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¿QUÉ LEEN LOS MEXICANOS?

Presentado por:
Jorge Miguel Barrera Peniche

Profesor Erick Castillo

Curso de Actualización

Instituto de Ciencias Sociales de Mérida


A.C.

Enero 2005

1
I. INTRODUCCION

Durante el módulo “Aspectos metodológicos de la investigación y el trabajo intelectual

en Ciencias Sociales”, uno de los temas iniciales que se discutió fue la falta de la costumbre

de leer del mexicano.

En lo personal me avoqué a buscar cifras o estadísticas que me respaldaran y encontré

que el mexicano en promedio lee dos libros al año.

Al realizar la búsqueda descubrí que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e

Informática (INEGI) realiza desde 2003 una Encuesta Nacional de Lectura para conocer los

hábitos de lectura del mexicano, pero hasta ahora no han presentado los resultados.

Esta situación y el hecho de que trabajo en un medio impreso de comunicación (El

Mundo al Día) hicieron que me cuestionara: ¿En realidad el mexicano lee poco?

Esta pregunta surge porque en octubre pasado sale a la luz un periódico diario

denominado De Peso, cuyo contenido son notas policíacas, deportivas y de espectáculos

escritas en un lenguaje popular y respaldadas con grandes y atrevidas fotografías a todo

color. Lo sorprendente fue que en cuestión de dos meses, su tiraje se disparó de 10 mil a 55

mil ejemplares diarios, superando a otros medios impresos, como La i e incluso al mismo

Diario de Yucatán..

Asimismo, cuando estuve a cargo de la oficina de prensa de la Procuraduría General de

Justicia del Estado, el representante de la revista Presidio, especializada en la nota roja y

sensacionalista, presumía de que no necesitaban publicidad para financiar la publicación y

obtener ganancias, pues sólo con la circulación le bastaba. Según él, se imprimen 200 mil

ejemplares semanales que se venden en Mérida y poblados del interior del Estado.

2
Esto me lleva a volver a preguntar ¿el mexicano lee poco? Yo creo que habría que

preguntarse mejor ¿qué lee el mexicano?

3
II. ¿QUÉ LEE EL MEXICANO?

En su artículo “La lectura en bancarrota” publicado en la Revista Mexicana de

Comunicación, el profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la

Universidad Autónoma de Nuevo León, José Luis Esquivel Hernández, afirma que

“México es uno de los países donde menos se lee y ocupa un lugar ignominioso en ese

campo: 107 en el mundo”.1 Sin embargo, no dice entre cuántos ocupa este lugar.

Indica que en México la producción anual de libros no llega a cinco mil títulos nuevos,

mientras en España, por ejemplo, se lanzan al mercado cerca de 50 mil títulos cada doce

meses.

Señala que en España sus casi 40 millones de habitantes leen entre 10 y 12 libros al año,

lo cual no ocurre en México, donde la cifra no rebasa los dos libros por persona en ese

lapso.2 Asimismo, agrega que España, sin embargo, está muy debajo de Francia e Inglaterra

con 20 libros per cápita anual. (El mínimo recomendado por la UNESCO es de cuatro

libros por habitante al año.)

Esquivel Hernández indica que en México existen, en promedio, cuatro librerías por

cada millón de habitantes, lo que hace que se le ubique en el último lugar entre 13 países de

Europa y América. De hecho, las librerías viven más de la venta de libros escolares que de

la promoción de obras de cultura general o de literatura, y de acuerdo con el Secretario de

Educación Pública en México, Reyes Tamez Guerra, del total de 600 millones de

1
Jorge Meléndez Preciado, “Impuesto del IVA a los libros”, en El Financiero, DF, 2 de abril del 2001,
sección cultural, p. 91
2
Marissa Macías, “El negocio de la lectura, sin un plan educativo nacional”, reportaje en El Financiero, DF, 8
de agosto de 2002, pp. 1, 16 y 20.

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ejemplares que se editan en el país cada año, 316 millones son libros de texto y de éstos,

200 millones son gratuitos.3

Por su lado, en una nota de Notimex en abril de 2002, el subsecretario de Educación

Básica y Normal de la Secretaría de Educación Pública, Lorenzo Gómez Morín, dijo que en

México existe la idea de que se lee poco y ante la falta de estadísticas oficiales sobre el

hábito de la lectura, la SEP pretende analizar junto con otras dependencias, como el INEGI,

cuál es la realidad sobre la lectura voluntaria del mexicano.

Comenta que "nadie sabe con precisión cómo están los hábitos lectores de nuestra

población aunque se sospecha que son bajos", ya que si divide el total de números que

imprime la industria editorial entre el número de habitantes del país resultaría que son dos

libros y medio por habitante.

Aclara que, sin embargo, "esto no es necesariamente un parámetro real, porque dentro

del total de libros, por ejemplo, no se incluyen libros de texto". Aseguró "que todos los

niños de primaria leen seis libros al año y son libros que, de una u otra forma, son parte del

acervo".

Sin embargo, todos estos comentarios son sobre la lectura de libros y no sobre otro tipo

de publicaciones como periódicos diarios, revistas e incluso historietas. Si tomo como

referencia las cifras antes mencionadas, pensaríamos que la industria editorial en México

está en bancarrota, pero si uno sale a la calle y ve los estanquillos, están rebosando de

publicaciones de todos tipos y se venden.

La lectura de la prensa es importante porque nos permite estar informados sobre los

problemas de nuestra sociedad y nuestro país, conocer situaciones de otros lugares u otras

sociedades, tener elementos para hacer análisis o comparativos más correctos.


