivamente fijado y que está representado por el estado en que quedó formalizada la
investigación cuando ésta se cerró –lo que corresponde a la última formalización–, de
forma tal que la posterior eventual acusación debe guardar relación con aquélla, no
pudiendo variar ni en los hechos ni en las personas que fueron establecidas en ella. Lo que
el legislador pretende evitar es que se produzca un perjuicio para el imputado; sin embargo,
si la modificación en el objeto del proceso penal, posterior a la oportunidad señalada, fuera
en beneficio de éste, la limitante en comento no tiene aplicación.

Existe una segunda manifestación de este principio, pues se exige que exista una
vinculación entre la acusación y la eventual sentencia condenatoria, conforme a lo cual ésta
última no puede exceder el contenido de la acusación. Así se desprende del art. 341 inc. 1º
CPP, disposición a la que ya aludimos al estudiar el derecho a defensa, oportunidad en la
que señalamos que ésta implica un deber de abstención para el tribunal de condenar al
imputado por hechos no señalados en la acusación, porque de lo contrario, sería posible
sentenciar a alguien por hechos respecto de los cuales no ha tenido posibilidad defenderse.

Sin embargo, es necesario hacer una precisión, pues en estricto rigor, los hechos no quedan
definitivamente fijados con la acusación, sino con la dictación del auto de apertura. En
efecto, existe la posibilidad de que, en la audiencia preparatoria de juicio oral, se realicen
algunas correcciones a la acusación, en virtud de contener ésta vicios formales, de modo
que la acusación originariamente presentada por el Ministerio Público puede tener
diferencias con la que en definitiva sea recogida en el auto de apertura (art. 270 relacionado
con art. 277 letra b) CPP).

El tribunal está facultado para dar al hecho contenido en la acusación, tal como se incluyó
en el auto de apertura, una calificación jurídica distinta de la que se le dio por parte del
acusador fiscal o por el acusador particular, así como apreciar la concurrencia de causales
modificatorias de responsabilidad penal, específicamente agravantes, no incluidas en la
acusación, lo cual sólo podrá ocurrir bajo condición de que, durante la audiencia, el tribunal
advierta a los intervinientes sobre esta posibilidad (art. 341 inc. 2º CPP). En todo caso, no
tendría mayor sentido exigir esto cuando se pretende dar a los hechos una calificación
jurídica que importe un tratamiento más benigno para el imputado.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En el evento en que el tribunal se percate en la posterior deliberación, una vez cerrado el


debate, de la posibilidad de atribuir al hecho una calificación jurídica distinta de la
establecida en la acusación, sin que ésta haya sido debatida en la audiencia, deberá reabrir
ésta a fin de darle a los intervinientes la posibilidad de discutir el cambio de la calificación
jurídica del hecho (art. 341 inc. 3º CPP).

A pesar de que la disposición en comento no hace ninguna diferencia, para ser respetuoso
con el fundamento de esta exigencia, lo razonable es que esto tenga lugar en los casos en
que se da un cambio perjudicial para el imputado. Sin embargo, en la práctica, aunque el
cambio en la calificación jurídica pueda favorecer al imputado, de todos modos el tribunal
suele reabrir el debate.

b) Sirve para determinar litispendencia y cosa juzgada

En el caso de la excepción de cosa juzgada, ésta procede si existe identidad entre el objeto
del proceso de un juicio que se encuentra culminado por sentencia firme y el objeto de otro
proceso en curso, de forma tal que en la audiencia de preparación de juicio oral, la defensa
podrá oponer esta excepción (art. 264 letra c) CPP), aunque también podrá plantearla en el
juicio oral (art. 265 CPP). De todos modos, si el Ministerio Público, al cerrar una
investigación nota que existe esta circunstancia, tiene la posibilidad de solicitar el
sobreseimiento definitivo (art. 250 letra f) CPP).

Respecto de la excepción de litis pendencia, ésta implica que existen dos juicios en
tramitación en cuyos objetos existe identidad, excepción que debe hacerse valer como en la
audiencia de preparación de juicio oral (art. 264 letra b) CPP).

c) Influye en la apreciación de la pertinencia de la prueba

Una de las cuestiones que se discute en la audiencia de preparación de juicio oral, es la


exclusión de la prueba ofrecida por los intervinientes, a fin de que ésta no pueda ser rendida
en el posterior juicio oral. Existen distintas causas de exclusión de prueba (art. 276 CPP),
una de las cuales es la impertinencia de la prueba que se pretenda rendir, la que consiste en
que mediante ésta se deseare acreditar hechos que no guardaren pertinencia sustancial con
la materia que se someterá a conocimiento del tribunal de juicio oral en lo penal (inc. 2º).
En este caso el concepto de objeto del proceso penal sirve de criterio para determinar si nos
encontramos ante prueba pertinente o impertinente y, en definitiva, si debe o no ser
excluida.

El objeto accesorio: la cuestión civil

El Derecho chileno permite ejercer la acción civil en el proceso penal.


En principio, dado que el hecho punible es el mismo hecho que pretendidamente genera
responsabilidad civil, no puede considerarse un tema relevante para la determinación del
objeto del proceso, salvo que se agreguen consideraciones relativas al daño sufrido por la
víctima u otros aspectos necesarios para el adecuado ejercicio de la acción civil.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

PRETENSIONES EN EL PROCESO PENAL

Existe un sector de la doctrina que tiene a identificar el objeto del proceso penal con el
concepto de pretensión. Sin embargo, se trata de cuestiones distintas, aunque relacionadas.

Definición

La pretensión es una declaración de voluntad en la que se solicita al titular del órgano


jurisdiccional una actuación frente a una persona distinta del autor de dicha declaración.
Siendo así, no puede confundirse esta idea con el objeto del proceso penal, que, como
vimos, es un hecho que se le atribuye a alguien y del cual se espera una consecuencia penal.

Clasificación

Se acostumbra distinguir varias clases de pretensiones:

1) Pretensión punitiva

Es una declaración de voluntad fundada en los hechos objeto del proceso, por la que se
solicita al tribunal la aplicación de una pena al responsable de un delito, o de una medida de
seguridad al sujeto criminalmente peligroso.

Al respecto, debemos tener presente que el derecho penal no funciona sólo con penas, ya
que existen otras consecuencias jurídicas, las llamadas medidas de seguridad, existiendo
entre ambas diferencias en cuanto a su fundamento y finalidad. En efecto, el fundamento de
la pena es la culpabilidad del sujeto, mientras que respecto de la medida de seguridad, es la
peligrosidad del sujeto no culpable. Si quien realiza el hecho típico y antijurídico es un
demente, no habrá delito, pues falta la imputabilidad, pero en determinadas ocasiones es
posible que exista, respecto a dicho sujeto, el peligro de que en el futuro reitere su
conducta, por lo que se contempla una reacción jurídico penal diferente de la pena, pero
que al igual que ésta, imponen los tribunales de juicio oral en lo penal. En general, as
medidas de seguridad que el sistema penal chileno permite imponer son la internación en
establecimiento psiquiátrico y la custodia y tratamiento del enajenado mental (arts. 455 y
ss. CPP)

La pretensión punitiva siempre tiene que estar presente en el proceso penal, es necesaria
para su existencia. Y en cuanto a su estructura, se suelen distinguir dentro de ella ciertos
elementos:

a) Sujetos:
i) Sujeto activo de la pretensión punitiva, que es aquél que realiza la declaración de
voluntad.
ii) Sujeto pasivo de la pretensión punitiva, que es aquél en contra de quien se realiza la
declaración de voluntad.
iii) Destinatario de la pretensión punitiva, que es el tribunal.

b) Objeto: es la pena o la medida de seguridad concreta que se solicita.


Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

c) Fundamento: es el hecho punible, es decir, el objeto del proceso.

2) Pretensión de resarcimiento

Es una declaración de voluntad por la que se pide al tribunal la restitución de la cosa objeto
del delito o la indemnización de perjuicios en contra del supuesto responsable civil. A
diferencia de lo que ocurre con la pretensión punitiva, la pretensión de resarcimiento no es
necesaria, sino contingente, por cuanto es perfectamente posible que exista un proceso
penal sin ésta.

3) Pretensión prejudicial

Es una declaración de voluntad emitida por uno de los intervinientes, por la que se solicita a
un tribunal que se pronuncie sobre determinadas cuestiones civiles, con el fin de contribuir
a la pretensión punitiva o de obstaculizarla.

Se acostumbra distinguir dos clases de pretensión prejudicial:


i) No devolutiva: aquella de la que corresponde conocer al propio tribunal penal.
ii) Devolutiva: aquella de la que le corresponde conocer a un tribunal distinto del penal,
caso en el cual el tribunal penal tiene que suspender el procedimiento hasta que la cuestión
se resuelva (art. 171 inc.1º CPP), lo que se materializa mediante la dictación del
correspondiente sobreseimiento temporal (art. 252 letra a) CPP).

Para determinar si una cuestión civil corresponde a una pretensión judicial no devolutiva o
devolutiva, ha de estarse a lo que disponen los arts. 173 y 174 del Código Orgánico de
Tribunales, conforme a los cuales la regla general es que la pretensión judicial sea no
devolutiva. Excepcionalmente será devolutiva, concretamente, cuando se trate de
cuestiones vinculadas con validez de matrimonio y cuentas fiscales, estado civil (en la
investigación de delitos de usurpación, ocultación y supresión de estado civil) y derechos
reales sobre inmuebles.

LA ACCIÓN PENAL

Problemas en torno a la acción penal

Lo primero que debemos señalar es que el intento por aplicar en materia procesal penal los
conceptos que en torno a la noción de acción se manejan en la teoría general del proceso,
está destinado al fracaso, porque el proceso penal es diametralmente opuesto al proceso
civil.

COUTURE distingue entre acción y pretensión. La acción la define como un poder jurídico
del actor de hacer valer su pretensión acudiendo al órgano jurisdiccional; mientras que la
pretensión consiste en la auto-atribución de un derecho por parte de un sujeto que,
invocándolo, pide que se haga efectiva a su respecto la tutela judicial. En síntesis, para
dicho autor la acción se considera como un derecho a la jurisdicción. Sin embargo, como
dijimos, el intento de traspasar estos conceptos obtenidos del derecho procesal civil al
ámbito procesal penal está destinado al fracaso, como explicamos a continuación.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Si se analiza la función del Ministerio Público, no se puede decir que ésta tenga un derecho
a su favor, sino un deber de ejercer la acción penal pública (art. 53 inc. 2º CPP). Por otra
parte, conforme a este última disposición, existen ciertos sujetos a los que también se les
permite ejercer la acción penal, que son aquellas personas que pueden querellarse de
acuerdo al artículo 111 CPP, de quienes, en concordancia con el concepto de pretensión
punitiva, en la que no se busca la tutela de derechos individuales, sino que se haga efectivo
el “ius puniendi”, que pertenece al Estado, no se puede decir que ejerzan una acción como
se la entiende en el derecho procesal civil.

En razón de ello, la doctrina más moderna propone abandonar derechamente el concepto de


acción, sustituyéndol por el concepto de acusación. Los problemas que plantea el concepto
de acción no sólo emanan de la imposibilidad de aplicarse, sin más, en materia penal, sino
que, además, provienen del hecho de que la ley, cuando habla de acción penal, utiliza esa
expresión en diversos sentidos:

A veces, la ley utiliza la expresión acción penal para aludir al derecho de iniciativa. Así
ocurre, por ejemplo, en los llamados delitos de acción privada (art. 53 inc.3º CPP), respecto
de los cuales el legislador dispone que la acción penal sólo podrá ser ejercida por la víctima
(ver también art. 400 CPP).

En otras ocasiones, la ley habla de acción penal como derecho a la acusación. Así sucede
en los delitos de acción penal pública, cuestión a la que se refiere el art. 83 CPR, que señala
que el Ministerio Público deberá, de oficio, investigar todo hecho constitutivo de delito que
llegue a su conocimiento y, en su caso, ejercer la acción penal pública. De este modo, se
está aludiendo a la acción penal como sinónimo de acusación, algo distinto del derecho de
iniciativa, porque cuando se formula la acusación la investigación ya comenzó.

En tercer lugar, la acción penal se contempla como un presupuesto para la apertura del
juicio oral. Esto porque, si examinamos el art. 258 CPP, que regula el forzamiento de la
acusación, contempla la posibilidad de que la acción penal sea ejercida por un interviniente
distinto del fiscal, que es el querellante, y se permite que éste siga ejerciendo la acción
penal en lo sucesivo.

Finalmente, para demostrar las complicaciones que tiene aplicar en materia procesal penal
el concepto tradicional de acción del derecho procesal civil, algunos autores, como JULIO
MAIER y ALBERTO BINDER, plantean que debe prescindirse del concepto de acción, por lo
menos, si se utiliza para explicar la acción penal pública. BINDER sostiene que sólo es
acción la privada, la que puede ejercer la víctima en los llamados delitos de acción privada,
por lo que la facultad del Estado para intervenir en los procesos penales tiene que,
necesariamente, concebirse como algo distinto de la acción, ya que éste no tiene un
derecho, sino el deber de ejercer lo que se denomina acción penal pública. MAIER, por su
parte, plantea que el concepto tradicional de acción no tiene ninguna utilidad en lo que
respecta al derecho procesal penal.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Régimen de la acción penal en Chile

1) Acción penal y responsabilidad penal

En Chile, el sujeto pasivo del delito es únicamente la persona natural. Por lo tanto, la
acción penal solamente puede dirigirse contra personas naturales. Así se explica el hecho de
que el legislador declare que “la responsabilidad penal sólo puede hacerse efectiva en las
personas naturales. Por las personas jurídicas responden los que hubieren intervenido en el
acto punible, sin perjuicio de la responsabilidad civil que las afectare” (art. 58 inc. 2º CPP).

Ahora bien, el inciso primero de la citada disposición indica que la acción penal “no puede
entablarse sino contra las personas responsables del delito”. Si se ejerce una acción penal
contra una persona que finalmente es absuelta ¿podría decirse que nunca se ejerció la
acción penal? La respuesta a tal interrogante es negativa, pues a quien ejerce la acción no se
le exige que tenga la certeza de que la persona en contra de quien la ejerce tenga
responsabilidad penal en los hechos, es decir, que sea autor, cómplice o encubridor, porque
este grado de seguridad sólo se alcanza cuando hay una sentencia condenatoria firme. De
esta manera, debemos entender que el art. 58 inc. 1º CPP se refiere a personas naturales que
supuestamente tienen responsabilidad penal, por lo que si en definitiva se determina que no
la tienen, de ello no se colige que no se ejerció acción penal.

2) Clasificación de la acción penal

El criterio utilizado para clasificar la acción penal apunta a determinar cuál es el interés
prevalente. Así, si es el de la sociedad, estaremos ante una acción pública; en cambio, si es
el de la víctima, será privada. Hablamos de interés prevalente, y no de interés concurrente,
porque no existen delitos en que sólo exista un interés de la víctima, por la sencilla razón de
que el derecho penal protege bienes jurídicos y éstos, aun en el caso de los bienes jurídicos
disponibles, son intereses que a la sociedad toda le interesa preservar.

Atendiendo a este parámetro, el art. 53 CPP distingue entre acción penal pública, acción
penal pública previa instancia particular y acción penal privada. Según la clase de acción
que nace de ellos, los delitos admiten la misma clasificación.

a) Acción penal pública

Es aquella que, atendida la existencia de un interés público prevalente, debe ser ejercida de
oficio por el Ministerio Público. Sin embargo, también puede ser ejercida por las personas
que determine la ley, siendo esas personas aquellas que pueden querellarse conforme al
artículo 111 CPP (art. 53 inc. 2º CPP).

Los delitos de acción penal pública constituyen, dentro de todos los delitos, la regla general
en Chile. Si no existe una regla especial en cuanto a la acción penal para perseguir un delito
determinado, se concluye que es de acción penal pública. El legislador debe establecer
expresamente que un delito determinado es de acción penal pública previa instancia
particular o acción privada, para que se configure una excepción a dicha regla. Así se
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

desprende de la expresión “todo delito que no esté sometido a una regla especial” (art. 53
inc. 2º primera parte CPP).

El legislador, además, señala que serán públicas las acciones que se intenten en relación
con los delitos cometidos contra un menor de edad (art. 53 inc 2º última parte CPP). En
virtud de esta regla podría existir una colisión, pues perfectamente la ley puede señalar que
un determinado delito es de acción penal privada o de acción penal pública previa instancia
particular, pero si la víctima es un menor de edad, nos topamos con el art. 53 CPP, que
dispone una cosa distinta. En la práctica, sólo en el caso que el legislador califique un
determinado delito como de acción penal pública previa instancia particular, el Ministerio
Público aplica la regla del art. 53 inc. final CPP, no así respecto de los delitos de acción
penal privada.

b) Acción penal pública previa instancia particular

Estos delitos se encuentran señalados en el art. 54 CPP y se caracterizan porque, en ellos, el


inicio de la persecución penal tiene que ser a instancia del ofendido. En ellos existe un
interés público prevalente, pero el legislador somete el inicio del procedimiento a la
voluntad de la víctima, porque la tramitación del procedimiento o su publicidad, podría
perjudicar todavía más el interés que se quiere proteger y que ya se vio dañado con el
delito.

El listado de los delitos de acción penal privada previa instancia particular comprende las
lesiones menos graves y las leves, la violación de domicilio, la violación de secretos, ciertas
amenazas, los delitos de la ley nº 19.039 contra la propiedad industrial, la comunicación
fraudulenta de los secretos de fábrica y los que otras leyes señalen de forma expresa (art. 54
inc. 2º CPP), de modo que la enunciación es genéricamente taxativa.

El Código Penal expresamente ha señalado que ciertos delitos de connotación sexual son de
acción pública previa instancia particular (art. 369 CP), específicamente, los delitos de
violación y abuso sexual contra mayores de edad. Parece razonable que, en estos casos, a
pesar de existir un interés público todavía prevalente, el legislador decida esperar a la
manifestación de voluntad de la víctima por razones que le parecen legítimas, porque la
tramitación del proceso penal podría provocar en ella lo que se conoce como victimización
secundaria, que consiste en que la víctima revive el trauma sufrido con la primera
victimización cada vez que cuenta a los operadores del sistema lo que ocurrió.

En relación con el concepto de ofendido que utiliza el legislador en el art. 54 CPP, se debe
tener presente que se refiere a la víctima en sentido estricto, es decir, al titular del bien
jurídico afectado. Sólo a falta del ofendido, las personas que señala el art. 108 CPP podrán
denunciar, según el orden de prelación que en dicha disposición se establece (art. 54 inc. 2º
CPP). Ello también explica que la ley establezca que si la persona ofendida está
imposibilitada de realizar libremente la denuncia o cuando quienes, pudiendo formularla
por él, se encontraren imposibilitados o implicados, el Ministerio Público pueda proceder
de oficio (art. 54 inc. 3º CPP).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En todo caso, una vez que se ha iniciado la tramitación, sea por denuncia o de oficio por el
Ministerio Público en el caso excepcional señalado, aquélla sigue las reglas generales de los
delitos de acción pública; la única limitación de los delitos de acción pública previa
instancia particular está en su inicio. Por ello, la posterior voluntad de la víctima carece de
efectos prácticos y el desistimiento de la querella, por ejemplo, no produce ningún efecto.

A pesar de todo lo señalado en cuanto al inicio del proceso en esta clase de delitos, antes de
que haya denuncia o querella del ofendido se permite realizar ciertos actos excepcionales
de investigación que tengan el carácter de urgentes o sean absolutamente necesarios para
impedir o interrumpir la comisión del delito (art. 166 inc. 3º CPP). ¿Significa esto que,
aunque no haya denuncia, procede la detención si se detecta una hipótesis de flagrancia? Si
bien en principio la respuesta debiese ser afirmativa, el problema está en que dentro de las
normas sobre detención, se otorga expresamente esta posibilidad para los delitos sexuales,
específicamente para los delitos comprendidos entre los artículos 361 y 366 quáter del
Código Penal (art. 129 inc.3º), lo que permitiría concluir que si el legislador permitió la
detención por flagrancia sólo para estos específicos delitos de acción pública previa
instancia particular, para los demás delitos de esta clase sólo se podrían realizar actos
tendientes a impedir o interrumpir su comisión o actos urgentes de investigación, mas no
detener.

c) Acción penal privada

Es aquella en que existe un interés particular preponderante que impide la intervención del
órgano oficial de persecución, y que sólo puede ser ejercida por el ofendido. Se trata de
delitos cuya persecución exige la interposición de una querella por parte de la víctima. La
intervención del órgano oficial está ausente no sólo en el inicio de la tramitación, sino
durante todo el procedimiento. Por tanto, los únicos intervinientes en el proceso penal serán
el imputado (querellado), el defensor y el querellante.

Los delitos de acción privada están enunciados en el art. 55 CPP, disposición que alude a
las calumnias y la injurias, las injurias livianas, la provocación a duelo y el denuesto o
descrédito público por no aceptarlo, y el matrimonio del menor sin el consentimiento de las
personas designadas por ley y celebrado de acuerdo con el funcionario llamado a
autorizarlo.

El procedimiento a que da origen la querella es un procedimiento especial, que se encuentra


regulado en los arts. 400 y siguientes CPP, llamado procedimiento por delito de acción
privada.

3) Renuncia y desistimiento de la acción penal

Para examinar la procedencia y los efectos de la renuncia y del desistimiento de la acción


penal, es necesario analizar por separado las situaciones, distinguiendo según se trate de la
acción pública, de la acción pública previa instancia particular o de la acción privada.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

a) Acción penal pública

La renuncia de esta clase de acción penal por parte del ofendido carece de efectos (art. 56
inc. 1º CPP). Además, al Ministerio Público le está prohibido renunciar la acción penal (art.
56 inc. final CPP).

El desistimiento, es decir, la manifestación de voluntad explícita de no continuar ejerciendo


la acción penal por parte del ofendido, no inhibe la acción penal pública. Por lo tanto, si el
querellante se desiste de su querella, lo que puede hacer en cualquier momento del
procedimiento, el Ministerio Público seguirá adelante con la persecución penal (art. 54 inc.
final CPP), y aquel interviniente tomará a su cargo las costas propias, quedando sujeto a la
decisión general sobre costas que dictare el tribunal al finalizar el procedimiento (art.118
CPP).

A lo anterior se conoce con el nombre de desistimiento expreso. Existe también el


desistimiento tácito o abandono de la querella, lo que supone una inactividad del
querellante, a partir de la cual el tribunal infiere la voluntad de no continuar ejerciendo la
acción y declara, de oficio o a petición de parte, abandonada la querella. Esto tiene lugar
cuando el querellante no adhiere a la acusación del fiscal o no acusa particularmente en la
oportunidad que correspondiere (art. 120 letra a) CPP; no asistiere a la audiencia de
preparación del juicio oral sin causa justificada (art. 120 letra b) CPP), y cuando no
concurriere a la audiencia de juicio oral o se ausentare de ella sin autorización del tribunal
(art. 120 letra c) CPP). Pero esta situación, al igual que el desistimiento expreso, no inhibe
la acción penal pública.

b) Acción pública previa instancia particular

La renuncia de esta acción extingue la misma para el renunciante y sus sucesores, no


afectando a otras personas a las que también les correspondiere su ejercicio (arts. 56 inc. 3º
y 57 CPP). De modo que si un delito de acción penal pública previa instancia particular es
perpetrado contra dos personas y sólo una renuncia, esto no producirá efectos respecto de la
otra víctima.

El desistimiento no impide la prosecución de la persecución penal, pues iniciado el


procedimiento, se siguen las reglas de los delitos de acción penal pública (art. 54 inc. final
CPP).

c) Acción privada

Frente a esta clase de acción, la renuncia cabe y produce efectos, extinguiendo la acción
penal y la civil emanada del delito (art. 56 inc.2º CPP).

El desistimiento también produce efectos, decretándose el sobreseimiento definitivo de la


causa. Además, se condena al querellante en costas, salvo que el desistimiento obedezca a
un acuerdo con el querellado (art. 401 CPP).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En materia de abandono (desistimiento tácito), se dispone que el tribunal deberá decretar


sobreseimiento definitivo si el querellante no asiste al juicio, o si su inactividad en el
procedimiento dura más de treinta días –entendiendo por tal la falta de realización de
diligencias útiles para dar curso al proceso que fueren de se cargo–, o si habiendo muerto o
caído en incapacidad, sus herederos o representantes legales no concurren a sostener la
acción dentro del término de noventa días (art. 402 CPP).

El Código Penal establece como causa de extinción de la responsabilidad penal el perdón


del ofendido (art. 93 nº 5 CP), que puede tener lugar en los delitos de acción privada con
posterioridad a la sentencia condenatoria; si es antes del inicio del procedimiento nos
encontraremos ante una renuncia de la acción, y si es después del inicio del procedimiento,
pero antes de la dictación de la sentencia condenatoria, estaremos ante la figura del
desistimiento.

Preguntas

1. ¿Qué relación existe entre la acción (acusación), la pretensión y el objeto del


proceso penal?
2. Inventa un ejemplo en que se reformalice una investigación, manteniéndose la
unidad temática y otro en que ello no ocurra.
3. A falta de norma expresa que consagre la reformalización, ¿en qué te apoyarías,
como fiscal, para sostener su procedencia? Si fueras defensor penal, ¿cómo
rebatirías su existencia?
4. En tu opinión, ¿por qué no sería necesario que se discutiera en audiencia o que se
reabriera ésta, si ya hubiera finalizado, la existencia de una atenuante o de una
calificación jurídica más beneficiosa para el imputado?
5. ¿Estás de acuerdo con la tesis planteada en orden a que no puede aplicarse el
concepto de acción del Derecho procesal civil al proceso penal? ¿Por qué?
6. ¿En qué consiste la identidad del objeto del proceso en materia penal, propia de la
excepción de cosa juzgada y de litis pendencia?
7. Da dos ejemplos en que en un proceso penal se persiga una pretensión de
resarcimiento.
8. Da dos ejemplos de pretensiones prejudiciales devolutivas y dos de pretensiones
prejudiciales no devolutivas.
9. Inventa tres ejemplos en que la defensa pueda excluir, en la audiencia preparatoria
de juicio oral, una prueba ofrecida por el Ministerio Público, por ser impertinente.
10. ¿En qué caso, frente a un enajenado mental, se decretará sobreseimiento temporal o
definitivo y en qué caso se le sujetará a una medida de seguridad? Para contestar
esto debes tener a la vista los arts. 250, 252 y 455 y ss. CPP.
11. ¿Qué diferencia existe entre la renuncia a la acción penal y el desistimiento de la
acción penal? Para responder esto, distingue entre las diferentes acciones e
intervinientes.
12. ¿Por qué en los delitos de acción penal privada no interviene el Ministerio Público?
13. ¿Te parece correcta la postura del Ministerio Público de no aplicar el art. 53 inc. 2º
parte final CPP en los casos de delitos de acción penal privada cometidos contra
menores de edad? Fundamenta tu respuesta.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

14. Busca ejemplos de delitos de acción penal pública previa instancia particular y
delitos de acción penal privada, distintos a los ya mencionados.
15. ¿Qué crítica te merece la posibilidad de imponer una medida de seguridad a un
sujeto en los casos en que existan antecedentes calificados que permitan presumir
que “atentará contra sí mismo” (art. 455 CPP)?
16. Examinando las causas por las que proceden los diferentes recursos procesales,
¿existe alguno que proteja directa o indirectamente la determinación del objeto del
proceso? Explique.
17. ¿Qué razón crees que tuvo el legislador para considerar como delitos de acción
pública previa instancia particular los delitos sexuales y los de violación de
secretos?
18. Identifique qué camino procedería seguir en los siguientes casos:
a) En la formalización de la investigación se comunica al imputado que se le está
investigando por un robo y por un homicidio, y tras cerrarse la investigación el
fiscal decide acusarlo sólo por el homicidio.
b) En la acusación se atribuye a una persona el hecho de haber matado a un tercero
con una cuchillada en el corazón, calificándolo como homicidio simple. Luego, en
la audiencia de juicio oral, todos los testigos afirman que no fue sólo una
cuchillada, sino que fueron veinte.
c) En la misma situación de la letra b), si no se procede de la forma que sugieres,
¿por cuál delito se podría condenar?
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

CAPÍTULOS VI Y VII
DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO PENAL.
ESTRUCTURA DEL CÓDIGO PROCESAL PENAL Y SÍNTESIS DEL
PROCEDIMIENTO ORDINARIO

DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO PENAL

1. Generalidades

Esta materia está regulada en el Libro I, Título II, del Código Procesal Penal, llamado
“Actividad Procesal”, que contempla disposiciones que son aplicables a todo procedimiento
penal. Este título contiene muchas disposiciones, las que no examinaremos en su totalidad;
sólo estudiaremos las que nos parecen más importantes.

2. Reglas supletorias

Se debe tener presente que son aplicables las normas del Libro I del Código de
Procedimiento Civil, en lo que no se opongan a lo estatuido en el Código Procesal Penal o
en leyes especiales (art. 52). Por ejemplo, la disposición del Código de Procedimiento Civil
que regula la denominada aclaración, rectificación o enmienda (art. 182) es aplicable en
materia procesal penal, pues el Código Procesal Penal nada establece al respecto y no
parece incompatible con las disposiciones de este último. Así, verbigracia, podrían
corregirse los eventuales errores en que incurriera el juez de garantía al dictar el auto de
apertura del juicio oral.

3. Plazos

En materia procesal penal, todos los días y horas son hábiles para la realización de
actuaciones del procedimiento (art. 14 inc. 1º). Por ejemplo, es posible que el fiscal solicite
verbalmente al juez de garantía una orden de detención a las 01:00 hrs. de un día domingo y
que la audiencia de control de detención tenga lugar ese mismo día. Sin embargo, esta regla
tiene una excepción en materia de entrada y registro en lugar cerrado, pues para esta
diligencia intrusiva se prevé, en principio, horario para su realización, que va de las seis a
las veintidós horas (art. 207).

Los tribunales tienen un horario ordinario de funcionamiento (arts. 282 CPP y 312 bis
COT). Sin embargo, para hacer realidad la declaración de que todos los días y horas son
hábiles para las actuaciones en el proceso penal (art. 14 inc. 1º), existe un sistema de turnos
en los juzgados de garantía para su funcionamiento fuera del horario normal (art. 312 bis
COT).

Los plazos en materia penal son de días corridos (art. 14 inc. 1º), no obstante lo cual,
cuando un plazo de días concedido a los intervinientes vence en día feriado, se considera
ampliado hasta las veinticuatro horas del día siguiente hábil (art. 14 inc. 2º).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Los plazos establecidos en el Código Procesal Penal son fatales e improrrogables (art. 16),
lo cual sigue las reglas generales en cuanto a los plazos legales. Sin embargo, los plazos
judiciales se pueden prorrogar (art. 67 CPC, aplicable por la remisión del art. 52 CPP), para
lo cual debe invocarse una justa causa y la solicitud debe presentarse antes de su
vencimiento. Así, por ejemplo, el juez puede fijar un plazo inferior al legal para que el
Ministerio Público cierre la investigación (art. 234), el que es prorrogable.

Existe la posibilidad de renunciar a los plazos. En efecto, previa manifestación expresa de


voluntad, los intervinientes pueden renunciar total o parcialmente a los plazos establecidos
a su favor (art. 18). Por ejemplo, pueden renunciar al plazo para deducir recursos contra una
resolución judicial.

