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HIPNOSIS SEGUN ERICKSON que llegaron a poseer gracias a su trabajo.

El padre
Francois Paul-Cavallier GAIA Ediciones Janet, de Milton H. Erickson comienza a trabajar a los dieciséis
Febrero 2004 añ os como empleado en una granja, donde encuentra a la
que habría de convertirse en madre de Milton. Hacia esta
época, la vida en el Medio Oeste estadounidense es todavía
INTRODUCCIÓN la propia de los pioneros: los desplazamientos por la regió n
se efectú an en carretas cubiertas, y resulta normal que una
Lo que realmente llama la atenció n en la vida de Milton H.
familia parta hacia la aventura sin saber con qué se
Erickson es la adecuada utilizació n del sufrimiento. Puede
encontrará en su destino. La primera vivienda de la familia
darse por supuesto que Erickson no
de Erickson es una cabañ a con tres paredes de madera,
procuró  intencionadamente tal sufrimiento, pero sí supo
siendo la cuarta la correspondiente a la roca de la montañ a.
extraer del mismo la experiencia humana que le permitió
El piso es de tierra batida, que debe ser mantenida hú meda
situarse má s cerca de sus clientes. Milton H. Erickson nace
para evitar la adherencia del polvo de la zona. En este
con el siglo, en 1901, y muere, a la edad de setenta y
contexto de supervivencia tan conectado con la naturaleza
ocho añ os, el 27 de marzo de 1980. Siendo médico
es necesario desarrollar mucha creatividad. Milton aprende
psiquiatra, resulta importante recordar, sin embargo, que
a utilizar todos los recursos disponibles de su personalidad
es autodidacta en cuanto a psicoterapia. No son, por
para cambiar y curarse. Por primera vez a los diecisiete
cierto, los estudios de medicina ni su especialidad en
añ os, y má s tarde a los cincuenta y uno, es afectado por
psiquiatría lo que puede mostrarnos el sentido de su 
ataques de poliomielitis que le imponen largos períodos de
relació n con la enfermedad: este sentido fue adquirido por
inmovilidad, a los que hay que sumar los de rehabilitació n.
Erickson bá sicamente por la vía de la prá ctica, pero también
En el transcurso del primer ataque es- tuvo a punto de
mediante un sentido profundo de la acogida y la
morir, pudiendo describir má s tarde el modo en que tuvo
observació n. Su conocimiento del sufrimiento humano y de
que movilizar sus fuerzas vitales para superar aquella
las dificultades emocionales o de relació n en las que pueden
situació n. Las visualizaciones y los ejercicios que concibió
quedar bloqueados los pacientes no le eran ajenos en
espontá neamente con el propó sito de sobreponerse
absoluto. Sus padres eran granjeros que se habían iniciado
a aquella dolencia conformaron a uno de los padres
en la vida sin bienes propios, habiendo adquirido todo lo
fundadores de la visualizació n- simbolizació n, teoría que

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má s tarde sería de gran peso respecto a la simbolizació n y lo que se conoce como terapias estratégicas.
considerable cantidad de modelos que le siguieron. Para Pero la herencia es má s amplia aú n, ya que mucho má s que
proceder a su reeducació n motriz optó por observar pro- ceder a aportaciones teó ricas, Milton H. Erickson pone
minuciosamente los primeros movimientos de su hermana en evidencia el arte y la cualidad de la relació n terapéutica
menor —que por entonces aprendía a caminar con el fin de que hasta entonces estaba relegada a un segundo plano en
encontrar y modelar una determinada forma de andar, de la las terapias analíticas. Para el sentido acuñ ado por Milton H.
que le quedaría la secuela de una leve cojera. Es de admirar Erickson, el terapeuta es un «médico» de la personalidad.
el ingenio que desarrolló  para superar esta situació n con lo Ya no se trataría de administrar un «tratamiento» tal como
que tenía a su alcance: se trata aquí de su facultad de elegir se receta sistemá ticamente un medicamento para un
una vía simple y eficaz, como la de observar atentamente síntoma clasificado, sino que se pasa- ría a una relació n de
los movimientos de su hermana pequeñ a, siendo este hecho «curació n» aplicada a una persona para que ésta deje de
muestra de un espíritu resueltamente volcado hacia la vida «ser algo» para la enfermedad, la cual representa la
y la solució n de los problemas que en ella se plantean. Pero somatizació n de su sufrimiento. Milton H. Erickson no só lo
también era disléxico, daltó nico y sordo ante determinados da acceso a la empatía —inexistente en la situació n
sonidos; estos trastornos suelen dificultar el aprendizaje, del analizado tumbado en un divá n que no ve a su
pero él supo apoyarse en estos defectos para terapeuta—, sino que desarrolla la compasió n, lo que
transformarlos e integrarlos al servicio de su curació n. Este significa instalarse con pasió n junto a aquel que sufre. Su
conocimiento, en el sentido de «nacer con» el cliente, es el estrategia terapéutica se basa en el respeto por el cliente.
hilo conductor de la carrera de Milton H. Erickson.  También aquí las palabras poseen un sentido: respetar
proviene de respectare, que significa mirar por segunda
vez, tener perspectiva para recuperar aquello que se recibe
LA HERENCIA DE ERICKSON
en un contexto; el lenguaje verbal es utilizado como medio y
no como un fin en sí mismo. La enfermedad desempeñ a un
La trayectoria de Milton H. Erickson se halla en el origen
papel relacional; al terapeuta le corresponde cambiar su
—o al menos forma parte de ellos— de los enfoques
propio modo de acció n para obtener la mutació n que desea
llamados nuevas terapias, como la PNL
su cliente. Milton H. Erickson entiende que el inconsciente
(Programació n Neuro-Lingü ística), la visualizació n-
no es un armario en el que se amontonan todos los

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acontecimientos que deseamos inhibir, sino un lugar de
equilibrio constituido por todo lo que no es «el aquí y
ahora». 

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CAPITULO 1 aun cuando ésta se cuide de referirse a la hipnosis de la cual
proviene. La hipnosis ha existido en todas las épocas,
¿QUÉ ES LA HIPNOSIS?
evolucionando con las culturas de modo rector y
dominante; y progresivamente ha ido tomando una forma
inscrita por entero dentro de lo que se considera una
De todos los procesos de comunicació n, probablemente sea relació n normal entre dos individuos, al punto de que, a
éste el que ha permitido enunciar la mayor cantidad de veces, el hipnotizado y el hipnotizador se hallan implicados
tonterías. Su denominació n es totalmente erró nea: significa con- juntamente en el proceso sin ser totalmente
sueñ o. El sueñ o puede ser inducido bajo hipnosis, pero no conscientes del mismo. El campo en el que Milton H.
es en absoluto necesario en el estado hipnó tico. Se trata Erickson la practicaba era el de la medicina y el de la
má s bien de un estado modificado de la conciencia en el que relació n de asistencia. Y ésta es la que nosotros vamos a
ciertas funciones de la personalidad quedan marginadas o estudiar. La posició n del individuo que solicita cuidados le
en vigilia pasiva con consentimiento del sujeto. La noció n sitú a directamente en una relació n en la que entiende
de influencia de un individuo sobre otro es lo que durante al terapeuta como una persona capaz de prodigarle aquello
mucho tiempo ha intimidado y preocupado del proceso que necesita. Podemos identificar aquí un marco de
hipnó tico, quedando abierta así una puerta muy transferencia en el que el asistido se halla en situació n de
grande para el ingreso de los fantasmas todopoderosos de requerimiento respecto del terapeuta. En la relació n que los
los hipnotizadores, que podrían hacer lo que deseasen con reú ne, todo lo que provenga del terapeuta será percibido
las personas entregadas a su influencia; pero ocurriría lo por el solicitante de cuidados como un elemento que forma
propio por parte de los enfermos que podrían acudir a parte del tratamiento y que apunta a su mayor bienestar. 
procurar la curació n, a su pesar, de los males que ellos
mismos han contribuido a desarrollar. 

Podemos observar aquí una caricatura de la relació n EL PROCESO HIPNÓTICO


terapéutica médico-paciente: por un lado, un científico
Denominamos así a la diná mica que anima la relació n
todopoderoso, y, por el otro, un individuo impotente a
terapeuta-paciente en un proceso de sugestió n hipnó tica.
la espera. Todavía hoy subsisten vestigios de lo que pudo
Milton H. Erickson poseía la cualidad del terapeuta de
haberse denominado «la vieja hipnosis» en la sofrología,

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situarse en todo momento en el marco de este proceso, en para definir el estado de permeabilidad que permite que
el sentido de que se mantenía en sintonía con la relació n el inconsciente acepte una sugestió n. Las experiencias
verdadera existente entre él y su cliente. Y ponía todo el negativas de nuestro pasado influyen en la toma de
poder de sugestió n de que disponía al servicio de su decisiones que efectuamos en el presente y que
cliente. Para que el proceso hipnó tico tenga curso, basta con comprometen el futuro. Es éste un fenó meno sumamente
que se conjuguen tres ingredientes en el espacio relacional. benéfico que nos permite evitar que repitamos de continuo
Una comparació n con la ecuació n necesaria para la los mismos errores o que nos expongamos reiteradamente
existencia del fuego, ayudará a entender la interconexió n a peligros que podrían ser destructores. Ocurre a veces que
entre los diferentes pará metros del proceso hipnó tico. Para tal fenó meno obstaculiza nuestro crecimiento, instaurando
que un fuego pueda existir es indispensable que se reú nan, temores o sistemas de defensa exagerados; resulta entonces
en proporció n adecuada, un combustible, oxígeno y necesario modificar el recuerdo que tenemos de la
una temperatura suficiente. Si falta uno de estos tres experiencia para procurar apoyo en algo vivido de forma
elementos el fuego no puede encenderse o, simplemente, diferente. En rigor de verdad, no podemos cambiar los
cesa. Echar agua al fuego no tiene otra finalidad que hacer hechos que hemos vivido, pero podemos modificar su
bajar la temperatura; la nieve carbó nica aísla el combustible recuerdo y, mediante esta actuació n, el impacto que ejercen
del oxígeno, etc. En el caso que nos interesa, será sobre nuestra vida. 
indispensable conjugar el consentimiento, la fijació n y la
El consentimiento es el primer eslabó n del proceso hipnó ti
sugestió n para tener una relació n hipnó tica. Algunos de
co y hace las veces de puerta de entrada a los estados
estos pará - metros se refuerzan recíprocamente, lo que
modificados de la conciencia. El diccionario Robert lo define
amplifica de inmediato el efecto sugerente de la relació n,
como «asentimiento otorgado a un aserto». El
procurando lograr que el inconsciente acepte un nuevo
consentimiento puede ser implícito, como en el caso de un
mensaje que a partir de entonces regirá la vida del cliente.
cliente que acude a la consulta, pero puede asumir otras
El término «transe» significa un estado en el que la persona
formas o no haber sido suficientemente conferido. Cuanto
deja de controlar la realidad del entorno que le rodea. Con
mayor sea el nivel emocional, má s amplio será el
todo, nosotros lo emplearemos en el sentido exclusivo que
consentimiento. Lo mismo ocurrirá con el sufrimiento, que
tiene en el contexto hipnó tico. Deberíamos hablar má s
multiplicará la espera para ser aliviado. Cada aceptació n de
acertadamente de «estado modificado» de la conciencia

