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Fecha: 14 de Abril de 2019

Título del Sermón: Miremos al cielo

Versículo Bíblico: San Mateo 11:28~30

Mt 11:28~30 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo

os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que

soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;


30
porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

No hay nadie que viva bajo el sol sin tener problemas. Luego de la caída de

Adán y Eva, toda la humanidad nace con problemas, luchando el día a día,

y muere.

Algunas personas resuelven bien sus problemas, y por medio de ellas

crecen en muchos aspectos. Otros, por el contrario, son destruidos sin poder

superarlas. Hay personas que no pueden salir de sus problemas como si

fueran una mariposa o libélula atrapadas en una telaraña. Cuando varios

problemas atacan nuestras vidas, ¿ Cómo debemos hacerlas frente? ¿ Qué

debemos hacer como creyentes cuando nos encontramos en problemas?

1. Despojémonos de los resentimientos y las quejas

Una persona que cree en Dios debe tener una actitud positiva y no guardar

resentimientos o quejarse. Cuando pasamos por problemas, y nos

quejamos diciendo: “¿Por qué tengo que pasar por estos momentos? ¿Por
qué otros no sufren y solo yo sufro?” estamos actuando de una manera

negativa con resentimientos e irritabilidad, y los problemas empezarán a

tragarnos.

Los israelitas, luego de salir de Egipto, solo se quejaban y criticaban.

Cuando pasaban por un problema, lo primero que hacían era quejarse

contra Dios y contra su líder, Moisés. Debido a esto, ellos fueron

abandonados por Dios.

Nadie de los israelitas que salieron de Egipto pudieron entrar a la tierra

prometida, Canaán. Todos los descontentos, quejones y criticones se

murieron en el desierto. Por lo tanto, cuando los problemas se nos presentan,

debemos tener una actitud positiva diciendo: “Haré mi mayor esfuerzo en

resolverlo”.

Es normal tener problemas en la vida. No es necesario preguntarnos “¿Por

qué otras personas no pasan por problemas, y solo yo las tengo?”. Mientras

tengamos vida tendremos problemas, por lo que tenemos que llevarlas

positivamente y resolverlas con optimismo.

Antes que el pueblo de Israel entrara a Canaán, Moisés envió doce espías

para reconocer esa tierra, pero diez de ellos regresaron e informaron muy

negativamente diciendo: “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es

tierra que traga a sus moradores, los hombres son de grande estatura, y
nosotros, a nuestro parecer, somos como langostas”. El pueblo se quejó

diciendo: “¿Por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada? ¿ No

nos sería mejor volvernos a Egipto? Toda la congregación gritó, y dio voces,

y el pueblo lloró toda aquella noche quejándose contra Dios y Moisés.

Sin embargo, dos de ellos, Josué y Caleb dijeron: “La tierra por donde

pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se

agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra

que fluye leche y miel. No tengan miedo del pueblo de esta tierra; porque

nosotros los comeremos como pan”.

Al escuchar el pueblo las palabras de Josué y Caleb, ellos hablaron de

apedrearlos, pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo. En el libro

de Números 14:22~23, dice:


22
Nm 14:22~23 todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho

en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi

voz, 23 no verán la tierra de la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que

me han irritado la verá.

Así como dice en el versículo, todos murieron en el desierto. Solo Josué,

Caleb y la segunda generación de los israelitas pudieron entrar a la tierra

prometida. Por lo tanto, ¿ Qué tipo de actitud y reacción debemos tener ante

los problemas? Este es un factor crucial para determinar nuestro futuro.


2. Miremos a Dios

Los que no creen en Dios tratan de resolver por todos los medios y métodos

humanos sus problemas. No obstante, todo aquel que cree en Jesús debe

mirar primero a Dios, y luego sus problemas, de esa forma, Dios mostrará

la forma de resolverlos. La diferencia de un inconverso y una persona

cristiana, es que nosotros pertenecemos a la patria celestial y somos

ciudadanos del cielo. Por lo tanto, si tenemos problemas, obtengamos la

sabiduría, conocimiento e inteligencia de Dios para resolverlos con su poder.

Esta es la actitud que debemos mostrar y tomar ante los problemas.

