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JACQUES DERRIDA

EL SIGLO Y EL PERDÓN
(entrevista con Michel Wieviorka)
Traducción: Mirta Segoviano

seguido de
FE Y SABER
Traducción: Cristina de Peretti
y Paco Viddrte

E D I C I O N E S D E LA F L O R
901 Derrida, Jacques EL SIGLO Y EL PERDÓN
DER Eí siglo y ei perdón. Fe y saber.- 1 a . ed. -
Buenos Aires : Ediciones de ía Flor, 2003.
144 p. ; 20x13 cm. Entrevista con Michel Wieviorka *
ISBN 950-515-264-7

¡. Título - 1. Filosofía y Teoría de la Historia


El perdón y el arrepentimiento están desde hace tres años en
la base del seminario de Jacques Derrida en la École des hau-
Título del original en francés: Foi et Savoir - suiví de Le Siecle et le Fardan tes études en scíences sociales. ¿Qué significa el concepto de
perdón? ¿De dónde viene? ¿Se impone a todos y a todas las cul-
© Editíons du Seuil / Edirions Laterza, 1996, para "Foi et Savoir" turas? ¿Puede ser trasladado al orden de lo jurídico? ¿De lo po-
© Edirions du Seuil, 2000, para "Le Siecle et te Pardon" y para la com- lítico? ¿Y en qué condiciones? ¿Pero, en ese caso, quién lo con-
posición del volumen
cede? ¿Y a quién?¿Yen nombre de qué, de quién?

Tapa: Magdi Kelisek Michel Wievíoría. Su seminario trata acerca de la cues-


tión del perdón. ¿Hasta dónde se puede perdonar? Y el per-
dón, ¿puede ser colectivo, es decir, político e histórico?
Cet ouvrage, publié daiis le cadre du Programme d'Aide a Id Publication
Victoria Ocampo, beneficie du soutien du Mintstere des Ajfaires Etrüngeres Jacques Derrida. En principio, no hay un límite para
et du Service Culturel de l'Ámbassdde de France en Argentine.
el perdón, no hay medida, no hay moderación, no hay
"¿hasta dónde?". Siempre que, evidentemente, acordemos
Esta obra, publicada en el marco del programa de Ayuda a la Edición
Victoria Ocampo, goza del apoyo de! Ministerio de Relaciones Exteriores algún sentido "estricto" a esta palabra. Aliora bien, ¿a qué
de Francia y del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en la llamamos "perdón"? ¿Qué es aquello que requiere un "per-
Argentina. dón"? ¿Quién requiere, quién apela al perdón? Es tan difí-
cil medir un perdón como captar la dimensión de estas
preguntas. Por varias razones, que me apronto a situar.
© 2003 para la edición en castellano y sobre la presente traducción
by Ediciones de la Flor S.R.L., 1. En primer lugar, porque se mantiene el equívoco,
Gorriri 3695, C l 172ACE Buenos Aires, Argentina
principalmente en los debates políticos que reactivan y
www.edicionesdelailor.com.ar
desplazan hoy esta noción, en todo el mundo. El perdón
Queda hecho el depósito que establece la iey 11.723 se confunde a menudo, a veces calculadamente, con temas
Impreso en la Argentina aledaños: la disculpa, el pesar, la amnistía, la prescripción,
Printed in Argentina etc., una cantidad de significaciones, algunas de las cuales

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corresponden al derecho, al derecho penal coa respecto al más aílá de la instancia jurídica y más allá de ia instancia
cual el perdón debería permanecer en principio heterogé- Estado-nación. Uno se pregunta, entonces, lo que ocurre a
neo e irreductible. esta escala. Las vías son muchas. Una de ellas lleva regular-
mente a una serie de acontecimientos extraordinarios, los
2. Por enigmático que siga siendo el concepto de per- que, antes y durante la Segunda Guerra Mundial, hicieron
dón, ocurre que el escenario, la figura, el lenguaje a que posible, en todo caso "autorizaron", con eí Tribunal de Nu-
tratamos de ajustado, pertenecen a una herencia religiosa remberg, ía institución internacional de un concepto jurí-
(digamos abrahámica, para reunir en ella el judaismo, los dico como el de "crimen contra la humanidad". Ahí hubo
cristianismos y los islams). Esta tradición —compleja y di- un acontecimiento "performativo" de una envergadura aún
ferenciada, incluso conflictíva- es singular y a la vez está difícil de interpretar. Incluso cuando palabras como "cri-
en vías de universalización, a través de lo que cierta escena men contra la humanidad" circulan ahora en el lenguaje
del perdón pone en juego o saca a la luz. corriente.
Este acontecimiento mismo fue producido y autorizado
3- En consecuencia - y éste es uno de los hilos conduc- por una comunidad internacional en una fecha y según
tores de mi seminario sobre eí perdón (y el perjurio)—, la una figura determinadas de su historia. Esta se entrelaza,
dimensión misma del perdón tiende a borrarse al ritmo pero no se confunde, con ía historia de una reafirmación de
de esta mundialización, y con ella toda medida, todo lí- los derechos del hombre, de una nueva Declaración de
mite conceptual. En todas las escenas de arrepentimien- ios derechos del hombre. Esta especie de mutación ha es-
to, de confesión, de perdón o de disculpas que se multi- tructurado el espacio teatral en el que se juega —sincera-
plican en el escenario geopolítico desde la última guerra, mente o no— el gran perdón, ía gran escena de arrepenti-
y aceleradamente desde hace unos años, vemos no sólo miento que nos ocupa. A menudo tiene los rasgos, en su
a individuos, sino a comunidades enteras, corporaciones teatralidad misma, de una gran convulsión —nos atreve-
profesionales, los representantes de jerarquías eclesiásti- ríamos a decir ¿de una compulsión frenética?—. No: res-
cas, soberanos y jefes de Estado, pedir "perdón". Lo hacen ponde también, felizmente, a un "buen" movimiento. Pe-
en un lenguaje abrahámico que no es (en el caso de Japón ro el simulacro, el ritual automático, la hipocresía, el
o de Corea, por ejemplo) eí de la religión dominante en cálculo o la caricatura a menudo son de la partida, y se
su sociedad, pero que se ha transformado en el idioma invitan como parásitos a esta ceremonia de ía culpabili-
universal del derecho, la política, la economía o la diplo- dad. He ahí toda una humanidad sacudida por un mo-
macia: a ia vez el agente y el síntoma de esta ínternacio- vimiento que pretende ser unánime, he ahí un género
nalización. La proliferación de estas escenas de arrepenti- humano que pretendería acusarse repentinamente, y pú-
miento y de "perdón" invocado, significa sin duda una blicamente, y espectacularmente, de todos los crímenes
urgencia universal de la memoria: es preciso volverse hacia efectivamente cometidos por él mismo contra él mismo,
el pasado; y este acto de memoria, de autoacusación, de "contra ia humanidad". Porque si comenzáramos a acusar-
"contrición", de comparecencia, es preciso llevarlo a la vez nos, pidiendo perdón, de todos los crímenes del pasado

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contra la humanidad, no quedaría ni un inocente sobre la rechos del hombre); si esta sacralidad encuentra su sentido
Tierra -y por lo tanto nadie en posición de juez o de arbi- en la memoria abrahámica de las religiones deí Libro y en
tro—. Todos somos los herederos, al menos, de personas o una interpretación judía, pero sobre todo cristiana, del
de acontecimientos marcados, de modo esencial, interior, "prójimo" o del "semejante"; si, en consecuencia, el crimen
imborrable, por crímenes contra la humanidad. A veces contra la humanidad es un crimen contra lo más sagrado de
esos acontecimientos, esos asesinatos masivos, organiza- lo viviente, y por lo tanto contra lo divino en eí hombre, en
dos, crueles, que pueden haber sido revoluciones, grandes Dios-hecho-hombre o el hombre-hecho-Dios-por-DÍos (la
Revoluciones canónicas y "legítimas", fueron los que per- muerte del hombre y la muerte de Dios denuncian aquí el
mitieron la emergencia de conceptos como 'derechos del mismo crimen), entonces la "mundializadón" del perdón
hombre' o 'crimen contra ía humanidad'. semeja una inmensa escena de confesión en curso, por en-
Ya se vea en esto un inmenso progreso, una mutación de una convulsión-conversión-confesión virtualmente cris-
histórica, ya un concepto todavía oscuro en sus límites, y tiana, un proceso de cristianización que ya no necesita de la
de cimientos frágiles (y puede hacerse lo uno y lo otro a la Iglesia cristiana.
vez —me inclinaría a esto, por mi parte—), no se puede ne- Si, como sugería hace un momento, ese lenguaje atra-
gar este hecho: el concepto de "crimen contra la humani- viesa y acumula en él potentes tradiciones (la cultura
dad" sigue estando en el horizonte de toda la geopolítica "abrahámica" y la de un humanismo filosófico, más preci-
del perdón. Le provee su discurso y su legitimación. Tome samente de un cosmopolitismo nacido a su vez de un in-
el ejemplo sobrecogedor de la Comisión Verdad y Reconci- jerto de estoicismo y de cristianismo paulino), ¿por qué se
liación en Sudáfríca. Sigue siendo único pese a las analo- impone hoy a culturas que no son originalmente ni euro-
gías, sólo analogías, de algunos precedentes sudamerica- peas ni "bíblicas"? Pienso en esas escenas donde un primer
nos, en Chile principalmente. Y bien, lo que ha dado su ministro japonés "pidió perdón" a los coreanos y a los chi-
justificación última, su legitimidad declarada a esta Comi- nos por las violencias pasadas. Presentó ciertamente sus
sión, es la definición del apartheid como "crimen contra ía heartfelt apologies a título personal, sobre todo sin compro-
humanidad" por la comunidad internacional en su repre- meter al emperador a la cabeza del Estado, pero un primer
sentación en la O N U . ministro compromete siempre más que una persona no
Esa convulsión de la que hablaba tomaría hoy el sesgo pública. Recientemente hubo verdaderas negociaciones al
de una conversión. Una conversión de hecho y tendendal- respecto, esta vez oficiales y reñidas, entre el gobierno ja-
mente universal: en vías de mundialización. Porque si, co- ponés y el gobierno surcoreano. Estaban en juego repara-
mo creo, el concepto de crimen contra la humanidad rige ciones y una reorientación político-económica, Esas trata-
la acusación de esta autoacusación, de este arrepentimien- tivas apuntaban, como casi siempre ocurre, a producir una
to y de este perdón solicitado; si, por otra parte, una sacra- reconciliación (nacional o internacional) propicia a una
lidad de lo humano puede por sí sola, en última instancia, normalización. El lenguaje deí perdón, al servicio de fina-
justificar este concepto (nada peor, en esta lógica, que un lidades determinadas, era cualquier cosa menos puro y de-
crimen contra la humanidad del hombre y contra los de- sinteresado. Como siempre en el campo político.

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Correré entonces el riesgo d e enunciar esta p r o p o s i - d o n , SÍ lo hay, más q u e ahí d o n d e existe lo i m p e r d o n a b l e .


ción: cada vez que ei p e r d ó n está al servicio de u n a fina- Vale decir q u e ei p e r d ó n d e b e presentarse c o m o lo i m p o -
lidad, a u n q u e ésta sea noble y espiritual (liberación o re- sible m i s m o . Sólo p u e d e ser posible si es imposible. Por-
dención, reconciliación, salvación), cada vez que tiende a que, en este siglo, crímenes m o n s t r u o s o s ("ímperdona-
restablecer u n a n o r m a l i d a d (social, nacional, política, psi- bles", p o r ende) n o sólo h a n sido c o m e t i d o s - l o q u e en sí
cológica) m e d i a n t e u n trabajo de duelo, m e d i a n t e alguna m i s m o n o es quizás tan nuevo— sino q u e se han vuelto vi-
terapia o ecología d e la m e m o r i a , entonces el "perdón" n o sibles, conocidos, recordados, n o m b r a d o s , archivados por
es p u r o , ní lo es su c o n c e p t o . El p e r d ó n no es, no debería u n a "conciencia universal" mejor informada q u e n u n c a ,
ser, ni n o r m a l , ni n o r m a t i v o , ni normalizante. Debería p o r q u e esos crímenes a la vez crueles y masivos parecen
p e r m a n e c e r excepcional y extraordinario, sometido a la escapar o p o r q u e se h a b u s c a d o hacerlos escapar, en su ex-
p r u e b a d e lo imposible: c o m o si interrumpiese el curso ceso m i s m o , de la m e d i d a de toda justicia h u m a n a , y la
ordinario de ía t e m p o r a l i d a d histórica. invocación ai p e r d ó n se vio por esto (¡por lo i m p e r d o n a -
Por ío t a n t o , habría q u e interrogar desde este p u n t o de ble m i s m o , entonces!) reactivada, remotivada, acelerada.
vista lo q u e se llama la mundialización y lo que en o t r a
p a r t e 2 p r o p o n g o a p o d a r la mundialatinización —para t o - Al sancionarse, en 1 9 6 4 , la ley q u e decidió en Francia
m a r en c u e n t a el efecto de cristiandad r o m a n a q u e sobre- la imprescriptibilídad de los crímenes c o n t r a la h u m a n i -
d e t e r m i n a actualmente t o d o el lenguaje del derecho, de la dad, se abrió u n debate. M e n c i o n o al pasar que el c o n c e p -
política, e incluso ia interpretación del llamado "retorno to jurídico d e lo imprescriptible n o equivale para nada al
de lo religioso"—. N i n g ú n p r e s u n t o desencanto, n i n g u n a c o n c e p t o n o jurídico d e lo i m p e r d o n a b l e . Se p u e d e m a n -
secularización llega a i n t e r r u m p i r l o , m u y por el contrario. tener la imprescriptibilídad d e u n c r i m e n , no p o n e r n i n -
g ú n límite a la d u r a c i ó n d e u n a inculpación o d e u n a acu-
Para abordar ahora el c o n c e p t o m i s m o de p e r d ó n , la sación posible anee la ley, p e r d o n a n d o al m i s m o tiempo al
lógica y ei sentido c o m ú n c o n c u e r d a n p o r u n a vez con la culpable. Inversamente, se p u e d e absolver o suspender u n
paradoja: es preciso, m e parece, parrir del hecho de q u e , juicio y no obstante rehusar eí p e r d ó n . Q u e d a abierta la
sí, existe lo i m p e r d o n a b l e . ¿No es en verdad lo ú n i c o a cuestión d e q u e la singularidad del concepro d e impres-
perdonar? ¿Lo único q u e invoca el perdón? Si sólo se es- criptibilídad (por oposición a la "prescripción", que tiene
tuviera dispuesto a p e r d o n a r lo q u e parece p e r d o n a b l e , ío equivalentes en otros derechos occidentales, por ejemplo,
q u e la Iglesia llama el "pecado venial", entonces la idea el norteamericano) responde quizás a q u e introduce ade-
m i s m a de p e r d ó n se desvanecería. SÍ hay algo a perdonar, más, c o m o el p e r d ó n o c o m o lo i m p e r d o n a b l e , u n a espe-
sería lo q u e en lenguaje religioso se llama el pecado m o r - cie de e t e t n i d a d o de trascendencia, el horizonte apocalíp-
tal, ío peor, el crimen o el d a ñ o i m p e r d o n a b l e . D e allí la tico de u n juicio final: en el derecho más allá del derecho,
aporía q u e se p u e d e describir en su formalidad seca e i m - en la historia más allá de la historia. Este es u n p u n t o cru-
placable, sin piedad: el p e r d ó n p e r d o n a sólo lo i m p e r d o - cial y difícil. E n u n texto polémico titulado j u s t a m e n t e
nable. N o se p u e d e o n o se debería perdonar, no hay per- "Lo imprescriptible", Jankélévitch declara q u e no se p o -

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dría hablar de perdonar crímenes contra la humanidad, miento y a la transformación del pecador, que pide explí-
contra la humanidad del hombre: no contra "enemigos" citamente el perdón. Y quien entonces no es ya decidida-
(políticos, religiosos, ideológicos), sino contra lo que ha- mente el culpable sino ahora otro, y mejor que el culpa-
ce del hombre un hombre -es decir, contra la capacidad ble. En esta medida, y con esta condición, no es ya al
misma de perdonar—. De modo análogo, Hegel, gran pen- culpable como tal a quien se perdona. Una de las cuestio-
sador del "perdón" y de la "reconciliación", decía que todo nes indisociables de ésta, y que también me interesa, ata-
es perdonable salvo el crimen contra el espíritu, es decir, ñe entonces a la esencia de la herencia. ¿Qué es heredar
contra la capacidad reconciliadora del perdón. Ttatándose cuando la herencia incluye un mandato a la vez doble y
evidentemente de la Shoá, Jankélévitch insistía sobre todo contradictorio? Un mandato que es preciso reorientar, in-
en otro argumento, a sus ojos decisivo: menos aún puede terpretar activamente, performativamente, pero en la no-
hablarse de perdonar, en este caso, en la medida en que los che, como si debiéramos entonces, sin norma ni criterio
criminales no han pedido perdón. No reconocieron su cul- preestablecidos, reínventar la memoria.
pa y no manifestaron ningún arrepentimiento. Esto es al
Pese a mi admirativa simpatía por Jankélévitch, e in-
menos lo que sostiene, algo apresuradamente quizás, Jan-
cluso cuando comprendo lo que inspira esta justa cólera,
kélévitch.
me es difícil seguirlo. Por ejemplo, cuando multiplica las
imprecaciones contra la buena conciencia de "el alemán"
Ahora bien, yo estaría tentado a recusar esa lógica con- o cuando truena contra el milagro económico del marco
dicional del intercambio, esa presuposición tan amplía- y la obscenidad próspera de la buena conciencia, pero so-
mente difundida según la cual sólo se podría considerar el bre todo cuando justifica el rehusamíeritc a perdonar
perdón con la condición de que sea pedido, en un escena- por el hecho, o más bien la alegación, del no-arrepenti-
rio de arrepentimiento que atestiguase a la vez la concien- miento. Dice, en resumen: "SÍ hubieran comenzado, al
cia de la falta, la transformación del culpable y eí compro- arrepentirse, por pedir perdón, hubiéramos podido con-
miso al menos implícito de hacer todo para evitar el siderar otorgárselo, pero no fue ése el caso". Tuve más
recorno del mal. Hay ahí una transacción económica que dificultad aún en seguirlo aquí en la medida en que, en lo
a la vez confirma y contradice la tradición abrahámica de que él mismo llama un "libro de filosofía", Lepardon, pu-
la que hablamos. Es importante analizar a fondo la ten- blicado anteriormente, Jankélévitch había sido más favo-
sión, en el seno de la herencia, entre por una parte la idea, rable a la idea de un perdón absoluto. Reivindicaba en-
que es también una exigencia, del perdón incondicional^ tonces una inspiración judía y sobre todo cristiana.
gratuito, infinito, no económico, concedido al culpable en Hablaba incluso de un imperativo de amor y de una "éti-
tanto culpable, sin contrapartida, incluso a quien no se ca hiperbólica": una ética, por lo tanto, que iría más allá
arrepiente o no pide perdón y, por otra parte, como lo tes- de las leyes, de las normas o de una obligación. Etica más
timonian gran cantidad de textos, a través de muchas di- allá de la ética, ése es quizá el lugar inhallable del perdón.
ficultades y sutilezas semánticas, un perdón condicional, Sín embargo, incluso en ese momento—y la contradicción
proporcional al reconocimiento de la falta, al arrepentí- por lo tanto subsiste— Jankélévitch no llegaba a admitir

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un perdón incondicional y que sería entonces concedido rasgo antropológico que decide acerca de todo (porque
incluso a quien no lo pidiera. siempre se tratará, en el fondo, de saber si el perdón es
Lo central del argumento, en "Lo imprescriptible", y una posibilidad o no, incluso una facultad, en consecuen-
en la patte titulada "¿Perdonar?", es que la singularidad de cia un "yo puedo" soberano, y un poder humano o no).
la Shoá alcanza las dimensiones de lo inexpiable. Ahora 2. Esta posibilidad humana es el correlato de la posi-
bien, para lo inexpiable no habría perdón posible, según bilidad de punir —no de vengarse, evidentemente, lo que
Jankélévítch, ni siquiera perdón que tuviera un sentido, es otra cosa, a ía que eíperdón es más ajeno aún, sino de
que produjera sentido. Porque el axioma común o domi- punir según la ley— "El castigo", dice Arendt, "tiene en
nante de la tradición, finalmente, y a mi modo de ver el común con el perdón que trata de poner término a algo
más problemático, es que el perdón debe tener sentido. Y que, sin intervención, podría continuar indefinidamente.
ese sentido debería determinarse sobre una base de salva- Es entonces muy significativo, es un elemento estructural
ción, de reconciliación, de redención, de expiación, diría del dominio de los asuntos humanos [bastardillas de J D ] ,
incluso de sacrificio. Para Jankélévítch, desde el momen- que los hombres sean incapaces de perdonar io que no
to en que ya no se puede punir al criminal con una "pu- pueden punir, y que sean incapaces de punir lo que se re-
nición proporcional a su crimen" y que, en consecuencia, vela imperdonable."
el "castigo deviene casi indiferente", uno se encuentra con
"lo inexpiable" —dice también "lo Irreparable" (palabra En "L'imprescripdble", por lo tanto, y no en Le par-
que Chirac utilizó frecuentemente en su famosa declara- don, Jankélévítch se Ínstala en este intercambio, en esta si-
ción sobre eí crimen contra los judíos durante el régimen metría entre punir y perdonar: el perdón ya no tendría
de Vichy: "Francia, ese día, consumaba lo irreparable"). sentido allí donde el crimen ha devenido, como ía Shoá,
De lo inexpiable o lo irreparable, Jankélévítch deduce lo "inexpiable", "irreparable", fuera de toda medida huma-
imperdonable. Y lo imperdonable, según él, no se perdo- na. "El perdón ha muerto en los campos de la muerte",
na. Este encadenamiento no me parece evidente. Pot el dice. Sí. A menos que sólo se_yuelya_posible a partir del
motivo que expuse (¿qué sería un perdón que sólo perdo- momento en que parece imposible. Su historia comenza-
nara lo perdonable?) y porque esta lógica continúa impli- ría, por ei "contrarioj con lo imperdonable.
cando que ei perdón sigue siendo el correlato de un juicio
Si insisto en esta contradicción en el seno de la heren-
y la contrapartida de una punición posibles, de una expia-
cia y en la necesidad de mantener ía referencia a un per-
ción posible, de lo "expiable".
dón incondicional y aneconómíco, es decir, más allá del
Porque Jankélévítch parece entonces dar dos cosas por intercambio e incluso del horizonte de una redención o
sentadas (como Arendt, por ejemplo, en La Condition de una reconciliación, no lo hago por purismo ético o espi-
l'homme moderne): ritual. Si digo: "Te perdono con ía coñcíición ae~que, al pe-
dir perdón, hayas cambiado y ya no seas el mismo", ¿aca-
1. El perdón debe seguir siendo una posibilidad huma- so te perdono?; ¿qué es lo que perdono? y ¿a quién?; ¿qué
na —insisto sobre estas dos palabras y sobre todo sobre ese perdono y a quién?; ¿perdono algo o perdono a alguien?

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Primera ambigüedad sintáctica, por otra parte, que debe- incondicionalidad está también inscrita —como su contra-
ría detenernos largo rato; entre ";a quién?" y "¿qué?". ¿Se rio, a saber, la condición del arrepentimiento— en "nues-
perdona algo, un crimen, una falta, un daño, es decir un tra" herencia, aun cuando esta pureza radical puede pare-
acto o un momento que no agota la persona incriminada cer excesiva, hiperbólica, loca. Porque sí digo, tal como lo
y, en último análisis, no se confunde con el culpable que pienso, que el perdón es loco, y que debe seguir siendo
sigue siendo por lo tanto irreductible a ese algo? ¿O bien una locura de lo imposible, no es ciertamente para ex-
se perdona a alguien, absolutamente, no marcando ya en- cluirlo o descalificarlo. Es tal vez incluso lo único que
tonces el límite entre el daño, el momento de la falta, y la ocurra, que sorprenda, como una revolución, el curso or-
persona que se tiene por responsable o culpable? Y en es- dinario de la historia, de la política y del derecho. Porque
te último caso (pregunta "¿a quién se perdona?')^ ¿se pide esto quiere decir que sigue siendo heterogéneo al orden de
perdón a la víctima o a algún testigo absoluto, a Dios, por lo político o de lo jurídico tal como se los entiende co-
ejemplo a determinado Dios que prescribió que perdoná- múnmente. Jamás se podría, en ese sentido corriente de
ramos al otro (hombre) para merecer a su vez ser perdo- las palabras, fundar una política o un derecho sobre el
nados? (La Iglesia de Francia pidió perdón a Dios, no se perdón. En todas las escenas geopolíticas de las que hablá-
arrepintió directamente o solamente ante los hombres, o bamos, se abusa de la palabra "perdón". Porque siempre se
ante las víctimas - p o r ejemplo, la comunidad judía, a la trata de negociaciones más o menos declaradas, de tran-
que sólo tomó como testigo, pero públicamente, es ver- sacciones calculadas, de condiciones y, como diría Kant,
dad, del perdón pedido realmente a Dios, etc.—.) Debo de imperativos hipotéticos. Estas maniobras pueden cier-
dejar abiertas estas inmensas cuestiones. tamente parecer honorables. Por ejemplo, en nombre de
Imaginemos que perdono con la condición de que el la "reconciliación nacional", expresión a la que De Gau-
culpable se arrepienta, se enmiende, pida perdón y por lo lle, Pompidou y Mkterrand han recurrido en el momen-
tanto sea transformado por un nuevo compromiso, y que to en que creyeron tener que asumir la responsabilidad de
desde ese momento ya no sea en absoluto el mismo que borrar las deudas y los crímenes del pasado, bajo la Ocu-
aquel que se hizo culpable. En ese caso, ¿se puede todavía pación o durante la guerra de Argelia. En Francia, los más
hablar de un perdón? Sería demasiado fácil, de los dos la- altos responsables políticos adoptaron por lo regular el
dos: se perdonaría a otro distinto del culpable mismo. Pa- mismo lenguaje: es preciso proceder a la reconciliación
ra que exista perdón, ¿no es preciso, por el contrario, per- por la amnistía y reconstituir así la unidad nacional. Es
donar tanto la falta como al culpable en tanto tales, allí un leitmotiv de la retórica de todos los jefes de Estado y
donde una y otro permanecen, tan irreversiblemente co- primeros ministros franceses desde la Segunda Guerra
mo el mal, como el mal mismo, y serían capaces de repe- Mundial, sin excepción. Fue literalmente el lenguaje de los
tirse, imperdonablemente, sin transformación, sin mejo- que, tras el primer momento de depuración, decidieron la
ra, sin arrepentimiento ni promesa? ¿No se debe sostener gran amnistía de 1951 para los crímenes cometidos bajo
que un perdón digno de ese nombre, si existe alguna vez, la Ocupación. Una noche, en un documental de archivo,
debe perdonar lo imperdonable, y sin condiciones? Esta escuché a M. Cavaillet decir, lo cito de memoria, que

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siendo enconces p a r l a m e n t a r i o , había votado p o r la ley represión", entonces otros cálculos dictan hacer justicia en
de a m n i s t í a de 1951 p o r q u e era preciso, decía, "saber ol- forma más rigurosa y más pública a lo q u e se llama el "de-
viden"; t a n t o m á s c u a n t o q u e en aquel m o m e n t o —Cavaí- ber d e m e m o r i a " .
Uet insistía d u r a m e n t e en eílo—, el peligro c o m u n i s t a se Siempre el m i s m o desvelo: actuar de m o d o q u e la na-
vivía c o m o lo m á s urgente. H a b í a q u e hacer reingresar en ción sobreviva a sus discordias, q u e los t r a u m a t i s m o s ce-
la c o m u n i d a d nacional a t o d o s los a n t i c o m u n i s t a s que, d a n al trabajo de duelo, y q u e el E s t a d o - n a c i ó n no se vea
colaboracionistas unos años antes, corrían el riesgo de ganado por la parálisis. Pero aun ahí d o n d e se lo p o d r í a
verse excluidos del c a m p o político p o r u n a ley demasia- justificar, ese imperativo "ecológico" de la salud social y
d o severa y p o r u n a d e p u r a c i ó n d e m a s i a d o p o c o olvida- política n o tiene n a d a q u e ver con el " p e r d ó n " de q u e se
diza. R e c o n s t r u i r la u n i d a d nacional significaba rearmar- había en ese caso m u y ligeramente. El p e r d ó n n o corres-
se de todas las tuerzas disponibles en u n c o m b a t e q u e p o n d e , jamás debería corresponder, a u n a terapia de la re-
c o n t i n u a b a , esta vez en t i e m p o s d e p a z o d e la l l a m a d a conciliación. Volvamos al n o t a b l e ejemplo de Sudáfrica,
g u e r r a rría. S i e m p r e hay u n cálculo esrratégico y político Todavía en prisión, M á n d e l a sintió el deber de asumir él
en el gesto generoso de q u i e n ofrece la reconciliación o m i s m o la decisión d e negociar el principio de u n p r o c e d i -
la a m n i s t í a , y es necesario integrar s i e m p r e este cálculo m i e n t o de amnistía. Para permitir sobre codo el regreso de
en n u e s t r o s análisis. " R e c o n c i l i a c i ó n nacional", ése fue los exiliados del Congreso N a c i o n a l Africano. Y con m i -
t a m b i é n , c o m o dije, el lenguaje explícito de D e Gaulle ras a u n a reconciliación nacional sin la cual el país h u b i e -
c u a n d o volvió p o r p r i m e r a vez a V i c h y y p r o n u n c i ó allí ra sído barrido a sangre y fuego p o r la venganza. Pero
u n f a m o s o discurso sobre la u n i d a d y la unicidad d e igual q u e la absolución, eí sobreseimiento, e incluso el
Francia; ése fue l i t e r a l m e n t e el discurso de P o m p i d o u , " i n d u l t o " (excepción jurídico-política de la q u e volvere-
q u e h a b l ó t a m b i é n , en u n a famosa conferencia de p r e n - m o s a hablar), t a m p o c o la amnistía significa el p e t d ó n .
sa, de "reconciliación n a c i o n a l " y de división s u p e r a d a A h o r a bien, c u a n d o D e s m o n d T u t u fue n o m b r a d o presi-
c u a n d o i n d u l t ó a T o u v í e r ; ése fue t a m b i é n el lenguaje de d e n t e de la Comisión Verdad y Reconciliación, cristianizó eí
M i t t e r r a n d c u a n d o sostuvo, en varias ocasiones, q u e él lenguaje de u n a institución destinada a tratar ú n i c a m e n -
era g a r a n t e de la u n i d a d nacional, y m u y precisamente te crímenes d e motivación "política" ( p r o b l e m a e n o r m e
c u a n d o rehusó declarar la culpabilidad d e Francia bajo el q u e r e n u n c i o a tratar aquí, c o m o r e n u n c i o a analizar ía
régimen de V i c h y (al q u e calificaba, c o m o usted sabe, d e compleja estructura d e la m e n c i o n a d a comisión, en sus
p o d e r no-legítimo o no-representativo, a p r o p i a d o por relaciones con las otras instancias judiciales y procedi-
u n a m i n o r í a de extremistas, mientras q u e sabemos q u e la m i e n t o s penales q u e debían seguir su curso). C o n ranta
cosa es m á s complicada, y n o sólo desde el p u n t o de vis- b u e n a v o l u n t a d c o m o confusión, m e parece, T u t u , arzo-
ta formal y legal, pero dejemos esto). Inversamente, cuan- bispo angHcano, i n t r o d u c e el vocabulario del arrepenti-
d o el c u e r p o d e la nación p u e d e s o p o r t a r sin riesgo u n a m i e n t o y del p e r d ó n . Esto le fue r e p r o c h a d o , además, y
división m e n o r o ver incluso su u n i d a d reforzada p o r p r o - e n t r e otras cosas, p o r u n a p a r t e no cristiana de la c o m u -
cesos, por aperturas de archivos, p o r "levantamientos de n i d a d negra. Sin hablar de los peligrosos riesgos de tra-

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JACQUES DERRIBA EL SIGLO Y EL PERDÓN

ducción que aquí sólo puedo mencionar pero que, como donar —o lista para perdonar—". Palabras muy difíciles de
el recurso al lenguaje mismo, atañen también al segundo entender. Esta mujer víctima, esta mujer de víctima 3 que-
aspecto de su pregunta: la escena del perdón, ¿es una con- ría seguramente recordar que el cuerpo anónimo del Es-
frontación personal o bien apela a alguna mediación ins- tado o de una institución pública no puede perdonar. N o
titucional? (Y el lenguaje mismo, la lengua, es aquí una tiene ni el derecho ni el poder de hacerlo; y eso no ten-
primera institución mediadora.) En principio, entonces, dría además ningún sentido. El representante deí Estado
siempre para seguir una concepción de la tradición abra- puede juzgar, pero el perdón no tiene nada que ver con el
hámica, el perdón debe comprometer dos singularidades: juicio, justamente. Ni siquiera con el espacio público o
el culpable (el "perpetrator', como se dice en Sudáfrica) y político. Incluso si el perdón fuera "justo", lo sería de una
la víctima. Desde el momento en que interviene un terce- justicia que no tiene nada que ver con la justicia judicial,
ro se puede a lo sumo hablar de amnistía, de reconcilia- con el derecho. Hay tribunales de justicia para eso, y esos
ción, de reparación, etc. Pero ciertamente no de perdón tribunales jamás perdonan, en el sentido estricto de este
puro, en sentido estricto. El estatuto de la Comisión Ver- término. Esta mujer quería tal vez sugerir otra cosa: si al-
dad y Reconciliación es sumamente ambiguo en este asun- guien tiene alguna calificación para perdonar, es sólo la
to, como el discurso de Tutu, que oscila entre una lógica vícrima y no una institución tercera. Porque por otra par-
no penal y no reparadora del "perdón" (la llama "restau- te, incluso sí esta esposa también era una víctima, de to-
radora") y una lógica judicial de la amnistía- Se debería dos modos, la víctima absoluta, sí se puede decir así, se-
analizar con más detalle la inestabilidad equívoca de todas guía siendo su marido muerto. Sólo el muerto hubiera
esas autointerpretaciones. Gracias a una confusión entre podido, legítimamente, considerar el perdón.. La sobrevi-'
el orden dei perdón y el orden de la justicia—pero abusan- viente no estaba dispuesta a susrituir abusivamente al
do tanto de su heterogeneidad como del hecho de que el muerto. Inmensa y dolorosa experiencia del sobreviviente:
tiempo del perdón escapa del proceso judicial—, siempre ¿quién tendría el derecho de perdonar en nombre de vícti-
es posible remedar el escenario del perdón "inmediato" y mas desaparecidas? Éstas están siempre ausentes, en cierta
casi automático para escapar de la justicia. La posibilidad manera. Desaparecidas por esencia, nunca están ellas mis-
de este cálculo está siempre abierta y se podrían dar mu- mas absolutamente presentes, en el momento del perdón
chos ejemplos. Y contraejemplos. Así, Tutu cuenta que invocado, como las mismas, las que fueron en el momen-
un día una mujer negra atestigua ante la Comisión. Su to del crimen; y a veces están ausentes en su cuerpo^ inclu-
marido había sido asesinado por policías torturadores. so a menudo muertas.
Ella habla en su lengua, una de las once lenguas oficial-
mente reconocidas por la Constitución. Tutu la interpre- Vuelvo un instante al equívoco de la tradición. Aveces
ta y la traduce más o menos así, en su idioma cristiano el perdón (concedido por Dios o inspirado por la pres-
(anglo-anglicano): "Una comisión o un gobierno no pue- cripción divina) debe ser un don gratuito, sin intercam-
de perdonar. Sólo vo, evenrualmenre, podría nacerlo. bio e incondicional; a veces, requiere, como condición
(Andlam not ready toforgive.) Y no estoy dispuesta a per- mínima, el arrepentimiento y la transformación del peca-
dor. ¿Qué consecuencia resulta de esta tensión? Al menos