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un consentimiento da acceso a un consentimiento mayor. Es singular (yo), en la segunda (tú , usted), en tercera persona
evidente que un facultativo que trabaje en la relació n se (él). 
mostrará atento ante toda molestia en el transcurso de sus
interrogantes; y puede ocurrir asimismo que la relació n se Resulta posible elegir el empleo de las sugestiones: directas,
vea interrumpida si el cliente se siente avasallado, o si da indirectas, metafó ricas, abiertas, cerradas, específicas,
falsas informaciones para evitar encontrar aquello que le generales, paradó jicas, bloqueantes, de sujeció n. El
preocupa. Cuando el consentimiento ha sido dado, permite simbolismo de la sugestió n, su ritmo, su direcció n dará n la
avanzar en la confianza y da acceso a consentimientos má s medida del arte del operador para entrar en el marco de
importantes.  referencia del cliente. Los ingredientes del proceso
hipnó tico, consentimiento, fijació n, sugestió n,
La fijación apunta a reducir el campo de la conciencia. Cons frecuentemente se hallan reunidos, lo que produce
iste en fijar el espíritu en una ú nica percepció n; atestigua un mú ltiples ocasiones cotidianas de verse implicado en un
consentimiento (así, la invitació n a sentir que una mano es proceso hipnó tico má s o menos intenso. Las má s de las
pesada focaliza la atenció n en esta zona del cuerpo); el veces no somos conscientes de ello, y puede ocurrir que
hecho de que se perciba la pesadez supone un induzcamos la hipnosis sin saberlo. Recuérdese que al igual
consentimiento para ingresar en la relació n así ofrecida, tal que no podemos no comunicar, tampoco podemos no
como la aceptació n de programar la curació n es una in- fluir. Milton H. Erickson comprendió esto muy pronto, y
declaració n de intenciones de mejorar. Las fijaciones mejor lo convirtió en una prá ctica continua en su vida relacional.
aceptadas son internas, es decir, pertenecen al campo de la
conciencia directamente controlado por la persona.  De hecho, parece ahora evidente que todo aprendizaje se
efectú a mediante una forma de proceso hipnó tico.
La sugestión es el tercer elemento indispensable de la ecua Obsérvese en la vida de cada cual los momentos en los que
ció n que gobierna el pro- ceso hipnó tico. Consiste estos tres pará metros está n conjugados: la sala de clase, la
esencialmente en un mensaje. El contenido importa menos relació n amorosa, un oficio religioso, ver publicidad, recibir
que la forma que se le dé; ella es la que tiene incidencia en una llamada telefó nica, ver la televisió n, etc. La interacció n
la realizació n. Podemos enumerar a título de ejemplo de estos tres elementos es autor reforzante, se produce un
diferentes tipos de sugestió n: en primera persona del efecto acumulativo en cada paso por uno de los polos que

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profundiza en el estado modificado de la conciencia.
Así pues, «Instá lese confortablemente (si lo hace, se trata de De todos estos sentidos, que se entremezclan, retengamos
un consentimiento)... céntrese en su respiració n (fijació n)... la idea de «hacer surgir de», de «despertar» en el otro algo
y permítase sentir tranquilidad (sugestió n)... su cuerpo está que ya se encontraba allí. El principio mismo de la relació n
tumbado en el suelo, descansado (fijació n y sugestió n; el significa que estamos vinculados, es decir, conectados unos
hecho de percibir la sensació n consiste en consentir)».  con otros por lazos que influyen en nuestra vida má s allá
de nuestra conciencia. No decir nada es un modo de
comunicació n, ya que mucho decimos con nuestro silencio:
HIPNOSIS ES SUGESTIÓN «El silencio es elocuente», «Desconfía má s del silencio que
del ruido». Toda relació n supone una dosis má s o menos
importante de transferencia acorde al grado de implicació n
El término «sugestió n» proviene del latín suggestio, formad que nos compromete en la misma. La noció n de
o por la preposició n sub, que significa «debajo», y el sustanti transferencia no siempre resulta clara, dependiendo de que
vo gestio, derivado éste del verbo genere, que significa el término sea considerado en sentido amplio o
«llevar». Así pues, etimoló gicamente «sugestió n, sugerir» exclusivamente en el marco del tratamiento psicoanalítico.
quieren decir «acció n de llevar abajo», y de ahí procurar, Aquí, nosotros consideramos que la transferencia es lo
inspirar, sugerir. vivido anteriormente por una persona conferido en el
presente a otro individuo. Si, por ejemplo, uno se dirige a un
hombre de mayor edad que la propia, la actitud y la relació n
Otraetimología má s simbó lica tomaría como raíz sub y la su
personales estará n «cargadas» por el conjunto de las
maría a stare, uno de cuyos sentidos es «hacer emerger» y,
experiencias vividas en la propia historia con hombres
por extensió n, «mantener de pie». «Sugerir» evocaría la
mayores, comenzando por el primero que inevitablemente
idea de extraer de las profundidades, conducir hacia la luz,
se ha «conocido»: el padre. De buen grado empleamos los
inducir a incorporarse, hacer surgir, despertar algo que está
términos «inevitablemente» y «conocido», pues incluso si
latente. Es también posible imaginar que el
no se ha tenido la posibilidad de conocer al propio padre,
término proviene del verbo gestare: portar un niñ o, estar e
como algunas personas nacidas en instituciones benéficas,
mbarazada, lo que invita a «desembocar en, al término de
sí se ha concebido de él una «imagen», y, debido a su
un proceso de maduració n».

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ausencia, ocupa un sitio en la vida que condiciona todas las Durante mucho tiempo habría de persistir la creencia de
relaciones que se puedan mantener con los hombres que el hipnotizador trasladaba un fluido al sujeto situado
«mayores» que uno. Sigmund Freud define la sugestió n bajo su influencia. En 1776, a la edad de treinta y dos añ os,
como «la in- fluencia ejercida sobre un sujeto mediante Antoine Messmer defiende su tesis de doctorado en
fenó menos de transferencia» (1912). Es decir, que la medicina. Esta tesis estudia la influencia de los planetas
hipnosis depende directamente de la cualidad de la relació n sobre el cuerpo humano, queriendo demostrar que todo lo
existente entre el operador y su cliente. El lugar de la que vive y forma parte del cosmos se halla inmerso en un
hipnosis en el seno de las artes de la medicina tiene sus fluido sutil. Messmer denomina «magnetismo animal» a
defensores y sus detractores; ni unos ni otros pueden este fluido —tomado del término «magneto» (imá n) con el
impedir que el proceso hipnó tico sea inherente a toda propó sito de dejar sentadas analogías con el fenó meno
relació n humana. El verdadero proceso se sitú a en un nivel físico. Este principio es acertado: nadie duda hoy de la
má s ideoló gico y mercantil, el de la ciencia libre y influencia de los astros o de la meteorología sobre el
progresista contra la ciencia patentada y conservadora, es metabolismo humano. Pero para desarrollar sus
decir, entre una medicina que se cree ú til para los enfermos investigaciones, Messmer da curso a interacciones
y una medicina que considera que los enfermos está n relacionales cuyos efectos no analiza en su totalidad; sin
hechos para ella. UN POCO DE HISTORIA Es ya clá sico embargo, cura a personalidades y polemiza con personas
referir la historia científica de la hipnosis a Messmer, hacia importantes, y, de este modo, «carga» su reputació n de
1878. Pero en realidad la hipnosis existe desde la má s «poderes». Durante cierto tiempo efectú a
remota antigü edad, habiendo sido empleada en Egipto y en asistencias aplicando imanes; luego los considera
Grecia. En 1972 se encontró la trascripció n de una sesió n superfluos, confiando en la imposició n de las manos como
de hipnosis en una estela del reinado de Ramsés II, de la factor suficiente para transmitir su poder de curació n.
dinastía XX; hace de esto unos tres mil añ os. Desde esta Después de algunos escá ndalos, tiene que abandonar Viena,
«hipnosis primitiva», que probablemente se aproximaba a instalá ndose en París, en la plaza Vendó me, y su éxito es tal
la tarea relacional de los psicoterapeutas modernos, la que tiene que encontrar los medios para tratar a una mayor
hipnosis siguió  otros derroteros a partir de la influencia de cantidad de enfermos, pasando de la terapia individual a la
Messmer, que amalgamó el magnetismo, un fluido de grupo, e inventando la famosa cubeta magnética. Se
circulante, con el proceso relacional de la sugestió n. producen entonces fenó menos grupales con crisis

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catá rticas, crisis de histeria individual y colectiva. Cuando efecto de la sugestió n para desencadenarlo. En tal estado,
en un sitio en el que se reú nen varias personas un individuo Víctor puede no só lo visualizar los ó rganos afectados por
vive una experiencia emocional intensa, influye en todos los una dolencia, sino que comprende asimismo sus causas y
otros, que se ven arrastrados por un efecto multiplicador. puede indicar los medios que aplicar para la curació n. En
La personalidad manipuladora de Messmer no permite ese estado, Víctor tiene facultades de «clarividencia» con las
discernir si era consciente de que los efectos terapéuticos que diagnostica los males de otros enfermos. Se trata de las
que obtenía estribaban en la carga emocional que los primicias de la hipnosis inscrita en la relació n «operador-
enfermos depositaban en su persona y no en el efecto de un sujeto». El orá culo no es ya el magnetizador que utiliza su
su- puesto magnetismo. En todo caso, a partir de entonces poder, sino el magnetizado en trance. Milló n H. Erickson no
el hipnotizador es sospechoso injustamente de poseer un habría de dudar en reconocer aquí el nacimiento del
cierto poder sobre el enfermo. Este poder corresponde a la «espíritu subconsciente». En 1845, James Esdaile, cirujano
medida de lo que el enfermo consienta prestarle. «El poder inglés practicante en India, donde efectuaría má s de dos mil
está en el cliente», ha escrito C. Rogers. En 1784, el marqués intervenciones con «magnetismo», descubre y pone en
de Puységur, discípulo de Messmer, emplea la cubeta y prá ctica la anestesia. En esa época los cirujanos se lavaban
luego la reemplaza por un á rbol de cuyas ramas hace las manos má s bien después de la operació n que antes de
pender unas cuerdas: los enfermos, sentados debajo del ella. La mortalidad posoperatoria como consecuencia de
á rbol, sostienen sus extremos en sus manos, recibiendo así infecció n era de un 50 por 100. Una vez que Esdaile prá ctica
el «movimiento vital». Puységur introduce la noció n de sus intervenciones con «magnetismo», comprueba que las
relació n en su trata- miento, prescindiendo de poner en complicaciones infecciosas descienden al 5 por 100. A partir
escena la terapia tal como la entendía Messmer; en de entonces entendemos que el sistema inmunitario se
consecuencia, tiene que atender muchas menos «crisis»; halla situado bajo el gobierno del inconsciente, que ademá s
ademá s, cuando éstas se hacen presentes, señ ala que «no del tratamiento médico apropiado— moviliza las fuerzas
hay que abandonar al enfermo hasta que no haya vitales disponibles para organizar la curació n. Hacia 1820,
encontrado su estado de tranquilidad». En mayo de 1784 el abate De Faria practica un hipnotismo bastante cercano
hipnotiza a un joven campesino llamado Víctor. Al cabo de al de los sofró logos contemporá neos. Instala al sujeto
unos minutos lo ve dormirse con un sueñ o diferente del confortablemente en un asiento y le pide que cierre los ojos
sueñ o comú n: acababa de descubrir el sonambulismo y el y no piense sino en el sueñ o; al cabo de cierto tiempo,

