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La violencia, lectura del segundo modulo.

Objetivo
Conocer el fenómeno general de la violencia y su efecto en la no aplicación de los
Derechos Humanos.

Introducción
La violencia es un concepto histórico, es decir, la descripción de lo que es violento
está sujeta al tiempo, al lugar y al contexto en el que se produce. Sin embargo,
siempre ha tenido un factor que ha permanecido inalterable: surge de un esquema
de desigualdad social.
En la vasta literatura que se ha generado sobre este tema, los diversos autores han
elaborado posturas teóricas para abordar y entender esta problemática. Según
Gómez, Zurita y López, existen ciertos ejes comunes a todas estas investigaciones
que intentan explicarla:

1. Las características que determinan la acción violenta


2. Las interacciones cotidianas entre pares desencadenan en
conflicto
3. Las condiciones contextuales
4. La posición de los sujetos ante las normas, reglas o costumbres
5. Las consecuencias que tiene la violencia en la vida de las
personas
Una línea de investigación muy importante ha sido la de analizar las diversas
manifestaciones que tiene la violencia y los múltiples espacios en los que opera;
así, encontramos que esta clasificación ha permitido dimensionar esta
problemática, saber más acerca de sus causas, sus consecuencias, los actores
involucrados, y tal vez lo más importante: que la violencia se sostiene en un
andamiaje estructural y se entreteje en las relaciones de poder.
El esquema que se presenta a continuación, es una aproximación a los conceptos
que abordaremos en este módulo.
PANORAMA GENERAL DE LA VIOLENCIA
La región de América Latina y el Caribe registra, después de África Subsahariana,
las tasas de homicidio más altas del planeta, de acuerdo a la Organización Mundial
de la Salud (OMS). La violencia representa costos monetarios directos para los
gobiernos de la región que alcanzan varios puntos del Producto Interno Bruto
(PIB). Los impactos negativos de la violencia en el desarrollo económico y social
no se limitan a estos “gastos incurridos”, ocupando valiosos recursos que han
podido utilizarse en proyectos de salud y educación, sino que incluyen la reducción
de la productividad de la fuerza de trabajo, reducciones en la acumulación de
capital humano y capital social y reducciones en las tasas de ahorro e inversión [1].
Desde hace una década la Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera
que la violencia en América Latina tiene como características:

o Expresa conflictos sociales y económicos.


o Se produce principalmente en zonas pobres y excluidas de las
ciudades, cuyos ciudadanos y ciudadanas se convierten en las
principales víctimas.
o No se da una clara correlación entre pobreza y violencia, y sí
entre empobrecimiento y desigualdad.
o Está fuertemente asociada a la exclusión escolar y laboral.
o Insatisfacción de las expectativas entre las generaciones en
situaciones de pobreza y exclusión nacidas en las ciudades.
o Proliferación de armas pequeñas y ligeras.
o Existe alcoholismo, uso y abuso de otras sustancias adictivas.
o La dimensión cultural de la masculinidad favorece la resolución
violenta de los conflictos.
o Carencia de políticas sociales preventivas del delito.
o Inoperancia de los sistemas policial y judicial y por tanto,
desconfianza entre la ciudadanía.
En México, en particular, la tasa de delitos aumentó un 16.9 por ciento en el 2012
respecto al año anterior, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI). Por lo anterior, uno de cada tres hogares mexicanos resultó afectado.
En la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad
Pública (ENVIPE) del INEGI del 2013, se registra que en el año 2012 se
cometieron 27.7 millones de delitos, lo que representa una tasa de 35,139 delitos
por cada 100 mil habitantes. Mientras que un sondeo realizado en el periodo, del 4
de marzo al 26 de abril del 2013 en 95,810 viviendas, señala que, al menos en un
32.4 por ciento de los hogares hubo una víctima del delito durante el año 2012 (por
encima del 30.4 por ciento reportado en el año 2011), lo que representa, 10.1
millones de hogares y un gasto entre la población aproximado de 215 mil 200
millones de pesos, que equivalen a 1.34 por ciento del PIB[2] .
La comisión de delitos es un reflejo evidente de la violencia que persiste en nuestro
país, y que a su vez impacta en la percepción-sensación de las personas de sentirse
menos seguras. Al respecto, el INEGI registra que en este mismo período, un 72.3
por ciento de la población de dieciocho años y más, percibe un aumento en la
sensación de inseguridad respecto a otros años [3].
Cabe resaltar que esta misma Encuesta Nacional revela que no sólo la inseguridad
y la delincuencia son el principal problema que aqueja a los mexicanos, sino
también el desempleo con un 46.5 por ciento, seguido de la pobreza y el aumento
de precios con un 33.7 por ciento[4].
Sin dejar de lado los secuestros y las desapariciones forzadas, problemas graves
que han afectado a nuestro país, tal como lo demuestran las estadísticas que
registran que en el año 2012 se cometieron 105 mil 682 secuestros, cifra que supera
al registro oficial de mil 317 casos denunciados en el sistema nacional de seguridad
pública de ese mismo año[5].