4. Requerimientos, comunicaciones, notificaciones y citaciones

Requerimientos de información

Se establece el deber de los órganos del Estado de proporcionar al Ministerio Público toda
la información que éste requiriera para el desarrollo de las investigaciones que lleva
adelante (art. 19). Esto guarda armonía con lo que establece el art. 180 inc. 3º CPP. Esta
última disposición fue modificada por la ley nº 20.074, que en esta materia estableció
expresamente la prohibición a notarios, conservadores de bienes raíces y archiveros, y
demás organismos, autoridades y funcionarios públicos, para cobrar por los antecedentes y
copias de documentos que los fiscales les soliciten. De esta forma se aclaró un punto que en
los primeros años de vigencia de la Reforma Procesal Penal no estaba claro.

Solicitudes entre tribunales

Cuando un tribunal debiere requerir a otro la realización de alguna diligencia dentro del
territorio jurisdiccional de éste, le dirigirá una solicitud sin más mención que la indicación
de los antecedentes necesarios para la cabal comprensión de la solicitud, más otros que se
indican (art. 20). Por ejemplo, esto es especialmente utilizado en los casos de declaraciones
testimoniales o periciales a través de sistemas de videoconferencia, sobretodo si por
razones de lejanía les resulta difícil a los testigos o peritos concurrir al lugar donde se
desarrolla el juicio (art. 329 inc. final).

Notificaciones

En materia procesal penal proceden formas de notificación atípicas. Por ejemplo, mediante
e-mail, fax o teléfono. Se permite que cualquier interviniente proponga para sí formas de
notificación distintas de las reguladas por el legislador, las que el tribunal podrá aceptar si,
en su concepto, son suficientemente eficaces y no causaren indefensión (art.31). En la
práctica, normalmente se las propone en un otrosí del pertinente escrito que se presente
(ejemplo: de acusación, de requerimiento en procedimiento simplificado, de querella, etc.)
y generalmente se propone el correo electrónico. También se las puede proponer en
audiencia.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Las personas facultadas para practicar las notificaciones son: un funcionario del tribunal u
otro ministro de fe (art. 24).

Finalmente, en lo no previsto por el Código Procesal Penal, son aplicables, supletoriamente,


las normas del Código de Procedimiento Civil específicamente las contempladas en el
Título VI de su Libro I (art. 32).

Citaciones judiciales

- Procedencia: está supeditada al hecho de que se estime necesario citar a una persona para
llevar a cabo una actuación ante el tribunal (art. 33 inc. 1º).

- Contenido: debe hacerse saber al citado, entre otros datos, los siguientes: tribunal,
domicilio de éste, fecha y hora de la audiencia, identificación del proceso, motivo de la
citación y apercibimiento (art. 33 inc. 2º).

- Efectos derivados de la incomparecencia de la persona citada (art. 33 incs. 3º y 4º): para


determinar estos efectos es necesario distinguir:
- Si quien no comparece es el imputado, será detenido o sometido a prisión
preventiva hasta la realización de la audiencia respectiva. Por lo que respecta a la
detención, ello guarda armonía con el art. 127 inc. 2º. Sin embargo, en lo que
respecta a la prisión preventiva, la disposición se encuentra en abierta contradicción
con el art. 142 inc. 3º, que exige como requisito de validez de la audiencia en que se
discuta la procedencia de dicha medida cautelar, la presencia del imputado, así
como la de su defensor.
- Si quien no comparece es un testigo, perito u otra persona, se le puede apremiar
mediante la imposición de arresto hasta la realización de la actuación por un
máximo de veinticuatro horas, y multa de hasta 15 UTM.
- Finalmente, si se trata del fiscal o del defensor, se le puede suspender del ejercicio
de la profesión hasta por dos meses.

5. Resoluciones judiciales

Fundamentación

Existe la obligación para los tribunales de fundamentar sus resoluciones, salvo las que se
pronuncian sobre cuestiones de mero trámite. La fundamentación consistirá en expresar
sucintamente, pero con precisión, los motivos de hecho y de derecho en que se basaren las
decisiones tomadas (art. 36 inc. 1º). No se considerará satisfecha esta exigencia con la
simple enunciación de documentos, antecedentes o medios de prueba que lleven al tribunal
a adoptar una decisión (art. 36 inc. 2º). Por lo tanto, lo que se exige es una exposición del
razonamiento que ha seguido el tribunal para adoptar su decisión, cuya lectura permita a
cualquier persona que examine la resolución conocer las razones que le han llevado a ello,
aunque no las comparta. En palabras del legislador, “esta fundamentación deberá permitir
la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la
sentencia” (art. 297 inc. 3º). De este modo, se pretende controlar las decisiones judiciales y
evitar arbitrariedades, además de no entrampar el derecho a recurrir contra aquéllas.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

La exigencia de fundamentación resulta aplicable a todas las resoluciones judiciales (salvo


las que recaen sobre cuestiones de mero trámite), pero cuando se trata de sentencias
definitivas, dada la importancia de éstas, el legislador ha contemplado expresamente para
su incumplimiento la configuración de un motivo de recurso de nulidad [arts. 297, 342 letra
c) y 374 letra e)]. Y cualquiera sea la resolución judicial de que se trate (salvo las de mero
trámite), su falta de fundamentación puede constituir motivo de nulidad procesal (arts. 159
y 160).

Plazo para dictarlas

Para determinar el plazo que existe para dictar las resoluciones judiciales, debe distinguirse
según se trate de cuestiones ventiladas en audiencia o de solicitudes escritas: si se trata de
las primeras, la resolución deberá dictarse en la misma audiencia (art. 38 inc. 1º) (una
excepción a esta regla se aprecia en el art. 344, a propósito del plazo para redactar la
sentencia en el juicio oral); en cambio, si se trata de las segundas, el tribunal tiene plazo de
veinticuatro horas, a contar de su recepción, para resolver (art. 38 inc. 2º).

6. Registro de las actuaciones judiciales

Medios de registro

El legislador ha establecido que el registro de las actuaciones realizadas por o ante el juez
de garantía, el tribunal de juicio oral en lo penal, las Cortes de Apelaciones y la Corte
Suprema se efectuará por cualquier medio apto para producir fe, que permita garantizar la
conservación y la reproducción de su contenido, tal como audio digital, video u otro soporte
tecnológico equivalente (arts. 39 y 41). En la práctica y a raíz de un auto acordado de la
Corte Suprema, el registro que se utiliza es de audio.

Examen del registro

Para determinar la procedencia del examen del registro de las actuaciones judiciales hay
que distinguir según se trate de intervinientes o de terceros. Si se trata de los primeros,
siempre tendrán la posibilidad de acceder a su contenido (salvo excepciones legales); en
cambio, si se trata de los segundos, sólo podrán hacerlo si el tribunal no restringiere el
acceso para evitar que se afecte la normal sustanciación de la causa o el principio de
inocencia. En todo caso, transcurridos cinco años desde la realización de las actuaciones
consignadas en los registros, éstos serán públicos y cualquier persona podrá examinarlos
(art. 44).

7. Costas

Procedencia

Toda resolución que ponga término a la causa o decida un incidente deberá pronunciarse
sobre el pago de las costas del procedimiento (art. 45).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Criterio para condenar o absolver en costas

Para determinar si corresponde condenar o absolver en el pago de las costas debe


distinguirse según cuál sea el resultado del juicio (o del incidente). Si éste termina con
condena, las costas serán de cargo del condenado; en cambio, si termina con absolución o
sobreseimiento definitivo, las costas serán de cargo del Ministerio Público y del
querellante. En todo caso, cualquiera hubiere sido el resultado del juicio, el tribunal siempre
podrá eximir total o parcialmente del pago de costas, por razones fundadas que expresará
determinadamente (arts. 47 y 48).

ESTRUCTURA DEL CODIGO PROCESAL PENAL

A. Libros

El Código Procesal Penal se compone de 4 libros:

Libro I: Disposiciones generales: artículos 1º al 165, que a su vez está compuesto por siete
títulos.

Título I: Principios básicos (arts. 1º a 13).


Título II: Actividad procesal (arts. 14 a 52).
Título III: Acción penal (arts. 53 a 68).
Título IV: Sujetos procesales (arts. 69 a 121).
Título V: Medidas cautelares personales (arts. 122 a 156).
Título VI: Medidas cautelares reales (arts. 157 y 158).
Título VII: Nulidad procesal (arts. 159 a 165).

Libro II: Procedimiento ordinario: artículos 166 a 351. Está compuesto por tres títulos.

Título I: Etapa de investigación (arts. 166 a 258).


Título II: Preparación del juicio oral (arts. 259 a 280).
Título III: Juicio oral (arts. 281 a 351).

Libro III: Recursos: arts. 352 a 387. Está compuesto por cuatro títulos.

Título I: Disposiciones generales (arts. 352 a 361).


Título II: Recurso de reposición (arts. 362 y 363).
Título III: Recurso de apelación (arts. 364 a 371).
Título IV: Recurso de nulidad (arts. 372 a 387).

Libro IV: Procedimientos especiales y de ejecución: arts. 388 a 482. Está compuesto por
ocho títulos.

Título I: Procedimiento simplificado (arts. 388 a 399).


Título II: Procedimiento por delito de acción privada (arts. 400 a 405).
Título III: Procedimiento abreviado (arts. 406 a 415).
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Título IV: Procedimiento relativo a personas que gozan de fuero


constitucional (arts. 416 a 423).
Título V: Querella de capítulos (arts. 424 a 430).
Título VI: Extradición (arts. 431 a 454).
Título VII: Procedimiento para la aplicación exclusiva de medidas de
seguridad (arts. 455 a 465).
Título VIII: Ejecución de las sentencias condenatorias y medidas de
seguridad (arts. 466 a 482).

Además, existe un título final, de tres artículos, sobre entrada en vigencia del código, y un
artículo transitorio que contiene reglas para aplicación de penas por tribunales con
competencia penal sujetos a distintos procedimientos.

B. Clasificación de los procedimientos en el Código Procesal Penal: ordinario y


especiales

Los distintos procedimientos contenidos en el Código Procesal Penal se suelen clasificar en


procedimiento ordinario y procedimientos especiales.

a) El procedimiento ordinario

Es el que se destina en el código para los crímenes y simples delitos de acción penal
pública. Al respecto, es necesario tener presente lo siguiente:

1. A las faltas no se aplica el procedimiento ordinario, sino el simplificado, regulado en el


Título I del Libro IV (y en aquellos casos en que el fiscal solicite respecto de una falta una
pena de multa, se aplica el procedimiento monitorio, previsto en el art. 392).

2. Tampoco se aplica para los delitos de acción penal privada, porque para ellos existe un
procedimiento especial, que se encuentra regulado en el Título II del Libro IV (arts. 400 y
ss.).

3. Mediante las disposiciones que aluden a los procedimientos simplificado y abreviado se


producen excepciones a la regla de que a los crímenes y simples delitos de acción pública
se les aplica el procedimiento ordinario.

4. La regulación del procedimiento ordinario es de aplicación supletoria en lo no previsto


para los procedimientos especiales, debido a que constituye la regla general y es más
detallada.

b) Procedimientos especiales

En el Código Procesal Penal se contemplan los siguientes procedimientos especiales:

1. Procedimiento simplificado
2. Procedimiento monitorio
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

3. Procedimiento abreviado
4. Procedimientos por delito de acción privada
5. Procedimiento relativo a personas que gozan de fuero constitucional
6. La querella de capítulos
7. La extradición
8. Procedimiento destinado a la aplicación de medidas de seguridad.
9. La revisión de sentencias condenatorias firmes. 1

C. Fases comunes de todo procedimiento penal: perspectiva doctrinal

En opinión de BINDER, para que el proceso penal cumpla su rol garantizador, debe tener una
estructura definida, dentro de la cual deben aparecer nítidamente las siguientes fases: 2
1. Etapa de investigación: se trata de recopilar material para preparar una eventual
acusación.
2. Etapa intermedia: se analiza o critica el resultado de la investigación.
3. Etapa de juicio: es la etapa central, donde se concreta la función de cognición y
juzgamiento por parte del tribunal.
4. Etapa de impugnación: se procura controlar la sentencia, mediante recursos.
5. Etapa de ejecución: se trata de hacer efectivo lo que dispone la sentencia.

A partir de la regulación procesal penal chilena, podemos hacer ciertas precisiones a lo


planteado:
a) Estas fases se advierten con nitidez en el procedimiento ordinario.
b) La ejecución de la sentencia penal se lleva a efecto de oficio por el Estado (art. 468), sin
que sea necesario esperar que algún interviniente lo solicite. De este modo, en materia
procesal penal pierde sentido la distinción que en materia procesal civil se hace entre
proceso de cognición y de ejecución, ya que el proceso penal es uno solo, dentro del cual la
ejecución de la sentencia está incluida. Esto se ve reforzado por los arts 7º y 93, de los
cuales se desprende la idea de que hasta el término del proceso, incluyendo la ejecución del
fallo, el imputado puede hacer valer sus derechos.
c) Hay algunos procesos que no tienen por objeto, directamente, pronunciarse sobre la
responsabilidad penal de una persona, y por ende, tienen una estructura distinta a la ya
señalada. Es lo que sucede, por ejemplo, con la querella de capítulos y el procedimiento de
extradición, regulados ambos en el Libro IV.
d) La persecución penal pública no opera en los delitos de acción penal privada.
e) El carácter breve o sumario de algunos procedimientos especiales puede presentar
problemas interpretativos. Así, por ejemplo, hasta antes de la ley nº 20.074, el carácter
breve del juicio simplificado presentaba el problema de que no contemplaba alguna
oportunidad procesal para debatir sobre exclusión de prueba; hoy la oportunidad sí existe
(art. 395 bis). Sin embargo, subsiste el problema, que analizaremos más adelante, de decidir
si son aplicables o no todas las disposiciones del procedimiento ordinario sobre exclusión

1
La revisión no se incluyó dentro del Libro III, sobre recursos, sino dentro del Libro 4°, sobre procedimientos
especiales y ejecución, porque se consideró que ella no es un recurso, sino una acción que pretende enervar el
cumplimiento de una sentencia condenatoria firme.
2
Binder, Alberto M., Introducción al derecho procesal penal, 2ª edición, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2004, pp.
229 y ss.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

de prueba. Otro problema que existe, y que también examinaremos más adelante, es el de
decidir si en el procedimiento simplificado puede o no decretarse prisión preventiva.
f) El procedimiento para la aplicación de medidas de seguridad no busca determinar la
responsabilidad penal de una persona, sino comprobar su peligrosidad criminal, de modo
que el fundamento de dichas medidas es distinto al de la pena.

SÍNTESIS DEL PROCEDIMIENTO ORDINARIO

Desde su inicio, y hasta la dictación de la sentencia por el tribunal de juicio oral en lo penal,
podemos distinguir tres etapas:
1) Etapa de investigación.
2) Etapa intermedia o de preparación del juicio oral.
3) Etapa del juicio oral.

La sentencia definitiva que se dicta en el procedimiento ordinario es de única instancia. El


tribunal de juicio oral en lo penal tiene amplias facultades para pronunciarse sobre todas las
cuestiones de hecho y de derecho invocadas y que no excedan de los límites que le impone
la exigencia de respetar el principio de congruencia, es decir, el tribunal no puede condenar
al imputado por hechos distintos a los contenidos en la acusación.

Como el tribunal de juicio oral en lo penal conoce en única instancia, la sentencia definitiva
que dicte es inimpugnable a través del recurso de apelación. La única posibilidad de
recurrir contra dicha resolución es mediante un recurso de nulidad (art. 372), lo que fluye
además del hecho de que el Código establece que “serán inapelables las resoluciones
dictadas por un tribunal de juicio oral en lo penal” (art. 364).

En materia de juicio simplificado ocurre lo mismo: sólo podrá interponerse el recurso de


nulidad en contra de la sentencia definitiva (art. 399).

En el procedimiento abreviado, en cambio, cabe únicamente apelación, debido a que este


procedimiento se encuentra estructurado sobre la base de doble instancia (art. 414).

1) Etapa de investigación

Tiene como objetivo que el Ministerio Público averigüe todo lo relativo a la existencia del
hecho punible del que tomó conocimiento y a la participación de personas en él. Para ello,
cuenta con el auxilio de la policía y, además, tiene la facultad para requerir información a
toda persona, institución o autoridad del Estado (arts.19 y 180 inc. 3°).

En el transcurso de la investigación, el Ministerio Público recopila evidencia, de la que


debe dejarse constancia en un registro (arts. 227 y 228). Sin embargo, esta evidencia carece
de valor probatorio si no es incorporada con posterioridad, en el juicio oral, como medio de
prueba.

Durante la etapa de investigación, el fiscal podría prever que la indagación no versa sobre
un delito que se pueda perseguir, o constatar que no existe evidencia suficiente de
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

momento, o bien, que no existe un interés público gravemente comprometido. En estos


casos el fiscal puede hacer uso de los llamados mecanismos de selección de casos (la
facultad de no inicio, el archivo provisional de los antecedentes y el principio de
oportunidad en sentido estricto) para disponer sobre el destino de la investigación (arts. 167
a 170).

El fiscal podría tener identificada a la persona del presunto responsable, y creer que ha
llegado el momento de formalizar la investigación. Se trata de una decisión estratégica, ya
que en principio el fiscal no tiene plazo para formalizar, aunque al menos deberá tener en
mente el plazo de prescripción del delito, pues uno de los efectos de la formalización de la
investigación es suspender ese plazo [art. 233 letra a)]. La formalización de la investigación
es una comunicación que el fiscal le hace al imputado, en presencia del juez de garantía, de
que actualmente se lleva en su contra una investigación por uno o más delitos determinados
(art. 229).

Podría acontecer también que en esta etapa el fiscal necesite realizar alguna diligencia que
afecte derechos o garantías del imputado o de otras personas. Son las llamadas diligencias
de investigación intrusivas, que sólo pueden llevarse a cabo si se cuenta con autorización
previa del juez de garantía (art. 9º). Por ejemplo, interceptar un teléfono o practicar una
entrada y registro en lugar cerrado. Estas diligencias, por regla general, sólo pueden
realizarse después de formalizada la investigación (arts. 230 y 236).

El proceso está estructurado para que muy pocas causas, del volumen total que ingresa al
sistema, sean conocidas por el tribunal de juicio oral en lo penal. Entre otros mecanismos
de descongestión, están las llamadas salidas alternativas, en las cuales el imputado
renuncia a su derecho a un juicio oral y se somete a una serie de requisitos que, si son
cumplidos por éste, darán lugar al sobreseimiento definitivo de la causa. En particular, se
incluyen la suspensión condicional del procedimiento y el acuerdo reparatorio (arts. 237 y
ss.).

Una vez que el fiscal realiza todas las diligencias de investigación que estime necesarias,
procede al cierre de la investigación. Aunque podría ocurrir que tuviera que cerrarla sin
considerar agotada la indagación, por haberse cumplido el plazo máximo establecido en la
ley para tal efecto o el plazo inferior fijado por el juez de garantía.

2) Etapa intermedia (o de preparación del juicio oral)

Una vez cerrada la investigación, el fiscal evalúa el resultado de ella y puede (art. 248):
1) solicitar el sobreseimiento definitivo o temporal al juez de garantía;
2) comunicar su decisión de no perseverar en el procedimiento, o
3) formular acusación en contra del imputado.

Si el fiscal decide acusar, deberá hacerlo por escrito, presentando la acusación ante el juez
de garantía. Dicho escrito deberá contener, entre otras cosas menciones, los hechos por los
que se acusa, la participación que se atribuye al imputado y la prueba que se presentará en
su contra en el juicio oral (art. 259).
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El juez de garantía, una vez presentada la acusación, debe citar a los intervinientes a una
audiencia, denominada audiencia de preparación de juicio oral, que tiene por finalidad:
o que los intervinientes muestren las pruebas que utilizarán en el posterior juicio
oral;
o controlar la acusación, la que puede ser corregida si se detectan vicios formales, y
o fijar el objeto del juicio oral y determinar los medios de prueba que se podrán
rendir en él.

La audiencia termina con la dictación, por parte del juez de garantía, de la resolución
llamada auto de apertura del juicio oral, que entre otras menciones, contiene el hecho
punible que se atribuye al acusado, la participación que se le imputa y los medios de
pruebas que podrán rendir en el juicio oral los intervinientes (art. 277). Esto último es muy
importante porque, en general, sólo se puede rendir en el juicio oral la prueba que aparece
mencionada en el auto de apertura. Esta resolución se envía al tribunal de juicio oral en lo
penal, iniciándose así la tercera y última etapa del proceso, la del juicio oral.

3) Etapa de juicio oral

Es la etapa central del proceso penal. Se ciñe a los siguientes principios: de inmediación, de
contradictoriedad, de imparcialidad, oralidad, publicidad, presunción de inocencia,
continuidad y concentración.

Ideas generales de esta etapa

o En la audiencia de juicio oral, no se admiten actos escritos; todos los planteamientos


se realizan en forma verbal (art. 291).
o No tiene valor la evidencia que se haya recopilado, si no se incorpora como prueba
en esta audiencia (arts. 296 y 340 inc. 2º).
o El tribunal tiene libertad para valorar la prueba que en dicha audiencia se rinde,
libertad que no puede sobrepasar las reglas de la sana crítica, es decir, las reglas de la
lógica, las máximas de experiencia y los conocimientos científicamente afianzados (art. 297
inc. 1º).
o El tribunal sólo puede condenar si alcanza un grado de convicción de la culpabilidad
del imputado más allá de toda duda razonable (art. 340 inc. 1º).
o Se distinguen dentro del juicio oral tres partes, a saber: las actuaciones previas, el
debate y la sentencia.

Hay que tener presente que en ciertos casos puede haber una renuncia al juicio oral. Así
sucede, por ejemplo, en materia de salidas alternativas (acuerdos reparatorios y suspensión
condicional del procedimiento) y cuando el imputado acepta someterse a otras vías
procedimentales, como el procedimiento abreviado.

En cuanto a las medidas cautelares, al imputado se le presume inocente y, por regla


general, se mantienen inalteradas a su respecto las garantías que la Constitución Política de
la República asegura a todas las personas. Pero para asegurar los fines del procedimiento y
el cumplimiento de las multas, costas y obligaciones civiles que se establezcan, pueden
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

decretarse en su contra medidas cautelares, tanto reales como personales, que privan o
restringen tales garantías.

Preguntas

1. Señala un ejemplo, distinto a los dados en estos apuntes, de plazo judicial e inventa
un caso en que sería prorrogable.
2. ¿Cuál es a tu juicio la razón por la que en materia procesal penal todos los días y
todas las horas de cada día son hábiles?
3. ¿Por qué se hace una excepción a la regla antedicha en el caso de la entrada y
registro en un lugar cerrado?
4. Si un funcionario se niega a entregarle información al Ministerio Público, ¿qué
alternativas de acción tiene éste?
5. ¿Qué diferencias existen entre las comunicaciones entre los tribunales en materia
penal y los exhortos en materia civil? Lee los arts. 71 y ss. CPC.
6. ¿Por qué crees tú que las resoluciones del tribunal de juicio oral en lo penal no son
apelables? ¿Cuál es el fundamento de la existencia del art. 364 CPP?
7. ¿Por qué el legislador es tan estricto en materia de fundamentación de las
resoluciones judiciales penales?
8. Según lo visto hasta el momento, ¿qué diferencias presenta el procedimiento
ordinario con el simplificado, por un lado, y con el abreviado, por otro?
9. ¿Quién ejecuta las medidas de seguridad y las penas? ¿Cómo se llama esa regla de
competencia y qué particularidades presenta en materia penal?
10. ¿Quiénes son los intervinientes en la fase de ejecución de la sentencia? ¿Por qué
hablamos aún de intervinientes en esta fase?
11. ¿Por qué se establece una etapa intermedia en el procedimiento ordinario?
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CAPITULO VIII
PROCEDIMIENTO ORDINARIO: ETAPA DE INVESTIGACIÓN

1. MODELOS DE INVESTIGACIÓN

Examinando el derecho comparado, es posible constatar que existen dos formas distintas de
llevar adelante la investigación de los delitos:

a) Modelo del juez instructor. Este modelo se caracteriza porque es el juez quien lleva
adelante la investigación, además de velar por el respeto de las garantías y derechos de los
intervinientes. Esta duplicidad de funciones constituye su principal debilidad. Este modelo
es propio de los sistemas inquisitivo y mixto. Regía en Chile en el antiguo Código de
Procedimiento Penal y también se encuentra presente en la Ley de Enjuiciamiento Criminal
Española.
En teoría, el juez de instrucción puede coexistir con el Ministerio Público, cuando éste
desempeña un rol secundario en la investigación.

b) Modelo del Ministerio Público investigador. En este modelo la tarea de investigación se


encarga a un organismo llamado Ministerio Público o Ministerio Fiscal; a un juez se le
encomienda la función de controlar la instrucción y velar por los derechos de los
intervinientes. Éste es el modelo que está presente en el sistema chileno actual.

2. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN

Tradicionalmente se dice que los objetivos de la investigación son dos:

a) Averiguar la efectividad del hecho punible y la determinación de personas que


intervinieron en él (arts. 180 y 181)
Constituye el objetivo principal y característico de la tarea de investigación. El Ministerio
Público realiza diligencias para recopilar evidencia que le permita formar su convicción de
que se ha cometido un delito por una persona determinada. Si una vez agotada la
investigación el fiscal considera que cuenta con antecedentes suficientes, estará en
condiciones de formular acusación.

b) Racionalizar la carga de trabajo del sistema


En la etapa de indagación se permite el uso de medios que evitan continuar la tramitación
del proceso en ciertos casos:
- Cuando no se advierta posibilidad de realizar una investigación útil (por ejemplo, la
facultad de no inicio y el archivo provisional de los antecedentes).
- Cuando así lo aconsejen consideraciones de política criminal. (por ejemplo, el principio
de oportunidad en sentido estricto, la suspensión condicional del procedimiento y los
acuerdos reparatorios).
- Cuando sea necesario para evitar la congestión del sistema (por ejemplo, el principio de
oportunidad en sentido estricto)
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De los señalados objetivos se puede extraer un concepto de investigación: es la etapa


preliminar del proceso penal, originada por el conocimiento de un hecho punible, en que el
Ministerio Público, con el auxilio de la policía, practica las diligencias necesarias para la
comprobación de su ocurrencia y la identificación de sus partícipes.

3. TITULARIDAD DE LA INVESTIGACIÓN

a) Facultades del Ministerio Público en la etapa de investigación

Es el Ministerio Público el titular de la investigación, tal como lo reconoce la ley y la


Constitución, facultándosele para iniciar la indagación de los hechos que revistan el
carácter de delito y que lleguen a su conocimiento. Esta función le es asignada con carácter
de discrecional, es decir, el Ministerio Público puede realizar por sí o encomendar a la
policía, todas las diligencias de investigación que estime pertinentes (art. 180 inc. 1º).1

b) La autorización judicial previa

Sin embargo, existe un límite a la libertad del fiscal para elegir cualquier diligencia de
investigación a realizar o encomendar a la policía, límite que está constituido por las
garantías constitucionales. Las diligencias que puedan afectar tales garantías se conocen
con el nombre de diligencias de investigación intrusivas y requieren de autorización u
orden judicial previa del juez de garantía (art. 9º incs. 1º y 2º).

El Código, regula específicamente ciertas diligencias de investigación intrusivas, para


realizar las cuales el Ministerio Público debe contar con autorización judicial previa. Su
análisis detallado se hará más adelante.

Lo anteriormente señalado es aplicable a la investigación oficial, o sea, a la que realiza el


Ministerio Público con auxilio de los órganos del Estado. Pero también podría existir una
actividad de indagación por parte de la defensa o de otros intervinientes; esta investigación
“paralela” no cuenta con las mismas herramientas que la investigación oficial (por ejemplo,
no puede el defensor ordenarle a la policía que realice determinada diligencia). Sin
embargo, siempre puede la defensa del imputado, al igual que los restantes intervinientes,
solicitar al fiscal la práctica de determinadas diligencias de investigación, las que el fiscal
realizará o no según le parezcan necesarias. Frente a la negativa o el silencio por parte de
éste, existe la posibilidad de que tras el cierre de la investigación, dentro de los diez días
siguientes, tales diligencias sean reiteradas por los intervinientes al juez de garantía, quien
en el evento de ser acogidas, ordenará al fiscal reabrir la investigación y proceder a su
práctica.

1
Con posterioridad a la Ley Nº 20.253, es posible afirmar que en ciertos casos la Policía puede realizar
diligencias de investigación sin que el Ministerio Público esté enterado. Se trata de la situación contemplada
en el art. 83 letra c) párrafo 4º, que se refiere a delitos flagrantes cometidos en zonas rurales o de difícil
acceso, caso en el cual la Policía deberá practicar de inmediato las diligencias de investigación pertinentes,
dando cuenta de lo realizado al fiscal a la brevedad posible.
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4. CARACTERÍSTICAS DE LA INVESTIGACIÓN

a. Es preparatoria

La evidencia que se recopile durante esta etapa sólo sirve para acreditar el hecho punible y
la participación si con posterioridad es incorporada como medio de prueba en la audiencia
del juicio oral (arts. 296, 340 inc. 2º). Sin embargo, es necesario hacer ciertas precisiones:

1) Es posible rendir prueba anticipada

Es posible que la prueba sea rendida antes de la audiencia del juicio oral, frente a la
imposibilidad de un testigo o perito de concurrir al posterior juicio oral. Ello ocurrirá en
una audiencia que se celebra ante el juez de garantía y que en la práctica se denomina
audiencia de prueba anticipada (arts. 191 y 280). Por ejemplo, si un testigo padece una
enfermedad y está a punto de morir.

2) Los antecedentes de la investigación pueden adquirir valor probatorio sin ser rendidos
como prueba

A veces los antecedentes recopilados por el fiscal durante la etapa de investigación pueden
adquirir valor probatorio sin que se los rinda como prueba, en el caso que sean aceptados
por el imputado. Es lo que sucede, por ejemplo, en el procedimiento abreviado, en el que el
imputado acepta los hechos contenidos en la acusación, los antecedentes recopilados en la
investigación del fiscal y la tramitación conforme este procedimiento. El juez de garantía
falla conforme a dichos antecedentes, sin que se rinda prueba (art. 406). Lo mismo sucede
en el juicio simplificado. Si el imputado admite responsabilidad en los hechos, el juez de
garantía dicta sentencia inmediatamente en base a los antecedentes de la investigación
contenidos en la carpeta investigativa (art. 395)

3) Los antecedentes de la investigación sirven para fundar ciertas solicitudes que haga el
fiscal en esta etapa

Así, y por ejemplo, sirven para fundar la solicitud y la imposición de medidas cautelares,
como la prisión preventiva, para decretar la cual se exige que el solicitante acredite que
existen antecedentes que justifiquen la existencia del hecho investigado, la participación del
imputado en él y la necesidad de cautela [art. 140 letras a), b) y c)]. Podrían también servir
para fundar la solicitud del fiscal para practicar diligencias de investigación de carácter
intrusivo.

b. Es desformalizada

Por regla general, la ley le entrega a los órganos de la persecución la decisión de elegir la
forma de llevar adelante la investigación de los hechos que revisten caracteres de delito y
de consignar sus resultados. Sin embargo, existen ciertos límites, para analizar los cuales es
necesario distinguir entre diligencias de investigación, comunicaciones, custodia de la
evidencia y registro de las actuaciones.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

1) Diligencias de investigación

En general la ley no ordena a los órganos de la persecución la práctica de determinadas


diligencias ni tampoco prescribe la forma de realizarlas. Sin embargo, existen casos en que
sí lo hace, a saber:
- A veces, el legislador establece como obligatoria la realización de alguna diligencia de
investigación. Así sucede, por ejemplo, en materia de delitos sexuales (art. 198) y de
lesiones (art. 200).
- Otras veces, la ley determina la forma en que debe realizarse la investigación. Así
acontece cuando la diligencia pueda afectar garantías, caso en el cual se debe pedir
autorización judicial.

