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Inés del Carmen AGUIRRE, DNI 22.293.975, por derecho propio y en representación de
5ONTIVEROS AGUIRRE, DNI 40.621.729, con el patrocinio letrado del Dr. Horacio G. A. CORTI,
físico en la calle México 890/92 de esta Ciudad, en autos caratulados “Aguirre, Inés del Carmen y
otros s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en/ Aguirre, Inés del Carmen y
10otros s/ amparo”, Expte. TSJ Nº 15382/18 y su acumulado expte. N| 15430/18, nos presentamos y
respetuosamente decimos:
I.- OBJETO
I.1.- Que en legal tiempo y forma venimos a interponer el recurso extraordinario federal (arts.
14 y 15 de la Ley Nº 48 y 256 y ss. del CPCCN), contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior
15de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (TSJ) el 19 de diciembre de 2018, mediante la
cual se decidió rechazar las quejas interpuestas por Inés del Carmen Aguirre, Alfredo Ontiveros
mayo de 2018, que denegó los recursos de inconstitucionalidad interpuesto oportunamente por los
4036, arribando así a una conclusión irrazonable en autos, que desconoce la situación de
vulnerabilidad del grupo familiar actor que la propia sentencia afirma tutelar. De ese modo vulnera
el derecho a la vivienda adecuada, a la salud, a la dignidad de la persona y a la igualdad, cuestión
En efecto, como será desarrollado infra, la sentencia de fondo, dictada por la Cámara CAyT
de la Ciudad en fecha 31 de julio de 2017 -confirmada ahora por el TSJ al rechazar la queja de la
5parte actora- dispuso por un lado la exclusión del coactor Alfredo Ontiveros Aguirre de los alcances
habitacional que el GCBA debe abonar a la coactora Inés del Carmen Aguirre y su hijo menor de
edad. En ella se resolvió que se me otorgue una prestación cuyo monto no es compatible con la
10se encuentra el grupo familiar. Se obvió observar y aplicar la necesaria perspectiva de género al
sentenciar el caso, cuando aquello era ineludible en atención a la particular situación de violencia de
género sufrida por la coactora, como se relató en el escrito de demanda, a la luz de los instrumentos
internacionales mencionados en el párrafo precedente. Ese aspecto, incluso, se deriva de los artículos
15costear una vivienda donde vivir, lo que se traducirá en que quedemos en inminente situación de
inconstitucional del artículo 8 de la Ley local 4036, afectando de este modo el derecho de defensa, la
tutela judicial efectiva, el debido proceso, los principios de legalidad, razonabilidad y supremacía
20constitucional.
La errónea lectura llevada a cabo en relación con el artículo 8 de la Ley 4036, avalada por el
TSJ mediante la resolución del 19 de diciembre de 2018 que aquí se impugna, al relacionar la
canasta alimentaria con la prestación dineraria que recibirá el beneficiario, en lugar de referirla con
un requisito de los ingresos del beneficiario para acceder a dicha prestación, conforme lo establecido
25por la Legislatura en el texto la ley, provoca que en los hechos la tutela judicial sea insuficiente, ya
que se establece el monto del subsidio habitacional en base a una canasta alimentaria que resulta
I.1.b.- Por otro lado, dispuso también, apartándose del marco constitucional vigente nacional
y local, a través de una sentencia autocontradictoria y violatoria del derecho de defensa en juicio,
5excluir de oficio al suscripto, Alfredo Ontiveros Aguirre, de los alcances de la acción de amparo que
favorecía a mi grupo familiar por entender que “las circunstancias personales (…) difieren de las
vulnerabilidad social que exige el ordenamiento jurídico (…) dado que es una persona mayor de
edad…”, todo ello en clara y flagrante violación al derecho a la protección integral de la familia, a
10una vivienda digna, a la salud y a la igualdad, cuestión que claramente determina la existencia de un
I.2.- La sentencia contra la que se deduce el presente remedio federal, que vino a confirmar
lo dispuesto por la Cámara de Apelaciones, debe ser revocada en lo que es concreta materia de
agravio por omitir considerar en la sentencia impugnada, la debida perspectiva de género, así como
15la protección de la familia otorgada también por los tratados internacionales en materia de derechos
De esa manera, ha contrariado la recta inteligencia de los artículos 14 bis y 75, incisos 22 y
23, de la Constitución Nacional (CN) y de las normas internacionales sobre derechos humanos, entre
ellas básicamente los artículos 2, inciso 1 y 11 inciso 1 del Pacto Internacional de Derechos
20Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el art. 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos que reconoce la protección de la familia por parte del Estado, la Convención para la
Belem do Pará”) y los artículos 17, 20, y 31 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos
fundamental a la vivienda digna y adecuada y a la salud, de tal modo que debe ser calificada de
sentencia ‘regresiva’ en cuanto contraviene el principio de no retroceso social, en los términos del
pacto referido y la jurisprudencia de los órganos del sistema internacional sobre derechos humanos y
de abonar el costo mensual del alquiler del lugar en donde reside el grupo familiar.
i.- En primer término, en lo dispuesto en el inciso 3º del art. 14 de la ley 48, en tanto se
15encuentran controvertidos tanto el alcance como el contenido que corresponde asignar al derecho
Universal de Derecho Humanos y 11, incisos 1 y 2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, instrumentos internacionales que gozan de jerarquía constitucional (cf. art. 75,
salud y a la dignidad del grupo familiar, por no reconocerse el derecho a un techo donde alojarse
25todo el grupo familiar, al negársele a esta parte la inclusión en alguno de los programas
gubernamentales vigentes, a pesar de persistir la situación de emergencia habitacional, requiriendo
en consecuencia que se ordene al GCBA brindar “... una solución habitacional definitiva y
permanente que sea acorde con lo dispuesto en el bloque de constitucionalidad federal y local que
reconoce y tutela el acceso a una vivienda digna, segura y adecuada”. Se señaló particularmente
5que padecíamos un estado de extrema vulnerabilidad social por encontrarnos en inminente situación
En el escrito de inicio se enfatizó que el derecho a una vivienda adecuada halla acogida en un
federal a través del art. 75 inc. 22 CN, plexo de normas supranacionales que rige en la Ciudad
10Autónoma de Buenos Aires por imperio del artículo 10 de su texto constitucional, que en el caso de
nuestro país tienen jerarquía constitucional, entre ellos: Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (1966), párrafo 1 y 2 del artículo 11; Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre (arts. I y XI); Declaración Universal de los Derechos Humanos
(art. 25); entre otros. Además, en el escrito de demanda se reiteró que dichos convenios
Ahora bien, el TSJ mediante una interpretación errónea e indebidamente restrictiva, por
cuanto postula una lectura que invierte la precedencia de las normas que rigen en la materia, al
20desplazar las normas y principios constitucionales subordinándolos a las leyes y reglamentos locales
a los que asigna un alcance sumamente limitado, desconociendo el verdadero alcance, contenido y la
demanda de amparo, dictó una sentencia confirmando la emanada de la Cámara que hizo lugar a la
demanda de amparo promovida por el grupo familiar, pero que, por un lado excluyó de sus términos
al coactor, Alfredo Ontiveros Aguirre, dejándolo fuera de la protección legal y por el otro determinó
desconocido palmariamente la situación de vulnerabilidad del grupo familiar, que nos sitúa como
5sujeto titular de derechos fundamentales, entre ellos el derecho a la vivienda adecuada y a la salud,
colocándonos nuevamente en riesgo cierto de situación de calle, ignorando las constancias agregadas
Alfredo Ontiveros Aguirre, debido a los problemas de salud por los que atraviesa la Sra. Aguirre,
10limitando de ese modo el monto del subsidio habitacional que resulta insuficiente para garantizar la
asistencia habitacional.
