Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Por momentos
hacia atrás...
por momentos
hacia adelante
Una historia del protestantismo
en Colombia 1825-1945
2010
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante
Una historia del protestantismo en Colombia 1825-1945
ISBN: 978-958-8436-28-9
Tiraje: 300 ejemplares.
Depósito legal: se da cumplimiento a lo estipulado en la Ley 44
de 1993, decreto 460 de 1995 y decreto 358 de 2000.
Impreso en Colombia - Printed in Colombia.
A la memoria de
Isidoro y María Deidamia, mis padres,
quienes sembraron la fe y la pasión por la historia.
Tabla de contenidos
Agradecimientos........................................................................................... 11
Prólogo.......................................................................................................... 13
Presentación.................................................................................................. 15
Un estudio introductorio.............................................................................. 17
Enfoque del tema..................................................................................... 18
Las tipologías............................................................................................ 21
Estudios sobre protestantismo en Colombia............................................ 27
Fuentes y metodología............................................................................. 30
Primera parte.
Presencia de protestantes en el período independentista...................... 33
Capítulo 1. La sociedad grancolombiana
durante el gobierno de Santander................................................................. 35
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana
y el primer liberalismo................................................................................... 41
Nuevos actores sociales........................................................................... 42
En busca de una reforma moral de la sociedad........................................ 45
¿Ensayos democráticos?........................................................................... 48
Curso posterior de la sociedad bíblica..................................................... 50
Un balance provisional............................................................................ 53
Segunda parte.
Inserción del protestantismo misionero
en Colombia 1856-1886...................................................................... 57
7
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Capítulo 4. La difusión................................................................................. 75
Hacia el siglo XX..................................................................................... 79
Cuarta parte.
Hacia un protestantismo establecido. 1931-1940............................... 115
8
Tabla de contenidos
Anexos........................................................................................................ 219
Anexo 1................................................................................................. 221
Anexo 2................................................................................................. 222
Lista de protestantes excomulgados................................................. 222
Resumen de la lista de excomulgados............................................... 227
Anexo 3................................................................................................. 228
Lista de maestros(as) que trabajaron en escuelas evangélicas......... 228
9
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
10
Agradecimientos
A mis hermanas Eunice y Sara, con quienes conocí de oídas estas y otras historias
que todavía no han sido contadas; crecimos al lado de unos padres que fueron
protestantes y liberales, cuyas convicciones nos marcaron de manera distinta,
pero con idéntica pasión.
A los profesores que me han acompañado en estos años, durante los cuales esta
obra fue madurando desde ser una tesis de maestría hasta completarse como un
libro. Al profesor Fabio Zambrano, quien en la Universidad Nacional me animó
a indagar sobre el tema como algo que podría ser un aporte historiográfico. A
la profesora Ana María Bidegaín, quien escuchó y leyó partes de este texto y
ofreció sus concretas pero pertinentes observaciones. Al profesor Jean Pierre
Bastian, quien le dio importancia a esta investigación, leyó el texto en varias
ocasiones y tuve la oportunidad de comentarlo durante algunos de los encuen-
tros en estos últimos dos años.
11
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
12
Prólogo
13
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Con todo, esta obra demuestra la madurez de una investigación de calidad que
interesará tanto al lector, deseoso de ampliar sus conocimientos de las minorías
religiosas en Colombia, como al estudioso de la historia en búsqueda de pistas
renovadoras de interpretación de la historia social y política colombiana deci-
monónica y de principios del siglo XX.
Jean-Pierre Bastian
Universidad de Estrasburgo
14
Presentación
El título que he utilizado, Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante,
es tomado de una frase escrita por Henry Barrington Pratt, primer misionero
presbiteriano protestante en Colombia, quien llegó en 1856 a Cartagena y
después de unos meses viajó a Bogotá.
Durante su viaje por el río Magdalena hacia Bogotá escribió una carta a la
junta misionera en los Estados Unidos, en la que decía que estaba aprendiendo
“...una lección de paciencia – Por momentos hacia atrás y por momentos hacia
adelante” (Pratt, 1868).
Esta primera impresión que dejaba Pratt sobre lo que era su incipiente labor en
Colombia predecía, de alguna manera, lo que fue el desarrollo del protestantismo
en el período que contempla este libro. No fue fácil, por las mismas razones
que llevaron a Pratt a expresar esa frase; el crecimiento y asentamiento de esta
disidencia religiosa fue lento, superficial y difícil.
Con razón, y casi en forma de advertencia, decía que esta era una lección de pa-
ciencia, lección que tuvieron que aprender tanto los misioneros como los demás
hombres y mujeres que adhirieron al protestantismo en las décadas siguientes.
15
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Este libro recoge esa historia, la cuenta desde sus actores y sus acciones y toma
en cuenta sus creencias tanto como la proyección social de las mismas, es decir,
describe y analiza la manera en que llevaban al campo social sus creencias.
Esta historia es una manera de complementar otras que ya se han escrito desde
hace mucho tiempo, pero también se propone ir más allá de esas historias, al
describir, analizar e intentar mostrar la historia no como el devenir entre buenos
y malos, sino como el desarrollo de conflictos, tensiones, acuerdos y encuentros
en los que podemos conocer lo complejo del ser humano.
Esta historia se orienta hacia una comprensión del protestantismo como un actor
religioso que incidió, política y socialmente, en el más amplio de los sentidos
que se les puede dar a estos términos. Así pues, se deja un aporte que espera
ser novedoso tanto como cautivador para quienes desean conocer más a fondo
la razón y el sentido de la presencia de esta disidencia religiosa en Colombia.
16
Un estudio introductorio
17
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Varias razones se presentaron para explicar esta situación, entre las que se destaca
la inestabilidad política del país en la segunda mitad del siglo XIX; sin lugar a
dudas este factor influyó notoriamente porque la asociación del protestantismo
con el liberalismo radical, en varios aspectos, explicará el porqué corrió con la
misma suerte del liberalismo radical en Colombia, que a principios del siglo XX
se encontró en una situación precaria, políticamente hablando, y en un proceso
de recomposición que lo transformó notablemente.
Pero fue durante las primeras décadas del siglo XX cuando el protestantismo
se arraigó definitivamente en Colombia, aunque sin un crecimiento numérico
notable pero con una significación importante, por las características de los
espacios en que se difundió. Por esa razón la periodización en este trabajo se
extiende hasta 1950 y así finaliza una década de intensa difusión del protes-
tantismo en Colombia. Durante estos años llegaron a Colombia iglesias como
la Unión Misionera Evangélica, la Alianza Cristiana Misionera y otras que se
mencionan en este trabajo, lo que demuestra el incremento en el interés por
establecer iglesias evangélicas en Colombia de manera definitiva.
18
Un estudio introductorio
Para esto se han tomado en cuenta los estudios realizados por Jean Pierre Bastian1
en el caso mexicano y para América Latina, en los que se procura entender el
protestantismo en cuanto a su impacto social.
Para Jean Pierre Bastian cualquier estudio de los protestantes, desde la perspec-
tiva de su impacto social concreto, debe tomar en cuenta que existieron otras
asociaciones anticatólicas que conformaron en ocasiones frentes prepolíticos.
El marco interpretativo al que recurre en su trabajo es el de los historiadores
franceses Augustin Cochin (1921) y Francois Furet (1980) quienes estudiaron
las sociedades masónicas, literarias y patrióticas como societés de pensée, es
decir, como formas modernas de sociabilidad, que ofrecieron nuevos modelos
asociativos en medio de una sociedad globalmente organizada en torno a una
estructura corporativa y jerárquica.
1. Son varios los trabajos de este autor, pero el más sugerente en torno al tema es Bastian,
Jean Pierre (1989). Las disidentes sociedades protestantes y revolución en México, 1872-1911.
México: FCE, El Colegio de México.
19
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
¿Por qué la sociedad colombiana acogió esta disidencia religiosa en zonas donde
la influencia liberal y de otras asociaciones de ideas anti-católicas fue signifi-
cativa? Este interrogante es clave porque permite afinar la mirada que sobre
el protestantismo se ha difundido comúnmente. Este ha sido percibido como
un fenómeno extraño, extranjero y ajeno a la realidad del país; para algunos
ha sido el resultado de la invasión de misioneros al país. Por tal razón en este
trabajo se trata de precisar cómo la presencia protestante obedeció no sólo a
una iniciativa extranjera sino también a condiciones locales que favorecieron
su intensa difusión durante el siglo XIX pero con mejores resultados durante la
primera mitad del siglo XX.
2. La noción de “campo religioso” es tomada de Maduro, Otto (1978). Religión y conflicto so-
cial. México: CEE. En este trabajo se define el campo religioso como el espacio en el que se
desarrolla la dinámica religiosa con una autonomía relativa respecto al campo social que lo
abarca todo.
3. En este punto Otto Maduro hace una aplicación de los conceptos que sobre el tema ha
desarrollado Weber, Max (1944 ). Economía y Sociedad. México: FCE.
20
Un estudio introductorio
Las tipologías
Las tipologías facilitan el acercamiento a un tema de estudio, permiten clasifi-
caciones válidas para una mejor comprensión y ayudan a identificar las diversas
expresiones o caras que el tema de estudio contiene en la realidad. Para el estudio
del protestantismo en América Latina se han ensayado varias tipologías, aquí
mencionaremos algunas con el propósito de servirnos de ellas para identificar
la diversidad del protestantismo en Colombia4.
4. Esta parte está basada en nuestro estudio sobre el protestantismo histórico en Colombia
publicado en Bidegaín, Ana María (2004). Historia del Cristianismo en Colombia. Corrientes
y diversidad. Bogotá: Taurus, pp. 421-425, y en Moreno Pablo (2009), director de la investi-
gación La acción social de las iglesias evangélicas en Colombia 1990-2005. Bogotá: Nomos.
21
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
22
Un estudio introductorio
Una tercera tipología es la propuesta por Miguel Berg y Pablo Pretiz, estudiosos
del movimiento misionero en América Latina; ellos proponen una mirada cro-
nológica para diferenciar los momentos de la inserción de las diferentes iglesias
(Berg y Pretiz, 1994). Utilizan el término “olas” para describir el crecimiento del
sector evangélico del protestantismo y el hecho de que cada grupo deja huella
sobre la cual la nueva ola pasa tomando algunos elementos de la anterior y
abandonando otros. Para ellos hay cinco olas en esta historia:
La tercera ola vino muy cerca de la segunda, la conforman las “misiones de fe”,
independientes de las grandes denominaciones y cuyo perfil fue muy personali-
zado, las ofrendas de los creyentes en Estados Unidos no venían para la misión
sino para el misionero y provenían de sectores rurales, sin mucha preparación
teológica pero con un fervor y entusiasmo por la evangelización, muchas veces
confundida con un anti-catolicismo recalcitrante.
La cuarta ola llegó con fuerza durante la posguerra, conformada por la mayoría
de nuevas denominaciones pentecostales, al son de las guitarras en reemplazo
del piano y el órgano se dio un énfasis en la sanidad de los enfermos en las mani-
festaciones del Espíritu Santo. Aunque años antes habían llegado pentecostales,
esta renovación dejó atrás a algunas de esas iglesias, porque utilizaron medios
de comunicación como la radio y la televisión para promover sus campañas.
23
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
La quinta ola se compone de las iglesias con poco o ningún vínculo organizacio-
nal con las denominaciones o juntas misioneras extranjeras, en la mayoría de
los casos han sido creadas en ruptura con alguna de las que ellos llaman “igle-
sias tradicionales”, que pueden pertenecer a cualquiera de las olas anteriores.
En estas iglesias el culto de celebración constituye un momento, si no el más,
importante para la vida del creyente, hay un énfasis en la guerra espiritual y en
muchas de ellas se articula con la llamada “teología de la prosperidad”.
José Míguez Bonino, uno de los teólogos evangélicos más importantes en Amé-
rica Latina por su trayectoria ecuménica y evangélica, en una de sus últimas
publicaciones elabora una interpretación pertinente para este tiempo (Bonino,
1995), aunque se limita a las cuatro primeras olas de la clasificación de Berg
y Pretiz. Siguiendo a Míguez en su introducción, dice: “La imagen que evoca
el título que he elegido es ambigua: ¿Son ‘rostros’ distintos porque se trata de
diferentes sujetos? ¿O son ‘máscaras’ de un sujeto único y, en ese caso, cuál es
el rostro que se oculta tras esas máscaras?” (Míguez, op. cit., p. 8). Las preguntas
evidencian la complejidad en el objeto mismo del estudio, lo que ya se ha podido
comprobar con la mención de las clasificaciones anteriores.
Míguez ha optado por cuatro rostros, sin pretender que sean los únicos o los
últimos; el primero está conformado por lo que llama el “rostro liberal” del
protestantismo, que se refiere a las sociedades bíblicas, iglesias de inmigración
y primeras juntas misioneras que arribaron a América Latina en el siglo XIX. Lo
de liberal tiene que ver con la afinidad política que encontraron estas iglesias
en algunos sectores del liberalismo radical, pero además también se dirige a una
actitud que este protestantismo demostró en la práctica con la importancia del
cambio social, heredero en cierta forma de la corriente del Evangelio social sur-
gido en los Estados Unidos y con incidencia en los sectores obreros emergentes.
24
Un estudio introductorio
5. Aproximaciones en este sentido fueron realizadas en los trabajos citados por Míguez como
Amerindia. Santiago de Chile, tomo I, 1988; tomo II, 1991 y Álvarez, Carmelo ed. (1992).
Pentecostalismo y Liberación. DEI, San José de Costa Rica.
25
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Schafer (1992, p. 58) concuerda con un estudio de Watson Mills sobre la bi-
bliografía de las iglesias carismáticas en la que pueden distinguirse tres tipos de
“religión carismática”: el movimiento pentecostal dentro de las iglesias pentecosta-
les clásicas, los carismáticos dentro de las iglesias tradicionales no pentecostales,
y los carismáticos no denominacionales fuera de cualquier iglesia establecida. Los
primeros han sido llamados comúnmente neo-pentecostales, mientras que a los
segundos se les conoce más como carismáticos. En ambos casos son términos
que se utilizan de manera flexible y que tienen relación más con su origen que
con características diferenciables entre los dos grupos, por ejemplo, entre los
carismáticos se encuentran algunos líderes provenientes del movimiento ca-
rismático católico.
26
Un estudio introductorio
27
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
del protestantismo estaban destinados a ser así y guiados hacia el éxito por
la mano de Dios6. Otra característica de estos trabajos es que se limitan a
una iglesia en particular, y en muchos casos a individuos, ya que la historia
de una iglesia es una parte de la historia de vida del misionero. Además en
estas historias la narración está ordenada en forma lineal, como una historia
religiosa que no tiene relación con el contexto histórico y social particular
donde se desarrolló. Por esa razón derivan en estudios con un énfasis di-
dáctico para las iglesias y con fines apologéticos en contra del catolicismo.
– Tercero, hay algunos trabajos realizados desde una perspectiva más aca-
démica, que no es imparcial, pero con la aplicación de herramientas de la
sociología, la antropología y la historia han dado pasos importantes en el
estudio de este fenómeno religioso porque han superado las teorías de cons-
piración que sólo veían en el protestantismo una avanzada del imperialismo
norteamericano. Una muestra de este tipo de estudios es el de Johanne
Rappaport: “Las misiones protestantes y la resistencia indígena en el sur de
Colombia” (1984) en la que se pregunta sobre la asimilación de los valores
protestantes y el bloqueo de aquellos aspectos de los programas misioneros
que se oponen a los deseos de autonomía territorial, lo cual ha terminado
en una integración de sus nuevas creencias con los sistemas de pensamiento
tradicional. Este es un trabajo que establece muy bien la relación dinámica
entre factores internos y externos en la génesis del protestantismo.
6. Algunos ejemplos son: Shillinsburg, Florencia (1983). La llama que nunca se apaga. Cali: s.e.;
Ordóñez, Francisco (1956). La historia del Cristianismo Evangélico en Colombia. Medellín:
Tipografía Unión.
7. Ejemplos de este tipo son: Ospina, Eduardo (1951). El protestantismo. Su estado real a la luz
de la historia y su doctrina a la luz de la Biblia. Bogotá: Tipografía Nacional; Uribe, Eugenio
(1954). El protestantismo en Colombia. Medellín.
28
Un estudio introductorio
La obra de Rodolfo de Roux (1983), que trata sobre la crisis de la Iglesia Católica
ante los desafíos de la modernidad liberal, dedica un capítulo al protestantismo
y analiza los factores que, por parte de la Iglesia Católica, facilitaron la inserción
protestante, de esta manera afirma que la presencia protestante es una evidencia
de la crisis de la Iglesia debido a la modernidad.
8. Tesis doctoral en La Sorbona, París, 1969. También la obra de Goff, James (1968). The
persecution of protestants christians in Colombia, 1948-1958. Cuernavaca: CIDOC, muestra el
problema pero desde una misionera con el fin de presentar al exterior del país la problemá-
tica relación entre protestantes y católicos durante esta década.
9. En esta línea se pueden identificar estudios recientes de Beltrán, William Mauricio (2006).
De microempresas religiosas a multinacionales de la fe. La diversificación del cristianismo en
Bogotá. Bogotá: Editorial Bonaventuriana y el trabajo de Cepeda van Houten, Álvaro
(2007). Clientelismo y fe: dinámicas políticas del pentecostalismo en Colombia. Bogotá: Editorial
Bonaventuriana.
29
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Fuentes y metodología
Las fuentes para el estudio del protestantismo usadas en este trabajo son bási-
camente de tres clases, según su origen:
a. De origen protestante. Estas son las publicadas por los líderes protestantes del
período estudiado en las que se logra aprehender el pensamiento protestante
10. Figueroa, Helwar (2009). Historiografía sobre el protestantismo en Colombia. Un estado del
arte, 1940-2009. Una primera versión fue publicada en Mirada pluridisciplinar al hecho re-
ligioso en Colombia: Avances de investigación. Compilado por el Grupo Interdisciplinario de
Estudios de Religión, Sociedad y Política. Universidad de San Buenaventura, Bogotá. Fue
presentada en 2008 XII Congreso Latinoamericano de Religión y Etnicidad: Cambios Cultu-
rales, Conflictos y Transformaciones Religiosas, y en el XIV Congreso Colombiano de Historia,
eventos realizados en los meses de julio y agosto de 2008.
11. Ríos Molina, Carlos Andrés (2002). Identidad y religión en la colonización en el Urabá antio-
queño. Bogotá: ASCUN. Citado por Figueroa en Historiografía sobre el protestantismo, p. 16.
30
Un estudio introductorio
b. De origen católico. Estas han sido utilizadas como manera de contrastar imá-
genes que sobre el protestantismo se “vendía” en los pueblos y a la opinión
pública en general. Estas fuentes varían también desde revistas, periódicos,
panfletos, etc., que brindan también una expresión de la preocupación que
la Iglesia Católica tenía no sólo por el problema religioso de la disidencia
sino también por la situación política que envolvió al país en el período
estudiado.
31
Primera parte
Presencia de protestantes
en el período independentista
Capítulo 1
La sociedad grancolombiana
durante el gobierno de Santander
Sin embargo, este ideal republicano no pudo establecerse tan rápidamente como
se esperaba y sin enfrentar grandes obstáculos; por el contrario, hubo dificultades
significativas que hacían irrealizable el proyecto del Congreso constituyente de
Cúcuta y su principal ejecutor, Francisco de Paula Santander.
Entre estas dificultades David Bushnell, especialista del periodo, destaca dos de
ellas: la necesidad de personal calificado para ejercer los nuevos cargos debido
a la ausencia de los funcionarios de la Colonia y el alto grado de centralización
política que asumió el Congreso desde Cúcuta, pues hizo sentir tanto a venezo-
lanos como a ecuatorianos excluidos y sin toda la participación que esperaban,
con lo cual se dificultó el ejercicio del Ejecutivo.
35
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Uno de los proyectos que se implementaron para alcanzar este fin fue la creación
y promoción de un sistema educativo alternativo al que manejaba la Iglesia
Católica, con este nuevo proyecto que buscaba difundir los rudimentos del
saber sin los cuales una nación no podía alcanzar el desarrollo que la colocara
a la par del mundo ilustrado. Santander publicó un plan de estudios en 1826
y el Congreso en ese año también aprobó leyes que obligaban a construir una
escuela en cada parroquia, una escuela de gramática en cada cantón, un colegio
en cada provincia y una universidad en cada departamento.
36
Capítulo 1. La Sociedad Grancolombiana durante el gobierno de Santander
Después lo llamó Santander para desarrollar este método y contó con la partici-
pación de personas provenientes de distintas provincias para que, a su vez, éstos
lo difundieran en el resto del país. Otro educador francés, Pierre Comettant,
reemplazó a Mora y difundió el método en el norte de la Gran Colombia, y par-
ticipó a su vez en actividades de las logias masónicas existentes. Un periódico de
Panamá reconoció que en esas escuelas se aprendía en un año lo que en otras
se gastaban cinco o seis años (Bushnell, op. cit., 1985, p. 227). Por otro lado,
hasta el mismo Joseph Lancaster, su creador, estuvo en Caracas trabajando en
una escuela de este tipo que duró muy poco por problemas de índole financiera.
12. Algunas estadísticas muestran que hubo más de cincuenta escuelas entre 1822 y 1835, De
Bucana, Juana B. La Iglesia Evangélica en Colombia, una historia, p. 42. Estos datos coinciden
con los citados por Bushnell, El régimen de Santander, op. cit., p. 227, quien se basa en un in-
forme del secretario del Interior que contrasta 52 escuelas lancasterianas con 434 del viejo
estilo.
13. El método lancasteriano fue fundado por Joseph Lancaster en Inglaterra; era un sistema de
enseñanza mutua en el que los estudiantes eran divididos en grupos de diez con la orien-
tación de un tutor, quien a su vez era el alumno más avanzado de la clase. En este sistema
se utilizó la Biblia como texto de lectura, y en Colombia fue promovido por fray Sebastián
Mora y Pierre Comettant durante el gobierno de Francisco de Paula Santander.
