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SIMONE DE BEAUVOIR (1908-1986)

FICHA:
El segundo sexo (en francés: Le Deuxième Sexe) es un libro escrito en 1949 por Simone de
Beauvoir. Es una de las obras fundacionales del feminismo y utiliza los
conceptos existencialistas para indagar acerca de la vida de la mitad de la humanidad. La
teoría principal que sostiene Beauvoir es que «la mujer», o más exactamente lo que
entendemos por mujer (coqueta, cariñosa, etc.) es un producto cultural que se ha
construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a
algo: como madre, esposa, hija o hermana. Así pues, la principal tarea de la mujer es
reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las
características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo
han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: «No se
nace mujer: llega una a serlo».

El segundo sexo es considerado hoy como la obra principal de referencia de la corriente


denominada feminismo de la equidad.

CONCEPTOS CLAVES

ALTERIDAD:
No se nace mujer, se llega a serlo, nos transmite que el género es una construcción cultural
sobre el sexo. Y, por tanto, no existe una esencia femenina, algo que caracterice a la mujer
como tal. Este llegar a ser está condicionado por una cultura y una sociedad que ha
adjudicado a las mujeres el estatus de otras. La alteridad es una categoría que recorre todo
el libro y que sirve para indicar como las mujeres están oprimidas y como están en una
posición de inferioridad con respecto a los varones. Toma esta categoría de Hegel, que en
La Fenomenología del Espíritu designaba la figura del esclavo como conciencia que no ha
arriesgado la vida y ha quedado por eso supeditada al amo, quien sí ha arriesgado la vida
en el combate. La mujer, como el esclavo, está en relación de asimetría con el hombre, que
es el equivalente al amo;, así como el esclavo se reconoce como humano en la conciencia
libre del señor contemplándolo como su esencia, como su ideal, así la mujer depende para
sus decisiones de la voluntad del hombre. En la dialéctica hegeliana de la autoconciencia el
siervo era el mediador entre el amo y las cosas porque era el que trabajaba las cosas, el que
conocía su resistencia y el amo tenía con las cosas una relación indirecta a través del esclavo.
A través de la mujer se relaciona el varón con lo cotidiano.

TRASCENDENCIA VERSUS INMANENCIA:

Partiendo de una afirmación netamente existencialista, diríamos que todo sujeto se afirma
concretamente a través de los proyectos como una trascendencia. Si no realizamos
proyectos nos quedamos como estábamos, vivimos en la inmanencia, seguimos siendo
como éramos, un ser que no se trasciende. Pero eso es propio de los seres en-si, que son
las cosas, no es propio de los humanos, que somos seres para-si. El no realizar la
transcendencia es una falta moral, ya que la moral está imbricada con la ontología. Esta
caída en la inmanencia puede ser consentida por el propio sujeto que acepta su cosificación
y se convierte en un sujeto inmoral; o bien puede ser que algo desde fuera nos impide
realizarla y en este caso se llama opresión. En ambos casos es un mal absoluto. Para
Beauvoir las mujeres estamos oprimidas en esta sociedad patriarcal que nos condena a vivir
en la inmanencia y por lo tanto no podemos realizar nuestra transcendencia, porque la
cultura y la sociedad nos lo impiden.

PATRIARCADO:

Su análisis de la cultura patriarcal es decisivo y pertinente. Si en El Segundo Sexo ya se


mostraba que era la cultura de la sociedad patriarcal la que relega a la mujer a la categoría
de otra y produce las mediaciones para mantenerla en la opresión, Millett afirma que el
patriarcado es el sistema de dominación básico sobre el que se levantan todos los demás
sistemas de dominación, como los de raza, clase social, etc., y en consecuencia sostiene que
no puede haber verdadera liberación de las mujeres si no se destruye el patriarcado. A su
vez define el patriarcado como política sexual, es decir, la relación entre los sexos es política
por ser una relación de dominación del grupo de los varones sobre el grupo de las mujeres.
Una dominación que impregna también muchas relaciones personales. O sea, que el
patriarcado como sistema de dominación es el que aplica la categoría de alteridad sin
reciprocidad a las mujeres.