violencia familiar, acreditados en la causa, sufridos por la actora de parte del Sr. Gabriel Ontiveros,
padre de sus hijos, brindando una solución parcial y limitada que se aparta del marco normativo
como seguidamente se desarrollará extensamente. Al respecto, uno de los jueces que integraron la
disidencia en la causa “Gelabert”, refiere que no hay que perder de vista que el derecho que se
reclama, cuando existen situaciones de violencia de género, exige una especial atención por parte de
20los jueces y concluye que: “… La protección que garantizan los tratados internacionales, la CABA
y las leyes sobre la materia, tanto a la mujer víctima de violencia, como a sus hijos, también
víctimas de violencia (…), no solo imponen hacer cesar el acto de violencia puntual, el hecho, sino
que busca prevenir un acto futuro de violencia física o psíquica” (3° párrafo del pto. 2 del Voto del
Dr. Lozano en la causa “N. C. G. s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: N.C. G.
dado que no puede ser considerado como una derivación razonada conforme a derecho en atención a
las constancias acreditadas en el caso. Se aparta, así, de la garantía de la tutela judicial efectiva y del
5 En suma, se encuentran reunidos todos los elementos que menciona el inciso 3º del artículo
14 de la Ley Nº 48, en tanto la sentencia dictada por el TSJ en la causa supone, por las
particularidades del caso, desconocer el derecho constitucional y supranacional a una vivienda digna,
a la salud y a la igualdad de una persona, habiendo fallado el Tribunal “contra la validez del [...]
En el voto conjunto de la mayoría integrada por los Magistrados Casás, Conde y Weinberg,
expresaron que “… se advierte que las manifestaciones allí esgrimidas – relativas a que la
prestación económica resulta insuficiente y que el método para su cálculo sería inadecuado-
15trasuntan únicamente su discrepancia con la solución brindada por los jueces de la Sala II…”
(punto 2), agregando que la Cámara había arribado a una sentencia que se apoyó en “… la
valoración de aspectos de hecho y prueba relativos a las situación del grupo familiar accionante y
en la interpretación de las normas vigentes al momento en que fue emitida, materia acerca de la
cual los jueces de mérito tienen, en principio, competencia privativa ...” (punto 3). El Dr. Lozano,
20por su parte, indicó que el argumento de esta parte “… no pasa de ser una propuesta de lege
ferenda. Por un lado, no cuestiona la validez de la ley nº 4036 sobre cuya base la Cámara apoyó su
sentencia. Por el otro, no se hace cargo de la doctrina sentada por el Tribunal…”, en el fallo
“KMP”. La Dra. Ruiz, en disidencia, se inclinó por postular hacer lugar al recurso de esta parte,
sosteniendo que “… la aplicación de la fórmula dispuesta por la Cámara implica, en los hechos, la
25reducción del subsidio habitacional a ser percibido…”, concluyendo que “… no cabe fijar para el
monto de la prestación objeto de la condenada dictada en autos otro límite que el que surge de la
total satisfacción del derecho de acceso a una vivienda adecuada, hasta el máximo de los recursos
En su voto conjunto, los jueces CONDE, WEINBERG y LOZANO afirmaron que la decisión
infraconstitucional que entendió aplicable (la ley n° 4036), sin que el recurrente muestre que estas
consideraciones estén teñidas de arbitrariedad”. En tanto, el juez CASÁS, entendió que lo decidido
10por los magistrados de la causa “no importa abandonar de ahora en más al Sr. Ontiveros Aguirre a
su suerte sino tan solo respetar, en las circunstancias valoradas por los jueces de mérito, el diseño
de las políticas públicas efectuado por los poderes de gobierno que han tenido en cuenta la
disponibilidad de los bienes materiales —que, por definición, en tanto económicos, resultan escasos
quien su progenitora mantiene una obligación alimentaria- de la protección del amparo. Máxime
cuando tal exclusión resuelta por la Cámara resultó oficiosa por cuanto no formó parte de la
apelación del Gobierno demandado, lo cual torna, además, arbitrario el decisorio en crisis.
20 iv.-De ese modo el fallo, que resistimos por medio de este remedio federal, constituye una
sentencia regresiva, por cuanto incumple el compromiso de los estados partes del Pacto Internacional
económicas y técnicas, hasta el máximo de los recursos de que disponga para, lograr
progresivamente, por todos los medios apropiados (…), la plena efectividad de los derechos aquí
25reconocidos” (art.2.1.PIDESC) y el previsto en el artículo 11.1 del mismo pacto, en cuanto los
Estados Partes “reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su
familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las
condiciones de existencia. Los Estados Partes tomarán medidas apropiadas para asegurar la
correcta de ese compromiso, le otorga un alcance universal: “el derecho a una vivienda adecuada se
discriminación.
10siguiente: “Los Estados partes deben otorgar la debida prioridad a los grupos desfavorecidos
concediéndoles una atención especial”. En ese sentido, el punto 13 de dicho documento señala que
debe prestarse una vigilancia especial a las personas y grupos de la sociedad que se encuentran en
una situación vulnerable y desventajosa en materia de vivienda, “…en particular las personas sin
hogar y sus familias, las alojadas inadecuadamente y las que no tienen acceso a instalaciones
15básicas, las que viven en asentamientos ilegales, las que están sujetas a desahucios forzosos y las
que tienen escasos ingresos”. Además la OG Nº 4 expresa que “Los Estados deben asumir
obligaciones apreciables destinadas a apoyar el derecho de todos a un lugar seguro para vivir en
20indicado que “… durante esta última década la Corte ha debido responder a los reclamos de los
justiciables -basados en la constitucionalización de los derechos humanos (artículo 75, inciso 22)-
pronunciamientos dirigidos a (…) que se asegure el derecho a una vivienda digna (“Q. C., S. Y.”,
jurisprudencia sentada por la Corte Federal, en atención a la situación de este grupo familiar actor y
a la falta de ingresos suficientes para atender en debida forma las necesidades habitacionales de esta
parte.
5 v.- Los términos en que fue dictada la sentencia de la Cámara de Apelaciones CAyT de la
Ciudad -de fecha 31 de julio de 2017, confirmada por el TSJ en su decisión del 19 de diciembre de
2018- vulnera nuestro derecho humano a una vivienda digna. En efecto, la decisión recurrida
ocasiona un perjuicio actual, concreto e irreparable, ya que el monto del subsidio según la
vulnerabilidad en la que se encuentra este grupo familiar actor agravado por la exclusión –arbitraria-
La decisión del a quo, por los alcances que en concreto tiene, deviene irrazonable al no
garantizar en forma adecuada el derecho a la vivienda del grupo familiar pese a que de los
15antecedentes tenidos en cuenta se estipula que el objetivo buscado era justamente ese. Así, no existe
proporcionalidad entre los fines perseguidos en la sentencia y los medios establecidos para llegar a
ellos.
