CONOCER DE DIOS O CONOCER A DIOS.

Jeremías 9:23-24 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía

se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se
hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago
misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.

La sabiduría, la valentía, las riquezas son transitorias, propias de esta vida. Estas tres
cosas muchas veces son la meta de muchos hombres en este mundo, y son propias de
vidas que se jactan con ellas, pues son parte de este mundo caído por el pecado, las
cuales terminan precisamente con la muerte quien las atesoró.
Muchos conocen de Dios en base a estudios teológicos, institutos bíblicos, pero esta
acumulación de conocimiento es como el hombre que aprende una biografía de un
personaje de la historia, este es el gran problema el énfasis por conocer de Dios pero no
el conocerle a Él, esto último verdaderamente es lo que cambia las vidas y nos permitirá
nacer de nuevo, el cual se da cuando conocemos verdaderamente a Dios, es más ese es
el porqué de la biblia. Dios quiere darse a conocer a cada persona y buscar que tengan
una relación personal con Él.
Dios está detrás de todas las situaciones de la vida, todo se origina el Él y nos muestra su
carácter y quién es Él, se da a conocer en todo momento. La finalidad de la biblia no es
acumular conocimiento, ni la actitud orgullosa simplemente de conocer a cerca de Dios y
de mostrar a otros nuestro conocimiento; es conocer al autor de ella y relacionarse
íntimamente con Él.
Es necesario enseñar la biblia para que las personas tengan una relación con Dios, que
sepan quién es Él, quien es Jesucristo verdaderamente, ese es el reto a enseñar la biblia
a otros, dar a conocer a Dios, pero que sea entendido, resaltar el carácter de Dios,
acercar a la gente a Él, no el dar datos, comparativos, estadísticas, historias que no
tengan ese fin y ese propósito, ese reto puede resumirse para el predicador en llevar a los
pecadores a encontrarse con Dios y su carácter.
Los ojos puestos en objetivos de sabiduría, valentía o riqueza terminan con la muerte, y
con ella el juicio de Dios para el hombre, estos objetivos no le servirán para nada en esa
circunstancia de juicio; sin embargo los ojos puestos en misericordia, juicio y justicia
conforme a Dios, son eternos, es decir son celestiales.
Efesios 4:13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo
de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Esta es la meta de llegada, un varón perfecto, la estatura de la plenitud de Cristo.
Filipenses 2:8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el
cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Esa es la meta de ser creyente en Cristo.
Gálatas 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo
sea formado en vosotros,
Muchos se quedan con la religión y se olvidan que Cristo debe ser formado, o dado a luz
dentro de nosotros, esta formación en nosotros se da por escuchar la palabra de Dios y
obedecerla, esto requiere tiempo, pero es la meta de llegada para el Creyente.
Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y
se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 5:24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos.
Los que son de Cristo, no habla de ninguna religión, denominación, ni grupo.
1 Corintios 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Mateo 11:29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
Efesios 4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de
la verdad.