37
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Para Diego Thomson14, uno de los promotores de este sistema en América Latina,
la educación era como un sendero que lleva al progreso y a la civilización. Había
una concepción global que partía de la idea de que la división internacional del
trabajo proveería prosperidad económica para todo el mundo.
14. Thomson, James Diego (1788-1854), nacido en Escocia, fue co-pastor de una iglesia bau-
tista en Edimburgo durante el avivamiento del protestantismo a principios del siglo XIX.
Inició estudios de medicina y los prosiguió posteriormente en Canadá, además era versado
en disciplinas teológicas y bíblicas. Vino a la Argentina como miembro de la Sociedad Bíbli-
ca Británica, pero lo hizo como promotor del método lancasteriano de educación.
Estudios biográficos completos se encuentran en: Varetto, Juan C. (1918). Diego Thomson:
apóstol de la instrucción pública e iniciador de la obra evangélica en América Latina. Buenos Ai-
res: Imprenta Evangélica; y Canclini, Arnoldo (1987). Diego Thomson, apóstol de la enseñan-
za y distribución de la Biblia en América Latina y España. Buenos Aires: Asociación Sociedad
Bíblica Argentina.
15. Colportor viene de la palabra francesa colporteur y se refería a uno que llevaba una canasta o
tabla con una cuerda que colgaba de su cuello, para anunciar por las calles los géneros que
vendía. En las sociedades bíblicas se aplicó a una persona contratada para la distribución de
ejemplares de la Biblia y otros libros religiosos.
38
Capítulo 1. La Sociedad Grancolombiana durante el gobierno de Santander
El énfasis ahora estaba colocado sobre los campos como la ciencia política, las
ciencias sociales y las artes liberales. Esto explica la actitud de Santander hacia
la Iglesia, con la que no pretendía abandonar la religión sino adecuarla a la
nueva situación y para lograr este fin puso en práctica el Patronato de Indias,
que ahora suponía para el Gobierno el derecho a elegir curas, autorizar escuelas,
colegios religiosos y supervisar sus programas, en fin, era colocar a la Iglesia en
un papel subordinado al Estado, a diferencia de lo que había ocurrido durante
la Colonia; esta era también una influencia de las reformas borbónicas.
Cabe anotar además que esta tendencia, la supremacía del Estado sobre la Iglesia,
influenció así mismo a sacerdotes católicos entusiasmados por la Ilustración,
quienes entraron en una confrontación con aquel sector del clero arraigado en
los privilegios coloniales y de fuerte tendencia ultramontana; esta tensión fue
una constante de la Iglesia Católica no solamente en Colombia sino también
en varios países de América Latina, como por ejemplo México, Perú y Brasil.
Un desarrollo amplio de este tema ha sido realizado por Fernán González (1987),
quien subraya el hecho de que la herencia colonial del Patronato le permitió a
la Iglesia una posición privilegiada en la sociedad que daba origen a toda suerte
de ambigüedades. El gobierno español otorgaba la protección y el apoyo estatal
a la evangelización y organización de la Iglesia, la educación quedaba en manos
de ella y los obispos convertidos en funcionarios de la Corona, de esta manera
el Rey de España es casi un vicario. Esto dio lugar al aislamiento de las iglesias
hispanoamericanas respecto de la Santa Sede; por eso la Independencia se
presentó como una oportunidad para replantear esta relación con las iglesias
hispanoamericanas.
39
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
En este contexto es posible evaluar con mayor objetividad el rol desempeñado por
la sociedad bíblica organizada por el enviado de la Sociedad Bíblica Británica y
Extranjera. Como puede deducirse, la intención de las élites gobernantes no era
cambiar de religión, sino que la que tenían se acomodara a los nuevos tiempos.
40
Capítulo 2
La sociedad bíblica colombiana
y el primer liberalismo
Así mismo, en los Estados Unidos se fundó una sociedad bíblica en 1816, la
primera entre una docena de estas sociedades establecidas con el fin de difundir
el evangelio (González, 1987, pp. 31 y ss.) y como resultado del segundo “Gran
Despertar” o avivamiento ocurrido en ese país; el primero había ocurrido en
Europa. Aunque este tipo de organizaciones tenían un origen y destino religioso
protestante, esto no quiere decir que fueran ajenas a la connotación política
que “las sociedades” tenían en Europa, particularmente a finales del siglo XVIII,
poco antes de la Revolución francesa, tema que se abordará más adelante en
este trabajo.
41
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Al llegar a Bogotá, Thomson encontró acogida para sus objetivos pues varios
miembros del Gobierno participaron en la conformación de la Sociedad Bíblica,
lo que se efectuó en marzo de 1825 y fue anunciado por un periódico gobier-
nista llamado El Constitucional. El anuncio decía: “Por fin se ha conseguido
42
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
Sin embargo, vale la pena citar el relato de Thomson sobre los participantes
católicos en la fundación de la sociedad, pues no estaban tan unidos en criterio
respecto a este tema. Dice Thomson: “Nuestra reunión del día 24 tuvo una
43
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
44
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
45
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
46
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
Pero ¿qué difundía la Sociedad Bíblica? Esta usó la versión española de la Biblia
basada en la traducción que había realizado el padre Felipe Scio de San Miguel,
que fue la primera edición de una Biblia española, impresa en suelo español.
Apareció en Valencia en 1793 y basada en la Vulgata Latina, era una versión
que contenía comentarios y notas “conforme al sentido de los Santos padres
y expositores católicos”; además, fue dedicada al rey Carlos IV quien la había
solicitado. Esta edición presentaba los textos en español y en latín en columnas
paralelas, con notas y materiales suplementarios como láminas, contenida en
diez volúmenes. Una segunda edición revisada apareció en Madrid en 1797 y
la tercera en el periodo 1807-1816.
Esta fue la versión más utilizada en español durante este período, si bien su
edición siempre fue costosa y por eso no fue accesible para todos los posibles
lectores. La Sociedad Bíblica Británica hizo una presentación más accesible de
esta versión, eliminó las notas o comentarios pero se mantuvo fiel a la versión
del padre San Miguel. Una edición del Nuevo Testamento fue publicada en
Barcelona en 1820 y otra de la Biblia completa en Londres en 1821; por su
parte, la Sociedad Bíblica Americana publicó versiones del Nuevo Testamento
en 1819 y de la Biblia, aunque sin los libros deuterocanónicos en 1824.
Si bien la Sociedad Bíblica Británica distribuía Biblias que eran traducción apro-
bada por la Iglesia, como la ya citada de Felipe Scio de San Miguel, la exclusión
de las notas aclaratorias que había dispuesto el concilio de Trento se convirtió
en una buena excusa para su rechazo. Para católicos como Groot y Margallo,
el uso de una traducción católica por parte de dicha sociedad era una sutileza
con el fin de no espantar a los católicos y atraerse a los ingenuos.
47
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
¿Ensayos democráticos?
La Sociedad Bíblica Colombiana reglamentó la periodicidad de las reuniones,
que comprendía una anual general de todos los miembros, y las mensuales, que
convocaban a la comisión conformada por veinte personas, mitad laicos y mitad
eclesiásticos, más cuatro miembros de la junta directiva, incluido el presidente.
La regularidad de las reuniones fue notoria durante un año, cuando por diversas
circunstancias fueron interrumpidas el 17 de junio de 1826 (El Constitucional,
enero, 1827, No. 125).
48
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
Nueva York (El Constitucional, enero, 1827, No. 126), que había comenzado a
apoyar el trabajo de su similar en Londres.
Su fin era reunirse para pensar, y de hecho estaba dado como supuesto que cada
individuo era apto para exponer ideas acerca de temas de interés común; con
todo, estaban articuladas a un proyecto específico impulsado por el Gobierno.
Esto se constituyó en una característica de estas sociedades durante la década
49
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
de los años veinte, pues cuando ellas pretendieron ejercer sus funciones con
mayor autonomía, fueron limitadas y hasta suprimidas por el mismo Santander.
50
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
Lucas Matthews16, quien siguió la misma ruta de Thomson al iniciar su periplo por
Suramérica desde Buenos Aires, luego Santiago, Lima, Guayaquil y finalmente
Bogotá, donde tenía como objetivo continuar impulsando aquella sociedad. En
1830 desapareció cuando viajaba por el Magdalena; respecto a los motivos no
hay una explicación clara y únicamente se supone que fue asaltado y asesinado
(Deiros, 1992, p. 643).
16. Lucas Matthews, inglés que llegó a Buenos Aires en 1826 con el fin de distribuir Biblias,
cruzó los Andes a lomo de mula y visitó algunas poblaciones de Chile; luego siguió a Bolivia
donde fue bien recibido por las autoridades, no obstante su misión no causó el efecto por él
esperado entre el pueblo. En 1828 llegó a Panamá y en diciembre de ese año estuvo en Co-
lombia, donde falleció al parecer asesinado por los boteros que conducían la embarcación
por el río Magdalena hacia la costa.
17. A. J. Duffield nació en Birmingham, Inglaterra, y fue enviado a América para estudiar las
posibilidades de renovación del trabajo de la sociedad.
51
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
18. Ramón Montsalvatge era un sacerdote católico convertido al protestantismo. Nació en Ca-
taluña, España. Se formó como fraile capuchino, después fue soldado en el “Carist Army”
y más tarde fue estudiante en Besancon. Al parecer recibió formación doctrinal en Génova
con los valdenses, y desde allí fue enviado como misionero para América.
19. Andrés Murray Milne, presbiteriano escocés que en 1862 había llegado a Buenos Aires
como comerciante de una compañía frutera. En su tiempo libre se dedicó al colportaje y esto
le favoreció para una buena recomendación ante la Sociedad Bíblica Americana.
52
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
La obra de las sociedades bíblicas fue apoyada en todo momento por los misio-
neros presbiterianos que llegaron a Colombia desde mediados del siglo XIX, por
eso esta actividad se mantuvo como una práctica privilegiada para la introduc-
ción del protestantismo en aquellas regiones donde encontraban simpatizantes.
El colportaje permitía además la difusión de Biblias al lado de otros libros que
fueron bien recibidos por librepensadores y liberales.
En 1901 una nueva agencia fue establecida en Lima para coordinar el trabajo
en Colombia, Ecuador y Perú. Esta agencia continuó hasta 1945, cuando se hizo
un nuevo arreglo entre las sociedades Británica y Americana con el objetivo
de unificar sus esfuerzos.
Un balance provisional
Durante estos primeros años de la naciente república, la presencia protestante
en Colombia se limitó a extranjeros que profesaban su fe o eran amigos de
un modelo más abierto, religiosamente hablando; la mayoría de ellos fueron
británicos, quienes promovieron la presencia de representantes de las socie-
dades bíblicas. En cada uno de estos casos, como bien lo menciona Juana De
Bucana, la aspiración de poder gozar de libertad religiosa fue poco menos que
utópica, porque lo que en verdad existió fue una “libertad religiosa restringida”
20. Francisco Penzotti escuchó el evangelio en Montevideo en 1876 por la predicación del
pastor metodista Juan F. Thomson. Poco después de su conversión se dedicó al colportaje y
recorrió casi toda América Latina; falleció en Buenos Aires, el 24 de julio de 1925.
53
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
(De Bucana, op. cit., p. 46) que podían disfrutar solamente los extranjeros, y
además en privado.
Por otra parte, la Sociedad Bíblica que se organizó en Bogotá fue resultado de
condiciones políticas del momento, pues a los gobernantes les interesaba difundir
el sistema lancasteriano y el promotor de ese sistema desde el sur del continente
era Thomson, quien al mismo tiempo impulsaba la difusión de la Biblia.
Por esto se debe hacer una valoración más mesurada de la influencia o signi-
ficación de la sociedad bíblica en Colombia y en América Latina. Al respecto
puede seguirse la opinión de Jean Pierre Bastian:
“El deseo de difundir la Biblia por parte de las nuevas élites inde-
pendentistas y la fracción liberal del clero, era una búsqueda a fin de
completar las reformas política y económica con una reorientación de
las ideas y de las creencias y que permitiera combatir el catolicismo
colonial e imponer un catolicismo ilustrado, como cemento de las
nacionalidades emergentes” (1990, pp. 104 y ss.).
54
Capítulo 2. La sociedad bíblica colombiana y el primer liberalismo
tampoco era el deseo del gobierno que invitó a Thomson. El caso de la Sociedad
Bíblica Americana es distinto; sin embargo, no tuvo una presencia permanente
en Colombia y además tenía sus diferencias, ya mencionadas, con el método de
su homóloga británica al incluir los libros apócrifos en sus traducciones.
55
Segunda parte
Inserción del protestantismo
misionero en Colombia
1856-1886
No obstante, los primeros grupos que recibieron a los misioneros tenían antece-
dentes de asociación religiosa y disidente del catolicismo que debemos destacar
en las siguientes líneas. Esto permite salir de ese lugar común que explica la
presencia y simpatía hacia el protestantismo, solamente por el atractivo del
misionero “pelirrubio y ojiazul”, para profundizar un poco más en la búsqueda
de las causas endógenas de la inserción definitiva del protestantismo en el país.
57
Capítulo 3
Las primeras iglesias
protestantes
En 1786 los ingleses de la costa de Mosquitos tuvieron que desalojar las islas,
mientras que los nativos juraban lealtad a la Corona española con el fin de poder
permanecer en ellas. De esta manera las islas ligaron su historia posterior a la
suerte de Colombia, aunque culturalmente la herencia puritana y del Caribe
inglés sería determinante en su devenir religioso.
Philp Beekman Livingston Jr., hijo de un escocés que había visitado el archipié-
lago alrededor de 1800, vino a Providencia en 1834 para casarse y establecerse
en esta isla. Confirió a la vez la libertad a los esclavos, y siguió sus principios
morales y a tono con el reconocimiento que se daba en varios países del Caribe
21. Esta parte toma como base la historia de los bautistas escrita por Turnage, Loren (1975).
Island Heritage, s. e.
59
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
inglés a los esclavos; es posible que ya en este tiempo haya recibido influencia
de bautistas y metodistas que, en islas como Jamaica, predicaban contra la
esclavitud.
En 1844 viajó a los Estados Unidos donde se vinculó con una iglesia bautista
de Manhattan, se congregó allí durante un año y esta misma iglesia lo autorizó
como predicador cuando tenía 31 años. A esta edad regresó a San Andrés y se
dedicó a enseñar a los antiguos esclavos y eso lo colocó en tensión frente a los
terratenientes de las islas.
En las islas la importancia del papel de la iglesia en la vida comunitaria fue cre-
ciendo cada vez más, muy pronto desempeñó el rol que el catolicismo cumplía
en la Colombia continental.
60
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
Aunque en 1851 se abolió la esclavitud por parte del gobierno central en Bo-
gotá, no todos los terratenientes lo hicieron en San Andrés, en parte porque
dependían económicamente del trabajo esclavo en las plantaciones de algodón.
El cambio de situación se dio cuando la plantación de algodón comenzó a ser
poco rentable y el trabajo se orientó al cultivo de palmas de coco.
Los antiguos amos compraban el coco a bajo precio, por lo cual el pastor Livings-
ton organizó una cooperativa para mejorar los precios y evitar el abuso de los
comerciantes. De forma paulatina los negros empezaron a irrumpir directamente
en el comercio, lo que desde luego no fue bien visto por los comerciantes ricos
que monopolizaban el negocio.
Las reformas propuestas por los liberales a mediados del siglo incluían, entre
otras, la libertad religiosa y en la enseñanza; desafuero eclesiástico; sufragio
universal y secreto; fortalecimiento de las provincias; abolición de los mono-
61
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
polios, los diezmos y los censos; y expulsión de los jesuitas (Molina, 1970, p.
26). Como se puede ver, varias de estas reformas tocaban directamente a la
Iglesia y su posición social dominante. Estas y otras medidas no implicaban una
contradicción económica entre los sectores terrateniente y comerciante, pero sí
constituían un conflicto en la medida en que esto significara el control político
del Estado por parte de uno de los sectores.
En esa lucha por el control del Estado emergieron sectores políticos que ha-
bían estado ausentes del manejo del poder, como por ejemplo el grupo radical
compuesto en 1849 por jóvenes, en su mayoría estudiantes e hijos de comer-
ciantes. Su proyecto comprendía la igualdad, así como la libertad para incluir
a los artesanos y sectores populares que facilitaran el cambio del Estado para
adecuarlo a las nuevas exigencias de la geopolítica internacional; desde luego,
esto significó una movilización del “pueblo” para alcanzar fines restringidos a
una élite política como la liberal.
62
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
Los presbiterianos
Los presbiterianos fueron la primera denominación protestante que llegó al
interior del país (en San Andrés y Providencia, como ya se ha dicho, estaban
los bautistas) y durante casi cincuenta años fue la única iglesia protestante or-
ganizada en Colombia. Por esa razón, al hablar del protestantismo en Colombia
en este periodo necesariamente aludimos a los presbiterianos, porque a pesar de
que la Sociedad Bíblica continuaba desarrollando sus actividades, su presencia
era esporádica y en muchos casos recibió el apoyo de los presbiterianos.
Con Pratt el protestantismo optó por una inserción definitiva en las condicio-
nes favorables que las reformas de los liberales radicales de mediados de siglo
habían adelantado. La separación de Iglesia y Estado, la libertad de cultos y
22. Henry Pratt, estadounidense, vino impulsado por el avivamiento religioso que precedió la
guerra de Secesión en los Estados Unidos. Se graduó en Oglethorpe U. de Georgia y en el
Princenton Theological Seminary en New Jersey. Licenciado para predicar en 1854 y orde-
nado en 1855. Fue traductor para el español de la Sociedad Bíblica Americana con la cual
publicó una “Versión moderna” de la Biblia en 1902.
23. James Fraser, escocés de formación puritana, llegó a Colombia como parte de la Legión
Británica que apoyó la Independencia; se casó posteriormente con una nieta del general
Santander. Se dice que Fraser era miembro de una logia, aunque no se sabe cuál; esto no es
extraño debido a los estrechos vínculos que existieron entre la masonería y la élite política
independentista. Ver Carnicelli, Américo (1975). Historia de la masonería colombiana 1833-
1940. Bogotá: s. e., tomo I, p. 232.
63
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
otras medidas que afectaron la posición social de la Iglesia Católica habían sido
implementadas por José Hilario López y continuadas por su sucesor, Manuel
María Mallarino.
Sin embargo, con Pratt hubo también una ruptura en la forma de inserción del
protestantismo en el sentido de que ahora había un interés explícito de apro-
vechar esas condiciones sociales para establecer espacios de reunión pública y
permanente, articulándose con el proyecto educativo de los radicales.
La misión y su proyecto
Estando Pratt en Cartagena, en mayo de 1856, la Junta de Misiones foráneas
presentó a la Asamblea General lo que sería su primer reporte (Clark, op. cit.,
p. 11); en este se comentaban como indicaciones de la Providencia para la obra
misionera las siguientes:
Esto refleja que había un marcado optimismo por los informes recibidos en los
Estados Unidos acerca de las reformas liberales y los alcances de sus programas,
como el desarrollo de las comunicaciones que fue muy ambicioso; muestra ade-
más el carácter “providencial” de la obra misionera, aunque en ella se articulen
los aspectos más terrenales como el desarrollo político y la apertura de tierras
de promisión para la acumulación de riquezas, lo cual no era ajeno a la ética
calvinista.
64
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
asuntos profanos, articular su presencia a la realidad que era cambiada por los
gobernantes de turno.
Tan pronto Pratt llegó a Bogotá comenzó gestiones con el fin de obtener ayuda
de la junta que lo había enviado para organizar una escuela que atendiera a los
jóvenes de esa ciudad. Pratt creía que para el mejor desarrollo de las capacidades
de una persona no solamente se necesitaba de una iglesia, sino también de una
escuela (Murray, 1933, p. 12).
En una carta que Pratt envió a su Junta en octubre de 1858 (Murray, op. cit.,
p. 13), aclara que la escuela era exclusivamente para artesanos y que había
65
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
rechazado cinco solicitudes por no pertenecer a esta clase, ya que estos tenían
oportunidad de ir a otras instituciones más costosas; además señala que hubo
oposición y presiones sobre los muchachos que asistían a la escuela por ser esta
de origen protestante.
66
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
las dificultades de los misioneros, que llegaron durante estos años,24 no dejaron
del todo a un lado la intención de formar una escuela, pues dedicaron parte de
su tiempo a esta labor y ocuparon espacios en sus propias casas.
Por fin en 1884 llegaron fondos para el establecimiento del colegio, después de
las quejas de Candor de que no había realizado, en dos años, nada parecido para
lo que había sido enviado por la Junta Misionera. El colegio empezó en 1885
con una matrícula de cincuenta y tres estudiantes, pero debido a problemas de
salud el misionero tuvo que salir temporalmente. No obstante, los problemas
24. Como T. F. Wallace en 1862, Paul Pitken en 1886, Willis Weaver en 1876 y Milton Cadwell
en 1880. Ibid., 18.
25. Foreign Missions Papers Calendar Latin American 1868, vol. 3 part. 2 Nº 179 (en adelante se
citará: Calendar).
67
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
El trabajo misionero en este campo tuvo en sus inicios pocos augurios de éxitos
quizá en razón del contexto en el que nació, aunque sin duda alguna por la
falta de claridad en las políticas de la Misión para optar definitivamente por un
proyecto que le diera una identidad. Lo que debe destacarse es que en el fondo
había una actitud de observación y adecuación a las necesidades y posibilidades
que el medio ofrecía, y desde luego en el siglo XX los resultados demostrarán
que no se equivocaron del todo al insistir, así fuera con dificultades, en el campo
educativo.
68
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
Los liberales, por su lado, creían que el capitalismo promovía por sí mismo la
libertad individual y la democracia política, y que la movilidad social sería inin-
terrumpida. Los conservadores, en cambio, pensaban que ese tipo de capitalismo
podría desvertebrar a la sociedad, por lo que se requería un orden social estable
y unas clases sociales disciplinadas para que la modernidad se hiciera realidad.