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JACQUES DERRIBA EL SIGLO Y EL PERDÓN

ésta, q u e no simplifica las cosas: si nuestra idea del p e r d ó n nal; si es verdad que debería cada vez, en cada caso, seguir
se d e r r u m b a desde el m o m e n t o en q u e se la priva de su siendo una excepción absoluta, hay u n a excepción a esta ley
p o l o de referencia absoluto, a saber, de su pureza i n c o n - de excepción, en cierto m o d o , y es j u s t a m e n t e , en O c c i -
dicional, no obscance c o n t i n ú a siendo inseparable d e lo d e n t e , esa tradición teológica q u e c o n c e d e al s o b e r a n o
q u e le es hetetogéneo, a saber, el orden de las condiciones, u n derecho exorbitante. P o r q u e el derecho de gracia es
el a r r e p e n t i m i e n t o , la transformación, cosas todas q u e le precisamente, c o m o su n o m b r e lo indica, del o r d e n del
permicen inscribirse en la historia, el derecho, la política, derecho, pero de u n derecho q u e inscribe en las leyes u n
la existencia misma. Estos dos polos, el incondicional y el p o d e r por encima de las leyes. El m o n a r c a absoluto de de-
condicional, son a b s o l u t a m e n t e heterogéneos y deben per- recho divino p u e d e induícar a u n criminal, es decir, p r a c -
m a n e c e r irreductibles u n o al otro. Sin embargo, son i n d i - ticar, en n o m b r e del E s t a d o , u n p e r d ó n q u e trasciende y
sociables: si se quiere, y si es preciso, q u e el p e r d ó n deven- neucraliza el derecho. D e r e c h o p o r e n c i m a del derecho.
ga efectivo, concreto, histórico, si se quiere q u e ocurra, C o m o la idea de soberanía misma, este derecho de gracia
q u e tenga lugar c a m b i a n d o las cosas, es necesario q u e su fue r e a d a p t a d o en la herencia republicana. E n algunos Es-
pureza se c o m p r o m e t a en u n a serie de condiciones de to- tados m o d e r n o s de tipo d e m o c r á t i c o , c o m o Francia, se
d o tipo (psico-sociológicas, políticas, etc.). Es e n t t e esos diría q u e h a sido secularizado (si esta palabra tuviera u n
dos polos, irreconciliables pero indis o¡dables, d o n d e d e b e n sentido fuera d e la tradición religiosa que m a n t i e n e , a u n -
t o m a r s e las decisiones y las responsabilidades. Pero pese a q u e p r e t e n d a sustraerse a ella). E n otros, c o m o los Esta-
todas las confusiones q u e r e d u c e n el p e r d ó n a ía amniscía dos U n i d o s , la secularización no es siquiera u n simulacro,
o a la amnesia, a la absolución o a ía prescripción, al tra- p u e s t o q u e el presidente y los gobernadores, que tienen eí
bajo de duelo o a alguna terapia política de reconcilia- derecho d e gracia [pardon, clemency), prestan anee t o d o
ción, en s u m a a alguna ecología histórica., jamás habría j u r a m e n t o sobre ía Biblia, sosrienen discursos oficiales de
q u e olvidar q u e t o d o esto se refiere a u n a cierta idea del tipo religioso e invocan el n o m b r e o la bendición de D i o s
p e r d ó n p u r o e incondicional, sin la cual este discurso n o cada vez q u e se dirigen a la nación. Lo que i m p o r t a en es-
tendría el m e n o r s e n t i d o . Lo q u e complica la cuestión del ta excepción absoluta q u e es eí derecho de gracia, es. q u e
"sentido" es n u e v a m e n t e esto, c o m o lo sugería recién: eí la excepción del derecho, la excepción al derecho está si-
p e r d ó n p u r o e incondicional, para tener su sentido escric- t u a d a en ía cúspide o en el f u n d a m e n t o de ío j u r í d i c o - p o -
to, d e b e no tener n i n g ú n "sentido", incluso n i n g u n a fina- lítico. E n el cuerpo del s o b e r a n o , encarna ío q u e funda,
lidad, n i n g u n a inteligibilidad. Es u n a locuta de lo i m p o - sostiene o erige, en lo m á s aleo, con la u n i d a d de la na-
sible. H a b r í a q u e seguir o c u p á n d o s e sin descanso d e las ción, la garantía d e la C o n s t i t u c i ó n , las condiciones y el
consecuencias de esta paradoja o aporía. ejercicio del derecho. C o m o siempre ocurre, el principio
trascendental de u n sistema no pertenece al sistema. Le es
Lo q u e se d e n o m i n a el derecho de gracia es u n ejemplo extraño c o m o u n a excepción.
de esto, a Ía vez u n ejemplo entre otros y el m o d e l o ejem-
plar. Porque si es verdad q u e el p e r d ó n debería p e r m a n e - Sin discutir eí principio de este derecho de gracia, por
cer heterogéneo al o r d e n jurídico-político, judicial o pe- m á s "elevado" q u e sea, p o r m á s noble p e r o t a m b i é n m á s

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JACQUES DEMUDA
EL SIGLO Y EL PERDÓN

"escurridizo" y más equívoco, más peligroso, más arbitra-


rio que sea, Kant recuerda la estricta limitación que ha-
En el caso a la vez excepcional y ejemplar del derecho
bría que imponerle para que no diera lugar a las peores in-
de gracia, allí donde lo que excede lo jurídico-político se
justicias: que el soberano sólo pueda indultar ahí donde el inscribe, para fundarlo, en ei derecho constitucional, hay
crimen lo afecta a él mismo (y afecta por lo tanto, en su y no hay ese encuentro o esa confrontación personal, y del
cuerpo, la garantía misma del derecho, del Estado de de- cual puede pensarse que es exigido por la esencia misma
recho y del Estado). Como en la lógica hegeliana de la del perdón. Ahí donde éste debería sólo comprometer
que hablábamos antes, sólo es imperdonable el crimen singularidades absolutas, no puede manifestarse en cierta
contra lo que da el poder de perdonar, el crimen contra el forma sin apelar al tercero, a la institución, al carácter de
perdón, en definitiva -el espíritu según Hegel, y lo que él social, a la herencia transgeneracional, al sobreviviente en
llama "el espíritu del cristianismo"—, pero es justamente general; y ante todo a esa instancia unlversalizante que es
esto imperdonable, y sólo esto imperdonable, lo que el so- el lenguaje. ¿Puede haber ahí, de una o de otra pane, un
berano tiene todavía el derecho de perdonar, y solamente escenario de perdón sin un lenguaje compartido? No se
cuando "el cuerpo del rey", en su función soberana, es comparte sólo una lengua nacional o un idioma, sino un
afectado a través del otro "cuerpo del rey", que es aquí lo acuerdo sobre el sentido de las palabras, sus connotacio-
"mismo", el cuerpo de carne, singular y empírico. Fuera nes, la retórica, la orientación de una referencia, etc. Esa
de esta excepción absoluta, en todos los demás casos, en es otra forma de la misma aporía: cuando la víctima y el
cualquier parte donde los daños afecten a los sujetos mis- culpable no comparten ningún lenguaje, cuando nada co-
mos, es decir, casi siempre, el derecho de gracia no podría mún y universal íes permite entenderse, el perdón parece
ejercerse sin injusticia. De hecho, se sabe que siempre es ejer- privado de sentido, uno se encuentra precisamente con lo
cido por el soberano en forma condicional, eu función de imperdonable absoluto, con esa imposibilidad de perdo-
una interpretación o de un cálculo en cuanto a lo que en- nar de la que decíamos sin embargo hace un momento
trecruce un interés particular (el propio o el de los suyos o que era, paradójicamente, el elemento mismo de cual-
de una fracción de la sociedad) y eí interés del Estado. Un quier perdón posible. Pata perdonar es preciso por un la-
ejemplo reciente lo daría Clinton, quien nunca estuvo in- do que ambas partes se pongan de acuerdo sobre la natu-
clinado a indultar a nadie y que es un partidario más bien raleza de la falta, saber quién es culpable de qué mal hacia
aguerrido de la pena de muerte. Ahora bien, él llega, utili- quién, etc. Cosa ya muy improbable. Porque imagínese lo
zando su right to pardon, a indultar a unos portorriqueños que una "lógica del inconsciente" vendría a perturbar en
encarcelados desde hacía tiempo por terrorismo. Pues ese "saber", y en todos los esquemas en que detenta no
bien, los republicanos no dejaron de cuestionar este privi- obstante una "verdad". Imaginemos además lo que pasa-
ría cuando la misma perturbación hiciera temblar todo,
legio absoluto del Ejecutivo, acusando al Presidente de ha-
cuando llegara a repercutir en el "trabajo del duelo", en la
ber querido así ayudar a HÜlary Clinton en su próxima
"terapia" de la que hablábamos, y en el derecho y en la po-
campaña electoral en Nueva York, donde, como sabemos,
lítica. Porque si un perdón puro no puede —no debe— pre-
los puertorriqueños son muchos.

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JACQUES DERRIDA Ei. SIGLO Y EL PERDÓN

sentarse como cal, exhibirse por lo canto en el teatro de la je, vecindad, familiaridad, incluso familia, etc. Pero para
conciencia sin, en el mismo acto, negarse, mentir o rea- que el mal surja, el "mal radical" y quizá peor aún, el mal
firmar una soberanía, ¿cómo saber lo que es un perdón imperdonable, el único que hace surgir la cuestión del
-si algún día tiene lugar-, y quién perdona a quién, o perdón, es preciso que, en lo más íntimo de esta intimi-
qué a quién? Porque por otro lado, si es preciso, como de- dad, un odio absoluto venga a interrumpir la paz. Esta
cíamos recién, que ambas parres se pongan de acuerdo hostilidad destructora sólo puede dirigirse a lo que Lé-
sobre la naturaleza de la falta, saber, a conciencia, quién vínas llama el "rostro" del otro, el otro semejante, el pró-
es culpable de qué mal hacia quién, etc., y esto sigue jimo más próximo, entre el bosnio y el servio, por ejem-
siendo muy improbable, lo contrario también es verdad. plo, dentro del mismo barrio, de ía misma casa, a veces
Al mismo tiempo, es preciso efectivamente que la alteri- de la misma familia. ¿El perdón debe entonces tapar el
dad, ía no-ÍdentificacÍón> la incomprensión misma per- agujero? ¿Debe suturar la herida en un proceso de recon-
manezcan irreductibles. El perdón es, por lo tanto, loco, ciliación? ¿O bien dar lugar a otra paz, sin olvido, sin
debe hundirse, pero lúcidamente, en la noche de lo inin- amnistía, fusión o confusión? Por supuesto, nadie se atre-
vería decentemente a objetar el imperativo de la reconci-
teligible. Llamemos a esto lo inconsciente o la no-con-
liación. Es mejor poner fin a los crímenes y a las discor-
ciencía, como usted prefiera. Desde que la víctima
dias. Pero, una vez más, creo que hay que distinguir entre
comprende" al criminal, desde que inrercambia, habla,
el perdón y el proceso de reconciliación, esta reconstitu-
se entiende con él, la escena de la reconciliación ha co-
ción de una salud o de una "normalidad", por necesarias
menzado, y con ella ese perdón usual que es cualquier co-
y deseables que puedan parecer a través de las amnesias, el
sa menos un perdón. Aun sí digo "no te perdono' a alguien
"trabajo de duelo", etc. Un perdón "finalizado" no es un
que me pide perdón, pero a quien comprendo y me com-
perdón, es sólo una estrategia política o una economía
prende, entonces ha comenzado un proceso de reconcilia-
psicoterapéurica. En Argelia hoy, pese al dolor infinito de
ción, el tercero ha intervenido. Pero se acabó el asunto del las víctimas y el daño irreparable que sufren para siempre,
perdón puro. se puede pensar, ciertamente, que la supervivencia del
país, de la sociedad y del Estado pasa por el anunciado
M. W. En las situaciones más terribles, en África, en proceso de reconciliación. Desde este punto de vista se pue-
Kosovo, ¿no se trata, precisamente, de una barbarie de de "comprender" que un comicio haya aprobado la política
proximidad, donde el crimen se produce entre personas prometida por Bouteflika. Pero creo inapropiada la palabra
que se conocen? ¿Ei perdón no implica lo imposible: es- "perdón" que fue pronunciada en esa ocasión, en particu-
tar al mismo tiempo en algo diferente de la situación an- lar por el jefe del Estado argelino. Me parece injusta a ia vez
terior, antes del crimen, comprendiendo simultáneamen- por respeto a las víctimas de crímenes atroces (ningún jefe
te la situación anterior? de Estado tiene derecho a perdonar en su lugar) y por res-
peto al sentido de esta palabra, a la incondicionalidad no
J. D . En lo que usted llama la "situación anterior" po- negociable, aneconómica, apolítica y no estratégica que és-
dría haber, en efecto, todo tipo de proximidades: lengua-

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JACQUES DEMUDA
EL SIGLO Y EL PERDÓN

te prescribe. Pero, una vez más, ese respeto por la palabra


o por el concepto no traduce solamente un purismo se-
Volvamos a la cuestión de ¿os derechos del hombre, al
mántico o filosófico. Todo tipo de "políticas" inconfesa-
concepto de crimen contra ¿a humanidad, pero también
bles, todo tipo de maniobras estratégicas pueden ampa-
de la soberanía. Más que nunca, esos tres motivos están
rarse abusivamente tras una "retórica" o una "comedia"
ligados en el espacio público y en el discurso político.
del perdón para, saltear la etapa del derecho. En política,
Aunque a menudo una cierta noción de la soberanía es-
cuando se trata de analizar, de juzgar, hasta de oponerse
té positivamente asociada al derecho de la persona, al de-
prácticamente a esos abusos, es de rígor la exigencia con-
recho a la autodeterminación, al ideal de emancipación,
ceptual, incluso allí donde ésta toma en cuenta, embro-
por cierto a la idea misma de libertad, al principio de los
llándose en ellas y declarándolas, paradojas o aporías. Es-
derechos del hombre, es con frecuencia en nombre de los
ta es, una vez más, la condición de la responsabilidad.
derechos del hombre y para castigar o prevenir crímenes
contra la humanidad como se llega a limitar, al menos a
M. "W! ¿Entonces usted está permanentemente repar- pretender limitar, con intervenciones internacionales, la
tido entre una visión ética "hiperbólica" del perdón, el soberanía de ciertos Estad os-nación. Pero de algunos,
perdón puro, y la realidad de una sociedad ocupada en más que de otros. Ejemplos recienres: las intervenciones
procesos pragmáticos de reconciliación? en Kosovo o en Timor oriental, por otra parte diferentes
en su naturaleza y su orientación. (El caso de la Guerra
J. D . Sí, permanezco "repartido", como usted dice tan del Golfo es complicado de modo diferente: se limita
acertadamente. Pero sin poder, ni querer, ní deber optar. hoy la soberanía de Irak pero después de haber pretendi-
Ambos polos son irreductibles uno a otro, ciertamente, do defender, contra él, la soberanía de un pequeño Esta-
pero siguen siendo indísociabíes. Para modificar el curso do —y de paso algunos otros intereses, pero no nos deten-
de la "política" o de lo que usted acaba de llamar los "pro- gamos en eso—.) Estemos siempre atentos, como Hannah
cesos pragmáticos", para cambiar el derecho (que se en- Arendt advierte tan lúcidamente, al hecho de que esta li-
cuentra atrapado entre los dos polos, el "ideal" y el "em- mitación de soberanía nunca es impuesta sino ahí donde
pírico" —y lo que me interesa aquí es, entre ambos, esa esto es "posible" (física, militar, económicamente), es de-
mediación universalizante, esa historia del derecho, la po- cir, siempre impuesta a pequeños Estados,-relativamente
sibilidad de ese progreso del derecho—), es necesario refe- débiles, por Estados poderosos. Estos últimos, celosos de
rirse a lo que usted acaba de llamar "visión ética 'hiperbó- su propia soberanía, limitan la de los otros. Y pesan ade-
lica' del perdón". Aunque yo no esté seguro de las palabras más de modo determinante sobre las decisiones de las
"visión" o "ética", en este caso, digamos que sólo esta exi- instituciones internacionales. Se trata de un orden y de
gencia inflexible puede orientar una historia de las leyes, un "estado de hecho" que pueden ser consolidados al ser-
una evolución del derecho. Sólo ella puede inspirar, aquí, vicio de los "poderosos" o bien, por el contrario, poco a
ahora, con urgencia, sin esperar, la respuesta y las respon- poco dislocados, puestos en crisis, amenazados por con-
sabilidades. ceptos (es decir, performativos instituidos, acontecimien-

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JACQUES DERRIDA
EL SIGLO Y EL PERDÓN

tos por esencia históricos y transformables), como el de


cir procesos de Transformación -política, jurídica—verda-
los nuevos "derechos del hombre" o el de "crimen contra
deramente sin límite.
la humanidad", por convenciones sobre el genocidio, la
tortura o el terrorismo. Entre las dos hipótesis, todo de-
Dicho esto, puesto que usted me señalaba hasta qué
pende de la política que recutre a estos conceptos. Pese a
punto estoy "repartido" ante estas dificultades aparente-
sus raíces y sus fundamentos sin edad, estos conceptos son
mente insolubles, estaría tentado de dar dos tipos de res-
muy jóvenes, al menos en tanto dispositivos del derecho
puesta. Por un lado, hay, debe haber, es preciso aceptarlo,
internacional. Y cuando, en 1964 —apenas ayer— Francia
algo "insoíuble". En política y más allá. Cuando los datos
juzgó oportuno decidir que los crímenes contra la huma-
de un problema o de una tarea no aparecen como infini-
nidad seguirían siendo imprescripribles (decisión que hi-
tamente contradictorios, ubicándome ante la aporía de
zo posibles todos los procesos que usted conoce —ayer in-
un doble mandato, entonces sé anticipadamente lo que
cluso el de Papón—), para eso apeló implícitamente a una hay que hacer, creo sabetlo, ese saber organiza y programa
especie de más allá del derecho en el derecho. Lo impres- la acción: está hecho, ya no hay decisión ni responsabili-
criptible, como noción jurídica, no es derrámente lo im- dad que asumir. Un cierto no-saber debe, por el contra-
perdonable, acabamos de ver por qué. Pero lo imprescrip- rio, dejarme desvalido ante lo que tengo que hacer para
tible, vuelvo sobre esto, señala hacia el orden trascendente que tenga que hacerlo, para que me sienta libremente
de lo incondicional, del perdón y de lo imperdonable, ha- obligado a ello y sujeto a responder. Debo entonces, y só-
cia una especie de ahistoricidad, incluso de eternidad y lo entonces, hacerme responsable de esta transacción en-
de juicio Final que desborda la historia y el tiempo fini- tre dos imperativos contradictorios e igualmente justifica-
to del derecho: para siempre, "eternamente", en cual- dos. No es que haga falta no saber. Al contrario, es preciso
quier parte y siempre, un crimen contra la humanidad saber lo más posible y de la mejor manera posible, pero
será pasible de un juicio, y jamás se borrará su archivo ju- entre el saber más extenso, el más suril, el más necesario,
dicial. Por lo tanto, una cierta idea del perdón y de lo im- y la decisión responsable, sigue habiendo y debe seguir
perdonable, de un cierto más allá del derecho (de toda habiendo un abismo. Volvemos a encontrar aquí la distin-
determinación histórica del derecho), ha inspirado a los ción de los dos órdenes (indisodables pero heterogéneos)
legisladores y los parlamentarios, los que producen el de- que nos preocupa desde el comienzo de esta entrevista.
recho, cuando por ejemplo instituyeron en Ftancia la im- Por otro lado, sí llamamos "política" a lo que usted desig-
prescripcibilidad de los crímenes contra la humanidad o, na "procesos pragmáticos de reconciliación", enronces,
en forma más general, cuando transforman el derecho in- tomando ai mismo tiempo seriamente esas urgencias po-
ternacional e instalan tribunales universales. Esto muestra líticas, creo también que no estamos definidos por comple-
claramente que, pese a su apariencia teórica, especulati- to por la política, y sobre todo tampoco por la ciudadanía,
va, purista, abstracta, toda reñexión sobre una exigencia por la pertenencia estatutaria a un Estado-nación. ¿No
incondicional está anticipadamente comprometida, y debemos aceptar que, en el corazón o en la razón, sobre
por completo, en una historia concreta. Esta puede indu- todo cuando se trata del "perdón", algo ocurre que exce-

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JACQÜES DERRIBA
EL SIGLO Y EL PERDÓN

de toda institución, todo poder, toda instancia jurídico-


vir, basta ya, esos asesinatos monstruosos, hay que hacer
política? Se puede imaginar que alguien, víctima de lo
lo necesario para que esto se detenga", y si para eso es ne-
peor, en sí mismo, en los suyos, en su generación o en la
cesario falsear hasta la mentira o la confusión (como
precedente, exija que se haga justicia, que los criminales
cuando Boutefiika dice: "Vamos a liberar a los prisioneros
comparezcan, sean juzgados y condenados por un tribu-
políticos que no tienen las manos ensangrentadas"), pues
nal y, sin embargo, en su corazón perdone.
bien, vaya por esta retórica abusiva, no habrá sido la pri-
mera en la historia reciente', menos reciente y sobre todo
M. W. ¿Y lo inverso? colonial de este país. Comprendo por lo tanto esta "lógi-
ca", pero también comprendo la lógica opuesta, que re-
J. D . Lo inverso también, por supuesto. Se puede ima- chaza a toda costa, y por principio, esta útil mistificación.
ginar, y aceptat, que alguien no perdone jamás, incluso Pues bien, ése es el momento de la mayor dificultad, la ley
después de un procedimiento de absolución o de amnis- de la transacción responsable. Según las situaciones y se-
tía. El secreto de esta experiencia perdura. Debe permane- gún los momentos, las responsabilidades a asumir son di-
cer intacto, inaccesible ai detecho, a la política, a la moral ferentes. No debería hacerse, me parece, en la Francia de
misma: absoluto. Pero yo haría de este principio ttanspo- hoy, lo que se aprestan a hacer en Argelia. La sociedad
lítico un principio político, una regla o una toma de po- francesa de hoy puede permitirse sacar a la luz, con un ri-
sición política.; también es necesario, en política, respetar gor inflexible, todos los crímenes del pasado (incluso los
el secreto, lo que excede lo político o io que ya no depen- que se prolongan en Argelia, precisamente - y esto no ha
de de lo jurídico. Es io que llamaría la "democracia por terminado todavía—, puede juzgarlos y no dejar que se
venir". En el mal radical del que hablamos y en conse- adorrnezca la memoria. Hay situaciones donde, por el
cuencia en el enigma del perdón de lo imperdonable, hay contrario, es necesario, si no adormecer la memoria (esto
una especie de "locura" que lo jurídico-poíítico no puede no habría que hacerlo jamás, si fuera posible), al menos
abordar, menos aún apropiarse. Imaginemos una víctima hacer como si, en el escenario público, se renunciase a sa-
del terrorismo, una persona cuyos hijos han sido degollados car todas las consecuencias de esto. Nunca estamos segu-
o deportados, u otra cuya familia ha muerto en un horno ros de hacer la elección justa —uno nunca sabe, nunca lo
crematorio. Sea que ella diga "perdono" o "no perdono", sabrá— de lo que se llama un saber. El futuro no nos lo ha-
en ambos casos, no estoy seguro de comprender, incluso rá saber mejor, porque habrá estado determinado, él mis-
estoy seguro de no comprender, y en todo caso no tengo mo, por esa elección. Es ahí donde las responsabilidades
nada que decir. Esta zona de la experiencia permanece deben reevaluarse a cada instante según las situaciones
inaccesible y debo respetar ese secreto. Lo que queda por concretas, es decir, las que no espetan, las que no nos dan
hacer, luego, públicamente, políticamente, jurídicamen- tiempo para la deliberación infinita. La respuesta no pue-
te, también sigue siendo difícil. Retomemos el ejemplo de de ser la misma en Argelia hoy, ayer o mañana, que en la
Argelia. Comprendo, comparto incluso el deseo de los Francia de 1945, de 1968-1970, o del año 2000. Es más
que dicen: "Hay que hacer la paz, este país debe sobrevi- que difícil, es infinitamente angustiante. Es la noche. Pe-

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35
JACQUFS DEMUDA EL SIGLO Y EL PERDÓN

ro reconocer esas diferencias "contextúales" es algo muy blimación de los grandes comienzos. Ahora bien, lo que
distinto de una renuncia empinsta, relativista o pragmatis- parece singular hoy, e inédito, es el proyecto de hacer com-
ta. Justamente porque la dificultad surge en nombre y en parecer Estados, o al menos jefes de Estado en cuanto ta-
razón de principios incondicionales, por lo tanto irreduc- les (Pínochet), e incluso jefes de Estado en ejercicio (Mi-
tibles a esas facilidades (empiristas, relativistas o pragma- losevic) ante instancias universales. Se trata ahí sólo de
tistas). En todo caso, yo no reduciría la terrible cuestión de proyectos o de hipótesis, pero esta posibilidad basta para
la palabra "perdón" a esos "procesos" en los que se encuen- anunciar una mutación: ésta constituye de por sí un acon-
tra anticipadamente implicada, por complejos e inevita- tecimiento capital. La soberanía del Estado, la inmunidad
bles que éstos sean. de un jefe de Estado ya no son, en principio, en derecho,
intangibles. Evidentemente, subsistirán por largo tiempo
M. "W. Lo que sigue siendo complejo es esta circula- muchos equívocos, ante los cuales es necesario redoblar ia
ción entre la política y la ética hiperbólica. Pocas naciones vigilancia. Estamos lejos de pasar a los actos y de poner
escapan al hecho, quizás fundador, de que ha habido crí- estos proyectos en marcha, porque el derecho internacio-
menes, violencias, una violencia fundadora, para hablar nal depende todavía demasiado de Estados-nación sobe-
como Rene Glrard, y el tema del perdón se vuelve muy ranos y poderosos. Además, cuando se pasa al acto, en
cómodo para justificar, luego, la historia de la nación. nombre de derechos universales del Hombre o contra
"crímenes contra la humanidad", se lo hace a menudo en
forma interesada, en consideración de estrategias comple-
J. D . Todos los Estados-nación nacen y se fundan en la
jas y a veces contradictorias, en una situación donde se
violencia. Creo irrecusable esta verdad. Sin siquiera exhi-
depende enteramente de Estados no solamente celosos de
bir a este respecto espectáculos atroces, basta con destacar
su propia soberanía, sino dominantes en el escenario in-
una ley de estructura: el momento de fundación, el mo-
ternacional, apurados por intervenir aquí más bien o más
mento insríruyente, es anterior a la ley o a la legitimidad
pronto que allá, por ejemplo en Kosovo más bien que en
que él instaura. Es, por lo tanto, fuera de la ley, y violen-
Chechenia, para limitarse a ejemplos recientes, etc., y ex-
to por eso mismo. Pero usted sabe que se podría "ilustrar"
cluyendo, por supuesto, toda intetvención en ellos; de allí
(¡qué palabra, aquí!) esra verdad abstracta con documen-
por ejemplo la hostilidad de China a cualquier injerencia
tos terroríficos, y procedentes de las historias de todos los
de este tipo en Asia, en Timor, por ejemplo —esto podría
Estados, los más viejos y los más jóvenes. Antes de las for-
dar ideas del lado del Tíbet—; o también de ciertos países
mas modernas de lo que se llama, en sentido estricto, el
llamados "del Sur", ante las competencias universales pro-
"colonialismo", todos los Estados (me atrevería incluso a
metidas a la Corte penal internacional, etcétera.
decir, sin jugar demasiado con la palabra y la etimología,
todas las culturas) tienen su origen en una agresión de ri-
po colonial- Esta violencia fundadora no es sólo olvidada. Volvemos regularmente a esta hístotia de la soberanía.
La fundación se hace para oculrarla; tiende por esencia a Y puesto que hablamos del perdón, lo que hace al "te per-
organizar la amnesia, a veces bajo la celebración y la su- dono" a veces insoportable u odioso, hasta obsceno, es la

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JACQUES DERRIBA

E L SÍGLO Y EL PERDÓN

afirmación de soberanía. Ésta se dirige a menudo de arri-


ba abajo, confirma su propia libertad o se arroga el poder más difícil, a la vez necesaria y aparentemente imposible,
de perdonar, ya sea como víctima o en nombre de la víc- sería entonces disociar incondicionalidady soberanía^ ¿Se
tima. Ahora bien, es necesario además pensar en una víc- hará algún día? C'estpos demain la veille," como se p!Íce.
rimización absoluta, Ja que priva a la víctima de la vida, o Pero, puesto que la.hipótesis de esta tarea impresentable
del derecho a la palabra, o de esa libertad, de esa fuerza y se anuncia, aunque sea como una ilusión para el pensa-
ese poder que autorizan, que permiten acceder a la posi- miento, esta locura no es quizás ran loca...
ción del "te perdono". Ahí, lo imperdonable consistiría en
privar a la víctima de ese derecho a la palabra, de la pala-
bra misma, de la posibilidad de toda manifestación, de to-
do testimonio. La víctima sería entonces víctima, además,
de verse despojada de la.posibilidad mínima., elemental, de
considerar virtualmente perdonar ío imperdonable. Este NOTAS
crimen absoluto no adviene solamente en la figura del
asesinato. 1
Esta entrevisra entre Jacques Derrlda y Micheí Wieviorka fue p u -
Inmensa dificultad, pues. Cada vez que el perdón es blicada con este título en el n ú m e r o 9 de Monde des débats (di-
efectivamente ejercido, parece suponer algún poder sobe- ciembre d e 1999).
rano. Puede ser el poder soberano de un alma noble y 2
Cf. infra "Fe y saber", págs. 7 5 - 7 7 y 9 5 .
fuerte, pero también un poder de Estado que dispone de
una legitimidad incuestionada, de la potencia necesaria 3
H a b r í a m u c h o para decir aquí sobre las diferencias sexuales, ya
para organizar un proceso, un juicio aplicable o, eventual- se trace de las víctimas o de su testimonio. T u t u cuenta también
mente, la absolución, la amnistía o el perdón. SÍ, como lo c ó m o algunas mujeres p e r d o n a r o n en presencia d é l o s victimarios.
pretenden Janlcélévitch y Arendt (ya he expresado mis re- Pero Antje Krog, en un libro admirable, The Country ofmy Skull,
servas ai respecto), sólo se perdona allí donde se podría describe además la situación d e mujeres militantes que, violadas y
juzgar y castigar, por lo tanto evaluar, entonces la instala- ante todo acusadas por los torturadores d e n o ser militantes sino
ción, la institución de una instancia de juicio supone un rameras, n o podían siquiera arestiguarío ante la Comisión, ni ram-
poco en su familia, sin desnudarse, sin mostrar sus cicatrices o sin
poder, una fuerza, una soberanía. Usted conoce el argu-
exponerse u n a vez más, por su testimonio m i s m o , a otra violencia.
mento "revisionista": el tribunal de Nuremberg era la in- La "cuestión del perdón" n o podía siquiera plantearse públicamen-
vención de los vencedores, estaba a su disposición, tanto te a estas mujeres, algunas de las cuales ocupan actualmente altas
para establecer el derecho, juzgar y condenar, como para responsabilidades en el Estado. E n Sudáfrica existe u n a Gender
exculpar, etcétera. Commission para este tema.