2) Comunicaciones entre el Ministerio Público y la Policía

No existen limitaciones en este punto; la única exigencia que existe es que el medio
utilizado sea idóneo y expedito (arts. 81 y 84), siendo posibles las comunicaciones verbales,
escritas, por teléfono, etc.

3) Custodia y registro de las actuaciones de la investigación

En esta materia existe una regulación más estricta, ya que de su observancia depende en
buena medida el éxito de la investigación y además influye en el derecho de defensa. A la
denominada cadena de custodia de la evidencia (nombre con que se alude a la serie de
personas que entran en contacto con la evidencia, desde que se recoge en el sitio del suceso
para su examen y hasta su rendición como prueba en el juicio oral, de cuya identificación se
deja constancia en un documento adjunto a la evidencia, junto con la fecha y hora de
entrega de una persona a otra) aluden, entre otros, los arts. 83 letra c), 181 y 187. A los
registros de las actuaciones de la investigación aluden los arts. 227 y 228.

c. Es pública para los intervinientes, secreta para terceros

1. Acceso a los registros de la investigación

De todas las diligencias de la investigación, tanto de las realizadas por el ministerio público
como de las efectuadas por la policía, se va dejando constancia en registros (arts. 227 y
228). Los intervinientes tienen derecho a examinar los registros de la investigación (salvo
que se hubiere decretado el secreto de partes de ella), pero sólo pueden obtener copias de
los registros de la investigación fiscal (art. 182 inc. 2º).

2. Asistencia a diligencias de investigación

En principio, pareciera que se aplica la misma regla, es decir, que a las diligencias de
investigación pueden concurrir todos los intervinientes. Sin embargo, en esta materia se
parte de la regla inversa, esto es, que los intervinientes pueden concurrir a las diligencias de
investigación sólo si el fiscal lo permite por considerarlo útil (art. 184 primera parte). Esta
es una de las excepciones a la regla conforme a la cual el imputado puede intervenir en
todas las actuaciones del procedimiento (art. 8º inc. 2º). Además, no obstante haber
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

permitido el fiscal la asistencia de los intervinientes a determinadas diligencias de


investigación, éste podrá excluirlos de ellas en cualquier momento (art. 184 segunda parte).

3. Secreto de determinadas piezas de la investigación

El fiscal puede decretar el secreto de la investigación, pero sólo por un máximo de cuarenta
días y únicamente respecto de piezas determinadas (actuaciones, registros o documentos)
(art. 182 inc. 3º). Existen algunas respecto de las cuales no puede recaer el secreto. Los
intervinientes tienen, no obstante, la posibilidad de acceder siempre al juez de garantía para
que ponga término al secreto, o bien, lo limite (art. 182 inc. 4º).

En la legislación procesal penal especial encontramos casos en los que el plazo del secreto
de la investigación puede exceder de cuarenta días. Es lo que sucede, por ejemplo, en
materia de lavado de dinero, ya que la Ley Nº 19.913, de 18 de diciembre de 2003, permite
decretar el secreto de la investigación hasta por seis meses, sin que dicho secreto tenga que
estar referido a determinadas piezas de la investigación. Dicho plazo es renovable por una
sola vez por igual término, con autorización del juez de garantía (art. 23 inc. 1º). Otro tanto
sucede en materia de tráfico de drogas, toda vez que la Ley Nº 20.000 permite al fiscal
decretar el secreto de todas las piezas de la investigación por un período de hasta ciento
veinte días, renovables sucesivamente, con autorización del juez de garantía, por períodos
máximos de sesenta días (art. 38 inc. 1º).

d. No tiene plazo

Antes de la intervención del juez de garantía, la investigación puede prolongarse por mucho
tiempo, ya que no tiene un plazo máximo de duración. El único plazo que podría tener en
mente el fiscal es el plazo de prescripción de la acción penal (art. 94 CP), plazo que podría
llevarle a decidir formalizar la investigación, ya que uno de los efectos de dicha
formalización es la suspensión de dicha prescripción [art. 233 letra a)].

Sin embargo, desde el momento de la formalización de la investigación, y como segundo


efecto de ésta, sí comienza a correr un plazo para el cierre de la investigación, que es de dos
años [arts. 233 letra b) y 247 inc. 1º] y que puede eventualmente reducirse por el juez de
garantía (art. 234).

5. FORMAS DE INICIO DE LA INVESTIGACIÓN

Esta materia se encuentra regulada en el Libro II, Título I, Párrafo 2º, artículos 172 a 179
del Código Procesal Penal. Conforme a lo que señala el art. 172, el proceso penal puede
iniciarse de tres maneras: de oficio por el Ministerio Público, por denuncia y por querella.
Sin embargo, lo determinante no es tanto que se realice alguno de estos actos formales, sino
más bien que la actividad persecutoria se dirija en contra de alguien, por ejemplo, a través
de una detención por flagrancia o un control de identidad. Con todo, es usual que al estudiar
las formas de inicio de la investigación se aluda sólo a la denuncia, la querella y la
actuación de oficio, por lo que es a estas actuaciones a las que nos referiremos a
continuación.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

a. De oficio por el Ministerio Público

Sólo diremos que es una manifestación del principio de oficialidad en la persecución penal.
En la práctica esta forma de inicio se ve poco, siendo lo frecuente que la investigación
comience después de que se presente una denuncia o una querella.

b. Por denuncia

Denunciar es comunicar a los órganos de la persecución penal el conocimiento que se tiene


de algún hecho punible. En latín se conoce como notitia criminis.

i) Derechos del denunciante

El denunciante, por sí solo, no tiene mayores derechos, pues la calidad de denunciante no lo


convierte en interviniente, a menos que ostente la calidad de víctima, caso en el cual tendrá
los derechos que le correspondan como tal (art. 178).

ii) Quién puede denunciar

La regla general es que cualquier persona está facultada para hacerlo (art. 173 inc. 1º
primera parte). Por ser sólo una facultad, si se tiene conocimiento de la comisión de un
delito y no se hace la denuncia, quien omite presentarla no se convierte en encubridor del
delito.

Se contempla incluso la posibilidad de que el propio imputado lo haga, lo que se denomina


autodenuncia (art. 179). Tiene lugar cuando una persona hubiere sido imputada por otra de
haber participado en la comisión de un delito, caso en el cual aquélla tiene derecho a
concurrir al Ministerio Público –sólo a él– , solicitando que se investigue tal imputación.

Si bien la regla general es que las personas estén facultadas para denunciar hechos
constitutivos de delito, existen ciertas personas que se encuentran obligadas a denunciar
(art. 175) 2 . La denuncia realizada por alguna de ellas eximirá al resto del cumplimiento de
la obligación. Para presentar la denuncia las personas obligadas a hacerlo tienen un plazo
de veinticuatro horas desde que tomaren conocimiento del hecho delictivo, salvo que se
trate de capitanes de naves o de aeronaves, para quienes el plazo se cuenta desde que
arribaren a algún puerto o aeropuerto nacional (art. 176). El incumplimiento de esta
obligación constituye un delito sancionado con la pena prevista en el artículo 494 del
Código Penal o con la contemplada en disposiciones legales especiales. No obstante lo
anterior, si quien omite la denuncia arriesgaba la persecución penal propia, del cónyuge, de
su conviviente, de ascendientes, descendientes o hermanos, la pena del delito en cuestión
no se aplicará.
2
En el caso de los jefes de establecimientos hospitalarios o de clínicas particulares [(art. 175 letra d)], hay
que tener presente que el artículo 200 establece que deberán dar cuenta al fiscal de la entrada a dichos recintos
de cualquier persona con lesiones corporales de significación. El incumplimiento de este deber constituye un
delito sancionado con la pena prevista en el artículo 494 del Código Penal.
Apuntes Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

iii) Ante quién se formula la denuncia

La denuncia se puede formular ante (art. 173):


1) El Ministerio Público. 3 Recordemos que la autodenuncia sólo puede efectuarse ante él.
2) Carabineros de Chile
3) Policía de Investigaciones.
4) Gendarmería de Chile, por los delitos ocurridos dentro de un recinto penitenciario.
5) Cualquier tribunal con competencia penal.

En aquellos casos en que la denuncia no se haga ante el Ministerio Público, los órganos que
la reciben deberán hacerla llegar de inmediato al Ministerio Público.

iv) Forma y contenido de la denuncia

En cuanto a su forma, la denuncia puede ser verbal o escrita, debiendo en ambos casos ser
suscrita por el denunciante (art. 174 inc. 2º).

En cuanto a su contenido, deberá incluir la identificación del denunciante, el señalamiento


de su domicilio, la narración circunstanciada del hecho, la designación de quienes lo
hubieren cometido y de las personas que lo hubieren presenciado o que tuvieren noticia de
él, todo en cuanto le constare al denunciante (art. 174 inc. 1º).

La exigencia de identificación del denunciante implica un reconocimiento tácito de la


improcedencia de las denuncias anónimas, lo que es especialmente importante, porque
dichas denuncias podrían utilizarse para encubrir o amparar detenciones por sospecha.

No es necesario que la denuncia cumpla con los requisitos que para las presentaciones ante
tribunales exige la Ley Nº 18.120 sobre comparecencia en juicio. En otras palabras, para
denunciar no hay que contar con patrocinio y poder. Es ésta una excepción a la regla
establecida en el artículo 2º de dicha ley, en el sentido de que la primera actuación ante un
tribunal debe contar con patrocinio y poder.

c. Por querella

Esta materia está regulada en el Libro I, Título IV, Párrafo 7º, arts. 111 a 121 CPP.

La querella es un acto procesal en el que además de poner en conocimiento un hecho que


reviste carácter de delito, se manifiesta la voluntad de intervenir en el proceso. 4

3
Para ello, en la práctica, en las fiscalías locales suele organizarse un sistema de turnos entre los abogados
asistentes de fiscal para recibir las denuncias directas.
4
BINDER, Alberto M., Introducción al derecho procesal penal, 2ª edición, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2004, p.
235.
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i) Oportunidad para presentarla

Para determinar en qué momento se puede presentar la querella, hay que distinguir:
a) Si la investigación aún no ha comenzado, puede hacerse en cualquier momento;
b) Si la investigación ya comenzó, sólo puede hacerse mientras el fiscal no cerrare la
investigación. (art. 112 inc. 1º).

ii) Requisitos de la querella

La querella debe presentarse por escrito y contener ciertas menciones, a saber (art. 113):
a) La designación del tribunal ante el cual se entablare.
b) El nombre, apellido, profesión u oficio y domicilio del querellante.
c) El nombre, apellido, profesión u oficio y residencia del querellado, o una designación
clara de su persona, si el querellante ignorare aquellas circunstancias. Si se ignoraren dichas
determinaciones, siempre se podrá deducir querella para que se proceda a la investigación
del delito y al castigo de el o de los culpables. En la práctica, se habla de querellas “en
contra de quien resulte responsable”.
d) La relación circunstanciada del hecho, con expresión del lugar, año, mes, día y hora en
que se hubiere ejecutado, si se supieren.
e) La expresión de las diligencias cuya práctica se solicitare al ministerio público. Es difícil
de entender este requisito, porque resulta extraño que se obligue al querellante a solicitar
diligencias –lo cual, si no se hace, provocará la declaración de inadmisibilidad de la
querella (art. 114)–, si se toma en cuenta que la querella se presenta en el juzgado de
garantía, el que de declararla admisible la remitirá al Ministerio Público.
f) La firma del querellante o la de otra persona a su ruego, si no supiere o no pudiere firmar.
Además, se debe cumplir con los requisitos de la Ley Nº 18.120, sobre comparecencia en
juicio, es decir, la querella debe contar con patrocinio y poder.

iii) Procedimiento

La querella debe presentarse ante el juez de garantía, quien realiza un examen de


admisibilidad de la misma (art. 114). Dicho examen de admisibilidad puede conducir a dos
posibilidades:
a) Si la declara admisible, la remite al Ministerio Público inmediatamente (art.112 inc. 2º).
Esta resolución no es apelable (art. 115 inc. 2º).
b) Si la declara inadmisible, dicha resolución es apelable (art. 115 inc. 1º), sin que en la
tramitación del recurso pueda decretarse la suspensión del procedimiento.

Los motivos por los cuales puede declararse inadmisible la querella están contemplados en
el artículo 114:
a) Cuando fuere presentada extemporáneamente, de acuerdo a lo establecido en el artículo
112 (o sea, si el fiscal ya cerró la investigación).
b) Cuando, habiéndose otorgado por el juez de garantía un plazo de tres días para subsanar
los defectos que presentare por falta de alguno de los requisitos señalados en el artículo
113, el querellante no realizare las modificaciones pertinentes dentro de dicho plazo.
c) Cuando los hechos expuestos en ella no fueren constitutivos de delito.
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d) Cuando de los antecedentes contenidos en ella apareciere de manifiesto que la


responsabilidad penal del imputado se encuentra extinguida. En este caso, la declaración de
inadmisibilidad se realizará previa citación del Ministerio Público.
e) Cuando se dedujere por persona no autorizada por la ley.

El artículo 116 prohíbe querellarse entre sí a ciertas personas unidas por ciertos vínculos de
parentesco o por relación conyugal. Existe, sin embargo, una excepción, en cuya virtud se
permite a estas personas querellarse entre sí cuando se trate de delito cometido por uno
contra el otro o contra sus hijos, o cuando se trate del delito de bigamia (este último caso es
aplicable sólo a los cónyuges). En todo caso, la prohibición que pesa sobre estas personas
es para querellarse entre sí, pero nada dispone la ley respecto de la posibilidad de hacer una
denuncia, de modo que esto último es perfectamente posible.

Si el juez de garantía declara inadmisible la querella por las causales a) o b) del artículo114,
la pondrá en conocimiento del Ministerio Público para que sea tenida como denuncia,
siempre que no le conste que la investigación del hecho se hubiere iniciado de otro modo
(art. 117). En nuestra opinión, no parece que esto tenga mucho sentido tratándose de la
causal prevista en la letra a) del artículo 114, pues en este caso ya habrá habido
investigación. Sí tiene sentido, en cambio, respecto de la causal de la letra b).

iv) Desistimiento y abandono de la querella

Existe la posibilidad de desistirse de la querella (art. 118 y 119) en cualquier momento del
procedimiento, lo que tiene importancia en materia de costas. El desistimiento de la
querella dejará a salvo el derecho del querellado a ejercer una acción penal por querella
calumniosa y una acción civil para obtener la indemnización de los perjuicios generados,
salvo que el querellado hubiere aceptado expresamente el desistimiento.

En cuanto al abandono de la querella, se establecen causas de abandono en el artículo 120.


En el fondo, es un desistimiento tácito que el juez deduce de algunas conductas del
querellante, a saber: no adherir a la acusación fiscal o no acusar particularmente en la
oportunidad correspondiente; no asistir a la audiencia de preparación del juicio oral sin
causa justificada; no concurrir a la audiencia de juicio oral o ausentarse de ella sin
autorización del tribunal.

El efecto que produce la declaración de abandono de la querella es que el querellante deja


de intervenir como tal, pero puede seguir siendo ejerciendo los derechos de la víctima si
también lo fuere.

d. Comentario: prevención policial anterior a estos actos formales

Como ya lo dijimos, pese a que la ley señala tres maneras de inicio de la investigación y,
por ende, del proceso, lo determinante puede ser que la actividad persecutora se dirija en
contra de una determinada persona, a pesar de que aún no tenga lugar alguno de los actos
formales mencionados en el artículo 172. Por ejemplo, si se detiene a alguien por la
flagrante comisión de un delito, la policía puede realizar ciertas actuaciones sin orden
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previa, como tomar declaración a testigos. Eso ya es investigación, pero aún no hay
querella, ni denuncia ni tampoco actuación de oficio del Ministerio Público.

6. MECANISMOS DE SELECCIÓN DE CASOS

Esta materia está regulada en el Libro II, Título I, Párrafo 1º (“Persecución penal pública”)
del Código Procesal Penal, concretamente en los artículos 166 a 170.

Dentro de las instituciones que operan descongestionando el sistema, estudiaremos algunas


a las que denominaremos mecanismos de selección de casos y que la doctrina acostumbra
identificar con el inicio de la investigación. Requieren únicamente de la iniciativa y
voluntad del Ministerio Público, sin que sea necesario el consentimiento de otro
interviniente para que se promuevan. Todo esto, sin perjuicio de que existan mecanismos
de control y de reclamo para revertirlos.

En concreto los mecanismos de selección de casos son:


a) Archivo provisional (art.167).
b) Facultad de no inicio (art.168).
c) Principio de oportunidad en sentido estricto (art.170).

La persecución penal se inspira en el principio de legalidad, por lo que una vez que el
Ministerio Público toma conocimiento de un hecho que reviste caracteres de delito, debe
promover la persecución penal, sin que pueda suspender, interrumpir o hacer cesar su
curso, salvo en los casos previstos en la ley (art. 166 inc. 2º). Entre estos casos
excepcionales en los que el Ministerio Público está facultado para no seguir adelante la
investigación encontramos las salidas alternativas (la suspensión condicional del
procedimiento y los acuerdos reparatorios) y los mecanismos de selección de casos.

A diferencia de lo que sucede con los mecanismos de selección de casos, los cuales para
que operen sólo requieren la voluntad del fiscal, en las salidas alternativas se requiere,
además, la voluntad de otro interviniente: en la suspensión condicional del procedimiento,
la del imputado y en los acuerdos reparatorios, la de la víctima.

a. Archivo provisional (art. 167)

Procede en aquellas investigaciones en las que no aparecen antecedentes que permitan


desarrollar actividades conducentes al esclarecimiento de los hechos, por ejemplo, si
alguien presenta una denuncia porque luego de tener su automóvil estacionado seis meses
en una calle, cuando vuelve a buscarlo, descubre que le han robado los espejos, sin tener
sospechas en contra de persona alguna ni información acerca de la existencia de eventuales
testigos. 5

5
En la práctica, antes de hacerse efectivo el archivo provisional, se suele enviar a la víctima una carta en la
que se le informa que si no cuenta con más antecedentes, se va a archivar la investigación, y se le indica que
si llegare a tener más antecedentes, puede acercarse a la fiscalía para pedir su reapertura.
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i) Derechos de la víctima

La víctima posee ciertos derechos frente al archivo provisional. Puede solicitar al


Ministerio Público la reapertura del procedimiento y la realización de diligencias de
investigación. Puede también reclamar de la denegación de dicha solicitud ante las
autoridades del Ministerio Público.

En todo caso, si el delito merece pena aflictiva, la decisión del fiscal adjunto de archivar
provisionalmente la investigación, debe ser aprobada por el fiscal regional.

ii) Requisitos de procedencia

Los requisitos de procedencia del archivo provisional son los siguientes:


1) No debe haber intervenido el juez de garantía.
2) No deben aparecer antecedentes que permitan desarrollar actividades conducentes al
esclarecimiento de los hechos.
3) Aprobación del fiscal regional (en caso de merecer el delito pena aflictiva).

b. Facultad de no inicio (art. 168)

El fiscal puede abstenerse de iniciar una investigación cuando los hechos denunciados no
fueren constitutivos de delito o cuando los antecedentes y datos suministrados permitieren
establecer que la responsabilidad penal del imputado se encuentra extinguida.

Para que el fiscal pueda hacer uso de este mecanismo, su decisión debe ser fundada y
contar con la posterior aprobación del juez de garantía, sin importar si el hecho que reviste
carácter de delito tiene asignada una pena aflictiva o no.

Suele afirmarse que esta institución es una novedad en Chile, pero en realidad no lo es,
porque en los artículos 91 y 107 del Código de Procedimiento Penal se establecía que el
juez del crimen podía negarse a instruir sumario si el hecho denunciado no revestía el
carácter de delito o si se encontraba extinguida la responsabilidad penal del inculpado.

Requisitos para no iniciar la investigación

Los requisitos de procedencia de la facultad de no inicio son los siguientes:


1. No debe haber intervenido el juez de garantía.
2. Los hechos denunciados no deben ser constitutivos de delito o la responsabilidad penal
del imputado debe estar extinguida.
3. La decisión del fiscal debe ser fundada.
4. La decisión del fiscal debe ser aprobada por el juez de garantía.

c. Aspectos comunes al archivo provisional y a la facultad de no inicio

1. Admitida a tramitación la querella de la víctima, se produce como consecuencia la


obligatoria continuación de la investigación. En ambos mecanismos de selección de casos,
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si la víctima presenta querella y ésta es admitida a tramitación, se enerva la decisión y el


fiscal se ve obligado a continuar la investigación (art. 169).

2. Ambas instituciones proceden antes de la intervención del juez de garantía (art. 167
inc. 1º primera parte y art. 168 primera parte). Existe discusión acerca de qué debe
entenderse por intervención del juez de garantía para estos efectos:
a) Cualquier intervención del juez de garantía (concepción amplia). La jurisprudencia, en
general, ha entendido esto en forma lata, comprendiendo no sólo la formalización de la
investigación, sino también cualquier intervención del juez de garantía anterior a dicho acto
procesal. 6 Así, por ejemplo, si ya tuvo lugar una audiencia de control de detención, no
podría el fiscal aplicar alguno de estos dos mecanismos de selección de casos.
b) Formalización de la investigación (concepción restringida). En nuestra opinión, existen
razones de texto y sistemáticas para sostener que la expresión sólo se refiere a la
formalización de la investigación.
Razón de texto: Conforme al artículo 233 letra c), uno de los efectos que produce la
formalización de la investigación es que el fiscal pierde la posibilidad de archivar
provisionalmente la investigación. Si el legislador lo especificó, parece razonable
concluir que las eventuales intervenciones del juez de garantía anteriores a la
formalización no privan la posibilidad de aplicar el archivo provisional, y que es sólo
la formalización la que produce tal efecto.
Razones sistemáticas: Si se acepta que el Ministerio Público pierde la posibilidad de
hacer uso de estos dos mecanismos de selección de casos antes de la formalización de
la investigación porque ha habido otra intervención del juez de garantía (por ejemplo,
porque hubo una audiencia de control de la detención), entonces la única forma que
tendría más adelante para abandonar la investigación, logrando los mismos resultados
que con dichos mecanismos, sería pedir el sobreseimiento definitivo (en vez de
aplicar la facultad de no inicio) o comunicar su decisión de no perseverar (en vez de
archivar provisionalmente la investigación). Pero el problema es que tanto la decisión
de no perseverar como el sobreseimiento están concebidos para operar después de la
formalización de la investigación, parten de la base de que haya habido formalización
previa y se piden una vez agotada la investigación, dentro de los diez días siguientes
al cierre (art.248). De acuerdo al art. 248 inc. final, la comunicación de la decisión de
no perseverar deja sin efecto la formalización de la investigación, lo que demuestra
que debe haber formalización previa. La misma disposición agrega que dicha
comunicación produce como efecto que “la prescripción de la acción penal continúe
corriendo como si nunca se hubiere interrumpido” (debiendo entenderse esta última
voz como suspendido, ya que conforme al art. 233 letra a, la formalización de la
investigación suspende la prescripción de la acción penal), lo que también sugiere que
debe haberse previamente formalizado la investigación.
En la práctica, a raíz de la acogida de la concepción amplia, no suele hacerse mayor
cuestionamiento y tiende a aceptarse que aun cuando no haya habido formalización de la
investigación, el Ministerio Público pueda comunicar su decisión de no perseverar o
solicitar sobreseimiento. Sin embargo, creemos que el sistema no está diseñado para ser
aplicado de esa manera.

6
Así, también, HORVITZ LENNON /LÓPEZ MASLE, Derecho Procesal Penal Chileno, tomo I, Editorial Jurídica
de Chile, Santiago, 2002, p. 486.
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d. Principio de oportunidad en sentido estricto (art. 170)

Es un mecanismo de selección de casos en virtud del cual el Ministerio Público puede no


iniciar su investigación o abandonar la ya iniciada cuando se trate de hechos que no
comprometan gravemente el interés público. Su justificación es la eficiencia o
descongestión del sistema. Pretende priorizar la persecución de delitos graves, haciendo
disponible la de delitos “de bagatela”.

1. Requisitos para que opere y produzca sus efectos

1) Debe tratarse de un hecho que no comprometa gravemente el interés público.


2) La pena mínima del delito no debe exceder de presidio o reclusión menores en su grado
mínimo.
3) No debe tratarse de un delito cometido por funcionario público en ejercicio de sus
funciones.
4) El fiscal debe adoptar una decisión motivada y comunicarla al juez de garantía.
5) La víctima no debe manifestar interés en el inicio o continuación de la persecución penal
dentro de los diez días siguientes a la comunicación de la decisión del fiscal.

2. Límites a su ejercicio

Su procedencia está bastante reglada:


a) La pena mínima asignada al delito (en abstracto) no debe exceder de presidio o
reclusión menores en su grado mínimo.
Lo relevante es que la pena mínima no exceda de dicho marco, con independencia de que la
pena máxima sea muy elevada (de crimen, por ejemplo).
b) No debe tratarse de un delito cometido por funcionario público en ejercicio de sus
funciones.
Algunos autores critican este segundo límite, al no advertirse una razón que justifique su
existencia, pues hay delitos cometidos por empleados públicos que son poco graves y que
únicamente tienen penas privativas de derechos.

3. Tramitación

La decisión de pedir el principio de oportunidad debe ser una decisión motivada y


comunicada al juez de garantía, quien a su vez la notifica a los intervinientes.

El juez de garantía podría dejar sin efecto esta decisión si estima que es improcedente:
a) porque no respeta los límites al ejercicio del principio de oportunidad, es decir, la pena
mínima excede de presidio o reclusión menores en grado mínimo, o bien, es un delito
cometido por un funcionario público en ejercicio de su cargo,
b) o porque la víctima manifestare su interés en la continuación de la persecución penal,
dentro de diez días contados desde la comunicación de la decisión del fiscal.
En cualquiera de estos dos casos, el fiscal estará obligado a continuar la persecución penal.

Además, se contempla la posibilidad de reclamar ante las autoridades superiores del


Ministerio Público, para lo cual se tiene un plazo de diez días contados desde el
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vencimiento del plazo anterior (el indicado en la letra b) o desde que es rechazada por el
juez de garantía la reclamación respectiva (art. 170 inc. 5º).

4. Efectos

Si ni el juez de garantía (por no respetarse alguno de los límites o por manifestar la víctima
su interés en el inicio o en la continuación de la persecución penal) ni las autoridades del
Ministerio Público (por no ajustarse a las políticas generales del servicio o a las normas
dictadas al respecto) se oponen a la aplicación del principio de oportunidad, se extingue la
acción penal. Se trata, por ende, de un caso de extinción de la responsabilidad penal que se
agrega al listado que contempla el artículo 93 del Código Penal. En todo caso, la extinción
de la acción penal no obstará a la persecución de la responsabilidad civil derivada del
hecho.

5. Oportunidad

No indica la ley hasta cuándo se puede utilizar este mecanismo. En nuestra opinión, parece
razonable que se pueda aplicar mientras exista investigación y ésta no haya sido cerrada, de
modo que el límite natural estaría dado por el cierre de la investigación. Ello es así, porque
como lo afirmamos más arriba, los denominados mecanismos de selección de casos suelen
ser identificados con el inicio de la investigación.
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7. ACTIVIDAD DE INVESTIGACIÓN

Esta materia está regulada en el Libro II del Código Procesal Penal, Título 1º, Párrafo 3º
(Actuaciones de la investigación), artículos 180 a 226.

Dentro de la amplia discrecionalidad que se concede al Ministerio Público en la dirección


de la investigación, el fiscal no debe desatender la finalidad de la investigación, cual es el
esclarecimiento de los hechos (art. 180 inc. 1º).

A. Deberes de registro y custodia

Durante la realización de las actividades de investigación, el Ministerio Público debe


cumplir dos importantes tareas: por un lado, registrar las actuaciones que vayan teniendo
lugar y, por otro, custodiar las evidencias que vaya obteniendo. Así lo señala el art. 181
inciso 1º, disposición que alude al deber de consignar y asegurar todo cuanto condujere a
la comprobación del hecho y a la identificación de los partícipes en el mismo.

Consignar significa dejar constancia de las actuaciones de investigación que se realicen. Se


establece la obligación de dejar constancia del estado de las personas, cosas o lugares, de
identificar a los testigos del hecho y consignar sus declaraciones, de tomar nota de las
huellas, rastros o señales que el hecho hubiere dejado, especificándolos detalladamente, de
dejar constancia de la descripción del lugar en que aquél se hubiere cometido, del estado de
los objetos que en él se encontraren y de todo otro dato pertinente (art. 181 inc. 1º). Esto
guarda armonía con lo señalado en los artículos 227 y 228, ya que en la medida que se
cumpla el mencionado deber de dejar constancia de las actuaciones de investigación
realizadas, se irán formando los registros de la investigación fiscal y policial a que aluden
estas últimas disposiciones.

Asegurar, por otra parte, significa custodiar la evidencia para su posterior utilización en
juicio. Ello es importante porque, como ya lo vimos, la investigación tiene un carácter
preparatorio, es decir, por sí sola la evidencia que se recopile durante la investigación, en
general, no constituye prueba; sólo será útil en la medida que se incorpore como prueba en
el juicio oral. La evidencia cautelada durante la etapa de investigación se recoge, se
identifica y se conserva bajo sello (art. 187 inc. 1º). Los objetos quedan custodiados por el
Ministerio Público, quien debe evitar su alteración (art. 188 inc. 1º), pudiendo reclamarse
ante el juez de garantía si peligra la preservación o integridad de las especies recogidas (art.
188 inc. 2º). Además, con autorización del Ministerio Público o del juez, los intervinientes
siempre podrán acceder a dichas especies para reconocerlas o realizar alguna pericia (art.
188 inc. 3º). Las reglas sobre custodia son aplicables a toda clase de evidencia, cualquiera
fuere su origen, sea que provenga del sitio del suceso (art. 83 letra c) párrafo 2º), de una
incautación (art. 187 inc. 2°) en una diligencia de entrada y registro (art. 216) o en general a
personas (art. 217), o que se obtenga de otro modo (por ejemplo, si una persona entrega
voluntariamente un objeto encontrado).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

B. Cadena de custodia de la evidencia

Los objetos vinculados al hecho investigado –que, como hemos dicho, se recogen,
identifican y conservan bajo sello– normalmente pasan por manos de varias personas. Cada
vez que el objeto pasa de una persona a otra, se debe dejar constancia de este hecho en un
registro que acompaña a la evidencia, en el que se consigna la fecha, el nombre de la
persona que la recibe y su firma. De este modo, se forma una cadena de custodia que
permite acreditar que el objeto que se incorpore como prueba en el juicio oral realmente es
lo que se dice que es y no otra cosa. Si la cadena de custodia se rompe, podría suceder que
en la audiencia de preparación del juicio oral se excluya la evidencia ofrecida como prueba,
por estimársela manifiestamente impertinente (art. 276 inc. 1º), o incluso podría ocurrir que
tras ser rendida como prueba en el juicio oral, el tribunal decida no darle valor probatorio
(art. 342 letra c).

C. Obligación de actividad inmediata

El Ministerio Público tiene un plazo de veinticuatro horas, desde que tomare conocimiento
de un hecho que reviste caracteres de delito de acción penal pública, para iniciar la
investigación mediante la realización de todas las diligencias conducentes al
esclarecimiento del mismo (art.180 inc. 2º). Ello, sin perjuicio de lo dispuesto en el Párrafo
1º del Título I del Libro II del Código Procesal Penal, es decir, sin perjuicio de la facultad
del fiscal para hacer uso de los denominados mecanismos de selección de casos.