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De Faria ordena brutalmente: «¡Duérmase!» Y los sujetos só lidos, dispuesto a retomar los trabajos de Braid. Para él ya
suficientemente permeables se sumen en un ligero no es indispensable la fijació n en un punto brillante; él
trance. Cuando esto no resulta suficiente, prá ctico la mismo está presente en la relació n con el sujeto: en lo
«fijació n» solicitando al sujeto que se concentre en su que respecta a la fijació n, anuncia sensaciones o síntomas
mano; la concentració n y la fijació n terminan por inducir que habrá n de producirse, como la pesadez en los pá rpados,
el trance. Por ú ltimo, si ambos métodos fracasan, recurre a el entumecimiento del cuerpo o el aislamiento en relació n
contactos corporales a la altura de las sienes, la base de la con el mundo exterior. Bernheim, profesor de clínica
nariz, el diafragma y los pies. Está n ya conjugados los médica en Nancy, se interesa en el trabajo de Liébault y le
principales elementos de la hipnosis, pudiendo da a conocer en el mundo médico, habla de él con un
afirmarse que el abate De Faria fue el primero en aplicar el respeto desconocido en esta profesió n en cuanto a un
proceso sugestivo de la hipnosis aun cuando hubiesen de colega de éxito: «Duerme mediante la palabra, cura a través
ser necesarios muchos añ os para describirlo y analizarlo en de la palabra, introduce en el cerebro la imagen psíquica del
toda su amplitud. James Braid, cirujano inglés, consigue en sueñ o, procura situar allí la imagen psíquica de la
1843 el trance haciendo fijar un objeto durante cierto curació n.» Bernheim funda, con Liébault, lo que má s tarde
tiempo, lo que ocasiona fatiga en los pá rpados. Y concluye se conocería como «la escuela de Nancy», desprendiéndose
en que «la fijeza sostenida de la mirada, al paralizar los ambos de las antiguas teorías del magnetismo. El proceso
centros nerviosos de los ojos y destruir el equilibrio del de sugestió n no es funció n de un cierto fluido magnético
sistema nervioso, produce el fenó meno hipnó tico». Piensa (Messmer) ni de un estado hipnó tico (Braid), ni tampoco de
en un principio que el fenó meno es esencialmente un sueñ o provocado (Liébault). Es ú nicamente funció n de la
mecá nico; luego, progresivamente, entiende que la condició n de sugestió n del sujeto, es decir, de un
concentració n en un ú nico punto al modo de un con- sentimiento que da curso a «la aptitud para
«ojo mental» sugerido corresponde má s al psiquismo que a transformar una idea en acto». El con- sentimiento puede
lo físico. Observa que los sujetos en experimentació n se ser que entre en acció n a partir de un estado de vigilia. La
vuelven capaces de ser afectados totalmente por es- cuela de Nancy actú a sobre el psiquismo para llegar al
la imaginació n. Liébault, en la década de 1850, aplica en su fenó meno físico. En 1880, con gran escá ndalo, Charcot se
prá ctica lo que ha comprendido de la hipnosis y el apropia de la hipnosis para convertirla en instrumento de
magnetismo; es un médico rural que ha efectuado estudios su carrera haciendo caso omiso de las restricciones

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deontoló gicas que serían de esperar de parte de un médico. parte del médico, restituido luego, progresivamente, al
Y selecciona a pacientes histéricos sobre los que efectú a enfermo. Esta puede ser la razó n del escarnio de que la
demostraciones pú blicas a médicos y no médicos. É l hipnosis sigue siendo objeto hoy en el á mbito del cuerpo
fue quien contribuyó al descrédito de la hipnosis en el médico. 
mundo médico francés. Sigmund Freud, con veintinueve
añ os, pasa seis meses en París en la consulta de Charcot y
queda muy impresionado por la realidad del fenó meno
hipnó tico. Es de imaginar que a partir de aquí descubriría la
noció n de inconsciente. Durante el verano de 1889, Freud
acude a Nancy para formarse má s seriamente en la
hipnosis, comentando: «Vi al anciano y conmovedor
Liébault manos a la obra entre los pobres y los niñ os de la
població n proletaria. Fui testigo de las asombrosas
experiencias de Bernheim con sus enfermos del hospital,
siendo allí donde recibí las má s fuertes impresiones
relativas a las posibilidades abiertas por los
poderosos procesos psíquicos que, con todo, permanecían
ocultos a la conciencia del hombre.» Freud abandonó la
hipnosis porque probablemente fuera mal hipnotizador,
pero sobre todo porque temía a unos fenó menos de
transferencia que no podía dominar. De esta experiencia le
quedó la convicció n de que el enfermo posee todos
los elementos de su curació n, siendo importante lograr que
se exprese libremente para ayudarle a liberar su
inconsciente. Si se sigue el encauzamiento histó rico del
proceso de sugestió n, se observará que se diseñ a
claramente una reapropiació n del poder de curació n por

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CAPITULO 2  «imá genes» sensorio motoras con el propó sito de mantener
despierta la coordinació n de sus movimientos y las
LA PRÁCTICA DE MILTON H. ERICKSON redes neuroló gicas necesarias para su curació n. En este
momento reconoce, mediante una prá ctica vivida en sí, los
Las herramientas a que Milton H. Erickson apela en su principios de la ideomotricidad descubiertos por Bernheim
prá ctica está n vinculadas por un proceso comú n: el en la generació n anterior, fraguá ndose su convicció n de que
centrado en la relació n que se establece con el cliente, y la el ejercicio del pensamiento y la prá ctica de la idea de
necesidad, para el terapeuta, de volver a ingresar por movimiento conducen a la verdadera experiencia del
entero en el marco de referencia de la persona a la que movimiento espontá neo del cuerpo. Esta idea ha sido
procura ayudar. Con este fin, Milton H. Erickson especifica retomada actualmente para la reeducació n de las personas
un cierto nú mero de pará metros retomados má s tarde por in- movilizadas —con escayola— con la denominació n de
otros teó ricos de la psicoterapia. Antes de citarlos como «movimiento anacinético». De este período de su vida,
reglas de funcionamiento terapéuticas es necesario situar el Milton H. Erickson extrae su fantá stico sentido de
marco en el cual funcionaban. El marco, por sí solo, da la la observació n, imponiéndosele esta aptitud para
direcció n de su trayectoria. Milton H. Erickson toma como emprender su reeducació n. Así mismo, la observació n de la
base su experiencia personal de la vida; considera que la naturaleza, de los animales, y el desglose en secuencias
hipnosis no es otra cosa que una herramienta de repetitivas son los que permiten que Milton H. Erickson se
aprendizaje que da paso hacia la vida a nuevos adiestre en esa herramienta incomparable que es la
comportamientos apropiados a la situació n nueva a la que observació n. Esto le facilita asimismo gran soltura en la
el sujeto se enfrenta. E integra esta noció n de aprendizaje relació n, pues puede adelantarse a las reacciones posibles
después de la gran crisis de poliomielitis que lo inmoviliza de su interlocutor con suficiente anticipació n como
en el lecho a la edad de diecisiete añ os. Para volver a para nunca ser pillado por sorpresa. 
encontrar el gusto y la motivació n de vivir, concibe
ejercicios mentales que no son simples trabajos de
imaginació n, sino ejercicios de activació n y de reactivació n
de los recuerdos sensoriales de la época en que gozaba de
buena salud. Conserva de esta manera un conjunto de

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SU ESTRATEGIA operació n necesita, por parte del inconsciente, la
reorganizació n del fichero completo. 
El sufrimiento con que se enfrente una persona construye
progresivamente sus defensas. A nadie le gusta sufrir, por lo La incapacidad de cambio no es percibida como una
que progresivamente elaboramos un «sistema de «resistencia», sino simple- mente como una dificultad del
protecció n» que nos protege y nos limita a la vez. Milton H. lugar estructurador que es el inconsciente para manejar el
Erickson «in- venta» realmente una nueva teoría y un nuevo nuevo orden de las fichas. Milton H. Erickson propone elegir
enfoque para cada individuo con el que se encuentra. El siempre el camino má s fá cil con el fin de encontrar el
objetivo procurado es siempre soslayar las resistencias mínimo de resistencia. Presentaremos a continuació n las
del cliente para que el cambio se efectú e con la mayor principales herramientas que Erickson utilizaba. Jamá s
soltura posible. La concienciació n carece de sentido para habría que plantearse aplicarlas como una receta, sino
Milton H. Erickson, contando ú nica- mente con la facultad siempre vinculadas directamente con lo que se presenta en
de aprender un nuevo funcionamiento. Aplica toda su la relació n con y para beneficio del cliente. Milton H.
estrategia a partir de esta perspectiva. Las respuestas de Erickson es un antiteó rico. No desarrolla conceptos al modo
comportamiento internas y externas de la persona siempre de otras «escuelas» de psicología y de psicoterapia; su ú nico
está n, para él, vinculadas a aprendizajes del pasado. Con el objetivo es el cliente; en éste concentra toda su atenció n y
fin de obtener un cambio duradero bastará con borrar un su energía. Muestra un gran respeto por la persona que
aprendizaje inapropiado para reemplazarlo por un nuevo acude a solicitarle ayuda, estableciendo una alianza con ella
aprendizaje adecuado. Con una creatividad extraordinaria, para, «juntos», desbaratar las resistencias del inconsciente
o simplemente observando la relació n con su cliente, y «aprender» a entrar en el trance hipnó tico que permitirá
encuentra la brecha ofrecida para deslizar una sugestió n «aprender» un nuevo comportamiento. Vemos aquí que,
que progresivamente induce el cambio deseado por el má s que de «aprender a aprender», se trata de un
propio cliente, que las má s de las veces lo ignora. Se contenido específico que el cliente debería integrar en sí,
encuentra en Milton H. Erickson una noció n de la memoria siendo má s importante el proceso de aprendizaje que los
que lleva a pensar en un fichero alfabético. Cada ficha conocimientos. Todo ocurre en medio de gran calma y
domina un comportamiento y abarca un campo de la vida con sumo respeto. Si tenemos defensas, ello se debe a que
del individuo. Es posible crear y quitar nuevas fichas; cada en un momento dado de nuestra vida nos fueron

