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CONVERSATORIO SOBRE EDUCACIÓN CON PATRICE VERMEREN, PATRICIA

BONZI Y HUMBERTO GIANNINI1

Red de Investigación en Filosofía Francesa


Agosto de 2011

Fernanda Uribe: ¿Qué es la Universidad?

Patrice Vermeren: En una entrevista en CNN el profesor Humberto Giannini señalaba que
una universidad que solo se dedica a la formación profesional, no es universidad tal pues la
universidad ha de producir lo común. Común, comunidad, comunidad de los iguales. ¿Qué
es esta idea de lo común, profesor?

Humberto Giannini: En muchas universidades europeas la universidad no se llama


“universidad” simplemente sino que recibe el nombre de “Universidad de los estudios”.
Esto significa mucho porque representa la universalidad de los estudios: la universidad no
puede ser únicamente profesional porque lo que ella busca es llegar a la máxima potencia
del ser humano es decir, potenciar todas las capacidades posibles del ser humano. ¿En qué
sentido son universidad ustedes? es la pregunta que entonces uno le puede hacer a las
pobres universidades existentes en nuestro país -salvo algunas- considerando que son
simplemente ofertones de profesiones y, obviamente, solo de aquellas profesiones que
rentan lo suficiente. Para mí lo más grave de todo esto es que justamente desde lo más
universal, desde el afán de abarcar todas las vocaciones humanas, se desprenden
posteriormente una serie de actividades profesionales pero yo pienso en Chile y me
pregunto: ¿De dónde vamos a sacar profesores de matemática, de química, de física, de
astronomía? ¿De dónde vamos a sacar sociólogos?
Además de promover la enucleación social, cuando las universidades pierden la función
real de identificación de la humanidad del ser humano se convierten en articuladores de una
diferenciación social tremenda. Yo creo que lo que debemos hacer es impulsar esta
pregunta, la pregunta sobre qué es una universidad, pues con eso se le quita autoridad al 70
por ciento de las otras universidades.

Patrice Vermeren: La universidad nace como una corporación de gentes que podían
asegurarse autonomía de los poderes del estado por el lazo que tenían con la iglesia y que
suponía una dependencia a la iglesia pero después de esta idea alemana las universidades
pasaron a presentar la totalidad de los saberes en la más grande independencia. Sin
embargo, en Francia por ejemplo, la realización de este proyecto fue desarrollada con
1
Este conversatorio se realiza bajo el contexto del movimiento estudiantil del año 2011-2012 durante la visita
del profesor Patrice Vermeren a Chile con la presencia de la profesora Patricia Bonzi, el profesor Humberto
Giannini y miembros de la Red de Investigación en Filosofía Francesa. Transcripción realizada por Fernanda
Uribe Gajardo, licenciada en Filosofía por la Universidad de Chile.

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tiempo porque la idea de una universidad que presentara todas las disciplinas del saber fue
muy difícil de instalar por causa de las grandes escuelas. Lo que tú dices es desde mi punto
de vista muy importante porque concuerdo con dar el nombre de universidad solamente a
universidades que presenten la pluralidad de las disciplinas. Finalmente y a modo de
ejemplo, durante mucho tiempo en Francia se reserva el nombre de universidad a las
universidades públicas pues el carácter público de la universidad es un componente esencial
de lo que debe ser una universidad.
La reducción de carreras y la sobre especialización la viví el año pasado cuando viajé a
Inglaterra porque todo el Departamento de Filosofía de la Polytechnic University había sido
excluido de la universidad a causa de su poca rentabilidad pero finalmente, con el apoyo
solidario del Departamento de Filosofía de París VIII y King’s College ellos pudieron
recuperar su espacio: el compartir de los profesores y de la enseñanza entre King’s College,
París VIII y la Polytechnic University representa un momento en que existe una
universidad más allá de la universidades. En esta interdependencia de las universidades que
trasciende a su independencia particular la comunidad puede desarrollarse no sólo sobre la
forma de lo común y de la igualdad sino también en términos de solidaridad y de pensar en
conjunto pues si bien existen políticas y reformas que buscan destruir la universidad, hay
una reacción inmediata y común que prueba que existe universidad.