Esto muestra que la relación con el liberalismo no debe tomarse desde una
perspectiva panorámica y decir que este partido favoreció al protestantismo
totalmente, y que los protestantes se adhirieron de manera acrítica al liberalismo
radical. Es cierto que esta adhesión estuvo muy condicionada por el conflicto
que tenían los liberales con la Iglesia Católica; no obstante, es necesario matizar
esa relación.
Del lado liberal lo que puede encontrarse es una relación mediante la cual los
liberales se proponen ampliar el espectro religioso, como un modo de sortear
la crisis surgida con la Iglesia Católica después de las reformas de mediados
69
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
del siglo. Aunque cabe anotar que ellos se habían caracterizado por mantener
una relación de protección y apoyo con la Iglesia, o bien iban al extremo de la
completa confrontación; en ese dilema se hallaban en este periodo, donde la
tendencia a la confrontación había aumentado.
El modelo que se pretendía en algunos países como México era tener una religión
de soporte para la ejecución del proyecto liberal, no se planteaba el asunto de
la separación completa de la Iglesia y el Estado. Por esa razón la actitud de los
misioneros fue de precaución y poco entusiasmo por dicho apoyo, porque en
el fondo esto podía significar una pérdida de la autonomía que deseaban gozar
estas sociedades misioneras.
26. En mayo de 1861 McLaren escribió a la Junta que un líder liberal le había dicho: “Ustedes
los protestantes no están en serio”, Calendar, vol. 2, part. 2.
27. Murillo Toro ofreció en 1866 un viejo convento por la suma de cinco mil pesos, y mientras
tanto garantizó que podían reunirse en un edificio anteriormente utlizado para reuniones
del Congreso. Calendar, vol. 3, part. 2, No. 143,146.
70
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
El desarrollo del proyecto educativo, impulsado por los protestantes, estaba tan
cercano al proyecto liberal que hasta compartieron la precariedad y el relativo
éxito de dicho proyecto, sobre todo en la cobertura que pudieron lograr en
estos años.
El informe de Candor subraya que hay pocas familias protestantes con hijos en
edad escolar y que algunas prefieren enviarlos a otras instituciones de mayor
prestigio; por lo tanto, se han dedicado a formar a los hijos de familias católicas
abiertas al liberalismo, pero estas son presionadas por el clero que se resiste a
tolerar otra forma de religión28.
28. Carta de Tomás Candor a la Junta fechada el 13 de junio de 1885. Citada por Murray, M. El
Colegio Americano, op. cit., pp. 22 y ss.
71
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
El choque con la Iglesia a mediados del siglo XIX se dio, entre otros temas, en
relación con el monopolio de la educación; en el programa liberal de 1849 se
recomendaba que el partido liberal no adoptara la religión como medio para
gobernar, porque debía existir separación entre la Iglesia y el Estado, ya que de
lo contrario se envilecía la religión y las libertades públicas estaban en peligro
por la presencia y actividad de los jesuitas (Tirado, op. cit., p. 169).
72
Capítulo 3. Las primeras iglesias protestantes
Desde León XIII el intransigentismo, yendo del campo hacia las ciudades, des-
cubrió que el pueblo y el clero se habían distanciado y “…el cura del pueblo será
muchas veces el último en entender cuánto el pueblo y la Iglesia están lejos el
uno del otro” (Beaubérot, op. cit., p. 13).
El asunto de la resistencia tiene que ver con el choque mental de un clero que
había sido expoliado por los liberales, quienes a su vez apoyaron a los protes-
tantes, y que todavía no se reponía de ese golpe; esta situación endureció la
actitud de la Iglesia frente a las diferencias y las alternativas y terminó en la
magnificación de una minoría religiosa que, al estar aliada ideológicamente con
el liberalismo radical, se convirtió en un verdadero enemigo. La resistencia de
cierto sector del clero al protestantismo en este periodo y rebasó la identificación
física de los individuos que se adhirieron a un grupo.
Hubo católicos que matricularon a sus hijos en la escuela protestante por las
condiciones económicas favorables que encontraban en ella, y por la aspiración a
una movilidad social más que por el cambio de religión, aunque este aspecto no
se debe descartar. Pero por otro lado, quienes eran protestantes, religiosamente
73
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
74
Capítulo 4
La difusión
75
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
76
Capítulo 4. La difusión
formación de grandes iglesias, lo cual por este tiempo era poco probable debido
a las condiciones en que estaba el país.
29. Hijo de padre inglés y madre colombiana, estudió en el Lafayette College y en el Union
Theological Seminary; posteriormente fue profesor y jefe de departamento en la Universi-
dad de California.
30. Américo Carnicelli lo menciona en su Historia de la masonería como miembro de la logia
Estrella del Tequendama a la que había ingresado en 1864 (ver Carnicelli, Américo (1975).
Historia de la masonería colombiana 1833-1940. Bogotá: s. e., tomo I, p. 209). Fue un político
activo, alcalde de San Juan de Girón, representante a la Cámara, ministro varias veces y
participó como coronel en la revolución liberal de 1895 contra Miguel Antonio Caro.
77
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
La significación de los protestantes, por tanto, debe ser analizada en una pers-
pectiva más local y precisa; es decir, cuál era su significación en una población
donde si bien eran minoría, actividades como las descritas en este capítulo
tenían una relevancia muy elevada para quienes se resistían a lo heterogéneo
y a la admisión de diferencias en términos religiosos.
31. Como el informe al congreso misionero de Panamá en 1916, cuyos datos sobre Colombia
cita Sinclair, John (coautor). Historia general de la Iglesia en América Latina, tomo VII. Sala-
manca (España): CEHILA/Ediciones Sígueme, 1981, p. 507.
78
Capítulo 4. La difusión
Hacia el siglo XX
Los protestantes se difundieron desde la Costa Atlántica hasta el interior por las
cordilleras Central y Oriental durante el siglo XIX. Los esfuerzos por establecerse
en la banda occidental de la cordillera Central y el suroccidente colombiano
fueron esporádicos y como resultado del paso de uno que otro “colportor” de las
sociedades bíblicas británica o americana. En Ibagué, por ejemplo, Jorge Isaacs,
el autor de la novela María, conoció a Francisco Penzotti que era “colportor”
de la Sociedad Bíblica Británica, y por medio de este contacto se difundieron
algunas versiones de la Biblia en el Valle del Cauca (Evaul, 1963, p. 62).
32. Clark, Tentative history, op. cit., p. 27. Se han buscado copias de este periódico sin hallar
ninguna hasta el momento.
33. La relación de los protestantes en Bogotá y su relación con la formación de una asociación
de obreros es comentada por Allan, Alexander. Recuerdos. El protestantismo en Colombia
1910-1945. Medellín: Tipografía Unión, s. f., p. 16. También Archila, Mauricio. Cultura e
identidad obrera colombiana 1910-1945. Bogotá: CINEP, 1991, p. 92.
79
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Si bien las ciudades continuaron siendo las sedes principales de las iglesias
protestantes, fue en las zonas rurales, y en especial aquellas donde la disiden-
cia religiosa se fusionaría con la disidencia política, donde el protestantismo
encontraría terrenos abonados para su difusión. Las poblaciones visitadas por
Allan y Chapman permiten ver esa orientación en la difusión y para examinar
a fondo esta tendencia, en la tercera parte de este trabajo se tratará el tema del
protestantismo, específicamente en un espacio socioeconómico que incluye el
Viejo Caldas, Cauca y sobre todo el Valle del Cauca.
80
Tercera parte
Difusión del protestantismo a
principios del siglo XX: El comienzo
de una nueva ola1908-1930
81
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
82
Capítulo 5
El amanecer de un siglo
Este hecho se encuentra vinculado con la situación política que vivió Colombia
después del agitado siglo XIX, debido a los conflictos civiles que acompañaron
el final del siglo e inauguraron el nuevo. A mediados del siglo XIX el escenario
político fue sacudido por las fuerzas del liberalismo radical que intentaron, sin
mucho éxito, imponer un país legal basado en el ideal democrático inspirado
por la comuna de París. Como se ha mencionado anteriormente, el país real,
caracterizado por su profundidad estamental, se resistió a estos cambios, y en
el campo religioso, la presencia del protestantismo fue igualmente infructuosa
en cuanto a resultados decisivos para su difusión por todo el país.
Colombia durante este final de siglo era un país mestizo, campesino y con re-
giones aisladas unas de otras, de ahí que los liberales radicales del siglo pasado
trataran de modernizar el transporte para conectar a las regiones que gozaban de
cierto nivel de autonomía, pero solamente lograron éxitos parciales en aquellas
regiones de influencia liberal radical. Los únicos centros urbanos fueron Bogotá
y Medellín, que contaban con más de veinte mil habitantes, pero sólo eran el
2,5% de la población total. La realidad del país, al terminar un siglo y comenzar
el otro, era predominantemente rural.
83
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Sin duda, para este autor, el fenómeno más importante fue la consolidación del
cinturón cafetero en el occidente colombiano por la integración de las comarcas
merced a la comercialización del grano. En este aspecto el Valle del Cauca se
vio notablemente influenciado para acceder al primado regional, y para ello tres
factores fueron importantes, según Palacios: “la paz política, el desbloqueo de
la región con la construcción de una vía a Buenaventura, compuesta de cortos
tramos ferroviarios unidos por caminos, y el vigor de las inversiones agropecua-
rias” (Palacios, op. cit., p. 84).
Desde 1908 el misionero Carlos Chapman había llegado a Cali por Buenaventura
procedente de Ecuador, y durante los primeros años su actividad se limitó al
establecimiento de contactos en ciudades como Cali, Palmira, Buga y Tuluá, y
a realizar correrías por el Cauca, Caldas y Tolima. Esta situación es sintomática
por la presencia de la disidencia religiosa en un espacio socioeconómico que
estaba en proceso de modernización capitalista, aunque la relación no puede
hacerse de manera simplista como algunas tesis sociológicas han propuesto34.
34. Los trabajos sobre la relación entre protestantismo y capitalismo de Max Weber y Ernst
Troelscht han sido interpretados con no poca frecuencia como una relación de causa-efecto
que no contempla la complejidad de la difusión del fenómeno religioso disidente en medio
de sectores sociales que no corresponden a la burguesía en ascenso. Un ejemplo de estos
trabajos es el de Assmann, Hugo (1987). La Iglesia electrónica y su impacto en América Latina.
San José: DEI.
84
Capítulo 5. El amanecer de un siglo
En estos años la línea férrea apenas llegaba hasta Dagua, y por esa razón tuvo
que utilizar el caballo como medio de transporte para llegar a la ciudad de Cali
(Shillinsburg, 1983, pp. 11 y ss.).
35. Esta fue la segunda iglesia protestante que se estableció en Colombia, y no era propiamente
una iglesia en los Estados Unidos, sino una junta misionera que se esforzó de manera inde-
pendiente por difundir el protestantismo en países de la zona andina.
85
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
El Valle del Cauca, en su parte plana, empezó el siglo XIX con una agricultura
tradicional cimentada en la gran propiedad, la hacienda de origen colonial, con
empleo de peones, formas semisalariales, pero igualmente aparcería y arrenda-
miento (Vásquez, 1990).
Es importante señalar que durante la segunda mitad del siglo XIX la deman-
da por bienes de pan-coger, ligada a procesos migratorios, explica también
el poblamiento de las zonas de ladera basadas en la pequeña propiedad, con
predominio de cultivos de café y tabaco. Además, la extensión de la coloni-
zación antioqueña de finales del siglo XIX creó en el norte del Valle una zona
cafetera basada en economías parcelarias, que se fortaleció con la exportación
del grano en las primeras décadas del siglo XX, que favoreció un crecimiento
demográfico considerable.
La ruta inicial del café fue el río Cauca, desde La Virginia hasta Cali, para allí
ser transportada al puerto de Buenaventura; finalizando la década de los años
treinta, la carretera central y el ferrocarril desplazaron al río Cauca como vía
de comunicación principal.
86
Capítulo 5. El amanecer de un siglo
En el contexto nacional, durante las primeras tres décadas del siglo XX el Valle
del Cauca fue una vía de salida comercial para las exportaciones del café pro-
ducido en el departamento de Caldas y que tenían el objetivo de ser llevadas
hasta el canal de Panamá, en funcionamiento desde 1914. Desde 1878 se había
empezado a construir la red ferroviaria de Cali a Buenaventura, que para 1908,
cuando llegó Chapman, apenas iba hasta Dagua y en 1918 llegó a Palmira.
Este proceso no fue lineal, por el contrario, todo desarrollo económico tiene su
costo social, y en este período hubo espacios y, por ende, sectores de población
que fueron asimilados con dificultad a este proceso de industrialización. Al
lado de las haciendas, y con tendencias a la autonomía, se puede encontrar a
los colonos en conflicto por la tierra.
Durante los años veinte y treinta esta lucha revistió un carácter más indivi-
dual y estuvo mediada por la acción de gamonales y caciques liberales que
respaldaban a los colonos a cambio de votos36; los actores en estos conflictos
fueron generales-hacendados, abogados, funcionarios públicos, comerciantes
y fundadores de pueblos.
Este fue el caso de Pedro Aguirre, fundador de un pueblo en el norte del Valle
llamado La Tulia, en jurisdicción de Bolívar; él fue uno de los primeros protes-
tantes de la zona. Aguirre había emigrado desde Chinchiná, Caldas, y por su
ascendencia liberal, desde 1882 en compañía de algunos familiares se la pasaba
“huyendo de la sociedad”, según su opinión. Establecidos en Chinchiná, tuvieron
que salir durante la guerra de los Mil Días y pasar a Belalcázar y luego a Peñas
Blancas, Santuario.
En 1904 llegó a Roldanillo, norte del Valle, acompañado de unos amigos que le
habían comentado a su padre que “…en Roldanillo y Bolívar hay unas montañas
36. Este tema se encuentra bien desarrollado por Betancuort, Darío y García, Martha (1991).
Matones y cuadrilleros, origen y evolución de la violencia en el occidente colombiano. Bogotá:
Tercer Mundo/UNAL, pp. 24 y ss.
87
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
que les llaman La Tulia donde nosotros estamos y es tierra fértil y buen clima”
(Aguirre, p. 21). En 1910 compró una finca con vacas y ya tenía prole, pero
debido al aislamiento en que estaban no podían acceder a la educación, por lo
cual realizó un censo y logró organizar una escuela para cuarenta niños en 1920.
Esto es evidente en espacios como el Valle del Cauca cuando liberales, como
Pedro Aguirre, fueron excomulgados por negarse a la asistencia espiritual de
sus hijos por parte de los misioneros que visitaban esporádicamente la región
con el fin de bautizar y administrar otros sacramentos.
88
Capítulo 5. El amanecer de un siglo
Establecimiento misionero
En 1918 Carlos Chapman hizo realidad su sueño de dar estabilidad a su pre-
sencia con la publicación de un periódico llamado desde entonces El Mensaje
Evangélico, que se convirtió en el órgano oficial de la propaganda evangélica
del suroccidente colombiano, si bien su cobertura fue nacional.
Este medio escrito facilitó los contactos con miembros y “amigos del Evangelio”,
quienes lo recibieron con tal entusiasmo que el mero hecho de tenerlo bajo el
brazo se convirtió en una forma de identificarse con la propaganda anticatólica
que caracterizó a este periódico.
Por esta razón la comunicación entre los suscriptores y el director era permanente
y recíproca en la medida en que el misionero dio a la luz pública reacciones de
los lectores. En escasas ocasiones publicó cartas de católicos, y cuando lo hizo
tenía el propósito de que fuera replicado por algún protestante, y siempre hubo
la respuesta esperada.
A pesar del sesgo de los intereses particulares del periódico, durante al menos
los diez primeros años se refleja una “heterodoxia” resultado del carácter disi-
dente de los que enviaban cartas al director. El disidente lo es en parte porque
está excluido de la Iglesia Católica o porque su anticatolicismo lo acercaba a la
tradición liberal radical, al protestantismo o al comunismo.
89
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Los misioneros que llegaron para formar la Unión Misionera Evangélica (en
adelante UME) eran en su mayoría estadounidenses, aun cuando hubo ingleses
y escoceses; eran además pastores, maestros o médicos, y entre las mujeres se
contaban igual maestras y enfermeras. Tenían una formación profesional media
y se caracterizaban por su entusiasmo en llevar el mundo “…a los pies de Cristo”
en esta generación.
Los misioneros se radicaron en los centros urbanos, tal como había sido costum-
bre en el siglo inmediatamente anterior, y desde allí coordinaban las actividades
por medio de la correspondencia y el periódico, cuya edición estaba bajo su
dirección.
37. Bastian, Jean P. (1990). Historia del protestantismo en América Latina. México D. F.: CUPSA,
pp. 130-133. Otro estudio sobre el papel de los misioneros protestantes en el continente es el
de Piedra, Arturo (2000). Evangelización protestante en América Latina, análisis de las razones
que justificaron y promovieron la expansión protestante 1830-1960. Quito: CLAI, tomo I.
90
Capítulo 5. El amanecer de un siglo
José Míguez Bonino (op. cit., pp. 38 y ss.) diferencia entre protestantismo “libe-
ral” y “evangélico”; el primero predominó en América Latina durante el siglo
XIX, y el segundo hizo presencia a finales del siglo XIX y durante el XX. Estos
términos pueden sonar un poco confusos, aun así son importantes para nuestro
estudio porque permiten distinguir las tendencias entre los misioneros.
El misionero fue un canal para atraer recursos humanos de toda índole. Así,
Carlos Chapman viajó en varias oportunidades a los Estados Unidos para co-
municar la necesidad de “evangelizar” el Valle del Cauca. En 1926 organizó una
campaña bajo una carpa e invitó a todos los que quisieran comprometerse para
venir a América Latina; además, propuso fundar un centro de capacitación para
misioneros (El Mensaje Evangélico –EME– 1926, No. 106).
Otro aspecto del papel de los misioneros en este período fue el de constituir
los primeros contactos, el ser pionero. Al respecto Carlos Chapman realizó
varios viajes recién llegado a Colombia (Shillinsburg, op. cit., p. 4), entre 1908
91
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
y 1909, cuando visitó poblaciones entre Palmira y el norte del Cauca a través
de trochas; ciudades del centro del Valle hasta Pereira, Manizales y Medellín;
y por último poblaciones del Tolima y del Huila para terminar en Bogotá; este
último recorrido lo hizo en compañía de Alexander Allan, misionero presbi-
teriano que ya mencionamos, y que sirvió de empalme entre las dos primeras
iglesias protestantes que se establecieron en el país.
Dentro del recurso humano del que dispusieron las juntas misioneras para traer
el protestantismo a Colombia, hay que mencionar a un grupo de mujeres que
participaron como pioneras en el suroccidente del país. Estas misioneras se
dedicaron con especialidad a la educación o a la salud; maestras y enfermeras
prepararon a hombres y a mujeres que ya, al comenzar el decenio de 1930,
empezaron a desarrollar proyectos como el educativo y el de salud que la UME
concretó en la posteriormente conocida Clínica Maranatha de Palmira.
Ellas insistieron en educar no solamente a los varones sino también a las mujeres,
y de hecho la preparación de docentes se dirigió sobre todo a mujeres, de ahí
la escuela de señoritas que se fundó temprano, en los años veinte, en la ciudad
92
Capítulo 5. El amanecer de un siglo
Como ya se mencionó a Pedro Aguirre, se puede acudir a este caso para ejem-
plificar este tipo de protestante. Él se negó a enviar a sus hijos a misa cuando
llegaron los misioneros católicos para bautizarlos, por esta razón “fui amonestado
y excomulgado, lo cual acepté con un viva al partido liberal” (Aguirre, p. 17), y
a partir de ese momento le llamaron en el pueblo “protestante”, aun así no había
tenido contacto con misionero alguno ni “sabía” lo que este término implicaba.
En este nivel estuvieron también aquellos que apoyaron las conferencias de los
misioneros o “colportores” (vendedores de libros), y ofrecieron lugares o casas
para la realización de actos protestantes. Casos como el de Roberto Osorio, en
Caicedonia, o los hermanos Mondragón, en Tuluá, organizadores de una sociedad
mutualista para obreros. Estas personas simpatizaban más “…con el adelanto
moral y material en el ramo de la industria, la educación, la ciencia, la riqueza,
la civilización, el orden y la moralidad que rige en los países protestantes como
los Estados Unidos, Inglaterra, etc.”38, que con el protestantismo como religión.
38. Carta dirigida desde Andalucía (Valle) y firmada por 28 personas, EME No. 96 (1925).
93
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
94
Capítulo 6
Ideas protestantes
Cuando se habla de ideas, en este caso se hace referencia a los conceptos más
o menos elaborados por parte de los misioneros —en especial los nacionales—
con los cuales se fue forjando una manera de ser y de hablar protestante, que
facilitó la reproducción del protestantismo a medida que se fue difundiendo,
al mismo tiempo que proporcionó cierta identidad a los diversos grupos que se
formaron en estas décadas.
Los temas de las conferencias, las cartas y los escritos de protestantes publicados
en los periódicos permiten identificar dos ejes principales sobre los cuales giran
las ideas promovidas por los protestantes: el anticatolicismo y el liberalismo.
95
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
imaginario que incluye las más diversas expresiones dentro de una corriente,
radical, excluida y minoritaria.
Algunos ejemplos permiten constatar que estos dos ejes no fueron considerados
aisladamente, por el contrario, se convirtieron en pilares de toda una cosmovi-
sión. En Tuluá, Samuel Mena, uno de los primeros protestantes en esta ciudad,
respondió a un cura que lo acusó de “protestante” y le dijo: “…disfruto de mi
libre albedrío… y mi voluntad de perseguir la luz es inquebrantable” (EME,
1924, No. 83). Desde la misma ciudad, Ismael Mondragón, otro de los primeros
protestantes, respondía a un anónimo católico (Silvestre Católico), que insistía
en la libertad de conciencia como fruto de una época civilizadora de la cual
son parte; y en otra comunicación sobre el matrimonio civil cuestiona que
algunos legistas, “por miedo al Jesuitismo…, dejan anonadar los más preciosos
fundamentos de la libertad en la familia dentro de la amplitud de la conciencia”
(EME, 1926, No. 105).
