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SOLA SCRIPTURA

La autoridad final según la iglesia romana católica la tiene el Papa, es lo que se


llama como “ex-cátedra”. Esto fue en tiempos de Martín Lutero así como hoy.
Sin embargo, la Reforma Protestante afirma la Sola Escritura, es decir, que es
nuestra norma de fe y de conducta. Esto nos lleva a considerar varias
implicaciones:
I. LA ESCRITURA ES LA REVELACIÓN DE DIOS.
a) La Revelación
La palabra “revelación” significa conocer algo que no se puede saber de otra
manera. Por ejemplo, Moisés no fue testigo de la creación del mundo, la cual
escribió en Génesis, pero fue Dios quien se lo dio a conocer.
En Teología Reformada hay dos tipos de revelación:
1) La “Revelación general”, es decir, que Dios se da a conocer por medio de
Su creación, pero es un conocimiento que es insuficiente para salvar y que
está al alcance de todos (de ahí que es “general”; léase Romanos 1:20-25).

2) La “Revelación especial”, es decir, las Sagradas Escrituras. Es especial


porque solo aquellos a quienes el Padre les ha placido revelarles su
contenido y significado pueden comprenderlo (Léase Mateo 11:25-27; 1
Corintios 2:14).
El propósito y centro de la Revelación especial es Cristo Jesús (Léase Lucas 24:26-
27, 44-47; 1 Pedro 1:10-12).
b) El cese de la revelación
Hay quienes hoy en día dicen (especialmente en círculos carismáticos) que aún
Dios revela y se basan en el texto de Efesios 1:17, en el que Pablo ora para que los
efesios tengan más revelación. Pero si tomamos en cuenta el contexto interno e
histórico, la Epístola de Pablo a los Efesios fue escrita entre el 60 y 62 d.C., para ese
entonces faltaban 16 documentos del NT que todavía no habían sido escritos: Juan,
Hechos, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos, 1 y 2 Pedro,
1, 2 y 3 Juan; Judas y Apocalipsis. Pablo tenía en mente la revelación de Dios que es
progresiva, es decir, que todavía faltaba por venir hasta el último libro del NT y de
la Biblia, el Apocalipsis (alrededor del año 92 d. C.).
Por lo tanto, no hay más revelación de las Escrituras. Hebreos 1:1-3 es claro que, si
Dios habló por medio de profetas a los padres, es decir, a los antepasados de Israel,
ahora ha hablado por medio de Su Hijo. El Apocalipsis, que es una palabra griega

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que se traduce como “Revelación”, es una profecía directa del Señor Jesucristo al
apóstol Juan (Léase Apocalipsis 1:13). Al final del libro, hay una maldición para
todo aquel que añada u omita las palabras de este libro (Léase Apocalipsis 22:18-
19). Esto implica que el Apocalipsis es el último libro de la Biblia y la última
revelación de Jesucristo para Su pueblo.
II. LA ESCRITURA ES INSPIRADA POR DIOS.
La doctrina de la “Inspiración de Dios” consiste en el proceso por el cual el Espíritu
de Dios llevó a autores humanos a escribir todo lo que la Biblia contiene. La
palabra “inspiración” la hallamos en dos textos:
2 Timoteo 3:16 – Toda Escritura es inspirada por Dios. Aquí la palabra griega es
“Theoductos”, es decir, que viene del mismo aliento de Dios, el aliento de vida
(Léase Génesis 2:7; Juan 6:63). Dios da vida a través de Su Palabra. Pero también
indica que, al provenir del mismo aliento de Dios, señala su fuente y origen.
2 Pedro 1:21 – Hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
La palabra griega aquí es “Feromenoi”, que significa: “Llevar en brazos a otro”.
Significa que el Espíritu Santo llevaba al escritor en “sus brazos” mientras escribía
la revelación de Dios.
III. EL CANON DE LAS ESCRITURAS
La palabra “canon” es una palabra griega que significa “vara o regla”. Sin embargo,
en su sentido común se usa para designar cuáles son los libros que contienen las
Sagradas Escrituras.
2 Timoteo 3:16 ya nos dice que los escritos del AT son inspirados por Dios: Desde el
libro de Génesis a Malaquías (Léase Lucas 24:44-47, libros en total). En cambio, 2
Pedro 3:15-16 nos dice que los escritos del Pablo tienen la misma autoridad y
validez que los libros del AT. Además, Juan 14:26 y 16:13, cita que el Espíritu Santo
les recordaría a los apóstoles todas las palabras y enseñanzas de Jesús y el
significado de su vida y ministerio terrenal (con esto se validan los 27 libros del NT
en total).
La Biblia es completa, suficiente y autoritativa en sí misma. Los 66 libros, escrito
por más de 40 autores, en tres continentes y en tres idiomas (hebreo, arameo y
griego koiné) está al alcance de todos.
IV. LA PRESERVACIÓN DE LAS ESCRITURAS
La doctrina de la “Preservación de las Escrituras” consiste en el hecho de que es
Dios quien preserva Su Palabra. Mientras que algunas sectas, como las de los
Mormones, enseñan que la Biblia como tal está incompleta porque el resto de
“libros inspirados” (según ellos para justificar su “Libro del mormón” y otros