Humberto Giannini: Me parece interesante cómo es posible hacer un paralelismo entre


esto y la crisis de la universidad clásica ya que en el siglo XV la universidad es
esencialmente clerical: se enseña el latín porque el latín es la lengua de Dios, se enseña
leyes porque hay que defender las tierras que están siendo repartidas entre los sacerdotes, se
enseña medicina porque es indispensable. Paralelamente, primero en Italia, en Francia,
comienzan a surgir las grandes academias que enseñan una algo que yo considero
fantástica: la lengua –pues los primeros diccionarios los hacen las academias. ¿Quién
defiende el idioma vulgar, el idioma común? Es la academia la que retoma la ciencia de la
lengua. El defecto que se produce en la universidad es el mismo que acontece en Chile
cuando ésta se profesionaliza a saber, que si no se hace una especie de revolución interna
en la universidad entonces no hay cómo defender cuestiones tan relevantes como el idioma,
como lo común, como las ciencias, en definitiva, como todas esas cosas que no le interesan
a las universidades en tanto que “bienes de consumo”, como dice el presidente Piñera.

Fernanda Uribe: ¿Cómo es que se instala entonces la universidad en un Estado


democrático? ¿Es la democracia un garante de una universidad emancipada y
emancipadora?

Patrice Vermeren: En el proyecto de la Revolución Francesa por ejemplo, está la idea de


que uno de los deberes del Estado es educar al pueblo de manera tal que todas las
capacidades del espíritu puedan desarrollarse. Asimismo, debe dar a todos la posibilidad de
ejercer su poder de soberanía popular, de participación en lo público: es el desarrollo de

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esta libertad lo que se permite en el siglo de las luces. Ahora bien, cuando hablamos de
emancipación estamos hablando de una emancipación de sí mismo por sí mismo con la
garantía del Estado republicano y es precisamente por ello que los revolucionarios de 1848
ligaron el sistema educativo a la República en tanto ella es libertad y la primera libertad es
la libertad de pensamiento.
Por otra parte, están los análisis que señalan la existencia de funciones de la universidad
como por ejemplo, el desarrollo y transmisión del saber, la enseñanza de la responsabilidad
que trae consigo el desarrollo de la conciencia ciudadana de cada uno y la entrega de una
formación profesional pero si reflexionamos más sobre las funciones atribuidas a la
universidad podremos constatar que no todas ellas pueden satisfacernos. La universidad que
no desarrolla bien la ciencia o no la transmite correctamente, que no entrega una formación
de calidad que pueda permitir conseguir un empleo como profesional, produce entes que
son la contestación del orden establecido. La estructura de la universidad, desde el
momento de su instauración, es la reforma pues ésta no se instala en un estado de excepción
sino que es parte de la normalidad de la universidad. El problema no es precisamente una
cuestión de funciones de la universidad sino que la universidad es algo más que aquellas
funciones que se le atribuyen: por sobre todas ellas, la universidad es donde una comunidad
hace ejercicio del pensamiento, donde el libre pensamiento puede experimentarse. Es la
idea de filósofos como Jacques Derrida: la universidad es la universidad sin condiciones y
naturalmente, esta universidad está siempre por venir. Ninguna práctica universitaria puede
acotarla ya que ella existe cuando nosotros, considerando nuestra igualdad de inteligencia,
nos reunimos para responder una cuestión que ninguno en específico convocó sino que está
por sobre toda toma de decisión.