D. Proposición de diligencias

Sin perjuicio de que el fiscal dirigirá o realizará las diligencias de investigación que estime
pertinentes para el esclarecimiento de los hechos, los intervinientes pueden pedirle que
ordene la realización de determinadas diligencias o que las realice él mismo, a lo que el
fiscal accederá si lo estima conducente (art. 183 inc. 1º). Si no accede, se puede reclamar
ante las autoridades del Ministerio Público (art.183 inc. 2º). Y si dicho reclamo tampoco es
acogido, dentro de los diez días siguientes al cierre de la investigación, los intervinientes
pueden reiterar la solicitud, esta vez al juez de garantía, quien puede ordenarle al fiscal que
reabra la investigación para practicar las diligencias (art. 257 inc. 1º).

E. Asistencia a diligencias

El fiscal puede permitir la asistencia de los intervinientes a las actuaciones o diligencias de


investigación cuando lo estimare útil, pero también puede excluirlos de ellas en cualquier
momento (art. 184).

F. Agrupación y separación de investigaciones

El fiscal puede investigar separadamente cada hecho que revista el carácter de delito. Si
bien esto es lo normal, el fiscal también puede investigar en forma conjunta dos o más de
tales hechos si resultare conveniente (por ejemplo, cuando hay elementos en común entre
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

los diversos hechos investigados) (art. 185). 1 El Ministerio Público no se sujeta a reglas
sobre acumulación de investigaciones, a diferencia de lo que ocurría con los jueces del
crimen en el antiguo sistema de enjuiciamiento criminal.

G. Comparecencia de personas ante el Ministerio Público

Es posible que durante la investigación que el fiscal lleva adelante, necesite entrevistar a
determinadas personas. El fiscal puede entrevistarse con ellas en cualquier lugar (art. 180
inc. 1º). Sin embargo, lo ordinario será que el fiscal llame a su presencia a la persona a
quien desea entrevistar, citándola por cualquier medio idóneo (art. 23).

Para determinar los efectos que produce la citación de una persona a la fiscalía, hay que
distinguir quién es la persona citada, si es un testigo o el imputado.

i) Testigos (art. 190)

Los testigos citados por el fiscal se encuentran obligados a comparecer y a declarar (art.
190). Sin embargo, esta regla tiene excepciones, contempladas en el artículo 300, pues a las
personas allí mencionadas se las exime de la obligación de comparecer, debiendo en
general ser interrogadas en su domicilio o en el lugar donde ejerzan sus funciones. 2

Tras la modificación efectuada por la Ley Nº 20.253, se permite que el testigo declare no
sólo ante el fiscal, sino también ante el abogado asistente del fiscal. 3
Interesa determinar los efectos que se producen cuando el testigo citado por el fiscal no
cumple el deber de comparecer a declarar:
a) Si no comparece sin causa justificada: se puede imponer como medidas de apremio el
arresto hasta la realización de la actuación por un plazo máximo de veinticuatro horas y una
multa de hasta quince UTM (arts. 190 inc. 2º, 299 inc. 1º y 33 inc. 3º).
b) Si comparece pero se niega a declarar injustificadamente (art. 190 inciso segundo): tal
conducta será sancionada con las penas que establece el artículo 240 del Código de
Procedimiento Civil (arts. 190 inc. 2º y 299 inc. 2º). Esto es extraño, porque la concurrencia
a la citación acompañada de la negativa a declarar se castiga con una pena privativa de
libertad (reclusión menor en grado medio a máximo), pero si el testigo no concurre a
declarar, lo que parece ser una conducta más grave, sólo se le apremia.
c) Si comparece y declara, pero miente: Antes de la entrada en vigencia de la Ley Nº
20.074, no había sanción para este comportamiento. No se cometía el delito de falso
testimonio, pues éste tenía lugar cuando se mentía en calidad de testigo frente a un juez (no
frente a un fiscal); distinto era si el testigo mentía en el juicio oral, porque en este caso sí se
configuraba el delito, pero podía ocurrir que nunca se llegase a un juicio oral (por ejemplo,
si tenía lugar un procedimiento abreviado, caso en el cual el juez de garantía dictaba su
sentencia en base a los antecedentes del fiscal, dentro de los cuales se encontraba la

1
Las investigaciones que se agrupan podrían estar siendo llevadas por fiscales distintos.
2
Salvo el caso de quienes gocen de inmunidad diplomática en el país (art. 300 letra c), porque ellos
declararán por informe (art. 301 inc. 2º).
3
Esto constituye una regularización de lo que ocurría en la práctica, pues en los hechos era muy frecuente que
fuera el abogado asistente del fiscal quien interrogara a los testigos, a pesar de que la ley aludía sólo al fiscal.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

declaración falsa del testigo, lo que aconsejaba crear una figura penal especial). Tampoco
se cometía el delito de obstrucción a la justicia, porque este delito estaba estructurado en
base al antiguo sistema de enjuiciamiento penal. La Ley Nº 20.074, además de modificar el
Código Procesal Penal, introdujo varios cambios en el Código Penal, especialmente a
propósito de delitos contra la administración de justicia, y dentro de ellos, en el de
obstrucción a la justicia, que pasó a llamarse obstrucción a la investigación (art. 269 bis
CP), que castiga al que, a sabiendas, obstaculice gravemente el esclarecimiento de un hecho
punible o la determinación de sus responsables, mediante la aportación de antecedentes
falsos que condujeren al Ministerio Público a realizar u omitir actuaciones de investigación.
De este modo, la conducta actualmente tiene sanción y constituye delito.

ii) Imputado

El imputado está obligado a comparecer a la citación que le hace el fiscal (art. 193 inc. 1º).
Frente a su incomparecencia sin causa justificada, el fiscal puede solicitar al juez de
garantía autorización para traerlo compulsivamente a su presencia (art. 23 inc. 1º).

Si bien el imputado está obligado a comparecer, no está obligado a declarar (art. 93 inciso
2º letra g), pues tiene derecho a guardar silencio y, en el evento que decida prestar
declaración, a no hacerlo bajo juramento, teniendo aplicación los artículos 194, 195 y 196.

Cuando se trata de la primera declaración del imputado, el fiscal tiene que informarle una
serie de datos (cuál es el hecho que se le atribuye, cuándo y dónde habría ocurrido, etc. (art.
194).

Se prohíben ciertos métodos de interrogación en la declaración del imputado,


específicamente de aquellos que menoscaben o coarten su libertad para declarar, aun si el
imputado consintiere en ello, de modo que no podrá ser sometido a ninguna clase de
coacción, amenaza o promesa. Sólo se admitirá la promesa de una ventaja que estuviera
expresamente prevista en la ley penal o procesal penal (art. 195 en relación con art. 93 inc.
2º letra h). Por ejemplo, el fiscal podría prometer al imputado que si declara, solicitará la
suspensión condicional del procedimiento, o invocará la atenuante del artículo 11 nº 9 del
Código Penal (colaboración sustancial al esclarecimiento de los hechos). El problema es
que no se prevé en la ley modo alguno de obligar al Ministerio Público después a que
cumpla su promesa.

Además, la declaración del imputado se podría prolongar por mucho tiempo o se le podría
hacer un número de preguntas tan considerable que provocara su agotamiento. En estos
casos, se concederá un tiempo de descanso al imputado para su recuperación. El tiempo
invertido en la declaración deberá constar en el registro (art. 196).

Con anterioridad a la Ley Nº 20.253, el Ministerio Público debía solicitar al juez de


garantía autorización para traer a su presencia al imputado privado de libertad. En la
actualidad, para los fines de la investigación, el Ministerio Público está facultado para hacer
traer a su presencia al imputado detenido o sometido a prisión preventiva, cuantas veces
fuere necesario, sin más trámite que dar aviso al juez y al defensor (art. 193 inc. 2º).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

H. Diligencias limitativas de derechos (diligencias intrusivas)

El Ministerio Público tiene la facultad de llevar adelante la investigación de la forma que


mejor le parezca. Sin embargo, pese a las amplias atribuciones que se le entregan, tiene
como límite la afectación de las garantías constitucionales del imputado, pues para realizar
diligencias de investigación que las afecten, requerirá de autorización judicial previa (art.
9º). Además, el propio Código Procesal Penal, a propósito de ciertas diligencias de
investigación específicas, exige que antes de su práctica, el Ministerio Público cuente con
autorización judicial.

Comentarios a propósito de las diligencias de investigación intrusivas

1. Toda diligencia de investigación intrusiva requiere de autorización previa.

En otras palabras, no sólo se requiere autorización judicial previa en aquellos casos en los
que el Código Procesal Penal, regulando ciertas diligencias de investigación intrusivas,
expresamente lo exija, sino en cualquier otro caso de diligencia limitativa de derechos,
porque hay una norma genérica que así lo exige: el art. 9º en sus incisos 1º y 2º.

Con todo, en algunos casos puede ser discutible que la diligencia de investigación vulnere o
no derechos. Por ejemplo, un registro de las llamadas telefónicas efectuadas por o recibidas
en un teléfono fijo o celular, pero sin imponerse del contenido de las comunicaciones; un
registro de los desechos tirados a un contenedor de basura, etc.

2. Criterios que debe tomar en cuenta el juez de garantía para autorizar la realización de
tal diligencia.

El juez de garantía debe analizar si, en el caso concreto, resulta justificada la vulneración de
garantías que implicaría la realización de la diligencia cuya autorización solicita el fiscal,
atendida la gravedad o la importancia del hecho que se investiga. En otras palabras, el juez
debe aplicar el principio de proporcionalidad y operar con la lógica de costo versus
beneficio que lo inspira (ponderar, por un lado, la magnitud de la afectación de derechos
que la diligencia importa y, por otro, la gravedad del hecho que se trata de esclarecer). Una
demostración de que esto es así se encuentra en la propia regulación de las diligencias
intrusivas. Para que pueda tener lugar una interceptación de comunicaciones telefónicas, el
legislador exige que el hecho punible que se investiga tenga pena de crimen (art. 222 inc.
1º); lo mismo sucede con las diligencias de fotografías, filmaciones y la utilización de otros
medios de reproducción de imágenes conducentes al esclarecimiento de los hechos,
realizadas en una forma que pueda estimarse limitativa de derechos (art. 226). Esto permite
concluir que el legislador no está dispuesto a permitir que hechos delictivos de poca
gravedad se esclarezcan mediante técnicas de investigación altamente lesivas de derechos.

3. La solicitud se puede hacer por escrito o verbalmente en audiencia.

Lo normal es que la solicitud de autorización judicial para la práctica de la diligencia


intrusiva se presente por escrito, o bien, verbalmente en una audiencia. Sin embargo, a
veces es necesario obtener la autorización con urgencia parta que la diligencia sea exitosa.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En tal evento, la autorización puede ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al
efecto (teléfono, fax, correo electrónico, etc., sin perjuicio de la constancia posterior en el
registro correspondiente (art. 9º inc. 3º).

4. ¿Es lo mismo la autorización judicial que la orden judicial?

Durante mucho tiempo existió discusión en la práctica sobre este punto. Cuando entró en
vigencia el Código Procesal Penal, el art. 9º tenía sólo dos incisos del siguiente tenor:
“Toda actuación del procedimiento que privare al imputado o a un tercero del ejercicio de
los derechos que la Constitución asegura, o lo restringiere o perturbare, requerirá de
autorización judicial previa” (inc. 1º). “En consecuencia, cuando una diligencia de
investigación pudiere producir alguno de tales efectos, el fiscal deberá solicitar previamente
autorización al juez de garantía” (inc. 2º). El 30 de enero de 2002, mediante la Ley Nº
19.789, se agregó un inciso tercero del siguiente tenor: “Tratándose de casos urgentes, en
que la inmediata autorización fuere indispensable para el éxito de la diligencia, podrá ser
solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al efecto, tales como teléfono, fax, correo
electrónico u otro, sin perjuicio de la constancia posterior”. Esta disposición parece ser de
aplicación general, al señalar que “toda actuación del procedimiento” lesiva de derechos
requerirá de autorización judicial previa. El problema es que existen actuaciones del
procedimiento que son vulneradoras de derechos, para las cuales no es exigible una
autorización judicial, sino una orden judicial. Es lo que sucede, por ejemplo, con la
detención y con la prisión preventiva (arts. 125, 127, 140, 154 encabezado).

Ello motivó el surgimiento de dos opiniones contrapuestas:


a) unos sostenían que había que distinguir entre autorización y orden: autorización es el
permiso que el juez da para que el fiscal practique una diligencia, en tanto que orden es el
mandato que el juez imparte directamente a alguien. Consecuentemente, las órdenes no
podían impartirse por cualquier medio, sino sólo por escrito, por lo que las órdenes verbales
de detención debían estimarse improcedentes. Así podía colegirse del art. 5º inc. 2º y del
encabezado del art. 154 (“…Toda orden de prisión preventiva o detención será expedida
por escrito…”). 4 La posibilidad de solicitarlas y otorgarlas por cualquier medio, en casos
urgentes, sólo se contemplaba para las autorizaciones (art. 9º inc. 3º). Como se
comprenderá, esta opinión solía ser sustentada por la Defensoría Penal Pública.
b) Otros afirmaban que la ley usaba los términos autorización y orden indistintamente (por
ejemplo, en las diligencias reguladas en los arts. 215, 217, 222 y 226 el legislador no
emplea la voz autorización, sino el vocablo orden). Consecuentemente, las órdenes
verbales de detención debían considerarse procedentes. Así podía inferirse del art. 9º inc.
3º. Esta opinión era sostenida por el Ministerio Público.
En la práctica, la jurisprudencia se encontraba dividida entre ambas posiciones.

Finalmente, mediante la Ley Nº 20.074, de 14 de noviembre de 2005, se modificó el inciso


tercero del artículo 9º, el cual pasó a tener el siguiente tenor: “Tratándose de casos urgentes,
en que la inmediata autorización u orden judicial sea indispensable para el éxito de la
diligencia, podrá ser solicitada y otorgada por cualquier medio idóneo al efecto, tales como

4
Al entrar en vigor el Código Procesal Penal, su art. 154 tenía sólo un inciso, idéntico a su actual inciso
primero.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

teléfono, fax, correo electrónico u otro, sin perjuicio de la constancia posterior, en el


registro correspondiente. No obstante lo anterior, en caso de una detención se deberá
entregar por el funcionario policial que la practique una constancia de aquélla, con
indicación del tribunal que la expidió, del delito que le sirve de fundamento y de la hora en
que se emitió”. La misma ley incorporó en el art. 154 un nuevo inciso segundo, del
siguiente tenor: “Lo dispuesto en este artículo se entenderá sin perjuicio de lo previsto en el
artículo 9º para los casos urgentes.” A partir de entonces quedó claro que, desde un punto
de vista práctico, resulta indiferente que el legislador exija autorización u orden judicial
previa para la realización de una actuación o diligencia, y que la órdenes verbales de
detención son admisibles.

5. Importancia de la autorización judicial previa.

Cumplir con la exigencia de autorización judicial previa (en sentido estricto) para la
práctica de alguna diligencia de investigación es fundamental, porque de lo contrario es
altamente probable que la evidencia recopilada en dicha diligencia (y la que provenga de
ella) sea excluida por ser estimada prueba ilícita en la audiencia de preparación del juicio
oral (art. 276 inc. 3º).

Análisis de las diligencias de investigación intrusivas expresamente reguladas en el


Código Procesal Penal

1. Exámenes corporales (art. 197)

Para que tenga lugar un examen corporal del imputado o del ofendido se debe cumplir dos
condiciones:
a) la diligencia debe considerarse necesaria para constatar circunstancias relevantes para la
investigación, y
b) su realización no debe significar un menoscabo para la salud o dignidad de la persona
examinada (art. 197 inc. 1º).

En cuanto a su procedencia, hay dos formas de llevar a cabo la diligencia:


a) si se cuenta con el consentimiento de la persona a la que se le practicará el examen, éste
se realizará sin más trámite (art. 197 inc. 2º primera parte).
b) si la persona se niega a la práctica del examen, el fiscal deberá pedir autorización al juez
de garantía, exponiendo las razones del rechazo (art. 197 inc. 2º segunda parte). El juez la
otorgará si se cumplen las dos condiciones señaladas más arriba:

En la práctica existe discusión acerca de si resulta o no aplicable la citada disposición a los


exámenes psiquiátricos, en otras palabras, si pueden éstos ser considerados exámenes
corporales.

El artículo 198 se pone en el caso de ciertos exámenes corporales necesarios para la


indagación de ciertos delitos de connotación sexual, específicamente los delitos
contemplados en los artículos 361 a 367 bis y 375 del Código Penal, supuesto en el cual
deberán practicarse exámenes médicos y pruebas biológicas con el objeto de acreditar el
hecho punible e identificar a los partícipes en su comisión. Quien debe realizarlos es, por
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

regla general, el Servicio Médico Legal, lo mismo que las autopsias (art. 199), y en
localidades donde no existiere este organismo, se acude a un médico designado por el
fiscal. En nuestra opinión, cuando la persona examinada es la víctima, debe contarse con su
consentimiento; en caso de negativa, el fiscal debe solicitar autorización al juez de garantía,
quien no debería otorgarla cuando el delito sea de acción pública previa instancia particular
(violación o abuso sexual cometidos contra mayores de edad) y el ofendido no desea
denunciar el hecho ni querellarse. 5

En el caso de las lesiones, el artículo 200 establece que es obligatoria la realización de la


denuncia por parte de quien se encontrare a cargo de hospitales o establecimientos de salud
semejantes acerca de la entrada a éstos de cualquier persona que tuviere lesiones corporales
de significación (inc. 1º), disposición que guarda armonía con el artículo 175 letra d). El
incumplimiento del deber de denunciar se sanciona con la pena contemplada en el artículo
494 del Código Penal (arts. 200 inc. 3º y 177 inc. 1º)

2. Entrada y registro (arts. 204 a 216)

Para determinar los requisitos de procedencia de esta diligencia, es necesario distinguir


según se trate de un lugar de libre acceso público o de un lugar cerrado:
a) Si se trata de un lugar de libre acceso público: No hay restricción para practicar la
diligencia (art. 204). Si además se encontrare abierto durante la noche, tampoco hay
restricción en cuanto al horario en que la diligencia puede tener lugar (art. 207).
b) Si se trata de un lugar cerrado: La diligencia debe practicarse en el tiempo que media
entre las seis y las veintidós horas, salvo en casos urgentes en los que su ejecución no
admitiere demora (art. 207). Con todo, hay que distinguir nuevamente:
i. Si se cuenta con el consentimiento del propietario o encargado del lugar, se podrá entrar
en el mismo y proceder al registro, debiendo entregársele un certificado que acredite la
realización de la diligencia, con individualización de los funcionarios que la practicaron y
la persona que lo ordenó (art. 205 inc.1º).
ii. Si no se cuenta con el consentimiento del propietario o encargado, sólo se puede
practicar la diligencia previa autorización judicial que el fiscal deberá solicitar. La Policía,
mientras tanto, deberá evitar que el imputado se fugue del lugar (art. 205 inc. final). La
resolución judicial que autoriza la entrada y registro deberá notificarse al dueño o
encargado del lugar, invitándolo a presenciar el acto, a menos que el juez autorice la
omisión de estos trámites por ser de temer que pudieren frustrar el éxito de la diligencia
(art. 212); acto seguido, se procederá a la entrada y registro. Si se opusiere resistencia al
ingreso o nadie respondiere los llamados, se podrá emplear fuerza pública (art. 214).

Excepcionalmente, la Policía puede entrar en un lugar cerrado y registrarlo, aun cuando no


haya consentimiento del propietario o encargado del lugar y sin autorización u orden
judicial, cuando llamadas de auxilio de personas que se encontraren en el interior u otros
signos evidentes indicaren que en el recinto se estuviere cometiendo un delito (art. 206 inc.
1º). Terminado este procedimiento, deberá darse aviso al fiscal de forma inmediata y
levantarse un acta de la diligencia que será enviada a éste dentro de las doce horas

5
Aunque es difícil que no desee hacerlo si la víctima ya ha concurrido al hospital, clínica o establecimiento de
salud.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

siguientes; una copia de dicha acta se entregará al dueño o encargado del lugar (art. 206 inc.
2º). Como se comprenderá, este artículo consagra una excepción a la regla establecida en el
artículo 205 y también a la contenida en el artículo 9º.

En la práctica se ha discutido la aplicación de esta disposición tratándose de ciertos delitos,


especialmente en el caso de los denominados delitos de posesión (por ejemplo, la tenencia
ilegal de arma de fuego, la posesión de ciertas drogas, el almacenamiento de pornografía
infantil, etc.).

3. Incautación de objetos y documentos (art. 217)

Para determinar cómo se lleva adelante esta diligencia, se debe distinguir según si los
objetos o documentos se encuentran en poder del imputado o de un tercero:
a) Si los objetos o documentos se encuentran en poder del imputado: Puede ocurrir que
quiera entregarlos voluntariamente, caso en el cual se procede sin más. Si se niega a
entregarlos o si el requerimiento de su entrega voluntaria puede poner en peligro el éxito de
la investigación, la incautación sólo puede hacerse previa “orden” judicial (art. 217 inc. 1º).
Hacen excepción a la regla antedicha los casos de delito flagrante y de objetos o
documentos que se encontraren en el sitio del suceso, pues en ellos la incautación cabe en
forma inmediata, sin previa orden ni autorización judicial [arts. 83 letra b) y 187 inc. 2º].
b) Si los objetos o documentos en encuentran en poder de un tercero: Puede entregarlos
voluntariamente. En caso contrario, se le puede apercibir para que los entregue, del mismo
modo como puede apercibirse a un testigo para que declare ante el Ministerio Público, es
decir, mediante arresto o multa (art. 217 inc. 2º).

Finalmente, debemos señalar que existe un listado de objetos y documentos que no se


pueden incautar (art. 220), y que existe la obligación de levantar un inventario y custodiar
debidamente los objetos y documentos que se incauten (art. 221).

4. Retención e incautación de correspondencia (art. 218)

El fiscal podrá solicitar autorización judicial para la retención de la correspondencia postal,


telegráfica o de otra clase y los envíos dirigidos al imputado o remitidos por él, aun bajo
nombre supuesto, o que en razón de especiales circunstancias se pudiere presumir que
emanan de él o que se dirigen a él, cuando pudiere ser útil para la investigación. Además,
del mismo modo, podrá obtener copia de la correspondencia electrónica dirigida al
imputado o emanada de él.

El fiscal examinará esta información y conservará sólo la que tenga relación con el hecho
investigado.

5. Obtención de copias de comunicaciones o transmisiones (art. 219)

A petición del fiscal, el juez de garantía podrá autorizar que cualquier empresa de
comunicaciones facilite copia de las comunicaciones transmitidas o recibidas, así como la
entrega de las versiones que existieren de las transmisiones de radio, televisión u otros
medios.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

6. Exhumación (art. 202)

Esta diligencia procede en casos calificados, cuando pueda resultar útil para la
investigación de un hecho punible. Para resolver la solicitud del fiscal, el juez deberá citar
al cónyuge o a los parientes más cercanos del difunto.

7. Pruebas caligráficas (art. 203)

Esta diligencia apunta a lograr que el imputado escriba en presencia del fiscal algunas
palabras o frases, con el fin de practicar las pericias caligráficas necesarias para la
investigación. Puede que el imputado acceda voluntariamente a ello, caso en el cual se
procede sin más trámite. A falta de voluntad del imputado, el fiscal deberá solicitar al juez
de garantía la autorización correspondiente. Como se comprenderá, esto último origina el
problema consistente en determinar cómo obligar al imputado a escribir de un modo que
resulte adecuado al éxito de la diligencia.

8. Interceptación de telecomunicaciones (arts. 222 a 225)

Al parecer debido a que es ésta una diligencia que se considera altamente lesiva de
derechos, el legislador ha establecido que sólo se puede realizar para la investigación de
hechos punibles que merezcan pena de crimen (art. 222 inc. 1º). Por lo mismo, la ley ha
fijado un plazo máximo de duración de la interceptación, que es de sesenta días, pudiendo
de todas formas el juez prorrogarlo por períodos de hasta igual duración (art. 222 inc. 4º).

Esta diligencia debe ser notificada al afectado por la misma después de su realización,
siempre que el objeto de la investigación lo permitiere y que ello no pusiere en peligro la
vida o la integridad corporal de terceros (art. 224).

9. Medios técnicos y grabaciones entre personas presentes (art. 226)

Se permite como medio de investigación filmar, fotografiar o utilizar otros medios de


reproducción de imágenes conducentes al esclarecimiento del hecho punible, además de
grabar comunicaciones entre personas presentes. En todo caso, al igual que la diligencia
anterior y probablemente por el mismo motivo, se restringe su procedencia a la
investigación de hechos que merezcan pena de crimen.

En nuestra opinión, a pesar de que la letra de la disposición no efectúa ningún distingo en


cuanto al lugar en que acaezcan los hechos que se fotografían o filman, parece razonable
concluir que la exigencia de “orden” judicial no resulta procedente cuando tales hechos se
verifican en un lugar público. En efecto, conforme al art. 9º, la autorización judicial previa
a una diligencia de investigación es exigible sólo cuando ésta pueda privar, restringir o
perturbar derechos, lo que no parece que ocurra cuando se fotografía o filma en un lugar
público.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

10. Otras diligencias de investigación lesivas de derechos reguladas fuera del Código
Procesal Penal

Fuera del Código Procesal Penal también se regulan diligencias intrusivas. Por ejemplo,
para la investigación de ciertos delitos sexuales, el art. 369 ter del Código Penal permite la
utilización, entre otras medidas, de agentes encubiertos y entregas vigiladas. Estas mismas
diligencias también se contemplan en la ley de drogas, Ley Nº 20.000, de 16 de febrero de
2005, que sanciona el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias sicotrópicas, junto con
otras, tales como el agente revelador y el informante (arts. 23 a 25).

11. ¿Pueden tener lugar otras diligencias intrusivas, distintas a las reguladas en el
Código Procesal Penal o en otras leyes?

En nuestra opinión, esto es perfectamente posible, por lo que todo dependerá del ingenio e
imaginación del fiscal, debiendo siempre tenerse a la vista que en estas diligencias se aplica
la regla general del art. 9º, según la cual es necesario obtener autorización judicial previa.

Preguntas

1. Si como consecuencia de una diligencia de investigación intrusiva no expresamente


regulada por el Código Procesal Penal se afectaran derechos fundamentales, ¿procedería el
recurso de protección? Fundamenta tu respuesta.

2. ¿En qué supuestos una diligencia de investigación intrusiva que cuenta con el
consentimiento del imputado podría ser impugnada por la defensa?

3. ¿Qué ventaja tiene que la investigación sea realizada por el Ministerio Público y no por
un juez instructor? ¿Cuál es la importancia práctica de que el Ministerio Público no forme
parte del Poder Judicial?

4. ¿Por qué se dice que la racionalización en la carga de trabajo es un objetivo de la


investigación? ¿Qué argumentos podrías esgrimir para sostener lo contrario?

5. A falta de norma legal expresa que consagre el principio de proporcionalidad como


criterio a utilizar para conceder o denegar una autorización u orden judicial para la
realización de una diligencia de investigación intrusiva, ¿qué argumentarías para sostener
su existencia?

6. Si el fiscal decreta el secreto de la investigación sobre piezas que no deberían estar


comprendidas en él o lo mantiene por un plazo mayor al legal, ¿qué alternativas tiene la
defensa?

7. ¿Qué importancia tiene el hecho de que en nuestro sistema procesal penal no sean
admisibles las denuncias anónimas?

8. ¿Hasta qué momento puede tener aplicación cada uno de los mecanismos de selección
de casos? Hazte cargo de las discusiones existentes.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

9. ¿Qué diferencia hay entre el principio de oportunidad y el principio de oportunidad en


sentido estricto? ¿Qué relación hay entre ellos?

10. ¿Cómo puede iniciarse una investigación? Para responder esto, hazte cargo de la
clasificación de los delitos que atiende al criterio del interés público prevalente.

11. ¿Qué diferencia hay entre la declaración prestada por un testigo ante el Ministerio
Público y la prestada ante éste por el imputado?

12. Inventa cinco diligencias de investigación intrusivas que no estén expresamente


reguladas en la legislación procesal penal chilena.

13. ¿Qué causas de extinción de la responsabilidad penal encontramos en el Código


Procesal Penal, que no aparecen mencionadas en el listado del art. 93 del Código Penal?

14. ¿Qué naturaleza jurídico penal crees que posee la cláusula exoneratoria de pena prevista
en el art. 177 inc. 2º CPP?

15. ¿Crees que sería admisible presentar una querella si el fiscal, concurriendo un motivo
legal para ello, reabre la investigación después de haberla cerrado?

16. Inventa un caso de examen corporal que no podría ser autorizado por el juez por
implicar un menoscabo para la salud del imputado, y otro que tampoco podría ser permitido
por afectar su dignidad.

17. ¿Por qué crees que la Ley Nº 20.090 agregó en el art. 206 CPP un nuevo inciso segundo
(que con la Ley Nº 20.253 pasó a ser el inciso tercero)? ¿No habrá dificultado, sin
proponérselo, la persecución del delito de abigeato?
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

8. FORMALIZACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

Esta materia está regulada en el Libro II, Título I, Párrafo 5º “Formalización de la


investigación”, artículos 229 a 236 del Código Procesal Penal.

A. Concepto

El Código Procesal Penal, en su artículo 229, señala un concepto de formalización de la


investigación, al disponer lo siguiente: “La formalización de la investigación es la
comunicación que el fiscal efectúa al imputado, en presencia del juez de garantía, de que
desarrolla actualmente una investigación en su contra respecto de uno o más delitos
determinados”. 1

B. Carácter de garantía. Problemas de la definición legal.

De la propia definición legal se puede colegir que la formalización de la investigación


cumple un importante papel de garantía para el imputado:
i. Constituye la principal –mas no la única– oportunidad durante la etapa de investigación
de tener un conocimiento cierto de la imputación que se le hace.
ii. Se realiza en presencia del juez de garantía, cuya actuación tiene por fin servir como
resguardo de futuras actividades procesales que puedan ir en desmedro de la situación del
imputado, por ejemplo, de futuras peticiones de medidas cautelares o de diligencias de
investigación intrusivas.
iii. Permite un adecuado ejercicio del derecho de defensa del imputado.

Con todo, es posible formular ciertos comentarios y críticas a la definición legal de


formalización de la investigación:

a. En cuanto a la frase “… uno o más delitos…”

Lo que se le comunica al imputado es que se le está investigando por uno o más hechos que
revisten el carácter de delito, no por uno o más delitos. La expresión empleada por el
Código resulta criticable porque, por un lado, todavía no se sabe si el hecho que se le
imputa constituye o no un delito y, por otro, podría servir para sostener que bastaría
simplemente con comunicarle al imputado que se le está investigando por haber realizado
un determinado tipo penal, lo cual resultaría inaceptable.

Lo esencial en la formalización de la investigación es la comunicación de los hechos, no la


calificación jurídica de los mismos. Si bien es cierto que en la formalización de la
investigación también se comunica una calificación jurídica de los hechos, siendo discutible
que ésta pueda omitirse, es secundaria respecto de los hechos. Es más, la calificación
jurídica podría ser errónea.

1
Este artículo no fue modificado por la Ley Nº 20.253, de 14 de marzo de 2008, a pesar de que ésta permitió
que en la audiencia de control de la detención el abogado asistente del fiscal formalizara la investigación,
actuando expresamente facultado para ello por el fiscal.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Los hechos que se comunican en la formalización de la investigación son muy importantes,


porque comienzan a dibujar el objeto del proceso (art. 259 inc. final). De este modo, la
eventual acusación sólo podrá referirse a hechos incluidos en la formalización de la
investigación y, a su vez, la eventual sentencia condenatoria deberá guardar relación con
los hechos que hubieren sido objeto de la acusación, tal como fue recogida en el auto de
apertura.

b. Deben ser uno o más delitos (hechos) “determinados”

La comunicación del hecho tiene que ser en forma clara y precisa, de manera que pueda
ser (1) comprendida por el imputado, (2) útil para la defensa e (3) identificable con algún
tipo penal.