Estas ideas fueron igualmente parte del ideario liberal gestado desde el siglo
XIX y de la masonería misma, pero lo que salta a la vista es la asociación con la
propaganda “evangélica” que los misioneros venían desarrollando a través de
la prensa libre. No es posible fijar con exactitud los límites entre lo político y lo
religioso, porque con frecuencia lo uno se desliza en lo otro con tanta facilidad
que no es fácil definir al protestante como un adherente a una nueva iglesia o
expresión religiosa. Es pues un ejemplo de las intersecciones que ocurren entre
campos que no son autónomos en la sociedad, caracterizados más bien por la
reciprocidad y recurrencia mutua39.
39. Sobre este concepto de campo religioso no autónomo se ha seguido el trabajo de Maduro,
Otto (1978). Religión y conflicto. México D. F.: Centro de Estudios Ecuménicos.
96
Capítulo 6. Ideas protestantes
persona que no había dado pruebas de buen católico; estas ocasiones fueron
oportunidades para la proclamación de la necesidad de libertad de conciencia.
Enfatizando la autonomía del individuo y los resultados que para el mismo tiene
la aceptación del protestantismo, no se piensa aquí en cuerpos sociales sino en
individuos autónomos. Además, es importante la manera como se combinan los
aspectos sociopolíticos con los religiosos, porque si bien la idea del purgatorio
hace parte de un bagaje teológico doctrinal determinado, no está vacío de un
contenido social y de implicaciones socioeconómicas que el escritor de la carta
no pasó por alto40.
97
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Estas ideas también eran reforzadas y alimentadas por los artículos que los
misioneros publicaban en su periódico, ya sea de su autoría o traducciones de
publicaciones inglesas o estadounidenses. Teodoro Johnston, otro de los misio-
neros de la UME, publicó un artículo acerca de los aportes del protestantismo
a Colombia, y lo sintetizó así:
Añade que: “Es por la discusión de ideas que sale la luz, sea en el congreso, en
la prensa o en el púlpito” (EME, 1927, No. 112, p. 5). Estas ideas están lejos de
ser un exclusivista discurso religioso, como puede encontrarse fácilmente en la
actualidad; por el contrario, el misionero participó del proceso de difusión de
una disidencia política que tenía un marco religioso específico de expresión,
pero que no respondía de manera simple a los dictados de algún partido u or-
ganización política de oposición institucionalizada, sino que gozaba de cierta
autonomía para el ejercicio de la disidencia.
41. Comentario de Hernán Bautista, un colportor del Valle del Cauca, en EME No. 100 (1926).
98
Capítulo 6. Ideas protestantes
un discurso, que con una lógica sencilla exponía con claridad inmediata las
alternativas de solución al “pasado oscuro”.
Con la publicación de la encíclica Rerum novarum (1891) por parte de León XIII,
la Iglesia Católica mostró una actitud de respuesta a los desafíos de la moder-
nización y procuraba ponerse a tono con los problemas de la justicia social y el
derecho de los obreros a organizarse. Además se declaraba que un salario justo
debería ser suficiente para permitirle a un obrero y a su familia vivir con cierta
comodidad, y se decía que el lugar de la mujer era el hogar, en un intento de
estimular una legislación que las protegiese contra la explotación. La encíclica
afirmaba el derecho a la propiedad privada y a la herencia, oponiéndose así al
socialismo.
Esta encíclica fue muy importante para la actitud que la Iglesia tomaría durante
el siglo XX, Pío XI la aplicó cuarenta años después a las nuevas condiciones y
Juan XXIII hizo lo mismo en el septuagésimo aniversario de su proclamación.
Había, sin embargo, un aspecto del mundo moderno que León XIII rechazaba
de manera tajante, al igual que otros papas del siglo XIX: la idea de un estado
secular y pluralista. En una encíclica de 1885, Inmortale Dei, León XIII afirmó
que el estado ideal era el católico, y declaró que el error y la verdad no podían
estar juntos y con iguales derechos, por lo tanto la tolerancia religiosa debía
apoyarse únicamente en países católicos y como resultado de la necesidad antes
que como algo bueno (González, 1993, p. 420).
Este trasfondo puede explicar por qué en las zonas rurales, en las que se difundió
el protestantismo de estos años, la intolerancia fue característica de varios sacer-
dotes. Más adelante se verá que muchas de las actividades de los protestantes
fueron o resultado o causa de fuertes reacciones intransigentes por parte de
clérigos católicos que estaban en continuidad con los lineamientos de la Rerum
novarum, en la que se abogaba por el ahorro y mejoramiento de la situación de
los obreros, pero sin que por ello se diera lugar al pluralismo religioso.
Por esta misma razón, con respecto al anticatolicismo, las ideas protestantes se
pueden ubicar más en una perspectiva liberal radical que en la óptica de una re-
forma religiosa con miras a un sistema denominacional como el estadounidense,
donde las iglesias se “toleraban” y ninguna tenía privilegios por parte del Estado.
Este hecho explica por qué un misionero como Theodoro Jonhston presentaba
el aporte del protestantismo en términos de una obra social moralizadora, más
que en categorías teológicas circunscritas al campo religioso. Con todo, durante
99
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
El objetivo de esta visión que se presentaba del cura era desprestigiar a la com-
petencia en el campo religioso, de allí que una agrupación de estas denuncias
y su constante publicación influyeran notablemente en la percepción del ca-
tolicismo heredada por las distintas iglesias protestantes de este período. Nada
bueno había en la Iglesia Católica, todo era corrupción y abuso, por ende, la
única salida en el terreno religioso era la adhesión al protestantismo.
En el campo social, sin embargo, la Iglesia Católica tuvo una actitud de respon-
der a los problemas resultantes del proceso de industrialización. En los primeros
decenios de este siglo, y en relación con nuevos actores sociales como el movi-
miento obrero, ella comenzó a tomar una posición diferente, de menor choque
y de mayor asimilación, haciéndose presente en las fábricas hasta el punto de
organizar sus propias asociaciones obreras para neutralizar de alguna forma las
influencias del socialismo (Archila, 1991, pp. 130-139).
De otro lado, esta parcialización respecto a los hechos tiene su razón de ser en
una percepción ajustada a cierta realidad en la que la Iglesia Católica demostró
poca flexibilidad ante los desafiantes cambios que el mundo moderno, desde
finales del siglo XVIII, trajo para el campo religioso. La idea de libertad religiosa
que se abría camino en países de América Latina como México, siempre fue
100
Capítulo 6. Ideas protestantes
Queda todavía por investigar la manera como estos libros impactaron la vida
de sus lectores, ya que no existe una estadística segura de cuántos leían estos
libros y el periódico; para los años veinte se habla de trescientos suscriptores en
todo el país; sin embargo, allí se incluyeron los números enviados a las iglesias
y que podrían haber sido leídos por más personas.
101
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
principales difusores del protestantismo. Por otro lado, las cartas publicadas por
el periódico El Mensaje Evangélico reflejan la existencia de cierta disciplina de
lectura y formación autodidacta en torno a las ideas protestantes, dado el tono
con el que interpretan la realidad del país y en particular la situación religiosa.
La segunda forma de difusión de las ideas protestantes fue por medio de confe-
rencias ofrecidas por líderes nacionales y algunos misioneros. Estas conferencias,
que podían estar acompañadas con la venta de libros, en la mayor parte de las
ocasiones contaban con un público definido gracias a los contactos establecidos
mediante el periódico.
Estas conferencias congregaban desde diez hasta más de cien personas, como
las realizadas en Restrepo (población ubicada en la vertiente occidental del río
Cauca) con motivo de reuniones anuales que se hacían con el fin de promover
el compañerismo y el sentido de grupo entre los miembros de las diferentes
asociaciones formadas como resultado de las visitas de colportores y conferencias
locales.
102
Capítulo 6. Ideas protestantes
norte del Cauca y al mes siguiente estaba en Caldas visitando las poblaciones
del sur de este departamento, e incluso en ocasiones realizaba la visita de los
dos núcleos en un mismo mes recorriendo todo el Valle del Cauca por la margen
occidental del río Cauca; de este modo constituyó una red protestante que se
comunicó entre sí durante varios años, y que posteriormente fue atendida por
los misioneros que establecieron iglesias y fundaron escuelas.
Otros conferencistas cubrían rutas más cortas que giraban en torno a un centro
urbano o alrededor de su sitio de residencia permanente; en los alrededores
de Tuluá, por ejemplo, miembros del grupo de protestantes realizaban visitas
mensuales hacia la cordillera Central, en La Marina y Ceilán, o hacia dicha
cordillera en Riofrío, Salónica y Trujillo. Casi siempre este grupo atendía todo el
norte del Valle, si bien otros líderes provenientes de Cali y Palmira no dejaban
de llegar hasta esas poblaciones.
En la difusión también contaban los recursos que tuvieran los grupos anfitrio-
nes; en los anuncios del periódico se recordaba que debían alistar yeguas y
caballos para movilizar a los conferencistas hasta los lugares de difícil acceso,
además de garantizarles hospedaje en aquellas ocasiones en que permanecían
por varios días. Hubo casos en los que no pasaron sino unas cuantas horas en
una población, debido a que no existían contactos definidos o a las hostilidades
que su presencia provocaba.
103
Capítulo 7
Prácticas y
actividades protestantes
“...lejos del sonido de las campanas que llama a misa y libres de las
amenazas del cura, viven muchas familias con la esperanza de extraer
los productos de la tierra en esta parte fecunda para la agricultura.
Allí la Biblia ha penetrado sin obstáculos y esas familias la leen con
la avidez y regocijo que cumple a las almas dignas”44.
Desde luego que el texto sobrevalora las condiciones en que estas familias viven,
tal vez no muchas como lo dice el escritor de la carta, e ignoran conscientemente
que para hallarse en esta situación se debe estar bastante alejado no solo del
sonido de las campanas, sino también del acceso a los beneficios que el desa-
rrollo incipiente traía consigo. Es una percepción e idealización de la vida rural
y, al mismo tiempo, esta visión marcará al protestantismo de los años treinta.
44. Descripción de Los Confites, un caserío en la jurisdicción de Jamundí (Valle), EME No. 120
(1927).
105
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
El impacto de esta marca se notará después de los años cincuenta, cuando de-
bido a la emigración hacia las ciudades tal visión entró en crisis o se mantuvo
con nuevas expresiones de la disidencia, como por ejemplo el pentecostalismo,
una respuesta al avance de la modernización capitalista y sus consecuencias45
que se encontrará en los cinturones de miseria de las grandes ciudades desde
el decenio de los años sesenta.
Este espacio de “libertad” no estaba constituido por el hecho de leer la Biblia con
“avidez”, existía previamente a la presencia del protestantismo y es muy posible
que en este caso —como en otros— la presencia de la disidencia religiosa sea un
elemento que ayudó a la disidencia política, pero no fue ni la condición de su
origen ni de su permanencia. No se quiere decir con esto que la presencia de lo
religioso sea indiferente o que cumpla un rol decorativo; sin embargo, no es el
factor constitutivo de por sí de un espacio disidente tal como lo percibieron los
protestantes y especialmente como el misionero, director del periódico, quería
mostrarlo. Este es un buen ejemplo de la construcción de un imaginario social
que es pintado a partir del cambio en lo religioso, ese es el lenguaje utilizado
por el misionero y esa fue la visión que promovió entre los miembros de estas
primeras iglesias.
Estamos igualmente ante una substitución religiosa por otra, y si bien el protes-
tantismo hace parte del imaginario disidente moderno no fue el único imaginario
moderno con un tinte religioso y anticatólico. Mauricio Archila menciona que
grupos socialistas en Dagua (Archila, op. cit., pp. 404 y ss.) hablaban de “bautismo
socialista” en 1927, cuando María Cano realizó una gira por esa población; desde
luego que hubo una “reconstrucción”, como bien lo anota el profesor Archila,
por parte de María Cano e Ignacio Torres Giraldo, quienes no recordaban
exactamente el incidente. Lo religioso se convierte entonces en un vehículo de
estas disidencias que aun cuando pueden intensificar su componente político,
no abandonan el lenguaje religioso o simplemente no abandonan lo religioso.
45. Un desarrollo de esta idea se encuentra en Bastian, Jean Pierre (1994). Protestantismos y
modernidad latinoamericana. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 279-300.
46. La expresión es de Soboul, Albert (1983). Comprender la Revolución Francesa. Barcelona:
Crítica, p. 95, donde estudia el tema del sentimiento religioso y los cultos populares durante
la revolución.
106
Capítulo 7. Prácticas y actividades protestantes
107
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
En segundo lugar, los protestantes que habían optado públicamente por abando-
nar la Iglesia Católica celebraron matrimonios civiles en franca desobediencia
al cura del pueblo. Este matrimonio fue visto por los protestantes como “…
una verdadera alternativa al concubinato”, mientras los católicos por su parte
lo vieron como “amancebamiento legalizado”.
Este hecho demuestra, además, que el acto de matrimonio civil no fue exclusivo
de los protestantes, otros disidentes también optaron por esta vía como alterna-
tiva para resolver su situación civil sin someterse al rito católico. En Quinchía
(C) se casaron civilmente Juan de Dios Trejos y María Mercedes Taborda en
noviembre de 1921, noticia publicada en El Mensaje Evangélico (EME, 1922,
No. 49). Este hecho constituyó todo un evento en aquella población, y Carlos
Chapman los presenta como simpatizantes del protestantismo y parte de la lista
de quienes optaron por esta vía para romper con la Iglesia Católica.
El matrimonio fue noticia durante varios números del periódico liberal Flecha
Roja, que lo presentó como una muestra de la intolerancia y del deseo de lucha
por la “libertad”. El párroco decidió oponerse al juez municipal porque era vio-
latorio del Concordato casar civilmente a quienes “son mis feligreses” (Flecha
Roja, 1921, No. 11), y a partir de esa base no era ni posible ni deseable que un
juez se inmiscuyera en los asuntos religiosos.
108
Capítulo 7. Prácticas y actividades protestantes
El mismo periódico magnifica el acto cuando dice: “En ese instante nos pareció
que la tierra colombiana tuviera vida, y que todas sus moléculas aisladas lan-
zaran el grito entusiasta y altivo de ¡viva la Libertad en la tierra de Santander
y Rojas Garrido!” (Flecha Roja, 1921, No. 12). Esta misma percepción de los
matrimonios civiles encontraremos más adelante entre los protestantes, para
quienes este paso significará más que un acto privado y limitado a una pareja,
un paso adelante en la ruptura de “la cadena eclesiástica”.
En este período se vive ya una polarización de las imágenes que van a fortalecer
los conflictos que están de por medio, como la lucha partidista en zonas rurales
y otros conflictos como los agrarios, según se ha mencionado al principio de
esta parte del trabajo.
109
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
En cuarto lugar se difundió una práctica que en muchas ocasiones fue el comien-
zo del grupo protestante en varias poblaciones; se trata de la obtención de lotes
para construir un cementerio civil o “libre”, como en algunos casos se refieren
a éstos. En el periódico evangélico se publicaron con frecuencia quejas acerca
de abusos por parte de algunos curas en el momento de permitir la sepultura
de simpatizantes del liberalismo o del protestantismo.
En Candelaria (Valle) murió un niño que había sido bautizado por una vecina
antes de morir, debido a que allí no había cura; lo llevó al cementerio católico
y lo sepultaron, pero después fue desenterrado por orden del cura ya que todo
había ocurrido en su ausencia y sin su consentimiento. El misionero Carlos
Chapman animó, desde su periódico, a los “hombres libres” de ese municipio
110
Capítulo 7. Prácticas y actividades protestantes
para que despierten y funden un cementerio civil, y de este modo evitar actos
bochornosos como esos (EME, 1923, No. 64).
De todas maneras este fue un proceso lento, porque en varios casos en los ce-
menterios civiles fueron sepultadas personas de diversas asociaciones disidentes.
En el cementerio civil de Cali existe aún la tumba de uno de los líderes socia-
listas de la década de los años veinte con un epitafio en honor de la lucha del
movimiento obrero, y esto siempre ha sido visto como una huella de la relación
entre minorías que fueron alternativa en un período de contienda política, ya
sea por conveniencia o por convicción.
111
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
No obstante, hay dos factores muy relacionados entre sí que le dieron forma a
la disidencia. Por un lado estaba la intención específicamente religiosa de forjar
asociaciones de ese tipo; esta fue la intención de los misioneros, y muy pronto
de varios nacionales que fueron adoctrinados para la organización de iglesias y
la difusión del protestantismo de una manera más agresiva y que permitiera su
crecimiento. Para que este proceso resultara exitoso, muy pronto —en 1925— se
organizó en Palmira (Valle) un Instituto Bíblico con el fin de formar líderes que
enseñaran y predicaran en las nuevas congregaciones que se fueran organizando.
Por otro lado, un factor de suma importancia fue la relación que objetivamente
mantuvieron estas asociaciones religiosas con otras asociaciones igualmente
beligerantes contra el catolicismo, aunque no se limitaban a eso sino que iban
más allá al proponer y discutir cambios en el orden político y social; por ejem-
plo las asociaciones obreras, liberales, masónicas y de corte más religioso, pero
igual connotando políticamente el contexto en el que se difundieron, como las
asociaciones teosóficas y espiritistas.
Carlos Chapman recordando en los años cuarenta una de sus primeras visitas al
Tolima en compañía de Alexander Allan, misionero presbiteriano, indica que
cuando estaban en Líbano (Tolima) visitaron a varios amigos espiritistas con
el fin de “descatolizar al pueblo” (El Evangelista Colombiano (EEC), 1945, No.
389). Este es un ejemplo de la cercanía que existía incluso con los misioneros,
112
Capítulo 7. Prácticas y actividades protestantes
Bastian explica por qué “…junto a Lutero, Calvino o Wesley los símbolos del
protestantismo liberal fueron Juárez, Sarmiento o Martí, con lo cual se desen-
volvió un protestantismo portador de valores liberales” (Bastian, op. cit., p.
113
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
114
Cuarta parte
Hacia un protestantismo
establecido. 1931-1940
115
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
En este contexto se hizo más factible que todo tipo de disidencias políticas y
religiosas, o la mezcla de ellas, germinara con un auge que llegó a representar
una amenaza al establecimiento católico que en su discurso todavía se mantenía
en lucha contra el modernismo y el liberalismo.
Este es el período del mayor auge que vivió el protestantismo desde su llegada a
Colombia, desde su germinación en espacios de disidencia el protestantismo no
había gozado de tanta difusión e impacto en poblaciones enteras como ocurrió
en algunos poblados rurales del suroccidente colombiano. Este auge despertaría
un sentimiento de rechazo e intolerancia en sectores católicos y conservadores
que demostrarían con creces que este país era profundamente católico y que
no cambiaría fácilmente ese perfil.
116
Capítulo 8
Evolución del protestantismo
Para los inicios de la “República Liberal” al Valle del Cauca ya habían llegado
varias iglesias protestantes, además de la Unión Misionera Evangélica que, como
se ha visto, era la única en la región. Poco antes de 1930 arribaron misioneros que
fundaron la Alianza Cristiana y Misionera (1925), la Presbiteriana Cumberland
(1927) y la Adventista del Séptimo Día (1926), aunque esta no fue aceptada
por las anteriores como iglesia protestante o evangélica.
Durante los años treinta se organizaron otras iglesias fuera del Valle del Cauca.
En esta década ingresaron: la Cruzada Mundial de Evangelización (1933) en
Bogotá, las Asambleas de Dios (1932) en Sogamoso, los Hermanos Unidos
(1933) en Pasto, la Misión Indígena de Sur América (1934) en Santa Marta,
la Misión Evangélica Luterana (1936) en Boyacá, la Misión Latinoamericana
(1937) en Bolívar y la Costa Norte, la Misión Santidad del Calvario (1937) en
Magdalena, Pentecostales independientes (1938) en Bogotá y Cundinamarca
y la Misión de los Andes (1939) en Boyacá48.
48. De Bucana, Juana B. (1995). La iglesia evangélica en Colombia, una historia. Santafé de Bo-
gotá: Asociación Pro-Cruzada Mundial, pp. 106 y ss., contiene una lista más amplia que
incluye a misioneros independientes de otras juntas misioneras que llegaron a distintas re-
giones del país.
117
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Esta visión del período nos permite revisar la idea que del liberalismo se ha tenido
dentro de la tradición protestante. Por ejemplo, la resistencia, la intolerancia
y el rechazo de la presencia protestante en diferentes poblaciones continuó tal
como había sucedido en los años veinte; al mismo tiempo, las condiciones em-
peoraron en ciertos lugares donde el predominio liberal se mostró intolerante
con los conservadores y estos arreciaron sus ataques contra líderes protestantes.
118
Capítulo 8. Evolución del protestantismo
Con todo, si bien no cabe exagerar la “ruptura” que significó la llegada de go-
biernos liberales en los años treinta, es importante explicar ¿por qué durante
estos años el protestantismo logró una expansión y un establecimiento, no
alcanzados antes, en el suroccidente colombiano? ¿De qué forma ese cambio
de las administraciones liberales afectó la situación de la Iglesia Católica y la
dinámica resultante?
49. Palacios, Marco (1995). Entre la legitimidad y la violencia, Colombia 1875-1994. Bogotá:
Norma, pp. 155s. Aquí muestra cómo López Pumarejo construyó sobre logros en términos
laborales de Olaya Herrera, lo cual puede ayudar a desmitificar la administración López.
119
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
120
Capítulo 8. Evolución del protestantismo
En el fondo lo que estaba en disputa no era tanto la adhesión a alguno de los dos
candidatos, cuanto la actitud de la Iglesia hacia la política. Al respecto, Builes
121
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Esta división del clero facilitó en gran parte el triunfo del candidato liberal En-
rique Olaya Herrera, pero además sacó a la superficie dos formas de entender
las relaciones Iglesia-Estado; debido a la trayectoria seguida a partir de la Cons-
titución de 1886 y el Concordato de 1887, la Iglesia se había desplegado como
rectora de la política nacional y ningún gobierno quedó exento de ese hecho.