DIFERENCIA ENTRE VIOLENCIA Y


AGRESIVIDAD
José Sanmartín, catedrático de la Universidad de Valencia y autor del libro “La
violencia y sus claves”, afirma que: “la agresión nace, el violento se hace” y agrega
que: “nuestra agresividad es un rasgo en el sentido biológico del término; es una
nota evolutivamente adquirida, mientras que la violencia es una nota
específicamente humana que suele traducirse en acciones intencionales que
tienden a causar daño a otros seres humanos” [6].
Podemos afirmar entonces que la agresividad y la violencia no son lo mismo; la
agresividad forma parte de nuestra esencia animal. Somos agresivos por naturaleza
y reaccionamos al igual que los animales por instinto de supervivencia ante un
peligro inminente; mientras que la violencia es una conducta aprendida que utiliza
el ser humano para adaptarse a los cambios de su entorno, pero no por ello ha de
considerarse aceptable.
Para Konrad Lorenz, la agresividad es un rasgo animal, gracias al cual se perpetúa
la especie, los distribuye por el espacio vital disponible, los selecciona a través de
combates entre rivales, permite defender a los hijos y posibilita las pulsiones que
hacen de motor para la sobrevivencia de la misma [7].
A partir de esta diferencia fundamental, Sanmartín considera que la violencia, al
ser producto de la evolución cultural, puede ser superada o erradicada a partir de
modificar los aspectos culturales que la motivan.
Desechando el mito de la herencia genética, puede sostenerse que no existe un gen
de la violencia. “Los genes pueden influir en el comportamiento violento cómo
influyen en todo lo que hacemos y todo lo que somos, pero en ningún momento
determinan que un individuo vaya a ser violento sin ninguna solución”,
expresa Manuela Martínez Ortíz, doctora en medicina del Departamento de
Psicobiología y Psicología social de la Universidad de Valencia[8].
Sanmartín como otros autores consideran que uno de los principales medios para
erradicar el comportamiento violento es la educación, particularmente la
Educación para la Paz y los Derechos Humanos.
DEFINICIONES DE VIOLENCIA
La violencia es una manifestación universal que está en todos los procesos
históricos humanos y representa la peor cara de la especie humana, es contraria al
sentido de la vida, es la responsable de generar marginación, discriminación, dolor,
sufrimiento e incluso la muerte de miles de personas[9].
La violencia se define como “el uso o amenaza de uso, de la fuerza física o
psicológica, con intención de hacer daño”[10] y es un fenómeno complejo y
multidimensional ya que obedece a múltiples factores psicológicos, biológicos,
económicos, sociales y culturales.
Esta multidimensionalidad genera distintas manifestaciones de la violencia que
pueden clasificarse según las víctimas (niños, mujeres, ancianos, jóvenes),
agresores (pandillas, bandas, policía, etc.), la naturaleza del comportamiento
violento (física, psicológica y sexual), la intención de la violencia (instrumental o
como medio para otros fines y emocional), el lugar (urbana y rural) y la relación
entre la víctima y el agresor (social o doméstica o familiar)[11].
Los expertos que investigan la violencia, como son psicólogos, criminalistas,
sociólogos, antropólogos, etc., tampoco se ponen de acuerdo en ¿qué es la
violencia?, si es el resultado de conflictos interiores o exteriores; si es posible
controlarla, erradicarla o eliminarla totalmente[12].
Es difícil obtener una definición de violencia que sea lo suficientemente clara y
amplia para abarcar todas sus manifestaciones y que no limiten el daño a una huella
física, porque existen otras formas de lesionar y afectar a una persona, tales como
el abandono, el silencio, la complicidad o la omisión, además de que el daño no
sólo se limita a una persona sino que puede afectar a toda una sociedad.
El diccionario de la Real Academia define a la violencia (Del latín violentía) como:
“Cualidad de violento”, “Acción y efecto de violentar o violentarse”, “Acción
violenta o contra el natural modo de proceder” y “Acción de violar a una mujer”[13].
En estas definiciones se destaca que la violencia se puede dirigir hacia otra persona
o hacia uno mismo, como sucede con las autolesiones que son más frecuentes entre
los adolescentes, y en su máxima expresión, el suicidio.
La violencia tiene un objetivo, ir “contra el natural modo de proceder”, es decir,
someter u obligar a alguien a hacer o dejar de hacer algo sin su consentimiento,
contra su voluntad.
Siguiendo con esta idea, la violencia se define jurídicamente, de acuerdo
a Gabriela Rodríguez, desde dos ángulos distintos, el primero desde las teorías
de las obligaciones, que consiste en la coacción física o moral que una persona
ejerce sobre otra, con el objeto de que ésta le otorgue su consentimiento para la
celebración de un acto jurídico que, por su libre voluntad, no hubiera otorgado. Y
en segundo, que la violencia, se entiende como la conducta de otra persona
(agresor) que atenta o ataca a otra u otras, en su integridad física, psíquica o
ambas[14].
En estos últimos años, la violencia ha llegado a ser reconocida como un objeto de
atención y preocupación, lo cual ha generado diversos estudios a nivel nacional e
internacional. Actualmente, los crímenes violentos ligados al narcotráfico,
principalmente, afectan varios aspectos de la vida cotidiana, como es la calidad de
vida y los niveles de salud, generando las llamadas “enfermedades de nuestros
tiempos”, como son el estrés, la ansiedad y la depresión, entre otras, teniendo como
último resultado en ocasiones el suicidio.