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documentos) fueron quemados en tiempos de persecución del primer siglo; la
Biblia es coherente con el poder de Dios para su preservación: Lo que está escrito
es lo que Dios quiso en Su soberanía y voluntad que se diera a conocer y así fue
preservada (Léase Isaías 40:8; Mateo 5:18; 1 Juan 2:17). Ninguna institución,
poder, gobierno, secta, u hombre ha podido destruir este libro, y sigue vigente.
Por citar un ejemplo arqueológico: La copia del libro del profeta Isaías más antiguo
hasta antes de 1950, era una del año 929 d. C. Sin embargo, gracias a los
descubrimientos de Qumrán y los rollos del Mar Muerto por esa época, se encontró
una copia más antigua del libro de Isaías, que data del año 125 a.C. ¡Poco más de
mil años de diferencia! Lo asombroso es que su contenido está intacto en
comparación con la versión del año 929 d.C. Dios es fiel preservando Su Palabra.
V. LA ILUMINACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN LAS ESCRITURAS
La doctrina de la “iluminación” significa que, por medio del Espíritu Santo,
podemos comprender todo, al menos lo esencial, de las Escrituras. Así como el
Espíritu Santo llevaría a toda verdad con los apóstoles de Jesús (Léase Juan 14:26 y
16:13), el mismo apóstol juan menciona en su primera epístola que la “Unción”, el
Espíritu nos guía a toda verdad (Léase 1 Juan 2:20, 27). Mientras que el apóstol
Pablo confirma que por medio del Espíritu Santo podemos entender las cosas
espirituales en la Palabra de Dios (Léase 1 Corintios 2:9-16).
Como nota interesante: La revelación, la inspiración y la iluminación son
ministerios del Espíritu Santo. Sin embargo, el único ministerio activo es el de la
iluminación. Dicho de otro modo, La Palabra de Dios ha sido revelada, ha sido
escrita; y ahora es entendida por el Espíritu Santo.
VI. LA AUTORIDAD DE LA ESCRITURA
Como hemos dicho, la Biblia es nuestra norma de fe y de conducta. Esto quiere
decir que es nuestra autoridad. La Palabra de Dios es suficiente para salvar a los
pecadores (Léase 2 Timoteo 3:15) y es suficiente para edificar a los creyentes (Léase
2 Timoteo 3:16-17); es por medio de ella que somos santificados (Léase Juan 17:17),
es suficiente en su totalidad (Léase Salmo 19:7-10). Y La Biblia es doctrina de Jesús
puesta en práctica para la piedad (1 Timoteo 6:3-4).
CONCLUSIÓN
Para afirmar que la Biblia es nuestra autoridad, es necesario aclarar, con bases
bíblicas, por qué es nuestra autoridad. De ahí que tenemos necesidad de explicar
que la Biblia es Palabra de Dios y Revelación de Dios, que por el Espíritu Santo fue
quien inspiró y llevó a un grupo de hombres de diversos lugares y tiempos para
escribirla, que esta Palabra trasciende más allá del tiempo en Su preservación, y
que es completa y suficiente.

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