A pesar de estas controversias, la influencia del cura, del alcalde y del jefe
político era innegable localmente. Por tal razón, si bien el discurso de Perdomo
reflejaba mejor la situación real de la Iglesia en este período, es decir, la pérdida
de un lugar protagónico y rector de la política en esta coyuntura, la posición de
Builes, de mantener el protagonismo directriz de la Iglesia en la política, terminó
predominando en el contexto nacional.
Esta situación permitió que se estrecharan más los lazos de solidaridad entre
protestantes, masones, comunistas y principalmente liberales, aunque las dife-
rencias entre ellos hayan sido subrayadas por los misioneros que deseaban pulir
el perfil del “verdadero” protestante.
Durante este decenio los gobiernos liberales fueron “imaginados” como anti-
clericales, aunque no lo fueron, y como una amenaza para la estabilidad de la
Iglesia, aunque no tuvieran como objetivo desestabilizarla.
122
Capítulo 8. Evolución del protestantismo
No toda la jerarquía pensaba igual; otros sectores, que seguían la enseñanza social
de la Iglesia, se abrían más a la problemática obrera y campesina. Evidencia de
ello fue la formación, desde 1927, de la Unión Colombiana Obrera con el fin
“…de mejorar religiosa, moral y económicamente a la naciente clase obrera”
(González, op. cit., p. 374). Hubo otros sectores como los que integraron la Ju-
ventud Obrera Católica durante los años treinta, que terminaron deslizándose
a una posición más beligerante y cercana a sectores liberales50, lo que provocó
su desautorización desde Roma.
50. Fernán González comenta el trabajo sobre el tema realizado por Ana María Bidegain. Ibid.,
p. 376.
123
Capítulo 9
Los protestantes
de los años treinta
125
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
una mayoría del partido liberal de 24 sobre 10 en gran parte de los municipios.
Esto dio lugar a una recomposición del mapa político departamental que dejó
con ventaja notoria al liberalismo.
126
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
Aunque hubo algunos miembros de estas iglesias que por su extracción social
fueron influyentes en la compra de terrenos para el templo, la escuela o el ce-
menterio, la mayoría de ellos eran de extracción “popular” o campesina.
En 1936 Silverio Salazar decía que “…ya es tiempo que nosotros también los que
hemos experimentado el grande gozo de nuestra salvación, vayamos también
ayudando a nuestros misioneros y llevando por doquier las buenas nuevas del
evangelio” (EME, 1936, No. 219). Hubo un incremento de predicadores que se
sumaron a los colportores en el proceso de difusión y establecimiento definitivo
del protestantismo (ver Anexo 4).
127
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
La primera enfatizaba la necesidad del impacto social del evangelio y por ello
los misioneros se dedicaron a labores como la educación y la salud, medios por
los cuales podrían llevar a cabo la evangelización de este continente, mientras
que la segunda enfatizó la prioridad de la evangelización sin ver como indis-
pensable la obra social.
Sin embargo, como observa Míguez Bonino, la mayoría de los misioneros que
llegaron a América Latina y el Caribe tenían una “…formación espiritual y
teológica conservadora y pietista que se compadece mal con la orientación
secularista de algunos de sus socios latinoamericanos más radicalizados” (p. 14),
esto es, los disidentes de los años veinte.
128
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
51. Este el retrato que con cierta imaginación se deja entrever de Carlos Chapman y otros mi-
sioneros en Shillinsburg, Florence W. (1983), en su libro La llama que nunca se apaga. Cali:
s. e., pp. 7-12.
129
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Durante esta década el rol de las mujeres en las iglesias protestantes tuvo un
mayor perfil comparado con la década inmediatamente anterior, en la medida
en que ellas fueron activas en la difusión y el desarrollo de estas iglesias a través
de la educación, la salud y aun en la enseñanza de la Biblia. Al observar algunos
casos es posible hacerse una idea de quiénes eran estas mujeres y qué hacían.
El liderazgo misionero femenino llegó para dedicarse sobre todo a la labor edu-
cativa; en su mayoría eran solteras, lo que les permitió dedicarse exclusivamente
al trabajo.
130
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
Hermelina Sepúlveda escribió desde Guacarí (EME, 1934, No. 197) para
insistir en la importancia de la educación; cuenta que de diez años conoció el
Evangelio, de diecisiete la bautizaron, fue al colegio de Palmira en 1933 y al
año siguiente ya estaba comenzando una escuela en Guacarí. Resalta en este
caso cierta movilidad social y familiar que afectó su ciclo de vida y su entorno
familiar al salir de la casa paterna y terminar siendo una maestra.
Si bien este hecho puede ser aislado, no hay que minimizar la relevancia que
tuvo dentro del protestantismo de estos años la participación de las mujeres y
su promoción a través de la escuelas; son varios los casos de mujeres solteras
que se dedicaron a la enseñanza en las escuelas y que experimentaron un cam-
bio en su ciclo vital (ver Anexo 3). Es obvio pensar que esto sucedió también
a otras mujeres que por las condiciones de migración a las ciudades pudieron
encontrar nuevas oportunidades, pero en todos los casos hay que reconocer
que fueron una minoría.
Un aspecto más que debe mencionarse es la percepción que las mujeres tuvieron
de los cambios producidos en sus vidas por pertenecer al protestantismo; este
hecho se manifiesta en un buen número de testimonios que constituyen una
lectura de su experiencia personal.
131
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Los indígenas
Varios son los trabajos de investigación elaborados sobre la presencia protestante
entre comunidades indígenas. Antropólogos y sociólogos son los que han ex-
plorado este tema, con algunas conclusiones derivadas del presupuesto de una
“conspiración” maquinada por los Estados Unidos para invadir culturalmente
a toda América Latina, incluyendo a los indígenas. El ejemplo clásico es el del
Instituto Lingüístico de Verano (ILV) (Stoll, 1985); el trabajo de Stoll, con un
carácter más periodístico, tuvo mucho impacto en la atracción de otras inves-
tigaciones sobre el ILV.
132
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
Pero hubo casos en los que la llegada del protestantismo encontró eco rápida-
mente. La presencia permanente de líderes u “obreros” nacionales deja ver que
hubo cierta acogida e interacción más duradera entre ellos. Pastor Muñoz y su
esposa Petronila trabajaron entre los indígenas desde 1937 y permanecieron
allí hasta la muerte; la de Pastor Muñoz ocurrió en junio de 1997. Así mismo,
trabajaron por un tiempo los esposos Pedro y Claudina Villegas.
En los comienzos del trabajo protestante entre los indígenas durante el decenio
de los años treinta hubo un interés de vincularlos a la “civilización”. El objetivo
era que los muchachos se educaran para que sirvieran de canal a “...la corriente
Evangelística que adjunta con la civilización corra hacia la generación venide-
ra”, según Pastor Muñoz (EME, 1937, No. 235). Cuando se analiza la situación
133
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Debido a ello lo que se dio fue una aculturación del protestantismo en esa zona,
de tal modo que en los indígenas prevalecieron valores culturales propios, y los
que fueron “abandonados” lo fueron no tanto por la presencia del protestantis-
mo, cuanto por su vinculación a una economía de mercado. El protestantismo
llegó a ser su religión en la medida en que esta era asimilada como tal, dentro
de su entorno cultural, mas no como un agente extraño que podía destruir su
comunidad. La presencia de los esposos Muñoz durante sesenta años en ese
corregimiento es una muestra de la inserción y adaptación del protestantismo.
Los excomulgados52
Hay varios casos en que quienes adhirieron al protestantismo ya habían sido
excomulgados por practicar otra disidencia como el espiritismo o la masonería.
Pero lo más frecuente fue que después de hacerse protestante viniera la exco-
munión por incurrir en actos rechazados por la Iglesia Católica.
52. Una versión ampliada de esta parte fue publicada en la revista Historia y Espacio, No. 25 pp.
97-112 Departamento de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, Cali,
2005.
134
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
Esta comunicación fue respondida por los inculpados con una carta en la que
defendían su posición con referencias bíblicas a la libertad de conciencia y
a leer la Biblia como la única autoridad de fe y práctica. Las connotaciones
sociales de esta sanción eran obvias, y en muchos casos quienes padecieron la
discriminación fueron los hijos de los excomulgados; por ejemplo, se les impedía
estudiar en alguna escuela pública.
Hubo ocasiones en que la excomunión no fue tomada tan en serio. Por ejem-
plo, Nicomedes Becerra y su esposa Rosanna fueron excomulgados por casarse
civilmente y al comentar el asunto decían: “...el uso inútil de esa clase de fór-
mulas que en el fondo y para personas conscientes de sus hechos y acciones,
no representan valor de ninguna naturaleza, fuera del alarde sofístico de hacer
recaer sentencias condenatorias en un proceso supuesto en el cual no existe el
indispensable elemento de los acusados” (EME, 1933, No. 188).
135
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
53. Entrevista realizada por el autor en agosto de 1997 a Ignacio Ortiz, en La Tulia, Valle.
136
Capítulo 9. Los protestantes de los años treinta
Cuando la pena de excomunión fue aplicada a los padres por matricular a sus
hijos en escuelas y colegios protestantes tuvo mayores connotaciones, porque
alcanzaba a tocar a toda la familia, y por lo menos provocó que los padres fueran
más cuidadosos con la tradición católica.
En Cali desde 1928 se fundó el Colegio Americano, otro más en la línea del
proyecto que los presbiterianos habían realizado desde sus inicios en Colombia
en el siglo XIX. Los padres de los estudiantes de este colegio fueron advertidos
en varias oportunidades de no matricular a sus hijos en un colegio protestante.
Bernice Barnett, misionera, también excomulgada por su matrimonio civil y
fundadora del colegio, decía: “…muchos de los padres nos preguntaban tímida-
mente si sus hijos no podrían ser exonerados de estudiar religión…” (Barnett,
1981, p. 70) para evitar problemas con la jerarquía.
137
Capítulo 10
Ideas: entre teología
y tradición política
De una parte las ideas que venían del ámbito teológico y doctrinal, y por otro
lado las ideas provenientes de aquellas disidencias que paralelamente el pro-
testantismo acompañó en este período.
La teología
Respecto a este tema hay dos trabajos que ilustran la problemática surgida en
estos años. El de Jean Pierre Bastian, sintetizado en una ponencia presentada
en Quito en 199254, y el trabajo reciente de José Míguez Bonino (op. cit., pp. 57-
79). La pregunta que subyace en ambos trabajos es cómo explicar el crecimiento
explosivo del pentecostalismo y la notable disminución del protestantismo liberal
y evangélico, ¿qué le sucedió a estas corrientes?
Bastian propone que hubo una “mutación” del protestantismo, este experimen-
tó una aculturación al volverse pentecostal. Dicha mutación se relaciona con
la crisis del modelo liberal modernizador, que en América Latina y el Caribe
54. Bastian, Jean Pierre. La mutación del protestantismo latinoamericano. Una perspectiva socio-
histórica. En Gutiérrez, Tomás (compil.) (1994). Protestantismo y cultura en América Latina,
aportes y proyecciones. Quito: CLAI/ CEHILA, pp. 115-135.
139
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Este movimiento misionero, que fue el que inspiró a la mayoría de quienes lle-
garon a Colombia durante las tres primeras décadas del siglo XX, fue tomando
en serio el desafío, aunque también los “peligros”. Después de 1916, y como
efecto de la Primera Guerra Mundial, se detectaron varias “amenazas”: el secu-
larismo, el auge de la ciencia y el liberalismo teológico llamado “modernismo”
140
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
Durante las primeras dos décadas del siglo XX el tipo de protestantismo, que
llegó a ser mayoritario en América Latina y el Caribe y que se presentó en
Colombia, fue “evangélico” según el modelo estadounidense, individualista,
subjetivista y con un gran énfasis en la santificación.
Míguez Bonino considera que este protestantismo tuvo un interés social genuino,
expresado en la caridad y la ayuda mutua “...pero que carece de perspectiva
estructural y política, excepto en lo que toca a la defensa por la libertad y lucha
contra las discriminaciones, por lo tanto tiende a ser políticamente democrático
y liberal, pero sin sustentar tal opción en su fe ni hacerla parte integral de su
piedad” (Míguez, op. cit., p. 46).
141
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Un resumen de los temas de artículos o noticias puede indicar por dónde iban
las ideas protestantes que los misioneros querían introducir en el discurso
protestante:
142
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
– Se ofrecieron hojas con énfasis doctrinal para usar los días domingos en las
reuniones de la iglesia (1934).
– Una nueva visión de quiénes son los “santos” según el protestantismo (1935).
– “Por qué vienen los temblores”, un artículo que enseña sobre la doctrina de
la Providencia Divina (1936).
143
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– Desde Cali, Silverio Salazar anima a que las familias realicen el “pequeño
culto familiar” enseñando la Biblia a los niños desde muy pequeños (1936).
– Se anuncia la venta del cuadro “Los dos caminos” (1937), que resume la
vida de la humanidad. Un camino ancho que va a la perdición y un camino
angosto que va a la salvación. El camino ancho está compuesto por lo que
caracteriza el mundo urbano y el angosto por el ambiente rural. Este cuadro
fue muy común en los hogares protestantes.
144
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
Se nota que algunos temas aparecieron como más significativos para la expe-
riencia que cada uno estaba afrontando. El énfasis en la autoridad de la Biblia
es similar a lo que hizo el misionero, aunque responde a situaciones diferentes;
por ejemplo, el misionero lo hizo en respuesta al “modernismo teológico” de
origen protestante, mientras que las dos mujeres mencionadas arriba lo hicieron
como respuesta al asedio argumentativo del sacerdote del pueblo.
145
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Los espiritistas
Algunos al hacer referencia a su pasado no dejan de mencionar su paso por el
espiritismo, aun cuando lo consideren como una etapa superada. María Emilia
Muñoz, de quien se habló antes, fue “romanista, espiritista y luego comenzó
a leer la Biblia” (EME, 1935, No. 216); no se sabe si hubo o no una apelación
a ese pasado posteriormente, lo que sí refleja esta mención es que el discurso
protestante moldeado por el énfasis doctrinal de los misioneros sustituyó al es-
piritismo como disidencia. En este caso, la ruptura con la Iglesia Católica pasó
por otra disidencia antes de llegar al protestantismo.
En relación con esta nueva situación sirve mencionar lo que cuenta Alejandrino
Loaiza desde Restrepo (Valle), a quien se ha identificado como uno de los líderes
del protestantismo en esta década. Él se refirió de nuevo a los que acudían a
los médicos invisibles sin recibir mejoría alguna, y sin embargo argumentaban
que es mejor intentar algo antes que quedarse quietos porque: “Con tal que me
curen, aunque sea obra del diablo” (EME, 1936, No. 220).
146
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
este para evocar espíritus. Si bien esto era más rumor que un hecho comproba-
do, lo cierto es que los contactos de los protestantes con los espiritistas en los
años veinte dejaron una tradición que reaparecía por momentos para satisfacer
necesidades que el protestantismo no suplía satisfactoriamente.
Los liberales
En cuanto al liberalismo como ideología, siempre hubo una relación estrecha por
el lado de la reivindicación de los derechos civiles. Al respecto es interesante ver
la “Oración por la Tolerancia” publicada originalmente en el periódico Acción
Liberal de Bogotá, que comenzaba diciendo: “Esta impotencia radical de ciertas
gentes para soportar lo que desaprueban; esta condenación inapelable de toda
disidencia... es lo que ha inundado de sangre el suelo de la patria y lo que nos
ha colmado de miseria y dolores” (EME, 1935, No. 216). La tolerancia es, según
el autor de la oración, una de las llaves para abrir la sociedad al desarrollo, y los
misioneros se sentían incluidos en esa petición por cuanto ellos fueron objeto
de intolerancia en no pocas oportunidades.
Respecto al partido liberal es claro que los protestantes lo vieron como un garante
posible de la libertad religiosa; no obstante, esto no los llevó a brindar un apoyo
permanente a cada gobierno liberal. Durante el gobierno de López Pumarejo,
que fue criticado por abrir las puertas a los bolcheviques en su política sindical,
los protestantes aclararon su no adhesión a un gobierno que fuera influenciado
por tendencias socialistas, lo cual se hizo para rechazar el socialismo antes que
el gobierno de López en sí (EME, 1936, No. 224).
147
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Es posible que la cercanía con el liberalismo en estos años fuera la razón por
la cual, entre la mayoría de iglesias protestantes, existiera la creencia de que
el partido liberal siempre ha protegido los derechos de minorías como el pro-
testantismo.
La masonería
Las relaciones con la masonería fueron estrechas aunque sostenidas en reserva,
pues a medida que avanzó el establecimiento del protestantismo los vínculos
con ella fueron siendo cada vez más escasos.
Los socialistas
La relación con los socialistas desde el decenio de los años veinte por parte del
director del periódico dio vía libre para considerarlos como amigos en medio
de circunstancias difíciles. Después de los años treinta, y con la reorientación
148
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
que tuvo el movimiento obrero a raíz de la crisis del Partido Socialista Revo-
lucionario (Archila, op. cit., p. 253), esas relaciones fueron cambiando hacia
un rechazo hostil de parte y parte. De igual modo, el auge del socialismo en
el mundo y la amenaza en que fue convertido, especialmente en los Estados
Unidos, dificultaron cada vez más las relaciones.
Este caso es un indicio que corrobora el esfuerzo que hubo por definir muy bien
qué es ser protestante. Por un lado, interesaba que los misioneros supieran con
quiénes contaban; por otra parte, hubo “evangélicos” que mantenían relaciones
estrechas, y no únicamente de amistad sino de tipo ideológico, con el socialismo.
Otras iglesias
En relación con otras iglesias existentes, los protestantes evangélicos se mos-
traron bastante incoherentes. A la vez que solicitaban tolerancia y respeto
149
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Durante estos años el periódico publicó varios artículos en los que advertía
contra “los engaños del adventismo” y señalaba el riesgo de siquiera establecer
amistad con alguno de ellos, porque eso entorpecería el desarrollo del protestan-
tismo de tal manera que lo podía arruinar. La prevención contra el adventismo
es similar a la existente contra otras disidencias, pues en el proceso de definición
doctrinal el exclusivismo va creciendo hasta el punto de considerar la realidad
en blanco y negro.
Es importante resaltar que la sanción fue firmada por los líderes misioneros de
las tres iglesias que trabajaban en el Valle; una noticia posterior sobre el mismo
caso aclara que su error principal fue el “divisionismo y el nacionalismo”. Este
fue un problema permanente dentro de la UME, como también sucedió en otras
150
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
En la UME el misionero traía recursos para proyectos, pero cuando estos esca-
seaban o el misionero regresaba a su país, se terminaba el proyecto. No hubo
organización para que la dirección de la iglesia fuera asumida por los nacionales.
Un ejemplo de esto fue el Instituto Bíblico de Palmira, que funcionó hasta que
los misioneros estuvieron en Colombia; no hubo formación académica adecuada
como para que fueran reemplazados a mediano plazo en la función de profesores
(Read y Monterroso, 1971, p. 105).
Los testimonios
Una de las fuentes para analizar cómo convergieron las ideas provenientes del
bagaje doctrinal misionero con las ideas que los protestantes compartían y di-
fundían, la constituyen los llamados “relatos de conversión” al protestantismo.
El relato es narrativo y procura dar cuenta de las transformaciones operadas
tras la aceptación de la nueva experiencia religiosa.
Allí se observa que el discurso protestante se hizo común en casi todos los
casos, y esos testimonios se convirtieron en un modelo de lo que significaba
ser protestante. Un resumen de algunos relatos muestra los elementos que
constituían ese testimonio.
– Ismael Palacios (La Tulia, Bolívar) dejó de ser católico cuando oyó al cura
decir que todo liberal estaba condenado a las llamas del infierno (1930).
– Eduardo Pizo (Cali) oyó en una reunión política una crítica contra la Iglesia
Católica y eso lo hizo pensar; además, visitó un cementerio laico en Popayán
y leyó un texto de la Biblia en una lápida (1930).
151
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
152
Capítulo 10. Ideas: entre teología y tradición política
56. Un estudio sociológico sobre el tema es el trabajo de Carrasco, Pedro E. (1988). ¿Convertir
para no transformar?. En: Cristianismo y sociedad (México) No. 95, pp. 7-49.
153
Capítulo 11
La vida cotidana
de los protestantes
Las actividades que llevaron a cabo los protestantes durante esta década cons-
tituyen la mejor referencia para comprender el discurso protestante, pues no
se trataba apenas de un grupo de hombres y mujeres que se reunían con cierta
frecuencia para conversar o compartir acerca de temas religiosos, sino que esta
opción religiosa abarcó todo un estilo de vida y de acción cotidiana.
Sedes principales
Cali y Palmira fueron los lugares desde los cuales se difundió el periódico y la
educación bíblica para los nuevos líderes. Durante los años treinta estas ciudades
se convirtieron en las principales sedes de la UME, fue allí donde se construyeron
los templos y edificios educativos más importantes de este período.
La mayoría de los municipios del Valle del Cauca tuvieron un templo o una
escuela protestante funcionando entre 1920 y 1940; a esto se debe agregar un
buen número de corregimientos y veredas que no son mencionados en las listas
porque a veces estaban incluidos dentro de la jurisdicción de un municipio, pero
que socialmente tenían una vida bastante autónoma (ver Anexo 4).
155
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Actos de disidencia
Como en los inicios del protestantismo, y a pesar de que en el decenio de los
años treinta hubo un mayor énfasis en la doctrina y la ortodoxia teológica, los
gestos mediante los cuales los protestantes disentían del catolicismo y del or-
den social concordatario abarcaron aspectos de la vida cotidiana que estaban
comprendidos por la lógica religiosa dominante de toda la vida.