Humberto Giannini: Mientras hablabas pensaba que una universidad que pone
condiciones, por sobre todo condiciones económicas, es el fundamento de todo
individualismo ya que si hay un individualismo consagrado definitivamente, es a través de
una universidad pagada y ese es un proceso se vio instalado con fuerza en Chile a pesar de
la existencia de la universidad pública –a la que muy poca gente ingresaba pero que era
gratuita. Cuando se suprime la dinámica de la universidad sin condiciones se da comienzo a
la comprensión de las profesiones como bien personal. El individualismo burdo tiene su
base, su justificación económica, en esta universidad pagada. Por el contrario, la
universidad pública era la conciencia que tenía el ciudadano de que sus profesiones eran
servicios.

Patricia Bonzi: Yo creo que entre la universidad y el estado siempre va a haber una tensión
importante ya que la universidad está siempre sometida, de alguna manera, al estado. Lo
que ocurre particularmente en Chile es que durante la reforma educacional de Frei
Montalva se modifica la educación media y cuando eso sucede, a fines de los 60,
comienzos de los 70, empiezan a ingresar generaciones mucho más numerosas a la
universidad. En ese momento no existen muchas universidades y la Universidad de Chile es

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un sistema nacional que tiene su casa matriz en Santiago, además de sus casas regionales
como la Universidad de Valparaíso y la de Valdivia, y que está en proceso de articularse
mejor pues intenta responder a la nueva estructura de educación secundaria que se está
instalando. En efecto, la Universidad de Chile absorbe el contingente de alumnado y asume
la responsabilidad pese a carecer de una estructura satisfactoria produciéndose por ello una
crisis interna que redunda en una tensión muy grande con el estado y una tensión política
interna. Entonces, cuando se produce el golpe de estado, el momento de crecimiento de la
sociedad chilena no alcanza a resolverse democráticamente y la Universidad de Chile -que
iba a crecer como universidad del estado con cuatro sedes en Santiago: la sede norte, la
sede sur, la sede oriente y la sede occidente, de las cuales nosotros pasamos a formar un
embrión como Departamento de Filosofía de la sede norte- ve cortado enseguida su
desarrollo. La Universidad de Chile no creció en sedes ni en el proceso de articulación
nacional porque se produce el golpe militar y se busca destruirla y achicarla para dar paso a
la creación de las universidades particulares. Un ejemplo de esto es que se quitan todas las
pedagogías de la Universidad de Chile, desgajando y degradando el Pedagógico,
degradando asimismo, la formación de profesores de enseñanza media, de enseñanza básica
y a la profesión al separarla del alma mater que es la universidad ya que se pierde el
carácter de comunidad pensante que poseía en ese momento la Universidad de Chile. Yo
creo que una de las virtudes de la universidad como comunidad pensante es precisamente
que la gente que forma parte de ella puede siempre volver porque un lugar de
retroalimentación pero, en este caso, toda esa dinámica se dispersó.

Patrice Vermeren: Efectivamente, lo que diferencia lo público de lo privado es que lo


público es un espacio donde podemos compartir experiencias de pensamiento sin
limitaciones. Por el contrario, la calificación de privado se va a singularizar en función de
la utilidad propia y personal.

Humberto Giannini: En primer lugar, yo pienso que lo público posee una función que se
realimenta con la vuelta permanente a la universidad pues se relaciona con una idea de
servicio que se tiene cuando se es consciente de que existe una sociedad que se encuentra
en deuda con los jóvenes. No se puede ser sociedad si no se da todas las posibilidades a la
juventud ya que a medida que se crece, es la noción de servicio la idea fundamental para
entender lo público pues éste no es un apetito individual.
Yo creo que de alguna manera, eso existía en profesiones tan denigradas durante la
dictadura como la docencia. El profesor secundario representó en Chile a partir del siglo
XX el cambio de una sociedad clasista a la aparición de una sociedad en que la clase media
empezó a tener importancia y voz pública. Yo creo que el gobierno de Pedro Aguirre Cerda
fue una maravilla en ese sentido pues tuvo la inteligencia de abrir los liceos y desde ahí
empezar a formar profesionales de clase media en un espacio donde, hasta entonces, no
habían podido estar presentes.

