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Derecho administrativo
22 de septiembre de 2008 Publicado por Hilda
El Derecho administrativo es el conjunto de normas jurídicas de derecho
público, que tiene por objeto regular la Administración Pública, entendida
como el enlace entre quienes ejercen el poder y los gobernados, formada
por un conjunto de funcionarios, en sus funciones, organización, servicios
públicos, y facultades, entre ellas, las
tributarias, reglando sus decisiones en
cuánto éstas se tomen en ejercicio del
“imperium”, o sea, investidos de poder
público.
La Administración Pública actúa en un plano
superior al de los particulares imponiendo
sus decisiones, y no de común acuerdo con
éstos. Las leyes administrativas entonces,
tratan de la estructura del estado como poder administrador y su relación
con los ciudadanos.
Es una disciplina nacida luego de la Revolución Francesa de 1789, cuando
el poder estatal respondió al mandato de la soberanía popular, pues antes
de ese cambio de concepción, el estado absolutista reglaba a través de
normas arbitrarias el ejercicio de la función pública. Para la existencia de
Derecho Administrativo se necesitó despojar a la figura del monarca del
poder absoluto, para aceptar la división de poderes, donde el propio estado
debe someterse al derecho.
Es un derecho común a todas las actividades desplegadas por la
Administración Pública en ejercicio de sus funciones, y dependiendo de la
forma de organización estatal (unitaria o federal) habrá un derecho
administrativo nacional o coexistirán con él los derechos provinciales y
municipales.
Las normas que conforman el Derecho Administrativo se hallan en primer
término en la Ley Suprema, o sea en la Constitución Nacional, que por
ejemplo en su artículo 87 (dela Constitución argentina) establece que el
Poder Ejecutivo será desempeñado por un Presidente. Éste tiene funciones
políticas como conductor del estado, y administrativas, aplicando las leyes
a casos concretos, mediante actos y hechos administrativos. Por ejemplo,
recaudando impuestos sancionados legalmente por el Poder Legislativo. La
potestad reglamentaria del Presidente se halla otorgada por el artículo 99
inciso 2, que le confiere la posibilidad de reglamentar las leyes para facilitar
su aplicación, a través de los decretos reglamentarios o reglamentos de
ejecución.
Por el artículo 100 de la misma Carta Magna, se crea la figura del Jefe de
Gabinete de Ministros, a quien le corresponde la administración general del
estado, expidiendo en ejercicio de esas funciones, los actos y reglamentos
necesarios, con la firma del ministro del rubro correspondiente, según la
materia. Con la creación de la figura del Jefe de Gabinete, tras la reforma
constitucional de 1994, éste es el que queda encargado de las cuestiones
administrativas, para posibilitar el desempeño más libre del presidente en
los asuntos políticos.
Las competencias de los Ministros están otorgadas por la Ley de
Ministerios, manejando los fondos de su área, nombrando y removiendo
agentes dentro de su jurisdicción, y resolviendo los recursos
administrativos que ante ellos se plantean.
Las leyes administrativas pueden ser federales (como las leyes electorales),
comunes (para todo el país) y provinciales.
En el ejercicio de sus funciones los órganos administrativos dictan
reglamentos, que son las normas jurídicas de carácter general dictadas por
el poder ejecutivo, los actos administrativos, que son declaraciones
unilaterales de voluntad motivadas, para casos concretos, que producen
consecuencias jurídicas. Los contratos administrativos son aquellos en los
cuales una de las partes es la Administración pública, actuando en ejercicio
de sus potestades, por lo cual el otro contratante se halla en situación de
subordinación, y se lo considera como colaborador de la función estatal.
El accionar ante la Administración Pública tiene un procedimiento propio,
con características particulares. Es gratuito, no necesita abogado, y luego
de ser oído el particular y recibidas las pruebas, e impulsar de oficio el
procedimiento ante la inacción el interesado, debe dictarse una decisión
fundada. Una vez agotada la vía administrativa puede iniciarse un proceso
judicial.
Los contratos administrativos
21 de mayo de 2009 Publicado por Hilda
El contrato administrativo, como todo contrato, supone un acuerdo
voluntario, pues no significa un acto unilateral de la administración pública,
sino bilateralidad de partes, de objeto lícito, que tiene por objeto una
prestación, pero con algunas particularidades:
La forma del contrato administrativo siempre debe ser la escrita, las partes
no están en condición igualitaria, salvo que se contrate con otro organismo
de la Administración Pública de la misma jerarquía, ya que en general, quien
contrata con la Administración está subordinado a ella, especialmente si es
un particular; persona física o jurídica.
Existe colaboración y un fin de utilidad pública, que en general es al que
tiende la Administración, que contrata por medio de cualquiera de los
poderes del Estado, ya sea a través de sus órganos centralizados o
descentralizados, por entes públicos no estatales, y también por organismos
privados, que han recibido la posibilidad de contratar por delegación
estatal.
El particular, además, se propone un beneficio personal, concediéndosele
prerrogativas a la Administración pública (posibilidad de incluir cláusulas
exorbitantes, como por ejemplo disponer la suspensión de una obra sin que
pueda reclamarse indemnización, y modificar ciertas condiciones, lo que se
denomina ius variandi) en vistas a cumplir esos fines de bien común. Por
esos son contratos de derecho público (Interviene un organismo público y
un interés general).
La selección del contratista puede hacerse por varios modos, ya sea por
licitación pública o privada, concurso, remate público o contratación
directa.
Los contratos administrativos son formales, y las solemnidades
establecidas no pueden dejarse de lado por voluntad de las partes, debiendo
seguirse el procedimiento previsto administrativamente Está prohibida la
cesión de las obligaciones por parte del contratista, y la subcontratación.
Entre los contratos públicos administrativos celebrados por la
Administración con los particulares, podemos mencionar, los de concesión
de servicios u obras públicas, los contratos de suministro y los contratos de
empleo público.
Sin embargo, la venta de tierras fiscales, la locación de obras, depósitos
fianzas, donaciones, cesiones, permutas, etcétera, están regidos por
normas de derecho civil o privado, pues se considera que en estos casos el
órgano público no actúa en un plano de superioridad.
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