La Iglesia Católica vio cómo en estos años los actos de desobediencia a ella
tenían que ver precisamente con aquellos eventos claves del ciclo de vida de
una persona o una familia. Un caso ocurrido en Génova (Caldas) puede servir
de ejemplo; en 1932, Emiliano Jaramillo (EME, 1933, No. 181) resumió en una
carta los actos de disidencia en una misma ocasión. Unas personas pidieron la
presencia permanente de un cura sin que recibieran respuesta, entonces deci-
dieron organizar un cementerio laico para aprovechar un lote regalado por la
familia Jaramillo.
156
Capítulo 11. La vida cotidiana de los protestantes
apoyo de otros disidentes a la inserción protestante, por eso el maestro del colegio
decide llamarlo “evangélico”. Los actos mencionados erosionan la influencia
católica en la población, y si esto no sucedía, cuando menos la amenazaban
claramente.
Pero en esta década estos actos fueron cada vez más comunes y en abierta opo-
sición a la Iglesia Católica, hasta el punto de dar como resultado una presencia
significativa e influyente de los protestantes en varias poblaciones.
En este pueblo los protestantes, según otros informes, llegaron a ser de tal in-
fluencia numérica que después de 1948 fueron expulsados del pueblo la mayoría
de ellos. Este hecho es similar al de otras poblaciones, donde el protestantismo
durante el decenio de los años treinta alcanzó tal auge que fue detenido por la
fuerza de la expulsión y quema de templos y casas en los años cincuenta.
El bautismo
En gran parte, como resultado del énfasis en la definición doctrinal del protes-
tantismo, se exigió el bautismo como medio para hacerse miembro de la iglesia
y requisito para la participación en la Cena del Señor (Eucaristía).
Algunos de los miembros fueron líderes activos durante varios años, como Pablo
Herrera, quien desde hacía siete años era evangélico y por un año trabajó con la
Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (EME, 1935, No. 216) y apenas se hizo
bautizar un mes atrás. Esta es una muestra de que hubo un auge por bautizar
o “legalizar” a aquellos evangélicos que lo eran por práctica o de hecho, pero
que no se habían vinculado oficialmente a una iglesia.
157
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
mada de cien personas. Se dice que una de esas noches, cuando un grupo de
católicos salía de una velada, se armó una trifulca de la que resultaron dieciséis
heridos y cuatro muertos; no se aclara si hubo protestantes entre los heridos o
los muertos, pero sí que hubo pedrea contra el sitio de las reuniones. En esta
población los protestantes tuvieron un avance significativo que posteriormente
los haría blanco de ataques por parte de sectores conservadores que hacia 1949
(Atehoutúa, 1995, pp. 162 y ss.) adelantaron una “limpieza” de esa zona de la
cordillera para recuperar el electorado.
Escuelas
En los años treinta un aspecto que mostró crecimiento en relación con lo ocu-
rrido en la década inmediatamente anterior fue el educativo. Durante estos
años hubo un notorio avance debido a la promoción de la educación primaria
que hicieron los gobiernos liberales al procurar la ampliación de la cobertura
educativa.
Esta apertura dio oportunidad para que los protestantes difundieran un sistema
sencillo de formación primaria en el que prepararon a los alumnos en materias
básicas como Biblia, aritmética, instrucción cívica, catecismo, urbanidad, lec-
tura, escritura, historia natural, moral, cuerpo humano, historia de Colombia,
gramática y geografía.
La rapidez con que las jóvenes llegaban a ser maestras de escuela era muy
común debido al “indigenismo” que manejaban los misioneros, según el cual
el protestantismo debía difundirse a través de los elementos existentes y no de
los provenientes del exterior. Así, el misionero Chapman llegaba a Palmira con
mucha frecuencia para ubicar a algunas de las maestras en los lugares en donde
se estaba pidiendo formar una escuela, sin embargo “...nunca había una maestra
158
Capítulo 11. La vida cotidiana de los protestantes
preparada” (Schillinsburg, op. cit., p. 46), por esa razón tenían que enviar a la
alumna más adelantada, sin terminar sus estudios, para organizar la escuela.
Otra cosa sucedía en los colegios y las escuelas de la ciudad; por ejemplo, el
proyecto de los colegios americanos promovido por la Iglesia Presbiteriana desde
el siglo pasado, tenía en mente formar ciudadanos con influencia en la sociedad
y no solamente miembros para sus iglesias (Moreno, 1991, pp. 69-87).
159
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Lo que importaba era el impacto social del hecho educativo, no tanto el impacto
educativo en los estudiantes, que casi siempre se quedaban con los estudios
primarios.
Este incidente muestra el grado que alcanzó el conflicto por el dominio simbólico
y religioso de una población donde la disidencia protestante había alcanzado
una presencia significativa.
160
Capítulo 11. La vida cotidiana de los protestantes
por sus simpatías con la disidencia; el alcalde intervino y mandó a los presos
que llevaran al difunto hasta el cementerio, donde tuvo que pagar las limosnas
necesarias para la sepultura.
Algo nuevo en este período fue que se intensificó la reflexión sobre la muerte
y la suerte de los creyentes en el más allá.
Los relatos de estas situaciones terminales por parte del director del periódico
tenían la intención de animar a los lectores respecto a un tema acerca del cual
no había, por lo menos en el periódico, mucha instrucción. Aunque se publi-
caron algunos artículos en contra del purgatorio, estos eran parte del rechazo
total a varias doctrinas de la Iglesia Católica y no una orientación específica
sobre cómo actuar en medio de la crisis de la muerte.
Una mirada descriptiva de las cartas que hablan sobre el fallecimiento puede
dar una idea de cómo se quería entender este paso trascendental de la vida:
– María Gaspar, Quinchía (Caldas): “…su fin fue en toda calma…”, asistieron
varios católicos (1932).
– Leonor Salazar, La Florida (Darién), durante sus últimos días pidió que
leyeran la Biblia y dijo “estar tranquila porque tenía la salvación” (1933).
161
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– Dolores Ledesma, Salamina (Puerto Tejada), dice que su esposo supo llevar
con resignación el dolor y antes de fallecer pidió que su familia hiciera un
culto (1933).
– Carmen Molina, Palmira, dijo que confiaba poseer “…una patria mejor que
esta...” y que esperaba en el cielo a sus familiares (1934).
– Teodoro Johnston, Palmira, con motivo del cumplimiento del primer aniver-
sario de su muerte se invita a “…una peregrinación al cementerio a visitar
la tumba del pastor desaparecido” (1939).
162
Capítulo 12
El atardecer de un auge
163
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
En la década de los años cuarenta llegaron a Colombia los Bautistas del Sur, en
1941 a Bolívar y Atlántico, la Iglesia Cuadrangular en 1942 a Bolívar y Santander,
la Iglesia Metodista Wesleyana en 1942 a Antioquia, la Unión Evangélica de
América del Sur en 1942 a Magdalena y a Norte de Santander, la Sociedad
Misionera Interamericana en 1943 a Medellín y Santander, los Hermanos
Menonitas en 1945 al Valle y Chocó y la Iglesia Evangélica Menonita en 1945
a Cundinamarca.
Este grupo de iglesias que ingresó en los años cuarenta fueron parte de la ola
producida a partir de 1930 cuando, con el favor de los liberales en el poder, se
dio apertura a la llegada de nuevas iglesias protestantes. Estas se beneficiaron
de ese apoyo en el sentido de encontrar eco para su mensaje, sus acciones y
propuestas pastorales.
164
Capítulo 12. El atardecer de un auge
165
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Una acción más que los protestantes adelantaron en estos años fue la creación
de imprentas para una mejor y más fácil difusión de las publicaciones. Periódicos,
libros, folletos, biblias, materiales para estudio bíblico y todo el material impreso
que se necesitara se podía obtener en estas imprentas, que funcionaron a veces
al lado de librerías. Entre 1935 y 1946 se organizaron al menos tres de estas:
Tipografía Unión en Medellín por la iglesia Metodista Wesleyana, la Imprenta
“Buena Semilla” en Bogotá por la Cruzada Mundial y la Tipografía “Aurora”
en Cali por la Unión Misionera. Estas imprentas tenían a su vez librerías que
servían como distribuidoras de los materiales que editaban y de aquellos que
venían directamente del exterior.
166
Capítulo 12. El atardecer de un auge
167
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
No sólo se subraya que les falta autoridad para venir a decir eso en Colombia
dados los resultados en Norteamérica, sino que define en esencia lo que es el
protestantismo en relación con el mundo moderno, mundo frente al cual la
Iglesia Católica no terminaba en estos años por definir su postura.
Unas páginas más adelante el padre Ospina dejaba ver algunas razones que
posiblemente facilitaron esa inserción del protestantismo. Cuando habla de los
datos encontrados en la Contraloría General de la República, una información
publicada en el Anuario de la Iglesia Católica de Colombia en 1938, dice que los
católicos formaban el 99,5% de la población total del país. Además añade que:
168
Capítulo 12. El atardecer de un auge
Estos pocos ¿de dónde provenían?, es interesante que el padre Ospina identifique
la base en la que se forjó el protestantismo, aunque desconozca otra faceta. El
dice que en algunos centros hay una elevada cultura religiosa, que igual sucede
en las parroquias rurales, pero que “..en los medios populares hay en general
una cultura menos sólida y más vaga” (Ospina, op. cit., p. 14), pero advierte
que esta gente en “…los grandes momentos de la vida el colombiano busca la
bendición de Dios y la unión con el cuerpo de la Iglesia..” (Ospina, op. cit., p.
14) por medio del bautismo, la confirmación, en fin, los sacramentos.
Hay dos elementos interesantes en este texto, de una parte que se reconozca que
hay sectores de la población en los que el catolicismo no es vivido plenamente
como una religión del día a día, y que de otro lado se subraye que es en mo-
mentos críticos del ciclo de vida en los que la gente acude a la Iglesia Católica.
De alguna manera allí está la razón del auge del protestantismo en estos años
en los intersticios locales que la religión oficial dejaba y la evolución social per-
mitía, más que en el papel del misionero extranjero, el rol decisivo estaba en la
dinámica local que facilitó la inserción y difusión del protestantismo. Esto se
confirmará más adelante, con el desarrollo y crecimiento del pentecostalismo
que se convertirá en una forma religiosa latinoamericana de respuesta a las
modernidades inconclusas en Colombia y para América Latina.
169
A manera de conclusión
Esta historia termina en la década de los años cuarenta del siglo XX, en 1948
fue asesinado el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y con este hecho se agudizó la
violencia política que ya venía gestándose en el campo de varias regiones del país.
Para el imaginario de los evangélicos hasta aquí mencionados este hecho marcó
el inicio de su persecución por causas religiosas, aunque en varios testimonios,
como el que se presenta en el anexo autobiográfico, se podrá notar que las
causas fueron también políticas o principalmente políticas. Eso será parte de un
estudio posterior con el que se espera iniciar la segunda parte de esta historia.
171
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Este proceso, que se conjuga con el ideal democrático del siglo XIX y las pro-
puestas del liberalismo de implantar una sociedad laica, fue impulsado de tal
manera que el imaginario católico que se opuso al mismo no estaba tan desen-
focado de la realidad cuando lo veía como una amenaza a la sociedad católica
y a la cultura dominante en la que el cristianismo católico, especialmente su
tendencia intransigente, estaba bien posicionada.
172
Anexo autobiográfico
Pedro Antonio Aguirre Molina60
60. Este texto fue consultado y publicado gracias a la disposición y permiso que una de sus
hijas, Elsa Rosa Aguirre, demostró al prestarlo por tiempo indefinido. Es un documento
autobiográfico escrito a mano por Pedro Antonio Aguirre Molina. Se sigue al pie de la letra
la numeración utilizada por el autor, al parecer lo que le permitió escribir trozos de su vida
en diferentes momentos.
173
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
No quiero presentar en este folleto ni una novela ni una aventura, solo quiero
hacer notoria mi experiencia por la vida, la que haré con la ayuda del que todo
lo puede, y en este caso principiaré con los datos que tuve desde niño; pues
algunos de mis ascendientes que emigraron de Sonsón (Antioquia) narraban
la historia de esta manera:
Allí aconteció algo raro, pues el tío Abelino Aguirre (que así le llamaba
Paulino) se vio ultrajado vilmente por un sujeto que mereció una palmada
en la cara, y fue santo remedio, pues pasó a la eternidad, quizá sin el deseo
de irrespetar a otro. Abelino se fue para el Tolima, no hay que dudar de que
lo hizo por evitar las consecuencias de la palmada (sin embargo, no quiero
pasar por alto el castigo que le dieron a don Abelino por la palmadita, le
impusieron cien pesos de multa y diez años de cárcel), pero cuando cumplió
dicho tiempo volvió a experimentar la mano, duplicando el mismo hecho,
descogotando al segundo.
174
Anexo autobiográfico
En Calarcá el hombre61 más feo, más rico y más honrado, que por estas tres
cualidades ganó la medalla en el concurso de los ricos honrados y feos, quien
lo que más le adornaba, el carácter que siempre abundaba en nuestra raza.
3. Mi niñez
Ella me decía que quedó huérfana de tres años: “Mi madre murió y al
coronel Molina lo mataron en Villa Hermosa, Tolima. Pídanle a Dios que
ustedes no vayan a quedar huérfanos, pues el huérfano sufre mucho. Así,
una señora María que habitaba en Manizales me recibió dizque para criarme
y educarme. No recuerdo de ningún motivo grave que yo le hubiera hecho,
excepto las travesuras de un niño inocente, y en los tres años que me tuvo,
raras veces se pasa un día que no me diera nueve azotes, que denominaba
ella un novenario de azotes, ya yo tenía seis años, cuando por chismes de
una joven, contemplada que ella tenía, me tomó como de costumbre por
el cabello con una mano y la pretina de seis ramales en la otra, me condujo
entre sus monstruosas piernas y me oprimió el cuello, me alzo el cotoncito
de coleta y principió el novenario, cuando me había dado algunos azotes,
quería hacerle algo yo también, como Dios me ayude al lado que mejor pude
volteé la cara, agarré con los dientes una de sus piernas y se puso a pedir
socorro, y cuando casi se desmayaba de la sangría me soltó, y me le escapé
escupiendo sangre. Sabía que en Segovia vivía mi madrina Vitoriana Moli-
na, hermana del coronel, y esposa de Eladio Aguirre, y como es natural no
vacilé en buscar el auxilio en mi allegada y familiar”. (Por mi parte nunca
175
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
176
Anexo autobiográfico
tese en este buey que es manso y ahí descansa”; no había declinado el día
cuando llegamos a Segovia y fui conducida a la casa donde, de cuando en
cuando, pasaban los esposos Aguirre y Molina. Ya estoy segura, dije, y con
razón pues el hombre bondadoso que me condujo a la posada también avisó
a mi tía que yo, María del Rosario Molina, hija de Bonifacio, anda en busca
de ella, y que la esperaba en la posada.
A los tres días vino y me fui con ella, libre de las garras de la vieja mordida.
Viví seis años con mi tía y cuando cumplí los doce años me casó, por no
decir me casé, pues no es esta la edad de casarse una niña.
En una de las guerras estuvieron seis meses sin comer, salió utilizando y
cubriendo esa falta con el…, estando en este estado de salvajismo y casi
antropófagos.
6. Pero libre con los pies en el cepo, cinco hombres le guardaban, antes de
entregar la peinilla se metió la lanza por entre el cuero y los pantaloncillos
177
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
178
Anexo autobiográfico
le dio con una tranca a mi cliente y lo dobló encima de mí, se arrastró por
encima y me pude parar, y mi cliente se deslizó con una herida en la cola
que dizque duró dos meses boca abajo.
La noche era oscura en gran manera, la sangre se nos pegaba a nuestros pies
descalzos, entre sollozos y llantos, quejidos y lamentos se oía el avemaría,
doña Rosa Molina de Aguirre vendaba las heridas de todos, inclusive de
nuestro compañero Eladio López y yerno de las esposas Aguirre Molina.
179
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
unas montañas que les llaman La Tulia, donde nosotros estamos, y es tierra
fértil y de buen clima”. Inmediatamente me dijo don Paulino que si hubiera
modo me podía ir con ellos, y si la tierra es buena echas una rosita y después
venís por nosotros. Dijo doña Rosa: “Es que no hay plata”, a lo que contestó
don Narciso: “Nosotros llevamos fiambre y lo sostenemos hasta llevarlo”.
Mi capital eran dos centavos, y nos marchamos. Los Velásquez traían un buey
con el fiambre para cuatro días de camino. Se agregó otro compañero, Jesús
Hernández, familiar de los Velásquez, y ya éramos cuatro cuando llegamos
al río Cañaveral. Ya no podía moverme de la fiebre y el dolor de cabeza.
En Bohío, cerca de Toro, había una señora muy alta, muy vieja y muy negra,
pero muy noble. Al desmontarme del buey dijo:
180
Anexo autobiográfico
primer servicio que recibí de la que había de ser mi compañera por más
de sesenta años.
9. Las cosas secretas le pertenecen a Dios, mas las reveladas son para nosotros
y para nuestros hijos por siempre.
En ese alto había una abertura pequeña y se podía divisar la Tulia y sus
contornos, mi compañerito me mostró dónde quedaba propiamente el punto
donde íbamos a ir. Yo le dije: “Allá sino se me mata mi caballo, ni uno que
voy a conseguir mediante a Dios”, fue mi respuesta, aquí pudiéramos decir
también: “Todo es posible, Señor, con tu ayuda y con tu amparo, no solo
me diste fe sino también me diste mi caballo. De cierto os digo que todo lo
que pidiese en mi nombre os será hecho”.
181
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
vacas a cada rato para que le desocupara, pero era imposible hacerlo pues
estábamos en terreno de la nación.
– Vengo con estos peones a ayudarte un rato, pero nos das primero la chicha.
A sus ángeles mandará cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.
182
Anexo autobiográfico
respetar algo. Yo quise abreviar mi ausencia, dije del hogar, tenía muy poco
equipaje, pues consistía solo en la segunda muda muy ajada, pero tenía ya el
principio de mi sueño dorado, mi potranquita de buena raza. Entre llantos,
suspiros y lágrimas me despedí. Mi potranca me seguía, orgullosa, y me …
mi espíritu pensando que a ella también tendría que abandonarla.
Sin embargo, el hombre no es Señor de sí, Dios le guía por la senda que le
ha trazado, y dirige sus pasos. Adiós, papá.
En medio del dolor, sin esperanza, sin rumbo y sin hogar, ya sin consuelo,
sólo tú, Dios, que no olvidas la venganza, pudiste darme paz en este suelo.
183
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Tulia, aunque tenga que darle cerdos y vacas que tengo, y si Dios quiere
allá vuelvo a conseguir más.
Esto me impresionó bastante y sin pérdida de tiempo le dije:
– Negóciela y le da una vaca y que le fíe el resto que yo lo pago después, y
nos vamos a trabajar juntos.
– Y todos estos hijos, –contestó ella–
– Y le cosecho maíz para que les dé mazorca, le dije.
– Tal como le manifesté, hizo el negocio y ocupamos la finca de La Tulia.
Esto fue en octubre de 1910.
11. Ahora sí ya continúa la lucha, no sólo por la vida material sino espiritual.
Clama a mí y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y dificultosas que
tú no sabes.
184
Anexo autobiográfico
Había que caminar cuatro leguas para conseguir una libra de sal, o una vela,
la nigerilla nos cubría la falta de la luz. Ya ves, amigo lector, se hacía indis-
pensable un mercado donde ahorrando muchos sacrificios se beneficiaron
cerca de cien familias.
185
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
deseo es que leas conmigo en tu Biblia el salmo 8:6: “Le hiciste enseñorear
las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies”. Me dirás cómo yo
he menester esto o aquello, y no lo he podido conseguir, oye lo que dice el
Señor Jesucristo: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se abrirá”.
Más delante te diré cómo me enseñaba mi mamá a pedir, por ahora sólo
quiero que escuches de cuántos peligros me libró el Señor, aunque yo no le
conocía. Y quiera Dios que puedas decir conmigo como dijo el profeta, de
oídas te oía mas ahora mis ojos te ven. Mira, pues, de cuántos peligros me
libró el Señor, en que podamos ver su mano obrando.
186
Anexo autobiográfico
Bien, te diré que el hombre natural no puede percibir que son del espíritu de
Dios porque le son locura, etc.; y así es que necesitamos quién nos infunda
el temor a Dios, y este corresponde primeramente a nuestros padres o a
alguna persona caritativa, ambos temerosos de Dios.
187
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
que a mí toca no tengo ninguna duda de que esta mi petición fue oída del
Señor, y me llevó a los pies del Señor por medio del Evangelio a oír estas
palabras que quiero que las oigas tú también, dijo el Señor: “Yo soy la luz
del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas mas tendrá la lumbre de
la vida”. Aquí cabe recordar tú conmigo:
– Pasaron días, meses y años, salí sonriente de aquella edad, pisando espinas,
zarzas y abrojos, pensando siempre en la eternidad.
– Una mañana vi azul el cielo, brilló la aurora llena de luz, tomé mi Biblia
y leyendo en ella vi que por salvarme murió Jesús.