Con lo que sueño, aquello que intento pensar como la


"pureza" de un perdón digno de ese nombre, sería un per-
dón sin poder: incondicional, pero sin soberanía. La tarea * Del lenguaje familiar, literalmente "no es m a ñ a n a la víspera", pa-
ra significar "no será en ío ínmedíaro". (N. de ¿2 T.J
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39
FE Y SABER
Las dos fuentes de la "religión"
en los límites de la mera razón

ITÁLICAS

1. ¿Cómo "hablar de religión"? ¿De la religión.'5 ¿En par-


ticular, de la religan hoy en día?¿Cómo atreverse a hablar de
ella en singular sin temor y temblor en estos días? ¿ Tan poco
y tan rápidamente? ¿Quién tendría el descaro de pretender
que se trata de un asunto identificable y a la vez nuevo?
¿Quién tendría la presunción de encajar ahí algunos aforis-
mos? Para armarse del valor, la arrogancia o la serenidad ne-
cesarios es preciso, quizás, fingir hacer abstracción por un
instante, abstracción de todo, o de casi todo, una cierta abs-
tracción. Quizás es preciso apostar por la más concreta y más
accesible, pero también por la más desértica de las abstraccio-
nes.
¿Debemos salvarnos por la abstracción o salvarnos de la
abstracción?¿Dónde está la salvación? (En 1807, escribe He-
gel; "Wer denkr abscrakc?": "Denken? Abstrakt? —Sauve
qui peut!". Así comienza diciendo, y justamente en francés,
para traducir el grito —"Retre sich, wer kann!"— del traidor
que querría huir, de una sola vez, del pensamiento, de la
abstracción y de la metafísica: como de la "peste".)
1. Salvar, ser salvado, salvarse. Pretexto para una prime-
ra cuestión: ¿sepuede disociar un discurso sobre la religión de
un discurso sobre la salvación, es decir, sobre lo sano, lo san-
to, lo sagrado, lo salvo, lo indemne, lo inmune fsacer, sane-
tos, heilíg, holy y sus supuestos equivalentes en tantas len-

41
JACQUES DERRIDA FE Y SABER

guas)? Y la salvación ¿es necesariamente la redención, ante o de común acuerdo, en el lugar mismo, en el nudo de alian-
según el mal, la falta o el pecado? Ahora: ¿dónde está el mal; za, de su oposición. De ahí la aporía —una cierta ausencia de
el mal hoy en día, en la actualidad? Supongamos que haya camino, de vía, de salida, de salvación— y las dos fuentes.
una figura ejemplar e inédita del mal, incluso del mal radi- 3. Para darles juego a la abstracción y a la aporía de lo
cal que parece marcar nuestro tiempo y ningún otro. ¿Es sin.salida, quizá haga falta en primer lugar retirarse a un
identificando ese mal como accederemos a lo que puede ser desierto, incluso recluirse en una isla. Y contar una historia
la figura o la promesa de la salvación para nuestro tiempo, y breve que no sea un mito. Del tipo de: "Había und vez", una
por lo tanto la singularidad de eso religioso que, según dicen sola vez, un día, en una isla o en el desierto, figúrense, unos
todos los periódicos, está volviendo? hombres, filósofos, profesores, hermeneutas, eremitas o ana-
Finalmente, querríamos vincular la cuestión de la reli- coretas que, para "hablar de religión", se habrían tomado
gión con la del mal de abstracción. Con la abstracción radi- tiempo para simular una pequeña comunidad a la vez esoté-
cal No con la figura abstracta de la muerte, del mal de la rica e igualitaria, amistosa y fraternal. Quizá sería preciso
enfermedad de la muerte, sino con las formas del mal que incluso situar su propósito, limitarlo en el tiempo y en el es-
tradicionalmente se vinculan con el desgarro radical y por lo pacio, decir el lugar y el paisaje, el momento pasado, un día,
tanto con el desarraigo de la abstracción pasando, aunque fechar lo furtivo y lo efímero, singularizar, hacer como si se
ello será mucho más tarde, por la de los lugares de abstrac- llevara un diario del que se fueran a arrancar algunas pági-
ción que son la máquina, la técnica, la tecnociencia y sobre nas. Ley del género: la efeméride (y ya hablan ustedes incan-
todo la trascendencia teletecnológka. "Religión y mekané", sablemente del día,). Fecha: el 28 de febrero de 1994. Lugar:
"religión y ciberespacio", "religión y numericidad", "religión una isla, la isla de Capri. Un hotel, una mesa alrededor de
y digitalidad", "religión y espacio-tiempo virtual": para que la cual hablamos entre amigos, casi sin orden, sin orden del
un breve tratado pueda estar a la altura de estos temas, en la día, sin contraseña, salvo una palabra, la más clara y la más
economía que nos es asignada, es preciso concebir una peque- oscura: religión. Creemos que podemos hacer como si creyé-
ña máquina discursiva que, aunque finita y perfectible, no ramos, acto fiduciario, compartir alguna precomprensión.
sea demasiado poco potente. Hacemos como si tuviéramos algún sentido común de lo que
quiere decir "religión" a través de las lenguas que creemos
Con el fin de pensar abstractamente la religión hoy en
(¡cuánta creencia, ya, en este día!) saber hablar. Creemos en
día, partiremos de estos poderes de abstracción para aventu-
la fiabilidad mínima de dicha palabra. Como Heidegger en
rar finalmente la siguiente hipótesis: con respecto a todas es-
lo que llama el Faktum del léxico del ser (al comienzo de
tas fuerzas de abstracción y de disociación (desarraigo, deslo-
Sein und ZeitJ, creemos (o creemos deber) precomprender el
calización, desencarnación, formalizdción, esquematización
sentido de esta palabra, aunque no sea más que para pode?
unlversalizante, objetivación, telecomunicación, etc.), la "re-
hacer preguntas y con vistas a interrogarnos sobre este asun'
ligión " se encuentra a la vez en el antagonismo reactivo y en
to. Ahora bien, deberemos volver sobre ello mucho más taf'
el afán de superación reafirmante. Allí donde el saber y la fe,
de, nada está menos seguro de antemano que un Faktum así
la tecnociencia ("capitalista" y fiduciaria) y la creencia, el
(¡en estos dos casos, justamente!), y quizá toda la cuestión d¿
crédito, la fiabilidad, el acto de fe, habrán actuado siempre

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JACQUES DERRIBA
FE Y SABER

la religión remita a este poco de seguridad. ñas lenguas europeas, las que "nosotros" hablamos aquí en
4 . Al comienzo de un intercambio preliminar, en dicha Capri, en esta isla italiana: el alemán, el español, el francés,
mesa, Gianni Vattimo me propone improvisar algunas suge- el italiano.
rencias. Se me permitirá recordarlas aquí, en itálicas, en una 5- No estamos lejos de Roma, pero ya no estamos en Ro-
especie de preámbulo esquemático y telegráfico. Sin duda, se ma. Henos aquí por dos días, literalmente aislados, insulari-
perfilaron otras proposiciones en un texto de carácter diferente zados en las alturas de Capri, en la diferencia entre lo roma-
que escribí con posterioridad, en la estrechez de unos despiada- no y lo itálico que podría simbolizar todo aquello que puede
dos límites de tiempo y de espacio. Tal vez sea ésta una historia predisponer —a la separación, respecto de lo romano en gene-
absolutamente diferente, mas, en mayor o menor medida, la ral—. Pensar "religión" es pensar lo "romano". Ello no se ha-
memoria de aquello que, ese día, se aventuró al principio con- rá ni en Roma ni demasiado lejos fuera de Roma. Eventua-
tinuará dictándome lo que escribo. lidad o necesidad para traer a la m e m o r i a la historia de algo
Yo había propuesto en primer lugar esclarecer en la refle- como la "religión": todo cuanto se hace y se dice en su n o m -
xión, tanto como fuera posible sin desconocimiento o dene- bre debería guardar la memoria crítica de esta denomina-
gación, una situación efectiva y única, aquella en la que nos ción. Europea, fue en primer lugar latina. He aquí, pues, un
encontrábamos entonces: unos hechos, un compromiso co- dato cuya figura al menos, como el límite, permanece con-
miin, una fecha, un lugar. En verdad habíamos aceptado tingente y significativa a la vez. Exige ser tenida en cuenta,
responder a una doble p r o p o s i c i ó n , a la vez filosófica y edi- reflexionada, tematizada, fechada. Es difícil decir Europa
torial, que abría ella misma, enseguida, una doble cues- sin connotar: Atenas-]erusalén-Roma-hizancio, guerras de
tión: de la lengua y de la nación. Ahora bien: si hay, en el religión, guerra abierta por la apropiación de Jerusalén y del
día de hoy, o era "cuestión de la religión", un punto de par- Monte Moría, del "Heme aquí" de Abraham o de Ibrahim
tida actual y nuevo, una reaparición inaudita de esa cosa ante el extremo "sacrificio"pedido, la ofrenda absoluta del
sin edad y mundial o planetaria, se trata de la lengua, cier- hijo bien amado, la ejecución exigida o la muerte d(an)ada
tamente —másprecisamente del idioma, de la literalidad, de de la única descendencia, la repetición suspendida la víspera de
la escritura, que forman el elemento de toda revelación y de toda Pasión. Ayer (sí: ayer, verdaderamente, hace apenas
toda creencia, un elemento en última instancia irreductible unos días) fue la masacre de Hebrón en la Tumba de los Pa-
e intraducibie— pero de un idioma indisociable, indisociable triarcas, lugar común y trinchera simbólica de las religiones
en primer lugar del víncido social, político, familiar, étni- llamadas abrahámicas. Nosotros representamos y hablamos
co, comunitario, de la nación y del pueblo: autoctonía, sue- cuatro lenguas diferentes, mas nuestra "cultura" común, di-
lo y sangre, relación cada vez más problemática con la ciu- gámoslo, es más manifiestamente cristiana; a lo sumo, ju-
dadanía y el Estado. La lengua y la nación forman en este_ deocristiana. No hay ningún musulmán entre nosotros, por
tiempo el cuerpo histórico de toda pasión religiosa. Al igual desgracia, al menos para esta discusión preliminar, en el mo-
que este encuentro de filósofos, la edición internacional que mento en que es hacia el Islam hacia donde deberíamos qui-
se nos propone resulta ser en primer lugar "occidental", con- zá comenzar por volver nuestra mirada. Ni hay tampoco
fiada a continuación, es decir también confinada, a algu- ningún representante de otros cultos. ¡Ninguna mujer! Debe-

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JACQUES DERRIBA

F E Y SABER
remos tenerlo en cuenta: hablar por esos testigos mudos sin
hablar por ellos, en su lugar, y sacar de esto toda suerte de
la religión, aquí en nombre del islam. Además, directamen-
consecuencias.
te o no, lo teológico-político es, como todos los conceptos adhe-
6. ¿Por qué es tan difícil pensar ese fenómeno, apresura- ridos a estas cuestiones —comenzando por el de democracia y
damente llamado el "retorno de las religiones"?¿Por qué sor- el de secularización, incluso el del derecho a la literatura— no
- prende? ¿Por qué asombra en particular a los que creían in- sólo europeo, sino grecocristiano, grecorromano. Estaremos así
genuamente que una alternativa oponía de un lado la sitiados por todas las cuestiones del nombre y de aquello que
Religión, del otro la Razón, las Luces, la Ciencia, la Crítica "se hace en nombre de": cuestiones del nombre religión", de
(la crítica marxista, la genealogía nietzscheana, el psicoaná- los nom bres de Dios, de la pertenencia y laño pertenencia del
lisis freudiano y su herencia) como si lo uno no pudiera sino nombre propio al sistema de la lengua, por lo tanto de su in-
acabar con lo otro? Sería preciso, al contrario, partir de otro traducibilidad, pero también de su iterabilidad (es decir, de
esquema para intentar pensar dicho "retorno de lo religioso". lo que hace de él un lugar de repetibilidad, de idealización y
¿Se reduce éste a lo que la doxa determina confiísamente co- por lo tanto, ya, de tekné, de tecnociencia, de teletecnociencia
mo "findamentalismo", "integrismo", "fanatismo"? He aquí en la llamada a distancia), de su vínculo con la performatí-
quizá, a la medida de la urgencia histórica, una de nuestras vidadde la llamada en la oración (allí donde, como dice Aris-
cuestiones previas. Y entre las religiones abrahámicas, entre tóteles, ésta no es ni verdadera ni falsa), de su vínculo con
los "fundamentalismos" o los "integrismos" que en ellas se de- aquello que, en toda performatividad como en todo apostro-
sarrollan umversalmente, porque hoy día están funcionando fe y en toda atestación, apela a la fe del otro y se despliega por
en todas las religiones, ¿qué hay justamente del islam? Mas lo tanto en una profesión de fe.
no empleemos este nombre demasiado rápidamente. Lo que
8. La luz tiene lugar. Y el día. Nunca se separará la coin-
precipitadamente se agrupa bajo la referencia "islámico"pa-
cidencia del rayo de sol y la inscripción topográfica: fenome-
rece detentar hoy en día algún privilegio mundial o geopolí-
nología de la religión, religión como fenomenología, enigma
tica a causa de ¿a naturaleza de sus violenciasfísicas, de cier-
del Oriente, del Levante y del Mediterráneo en la geografía
tas violaciones declaradas del modelo democrático y del
del (a)parecer. La luz (phos), en todas partes donde este ar-
derecho internacional (el "caso Rushdie"y el de tantos otros
ké manda y comienza el discurso y da la iniciativa en gene-
—y el 'derecho a la literatura"—), a causa de la forma arcaica
ral (phos, phaínesthaí, phantasma, así pues espectro, etc.)
y moderna a la vez de sus crímenes "en nombre de la reli-
tanto en el discurso filosófico como en el discurso de una re-
gión", de sus dimensiones demográficas, de sus figuras falo-
velación fOffenbarungj —o de la revelabilidad ("Offenbar-
céntricas y teológico-políticas. ¿Por qué? Será preciso discer-
keitj—, de una posibilidad más originaría de manifestación.
nir: el islam no es el islamismo, no hay que olvidarlo nunca,
Más originaria, es decir, más próxima a la fuente, a la úni-
pero éste se ejerce en nombre de aquél, y ésta es la grave cues-
ca y misma fuente. La luz dicta en todas partes lo que aún
tión del nombre.
ayer creíamos inocentemente sustraer y hasta oponer a la re-
7. No hay que tratar nunca como un accidente la fuerza ligión y cuyo porvenir es necesario repensar hoy día (Aufklá-
del nombre en lo que ocurre, se hace o se dice en nombre de rung, Luces, Lumiéres, Enligritenment, IHuminismqJ. No
lo olvidemos: en tanto no disponía de ningún término común
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47
JACQUES DERRIBA FE Y SABER

para "designar, señala Benveniste, ni la reliñón misma, ni el considero provisionalmente como una evidencia: sea cual
culto, ni el sacerdote, ni siquiera ninguno de los dioses perso- fuere nuestra relación con la religión, con tal o cual religión,
nales", el lenguaje indoeuropeo se reagrupaba ya en "la no- no somos ni religiosos vinculados por un sacerdocio, ni teólo-
ción mi^ajdejjíioj' fdeiwosj, cuyo 'sentido propio' es '(omi- gos, ni representantes cualificados o competentes de la reli-
noso'y celóte" i gión, ni enemigos de la religión en cuanto tal, en el sentido
9. En esta misma luz y bajo el mismo cielo, nombremos en que se piensa podían serlo ciertos filósofos llamados de las
en este día tres lugares: la isla, la Tierra Prometida, el de- Luces. Sin embargo, compartimos también y por ello mismo,
sierto. Son tres lugares aporéticos: sin salida ni camino asegu- me parece, otra cosa, a saber—designemos ésta prudentemen-
rado, sin ruta ni meta, sin un afuera cuyo mapa sea previsi- te—: un gusto sin reserva, si no una preferencia incondicional
ble y su programa, calculable. Estos tres lugares simbolizan por aquello que, en política, se llama la democracia republi-
nuestro horizonte, aquí y ahora. (Mas se tratará de pensar o cana como modelo unlversaliza ble, lo que vincida a la filo-
de decir, y ello será difícil en los límites asignados, una cier- sofía con la cosa pública, con la publicidad, y otra vez con la
ta ausencia de horizonte. Paradójicamente, la ausencia de luz del día, con las Luces, con la virtud esclarecida del espa-
horizonte condiciona el propio porvenir. El surgir del acon- cio público, emancipándola de todo poder exterior (no laico,
tecimiento debe agujerear cualquier horizonte de espera. De no secular), por ejemplo, la dogmática, la ortodoxia o la auto-
ahí la aprehensión de un abismo en esos lugares, por ejemplo, ridad religiosa (es decir, un cierto régimen de la doxa o de la
un desierto en el desierto, allí donde no se puede ni se debe creencia, lo que no quiere decir de cualquier fe). Por lo menos
ver venir lo que debería o podría —quizá— venir. Lo que que- de forma analógica (pero volveré sobre ello más adelante) y co-
da por dejar venir. J mo mínimo durante todo el tiempo y en tanto que hablamos
10. ¿Es una casualidad que, siendo casi todos m e d i t e r r á - aquí juntos, intentaremos trasponer sin duda, aquí y ahora, la
neos de origen y cada uno de nosotros m e d i t e r r á n e o s por actitud circunspecta y suspensiva, una cierta epojé que consis-
una especie de querencia, hayamos sido orientados, a pesar de te -con o sin razón, ya que lo que está en juego es grave— en
tantas diferencias, por una cierta fenomenología (de nuevo la pensar la religión o hacerla aparecer "en los límites de la mera
luz)? Nosotros, que estamos hoy reunidos en esta isla y hemos razón ".
debido escogemos o aceptarnos más o menos secretamente, ¿es 1 2 . Cuestión conexa: ¿qué hay de este gesto "kantiano"
una casualidad el que todos hayamos sido tentados un día, a hoy en día? ¿A qué se parecería hoy un libro titulado, como
la vez por una cierta disidencia respecto de la fenomenología el de Kant, La religión en los límites d e la mera razón.' 1 Es-
husserliana y por tina hermenéutica cuya disciplina debe ta epoié da asimismo su oportunidad a un acontecimiento
tanto a la exégesis del texto religioso! Deber tanto más impe- político, lo que ya había intentado yo sugerir en otra parte.1
rioso, por consiguiente: no olvidar aquello mismo, aquellos o Pertenece incluso a la historia de la democracia, especialmen-
aquellas que este contrato implícito o este 'estar juntos" debe te cuando el discurso teológico ha debido tomar las formas de
excluir. Sería preciso, fue preciso, comenzar por darles la pa- la vía negativa, e incluso allí donde parece haber prescrito la
labra. comunidad recluida, la enseñanza iniciática, la jerarquía, el
1 1 . Recordemos asimismo lo que, con razón o sin ella, desierto o la insularidad esotérica?

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JACQUES ÜERRIDA FE Y SABLR

13- Antes que la isla, y Capri no será nunca Patmos, ha- también una historia del mal radical, de sus figuras que
brá habido la Tierra Prometida. ¿Cómo improvisar y dejar- nunca son solamente figuras y que, he ahí todo el-mal, inven-
se sorprender al hablar de ello? ¿Cómo no temer y cómo no tan siempre un mal nuevo? La "perversión radical del cora-
temblar, ante la inmensidad abismal de este tema? La fiza- zón humano" de la que habla Kant (I, 3), sabemos ahora
ra de la Tierra Prometida ¿no es también el vínculo esencial que no es una, ni dada de tina vez por todas, como si no pu-
entre la promesa del lugar y la historicidad? Por historicidad diera inaugurar más que figuras o tropos de sí misma. Tal
podríamos entender hoy día más de una cosa. En primer lu- vez podríamos preguntarnos si esto concuerda o no con la in-
gar, una especificidad aguda del concepto de religión, la his- tención de Kant cuando recuerda que la Escritura "represen-
toria de su historia y de las genealogías entrelazadas en sus ta" el carácter histórico y temporal del mal radical, incluso
lenguas y en su nombre. Será preciso discernir: la fie no ha si esto no es sino una "representación" (VorstellungsartJ de
sido siempre y no siempre será identificable con la religión, la que la Escritura se sirve en razón de la "debilidad" hu-
ni con la teología. Toda sacralidad y toda santidad no son mana (I, 4); y esto incluso si Kant lucha por dar cuenta del
necesariamente en el sentido estricto de este término, si es origen racional de un mal que permanece inconcebible pa-
que hay uno, religiosas. Nos será preciso volver sobre el deve- ra la razón, afirmando simidtáneamente que la interpreta-
nir y la semántica de este nombre, "la religión", a través de ción de la Escritura excede las competencias de la razón y
su occidentalidad romana y, a la vez, de su vínculo contraí- que, de todas las "religiones públicas" que hubo jamás, sólo
do con las revelaciones abrahámicas. Estas no son sólo acon- la religión cristiana habrá sido una religión "moral" (fin de
tecimientos. Acontecimientos semejantes no ocurren más que la primera Observación general/ Extraña proposición, pe-
dándose como sentido el de implicar la historicidad de la his- ro que es preciso tomar rigurosamente en serio en cada una
toria —y lo acontecedero del acontecimiento— como tal. A di- de sus premisas.
ferencia de otras experiencias de la "fe", lo "santo", lo "in- 15. En efecto, en opinión de Kant —lo dice expresamen-
demne" y lo "salvo", lo "sagrado", lo "divino", a diferencia de te—, no hay más que dos familias de religión, y en suma dos
otras estructuras que se estaría tentado de llamar por una fuentes o dos matrices de la religión —y por lo tanto dos ge-
dudosa analogía "religiones", las revelaciones testamentaria_y nealogías— sobre las que debemos preguntamos aún por qué
coránica son inseparables de una historicidad de la revela- comparten un mismo nombre, propio o común\la religión de
cion misma. El horizonte mesiánico o escatológico delimita _ mero culto .{des blossen CultusJ busca los "favores de Dios"
dicha historicidad, cierto, pero sólo por haberla abierto pre- pero, en el fondo y por lo esencial, no-actúa, no enseña más
viamente. que la oración y el deseo. El hombre no tiene que hacerse me-
1 4 . He ahí otra dimensión histórica, otra historicidad jor, ni siquiera por la remisión de los pecados. \La religión
distinta de la que evocábamos hace un instante, a no ser que moral (mora.lisch.e) se interesa por la buena conducta en la
esté incluida en ella. ¿Cómo tener en cuenta esta historia de vidajáie Religión des guten Lebenswandels,); manda el ha-
la historicidad para tratar hoy en día la religión en los lími- cer, le subordina el saber y lo disocia de él, prescribe el ha-
tes de la mera tazón? ¿Cómo inscribir ahí, para p o n e r a al cerse mejor actuando con este fin, allí donde "el principio si-
día, una historia de la razón política y tecnocientífica, pero guiente guarda su valor: No es esencial ni por consiguiente

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FE Y SABER
JACQUES DERRIBA

necesario para nadie saber lo que Dios hace o ha hecho por su yimntros. habla el idioma del cristiano —o se calla—-t
salvación, sino más bien saber lo que él m i s m o debe hacer Esta tesis de Kant (que querríamos poner más tarde en re-
para tornarse digno de este auxilio". Kant define así unaj'fe lación con lo que llamaremos la mundialaiinización,) ¿no es
reflexionante" frene ktier en dej, es decir, un concepto cuya también, en el núcleo de su contenido, la tesis de Nietzsche,
posibilidad bien podría abrir el espacio mismo de nuestra incluso cuando éste sostiene una guerra inexpiable contra
discusión. La fe reflexionante, al no depender esencialmen- Kant? Nietzsche hubiera dicho quizá "judeocristiana", pero
te de ninguna revelación histórica y concordar así con la ra- el lugar que ocupa San Pablo entre sus blancos privilegiados
cionalidad de la razón pura práctica, favorece la b u e n a v o - muestra perfectamente que aquello a lo que le tenía inquina
l u n t a d más allá del saber. Se o p o n e así a la fe "dogmática" era al cristianismo, a un cierto movimiento interiorizante en
fdogmatiscriej. Si contrasta con esta "fe dnemátim" es que el cristianismo —al que además hacía portador de la más gra-
ésta p r e t e n d e saber y por lo tanto ignora la diferencia entre ve responsabilidad—. Los judíos y el judaismo europeo consti-
fe y saber. tuirían, en su opinión, una resistencia desesperada (al menos
cuando resiste), una última protesta interna contra un cier-
Ahora bien, el principio de una oposición así, por eso in-
to cristianismo.
sisto en ello, podría no ser sólo definitorio, taxonómico o teó-
Esta tesis sin duda dice algo de la historia del mundo, na-
rico; no sólo nos sirve para clasificar religiones heterogéneas
da menos. Indiquemos todavía, muy esquemáticamente, dos
bajo el mismo nombre; podría asimismo definir hoy todavía
de sus posibles consecuencias, y dos paradojas entre tantas
para nosotros un lugar de conflicto, si no de guerra, en el sen-
otras:
tido kantiano. Todavía, hoy, aunque sólo sea provisionalmen-
te, podría ayudarnos a estructurar una problemática. 1. En la definición de la fe reflexionante"y de'lo que
vincula indisolublemente la idea de la moralidad pura con
¿Estamos preparados para calibrar sin flaquear las impli-
la revelación cristiana, Kant recurre a la lógica de un p r i n -
caciones y las consecuencias de la tesis kantiana? Esta parece
cipio simple, el que citábamos hace un momento literal-
fuerte, simple y vertiginosa: la religión cristiana sería la úni-
mente: para conducirse deforma moral es necesario en suma
ca religión propiamente "moral"; una misión le estaría pro-
hacer como si Dios no existiera o no se ocupara ya de nues-
piamente reservada, sólo a ella: liberar una fe reflexionante".
tra salvación. He aquí lo que es moral y por lo tanto cristia-
De ello se sigue pues necesariamente que la moralidad pura y
no, si un cristiano tiene el deber de ser moral; no volverse
el cristianismo son indisociables en su esencia y en su concep-
más a Dios en el momento de actuar según la buena volun-
to. Si no hay cristianismo sin moralidad pura es que la reve-
tad; hacer en resumidas cuentas como si Dios nos hubiera
lación cristiana nos enseña algo esencial respecto de la idea
abandonado. El concepto de "postulado" de la razón prácti-
misma de la moralidad. En consecuencia, la idea de una mo-
ca, permitiendo pensar (también en teoría suspender) la
ral pura mas no cristiana sería absurda; sobrepasaría el enten-
existencia de Dios, la libertad o la inmortalidad del alma,
dimiento y la razón; sería una contradicción en los términos.
la unión de la virtud y la felicidad, asegura esta disociación
La universalidad incondicional del imperativo categórico es_
radical y asume, a fin de cuentas, la responsabilidad racio-
evangélica. La ley moral se inscribe en el. fondo de nuestros CQ-
nal y filosófica, la consecuencia a q u í abajo, en la experien-
razones como una memoria de la Pasión. Cuando se dirige_a_

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52
JACQUES DERRIBA
FE Y SABER

cía, de este abandono. ¿No es éste otro modo de decir que el ¡a repetición ontológica y de la analítica existencial—.
cristianismo no puede responder a su vocación .moraly la ¿A qué llamamos aquí una "lógica", su "rigor formar y
moral a su vocación cristiana sino soportando aquí abajo, sus "posibilidades"? La propia ley, una necesidad que, como
en la historia fenoménica, la muerte de Dios, más allá con, se ve, programa sin duda un afán infinito de superación, una
mucho de las figuras de la Pasión? ¿Que el cristianismo es inestabilidad enloquecedora entre estas "posiciones". Estas
la muerte.de Dios, así anunciada y recordada por Kant a la pueden ser ocupadas sucesiva o simultáneamente por los mis-
modernidad de las Luces? El judaismo y el islam serían qui- IYIQS "sujetos". De una religión a la otra, los "fundamentalis-
zás entonces los dos últimos monoteísmos que todavía se al- . mos"y los "integrismos" hiperbolizan hoy este afán de supera-
zan contra todo aquello que, en la cristianización de nues- ción. Lo exasperan en el momento en que, volveremos sobre ello
tro mundo, significa la muerte de Dios, la muerte en Dios, más tarde, la mundialatinización (esa alianza extraña del
dos monoteísmos no paganos que no admiten ni la muerte cristianismo, como experiencia de la muerte de Dios, y el capi-
ni la multiplicidad en Dios (la ~Fasión, la Trinidad, etc.), talismo teletecnocientífico) es a la vez hegemónica y finita, es
dos monoteísmos todavía lo bastante ajenos al corazón de la superpoderosa y está en vías de agotamiento. Simplemente,
Europa grecocristiana, pagano-cristiana, lo bastante ajenos aquellos que se comprometen en este afán de superación pue-
a una Europa que significa la muerte de Dios, como para den conducirla desde todos lados, en todas las "posiciones", a la
recordar a cualquier precio que "monoteísmo"significa tan- ves o por turnos, hasta el extremo.
to la fie en el Uno, y en el Uno vivo, como la creencia en un
¿No es ésta la locura, la anacronía absoluta de nuestro
Dios tínico.
tiempo, la disyunción de'toda contemporaneidad consigo
2. Ala vista de esta lógica, de su rigor formal y de sus po- misma, el día velado de todo hoy?
sibilidades, ¿no. abre Hetde^er otro camino? Insiste en efecto 16. Esta definición de la fe reflexionante aparece en el
en Sein. und Zeit en el carácter a la vez premoral t (o pre-éti- primero de los cuatro Parerga añadidos alfinal de cada par-
co, si "ético" remite aún a ese sentido de ethos que Heidegger te de La religión en los límites de la mera razón. Dichos
tiene por derivado, inadecuado y tardío) y prerreligíoso de_ Parerga no son parte integrante del libro; "no pertenecen al
la "conciencia" fGewissen,), del ser-responsable-culpable-deu- adentro" de "la religión en los límites de la razón pura"; "li-
dor /iücnuídigsein) o de la atestación (TSezeugung) origina- mitan" con o se "yuxtaponen" a ella. Insisto en ello por razo-
rios. Regresaríamos así más acá de lo que une la moral a la re- nes teo-topo lógicas en cierto modo, incluso teo-arquitectóni-
ligión, es decir, al cristianismo. Lo que en principio permite cas: estos Parerga sitúan quizás el borde en el que podríamos
repetir la genealogía nietzscheana de la moral pero descristia- inscribir nuestras reflexiones en este día. Tanto más cuanto
nizándola aun más, allí donde ello juera necesario, desarrai- que el primer Parergon, añadido en la segunda edición, de-
gando lo que le quedara de matriz cristiana. Estrategia tanto fine así la tarea secundaria (parergon,) que, respecto de lo
más retorcida y necesaria para Heidegger cuanto que éste no que es moralmente incontestable, consistiría en despejar las
acaba nunca de emprenderla con el cristianismo o de despren- dificultades concernientes a cuestiones trascendentes. Cuando
derse de él—con tanto más violencia cuanto que es demasiado se las traduce al elemento de la religión, las ideas morales per-
tarde, quizá, para denegar ciertos motivos archicristianos de vierten la pureza de su trascendencia. Pueden hacerlo de dos

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JACQUES DERRIBA FE Y SABER

maneras en dos veces, y ese cuadrado podría encuadrar hoy, una forma radicalmente fiduciaria de la llamada fe refle-
siempre y cuando se vigilen las trasposiciones apropiadas, un xionante". Y es esta mecánica, este retorno maquinal de la re-
programa de análisis para las formas del mal perpetrado en ligión, lo que querría interrogar aquí.
todos los rincones del mundo "en nombre de la religión". De- 17. ¿Cómo pensar entonces —en los límites de la mera ra-
bemos contentarnos con indicar los títulos y, en primer lugar, zón— una religión que, sin volver a ser una "religión natu-
los criterios del mismo (natural/sobrenatural, interno/externo, ral", sea hoy efectivamente universal y que, para ello, no <e
luz teórica/acción práctica, de constataciónlperformativo): 1) atenga ya al paradigma cristiano ni al abrahámico? ¿Cómo
la pretendida experiencia interna (de los efectos de la gracia): sería el proyecto de un "libro" así? En La teligíón en los lí-
el fanatismo o el entusiasmo del iluminado (SchwaxmereiJ; mites de la mera razón se trata de un Mundo que es asimis-
2) la pretendida experiencia externa (de lo milagroso): la su- mo un Antiguo-Nuevo Libro. ¿ Tiene este proyecto un sentido
perstición (AberglaubeJ; 3) las supuestas luces del entendi- o una oportunidad? ¿ Una oportunidad o un sentido geopolí-
miento en la consideración de lo sobrenatural (los secretos, ticas? ¿O bien la idea misma sigue siendo, en su origen y en
Geheimnisse^.- e¿ iluminismo, el delirio de los adeptos; 4) la su fin, cristiana? ¿Y sería esto necesariamente un ¿imite, uno
arriesgada tentativa de actuar sobre lo sobrenatural (medios de tantos? Un cristiano —pero del mismo modo un judío o un
de obtener la gracia): la taumaturgía. musulmán— sería alguien que cultivaría la duda respecto de
Cuando Marx considera la crítica de la religión como la este límite, respecto de la existencia de este límite o de su re-
premisa de toda crítica de la ideología, cuando considera la ductibilidad a cualquier otro límite, a la figura corriente del
religión como la ideología por excelencia, incluso como la for- límite.
ma matricial de toda ideología y del movimiento mismo de 18. Sin olvidar estas cuestiones, podríamos apreciar en
fetichización, ¿se mantendría su propósito, lo haya querido o ellas dos tentaciones. En su principio esquemático, una se-
no, dentro del marco parergonal de una crítica racional se- ría "hegeliana": ontoteología que determina el saber absplu^
mejante? O bien, lo que es más verosímil pero más difícil de to como verdad de la religión, en el transcurso del rnovimien-
demostrar, ¿deconstruye ya la axiomática fundamentalmente to final descrito en las conclusiones de la Fenomenología del
cristiana de Kant? Esta podría ser una de nuestras cuestiones, espíritu o de Fe y saber —que anuncia en efecto una "religión
sin duda la más oscura, porque no es seguro que los princi- de los tiempos modernos" (Religión det neuen ZeítJ funda-
pios mismos de la crítica marxista no apelen aún a una he- da en el sentimiento de que "Dios mismo ha muerto"—. El
terogeneidad entre fe y saber, entre justicia práctica y cono- "dolor infinito" todavía no es ahí más que un "momento"
cimiento. Ahora bien, esta heterogeneidad tal vez no sea firein ais Momento y ^/sacrificio moral de la existencia em-
irreductible en última instancia a la inspiración o al espíri- pírica no fecha sino la Pasión absoluta o el Viernes Santo es-
tu de La reügión en los límites de la mera razón. Tanto peculativo (spekuíativer KatfreítagJ. Las filosofas dogmáti-
más cuanto que estas figiiras del mal desacreditan tanto co- cas y las religiones naturales deben desaparecer, y de la mayor
mo acreditan ese "crédito" que es el acto de fe. Excluyen tan- "dureza", de la más dura impiedad, de la kenosis, del vacio
to como explican (requieren quizá más que nunca) este re- de la más grave privación de Dios fGottíosigkeitJ, debe re-
curso a la religión, al principio de la fe, aunque sólo sea al de sucitar la más serena libertad, en su más alta totalidad. Dis-

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JACQUES DERRIBA FE Y SABER

tinta de Id fe, de la oración o del sacrificio, la ontoteología analítica que se relacionaría con ella? ¿No es éste el lugar de
destruye la religión; pero aquí vemos otra paradoja; ella es origen, al menos, de una fe reflexionante", si no estafe mis-
quizá la que por el contrario instruye el devenir teológico y ma? O bien, inversamente, ¿habría consistido el aconteci-
eclesialy incluso religioso, de la fie. La otra tentación (quizá miento de la revelación en revelar la revelabilidad misma, y
hay buenas razones, aún para conservar, esta palabra) sería el origen de la luz, la luz originaria, la invisibilidad misma
de tipo "heideggeriano": estaría más allá de esta ontoteolo- de la visibilidad? Tal vez sea esto lo que diría aquí el creyen-
gía, allí donde ésta ignora tanto la oración, como el sacrifi- te o el teólogo, en particular el cristiano de la cristiandad ori-
cio. Sería preciso por lo tanto dejar que se revelase una "re- ginaria, de la Urchristentum en la tradición luterana a la
velabilidad" (tDffenbarkeit^) cuya luz (se) manifestaría más que Heidegger reconoce deberle tanto.
originariamente que cualquier revelación ("Offenbarung).
20. Luz nocturna, por lo tanto, cada vez más oscura.
Sería preciso asimismo distinguir entre lateo-logia (discurso
Aceleremos el paso para terminar: con vistas a un tercer lu-
sobre Dios, la fie o ¿a revelación) y la rúo-logia (discurso so-
gar que bien podría haber sido más que el archioriginario,
bre el ser divino, sobre la esencia y la divinidad de lo divi-
el lugar más anárquico y anarquizable, no la isla ni la Tie-
no). Sería preciso despertar la experiencia indemne de lo sa-
rra Prometida, sino un desierto —y no el de la revelación, siz.
grado, de lo santo o de lo salvo (lieilig). Deberemos dedicar
no un desierto en el desierto, el que hace posible, abre^hora^
toda nuestra atención a esta cadena, partiendo de esta últi-
aaotnfinitiza al otro—. Éxtasis o existencia de la extrema
ma palabra (heiligj, de esa palabra alemana cuya historia
abstracción. Lo que orientaría aquí "en" este desierto sin ru-
semántica parece sin embargo resistir a la disociación riguro-
ta y sin adentro sería de nuevo la posibilidad de una religio
sa que Levinas quiere mantener entre la sacralidad natural,
y de un reiegere, ciertamente, pero previos al "vínculo" del
"pagana", incluso grecocristiana, y la santidadA de la ley (ju-
religare —etimología problemática y sin duda reconstruida—,
día), antes de o bajo la religión romana. En lo referente a la
previos al vínculo entre los hombres como tales o entre el
cosa "romana"") ¿no procede Heidegger, desde Sein. und Zeít,
hombre y la divinidad del dios. Ello sería asimismo como la
a una repetición ontológico-existencial de motivos cristianos a
condición del "vínculo" reducido a su determinación semán-
la vez horadados y vaciados hasta su posibilidad originaria?
tica mínima: el alto del escrúpulo ('religioj, la continencia
¿Una posibilidad prerromana, justamente? ¿No le había con-
del pudor, también una cierta Verhaltenkeít de la que ha-
fiado a Lowith, unos años antes, en 1921, que para asumir
bla Heidegger en los Beitrüge zur Philosophie, el respeto, la
la herencia espiritual que constituye la fiacticidad de su "yo
responsabilidad de la repetición en el compromiso de la deci-
soy", él debía decir: "yo soy un 'teólogo cristiano'"? Lo que no
sión o de la afirmación (re-legecej que se vincula a sí misma
quiere decir "romano". Volveremos sobre ello.
para vincularse ai otro. Incluso si se lo puede llamar vínculo
19. En su firma más abstracta, la aporta en la que nos social, vínculo con el otro en general, dicho "vínculo"fidu-
debatimos sería entonces- quizás ésta: ¿es la revelabilidad ciario precedería a cualquier comunidad determinada, a
(OfFenbarkeitJ más originaria que la revelación ("Offenba- cualquier religión positiva, a cualquier horizonte onto-an-
rungj, y por lo tanto independiente de cualquier religión? tropo-teológico. Uniría singularidades puras antes de cual-
¿Independiente en las estructuras de su experiencia y en la quier determinación social o política, antes de cualquier in-