De igual modo, surge claramente de las normas supranacionales aplicables que los Estados
deben garantizar, al menos, un umbral mínimo de efectivo goce de los derechos humanos
respetar ese contenido mínimo de los derechos humanos. Según el Comité DESC este deber se
desvincula de la disponibilidad de recursos o de cualquier otro factor o dificultad, puesto que -de
otra forma- el PIDESC "carecería en gran medida de su razón de ser" (Observación General N° 3,
25párr. 10; Directrices de Maastricht, párr. 9 y 10). En la misma línea, los Principios de Limburgo
señalan la existencia de un deber de garantizar el respeto de derechos mínimos de subsistencia, así
como el de proporcionar servicios esenciales, sea cual fuere el nivel de desarrollo económico (párr.
señalándose también que un Estado "no puede nunca ni en ninguna circunstancia justificar su
De esta forma, ese contenido básico de todos los derechos da lugar a un derecho mínimo
vi.- Asimismo, la sentencia ahora confirmada por el TSJ se opone a las prescripciones de los
de la Ciudad. De este modo, la interpretación efectuada de la Ley local 4036 es contraria al régimen
tuitivo al que deben tender las políticas sociales por imperativo constitucional. El artículo 17 de la
15Constitución de la CABA establece que “La Ciudad desarrolla políticas sociales para superar las
interpretación realizada por el a quo de la Ley 4036 contradice la expresa enunciación formulada por
el legislador fijando requisitos razonables para los beneficiarios de dichas políticas en el artículo 8.
Así, la lectura llevada a cabo por la Cámara y el TSJ resulta ser arbitraria al desvirtuar la intención
20del legislador y además disvaliosa e injusta por cuanto se constituye en un obstáculo al objetivo de
propender a la superación de las condiciones de pobreza y exclusión que aquejan al grupo familiar
actor.
No resulta acertado, entonces, lo expuesto por el Dr. Lozano en su voto en cuanto a que esta
parte no cuestionó la validez de la Ley local 4036. Dicha normativa puede no ser inconstitucional en
sí misma, pero sí lo es la particular interpretación dada por la Cámara de Apelaciones -convalidada
Es en base a estos agravios que se verifica la existencia de un caso federal pasible de ser
tratado por el Máximo Tribunal Federal. Dependerá del modo en que se interpreten las cláusulas
5constitucionales invocadas si la decisión judicial avalada por el TSJ es o no compatible con el texto
constitucional.
Cabe hacer notar que el pronunciamiento que se impugna reviste el carácter de "sentencia
definitiva" en los términos en que es exigido por la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de
10la Nación.
En tal sentido, no es posible soslayar que, tal como se explicará con mayor detalle infra, a
y tutele de manera plena el derecho constitucional a todo el grupo familiar –que integramos como
madre e hijos- a una vivienda digna, a la salud y a la dignidad, todo ello a la luz del alcance y
15contenido que corresponde asignarles según las prescripciones de la Constitución Nacional, las
Así las cosas, es evidente que el Tribunal Superior de Justicia ha desconocido la sustancia del
20derecho a la vivienda que titulariza nuestro grupo familiar, cuando la Cámara excluye a Alfredo de
nuevamente a la calle, cuando se aplica un límite al subsidio habitacional reconocido al resto del
grupo familiar, desconociendo el derecho constitucional a la vivienda con el alcance y contenido que
Este recurso ha sido interpuesto dentro del plazo legal previsto en el artículo 257 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, por cuanto la notificación de la sentencia del TSJ fue
III.1.- Conforme surge de las constancias de autos, en diciembre de 2015, los coactores Inés
del Carmen Aguirre, por mi propio derecho y en representación de mi hijo menor de edad, Harol
Ontiveros Aguirre y Alfredo Ontiveros Aguirre, por propio derecho, iniciamos la presente acción de
amparo en resguardo de los derechos a la vida, la salud y una vivienda digna del grupo familiar, todo
análisis circunstanciado de los hechos del caso y a valorar y aplicar el derecho vigente en forma
adecuada. Cabe destacar, en este sentido, que no contamos con redes efectivas de contención social
y/o familiar que puedan colaborar activamente para superar la situación en la que nos encontramos.
20 III.1.a.- Respecto de Inés del Carmen Aguirre: Soy una mujer sola, de 57 años de edad, que
he padecido episodios de violencia de género por parte del padre de mis hijos, me encuentro a cargo
Puntualmente a partir del año 2007, momento en el cual, luego de haber recibido una fuerte golpiza
por parte de mi expareja, logré hacer una denuncia por violencia familiar y me retiré del hogar
25conyugal y ante la imposibilidad de generar ingresos suficientes el grupo familiar hemos quedado
inmersos en situación de calle. Ello fue reconocido expresamente por la instancia de mérito al
ordenar a través de una medida cautelar al Gobierno de la Ciudad, que asegure de manera inmediata
5Artrosis de Columna e hipertensión arterial, lo que a partir del años 2014 mi salud se fue
deteriorando rápidamente, por lo que tuve que abandonar algunos trabajos que realizaba por el gran
dolor de columna que padezco motivo por lo cual mis ingresos se vieron disminuidos notablemente.
Pese a ello y más allá de mis dolencias, sólo puedo realizar algunas actividades informales
(changas), básicamente cuidar niños en casa de familias. Los magros ingresos que obtengo son
III.1.b.- Con relación al coactor Alfredo Ontiveros Aguirre, quien fuera excluido del alcance
de la sentencia de amparo, señalo que cuento solamente con mi madre (Inés del Carmen Aguirre) y
mi hermano (Harol), con quienes convivo. En mi caso, me encuentro excluido del mercado laboral
formal e informal por mi corta edad. El año pasado he terminado de cursar el nivel secundario pero
15debo rendir algunas materias para obtener mi título, no teniendo experiencia y antecedentes laborales
y profesionales. Pese a ello, he comenzado a trabajar realizando delivery en una casa de comida.
colaboración.
III.2.- El 31 de octubre de 2016, el Sr. Juez de Primera Instancia hizo lugar a la acción de
20amparo y ordenó al demandado que “… asegure de manera inmediata el acceso a una vivienda
digna y adecuada a la parte actora (…) hasta tanto se demuestre que las circunstancias de
Administrativo y Tributario de la Ciudad resolvió esa apelación en un doble sentido: (i) de oficio
(sin agravio de parte), excluyó al coacto Alfredo Ontiveros Aguirre de los alcance de la acción de
5(ii) hizo parcialmente lugar a la apelación del Gobierno y modificó el alcance de la sentencia de
grado en relación con el resto del grupo familiar, brindando una cobertura limitada, soslayando los
hechos de violencia de género denunciado en la demanda. Allí, si bien entendió que estaba
subsidio habitacional basado en la canasta básica de alimentos, que no garantiza, en nuestro caso, en
Respecto del monto del subsidio, los magistrados firmantes entendieron que el monto del
mismo debía ser determinado en primer lugar por el Decreto Nº 637/2016, es decir $ 4.000. Sin
perjuicio de ello, consideraron que también correspondía aplicar el artículo 8º de la Ley 4036.