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indispensables para sobrevivir. Así pues, ellas son la
señ al de una adaptació n apropiada a una situació n dada. El La acogida y la relación. 
hecho de que resulten obsoletas exige un reajuste a una
situació n que ha evolucionado, pero no cuestiona a Se trata del proceso má s importante de la comunicació n
la persona en su «ser».  entre individuos. Establecer la relació n es establecer con
otro un vínculo de armonía, de escucha y de comprensió n.
El proceso relacional que liga a los individuos suele ser má s
importante que el contenido de lo que se digan. La relació n
LAS HERRAMIENTAS RELACIONALES DE LA forma parte de este proceso, es su eje central. Milton H.
COMUNICACIÓN Erickson se centra en lo que ocurre entre la petició n de su
cliente y los recursos que posee y a los cuales todavía no
La voz.  tiene acceso. Comprende el lugar que le es atribuido
mediante la transferencia para resolver el problema que se
Sabemos hoy que el 93 por 100 de la comunicació n es no le presenta. Milton H. Erickson tiene la costumbre de
verbal, en el sentido de que no está ligada al contenido sino sincronizarse con la gestualizació n, el ritmo, la voz y la
en una porció n menor aunque indispensable. Puede parecer respiració n de su cliente. Es ésta una manera de entrar en el
paradó jico que se hable de la voz en el registro no verbal; marco de referencia de la persona, que así se siente
sin embargo, el tono, el ritmo forman parte en mayor grado comprendida, como si el terapeuta hablase la misma lengua
del comportamiento que del contenido anecdó tico que es que ella. Para el terapeuta esto «da acceso» a sensaciones
transmitido. Milton H. Erickson relata có mo, empá ticas con respecto a la persona que se encuentra
cuando trabajaba en el hospital psiquiá trico, había delante de él. En todo momento de la vida nos hallamos en
establecido un contacto suficiente como para iniciar la el seno de una emoció n que se traduce mediante
terapia de un hombre que manifestaba propó sitos manifestaciones fisioló gicas y de comportamiento, siendo el
incohe- rentes con una especie de jerigonza particular. cambio de ritmo respiratorio lo que resulta má s evidente. El
Comenzó por imitar su ritmo y su voz, dirigiéndose a él en hecho de ajustarse a la respiració n de un interlocutor
dicha manera hasta el día en que el enfermo le acerca a lo que él experimenta. ¡Cuidado con la apnea! 
pidió : «Doctor, ¡podría usted hablarme normalmente!» 

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La convicción. que entrañ a de parte del médico, la familia, los sanitarios y
  el enfermo, un potencial de verificació n automá tica que lo
En todos los fenó menos de sugestió n —y por consiguiente hace temible.» Milton H. Erickson comprende muy pronto
de manera especial en la hipnosis— las barreras filtrantes que las personas implicadas en una relació n se encuentran
del razonamiento consciente son puestas entre paréntesis; «en el mismo asunto», y que es necesario, para un
existe entonces una especie de porosidad entre el buen funcionamiento, que se acabe estableciendo cierta
inconsciente del cliente y el del terapeuta, y de ahí la congruencia. 
necesidad de congruencia entre los objetivos de esta
«pareja» terapéutica. Para Milton H. Erickson, el cambio La observación 
terapéutico no puede realizarse a no ser que el terapeuta
tenga la convicció n de que los recursos necesarios para la Es la manifestació n de una presencia ante el otro en la que 
resolució n del problema residen en la historia y la vida del adquiere sentido hasta el má s pequeñ o detalle. Una persona
cliente. Ante cada problema que se plantea, las soluciones se expresa con todo su ser psicosomá tico. El cuerpo visible
se encuentran en el propio interior. A partir de aquí, otros del exterior es pues, en cada instante, la manifestació n de lo
investigadores trabajaron en la ley de «realizació n que ocurre en el interior en los niveles psíquico y
automá tica de las predicciones», que afirma que cuando se emocional. Todo lo percibido tiene que encontrar un lugar
efectú a una predicció n, uno se comporta de manera para participar de esta manifestació n y convertirse en un
compatible con su realizació n. Lo que equivale a incentivo terapéutico capaz de ocasionar un beneficio al
afirmar que se filtra todo lo que podría acudir al encuentro cliente. En cuanto a la escucha, no se trata de oír una
de su realizació n. palabra que tendría como funció n terapéutica,
simplemente, ser dicha y caer en un pozo. Es necesario
La convicció n comú n en el seno de la relació n mantiene un recibir lo dicho por una persona que sufre a una persona
vínculo con el «efecto Pigmalió n» demostrado por que tiene la competencia necesaria para aportar una
Rosenthal. La expectació n positiva del profesor acerca de solució n de cambio. La palabra se inscribe en la relació n, el
las competencias de su alumno in- fluye directamente en los terapeuta la deja resonar en sí para hacerle eco. Ella es el
resultados escolares de este ú ltimo. «En el dominio médico, soporte de la relació n, ella es la que aporta las metá foras,
un pronó stico pesimista adquiere, por el desaliento las «historias» que a Milton H. Erickson le gusta emplear

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para conmover como por casualidad a sus clientes, emplear las palabras «marido» ni «terapia», sino que se dirá
relatá ndoles anécdotas referentes a otros «clientes», a algo como: «En los grupos, o sistemas de vida en conjunto,
veces quizá  totalmente imaginarias. Se trata de un estilo es importante que los recursos del conjunto del grupo se
muy diferente de lo que es posible encontrar reú nan para resolver el problema». Semejante sugestió n
habitualmente; el terapeuta permanece en el lugar que le es deja abierta la vía a otras soluciones que también pueden
atribuido por el marco de la relació n terapéutica, pero lejos ser resolutorias, sin comprometer al terapeuta a que se
de escudarse en la arrogancia y la pretensió n de aquel haga cargo del problema de manera directiva. 
«que sabe», se mantiene cerca de la humanidad de su
cliente. Y puede permitirse poner en prá ctica el humor y La implicación del paciente 
efectuar bromas que ayudan al proceso terapéutico. Estas
tres ú ltimas herramientas pueden ser agrupadas bajo una Dirigirse a una persona afirmá ndole el resultado que quiere
misma señ al de implicació n que da cuerpo a la relació n obtener la implica en la trayectoria a lograr. Cuando se nos
entre el terapeuta y su cliente.  hace una predicció n, nos comportamos de modo compatible
con la realizació n de tal predicció n. Presuponer el éxito es
Las sugestiones con fin abierto  lo opuesto de lo que hacemos cuando empleamos el verbo
«intentarlo», que induce al fracaso. «Dado que ha optado
Para Milton H. Erickson, es evidente que el mejor terapeuta usted por terminar su bachillerato en junio» su- pone
no pretende dar la sugestió n apropiada al paciente sino la mayor implicació n que: «Tiene que procurar terminar su
má s cercana, habida cuenta la comprensió n que el bachillerato en junio». Los recursos motrices residen
terapeuta pueda tener del problema de su cliente. Así pues, exclusivamente en la historia del cliente; la movilizació n de
es indispensable dejar una parte importante del poder estos recursos no puede provenir sino de él mismo. 
terapéutico a este ú ltimo, para que ajuste él mismo el
mensaje que necesita. Para ello habrá de tener oportunidad La amalgama 
de decir abstracciones má s que de ser directo y conciso, ya
que el encuentro frontal choca inmediatamente con las Enunciar dos informaciones evidentes y absolutas
resistencias. Si, por ejemplo, se quiere dar curso al siguiente amalgamadas a una informació n aleatoria tiende a
mensaje: «Su marido tiene que hacer terapia», no habrá que asociarlas como si las tres fueran absolutas o

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evidentes. «Está usted ahora en mi despacho... forma de poner las cosas en claro que da seguridad, ya que
confortablemente instalado en ese silló n... y acaba de lo que se está enunciando no puede ser puesto en duda. 
encontrar una solució n aceptable para ese problema.» La
amalgama también es denominada sugestió n contingente o Afirmaciones destinadas a reforzar la evocación en el
compuesta; las primeras proposiciones enuncian una aquí y ahora 
evidencia, y la tercera introduce una sugestió n de lo que se
espera. Es ésta, todavía, la utilizació n del «proceso» con Hemos visto, en el proceso hipnó tico, que era indispensable
respecto al «contenido». El impulso del proceso de las dos producir un consentimiento má s una fijació n má s una
primeras afirmaciones induce a la facilidad y la evidencia; sugestió n, siendo posible a veces afirmar un mensaje que
con esta actitud es con lo que trata acto seguido el tercer abarca los tres elementos indispensables para la hipnosis
mensaje.  como, por ejemplo: «Me pregunto si siente usted que está
listo para comenzar.» Pero también es posible inducir
Decir la evidencia   asociaciones y de este modo focalizar la atenció n de la
persona en un tema congruente con lo que ocurre en la
En una relació n de ayuda, ocurre que el cliente y el terapia: «Imagino lo que un padre puede pensar al
profesional navegan en con-sideraciones intelectuales que descubrir que su hijo ha resuelto el atolladero en que se
hacen perder todo sentido a dicha relació n, hallá ndose cada encontraba.» El padre entra en escena y el cliente piensa en
cual encerrado en un funcionamiento esencialmente él mientras que el terapeuta no ha planteado ninguna
intelectual y suma- mente alejado de la relació n entre pregunta sobre aquél y nada ha dicho a su respecto. Sucede
personas, que es donde se encuentra la simplemente que la atenció n ha sido desplazada, y no ha
energía reparadora. Decir la evidencia devuelve los pies a la sido necesario pedirle al cliente que fuese él quien lo
tierra y pone en comú n algo indiscutible que reunifica la hiciera. Mediante un trabajo de zapa paulatino es posible
relació n alrededor de un mismo elemento: «Todos los niñ os abarcar un terreno bastante amplio como para reunir en el
han experimentado un día el nacimiento», «cada familia presente una multitud de personajes o de ideas en una
elabora sus propias reglas para funcionar», o incluso «usted interacció n fecunda para el proceso terapéutico. 
está aquí, ahora, para buscar una solució n». Se trata de una

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Sugestiones en forma de negación  que inconscientemente siente la energía suficiente como
para poner manos a la obra.» 
La frase siguiente: «Usted no ve la tarea en forma de
elefante rosa en el techo...» obliga a concebir «la idea» de El cuestionamiento 
una tarea en el techo, luego un elefante y, por ú ltimo, el
color rosa. Así, esto focaliza al cliente en estas imá genes Plantear una pregunta cuya respuesta es evidente o importa
incluso en el caso de que se le proponga no verlas. En un poco equivale a efectuar una afirmació n. «Quizá usted se
cliente ansioso o rebelde esto elude el sistema de defensas. pregunte có mo cambiar su costumbre de...» De este modo,
El terapeuta puede utilizar la negació n por sí misma, lo que al plantear un interrogante se introduce una sugestió n en
al paciente le da la impresió n de que el caso no le concierne: tanto que no se espera ninguna respuesta; esto permite
«No sé si podrá usted imaginar el momento de su éxito... dirigir la atenció n del paciente hacia sus preocupaciones
hasta cuando alcance su objetivo... No sé si esto es internas. Es importante formular cada pregunta de
importante o si no le aporta má s que cierto sentimiento de manera que facilite el progreso del proceso terapéutico.  
confianza... No sé si...» La negació n permite que un sujeto
consienta diciendo «no».  Sugestiones que abarcan todas las posibilidades de
respuesta 
El doble vínculo consciente/inconsciente 
Cualquier respuesta será recibida como vá lida en las
En esta operació n, dos mensajes se hallan encadenados sugestiones abiertas. Será n enunciadas todas las respuestas
conjuntamente a uno de los dos niveles. La versió n má s posibles, lo que tiene por objeto restringir las iniciativas y
simple consiste en asociar dos experiencias diferentes, canalizar las respuestas del cliente en un sentido
como «encontrar placer en amañ ar un juguete» y «ver el determinado, asegurá ndose de que él no puede fracasar.
placer del niñ o que juega con ese juguete». Pero es también Esta sugestió n incluye evidentemente la posibilidad de la no
posible encadenar dos mensajes disociados entre un nivel respuesta. «Pronto su mano derecha, o quizá su mano
«social» aparente que denominaremos «consciente» y un izquierda, se va a levantar o a ponerse pesada, o a
nivel «oculto» llamado «inconsciente». «Usted puede permanecer inmó vil, pero nosotros vamos a esperar para
conscientemente tener ganas de ver la televisió n, mientras ver lo que ocurre. Quizá el pulgar sea el primer dedo en