“La violencia está destruyendo la sociedad en la que estamos viviendo. Los niños, niñas, los
adolescentes nos sentimos muy tristes y sin ganas de seguir viviendo”

Grupo de mujeres adolescentes


VI Cumbre Iberoamericana de Ministros, Ministras y Altos Responsables de la Niñez y la
Adolescencia: Marco Jurídico y Conceptual, Secretaría Técnica, Costa Rica, 2004.
Desde la perspectiva de los Derechos Humanos, la violencia afecta la dignidad, la
libertad y el libre desarrollo de la personalidad no sólo de las víctimas sino de la
sociedad en su conjunto. Por lo que obliga a considerar una definición de violencia
mucho más amplia, como la que presenta Susan George, al considerar a la
violencia como “todo aquello que impide que la gente satisfaga sus necesidades
fundamentales: alimentación, vivienda, vestido, sí, pero también dignidad”[15].
Otra definición de la violencia es aquella que la define como “el uso intencionado
de la fuerza física en contra de un semejante con el propósito de herir, abusar,
robar, humillar, dominar, ultrajar, torturar, destruir o causar la muerte”[16]. Esta
definición nos reitera que la violencia tiene un fin, se centra en actos relacionados
con la violencia física, a pesar de que la violencia también puede ser psicológica,
sexual, entre otras. Debemos hacer énfasis en que la simple amenaza de generar
un daño probable debe ser reconocida como violencia.
Esta última idea se ve reflejada en la definición que aporta la Organización
Mundial de la Salud (OMS) sobre violencia, al considerarla como: “el uso
intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno
mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del
desarrollo o privaciones”[17].
Asimismo, la Ley General para la prevención social de la violencia y la
delincuencia en su artículo 4 expresa que la violencia son los actos o conductas de
dominación o control a través de la fuerza material, amago o amenaza de causar
un daño o afectación, presente o futura capaz de intimidar, en contra de una o un
grupo de personas. Quedan incluidas las diversas manifestaciones que tiene la
violencia como: la de género, la juvenil, la delictiva, la institucional y la social,
entre otras[18].
Otro elemento a reconocer es que una víctima, no necesariamente es aquella que
sufre el daño directo sino aquellas que sufren daños morales a consecuencia de ese
primer acto, es el caso de los hijos cuando su madre es quien sufre violencia por
parte del padre; o en aquellos casos de desaparición forzada de una persona, en la
que sus familiares son a su vez víctimas. O bien, incluso la propia percepción de
los jóvenes que su presente y futuro esta cancelado y que tienen pocas perspectivas
de mejorar sus condiciones de vida o las de sus familias[19].
Este reconocimiento se traduce en la preocupación y atención al tema de la
indemnización y/o reparación del daño en aquellos casos de violaciones graves a
los Derechos Humanos por parte de los Estados, casos que son llevados ante los
organismos internacionales y regionales de promoción y protección a los Derechos
Humanos, como es el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la
Organización de Estados Americanos (OEA) de la cual forma parte México, que
ha emitido sentencias contra el Estado mexicano a favor de las víctimas y
familiares de las víctimas. Sin dejar de lado, evidentemente, los costos
económicos, políticos, sociales que le generan a un país que vive en un estado de
violencia.
A manera de conclusión podemos referir que la violencia en un primer momento
la ejerce una persona hacia otra con un fin determinado, siendo éste el de obligar
a hacer o dejar de hacer algo en contra de su voluntad; los medios para lograrlo
pueden ser amenazas, golpes e incluso la muerte. Para ampliar este panorama, es
necesario conocer algunas de las clasificaciones relacionadas con la violencia, en
las que encontramos, las que derivan a partir de cuestionamientos como ¿Quién
ejerce la violencia?, ¿En dónde se ejerce la violencia? ¿Hacia quién se ejerce?