En ese sentido, la Cámara de Apelaciones local interpretó que el monto que establece el
15artículo 8 de la ley 4036 está referido a las prestaciones económicas que efectúa la Administración,
cuando lo que allí dice, en realidad, está referido a los requisitos para el acceso contemplando los
ingresos por hogar dispuestos por la autoridad de aplicación a fin de reglamentar el subsidio, que en
ningún caso “podrá ser inferior a la Canasta Básica de alimentos...”. De este modo, al efectuar esta
interpretación errónea, termina estableciendo que la Canasta Básica de Alimentos será el monto
general, que el Gobierno no podía excluir de la ayuda social a ninguna familia que tuviera ingresos
con consumos calóricos, que nada tienen que ver con la necesidad que vendría a satisfacer, es decir
la vivienda. De acuerdo con esa metodología de cálculo, según la Canasta Básica de Alimentos, el
Gobierno no debe otorgar una suma según lo que se paga efectivamente de alquiler o de alguna
5manera vinculado con índices relacionados con el costo real de un alojamiento, conforme los precios
existentes en un mercado que el Estado no regula ni controla, sino un monto que depende del
llanamente, en negar el derecho a la vivienda al grupo familiar excluyendo por un lado a Alfredo de
10la acción de amparo y por el otro otorga a la Sra. Aguirre un mero subsidio monetario, que a la
postre resulta totalmente inferior al real costo del alojamiento. Eso implica, en las particulares
formalmente proteger.
las dos regulaciones efectuadas- garantizaba el efectivo goce de los derechos que el mismo
20fecha 18 de mayo de 2018, básicamente por considerar que no existían un caso constitucional ni un
Ante ese rechazo se presentó el recurso de queja local en forma directa ante el TSJ. En dicha
presentación se rebatieron todos y cada uno de los argumentos brindados por la Cámara de
Apelaciones local, haciendo especial hincapié en la situación de vulnerabilidad del grupo familiar,
acreditado en la causa, en la normativa local, nacional y supranacional aplicable al caso, frente a las
5 III.4.- La decisión del GCBA de interrumpir la prestación sin demostrar, al mismo tiempo,
que hubiésemos superado las causas que habían originado nuestra inclusión como beneficiarios,
violó la obligación constitucional de respetar el estándar del contenido mínimo de los derechos
económicos, sociales y culturales, afectando la confianza legítima que debe presidir la relación entre
el Estado –garante de los derechos humanos- y quienes, como nosotros, somos afectados en nuestros
10derechos a la salud, a la vida, a la dignidad, a un techo entre otros, contenidos en reglas jurídicas de
superior jerarquía.
Esta situación, tal como destacamos, importó un desconocimiento manifiesto del alcance del
especial, el principio in dubio pro justitia socialis; concluyendo en que la conducta de la demandada
15se traducía en una violación de la obligación legal de respetar el estándar del contenido mínimo de
IV.- AGRAVIOS
20PRIORITARIOS
Derechos Humanos, la que en su artículo 25 reconoce el derecho de toda persona “a un nivel de vida
compromiso de los Estados Partes de tomar medidas apropiadas para asegurar la efectividad de
dichos derechos. También la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre en su
vivienda digna y a un hábitat adecuado, y para ello se obliga “a resolver progresivamente el déficit
habitacional, de infraestructura y servicios dando prioridad a las personas de los sectores de pobreza
crítica y con necesidades especiales de escasos recursos…”. Esa cláusula constitucional, ha sido
10definida por la misma Corte (caso “Q. C., S. Y.”, Fallos: 335:452) como una “norma jurídica
operativa con vocación de efectividad” e incluye una delimitación acerca de los destinatarios a
quienes se debería otorgar prioridad, a quienes distingue al menos en dos sectores diferenciados: uno
está constituido por las “personas de los sectores de pobreza crítica” y el otro lo integran las
“personas con necesidades especiales de escasos recursos”. Es muy importante distinguirlos, para
15no incurrir en una exégesis que restrinja y limite de manera inconstitucional el alcance de la
protección.
esos derechos y deberes es que no son meras declaraciones sino normas jurídicas operativas con
vocación de efectividad”, correspondiendo entender ese carácter según expresa la CSJN en el fallo
20que se glosa, de manera que “la Constitución Nacional en cuanto norma jurídica reconoce derechos
humanos para que éstos resulten efectivos y no ilusorios, pues el llamado a reglamentarlos no
puede obrar con otra finalidad que no sea de darles todo el contenido que aquélla les asigne”.
la Nación tuvo en mira al menos dos objetivos diferentes aunque complementarios. Por una parte, su
25labor consistió en delinear los criterios generales de protección del derecho social a la vivienda con
fundamento en el entramado normativo del sistema de derechos humanos y por otro lado, en
ejercicio de su función jurisdiccional aplicada al litigio sobre el que debía resolver, se propuso
5fundamentales que consagran obligaciones de hacer a cargo del Estado con operatividad derivada
están sujetos al control de razonabilidad por parte del Poder Judicial”. La razonabilidad se enlaza a
una teoría de la justicia afirma la Corte, como la que John Rawls describe en su obra, vinculando el
principio de igualdad democrática que implica desarrollar los derechos hasta el nivel más alto
compatible con su igual distribución entre todos los sujetos que conviven en una sociedad dada, con
10el de diferencia con finalidad tuitiva. Rawls plantea que el primer principio exige igualdad en la
repartición de derechos y deberes básicos, mientras que el segundo mantiene que las desigualdades
sociales y económicas, por ejemplo las desigualdades de riqueza y autoridad, sólo son justas si
producen beneficios compensadores para todos y, en particular, para los miembros menos
15los accidentes de los dones naturales y las contingencias de las circunstancias sociales.
Se trata de una fórmula que en términos de los principios propios del sistema de derechos
humanos resulta compatible con el denominado “pro homine”, es decir aquel principio que obliga a
interpretar a los derechos humanos de modo tal que atienda a que cada persona pueda obtener la
mayor protección y por ende el máximo disfrute. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
20sustentado sus decisiones en varias causas referidas a los derechos sociales, en este principio, por
cuanto “en el campo de los derechos humanos, asimismo, el principio pro homine, exige que
aquellos sean interpretados con la mayor amplitud que permita la norma que los reconozca, y
censura por ende, toda exégesis restrictiva (“Madorrán”, Fallos:330:1989,2004-2007)(…)” (la cita
252010).