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Nadine Faure: A propósito de lo que se decía respecto al gobierno de Pedro Aguirre Cerda
y a este espacio de universidad del que hablamos en el que existe universidad en que
podemos reunirnos libremente, donde hay libres decisiones y libre pensamiento, ¿cabe
exigirle a la institución de un estado democrático que se haga cargo de esa universidad o
esta universidad es un espacio que nosotros abrimos fuera de la misma institución
universitaria?

Patricia Bonzi: Yo creo que las dos cosas -y es así cómo se produce una suerte de
dinámica- pues no creo que el estado pueda garantizar la comunidad de libre pensamiento
sino que basta con que le dé un hueco. Es la comunidad misma la que va a tener que estar
siempre de alguna manera rehaciendo esta dinámica porque de otro modo las exigencias
externas le ganarían terreno y se aplanaría: ¿qué intención más grande puede haber ahora
sobre la Universidad de Chile por ejemplo, que la necesidad del exitismo?
Ahora no estamos en dictadura, estamos en una democracia y por ello hay un espacio que
se abre sin embargo, es de adentro de donde tiene que re-crearse ese mismo espacio. Lo
importante es que es una comunidad y es precisamente la creación de comunidad interna la
que se tiene que proyectar hacia fuera; al estado lo mínimo que se le puede pedir es que dé
el hueco para esa creación constante.

Claudia Gutiérrez: Es como la figura de un algo adentro de otra cosa, como una
comunidad otra que regula y que tendría las capacidades en nombre de esa comunidad de
regular al estado, precisamente.

Patrice Vermeren: El papel del estado es garantizar la independencia de la universidad.


Por una parte, un estado democrático debe dar a la universidad toda su independencia y por
otra, en la universidad, el individuo ha de estar sujeto a igualdad. La universidad pública es
la que reconoce solamente sujetos universitarios sin distinguir entre ricos o pobres, mujeres
u hombres, blancos o negros, católicos o protestantes. Desde este punto de vista, la
gratuidad es una cosa muy importante porque actualmente se otorga becas a los pobres
únicamente en tanto que los pobres existen como pobres, reciben la beca en tanto que
pobres. En la universidad pública existe esta diferencia en la que no hay pobres ni ricos
sino que todos están en un espacio de igualdad.

Diego Mellado: A mí me parece que hay varios elementos que nos permiten una lectura
más latinoamericana al tema de la universidad. Ya decía el profesor Humberto Giannini
respecto a la universalidad de los estudios que la universidad no es sólo formación. El tema
de la autonomía o lo que me parece más importante que es la revolución interna de la
universidad y que sería, yo pienso, justamente el porqué la universidad siempre está en
tensión con el estado. Pienso inmediatamente en el movimiento de 1918 en América Latina,
la reforma universitaria, cuando la universidad entra en tensión con el estado justamente se
da lo que se llamaban los asaltos de la Federación de Estudiantes de Chile que fue la

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primera que se formó y que, incluso tuvo mártires como el poeta José Domingo Gómez
Rojas. Se nos habla, justamente, de una universidad que tiene tanto un rol interno como una
responsabilidad con la sociedad. José Ingenieros, por su parte, otra influencia fundamental
de este movimiento, tratando de derribar el mito de que “todo tiempo pasado fue mejor”
piensa, contrariamente, en un porvenir en que “todo tiempo futuro será mejor”. En
“Proposiciones para el porvenir de la filosofía” se señala que la universidad debe tener un
más libre empeño en la investigación de la verdad pero ¿qué querrá decir con libre empeño
en este desarrollo, en esta búsqueda de la verdad? Es algo que a mí me parece que ya está
en “Las Fuerzas Morales”, libro de José Ingenieros donde se señala que, y esto me retrotrae
a lo que hemos hablando hasta el momento, “ya desde la escuela de las primeras letras
hasta el aula de la universidad cada hombre debe aplicar su inteligencia, sus aptitudes. Nada
más estéril que el estudio forzado de lo que uno no se comprende, nada más triste que
privarse de aprender lo que se desea”. Para José Ingenieros la universidad tenía que abrir
horizontes. Esto me recuerda a que en la Conferencia “La Universidad contra las
universidades”2 del profesor Patrice Vermeren, se hizo referencia a otro libro, de 1914, de
José Ingenieros que es “La universidad del porvenir” que es anterior al movimiento de
reforma universitaria y que es un libro que en ideas, autores y movimientos puede aportar a
esta re lectura aplicada actualmente a la universidad. ¿Qué podríamos comentar entorno a
esta idea de José Ingenieros y qué aportaciones nos puede dar?