Para cumplir la segunda de dichas exigencias, la comunicación del hecho debería incluir los
aspectos de lugar, tiempo y forma en que habría ocurrido. Esto puede originar un problema,
ya que muchas veces no resultará posible determinar el tiempo exacto en que sucedió, o el
lugar preciso y la forma en que se realizó, al igual que el número de hechos acaecidos.
Piénsese, verbigracia, en el caso de un niño que ha sido víctima de un delito de connotación
sexual. Es muy común que en casos como éstos, en la práctica, al formalizarse la
investigación (lo mismo que al acusar) se realice una imputación indeterminada en alguno
de dichos aspectos. Por ejemplo: “En días indeterminados entre los meses de enero y marzo
de 2009, ambos inclusive, el imputado realizó tocamientos en la zona genital del niño YYY,
hecho previsto y sancionado en el art. 366 bis del Código Penal”. ¿Es legítima una
formalización de la investigación tan imprecisa en el aspecto temporal y numérico de los
hechos imputados? Es evidente que alguna perturbación en el derecho de defensa del
imputado se produce en estos casos, porque a éste, a diferencia de los casos en los que la
imputación es determinada, no le bastará con demostrar que un día no estuvo en el lugar de
los hechos o que por cualquier otra razón no pudo cometer el delito, sino que deberá probar
que todos los días comprendidos en el período mencionado en la formalización, no realizó
tocamientos al menor.

El tema además tiene implicaciones penológicas. Cuando se realiza una imputación de


varios hechos indeterminados en su número, muy probablemente nos encontraremos en
presencia de una reiteración de delitos de la misma especie, concurso material de delitos
cuya regla de punición se encuentra contemplada en el art. 351 del Código Procesal Penal.
Como es sabido, conforme al inciso tercero de esta disposición, debe aplicarse la regla de
penalidad del art. 74 del Código Penal si ello condujera a una pena menor. Pues bien, la
única manera de saber si la aplicación del citado art. 74 conduciría a una pena menor es
teniendo certeza acerca del número de delitos cometidos, porque esta disposición obliga a
imponer una pena para cada delito por separado. En consecuencia, en las hipótesis de
indeterminación en el número de delitos imputados, en cierta forma se está privando al
tribunal de la posibilidad de optar por la aplicación de una u otra disposición, según cuál
conduzca a una pena menor, empujándolo a aplicar sólo el mencionado art. 351.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

C. La formalización como simple acto de comunicación

La formalización de la investigación es un simple acto de comunicación, pues por sí sola no


tiene un carácter aflictivo, no supone la afectación de los derechos del imputado y, por lo
mismo, no cabe oposición a este acto. 2 Por lo anterior, existe claridad a nivel
jurisprudencial, en cuanto a que el Ministerio Público tiene plena libertad para decidir si
formaliza o no y, si decide hacerlo, para decidir el momento y la forma de hacerlo, pero con
sujeción a la ley, de modo que el juez de garantía no puede calificar la conveniencia de que
el fiscal formalice o no. La única función que cumple el juez de garantía es velar por que la
comunicación sea clara, precisa y comprensible para el imputado, de manera tal que cumpla
con el rol de garantía que la formalización supone.

En la práctica, el fiscal formaliza la investigación, comunicando al imputado que se sigue


en su contra una investigación por determinado hecho (que se describe), el que a juicio del
Ministerio Público configura el delito contemplado en determinada disposición legal. A
continuación, el juez de garantía pregunta al imputado si le quedó claro. Si éste dice que no,
el juez le pide al fiscal que aclare la imputación. Si dice que sí, o una vez aclarada la
imputación, es común que el juez de garantía dicte una resolución en la que declara que “se
tiene por formalizada la investigación”, a pesar de que no existe ninguna disposición legal
que le obligue a ello.

La formalización de la investigación debe realizarse en presencia del imputado, su


presencia constituye requisito de validez (lo mismo que la del defensor). Sin embargo, en
materia de extradición existe una excepción, ya que se permite formalizar la investigación
respecto de un imputado ausente (art. 432).

D. Oportunidad de la formalización

En la práctica se acostumbra distinguir entre investigación desformalizada o


desjudicializada –antes de la formalización de la investigación– e investigación
formalizada o judicializada –después de la formalización de la investigación–.

El fiscal formalizará la investigación cuando lo estime oportuno (art. 230 inc. 1º). Como ya
lo hemos señalado, el único plazo que el fiscal podría tener en consideración para decidir
formalizar o no, es el plazo de prescripción del delito, ya que uno de los efectos de la
formalización es la suspensión de dicho plazo. La libertad que tiene el fiscal para decidir si
formaliza o no se explica porque, como también lo hemos dicho, la formalización, por sí
sola, no tiene carácter aflictivo. Para el Ministerio Público representa una decisión
estratégica formalizar la investigación, ya que hacerlo le reportará ciertas ventajas, pero
también ciertas desventajas, todas las cuales deberá evaluar.

2
Ello, a diferencia del auto de procesamiento, propio del antiguo procedimiento penal, cuya dictación
implicaba graves afectaciones de derechos del procesado.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

i) Desventajas

i. Si el imputado no estaba enterado todavía de la investigación que se llevaba en su contra,


con la formalización tomará conocimiento.
ii. El fiscal va a contar con menos tiempo para realizar la investigación, pues a contar de la
formalización empieza a correr un plazo legal máximo de duración de la investigación, que
es de dos años, pero que puede ser reducido por el juez de garantía.

ii) Ventajas

Existen ciertos casos en los que, para poder obtener ciertas ventajas, el fiscal tiene que
formalizar la investigación previamente (art. 230 inc. 2º). Estos casos son:

1) Diligencias de investigación que requieran intervención judicial previa, es decir, las


llamadas diligencias intrusivas.

Excepcionalmente, se permite la solicitud y realización de estas diligencias antes de la


formalización de la investigación (art. 236 inc. 1º primera parte). Incluso, pueden llevarse a
cabo sin previa comunicación al afectado cuando la gravedad de los hechos o la naturaleza
de la diligencia de que se tratare permitiere presumir que ello resulta indispensable para su
éxito.

2) Recepción anticipada de prueba (arts. 191, 191 bis y 192)

En términos generales, cuando durante la investigación un testigo manifiesta la


imposibilidad de concurrir a declarar al juicio oral, el fiscal puede solicitar del juez de
garantía que se reciba su declaración anticipadamente. Para que esta petición pueda ser
acogida, el fiscal estará obligado a formalizar la investigación.

3) Medidas cautelares (arts. 140 y 155)

La afirmación de que para que tengan lugar medidas cautelares debe previamente
formalizarse la investigación debe ser matizada. Para ello, es necesario distinguir entre las
medidas cautelares personales y las reales.

a) En materia de medidas cautelares personales

Conforme a lo señalado en el encabezado de los arts. 140 y 155, para que la prisión
preventiva y las medidas cautelares reguladas en la última disposición puedan decretarse, se
requiere que se haya formalizado la investigación. Sin embargo, la detención, que es otra
medida cautelar personal, puede ser previa a la formalización de la investigación, tanto en
la hipótesis de flagrancia delictiva (art. 129 y 130) como en la de orden judicial (art. 127).

b) En materia de medidas cautelares reales

Es discutible que para decretar una medida cautelar real sea necesario que se haya
formalizado la investigación. Si se examina el artículo 157, se podría concluir que no es
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

necesario, pues no se exige; pero si se examina el artículo 61, se llega a la conclusión


contraria. En la práctica, tiende a imponerse la idea de que es necesaria la formalización de
la investigación para que se pueda decretar una medida cautelar real.

iii) Obligación del Ministerio Público de formalizar la investigación

Conforme a lo establecido en el art. 186, el Ministerio Público podría verse obligado a


formalizar la investigación. Dicha disposición alude al caso en que alguna persona se
considerare afectada por una investigación que no se hubiere formalizado judicialmente,
caso en el cual podrá pedir al juez de garantía que le ordene al fiscal informar acerca de los
hechos que fueren objeto de ella. Además, podrá el juez fijarle un plazo para que formalice
la investigación. En esta última situación el Ministerio Público contraería la obligación de
formalizar.

Pero, ¿qué sucedería si el fiscal no formalizara la investigación dentro del plazo fijado por
el juez? Podrían existir buenas razones para que no lo haga, como, por ejemplo, que no
tenga suficientes antecedentes para evitar que la eventual formalización fuera considerada
arbitraria (art. 232 inc. 3º). No hay claridad acerca de cuál es el efecto que se produce si se
vence dicho plazo sin que el fiscal formalice la investigación, ya que la ley no lo establece.
En la doctrina y en la jurisprudencia el punto permanece en la oscuridad. Existen varias
posibilidades interpretativas:
a) El fiscal comete delito de desacato (art. 240 inc. 2° CPC).
b) No se produce ningún efecto, porque no hay disposición que establezca derechamente
alguna consecuencia para este caso.
c) El fiscal pierde la posibilidad de formalizar la investigación en contra de la persona que
formuló la solicitud al juez de garantía, por los hechos objeto de aquélla.
d) Se debe decretar el sobreseimiento definitivo de la causa.

E. Efectos de la formalización

Conforme a lo dispuesto en el art. 233, la formalización de la investigación producirá los


siguientes efectos:

1) Suspenderá el curso de la prescripción de la acción penal en conformidad a lo


dispuesto en el artículo 96 del Código Penal (art. 233 letra a)

Cuando estaba vigente el Código de Procedimiento Penal, había dos posturas acerca del
momento en el que, conforme al art. 96 CP (según el cual, la suspensión de la prescripción
de la acción penal se produce cuando el procedimiento se dirige contra el delincuente), se
suspendía la prescripción del delito:
a) Una planteaba que sólo se suspendía la prescripción de la acción penal en el momento en
que se dictaba el auto de procesamiento.
b) Otra sostenía que no necesariamente se producía la suspensión en ese momento, sino que
podía ocurrir antes, por denuncia o querella, siempre que éstas se dirigieran contra una
persona determinada. Esta última fue la posición que primó.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En el nuevo sistema, esta letra a) del artículo 233 ha originado problemas interpretativos, ya
que sigue vigente el artículo 96 del Código Penal, de modo que surge la duda acerca de si
sólo la formalización de la investigación suspende la prescripción de la acción penal, o si
este efecto puede también producirse por otros actos procesales. Las opiniones que se han
planteado han sido dos:
a) Sólo la formalización de la investigación suspende la prescripción del delito. Esta tesis
se basa en el art. 233 letra a). Sin embargo, presenta problemas, ya que no en todo
procedimiento tiene lugar la formalización de la investigación; es lo que sucede, por
ejemplo, en el procedimiento simplificado. Además, la víctima y el querellante no podrían
hacer nada para impedir la prescripción del delito si el fiscal es negligente y deja transcurrir
todo el plazo antes de formalizar la investigación.
b) Al menos, una querella dirigida determinadamente contra alguien puede suspender la
prescripción, antes de la formalización de la investigación. Esta tesis se apoya en el art. 96
CP, pues en este caso habrá un procedimiento que se dirige en contra de una persona
concreta. Sin embargo, también acarrea problemas, pues implica pasar por alto el tenor del
artículo 233 letra a). Además, si se aceptara que se puede suspender la prescripción con una
actuación anterior a la formalización de la investigación, podría plantearse el siguiente
inconveniente: que el fiscal, al cerrar la investigación, comunique la decisión de no
perseverar en el procedimiento, situación que “…dejará sin efecto la formalización de la
investigación (…) y la prescripción de la acción penal seguirá corriendo como si nunca se
hubiere interrumpido” 3 (art. 248 letra c) inc. 2º); pero debido a que la prescripción se habrá
suspendido antes, ésta continuaría suspendida.

En nuestra opinión, tanto la formalización de la investigación, como actos anteriores a ella,


pueden suspender la prescripción de la acción penal. Lo primero que ocurra suspenderá la
prescripción. Así:
- Si se presenta una querella o una denuncia en contra de una persona determinada, la
prescripción de la acción penal se suspende en conformidad con el art. 96 CP.
- Si se interpone una querella o una denuncia en contra de quienes resulten responsables,
cuando se formalice la investigación se suspenderá la prescripción, de conformidad con el
art. 233 letra a).
- Respecto de aquellos procedimientos especiales en los que no existe la formalización de la
investigación, habría que distinguir:
i) Si la investigación se inicia por querella o denuncia dirigida en contra de una persona
determinada, se produce la suspensión de la prescripción, de conformidad con el art. 96 CP.
ii) Si se inicia de oficio, o bien, por una denuncia o querella en contra de quienes resulten
responsables, en el momento del requerimiento se suspende la prescripción de la acción
penal, también conforme al art. 96 CP.

3
Al utilizar la palabra “interrumpido”, el legislador procesal penal incurrió en el mismo error del art. 96 CP.
Conforme a éste, si se paraliza la prosecución del procedimiento por tres años o se termina sin condenarle,
“continúa la prescripción como si no se hubiere interrumpido”, debiendo entenderse la voz interrumpido
como suspendido.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

2) Comenzará a correr el plazo para cerrar la investigación (art. 233 letra b)

Conforme al artículo 233 letra b), como segundo efecto de la formalización de la


investigación, “comenzará a correr el plazo previsto en el artículo 247”. El artículo 247
establece el plazo legal máximo de dos años para cerrar la investigación, pero en la
práctica, es común que en la audiencia de formalización de la investigación el juez de
garantía fije un plazo menor(art. 234).

Estos plazos son manifestación de la garantía del derecho a ser juzgado en un plazo
razonable. El juez, para acceder a la petición de algún interviniente –aunque también podría
hacerlo de oficio– de fijar un plazo inferior al máximo legal, tomará en cuenta, entre otros
criterios, la mayor o menor complejidad del caso, la actitud de colaboración con la
investigación del imputado y la situación procesal del mismo (el grado de afectación de su
libertad personal). Por ello, la discusión sobre este punto se suele llevar a cabo después de
haberse resuelto las solicitudes sobre medidas cautelares.

Este plazo (el menor al máximo legal, fijado por el juez de garantía) es judicial, de modo
que se puede prorrogar (art. 67 CPC, aplicable en virtud de la remisión que hace el art. 52),
para lo cual se requiere invocar justa causa y que la petición se haga antes de su
vencimiento.

Se ha discutido si puede o no, con posterioridad a la audiencia de formalización de la


investigación, pedirse la fijación de un plazo de duración de la investigación inferior al
máximo legal. A pesar del tenor literal y de la ubicación sistemática del art. 234, se suele
aceptar que después de esta audiencia, se pida un plazo judicial menor que el máximo legal.
En todo caso, siempre se puede plantear la solicitud en una audiencia de cautela de
garantías solicitada por la defensa del imputado (art. 10), invocando su derecho a ser
juzgado en un plazo razonable.

3) El Ministerio Público perderá la facultad de archivar provisionalmente la investigación


(art. 233 letra c)

Como ya lo hemos señalado, también pierde la posibilidad de hacer uso de la facultad de no


inicio, ya que al igual que el archivo provisional de los antecedentes, sólo puede tener lugar
antes de la intervención del juez de garantía (arts. 167 y 168).

F. Audiencia de formalización

i) Oportunidad

Con anterioridad a la Ley Nº 20.253, se acostumbraba distinguir, en esta materia, según si


el Ministerio Público pretendía formalizar la investigación en contra de:
a) una persona que había sido detenida y cuya detención había sido declarada legal;
b) una persona que había sido detenida y cuya detención había sido declarada ilegal, o
c) una persona que se encontraba en libertad.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

- Tratándose de personas detenidas legalmente, el momento para formalizar la


investigación era en la misma audiencia de control de la detención. Sin embargo, el fiscal
podía pedir al juez de garantía la ampliación de la detención hasta por tres días, para reunir
más antecedentes para formalizar, caso en el cual la formalización se postergaba hasta el
vencimiento de dicha ampliación. De todos modos, el Ministerio Público podía decidir no
formalizar, tanto si tenía lugar la ampliación de la detención, como si no lo tenía (art. 132).
- Tratándose de personas que estaban en libertad, se requería que el Ministerio Público
pidiera al juez de garantía que las citase a una audiencia y en ella formalizar la
investigación (art. 231).
- Pero cuando se trataba de personas que habían sido detenidas y cuya detención había sido
declarada ilegal, se discutía si era posible formalizar en la audiencia de control de
detención. Unos afirmaban que el Ministerio Público no podía formalizar en esa misma
audiencia, sino que tenía que pedir que se realizase otra, a la que debía citarse al imputado,
al defensor y a los demás intervinientes, para en ella formalizar la investigación (art. 231).
Como se comprenderá, esta interpretación era sostenida por la Defensoría Penal Pública, y
se basaba en la idea de que el imputado cuya detención era declarada ilegal debía ser puesto
en libertad en ese mismo momento. Otros sostenían, a partir de una interpretación literal del
art. 132, que no distinguía según si la detención era declarada legal o ilegal, que igualmente
podía formalizarse la investigación. Esta última tesis era planteada por el Ministerio
Público.

Sin embargo, tras la dictación de la Ley Nº 20.253, el panorama cambia radicalmente. En la


actualidad, para determinar en qué momento debe desarrollarse la audiencia de
formalización de la investigación, sólo hay que distinguir si el imputado está detenido o si
está en libertad. Así:
- Si el imputado está detenido: sea que la detención se haya declarado legal o ilegal, el
fiscal o el abogado asistente del fiscal actuando expresamente facultado por éste, podrá
formalizar la investigación y solicitar las medidas cautelares que procedieren, siempre que
contare con los antecedentes necesarios y estuviera presente el defensor. Si no se puede
proceder de esta forma y la detención fue declarada legal, el fiscal o el abogado asistente
del fiscal, podrá solicitar la ampliación del plazo de detención hasta por tres días, con el fin
de poder preparar su presentación. El juez acogerá esta petición, cuando estime que existen
antecedentes que la justifiquen. En cambio, si la detención fue declarada ilegal, no podrá
solicitarse la ampliación de la detención. De este modo, la única diferencia que existe entre
una detención declarada legal y una declarada ilegal radica en la posibilidad del fiscal o del
abogado asistente del fiscal, de solicitar la ampliación de la detención (art. 132).
- Si el imputado está en libertad: la formalización de la investigación debe tener lugar en
una audiencia a la que debe ser citado junto con el defensor y los demás intervinientes (art.
231).

Con la actual regulación cabe preguntarse cuál es la verdadera importancia de la audiencia


de control de detención y de la declaración de legalidad o ilegalidad de ésta, ya que, por un
lado, no se impide al fiscal formalizar la investigación en contra del imputado y, por otro,
tampoco se impide que la evidencia eventualmente obtenida con ocasión de la detención
ilegal sea ofrecida como prueba y rendida en el posterior juicio oral. En otras palabras, la
persecución no tiene ningún costo procesal que soportar como consecuencia de la ilegalidad
de la detención del imputado. Por ejemplo, un fiscal podría formalizar la investigación sin
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

ningún problema en contra de una persona, a pesar de que él mismo la haya ilegalmente
detenido momentos antes y llevado a la fuerza al juzgado de garantía en que tendrá lugar la
audiencia de control de detención. La opción político criminal de la Ley Nº 20.253 nos
parece muy criticable.

ii) Desarrollo

El fiscal o el abogado asistente del fiscal, al formalizar la investigación, le comunica al


imputado que se está llevando en su contra una investigación por determinados hechos.
Tras esta exposición verbal, el juez de garantía debe cerciorarse de que haya sido clara para
el imputado la exposición de los hechos, pero la defensa no puede oponerse a la
formalización, pues en sí misma, como ya lo hemos señalado, no tiene el carácter de
aflictiva (art. 232 inc. 1º).

Luego de la formalización de la investigación, puede tener lugar un debate sobre


determinadas solicitudes (art. 232 inc. 2º), entre las cuales destacan las siguientes:
1. Medidas cautelares. Bien sea la prisión preventiva, alguna de las medidas cautelares
personales del art. 155 o una medida cautelar real. En la audiencia de control de la
detención al abogado asistente del fiscal sólo se le permite, estando expresamente facultado
para ello por el fiscal, formalizar la investigación y solicitar medidas cautelares (art. 132),
de modo que otras peticiones, como las que mencionamos a continuación, sólo podrán ser
hechas por el fiscal.
2. Autorización judicial para la práctica de diligencias de investigación intrusivas.
3. Plazo de duración de la investigación (art. 234).
4. Salidas alternativas. Nos referimos a la suspensión condicional del procedimiento y al
acuerdo reparatorio. Estas salidas pueden tener lugar desde la formalización de la
investigación y hasta el cierre de la misma. Fuera de este plazo, sólo pueden tener cabida en
la audiencia de preparación del juicio oral (art. 245).
5. Formas especiales de notificación (art. 31). Por ejemplo, los intervinientes pueden pedir
que se les notifiquen las resoluciones que se dicten mediante correo electrónico, teléfono,
fax, etc.
6. Juicio inmediato (art. 235)
7. Procedimiento abreviado (art. 407)

Con anterioridad a la Ley Nº 20.253, el fiscal podía solicitar también, en el caso de que el
imputado quedase sujeto a prisión preventiva, una autorización al juez de garantía para
trasladar al imputado al Ministerio Público, que se consideraba suficiente para traerlo a su
presencia cada vez que el fiscal lo requiriera (art. 193). Con la nueva ley, se faculta al fiscal
para hacer traer a su presencia al imputado cuantas veces sea necesario para los fines de la
investigación, sin necesidad de pedir autorización judicial, debiendo únicamente dar aviso
al juez y al defensor.

Por último, el imputado podrá reclamar ante las autoridades del Ministerio Público si
considera que la formalización de la investigación fue arbitraria (art. 232 inc. final).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

9. ANTICIPACIÓN DE PRUEBA

Esta materia se encuentra regulada en los artículos 191, 191 bis, 192 y 280.

Como ya lo sabemos, sólo puede tener lugar la prueba anticipada una vez que se ha
formalizado la investigación (art. 230 inc. 2º).

Cuando durante la investigación un testigo declara ante el fiscal o el abogado asistente del
fiscal y manifiesta su imposibilidad de concurrir al juicio oral por motivos graves (ausencia
a larga distancia, posible sobreviniencia de muerte o incapacidad física o mental, u otro
obstáculo semejante), el fiscal puede solicitar al juez de garantía la recepción anticipada de
su declaración. Si así ocurriere, el juez deberá citar a todos los intervinientes a una
audiencia, y en ella se rendirá la prueba testimonial –anticipada– del mismo modo como se
rendiría en el juicio oral, por lo que aquéllos tendrán la facultad de examinar y
contraexaminar al testigo (art. 191).

La prueba anticipada también puede ser pericial, lo que tendrá lugar cuando sea un perito el
que por motivos graves se vea en la imposibilidad de concurrir al juicio oral. Pero en este
caso, sólo se contempla la posibilidad de pedirlo durante la audiencia de preparación del
juicio oral (art. 280 inc. 3º).

Con anterioridad a la Ley Nº 20.253, la facultad de solicitar prueba anticipada correspondía


exclusivamente al fiscal. En la actualidad, es posible sostener lo contrario, pues el art. 280
inc. 2º establece que si con posterioridad a la audiencia de preparación de juicio oral
sobreviene respecto de los testigos alguna causal que habilite para solicitar la anticipación
de la prueba, cualquier interviniente podrá solicitar al juez de garantía la rendición
anticipada de la misma. De este modo, se supera en parte un inconveniente de la regulación
anterior, ya que si, por ejemplo, después de la audiencia de preparación de juicio oral, la
defensa se da cuenta de que hay un testigo de descargo ofrecido por ella que se puede
morir, puede pedir directamente al juez de garantía que tenga lugar una audiencia de prueba
anticipada, sin tener que solicitarle al fiscal que haga la petición. Pero subsiste el problema
en la etapa de investigación, ya que durante ella es sólo el fiscal quien tiene la facultad de
solicitar prueba anticipada.

La modificación indicada no es la única que introdujo la Ley Nº 20.253 en materia de


prueba anticipada, porque incorporó un nuevo artículo 191 bis, que permite la rendición
anticipada de la declaración de menores de edad que fueren víctimas de alguno de los
delitos contemplados en el Libro II, Título VII, párrafos 5º y 6º del Código Penal (en
general, delitos sexuales), atendiendo a sus circunstancias personales y emocionales, sin
que sea necesaria la imposibilidad de concurrir al juicio oral. El juez de garantía, de acoger
la solicitud planteada por el fiscal, deberá citar a todos aquellos que tuvieren derecho a
asistir al juicio oral. En una sala acondicionada, el juez interrogará al menor, debiendo los
demás intervinientes dirigir sus preguntas por su intermedio (esto guarda armonía con el
art. 310). No obstante lo anterior, si se modificaran las circunstancias que motivaron la
recepción de la prueba anticipada, la prueba testimonial deberá rendirse en el juicio oral.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Además, la Ley Nº 20.253 modificó el artículo 280, agregándole un inciso segundo nuevo,
pasando el anterior a ser el inciso tercero. Lo que se introduce es la posibilidad de pedir la
rendición de prueba anticipada, cuando con posterioridad a la audiencia de preparación del
juicio oral sobreviene, con relación a un testigo, alguno de los supuestos de procedencia de
prueba anticipada contemplados en los artículos 191 ó 191 bis. De este modo, se soluciona
un problema práctico, ya que antes de esta modificación no había cómo conseguir una
declaración anticipada de un testigo cuya imposibilidad de concurrir al juicio oral se
manifestaba después de concluida la audiencia de preparación del juicio oral.

Las disposiciones antes mencionadas deben ser concordadas con el artículo 331 letra a),
conforme al cual el registro que se haya levantado en la audiencia de anticipación de prueba
ante el juez de garantía, se puede reproducir en el juicio oral. Esta reproducción del registro
de la audiencia de prueba anticipada reemplaza a la declaración del testigo o perito en el
juicio oral. Así, por ejemplo, si a la época en que tiene lugar el juicio oral el testigo o perito
efectivamente ha muerto, caído en incapacidad física o mental, salido del país o por otro
motivo difícil de superar le ha sido imposible concurrir a declarar, se reproducirá el registro
de la señalada audiencia y de este modo se introducirá como prueba la declaración
anticipada. En nuestra opinión, para ser respetuoso del fundamento de esta disposición, que
consagra una verdadera excepción al principio de inmediación, el tribunal de juicio oral en
lo penal ante el cual tiene lugar el juicio oral debiera exigir la acreditación de la
subsistencia del impedimento del testigo o perito para declarar.

Con anterioridad a la modificación que la Ley Nº 20.074 hizo en el artículo 331, existía una
discusión en esta materia, pues el encabezado de esta disposición rezaba así: “Lectura de
declaraciones anteriores en la audiencia del juicio oral. Podrá darse lectura a los registros
en que constaren anteriores declaraciones…”. He ahí el problema, pues para poder leer
algo, debe estar escrito, y lo frecuente era que no se transcribieran las declaraciones
anticipadas, caso en el cual las defensas se oponían a que se permitiera su incorporación en
el juicio oral. El Ministerio Público, por el contrario, sostenía la procedencia de dicha
incorporación. Tras la modificación legal la discusión desapareció, pues actualmente la
disposición establece que podrá reproducirse o darse lectura a registros en que constaren
anteriores declaraciones en los casos que el mismo precepto señala.

10. CONCLUSIÓN DE LA INVESTIGACIÓN

a. Reglas generales

El término de la investigación está determinado por el logro de su objetivo, por lo que ésta
concluye cuando el fiscal estima que está agotada. Si así lo considera, declarará cerrada la
investigación (art. 248, encabezado).

Como sabemos, el plazo para cerrar la investigación formalizada puede ser legal (art. 247
inc. 1º) o judicial (art. 234). Será legal cuando el juez de garantía no haya fijado un plazo
menor a dos años para la duración de la investigación; será judicial cuando el juez, de
oficio o a petición de alguno de los intervinientes, haya fijado un plazo inferior al máximo
legal.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

No obstante lo anterior, la existencia de un plazo legal o judicial para el cierre de la


investigación no quiere decir que el fiscal esté impedido de cerrar la investigación antes de
su vencimiento. Perfectamente puede declarar cerrada la investigación antes de que el plazo
para hacerlo se venza.

Por otro lado, la existencia de un plazo máximo de duración de la investigación es una


manifestación de la garantía del derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable o sin
dilaciones indebidas. Como es una herramienta que beneficia a la defensa, no puede ser
usada en su contra. Así, por ejemplo, si el imputado trata de reparar con celo el mal causado
para configurar la atenuante del art. 11 Nº 7 CP, pero los depósitos de dinero en la cuenta
corriente del respectivo tribunal los efectúa una vez cerrada la investigación, no podría
invocarse la extemporaneidad de los depósitos para negar la atenuante.

Es esto lo que explica que la investigación no concluya inmediata y automáticamente como


consecuencia del vencimiento del plazo. Si éste vence y el fiscal no cierra la investigación,
el imputado o el querellante pueden pedir al juez de garantía que aperciba al fiscal para que
cierre la investigación (art. 247 inc. 2º). Ante tal petición, el juez de garantía debe citar a los
intervinientes a una audiencia (que en la práctica se llama audiencia de apercibimiento
para cierre de investigación). En cuanto al destino del procedimiento, existen tres
posibilidades:
a) Que el fiscal no concurra a la audiencia.
b) Que el fiscal concurra, pero se niegue a cerrar la investigación.
En cualquiera de estas dos hipótesis, el juez de garantía decretará el sobreseimiento
definitivo, resolución que es apelable [(art. 247 inc. 3º, en relación con art. 250 letra e)]. 4
c) Que el fiscal concurra a la audiencia y acceda a cerrar la investigación.
En este caso, el fiscal tiene que declarar verbalmente que cierra la investigación, en la
misma audiencia. Una vez que el fiscal hace esta declaración, debe evaluar los resultados
de la investigación para decidir qué hacer, ya que desde ese momento empieza a correr un
plazo de diez días para solicitar el sobreseimiento definitivo o temporal, acusar o comunicar
su decisión de no perseverar (art. 248).

En cuanto a las eventuales actuaciones de investigación que el fiscal realice una vez cerrada
la investigación y la evidencia de cargo que producto de dichas actuaciones obtenga,
creemos que tal evidencia, en caso de ser ofrecida en la acusación, debería ser excluida por
el juez de garantía en la audiencia de preparación del juicio oral, por ser constitutiva de
prueba ilícita, al importar una vulneración indirecta del derecho a ser juzgado dentro de un
plazo razonable.

b. Forma de cerrar la investigación

La ley no señala una forma en que deba efectuarse el cierre de la investigación. Tampoco
establece la obligación de comunicarlo al juez de garantía ni a los intervinientes, lo cual
puede ser bastante problemático, ya que puede producir indefensión o perjudicar a la
víctima o al querellante. Por ejemplo, un interviniente pretende solicitar al fiscal la

4
El legislador no necesitaba precisar que la resolución es apelable, ya que lo mismo podía inferirse del art.
253.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

realización de determinada diligencia de investigación y se entera de que ya ha presentado


acusación. Eventualmente, esto podría ser materia de una audiencia de cautela de garantías
(art. 10).