58 59
JACQUES DERRIBA FE Y SABER

tersubjetividad, antes incluso de la oposición entre lo sagrado ricos) clásicos de la revolución. Interrumpir o desgarrar la
(o lo santo) y lo profano. Así pues, esto puede parecerse a una propia historia, hacerla decidiendo en ella con una decisión
desertificación cuyo riesgo sigue siendo innegable, mas ésta que puede consistir en dejar venir al otro y en tomar la for-
puede -por el contrario— hacer posible a la vez aquello mis- ma- aparentemente pasiva de una decisión del o t r o : allí
mo que parece amenazar. La abstracción del desierto puede mismo donde ellajtparece en sí, en mí, la decisión es ademásf
dar lugar, por eso mismo, a todo aquello de lo que se sustrae. siempre la del otro, lo que no me exonera de ninouna respon-
De ahí la ambigüedad o la duplicidad del rasgo [zraitj o del sabilidad. Lo mesiánico se expone a la sorpresa absoluta y
retiro /retrait/ religioso, de su abstracción o sustracción. Este aun cuando ello ocurre siempre bajo la forma fenoménica de
retiro desértico permite entonces repetir lo que habrá d a d o la paz o de la justicia,^debe, exponiéndose también abstrac-
lugar a aquello mismo en cuyo nombre se querría protestar tamente, esperarse (esperar sin esperarse) tanto lo mejor co-
contra dicho retiro, contra lo que se parece solamente a lo rnudo peor, no yendo nunca lo uno sin la posibilidad abier-
vacío y a lo i?ide terminado de la simple abstracción. ~tade lo otro.^Se trata aquí déjuna "estructura general de la
experiencia") Esta dimensión mesiánica no depende de nin-
Puesto que es preciso decirlo todo en dos palabras, dé-
gún mesianismo, no sigue ninguna revelación determinada,
mosle dos n o m b r e s a la duplicidad de estos orígenes. Ya que
710 pertenece propiamente a ninguna religión abrahámica
aquí el origen es la duplicidad misma, la una y la otra.
(incluso sí debo continuar aquí, "entre nosotros", por razo-
Nombremos estas dos fuentes, estos dos pozos o estas dos pis-
nes esenciales de lengua y de lugar, de cultura, de retórica
tas aún invisibles en el desierto. Prestémosles dos nombres
provisional y de estrategia histórica de las que hablaré más
todavía "históricos", allí donde un cierto concepto de histo-
adelante, dándoles nombres marcados por las religiones
ria se hace él mismo inapropíado. Para hacerlo, refirámonos
abrah árnicas).
—provisionalmente, insisto en ello con fines pedagógicos o
retóricos—, por una parte a lo "mesidnico ", por otra parte a 2 2 . Un invencible deseo de justicia se vincida a esta.espe-
la kora, como ya intenté hacerlo más minuciosamente, más ra^Ja cual, por definición, no está ni debe estar asegurada
pacientemente y, espero, más rigurosamente, en otra partea por nada, por ningún saber, ninguna conciencia, ninguna
2 1 . Primer n o m b r e : lo mesíánico, o la mesiamcidadsin previsibilidad, ningún programa en cuanto tales. Lamesia-
mesianismo. Sería la apertura al porvenir o a la venida del nicidad abstracta pertenece desde un principio a la experien-
otro c o m o advenimiento de la justicia, p^JL.sinhorizonte de, cia de la fe, del creer o de un crédito irreductible al saber y
espen^jy-^injwfigwaci^ La venida del otro no de una fiabilidad que "funda" toda relación con el otro en el
testimonio. Esta justicia, que yo distingo del derecho, es la,
puede surgir como un acontecimiento singular más que allí
única que permite esperar, más allá de los "mesianismos",
donde ninguna anticipación ve venir, allí donde el otro y la
Títria cultura universalizable de las singularidades^ una cultu-
muerte —y el mal radical— pueden sorprender en todo mo-
ra en la que la posibilidad abstracta de la imposible traduc-
mento. Posibilidades que a la vez abren y pueden siempre in-
ción pueda no obstante anunciarse. Ella se inscribe de ante-
terrumpir la historia, o al menos el curso ordinario de la his-
mano en ¡a promesa, en el acto de fe o en la llamada a la fe <
toria. Mas ese curso ordinario es el del que hablan los
que habita todo acto de lenguaje y todo apostrofe al otro. La
filósofos, los historiadores, y con fecuencia también los (teó-

60 61
i
F E Y SABER
JACQUES DEMUDA

pera sin espera de la muerte y del otro, ni relación con la sin-


cultura universalizable de esta fe, y no de otra o antes de
gularidad del otro. La eventualidad de ese desierto en el de-
cualquier otra, es la única que permite un discurso "racio-
sierto (como de lo que se parece a la vía negativa, hasta con-
nal" y universal respecto de la "religión". Esta mesianicidad
fundirse con ella, pero sin reducirse a ella, que se abre paso
despojada de todo, como debe ser, esta fe sin dogma ¿fue se
ahí desde una tradición greco-judeo-cristiana) es que si se de-
aventura en el riesgo de la noche absoluta, no podrá ser con-
sarraiga la tradición que la conlleva, si se la ateologíza, esa
tenida en ninguna oposición recibida de nuestra tradición,
— — * r
• — . . . i abstracción libera, sin denegar la fe, tina racionalidad uni-
como por ejemplo la oposición entre razón y mística. Ella se versal y la democracia política que le es indisociable.
anuncia en todas partes donde, reflexionando sin doblegarse,
2 3 . El segundo nombre (o ante-primer pre-nombre) se-
un análisis puramente racional hace aparecer esta paradoja,
ría kora, tal como la designa Platón en el Timeo 7 sin poder
a saber, que el fundamento de la ley —la ley de la. ley, la ins-
reapropiarla en una autointerpretación consistente. Desde el
titución de la institución, el origen de la constitución— es un
interior abierto de un corpus, de un sistema, de una lengua
acontecimiento "performativo" que no puede pertenecer al
o de una cultura, kora situaría el espaciamiento abstracto, el
conjunto que él funda, inaugura o justifica. Tal aconteci-
lugar mismo, el lugar de exterioridad absoluta, pero tam-
miento es injustificable en la lógica de lo que él habrá abier-
bién el lugar de una bifurcación entre dos aproximaciones
to. Es la decisión del otro en lo indecidible. A partir de en-
del desierto. Bifurcación entre una tradición de la "vía nega-
tonces, la razón debe reconocer ahí lo que Montaigne y Pasca.1
tiva'' que, a pesar de o dentro de su acta de nacimiento cris-
llaman un irrecusable fundamento místico de la autori-
tiano, hace concordar su posibilidad con una tradición grie-
dad". Lo místico así entendido alia la creencia o el crédito,
ga —platónica o plotínica— que se prosigue hasta Heidegger y
lo fiduciario o lo fiable, lo secreto (lo que significa aquí "mís-
más allá: el pensamiento de aquello que (es/estd) más allá del
tico") con el fundamento, el saber, diremos más adelante
ser (epekeina tes ousiasj. Esta hibridación greco-abrahárni-
también con la ciencia como "hacer", como teoría, práctica y
ca sigue siendo antropo-teo lógica. En las figuras que le cono-
práctica teórica, es decir, con una fe, con la performatividad
cemos, en su cultura y en su historia, su "idioma" no es uni-
y el rendimiento tecnocientífico o teletecnológico. Allí donde
versalizable. Habla solamente en los confines o ala vista del
este fundamento funda desfondándose, allí donde se susp-n.e
desierto oriental-medio, en la fuente de las revelaciones mo-
bajo el suelo de lo que funda, en el instante en que, perdién-
noteístas y de Grecia. Es ahí donde podemos intentar deter-
dose así en el desierto, pierde hasta la huella de sí mismo y la
minar el lugar en el que, en esta isla, "nosotros" hoy estamos
memoria de un secreto, la "religión" no puede^ sino comenzar
e insistimos. Si insistimos (espreciso y todavía durante algún
y re-comenzar: casi automáticamente, mecánicamente, ma-
tiempo) en los nombres que nos han sido dados en herencia,
quinalmente, espontáneamente. Espontáneamente, es de-
es porque, a la vista de este lugar limítrofe, una nueva gue-
cir, como indjca la palabra, a la vez como el origen de lo que
rra de religiones vuelve a desplegarse como nunca hasta aho-
cae por su propio peso, sponte sua, y con la automaticidad
ra, y ello es un acontecimiento a la vez interior y exterior.
de lo maquinal. Para bien y para mal, sin ninguna seguri-
Ella inscribe su turbulencia sísmica en plena mundialiUad
dad ni horizonte antropo-teológico. Sin ese desierto en el de-
sierto no habría ni acto de fe, ni promesa, ni porvenir, ni es- fiduciaria de lo tecnocientífico, lo económico, lo político y lo

63
62
FE Y SABER
JACQUES DERRIBA

Radicalmente heterogénea a lo sano y a lo salvo, a lo santo y


jurídico. Pone ahí en juego sus conceptos de lo político y del
a lo sagrado, nunca se deja indemnizar. Esto mismo no pue-
derecho internacional, de la nacionalidad, de la subjetividad
de decirse en presente porque kora nunca se presenta como
ciudadana, de la soberanía estatal. Estos conceptos hegemóni-
tal. Ella no es ni el Ser, ni el Bien, ni Dios, ni el Hombre,
cos tienden a reinar sobre un mundo, pero sólo desde sufini-
ni la Historia. Siempre se les resistirá, siempre habrá sido (y
tiid: la tensión creciente de su poder así como su perfectibili-
ningún futuro anterior, siquiera, habrá podido reapropiar,
dad no son incompatibles, sino todo lo contrario, con su
hacer doblegarse o reflexionar una kora sin fe ni ley) el lu-
precariedad. La una no va nunca sin remitir a la otra.
gar mismo de una resistencia infinita, de una restanda in-
24. No se comprenderá la oleada, "islámica", no se le da-
finitamente impasible: un cualquier/radicalmente otro sin
rá respuesta, si no se interrogan a la vez el adentro y el afue-
rostro.
ra de ese lugar limítrofe: si nos contentamos con una explica-
ción interna (interior a la historia de la fe, de la religión, de 25. Kora no es nada (ningún ente ni nada de presente),
las lenguas o de las adturas en cuanto tales), si no determi- mas no la Nada que en la angustia ¿e/Dasein abriría aún a
namos el lugar de paso entre esa interioridad y todas las di- la cuestión del ser. Este nombre griego dice en nuestra memo-
mensiones aparentemente exteriores (tecnocientíficas, telebio- ria aquello que no es reapropiable, ni por nuestra memoria,
tecnológicas, es decir también, políticas y socioeconómicas, ni siquiera por nuestra memoria "griega"; dice eso inmemorial
etc.). de un desierto en el desierto para el que no es ni umbral ni
duelo. Por eso mismo, sigue estando abierta la cuestión de sa-
Al tiempo que se interroga la tradición onto-teológico-po-
ber si se puede pensar ese desierto y dejarlo anunciarse "antes"
lítica que entrecruza la filosofía griega con las levelaciones
del desierto que conocemos (el de las revelaciones y los retiros,
abrahámicas, quizá sería preciso hacer la prueba de lo que
de las vidas y muertes de Dios, de todas las figuras de la keno-
todavía se resiste a ello, de lo que habrá resistido siempre,
sis o de la trascendencia, de la religio o de las "religiones" his-
desde el interior o como desde una exterioridad que se afana
tóricas); o si, "por el contrario", es "desde" ese último desierto
y resiste desde dentro. Kora, la "prueba de kora",8 sería, al
desde donde aprehendemos el ante-primero, lo que yo llamo el
menos según la interpretación que he creído poder intentar
desierto en el desierto. La oscilación indecisa, esa continencia
hacer de ella, el nombre de lugar, un nombre de lugar, y bas-
fepojé o Verhakenheit) de la que ya se trató más arriba (en-
tante singular, para ese espaciamiento que, no dejándose do-
tre revelación y revelabilidad, Offenbarungjy Offenbarkeit,
minar por ninguna instancia teológica, ontológica o antro-
entre acontecimiento y posibilidad o virtualidad del aconteci-
pológica, sin edad, sin historia y más "antiguo" que todas las
'miento) ¿no es necesario respetarla en sí misma? El respeto de
oposiciones (por ejemplo, sensiblelinteligible), ni siquiera se
esta indecisión singular o de esta rivalidad hiperbólica entre
anuncia como "más allá del ser"según una vía negativa. Así
dos originariedades, entre dos fuentes, entre, digamos para
que kora permanece absolutamente impasible y heterogénea
abreviar, el orden de lo "revelado"y el orden de lo "revelable",
a todos los procesos de revelación histórica o de experiencia
¿no es a la vez la eventualidad de toda decisión responsable y
antrop oteo lógica que no obstante suponen su abstracción.
de otra "fe reflexionante", de una nueva "tolerancia1?
Nunca habrá tomado los hábitos y nunca se dejará sacralí-
zar, santificar, humanizar, teologizar, cultivar, historializar. 26. Supongamos que, estando de acuerdo "entre noso-

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JÁCQUES DEMUDA
F E Y SABER

tros", también estemos aquí a favor de la "tolerancia" aun los primeros cristianos", Jesús y los apóstoles, traicionados por
cuando no se nos haya encargado la misión de promoverla, "la religión católica, apostólica y romana". Ésta es "en todas
practicarla o fundamentarla. Estaríamos aquí para intentar sus ceremonias y en todos sus dogmas, lo opuesto a la religión
pensar lo que una "tolerancia"podría ser en adelante. Pongo de Jesús".™
entre comillas esta última palabra para abstraería y sustraer-
Con la experiencia del "desierto en el desierto" concorda-
la de sus orígenes. Y por lo tanto para anunciar, a través de
ría otra "tolerancia"que respetaría la distancia de la alteridad\
ella, a través del espesor, de su historia, una posibilidad que
infinita como singularidad.. Y este respeto sería aún religio,
no sea solamente cristiana, ya que el concepto de tolerancia,
religio como escrúpulo o continencia, distancia, disociación,
stricto sensu, pertenece en primer lugar a una especie de do-
disyunción, desde el umbral de toda religión como vínculo de
mesticidad cristiana. Es literalmente, quiero decir, con este
la repetición consigo misma, desde el umbral de todo víncu-
nombre, un secreto de la comunidad cristiana. Fue impreso,
'lo social o comunitario.'!
emitido y puesto en circulación en nombre de la fe cristiana
Antes y después del logos, que fue en el comienzo, antes y
y no podría existir sin relación con la ascendencia, también
después del Santo Sacramento, antes y después de las Sagra-
cristiana, de lo que Kant llama la "fe reflexionante" —y la
das Escrituras.
moralidadpura como cosa cristiana—. La lección de toleran-
cia fue en primer lugar una lección ejemplar que el cristia-
no pensaba poder dar él solo al mundo, incluso si debía con
frecuencia aprender a escucharla él mismo. A este respecto, al
igual que la Aufklárung, las Luces fueron de esencia cristia- POST SCRIPTUM
na. El Diccionario Filosófico de Voltaire, cuando trata de Criptas...
la tolerancia, reserva a la religión cristiana un doble privile-
gio. Por una parte, ésta es ejemplarmente tolerante, cierta- 27. [--] ¿La religión? Aquí y ahora, en este día, si se
mente enseña la tolerancia mejor que cualquier otra reli- debiera aún hablar de ella, de la religión, quizá se debería
gión, antes que cualquier otra religión. En suma, un poco al intentar pensarla en sí misma o consagrarse a ella. Sin du-
modo de Kant, sí, Voltaire parece pensar que el cristianismo da, mas intentar ante todo decirla y pronunciarse a este
es la única religión "moral", porque es la primera que debe y respecto con ei rigor requerido, es decir, con \a continen-
puede dar ejemplo. De ahí la ingenuidad, a veces la necedad, cia., el pudor, el respeto o el fervor, en una palabra, el es-
de los que hacen de Voltaire su eslogan y se alistan bajo su crúpulo (religio) que exige al menos, aquello que es o pre-
bandera en el combate de la modernidad crítica -y, lo que es tende ser, en su esencia, una religión. Como su nombre
más grave, de su porvenir—. Porque, por otra parte, esa lec- índica (cabe así concluir de ello), sería preciso por lo tan-
ción volteriana estuvo en un primer momento destinada a los to,.ya, hablar de esta esencia con alguna religiosidad. Pa-
cristianos, "los más intolerantes de todos los hombres".'* ra no introducir en ella nada extraño, dejándola así ser lo
Cuando Voltaire acusa a la religión cristiana y a la Iglesia, que es, intacta, a salvo, indemne. Indemne en ia experien-
invoca la lección del cristianismo originario, "los tiempos de cia de lo indemne que ella habrá querido ser. Lo indem-
ne, ]2 ¿no es aquello mismo de lo que se ocupa la religión?

66 67
JACQUES DERRJDA FE Y SABER

E n absoluto, al contrario, dirá alguien. N o se hablaría diata, "espacio aéreo", satélites de telecomunicación, au-
de ella si se hablara en su nombre, si nos c o n t e n t á r a m o s topistas d e la información, concentración de poderes ca-
con reflexionar/reflejar la religión, especular, religiosamen- pitah'stico-mediáticos; en tres palabras: cultura digital,
te. Por otra parte, diría o t t o , o el m i s m o , r o m p e r con ella, avión a reacción y TV, sin los q u e no hay h o y en día nin-
a u n q u e sólo fuera para suspender u n instante la p e r t e n e n - guna manifestación religiosa, por ejemplo, n i n g ú n viaje
cia religiosa, ¿no es el recurso m i s m o , desde siempre, d e ia ni n i n g u n a alocución del Papa, n i n g u n a difusión organi-
fe más a u t é n t i c a o de la sacralidad más originaria? Sería zada de los cultos j u d í o , cristiano o m u s u l m á n , sean o no
preciso en t o d o caso tener en cuenta, de forma, si es p o - "nindamentalistas". 1 3 Al hacer esto, las guerras de religión
sible, arreügiosa, incluso irreligiosa, tanto lo q u e p u e d e ciberespacializadas o dberespaciadas n o p o n e n en juego
ser present menee la religión c o m o lo q u e se dice y se ha- sirio esta d e t e r m i n a c i ó n del " m u n d o " , de la "historia", del
ce, lo q u e ocurre en este m i s m o m o m e n t o , en el m u n d o , "día" y del "presente". Lo q u e está en juego p u e d e cierta-
en la historia, en su nombre; allí d o n d e ia religión ya no m e n t e q u e d a r implícito, insuficientemente tematízado,
p u e d e reflexionar ni a veces asumir o llevar su n o m b r e . Y mal articulado. P u e d e asimismo, por otra parte, "repri-
n o se debería decir ligeramente, c o m o de pasada, "en es- miéndolas", disimular o desplazar m u c h a s otras cosas e n
te día", "en esce m i s m o m o m e n t o " , y "en el m u n d o " , "en juego. Es decir, inscribirlas, c o m o es siempre el caso en la
la historia", o l v i d a n d o aquello q u e ocurre ahí, y q u e se tópica de la represión, en otros lugares o en otros siste-
nos (re)aparece o nos s o r p r e n d e todavía con el n o m b r e d e mas; ío q u e n u n c a deja d e acompañarse d e síntomas o
religión, incluso en n o m b r e d e la religión. Lo q u e nos fantasías, espectros (phantasmata) que hay q u e interrogar.
ocurre ahí c o n c i e r n e j u s t a m e n t e a la experiencia y la in- Eñ los d o s casos y según las dos lógicas, d e b e r í a m o s a la
terpretación radical d e lo q u e todas estas palabras se su- vez tener en cuenta en su mayor radicalidad t o d o aquello
p o n e quieren decir: la u n i d a d de u n " m u n d o " y de u n que declaradamente está en juego y p r e g u n t a r n o s lo q u e
" s e r - e n - e l - m u n d o " , el c o n c e p t o de m u n d o o de historia v i r t u a í m e n t e p u e d e encriptar, hasta su raíz misma, la p r o -
en su tradición occidental (cristiana o grecocristiana, has- fundidad d e dicha radicalidad. Lo q u e declaradamente es-
ta Kanc, Hegel, H u s s e r l , Hejdegger), y asimismo del día tá en j u e g o parece ya sin límite: ¿qué son el " m u n d o ' , el
y del presente. ( M u c h o más carde, deberíamos terminar "día", el "presente" (por io canto, t o d a la historia, la cierra,
c o m p a r a n d o estos dos motivos, ran enigmáticos el u n o la h u m a n i d a d del h o m b r e , los derechos del h o m b r e , los
c o m o el otro: la presencia i n d e m n e del presente por u n la- derechos del h o m b r e y d e la mujer, la organización polí-
d o , y el creer de la creencia, por el otro; o a u n : lo sacro- tica y cultural de la sociedad, la diferencia entre el h o m -
s a n t o , lo sano y salvo por u n lado, y la fe, la fiabilidad o bre, el dios y el animal; la fenomenalidad del día, el valor
el crédito por el otro.) Las nuevas "guerras d e religión", al o la " i n d e m n i d a d " d e la vida, el derecho a la vida, el tra-
igual q u e otras n o hace m u c h o t i e m p o , se desencadenan
s o b t e la tierra h u m a n a (que n o es el m u n d o ) y l u c h a n in-
cluso h o y día p o r controlar el cielo con exactitud": siste-
m a digital y vísualizacíón p a n ó p t i c a v i r t u a í m e n t e í n m e -
* £ n francés, "au doigt et h l'oeil*: "con el dedo y con el ojo". [N. del EJ

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JACQUES DERRIDA FE Y SABER

tamlento de la muerte, etc.)? ¿Qué es el presente?; es de- religión como tal sería preciso estar seguros de poder de-
cir: ¿qué es la historia?, ¿el tiempo?, ¿el ser?, ¿el ser en su limita 1° religioso. Sería preciso estar seguros de poder
mansión (es decir indemne, salvo, sagrado, santo, beilig, ¿¡stinguír todos los predicados de lo religioso (y veremos
holy)1 ¿Qué hay de la santidad o de la sacralidad? ¿Son o que n 0 e s fácil; al menos hay dos familias, dos matrices o
, no son la misma cosa? ¿Qué hay de la divinidad de Dios? f u e n tes que se cruzan, se injertan, se contaminan sin con-
¿Cuántos sentidos se le puede dar a theiorií ¿Es ésta una fuxxcíirse jamás; y para que las cosas no vayan a ser dema-
buena forma de plantear la cuestión? siado* simples, una de las dos es justamente la pulsión de
28. ¿i/z religión? ¿Artículo definido en singular7. Quizá, lo indemne, de aquello que permanece alérgico a la con-
quizá (ello deberá permanecer siempre posible) hay otra taminación» salvo por sí mismo, auto inmunemente). Sería
cosa, por supuesto, y otros intereses (económicos, políti- preciso disociar los rasgos esenciales de lo religioso como
co-militares, etc.) detrás de las nuevas "guerras de reli- tal cíe aquellos otros que, por ejemplo, fundan los con-
gión", detrás de lo que se presenta bajo el nombre de re- ceptos de lo ético, lo jurídico, lo político o lo económi-
ligión, más alíá de io que se defiende o ataca en su co. Ahora bien, nada es más problemático que una diso-
nombre, y mata, se mata o se maca entre sí, y para ello ciación semejante. Los conceptos fundamentales que con
invoca ío que declaradamente está en juego. Dicho de frecuencia nos permiten aislar o pretender aislar lo políti-
otro modo, nombra la indemnidad a la luz del día. Pero co¡ piara limitarnos a esta circunscripción, siguen siendo

inversamente, si lo que nos ocurre así, como decíamos, to- religiosos o en todo caso teológico-políticos. Un solo
ma con frecuencia (no siempre) las figuras del mal y de ejerripi°- E n u n a a e las tentativas más rigurosas de aislar
lo peor en las formas inéditas de una atroz "guerra de re- en si-i pureza la esfera de lo político (en particular, para se-
ligiones", ésta a su vez no dice siempre su nombre. Por- pararla de lo económico y de lo religioso), con el fin de
que no es seguro que, al lado de o frente a los crímenes identificar lo político y el enemigo político en las gue-
más espectaculares y más bárbaros de ciertos "integris- rras <ie religión, como las cruzadas, Cari Schmitt debía
mos" (del presente o del pasado), otras fuerzas armadas admitir que las categorías en apariencia más puramente
hasta los dientes no lleven adelante también "guerras de políticas a las que había recurrido eran el producto de
T?ÍYg\óri" ^confesadas. Las gafeiras o las "^ferífendo^fes' U.IY&. ^.oj.Uíix'ac.i'án o. d-t \ISVSL tvecfe^cva ttol^k^p&lfrvca. Y
militares conducidas por el Occidente judeocristiano en cuarído denunciaba la "despolitización" en curso o el pro-
nombre de las mejores causas (el derecho internacional, ceso de neutralización de lo político, lo hacía explícita-
la democracia; la soberanía de los pueblos, las naciones mente en telación con un derecho europeo que, en su
o ios Estados; incluso imperativos humanitarios), ¿no oDÍnión, seguía siendo sin duda indisociable de "nuestro"
son también ellas, en cierto modo, guerras de religión? pensamiento de lo político. 14 Suponiendo incluso que se
La hipótesis no sería necesariamente infamante, ni si- aceptasen estas premisas, las formas inéditas de las actua-
quiera muy original, salvo para quienes se apresuran a les guerras de religión podrían implicar asimismo impug-
creer que esas causas justas son no sólo seculares sino pu- naciones radicales de nuestro proyecto de delimitación de
ras de toda religiosidad. Para determinar una guerra de lo político. Ellas serían entonces una respuesta a lo que

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JACQUES DERRIBA FE Y SABER

nuesira idea de la democracia, por ejemplo, con codos sus trofe, venido del o t t o m i s m o a su atención, al p o n e r en se-
concepros jurídicos, éticos y políticos asociados (el Esta- guida a D i o s por testigo, no p u e d e , por así decirlo, no ha-
do s o b e r a n o , el sujeto-ciudadano, el espacio público y el ber e n g e n d r a d o ya a D i o s casi m a q u í n a l m e n t e . Inelucta-
espacio privado, etc.), tiene a ú n de religioso, heredera en ble a priori, u n descenso de Dios ex machina pondría en
verdad de u n a matriz religiosa d e t e r m i n a d a . escena u n a m á q u i n a trascendental del apostrofe. H a b r í a -
En adelante, a pesar de las urgencias éticas y políticas mos c o m e n z a d o así por establecer, retrospectivamente, el
q u e no dejarían esperar la respuesta, no consideraremos, derecho d e p r i m o g e n í t u r a absoluta de u n U n o q u e n o h a
pues, u n a reflexión sobre el n o m b r e latino de "religión" nacido. Ya que_ponÍendo a Dios p o r testigo, incluso cuan^_
c o m o u n ejercicio escolar, u n aperitivo filológico o u n lu- ¿o n o es n o m b r a d o en la p r o m e s a del cornprojnisonTás
jo etimológico, en s u m a , c o m o u n a coartada destinada a "laico", el j u t a m e n r o n o puede sino p r o d u c i r l o , invocarlo
suspender el juicio o la decisión; si acaso, p o d r í a conside- o convocarlo c o m o estando ya ahí, siendo por lo t a n t o
rarse c o m o otra epojé. i n e n g e n d r a d o e jnengendrable^.antes__del ser mismoijnx-"
29. ¿La religión? Respuesta: "La religión es la respues- nroductibie. Y estando ausente d e su lugar. Producción y
ta". ¿Acaso no es esto lo q u e sería preciso c o m p r o m e t e r s e reproducción de lo i m p r o d u c t i b l e kusente d e su lugar. T o -
a r e s p o n d e r para comenzar? A s i m i s m o es preciso saber, do c o m i e n z a por la presencia d e esa ausencia. Las "muer-
bien es verdad, lo q u e quieren decir t a n t o responder c o m o tes de Dios", antes del cristianismo, en él y más allá de él,
responsabilidad. Y ademas es preciso saberlo bien —y creer- no son sino sus figuras o peripecias. Lo ínengendrable asi_
lo—. N o hay respuesta, en efecto, sin principio d e respon- re-gngeridrado es el lugar_vacío. Sin Dios n o hay n i n g ú n
sabilidad: es preciso responder al o t r o , ante el otro,*y"cle testigo absoluto. N i n g ú n testigo absoluto q u e se p o n g a
sí. N o hay responsabilidad sin -profesión de fe, sin c o m p r o - por testigo en el testimonio. M a s con D i o s , u n Dios pre-
miso, sin j u r a m e n t o , sin algún sacramentum o jtis juran- sente, con la existencia de u n tercero (terstis, testis) abso-
dum. Antes incluso de considerar la historia semánrica del luto, cualquier atestación se hace superflua, insignificante
t e s t i m o n i o , del j u r a m e n t o , de la profesión de fe (genealo- o secundaria. La atestación, es decir, t a m b i é n el t e s t a m e n -
gía e íncerpreración indispensables para quien quisiera to. E n el i n c o n t e n i b l e p o n e r p o r testigo, Dios seguiría
pensar la religión según sus formas propias o seculariza- siendo entonces u n nombre del testigo, sería llamado c o m o
das), antes incluso de recordar q u e cierro "yo p r o m e t o la testigo, y ^s\_nombrado, incluso si a veces lo n o m b r a d o
verdad" y cierto "yo m e c o m p r o m e t o a ello ante el otro con este n o m b r e permanece i m p r o n u n c i a b l e , i n d e t e r m i -
desde q u e m e dirijo a éi, a u n q u e no sea más q u e y sobre nable, en resumidas cuentas, i n n o m b r a b l e en su propio
t o d o para perjurar" están o b r a n d o siempre, es preciso de- n o m b r e ; incluso si debe permanecer ausente, inexistente,
jar constancia de q u e ya h a b l a m o s latín. Lo señalamos y sobre t o d o , en todos los sentidos de esta palabra, i m p r o -
para recordar q u e hoy en día el m u n d o habla latín (la m a - ductible. D i o s : el testigo en t a n t o q u e " n o m b r a b l e - í n -
yoría de las veces a través del angloamericano) c u a n d o se n o m b r a b l e " , testigo presente-ausente d e t o d o j u r a m e n t o
escuda en el nombre de religión. El e m p e ñ o de u n a p r o - o d e t o d o c o m p r o m i s o posibles. S u p o n i e n d o , concesso non
mesa j u r a m e n t a d a , presupuesto en el origen de t o d o após- dato, q u e la religión tenga la m á s m í n i m a relación c o n lo

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JACQIJES DERRIDA
FE Y SABER

que nombramos Dios, ésta pertenecería no sóio a la his-


tanto que tecnociencia, en tanto que historia crítica de la
toria general de la nominación, sino, más estrictamente
producción del saber, del saber como producción, saber-
aquí, bajo el nombre de relígio, a una historia del sacra- hacer e intervención a distancia, teletecnociencia siempre
mentara y del testimonium. Sería esta historia, se confun- performante y performativa por esencia, etc.) Religión y
diría con ella..En el barco que nos conducía de Ñapóles a razón se desarrollan juntas, a partir de este recurso co-
Capri, yo me.-decía que comenzaría por recordar esta es- mún: el compromiso testimonial de rodo performativo,
pecie de evidencia demasiado luminosa, pero no me he que incita a responder tanto ante el otro como de la per-
atrevido. Asimismo me decía en privado que nos cegaría- formatividad performante de la tecnociencia. La misma
mos con el llamado fenómeno "de la religión" o del "re- fuente única se divide maquinalmenre, automáticamente,
torno de lo religioso" hoy en día, si continuaban oponién- y se opone reactivamente a sí misma: de ahí las dos fuen-
dose tan inocentemente la Razón y la Religión, la Crítica tes en una. Dicha reactividad es un proceso de indemni-
o la Ciencia _y la Religión, la Modernidad tecn o cien tífica zación sacrificial, intenta restaurar lo indemne {beilig) que
y la Religión. Suponiendo que se trate de comprender, ella misma amenaza. Y es asimismo la posibilidad del dos,
¿se . comprenderá algo de "lo-que-pasa-hoy-día-en-el- del n + 1, la misma posibilidad que la del deus ex machi-
mun do-con-la-religión" (¿y por qué "en el mundo"? ¿Qué na testimonial. En cuanto a la respuesta, ésta es "o bien...,
es el "mundo"? ¿Qué es esta presuposición?, etc.), si se o bien...". O bien aposrrofaría al otro absoluto en cuanto
continúa creyendo en esa oposición, incluso en esa in- cal, con un apostrofar oído, escuchado, respetado en la fi-
compatibilidad! es decir, si se permanece en una cierta delidad y la responsabilidad; o bien replica, contesta, com-
tradición de las Luces, una solamente de las múltiples pensa y se indemniza en la guerra del resentimiento y la
Luces de los tres últimos siglos (no de una Aufklarung cu- reactividad. Una de las dos respuestas debe siempre poder
ya fuerza crítica está ptofundamente enraizada en la Re- contaminar a la otra, Jamás se probará que es una o la
forma), esa luz de las Luces, la que atraviesa como un ra- otra, nunca en un acto de juicio determinante, teórico o
yo, uno solo, una cierta vigilancia crítica y antirreligiosa, cognirivo. Ése puede ser el lugar y la responsabilidad de lo
anti-judeo-cristiano-islámica, una cierta filiación "Voltai- que se llama la creencia, la fiabüidad o la fidelidad, lo fi-
re-Feuerbach-Marx-Nietzsche-Freud- (e incluso) Heideg- duciario, la "fianza" en general, la instancia de la fe.
ger"? Más allá de esta oposición y de su herencia determi- 30. Mas he aquí que ya habíamos latín. Para el en-
nada vpor otra parte tan bien representada en el otro cuentro de Caprí, el "tema" que creía que debía proponer,
bando, el de la autoridad religiosa), tal vez podríamos in- ía religión, fue nombrado en latín, no lo olvidemos nun-
tentar "comprender" hasta qué punto el desarrollo imper- ca. Ahora bien, la "cuestión de ía religio", ¿no se confun-
turbable e interminable de la razón crítica y tecnocientí- de simplemente, por así decirlo, con la cuestión del latín?
fica, lejos de oponerse a la religión, la porta, la soporta y Lo cual, más allá de una "cuestión de lengua y cultura",
la supone. Sería preciso demostrar, lo cual no será senci- convendría entender como el extraño fenómeno de la lati-
llo, que la religión y la razón tienen la misma fuente. nidad y su mundialización. N o hablamos aquí de univer-
(Asociamos aquí la razón a la filosofía y a la ciencia en salidad, ni siquiera de una idea de la universalidad, sino