Patrice Vermeren: Una primera aproximación que yo destaco en José Ingenieros es que
la lucha por la separación de la universidad de las estructuras que hereda del momento
colonial, la lucha por cambiar los criterios de la jerarquía universitaria respecto a los saber
y los programas de la colegiatura, va más allá pues Ingenieros declara que existe una idea
de ciencia que genera una división entre quienes la poseen y quienes no, que vienen a ser
los ignorantes. Esta idea de ciencia señala una legitimidad que en definitiva responde al
poder y ampara una política económica que termina haciendo que resulte problemático
diferenciar el saber de aquellos que saben. Sin embargo, las masas pueden luchar sin saber
porqué van a luchar, es una matriz que se repite de otras maneras por ejemplo, en los
análisis de Bourdieu sobre el hecho de que la incertidumbre viene de la ausencia de saber y
de la ignorancia. Entonces, en la universidad del porvenir de Ingenieros se hace un primer
plano a la idea del valor de la ciencia y los valores que vienen de ella para a partir de ahí,
pensar una universidad fundada sobre las exigencias del pensamiento, sobre la
reivindicación de la independencia de la comunidad universitaria y que tenga como único
criterio la exigencia máxima y sin condiciones del poder del espíritu y del ejercicio del
pensamiento.

2
Véase Vermeren, P. (2011). La Universidad contra las universidades, del sitio web de la Red de
Investigación en Filosofía Francesa: http://redfilosofiafrancesa.files.wordpress.com/2011/09/las-
universidades-contra-la-universidad.pdf

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Humberto Giannini: A propósito de José Ingenieros y de toda una época, yo creo que el
pensamiento consciente, el universitario sobre todo, debe centrarse en problemas
esencialmente latinoamericanos. Por ejemplo -y a propósito de algo que a mí me indignaba
hace pocos días-, cuando nuestro presidente de la república señala que Chile debería ser un
país bilingüe que maneje el inglés y castellano desconoce que en nuestro país tenemos
grandes comunidades –como el pueblo mapuche- y tenemos lenguas que nunca nos han
preocupado. Tenemos una serie de problemas que son propios de Latinoamérica por lo que
debemos pensar la calidad de la educación - palabra muy usada- desde un territorio bastante
distinto a lo que pudiera pensarse en general. Ahora bien, calidad de la educación es
precisamente pensar nuestra lengua, pensar nuestras lenguas, pensar nuestro arte. La
calidad de la educación debe ser re pensada pero no por los ingenieros por los que viene
siendo re pensada desde hace mucho tiempo sino que ha de ser re pensada por un tipo de
gente que tome en cuenta el arte, la lengua y la historia.

Patrice Vermeren: (A Humberto Gianinni) ¿Qué piensas de este raro momento? Te lo


pregunto porque para nosotros, para un francés como yo, para personas que desde hace 25
años hacemos filosofía en condiciones precarias, se vislumbra la voluntad y la posibilidad
de un retorno a la universidad pública. Es como si estuvieras en la reencarnación de una
lucha de hace 25 años, de toda tu vida, por la existencia de la Universidad de Chile y de la
universidad pública de Chile.