En todo caso, en la práctica, el fiscal a cargo de la investigación suele dictar una resolución
que señala que con determinada fecha procede a cerrar la investigación, de lo cual queda
constancia en la denominada carpeta investigativa. Además, el Fiscal Nacional del
Ministerio Público, en su oficio Nº 728, de 12 de diciembre de 2005, instruyó a todos los
fiscales adjuntos del país en el sentido de comunicar el cierre de la investigación a los
intervinientes. La argumentación que esgrimió fue que dicha comunicación era la única
forma posible para que los intervinientes pudieran hacer uso del derecho que les concede el
art. 257 (reiterar al juez de garantía, “dentro de los diez días siguientes al cierre de la
investigación”, la solicitud de diligencias que hubieren formulado durante la investigación
y que el Ministerio Público hubiere rechazado o respecto de las cuales no se hubiere
pronunciado).

c. Reapertura de la investigación

Tras el cierre de la investigación el fiscal tiene un plazo de diez días para (art. 248):
a) solicitar el sobreseimiento definitivo o temporal;
b) formular acusación, o
c) comunicar la decisión de no perseverar en el procedimiento

En los casos primero y tercero, el fiscal tiene que anunciar su intención por escrito. El juez
de garantía citará a todos los intervinientes a una audiencia, en la cual el fiscal deberá
solicitar el sobreseimiento o comunicar su decisión de no perseverar (art. 249). En estas
hipótesis el fiscal, dentro de los diez días siguientes al cierre de la investigación, debe pedir
por escrito la realización de la audiencia. Pero, en la práctica, la audiencia suele realizarse
después de dichos diez días. Lo relevante, para entender cumplida la exigencia del art. 248,
es que dentro de dicho plazo se presente la solicitud.

Dentro de los diez días siguientes al cierre de la investigación, los intervinientes podrán
reiterar la solicitud de diligencias precisas de investigación que en su momento hubieren
formulado al fiscal y que éste hubiere rechazado o respecto de las cuales no se hubiere
pronunciado (art. 257 inc. 1º). Si el juez de garantía accede a la petición, ordenará al fiscal
reabrir la investigación y practicar las diligencias dentro del plazo que le fije (art. 257 inc.
2º). Si la diligencia había sido ordenada por el fiscal a petición de un interviniente y no se
practicó por negligencia o hecho imputable a éste, el juez de garantía rechazará la solicitud
de reapertura de la investigación. Lo mismo ocurrirá si la diligencia es manifiestamente
impertinente, si trata de acreditar hechos públicos y notorios, o si se solicita con un fin
puramente dilatorio (art. 257 inc. 3º). Una vez reabierta la investigación, el fiscal debe
llevar a cabo la diligencia; y ejecutada ésta o vencido el plazo para su realización, el fiscal
volverá a cerrarla, empezando a correr nuevamente el plazo de diez días para que siga
alguno de los caminos que prevé el art. 248 (art. 257 inc. 4º).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Preguntas

1.- ¿Qué ocurre si durante la audiencia de formalización de la investigación el imputado se


queda dormido? ¿Por qué?

2.- ¿Por qué se dice que la formalización de la investigación no tiene carácter aflictivo?

3.- ¿Qué problema constitucional aprecias en el hecho de que el abogado asistente del fiscal
pueda intervenir en la audiencia de control de la detención, formalizar la investigación y
solicitar medidas cautelares?

4.- Con la nueva regulación, tras la Ley Nº 20.253, ¿qué sentido tiene la audiencia de
control de detención? ¿Que juicio crítico te merece la modificación que a dicha audiencia
hizo la mencionada ley?

5.- ¿Qué ocurre si la audiencia de formalización de la investigación se realiza un 16 de


enero y:
a) el delito prescribía el 15 de enero, pero el fiscal solicitó la realización de la
audiencia el 16 de diciembre?
b) el delito prescribía el 17 de enero, considerando que a la audiencia el
imputado fue traído detenido en virtud de una orden judicial? ¿Tiene esto
alguna trascendencia en materia de determinación de la pena?

6.- Si producto de la formalización de la investigación en contra de un imputado, éste se ve


perjudicado porque tenía vigente una suspensión condicional del procedimiento que es
revocada (art. 239 inc. 1º), y en definitiva resulta absuelto en el juicio oral, ¿qué puede
hacer?

7.- ¿Qué inconvenientes encuentras en el hecho de que el juez de garantía pueda obligar al
fiscal a formalizar una investigación (art. 186)? Fundamenta tu respuesta.

8.- ¿Qué harías como defensor si, quince días después de cerrada la investigación, el fiscal
decide acusar? ¿Qué argumentarías como fiscal para validar esta actuación? Si, pese a todo,
el juicio oral tiene lugar y es condenado, ¿qué garantía del imputado se estaría afectando?
¿Cómo se podría subsanar esto?

9.- ¿Cuáles son las diferencias entre una investigación formalizada y una desformalizada?

10.- Si se lleva a cabo una audiencia de prueba anticipada sin citación de todos los
intervinientes, ¿qué puede alegar el interviniente omitido y en qué oportunidades?

11.- Si se pretende hacer valer en el juicio oral evidencia obtenida tras el cierre de la
investigación, ¿cuáles son las posibilidades de que prospere esa eventual prueba? ¿Qué
distingos habría que realizar y por qué?

12.- ¿Qué diferencias encuentras entre la prueba anticipada y la prueba rendida en el juicio
oral?
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

13.- Enumera las modificaciones que la Ley Nº 20.253 introdujo en materia de prueba
anticipada, haciendo un juicio crítico de las mismas.

14.- ¿Por qué crees que se incorporó el nuevo art. 191 bis CPP?

15.- Analiza críticamente el art. 186 CPP.


Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

CAPITULO IX
LAS MEDIDAS CAUTELARES

1. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN

Las medidas cautelares están reguladas en el Libro I, Título V, artículos 122 a 156 del
Código Procesal Penal (personales) y en el Título VI, artículos 157 a 158 (reales).

La razón que explica la necesidad de crear estas medidas es que la realización de un


proceso penal requiere el transcurso de algún tiempo, durante el cual el imputado podría
realizar actos que impidan o dificulten la ejecución de la sentencia, frustrando los fines del
procedimiento. Las medidas cautelares se consideran un instrumento idóneo para evitar esta
posibilidad.

Se acostumbra definir a las medidas cautelares en el proceso penal como una privación o
restricción de la libertad personal del imputado o de su libertad de administración o
disposición de sus bienes, para asegurar los fines del procedimiento penal o los resultados
de ejercicio de la acción civil, generalmente por resolución judicial.

Desde el punto de vista del derecho que limitan, se acostumbra clasificarlas en: medidas
cautelares personales, que son aquellas que privan o restringen la libertad personal del
imputado, y medidas cautelares reales, que son aquellas que limitan la libre administración
o disposición de los bienes del imputado.

A continuación analizaremos en detalle cada una de ellas

2. LAS MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES

A. Concepto

Las medidas cautelares personales consisten en una privación o restricción de la libertad


personal del imputado, generalmente por resolución judicial, para asegurar los fines del
procedimiento penal.

B. Fundamento

Si se es respetuoso de las garantías del derecho a un juicio previo y al principio o


presunción de inocencia, se debe aceptar que sólo es admisible la aplicación de las
consecuencias jurídicas de un delito cuando han sido impuestas por sentencia firme (arts.
1º, 4º y 468 CPP, art. 79 CP). Pendiente el proceso, el imputado no puede ser considerado
ni tratado como culpable. Por lo tanto, el fundamento de la pena (prevención y/o
retribución) no puede invocarse para justificar la imposición de una medida cautelar; ésta
no constituye una “pena anticipada”.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

Las medidas cautelares personales tienen por fundamento asegurar la realización de los
fines del procedimiento (art. 122 inc. 1º). Se acostumbra señalar que son fines del
procedimiento:
a) la correcta averiguación de la verdad, y
b) la actuación de la ley penal.
Es discutible que sea un fin del procedimiento la prevención inmediata del hecho concreto
objeto del proceso, aunque hay autores que lo aceptan. Por ejemplo, la evitación de la
consumación si el proceso penal se lleva adelante por un delito tentado, o de las
consecuencias posteriores de un delito consumado. De aceptarse esta idea, sería admisible
la imposición de una medida cautelar fundada en peligro para la seguridad del ofendido. Lo
que bajo ningún respecto puede considerarse legítimo es su imposición fundada en peligro
para la seguridad de la sociedad, ya que ello implica una evidente vulneración del principio
o presunción de inocencia.

C. Derecho fundamental afectado

Las medidas cautelares personales privan o restringen la libertad personal del imputado,
entendida como libertad ambulatoria o de desplazamiento [art. 19 Nº 7 letra a) CPR]. Por
ser tan importante el derecho que afectan, su aplicación se ve condicionada a la observación
de diversos principios.

D. Principios informantes

i) Legalidad

Conforme a este principio, las medidas cautelares personales pueden decretarse solamente
en los casos y en la forma que prevén la Constitución y las leyes. Así se desprende del art.
19 N° 7 letra b) CPR. Esta disposición no se aplica únicamente a las medidas cautelares
personales, sino que es de aplicación general a toda forma de privación o restricción de
libertad, como por ejemplo, las penas, las medidas de seguridad, los apremios legítimos
(verbigracia, el arresto del deudor de alimentos), etc.

Esta idea se encuentra también consagrada en el Código Procesal Penal, cuyo art. 5º, inc.
1º, dispone que no se podrá citar, arrestar, detener, someter a prisión preventiva ni aplicar
cualquier otra forma de privación o restricción de libertad a ninguna persona, sino en los
casos y en la forma señalados por la Constitución y las leyes. Esta disposición tampoco es
aplicable exclusivamente a las medidas cautelares personales, pues alcanza también a otros
medios de coerción que se pueden ejercer en el proceso, como el arresto de un testigo.

Además el inciso segundo de la citada norma agrega que las disposiciones del Código que
autorizan la restricción de la libertad o de otros derechos del imputado o del ejercicio de
alguna de sus facultades serán interpretadas restrictivamente y no se podrán aplicar por
analogía. Consecuentemente, en aquellos casos en que surjan problemas interpretativos a
propósito de otras disposiciones del Código que autoricen esta restricción de derechos, no
podría tener lugar una interpretación extensiva. Nótese que esto se aplica a hipótesis de
restricción de derechos en general, no sólo de la libertad.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

ii) Jurisdiccionalidad

Este principio determina que las medidas cautelares personales únicamente pueden tener
lugar previa resolución judicial (art. 122 inc. 2º). Sin embargo, como lo veremos, esta no es
una regla absoluta, sino general, ya que tiene excepciones, como la detención por
flagrancia.

iii) Excepcionalidad

La regla es el pleno goce de la libertad personal. Conforme a este principio, la imposición


de medidas cautelares personales, por ser una excepción a dicha regla, sólo puede tener
lugar cuando sea absolutamente indispensable para asegurar la realización de los fines del
procedimiento (art. 122 inc. 1º, 1ª parte).

Por ser eventuales, no cabe concebir su aplicación como el objetivo de alguna etapa del
procedimiento, 1 porque es posible un proceso penal en el que no se decreten nunca. Si las
estudiamos en este momento es sólo porque cuando se imponen, generalmente empiezan a
aplicarse ya desde la investigación.

iv) Provisionalidad

Conforme a este principio, las medidas cautelares personales sólo deben durar mientras
subsista la necesidad de su aplicación (art. 122 inc. 1º parte final), de modo que tan pronto
ésta desaparezca, deben dejarse sin efecto.

Una aplicación de lo anterior, en materia de prisión preventiva, se observa en el art. 152


inc. 1º, que dispone que dicha medida cautelar debe terminar cuando no subsistan los
motivos que la justificaron.

v) Proporcionalidad

El principio de proporcionalidad en esta materia obliga a que la medida cautelar personal


que se decrete guarde armonía con la finalidad del procedimiento que se cautela y con la
gravedad del hecho investigado. Ello explica, entre otras cosas, que la prisión preventiva
sólo proceda cuando las demás medidas cautelares personales sean estimadas insuficientes
para el logro del objetivo que se quiere alcanzar (art. 139 inc. 2º), y que existan ciertos
casos en los cuales no resulta admisible su imposición (art. 141).

En materia de prisión preventiva, el principio de proporcionalidad, con anterioridad a la


Ley Nº 20.074, se encontraba expresamente consagrado en el art. 141 inc. 1º, que establecía
que “no se podrá ordenar la prisión preventiva cuando ésta aparezca desproporcionada en
relación con la gravedad del delito, las circunstancias de su comisión y la sanción
probable”. Esta previsión fue eliminada por la mencionada ley, pero no por ello puede
sostenerse que el señalado principio no inspire la regulación de las medidas cautelares

1
A diferencia de lo que sucedía en el antiguo sistema, ya que conforme al art. 76 inc. 2º del Código de
Procedimiento Penal, era uno de los objetivos del sumario “asegurar la persona de los presuntos culpables”.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

personales, en general, y de la prisión preventiva, en particular, ya que siguen existiendo las


manifestaciones arriba explicadas (arts. 139 inc. 2º y 141).

E. Presupuestos de aplicación

Salvo particularidades que presenta la citación y algunas formas de detención, se sostiene


que, en general, el tribunal que decreta una medida cautelar personal debe primero
constatar la presencia de dos requisitos:

a) fumus boni iuris (humo de buen derecho): significa la probabilidad de que el hecho
punible haya tenido lugar y que el imputado haya intervenido en él. En materia de prisión
preventiva, esta idea aparece consagrada en las letras a) y b) del art. 140 inc. 1º, al exigir
que el solicitante de la medida cautelar acredite que existen antecedentes que justificaren la
existencia del delito que se investigare y que permitieren presumir fundadamente que el
imputado ha tenido participación en el delito como autor, cómplice o encubridor.

b) periculum in mora (peligro en la demora): significa la amenaza de que el imputado,


durante el proceso penal, pueda frustrar los fines del procedimiento. En materia de prisión
preventiva, esto aparece consagrado en el art. 140 inc. 1º letra c), al exigir que existan
antecedentes calificados que permitieren al tribunal considerar que la medida cautelar es
indispensable para el éxito de diligencias precisas y determinadas de la investigación, o que
la libertad del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad o del ofendido, o que
existe peligro de que el imputado se dé a la fuga.

F. Clasificación

Atendiendo al cuerpo normativo en el que se encuentran contempladas las medidas


cautelares personales, podemos distinguir entre aquellas que están reguladas en el Código
Procesal Penal y aquellas que lo están fuera de él.

a) Dentro del Código Procesal Penal encontramos: la citación, la detención, la prisión


preventiva, las medidas cautelares del art. 155 y la internación provisional en un
establecimiento asistencial del imputado con facultades mentales insuficientes o
gravemente alteradas (art. 464).

b) En otras leyes encontramos: las medidas de protección al ofendido por un delito sexual
(art. 372 ter CP), 2 la retención de la licencia de conducir (art. 196 F inc. 4º Ley Nº 18.290,
ley del tránsito), la internación provisoria del imputado adolescente (art. 32 Ley nº 20.084,
sobre responsabilidad penal de adolescentes), etc.

2
Varias de las medidas mencionadas en el art. 372 ter CP coinciden con las del art. 155 CPP, pero hay una
gran diferencia entre unas y otras, aparte de que las primeras sólo proceden frente a delitos sexuales: el listado
de medidas del art. 372 ter CP no es taxativo; el del art. 155 CPP sí lo es.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

G. La citación

a) Concepto

La citación está regulada en el Libro I, Título V, Párrafo 2º, artículos 123 y 124 del Código
Procesal Penal.

Se acostumbra definirla como la orden de comparecencia del imputado ante el tribunal (art.
123).

b) Forma

La citación del imputado se lleva a cabo notificándole la resolución que ordena su


comparecencia (art. 33 inc. 1º), con el siguiente contenido: tribunal ante el cual se debe
comparecer, su domicilio, fecha y hora de la audiencia, identificación del proceso de que se
tratare, motivo de la comparecencia, advertencia de apercibimiento en caso de no
comparecencia injustificada e indicación de que se debe comunicar y justificar
anticipadamente cualquier motivo que impida comparecer (art. 33 inc. 2º).

c) Efecto de la no comparecencia injustificada

El efecto que se deriva de la no comparecencia injustificada, es que el imputado podrá ser


detenido o sometido a prisión preventiva hasta la realización de la actuación respectiva (art.
33 inc. 3º). Respecto a la posibilidad de detención, ello parece razonable y guarda armonía
con el art. 127 inc. 2º. Pero la posibilidad de someter al imputado a prisión preventiva
resulta criticable, porque pugna con lo dispuesto en el art. 142 inc. 3º, que exige, para que
se pueda decretar la prisión preventiva, que esté presente el imputado en la audiencia en
que se debate y resuelve la solicitud. De hecho, muchas veces se cita al imputado,
precisamente, para formalizar la investigación en su contra, y conforme al encabezado del
art. 140, la prisión preventiva sólo puede decretarse una vez formalizada la investigación
(lo mismo puede colegirse del art. 230 inc. 2º).

d) Procedencia

Esta medida cautelar procede cuando sea necesaria la presencia del imputado ante el
tribunal (art. 123).

Existen ciertos casos en los que la única medida cautelar personal que procede es la
citación (siempre que se cumpla el supuesto de ser necesaria la presencia del imputado en
el tribunal). Es lo que ocurre con las faltas y con otros delitos que la ley no sancionare con
penas privativas ni restrictivas de libertad (art. 124 inc. 1º). Sin embargo, esta regla
reconoce dos excepciones:
a) Hay ciertas faltas respecto de las cuales es procedente la detención (124, inc. 2º, 1ª parte
y art. 134 inc. 4º). Así sucede con las contempladas en el Código Penal, en el art. 494 Nºs 4,
5 y 19 (exceptuando en este último caso los hechos descritos en los arts. 189 y 233), en el
art. 494 bis, en el art. 495 Nº 21 y en el art. 496 Nºs 5 y 26.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

b) Procede la detención (o prisión preventiva), por incomparecencia (injustificada) del


imputado citado (art. 124, inc. 2º, 2ª parte)

H. La detención

La detención está regulada en el Libro I, Título V, Párrafo 3º, artículos 125 a 138 del
Código Procesal Penal.

1. Concepto

Suele definirse a la detención como una medida cautelar personal que consiste en la
privación de libertad del imputado, por breve tiempo, con la finalidad de ser conducido ante
el tribunal.

En esta materia se debe tener presente el art. 19 nº 7 letra b) de la Constitución, conforme al


cual “nadie puede ser privado de su libertad personal ni ésta restringida sino en los casos y
en la forma determinados por la Constitución y las leyes”. La observancia de estos aspectos
(casos y forma) determina la legalidad de la detención.

2. Procedencia

Conforme a lo dispuesto en el art. 125, la detención procede en dos casos: por orden
judicial o por delito flagrante.

Detención por orden judicial

Dos son las hipótesis en las que procede la detención por orden judicial:
a) A solicitud del Ministerio Público, sin previa citación, cuando de otra manera su
comparecencia pudiera verse demorada o dificultada (art. 127 inc. 1º)
A pesar de que la disposición únicamente alude al periculum in mora, se sostiene que el
Ministerio Público igualmente tiene que fundar su solicitud con antecedentes demostrativos
del hecho y de la participación que en él se atribuye al imputado (fumus boni iuris). Sólo así
podría el juez que accede a la petición cumplir con la exigencia de fundamentación de su
resolución (art. 36). En la práctica, normalmente se opta por la detención cuando se trata de
delitos graves, en los que normalmente cabrá prisión preventiva, porque se piensa que una
citación pondría al imputado sobre aviso y, eventualmente, éste podría fugarse. También se
utiliza la detención cuando no ha sido posible citar al imputado (por ejemplo, cuando dio un
domicilio falso).
b) Cuando la presencia del imputado es condición de una audiencia y, citado éste, no
compareció a ella ni tampoco justificó su incomparecencia (arts. 127 inc. 2º y 33 inc. 3º).

En general, la orden de detención es escrita y debe contener (art. 154):


a) El nombre y apellidos de la persona que debiere ser detenida o, en su defecto, las
circunstancias que la individualizaren o determinaren;
b) El motivo de la detención, y
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

c) La indicación de ser conducido de inmediato ante el tribunal, al establecimiento


penitenciario o lugar público de prisión o detención que determinará, o de permanecer en su
residencia, según correspondiere.
Todo esto se entiende sin perjuicio de lo previsto en el art. 9º para casos urgentes, en los
que la inmediata orden es indispensable para el éxito de la diligencia, ya que en estos casos
su solicitud y otorgamiento pueden ser verbales.

La orden de detención, conforme a lo dispuesto en el art. 19 Nº 7 letra c) de la Constitución


y en el art. 125 CPP, debe ser intimada, es decir, exhibida al imputado [art. 94 letra a) 2ª
parte]. Como se comprenderá, esta exhibición sólo resulta posible cuando la orden es
escrita; una orden verbal de detención no se puede exhibir. Por eso el art. 9º inc. 3º
establece, en los casos de una detención por orden verbal, la obligación de entregar al
imputado, por el funcionario policial que la practique, una constancia de aquélla, con
indicación del tribunal que la expidió, del delito que le sirve de fundamento y de la hora en
que se emitió.

Detención por flagrancia

Esta forma de detención procede cuando se sorprende a una persona in fraganti en la


comisión de un delito. La voz flagrante proviene del verbo flagrar (del latín flagrare), que
conforme al diccionario de la lengua española de la RAE, significa arder o resplandecer
como fuego o llama. Esto resulta ilustrativo y permite entender los requisitos que la
doctrina exige en la flagrancia:
a) coetaneidad o inmediatez: Esto implica que la persona debe ser sorprendida cometiendo
el delito o en el momento mismo en que lo acaba de cometer.
b) ostensibilidad: Esto significa que el hecho delictivo debe ser patente o manifiesto, es
decir, que se desprenda de su sola observación, sin que sea necesario realizar ningún tipo de
indagación. La ostensibilidad, entonces, se opone a la existencia de meras sospechas o
indicios.

Las hipótesis de flagrancia aparecen mencionadas en el art. 130, cuyo encabezado establece
que “se entenderá que se encuentra en situación de flagrancia” una persona en las cinco
hipótesis que la disposición prevé. Esta frase del legislador obedece a que, en estricto rigor,
no todos los casos a los que alude el precepto corresponden al concepto de flagrancia
propiamente tal (sorprender a una persona in fraganti en la comisión de un delito), el cual
estaría recogido en las letras a) y b) de la disposición. Las hipótesis de las restantes letras
corresponden, más bien, a un concepto amplio de flagrancia, ya que en todas ellas ha
transcurrido un tiempo desde la comisión del hecho. Ese es el sentido que debe darse a la
mencionada frase y no otro, como por ejemplo, sostener que se trata de un listado no
taxativo de casos. Tal interpretación debería ser desechada, por pugnar con lo dispuesto en
el art. 5º inc. 2º.

Analicemos a continuación las hipótesis contempladas en el art. 130. Se entenderá que se


encuentra en situación de flagrancia:
a) El que actualmente se encontrare cometiendo el delito.
b) El que acabare de cometerlo.
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c) El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra
persona como autor o cómplice.
d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere encontrado con
objetos procedentes de aquél o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren
sospechar su participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido
empleados para cometerlo.
e) El que las víctimas de un delito que reclamen auxilio, o testigos presenciales, señalaren
como autor o cómplice de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato. La
regulación actual difiere del texto original. 3
Para los efectos de lo establecido en las letras d) y e) se entenderá por tiempo inmediato
todo aquel que transcurra entre la comisión del hecho y la captura del imputado, siempre
que no hubieren transcurrido más de doce horas. 4

Un examen rápido de esta disposición permite concluir que la regulación de la flagrancia no


cumple los requisitos doctrinales, ya que sólo las hipótesis de las letras a) y b) los
satisfacen. Por lo que respecta a la coetaneidad o inmediatez, no puede sostenerse que esté
presente cuando han transcurrido cerca de doce horas desde la comisión del hecho;
claramente es sólo una ficción del legislador. Y en cuanto a la ostensibilidad, ésta también
puede ser puesta en tela de juicio, pues en los casos de las letras c), d) y e) no es necesario
que el delito sea evidente para quien practica la detención.

La detención por flagrancia puede ser practicada por la policía, pero también puede serlo
por cualquier persona. La diferencia entre una y otra forma de detención está en que el
particular no está obligado a detener, sino sólo facultado para hacerlo (art. 129 inc. 1º); para
la policía, en cambio, es una obligación hacerlo (art. 129 inc. 2º). Sin embargo, hay un caso
excepcional en que la policía está sólo facultada (no obligada) para detener por flagrancia,
cual es el caso de las faltas a las que alude el art. 134 inc. 4º, que como ya lo vimos, hace
excepción a la regla de que la única medida cautelar personal que procede en las faltas es la
citación (art. 124). Sin perjuicio de ello, en la práctica, la policía igualmente detiene en
estos casos..

Hemos dicho que la detención procede en dos supuestos: orden judicial y flagrancia
delictiva. Sin embargo, existen casos excepcionales en los que la policía está obligada a
detener, a pesar de que no existe orden judicial y que tampoco constituyen flagrancia
delictiva. La policía debe detener (art. 129 incs. 3º y 4º):
a) al sentenciado a penas privativas de libertad que hubiere quebrantado su condena. El
quebrantamiento de condena es un delito, por lo que si el imputado es sorprendido in
fraganti, estaríamos en presencia de una detención por flagrancia. Pero si han pasado más
de doce horas no habrá flagrancia, a pesar de lo cual la policía igualmente está obligada a
detener.

3
El texto original, previo a la modificación que le hizo la Ley Nº 20.074, era el siguiente: “e) El que las
personas asaltadas, heridas o víctimas de un robo o hurto que reclamaren auxilio, señalaren como autor o
cómplice de un delito que acabare de cometerse”. Como puede advertirse, la disposición amplió su radio de
acción a cualquier clase de delitos y cubrió los casos en que no es la víctima del delito quien individualiza al
imputado, sino un testigo presencial.
4
Esta última previsión del legislador fue incorporada por la Ley Nº 20.253, que agregó en el art. 130 un
inciso final de dicho tenor.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

b) al que se fugare estando detenido.


c) al que tuviere orden de detención pendiente. En rigor, no es esta una excepción, ya que
se tratará de una detención por orden judicial.
d) al que fuere sorprendido en violación flagrante de las medidas cautelares personales
que se le hubieren impuesto.
e) al que violare la condición del artículo 238 letra b), que le hubiere sido impuesta para la
protección de otras personas.

La Ley Nº 20.074 introdujo modificaciones en estos supuestos de detención sin orden


judicial ni flagrancia. Uno de estos cambios derivó en la incorporación de los supuestos
individualizados más arriba en las letras d) y e). Esto obedeció a que en tales casos, antes
de la mencionada ley, no había claridad acerca de qué sucedía y de si resultaba procedente
la detención o no. Algunos afirmaban que se cometía un delito de desacato (art. 240 inc. 2º
CPC), por lo que si el imputado era sorprendido in fraganti, procedía la detención; otros
estimaban que no se cometía delito alguno y que la sanción era procesal: agravar la medida
cautelar personal, por ejemplo, decretando prisión preventiva (art. 141 inc. final), o bien,
revocar la suspensión condicional del procedimiento (art. 239). La incorporación de estos
supuestos vino a solucionar un problema práctico, aclarando la procedencia de la detención.
Sin embargo, sigue existiendo la otra duda, esto es, si en tales casos se configura el delito
de desacato o si sólo debe agravarse la medida cautelar personal del imputado

Con todo, la pregunta que hay que hacerse es qué se debe entender por violación flagrante
de una medida cautelar personal. ¿Quiere decir esto que el imputado debe ser sorprendido,
por ejemplo, junto con la víctima (si la medida impuesta era la del art. 155 letra g) ¿O
podría ser detenido horas después del acaecimiento de tal situación? En otras palabras,
¿debemos utilizar un concepto estricto de flagrancia o podemos usar el concepto amplio
recogido en el art. 130? En nuestra opinión, deberíamos utilizar un concepto estricto, ya
que la flagrancia a la que alude el art. 130 está exclusivamente relacionada con la comisión
de un delito, y no es claro que en los casos por los que nos preguntamos haya delito.
Además, el art. 5º inc. 2º obliga a una interpretación restrictiva en esta materia.

Es importante tener presente que en el caso de la comisión flagrante de un delito de acción


penal privada, la policía no puede detener. Ello es razonable, ya que no existe persecución
penal pública de estos delitos; en el procedimiento por esta clase de delitos el Ministerio
Público no interviene. Y en cuanto a los delitos de acción penal pública previa instancia
particular, la policía tampoco puede detener por flagrancia (art. 129 inc. 3º), a menos que se
trate de ciertos delitos de connotación sexual, concretamente, los contemplados en los arts.
361 a 366 quater CP (art. 129 inc. 3º).5 Lo único que puede hacer la policía en las hipótesis
de delito flagrante de acción pública previa instancia particular, antes de que se denuncie el
hecho es, sin detener, realizar los actos necesarios para impedir o interrumpir la comisión
del delito.

Finalmente, la policía puede entrar a un lugar cerrado, mueble o inmueble, para detener al
imputado, cuando se encontrare en su actual persecución. Esto quiere decir que no es

5
En todo caso, debe recordarse que si la víctima es un menor de edad, el delito es de acción pública (art. 53
inc. 2º parte final).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

necesario obtener autorización judicial para ingresar al lugar, ni tampoco el consentimiento


del propietario o encargado del mismo, pero sólo se autoriza entrar para practicar la
detención. Se trata de una excepción más (junto con la contemplada en el art. 206) a la
regla prevista en el art. 205.

3. Plazo de la detención

El plazo máximo para poner al detenido a disposición del juez de garantía es de


veinticuatro horas contadas desde el momento de la detención. 6 Sin embargo, la forma en
que tiene lugar esta puesta del imputado a disposición del juez de garantía es distinta según
se trate de detención por orden judicial o por flagrancia. Si la detención es por orden
judicial, la policía deberá conducir inmediatamente al detenido ante el juez (art. 131 inc.
1º). En cambio, si es por flagrancia, la policía deberá informar de la detención al Ministerio
Público –en la práctica, al fiscal de turno– dentro de un plazo de doce horas. El fiscal podrá
dejar sin efecto la detención u ordenar que el detenido sea conducido ante el juez dentro de
un plazo máximo de veinticuatro horas. Si el fiscal nada manifestare, la policía deberá
poner al detenido a disposición del juez de garantía, dentro del plazo máximo de
veinticuatro horas (art.131 inc. 2º).

En las hipótesis de detención por flagrancia, si tras la información de la policía el fiscal


ordena poner al detenido a disposición del juez, deberá en el mismo acto dar conocimiento
de la situación al abogado de confianza del imputado o a la Defensoría Penal Pública (art.
131 inc. 3º). Para hacer operativo esto, es común que la policía, al momento de la
detención, pregunte al imputado si cuenta con algún abogado defensor de su confianza;
como lo normal es que no lo tenga, el fiscal se comunicará con el defensor penal publico
que esté de turno.