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reaccionar, o quizá acabe usted identificando una sensació n gesto puede ser efectuado discretamente sin que el entorno
en el meñ ique; lo importante no es que su mano sea liviana lo advierta. En la vida corriente existen numerosos «signos»
o pesada, o que permanezca inmó vil, sino que usted pueda o gestos que tienen un efecto reflejo sin que
apreciar su capacidad para percibir sensaciones en su siquiera tengamos conciencia de ellos y que, de alguna
mano.» Con semejantes mensajes, el cliente está de alguna manera, hacen las veces de «signo señ al». Resulta posible
manera condenado a tener éxito.  desactivarlos para otorgarles una nueva carga refleja. 

El signo señal  Los gestos y el lenguaje corporal 

Esta herramienta se parece al anclaje en PNL; consiste en Tal como hemos visto en el caso de la voz, la comunicació n
asociar un «signo», un gesto, a un efecto que va a producirse no verbal prima sobre el contenido verbal; así pues, todos
automá ticamente. Es una sugestió n a me- nudo nuestros gestos participan de lo que decimos, sean
poshipnó tica, que tiene que realizarse en el futuro. «Su congruentes o no. Saludar a una persona con un «Me alegra
mano se levanta... cuando toque su frente, caerá usted en un verle» cruzando los brazos, crea una ruptura en la
estado profundo de tranquilidad y de relajació n...», o congruencia de la relació n. El mensaje contradictorio entre
incluso puede servir para «escanear» en el inconsciente el nivel verbal y corporal dejará una huella en el
hasta encontrar una respuesta: «Apenas su inconsciente inconsciente. Decir «sí» meneando la cabeza de izquierda a
haya encontrado una respuesta, su mano podrá moverse derecha significa, a nivel social, que se está diciendo «sí»
libremente...» Resulta posible utilizarla en la relació n mientras el inconsciente retiene un «no». Milton H.
terapéutica, siendo las má s de las veces el terapeuta quien Erickson utiliza constantemente los gestos y la pantomima
lleva a cabo el gesto desencadenante; y puede también ser para ofrecer sugestiones mediante gestos al inconsciente
dada al sujeto para que éste la use en el momento que le del sujeto en tanto su consciente se halla ocupado a nivel
convenga. Para entrenamiento de oradores, o preparació n social. 
de estudiantes en momento de exá menes y oposiciones,
proponemos asociar bajo hipnosis «calma, concentració n y
memoria» con la sensació n de contacto entre el pulgar, el
índice y el dedo corazó n de la mano no rectora. Este simple

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Encadenamiento de alternativas comparables  Inserción de opuestos 
Se trata de ajustar aspectos negativos aportados por el
He aquí una manera sutil de dar una instrucció n, causando cliente para darles un sentido positivo. Al igual que en el
la sensació n de que se puede elegir, que facilita el cambio al yudo, en el que no se pierde ninguna energía sino que toda
sujeto salvando las apariencias: «¿Quiere usted hacerlo de es recuperada, el cliente que efectú a un impulso hacia
esta manera o prefiere realizarlo de esta otra?» Lo que no se adelante se verá  arrastrado por la fuerza que él mismo ha
cuestiona en esta pregunta es el objetivo. Se presupone puesto en funcionamiento. «Cuanto má s dude de los
que «hacerlo», por representar la tarea a efectuar, será beneficios que puede extraer de esta tarea, má s
efectivo aunque el nivel consciente sea invitado a elegir significativos y personales será n sus conocimientos cuando
entre dos maneras posibles de ejecutar la acció n. Los niñ os los descubra.» Detrá s de este proceso se perfila una
son sensibles a esta forma: «¿Prefieres ponerte el pijama y verdadera filosofía de la vida, en la que el error es
ordenar tu cuarto o poner en orden tu cuarto y prepararte considerado como un medio de crecer y aprender. Todo
para acostarte después?»  sufrimiento es funcional si la persona lo integra en una
diná mica de crecimiento. 
Sembrar ideas 
Los vínculos ilógicos 
Tal como los esnobs practican el name dropping, es decir,
salpican sus conversaciones con nombres de personajes El salto de un tema a otro yuxtapone dos informaciones que
célebres dejando que se cierna la idea de que esas no pueden seguirse de modo ló gico, creando cierta
celebridades les son familiares, el terapeuta puede confusió n. La idea consiste en proponer la elecció n entre un
entreverar en su conversació n inducciones que se asocian objetivo y la reformulació n del mismo objetivo. En realidad,
unas con otras y progresivamente, formando un conjunto se está  proponiendo una elecció n que no es tal, porque se
que, por asociació n o metá fora, adquiera un sentido muy da a elegir entre dos cosas idénticas: «¿Desea usted
exacto.  experimentar el trance hipnó tico, o simplemente modificar
su estado de conciencia para sentirse má s concentrado en
su espacio interior?» 

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La negación  excepció n de que no quiere ni oír hablar de psiquiatras
ni de hipnosis y que es de profesió n horticultor. Milton H.
Cuando una persona se resiste, suele ser má s eficaz Erickson se fija como objetivo relajarle con el fin de reducir
sumarse a su posició n que luchar contra ella: «No está usted el dolor en trance hipnó tico; y asocia a esto una preparació n
obligado a moverse, o a mantener los ojos para la muerte tal como la practicamos, como una actitud de
abiertos...» Milton H. Erickson utiliza con gran destreza la acompañ amiento al término de una vida. Este enfoque lo
energía del rebelde o del pasivo, no incitá ndole a hacer realiza en base a la metá fora de un tomate, que a partir de la
cosas sino reafirmá ndole en su comportamiento. Aquí semilla hasta la planta adulta ofrece su fruto, cumpliendo
se puede llegar incluso a prescribir «má s de lo mismo», lo así su misió n vegetal y terminando su vida con la
cual provoca al rebelde, a quien se le agradece su gratificació n del justo camino recorrido. 
resistencia y que, en consecuencia, se ve privado de
su rebelió n.  La simbolización 

La metáfora  El símbolo es la imagen de un concepto. Al decir imagen


somos conscientes de que esta palabra es impropia, ya que
Permite ésta pasar de lo concreto a lo abstracto, y a la puede abarcar «sensaciones sensoriales» ademá s de
inversa; es la herramienta predilecta de Milton H. Erickson, visuales, como las «imá genes» auditivas, kinestésicas,
que constantemente desplaza el contenido de olfativas o gustativas. Los símbolos forman parte del
la conversació n hablando de otro tema animado por un lenguaje del inconsciente: crear un símbolo en relació n con
proceso similar. La metá fora ofrece la posibilidad de hablar el problema a resolver abre una puerta directa al
de una cosa describiendo otra, es decir, manteniendo lo inconsciente. Resulta entonces posible intervenir
esencial del proceso revistiéndolo a su vez con un directamente sobre el símbolo para modificar los elementos
contenido superficial que le es secundario. La historia del inconscientes que él representa, má s que afrontar
viejo Joe es un ejemplo conmovedor de la eficacia de la directamente el problema a resolver. Una persona
metá fora. Llaman a Milton H. Erickson para aliviar al viejo enfrentada a la dificultad de entrar en relació n con otros
Joe, afectado por un cá ncer en fase terminal e inmune a los dice: «Un muro me separa de aquellos con los que querría
analgésicos de la época. No sabe casi nada de Joe, a encontrarme.» «Vea ese muro, y eventualmente dibú jelo...;

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luego, encuentre un medio que se adecue a usted para ver lo
que ocurre al otro lado..., piense qué necesitaría
para franquearlo... escalera, puerta, á rbol, cuerda, etc. Y
cuando haya encontrado el accesorio que necesita, dibú jelo
sobre su dibujo original» *. La simbolizació n ha sido
retomada como técnica específica por, entre otros,
terapeutas como Marge Reddington y C. y S. Simonton para
el tratamiento de enfermedades psicosomá ticas.  

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CAPITULO 3 otros empalmarían sus ideas con una de esas palabras,
EL USO DEL INCONSCIENTE POR PARTE DE MILTON H. como la ú ltima, «familia»: ajuar, raza, prole, sangre, tronco,
ERICKSON descendencia, etc. Siempre en relació n con las mismas
palabras, las asociaciones pueden desencadenar
arborescencias en los niveles de las emociones o de las
personas vinculadas a esa memoria fantá stica que es el
La concepció n ericksoniana del inconsciente es inconsciente.
sensiblemente diferente a la de Freud.
Milton H. Erickson considera que es posible dirigirse tanto -
A todas luces, es absurdo separar las nociones de inconsciente  como  a  lo  consciente  del  sujeto  que  acaba
consciente e inconsciente.  de  consultarle:  a  una asistenta le habla de esta parte
oculta como de un supermercado, a un maestro se la
Cada una de estas entidades influye en un continuum una so describe como una cantera de aprendizaje, a un terapeuta le
bre otra, abasteciendo lo consciente al inconsciente, presenta este depó sito de recuerdos emergiendo a lo
permanentemente, de informaciones perceptivas sobre la consciente. No cabe duda de que para Mil- ton H. Erickson el
experiencia de la vida en su desarrollo.  inconsciente es el interlocutor privilegiado en el que el
cliente encuentra todos los recursos que puede necesitar
El inconsciente archiva y almacena las informaciones para resolver el problema al que se enfrenta; las soluciones
clasificá ndolas por modelos y asociaciones, tal como se está n aquí, en el inconsciente, ocultas por
agruparían datos por familias. Las familias de que se trata aprendizajes conscientes que las mantienen fuera de
no son idénticas para todos los individuos, sino ú nicas para alcance. Bastará , pues, con cruzar la frontera entre lo
cada uno de ellos. Tomemos la palabra «casa», que puede consciente y el inconsciente para acceder a ellas. De hecho,
constituir un título de capítulo en el banco de datos que es el inconsciente freudiano no es muy diferente de aquel de
el inconsciente. Habría quienes la asocien con el que habla Milton H. Erickson, pero sí lo es la manera de
aspecto arquitectó nico de la construcció n: puerta, ventana, utilizarlo. La imagen que de él se da en la hipnosis
escalera, techo, etc., o incluso con los sinó nimos referidos a ericksoniana es resueltamente positiva, no se trata de pasos
su propia casa, taller, establecimiento, edificio, familia; que dar hacia un acto en un sentido perjudicial; por el