Si vemos en las Escrituras, el ejército de Siria rodeó la ciudad de Dotán,

donde estaba Eliseo. El rey envió gente de a caballo, y carros, y un gran

ejército para atrapar a Eliseo. Temprano por la mañana, el que servía al

varón de Dios, miró alrededor y vio que el ejército tenía sitiada la ciudad. El

criado fue junto a Eliseo y le dijo: “¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?”. Eliseo,

sin agitarse le dijo: “No tengas miedo, porque más son los que están con

nosotros que los que están con ellos”. Y oró Eliseo diciendo: “Te ruego, oh

Jehová, que abras sus ojos para que vea”. En ese mismo instante, los ojos

de su criado se abrieron, y miró que el monte estaba lleno de gente de a

caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.


El criado se desesperó al ver al ejército sirio en la tierra, pero Eliseo alzó

sus ojos mirando a Dios, y Dios le dio la respuesta a su problema. Si

confiamos y dependemos de Dios, él tendrá el control de nuestras vidas y

enviará su ejército desde el cielo.

Por lo tanto, cuando estamos preocupados, solo debemos mirar a Dios,

escudriñar su Palabra, orar y clamar sin cesar. Si miramos a Dios confiados

en su promesa, podremos resolver todos los problemas a través de su poder.

Hermanos/as, lo imposible para el hombre es posible para Dios. En Dios,

hay solución para todo. Por lo tanto, en todo momento y a cada instante,

solo miremos a Dios.

3. Dios cuida de nosotros

Dios está profundamente interesado en todas las áreas de nuestras vidas.

Algunas personas piensan que a Dios, quien hizo los cielos y la tierra, no le

interesa ni se preocupa por los problemas de la vida. Sin embargo, esto es

una idea equivocada. Dios tiene interés hacia cada uno de nosotros.

Cuando los israelitas pasaron por el desierto, Dios los alimentó con el maná,

y les hizo beber agua de la roca. En Deuteronomio 29:5, dice:

Dt 29:5 5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos

no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido

sobre vuestro pie.


Dios se interesa profundamente y está preocupado por nuestros problemas

diarios.

Incluso hoy, cuando caminamos en el desierto de la vida, Dios nos alimenta,

nos viste y nos cuida. En el evangelio de San Lucas 12:29~30, dice:

Lc 12:29~30 29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer,

ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas

estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que

tenéis necesidad de estas cosas.

Dios ya ha preparado de antemano la manera de resolver los problemas.

Una persona que se queja y critica no podrá encontrar ese camino. No

obstante, los que oran y claman encontrarán las respuestas a los problemas

porque el Espíritu Santo les enseña el camino para andar. Por lo tanto,

cuando nos enfrentemos a los problemas, oremos y clamemos a Dios, y

dejemos todos los asuntos en sus manos.

Jesús dijo en San Mateo 11:28,


28
Mt 11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os

haré descansar.

Si entregamos todas nuestras cargas al Señor, él se encargará de ellas.

En el barco hay una línea de límite de carga. La línea es una medida de si

la carga no ha excedido ese límite. Si se ignora esta línea de carga, el barco


finalmente se hundirá. Así también es la vida. Si la carga de la vida sigue

creciendo, no podrá resistir su peso, y efectivamente esa vida se derrumbará.

El problema de la sociedad actual es el suicidio. Cuando la carga de la

tensión se acumula y sobrepasa el límite, la vida colapsa. Por lo tanto, no

debemos dejar las cargas sin atenderlas, al contrario, debemos entregar

todo al Señor. Hoy en día, hay muchas personas que creen en Jesús pero

no le entregan sus cargas.

Aún recuerdo mi infancia y algo que me sucedió. Cuando era niño, había

una habitación grande en mi casa, el piso era demasiado alto para que un

niño pequeño se lanzara al patio. Mi padre se paró allíy me dijo: “Sé valiente,

lánzate”. Yo no me pude lanzar, empecé a dudar, pero luego me lancé sin

pensar dos veces. Recuerdo que mi padre me atrapó entre sus brazos, me

sujetó y abrazó muy fuerte.

Dios, en este momento, abre sus brazos y nos dice: “Entrégame tu carga”.

Nuestro Dios Todopoderoso nos pide nuestras cargas, entreguémosle todo

a él. Si vemos en Salmos 55:22, dice:

Sal 55:22 22 Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para

siempre caído al justo.

Si tenemos problemas, tribulaciones, angustias, incertidumbres y

preocupaciones, confiados entreguemos al Señor, y él se responsabilizará


de todo. Dios quiere y desea resolver nuestros problemas. Es por eso que

envió a Jesús para solucionar los problemas del pecado, enfermedades,

maldición y muerte.