El inc. 4º del art. 131, que al igual que el inc. 3º fue agregado por la Ley Nº 20.074, vino a
solucionar dos problemas prácticos:
1) Muchas veces sucedió que funcionarios de Gendarmería de Chile apostados en
tribunales, se mostraron reacios a recibir de la policía a los detenidos, sin previa resolución
judicial, en tanto no tuviera lugar la audiencia de control de la detención y el juez de
garantía aumentara el plazo de detención o, una vez formalizada la investigación, decretara
la prisión preventiva. Ello, porque conforme a su respectiva ley orgánica, a dicho órgano le
compete la custodia de personas que se encuentran privadas de libertad por resolución
judicial. Con esta modificación, se pretendió dejar en claro que la obligación de poner a los
detenidos a disposición del juez de garantía se cumple dejándolos bajo la custodia de los
funcionarios de Gendarmería de Chile apostados en el respectivo tribunal, y que éstos
deben recibirlos sin necesidad de esperar una resolución judicial.
2) Otra discusión que en su momento se suscitó fue la de si bastaba con que la policía
entregara al detenido dentro del plazo de veinticuatro horas, sin importar que la audiencia
de control de la detención, por distintas razones (por ejemplo, por existencia de otras

6
Esto supuso un notable avance en comparación con el antiguo sistema, ya que conforme al Código de
Procedimiento Penal, el plazo era de veinticuatro o cuarenta y ocho horas, según se tratara de detención por
flagrancia o por orden, respectivamente (art. 270 bis), pudiendo ampliarse hasta un total de cinco días, o
incluso de diez días en caso de delitos terroristas (art. 272 bis).
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audiencias previas), se llevara a cabo después de vencido dicho plazo, o bien, si la


audiencia misma también debía realizarse dentro de las señaladas veinticuatro horas. La
modificación pretendió solucionar el punto, estableciendo que lo relevante es sólo que se
entregue al detenido a Gendarmería del respectivo tribunal, dentro de dichas veinticuatro
horas. Aún así, nos parece que sigue siendo posible invocar una vulneración material de los
derechos del detenido, cuando a pesar de cumplirse con lo dispuesto en este inciso cuarto,
la audiencia de control de la detención tiene lugar muchas horas después de vencido el
mencionado plazo.

4. Lugar de detención

Existen dos lugares donde el sujeto puede cumplir la detención: el primero es su residencia
y el segundo, un lugar público de detención [art. 19 nº 7 letra d) CPR]. A la detención en la
residencia del imputado alude el art. 138, que se refiere a la denominada legítima defensa
privilegiada o presuncional. La regla general es que le detención se verifique en lugares
públicos destinados a dicho objeto, pudiendo ser éstos recintos de la policía o de
Gendarmería de Chile.

5. Deber de información de derechos

Existe el deber de informar a la persona detenida de sus derechos, deber que recae sobre la
policía, el fiscal y el juez (arts. 135, 136 y 137), lo que guarda armonía con el derecho del
imputado a ser informado de sus derechos [arts. 93 letra a) y 94 letra b)]. De la lectura de
las disposiciones pertinentes se extrae que el detenido debe ser informado del motivo de la
detención y del catálogo de derechos que le asisten, entre otros, del derecho a contar con un
abogado que le asista, a guardar silencio o a no declarar bajo juramento, a entrevistarse
privadamente con su abogado, a contar a sus expensas con las comodidades compatibles
con la seguridad del establecimiento penitenciario, etc.

Si el fiscal o el juez constatan que no se han informado estos derechos al detenido, deben
informárselos efectivamente y además oficiar a la autoridad competente para que se
apliquen eventuales sanciones disciplinarias o se inicien investigaciones penales (art. 136).
En la práctica, esta disposición recibe bastante aplicación en la audiencia de control de
detención.

6. Finalidad y proporcionalidad de la detención

La finalidad de la detención es conducir al imputado a la presencia del juez de garantía,


tanto cuando se debe a flagrancia (art. 125), como cuando existe orden judicial (art. 127).
Siendo esta su finalidad, resulta cuestionable que se emplee al imputado privado de
libertad, antes de que sea puesto a disposición del juez, para la realización de diligencias de
investigación, tales como toma de declaración, reconocimientos, etc.

Suele señalarse que la proporcionalidad debe estar presente en la detención, lo que quiere
decir que puede emplearse violencia proporcional al logro del objetivo de la aprehensión
del imputado, especialmente cuando el sujeto se resiste. Una violencia innecesaria podría
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llegar a configurar el delito de aplicación de tormentos (arts. 150 y 150 A CP) o de


violencia innecesaria (art. 330 CJM).

7. La detención ilegal

La detención ilegal es aquella que no se realiza en los casos y formas sañalados por la
Constitución y las leyes, o que es consecuencia de una actividad de persecución penal o
acto procesal no ajustado a derecho. Su fundamento normativo se encuentra en el art. 7.6
del Pacto de San José de Costa Rica y en el art. 95 CPP.

7.1. Clasificación

Se acostumbra distinguir entre la detención ilegal originaria y la derivada.

a) detención ilegal originaria: es aquella que en sí no cumple con los casos o formas
prescritos por la Constitución o las leyes. Por ejemplo, si se detiene a una persona por un
hecho que no constituye delito, o si se trata de un delito, pero no es uno respecto del cual
proceda la detención, o si no se verifica alguna de las hipótesis de flagrancia, o si no se
intima la orden de detención, o si no se cumple el plazo de detención, o si no se cumplen
las exigencias del lugar de detención, etc. Se discute si es o no una hipótesis de detención
ilegal (originaria) aquella en la que el detenido, antes de ser conducido a la presencia del
juez, es utilizado en actividades que no apuntan a dicho fin (como, por ejemplo, exhibirlo a
la víctima), así como también aquella en la que el detenido es objeto de algún apremio o
tormento ilegítimos.
b) detención ilegal derivada: es aquella que se presenta como consecuencia de otros actos
no ajustados a derecho. No se trata de que la detención en sí se aparte de los casos y formas
que la ley señala, sino de que es producto de otros actos que sí se han alejado de lo que
señala el ordenamiento jurídico. Por ejemplo, si se practica un control de identidad en
supuestos diferentes de los que lo hacen procedente, se registra al imputado y se le
encuentra algún elemento que implique la comisión de un delito (drogas ilícitas, armas,
pornografía infantil, etc.), por lo que es detenido por flagrancia. Otro ejemplo: si la policía
ingresa a un lugar cerrado, sin autorización del propietario o encargado ni del juez de
garantía, y dentro del lugar sorprende al imputado cometiendo un delito in fraganti, por lo
que lo detiene.

7.2. Efectos

Esta materia es una de las que ha sido más modificada por la Ley Nº 20.253. Antes de esta
ley, la declaración de ilegalidad de la detención acarreaba como consecuencia, por un lado,
que el detenido quedaba en libertad (si el Ministerio Público quería formalizar la
investigación, debía pedir una audiencia a la cual tenía que citarse al imputado) y, por otro,
que la evidencia de cargo obtenida durante el registro del detenido debía ser excluida, por
ilicitud de la misma, en la audiencia de preparación del juicio oral. Este era el costo que el
órgano persecutor debía pagar si el imputado era detenido ilegalmente.

Hoy en día, la declaración de ilegalidad de la detención no produce estas consecuencias. En


efecto, el imputado ilegalmente detenido no es puesto de inmediato en libertad, ya que el
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Ministerio Público puede igualmente formalizar la investigación e incluso pedir medidas


cautelares (art. 132 inc. 3º, 1ª parte). Además, no necesariamente la evidencia
incriminatoria será excluida en la audiencia de preparación de juicio oral, pues la
declaración de ilegalidad de la detención no producirá el efecto de cosa juzgada en relación
con las solicitudes de exclusión de prueba (art. 132 inc. 3º, 2ª parte).

Lo anterior resulta muy criticable, pues no se prevé ningún costo que el órgano persecutor
deba pagar por el hecho de haber sido el imputado ilegalmente detenido, quedando la
audiencia de control de la detención como un trámite sin mayor importancia. El único
efecto que actualmente produce la declaración de ilegalidad de la detención, es que no se
puede pedir ampliación de la detención (art. 132 inc. 3º), por lo que si, declarada ilegal la
detención del imputado, el Ministerio Público quiere formalizar la investigación, debe
hacerlo de inmediato.

En otro orden de ideas, hay que precisar que la falta de información al detenido de los
derechos que le asisten no convierte en ilegal su detención, porque en dicho caso lo único
que prevé la ley es el deber para el fiscal y el juez de informar al detenido sus derechos y
oficiar a la autoridad competente para que aplique las sanciones disciplinarias
correspondientes o se inicien las investigaciones penales que procedan (art. 136).

Finalmente, la declaración de ilegalidad de la detención no necesariamente significa que se


deba imputar al funcionario policial o al particular que practicó la detención, el delito de
detención ilegal (art. 148 CP) o el de detención arbitraria (art. 143 CP), respectivamente.

8. Audiencia de control de la detención

La existencia de esta audiencia es una aplicación de lo dispuesto en la Convención


Americana sobre Derechos Humanos, en cuyo art. 7.6 se establece que si la detención es
ilegal, el juez debe ordenar la libertad del detenido, lo que, como hemos visto, no sucede en
Chile. Conforme a dicha disposición, “toda persona privada de libertad tiene derecho a
recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la
legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran
ilegales…”.

La audiencia de control de la detención es aquella en que el detenido es presentado ante el


juez competente, dentro de las veinticuatro horas siguientes al momento de la detención. En
ocasiones resulta difícil cumplir con esta exigencia, por motivos geográficos, especialmente
cuando la detención se practica en lugares muy distantes del territorio jurisdiccional del
juez de garantía que dictó la orden. Esto llevó a que, en la práctica, durante mucho tiempo
se realizaran controles de detención “en el camino”, mientras el imputado era conducido
por la policía al juzgado de garantía competente. La Ley Nº 20.074 introdujo una
modificación en esta materia, permitiendo que la audiencia de control de la detención se
realice no sólo en el juzgado de garantía del que emanó la orden, sino también en el del
lugar en que se practicó la detención, siempre que ambos lugares sean asiento de Cortes de
Apelaciones diversas (art. 70 inc. 2º).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

La finalidad de esta audiencia es que el juez se informe de la identidad del detenido y de las
circunstancias de su detención. Previo debate, el juez resuelve, declarando la detención
ajustada a derecho o ilegal. Tanto en uno como en otro caso, si el juez estima que no se ha
informado al detenido sobre sus derechos, le informará sobre ellos y oficiará a las
autoridades competentes, a fin de que apliquen las sanciones disciplinarias pertinentes o se
inicien las investigaciones penales que procedan (art. 136).

Existe una corriente jurisprudencial minoritaria que afirma que únicamente puede ser
controlada la detención cuando se debe a flagrancia y no a una orden judicial, ya que si el
juez la ha ordenado, ha estimado que había motivos legítimos para ello. Sin embargo,
mayoritariamente se afirma que no resulta procedente hacer tal distingo y que toda
detención es controlable, se deba a flagrancia o a orden judicial, ya que la forma en que se
lleva a cabo una detención por orden judicial también puede ser ilegal, por ejemplo, por no
intimar la orden, por exceder el plazo de duración, etc.

En la práctica, el desarrollo jurisprudencial ha llevado a que el juez de garantía se imponga


de las circunstancias de la detención por el relato que realiza el fiscal en esta audiencia. Es
él quien establece los hechos y se debate sobre la legalidad del procedimiento. Sin
embargo, quien mejor conoce las circunstancias de la detención es el propio imputado (lo
usual es que el fiscal ni siquiera se haya encontrado en el lugar de la detención). Pero como,
al parecer, se cree que el imputado mentirá en su defensa, la relación de los hechos la hace
el fiscal. En nuestra opinión, entonces, al menos se debería exigir al Ministerio Público y a
la policía el máximo celo en el cumplimiento de las formalidades legales. Por ejemplo, si el
fiscal indica en la audiencia, que el dueño de la casa en la que se encontraba el imputado
permitió el ingreso de la policía para detenerlo, el juez debería ser exigente para verificar
que exista una constancia del consentimiento expreso (arts. 205 y 216).

8.1. Quiénes intervienen en la audiencia de control de detención

Las personas que necesariamente deben intervenir en esta audiencia son el fiscal (o el
abogado asistente del fiscal) y el imputado. Es posible que el defensor no esté, pues no es
obligatoria su presencia para la realización del control de la detención, pero sí lo es para
que se pueda formalizar la investigación y se puedan decretar medidas cautelares.

El texto del art. 132 ha sufrido modificaciones con las leyes Nºs 20.074 y 20.253. La ley
Nº 20.074 reformó su inciso primero, agregando la frase “…o el abogado asistente del
fiscal…”, a fin de que en esta audiencia no fuera imprescindible que interviniera el fiscal,
sino que también pudiera hacerlo, en su lugar, el abogado asistente del fiscal, para hacer así
más ágil la persecución penal. El problema fue que esta ley únicamente modificó el inciso
primero, mientras que el inciso segundo permaneció intacto, el cual aludía a la posibilidad
de formalizar la investigación y pedir medidas cautelares, y sólo hacía alusión al fiscal.
Esto derivó en que en la práctica, en general, los jueces de garantía permitían a los
abogados asistentes de fiscal intervenir en el control de la detención, pero no que
formalizaran la investigación y pidieran medidas cautelares, de forma tal que no se
alcanzaba el objetivo perseguido con la reforma. La ley Nº 20.253 modificó el inciso
segundo del art. 132, el cual ahora menciona, además del fiscal, al abogado asistente del
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fiscal que actúe expresamente facultado por aquél, con lo que el problema se ha
solucionado.

8.2. Resolución del juez de garantía

La resolución del juez de garantía puede declarar legal la detención, o declararla ilegal.

i) Declaración de legalidad de la detención

Si el juez de garantía declara legal la detención, hay que distinguir según si el fiscal o su
abogado asistente cuentan con antecedentes necesarios o no (pensando más en las medidas
cautelares que en la formalización de la investigación, porque para formalizar no es
necesario contar con ellos).

a) Si cuentan con antecedentes necesarios y además está presente el defensor, entonces


podrá formalizar la investigación y pedir medidas cautelares (art. 132 inc. 2º, 1ª parte). De
este modo, la audiencia de control de la detención se convierte en o enlaza con una
audiencia de formalización de la investigación.
¿Está obligado el Ministerio Público a formalizar la investigación en este caso?
Aparentemente existe, por su redacción, una contradicción entre el art. 132 inc. 2º 1ª parte y
el art. 230 inc. 1º, porque la primera disposición parece establecer un deber de formalizar la
investigación (“…procederá directamente a formalizar la investigación…”), mientras que la
segunda señala que es una facultad del fiscal (“…cuando considerare oportuno…”). En la
práctica se acepta que el Ministerio Público no está obligado a formalizar la investigación,
ni en éste ni en ningún otro caso. 7 Con todo, debe reconocerse que si la detención se ha
debido a que el fiscal ha conseguido una orden judicial, éste debería tener muy buenas
razones para decidir no formalizar la investigación.

b) Si no es así, el Ministerio Público podrá pedir ampliación de la detención hasta por tres
días, con el fin de preparar su presentación (art. 132 inc. 2º, 2ª parte). El juez de garantía
accederá a dicha petición “cuando estimare que los antecedentes justifican esa medida” (art.
132 inc. 2º, parte final). Esto último dependerá, por un lado, de la relación que exista entre
las diligencias faltantes y la privación de libertad del imputado, en el sentido de que para
que aquéllas se realicen sea necesario que ésta se mantenga, y por otro, de la posibilidad de
que a futuro se decrete la prisión preventiva, pues no parece razonable que se prolongue la
detención para pedir en su momento otra medida cautelar menos lesiva, como las del art.
155. En realidad, lo que el juez hará será aplicar la lógica de la relación costo-beneficio,
propia del principio de proporcionalidad.
Existe una corriente jurisprudencial que plantea que la ampliación de la detención para que
el fiscal o el abogado asistente del fiscal preparen su presentación, sólo procedería en los
casos de flagrancia, pues sólo en ellos parece razonable y entendible que el Ministerio
Público no cuente en la audiencia de control de detención con todos los antecedentes
necesarios para formalizar y fundar una petición de prisión preventiva. En las hipótesis de
detención por orden judicial, en cambio, no sería procedente, porque si ya se decretó una
orden judicial, es porque existen antecedentes para formalizar y pedir medidas cautelares.

7
Salvo la situación especial del art. 186.
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En todo caso, debe reconocerse que la ley no efectúa ningún distingo y que también existe
jurisprudencia que acepta la ampliación de la detención en los casos de orden judicial.
Una vez cumplido el plazo de detención ampliado, el Ministerio Público procederá, si lo
estima pertinente, a formalizar la investigación y a pedir medidas cautelares.

ii) Declaración de ilegalidad de la detención

Si la detención se declara ilegal, significa que el imputado nunca debió haber sido traído
detenido a la presencia del juez. Antes de la ley Nº 20.253, en estos casos el detenido
quedaba en libertad inmediata y, aunque existía jurisprudencia contradictoria sobre la
materia, en general los jueces de garantía sostenían que el Ministerio Público no podía
aprovechar ese momento para formalizar la investigación y pedir medidas cautelares, de
modo que si quería hacerlo, debía solicitar que se citara a todos los intervinientes a una
audiencia para tal efecto. Ello, porque se afirmaba que en estas hipótesis el imputado no se
encontraba en el caso previsto en el art. 132, por lo que era aplicable lo dispuesto en el art.
231. Hoy, tras la modificación hecha por la ley Nº 20.253, como ya lo vimos, a pesar de
que la detención sea declarada ilegal, el Ministerio Público puede formalizar la
investigación y pedir medidas cautelares, y dicha declaración no produce efecto de cosa
juzgada en relación con las solicitudes de exclusión de prueba que se formulen en la
audiencia de preparación del juicio oral, por lo que prácticamente no existe ningún costo
negativo para la persecución penal (art. 132 inc. 3º).

8.3. Impugnación de la resolución del juez de garantía

Durante mucho tiempo el Ministerio Público intentó impugnar la resolución que declaraba
la ilegalidad de la detención, por la vía del recurso de apelación. Conforme al art. 370, sólo
son apelables las resoluciones dictadas por el juez de garantía: a) cuando pusieren término
al procedimiento, hicieren imposible su prosecución o la suspendieren por más de treinta
días, y b) cuando la ley lo señalare expresamente. La mayoría de la jurisprudencia entendía
que, siendo éstos los supuestos de procedencia de la apelación, no era admisible el recurso
cuando se intentaba contra la resolución que declaraba ilegal la detención, pues no ponía
término al procedimiento (ya que el fiscal podía seguir investigando e incluso formalizar,
en una nueva audiencia), no lo suspendía, no había imposible su prosecución y tampoco era
un caso expresamente contemplad en la ley. No obstante, algunas Cortes de Apelaciones
consideraban procedente el recurso de apelación en estos casos, interpretando ampliamente
la frase “hicieren imposible su prosecución”, pues señalaban que cuando el juez de garantía
declaraba ilegal la detención se producía, en los hechos, una imposibilidad material de la
prosecución del procedimiento, ya que en la audiencia de preparación del juicio oral lo más
probable era que se excluyera la evidencia recopilada producto de la detención, por ser
ilícita (art. 276 inc. 3º), con lo cual las posibilidades de éxito de la persecución decaían
considerablemente hasta su desaparición. Esta discusión terminó con la entrada en vigencia
de la ley Nº 20.253, ya que incorporó el art. 132 bis, que expresamente concedió al fiscal o
al abogado asistente del fiscal 8 la posibilidad de apelar de esta resolución, pero sólo en el

8
Durante la tramitación de la ley Nº 20.253, el Tribunal Constitucional señaló que la frase “será apelable por
el fiscal o el abogado asistente del fiscal”, contenida en el art. 132 bis, es constitucional, siempre que se
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caso de los delitos establecidos en los artículos 141, 142, 361, 362, 365 bis, 390, 391, 433,
436 y 440 del Código Penal, y los de la ley N° 20.000 que tengan pena de crimen.

Es necesario destacar que no se contempló la posibilidad de apelar contra la resolución


contraria, es decir, la que declara legal la detención, con lo cual se perjudicó al imputado y
quedó de manifiesto, una vez más, el espíritu represivo que inspiró a la ley Nº 20.253.

8.4. Amparo ante el juez de garantía

En el antiguo Código de Procedimiento Penal se encontraba una extensa regulación del


llamado recurso de amparo (arts. 306 a 317 bis), que consagra el art. 21 de la Constitución.
En el Código Procesal Penal no hay una regulación semejante, por lo que cabe preguntarse
a qué regulación se sujeta la tramitación de la acción constitucional de amparo. Existe sobre
el particular un auto acordado de la Corte Suprema, de 19 de diciembre de 1932, pero no
regula todo lo relativo al procedimiento a que se sujeta dicha acción, y era el Código de
Procedimiento Penal el que llenaba los vacíos. Por ejemplo, el plazo para apelar de la
resolución de la Corte de Apelaciones que acoge o rechaza la acción no se contempla en el
auto acordado, sino en el art. 316 del Código de Procedimiento Penal, plazo que es de
veinticuatro horas. Actualmente, prima en la jurisprudencia la idea de que es el Código
Procesal Penal el supletoriamente aplicable en lo que el auto acordado no prevea, por lo que
el plazo para apelar sería de cinco días, ya que ese es el plazo que se contempla en el art.
366 para la apelación. Sin embargo, también se podría sostener que el plazo sigue siendo el
que consagra el Código de Procedimiento Penal, ya que éste nunca ha sido derogado
expresamente, y algunas disposiciones suyas (como la que consagra el plazo para apelar
contra la resolución que falla la acción de amparo) no son incompatibles con el nuevo
sistema procesal penal, por lo que tampoco podría afirmarse que tales disposiciones han
sido tácitamente derogadas.

Sin perjuicio de lo anterior, el Código Procesal Penal establece que “toda persona privada
de libertad tiene derecho a ser conducida sin demora ante el juez de garantía, con el objeto
de que examine la legalidad de su privación de libertad y, en todo caso, para que examine
las condiciones en que se encontrare, constituyéndose, si fuere necesario, en el lugar en que
ella estuviere. El juez podrá ordenar la libertad del afectado o adoptar las medidas que
fueren procedentes” (art. 95 inc. 1º). Es importante que exista esta disposición, ya que
plasma en un texto legal lo consagrado como garantía en el Pacto de San José de Costa
Rica. De este modo, el legislador permite, en el caso de personas privadas de libertad que
no sean conducidas ante el juez de garantía, que cualquier persona en su nombre se acerque
a dicho juez y le informe de la situación, ante lo cual éste deberá ordenar que el privado de
libertad sea traído a su presencia o constituirse en el lugar en que se encuentra (art. 95 inc.
2º)

Por lo tanto, la persona que se encuentra privada de libertad tiene a su disposición dos
mecanismos tendientes a controlar que la afectación de su libertad personal sea legítima: la

entienda que ella no obsta a que los demás intervinientes en el proceso penal puedan ejercer el mismo derecho
(por ejemplo, el querellante).
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acción constitucional de amparo (art. 21 CPR) y el amparo ante el juez de garantía (art. 95
CPP).

I. La prisión preventiva

Esta materia se encuentra regulada en el Libro I, Título V, Párrafo 4º “Prisión Preventiva”,


entre los artículos 139 y 153 del Código Procesal Penal.

1. Concepto

Puede definirse la prisión preventiva como la privación de libertad del imputado, por
tiempo indefinido, mediante resolución judicial, a solicitud del Ministerio Público o del
querellante, una vez formalizada la investigación, para asegurar los fines del procedimiento,
la seguridad del ofendido o de la sociedad, o evitar que el imputado se fugue (arts. 139 y
140).

Dentro del catálogo de medidas cautelares personales que el Código contempla, la prisión
preventiva es de última ratio, es decir, debe utilizarse sólo cuando las demás medidas
fueren consideradas insuficientes (art. 139 inc. 2º).

2. Requisitos para decretarla

Los requisitos que deben concurrir para que se decrete la prisión preventiva están
enunciados en el art. 140, conforme al cual debe haberse formalizado la investigación,
haberse solicitado por el fiscal o el querellante y haberse acreditado por el solicitante el
supuesto material y la necesidad de cautela.

a) Que se haya formalizado la investigación

De la lectura del encabezado del art. 140 se desprende que para que se pueda decretar la
prisión preventiva se requiere, en primer lugar, que se haya formalizado la investigación.
La misma idea se extrae del art. 230 inc. 2º.

Esto origina el problema de determinar si en el procedimiento simplificado puede o no


decretarse la prisión preventiva, ya que en éste no se contempla el trámite de la
formalización de la investigación. El asunto es discutido. Los defensores suelen señalar que
no procede, porque como hemos dicho, dicho trámite no existe en el procedimiento
simplificado, y porque las disposiciones que permiten restringir derechos del imputado
deben interpretarse restrictivamente y no pueden aplicarse por analogía (art. 5º inc. 2º). Los
fiscales, en cambio, señalan que sí procede, esgrimiendo básicamente dos argumentos. En
primer lugar, que las disposiciones que regulan la prisión preventiva se ubican en el Libro I
del Código, sobre disposiciones generales, por lo que serían aplicables a todo
procedimiento. Y en segundo lugar, que la ley Nº 20.074 modificó el art. 141, suprimiendo
como supuesto de improcedencia de la prisión preventiva el caso en que el delito imputado
estuviere sancionado con una pena privativa o restrictiva de libertad de duración no
superior a la de presidio o reclusión menor en su grado mínimo, que estaba contemplado en
su texto original, rango de pena que coincide, precisamente, con el de los delitos cuya
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persecución se somete a la tramitación del procedimiento simplificado (art. 388), por lo que
parecería razonable concluir que en el procedimiento simplificado se puede decretar la
prisión preventiva.

b) Que se solicite

Este requisito también se extrae del encabezado del art. 140, por lo que el juez de garantía
no puede decretar de oficio la medida cautelar. Sólo puede ser solicitada por el Ministerio
Público o por el querellante, no así por la víctima que no se ha querellado.

c) Que se acredite el supuesto material y la necesidad de cautela

Este requisito, que también se extrae del encabezado del art. 140, es importante porque el
juez de garantía deberá fundar la resolución que decrete o rechace esta medida cautelar,
fundamento que recaerá precisamente en los antecedentes que el solicitante invoca para
acreditar el supuesto material y la necesidad de cautela (arts. 36 y 143).

c.1) El supuesto material [art. 140 letras a) y b)] (fumus boni iuris)

El solicitante debe acreditar que existen antecedentes que justificaren la existencia del
delito que se investigare [letra a)] y que existen antecedentes (los mismos u otros) que
permitieren presumir fundadamente que el imputado ha tenido participación en el delito
como autor, cómplice o encubridor [letra b)]. Esto significa que debe demostrar la
existencia de cargos serios, a través de la mención de dichos antecedentes. En nuestra
opinión, para evaluar la seriedad de los antecedentes el juez debe considere dos aspectos:
i) material: o sea, la cantidad y la calidad de esos antecedentes
ii) legal: es decir, que los antecedentes no hayan sido obtenidos con vulneración de
garantías, pues no tiene sentido decretar una medida cautelar fundada en evidencia que será
excluid como prueba en la audiencia de preparación de juicio oral por ilicitud de la misma
(art. 276 inc. 3º).

Ahora bien, la calificación jurídica de los hechos y de la participación compete al juez y no


al Ministerio Público. En la práctica, cuando el fiscal formaliza la investigación y pide
medidas cautelares, suele mencionar una determinada calificación jurídica, pero no es ésta
la que el juez considerará, sino la que estime pertinente de acuerdo con los antecedentes
suministrados.

Por otra parte, lo que exige el art. 140 es acreditar que existan antecedentes, por lo que no
cabe fundar la solicitud (ni tampoco la resolución que recae sobre ella) en presunciones
legales. Por ejemplo, no podría el Ministerio Público invocar la presunción de tentativa de
robo del art. 444 CP si sorprenden a una persona ingresando a una casa por la ventana, pues
lo único que se presume es la inocencia del imputado, de modo que se requiere de
antecedentes que la desvirtúen. En todo caso, claro está, esto no obsta a que el juez pueda
fundar su resolución sobre indicios.
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c.2) La necesidad de cautela [art. 140 letra c)] (periculum in mora)

La necesidad de cautela se traduce en que la prisión preventiva se estime indispensable para


asegurar el éxito de diligencias precisas y determinadas de la investigación o para velar por
la seguridad de la sociedad o del ofendido, supuestos a los que la ley Nº 20.253 agregó el
peligro de fuga del imputado. Más allá de los problemas constitucionales que la inclusión
de esta nueva hipótesis de necesidad de cautela pueda traer, al no estar contemplada dentro
de las causales que el art. 19 Nº 7 letra e) CPR menciona para decretar la prisión preventiva
(sólo alude a las otras tres), lo cierto es que eliminó definitivamente la posibilidad de
interpretar el peligro para la sociedad como peligro de fuga. Analicemos a continuación
cada una de las hipótesis.

c.2.1.) Prisión preventiva indispensable para el éxito de la investigación

Dispone el código que “se entenderá especialmente que la prisión preventiva es


indispensable para el éxito de la investigación cuando existiere sospecha grave y fundada
de que el imputado pudiere obstaculizar la investigación mediante la destrucción,
modificación, ocultación o falsificación de elementos de prueba; o cuando pudiere inducir a
coimputados, testigos, peritos o terceros para que informen falsamente o se comporten de
manera desleal o reticente” (art. 140 inc. 2º). En su redacción original, la parte transcrita de
la disposición no contemplaba la voz “especialmente”, adverbio que fue incorporado por la
ley Nº 20.074 con dos fines: por un lado, aclarar que las situaciones que se mencionan no
son las únicas en las que la prisión preventiva puede estimarse indispensable para el éxito
de la investigación, y por otro, limitar la libertad de los jueces en la apreciación de estas
circunstancias, para incentivarles a decretar la prisión preventiva en los casos señalados.

La justificación del hecho de que se pueda imponer la prisión preventiva en esta hipótesis
de necesidad de cautela está en asegurar los fines del procedimiento, por lo que parece
legítima su previsión por parte del legislador. Pero la medida debería durar el tiempo
estrictamente necesario para poder asegurar la evidencia, tras lo cual el imputado debería
quedar en libertad.

c.2.2.) Libertad del imputado peligrosa para la seguridad del ofendido

Se entenderá que la seguridad del ofendido se encuentra en peligro por la libertad del
imputado cuando existieren antecedentes calificados que permitieren presumir que éste
realizará atentados en contra de aquél, o en contra de su familia o de sus bienes (art. 140
inc. final).

Al igual que en el caso anterior, la redacción original era distinta, pues ésta aludía a
atentados “graves”, adjetivo que fue eliminado por la ley Nº 20.074 para ampliar el
supuesto de procedencia de la prisión preventiva. Con la actual regulación, aunque no sea
grave el atentado que se presuma pueda realizar el imputado contra la víctima, su familia o
sus bienes, la necesidad de cautela se verifica.
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Como lo vimos más arriba, esta hipótesis de necesidad de cautela puede reconducirse en
forma indirecta a fines del procedimiento, incluyendo dentro de éstos la prevención del
hecho objeto del proceso, por lo que también podría considerarse legítima su inclusión en la
regulación de la prisión preventiva.

c.2.3.) Libertad del imputado peligrosa para la seguridad de la sociedad

Para estimar si la libertad del imputado resulta o no peligrosa para la seguridad de la


sociedad, el tribunal deberá considerar especialmente alguna de las siguientes
circunstancias: la gravedad de la pena asignada al delito; el número de delitos que se le
imputare y el carácter de los mismos; la existencia de procesos pendientes, y el hecho de
haber actuado en grupo o pandilla (art.140 inc. 3º).