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

sólo de un proceso de universalización finito aunque cibimos sus límites, sabemos que es finita y solamente en
enigmático. Raramente se lo interroga en su alcance geo- proyecto. Se trata de una latinización y, más que de una
poímco y ético-jurídico, allí donde precisamente un po- mundialidad, de una mundiaíización sin aliento, pot muy
der semejanre se encuentra teíevado, desplegado, reactiva- irrecusable e imperial que síga siendo. ¿Qué pensar de es-
do en su herencia paradójica por la hegemonía mundial y ta falta de aliento? No sabemos que le aguarde o que le sea
aún irresistible de una "lengua", es decir, también de una guardado un porvenir, y por definición no podemos sa-
cultuta en parte no latina: la angloamericana. Para todo berlo. Pero sobre el fondo de este no sabet, esta falta de
aquello que roca en particular a la religión, habla (de) "te- aliento alienta hoy en día el éter del mundo. Algunos res-
lígión", sosriene un discurso religioso o sobre la religión, piran en él mejor que otros. Hay quien se ahoga. La gue-
el/lo angloamericano sigue siendo latín/latino. Se puede rra de las religiones se despliega ahí en su elemento, pero
decir que religión circula en el mundo como una palabra también bajo una capa de protección que amenaza con
inglesa que habría hecho una parada en Roma y un des- estallar. La coextensividad de las dos cuestiones (la reli-
vío por los Esrados Unidos. Bastante más allá de sus figu- gión y la latinización mundial izante) da su dimensión a
ras estrictamente capitalísticas o p olí tico-milít ates, está aquello que por consiguiente no podría dejarse reducir a
en curso una apropiación hiperimperialista desde hace si- una cuestión de lengua, de cultuta, de semántica y, sin
glos. Se impone de forma particularmente notable en el duda, ni siquiera de antropología o de historia. ¿Y sí reli-
aparato conceptual del derecho internacional y de la re- gio permaneciera intraducibie? N o hay ninguna religio
tórica política mundial. Allí donde domina dicho dispo- sín sacramentum, sin alianza ni promesa de testimoniar en
sitivo, éste se articula con un díscutso sobre la religión. verdad de la verdad, es decir, de decirla, la verdad: es de-
Desde ese momento se denomina "religiones" tranquila- cir, para empezar, no hay religión sin promesa de mante-
mente (y violentamente) hoy en día a muchas cosas que ner la promesa de decir la verdad prometiendo decirla, de
siempre han sido y siguen siendo ajenas a lo que esta pa- mantener la promesa de decir la verdad —¡de haberla di-
labra nombra y registra en su historia. La misma obser- cho ya!— en el acto mismo de la promesa. De haberla dicho
vación se impondría para tantas otras palabras, para todo ya, la ventas, en latín, y por lo tanto de considerar que ya
el "vocabulario religioso", comenzando por "culto", "fe", está dicha. El acontecimiento que vendrá ya se ha produci-
"creencia", "sagrado", "santo", "salvo", "indemne" {heilig, do. La promesa se promete, ya se ha prometido; he ahí la
holy, etc.). Pero por contagio ineluctable, ninguna célula se- profesión de fe y por lo tanto la respuesta. La religio comen-
mántica puede permanecer ajena, ya no me atrevo a decir zaría aquí.
"sana y salva", "indemne", en este proceso aparentemente
31. ¿Y si religio permaneciera intraducibie? ¿Y si esta
sin borde. Miindialatinización (esencialmente cristiana, por
cuestión, y afortiorí la respuesta que requiere, nos inscri-
supuesto): esta palabta nombra un acontecimiento único
biera ya en un idioma cuya traducción sigue siendo pro-
para el que parece inaccesible un metalenguaje, aunque si-
blemática? ¿Qué es responder? Es jurar - l a fe: responderé,
ga siendo aquí, sin embargo, de primera necesidad. Por-
antworten, answer, swear (swaran); "frente al gót. swaran
que esta mundialización, al mismo tiempo que ya no per-
[que ha dado schworen, bescbwóren, jurer', 'conjurer\ 'adju-

76 77
JACQUES DERJVDA
FE Y SABER

rer\ 'jurar', 'conjurar', adjurar', etc.]: 'jurar, p r o n u n c i a r


palabras solemnes': es casi literalmente responderé"—.1^ yamos sitúan, a nuestro juicio, los abismos e n ios q u e u n
"Casi literalmente...", dice. C o m o siempre, eí recurso al gran sabio se adentra con paso tranquilo, c o m o si supiera
de lo q u e habla, pero t a m b i é n confesando q u e en el fon-
saber es la tentación misma. Saber es la tentación, pero en
do n o sabe d e ello gran cosa. Y esto ocurre, se ve perfecta-
u n senrido u n p o c o más singular de lo q u e creemos cuan-
m e n t e , en la derivación enigmática del latín, en la "pre-
do nos referimos habitualmente (habítualmente, al menos)
historia del griego y del latín". Esto ocurre en aquello q u e
al Maligno o a algún pecado origiual. La tentación de sa-
ya no p o d e m o s aislar c o m o u n vocabulario religioso, a sa-
ber, la tentación del saber, es creer saber n o sólo lo q u e se
ber, en la relación del derecho c o n la religión, en la expe-
sabe (lo q u e n o sería m u y grave), sino lo q u e es el saber, y riencia de la p r o m e s a o d e la ofrenda i n d e m n i z a n t e , d e
q u e se h a liberado, estructuralmente, del creer o de la fe u n a palabra q u e i m p l i q u e u n futuro en presente, mas con
- d e lo fiduciario o de la Habilidad—. La tentación de creer respecto a u n a c o n t e c i m i e n t o pasado: "Te p r o m e t o q u e
en ei saber, aquí por ejemplo en la preciosa autoridad de ha llegado". ¿Qué h a llegado? ¿Quién en este caso? U n h i -
Benveniste, n o podría n o acompañarse d e cierto t e m o r y jo, el tuyo. Valga c o m o ejemplo. T o d a la religión:
temblor. ¿Ante qué? A n t e u n a ciencia reconocida, sin d u -
da, y legítima y respetable, pero también ante la firmeza Con spondeo es preciso considerar re-spondeo. El sen-
con la que, escudándose sin temblar en esta autoridad, tido propio de respondeo y la relación con spondeo provie-
Benveniste (por ejemplo) blande el afilado cuchillo de la nen literalmente de un diálogo de Piauto (Capttui, 899).
distinción q u e se da por segura. Por ejemplo, entre el sen- El parásito Ergásiío le trae a Hegión una buena noticia:
tido propio y su otro, entre el sentido literal y su otro, co- su hijo, desaparecido desde hacía mucho tiempo, va a
volver. Hegión promete a Ergásiío alimentarlo todos los
m o si j u s t a m e n t e aquello mismo de lo q u e se trata aquí (por
días, si dice la verdad. Y éste se compromete a su vez:
ejemplo, la respuesta, la responsabilidad o la religión, etc.)
898 [...] spondes tu istud? -Spondeo.
n o naciera, de forma casi automática, m a q u i n a l o mecáni- 899 At ego tuum tibí aduenisse filium respondeo.
ca, de la vacilación, de la indecisión y d e los márgenes en- "¿Prometido? —Prometido. ~Y yo te prometo por mi
tre los dos términos así asegurados. Escrúpulo, vacilación, parte que tu hijo ha llegado."
indecisión, continencia (por lo tanto, pudor, respeto, alto Este diálogo está construido sobre una fórmula jurí-
a n t e aquello q u e debe permanecer sagrado, santo o salvo: dica: una sponsio del uno, una re-sponsio del ocro, formas
i n d e m n e , i n m u n e ) ; t o d o eso es t a m b i é n lo q u e quiere d e - de una seguridad, de ahora en más recíproca: "yo te ga-
cir religio. Es incluso el sentido q u e Benveniste cree deber rantizo, a cambio, que tu hijo ha llegado".
D e este intercambio de garantías (cf. nuestra expre-
tetener en referencia a los "empleos p r o p i o s y constantes"
sión responder de...) nace el senrido bien establecido ya
de la palabra en la época clásica. 16 C i t e m o s n o o b s t a n t e
en latín de "responder". Respondeo, responsum, se dice de
esta página d e Benveniste subrayando en ella las palabras los intérpretes de los dioses, de los sacerdotes, especial-
propio", "literalmente", u n "casi literalmente" q u e deja menee de los arúspices, dando a cambio de la ofrenda, la
pensativo y finalmente, lo q u e alude a lo "desaparecido" promesa; a cambio del regalo, la segundad; esla."res-
y a lo esencial 1 " q u e "permanece". Los lugares que subra-

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78
JACQUES DERRIDA
FE Y SABER

puesta" de un oráculo, de un sacerdote. Esto explica una


acepción jurídica del verbo: responderé de iure, "dictami- criben necesariamente en una v 'religión", a u n c u a n d o en
nar en derecho". El jurista, con su competencia, garan- ésta se crucen dos experiencias q u e en general se conside-
tiza el valor del parecer que da. ran igualmente religiosas:
Señalemos una expresión simétrica en germánico:
ingl. ant. and-swaru "respuesta" (ingí. answer "respon- 1. La experiencia de ía creencia, p o r u n a parte (el creer
der"), frente al gót. swaran, "jurar, pronunciar palabras o el crédito, lo fiduciario o lo fiable en el acto de fe, la fidel-
solemnes": es casi literalmente responderé. idad, la apelación a la confianza, ciega, lo testimonial siem-
Así se puede precisar, en la prehistoria del griego y pre m á s allá de la prueba, de la razón demostrativa, de la
de! latín, la significación de un término importantísimo intuición), y
del vocabulario religioso, y el valor que recae sobre la raíz
2. la experiencia de lo i n d e m n e , de la sacralidad o de la
^spend- frente a otros verbos que indican en general la
santidad, por otra parte.
ofrenda.
En latín, una parte importante de la significación pri-
Q u i z á se deba distinguir aquí entre estas dos vetas
mitiva ha desaparecido, pero permanece lo esencial y esto
( t a m b i é n podría decirse dos matrices o dos fuentes) de lo
es lo que por una parte determina ía noción jurídica de
la sponsio, y por la otra el vínculo con el concepto grie- religioso. Sin d u d a se las p u e d e asociar, y se p u e d e n ana-
go de spondé. u lizar algunas d e sus co-impHcaciones eventuales, pero n o
se debería n u n c a confundir o reducir la u n a a ía otra c o -
3 2 . Pero la religión no sigue necesariamente ya el m o - m o casi siempre se hace. E n principio es posible santifi-
v i m i e n t o de la fe, lo m i s m o q u e t a m p o c o ésta se precipi- car, sacraiizar lo i n d e m n e o m a n t e n e r s e en presencia de lo
ta ya hacia la fe en Dios. Ya q u e si el c o n c e p t o de "reli- sacrosanto de múltiples m a n e r a s sin p o n e r en práctica, u n
gión" implica u n a institución separable, identificable, acto d e creencia, al m e n o s si creencia, fe o fidelidad signi-
circunscribible, vinculada en su letra aljus r o m a n o , su re- fican a q u í el asentimiento al testimonio del otro —del
lación esencial tanto con la fe c o m o con Dios n o es algo cualquier!radicalmente otro inaccesible en su fuente abso-
q u e caiga por su propio peso. Ahora bien, c u a n d o hoy ha- luta—. Y allí d o n d e cualquier/radicalmente otro es cual-
blamos, nosotros los europeos, tan c o m ú n m e n t e y tan quier/radicalmente otro*-. Inversamente, si este asenti-
confusamente de u n "retorno de lo religioso", ¿qué es lo que m i e n t o de ía fianza c o n d u c e m á s alíá d e la presencia d e
nombramos? ¿A q u é nos referimos? ¿Es la religión lo "reli- aquello q u e se dejaría ver, tocar, probar, ya no sería nece-
gioso", la religiosidad, q u e se asocia vagamente a la expe- s a r i a m e n t e y por sí m i s m o sacralizante. (Sería preciso te-
riencia de la sacralidad de lo divino, de lo s a n t o , de lo sal- ner en c u e n t a e interrogar, p o r u n a parte —lo h a r e m o s en
vo o d e lo I n d e m n e [heilig, holy)'í ¿Hasta q u é p u n t o y en
q u é m e d i d a u n a "profesión de fe", una creencia, se en-
cuentra ahí implicada} Inversamente, toda profesión de fe,
u n a fiabílidad, la fianza o la confianza en general n o se ins- * "Tout autre est tout autre": "cualquier/radicalmente ocro es cual-
quier/radicalmente otro". Esta expresión, en principio, puede pa-

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FE Y SABER
JACQÜES DERRIBA

otro lugar—, la distinción propuesta por Levinas entre lo ce un momento, lo que él llama e! "vocabulario religioso".
sagrado y lo santo; y, por otra parte, la necesidad para es- Ahora bien, todo sigue siendo problemático a este respec-
tas dos fuentes heterogéneas de la religión de mezclar sus to. ¿Cómo articular y hacer cooperar los discursos, o más
aguas, por así decirlo, sín por ello, nos parece, reducirse bien, como fue menester precisarlo antes, las "prácticas
nunca simplemente a lo mismo.) discursivas" que intentan medirse con la cuestión "¿Qué
es la religión?"?
3 3 . Nos habíamos reunido, pues, en Capri, nosotros
los "europeos", asignados a unas lenguas (italiano, espa- "¿Qué es...?", es decir, por una parte, "¿qué es en su
ñol, alemán, francés) en las que la misma palabra, religión, esencia?" y, por otra parte, ¿qué es (indicativo presente) en
debía querer decir, así queríamos creerlo, la misma cosa. el presente? ¿Qué hace, qué se hace con ella presentemen-
En lo que respecta a la fiabüidad de esta palabra, compar- te, hoy, hoy en el mundo? Otros tantos modos de insi-
timos en suma nuestra presunción con Benveniste. En nuar, en cada una de estas palabras —ser, esencia, presente,
efecto, éste parece creerse capaz de reconocer y de aislar, mundo— una respuesta en la pregunta. Otros tantos mo-
en el artículo sobre sponsio al que hacíamos referencia ha- dos de imponer la respuesta. De pre~Ímponerla o de pres-
cribirla como religión. Ya que tenemos aquí quizas una
predefinición: por poco que se sepa de la religión, se sabe
al menos que siempre es la respuesta y la responsabilidad
prescrira, que no se escoge libremente, en un acto de pu-
ra y abstracta voluntad autónoma. Sín duda implica liber-
recer tautológica si n o se le presta atención a la h o m o n i m i a de
tad, voluntad y tesponsabílidad, mas intentemos pensar
"tout (adjetivo p r o n o m i n a l indefinido que se podría reemplazar
por 'cualquier')... tout (adverbio de cantidad equivalente a 'total-
en voluntad y libertad sin autonomía. Ya se trate de sacra-
mente', 'absolutamente', 'radicalmente', 'infinitamente')...". Si el lidad, de sacrificialidad o de fe, el otro hace !a ley, la ley
primer tout es u n adjetivo pronominal indefinido, el primer autre es otro/a y es llegarse/rendirse al otro. A cualquier-orro y
será u n sustantivo y, probablemente, el segundo tout será u n ad- ai radicalmente otro.
verbio de cantidad que afectaría a u n adjetivo o atributo. C o n ello
Dichas "prácticas discursivas" responderían a varios ti-
escaparíamos a la aparente tautología. N o obstante, la posibilidad
pos de programa:
d e \a tautología persiste si el segundo miembro de la frase perma-
neciera análogo al primero: "¿'autre est ¿'autre, ¿'a¿térité de ¿'autre est 1. Asegurarse de una procedencia mediante las etimo-
1'aÍtéritéde ¿'autre". E n todo caso, siempre nos encontraríamos an- logías. La mejor ilustración de ello estaría dada por la dis-
te una proposición hetero-taurológica. Por otra parte, tout autre crepancia acerca de las dos fuentes etimológicas posibles
p u e d e reservarse o bien solamente a Dios, a u n solo otro, o bien a de la palabra religio: a) relegere, de legere ("recoger, reu-
cualquiera, á tout autre. La ambigüedad de la frase, por consi- nir"): tradición ciceroniana que se prosigue hasta W. Otto,
guiente, cuestiona y hace problemático el establecimiento de u n a
J.-B. Hoffmann, Benveniste; b) religare, de ligare ("vincu-
frontera bien delimitada entre ética y religión. Para u n desarrollo
lar, unir"). Esta tradición iría desde Lactancio y Tertulia-
más extenso de toda esta problemática, cfr. J. Derrida: " D o n n e r la
m o r t " en AA. W . : ¿'Éthique du Don, Paris, Transítion, 1992, p p . no hasta Kobbert, Ernout-Meillet, Pauly-Wissowa. Apar-
79 y ss.). [Nota de ¿os T.J. te de que la etimología nunca hace la ley y no da que

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

pensar más que a c o n d i c i ó n d e dejarse pensar ella misma, palabra "religión" y la experiencia de lo q u e se relaciona
internaremos más adelante definir la implicación o la car- c o n esta palabra, la "religión", allí d o n d e n i n g u n a m e m o -
ga común a las dos fuentes d e sencido así disrínguidas. M á s ria ni n i n g u n a historia p o d r í a n bastar para anunciaría ní
allá de u n a simple s i n o n i m i a , p u e d e ser que las dos fuen- guardar con elía n i n g ú n parecido, al m e n o s a p r i m e r a vis-
tes semánticas se c r u c e n . Incluso se repetirían n o lejos de ta. Por lo t a n t o , m e h a b r á sido preciso inventar u n a o p e -
lo q u e en verdad sería el origen d e la repetición, es decir, ración, u n a m á q u i n a discursiva, si se quiere, cuya e c o n o -
t a m b i é n la división de lo m i s m o . mía n o sólo haga justicia, e n u n espacio-tiempo asignado,
2. La b ú s q u e d a de filiaciones o de genealogías histó- a estos tres requisitos, a cada u n o de los imperativos q u e
rico-semáncicas d e t e r m i n a r í a u n c a m p o i n m e n s o en el sentimos, al m e n o s , c o m o irrecusables, sino q u e asimismo
que el sentido de la palabra es sometido a la p r u e b a de las ordene su jerarquía y prioridades. A u n a cierta velocidad,
mutaciones históricas y las estructuras institucionales: a u n r i t m o d a d o d e n t r o de u n o s estrechos límites.
historia y antropología d e las religiones,, tanto en el estilo 3 4 . E t i m o l o g í a s , filiaciones, genealogías, p r a g m á t i -
de Nietzsche, por ejemplo, c o m o en el de Benveniste cas. N o p o d r e m o s consagrar aquí todos los análisis nece-
c u a n d o considera las "instituciones i n d o e u r o p e a s " c o m o sarios a unas distinciones indispensables p e r o q u e rara vez
"testigos" de la hiscoria del sentido o de u n a etimología son respetadas o practicadas. Estas son m u y n u m e r o s a s
—que sín e m b a r g o n a d a p r u e b a p o r sí sola en lo referente (religión/fe, creencia; religión/piedad; religión/culto; reli-
al uso efectivo de u n a palabra—, gión/teología; religión/reiología; religión/ontoteología; o
3. U n análisis q u e se preocupara, en p r i m e r lugar, p o r t a m b i é n religioso/divino—mortal o inmortal; reiigíoso/sa-
ios efectos p r a g m á t i c o s y funcionales, y q u e fuera más es- grado-salvo-santo-indemne-inmune—, beilig, holy). A h o r a
tructural, m á s político t a m b i é n , n o vacilaría en analizar bien, entre ellas, antes o después de ellas, p o n d r e m o s a
los usos o las puestas en práctica del léxico, allí d o n d e , an- p r u e b a el privilegio cuasitrascendental q u e creemos deber
te regularidades nuevas, recurrencias inéditas, contextos conceder a la distinción entre, por una parte, la experien-
sin precedente, el discurso libera las palabras y las signifi- cia de la creencia (fianza, fiabüídad, confianza, fe, el cré-
caciones de cualquier m e m o r i a arcaica o de cualquier su- dito otorgado a la buena fe del cualquier/radicalmente otro
puesto origen. en la experiencia del testimonio) y, por otra parte, la expe-
Estas tres opciones parecen legítimas, desde p u n t o s d e riencia de la sacralidad, incluso de la santidad, d e lo in-
vista divetsos. M a s incluso si r e s p o n d e n , c o m o creo, a i m - d e m n e sano y salvo {heilig, holy). Se trata de dos fuentes
perativos irrecusables, m i hipótesis provisional (la aventu- o de dos focos distintos. La "religión" simboliza su elip-
ro con t a n t o m á s p r u d e n c i a y timidez c u a n t o q u e no la se/elipsis a la vez p o r q u e abarca ambos focos pero t a m b i é n
p u e d o justificar suficientemente en tan poco espacio y en p o r q u e a veces silencia, de forma j u s t a m e n t e secreta y re-
can p o c o ciempo) es q u e aquí, en C a p n , debería d o m i n a r ticente, su irreductible dualidad.
el último tipo. N o p o d r í a excluir los otros; ello c o n d u c i - E n t o d o caso, la historia de la palabra "religión" en
ría a demasiados absurdos; m a s debería privilegiar los sig- principio debería p r o h i b i r a cualquier no cristiano d e n o -
nos de lo q u e en el m u n d o , hoy, singulariza el uso de la m i n a r "religión" (y reconocerse en ella) aquello q u e "noso-

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JACQUES DEÍWIDA FE y SABER

tros" designásemos, identificásemos y aislásemos de ese giosas" de la palabra religio es sin duda apasionante (atañe
modo. ¿Por qué precisar aquí "no cristiano"? Dicho de otro a la Pasión misma, puesto que una de las dos fuentes en li-
modo: ¿por qué el concepto de religión sólo sería cristiano? tigio sería cristiana). Ahora bien, cualquiera que sea su in-
¿Por qué, de todas formas, merece la pena plantearse la pre- terés o su necesidad, semejante discrepancia tiene para no-
gunta y tomar en serio la hipótesis? Benveniste también lo sotros un alcance limitado. En primer lugar, porque nada
recuerda: no hay ningún térniino indoeuropeo _^com^ir£' se regula a partir de la fuente, tal como sugerimos hace un
para lo queUamamos "religión". Los indoeuropeos no con- momento. 19 Luego, porque ambas etimologías rivales se
cebían "como una institución separada" lo que Benvenis- pueden reconducir a lo.mismo y, en cierto modo, a la po-
te a su vez llama "esa realidad omnipresente que es la re- sibilidad de la reperición, la cual no sólo produce sino que
ligión". Todavía hoy, allí donde semejante "institución también confirma lo mismo. En ambos casos (re-Ievere o
separada" no es reconocida, la palabra "religión" es inade- re-ligare), se rrata en efecto de una vinculación insistente
cuada. Por lo tanto, nosiempre ha habido, no siempre„nj- que se vincula primero, consigo misma. Se trata en efecto
en todas partes hayjgpr consiguiente no siempre ni en to-. de .una reunión, de una re-uníón, de una re-colección. De
das^a£t£s^a^ní_{"entre los hombres" o en otro sitio), al- una resistencia o reacción contra la disyunción. Contra la
guna cosa, unaj&sa^tm&~£-Jder¡tific£thie, Íd¿nti¿a^a_sí mis-, alteridad ab-soluta. "Recolectar" es, por otra parte, la tra-
rria que todos, religiosos o irreligiosos, estarían desacuerdo... ducción propuesta poriBenveniste, 20 quien la explícita de
en denominarjjeíigióq". Y sin embargo, nos decimos, no este modo: "retomar para una nueva opción, volver sobre
queda más remedio que responder. Dentro de la matriz un trámite anterior", de ahí el sentido de "escrúpulo" pero
latina, el origen de religio fue el tema de polémicas verda- asimismo de opción, de lectura y de elección," de inteligen-'
deramente interminables. Entre dos lecturas o dos leccio- cia puesto que la selectividad va acompañada de vínculo
nes, por lo tanro, entre 4°s procedencjas^por una parte, de colectividad y de recolección. Finalmente, en el víncu-
con el apoyo de textos de^Tcerón^zeleggre, filiación se- lo consigo mismo, marcado por el enigmático "re-", es
mántica y formal comprobada, al parecer: recoger para donde habría que tratar de recuperar el paso, de una a
volver y volver a empezar, de ahí religio, la atención escru- otra, entre esas significaciones diferentes {re-legere, re-liga-
pulosa, el respeto, la paciencia, incluso eí pudor o la pie- re, re-spondeo, en donde Benveniste analiza lo que también
dad -y, por otra parte (Lactancio y Tertuliano)^religare, denomina, por otra parte, la "relación" con spondeó). To-
etimología "iny^madajjor los cristianos", dice Benvenis- das las categorías que podríamos utilizar para traducir el
te)' 8 que une la religión con el vínculo, precisamente, con sentido común de este "re-" serían inadecuadas, y en pri-
la obligación, con el ligamiento y, por..consiguiente, con el mer lugar porque rf-in traducirían lo que queda por defi-
dpj^er y mri l a j j e j u d a ^ t c ^ n j r e hombres o entre eí hom- nir como ya definido en la definición. Por ejemplo, fin-
bre y Dios—. Se trata asimismo, en otro lugar, con respec- giendo saber cuál es el "sentido propio", como dice
to a otro tema, de una división de la fuente y el sentido (y Benveniste, de estas palabras: repetición, reanudación, rei-
aún no hemos acabado con esta dualizacíón). Este debate nicio, reflexión, reelección, recolección —en una palabra,
acerca de las dos fuentes etimológicas pero asimismo "reli- religión, "escrúpulo", respuesta y responsabilidad—.

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JACQUES DERRIBA FE Y SABER

Cualquiera que sea eí parado que se tome en este de- que se denomina de este modo? ¿Qué anda por ahí?
bate, toda la problemática moderna (geo-teológico-políti- ¿Quién anda por ahí y tan mal? ¿Quién anda por ahí con
ca) del "retorno de lo religioso" queda remitida a la elip- ese viejo nombre? ¿Qué es lo que en el mundo de pronto
se/elipsis de esre doble foco latino. Quien no reconociese sobreviene o [rejapatece bajo esta denominación?". Por
ni la legitimidad de este doble foco ni el ptedominio cris- supuesto, esta forma de pregunta no puede separarse de la
tiano que se ha impuesto mundialmente dentro, de ia su- fundamental (sobre la esencia, el concepto y la historia de
sodicha latinidad debería rechazar las premisas mismas de ia religión misma, y de ío que se denomina "religión"). Pe-
semejante debate. 21 Y, además, debería tratar de pensar una ro su acceso, en un primer momento, tendría que haber
situación en la que, como ya ocurriera una vez, quizá ya no sido, en mi opinión, más directo, global, masivo e inme-
exista, como tampoco exisría aún en aquel entonces, un diato, espontáneo, sin defensa, casi en el estilo de un filó-
"término indoeuropeo común para 'religión'".22 sofo obligado a enviar un breve comunicado de prensa. La
35. Sin embargo, no queda más remedio que respon- respuesta que di casi sin vacilar a Ferraris debió retornar a
der. Y sin demora. Sin demorarse demasiado. Al princi- mí desde muy lejos, resonando desde una caverna de al-
pio, Maurizio Ferraris en el hotel Lutétia: "Es preciso", quimista, en el fondo de la cual la palabra se hizo preci-
me dijo, "nos es preciso un tema para este encuentro de pitado. "Religión", vocablo dictado por no se sabe qué ni
Capri", y yo apunto, sin respirar, casi sin vacilar, maqui- quién: por todo el mundo quizás, por la lectura dei tele-
nalmente: "La religión". ¿Por qué? ¿De dónde me ha ve- diario de una cadena internacional, por el todo del mun-
nido esto, sí, maquinalmente? Una vez seleccionado el te- do tal como creemos verlo, por el estado del mundo, por
ma, las discusiones se improvisaron —entre dos paseos en el codo de lo que es tal como va (Dios, su sinónimo en su-
plena noche hacia el Faraglione que se ve a lo lejos, entre ma, o ia Historia como tal, etc.). Hoy de nuevo, hoy por
el Vesubio y Capri (Jensen nombra el Faraglione, y Gra- fin, hoy de otro modo, la gran cuestión sería todavía ia re-
díva, el espectro de luz, la sombra sin sombra del medio- ligión, y lo que algunos se apresurarían a denominar su
día, das Mittagsgespenst, [re]aparece tal vez, más bella que "retorno". SÍ se dijesen asi las cosas, y debido a que se cree
todos los grandes fantasmas de la isla, más "acostumbra- saber de qué se está hablando, se empezaría por no enten-
da" que ellos, como dice, "a estar muerta", y desde hace der nada: como si la religión, la cuestión de la religión,
tiempo)—. Sería pues preciso, retrospectivamente, que yo fuese aquello que llega [re]aparecí en do, aquello que de
justifícase una respuesta a la pregunta: ¿por qué dije de pronto vendría a sorprender a lo que creemos conocer, eí
golpe, maquinalmente, "la religión"? Y esta justificación hombre, ía tierra, el mundo, ia historia, cayendo de este
sería entonces, hoy en día, mi respuesta a la cuestión de la modo bajo la rúbrica de la antropología, de la historia o
religión. De la religión hoy en día. Porque, como es obvio de cualquier otra forma de ciencia humana o de filosofía,
(hubiera sido una auténtica locura), nunca hubiera pro- incluso de "filosofía de la religión". Primer error que hay
puesto tratar de la religión misma, en general o en su esen- que evitar. Es típico y se podrían dar múltiples ejemplos
cia, sino sólo de una cuestión inquieta, de una preocupa- de ello. Si hay una cuestión de la religión, ésta no debe ser
ción compartida: "¿Qué ocurre hoy con ella, con aquello ya una "cuestión-de-ía-religión". Ni simplemente una res-

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JÁCQUES DERRIDA FE Y SABER

puesta a esta cuestión. Veremos por qué y hasta qué pun- un desierto del que no se sabe si es o no estéril, ya como
to la cuestión de la religión es, ante todo, la cuestión de la un campo de ruinas y minas y pozos y panteones o ce-
cuestión. Del origen y de los bordes de ia cuestión - l o notafios y simientes esparcidas; pero un campo no iden-
mismo que de la respuesta-. Por consiguiente, en cuanto tificado, ni siquiera como un mundo (la historia cristiana
creemos apoderarnos de ella bajo el título de una discipli- de esta palabra, el "mundo", ya nos pone en guardia; el
na, de un saber o de una filosofía, perdemos de vista "la mundo no es ní el universo, ni el cosmos, ni la tierra).
cosa". Ahora bien, a pesar de la imposibilidad de la tarea, 36. Al comienzo, el título habrá sido mi primer aforis-
se nos remite una petición: este discurso habría que soste- mo. Contrae dos títulos de la tradición, firma con ellos
nerlo, habría que hacer o dejar que se "sostuviera", con un contrato. Nos comprometemos a deformarlos, a arras-
unas pocas pinceladas, con un número limitado de pala- trarlos a otro lugar desarrollando, si no su negativo o su in-
bras. Economía del encargo editorial. Pero ¿por qué consciente, sí al menos la lógica de ío que podrían dejar
—siempre la cuestión del n ú m e r o - hubo diez mandamien- que se dijera de la religión a espaldas de su querer-decir.
tos, después multiplicados por tanto y cuanto? ¿Dónde En Capri, al principio de la sesión, improvisando, hablé de
estaría aquí la elipse/elipsis justa que se nos ordena decir la luz y del nombre de la isla (de la necesidad de fechar, es
callándola? ¿Dónde la reticencia? ¿ Y si la elipse/elipsis, sí decir, de firmar un encuentro finito en su tiempo y en su
la figura silenciosa y el "callarse" de la reticencia, fuera jus- espacio, desde la singularidad de un lugar, de un lugar la-
tamente —volveremos sobre ello más adelante— la religión? tino: Capri, que no es Délos, ni Patmos, ní Aceñas, ni Je-
Se nos pide, en nombre de varios editores europeos reuni- rusalén, ni Roma). Insistí en la luz, la relación de toda re-
dos, que nos pronunciemos en unas cuantas páginas acer- ligión con el fuego y con la luz. Hay la luz de la revelación
ca de la religión, y esto hoy no resulta monstruoso (allí y la luz de las Luces. Luz, phos, revelación, oriente y ori-
donde un tratado serio de la religión exigiría la edifica- gen de nuestras religiones, instantánea fotográfica. Cues-
ción de nuevas Bibliotecas de Francia y del universo) aun tión, petición: a la vista de las Luces de hoy y de mañana,
cuando, sin creer pensar nada nuevo, nos contentásemos a la luz de otras Luces {Aufkldrung, Lumieres, illuminismo,
con recordar, archivar, clasificar, dejar constancia a título enlightenmeni), ¿cómo pensar la religión en el día de boy
de información de lo que creernos saber. sin romper la tradición filosófica? En nuestra "moderni-
Fe y saber: entre creer saber y saber creer, la alternati- dad", dicha tradición se marca de forma ejemplar en títu-
va no es un juego. Elijamos pues, me dije, una forma cua- los fundamentalmente latinos que nombran la religión.
siaforístíca lo mismo que se elige una máquina, la menos Habrá que mostrar por qué. En primer lugar, en un libro
mala para tratar de la religión en un determinado núme- de Kant, en la época y en el espíritu de la Aufkldrung, si
ro de páginas: nos habían dado 25 o unas pocas más; y no de las Luces: La religión en los límites de la. fnera razón
digamos, de forma arbirraria, para des-cifrar o anagrama- (1793) también fue un libro sobre el mal radical (¿qué
tizar el 2 5 , 52 secuencias muy desiguales, otras tantas hay de la razón y del mal radical hoy en día? ¿Y si el "re-
criptas dispersas en un campo no identificado, un campo torno de lo religioso" no careciese de relación con el retor-
al que no obstante ya nos vamos acercando, ya sea como no —moderno o posmoderno por una vez— de ciertos fe-

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JACQUES DERRIBA FE Y SABER

nómenos al menos del mal radical? ¿El mal radical destru- definir el acto o el ser religiosus), en la que consiste quizá
ye o establece la posibilidad de la religión?). Luego, el li- la doble fuente —la doble matriz o la doble raíz— de la reli-
bro de Bergson, ese gran judeocristiano, Las dos fuentes de mol Tal vez entonces se diera a semejante hipótesis una
la moral y de la religión, 1932, entre las dos guerras mun- forma dos veces mecánica. "Mecánica" se entendería aquí
diales y en la víspera de acontecimientos de los que sabe- en un sentido en cierto modo "místico". Místico o secre-
mos que aún no sabemos pensarlos y a los que ninguna to puesto que contradictorio y desconcertante, a la vez
religión, ninguna instírución religiosa en el mundo fue inaccesible, inhospitalario y familiar, unheimlich, uncanny
ajena o a los que no sobrevivió quedando indemne, inmu- en la medida misma en que esta maquinaíidad, esta auto-
ne, sana y salva. En ambos casos ¿acaso no se trataba, co- matización ineludible produce y re-produce aquello que a
mo hoy, de pensar la religión, la posibilidad de la religión la vez desgarra de y amarra a la familia [heimisch, homely),
y, por consiguiente, la de su retorno interminablemente a lo familiar, a lo doméstico, a lo propio, al oikos de lo
ineludible? ecológico y de lo económico, al ethos, al lugar de la esran-
37. "¿Pensar la religión?", dice usted. Como si un pro- cia. Esta automaticidad cuasiespontánea, irreflexiva como
yecro así no disolviese de antemano la cuestión. Si se sos- un reflejo, repite una y otra vez el doble movimiento de
tiene que la religión es propiamente pensable, y aunque abstracción y atracción que a la vez desgarra de y amarra
pensar no sea ní ver, ni saber, ni concebir, entonces se la al país, al idioma, a lo literal o a todo lo que se reúne hoy
tiene controlada de antemano y, en un plazo más o me- confusamente bajo el término de lo "identitarío": en dos
nos largo, el asunto se da por juzgado. Nada más hablar palabras, aquello que a la vez ex-propia y re-apropia, des-
de estas notas como de una máquina, se ha vuelto a apo- arraiga y re-arraiga, ex-apropia según una lógíca-que debe-
derar de mí un deseo de economía: deseo de atraer, para remos formalizar más adelante, la de la autoindemniza-
ir de prisa, la famosa conclusión de las Dos fuentes... ha- ción autoinmune.
cia otro lugar, hacía otro discurso, hacia otra apuesta ar- Anees de hablar con tanta tranquilidad del "retorno de
gumentativa. Esta siempre podría ser, no lo excluyo, una lo religioso" hoy, hay que explicar en efecto dos cosas en
traducción desviada, una formalización un poco libre. una. Cada vez se trata de máquina, de telemáquina:
Recordemos estas últimas palabras: "[...] el esfuerzo nece- 1. Dicho "retorno de lo religioso", a saber, la oleada de
sario para que se realice, hasta en nuestro planeta refrac- un fenómeno complejo y sobredeterminado, no es un
tario, la función esencial del universo, que es una má- simple retorno, ya que su mundíalidad y sus figuras (tele-
quina de hacer dioses". ¿Qué ocurriría si se hiciese decir tecno-media-científicas, capitalísticas y político-económi-
a Bergson una cosa muy distinta de lo que creyó querer cas) siguen siendo originales y carecen de precedente. Y
decir pero que tal vez secretamente se dejó dictar? ¿Qué no es un retorno simple de lo religioso ya que comporta,
ocurriría si, como a su pesar, hubiese dejado lugar para o como una de sus dos tendencias, una destrucción radical
paso a una especie de retractación sintomática, según el de lo religioso (stricto sensu: lo romano y lo estatal, como
movimiento mismo de la vacilación, de la indecisión y del todo aquello que encarna lo político o el derecho europeos
escrúpulo, de la vuelta atrás [retractare, dice Cicerón para a los cuales, en resumidas cuentas, les hacen la guerra to-

