Sei sulla pagina 1di 2

Como reina que acaba

Como reina que vaga por los prados donde yacen los restos
de un ejército y se unta las costuras de su armiño raído
con la sangre o el belfo o con la mezcla de caballos y
bardos que parió su aterida monarquía

así hiede el esperma, ya rancio, ya amarillo, que abrillantó


su blondo detonar o esparcirse -como reina que abdica-
y prendió sus pezones como faros de un vendaval confuso,
interminable, como sargazos donde se ciñen las marismas
Y fueran los naufragios de sus barcas jalones del jirón
o bebedores de pájaros rapaces, pero en cuyo trinar
arde junto al dolor ese presentimiento de extinción
del dolor, o una esperanza vana, o mentirosa, o aún más
la certidumbre

de extinción de extinción como un incendio


como una hoguera cenicenta y fatua a la que atiza apenas el
aliento de un amante anterior, languideciente, o siquiera
el desvío de una nube, de un nimbo

que en el terreno de estos pueriles cielos equivale a un amante,


por más que éste sea un sol, y no amanezca

y no se dé a la luz más que las sombras donde andan las arañas,


las escolopendras con sus plomeros de moscas azules y
amarillas

(Por un pasillo humedecido y hosco donde todo fulgor


se desvanece)

Por esos tragaluces importunas la yertez de los muertos, su


molicie, yerras por las pirámides hurgando entre las
grietas, como alguien que pudiera organizar los sismos

Pero es colocar contra el simún tu abanico de plumas,


como lamer el aire caliente del desierto, sus hélices
resecas.

LA ALMENA. LOS CABALLOS

Si, acodado en la almena, no se viese morir a los caballos


si pudiera pasar, envuelta en gruesa manta, al otro lado?
No hubiera que decir: hay una almena, un foso donde flotan
un puente por donde no cabalgan, ya levado
Es natural que crepen los caballos
mientras se está, acodado
y el ruido de la piel de los caballos
contra el agua tortuosa
en una almena acomodado, atado
mientras caen los
caballos?
el ruido de la caída de un cuerpo en el
caballo?

Dejar que goce el sujetado el roce


de la piel del caballo
-el goce de su regurgitar: húmedas crines-
cuando, desde la almena, divisa su relincho gemebundo, y sin oír

como boga el caballo en la carroña


refregar el pezón contra el soutien
allí, en la almena
en cesáreo posar los rígidos caballos
en mortuoria raudez?

Si, acodado en la almena, dejase de creerse en ellos, en su


muerte (son sólo unos caballos) en la peste
no se andaría por las terrazas del castillo pensando en los
caballos
si no se viera como se los ve
morir, en dulce gesto
saludaría a los
copulando en volutas manieristas repechado en la almena
si ya no reverberan sus penachos?

Potrebbero piacerti anche