Te contaré pues, cómo sigue doña Fidelina, tenía ya otros cinco más y
había que enseñarles algo en planteles de enseñanza. Estos pues eran los
que había que medio educar: Carmen, Audilio, Bertulfo N. y Pedro Luis,
Manuel José, Juan de Dios, Raquel y Gilma Rosa Aguirre. Parecía imposible
y no era menos de quererlo así, pues ninguna iniciativa teníamos por el
momento, me acordé de mi amigo Epímaco Torres y le conté la necesidad;
inmediatamente fue solucionada con las instrucciones que me dio. Levan-
té el censo, me dijo sí hay 25 niños se le dará una maestra, por supuesto,
agregó, poniendo el local. Levanté el censo en el vecindario y completé 40
alumnos, hice el local y a mediados de 1920 ya teníamos escuela. Pero no
era fácil la tarea que había que llevar a cabo, teniendo en cuenta que le
tocaba enfrentarla a un analfabeta, en medio de un pueblo que estaba en
las mismas condiciones, se necesitaban fe, valor y constancia. Lo primero
que hizo mi vecindario fue apellidarme de cacique protestante. Empero me
dirás por qué le llaman así, te diré pues el motivo. Hacía ya un tiempo que
montaba en el caballo antes mencionado, y no podían entender por qué el
Señor me había bendecido, aun cuando ellos mismos (la mayor parte) eran
testigos de mi estado pecuniario, en otro tiempo, cuando nos remendaban
188
Anexo autobiográfico
las camisas con hebras de costal de estopa. Aquí podemos decir lo que dijo
un militar, adelante, muchachos, que el que no espera vencer, vencido está,
pero Jesucristo dijo más claro, conforme a tu fe se ha hecho, y protestante
porque sin ser evangélico me imagino que has pensado en esto bien, voy
a contarte de paso y mirá cómo obra Dios, he aquí pocos días después de
haber asesinado al doctor Uribe (1914): sus enemigos, creyendo que la vic-
toria estaba en sus manos, intentaron acabar con los partidarios del finado,
es decir, con el liberalismo. Para esto organizaron misiones que pudieran
revivir la excomunión que el Papa de Roma había lanzado, con maldición,
a los liberales de todas partes del mundo, y al ser yo reconvenido por uno
de ellos (misionero), me quiso obligar a creer que el pecado más grande
era el ser liberal, el altercado tuvo grandes proporciones, la congregación
se dividió y el cura le dio fin al altercado con estas palabras: “El santo Papa
no ha levantado la excomunión al liberalismo, por tanto el que no quiera
confesar ese pecado no intente arribar a mis pies”, y con muchas más pa-
labras que no quiero mencionar, porque no corra el peligro de que se me
juzgue por vengativo, pues sabiendo que el Señor se ha acordado de sus
maldades (Apocalipsis 18) te invito a que oremos por ellos. No obstante
en ese tiempo, yo a la misma hora del altercado hice lo que tenía que hacer
por mis copartidarios, con voz arrogante hasta donde me fue posible dije,
todo el que sea liberal no se arrime a los pies de ese hombre porque no es un
ministro de Cristo sino un godo de mala clase que anda haciendo política. Y
a este: la ‘descomunión’ común, viva al partido liberal, hasta hoy acuérdate
que la sagrada Biblia dice, al no haber estado Jehová con nosotros, vivamos
como si nos hubieran tragado nuestros enemigos.
13. Y ahora sí se aproxima una nueva etapa en la lucha por la vida que no es mía,
ni ha sido ni será mía, sino del que me sacó del vientre de mi madre, como
dijo el patriarca Job. Ya se declararon mis enemigos, el clero conservador
y conservadores clericales, con ellos, patiamarillos que dicen ser liberales,
muchas veces tuve que hacer uso de la fuerza bruta, y abrirme paso con
algunas de las armas que a diario cargamos los hombres dizque para defensa
de nosotros, así que cuando iniciaron una segunda misión con el propósito
de que todos los niños de la escuela se confesaran, a mis dos hijos no los
dejé que se asociaran con dichos misioneros, y se escandalizaban en mí,
diciéndome: ni hace bautizar a los hijos ni los deja confesar.
14. Hay un adagio que dice que el que se mete a redentor muere crucificado, y
yo digo que el que toma una delantera está expuesto a todos los tropezones.
189
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Oye, pues, el punto céntrico para el local de la escuela era de otros dueños
y tuve que expropiarlo, pero no culparon ni al personero ni al alcalde, sino
a mí. Pero cuando don Andrés Trujillo me hizo el reclamo por estar edifi-
cando la dos casas para la escuela yo le convencí, diciéndole, usted también
recibirá el mismo provecho que todos los demás, y me señaló un lote de tres
cuartas de plaza más o menos, y me dijo, yo también quiero ser ciudadano
como usted. Ya con la escuela y la fonda principiamos a correr caballo, y nos
reuníamos cada ocho días en donde es hoy la plaza para festejar los caballos
ganadores, y comprar a las mujeres vecinas que traían ventas y las ponían a
la raíz de un guayabo, y se podía ver en muchos rostros la alegría manifiesta
como por tener ya tan cerca las cosas más necesarias para el sostenimiento
de sus vidas.
15. Don Andrés Trujillo al ver estos principios me llamó y me dijo, por qué no
me compras esta planada para que hagas un pueblo, y negociamos por sesenta
pesos, inmediatamente busqué a don Juan Arango, a Fauriciano y a Manuel
Bedoya, y trazamos el pueblito. Ya había algunas casas cuando subieron de
Bolívar algunos curiosos a ver la nueva población y nos ofrecieron un ins-
pector, podría ya haber llegado a la meta de mis aspiraciones… pero entre
otros visitantes iba el rábula y dizque doctor Martiniano Tascón, éste me
preguntó, y yo le conté el negocio del terreno, cuando supo que el terreno
era baldío me dijo, esto debe hacerlo titular para que el pueblo pueda ser de
su propiedad, y añadió, y yo puedo hacerle ese trabajo, pues yo con usted
no necesito sino que me dé un poder y yo me encargo de todo lo demás.
190
Anexo autobiográfico
así pues madrugué con el mismo propósito, estaba detrás del mostrador con
otros tres y el tendero, también en esta vez se escapó por la puerta falsa. Y
fui conducido a la cárcel por tentativa de homicidio. Al tratar con el señor
alcalde le conté todo pormenorizado y le supliqué, diciendo, lárgueme,
señor alcalde, mientras lo mato, que yo regreso acá para pagarlo. Llegaron
muchos amigos a sacarme con fianza, pero yo rehusé a dar fianza de paz
con el hombre que me había robado, tan miserablemente, violando mi ca-
rácter, honor y sentimientos, cuando se me reconvino sobre el intento yo
les contesté, si hay quien lo mate yo lo pago. No era para menos, el delito
estaba hecho y no podía dejarse ver del agredido, era un abogado y sabía lo
que podía sucederle si se me enfrentaba, y resolvió ausentarse de mis ojos
hasta hoy. Y de Cali envió una carta y un poder a don Maximiliano Tolorza
para que vendiera lo que me robó, y ya que el Señor me había librado de
semejante intento resolví comprar de nuevo lo que antes era mío. Y recibí
las escrituras de la mano de don Maximiliano, y no hubo necesidad de tal
sacrificio pues Dios me había anticipado en la bendición para comprar de
nuevo y los cien.. que me robó don Martiniano Tascón no me habían hecho
falta.
Cabe aquí recordar que pocas veces en mi vida he dejado de pedir al Señor
diciendo, no me dejes caer en la tentación mas líbrame del mal… oye, pues,
amado lector, el Señor Jesucristo dijo, orad sin cesar para que no caigas en
tentación, y ya libres de esta tentación pudimos seguir poblando.
191
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
17. Convencido de la salvación por gracia dije para mí: “Yo no estoy conde-
nado”, y desde ese mismo día puse toda mi confianza en el hijo de Dios,
quien sin dejar de ser Dios se hizo hombre para comprarnos a ti y a mí con
su preciosa sangre. Mírale en la cruz pendiente por tu pecado y el mío, no
te hagas el indiferente, ven a sus pies, te convido y di conmigo, Señor, si
quieres puedes limpiarme, y la respuesta del Señor es quiero ser limpio. En
Isaías 43 v. 25 dice, yo soy el que borro tus rebeliones por amor a mí y no
me acordaré de tus pecados. V 26 dice, hazme recordar, entremos en juicio
juntamente, relata tú para abonarte.
Amado lector, permita Dios que estas verdades formen parte de nuestra
vida, hasta que por su poder y misericordia infinita estemos en su presencia
por toda la eternidad. Ahora, pues, si ya estás leyendo el libro de Dios y el
Dios de los libros, oye lo que dice el Señor y seréis aborrecidos de todos por
mi nombre, mas el que no portare hasta el fin, éste será salvo. No quiera el
Señor que seas tentado a decir con los que dicen que no hay Dios ni infier-
no ni el mal, pues así haces a Dios mentiroso. Dice la palabra del Señor:
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinie-
blas, contra malicias espirituales en los aires”.
Quiero contarte algo más, y ten paciencia conmigo, porque estoy cierto
de que éste te servirá en tu lucha por la vida cristiana. Cuando supieron
que yo me había decidido a seguir el Evangelio, un señor cura le dijo a su
congregación: “Cuando ese hombre los salude contéstenle con una saliva
en la cara”. Una hermana mía, si no la más querida, era la más digna de
consideración por su nobleza, ésta llegó a decir, “y ese pedazo de burro de
dónde sale con estas”, con ternura y gran gozo te invita a participar de la
despedida que me dio. Eva, llena de salud, pues quince días antes de su
muerte, estaba trabajando. He aquí: “Adiós, mijito, allá en el cielo nos
192
Anexo autobiográfico
vemos”. Tenía la seguridad de ir al cielo, ya que había creído que Cristo era
el Salvador de todo aquel que en Él cree.
Oye pues, lo que dice el Señor, y exigirá tu justicia como la luz y tus dere-
chos como el mediodía (Salmo 37:6). Alguna vez tuve que enfrentarme al
cuñado Manuel Cano, que me atacaba con dos de sus hijos, sobrinos míos,
y el Señor me guardó con un milagro indecible, sólo puedo decirte que salí
ileso y estuve en la cárcel siete días. Pero esto me sirvió para acercarme más
al Señor. Ya dijimos que Dios les dio el pago, porque es menester que todos
193
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
18. Cuando mis familiares y amigos, y el pueblo en general, vieron toda esperanza
perdida de que yo me reconciliara con la Iglesia Católica, decidieron pedir
unos misioneros, según rumores, para reconquistarme, y así lo hicieron,
intentaron quitarme la Biblia después de que la hojearon diciendo que ese
libro estaba prohibido, a lo cual respondí, pienso leerlo mientras viva me-
diante a mi Dios. En esta misión hicieron todo lo posible para que desistiera
de esos caprichos y me decían: “Es imposible que el dueño y urbanizador de
un pueblo se retire de la Iglesia Católica Romana”. Doctor, le contesté, más
imposible es para mí querer lo que no está de acuerdo con mi conciencia.
Oye lo que dice San Pablo; “Examínalo todo, retened lo bueno y desechad
lo malo”. Por último me regalaron una medalla que por un lado tenía una
figura humana y por el otro un crucifijo. Pero yo ya había leído, como si-
gue: “Y trocaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de imagen
de hombre corruptible, los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira,
honrando y sirviendo a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito
por los siglos, amén” Romanos 1: 23-25.
19. Como obra Dios, uno de mis enemigos (antes amigo) fue de La Tulia a
Restrepo, y al encontrarse con don Alejandrino Loaiza le contó cómo en
La Tulia había un señor Pedro Aguirre que no bautizaba ni dejaba confesar
a los hijos. Y don Alejandrino le dijo que cuando regresara le avisara para
mandar una carta a ese señor Aguirre; y así fue como pocos días después
recibí una carta en la que me averiguaba si le aceptaría una visita, y que le
avisara con el mismo portador. Contesté la carta y quedó invitado, a pocos
días vinieron mis invitados por primera vez, era don Alejandrino Loaiza y
don Rafael Blanco. Cuando se trató el objeto de su visita, al principio no
194
Anexo autobiográfico
podía entender, pero les faculté para que me ordenaran lo que yo tenía que
hacer.
Esa noche hubo una gran reunión, pues se aumentó bastante con lo que nos
atacaron, y fue la primera vez que vi a hombres de rodillas combatiendo al
enemigo por medio de la oración. Como no hubo quiénes les pelearan, se
retiraron profiriendo toda clase de insultos que el lector puede imaginar.
Podemos decir que desde aquella noche quedó establecida la iglesia de La
Zulia, pues establecimos el lugar para que nos visitaran cada mes. También
nos afiliamos para recibir el mensaje evangélico.
Tengo que confesar por qué al principio la constancia de estos obreros del
Señor y era que no había saboreado este pasaje; en esto conocerán todos
que son mis discípulos, si tuvieres amor los unos por los otros. Esto lo hacían
por puro amor, pues ni con el pasaje contribuíamos al principio.
195
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
do como tenemos al Supremo Hacedor por jefe, no hay por qué dudar del
triunfo que nos espera si no dudamos de las promesas del Señor.
Oye pues lo que dice: “No temáis, manada pequeña, porque el Padre ha
placido daros el reino”. Lucas 12:32.
Allá (en La Tulia) está la casa pastoral: en La Primavera hay una casa de la
iglesia, yo la negocié y pagué, y recibí la escritura para la iglesia. Los creyentes
aportaron doscientos pesos y yo di el resto. En Betania también quemaron
la propiedad de la iglesia, empero como esos incendiarios han de recibir
el doble según sus obras, no hay que desesperanzarnos confiando siempre
en la palabra del Señor: Por la opresión de los pobres, por el gemido de los
menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová, póndrelos en salvo del que
contra ellos se engríe. Salmo 12:5.
Cayo cayó la grande Babilonia, Oí la voz del ángel que me anunciaba dale
a beber el cáliz que merece pues en ella la sangre de los santos fue hallada.
Un ángel fuerte tomó piedra, cual de molino y arrojola al mar, diciendo así
con poder divino: No se ha hallado nunca jamás. Y viendo el humo de su
soberbia los mercaderes lloraban, mas viendo perdidas sus esperanzas decían,
ya no vive nunca jamás.
20. Mis últimos días en La Tulia y con los curas, quiero mencionar al ilustre y
gentil monseñor Romero, actualmente arzobispo de la Diócesis de Cali. Este
hombre modesto, amable, respetuoso de las conciencias ajenas. En cuanto a
mí, tratamos con delicadeza sobre la santa Biblia y sus enseñanzas y nunca
recibí una mala expresión, me trató con la sinceridad de un caballero.
Me contestó con lágrimas en los ojos, que por fortuna o por desagracia no
nos dan sino un simple breviario que explica algo de estos evangelios, lo
dijo señalando los que había en mi Biblia, y estaban a su vista, hablamos
196
Anexo autobiográfico
mucho, algo más de medio día. Este hombre sencillo estuvo administrando
por algún tiempo como cura de El Naranjal y Betania. Y nuestra conver-
sación fue en El Naranjal, donde nos encontrábamos muchos creyentes
en unas reuniones especiales. Y es el caso de recordarle a mi amigo lector
que este diálogo con el cura se originó porque semi-creyente se hizo a un
corillo en la plaza y hablaba mal de la virgen María, y querían apedrearlo,
cuando yo me presenté y le dije usted habla lo que no sabe, don Milciades,
y tomé la palabra diciendo, el ángel del Señor le llama bendita y nosotros
no podemos menos que acompañar al ángel diciendo: “Bendita tú entre las
mujeres”, y seguí diciendo, ella es la privilegiada, la escogida de Dios para
que fuese instrumento propio para depositar su Mesías prometido. Y así, por
ser humano sin dejar de ser Dios, consumó la obra redentora y nos salvó.
Con esto se apaciguó el pueblo, y el cura me invitó a otra entrevista, la que
no se llevó a cabo porque de Betania lo enviaron para el Tolima. Hasta hoy
no sé más de él. Que Dios haga resplandecer su rostro sobre él y le dé que
se convierta.
Muy distinto fue el trato con el doctor Lorenzo Ángel Amaya (cura), éste
cuando se dio cuenta de que yo era de los Aguirres de Sonsón, comenzó
a elogiar a dicha familia por su buen comportamiento como ciudadanos y
religiosos, y a lamentar dizque mi extravío, me preguntaba los motivos de
la separación de la Iglesia, le expuse varias causas, la mayor parte de ellas
basadas en la palabra de Dios y como él ya había dicho que la Biblia no
podía mentir, sólo me dijo:
197
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
No es posible que dejemos al doctor Amadeo Flores sin que figure en nuestro
testimonio histórico.
198
Anexo autobiográfico
Oye pues lo que dice el Señor y estas cosas os harán, porque no conocen al
Padre, ni a mí. Juan 16:3.
21. Sólo Dios puede librarnos porque el hombre no sabe lo que ha de ser y el
cuando haya de ser. ¿Quién se lo enseñará? Eclesiastés 8:7.
Mira pues: Juan Cano, padre de Gerardo Cano, que es mi sobrino, este
Juan era un jefe de vereda y no pudo menos que protestar contra tales
amenazas ya que perjudicaban a su hijo y a muchos más familiares, así que
profiriendo algunas palabras, que hacemos contra dicho cura me contó lo
que estoy refiriendo en este caso; no dudo de que este cura, sea jefe de la
nueva inquisición establecida en Colombia desde el año 1948 hasta hoy,
1965, y pues Satanás tiene grande ira sabiendo que le queda poco tiempo.
Empero no les temáis, oye lo que dice el Señor, estas cosas os he hablado,
para que en mí tengáis paz, en el mundo tendréis aflicción, mas confiad yo
he vencido al mundo. Juan 16:33.
En su amor infinito el Señor nos está hablando, qué importa pues que el
mundo nos odie, nos persiga, y aunque quieran acabar con nosotros; si Dios
por nosotros, quién contra nosotros, ocho dias antes de quemar la capilla,
corría el rumor de que “los van a quemar”, y un amigo, llamado Edmundo
Cortés, me llamó a su casa estando enfermo, y me dijo: “Lo he mandado a
llamar para que me haga un favor, y es que se vaya de aquí, ojalá fuera hoy
mismo, pues pasado mañana domingo lo van a quemar dentro de la capilla”.
A este sí le creí pues era uno de los mismos, es decir, de aquellos que Dios
tiene escogidos para liberar a los que Él quiere, no pude hacerle el favor
que él quería pues solo me sirvió de base para ponerme a arreglar la salida
199
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
200
Anexo autobiográfico
Jehová conoce los pensamientos de los hombres que son vanidad, Salmo
94:11-13.
Estos hombres pensaban muy distinto de lo que Dios piensa. Ellos pen-
saban matarnos, Dios piensa matar a los suyos, pues solo él con su poder
y misericordia infinita nos condujo, y habernos puesto de acuerdo, a los
ocho días estábamos reunidos en Tuluá, un número de cuarenta personas
que se componía de solo mi familia. Pero todavía vi algo más que recordar,
cuando salimos se oían insultos, amenazas, golpes, estallidos de pólvora.
“Vivan a Cristo Rey, a la religión católica romana, al partido conservador,
y abajo todos los demás”. Cuando se dieron cuenta de que don José y yo
nos habíamos escapado nos siguieron dos hombres con sus carabinas en
balanza, y habiendo ganado la travesía, se pusieron en puesto, pero antes de
nosotros llegar al peligro, me le resistí a don José y le dije, no es justo que yo
me vaya así huyendo y deje a mi familia en el peligro. Don José dijo: “Don
Pedro, Dios los guarda a ellos también, pidamos al Señor que nos dirija y
nos guarde”. Y nos arrodillamos y ambos oramos. Al levantarnos me dijo,
¿salimos al potrero?, le contesté: No, crucemos la carretera y caigamos al
río, y así lo hicimos, librándonos el Señor de que nos pusiéramos en las bo-
cas de las carabinas que nos esperaban si hubiéramos salido al potrero. Allí
estaban, y Reinela y su compañerita que andaban avisando a los familiares
que huyeran, fueron sorprendidas al ver dos hombres con sus carabinas listas
para disparar … amado lector, la oración que hicimos de rodillas fue oída
y contestada en menos de un minuto, y los hombres no pudieron llevar a
cabo lo que pensaban.
201
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Oye pues lo que dice el Señor, sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al
Altísimo. E invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me honrarás.
Salmo 50:14-15.
Por mi parte tengo que confesar que mi sentido quería irse por momentos,
a no ser que nuestro Dios había preparado a don José Galindo para que
sirviera de ángel de guarda, este siervo del Señor me animaba diciendo, no
le dé cuidado que mediante a Dios no les sucede nada a ellos ni a nosotros,
y así caminábamos muy despacio por los caminitos y trochitas, hasta que
llegamos a La Primavera64 donde nos salió a recibir el señor inspector con
gran multitud del pueblo, que declaraban saber lo que acontecía en la vecina
población de La Tulia.
El señor inspector nos dijo que no pasáramos de ahí, que ya estaba tarde,
no sabemos si ya estaba advertido para que no nos dejara seguir, pues se les
escapaba la presa, ya que este señor era el que se saciaba tomando sangre
de las víctimas que hacía, y se ganó el nombre de vampiro.
Esa noche no hubo un segundo de sueño, sería imposible pues era grande mi
preocupación. Mi señora, mis hijos, mis hijas, mis nietos, ¿donde estarán?
Era tarde de la noche, y don José Galindo, mi compañero, oyendo mis so-
llozos, me dijo con una voz entrecortada: “Ni se le dé nada, don Pedro, que
Dios sabe lo que es la hacienda con nosotros, que se haga su santa voluntad”.
202
Anexo autobiográfico
Nunca podré olvidar este momento cuando aprendí qué cosa es hacer la
voluntad de Dios, en ese momento dije, Señor, estoy listo para morir o para
morir, hágase tu santísima voluntad, mi compañero contestó, amén. Ahora
sí todo quedó arreglado, listos para ir donde el Señor nos lleve.
203
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
de la iglesia, cuántos habrían perecido, al oírse estas palabras hubo una gran
conmoción y hubo un silencio profundo, que sólo se oían suspiros y sollozos
por algunos minutos, pues don José lloraba por su iglesia, que ya esparcida
no podía dar razón de ninguno de sus afiliados. En estos momentos uno de
los novecientos que habíamos más o menos, se puso de pie y nos invitó a
orar, y así lo hicimos. Y habiendo recibido fuerza suficiente por medio de
este acto de contrición, pudimos continuar escuchando los sermones que
a continuación nos predicaban los que estaban encargados para dirigir los
actos religiosos de la convención.
22. Según escuchamos los sermones basados en la palabra de Dios, donde vemos
que todo lo que nos acontece está escrito por designio del que todo lo puede,
y que de Él somos (porque en Él vivimos y nos movemos) Hch. 17:28.