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JACQUES DERRIDA FE Y SABER

dos los "fundamentalismos" o "integrismos" no cristianos, cultura, una política y un derecho, de imponerlo a todas
por supuesto, así como ciertas formas ortodoxas, protes- las demás religiones monoteístas, incluidas las religiones
tantes o incluso católicas). Es preciso decir también que, cristianas no católicas. Más allá de Europa, a través de los
frente a éstos, otra afirmación autodestructiva, me atreve- mismos esquemas y de la misma cultura jurídico-teológi-
ré 'a decir auto inmune, de la religión bien podría estar co-política, se trataría de imponer, en nombre de la paz,
obrando en todos los proyectos "pacifistas" y ecuménicos, una mundialatínización..Esta se torna en adelante euro-
"católicos" o no, que reclaman la fraternización universal, peo angío-americana en su idioma, como decíamos ante-
la reconciliación de los "hombres hijos del mismo Dios", riormente. La tarea resulta tanto más urgente y proble-
y sobre todo cuando dichos hermanos pertenecen a la tra- mática (incalculable cálculo de la religión para nuestro
dición monoteísta de las religiones abrahámicas. Siempre tiempo) cuanto que la desproporción demográfica no de-
resultará difícil sustraer este movimiento pacificador a un jará en \o sucesivo de amenazar a la hegemonía externa,
doble horizonte (donde uno oculta o divide al otro): no dejándole más estratagemas que su interiorización. El
campo de esta guerra o de esta pacificación carece en ade-
a) El horizonte kenótico de la muerte de Dios y la rein-
lante de límites: todas las religiones, sus centros de auto-
manentizacíón antropológica {los derechos del hombre y
ridad, las culturas religiosas, los Estados, naciones o etnias
de la vida humana antes de cualquier deber para con la
que representan, tienen un acceso sin duda alguna desi-
verdad absoluta y trascendente del compromiso ante el
gual aunque a menudo inmediato y potencial mente ilimi-
orden divino: un Abraham que en adelante rechazaría sa-
tado al mismo mercado mundial, del cual son a la vez los
crificar a su hijo y ni siquiera tomaría ya en consideración
productores, los actores y los cortejados consumidores,
lo que siempre fue una locura). Cuando se oye a los repre-
ora explotadores, ora víctimas. Dicho acceso, por consi-
sentantes oficiales de la jerarquía religiosa, empezando
guiente, es el acceso a las redes mundiales (transnaciona-
por el más mediático y el más latínomundial y cederromi-
les o transestatales) de telecomunicación y de teíetecno-
zado posible, el Papa, hablar de semejante reconciliación
cíencia. Desde ese momento, "la" religión acompaña e
ecuménica, se oye asimismo (no sólo, por supuesto, pero
incluso precede a la razón crítica y teletecnocientífica, la
también) el anuncio o la evocación de una cierta "muerte
vigila como si fuera su sombra. Es su guardiana, la som-
de Dios". A veces incluso da la impresión de que no ha-
bra de la luz misma, el aval de fe, el requisito de fiabiíí-
bla más que de eso —que habla por su boca—. Y que otra
dad, la experiencia fiduciaria que presupone toda produc-
muerte de Dios viene a asediar la Pasión que 3o anima. Pe-
ción de saber compartido, la performativídad testimonial
ro diremos: ¿dónde está la diferencia? Efectivamente.
que queda comprometida tanto en toda realización tec-
b) Esta declaración de paz también puede, prosiguien- nocientífica como en toda la economía capítalísrica que es
do la guerra con otros medios, encubrir un gesto pacifica- indísociable de ella.
dor, en el sentido más europeo-colonial posible. En la me-
dida en que vendría de Roma, como con frecuencia es el 2. Este mismo movimiento que hace que la religión y
caso, trataría en primer lugar, y ante todo en Europa, a la razón teletecnocientífica sean indisociables, en su as-
Europa, de imponer subrepticiamente un discurso, una pecto más crítico, reacciona inevitablemente contra sí mis-

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JACQUES DEREJDA
FE Y SABER

mo. Segrega su propio antídoto pero también su propio ce en o cien tífica se desarrolla, también pone en práctica y
poder de auroinmunidad. Nos encontramos aquí en un confirma el crédito fiduciario de esa fe elemental que es
espacio en donde toda autoprorección de io indemne, de por lo menos de esencia o de vocación religiosa (la condi-
lo san(c)o y salvo, de lo sagrado {heilig, holy) debe prote- ción elemental, eí medio de lo religioso, sí no la religión
gerse contra su propia protección, su propia policía, su misma). Decimos fiduciaria, y hablarnos de crédito o de
propio poder de rechazo, jo suyo sin más, es decir, contra habilidad, para subrayar que este acto elemental de fe sos-
su propia inmunidad. Esra acerradora pero fatídica lógica tiene también la racionalidad esencialmente económica y
de la auto inmunidad de lo indemne^ será la que siempre capitalística de lo teletecnociendfico. Ningún calculo,
asocie Ciencia y Religión. ninguna seguridad podrá reducir en ellas la necesidad úl-
Por una parte, las "luces" de la crítica y de la razón te- tima, la de la firma testimonial (cuya teoría no es necesa-
letecnociennfica no pueden sino dar por supuesta la Ha- riamente una teoría del sujeto, de la persona ni del yo,
bilidad. Deben poner en práctica una "fe" irreductible, consciente o inconsciente). Dejar constancia de ello es
la de un "vínculo social" o de una "profesión de fe", de también una manera de lograr comprender que, en prin-
un tescimonio ("ce prometo la verdad más allá de cual- cipio, hoy en día, en el susodicho "recomo de lo religio-
quier prueba y de cualquier demostración teórica, crée- so" no haya incompatibilidad entre los "fundamenralis-
me", etc.), es decir, de un performativo de promesa que mos", los "integrismos" o su "política" y, por otra parte, la
obra incluso en la mentira o en el perjurio y sin el que racionalidad, es decir, la fiduciariedad tele-tecno-capita-
ningún apostrofe al otro sería posible. Sin la experiencia lísrico-científica, en rodas sus dimensiones mediáticas y
performaciva de este acco de fe elemental, no habría ni mundializantes. Esa racionalidad de los susodichos "fun-
"vínculo social", ni apostrofe ai ocro, ni performatividad damentalísmos" también puede ser hipercrítica 24 e inclu-
alguna en general: ni convención, ni insricución, ni Cons- so puede no retroceder ante lo que puede al menos pare-
titución, ni Estado soberano, ni ley, ni, sobre todo, aquí, cerse a una radicalizadón deconstructiva del gesro crítico.
esa performatividad estructural de la realización produc- En cuanto a los fenómenos de ignorancia, de irracionali-
tiva que vincula de entrada el saber de la comunidad cien- dad o de "oscurantismo" que se observan o se denuncian
tífica con e\ nacer, y la ciencia con \a técnica. Si aquí de- tan a menudo, tan fácilmente, y con toda la razón, en es-
cimos con regularidad tecnociencia, no es con vistas a tos "fundamentalismos" o en estos "integrismos", son con
ceder a un estereotipo contemporáneo, sino a fin de re- frecuencia residuos, efectos de superficie, escorias reacti-
cordar que, más claramente que nunca, ahora ío sabemos, vas de la reactividad inmunitaria, indemnizadora o au~
el acto científico es, de arriba abajo, una intervención toinmunitaria. Enmascaran una estructura profunda o
práctica y una performatividad técnica en la energía mis- bien (pero asimismo a la vez) un miedo de sí mismo, una
ma de su esencia. Y, por eso mismo, juega con el lugar y reacción contra aquello mismo con lo que se está de
pone en funcionamiento distancias y velocidades- Deslo- acuerdo: la dislocación, la expropiación, la deslocaíízación,
caliza, aleja o aproxima, actualiza o virtualiza, acelera o re- el desarraigo, la desidio matizad ón y la desposesión (en to-
duce la velocidad. Ahora bien, allí donde esta crítica tele- das sus dimensiones, sobre todo sexual-fálica) que la má-

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

quina teletecnocientífica no deja de producir. La "reactivi- La religión, hoy, se alia con la teíetecnociencia c o n t r a
d a d del resentimiento opone ese movimiento a sí mismo la que reacciona con todas sus fuerzas. Aquélla, por una
dividiéndolo. Ella se indemniza d e ese m o d o en u n movi- parte, es la mundialatinización; p r o d u c e , se adhiere, explo-
m i e n t o que es a la vez ínmunitario y a u t o í n m u n e . La reac- ra, el capital y el saber d e la telemediatizadón: ni los viajes
ción ante la m á q u i n a es tan a u t o m á t i c a (y, p o r consi- ni la espectacularización m u n d i a l del Papa, ni las d i m e n -
guiente, maquinal) como la vida misma. Semejante escisión siones interestatales del "asunto Rushdie", ni el terrorismo
interna, q u e abre la distancia, es también lo "propio" d e la planetario serían posibles, a este r i t m o , de otro m o d o —y
teligión, lo q u e a c o m o d a la religión con lo " p r o p i o " (en podríamos multiplicar indicios d e esta índole hasta el in-
la m e d i d a en q u e también es lo indemne: heilig, s a n t o , sa- finito-.
g r a d o , salvo, i n m u n e , etc.), aquello q u e a c o m o d a la in- Pero, por otra parte, la religión reacciona de inmedia-
d e m n i z a c i ó n religiosa con todas las formas de p r o p i e d a d to, simultáneamente, declara la guerra a aquello que n o le
y del idioma lingüístico en su "literalidad", con el suelo y confiere ese n u e v o p o d e r más q u e desalojándola de los lu-
la sangre, con la familia y la nación. Esta reactividad in- gares q u e le son propios, en verdad del lugar mismo, del te-
terna e inmediata, a la vez i n m u n i t a r i a y a u t o í n m u n e , es ner-lugar d e su verdad. E n t a b l a u n a guerra t e m b l é c o n t r a
la única q u e p u e d e dar c u e n t a d e lo q u e se d e n o m i n a r á la lo que no la prorege más q u e amenazándola, según esa
oleada religiosa en su f e n ó m e n o doble y contradictorio. doble estructura contradictoria: i n m u n i t a r i a y a u t o i n m u -
La palabra oleada se nos i m p o n e a fin de sugerir ese redo- nitaria. A h o r a bien, la relación es ineludible, p o r io tanto,
b l a m i e n t o de u n a ola q u e se apropia de aquello m i s m o a a u t o m á t i c a y m a q u i n a l , entre esas dos mociones o esas
lo q u e , enrollándose, parece oponerse —y, s i m u l t á n e a m e n - dos fuentes d e las cuales u n a tiene la forma d e la m á q u i -
te, se enfurece, a veces en el terror y el terrorismo, contra na (mecanización, a u t o m a t i z a c i ó n , m a q u i n a c i ó n o meka-
aquello m i s m o q u e la protege, c o n t r a sus propios "anti- né) y la otra, la de la e s p o n t a n e i d a d viva, la de la p r o p i e -
cuetpos"—. Aliándose entonces con el enemigo, el cual es dad indemne d e la vida, es decir, la de otra (supuesta)
hospitalario con los antígenos, arrastrando consigo al autodeterminación. Pero lo a u t o i n m u n i t a r i o asedia a la co-
o t r o , la oleada a u m e n t a y se hinche d e la potencia contra- m u n i d a d y a su sistema de supervivencia i n m u n i t a r i a
ria. D e s d e el litoral de alguna isla, n o sabemos cuál, h e ahí c o m o la hipérbole de su p r o p i a posibilidad. N o h a y nada
la oleada q u e creemos ver q u e sin d u d a viene, con su h e n - común, n a d a i n m u n e , n i sano y salvo, heilig y holy, nada
c h i m i e n t o e s p o n t á n e o , irresistiblemente a u t o m á t i c o . Pero i n d e m n e e n el presente viviente más a u t ó n o m o sin riesgo
creemos verla venir sin h o r i z o n t e . Ya no estamos seguros de auto i n m u n i d a d . C o m o siempre, el riesgo se carga dos
d e ver, ni de q u e a ú n haya porvenir allí d o n d e vemos ve- veces, el m i s m o riesgo finito. D o s veces mejor q u e una:
nir. El porvenir n o tolera ni la previsión n i la providencia. con u n a a m e n a z a y u n a eventualidad. En dos palabras,
Por consiguiente, es m á s bien al porvenir a d o n d e "noso- tiene q u e hacerse cargo de, p o d r í a decirse tiene q u e acep-
tros" —capturados y sorprendidos en esa oleada— s o m o s en tar c o m o aval, la posibilidad de ese m a l radical sin el q u e
verdad arrastrados —y él es lo q u e querríamos pensar, si t o - no se p u e d e hacer n a d a bien.
davía p o d e m o s utilizar esa palabra—.

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

siempre, h a b r í a q u e pensar conjuntamente, c o m o u n a sola


... y g r a n a d a s y misma posibilidad, lo m a q u í n i c o y la fe —al igual q u e lo
m a q u í n i c o y codos los valores implicados en la sacrosan-
(Una vez planteadas estas premisas o definiciones genera- tidad {heilig, holy, sano y salvo, i n d e m n e , intacto, i n m u -
les, resultando el espacio del que disponemos cada vez más ne, libre, vivo, fecundo, fértil, fuerte y, sobre t o d o , c o m o
exiguo, pongamos en órbita las quince proposiciones finales vamos a ver, "henchido") y, más c o n c r e t a m e n t e , en la sa-
bajo una forma todavía más desgranada, plagada de grana- crosantidad del efecto fálico.
das, diseminada, aforística, discontinua, yuxtapositiva, dog- 39- ¿Ese doble valor acaso no es aquello q u e , por ejem-
mática, indicativa o virtual, económica; en suma, más tele- plo, significa en su diferencia u n falo, o más bien lo fáli-
gráfica que nunca.) co, el efecto de falo, que n o es necesariamente lo p r o p i o del
hombre? ¿Acaso n o es éste el f e n ó m e n o , eí phainesthai, la
3 8 . D e u n discurso por venir —sobre el por-venir y la manifestación del falo?, pero asimismo, t e n i e n d o en c u e n -
repetición—. Axioma: n i n g ú n por-venir sin herencia y sin ta ía ley de iterabilidad o duplicación q u e p u e d e despren-
posibilidad d e repetir. N i n g ú n por-venir sin u n a cierra ite- derlo de su presencia p u r a y propia, ¿acaso n o es éste su
rabilidad, al m e n o s bajo la forma de la alianza consigo .phantasma, en griego, su fantasma, su espectro, su doble
m i s m o y de la confirmación del sí originario. N i n g ú n por- o su fetiche? ¿Acaso n o representa la colosal automaticidad
venir sin u n a cierta m e m o r i a y promesa mesiámcas, de de la erección (el m á x i m o de vida q u e h a y q u e conservar
u n a mesianicidad más vieja q u e cualquier religión y más i n d e m n e , i n d e m n i z a d a , i n m u n e y salva, sacrosanta) p e r o
originaria q u e cualquier mesianismo. N o hay discurso ni t a m b i é n , y p o r ello m i s m o , en su carácter reflejo, lo más
apostrofe al otro sin la posibilidad d e u n a promesa ele- mecánico, lo m á s separable de la vida? ¿Acaso lo fálico n o
m e n t a l . El perjurio y la p r o m e s a no c u m p l i d a reclaman ía es a s i m i s m o , a diferencia del p e n e y u n a vez d e s p r e n d i d o
misma posibilidad. N o hay promesa, pues, sin la p r o m e s a del cuerpo p r o p i o , esa m a r i o n e t a q u e erigen, exhiben, fe-
de u n a confirmación del sí. Ese sí h a b r á implicado e im- tichizan y pasean en procesión? ¿Acaso n o nos hallamos
plicará siempre la fiabilidad o la fidelidad de u n a fe. N o ahí, virtualidad de virtualidad, ante la p o t e n c i a o el patí-
hay fe, pues, ni porvenir sin lo q u e u n a iterabilidad im- bulo de u n a lógica lo bastante p o t e n t e c o m o para dar
plica en c u a n t o a técnica, m a q u í n i c a y automática. E n es- cuenta (logon didonaí), c o n t a n d o y calculando con lo i n -
te sentido, la técnica es ía posibilidad —también p u e d e de- calculable, de t o d o aquello q u e alia a la m á q u i n a teletec-
cirse la eventualidad— de la fe. Y dicha eventualidad debe nocientífica, esa enemiga de la vida al servicio de la vida,
incluir d e n t r o de sí el mayor riesgo, la amenaza m i s m a dei con el recurso m i s m o de lo religioso, a saber, la fe en lo
m a l radical. D e otro m o d o , aquello d e lo q u e ésta es ía más vivo en c u a n t o m u e r t o y a u t o m á t i c a m e n t e supervi-
eventualidad no sería la fe sino el p r o g r a m a y la p r u e b a , viente, resucitado en su espectral phantasma, lo santo, lo
ía predictívidad o ía providencia, el p u r o saber y el p u r o sano y salvo, lo i n d e m n e , lo i n m u n e , lo sagrado, t o d o lo
saber-hacer, es decir, la anulación del porvenir. Por consi- q u e traduce, en u n a palabra, heilig!. M a t r i z , u n a vez más,
guiente, en lugar de oponerlos, c o m o se suele hacer casi de u n culto o u n a cultura del fetiche generalizado, de u n

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JACQUES DERRIDA
F E Y SABER

fetichismo sin bordes, de una adoración fetichizante de la ñera],26 Los polos, los temas, las -causas no- son los .mis-
Cosa misma. Sin arbirrariedad se podría leer, elegir, enla- mos (ía ley, la sacralidad, la santidad, el dios por venir,
zar en la genealogía semántica de lo indemne —"santo, sa- etc.), pero los movimientos que se refieren a ellos y se sus-
grado, sano y salvo, heilig, holy"— todo aquello que expre- penden, en verdad se interrumpen en ellos, resultan muy
sa la fuerza, la fuerza de vida, la fertilidad, el "incremento, semejantes. Todos, ellos hacen o marcan un alto. Tal vez
el aumento, el henchimiento sobre todo, en la espontanei- constituyan una especie dé universal, no ya "la Religión",
dad de la erección o del embarazo. ^ Para ser breves; no sino una estructura universal de la religiosidad. Porque,
basta con recordar aquí todos los cultos fálleos y sus bien aun no siendo propiamente religiosos, siempre abren, sin
conocidos fenómenos en el seno de tantas y tantas religio- poder jamás volver a limitarla o detenerla, la posibilidad
nes. Los tres "grandes monoteísmos" inscribieron las alian- de lo religioso. Posibilidad aún dividida. Por una parte,
zas o promesas fundadoras en esa.prueba de lo indemne que ciertamente, está la abstención respetuosa o inhibida an-
siempre es una circuncisión, ya sea ésta "externa o interna", te lo que sigue siendo el misterio sacro y debe permane-
literal o, como se dijo antes de San Pablo, en el propio ju- cer intacto o inaccesible, así como la inmunidad mística
daismo, "circuncisión del corazón". Y quizás éste fuera el de un secreto. Ahora bien, este mismo alto, al mantener
lugar de preguntarse por qué, en el más mortífero desenca- retirado de este modo, abre también un acceso sin me-
denamiento de una violencia indisolublemente étnico-re- diación ní representación —por consiguiente no sin cier-
ligiosa, en todas partes, las mujeres son víctimas privilegia- ta violencia intuitiva— a lo que permanece indemne. Es-
das (no solamente, por así decirlo, de tantas ejecuciones ta es otra dimensión de lo místico. Semejante universal
sino de las violaciones o mutilaciones que preceden o permite o promete tal vez la traducción mundial de reli-
acompañan a éstas). gión a saber: escrúpulo, respeto, detención, Verhaltenhek,
40. La religión de lo que está vivo ¿no es acaso una pudor, Scheu, shame, discreción, Gelassenheit, etc., alto
tautología? Imperativo absoluto, ley santa, ley de la sal- ante aquello que debe o debería permanecer sano y salvo,
vación: salvar al que está vivo como lo intacto, lo indem- intacto, indemne, ante aquello que hay que dejar que sea
ne, lo salvo (heilig) que tiene derecho al respeto absolu- lo t^ue debe ser, a veces a costa del sacrificio de uno mis-
to, a la continencia, al pudor. De ahí 3a necesidad de una mo y en Ja pjegaria: eí otro. Semejante universal, semejan-
inmensa tarea: reconstruir la cadena de los motivos aná- te universalidad "existencíal" podría haber proporcionado
logos en la actitud o la intencionalidad sacrosantíflcado- al rnenos la mediación de un esquema para la mundialaü-
ra, en su relación con lo que es, debe permanecer o se La nización de la religio. En todo caso, para su posibilidad.
de dejar que sea ío que es {heilig, vivo, fuerte y fértil, eréc-
Entonces, en ese mismo movimiento, habría que ren-
til y fecundo: salvo, íntegro, indemne, inmune, sagrado,
dir cuenta también de una doble postulación evidente:
santo, etc.). Salvación y salud. Una actitud intencional
por una pane, el respeto absoluto de la vida, el "No ma-
así lleva varios nombres de la misma familia: respeto, pu-
tarás" (al menos a tu prójimo, si no a lo que está vivo en
dor, continencia, inhibición. Achtung (Kant), Scheu, Ver-
general), la prohibición "integrísta" sobre el aborto, la in-
haltenheit, Gelassenheit (Heídegger), la halte> el alto en ge-
seminación artificial, la intervención performatíva en eí

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JACQUES DERRIBA F E Y SABER

potencial genético, aunque sea con fines de terapia géni- que vale asimismo más que la susodicha vida natural—. De
ca, etc., y, por otra parte {sin mencionar siquiera ías gue- esa forma, el respeto a la vida no concierne, en los discur-
rras de religión, su terrorismo y sus carnicerías), ia voca- sos de la religión como tal, sino a la sola "vida humana",
ción sacrificial, que también es universal. Antaño existió, en la medida en que da testimonio, en cierto modo, de la
aquí y allá, el sacrificio humano, incluso dentro de los trascendencia infinita de lo que vale más que ella (la divi-
"grandes monoteísmos". Es siempre el sacrificio de lo que nidad, la sacrosantidad 28 de la ley). El precio del viviente,
está vivo, todavía y más que nunca a escala de la cría y la humano, es decir, del viviente antropoteoíógko, el precio
matanza masiva, de la industria de la pesca o de la caza, cíeTó"que debe permanecer salvo {heilig, sagrat?o7 sano y
de la experimentación con animales. Dicho sea de paso, salvo, indemne, inmune), en cuanto precio absoluto, el
algunos ecologistas y algunos vegetarianos —al menos en precio de lo que debe inspirar respeto, pudor, continen-
Ja medida en que todavía creen escar puros (indemnes) de cia, dicho precio nojJErie precio. Corresponde a lo que
Coda carnivoracidad, aunque sea simbólica—27 serían los K^nr^denomiria^dJ^mda^ {Würdígkeít) del fin en sí, del
únicos "religiosos" de esta época que respetan una de las serílñito razonable/ del valor absoluto más allá de cual-
dos fuentes puras de la religión y que cargan en efecto con quier valor comparable en un mercado (Marktpreís). Es-
la responsabilidad de lo que bien podría ser el porvenir de ca dignidad de la vida no se puede mantener sino más
una religión. ¿Cuál es la mecánica de esa doble postula- alíáde" jo que está vivo y presente. De ahí la trascenden-
ción (respeto de la vida y sacrificialidad)? La denomina- cia, el fetichismo y la espectralidad, de ahí la religiosidad
mos mecánica porque reproduce, con la regularidad de cíe la religión. Ese exceso sobre lo que está vivo y cuya vi-
una técnica, ia instancia de lo que no-está-vivo o, si se d a n o vale absolutamente salvo si vale más que la vida,
prefiere, de lo muerto en lo que está vivo. Asimismo, se más que ella misma, en resumidas cuentas, es lo que abre
trata de lo autómata de acuerdo con el efecto fálico del el espacio de muerte que se vincula con el autómata
que hablamos anteriormente. Se trata de la marioneta, la (ejemplarmente "fálico"), la técnica, la máquina, la próte-
máquina muerta y más que viviente, la fantasmagoría es- sis, la virtualidad, en una palabra, las dimensiones de la
pectral del muerto como principio de vida y de supervi- suplementariedad autoínmunitaría y autosacrificial, esa
vencia. Ese principio mecánico aparentemente es muy pulsión de muerte que se afana en silencio sobre toda co-
simple: la vida no vale absolutamente salvo si vale más que munidad, toda auto-co-inmunidad'y, en verdad, la consti-
la vida, por consiguiente, salvo si lleva luto por sí misma, tuye como tal, en su íterabÜidad, su herencia, su tradición
salvo si se convierte en lo que es en el trabajo del duelo in- espectral. Comunidad como auto-inmunidad co-mún: no
finiro, en la indemnización de una espectralidad sin bor- hay comunidad que no alimente su propia autoinmuni-
des. La vida no es sagrada, santa, infinitamente respetable dad, un principio de auto destrucción sacrificial que arrui-
sino en nombre de_lo_que en ella vale más que ella y'no se na el principio de protección de sí (del mantenimiento de
umita a la naturalidad de lo bio^zool ógico (sacríficable) la integridad intacta de uno mismo), y ello con vistas a al-
-aunque el sacrificio verdadero debe sacrificar no sólo la guna supef-vivencia invisible y espectral. Esta atestación
vida "natural", así llamada "animal" o "biológica", sino lo autocontestataria mantiene a la comunidad autoinmune

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

en vida, es decir, abierta a otra cosa distinta y que es más cíón autoinmune, no pudiera oponer nunca sino la reli-
que ella misma: lo otro, el porvenir, la muerte, la libertad, gión a una religión o la fe pura a esta o aquella creencia.
la venida o el amor del otro, el espacio y eí tiempo de una 42. En nuestras "guerras de religión", ia violencia tie-
mesianicidad especializante más allá de cualquier mesía- ne dos edades. Una, de la que hablamos anteriormente,
nismo. Ahí reside la posibilidad de la religión, el vínculo re- parece "contemporánea", concuerda o se alia con ía hiper-
ligioso (escrupuloso, respetuoso, púdico, continente, inhi- sofisticación de la teletecnología militar —de la cultura
bido) entre el valor de la vida, su "dignidad" absoluta, y la ''digital" y cíberespacial—. La otra es una "nueva violencia
máquina teológica, la "máquina de hacer dioses". arcaica", por así decirlo. Replica a la primera y a todo lo
4 1 . La religión, como respuesta de doble significado y que representa. Revancha. Echando mano de hecho a los
doble comprensión, es entonces una elipse/elipsis, la del mismos recursos del poder mediático, [rejaparece (según
sacrificio. ¿Se puede imaginar una renglón sin sacrificio y el retorno, el recurso, la vuelta a las fuentes y la ley ¿e
sin oración? El signo por el que Heidegger cree reconocer reactividad interna y autoinmune que tratamos de for-
la ontoteología es que la relación con el Ente absoluto o malizar aquí) en ia mayor cercanía con el cuerpo propio
con la Causa suprema se ha liberado, perdiéndolos de ese y con lo vivienre premaquínico. Al menos en la mayor
mismo modo, de la ofrenda sacrificial y de la oración. Pe- cercanía con su deseo y con su fantasmagoría. Uno se
ro también ahí hay dos fuentes: la ley dividida, el double venga contra la máquina expropiadora y descorporali-
bind, y asimismo el doble foco, la elipse/elipsis o la dupli- zante recurriendo —volviendo— a las manos, al sexo o al
cidad originaria de la religión, es que la ley de lo indem- instrumento elemental, a menudo al "arma blanca". Lo
ne, la salvación de lo salvo, eí respeto púdico de lo que es que se denomina "carnicerías" y "arrocidades", palabras que
sacrosanto {heilig, holy), exige y excluye a la vez el sacrifi- nunca se utilizan en las guerras "propías/limpias", allí
cio, a saber, la indemnización de lo indemne, el precio de donde justamente no se pueden contar los muertos (obu-
la inmunidad. Por consiguiente, la autoinmunización y el ses teledirigidos sobre ciudades enteras, misiles "inteligen-
sacrificio del sacrificio. Este representa siempre el mismo tes", etc.), son las torturas, las decapitaciones, las mutila-
movimiento, el precio que hay que pagar para no herir o ciones de todo tipo. Se trata siempre de una venganza
dañar a lo otro absoluto. Violencia del sacrificio en nom- declarada, a menudo declarada como revancha sexual:
bre de la no-violencia. El respeto absoluto ordena, en pri- violaciones, sexos mutilados o manos cercenadas, exhibi-
mer lugar^gLsacrificio de_sí mismo,, del interés más pre-" ción de cadáveres, expediciones de cabezas cortadas que se
ciaclo. SY Kant^jiabla de l^r^santidacH, de la ley moral es_ llevaban antaño, en Francia, en la punta de una pica (pro-
£oroue mantiene expíícjtamente, como se sabe, un 3i,s- cesiones fálicas de las "religiones naturales"). Esto es lo
curso sobre el "sacrificio", a saber, sobre otra instancia de que se hace, por ejemplo, pero sólo se trata de un ejem-
la religión "en los límites de la mera raz_ón", de la religión plo, hoy en día, en Argelia, en nombre del islam al que in-
cristiana como la única religión "moral". El sacrificio de vocan, cada uno a su manera, ambos beligerantes. Estos
sí sacrifica, pues, lo más propio al servicio de lo más pro- son también los síntomas de un recurso reactivo y negati-
pio. Como si la razón pura, en ese proceso de indemniza- vo, ía venganza del cuerpo propio contra una teletecno-

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JACQUES DERRIDÁ FE Y SABCR

ciencia^e-xpropiadora y deslocalizador a, aquella que a.me- c¡ue no sea demasiado tonta, inculta ni necia, "ignorando"
nudo se encuentra identificada con la mundíalidad del d "psicoanálisis"? Ignorar el psicoanálisis es algo que se
mercado, con la hegemonía militaro-capitalíscica, con ia puede hacer de mil formas, a veces con una gran cultura
mundiaíatinización del modelo democrático europeo ba- psicoanalítica pero dentro de una cultura disociada. Se ig-
jo su doble forma, secular y religiosa. De ahí, otra figura nora el psicoanálisis mientras no se lo inregre en los dis-
del doble origen, la previsible alianza de ios peores efectos cursos hoy en día más potentes sobre el derecho, ía mo-
de fanatismo, dogmatismo u oscurantismo irracional con ral, la política pero también sobre la ciencia, la filosofía,
la agudeza hipercrítica y el análisis vigilante de las hege- Ja teología, etc. Hay mií formas de evitar dicha integra-
monías y los modelos del adversario (mundiaíatinización, ción consecuente, incluso en el medio institucional del
religión que no dice su nombre, etnocentrísmo de rosero psicoanálisis. Ahora bien, ei "psicoanálisis" (hay que ír ca-
—como siempre— "universalista", mercado de la ciencia y da vez más de prisa) está en recesión en Occidente: jamás
de la récnica, retórica democrática, estrategia de lo "huma- franqueó, jamás de manera efectiva, las fromer^s de una
nitario" o del "mantenimiento de la paz" por una peace- parte de la "vieja Europa". Este "hecho" pertenece con
keeping forcé, allí donde nunca se contarán de la misma pleno detecho a la configuración de fenómenos, signos,
forma los muertos de Ruanda y ios de los Estados Unidos síntomas que interrogamos aquí bajo el título de la "reli-
de América o de Europa). Esa radicalización arcaica y en gión". ¿Cómo se pueden pretender nuevas Luces para dar
apariencia más salvaje de la violencia "religiosa" pretende, cuenta de ese "retorno de lo religioso" sin poner en prác-
en nombre de ia "religión", hacer que la comunidad vi- tica al menos una cierta lógica del inconsciente? ¿Sin tra-
viente vuelva a echar raíces, que vuelva a hallar su lugar, bajar con ella, por lo menos, y con ia cuestión del mal ra-
su cuerpo y su idioma intactos (indemnes, salvos, puros, dical, de la reacción frente al mal radical que se encuentra
limpios/propios). Siembra la muerte y desencadena ía au- en eí centro del pensamiento freudiano? Semejante cues-
todestrucción con un gesto desesperado (autoinmune) tión ya no se puede separar de otras muchas: la compul-
que se ceba en la sangre de su propio cuerpo: como para sión a la repetición, la "pulsión de muerte", ía diferencia
desarraigar el desarraigo y reapropíarse de la sacralidad in- entre "verdad material" y "verdad histórica" que, en un
tacta y salva de la vida. Doble raíz, doble desarraigo, do- primer momento, se impuso precisamente con respecto a
ble erradicación. la "religión" y que se elaboró, en primer lugar, en la máxi-
ma proximidad a una interminable cuestión judía. Es
4 3 . Doble violación. Una nueva crueldad vendría,
cierto que el saber psicoanalineo también puede desarrai-
pues, a aliar, en unas guerras que también son guerras de
gar^ despertar a la fe abriéndose a un nuevo espacio de la
religión, la calcuíabilidad tecnocientífica más avanzada
testimoniaiidad, a una nueva instancia de la atestación, a
con el salvajismo reactivo que querría cebarse de inmedia-
una nneva experiencia del síntoma y de la verdad. Ese
to en el cuerpo propio, en la cosa sexual —que se puede
nuevo espacio debería ser también, aunque no sólo, jurí-
violar, mutilar o sencillamente denegar, desexualizar—,
dico y político. Tendremos que volver sobre esto.
otra forma de la misma violencia. ¿Resulta posible hablar
hoy de esa doble violación, hablar de ella de una manera 44. Sin cesar tratamos de pensar conjuntamente, pero

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JACQUES DEMUDA FE Y SABER

de otra manera, el saber y la fe, la tecnocienciajy la creen- supervivencia el día (que tal vez ya ha llegado) en que la
cia religiosa, el cálculo y lo sacrosanto. Sin cesar, nos he- mundialización quede saturada? Entonces, la "globaUza-
mos cruzado en estos parajes con ía alianza, santa o no ción", como dicen los norteamericanos, quizá no permita
santa, de lo calculable y lo incalculable. Y de lo innume- ya recortar en la superficie de la tierra humana esos mi-
rable y el número, lo binario, lo numérico y lo digital. croclimas, esas microzonas históricas, culturales, políticas,
Ahora bien, el cálculo demográfico concierne hoy en día la pequeña Europa* y el Oriente Medio, en los que el
a uno de los aspectos, por lo'menos',-"-dé la- "cuestión reli- "pueblo judío" ya ha tenido tantas dificultades para sobre-
giosa" en su dimensión geopolítica. Eri lo-que respecta al vivir y.dar testimonio de su fe. "Comprendo el judaismo
porvenir de una religión, la cuestión del número afecta como la posibilidad de proporcionarle a la Biblia un con-
canto a la cantidad de las "poblaciones"'como a la indem- texto, de conservar legible ese libro", dice Levinas. ¿Acaso
nidad viviente de los "pueblos". Esto no quiere decir sola- la mundialización de la realidad y el cálculo demográficos
mente que hay que contar con la religión sino que hay no tornan la probabilidad de dicho "contexto" más débil
que cambiar las maneras de contar los fieles en la época que nunca y tan amenazadora para la supervivencia como
de la mundialización. Sea o no "ejemplar", la cuestión ju- ío peor, el mal radical de la "solución final"? "Dios es el
día sigue siendo aún un ejemplo {sample, muestra, caso porvenir", dice también Levinas, mientras que Heidegger
particular) bastante bueno con vistas a la elaboración fu- ve anunciarse el "último dios" incluso en la ausencia mis-
tura de esta problemática dem o gráfico-religiosa. En ver- ma de porvenir: "El último dios: halla su despliegue esen-
dad, esta cuestión de los números es obsesiva, como se sa- cial en el signo {im Wink), la defección y la ausencia de
be, en las Sagradas Esctituras y los monoteísmos. Cuando adviento {dem Anfall und Ausbleib der Ankunft), al igual
se sienten amenazados por una teletecnociencia expropia- que la huida de los dioses pasados y su secreta metamor-
dora y deslocaíizadora, los "pueblos" temen asimismo fosis".»
nuevas formas de invasión. Les aterrorizan las "poblacio- Esta cuestión es quizá más grave y más urgente para el
nes" extranjeras cuyo crecimiento, lo mismo que su pre- Estado y las naciones de Israel, pero concierne asimismo
sencia, indirecta o virtual pero por lo mismo tanto más a todos los judíos, y también sin duda, de una forma me-
opresiva, se toma incalculable. Por consiguiente, nuevas nos evidente, a todos los cristianos del mundo. En modo
maneras de contar. Se puede interpretar de más de una alguno a los musulmanes hoy en día. Esta es, hasta la fe-
forma la supervivencia inaudita del pequeño "pueblo ju- cha, una diferencia fundamental entre los tres "grandes
dio" y la proyección mundial de su religión, fuente única monoteísmos" originarios.
de los tres monoteísmos que comparten una cierta domi-
45- ¿Acaso no hay siempre otro lugar de dispersión?
nación del mundo y a ios que, por consiguiente, por lo
¿Dónde se divide hoy la fuente, al igual que lo mismo se
menos iguala en dignidad. Se puede interpretar de mil
maneras su resistencia tanto a los intentos de exterminio
como a una desproporción demográfica de la que no se
conoce ningún otro ejemplo. Pero ¿qué pasará con esta
* Los países que hoy forman la Unión Europea. (TV. delE.)