23
contrario, el inconsciente protege a la persona, siempre (fijació n, consentimiento y sugestió n). El sueñ o dormido o
elige la mejor solució n posible para el sujeto habida cuenta despierto da acceso a este estado, al igual que el trance
su estadio de desarrollo, sin que esto le resulte siempre ligero durante el cual el sujeto puede intercambiar palabras
comprensible. Existe una relació n de vaivén, semejante a la con su terapeuta.  Los enfoques indirectos y los componentes
de los vasos comunicantes, entre ambas partes de nuestro del trance  Puede haber un efecto redundante al describir
ser. Si bien podemos ir en busca de elementos inconscientes los enfoques indirectos que utilizaba Milton H. Erickson
haciendo que se muestren a la conciencia, podemos porque solemos hallarnos en una diná mica consistente en
también depositar mensajes en forma de símbolos en eludir las resistencias. Algunos enfoques directos producen
nuestro inconsciente y dejarlos «en infusió n», como una el mismo efecto, pero Milton H. Erickson siente placer en
bolsa de té en una tetera. afinar su arte, y, cual un maestro del billar, apunta a la
banda con aparente desenvoltura y da en el blanco
Para Milton H. Erickson no es necesaria la toma de sobre puntos de impacto situados en direcciones opuestas,
conciencia del material inconsciente; es suficiente el camino obteniendo un efecto de sor- presa que participa en la
progresivo de la sugestió n para que el inconsciente elabore inducció n terapéutica. En la reseñ a histó rica de la hipnosis
y reorganice los datos que posee, posibilitá ndose así el pudimos constatar que, en el transcurso de los añ os, esta
cambio. Mil- ton H. Erickson se desplaza por el inconsciente trayectoria evolucionaba progresando desde una prá ctica
como si las nociones de espacio y tiempo ya no existieran, lo má gica —en la que el sujeto era total-mente desposeído de
que permite provocar, cuando ello es necesario, amnesias, su libre albedrío experimentando un fluido exterior—
regresiones en edad o distorsiones del tiempo, toda vez que hacia una forma de hipercomunicació n relacional en la que
estos fenó menos son considerados aprendizajes normales el terapeuta no hace sino permitirle al cliente asociar sus
empleados con el exclusivo propó sito de hacer progresar el propios recursos. La descripció n que hemos dado del
estado del cliente. El inconsciente presente es accesible en proceso hipnó tico al inicio de este libro es la apropiada,
todo momento desde que la permeabilidad de la frontera pero resulta demasiado global para definir la sutileza del
resulta posible debido a la modificació n del estado de dictamen ericksoniano. Todo ocurre en el proceso cuando el
conciencia en medio del trance. Para lograrlo, nadie contenido sirve casi de distracció n. No se trata de
necesita trances espectaculares o sonambulismo. Se alcanza «atiborrar» de sugestió n la cabeza del cliente, sino de que
este umbral cada vez que se reú nen los tres pará metros «aprenda a aprender» aquello que necesita para funcionar

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de manera apropiada. El hecho mismo de aprender a entrar extendido delante de sí; una simple pregunta puede captar
en trance hipnó tico y de poder hacerlo cada vez que sea la atenció n del sujeto. Una evocació n que exija una ligera
necesario constituye un aprendizaje terapéutico. La concentració n: «Había flores en un jarró n sobre la mesa;
diná mica del trance es el encadenamiento de etapas sienta ese perfume a flores.» Una invitació n a estar en
mentales. Nosotros lo denominamos «movimiento mental»; contacto con lo que ocurre en el aquí y ahora: «Está
está formado por un conjunto de pará metros que es posible bien, siga sintiendo como lo hace ahora..., sí, continú e... Está
encontrar segú n la profundidad que el sujeto llegue a bien eso de sentir así...» A Milton H. Erickson le gustaba
alcanzar. Para obtener un estado modificado de conciencia contar historias; al comenzar su narració n inducía
suficientemente profundo y establecer la permeabilidad la fijació n, y luego encadenaba al mismo nivel las etapas
entre lo consciente y el subconsciente habrá que reunir las siguientes. En cuanto queda desconectada la conciencia en
etapas de este movimiento mental en un determinado el estado de vigilia resulta posible pasar a la
espacio-tiempo. Esquemá ticamente, ya hemos ofrecido tres: etapa siguiente. 
fijació n, consentimiento, sugestió n. El trabajo de Milton H.
Erickson nos ofrece ahora la posibilidad de acendrar Desconectar el razonamiento lógico para entrar en un m
cinco: —    undo imaginario en el que todo es posible, y sobre todo
aceptar que el otro se hace cargo de la progresió n
La fijació n de la atenció n. —    del pensamiento, es un verdadero alejamiento de la
Desconectar el razonamiento ló gico. —    voluntad. 
La iniciació n de una bú squeda inconsciente. —   
La emergencia inconsciente. —    La iniciación de una búsqueda inconsciente consiste en i
La respuesta hipnó tica.   nvitar al sujeto a inven- tariar los recursos existentes en el
banco de datos de su inconsciente; se trata de un momento
La fijación de la atenció n es una ú nica percepció n o idea tie importante, durante el cual el sujeto es particularmente
ne por objetivo reducir el campo  de conciencia y, como sensible a las evocaciones y a las asociaciones que le son
ocurre en el campo de la fotografía, focalizar la energía propuestas. Una vez dada la sugestió n, el inconsciente va
mental en un punto. Pero aquí no se trata ya de mirar un realmente a «escanear» el conjunto de informaciones que
punto brillante e intermitente, ni de mantener el brazo posee para asociar la nueva informació n recibida. Se trata

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de una verdadera reestructuració n del material archivado ALGUNOS MEDIOS ERICKSONIANOS DE DESCONECTAR LA
para darle un sentido nuevo. Podríamos hablar de una CONCIENCIA
bú squeda de sentido. Milton H. Erickson tenía costumbre de
 
dirigirse directamente al inconsciente de sus clientes como
El objetivo es crear una ruptura de la vigilancia ante la
si se tratase de una entidad separada de la persona. 
realidad exterior para devolver al sujeto hacia una
bú squeda interior que lo va a sustentar y volver má s
La emergencia inconsciente se manifiesta mediante la aso
pro- fundo. La confusión es probablemente el medio má s co
ciació n con un recurso pasado que le estaba velado al
mú n: el terapeuta hace o dice algo inhabitual o no
sujeto. No se trata de una visió n de la causa del trastorno,
congruente, lo que desconcierta al cliente y permite una
sino de una respuesta o solució n para salir de la dificultad
reorientació n de la diná mica relacional. Pueden aplicarse
actual. A partir de aquí se plantea una reorganizació n del
aquí juegos de palabras imprevisibles, portadores de
marco de referencia del sujeto. Cuando Milton H. Erickson
mú ltiples mensajes. 
afirma que es necesario «creer al cliente», supone que todo
lo que emerge del inconsciente del sujeto tiene sentido en
La interrupción pura y simple de la palabra del cliente o de
su vida, y que resulta absolutamente necesario tomarlo en
l terapeuta en un momento no previsible: la sorpresa crea
cuenta, incluso si esto pareciese totalmente extravagante.  
una ruptura del curso del pensamiento para tomar en
cuenta el elemento nuevo que se presenta. 

La evocación es una maniobra de reactivació n de lo vivido 
por el cliente, puesto que no se puede evocar sino lo que
existe ya en el sujeto. Permite situar el presente en paralelo
con imá genes del pasado, lo que ofrece la posibilidad de
reorientarlas, o, por asociació n, cambiarles el sentido. 

La sugestión directa presenta el inconveniente de entrar e
n el marco de referencia del cliente de manera rígida, lo que

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amenaza con provocar reacciones hostiles y resistencias. de su cliente, importá ndole má s si es reacio al proceso
Milton H. Erickson la utiliza específicamente una vez que hipnó tico. Cuanta má s apertura y permisividad aporte,
entiende el marco de referencia de su sujeto. Pero este tipo menos resistencia opondrá el sujeto. En este sentido
de sugestió n muestra tendencia a reforzar la pasividad del puede comentar algo como: «Me pregunto, al verle sentado
cliente ante el terapeuta «todopoderoso», contribuyendo en ese silló n, si puede usted transportarse a un lugar real o
a desarrollar la creencia de que el hipnotizador le dice al imaginario. Allí quizá se viese sorprendido, o encontraría la
paciente lo que tiene que hacer, cuando la hipnoterapía sensació n agradable de sus pá rpados que se cierran como
tiene como objetivo explorar los recursos del cliente y cuando se hunde en un profundo sueñ o.» Poco importa que
facilitarle la aplicació n de cambios a partir de lo que le el sujeto elija un lugar junto al mar, en la montañ a o en
pertenece, si esfuerzos conscientes.  el campo, que se sienta sorprendido o que encuentre
agradable la sensació n; el terapeuta puede advertir si entra
La sugestión indirecta es utilizada casi sistemá ticamente p en trance para proponerle otras sugestiones. El empleo de
or Milton H. Erickson; se parece a la evocació n, pero otorga la agitació n y de gestos repetitivos puede también ser
má s posibilidades de interpretació n al sujeto, que puede aprovechado como puerta de entrada para focalizar la
acudir a extraer de su subconsciente lo que tenga sentido en atenció n en este comportamiento.
el momento oportuno. Una sugestió n de modo directo sería:
«Usted escucha el canto de las aves», y otra de modo Rossi cita una situació n por la que pasó Milton H. Erickson:
indirecto: «Permítase escuchar los sonidos de este lugar.»  un cliente muy agitado acude a verle a su consulta; va y
viene constantemente por el despacho, de un extremo a
Apertura y permisividad completan el arsenal que permit otro, explicando que no soportaría sentarse para hablar de
e evitar las resistencias. Milton H. Erickson asocia a menudo sus dificultades. Especifica que los otros psiquiatras que
evocació n, sugestiones indirectas y permisividad. Suele había consultado renunciaron a tratarle, considerá ndole
incluso jugar con la complejidad, asociando en una misma poco cooperativo. Milton H. Erickson le interrumpe: «¿Está
frase modos diversos y a veces contradictorios. usted dispuesto a cooperar conmigo en tanto vaya y venga
por el despacho, tal como lo está  haciendo ahora?» Todo
En realidad, el terapeuta no tiene suma necesidad de puede ser tomado como pretexto para una inducció n; a una
conocer los detalles del contenido de las imá genes mentales persona que es hostil a la relajació n y se pone tiesa llorando