No es posible ignorar que la situación de calle, a la que está expuesto el grupo familiar -ahora
desmembrado- con el criterio establecido por los jueces de Cámara, es en sí misma un umbral por
debajo del estándar consistente en el mínimo al que los Estados se hallan obligados a satisfacer, por
cuanto la misma repugna y contradice el reconocimiento mismo del derecho. Que esa condición de
5calle pone en riesgo la misma existencia humana de cualquier persona, no solamente de los
discapacitados o de los niños, de manera que si el Estado incumple las obligaciones que emanan del
LA NORMATIVA VIGENTE
ya expuesto, cabe destacar que si bien la sentencia de fondo reconoce, por un lado, el derecho de la
parte actora a cobrar el subsidio habitacional, el decisorio construye una fórmula en relación con la
virtud de que la mecánica diseñada en aquella carece de los fundamentos indispensables que
cuenta que la coactora, Inés del Carmen Aguirre, está alcanzada por la protección especial que se les
20 En efecto, para el grupo familiar definido por Cámara -compuesto por una mujer adulta y
un joven menor de edad- teniendo presente la canasta alimentaria del INDEC para el mes de
diciembre de 2018, el cálculo arroja un monto de $ 6.666,34. Ese monto no es suficiente para hacer
frente al costo de una vivienda adecuada y digna para ese grupo familiar actor, en los términos
25alimentaria no resulta adecuado, y desde ya, tampoco lo sería el de $ 4000 (Decreto Nº 637/16, al
cual la Cámara local inicialmente remite, considerando que “sería” razonable). Por otra parte la
sentencia atacada ignora la perspectiva de género que necesariamente debe estar presente en el
supranacional, constitucional y legal —tanto nacional como local— que regula la cuestión, incluso
5dejando de lado la directriz que emana del artículo 38 de la CCABA en cuanto a que la “Ciudad
constitucional que también debe extenderse al Poder Judicial a la hora de resolver las causas
También ignora las secuelas permanentes que provocan en una familia las situaciones de
10violencia doméstica. En efecto, una publicación efectuada por la Universidad de Murcia señala que
las investigaciones sobre distintos tipos de víctimas han demostrado claramente que la violencia
física, psicológica o sexual, ejercida sobre una persona, causa en ésta una serie de repercusiones
15de los jueces en los casos llevados a su decisión, indicando que “La razonabilidad significa
entonces, que sin perjuicio de las decisiones políticas discrecionales, los poderes deben atender a
las garantías mínimas indispensables para que una persona sea considerada como tal en
vez a un principio básico según el cual si la actividad de los poderes constituidos quedara
desvinculada de las reglas, principios y valores de la parte dogmática del texto constitucional, el
condición de la que adolece el grupo familiar actor, habrá de desconocerse su derecho a una vivienda
digna y excluirlo del grupo familiar al que pertenece, con afectación de los derechos constitucionales
5disposiciones de ese cuerpo legal respecto de los derechos y obligaciones en materia de alimentos.
Los jueces de Cámara concluyen que ante la falta de acreditación del coactor que pertenezca a un
grupo que pueda ser calificado como prioritario en los términos expuestos, no resulta posible
mantenerlo dentro de la protección del amparo con que cobija al resto del grupo familiar, pues “...no
puede desconocerse que dar satisfacción plena, absoluta y sin limitaciones a todo tipo de derechos
10económicos, sociales y culturales de parte de todos aquellos que, como en el caso, los reclaman a
las autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires constituye una utopía, hasta
la fecha malograda...” (pto. 5 del voto del juez Casás). En el voto conjunto de los Jueces Conde y
ha probado que la valoración hecha por los jueces de la causa respecto de la situación de
Fácil resulta advertir que el TSJ al resolver que Alfredo Ontiveros Aguirre no pertenece a
un grupo de personas que se encuentre en situación de vulnerabilidad y que no integra un grupo que
pueda ser calificado como prioritario, ha omitido —apartándose de un criterio razonable— atender al
carácter universal de los derechos fundamentales como fuera largamente explicado más arriba, en el
20marco de las Declaraciones y Tratados sobre Derechos humanos, ya que su biografía lo ubica en la
desfavorecidos. Que por ello el artículo 31 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires estatuye
que corresponde dar “prioridad a las personas de los sectores de pobreza crítica [así como a
aquellas] con necesidades especiales de escasos recursos”. Asimismo el artículo 17 establece que
25“La Ciudad desarrolla políticas sociales coordinadas para superar las condiciones de pobreza y
exclusión mediante recursos presupuestarios, técnicos y humanos. Asiste a las personas con
necesidades básicas insatisfechas y promueve el acceso a los servicios públicos para los que tienen
menores posibilidades”.
monto del subsidio habitacional, se lo ata al índice de las canastas alimentarias, partiendo del
Sin embargo, la remisión a una “canasta alimentaria”, tal como se pretende en la sentencia
de fondo, de ninguna manera resulta un parámetro pertinente a los fines de concretar los criterios que
‘vivienda adecuada’... significa disponer de un lugar donde poderse aislar si se desea, espacio
adecuada y una situación adecuada en relación con el trabajo y los servicios básicos, todo ello a
15un costo razonable’" (Comité DESC, Observación General 4, punto 7, de 1991). Resulta evidente
que los índices que dan cuenta del valor de una canasta de alimentos, mal podrían ser referidos a la
evaluación del efectivo cumplimiento de los parámetros a los que refiere el órgano internacional en
cita.
En vista del diseño que se delinea en la sentencia, parece necesario como primera medida
20resaltar que el presente proceso de amparo cuenta con un objeto preciso: su pretensión habitacional
se orienta a garantizar el derecho a una vivienda digna del grupo familiar actor. Desde esa
coherencia, que los medios que se dispongan en orden a satisfacer el objeto procesal litigioso
deberán ser aquellos que resulten idóneos a fin de asegurar el derecho cuyo resguardo se ha
25demandado judicialmente; en el caso, como se apuntó y se reitera, el derecho a una vivienda digna.
Ahora bien, si en el presente caso lo que se demanda es el reconocimiento judicial de
nuestro derecho a la vivienda digna, nuevamente nos preguntamos: ¿resulta razonable, como se
pretende en la sentencia, recurrir a índices alimentarios para fijar concretamente la medida que
permitiría conforme a derecho satisfacer el estándar de “vivienda digna”? ¿Parece adecuado que
5ciertos índices que conforman una canasta básica de alimentos puedan dar cuenta de requerimientos
de carácter “habitacional”? Para concretar la cuestión dentro del contexto al que atiende la
sentencia, es dable advertir que la fuente de información del INDEC a la que remite la Cámara
expresa en uno de sus apartados lo siguiente: “La canasta básica alimentaria (CBA) se ha
10imprescindibles para que un varón adulto, entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra
durante un mes esas necesidades. Se seleccionaron los alimentos y las cantidades en función de
aquellos parámetros habrían de tener a los fines de fundar la medida por medio de la cual
concretamente habrá de superarse la vulnerabilidad en la que se halla la parte actora y que se origina
Es así, que no tiene mayor lógica el recurrir a la canasta alimentaria a fin de fijar el monto
del subsidio habitacional, donde lo que se requiere no es una dieta con determinada cantidad de
kilocalorías o proteínas, sino una vivienda, más o menos amplia, pero sin importar la utilidad
sentencia de fondo recurrida se estableció que es la Ley 4036 la que debe regir el caso, claro está que
Constitución de la Ciudad a los que reglamenta. Sin embargo, la interpretación dada a esta norma
-convalidada ahora por el TSJ- no es acorde al sentido protectorio de las cláusulas constitucionales y
políticas sociales será establecido por la autoridad de aplicación, contemplando los ingresos por
efectiva. En ningún caso podrá ser inferior a la Canasta Básica de alimentos establecida por el
reemplace”.
No cabe duda que si se habla del “acceso a las prestaciones económicas de las políticas
sociales”, debe interpretarse que se refiere a los requisitos que se fijan administrativamente para
recibir prestaciones económicas como los subsidios. Que en consecuencia “no podrá ser inferior a
10la Canasta Básica”, el monto del ingreso familiar que administrativamente se fije como requisito
para quienes se postulen para acceder a dichos beneficios. Ese es el requisito estipulado por el
legislador, tergiversarlo se configura en una medida irrazonable y por ende inconstitucional por
cuanto fija un tope a dichas prestaciones que no guarda coherencia con la materia que se mide,
cuantifica o cotiza.
entender que se refiere a los requisitos de ingresos que fije la autoridad de aplicación.