Humberto Giannini: En primer lugar, fue inesperado. Ya todos habíamos tomado un paso
cansino con el discurso de “que las cosas estaban así, que no había ninguna esperanza”, las
palabras “educación pública”, “educación gratuita” sonaban raras en el ambiente e incluso
la gente se reía de uno cuando las decía porque parecía un romántico de antigua estirpe y,
de repente, se produce todo esto desde un lugar que no son los partidos políticos añejos. A
propósito de esto creo que ha sido una lección muy seria para la política en Chile por un
lado, para la política de la derecha que está en peligro pues ha expuesto la vida republicana
y. por otro lado, para la izquierda, pues ella ya no es refugio de ningún pensamiento porque
tuvo miedo de hacer las cosas a tiempo y de pronunciar la palabra “pueblo” lo que generó
que, en adelante, fuéramos bajando de nivel. Es decir, en vez de “pueblo” se decía “gente”
para hoy día hablar de “consumidor”. Yo creo que esta lección es fuerte y definitiva pero
pienso que la lección para los partidos políticos no debe ser destruirlos sino convocarlos a
que se recuperen ya que una nación democrática funciona con diálogo, funciona con
partidos políticos pero éstos deben recuperarse pues así como están no valen nada.

Nadine Faure: Partiendo, y para hacer el nexo de lo que ya hablábamos con respecto al
libre desarrollo de las ciencias y del pensamiento, urge saber cuál es el rol del filósofo en la
constitución de la universidad -en la universidad pública por supuesto- y en la sociedad.

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Patrice Vermeren: Podemos definir comúnmente la filosofía como el ejercicio del
pensamiento crítico pero así como otros, como Ranciére por ejemplo, yo pienso que la
filosofía no posee el monopolio del pensamiento crítico pues el ejercicio de éste es posible
para todos. Por consiguiente, yo no creo que exista la necesidad de construir una imagen de
los filósofos y los profesores de filosofía como una suerte de corporación que controle este
monopolio pues el ejercicio del pensamiento crítico surge cuando cada uno,
indistintamente, puede enfrentarse a textos filosóficos y emanciparse a sí mismos
intelectualmente. La función del profesor de filosofía es únicamente transmitir a cada uno
esa emancipación intelectual. Es decir, el profesor no ofrece un conocimiento a un grupo de
ignorantes sino que ayuda a cada uno a prestar atención a las demostraciones y los
conceptos porque, por lo demás, los textos filosóficos no son modelos sagrados cerrados
sobre sí mismos en el pasado sino que pueden movilizarse al presente. Para mí actualmente
la filosofía y el filosofar, el derecho a la filosofía, son cuestiones relevantes
fundamentalmente porque un lenguaje centrado en los conceptos puede permitir ejercer la
libertad de pensar y como profesores de filosofía somos responsables de compartir con los
estudiantes el ejercicio de la lectura y del pensar.

Nadine Faure: En este sentido, ¿cuál es o qué posibilidades le cabe a la filosofía de


guardar cierta relación o poder dar cuenta de la realidad? Tal vez no solo del filósofo
entendido como corporación o como gremio sino más bien, desde el filósofo ciudadano o
desde el ejercicio de este pensamiento crítico.

Patrice Vermeren: Al escuchar tu pregunta recuerdo la dimensión que Miguel Abensour


denomina utópico-crítica es decir, la idea de que la filosofía abre posibilidades y que es
preciso luchar contra la idea de que el orden de las cosas es un orden por la eternidad y que
no hay una virtud de la filosofía en sí por ejemplo, que no hay la necesidad del lazo de la
filosofía a la democracia. Sin embargo, hay diferentes maneras de hacer filosofía y existen,
por ello, pensamientos a favor de la emancipación y otros que no lo están. Por consiguiente,
resulta que también es trabajo del pensamiento, del ejercicio del pensamiento
independiente, que se diferencien los modos de filosofar para poder abrirse a la necesidad
de filosofar de otro modo.