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en el consultorio del dentista, Milton H. Erickson le dice: PRINCIPIOS DE TRATAMIENTO SEGÚN MILTON H.
«No ha conseguido usted entrar en trance. Estaba tieso de ERICKSON
miedo, y lloraba. Habría bastado con ponerse tieso sin
llorar...» 
Los principios de tratamiento de Milton H. Erickson
Luego, Milton H. Erickson encadena: «Tiene ante todo que
agrupan la conceptualizació n de su prá ctica. Cada uno de
ponerse tieso. Es lo primero que debe hacer, y há galo
ellos merece ser examinado por separado para diferenciar
ahora...» Habiéndose obtenido la fijació n, no queda sino
aspectos que a veces está n amalgamados. Milton H.
proseguirla. Cada vez que una persona manifiesta una
Erickson nunca dudó  en apoyarse en descubrimientos
necesidad o una exigencia, es posible orientar la respuesta
efectuados en su alrededor ni en adaptarlos a
hacia una inducció n para arrastrarla al pro- ceso hipnó tico.
las necesidades específicas de su prá ctica terapéutica. 
El silencio forma parte de las cosas má s difíciles de manejar
por parte de un terapeuta. ¿Qué hacer ante un paciente
1. Los individuos funcionan a partir de sus mapas internos y
mudo que permanece total- mente silencioso? Milton H.
no a partir de su experiencia sensorial. Este aserto está
Erickson no se dirige directamente a él, sino a su
tomado directamente de Korzybski, el diseñ ador de la
in- consciente, que no puede dejar de estar allí: «Mientras
semá ntica general. Cada individuo percibe el mundo a
usted permanece silencioso ahí, delante de mí, yo me dirijo
partir de un marco de referencia, elaborado a través de las
a su inconsciente, que sí me escucha y puede con- testar. Su
experiencias de su historia. Esto es tanto como decir que la
inconsciente comienza a pensar y a encontrar soluciones,
capacidad de visió n es a veces muy estrecha. Milton H.
empieza a trabajar en secreto sin que su consciente lo
Erickson nos invita a identificar a partir de qué marco
sepa... Todo el tiempo que usted pasa aquí, mientras su
funciona el cliente. Y constata que solemos mostrar
consciente se mantiene en silencio, es utilizado por su
tendencia a traducir el lenguaje del otro a nuestro propio
espíritu inconsciente para aprender a entrar en un estado
lenguaje, como si el terapeuta le exigiese al cliente que
de tranquilidad má s profundo...»  
emplease su mapa del mundo (el del terapeuta) en lugar de
funcionar a partir del correspondiente al cliente. Cada uno
de nosotros entra en la habitació n, en donde nos

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encontramos con percepciones internas que nos son se resiste, ocurre que no sabe có mo actuar de otro modo, y
propias, independientes del contexto que nos reú ne. que lo que opone es algo que conoce por oposició n a algo
que ignora. 
Las bromas dan buen ejemplo de ello: ante un mismo chiste
algunos se muestran prestos a, literalmente, morir de risa, 3. Las explicaciones, las teorías o las metáforas empleadas
mientras que otros esbozará n una sonrisa de para describir hechos que atañen a una persona no son la
circunstancias, y otros má s considerará n la broma de un persona. También aquí encontramos la influencia de
gusto dudoso o francamente fuera de lugar en funció n de Korzybski a través de la noció n de que «el mapa no es el
sus vivencias personales. Se trata de una invitació n a labrar territorio». La nosología y las etiquetas de diagnó stico que
una prá ctica a medida para ofrecer intervenciones que utilizamos para reconocernos en conceptos con frecuencia
habrá n de ensanchar el mapa del cliente. Sin esta abstractos definen comportamientos y no a personas. Si
precaució n, intervenciones terapéuticas ingeniosas corren olvidamos esto encerramos al cliente en
el riesgo de ser rechazadas por el cliente y acabar su comportamiento y ya no podemos entender a la persona
perdiéndose.  que es. Es grande la tentació n de sintetizar una larga
historia terapéutica para hacerla en- trar en un esquema
2. Los individuos efectúan en todo momento la mejor elección conceptual que, acto seguido, nos permitiría aplicar
posible en función del contexto. El instinto de supervivencia estrategias «teó ricas» acordes con lo que hemos aprendido
nos incita a tomar la mejor decisió n posible en funció n de en los bancos de la universidad. En este caso nos
nuestro estadio de desarrollo y de la lectura que efectuamos preocuparíamos má s por la enfermedad que por el cliente.
del contexto que nos rodea. De nada sirve censurar Con mayor sutileza, podríamos vernos llevados a elaborar
comportamientos inapropiados o perjudiciales cuando ellos una explicació n del síntoma y adscribírsela al cliente. La
son, las má s de las veces, la ú nica respuesta disponible para explicació n no es la persona; la explicació n impulsa a
la persona en el momento de su elecció n. Milton H. Erickson menudo al cliente a centrarse en có mo se halla arrinconado
invita a enseñ arle al cliente los mecanismos asociativos en su problema má s que en considerar có mo salir de él. Es
apropiados con el fin de que pueda efectuar una elecció n má s acertado utilizar la memoria para impulsar recursos
entre un nú mero mayor de opciones. Ocurre aquí lo mismo má s que explicaciones. 
que lo denominado comú nmente «resistencias»; si el cliente

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4. Respétense todos los mensajes provenientes del cliente especie de alienació n y de denegació n del principio 2, segú n
(créase al cliente). Se trata de todos los mensajes lanzados el cual una persona elige siempre la mejor solució n posible
simultá neamente por el cliente en su comunicació n verbal y habida cuenta su evolució n. Nos encontramos a veces con
no verbal. Existen diversos niveles de comunicació n en clientes que nos solicitan que se les erradiquen
el nivel social, al igual que en los icebergs, en los que una determinados componentes de su personalidad que les
pequeñ a parte es visible aunque la parte sumergida sea plantean problemas. Esta expectativa no só lo es totalmente
considerablemente má s importante. Hay siempre un ilusa, sino que corresponde a la proyecció n de un poder que
mensaje a nivel psicoló gico ademá s del mensaje a nivel atribuyen al terapeuta en detrimento de su propio poder
social. Esto exige estar situado en la misma longitud de para modificar el curso de su existencia. Convencidos de
onda que el cliente, para poder observar hasta los que siempre hace- mos la mejor elecció n posible, es con
elementos má s sutiles que surjan en la comunicació n; se mucho preferible dedicar energías a enseñ ar al cliente a
tratará  a menudo de modificaciones de la tensió n muscular, encontrar nuevas posibilidades entre las cuales elegir, y,
de la coloració n de la piel, del tono de la voz, de los gestos o sobre todo, asociar a partir de sus experiencias pasadas
de posturas inconscientes, o incluso de modificaciones para elegir los recursos disponibles que allí residen.  
respiratorias. La mayoría de los mensajes no verbales está n
cargados de informaciones indecibles con claridad por 6. Los recursos que el cliente necesita radican en su historia
parte del emisor; así pues, es importante aportar aquí un personal. Al igual que en el caso de la pieza necesaria para ir
gran respeto y ofrecer respuestas metafó ricas que completando un rompecabezas, lo que puede encontrar el
preserven la parte molesta del mensaje.  lugar acertado está siempre en relació n con los elementos
constitutivos que se han venido preparando en la historia
5. Enseñe la elección; jamás intente suprimir la elección. El de la persona. Milton H. Erickson repetía incansablemente a
hecho de considerar al cliente como persona competente sus clientes y a sus discípulos: «Vuestro inconsciente es un
para sí misma, y probablemente la ú nica realmente enorme depó sito que contiene los aprendizajes,
competente para modificar el curso de su vida, prohíbe los recuerdos y los recursos que necesitá is.» Este principio
colocar a la persona ante una situació n que implique nada recuerda inevitablemente la experiencia que Milton H.
má s que una ú nica salida. La fó rmula «No hay má s que una Erickson tuvo al volver a aprender a incorporarse y a
solució n...» reduce al cliente a la impotencia total, es una caminar después de su poliomielitis, con- templando có mo

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aprendía a andar su hermana menor. El aprendizaje rural 8. La persona que posee la mayor flexibilidad será la que
de Mil- ton H. Erickson también desarrolló en él la noció n controle el sistema. Pensamos a menudo, sin razó n, que
de valor positivo del error. De todo mal es posible extraer aquel que detenta má s poder es quien ejerce má s control o
un bien. Con este propó sito, utilizaba el ajuste rige con mayor fuerza. En las artes marciales, por ejemplo el
para positivar lo que podía aparecer como un defecto, yudo, comprobamos que quien es capaz de emplear mejor
convirtiéndolo en una cualidad eficaz.  la energía de su adversario es quien se lleva la palma.
Milton H. Erickson preconiza que se entre totalmente en
7. Encuentre a los clientes en su modelo de mundo. Este el marco de referencia del cliente, que se valore su diná mica
punto es consecuencia ló gica del punto 1. Una vez que se ha del momento con el fin de establecer una relació n que
comprendido que cada individuo tiene una representació n ofrezca el mínimo de resistencia. A partir de aquí es posible,
diferente del mundo, no só lo es indispensable no solicitarle respetando sus valores, sugerirle aprendizajes que influirá n
que se adapte a nuestra visió n del mismo, sino que en el curso de su vida. En terapia sistémica sabemos
resulta necesario incorporarse a la suya. En un primer asimismo que el miembro que tenga má s flexibilidad de
momento, la relació n empalica per- mite validar comportamiento es aquel que controlará el conjunto del
sistemá ticamente todo lo que el cliente aporta como sistema, in- cluso si esto significa estar enfermo al punto de
informació n ademá s de ir a su encuentro en lo que vive: su poner su propia vida en peligro. Ejerciendo gran
confusió n, su sufrimiento, etc. Milton H. Erickson cita un flexibilidad, el terapeuta puede dar con un gran nú mero de
ejemplo de encuentro en un hospital psiquiá trico en el clientes entre los que cada cual posea una imagen del
que aprendió la jerigonza de un paciente para entrar mundo que sea ú nica. La flexibilidad otorga también gran
suficientemente en relació n con él como para comenzar la apertura para considerar opciones creativas de cambio.  
terapia. Este comportamiento no es en rigor
verdaderamente nuevo. Se halla en la Biblia: «Alegraos con 9. Una persona no puede no dar respuesta. Esto remite a la
los que se alegran; llorad con los que lloran. Tened un constatació n de Paul Watzlawick: «No se puede no
mismo sentir los unos para con los otros» (Romanos 12, 15- comunicar.» El cliente, aunque sea mudo, bombardea a su
16).  terapeuta con informaciones; en primer lugar mediante su
silencio, porque al no decir nada se está diciendo algo.
Sin contar con todo el lenguaje no verbal expresado por el