En primer lugar, sabido es que la primera fuente de interpretación de una norma es el propio
texto de la ley. De este modo, puede observarse que no hay concordancia semántica entre el verbo
“podrá” y el pretendido sujeto “las prestaciones económicas”. De estar refiriéndose a ellas, debería
El verbo “podrá” podría estar refiriéndose al acceso a las prestaciones económicas que
será establecido por la autoridad de aplicación según los parámetros establecidos de ingresos por
hogar en función de la demanda efectiva. Es decir no podrá establecerse que las familias deben
tener ingresos máximos que sean inferiores a la Canasta Básica de Alimentos para poder acceder a
25las prestaciones económicas de las políticas sociales. Y esto tiene sentido y concordancia semántica:
ningún hogar cuyos ingresos alcancen el nivel de la Canasta Básica de Alimentos que fije el INDEC
puede ser excluido por la autoridad de aplicación de las prestaciones sociales en razón de superar
dicho requisito.
De este modo, el parámetro de la canasta básica debe aplicarse al requisito de ingresos que
5puede fijar la autoridad de aplicación para acceder a las prestaciones sociales. No se refiere, como se
caso de duda debe ser la más beneficiosa para la extensión del derecho de la persona. Esto es lo que
10fija el principio pro homine del artículo 29 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, o
del artículo 5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Así, la Corte Interamericana
interpretación extensiva de los derechos humanos y restrictiva de sus limitaciones” (Corte IDH,
O.C. 5/85). De este modo, este principio que obliga a interpretar a los derechos humanos de modo tal
15que atienda a que cada persona pueda obtener la mayor protección y por ende el máximo disfrute.
referidas a los derechos sociales, en este principio, por cuanto “en el campo de los derechos
humanos, asimismo, el principio pro homine, exige que aquellos sean interpretados con la mayor
amplitud que permita la norma que los reconozca, y censura por ende, toda exégesis restrictiva
canasta básica referida en el artículo 8 de la Ley 4036 se refiere a las prestaciones que otorga el
Estado, y debe entenderse que se está refiriendo al requisito de ingresos por hogar para acceder al
beneficio.
5 Así incluso lo ha explicitado el juez Lozano en su voto del caso “Almirón” (Expte. TSJ Nº
la CABA s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: Almirón, Lidia Esther c/ GCBA
y otros s/ amparo (art. 14 CCABA)”, sentencia del 15 de julio de 2015). En dicho caso, estaba en
discusión la admisión de una familia al programa del decreto 690/06, ya que la familia tenía algunos
10ingresos. Allí, al analizar cuáles pueden ser los requisitos de acceso a los programas sociales, dijo
que “A su turno, el art. 8 de la ley n° 4.036 (incluido, al igual que el art. 6 transcripto, bajo el título
“Definiciones”) fija algunas pautas relativas a las condiciones en que nace la asistencia del Estado
mediante prestaciones económicas” (considerando 3.3). Y luego afirmó que “Entonces, el art. 8,
15condiciones bajo las cuales las personas en situación de vulnerabilidad pueden acceder a las
determinación, pues el mismo art., in fine, impone una pauta de mínima.” (considerando 3.3. in
Por el contrario, la interpretación y aplicación de Ley Nº 4036 que se realizó en esta causa
20es inconstitucional, y trae aparejados todos los problemas lógicos relatados en el acápite anterior,
puesto que desconoce que no tiene sentido calcular el consumo energético de una persona para
los jueces Conde, Weinberg y Lozano, se afirma con relación a la inteligencia que cabe asignar a la
25situación de vulnerabilidad de la parte actora, que la decisión que cuestionamos “...se asentó en la
apreciación de los hechos de la causa (…) y en la interpretación del derecho infraconstitucional
que entendió aplicable (la ley n° 4036)...”. El texto de la ley no mereció agravio constitucional,
pero, por el contrario, rechazamos y resistimos la inconstitucional lectura efectuada por parte del
TSJ.
5 La interpretación que el TSJ convalida, en particular respecto de la ley 4036 que declara
proteger los derechos sociales de los ciudadanos de la CABA, entre los que se encuentra el derecho a
económicas, como la que esta parte ha solicitado en la pretensión incoada en la demanda. En el voto
10recurrida estuvieren teñidas de arbitrariedad, concluyendo que “Ello priva de relación directa a las
cláusulas de jerarquía constitucional invocadas…”. Por su parte el juez Casás (punto 4 de su voto)
estima que “no se ha logrado demostrar el desacierto extremo de la conclusión a la que arribaran
los jueces de la causa en punto a que el citado coactor no se encontraría dentro de los parámetros
confina a la interpretación de normas infraconstitucionales, a las que a su vez, lee alterando el mismo
texto a fin de que queden fuera del alcance de la protección de los Derechos Sociales las personas
pobres, la gente de la calle (homeless), los hombres y mujeres mayores sin calificación profesional
20DESC).
miembro de un grupo familiar vulnerable, como es el presente caso y la consecuente vulneración del
derecho de protección a la familia. El análisis que se hace se centra como si Alfredo Ontiveros
Aguirre fuera una entidad social aislada, sin historia, descontextualizando la historia de vida,
establece que el acceso a las prestaciones económicas será establecido contemplando los ingresos
por “hogar”, definido éste como el grupo de personas, parientes o no, que viven bajo un mismo
techo, compartiendo gastos de alimentación y sostenimiento del hogar (conf. Art. 9). El Sr.
efectuarse en forma aislada sino en el marco del hogar que forma junto a su madre, como bien lo
En definitiva, esta decisión pretende escindir a la única familia con la que cuenta Alfredo,
vulnerando la letra del art. 14 bis de nuestra Constitución Nacional, que resguarda la protección
10integral de la familia, finalidad que no puede ser considerada aisladamente sino como parte de los
fines sociales que se propone un Estado de Derecho, y que se concatena con el derecho a la salud, a
la vivienda adecuada y a la educación. Esa desintegración del grupo familiar efectuada por la
Cámara de Apelaciones y avalada por el TSJ agrava, aún más, el cuadro de vulnerabilidad del grupo
15dogmático y, por lo tanto arbitrario, tal como fuera debidamente desarrollado en el respectivo
grupo familiar ya que priva a uno de sus integrantes de la asistencia moral y material, perjudicando
20DE LA FAMILIA
i.- En el sub examine, para que se garantice el derecho a la vivienda digna es menester que
se incluya al coactor Alfredo Ontiveros Aguirre en los alcances tuitivos de la sentencia de amparo,
Recordemos por su parte que en el artículo 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
25y Políticos, se reconoce que la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene
derecho a la protección del Estado. La protección de la familia y de sus miembros se garantiza
también, de forma directa o indirecta, en otras disposiciones del Pacto. De este modo, el artículo 17
estipula que la familia no será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales. Para cumplir de manera
eficaz la protección prevista en el artículo 23 del Pacto, es preciso que los Estados Parte adopten
individual de cada uno de sus integrantes (como el que plasmó el TSJ en su sentencia) sino en su
conjunto, integral, tomando en cuenta el contexto familiar en el que los jóvenes se encuentran
10insertos. La exclusión que dispone el Tribunal Superior no solo afecta los derechos de Alfredo en
tanto joven excluido, sino también del resto de los integrantes del grupo familiar en su conjunto, y en
particular los de la coactora, afectada por una enfermedad, a cuyo cuidado debe abocarse Alfredo.