Claudia Gutiérrez: A propósito de la emancipación y del rol del profesor, éste último tiene
una responsabilidad con los alumnos que dice relación no sólo con compartir sus saberes
sino con emancipar, con hacerlos sujetos libres. Sin embargo, en este movimiento se ha
producido una cuestión inversa pues también son los estudiantes los que han procurado la
emancipación a sus profesores. Eso se ha visto, por ejemplo, en el departamento de
filosofía pues hubo una reactivación, una re emancipación de muchos profesores. El
movimiento vino del otro lado. Lo que yo encuentro notable de este movimiento es que
demuestra que el rol del emancipador no le pertenece a nadie.

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Patrice Vermeren: Filosofar es establecer una relación de igualdad entre razones. Es decir,
que en la razón filosófica te diriges a la razón de otro en igualdad, por principio, puesto
que el espacio de la filosofía es un espacio que se produce entre razones iguales.

Javiera Canales: Yo creo que otra forma de comprender la educación tiene que ver con la
idea del estudiante como partícipe de la educación misma, de esta educación entre iguales.
Me parece muy interesante que se pueda plantear desde estos términos como una
posibilidad para hablar de la universidad de manera diferente y no como actualmente se
entiende la jerarquía de transmisión de conocimientos.

Fernanda Uribe: A partir de muchos comentarios que se hacen a raíz del movimiento y de
cómo éste en un principio se ha articulado espontáneamente desde las bases y no desde las
cúpulas representativas, ¿cuál cree que es la especificidad del movimiento chileno actual?

Patrice Vermeren: Yo no conozco todos los aspectos de este movimiento pero puedo ver
lo que pasa en las universidades, en la calle o en las plazas con los cacerolazos. Para mí es
una experiencia particular porque yo puedo hacer cursos cuando hay paro ya que la toma
general en las universidades francesas es con estudiantes y profesores y todos nos reunimos
a reflexionar sobre los modos de huelga y de resistencia frente al desarrollo de las reformas
liberales reconociendo que se lucha de distintas maneras. Hay que ofrecer diferentes modos
de hacer filosofía durante la huelga para abrir espacios filosóficos -como es el caso de esta
conversación. Este movimiento es totalmente interesante porque ofrece formas inéditas y
ello da cuenta de una capacidad de subjetivación política frente a una clase política
totalmente sorda a lo que dicen los estudiantes, los profesores y los padres lo que genera
una situación muy interesante, un momento raro. Yo estoy feliz de estar aquí más de tres
semanas con ustedes.

Javiera Canales: ¿Existe algún parecido o alguna diferencia con lo que pasó en Francia en
Mayo del 68?

Patrice Vermeren: Yo no creo que la historia pueda repetirse de la misma manera. En


Francia estábamos luchando contra viejas estructuras sociales e institucionales, contra la
separación de los poderes y los saberes, con la creencia de que los intelectuales deben estar
al servicio del pueblo y de la comunidad pero la situación en Chile es un poco diferente
porque la fuerza del movimiento francés residía en el lazo con el mundo del trabajo y
particularmente con el mundo obrero. Sin embargo, en términos generales, podemos decir
que se relacionan ya que su estructura general pretende abrir posibilidades, enfrentar la
vulneración frente a la situación económica mundial, cambiar las cosas y exigir gratuidad.
Hay homologías entre los dos movimientos. Creo que este movimiento es histórico y que
ahora no podemos analizarlo completamente pues tendrá efectos durables en la vida
universitaria y educacional de este país a largo plazo. Es imposible que continúen las cosas

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sin que nada cambie pues más allá de la confusión política del movimiento, en las cabezas
de todos está instalada la idea de luchar, de emanciparse, de conseguir un orden de
posibilidades que aborde capacidades y se inscriba en la igualdad. Yo como francés no
pretendo darles lecciones y antes bien, les agradezco esta discusión por todo lo que he
puedo aprender de ustedes.

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