Antes de la modificación que a esta disposición hizo la ley Nº 20.253, se incluían también
otros criterios: el hecho de encontrarse el imputado sujeto a alguna medida cautelar
personal, en libertad condicional o gozando de algunos de los beneficios alternativos a la
ejecución de las penas privativas o restrictivas de libertad contemplados en la ley, y la
existencia de condenas anteriores cuyo cumplimiento se encontrare pendiente, atendiendo a
la gravedad de los delitos de que trataren, los que hoy se encuentran recogidos en el inciso
cuarto como supuestos en los que se entenderá especialmente que la libertad del imputado
constituye peligro para la seguridad de la sociedad. Conforme a la actual redacción de este
último inciso, se entenderá especialmente que la libertad del imputado constituye un peligro
para la seguridad de la sociedad, cuando los delitos imputados tengan asignada pena de
crimen en la ley que los consagra; cuando el imputado hubiere sido condenado con
anterioridad por delito al que la ley señale igual o mayor pena, sea que la hubiere cumplido
efectivamente o no; cuando se encontrare sujeto a alguna medida cautelar personal, en
libertad condicional o gozando de alguno de los beneficios alternativos a la ejecución de las
penas privativas o restrictivas de libertad contemplados en la ley. Como se comprenderá, y
por reprochable que parezca, el fin buscado por el legislador con la incorporación de este
inciso cuarto es, nuevamente, limitar la libertad del juez, en la apreciación de los supuestos
de peligro para la seguridad de la sociedad, de manera que su discrecionalidad para
ponderar los hechos, podríamos afirmar, prácticamente desaparece.

En este inciso cuarto, el hecho de que los delitos atribuidos tengan asignada pena de crimen
en la ley que los consagra, y el hecho de que el imputado hubiere sido condenado con
anterioridad por delito al que la ley señale igual o mayor pena, sea que la hubiere cumplido
efectivamente o no, son criterios nuevos, incorporados por la ley Nº 20.253, para entender
especialmente que la libertad del imputado constituye un peligro para la seguridad de la
sociedad.

En un análisis crítico de esta regulación, podemos afirmar, especialmente tomando en


cuenta que la ley Nº 20.253 ha incorporado al peligro de fuga como una hipótesis de
necesidad de cautela distinta del peligro para la seguridad de la sociedad (por lo que ya no
pueden interpretarse los criterios de peligro para la seguridad de la sociedad, simplemente,
como demostrativos de peligro de fuga), que el legislador ha reconocido expresamente la
asunción de un criterio peligrosista (peligro de comisión de delitos por parte del imputado)
para decretar la prisión preventiva, sin apuntar a los fines del procedimiento, sino a fines
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materiales de prevención propios de la pena. Se intenta controlar la comisión de delitos a


través del proceso penal, constituyendo la prisión preventiva una suerte de pena anticipada,
que se impone a alguien que, en teoría, consideramos inocente mientras no exista una
condena firme. Además, los supuestos en los que el legislador ordena considerar la libertad
del imputado peligrosa para la seguridad de la sociedad son tantos, que resulta difícil seguir
sosteniendo que la prisión preventiva sea una medida de última ratio.

c.2.4.) Peligro de fuga

El art. 140 letra c) contempla como último supuesto de necesidad de cautela el peligro de
que el imputado se fugue, sin establecer mayor regulación al respecto, lo que fue incluido
por la ley Nº 20.253. Su incorporación trae aparejado un problema de constitucionalidad, ya
que no aparece mencionado en el art. 19 nº 7 letra e) CPR dentro de los supuestos que
habilitan para decretar la prisión preventiva. El mayor problema que trae aparejada su
consagración, es que impide interpretar el peligro para la seguridad de la sociedad como
peligro de fuga del imputado.

3. Excepción: principio de proporcionalidad

Aún cuando concurran los requisitos para decretar la prisión preventiva, mencionados en el
art. 140, hay ciertos casos excepcionales en los que no resulta procedente su imposición, a
saber (art. 141):

a) Cuando el delito imputado estuviere sancionado únicamente con penas pecuniarias o


privativas de derechos [art. 141 letra a)]

El fundamento de este supuesto de improcedencia de la prisión preventiva radica en que si


el imputado resulta condenado, no estará privado de libertad, por lo que no parece que
tenga sentido la aplicación de esta medida cautelar.

b) Cuando se tratare de delitos de acción privada [art. 141 letra b)]

El fundamento de este caso está en que si bien en los delitos de acción privada hay un
interés público comprometido, el interés privado es el primordial, y esto último no sólo
condiciona el inicio de la persecución de dichos delitos a la interposición de una querella y
excluye la intervención del Ministerio Público, sino que también impide la aplicación de la
más lesiva de las medidas cautelares personales.

c) Cuando el imputado se encontrare cumpliendo efectivamente una pena privativa de


libertad [art. 141 letra c)]

El fundamento de esta hipótesis radica en que el imputado ya se encuentra privado de


libertad, por lo que la medida cautelar resulta innecesaria. En todo caso, si el cumplimiento
efectivo de la pena fuere a cesar, el fiscal o el querellante podrán solicitar la prisión
preventiva u otra medida cautelar personal anticipadamente, para que se aplique en cuanto
cese dicho cumplimiento, sin solución de continuidad.
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Sin embargo, a pesar de que se verifique uno de los supuestos de improcedencia de la


prisión preventiva, como contraexcepción, puede imponerse dicha medida en los siguientes
casos (art. 141 inc. 2º):
1) Cuando el imputado ha incumplido alguna medida cautelar personal del art. 155.
2) Cuando el tribunal considere que el imputado pueda incumplir con su obligación de
permanecer en el lugar del juicio hasta su término y presentarse a los actos del
procedimiento como la ejecución de la sentencia, inmediatamente que fuere requerido o
citado de conformidad con los artículos 33 y 123.
3) Cuando el imputado no concurra a la audiencia del juicio oral, resolución que se dictará
en la misma audiencia, a petición del fiscal o del querellante.

4. Tramitación de la solicitud

La prisión preventiva puede ser solicitada de dos maneras (art. 142):


a) Verbalmente: Esto puede hacerse en la audiencia de formalización de la investigación, en
la audiencia de preparación del juicio oral y en la audiencia de juicio oral (art. 142 inc. 1º).
b) Por escrito: Esto puede hacerse en cualquier momento de la investigación, una vez
formalizada, debiendo en tal caso el juez citar a una audiencia para que se debata en ella
sobre la procedencia de la medida cautelar y resolver en definitiva, concediéndola o
denegándola (art. 142 inc. 2º).

Consecuentemente, la petición de prisión preventiva siempre debe ser resuelta en audiencia,


en la cual la presencia del imputado y su defensor constituye un requisito de validez (art.
142 inc.3°)

5. Revocación y sustitución

La prisión preventiva es siempre posible de ser revocada, de oficio o a petición de algún


interviniente, en cualquier momento del procedimiento (art. 144 inc. 1º). De la misma
manera, puede ser sustituida por alguna de las medidas cautelares del art. 155 (art. 145 inc.
1º).

Antes de la ley Nº 20.253, cuando la solicitud de revocación de la prisión preventiva


provenía del imputado, era necesario hacer una distinción. Si no habían transcurrido más de
dos meses desde el anterior debate oral en que se hubiera ordenado o mantenido la prisión
preventiva, el juez de garantía podía rechazar la solicitud de plano, o bien citar a una
audiencia a todos los intervinientes para debatir sobre el punto. Si habían transcurrido más
de dos meses, el juez de garantía estaba obligado a citar a una audiencia a los intervinientes
para debatir sobre la subsistencia de los requisitos que autorizaban la medida cautelar. Tras
la modificación hecha por la ley Nº 20.253 al art. 144 inc. 2º, la obligación del juez de
garantía de citar a una audiencia cuando han transcurrido más de dos meses desde el
anterior debate sobre el punto ya no existe, por lo que el tribunal, con independencia de que
haya transcurrido dicho tiempo, puede rechazar de plano la solicitud o citar a los
intervinientes a una audiencia para debatir sobre el punto. Esta modificación legal es
altamente criticable desde el punto de vista de los derechos del imputado, porque la
posibilidad de apelar contra la resolución que ordena o mantiene (o niega lugar o revoca) la
prisión preventiva está supeditada al hecho de que se dicte en una audiencia; en los demás
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casos no es apelable (art. 149 inc. 1º). Si la petición del imputado preventivamente preso es
rechazada de plano, no cabe apelación. Por lo tanto, podría un imputado estar en prisión
preventiva por mucho tiempo, sin que ningún tribunal tenga la obligación de verificar la
subsistencia de sus requisitos. Recién cuando hayan transcurrido seis meses desde que se
hubiere ordenado la medida o desde el último debate oral sobre el punto, el tribunal estará
obligado a citar de oficio a una audiencia para considerar su cesación o prolongación (art.
145 inc. 2º). Esto nos parece grave.

Finalmente, cuando la prisión preventiva se hubiera impuesto o debiera ser impuesta


únicamente para garantizar la comparecencia del imputado al juicio y a la eventual
ejecución de la pena, se establece la posibilidad de su reemplazo por una caución
económica calificada como suficiente por el tribunal (art. 146). En el evento de rebeldía o si
el imputado se sustrae a la ejecución de la pena, la caución será ejecutada (art. 147).

6. Recursos

Ya hemos señalado que la posibilidad de apelar contra la resolución que ordena, mantiene,
niega lugar o revoca la prisión preventiva sólo es apelable si es dictada en una audiencia
(art. 149 inc. 1º). Lo normal será que dicha audiencia se realice en el juzgado de garantía.
Sin embargo, cuando el imputado está en prisión preventiva y la causa pasa a juicio oral, el
acusado es puesto a disposición del tribunal de juicio oral en lo penal (art. 281 inc. 2º),
debiendo éste pronunciarse acerca del mantenimiento o cesación de la prisión preventiva
[art. 18 letra b) COT]. Esto origina el problema de determinar si cabe o no apelación contra
dicha resolución del tribunal de juicio oral en lo penal, ya que el art. 364 declara
inapelables las resoluciones de este tribunal. En opinión del profesor Tavolari, que
compartimos, en esta materia encontraríamos una excepción al citado art. 364 y procedería
apelación contra esta resolución del tribunal de juicio oral en lo penal. La conclusión
contraria sería absurda. 9

Conforme a lo señalado por el art. 149 incs. 2º y 3º, es posible concluir que se establecen
dos formas de apelación:
a) apelación escrita: Ésta es la regla general y se interpone dentro de los cinco días
siguientes a la notificación de la resolución impugnada (art. 366).
b) apelación verbal: Es la excepción. Se interpone en la misma audiencia y procede contra
la resolución que niega o revoca la prisión preventiva, tratándose de ciertos delitos
especialmente graves (los establecidos en los arts. 141, 142, 361, 362, 365 bis, 390, 391,
433, 436 y 440 CP, y los de la ley Nº 20.000 que tengan pena de crimen). En estos casos, el
imputado no puede ser dejado en libertad mientras no se encuentre firme la resolución,
salvo que no haya sido puesto a disposición del tribunal en calidad de detenido (esta
salvedad parece razonable, ya que si el imputado estaba en libertad y decidió comparecer a
la audiencia a la que fue citado, sabiendo que se pediría o podría pedirse en su contra la
prisión preventiva, no existe motivo para pensar que ahora vaya a fugarse). El recurso
gozará de preferencia para su vista y fallo, debiendo ser agregado extraordinariamente a la
tabla del mismo día de su ingreso o a la del día siguiente hábil.

9
TAVOLARI, “Las medidas cautelares”, en Revista de Derecho Procesal Nº 20, 2005, p. 292.
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Se ha discutido bastante la constitucionalidad de esta disposición en aquella parte en que


impide poner al imputado en libertad mientras la resolución que niega o revoca la prisión
preventiva no se encuentre ejecutoriada, porque en estos casos la decisión de que el
imputado continúe privado de libertad queda entregada al fiscal, una persona que no es
juez, en circunstancias de que conforme al art. 19 Nº 7 letra e) CPR, “la libertad del
imputado procederá a menos que la detención o prisión preventiva sea considerada por el
juez como necesaria…”. En estos casos el juez no estima necesaria la detención o prisión
preventiva, a pesar de lo cual el imputado continúa privado de libertad por decisión de una
autoridad administrativa.

La aplicación práctica del art. 149 inc. 2º ha originado un problema interpretativo, porque
tras la enumeración de algunos delitos la disposición señala lo siguiente: “y los de la ley Nº
20.000, que tengan pena de crimen”. La dificultad está en determinar el alcance de esta
exigencia (“que tengan pena de crimen”), en orden a dilucidar si se aplica sólo a los delitos
de la ley Nº 20.000, sobre tráfico ilícito de drogas, o si también alcanza a los delitos del
Código Penal señalados en la enumeración precedente. La cuestión no es baladí, ya que
dentro de los delitos establecidos en los artículos mencionados del Código Penal se
encuentran algunos que no son crímenes, sino simples delitos, como el secuestro simple
(art. 141 inc. 1º CP) y el robo por sorpresa (art. 436 inc. 2º CP). Si se sostiene que la
exigencia de que tengan pena de crimen se aplica sólo a los delitos de la ley Nº 20.000, el
imputado a quien se atribuya un robo por sorpresa y en contra de quien se haya pedido
prisión preventiva, solicitud que se haya rechazado, no podría ser dejado en libertad
mientras no esté firme la resolución denegatoria. Esta sería una interpretación que resultaría
desfavorable para los intereses del imputado. En cambio, si se sostiene que la mencionada
exigencia también se aplica a los delitos establecidos en los artículos enumerados del
Código Penal, ese imputado debería ser dejado en libertad. Esta interpretación le resultaría
más favorable. En favor de la primera posición podría argumentarse que la ley Nº 20.253
introdujo en el Código Procesal Penal otras modificaciones, con el claro propósito de
endurecer el juzgamiento de ciertos delitos, repitiendo de modo casi literal la misma
enunciación de delitos que la contenida en el art. 149 inc. 2º, pero de una forma que permite
concluir, sin ninguna duda, que la exigencia de que tengan pena de crimen se aplica sólo a
los delitos de la ley Nº 20.000. Es lo que sucede con los arts. 132 bis y 150 inc. 6º (en el
segundo, con mayor claridad que en el primero). Pero en favor de la segunda posición
podría sostenerse que el art. 5º inc. 2º obliga a interpretar restrictivamente las disposiciones
que restrinjan los derechos del imputado. En la práctica de los tribunales se observan ambas
posibilidades interpretativas.

Por otro lado, también se ha discutido en la práctica acerca de si el art. 149 se aplica o no en
el juzgamiento de los adolescentes. La ley Nº 20.084, de 7 de diciembre de 2005, sobre
responsabilidad penal de adolescentes, prevé la posibilidad de imponer, como medida
cautelar personal, la internación provisoria en un centro cerrado, que es el equivalente a la
prisión preventiva (art. 32). Algunos tribunales han entendido que el citado art. 149 no es
aplicable a los imputados adolescentes [quienes al momento de darse principio a la
ejecución del delito tuvieren más de catorce años y menos de dieciocho (art. 3º de la ley)],
porque aquella disposición alude a la prisión preventiva y no a la internación provisoria,
medida, esta última, que tendría sus propios fines y particularidades. Otros tribunales han
sostenido que la citada disposición sí es aplicable a los imputados adolescentes, porque la
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ley Nº 20.084, en su art. 27, remite a las normas del Código Procesal Penal en lo no
previsto por ella. En nuestra opinión, el mencionado art. 149 es aplicable en el juzgamiento
de los adolescentes. En efecto, la ley Nº 20.084 no señala ninguno de los requisitos del
fumus boni iuris ni del periculum in mora para imponer la medida cautelar de internación
provisoria, requisitos que ciertamente deben concurrir para que se decrete, los que son
extraídos de la regulación general del Código Procesal Penal sobre prisión preventiva a la
que el art. 27 de la ley remite. De lo contrario, se llegaría al absurdo de concluir que a los
imputados adolescentes se les trataría de peor forma que a los imputados mayores de edad,
ya que la internación provisoria se podría imponer sin que estos últimos requisitos estén
acreditados. Además, a los adolescentes tampoco se les podría aplicar el art. 348 inc. 2º,
que obliga a descontar en la sentencia que condena a una pena temporal, el tiempo de
prisión preventiva [o de detención, o de privación de libertad impuesta conforme al art. 155
letra a)] que el imputado padeció, únicamente porque esta última disposición no menciona
la internación provisoria, lo que también sería absurdo.

En otro orden de ideas, cuando no sea aplicable la excepcional regla del art. 149 inc. 2º, se
contempla la posibilidad de que, estando pendiente el recurso contra la resolución que
dispone la libertad del imputado, la Corte de Apelaciones respectiva pueda decretar una
orden de no innovar para impedir la fuga de éste, antes de que tenga lugar la vista del
recurso (art. 149 inc. 3º).

Finalmente, además de la posibilidad de impugnar mediante el recurso de apelación la


resolución que ordena o mantiene la prisión preventiva, el imputado siempre tiene a su
disposición la acción constitucional de amparo del art. 21 CPR, especialmente en aquellos
casos en que no puede apelar contra la resolución, como ocurre por ejemplo, cuando el juez
de garantía rechaza de plano su solicitud y no han transcurrido más de seis meses desde que
se ordenó la medida o desde la última vez que se debatió sobre ella.

7. Ejecución. La autorización de salida diaria.

Durante la ejecución de la prisión preventiva, el imputado debe permanecer separado de las


personas condenadas y tratado en todo momento como inocente. La afectación de sus
derechos debe ser sólo la necesaria para evitar su fuga y garantizar la seguridad de los
demás internos y personas que trabajan o por cualquier motivo se encuentran en el recinto
penitenciario (art. 150 incs. 1º a 4º).

Cualquier restricción que la autoridad penitenciaria impusiere al imputado deberá ser


inmediatamente comunicada al tribunal, con sus fundamentos. Éste podrá dejarla sin efecto
si la considerare ilegal o abusiva, convocando, si lo estimare necesario, a una audiencia
para su examen (art. 150 inc. final). 10

Existe la posibilidad de conceder al imputado, excepcionalmente, permiso de salida durante


el día o por un período determinado. En todo caso, respecto de ciertos delitos especialmente

10
En esta audiencia, además del fiscal, el imputado y su defensor, suele estar presente un abogado de
Gendarmería de Chile.
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graves, para otorgar dicho permiso, el tribunal deberá hacerlo por resolución fundada y por
el tiempo estrictamente necesario para el cumplimiento de sus fines (art. 150 incs. 5º y 6º).

8. Límites temporales y terminación

Si el imputado cumple en prisión preventiva la mitad del período de privación de libertad


que debiera sufrir si fuese condenado o del que se hubiese impuesto existiendo recursos
pendientes contra la condena, el tribunal deberá a citar a una audiencia para discutir la
continuación de la prisión preventiva (art. 152 inc. 2º). En el proyecto de Código que el
Ejecutivo envió al Congreso, se establecía un límite temporal de dieciocho meses,
transcurridos los cuales el imputado debía quedar en libertad, pero esta redacción fue
rechazada, pues se consideró peligrosa, ya que se estimó que los jueces podían sentirse
inclinados a aplicar la medida cautelar siempre hasta su duración máxima.

El tribunal está obligado a poner término a la prisión preventiva cuando dicta sentencia
absolutoria o sobreseimiento definitivo o temporal, aun cuando estas resoluciones no se
encuentren firmes (art. 153). En estos casos, se pondrá imponer una medida cautelar
personal del art. 155, cuando se estime necesario para asegurar la presencia del imputado.

J. Medidas cautelares personales del artículo 155

Estas medidas se encuentran reguladas en el Libro I, Título V, Párrafo 6º “Otras medidas


cautelares personales”, artículos 155 y 156 del Código Procesal Penal.

1. Características

a) Al igual que la prisión preventiva, para su imposición es necesario que se haya


formalizado la investigación (encabezado art. 155), por lo que también surge aquí la
discusión de si es posible que se decreten en el procedimiento simplificado, en el cual,
como sabemos, no existe la formalización de la investigación.

b) Proceden a petición del fiscal, del querellante o de la víctima (encabezado art. 155), a
diferencia de lo que ocurre en materia de prisión preventiva, que sólo puede ser solicitada
por el fiscal o el querellante.

c) Se aplican las reglas de la prisión preventiva, supletoriamente, en todo lo que no se


oponga a lo establecido en forma especial para estas otras medidas cautelares personales
(art. 155 inc. final).

En relación con el fumus bonis iuris, el encabezado del art. 155 nada señala. Sólo alude al
periculum in mora, al disponer que estas medidas serán procedentes para garantizar el éxito
de las diligencias de investigación o la seguridad de la sociedad, proteger al ofendido o
asegurar la comparecencia del imputado a las actuaciones del procedimiento o ejecución de
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

la sentencia. 11 Sin embargo, se estima que el supuesto material es igualmente es exigible,


ya que tomando en cuenta lo dispuesto en el art. 155 inc. final, se puede concluir que debe
acreditarse la concurrencia de los requisitos establecidos en las letras a) y b) del art. 140.

d) Son de aplicación preferente a la prisión preventiva, pues ésta procede cuando las demás
medidas cautelares personales son consideradas por el juez como insuficientes (art. 139 inc.
2º), circunstancia que deberá ser acreditada por quien solicita la prisión preventiva.

e) Pueden imponerse en número cualquiera, una o más (art. 155 inc. 2º).

2. Análisis en particular

Estas medidas están enumeradas en el art. 155:

a) La privación de libertad, total o parcial, en su casa o en la que el propio imputado


señalare, si aquélla se encontrare fuera de la ciudad asiento del tribunal.

b) La sujeción a la vigilancia de una persona o institución determinada, las que


informarán periódicamente al juez.
En la práctica, generalmente esta medida se traduce en la sujeción a la vigilancia de alguna
institución social o terapéutica.

c) La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o ante la autoridad que él


designare.
En la praxis, lo usual es que se decrete como medida que el imputado se presente ante la
policía o la fiscalía, a estampar su firma en un registro, con una frecuencia diaria, semanal o
mensual.

d) La prohibición de salir del país, de la localidad en la cual residiere o del ámbito


territorial que fijare el tribunal.
Lo primero es relativamente fácil de controlar, dando cuenta de la medida al Departamento
de Policía Internacional de la Policía de Investigaciones de Chile. Pero lo segundo no.
Piénsese, por ejemplo, en cómo controlar que un imputado vaya de Valparaíso a Viña del
Mar.

e) La prohibición de asistir a determinadas reuniones, recintos o espectáculos públicos, o


de visitar determinados lugares.

f) La prohibición de comunicarse con personas determinadas, siempre que no se afectare


el derecho a defensa.

g) La prohibición de aproximarse al ofendido o su familia y, en su caso, la obligación de


abandonar el hogar que compartiere con aquél.

11
Este es otro argumento para señalar que, por reprochable que parezca, para el legislador la seguridad de la
sociedad es algo distinto del peligro de fuga, como lo señalamos más arriba al analizar las hipótesis de
necesidad de cautela de la prisión preventiva.
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

En la práctica, esta medida se suele decretar en casos de delitos contra la vida o la salud, y
en situaciones de violencia intrafamiliar.

En el evento de ser incumplidas estas medidas, se permite la imposición de la prisión


preventiva (art. 141 inc.2º). Además, el imputado sorprendido en violación flagrante de
aquéllas debe ser detenido por la policía (art. 129 inc. 4º).

La forma de impugnar estas medidas es la misma que la que procede respecto de la prisión
preventiva (art. 155 inc. final). Por lo tanto, cabe la apelación y la acción constitucional de
amparo.

3. LAS MEDIDAS CAUTELARES REALES

Las medidas cautelares reales se encuentran reguladas en el Libro I, Título VI “Medidas


cautelares reales”, artículos 157 y 158 del Código Procesal Penal.

A. Concepto

Podemos definir las medidas cautelares reales como ciertas medidas privativas o
restrictivas de la libertad de administración o disposición de bienes que el tribunal puede
adoptar en contra del imputado, para asegurar los fines civiles del procedimiento y,
eventualmente, los fines penales. Esto último será posible cuando la pena asignada al delito
tenga un contenido patrimonial. Por eso se explica que el Ministerio Público pueda solicitar
alguna de estas medidas (art. 157), aunque en la práctica no es común que lo haga.

Estas medidas son las mismas que, bajo la denominación de medidas precautorias,
autorizan los arts. 290 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, a saber:
1) El secuestro de la cosa que es objeto de la demanda (art. 290 Nº 1 CPC)
2) El nombramiento de uno o más interventores (art. 290 Nº 2 CPC)
3) La retención de bienes determinados (art. 290 Nº 3 CPC)
4) La prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados (art. 290 Nº 4
CPC)
5) Otras medidas no autorizadas expresamente por la ley (art. 298 CPC)

B. Requisitos

a) Necesidad de acreditar el fumus boni iuris

Surge la duda acerca de si es exigible este requisito, ya que a diferencia de lo que ocurre en
materia de medidas cautelares personales (concretamente, prisión preventiva), en materia
de medidas cautelares reales no hay una referencia expresa sobre el punto. A su vez, el art.
298 CPC, situado dentro del Título V del Libro Segundo del Código de Procedimiento
Civil, al que se remite el art. 157 CPP, exige que se acompañen comprobantes que
constituyan a lo menos presunción grave del derecho que se reclama”. Compatibilizando
esto con el proceso penal, la doctrina señala que tiene que acreditarse el supuesto material,
debe haber “humo de buen derecho”, en otras palabras, antecedentes que justifiquen el
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

hecho punible y la participación que se atribuye en él al imputado, tal como lo exige para la
prisión preventiva el art. 140 letras a) y b).

b) Necesidad de acreditar el periculum in mora

La doctrina suele afirmar que basta con las exigencias que para cada una de las medidas
precautorias formula el Código de Procedimiento Civil.

c) ¿Necesidad de que esté formalizada la investigación?

Existe discusión sobre el punto. Para algunos, sí es necesario, ya que el art. 230 inc. 2º
establece que el fiscal está obligado a formalizar la investigación cuando requiera la
intervención judicial para la resolución de medidas cautelares, sin que la disposición
distinga entre medidas cautelares personales y reales. Además, conforme al art. 5º inc. 2º,
deben interpretarse restrictivamente las disposiciones que autorizan la restricción de
derechos del imputado o del ejercicio de alguna de sus facultades, y en el caso de las
medidas cautelares reales se afectan las facultades inherentes al derecho de dominio del
imputado sobre sus bienes. Por otra parte, el art. 61, tras señalar que después de la
formalización de la investigación la víctima puede preparar la demanda civil solicitando la
práctica de diligencias para esclarecer los hechos que serán objeto de su demanda, agrega
que también podrá cautelar la demanda civil solicitando alguna medida cautelar real. Sin
embargo, otros plantean que no es necesario que se haya formalizado previamente la
investigación, porque el Código no lo estableció expresamente, como sí lo hizo a propósito
de las medidas cautelares personales. Además, el art. 157 establece que las medidas
cautelares reales pueden ser solicitadas durante la etapa de investigación, y ésta comienza
antes de la formalización de la misma.

C. Legitimado activo

Las medidas cautelares reales pueden ser solicitadas tanto por el Ministerio Público, como
la victima, se haya ésta querellado o no (art. 157). Consecuentemente, si se querella alguien
que no es víctima (por ejemplo, en los casos que señala el art. 111 incs. 2º y 3º), no puede
solicitar medidas cautelares reales.

D. Plazo para presentar la demanda civil

Una vez decretada la medida cautelar real, el plazo para presentar la demanda civil se
extiende hasta quince días antes de la fecha fijada para la realización de la audiencia de
preparación de juicio oral. Y si se trata del querellante (víctima que se ha querellado), debe
hacerlo junto con su escrito de adhesión a la acusación del fiscal o de acusación particular
(arts. 157, 60 y 261)

E. Impugnación

La forma de impugnar las resoluciones que niegan o dan lugar a las medidas cautelares
reales es a través del recurso de apelación (art. 158).
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

F. Efectos

Dos son los efectos que suelen atribuirse a la solicitud de una medida cautelar real:
i) Se interrumpe la prescripción de la acción civil. No obstante, si no se dedujere demanda
en la oportunidad correspondiente (hasta quince días antes de la fecha fijada para la
realización de la audiencia de preparación del juicio oral), la prescripción se considerará
como no interrumpida (art. 61 inc. final).
ii) Se determina la calidad de imputado de la persona en contra de quien se pide la medida
(art. 7º inc. 2º). No obstante, si se adhiere a la posición que sostiene que para que la medida
se decrete es necesaria la formalización de la investigación, casi estaría de más mencionar
este segundo efecto, ya que conforme al mismo art. 7º inc. 2º, desde antes de la solicitud ya
se tendría la calidad de imputado.

Preguntas

1. ¿Qué crítica se podría hacer al límite temporal establecido por el Código en materia
de prisión preventiva?
2. Señala tres diferencias y tres semejanzas entre la pena y la prisión preventiva.
3. En materia de medidas cautelares personales, ¿siempre existirá una privación o
restricción de la libertad de desplazamiento de una persona? ¿Por qué?
4. Inventa dos ejemplos para cada tipo de detención ilegal.
5. Piensa en el siguiente caso: Una persona es detenida y en la audiencia de control de
la detención, ésta es declarada ilegal. No obstante ello, el fiscal formaliza la
investigación por robo con violencia en las personas y solicita la prisión preventiva.
Ésta no es concedida y el fiscal apela verbalmente en la misma audiencia contra la
resolución que niega lugar a la medida. ¿Qué sucederá? ¿Qué crítica se puede
formular ante ello?
6. Haz una crítica a la reforma introducida por la ley Nº 20.253 en materia de medidas
cautelares personales.
7. Es un requisito de validez de la audiencia en la que se discute la procedencia de la
prisión preventiva, la presencia del imputado y de su defensor. Busca casos en que
el código no exija esto. ¿Qué argumentarías como defensor frente a estas
disposiciones?
8. ¿Cuál es la importancia de la audiencia de control de detención?
9. Inventa tres ejemplos en los que considerarías necesario decretar una medida
cautelar real, indicando específicamente cuál solicitarías.
10. ¿Qué son las medidas de seguridad? ¿Por qué se dice que la prisión preventiva, en
aquellos casos en que tiene como fundamento el peligro para la seguridad de la
sociedad, se asemeja a una de ellas? ¿Te merece ello alguna crítica?
11. ¿Qué modificaciones introdujo la ley Nº 20.253 en materia de recursos? Haz un
comentario de éstas.
12. Inventa dos ejemplos de flagrancia para cada una de las hipótesis que contempla el
art. 130.
13. En el procedimiento simplificado, ¿se puede decretar prisión preventiva? Qué
argumentos darías a favor y cuáles en contra de esta posibilidad?
14. ¿Qué diferencias existen entre la detención y el control de identidad?
15. ¿Qué diferencias existe entren la prisión preventiva y la detención?
Apuntes de Derecho Procesal Penal 2009 Profs. Diego Falcone S. / Guillermo Oliver C.

16. ¿Qué diferencia existe entre el actual régimen de la prisión preventiva y el anterior a
la entrada en vigencia de la reforma procesal penal?
17. ¿Qué posibilidades interpretativas plantea la frase “que tengan pena de crimen” del
art. 149 inc. 2º? ¿Qué argumentos darías para apoyar las distintas formas de
interpretarla?
18. Imagina que, a petición del fiscal, se decreta la prisión preventiva de un presunto
violador por peligro para la seguridad de la víctima, y que con posterioridad a ello
se acredita que ésta lo visita en la cárcel. ¿Qué argumentarías como defensor para
que termine la medida cautelar?
19. ¿Conoces algún caso en que el detenido por orden judicial pueda ser llevado a un
juez de garantía distinto del que emitió la orden, para efectos de la audiencia de
control de la detención?
20. ¿Por qué crees que se estableció el deber de la policía de informar al fiscal una
detención por flagrancia dentro del plazo de doce horas?
21. Busca en el Código Penal cinco ejemplos de simples delitos respecto de los cuales
no procede la detención.
22. ¿Puede deducirse el recurso de reposición contra la resolución que rechaza la
solicitud del imputado de revocación de la prisión preventiva? Para responder esto,
lee los arts. 362 y 363.
23. ¿Puede el imputado apelar contra la resolución mencionada en la pregunta anterior?

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