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JACQUES DERÜIDA FE Y SABER

disocia entre fe y saber? La reactividad original frente a m u y rigurosas.) Jamás, en la historia de la h u m a n i d a d , ai


una teietecnociencia expropíadora y desiocalízadora debe parecer, h a sido tan grave la d e s p r o p o r c i ó n entre la i n -
responder por lo menos a dos figuras. Éstas se superponen c o m p e t e n c i a científica y la c o m p e t e n c i a m a n i p u l a d o r a .
y también se turnan o se sustituyen, no produciendo en Ya ni siquiera se la p u e d e m e d i r en Ío q u e respecta a esas
verdad en el lugar mismo del emplazamiento más que su- m á q u i n a s cuya utilización es cotidiana, cuyo d o m i n o es-
plementariedad indemnizante y autoinmune: tá asegurado y cuya p r o x i m i d a d cada vez es más estrecha,
interior, doméstica. A n t e s de ayer, c i e r t a m e n t e , los solda-
1. El desarraigo, ciertamente, de la radicalidad de las dos n o sabían c ó m o funcionaba el arma d e fuego q u e , sin
raíces {Entwürzelung, diría Heidegger, al que citamos an- e m b a r g o , sabían utilizar m u y bien. Ayer, no siempre los
tes) y de todas las formas dephysis originaria, de todos los c o n d u c t o r e s de automóviles o los viajeros de u n tren sa-
supuestos recursos de una fuerza generativa propia, sagra- bían d e m a s i a d o bien c ó m o "andaba eso". Pero su i n c o m -
da, indemne, "sana y salva" (heiUg): identidad étnica, fi- petencia relativa n o tiene ya m e d i d a c o m ú n (cuantitativa)
liación, familia, nación, suelo y sangre, nombre propio, a l g u n a ni analogía (cualitativa) alguna c o n aquella q u e re-
idioma propio, cultura y memoria propias. laciona h o y a la m a y o r parte de la h u m a n i d a d c o n las m á -
quinas d e las q u e vive o c o n las q u e aspira a vivir c o n u n a
2. Pero t a m b i é n , más q u e n u n c a , contrafetichismo del familiaridad cotidiana. ¿Quién es capaz de explicar cien-
m i s m o deseo invertido, la relación animista c o n la m á q u i - tíficamente a sus hijos c ó m o funcionan el teléfono (por
na teletecnocientífica, q u e se torna a parrir de entonces cable s u b m a r i n o o satélite), la televisión, el fax, el orde-
m á q u i n a del m a l , y del m a l radical; m á q u i n a , ahora bien, nador, el correo electrónico, el CD-ROM, la tarjeta m a g n é -
q u e sirve t a n t o para m a n i p u l a r c o m o para exorcizar. Pues- tica, el avión a reacción, ía distribución de la energía n u -
to q u e ésta es el mal q u e hay q u e domesticar y puesto q u e clear, ei escáner, la ecografía, etcétera?
se utilizan cada vez más artefactos y más prótesis de ios 4 6 . L a m i s m a religiosidad debe aliar la reactividad del
q u e se ignora t o d o , c o n u n a creciente desproporción en- r e t o r n o p r i m i t i v o y arcaico, c o m o ya dijimos, tanto c o n
rre el saber y el saber-hacer, ei espacio de dicha experien- el d o g m a t i s m o oscurantista como con la vigilancia hiper-
cia técnica tiende entonces a tornarse más animista, m á - crítica. Las m á q u i n a s c o n t r a las q u e c o m b a t e t r a t a n d o de
gico, místico. Lo q u e en ella sigue siendo siempre apropiárselas t a m b i é n son m á q u i n a s q u e destruyen ía tra-
espectral t i e n d e entonces a tornarse, de acuerdo —por así dición histórica. P u e d e n desplazarías estructuras tradicio-
decirlo— c o n esa desproporción, cada vez más p r i m i t i v o y nales de la ciudadanía nacional, tienden a borrar a ía vez
arcaico. D e m o d o q u e el rechazo p u e d e adoptar, lo mis- las fronteras del Estado y la p r o p i e d a d d e ías lenguas.
m o q u e u n a aparente apropiación, la f o r m a de u n a reli- D e s d e entonces, la reacción religiosa (rechazo y asimila-
giosidad estrucrural e ínvasora. Cierto espíritu ecologista ción, introyección e incorporación, i n d e m n i z a c i ó n y d u e -
p u e d e participar de ello. (Ahora bien, h a y q u e distinguir lo imposibles) siempre tiene dos vías normales, c o n c u -
aquí entre esa vaga ideología ecologista y u n discurso o rrentes y a p a r e n r e m e n t e antitéticas. Peto a m b a s p u e d e n
una política ecológicos cuyas competencias a veces son t a n t o o p o n e r s e a c o m o aliarse c o n u n a tradición " d e m o -

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. JACQUES DERRIBA FE Y SABER

crática": y tenemos, o bien el fervoroso rerorño a la ciuda- lo menos de lo'siguiente: cada uño de esros axiomas, en
danía nacional (patriotismo del en casa en todas sus for- cuanro tal, refleja ya y presupone al otro. Un axioma- afir-
m a s , apego al Estado-nación, despertar del nacionalismo ma siempre, su nombre así lo Índica, un valor, un precio;
o del etnocentrismo con mucha frecuencia vinculados confirma o promete una evaluación que debe permanecer
con;las Iglesias o .con las autoridades del cuíro); o bien> intacta y dar lugar, como cualquier valor, a un acto de fe.
rmuy por el contrario, la protesta universal, cosmopolita o Luego, cada uno de los dos axiomas hace posible, aunque
vecuménica: "¡Ecologistas, humanistas, creyentes de rodos no necesario, algo parecido a una religión, es decir, un
. los países, ¡unios en una Internacional del anriteíetecnoío- aparato constituido de dogmas o de artículos de fe deter-
gismo!". Se trata de una Internacional que, por lo demás minados y que es indisociable de un socius histórico dado
—y en ello, reside la singularidad de nuestro tiempo—, só- (Iglesia, clero, autoridad socialmente legitimada, pueblo,
.lo. puede desarrollarse dentro de los circuitos contra los idioma compartido, comunidad de fieles comprometidos
que combace, utilizando los medios del adversario. A la en la misma fe y que acreditan la mísma historia). Ahora
misma velocidad contra un adversario que, en verdad, es bien, habrá siempre un hiato irreductible entre la apertu-
el mismo. El mismo en dos, a saber, lo que se denomina ra de la posibilidad (como estructura universal) y la necesi-
lo contemporáneo en la vociferante anacronía de su dis- dad determinada de esta o de aquella religión; y a veces
locación. Indemnización autoínmune. Pot eso, esos movi- dentro de cada religión entre, por una parte, aquello que
mientos "contemporáneos" deben buscar la salvación (tan- la manciene en la máxima proximidad a su posibilidad
to lo sano y salvo como lo sacrosanto), y también la salud propia y "pura" y, por otra parte, sus propias necesidades
en la paradoja de una nueva alianza entre lo ceíetecnocien- o autoridades determinadas por la historia. Por eso, siem-
tíflco y las dos matrices de la religión (lo indemne, beilig, pre se podrá criticar, rechazar, combarir esta o aquella for-
boly> por una parte; la fe o la creencia, lo fiduciario, por la ma de sacralidad o de creencia, incluso de autoridad reli-
otra). Lo "humanitario" proporcionaría un buen ejemplo giosa en nombre de la posibilidad más originaria. Ésta
de ello. Las "fuerzas para el mantenimiento de la paz", puede ser universal (la fe o la fiabilidad, la "buena fe" co-
también. mo condición del testimonio, del vínculo social e incluso
del más tadical cuestionamiento) o set y'a particular', por
4 7 . ¿De qué habría que dejar constancia si se trarase de
ejemplo, la creencia en tal acontecimiento originario de
formalizar de manera económica el axioma de las dos
revelación, de promesa o de inyunción, como en la refe-
fuentes en torno a cada una de las dos "lógicas", si se quie-
rencia a las Tablas de la ley, al cristianismo primitivo o a
re, o de los dos "recursos" distintos de lo que Occidente
alguna sentencia o escritura fundamental, más arcaica y
denomina en latín "religión"? Recordemos la hipótesis de
más pura que el discurso clerical o teológico. Pero parece
esas dos fuentes: por una parte, la f\d\icvax~iedad de la
imposible denegar la posibilidad en cuyo nombre y gracias
confianza, de la Habilidad o de la fianza (cteencia, fe, cré-
a la cual la necesidad derivada (la autoridad o la creencia
dito, etc.); por otra parte, la índemn-iflW de lo indemne
determinadas) sería acusada, o puesta en cuestión, en sus-
(lo sano y lo salvo, lo inmune, lo santo, lo sagrado, beilig,
penso, y seria techazada o criricada, incluso deconstruida.
boly). Quizás, en primet lugar, habría que asegurarse por

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JÁCQUES DEMUDA FE Y SABER

No se'-^^cle no denegarla: esto quiere decir que, c o m o trucción" de todas las formas de la ontoteología, etc. T a m -
mucho", sjrlá p u e d e denegar. El discurso, en efecto, q u e se bién escribió, en 1 9 5 3 : "La creencia [o la fe] n o tiene si-
le o p o n d r í a entonces, siempre cederá a la figura o a la ló- tio a l g u n o en el pensamiento (Der Glaube hat im Denken
gica d e la-denegación. Este sería el lugar en el que, anees keinen Platzf''.32 Sin d u d a , eí c o n t e x t o de esta declaración
o después de todas las Luces del m u n d o , Ía tazón, la crí- tan firme es bastante peculiar. La palabra Glaube parece
tica, la ciencia, la t e l e t e c n o c i e n d a , ía filosofía, el p e n s a - aludir, ante todo, a u n a forma de la creencia, la credulidad
m i e n t o en general conservan el mismo recurso q u e la reli- o el c o n s e n t i m i e n t o ciego a la a u t o r i d a d . E n efecto, se tra-
gión en general. ta e n t o n c e s de la traducción de un Spruch (palabra, sen-
4 8 . Esta última proposición, sobre t o d o en lo q u e c o n - tencia, d i c t a m e n , decisión, p o e m a , en t o d o caso, u n a pa-
cierne al p e n s a m i e n t o , reclama al menos algunas precisio- labra q u e no se p u e d e reducir al e n u n c i a d o teórico,
nes de principio. Resulta imposible dedicarle aquí tantos científico o aun filosófico, y q u e se vincula d e manera a la
y tantos desarrollos necesarios o multiplicar - n o sería di- "Vez singular y performativa con lo q u e es la lengua). E n
fícil— las referencias a todos aquellos que, antes o después Un pasaje q u e se refiere a la presencia (Anwesen, Prasenz)
d e todas las Luces del m u n d o , h a n creído en la i n d e p e n - y a la presencia en ía representación del representar (in der
dencia d e la razón crítica, del saber, d e la cécnJca, d e la fi- Reprasentation des Vorstellens), escribe Heidegger: " N o p o -
losofía y del p e n s a m i e n t o respecto de la religión e incluso d e m o s p r o b a r (beweisen) científicamente la traducción, ni
de toda fe. ¿Por q u é privilegiar entonces el ejemplo de d e b e m o s , en virtud de alguna a u t o r i d a d , otorgarle fe
Heidegger? D e b i d o a su extremismo y a lo q u e dice, en [otorgarle crédiro, creerla] (glauben). Eí alcance de la
ese t i e m p o , de cierto "extremismo". Sin d u d a , lo recotdá- p r u e b a [se sobreentiende, "científica"] es demasiado exi-
b a m o s anteriormente, Heidegger escribió en u n a carta a guo. La creencia no tiene sirio alguno en el p e n s a m i e n t o
L ó w i t h , en 1 9 2 1 : "Soy u n 'teólogo cristiano'". 3 0 Esra de- [en eí pensar] (Der Glaube hat im Denken keinen Platz)".
claración merecería u n o s protocolos de interpretación D e ese m o d o , Heidegger destituye al m i s m o t i e m p o tan-
m u y extensos y, con seguridad, no equivale a u n a simple to ía p r u e b a científica (ío q u e p o d r í a hacer pensar q u e
profesión de fe. M a s no conttadice, ni anula ni p r o h i b e es- acredita en cierta m e d i d a u n testimonio no-científico) co-
ta otra certeza: Heidegger n o sólo declaró, m u y p r o n t o y m o el creer, a q u í ia confianza crédula y o r t o d o x a , la cual,
en varias ocasiones, q u e la filosofía era en su principio mis- c e r r a n d o los ojos, asiente a y acredita d o g m á t i c a m e n t e la
m o "atea", q u e la idea de la filosofía es para la fe u n a "lo- a u t o r i d a d (Autoritai). Es cierto y ¿quién p o d t í a contrade-
cura" (lo q u e s u p o n e por lo m e n o s la recíproca), y ía idea cirlo? ¿Quién querría jamás c o n t u n d i r eí p e n s a m i e n t o
d e u n a filosofía cristiana tan absurda c o m o u n "círculo c o n semejante consentimiento? Pero, dicho esto, H e i d e g -
c u a d r a d o " . N o sólo excluyó hasta la posibilidad de u n a fi- ger extiende con fuerza y radicalidad la aserción según la
losofía de la religión. N o sólo p r o p u s o una disociación ra- cual el creer en general no tiene sitio a l g u n o en la expe-
dical entre la filosofía y ía teología, ciencia positiva de la riencia o en el acto de pensar en general. Y aquí nos p o -
fe, sino entre eí p e n s a m i e n t o y ia teíoiogía, 3 ' discurso so- dría costar u n cierto trabajo seguirlo. P r i m e r o , p o r su p r o -
b t e la divinidad de lo divino. N o sólo i n t e n t ó u n a "des- pio c a m i n o . A u n q u e se evite, c o m o conviene hacer de ía

lió 117
FE Y SAKER
JACQÜES DEMUDA

gung) en Sein und Zeit, con todos aquellos que son indi- )..;.-
forma más'rigurosa posible, el riesgo de confundirías mo- sociables y dependientes de aquél, es decir, todos los exis- 7.r~"
dalidades, los niveles, los contextos, parece difícií/sin em- tendales y, muy cerca de ellos, la conciencia {Gewissen), la %••
bargo, disociar de la fe en general (Glaube) lo que el pro- responsabilidad o culpabilidad originaria {Scbuldigsein) y "'';"-"'
pio Heidegger, con el nombre de Zusage ("acuerdo, la Entschlossenheit (la determinación resuelta). No pode- •'"•
asentimiento, fianza o confianza'), designa como lo más mos realizar el esfuerzo de abordar aquí la inmensa cues-
irreductible, incluso lo más originario del pensamiento,
tión de la repetición ontológíca, para todos esos concep-
antes incluso de ése cuestionamiénto del que dijo que
tos, de una tradición cristiana tan marcada.
constituye la piedad (Frommigkeit) del pensamiento. Sa-
Contentémonos, pues, con situar un principio de lectura.
bemos que, aunque no volvió a poner en cuestión esta úl-
Al igual que la experiencia de la atestación (Bezetigtmg)
tima afirmación, Heidegger aportó más adelante una pre-
auténtica y al igual que todo lo que de ella depende, el
cisión que convertía la Zusage en el movimiento más
punto de partida de Sein und Zeit tiene su lugar en una
propio del pensamiento y, en el fondo (aunque Heidegger
situación que no puede ser radicalmente ajena a lo que se
no lo diga de esta forma), en aquello sin lo que no surgi-
denomina laye. No la religión, por supuesto; ni la teolo-
ría siquiera la cuestión misma. 33 Esa llamada a una espe-
cie de fe, esa llamada a la fianza de la Zusage, "antes" de gía, sino aquello que, en la fe, asiente anres o más allá de
toda cuestión, por lo tanto "antes" de todo saber, de toda toda cuestión, en la experiencia ya común de una lengua
filosofía, etc., se formula sin duda de un modo especial- y de un "nosotros". El lector de Sein und Zeit y el firman-
mente sobrecogedor bastante tarde (1957). Se formula te que lo toma como testigo ya están en el elemento de esa
incluso bajo la forma (poco frecuente en Heidegger, de fe en el momento en que Heidegger dice "nosotros" para
ahí el interés que a menudo se le confiere) no ya de una justificar la elección del ente "ejemplar" que es el Dasein,
autocrítica o de un remordimiento sino de una vuelta so- ese ser cuestionante al que también Fiay que interrogar co-
bre una formulación, que hay que afinar, que precisar, di- mo un testigo ejemplar. Y aquello que hace posible, para
gamos más bien que hay que re-íniciar de otro modo. ese "nosotros", la posición y la elaboración de la cuestión
Ahora bien, dicho gesto es menos nuevo y singular de lo del ser, la explicitación y la determinación de su "estruc-
que parece. Tal vez intentemos mostrar en otra parte (se- tura formal" {das Gefragte, das Erfragte, das Befragte), an-
rá preciso disponer de más tiempo y de más espacio) que tes de toda cuestión, ¿acaso no es lo que Heidegger, enton-
es consecuente con todo lo que, desde la analítica existen- ces, denomina un Faktum, a saber, esa precomprensión
cial hasta el pensamiento del ser y de la verdad del ser, rea- vaga y ordinaria del sentido del set y, en primer lugar, de
firma continuamente lo que denominaremos (en latín, las palabras "es" o "ser" en el lenguaje o en una lengua
desgraciadamente, y de forma demasiado romana para (§ 2)? Ese Faktum no es un hecho empírico. Cada vez que
Heidegger) una cierta sacralidad testimonial-, digamos in- Heidegger emplea esa palabra, somos necesariamente re-
cluso una profesión de fe. Esta continua reafirmacíón conducidos a esa zona en donde el asentimiento es de ri-
atraviesa toda la obra de Heidegger. Habita el motivo de- gor. Sea formulado o no, se lo requiere siempre, antes de
cisivo y en general poco señalado de la atestación {Bezeu- y con vistas a cualquier posible cuestión, por consiguien-

118 119
JACQUES DERRIDA F E Y SABER

ce, anEes ¿fe"toda filosofía, de toda teología, de toda cien- (sin razón, en nuestra opinión) que apelaba necesaria- \
cia, de'/tóáa crítica, de toda razón, etc. Esa zona es la de mente a la subjetividad egológica dei alter ego. Nos referi-
una fe constantemente reafirmada a través de una cade- mos aquí a la creencia pedida, requerida, a la creencia fiel
na abierta de conceptos, empezando por los que ya he- en lo que, viniendo del otro radicalmente otro, allí don-
mos citado {Bezeugung, Zusage, etc.).- pero también se de su presentación originaria y en persona sería por siem-
abre a todo aquello que, en el camino de pensamiento de pre imposible (testimonio o palabra dados en el sentido
Heidegger, marca el alto reservado de la continencia más elemental e irreductible que sea posible, promesa de
{Verhaltenheit) o la estancia {Aufenthalt) en el pudor verdad hasta en el perjurio), constituiría ía condición del
(Scheu) cerca de io indemne, lo sagrado, lo sano y lo sal- Mitsein, de la relación o del apostrofe al prójimo en ge-
vo {chis Heilige), el paso o la venida del último dios que el neral.
hombre sin duda no está todavía preparado para recibir.34 49. Más allá de la cultura, de la semántica o de la his-
Es demasiado evidente que el movimiento propio de esa toria del derecho —por lo demás entremezcladas— que de-
fe no configura una religión. ¿Está indemne de toda reli- terminan esa palabra o ese concepto, la experiencia del
giosidad? Puede ser. Pero ¿y de toda "creencia", de esa testimonio sitúa una confluencia de estas dos fuentes: lo
"creencia" que no tendría "sido alguno en el pensamien- indemne (lo salvo, lo sagrado o lo santo) y lo fiduciario
to"? Eso parece menos seguro. Puesto que la máxima friabilidad, fidelidad, crédito, creencia o fe, "buena fe"
cuestión sigue siendo, en nuestra opinión, bajo su forma implicada hasta en la peor "mala fe"). Decimos estas dos
todavía muy reciente: "¿Qué es creer?", habrá que pregun- fuentes, en uno de sus encuentros, pues la figura de am-
tarse (en otro lugar) cómo y por qué Heidegger puede a la bas fuentes, lo hemos comprobado, se multiplica: no po-
vez afirmar una de las posibilidades de lo "religioso" cuyos demos ni contarlas, y ésta sería quizás otra necesidad de
signos {Faktum, Bezeugung, Zusage, Verhaltenheit, Heilige, nuestra interrogación. En el testimonio, la verdad es pro-
etc.) acabamos de evocar esquemáticamente y rechazar con metida más allá de toda prueba, de toda percepción, de
la misma energía la "creencia" o la "fe" {Glaube).^ Nuestra toda mostración intuitiva. Aunque yo mienta ó perjure
hipótesis remite de nuevo a las dos fuentes o matrices de ía (y'siempre y sobre todo cuando lo hago), promero la ver-
religión que distinguíamos anteriormente: la experiencia de dad y ruego al otro que crea al otro que soy, allí donde soy
la sacralidad y la experiencia de la creencia. Acogiendo me- el único que puede dar testimonio de ello y allí donde el
jor la primera (en su tradición greco-holderliniana o inclu- orden de la prueba o de la intuición no serán nunca re-
so arqueo-cristiana), Heidegger se habría resistido más a ductibíes u homogéneos a esa fiduciariedad elemental, a
la segunda, reduciéndola constantemente a otras tantas fi- esa "buena fe" prometida o requerida. Esta última, cierta-
guras que no dejó de poner en cuestión, por no decir de mente, no está nunca pura de toda iterabilidad ní de to-
''destruir" o de denunciar: la creencia dogmática o crédu- da técnica, ni, por consiguiente, de toda calculabilidad.
la en ía autoridad, por supuesto, pero también la creencia Porque promete asimismo su repetición desde el primer
según las religiones del Libro y la ontoteoiogía, y sobre to- momento. Se halla implicada en todo apostrofe al otro.
do aquello que en la creencia en el otro le pudo parecer Desde el primer momento es coextensiva con éste y con-

120 121
JACQUES DERRIDA '.FE Y SABER

dicioná. así todo "vínculo social", rodó cuestiop^miento, estar implicada- en todo "vínculo áocial", por ordinario
todo saber, roda performatividad y toda realización tele- que sea, ésta, se'vuelve tan indispensable para la Ciencia
tecnocientífica, "en sus formas más sintéticas, artificiales, corno para la Filosofía o para.la Religión. Esa fuente pue-
protéticas, calculables. El acto de fe exigido'porfía atesta- de reunirse o disociarle, volver-a-juntarse o des-juntarse.
ción, por su estructura, lleva más allá de cualquier intui- A la vez o sucesivamente Puede parecer contemporánea
ción y de cualquier prueba, de cualquier saber ("juro que de sí misma, allí donde la fianza testimonial en el aval del
digo la verdad," no necesariamente la Verdad objetiva' si- otro auna la creencia en el otro con la sacrálizacíón de una
no la verdad de lo que creo que es la verdad, re digo esa presencia-ausencia o con la santificación de la ley como
verdad, créeme, cree en lo que creo, allí donde nunca po- ley del otro. Dividirse, .3o puede hacer de diversas mane-
drás ver ni saber en e! lugar írremplazable y no obstante ras. En primer lugar, en.-la alternativa entre una sacralidad
universalizable, :ejemplar, desde el que te hablo; mi testi- sin creencia (indicio de este jeroglífico: "Heidegger") y
monio tal vez sea falso, pero yo soy sincero y voy de bue- una fe en una santidad sin sacralidad, en verdad, desacra-
na fe, no es un falso testimonio")- ¿Qué hace, pues, la lízante, haciendo incluso que un cierto desencanto se
promesa de ese performativo axiomático (cuasi trascen- convierta en la condición de la auténtica santidad (indi-
dental) que condiciona y precede, como si fuera su som- cio: "Levinas" —sobre todo el autor de De lo sagrado a lo
bra, tanto a las declaraciones "sinceras" como a las menti- santa-). Después, se puede disociar allí donde lo que
ras y a los perjurios y, por lo tanto, a todo apostrofe al constituye el susodicho "vínculo social" en ía creencia es
otro? Viene a decir: "Cree en lo que te digo igual que se también su interrupción. No hay oposición —fundamen-
cree en un milagro". Y por mucho que el más mínimo tes- tal— entre "vínculo social" y "desvinculación social". Cier-
timonio se refiera a la cosa más verosímil, ordinaria o co- ta desvinculación interruptiva es la condición de! "víncu-
tidiana, apela a la fe, igual que haría un milagro. Se pro- lo social", la respiración misma de toda "comunidad". Allí
pone como el milagro mismo en un espacio que no deja no hay ní siquiera el nudo de una condición recíproca, si-
ninguna posibilidad para el desencanto. La experiencia no más bien la posibilidad abierta a que todo nudo se de-
del desencanto,, por indudable que sea, no es sino una sanude, la posibilidad abierta al corte o la interrupción.
modalidad de esa experiencia "milagrera'', el efecto reacti- Ahí se abriría el socius o la relación con el otro como se-
vo y pasajero, en cada una de sus determinaciones histó- creto de la experiencia testimonial —por consiguiente, de
ricas, de lo maravilloso testimonial. Que se vea uno impe- una determinada fe—. Si la creencia es el éter del apostro-
lido a creer en todo testimonio como en un milagro o en fe y de la relación con el cualquier/radicalmente otro, es
una "historia extraordinaria" es algo que se inscribe sin precisamente en la experiencia misma de la no- relación o
más dilación en el concepto mismo de testimonio. Y no de la interrupción absoluta (indicios: "Blanchot", "Levi-
hay que sorprenderse al ver que los ejemplos de "mila- nas"...). La hípersantificación de esa no-relación o de esa
gros" invaden todas las problemáticas del testimonio, sean trascendencia pasaría ahí, una vez más, por la desacraliza-
éstas clásicas o no, críticas o no. La atestación pura, si la ción, no digamos la secularización o la laicización, con-
hay, pertenece a la experiencia de la fe y del milagro. Al ceptos demasiado cristianos; tal vez incluso por cierto

122 123
FE Y SABER
JACQUES DEÍUUDA

nial radical; perjurio, mentira, asesinato teledirigido, di-


" a t e í s m o ^ en Tocto, caso p o r u n a experiencia radical de los
rigido, á distancia incluso c u a n d o viola y m a t a con las m a -
recursos He la "teología negativa" —e incluso m á s allá de su
nos, sin más).
tradición.—. A q u í habría q u e separar, gracias a otro léxico,
5 1 . La posibilidad del m a l radical destruye e instituye
por ejemplo hebraico (la santidad del kidush), lo sagrado
a la vez lo religioso. La ontoteoíogía hace lo m i s m o cuan-
d e lo santo, y no contentarse ya c o n la distinción latina
do suspende el sacrificio y la oración, la v e r d a d d e esa ora-
q u e recuerda Benveniste entre la sacralidad natural en las
ción q u e se m a n t i e n e , recordemos u n a vez más a Aristó-
cosas y la santidad de la institución o de la ley 3G Esa dis-
teles, más allá de lo verdadero y de lo falso, m á s allá de su
y u n c i ó n tncerrupríva prescribe u n a especie de igualdad
oposición, en t o d o caso, según u n d e t e r m i n a d o c o n c e p t o
i n c o n m e n s u r a b l e en la disimetría absoluta. La ley de esa
de la verdad y del juicio. Al igual q u e la b e n d i c i ó n , la ora-
intempestividad I n t e r r u m p e y hace la historia, desbarata
ción pertenece a ese régimen originario de la fe testimo-
toda c o n t e m p o r a n e i d a d y abre el espacio m i s m o de la fe.
nial o del martirio q u e t r a t a m o s d e pensar a q u í en su fuer-
Designa el d e s e n c a n t o c o m o el recurso mismo de lo religio-
za más "crítica". La ontoteoíogía e n c r í p t a la fe y la destina
so. El p r i m e r o y el ú l t i m o . N a d a parece, pues, más arries-
a la condición de u n a especie de m a r r a n o español q u e ha-
gado, más difícil de m a n t e n e r , nada parece aquí y allá m á s
b r í a p e r d i d o , q u e en verdad habría dispersado, multipli-
I m p r u d e n t e q u e u n discurso firme sobre la época del de-
cado hasta la m e m o r i a de su ú n i c o secreto. E m b l e m a de
sencanto, la era de la secularización, el t i e m p o de la laici-
u n a naturaleza m u e r t a : la g r a n a d a m o r d i s q u e a d a , u n a tar-
dad, etcétera.
de de Pascua, sobre u n a bandeja.
5 0 . C a l c u l a b i í i d a d : cuestión a p a r e n t e m e n t e aritméti-
5 2 . E n el fondo sin fondo de esa cripta, lo U n o + n en-
ca del dos, o más bien del n + U n o , a través y más allá d e
gendra incalculablemente todos sus suplementos. Lo Uno
la demografía de la q u e hablamos a n t e r i o r m e n t e . ¿Por
+ n se hace violencia y se guarda, del otro. La a u t o í n m u n i d a d
q u é es preciso q u e haya siempre más de una fuente? N o
de la religión no p u e d e sino indemnizarse sin fin asignable.
habría dos fuentes de la religión. H a b r í a fe y religión, fe
Sobre el fondo sin fondo de u n a impasibilidad siempre vir-
o religión p o r q u e hay dos por lo menos. Porque, t a n t o pa-
gen, kora del m a ñ a n a en unas lenguas q u e ya no sabemos
ra bien c o m o para m a l , hay división e iterabílidad de la
o q u e todavía no habíamos. Ese lugar es único, es lo U n o
fuente. Ese s u p l e m e n t o i n t r o d u c e lo incalculable en el se-
sin n o m b r e . Da lugar, puede ser, pero sin la más m í n i m a ge-
no de lo calculable. (Levinas: "Es ese ser dos el q u e es h u -
nerosidad, ni divina ni h u m a n a . Ahí, la dispersión d e las
m a n o , el q u e es espiritual".) Pero lo más de U n o , sin d e -
cenizas ni siquiera es prometida, ni la m u e r t e d[on]ada.
m o r a , es m á s de dos. N o hay alianza entre dos, a m e n o s
q u e eso signifique, en efecto, la locura p u r a de la fe pura.
La peor violencia. Lo más de U n o es ese n + U n o q u e in- (Esto es, quizás, lo que hubiese querido decir desde un
t r o d u c e el o r d e n d e la fe o de la Habilidad en el apostrofe cierto monte Moria, yendo a Capri, el año pasado, muy cer-
a! O t r o pero t a m b i é n la división m a q u i n a l , mecánica ca del Vesubio y de Gradiva. Hoy, recuerdo lo que hace poco
(afirmación testimonial y reactividad, "sí, sí", etc., contes- tiempo leí en G e n e t en Charila, libro del que habría que re-
tador a u t o m á t i c o , answering machine y posibilidad del cordar aquí tantas premisas en tantas lenguas, los actores y

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124
JACQUÉS DERRJDA F E Y SABER

las víctimas, y ia? víspems^¡r^tái,ó^ g u i d a ' a n u n a á h éf.dios con el que se contará en adelante como con
jes y todos ¿os espectrosÍ^Uña. de las • cnéstloñés qucno evita- la segura garantía .'de la salvación en ¡a beatitud supraterrestre. Q u e
no se desfigure la poesía de Holderlín con lo 'religioso' de la 'reli-
ré es la de la religión"'^1 Laguna, 26 de abril de 1995 J
gión' que sigue siendo el objeto de atención de. la forma romana
de interpretar (eine Sache der romtsch en Deutung).}as relaciones en-
tre los hombres y los dioses" El poeta no es u n "videnre" (Seher)
ni un adivino (Wahrsager) "Lo Sagrado (das Heilígé) que es dicho
en la predicción poética no "hace sino abrir el tiempo de una apa-
rición de los dioses e indicar* la región d o n d e se sitúa la residencia
NOTAS
(Die Ortschafi des Wohnens) sobre esta tierra del h o m b r e requerido
por el destino de la historia [...] Su sueño [el d e la poesía] es divi-
1
no mas no sueña con un dios." (Gesamtausgabe, t. IV, p. 114 [trad.
E. Benveniste, Le Vocabulaire des institutions indo-européennes,
cast. de J. M . Valverde. Barcelona, Ariel, 1 9 8 3 , p . 130]).
Paris> Éd. de M i n u i t , 1969, t. II, p- 180 [trad. cast. de M . A r m i -
Unos veinte años más tarde, en 1962, esta protesta insiste contra
ñ o . Madrid, Taurus, 1 9 8 3 , p. 3 4 5 ] . Citaremos con frecuencia a
Roma, contra ía figura esencialmente r o m a n a de la religión. Aso-
Benveniste para asignarle asimismo u n a responsabilidad, por
cia, en la m i s m a configuración, el h u m a n i s m o m o d e r n o , la técni-
ejemplo, la de hablar con seguridad del "sentido propio", precisa-
ca, la política y el derecho. D u r a n t e su viaje a Grecia, rras la visita
mente en el caso del sol o de la luz, pero también de cualquier otra
al monasterio orrodoxo de Kaisariani, en lo alto d e Atenas, anota
cosa. Dicba segundad parece con m u c h o excesiva y m á s que p r o -
Heidegger: "Lo q u e la pequeña iglesia tiene de cristiano sigue es-
blemática.
tando aún en consonancia c o n lo griego antiguo, aquí reina u n
espíritu (das Walten eines Geistes) q u e n o se plegará ante el pensa-
2
Cf. Saufle nom, París, Galilée, 1 9 9 3 , sobre todo p p . 103 y ss. miento jurídico y estatal (dern kirchenstaatlich-juristischen Denken)
de la Iglesia romana y su teología. E n el lugar d o n d e boy se en-
3 D e b o remitir aquí a " C o m m e n t ne pas parler?", en Psyché, París, cuenrra el m o s t r a d o r de! convento había en otro tiempo un san-
GaiÜée, 1 9 8 7 , p p . 535 y ss. [trad. cast. de P Peñalver en revista tuario "pagano" (ein "keídnisches" Heiligtum) consagrado a Artemi-
Anthropos (Barcelona), "Suplementos", n° 1 3 , 1989, pp- 3 y ss.], sa" {Aufenthalte, Séjours, París, Ed. d u Rocber, 1989, trad. francesa
d o n d e he abordado de m o d o más preciso, en u n contexto análo- F. Vezin ligeramente modificada, p. 71).
go, estos temas de la jerarquía y de la "topohtología",
Más arriba, encontrándose en los parajes de la isla de Corfú, de
4 nuevo u n a isla, recuerda Heidegger que otra isla, Sicilia, le pareció
La palabra latina (incluso romana) de la que se sirve Levinas, por
a Goethe más próxima a Grecia; y la m i s m a evocación asocia en
ejcmpio en Du sacre au saint (París, Éd. de Minuit, 1977), no es, por
dos frases ios "rasgos de una Grecia romanizada e italiana (romisch-
supuesto, más que la traducción de una palabra hebrea (kidush).
italienischen), vista a la "luz de un h u m a n i s m o moderno", y la ve-
nida de ía "edad de las máquinas" (ibz'd., p. 19). Y c o m o la isla sim-
5 Cf. por ejemplo, M . Heidegger, Andenken (1943): "Los poetas,
boliza nuestro lugar de insistencia, recordémoslo, ese viaje a Grecia
cuando están en su ser, son proféticos. Pero no son 'profetas en el
sigue siendo sobre todo para Heidegger una "estancia" (Aufenthali),
sentido judeocristiano de esta palabra. Los 'profetas' de estas reli-
un airo en el p u d o r (Scheu) j u n t o a Délos, ia visible o la manifies-
giones no se atienen a esta predicción única de la palabra primor-
ta, una meditación del desvelamienro a través de su n o m b r e . Délos
dial de lo Sagrado (das voraufgründende Wort des Heiligen). Ense-
es también la isla "santa" o "salva" (die hetlige Insel) (ibíd., p. 50).