TIPOS Y MODALIDADES DE VIOLENCIA


A partir de los elementos mencionados para el estudio de la violencia, como son:
víctimas, naturaleza del comportamiento violento, intención de la violencia, lugar
y la relación entre la víctima y el agresor, se pueden encontrar diferentes propuestas
de clasificación de la violencia. A continuación se dan a conocer algunas de estas
clasificaciones propuestas por diversos autores y/o señaladas en la normativa
nacional.
De acuerdo con Gérard Imbert, existen dos tipos de violencia: la violencia física,
ejercida mediante la fuerza física sobre bienes y personas y laviolencia simbólica,
que es la “capacidad para imponer significados como algo legítimo”. Asimismo
reconoce otras formas de violencia que denomina: violencia real, representada y
formal[20].
Por otra parte, Echeburúa plantea que existen tres tipos de
violencia: física, psicológica y sexual, y que se pueden manifestar en diferentes
contextos: familia, trabajo, en la calle. En cada tipo de violencia reconoce ciertas
acciones, como es el caso de la violencia física, que incluye los golpes, jalones,
pellizcos, cortaduras; en la psicológica se consideran insultos, amenazas, gritos,
hostigamiento, discriminación, omisiones, groserías; y por último, la violencia
sexual se manifiesta mediante exhibiciones, penetración y tocamientos[21].
Johan Galtung desarrolla el denominado “Triángulo de la violencia”:
La violencia directa es aquella que supone una agresión física. Ejemplos de ésta:
un asesinato, tortura, una bofetada, una mutilación, entre otros[22]. Y considera que
de la violencia directa derivan otras dos formas: la violencia estructural y la
violencia cultural.
A la violencia estructural, la considera como aquélla que forma parte de la
estructura social y que impide cubrir las necesidades básicas, como es la
desigualdad social, las carencias nutricionales, la falta de servicios sanitarios y
educativos básicos, que genera a su vez, problemas como: la trata de personas, la
pobreza y la pobreza extrema, etc[23].
La violencia cultural se refiere a aquellos aspectos del ámbito simbólico (religión,
costumbres, lengua, arte, ciencias…) que se pueden utilizar para justificar o
legitimar la violencia estructural o directa; argumentaciones que nos hacen percibir
como «normales» situaciones de violencia profunda. A la violencia cultural
también se le denomina “cultura de la violencia”[24].
El ataque o la negación de derechos a ciertos grupos por el sólo hecho de pertenecer
a una etnia o a una identidad sexual como la homosexualidad, son ejemplos de
violencia cultural que se entrelazan con la violencia estructural en tanto que
discriminan y marginan[25].
La cultura es un factor determinante del comportamiento. La violencia se entreteje
en el tapiz cultural de muchas sociedades y se convierte en parte de las normas que
forman el comportamiento y la identidad de los grupos. Por ejemplo, golpear a los
niños(as) suele ser culturalmente aceptado y con frecuencia inculca en ellos la
creencia de que la violencia es una forma aceptable de resolver conflictos. Lo que
puede generar niños víctima o victimarios, es el caso de la violencia escolar[26].
Los estereotipos de género refuerzan la idea del “derecho” del esposo a controlar
el comportamiento de su pareja y de que ese control puede ejercerse en la relación,
lo cual propicia la violencia familiar.
Por lo que la existencia de estos determinantes culturales de la violencia tiene
importantes repercusiones en los programas de prevención e intervención [27]. Se
dice que lograr la ausencia de los tres tipos de violencia mencionados con
anterioridad (violencia directa, cultural y estructural) dará como resultado la “paz
positiva”, es decir, la presencia de la justicia, la armonía, la igualdad de trato y
oportunidades, en la que todos los seres humanos puedan desarrollar todas sus
potencialidades.
Otra clasificación de la violencia, que propone la Organización Mundial de la
Salud, de acuerdo a quien cometa el acto violento es la siguiente[28]:
o Violencia dirigida contra uno mismo:
o Comportamientos suicidas