Cuando estuve en Pakistán dirigiendo una campaña de evangelización, algo

había ocurrido. Pakistán es un país islámico, en donde por ley se prohibe el

cristianismo. El primer día de la campaña unas cinco mil personas se

reunieron para escuchar el evangelio, pero en la última noche hubo una

interrupción. Yo estaba predicando, y en medio de la prédica una mujer se

levantó repentinamente, empezó a gritar, saltar y rodar en el suelo. Todo el

mundo se dio la vuelta para mirar qué es lo que pasaba. Ella seguía gritando,

y las personas que estaban a su alrededor le querían hacerla sentar y que

deje de gritar. Ahí supe que esa mujer de nacimiento era sordomuda y por

eso actuaba de ese modo. Por la gracia de Dios, ella en ese instante pudo

oír y hablar. Las personas que fueron con ella, todos los que estaban a su

alrededor, y hasta la mujer misma, empezaron a aplaudir y dar gritos de

júbilo y alegría, por lo que era casi imposible seguir predicando.

Todos los problemas que no podemos resolver debemos entregarlos a Dios,

pues para él nada es imposible. Toda vida tiene su carga, sea esta grande

o pequeña. Si oramos fervientemente al Señor, podemos vivir con paz y en

acción de gracias. En Filipenses 4:6~7, dice:


6
Fil 4:6~7 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras

peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.


7
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros

corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Mientras vivimos en este mundo tendremos problemas familiares,

económicos, personales y enfemedades, que no nos dejarán dormir

tranquilamente. En esos momentos, cuando estamos sin fuerzas, con una

pequeña presión externa, llegamos a derrumbarnos. Para sobrevivir y vivir

siendo fuertes bajo cualquier presión, debemos desarrollar una fuerza

interna. No importa cuán fuerte y grande sea la presión que se aplique desde

el exterior, si tenemos una fuerza interna más grande podremos vencer

cualquier tipo de circunstancias.

¿ Dónde podemos encontrar y obtener esa fuerza interna? Solo Jesús puede

darnos esa fuerza. É l dijo en San Juan 14:16~18,


16
Jn 14:16~18 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que

esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no

puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis,


18
porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos;

vendré a vosotros.
Dios nos ha enviado al Espíritu Santo para hacernos fuertes. Todo aquel

que le tiene al Espíritu Santo en su corazón puede vencer cualquier situación

y presión externa. No importa cuál sea el problema, nada podrá destruirnos.

El Espíritu Santo también nos da el poder de la oración. Mientras podamos

orar, no nos derrumbaremos ante los problemas. En Romanos 8:26, dice:


26
Ro 8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;

pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu

mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

Si somos llenos de la presencia del Espíritu Santo, él intercede por nosotros

en todas las áreas de nuestras vidas, para que podamos vencer sin

desanimarnos.

Cuando éramos niños veíamos la cancha deportiva muy grande, pero de

adulto no lo vemos tan grande como lo veíamos de niños, e inclusive

pensamos, que es pequeña. Pero en realidad, la cancha no es más pequeña,

sino que nosotros somos más grandes. La vida es tal cual. Si se presiona la

mente y el corazón, el problema se vuelve grande, pero si ellos son fuertes

y valientes, el problema se vuelve pequeño. Entonces, ¿ Cómo podemos

hacer que nuestras mentes y corazones sean fuertes y valientes? Fijando

nuestros ojos y miras en Dios.


De niño, cuando tenemos el apoyo de nuestro papá no tenemos miedo de

nadie. Hoy, Dios nos dice que él nos apoya, nos soporta, nos lleva, nos

guarda y él nos da las fuerzas. En en libro de Isaías 46:4, dice:

Is 46:4 4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo; yo

hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.

Dios nos dice que hasta en la vejez él nos cuidará. Por lo tanto, sujetémonos

en él y fijemos nuestros ojos y vidas solo en Dios.

Oremos: Dios, Padre de amor y misericordia. Confesamos nuestras

debilidades y que somos arrastrados por los vientos del mundo,

viviendo quejándonos y con resentimientos. Te pedimos perdón en

este momento. Desde hoy, queremos aferrarnos en tu Palabra, y te

pedimos que lleves nuestras cargas. Somos débiles, y necesitamos

de tu ayuda y guía. Ayúdanos Señor. En el nombre de nuestro Señor

Jesucristo. Amén.

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