126 127
F E Y SABER
JACQUES DERRIDA

condición de la justicia desde una-cierta des vinculación, desde la


- • -~&"J=^:MII^V. . — -" - - r -
posibilidad siempre a salvo, siempre por salvar, de ese secreto de Ía
SfCf. R¡&&?ig%$Spectres de Marx (París, Gaíilée, 1993) [Espectros, de disociación, y n o en la reunión {Versammlung) h a c í a l a que la re-
Marxs-lii^^t. de J. M . Alarcón y C. de Peretti. Madrid, Trotta. conduce Heidegger,-en su preocupación "sin d u d a justificada, has-
1995] y ? | Í t o e loi (Paris, Galilée, 1994) [erad. case, de A. Barbe- ta cierto p u n t o , de sustraer Diké a la autoridad de fus, a represen-
ra y P. "Peñalver en revista Doxa, n° 1 1 , 1992, realizada a partir dé taciones ético-jurídicas más tardías.
u n a primera versión en AA. W : Deconstruenon and the Possibility
i2
ofjmtice, en "Cardozo Law Revteiu", N e w York, vol. Ií, nQ 5-6, ju- Indemnis: que n o ha sufrido daño o perjuicio, damnüm; esta úl-
4io-agosto de 1990]. tima palabra habrá dado en francés "dam" {"au grand dam", "con
gran riesgo") y proviene de dap-no-m, afiliado a daps, dapis, a sa-
7
D e b o remitir aquí a la lectura de ese texto, en particular a la lec- ber, el sacrificio ofrecido a los dioses en compensación ritual. Se
tura "política" que p r o p o n g o de él en " C o m m e n t ne pas paríer?", podría hablar en este ultimo caso de indemnización y nos servire-
en Psyché (ed. cit.), en Khora (ed. cit.) y Saufle nom (ed. cit.). mos aquí y allá de esta palabra para designar a la vez el proceso de
compensación y la restitución, a veces sacrificial, que reconstituye
8
Cf. Saafle nom, ed. cit., p. 9 5 . la pureza intacta, la integridad sana y salva, una limpieza y u n a
propiedad no lesionadas. Esto es lo que dice en suma la palabra
9
Incluso si a la cuestión " ¿ Q u é es la tolerancia?" responde Volrai- " i n d e m n e " : lo p u r o , lo n o - c o n t a m i n a d o , lo no-tocado, lo sagrado
re: "Es el privilegio de la h u m a n i d a d " , el ejemplo de la excelencia, o lo santo antes de cualquier profanación, cualquier herida, cual-
aquí, ía más alta inspiración d e dicha " h u m a n i d a d " sigue siendo quier ofensa, cualquier lesión. Se la ha escogido con frecuencia pa-
cristiana: " D e todas las religiones, la cristiana es sin d u d a la que ra traducir heilig ("sagrado, sano y salvo, intacto") en Heídegger.
debe inspirar más tolerancia, a u n q u e hasta el m o m e n t o los cristia- C o m o la palabra heilig estará en el centro de esras reflexiones, nos
nos hayan sido los más intolerantes de todos los hombres" {Dic- era preciso, pues, aclarar desde ahora el uso que haremos a partir
lionnaire philosophique, artículo "Tolérance") [rrad. cast. Madrid, de este m o m e n t o de las palabras "indemne", " i n d e m n i d a d " , "in-
Ternas de Hoy, 1 9 9 5 , 2 t o m o s ] . La palabra "tolerancia" oculta por demnización". M á s adelante, asociaremos con ellas y regularmen-
lo tanto un relato; en p r i m e r lugar cuenta u n a historia y u n a ex- te las palabras " i n m u n e " , " i n m u n i d a d " , "inmunización" y sobre
periencia intracristianas. Transmite el mensaje que los cristianos todo "autoinmunidad".
dirigen a otros cristianos. Los cristianos ("los más intolerantes")
son llamados, por un correligionario y en un m o d o esencialmente i3
Falta espacio para multiplicar a este respecto las imágenes o los
correligionario, a la palabra de Jesús y al cristianismo auténtico de
indicios. Los iconos de nuestro tiempo, por así decirlo: la organi-
los orígenes. Si n o se temiera disgustar a demasiada gente a la vez,
zación, la concepción (fuerzas generadoras, estructuras y capitales)
se diría que por su anticristianismo vehemente, por su oposición
así c o m o la representación audiovisual de los fenómenos culturales
sobre t o d o a la Iglesia r o m a n a , tanto como por su preferencia de-
o sociorreügiosos. En u n "ciberespacio" digitalizado, prótesis sobre
clarada, a veces nostálgica, por el cristianismo primitivo, Volraíre
próresis, u n a mirada celeste, monstruosa, bestial o divina, algo así
y Heidegger pertenecen a la misma tradición: proco católica.
c o m o u n ojo de C N N vigila p e r m a n e n t e m e n t e : jerusalén y sus
tres m o n o t e í s m o s , ía multiplicidad, ía velocidad y la amplitud sin
io Ibíd. precedente de los desplazamientos de u n Papa avezado en la retó-
rica televisiva (cuya úítima encíclica, Bvangelium vitas, contra el
1
' C o m o he intentado hacerlo en otra parte {Spectres de Marx, ed. aborto y la euranasia, a favor de la sacralidad o la santidad de la vi-
cit., pp. 49 y ss. [rrad. cast., pp. 3 7 y ss.]), propondría pensar la

129
128
JACQUES DEMUDA F E Y SABER •

¿da. iamt y salva -mdzmnz,:heilig,holy-^,_de su reproducción eo;el'- ;


.amaF*conyugaI —supuestamente la única inmunidad, junta:co-n-él / ic Op. cit., pp. 2 6 9 - 2 7 0 [trad. cast , p -^OQ) Por ejemplo " D e ahí
celibato de los sacerdotes, contra el'virus de la ÍnmunodefÍcÍencÍa viene la expresión reügío est, 'tenei escrúpulo' [ ] El uso es cons-
humana- ] V l H ] ~ , es i n m e d i a t a m e n t e difundida, masivamente rante en la época clásica. [...] En resuirTidas cuentas, la leligio es
""marketizada y disponible "en CD-ROM; se "cederromizan" hasta - una vacilación que contiene, un escrúpulo que impide, y n o u n
ios signos de la presencia en el misterio eücarístico);Ías peregrina- sentimiento que dirige u n a acción o que incita a practicar el cul-
ciones aerotransportadas a La Meca; tantos milagros en directo to. N o s parece que este sentido;-demostrado por el uso antiguo sin
(curaciones —healings- la mayoría de las veces, es decir, retornos a la m e n o r a m b i g ü e d a d , i m p o n e u n a sola interpretación para religw:
lo indemne, heilig, holy, indemnizaciones) seguidos de anuncios la que da Cicerón relacionando religio con legere".
publicitarios ante diez mil personas desde un plato de televisión
americana; la- diplomacia internacional y televisiva del Daíai-La- 17 Op. cit., p p . 2 1 4 - 2 1 5 [trad. cast., p p . 3 6 6 - 3 6 7 ] . Sólo las pala-
ma, etcétera. bras en otro idioma y la expresión "responder de" están subtaya-
Tan notablemente ajustado a la escala y a las evoluciones de la de- das por Benveniste.
mografía mundial, tan acotde con los podetes tecnocien tíficos, eco-
nómicos y mediáticos d e nuestro tiempo, eí poder de testimonia de 13
Op. cit., p p . 265 y ss. [trad. cast., ligeramente modificada, pp.
todos esos fenómenos se encuentra así formidablemente intensifi- 397 y ss.]. El vocabulario indoeuropeo n o dispone de n i n g ú n "tér-
cado, al mismo tiempo que reunido en el espacio digitalizado, por m i n o c o m ú n " para "religión" y forma parte de "la naturaleza mis-
ei avión supersónico o por las antenas audiovisuales. El éter de la m a de esa noción no presrarse a u n a d e n o m i n a c i ó n única ni cons-
religión habrá sido siempre hospitalario con u n a cierta virtualidad tante". Correlativamente, tendríamos cierta dificultad en volver a
espectral. Hoy, como la sublimidad del cielo estrellado en el fondo encontrar, c o m o ral, aquello que, retrospectivamente, estaríamos
de nuestros corazones, la religión "cedertomanizada", "ciberespacia- tentados de identificar con ese n o m b r e , a saber, u n a realidad ins-
dá", es asimismo la reactivación acelerada e hipercapitaüzada de los titucional parecida a io que d e n o m i n a m o s "religión". Tendríamos
espectros fundadores. En CD-ROM, trayectorias celestes de satélites, cierta dificultad, al m e n o s , en encontrar algo semejante bajo la for-
avión a reacción, TV, e-mail o networks de Internet. Actual o virtual- m a de u n a entidad social separable. Además, c u a n d o Benveniste
m e n t e universalizable, ultra-internacionalizable, encarnada por p r o p o n e estudiar sólo dos términos, griego y ¡atino, los cuales, se-
. nuevas "corporaciones" cada vez más liberadas de los poderes esta- gún dice, "pueden set considerados equivalentes -A. 'religión'", debe-
tales (democtáticos o n o , poco importa en el fondo, todo ello ha de mos, por nuesrra parte, subrayar dos rasgos significativos, dos pa-
revisarse, c o m o la "mundialatinidad" del derecho internacional en radojas t a m b i é n , incluso dos escándalos lógicos:
su estado actual, es decir, en eí u m b t a l de u n proceso de transfor- 1. Benveniste da, pues, por supuesto u n sentido seguro de la pala-
mación acelerada e imprevisible). bra "religión", ya que se permite identificar "equivalentes" suyos.
Ahora bien, a m i entender, en n i n g ú n m o m e n t o tematjza ni p r o -
14
Sin hablar siquiera de otras dificultades y de otras objeciones blemariza dicha p r e c o m p t e n s i ó n o dicha presuposición. N a d a
posibles a la teoría schmittiana de lo político, y por ¡o tanro tam- permite siquiera autorizar la hipótesis de que, en su o p i n i ó n , el
bién de lo religioso. M e permito remitir aquí a Potinques de l'ami- sentido "cristiano" p r o p o r c i o n a aquí la referencia conductora
tié, Paris, GaÜlée, 1 9 9 4 . puesto q u e , c o m o éí m i s m o dice, "la interpretación c o m o religa-
re ('vínculo, obligación') [...] inventada por ios cristianos [es] his-
15 tóricamente falsa".
É. Benveniste, Le Vocabulaire..., ed. cít., p. 2 1 5 , artículo "La li-
bación, 1: sponsio" {tiz.á. cast., p. 367]. 2. Por otra parte, c u a n d o , después de la palabra griega threskeía

130 131
JACQIÍES DERRIDA
..FE Y SABER

(•-'cultei--* piedad, observancia de los ritos" y, m u c h o más tarde; "re- 2 & É. Benveniste, LeVocabulaire..., éd. cit., p. 271' ftrad. cast., p. 4 0 1 } ,
_ligióiy^,sfí£five>iiste retiene - e s el otro término del p a r - la palabra
y-religkry"fo/:nace soto en calidad de "equivalente" de (Lo.qTiciib-.es,lo.
21 Lo que sin duda habría hecho Heídcgger, ya que, en su opinión.,-
•mismo qué decir idéntico a) "religión". N o s hallamos ánte^un-a.-si-
e l s u p u e s t o "retorno de lo religioso" n o sería más que la insisten-
cuacíón paradójica que describe rnuy-bien, con el intervalo de u n a
cia de u n a detetminacíón romana de la "teligión". Esta iría j u n r o
página, el doble y desconcertante uso que hace Benveniste, de for-
a, u n derecho y a un concepto d o m i n a n t e s deí Estado, ellos mis-
m a deliberada o no, de la palabra, "equivalente", que, por consi-
r nos inseparables de ia "edad de las m á q u i n a s " (véase supra, sección
guiente, subrayaremos:
i 8 , n. 5).
a) ''No retendremos más que dos términos {threskeía y religio), los
cuales, el u n o en griego y el otro en latín, pueden ser considerados 2 2 E. Benveniste, Le Vocabulaire..., ed. cit., p. 265 [trad. cast., p. 3 9 7 ] .
equivalentes de 'religión'" (p. 266) [erad, cast., ligeramenre m o d i -
ficada, p. 3 9 8 ] , ¡He ahí dos palabras que pueden ser consideradas,
23 Lo " i n m u n e " {immunis) queda liberado de las cargas, del servi-
en resumidas cuentas, los equivalentes de u n a de ellas!, ¡de la cual
cio, de los impuestos, de las obligaciones {munus, raíz de lo c o m ú n
a su vez se dice, en la página siguiente, que no tiene equivalente al-
c le la c o m u n i d a d ) . Esa franquicia o exención ha sido Transportada
g u n o en el m u n d o o, al menos, en "las lenguas occidentales", de-
r nás adelante a los ámbitos del derecho constitucional o interna-
bido a lo que sería "infinitamente más i m p o r t a n t e desde cualquier
cional ( i n m u n i d a d parlamentaria o diplomática); peto también
p u n t o de vista"!
perteneció a la historia de la Iglesia cristiana y al derecho canóni-
b) "Llegamos ahora a! segundo término, infinitamente más im- co; la i n m u n i d a d de los templos era asimismo ¡a inviolabilidad del
portante desde cualquier p u n t o de vista: es el latín religio que sigue 4silo que algunos podían hallar ahí (Voltaire se indignaba contra
siendo, en todas las lenguas occidentales, la palabra única y cons- Csa " i n m u n i d a d de los templos", que consideraba un "ejemplo es-
tante, aquella para la que no se ha podido i m p o n e r jamás equiva- candaloso" del "desptecio por Jas leyes" y de ía "ambición eclesiás-
lente o sustituto alguno" (p. 2 6 7 ; soy yo quien subraya, J. D.) [trad. tica"); U r b a n o VIII había creado u n a Congregación de la i n m u n i -
cast., p. 399]- U n "sentido propio" (atestiguado por Cicerón), unos dad eclesiástica:, contta los impuestos y el servicio militat, contra
"usos propios y constantes" (pp. 269, 272) [trad. cast., p p . 3 9 9 , ¡a justicia c o m ú n (privilegio así llamado asi filero) y contra eí re-
4 0 1 ] : esto es lo que Benveniste pretende identificat para esa pala- gistro policial, etc. En el ámbito de la biología, sobre todo, es en
bra que, en resumidas cuentas, es un equivalente (¡entre otros, pe- "donde ha desplegado su autoridad el léxico de la i n m u n i d a d . La
ro sin equivalente!) de aquello que no p u e d e ser designado, a fin ,-eacción inmunitaria protege ia indemn-idad del cuerpo propio
de cuentas, más que por sí m i s m o , a saber, por un equivalente sin p r o d u c i e n d o anticúenlos contra unos antí^enos extraños. En
equivalente.
c u a n t o ai proceso de autoinmunización que nos interesa m u y es-
En el fondo, ¿acaso n o es ésta la definición menos mala de la reli- pecialmente aquí, éste consiste, para u n organismo vivo, c o m o se
gión? En rodo caso, lo que designa la inconsecuencia lógica o for- 5abe, en protegerse, en resumidas cuentas, de su propia a u t o p r o -
mal de Benveniste en este p u n t o es, tal vez, ía reflexión más fie!, tección desttuyendo sus propias defensas inmunitarias. Puesto que
incluso el síntoma más teattal de lo que de hecho ha ocurrido en el f e n ó m e n o de esos anticuerpos se extiende a u n a zona m u c h o
ia "historia de ia h u m a n i d a d " , aquello que aquí d e n o m i n a m o s la más extensa de ia patología y puesto q u e se recurre cada vez más a
"mundialatinización" de ia "religión". unas virtudes positivas de los i n m u n o depresores desrinadas a limi-
tar los mecanismos de rechazo y a facilitar ¡a tolerancia de deter-
15
Véase la sección 3 3 , 1 y 2. m i n a d o s injertos de órganos, nos escudaremos en la autoridad de
esa ampliación y hablatemos de u n a especie de lógica general de la

132 133
JACQUES DFMÍDA ; FE Y SABER

--autóinrríunimción. N o s parece que ¿sta e^ m ^ p e n & k j e para pen tido p r i m e r o . El verbo védico -^w-^^'sig^iifica ' h e n c h i r s e , Í n c r e - .
:,-*—-- sáYhpy eñ.día las relaciones entre fe y saber, reíigicfrry^cienc^, asi mentar', implicando. 'r\Iex^ia*y^prospérid^(i , ; .de ahí, s'üra-: 'fuerte,
c o m o l a duplicidad de las fuentes en g e n e n i . — valiente'. La m i s m a relación- nocional UHff-en' griego el presente"
kuein, 'estar embarazada^ .llevar e n - s u segó',Sel sustantivó küma,
24
D e ello dan^testimonio al menos algunos fenómenos del "fun- 'henchimiento..(de las olas), marejada', por u n a parte, 'y, por la
d a m e n t a l i s m o " o del " i n t e g r i s m o ' sobre todo en el 'islamismo" otta, küros, 'fuerza, soberanía', kúri&í, 'soberano'; Ese ác'e'f camien-..
q u e representa h o y ; s u ejemplo más p o t e n t e a escala d e la d e m o - to saca a la luz la. identidad i n i c i a l d e l sentido d e ' h e n c h i r s e ' y, eñ
grafía m u n d i a l . Los caracteres más evidentes'son demasiado c o n o - cada u n a d e las tres lenguas, u ñ a evolución específica. [...] T a n t o
. cidos para insistir en ellos (fanatismo, oscurantismo, violencia ase- en indoiraní c o m o en griego, el sentido evoluciona desde 'henchi-
sina, terrorismo, opresión de la mujer, etc.). Mas con frecuencia se m i e n t o ' hasta 'fuerza' o 'prosperidad'. [...] Entre gr. kuéü, 'estar e m -
olvida que, especialmente en su vinculación con el m u n d o árabe y barazada', y kúrios, 'soberano', entre av. süra, 'fuerte' y spdnta, se
a través de todas las formas de brutal reactividad i n m u n i t a r i a e in- restablecen así u n a s relaciones que, poco a poco, van precisando el
d e m n i z a d o s contra u n a m o d e r n i d a d tecnoeconómica a la que singular origen de la noción de 'sagrado'. [...] El carácter santo y
una larga historia le impide adaptarse, dicho "islamismo" desarro- sagrado se define, pues, en u n a n o c i ó n de fuerza exuberante y fe-
lla rambién u n a crítica radical de aquello que vincula la democra- c u n d a n t e , capaz de traer a la vida, de hacer surgir las produccio-
cia actual, en sus limites, en su concepto y su poder efectivos, con el nes de la naturaleza" (pp. 183-184) [trad. cast-, p p . 3 4 7 - 3 4 8 ] .
m e r c a d o y c o n la razón teletecnoci en tífica q u e en él d o m i n a . A s i m i s m o , se podría inscribir en el haber d e las "dos fuenres"
el h e c h o notable, subrayado por Benveniste, .de que "casi en todas
25
Desgranemos aquí las premisas de u n trabajo venidero. Ex- partes" a la "noción d e 'sagrado'" le cotresponden "no ya un solo
traigámoslas en un primer m o m e n t o , otra vez, de ese capírulo tan t é r m i n o sino dos t é t m i n o s distintos". Benveniste los analiza, sobre
rico q u e Le Vocabulaire... dedica a lo Sagrado y a lo Santo después t o d o en genDámcO-(eÍ gótico ~iDeihs} "consagrado", y el rúnico hai-
de haber recordado m u y o p o r t u n a m e n t e algunas "dificultades me- lag, alem. heiUg), en latín sacer y sanctus, en griego hdgios y hieras.
todológicas". Es verdad q u e estas "dificultades" nos parecen toda- E n el origen del alemán heitig, el adjetivo gótico haíh traduce la
vía más graves e i m p o r t a n t e s que a Benveniste —a pesar de que él ¡dea de "salvación, salud, integridad física", traducción del griego
consiente en reconocer íos riesgos de "ver c ó m o se disuelve poco a hygies, hygiainon, "con b u e n a salud". Las formas verbales corres-
poco el objero del estudio" (p. 179) [trad. cast., p . 3 4 5 ] . Al tiem- pondientes significan "curar o curarse, sanar". (Se podría situar
p o q u e m a n t i e n e t a m b i é n el culto del "sentido p r i m e r o " (la reli- aquí —Benveniste n o ío hace— la necesidad q u e tiene toda religión
gión misma, y lo "sagrado"), Benveniste identifica en efecto, den- o t o d a sacralización de ser asimismo curación -heilen, healing-, sa-
tro de toda la complejidad de la red de idiomas, filiaciones y lud, salvación o promesa de curación —cura, Sorge—, horizonte de
etimologías estudiados, el tema recurrenre e insistente d e la "ferti- redención, d e resrauración de lo i n d e m n e , de indemnización.) Lo
lidad", lo "fuerce", io "potente", sobre todo en la figura o en el es- m i s m o ocurre c o n el inglés holy, vecino de whole ("entero, intac-
q u e m a larval deí henchimiento. to , p o t consiguiente, "salvo, salvado, i n d e m n e en su integridad,
Permítasenos u n a larga cita así como remitir al lector, para el i n m u n e " ) . El gótico hails, "con b u e n a salud, q u e goza de su inte-
resto, al c o n j u n t o del artículo: "El adjetivo süra n o significa sólo gridad física", conlleva t a m b i é n el deseo, lo m i s m o que el griego
'fuerte'; t a m b i é n es una calificación de algunos dioses, de algunos khaire; "¡salud!". Benveniste señala su valor religioso: "Aquel que
héroes entre los q u e figura Zaratusrra, y de algunas nociones co- posee la 'salud', es decir, aquel q u e tiene intacta su calidad corpo-
m o la 'aurora'. A q u í interviene la c o m p a r a c i ó n con las formas ral, t a m b i é n es capaz de otorgar 'la salud/el saludo'. 'Estar intacto*
emparentadas de la m i s m a raíz, las cuales nos proporcionan el sen- es la suerte que se desea, el presagio que se espera. Es natural que

134
135
fACQUEs DERRIBA - FE Y SABER

se haya visto en dicha 'integridad' perfecta u n a gracia divina, u n a réndales... Ahora bien, una vez reconocida o pensada esa misma po-
significación sagrada. La divinidad posee por naturaleza ese d o n sibilidad, no Ves seguro que-ésta exija solamente una "respuesra .
. que es integridad, salud, suerue, y puede imparriricra'íos h o m b r e s h e i d e g g e r i a n á , n i q u e ésra sea ajena o exterior a esa misma posibi-
[...]. En el transcurso de la historia, eh'término primitivo góc. lidad, esdecí.r, a esa lógica de lo i n d e m n e o de la indemnización
weihs ha sido sustituido por hails, haííigs" (pp. 185-187) [trad. a u t o i n m u n e a la que tratamos de acetcarnos aquí. Sobre ello vol-
case, pp. 3 4 ^ 3 5 0 ] . veremos más adelante y en o t t o lugar.

26 27
Intento en otro tusar, en un seminario, u n a reflexión más exten- Es decir desaquello que, en las culturas occidentales, sigue sien-
sa sobre este valor de halte y sobre el léxico que esta palabra rige en do sacrificial hasta en ía puesta en práctica industrial, sacrificial y
Heidegger, sobre codo en torno de halten. Al lado de Aufenthalt "carnofalogocéntrica". A propósito de este último concepto, me
(escancia, ethos, a m e n u d o cerca de lo que es heilig), Verhaltenheit permito remitir a "II faut bien manget", en Points de suspensión,
(el pudor o el respeto, el escrúpulo, la reserva o la discreción silen- Paris, Galilée, 1992.
ciosa que q u e d a n en suspenso en la continencia) n o sería más que
un ejemplo, ciertamente muy importante, de lo que aquí nos in- 28
A propósito de la asociación y la disociación de ambos valotes
teresa, habida cuenta del papel que desempeña este concepto en {sacer y sanctus), remitiremos más adelante a Benveniste y a Leví-
los Beitráge zur Philosophie, con respecto al "último dios", ai "otro nas.
dios", ai dios que viene o al dios que pasa. Remito aquí, sobre to-
do a propósito del ú l t i m o rema, ai reciente estudio de Jean-Fran- 29
Beitráge..., § 2 5 6 , traducido y citado por J. F. C o u r t i n e , "Les
cois Courtine, "Les traces ec ie passage du Dieu dans les Beitráge traces et le passage de Dieu...", ed. cit., p. 533- A propósito de
zur Philosophie de M a r t i n Heidegger", en Archívio di filosofía, cierra cuestión del porvenir, del judaismo y de la judeidad, m e per-
1994, n° 1-3. Al recordar la insisrenda de Heidegger sobre el ni- mito temirir a Mal d'archive, Paris, Galilée, 1 9 9 5 , p p . 109 y ss.
hilismo m o d e r n o c o m o "desarraigo" {Entiuürzelung), "desacraliza-
ción" o "desdivinización" (Entgotterung), "desencanto" {Entzaube- 30
Véase supra, sección 18. Esa carta a Lówith, fechada el 19 de
ning), C o u r t i n e asocia dicha insistencia justamente a l o que se dice
agosto de 1 9 2 1 , ha sido citada últimamente en ftancés por J. Ba-
de - y siempre implícítamenre c o n t r a - el Gestelly de toda "mani-
rash, Heidegger et son suele, Paris, PUF, 1 9 9 5 , p- 80, n. 3 , y por
pulación técnicoinstrumentai del ente" {Machenschafi), con ía que
Francoise Dastur en "Heidegger et la théologie", Revue Pbilosophi-
asociaría incluso "una crítica d e la idea de creación principalmen-
que de Louvain, mayo-agosto de 1994, n° 2 - 3 , p. 2 2 9 . J u n t o con
te dirigida contra el cristianismo" (p. 528). Esto n o s patece ir en
el de Jean-Francois C o u r t i n e que citamos más arriba, este ú l t i m o
el sentido de la hipótesis que adelantábamos más arriba: H e i d e g -
se encuencta entre los estudios más esclarecedores y más ricos que,
ger reclama que se recele a la vez de la "religión" (sobre rodo cris-
en mi opinión, h a n aparecido recientemente sobte el tema.
tiano-romana), de la creencia y de lo que, en la récnica, amenaza
a lo salvo, a lo i n d e m n e o lo i n m u n e , a lo sacrosanto {heilig). Es- /
31
to es lo interesante de su "posición", de la que podríamos decir, M e permito, u n a vez más, remitir a propósito de estas cuestio-
simplificando m u c h o , que tiende a desptendetse a la vez, c o m o de nes a " C o m m e n r ne pas parler?", ed. cir. En c u a n t o a la divinidad
lo mismo, de la religión y de ía técnica, o más bien de lo que lleva de ío divino, al theion, que sería, pues, el tema de una teíología,
aquí los nombres de Gestell y Machenschafi. Lo mismo, sí: es lo que distinta a la vez de la teología y de la religión, n o se debe pasar por
tratamos de decir también aquí, modescamente y a nuestta m a n e - alto la multiplicidad de sus sentidos. Ya en Platón y más concteta-
ra. Y lo mismo no excluye ni borra n i n g u n o de los pliegues dife- m e n t e en el Timeo, en d o n d e n o se contarían m e n o s de cuatro
conceptos de lo divino (vet al tespecto el extraordinario íibto de

136 137
JACQUES DERRIBA FE Y 5A.BP.R

Serge Margel, Le tombeau eh*-dreuMrds^n, Pariáj M m u í t , 1995) nos tal c o m o la interpreta Heidegger ai leei a Nietzsche y, mas
Ciertamente, esta multiplicidad no-Ortpide smoJ^ue, por el con- concretamente, c u a n d o se.planr.ea en La voluntad^df poder la p r e -
trario, exige que se llegue-a la p r e c o m p ^ ó s i á n uñitana, al horizon- gunta: " ¿ Q u é es u n a creencia?. ¿Cómo-nace? Toda creencia-es un te-
te de sentido, al menos de lo que í^-deaarhina así" con esa misma ner-por-verdadero (Jeder Gl^iibe isi ein Fur-Wahr-halten)". Sin d u -
palabra. A u n q u e , a fin de cuentas, haya: que renunciar a ese mis- da alguna, Heidegger se muestra m u y p r u d e n t e y esquivo en la
m o horizonte. interpretación.del "concepto de la creencia" (Glaubensbegriff) se-
g ú n Nietzsche, es decir, de, su "concepto de la verdad y del Vnan-
32
" D e r Spruch des Anaxímahder'', en Holzwege, Klostermann, tener-se/atener-se (Sichhalteñ) en la verdad y a la verdad'". Decla-
1950, p. 3 4 3 [trad. cast. de H . Cortés y A. Leyte, Madrid, Alian- ra incluso renunciar a dicha interpretación, así c o m o a representar
za, 1995, p. 3 3 6 ] . la aprehensión nietzscheana de la diferencia enrre religión y filoso-
fía. Sin e m b a r g o , multiplica las indicaciones preliminares refirién-
33
A propósito de estos p u n t o s —y al n o poder desarrollarlos a q u í - , dose a sentencias del período del Zaratustra. Estas indicaciones p o -
me permito remitir a De l'esprít, Heidegger et la question, Paris, Ga- n e n de manifiesro que, en su o p i n i ó n , si la creencia esta
Hlée, 1987, p p . 147 y ss. [trad. case, de M . Arranz, Valencia, Pre- constituida por el "teñe r-por-verdadero" y por el "mantener-se en
la verdad", y si la verdad significa para Nietzsche la "relación c o n
Textos, 1 9 8 9 , p p . 151 y s s . ] . Cf. asimismo Francoise Dastur, " H e i -
el enre en su totalidad", entonces la creencia que consisre en t o -
degger et la théologie", ed. cit., p. 2 3 3 , n. 2 1 .
mar c o m o verdadera alguna cosa representada {ein Vorgestelltes ais
34 Wahres nehmertf sigue siendo metafísica, en cierto m o d o , y p o r
A propósito de todos estos temas, ei corpus que habría que invo-
eso m i s m o desigual a aquello que, en el pensamiento, debería ex-
car sería i n m e n s o y n o podríamos hacerle justicia aquí. Está deter-
cedet t a n t o el orden de la representación c o m o la totalidad del en-
m i n a d o sobre t o d o por lo que se dice en u n a conversación entre el
te. Lo cual sería consecuente con la afirmación que citábamos an-
Poeta (al que se le asigna la tarea de decir y, por consiguiente, de
teriormenre: "Der Glaube hat im Denken keínen Platz'. D e la
salvar lo I n d e m n e ; das HeUigé) y el Pensador, que acecha ios signos
definición nietzscheana de la creencia (Für-Wahr-halten), Heideg-
del dios. Acerca de los Beitrage..., especialmente ricos al respecto,
ger declara ante t o d o n o retener más q u e u n a cosa, a u n q u e "la más
remito de nuevo al ya citado estudio de Jean-Francoís Courtine y i m p o r t a n t e " , a saber, "atenerse a lo verdadero y mantenerse en lo
a todos los textos que allí evoca e interpreta. verdadero (das Sichhalten an das Wahre und im Wahren)". Y añadi-
rá u n p o c o más adelante: "Si el mantener-se en la verdad constitu-
35
Samuel Weber ha vuelto a llamar mi atención, y le doy las gra- ye u n a m o d a l i d a d de la vida h u m a n a , entonces n o se podrá deci-
cias por ello, sobre las páginas tan densas y difíciles que Heidegget dir respecto de la esencia de la creencia y del c o n c e p t o
dedica a "El pensamiento del Eterno Retorno en t a n t o que creen- nietzscheano de creencia en particular, sino una vez aclarada su
cia (ais ein Glaube)" en su Nietzsche (Neske, 1 9 6 1 , t. I, pp. 3 8 2 y concepción de la verdad en c u a n t o tal y de su relación con la 'vi-
ss.). Al releerlas me parece imposible en u n a nota hacerle justicia d a , es decir, para Nietzsche: la relación con el ente en su totalidad
a la riqueza, complejidad y estrategia de dichas páginas. E n otro (zum Seíenden im Ganzeri). Sin haber adquirido u n a noción sufi-
lugar trataré de volver sobre esto. En espera de ello, sólo dos p u n - ciente de la concepción nietzscheana de la creencia, n o nos atreve-
tos: ríamos a decir, sin dificulrad, lo que ia palabra 'religión' significa
1. U n a lectura así supondría u n a estancia paciente y pensante cer- para él [...]" (p, 3 8 6 ) .
ca d e ese airo (¿Halt, Haitung, Sichhaken) del que hablábamos an-
tes (nota 26) en el camino d e pensamiento de Heidegger.
2. Ese "alto" es u n a determinación esencial de la creencia, al m e -

133 139
JACQUES DEMUDA

36 É. Benvenisce t Le Vocabulaire..., ed. ck.; sobre todo, pp- 1 8 4 , ÍNDICE

187-192, 206 [erad, cose, pp. 348, 350-355, 369].

37 J. Genec, Genet a ChatiL, Paris, Soim, 1992, p . 1 0 3 .

El siglo y el perdón .-. 7

Fe y saber.... 41

140

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