LIBERACIÓN

Las libertades cívicas siguen siendo abstractas cuando no van acompañadas de una
autonomía económica. Gracias al trabajo la mujer ha franqueado en gran parte la distancia
que la separaba del varón; únicamente el trabajo es el que puede garantizarle una libertad
concreta. Tan pronto como deja de ser un parásito, el sistema fundado sobre su
dependencia se derrumba; entre ella y el Universo ya no hay necesidad de un mediador
masculino. La mujer que se libera económicamente del hombre no se encuentra por ello en
una situación moral, social y psicológica idéntica a la del hombre. La forma en que aborda
su profesión y el modo en que se consagra a la misma dependen del contexto constituido
por la forma global de su vida. El hecho es que ni hombres ni mujeres están satisfechos hoy
unos de otros. Pero la cuestión estriba en saber si se trata de una maldición original que los
condene a desgarrarse mutuamente o si los conflictos que los oponen no expresan más que
un momento transitorio de la Historia humana. Es imposible descubrir entre el varón y la
hembra humanos una rivalidad de orden expresamente fisiológico.

CREATIVIDAD

El arte, la literatura, la filosofía, son tentativas para fundar de nuevo el mundo sobre una
libertad humana: la del creador; en primer lugar, es preciso plantearse uno mismo, sin
equívocos y como una libertad para alimentar semejante pretensión. Las restricciones que
la educación y la costumbre imponen a la mujer limitan su aprehensión del Universo;
Cuando, por fin, le sea posible a todo ser humano colocar su orgullo más allá de la
diferenciación sexual, en la difícil gloria de su libre existencia, solamente entonces podrá
confundir la mujer su historia, sus problemas, sus dudas y sus esperanzas con los de la
Humanidad; solo entonces podrá intentar descubrir en su vida y sus obras toda la realidad
y no únicamente su persona. En tanto que tenga que seguir luchando para convertirse en
un ser humano, no podrá ser una creadora.

CONCLUSIONES:

El feminismo se inicia como movimiento emancipatorio y político con la Revolución francesa


y en ese sentido El Segundo Sexo se puede encuadrar en la línea de un feminismo ilustrado.
Su soporte teórico es la filosofía existencialista, pero se encuadra en el marco más amplio
de un pensamiento ilustrado y dentro de él, en lo que tiene de más emancipatorio la
Ilustración, la idea de la igualdad natural entre todos los seres humanos. El lugar de El
Segundo Sexo en la teoría feminista es de eslabón entre la Ilustración y el feminismo radical
de los setenta, llamado la segunda ola del feminismo, y considerando la primera ola el
feminismo sufragista, porque El Segundo Sexo es un libro teórico y de reflexión, pero no de
militancia política. Podemos decir que todo el feminismo que se ha escrito después ha
tenido que tomar posición con respecto a El Segundo Sexo, bien para atacarlo como hacen
por ejemplo las feministas de la diferencia o bien para desarrollar algunos de sus aspectos.
El feminismo de Beauvoir es de raigambre clásica, un humanismo global.

El feminismo de Beauvoir es un feminismo radical, su propuesta es cambiar no solo el papel


de la mujer sino también el del hombre y conseguir una sociedad en donde ningún sexo se
oprima y ambos sean libres. Cuestionamos la idea de la mujer, y también cuestionamos la
idea del hombre, pretendemos deconstruir los dos. Los hombres son una construcción
social al igual que las mujeres y esto forma parte, no de la herencia de El Segundo Sexo de
Beauvoir, sino de la radicalización de Beauvoir después de haber escrito El Segundo Sexo.
La solución está en considerarnos por encima de todo seres humanos.
Regine Pernoud (1909-1998)

Régine Pernoud (Châteaux Chinon, 1909- París, 1998) fue una investigadora minuciosa y
una brillante escritora; se doctoró en Letras en la universidad de Aix-en-Provence y fue
conservadora en el Museo de Historia de Francia, en los Archivos Nacionales y en el Centro
Juana de Arco de Orleans. Contribuyó con sus libros a restablecer la imagen de la Edad
Media, especialmente la de sus protagonistas femeninas, en las que centró muchas de sus
obras. En esta editorial han aparecido Leonor de Aquitania (2009) y Eloísa y Abelardo
(2011).

FICHA:

La autora demuestra la falsedad de las acusaciones de ignorancia, barberie, misoginia,


intolerancia, etc. que se suelen lanzar contra la Edad Media, y pone las cosas en su sitio
apoyando sus afirmaciones con los datos que le suministra su inmensa erudición. La
importancia decisiva de la Edad Media para la construcción de lo que hoy es Europa queda
bien clara en este ensayo inteligente y ameno, que revela el esplendor intelectual, espiritual
y artístico de una época de nuestra historia que algunos desinformados todavía se empeñan
en calificar de «oscura».

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