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cuerpo; el terapeuta tiene que poder guiarse a partir de esta cuando, manifiestas señ ales de interés a otra en el
fuente inagotable de informaciones.  transcurso de un paseo campestre. Una granja aislada está
cerca de ellos: «¿Te gustan las granjas?», dice él (mensaje
10. Si resulta demasiado duro, redúzcase el esfuerzo. La social que oculta un mensaje psicoló gico). «¡Oh, sí!»,
broma infantil «¿Có mo se come un elefante?» ilustra contesta su acompañ ante excitada por la propuesta
adecuadamente este principio ericksoniano. La respuesta subentendida que no se refiere por cierto a un estudio de
—no siempre hallada— es: «bocado a bocado». Todas las la arquitectura de las granjas. De hecho, en una relació n se
tareas má s importantes de la humanidad se han realizado entablan simultá neamente varios niveles de comunicació n.
mediante la fragmentació n del esfuerzo en multitud de El mensaje social formulado en palabras dice una cosa,
pequeñ as tareas. El proceso es siempre má s importante que mientras que el mensaje psicoló gico reflejado por el tono de
el contenido; el hecho de conseguir un pequeñ o cambio da la voz, los gestos, el énfasis, dice otra fuera del campo de la
confianza para acometer otro mayor; este principio se conciencia. La respuesta y el resultado del intercambio se
aplica tanto al aprendizaje como al tratamiento terapéutico. producirá n siempre a partir de los elementos del nivel
Conseguir es má s importante que aquello que se consigue. psicoló gico. Esto explica el frecuente empleo de la metá fora
La necesidad de reducir el objetivo para alcanzar el umbral por parte de Mil- ton H. Erickson, que induce un mensaje
de consecució n posible es una exigencia pedagó gica. Las psicoló gico indirecto fuera del campo de conciencia del
tareas má s complejas podrá n de este modo ser realizadas a cliente. 
través de segmentos simples y progresivos. «¡No leá is este
libro como un ú nico bocado, sino palabra a palabra!» 11. De este modo, el cambio deseado por el cliente se produce
Los resultados quedan fijados a nivel psicológico. Eric Berne, cuando no es clara- mente consciente de los componentes
el fundador del aná lisis transaccional, enuncia este de su problema, ni de lo que ocurre en el momento de su
principio como la tercera regla de la comunicació n: resolució n. Milton H. Erickson afirma que la hipnosis en sí
«Cuando una transacció n es de doble fondo, el resultado de no provoca la curació n, sino que la curació n se produce por
esta transacció n quedará determinado por el mensaje sí misma cuando el cliente puede volver a asociar los
psicoló gico má s que por el mensaje social.» Imagínese a un diferentes elementos y los recursos de sus experiencias
apuesto cowboy que sostuviese ostensiblemente a una vitales. Las tomas de conciencia del pasado pueden tener
jovencita por la cintura y que diera, de cuando en interés histó rico, pero de ninguna manera pueden cambiar

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el pasado. Nosotros no podemos cambiar los hechos de funció n de una resistencia imprevista que se encuentre en
nuestra historia, pero sí podemos cambiar su sentido.   el camino. El terapeuta que practica la hipnosis
ericksoniana y la terapia estratégica «no sabe» nada por
anticipado, pero tiene confianza. La hipnosis ericksoniana
LA TERAPIA ESTRATÉGICA no es espectacular porque se trata de una hipnosis sin
hipnosis; todo ocurre en la relació n. El cliente no tiene que
 La noció n de terapia estratégica se fue desarrollando conocer las herramientas de este enfoque: entra
alrededor del trabajo de Milton H. Erickson; consiste simple- mente en esta relació n —en el juego—, a veces sin
principalmente en la flexibilidad del terapeuta saberlo, porque es el terapeuta quien «conoce» todas las
para comprender y entrar en el marco de referencia del facetas de la comunicació n: es éste un políglota de la
cliente con el fin de producir un cambio a medida acorde comunicació n que hablará la lengua del cliente no para
con la petició n del cliente. El cliente se halla en el centro del manipularlo, sino para maniobrar en una jungla
proceso y la tá ctica puestos en prá ctica; se le considera desconocida de donde la pareja terapéutica
poseedor en sí de las competencias y los medios de cliente- terapeuta tiene que salir gananciosa. Estos
curació n, siendo el terapeuta un acompañ ante en el enfoques exigen que el facultativo reú na a la vez un saber,
aprendizaje de nuevos funcionamientos. La flexibilidad del un saber hacer y un saber estar, lo que no es muy frecuente
terapeuta tiene que permitirle disponer cada una de sus en un recién llegado. Y resulta insuficiente la posesió n
intervenciones en funció n de las reacciones observadas en exclusiva de una de estas cualidades; un saber exclusivo y
el cliente. Se trata de una interacció n permanente que exige libresco puede revelarse como un gran peligro en la
cualidades técnicas a las que se puede acceder prá ctica terapéutica, ocurriendo lo mismo con las otras
espontá neamente, para permitir un reajuste constante de dos. Al igual que en todas las prá cticas psicoterapéuticas, el
los me- dios en relació n con los objetivos. La terapia ser del psicoterapeuta ocupa un lugar preponderante. Es
estratégica supone un plan terapéutico, pero es indispensable que haya completado un desarrollo
constantemente cuestionada y afinada por la observació n terapéutico personal intenso y profundo para no ver los
de las reacciones aportadas por el cliente, siendo estas problemas con que se encuentre en sus clientes a través de
ú ltimas las que priman sobre el plan terapéutico, que en sus propias defensas.  
cualquier momento puede ser modificado o abandonado en

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sofró logos, hay algunos que han recibido las aportaciones
LA INFLUENCIA DE MILTON H. ERICKSON de Milton H. Erickson, sin practicar no obstante, hablando
con propiedad, la sofrología, sino má s bien la hipnosis
Podemos afirmar que la mayoría de los enfoques del ericksoniana; otros han permanecido puros y duros en una
movimiento del potencial humano han experimentado la hipnosis en la que la relació n se ejerce con todo el poder del
influencia —o han sido directamente inspirados en sofró logo sobre su cliente. Lo que Milton H. Erickson ha
su pensamiento— de Milton H. Erickson. Desde luego, las descubierto, verificado y enseñ ado no puede aprenderse en
ideas se hallan en el aire al mismo tiempo, por lo cual lo que unos pocos fines de semana de formació n, se sea médico o
se pretende para la comunicació n de inconsciente a técnico sanitario. Para iniciarse en este arte de la relació n se
inconsciente tiene que ser considerado a nivel de las ideas necesita tiempo, observació n en el terreno, un
para el conjunto de la especie humana. El conocimiento del cuestionamiento permanente que lime las certidumbres en
sufrimiento auténtico es tal vez el camino por el cual Milton provecho de la escucha del cliente. Una humildad que nos
H. Erickson pudo acceder a la comprensió n profunda de lo recuerda que estamos hechos de aluviones, de humus. El
que se juega en la relació n terapéutica, má s allá de los mundo ha existido antes de nosotros y nos sobrevivirá ; y
estereotipos casi fosilizados en los que el psicoaná lisis se ha en el espacio intermedio que conocemos como el presente
hundido a veces a fuerza de creer, como un niñ o estamos condenados a hacer cuanto podamos ante aquello
egocéntrico, que era la ú nica vía hacia el inconsciente. El con lo que nos encontremos. Nada podemos cambiar en los
concepto de inconsciente de que habla Milton H. Erickson otros, pero podemos acompañ arles, estar junto a ellos para
se halla má s cerca de Donald Winni- cott que de Sigmund proponerles un camino que les permita salir de su
Freud. Se trata de una entidad incierta en constante sufrimiento, u otorgarles un sentido que haga las veces de
emergencia con la cual es posible dialogar, negociar. No es cimientos sobre los cuales apoyarse para construir la vida.
una entidad que esté ex- puesta en un museo lapidario y En la trayectoria de Milton H. Erickson, la relació n es lo
que, cual un fantasma, haga incursiones en lo cotidiano, que cura.  
pero permaneciendo inasequible para modificar el curso de
la vida. Los recursos está n en la historia del paciente y no La PNL  El trabajo de Milton H. Erickson vuelve a
en la ciencia del terapeuta que acude desde el exterior a encontrarse casi por entero en la programació n
aportar la curació n. Entre los nuevos hipnotizadores, los neurolingü ística, que lo considera su base. Por supuesto, la

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PNL no se compone ú nicamente de él. La PNL ha terapéutica que le atañ e. Los recursos que residen en el
recolectado un poco en todas partes de los procesos que paciente habrá n de permitir resolver las trabas que se
funcionaban adecuadamente, para formalizarlos en hallan en el origen del desencadenamiento de la
conceptos utilizables en la comunicació n, y en especial en el enfermedad. Se trata aquí de técnicas terapéuticas muy
campo de la empresa. Se trata de un enfoque poderoso para poderosas que se insertan en el marco de una psico-
modificar los comportamientos mediante nuevos terapia strícto sensu. La eficacia de esta aplicació n ha
aprendizajes. Hay quienes pretenden considerarla una llevado a que se desborde su utilizació n má s allá  del marco
terapia; y otros afirman que amenaza con grandes peligros. terapéutico, siendo empleada hoy en el entrenamiento de
Ambas visiones se revelan acertadas. deportistas de alto nivel, la preparació n para concursos o el
Empleada adecuadamente por un psicoterapeuta desarrollo personal. También en este caso su puesta en
habilitado, la PNL es una herramienta para desbloquear prá ctica exige las mismas precauciones que en todos los
situaciones que necesitan la intervenció n exterior del enfoques de formació n rigurosa. Marge Reddington ha
terapeuta.  elaborado específicamente el enfoque de la simbolizació n,
que utiliza con fines terapéuticos y espirituales.  
Puesta en manos de presuntos terapeutas que no han
elaborado una psicoterapia profunda en sí mismos, ni La hipnosis clínica Ha tenido sus detractores, que ven en su
adquirido una formació n psicoló gica y prá ctica un desarrollo excesivo del poder del facultativo
psicopatoló gica suficiente, la PNL se convierte en un gran sobre su cliente. El trance amplifica el fenó meno
peligro tanto para quien la ejerce como para quien la transferencial, resultando real el riesgo de pasar de una
experimenta.   influencia benéfica a un verdadero dominio. Una vez má s,
no es la intenció n del facultativo lo que se pone en tela de
La visualización simbolización. En un principio, este enfoque juicio. Una gran mayoría de curanderos utilizan, sin a veces
fue elaborado por C. y S. Simonton para el tratamiento ser conscientes de ello, el proceso hipnó tico, situando a su
psicoló gico de los enfermos cancerosos paralelamente al clientela en una actitud de falta de responsabilidad ante su
tratamiento médico convencional de su enfermedad.  propia vida. 
Consiste en asociar al tratamiento imá genes mentales de
curació n, implicando así al enfermo en la trayectoria

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El curandero, el astró logo, el vidente, el hipnotizador se
hallan en posesió n del poder de curar, pero de ese modo
privan a la persona que acude a consultarles de la
posibilidad de cambiar los aspectos de su vida que se hallan
en el origen de sus trastornos. Algunos médicos practican
todavía la hipnosis clínica bajo la denominació n velada de
sofrología. Y cada vez son má s los facultativos que,
utilizando el fantá stico potencial del pro- ceso hipnó tico, lo
practican en forma de hipnosis ericksoniana sugiriendo a
sus clientes que los recursos necesarios para su curació n
residen en ellos y no en un supuesto poder del médico o del
hipnotizador. Tal como lo afirmá bamos al comienzo de este
breve libro, no se puede no influir, pero se puede influir con
integridad. 

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