Incluso así lo ha entendido el Máximo Tribunal local en los autos “Cantero Bobadilla,
Miguel Ángel Hernán s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: Bobadilla Acosta,
15Norma y otros c/ GCBA s/ amparo (art. 14 CCABA)”, expte. TSJ N° 10.901/17, sent. del 15 de abril
de 2015: “…la decisión de rechazar el amparo en relación al joven Miguel Ángel exhibe un
descontextualizado análisis del caso en el que, dadas las particularidades del grupo familiar
demandante (…), la vulnerabilidad social del cuarto integrante del grupo familiar, el joven Miguel
Ángel, no podía ser medida aisladamente, sino teniendo en cuenta el contexto en que se encuentra
20inserto, y que abarca una dinámica familiar en la que el rol que ocupa –acompañar
25condiciones, tiene derecho a ser asistido en los términos de la ley n° 4.036. Sentado lo anterior,
cabe señalar que el recurrente ha decidido ejercer el derecho reconocido en el punto anterior
conjuntamente con el grupo familiar del que forma parte, y no separadamente…” (punto 2 del voto
ii.– Entre los artículos reformados por la Constitución sancionada en el año 1994 se halla el
5artículo 75 referido a las atribuciones del Congreso de la Nación. En el artículo citado, en el inciso
que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales: que
El propósito referido ha alcanzado un satisfactorio avance con la sanción del Código Civil y
Comercial de la Nación, tanto sea en la remisión al sistema de fuentes que incluyen expresamente a
derechos de los niños, niñas y adolescentes, abarcando su mayor autonomía y a la vez fortaleciendo
En contraste con ese avance legislativo, cabe señalar que la única motivación que se
esgrimió en la sentencia de la Cámara, confirmada por la del TSJ, es que “… las circunstancias
personales del joven Alfredo Ontiveros Aguirre difieren de la del resto de su grupo familiar, en
tanto no se encuentra alcanzado por la situación de vulnerabilidad social que exige el ordenamiento
20jurídico descrito para conceder la prestación asistencial peticionada. Ello es así, dado que es una
persona mayor de edad (…), y que no consta que se encuentre aquejado por algún padecimiento
grave de salud, razón por la cual debe ser excluido de la sentencia…”. De lo expuesto se infiere que
para el Tribunal el estado de vulnerabilidad requiere, como elemento esencial para su configuración,
padecer algún problema grave de salud, circunstancia no exigida ni por la normativa vigente ni por
25la jurisprudencia ni por las circunstancias fácticas que caracterizan al universo de los vulnerables.
iii.– El Tribunal omite referirse a la obligación alimentaria de la madre respecto de sus hijos
y de las obligaciones de los hijos con relación a sus padres (lectura integral), circunstancias éstas que
sobrevuelan la presente situación. Como señalan los comentaristas del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación con relación al artículo 658 de ese cuerpo normativo “Sin lugar a dudas que
5la cuestión alimentaria es un tema de derechos humanos básicos. Los niños, niñas y adolescentes
son titulares de aquellos derechos generales como el derecho a llevar una vida digna o al pleno
reconoce el derecho a un plus de protección. De allí que la Convención de los Derechos del Niño
interés o el derecho a un nivel adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social
económicos, pero también sobre los Estados partes, al imponerles la obligación de adoptar todas
las medidas apropiadas para asegurar el pago de los alimentos de la madre u otras personas
15responsables, especialmente cuando vivan en Estados distintos ( arts. 3º,4º y 27 CDN). Se configura
progenitores o familiares” (Código Civil y Comercial de la Nación Comentado, Tomo II, Libro
Segundo —Relaciones de Familia—, Julio 2015, Coordinadores Generales: María Paula Pontoriero,
Laura Pereiras, comentario al artículo 658 del CCyC de la Nación, www.infojus.gob.ar, pág. 508).
pertinente para el conflicto que este recurso extraordinario federal quiere exhibir de manera patente:
“[…] difícilmente se pueda lograr llevar adelante una vida digna y alcanzar el pleno desarrollo de
relaciona, sin lugar a dudas, con el pleno disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales,
pues cuestiones estructurales exigen que el cumplimiento de determinados aspectos, como
derechos humanos la interpretación de las normas referidas a esta obligación primaria —pero no
5únicamente— de los progenitores, requiere en forma indispensable tener en cuenta tanto las pautas
interpretativas impuestas por el art. 2º CCyC de la Nación, que exige interpretar la ley conforme a
las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores
jurídicos de modo coherente, como del sistema de fuentes establecido en el Art. 1º CCyC, ya que
Argentina es parte, o sea ‘conforme a la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos
Americana sobre Derechos Humanos se titula Protección a la Familia como elemento natural y
15Culturales establece que los Estados partes en el Pacto reconocen que “Se debe conceder a la
asistencia posibles, especialmente para su constitución y mientras sea responsable del cuidado y la
20 ¿Qué duda cabe que las normas del Código Civil y Comercial de la Nación propenden a la
protección de los jóvenes que si bien se han beneficiado con mayor capacidad y autonomía requieren
todavía de medidas que fomenten el desarrollo progresivo de esas facultades, cuando estudian a
efectos de capacitarse? Más aun cuando como en el caso, Alfredo es un pilar fundamental de
los derechos impide que al disminuir la edad para acceder a la mayoría de edad se prive a ese grupo
5etario de los beneficios de los que gozaba. Es así que la misma ley 26.579 disminuyó la edad en la
cual se adquiere la plena capacidad fijándola en los 18 años —mismo criterio que el art. 25 CCyC—
pero mantuvo la obligación alimentaria hasta los 21 años, a menos que el hijo mayor cuente con
recursos suficientes para procurarse los alimentos por sí mismo, circunstancia que no puede
DISCRIMINACIÓN
La exclusión que convalida el TSJ, tal como ha sido dispuesta por la Cámara, por el solo
hecho de haber cumplido la mayoría de edad y no tener graves problemas de salud, resulta
discriminatoria frente a la protección que el sistema jurídico reconoce a los jóvenes de la misma
15edad que el actor (21 años), pero pertenecientes a sectores sociales con mayores recursos, todo ello
además de no desprenderse de la ley que la Cámara invoca para sustentar esa exclusión, es decir la
Ley Nº 4036.
resulta injustificado e inconstitucional que una persona que pertenece a un grupo vulnerable, es decir
20a un grupo de personas que históricamente han sido discriminadas, sea excluido —en igualdad de
Adviértase que la Ley Nº 23.660 al enumerar al grupo familiar del trabajador en relación de
dependencia que tiene derecho a recibir las prestaciones de la obra social, incluye a los hijos solteros
25hasta los 21 años e incluso lo extiende hasta los 25 años si cursan estudios regulares, como el caso de
Alfredo que está en la etapa final de sus estudios secundarios. Lo anterior implica que esas normas,
que regulan beneficios para los trabajadores del mercado formal, tienen en cuenta no sólo que los
hijos mayores de edad integran el grupo familiar que conforman con sus padres sino que se
encuentran a cargo de ellos. Así no se explica cuál sería la razón jurídica valedera para que los hijos
5de los hogares pobres deban emanciparse económicamente varios años antes que los hijos de los
trabajadores insertos en los sectores formales de la economía. De este modo se vulnera no solo la
igualdad formal (igualdad ante la ley), sino la igualdad material, al promover una restricción mayor
que al resto de la sociedad, respecto de una persona que integra un grupo desaventajado, como en el
caso. Esta intensidad de restricción a la igualdad con relación al coactor implica evidentemente un
10trato desigualitario sin ningún tipo de razón de peso que lo justifique, tornando la decisión en crisis
en arbitraria e inconstitucional.