Si así lo haces está seguro de que pasarás toda tu vida seguro y en paz, lo
que dice el Señor, mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra,
porque yo soy Dios, y no hay más. Isaías 45:22.
204
Anexo autobiográfico
tanto enemigo que nos rodea, oye pues, cuando te venga la enfermedad,
la pobreza, el desprecio de los que fingen ser tus amigos, las autoridades
en contra, etc., no desmayes, que el Señor espera que tú te sometas a su
voluntad, y te castiga porque te ama, así lo declara la santa Biblia:
Si así lo haces conmigo está seguro de que lo hará, pues nos ha autorizado
diciendo: “Pedíd y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”.
Mateo 7:7.
23. No es posible olvidar cómo obró el Señor en este caso del esparcimiento
de la iglesia de La Zulia y otras, pues como ya hemos dicho era el mes de
septiembre y se efectuaban las reuniones especiales, o la convención anual
que se va a celebrar en Palmira, donde acude un delegado de cada iglesia
de casi todo el país y fue una bendición podernos comunicar en menos de
ocho días por medio de los delegados con casi todos los creyentes del país,
así pudimos ver la mano del Señor obrando cuando recibimos la oferta de
las oraciones los unos por los otros, y también la ayuda material que recibí.
Entre estos beneficios quiero mencionaros los que más me impactaron, y
fue la colecta que hicieron, recogiendo dinero para darme segunda muda,
pues ya hacia doce días que no me cambiaba la ropa pues no tenía más que
el encapillado y el resto ya estaba en cenizas allá en La Tulia, recibí la muda
en referencia, me quité la mugre y esta ropa así mugrosa la tomé debajo del
brazo sin saber qué hacer con ella y don Pedro Noreña, que me observaba,
me dijo: “Aguarde un momento”, y al instante apareció con una maleta de
palo forrado en cuero crudo, la que conservo con gratitud que merece el
recuerdo de un pastor que se esmera y vigila por la necesidad de sus ovejas.
205
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
Yo con maleta, algo ordinaria pero útil y con segunda muda me decidí regre-
sar en busca de los míos pues no sabía cuántos hubieran perecido, en vano
procuró la iglesia en hacerme desistir pero sí convinimos en que viniera hasta
Tuluá solamente, después de un culto de oración me despidieron en medio
de lágrimas y sollozos. Alguien dijo al despedirme, “Si Dios por nosotros,
¿quién contra nosotros? Romanos 8:31.
206
Anexo autobiográfico
25. La persecución era cada día más ardua y su cliente en Cali, forastero, sin
un solo centavo, con hambre y casi loco, resolvió irse a Buenaventura y se
preguntaba, “sin pasajes adónde iré”, y salió a la galería, allí se encontró con
un conocido (Manuel Isaba) que le brindó un café pintado, don Pedro, me
dijo, que así nos aprovechaba más, cuando nos separamos se me arrimó un
sujeto trigueño de una edad regular, y sin más me dijo, “qué hace usted por
aquí”, y sin vacilar le dije toda la verdad… ando de huida de los godos desde
La Tulia, corregimiento del municipio de Bolívar (V) y quiero trasladarme a
Buenaventura si el Señor permite que haya quién, o quiénes me regalen el
pasaje; que recomendaciones trae que lo identifiquen. Todo lo que necesita
un ciudadano, y le presenté la cédula de ciudadanía y mi nuevo testamento,
que ha sido mi compañero inseparable y lo puse en sus manos. Con mala gana
lo miró y leyó en alta voz el Nuevo Testamento de nuestro Señor Jesucristo,
miró hacia atrás a su compañero guardaespaldas y me dijo: “Soy agente del
Gobierno, y trata con un detective”. En ese instante ya no era un mendigo
pidiendo el pasaje, pues el Señor me iluminó y pude hablarle en verdad
hasta donde me fue posible como un ciudadano y le dije, me place mucho
saber que trato con agentes del Gobierno, pues conozco que están puestos
para respaldar la vida, honra y bienes de los ciudadanos. “Así es”, me dijo,
y ambos agentes me dieron de a dos pesos e hicieron la propaganda para los
que me estaban oyendo me dieron y me sobró del pasaje a Buenaventura.
207
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
27. Allí, ya como en mi casa, fui muy consolado por mi fiel amigo y me pidió
excusas para poderme aconsejar. En seguida me dijo: “Quédese aquí en
Buenaventura mientras sabe en qué paró esto, y no diga a nadie que usted
es liberal, pues aquí nadie le conoce. Con alguna impresión y sonriente,
le dije, eso es imposible, pues mi mera fisionomía indica qué soy. Esto fue
motivo para reír y charlar algún momento, pues era imposible olvidar tan
pronto La Tulia, con sus casas, sus vacas, sus yeguas, potros y mulas, sus
fincas, cafetales, cilindro y su hijo asesinado por la espalda con una carabina,
arma oficial pero en manos de los asalariados del señor Mariano Ospina. Con
todos estos recuerdos era imposible reír mucho. Luego me dijo mi visitado,
“Manuel y demás familia quedaron en Tuluá, de posada, y comiendo de
caridad, me contaron cuando los volví a ver de nuevo que del directorio
liberal les mandaban remesa, como también las mujeres de la vida, dizque
alegre, les llevaron mercado y ropa de vestir”, y con este comentario se
conmovía Camilo, y volvimos a llorar. Me dijo, vamos a dormir, don Pedro,
y puso un colchón al frente de un armario, y sentado en la cama donde él
estaba, me comentó: “Usted se acuesta aquí”, yo le dije: Imposible, yo me
acuesto aquí en el suelo, y me tendí al frente del armario.
208
Anexo autobiográfico
ellos me dijo uno: “Hola, don Pedro, ¿qué hace usted por aquí?. Le miré, y
sin vacilar un momento, le dije, ando de huida de los godos, don Héctor.
Éste era un ex alcalde de la población del municipio de Bolívar, es decir,
íntimos y conocidos. No fue poco el susto de Camilo, y mayor la sorpresa
de los oyentes al ver que un hombre que andaba de huida hiciera notorio
su delito. Y este nuevo amigo, y en parte forastero, se dirigió a mí, y me
estrechó la mano como con pocas muestras de simpatía, que yo no esperaba.
28. Mi buen Camilo al verme esta actitud no hacía sino menear la cabeza de
cuando en cuando, y al llegar a la posada nuevamente, me dijo: “Don Pedro,
su actitud me tiene aterrado, su intrepidez ha sido común en su vida, pero
en este caso ya casi es locura”.
Allí me estuve unos pocos días. Al regresar otra vez al Valle me encontré
en Cisneros con don Ángel Montes, y me hizo entrar en su casa, una vez
allí me dijo, si quiere venirse para acá yo le regalo cuatro plazas de tierra
para que las trabaje, ya que ha quedado sin nada. Acepté y me dirigí a Tuluá
por segunda vez, y al llegar a Buga me encontré con Asifronte y me dijo:
“Papito, nosotros nos vinimos a Tuluá, y aquí estamos en el bosque, al frente
del hospital, en un corredor”.
209
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
29. No podemos atribuir esto a una casualidad y nada más, ahora quiero que
pienses conmigo quién si no aquel que hizo los cielos y la Tierra, y todo lo
que existe, pudo y puede dirigir nuestro espíritu, nuestra mente y nuestros
pasos hasta reunirnos en el sitio ya mencionado, sólo Dios y nada más, a Él
sea la honra, por los siglos de los siglos, amén.
Un día llegaron dos hombres a esa vecindad preguntando por Pedro Aguirre,
y no estaban ahí sino las mujeres de los chusmeros, quienes les dijeron: “Ellos
sí vivieron ahí en seguida pero esta semana se fueron”. A lo que contesta-
ron: “se nos escapó ese jj”. Se retiraron y se sentaron en una banca de las
que había al pie de los árboles, al frente del hospital. Las buenas señoras
al ver el peligro lo comunicaron a mi esposa por el interior de la casa. Los
hombres se detuvieron allí hasta que pasó un bus y se fueron. Por la noche
vine y me encontré estas nuevas, y era la única cena que había al parecer.
Oramos y lloramos, tendiendo los periódicos en ese polvero para recostarnos
a meditar cuál iría a ser el fin de nosotros. Por la mañana, todavía oscuro,
me fui al centro de Buga a donde un amigo de nombre Luciano Pizarro.
Le estaba contando el caso que ocurrió el día anterior, y en eso llegó otro
amigo, Luis Zuluaga, quien me dijo: “Escóndase o váyase porque allí está
Manuel Cárdenas”, y me mostró los que están en lista para matar, “y ahí
está usted”. Dios sabrá lo que debo hacer, le contesté.
Volví a la posada y esa noche nos fuimos al culto evangélico, allí había
muchas expectativas y mucha gente, me senté como de costumbre en una
banca de las de adelante. Cuando estábamos oyendo el sermón noté que
la gente, casi todos, miraban hacia atrás, y yo también miré, y he aquí un
hombre forastero que entro a unos tres metros de la puerta, y no quiso tomar
asiento. Estaba embelesado mirando a todos, de uno, de a dos, miraba para
adelante, y volvía al lugar. Cuando se terminó el servicio dijo don Manuel
Gutiérrez, que era el pastor, dirigiéndose a mí “Don Pedro Aguirre, sírva-
se despedirnos en oración”. Al ponerme de pie a cumplir el mandato, el
hombre sospechoso se dirigió hacia mí, y se puso tan cerca que yo le pude
sentir la respiración; no sé qué le pediría al Señor, pero estoy cierto de que
Él oyó y respondió mi petición. El hombre quedó paralizado, y cuando ter-
210
Anexo autobiográfico
31. En medio de tal situación solo pedía al Señor que no me dejara morir sin que
primero yo pudiera dejar a mi familia en algún lugar en propiedad, aunque
fuera un ranchito, y me acordé de las cuatro plazas que me regalaba Ángel
Montes en Cisneros. Y dije a la señora Fidelina, mañana me voy si Dios
quiere para Cisneros, aquí nos vamos a morir de hambre, y yo no encuentro
otro camino, toda la familia quedó en silencio, luego cogí una Biblia que
nos habían prestado y nos pusimos a leer. No olvidaré nunca esta porción
del bendito libro de Dios, Salmo 103, nunca me he tomado un alimento
semejante a este, que conforte el alma, el cuerpo y el espíritu. Y llenos de
fe pudimos compartir ideas, y al día siguiente estando siempre en mi viaje
nos sorprendió un automóvil que arrimó a la puerta de la casita y yo salí
huyendo por una acequia, y me escondí. Con mucho trabajo me encontraron
y me dieron la noticia que un señor quería comprarme una de las fincas,
y con mucho recelo salí a recibir al visitante. El muchacho que guiaba al
comprador era un conocido, y perdí algo el temor. Al saludarlo supe que se
llamaba Pedro Quiseno, y en seguida me dijo: “Tengo una finca y una casa
en Tuluá para cambiar por la finca de pasto que usted dizque tiene en La
Tulia”. Le contesté: muy bien, quizá pudiéramos ponernos de acuerdo, pero
no tengo ni el más mínimo recurso. “Yo hago todos los gastos, por esto no
tenga cuidado, aquí está este automóvil para que hagamos todas las vueltas”.
Vamos pues, le dije, pero como el señor Quiseno se había bajado del auto-
móvil para hablar conmigo yo no había visto que dentro habían quedado
unos hombres, y cuando los vimos fuimos sorprendidos, y Manuel José, mi
hijo, sugirió: “¿No podría yo también ir con ustedes?”. “Puede”, contestó
Quiseno. Al acomodarnos en el taxi pudimos ver los compañeros del señor
Quiseno con cinturones y sus revólveres ceñidos, y nosotros solamente
esperando en la misericordia de Dios, desnutridos, con hambre y sin una
211
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
aguja, y sin ningún centavo, sin una palabra para hablar partimos de Buga
y llegamos a Tuluá.
212
Anexo autobiográfico
escritura terminada, pase para firmarla, cuando tomé la pluma para firmar
(después de haberla oído leer) me dijo el señor, ¿y la otra? Así proferí yo
también ¿y la otra escritura?, esa la hacemos mañana. Dios me dio el valor
suficiente y dije mañana firmamos las dos, me dijeron: “es que aquí están
los testigos”. Muy bien si no pueden venir mañana buscamos otros, y me salí
de la notaría bastante pensativo y no era por demás pues ya habían ocurrido
casos de robo semejante a éste.
Hubo algunos refunfuños pero así quedó. Y ahora sí, a comer como unos
bobos, pues había bastantes plátanos para vender, y ya la vida había cambiado
como se cambia la noche por el día.
33. Como yo no esperaba sino que se verificara este negocio para morirme,
no pensaba en otra cosa y no era para menos pues a los ocho días de estar
en propiedad, cuando arreglaba la casa del pueblo en la carrera 36 llegó el
doctor Eduardo Betancourt, y me dijo:
213
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– Siempre matando mucha gente, pobre humanidad que mata a sus seme-
jantes sin darse cuenta de que Dios les tomará cuenta de todo esto.
– Sí, nosotros sabemos esto pero antes de todo lo podemos arreglar aquí
con el cura. Yo creo que si el cura pudiera arreglar los crímenes en esta
tierra, el Señor Jesucristo no había tenido necesidad de morir por ningún
pecador, ni tampoco hubiera castigo para los que violan la ley, y el segundo
mandamiento que el Señor nos ha hablado es amarás a tu prójimo como
a ti mismo, y el que mata a otro no puede amarle como Dios lo manda,
– Agregó– pues sí, a mi me da tristeza por estas gentes
– Entre –le dije–
– Gracias, hágame el favor y me dice dónde es que vive por aquí un señor
Pedro Aguirre
– Yo soy, le contesté, dandole la mano al mismo tiempo.
– ¿No sabe don Pedro que yo le estoy ganando a Rafael Arango cuatro-
cientos pesos para que lo mate a usted?
– Yo puedo dárselos para que no me mate, y don Rafael también puede
dárselos pues él tiene mis cafetales y usted se libra de hacer este crimen
– De veras, así queda bien, me dijo.
Y volvió en sí pues estaba desfigurado en gran manera.
– Hagamos pues una cosa, consígame diez pesos para regresarme
– ¿Qué hacer? No tenía ni un centavo, forastero hace ocho días había
tratado a don Tulio Martínez, se me vino a la mente y pensé: “Él tiene
tienda y yo ya le compré, voy a ver si me presta diez pesos”. No vaciló
un instante para hacerme este favor y despaché mi cliente, hasta hoy.
34. Ahora bien, en este caso podemos preguntarnos, ¿por qué este hombre no
llevó acabo su designio? ¿Por qué se sorprendió al ver a su victima? No hay
sino una respuesta, Dios trastorna la mente de los que obran con iniquidad.
“Disputa, oh Dios, con los que contra mí contienden, pelea con los que me
combaten”, salmo 35:1.
214
Anexo autobiográfico
– A esta hora dizque estaba aquí para venderme cuatro racimos de plátano,
¿por qué no me los vende usted?
– Es que yo no sé qué vale eso, le dije.
215
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
35. El dinero responde a todo, pero el amor al dinero es la raíz de todos los
males, 1 Timoteo 6:10. El que ama el dinero nunca se hartará de dinero,
Eclesiastés 5:10.
Cuando me fue a dar veinte pesos por los cuatro racimos me daba miedo
recibirlos, pues me parecía que no eran para mí,
Recibí los veinte pesos y me dije, yo no soy ningún pobre, y fui a pasear la
platanera, y al ver tanta abundancia de plátano me alegraba mucho, pero
más me gozaba viendo mis veinte pesos, y repetía yo no soy ningún pobre.
Gracias a Dios desde ese día he querido con más anhelo investigar la pro-
fundidad del amor y la misericordia de Dios para los que le invocan de todo
corazón, que creo que solamente podemos decir, Señor, hágase tu voluntad
acá en la tierra como en el cielo, grandes cosas ha hecho el Señor por no-
sotros, estaremos alegres.
Hacía poco había comprado otras cuatro plazas de tierra en el punto de-
nominado Cunchipa, y una mañana de un día lunes me decidí ir a dicha
finca con el fin de organizar trabajos en ella. Al llegar al propio punto de
La Palmera salió de la cantina un señor Gabriel Franco y me dijo:
– Don Pedro, cómo es que usted anda tan despreocupado, no sabe usted
que está en la lista de los que van a matar junto conmigo
– Y yo qué podré hacer –le contesté–.
– Pues sepa que sus dos hijos, usted, Antonio Bedoya, yo y otros estamos
en lista para matarnos.
– Pues yo no encuentro remedio, solo Dios con su poder puede librarnos –le
respondí–,y me despedí.
216
Anexo autobiográfico
Bien, mi deseo es que el lector sea rico y que tenga mucho que dar a los
pobres, como me dieron a mí cuando fui refugiado en la iglesia de Palmira y
después de orar y llorar por mi adversidad me dijeron, usted ha perdido sus
bienes materiales pero el Señor no le quita la fe, nunca dejará de ser rico.
Y don Carlos Champen me leyó este versículo: “Mas buscad primeramente
el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas”, así que
no os congojéis por el día de mañana que el día de mañana traerá su fatiga,
bástale al día su afán.
217
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
que ausentarme, pues me fue imposible vigilar de noche hasta que uno a
uno entren o no entren a dormir. Con todo esto no he dejado de vigilar
por el hogar hasta donde me ha sido posible, como quien no puede mandar
pero que manda. Ahora bien, estos administradores de la porción que le
tocó a la señora, como ya dijimos, no movían sino que cogían, cortaban,
vendían y gastaban. A los tres años más o menos, al ver el descenso en la
finca busqué un trabajador (Valentín Jiménez) para que la deshierbara, y lo
hizo dos veces, a mí me consta, mas cuando me fue imposible soportar tanta
injusticia de estos allegados tuve que altercar con Audilio y con Asifronte
por primera vez, casi lucha cuerpo a cuerpo, pues estaban embriagados de
alcohol y siempre triunfaron, “pues estamos en lo que es de mi mamita”.
Oración
1. Salva, oh Dios, te suplicamos, mira desde el alto cielo pues nos oprimen los
ricos, sin
Tu ayuda perecemos.
4. Permite que tu hijo amado viva en nuestro corazón y nuestro ser, consagrado
en cambio por tu perdón.
5. Envía pues a tu siervo que ha de llevar la bandera que con justicia dominé,
y ponga paz en la tierra.
Pedro Aguirre
218
Anexos
Anexo 1
No. de
Fecha Actividad
participantes
1856 Primer culto en Bogotá (inglés) 12
1858 Escuela en Bogotá 18
1858 Reanudación de cultos (español) 38
1861 Escuela nocturna para artesanos 20
1862 Reanudación de cultos (español) 14
1862 Culto en agosto (español) 120
1862 Culto en agosto (español) 40
1868 Apertura del colegio en Bogotá 18
1869 Asistencia promedio al culto dominical en Bogotá 0
1870 Asistencia promedio al culto dominical en Barranquilla 22
1871 Alumnas del colegio en Bogotá 32
1871 Asistencia promedio al culto dominical en Bogotá 50
1881 Alumnas del colegio en Bogotá 80
1883 Miembros permanentes en Bogotá 59
1883 Alumnas del colegio en Bogotá 79
1885 Apertura del colegio para varones en Bogotá 53
1886 Miembros permanentes en Bogotá 66
1886 Alumnas del colegio en Bogotá 59
1886 Alumnos del colegio en Bogotá 23
Fuente: La información se encuentra dispersa en: Clark D. Allen, op. cit.
Foreing Missions Papers Calendar Latin American 1854-1906. Filadelfia: Presbyterian Historical
Society, USA.
221
Anexo 2
222
Anexos
223
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
224
Anexos
225
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
226
Anexos
Es interesante que durante estos años Cali y Bolívar fueron las ciudades con
mayor número de excomuniones de protestantes, diecisiete en total. Lo que
muestra la significación del protestantismo tanto en la capital como en una
pequeña población del norte del Valle en la que se desató una persecución de
protestantes y otros disidentes en los años cincuenta.
Fuente: Boletín Diocesano, órgano oficial de la Diócesis de Cali, Nos. 118, 119, 120, mayo de 1947.
227
Anexo 3
228
Anexos
Fuente: El Mensaje Evangélico Nos. 223 (julio, 1936) y 238 (octubre, 1937); La Voz Católica,
mayo 27 de 1944.
229
Anexo 4
Nombre Lugares
230
Anexos
231
Bibiliografía
Fuentes primarias
Escritas
– AGUIRRE, Pedro. Relato autobiográfico. Archivo personal de Elsa Aguirre,
Bogotá.
233
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– THOMSON, James (1827). Letters on the Moral and Religious State of South
America. Londres: James Nisbet.
Orales
– Entrevistas a los esposos Valencia, miembros de la Iglesia Presbiteriana
Cumberland de Cali desde 1932.
Libros y revistas
– ALLAN, Alexander. Recuerdos. El protestantismo en Colombia 1910-1945.
Medellín: Tipografía Unión, s. f.
234
Bibliografía
235
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– CLARK, Allen (1946). Tentative History of the Colombia Mission of the Pres-
byterian Church in the USA, with some account of the other missions working
in Colombia. Unpublished mss, UPL.
236
Bibliografía
– GONZÁLEZ, Justo (1987). Y hasta los últimos de la tierra. Una historia ilus-
trada del cristianismo, tomo 9. La era de los Nuevos Horizontes. Miami: Caribe.
– _______. (1993). Historia del pensamiento cristiano, tomo III. Miami: Caribe.
237
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
238
Bibliografía
239
Por momentos hacia atrás... por momentos hacia adelante...
– THOMSON, James (1990). Letters on the Moral and Religious State of South
America. Londres: James Nisbet, 1827. Citado por PADILLA, Washington.
“La actividad de las sociedades bíblicas en Ecuador”, en BASTIAN, Jean
P. (comp.). Protestantes, liberales y francmasones. Sociedades de ideas y mo-
dernidad en América Latina, siglo XIX. México: CEHILA/Fondo de Cultura
Económica.
240
Bibliografía
241
ISBN 978-958-8436-28-9