o Autolesiones (automutilación).
o Violencia interpersonal:
o Violencia familiar: maltrato a los niños, violencia
contra la pareja, maltrato a los ancianos.
o Violencia conyugal: desde el noviazgo y el
matrimonio, hasta el amasiato, el concubinato y las
uniones libres.
o Violencia comunitaria (o social):
o Violencia juvenil

o Violaciones y agresiones sexuales por extraños


o Violencia en las escuelas
o Violencia en lugares de trabajo
o Violencia en las prisiones
o Violencia en las residencias para adultos mayores
o La violencia social también puede clasificarse según:
o Localización geográfica (en violencia urbana o rural).

o Motivo (político o no político).


o Código jurídico vigente (tipificación como delito o no).
La violencia social se puede definir como la “violencia entre personas que no
tienen una relación de tipo consanguínea o de pareja”. Generalmente, se produce
en la calle o en lugares públicos y no implica el uso de la fuerza, basta la simple
amenaza de usarla, con la intención de causar daño a otros o a uno mismo”[29].
Todos los seres humanos podemos ser víctimas o victimarios, sin embargo, por
cuestiones culturales principalmente, algunos grupos o sectores de la sociedad son
más propensos a sufrir violencia y que sean vulnerados sus Derechos Humanos.
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es el caso de las
mujeres, ya que calcula que a nivel mundial, hasta el 70 por ciento de las mujeres
experimenta violencia en el transcurso de su vida; una de cada cinco mujeres se
convertirá en víctima de violación o intento de violación en el transcurso de su
vida, mientras que la violencia sexual durante los conflictos armados es, en la
actualidad, una de las más graves agresiones que afecta a millones de personas,
principalmente a mujeres y niñas[30].
El Banco Mundial afirma que las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor
riesgo de ser violadas o maltratadas en casa, que de sufrir cáncer, accidentes
automovilísticos, ser víctimas de la guerra y la malaria. De igual manera, podemos
considerar que otras condiciones o características hacen que las mujeres sufran de
una doble discriminación, es el caso de las mujeres indígenas o con alguna
discapacidad. Por mencionar algunas cifras, en Canadá, la probabilidad que las
mujeres indígenas tienen de morir, como resultado de la violencia, es cinco veces
mayor que la de otras mujeres de la misma edad; en Europa, Norteamérica y
Australia, más de la mitad de las mujeres con discapacidad ha experimentado
abuso físico, frente a una tercera parte de mujeres sin discapacidad[31].
Por lo alarmante que resultan estas cifras como otros estudios relacionados con la
violencia generada hacia las mujeres en el mundo y en nuestro país, es pertinente
considerar la denominada violencia de género.
La Ley de Acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia del Distrito Federal
considera la violencia de género. Esta ley define tipos y modalidades de violencia.
Establece cinco modalidades de violencia y siete tipos de violencia. Entre las
modalidades reconoce: violencia familiar, violencia laboral, violencia
docente, violencia en la comunidad y violencia institucional, que se refiere en
particular a los espacios y/o relaciones que existen entre la víctima y el agresor.
Asimismo, los tipos de violencia que establece son: violencia
psicoemocional, violencia física, violencia patrimonial, violencia
económica, violencia sexual, violencia contra los derechos reproductivos y
la violencia feminicida. Estos tipos hacen referencia a los medios que
principalmente se utilizan para generar la violencia.
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Módulo 2
La violencia

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