Además, como lo hicimos notar con anterioridad, no pueden obviarse las prescripciones del
dado que también marcan una pauta respecto de las relaciones de familia.
15 En efecto, como es sabido, la obligación de alimentos que pesa sobre los padres en relación
con sus hijos abarca lo necesario para satisfacer sus necesidades de manutención, educación,
vestimenta y también habitación, entre otras. El artículo 658 del código de fondo establece que “la
obligación de prestar alimentos a los hijos se extiende hasta los veintiún años, excepto que el
obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta con recursos suficientes para proveérselos por
20sí mismo”. Por su parte el art. 663 establece, con relación al hijo mayor que se capacite, que la
obligación de los progenitores de proveer recursos subsiste hasta la edad de veinticinco años cuando
medios necesarios para sostenerse independientemente, como en el caso que nos ocupa.
Es decir que más allá de la mayoría de edad a los 18 años, pauta seguida para excluir a
25Alfredo Ontiveros Aguirre del amparo, la obligación de alimentos por parte de los padres (en el caso
de la madre), entre ellos habitación, se extiende hasta los 21 años, y en el caso de que curse estudios
hasta los 25. La excepción allí prevista claramente está presente, también, en el caso. Es que aunque
los mayores de 18 años tengan capacidad jurídica plena, la ley mantiene la protección alimentaria, al
advertir que hay una realidad social que evidencia que los jóvenes a esa edad todavía estudian y no
5se encuentran preparados para acceder al mercado laboral. A su vez, como correlato, entre los
deberes de los hijos está el de prestar colaboración teniendo en cuenta la edad y desarrollo de cada
hijo, en todas las circunstancias de la vida en que esa ayuda sea necesaria.
padres de brindar habitación a sus hijos, como mínimo hasta los 21 años, la Cámara de Apelaciones
10mediante un fallo convalidado por el TSJ —que ni siquiera analiza las circunstancias señaladas, de
Aguirre de la protección del hogar reconocido al grupo familiar que integra por el sólo hecho de
tener más de 18 años. Al mismo tiempo, mal podría cumplir con sus deberes de colaboración hacia
15cuenta su actual situación de carencia de recursos, sin tener presente a esos efectos la necesaria
la sentencia en crisis se aparta de las expresas previsiones de las 100 Reglas de Brasilia, que en su
Sección 2ª, 1.- (3) indica que “Se consideran en condiciones de vulnerabilidad aquellas personas
20que por razón de su edad, género, estado físico o mental o por circunstancias sociales, económicas,
étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para ejercitar con plenitud ante el sistema
de justicia los derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico”. Por último el texto de las 100
Reglas de Brasilia señala que “la concreta determinación de las personas en condición de
EFECTIVA.
integrante del grupo familiar, al coactor Alfredo Ontiveros Aguirre, y establecer que se otorgue un
5mero subsidio habitacional, a la coactora Inés del Carmen Aguirre, que no tiene presente la realidad
y la dinámica propia de los sectores vulnerables, poniendo a esta parte actora prácticamente en
situación de calle ante la amenaza cierta de tener que dejar el alojamiento en donde habitamos por la
imposibilidad de afrontar su costo mensual ante la insuficiencia de los montos otorgados, máxime
10 De esa manera la resolución atacada pone en riesgo los derechos a la vivienda, a la salud
locales, así como por los tratados elevados a jerarquía constitucional del art. 75 inc. 22 de la norma
nacional.
Es que, ante una petición concreta que permitiría la satisfacción de los derechos
Económicos, Sociales y Culturales, la sentencia atacada optó por confirmar un criterio regresivo. Por
un lado, excluye al hijo mayor de la sentencia de amparo y por el otro, la asistencia se limita al mero
pago de un subsidio, siempre limitado en cuanto a su monto, que tiene como consecuencia para la
20parte actora la imposibilidad de pagar el costo de una mínima vivienda, con riesgo de situación de
calle como al empezar la presente acción de amparo. En suma, se tornará superfluo el extenso
proceso por el que ha tramitado esta acción, al poner a la parte actora en una peor condición que
ostentaba a su inicio, pese a haber obtenido sentencia parcialmente favorable. Esto hará que la tutela
las garantías judiciales receptan también como principio el de la “efectividad” de las medidas y vías
con que se cuenta para llevar a cabo la tutela jurisdiccional: “…La Comisión, sin embargo, entiende
que el derecho a la tutela judicial efectiva prevista en el art. 25 no se agota en el libre acceso y
5desarrollo del recurso judicial. Es necesario que el órgano interviniente produzca una conclusión
razonada sobre los méritos del reclamo, que establezca la procedencia o improcedencia de la
pretensión jurídica que, precisamente, da origen al recurso judicial. Es más, la decisión final es el
fundamento y el objeto final del derecho al recurso judicial reconocido por la Convención
Americana en el artículo 25, que estará también revestido por indispensables garantías individuales
10y obligaciones estatales (artículos 8 y 1.1) (...) El reclamante acude al órgano judicial alegando la
realidad de una violación de sus derechos, y el órgano en cuestión, tras un procedimiento de prueba
15N° 10.087, Argentina). Esto es lo que sucedió en el caso. Al hacer eso, vulneró también el derecho a
fundamentales cuya violación se atribuye a la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia
de la Ciudad Autónoma de Buenos que ha negado el derecho a la dignidad, la salud y a una vivienda
digna de la parte actora, provocando, además, la afectación de la garantía defensa y a una tutela
judicial efectiva.
25
VI.- AUTORIZACIONES
Se autoriza a los Dres. Juan S. Pasquier (D.N.I. 23.865.215), Patricio Estévez Gallego (D.N.I.
Nicolás Krom (D.N.I. 27.183.851), Mario Vidal (D.N.I. 18.432.864), Tomás Arceo (D.N.I. Nº
528.077.605) y/o Ana Laura Vicentini (D.N.I. 32.361.926) a consultar el expediente, notificarse, y
VII.- PETITORIO
1.- Al Tribunal Superior de Justicia: a) Se nos tenga por presentados, por constituido el
10domicilio y por interpuesto en legal tiempo y forma el presente recurso extraordinario federal; b) se
cuanto ha sido estricta materia de agravio y, en su mérito, se revoque la sentencia del TSJ de fecha
19 de diciembre de 2018, que por una parte incluya al coactor Alfredo Ontiveros Aguirre en los
15alcances del amparo y por la otra se haga lugar en forma íntegra al amparo impetrado en protección
jurisdicción supranacional.
PROVEER DE CONFORMIDAD,
20 SERÁ JUSTICIA.-