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Narrativas.
Octubre 2019
Introducción.
El pozo de Kike.
Allá en Pileta, el corregimiento de donde soy yo, vivía un pelao arbitrario que le decían
Kike; yo lo había conocido hace muchos años porque había sido mi vecino. Kike solía
hacerle algunos trabajos en la finca de Don José Petano, un hombre bonachón que se
apiadaba de él, pero esto no era de agrado de Pedro, el cuidandero de la finca. Tan bueno
era Don José que nos dejaba entrar a todos los pelaos del pueblo para jugar en el pozo que
estaba dentro de su finca, con la condición de que no le arrancáramos el cultivo ni le
tocáramos las vacas.
A Kike no le gustaba que nosotros entráramos a la finca a jugar después del colegio porque
él trabajaba allá y le daba celos no poder divertirse con nosotros. Uno de esos días, cuando
ya se hacía de noche, Kike fue al pozo decirnos de mala gana que nos fuéramos, porque ya
era tarde y de noche nosotros no íbamos a conocer el camino. El muchacho se quedó solo
arriando el ganado mientras nosotros caminábamos a nuestras casas. A la mañana siguiente,
en el pozo en el que jugábamos Kike apareció ahogado.
Nueve noches después de la muerte de Kike, a eso de las seis de la tarde, los pelaos y yo
entramos de nuevo a la finca de Don José, porque se decía que a esa hora se podía escuchar
a Kike gritar ayuda. Sin embargo, antes de poder llegar al pozo nos encontramos a Pedro
que venía de allí sudoroso y pálido.
¡Está maldito! ¡Está maldito! – nos gritaba Pedro – ¡Kike lo maldijo! ¡Ese niño
ahora es el demonio! ¡Yo lo vi!
Pedro ¿Qué dices? – le decía un niño asustado
Yo vi a Kike – nos decía mientras nos jalaba en sentido contrario al pozo- el agua
gorgoteaba y olía a azufre, eso es cosa del diablo
Todos asustados escuchamos a Pedro mientras caminábamos a la salida de la finca.
Yo vi a Kike, ese niño malagradecido, siempre supe que era un demonio-
Murmuraba para sí Pedro mientras todos lo escuchábamos asustado.
Desde esa tarde, el pozo de kike quedó solo.
La tunda en el pacifico
Cuentan los ancestros que en años antiguos (aproximadamente 100 años) era muy
concurrente sentir la presencia de espíritus o visiones fuera de lo normal. Lo que se
presenciaba con más continuidad sobre todo en los campos o veredas era la tunda.
La tunda era una mujer de aspecto desagradable en forma de monstruo quien llevaba a las
personas (sobre todo niños groseros) hacia el bosque o monte hasta que sus padrinos con
cantos e instrumentos de la región pacifica iban al rescate de él. En la actualidad se dice que
aún se ve la presencia de ella pero no con la misma frecuencia que antes.
El círculo de monte
Como si se tratase de un fulminante estallido de pólvora, la noticia de la desaparición de la
pequeña Sara recorrió cada rincón del caluroso municipio de la Paz. Cada hora que pasaba
significaba un arrebato de esperanza hacia los padres y vecinos que le tenían un amor
incondicional a la pequeña. Sin embargo, cuando cayó la noche, y las lágrimas como vanos
intentos de búsqueda se regocijaron en el profundo sueño de amargura, un nefasto incendio
se generó sin que estos fueran despertados aún por el imponente y abrumador humo, que
solo la luna sería testigo de lo que en ese entonces nadie podía contemplar.
A la mañana siguiente, una gran parte del pueblo se dirigía hacia el lugar de los hechos; un
extenso monte que tocaba el torrencial rio de aquel municipio, y ante unos metros de
distancia, la figura de una niña, la cual se le reconoció rápidamente. ¡La pequeña Sara! La
inocente alma se encontraba sentada con las rodillas recogidas en un verdoso pasto que
formaba un círculo, mientras que alrededor, una vasta tierra quemada y sumida en el azufre
más intenso. La gente asombrada se preguntaba cómo el incendio no alcanzó a la niña, pero
más aún, del insólito terreno verde que de sus pies se mantenía intacto. “El incendió era
rápido, creí que me iba a morir, pero entre las llamas, apareció un hombre, era moreno, alto
y con el sentía una profunda paz y tranquilidad. El me cargó y me colocó en el círculo de
monte, diciéndome que nada me pasaría si me quedaba allí”
¿Un hombre moreno? ¿alto? aquellas palabras serían el inicio de una serie de sospechas que
al final apuntarían que el gran santo eccehomo, patrono de Valledupar, fuese aquel que
habría intervenido con el gran milagro, y todo por el simple hecho de que muchos de ellos
conocieron la leyenda de este, de su oscura piel, y de su presencia en el valle.
2) Desde un enfoque
meramente físico,
donde el tiempo
aborda los objetos y
sujetos, se arraiga
desde un escenario
de tarde, y uno de
noche. Este último
sería determinante
para el momento de
la complicación,
mientras que en la
tarde se daría paso
al momento de la
situación final.
Al concluir este trabajo pudimos conocer los relatos de nuestros compañeros de tal manera
que se observó su contexto social que lo rodea y como principal parte de esta actividad
conocimos la estructura de un relato con el análisis que se le realizó al relato escogido. En
el cual encontramos elementos de la narración como sus personajes, por qué realizar este
relato, su ambiente, espacio y tiempo, el cual encontramos dentro del relato escogido. A
pesar que es un relato corto, la trama ayuda a que el lector esté siempre a la expectativa de
lo que sucederá.
En este relato a pesar que no encontramos dentro de su estructura el mensaje lo lleva
implícito para el medio donde se crea, el cual es: No jugar en los pozos.
Bibliografía.
Barthes, R., Greimas, A. J., Bremont, C., Gritti, J., Morin, V., Metz, C., ... & Genette, G.
(1976). Análisis estructural del relato. 163 1 CIC-UCAB/0090 Donación Caroline de
Oteyza 20031118 GPM.