3
Carlos Monsiváis, El Norte/Reforma, 8 de abril 2001, cita de reportaje en La Jornada, 5/4/01.

5
Según el investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Raúl Trejo

Delarbre, en su reporte sobre los medios hecho en 2002, afirma que “México es un país de

muchos periódicos pero pocos lectores”.

Agrega que no existe un inventario de los diarios que se publican en todo el país, entre

otros motivos porque muchos de ellos aparecen de manera irregular o tienen tirajes escasos.

Los periódicos diarios de circulación constante y con redacciones, colaboradores y

servicios informativos estables son algo más de 300. Sin embargo, de ellos, no suman más

de 50 los que se pueden considerar que tienen auténtica presencia pública, local o nacional,

debido a su cantidad de lectores o a su capacidad para contribuir a la definición de la

agenda pública.

Menciona que en la ciudad de México los principales periódicos son Reforma, El

Universal, La Prensa, Esto, La Jornada, Excelsior, El Financiero, El Economista, La

Crónica de Hoy y Milenio e imprimen en conjunto 555 mil ejemplares diarios. A esta cifra

habría que sumarle el tiraje de decenas de periódicos de menor tamaño o influencia.

Agrega que en los estados del país han surgido o se han consolidado publicaciones con

arraigo en sus respectivas localidades, algunas de ellas afiliadas a cadenas encabezadas por

periódicos de la ciudad de México. Entre los principales diarios de los estados se

encuentran El Norte de Monterrey, Nuevo León, con un tiraje cercano a los 100 mil

ejemplares; Tabasco Hoy de Villahermosa, Tabasco, con 60 mil; El Mañana de Nuevo

Laredo, Tamaulipas y El Diario de Yucatán, en Mérida, con cerca de 50 mil cada uno; El

Dictamen de Veracruz y El Debate en Culiacán, Sinaloa, con 30 mil y Mural en

Guadalajara con 25 mil aproximadamente.

Indica que aunque hay gran diversidad de títulos la competencia entre periódicos es

poca en la mayor parte de los 32 estados que conforman la República Mexicana. Por lo

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general en cada capital estatal existen uno o cuando mucho dos diarios líderes mientras que

el resto ocupan pequeñas porciones del mercado de los lectores de prensa.

Aquí cabría mencionar un artículo de la revista especializada Etcétera, titulado

“¿Cuánto venden las revistas y diarios?” publicado en octubre pasado, que señala que de

acuerdo a cifras de los mismos medios, en el estado de Yucatán el Diario de Yucatán tira de

lunes a sábado 49 mil 560 ejemplares y en domingo 64 mil 340, el Por Esto! imprime de

lunes a viernes 26 mil 180 ejemplares y en sábado y domingo 28 mil 846 y el Mundo al

Día reporta 18 mil 740 unidades diarias. A estas cifras les sumamos los 55 mil ejemplares

diarios que imprime De Peso (filial de Mundo al Día), tenemos 166 mil 926 ejemplares

diarios. Faltaría agregarle el tiraje de La i (filial de Diario de Yucatán). Hay que destacar

que el tiraje diario de De Peso ya superó el del Diario de Yucatán entre semana.

Según el XII Censo General de Población y Vivienda INEGI 2000, Yucatán contaba

con una población de un millón 658 mil 210 habitantes, de los cuales un 49.3 por ciento son

hombres y un 50.7 por ciento mujeres, en su mayoría jóvenes. De este total, cerca de 670

mil personas constituyen la Población Económicamente Activa (PEA), por lo que si

aplicamos la fórmula que aplica el subsecretario de Educación Gómez Morín y dividimos el

tiraje de los periódicos entre la población total nos da que los yucatecos leen .100 (punto

cien) periódicos.

Sin embargo, Trejo Delarbre añade que no existe un informe completo y confiable del

tiraje de los diarios mexicanos debido a que sus editores suelen abultar esas cifras. Por lo

general, de su tiraje cada periódico vende entre un 40 y un 50 por ciento de esos

ejemplares. Es decir, de los ejemplares impresos para la ciudad de México y su periferia no

se venden más de 300 mil copias diarias. El índice de lectura (considerando que cada

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ejemplar es leído por tres personas en promedio) es de un lector de diarios por cada 20

habitantes.

Sin embargo, puntualiza que los mexicanos leen, aunque no sean diarios. Precisa que

en la década de los 90 la tasa de alfabetización creció del 87 al 90%, de tal manera que los

mexicanos que saben leer suman más de 90 millones. Quienes leen de manera regular lo

hacen en revistas de entretenimiento y muy escasamente en la prensa de carácter cultural o

político.

Entre las publicaciones no diarias de mayor presencia destacan las de aventuras y las

revistas dedicadas a los espectáculos o al sensacionalismo policíaco.

En 2001 los editores de revistas de México manifestaron que las cinco publicaciones de

mayor tiraje fueron El libro semanal y El libro vaquero con 800 mil ejemplares semanales

cada uno, El libro policiaco con 550 mil, TV y Novelas con 540 mil y TV Notas con 420

mil. Las siguientes revistas de mayor circulación habrían sido El libro sentimental y La

novela policíaca con 400 mil ejemplares cada uno, Teleguía con 375 mil y Frontera

violenta con 300 mil. Todas esas son publicaciones semanales. Entre las revistas de otra

periodicidad que declaran grandes tirajes destacan las quincenales Fama con 370 mil y

Eres con 325 mil y la mensual Selecciones que dice imprimir 600 mil ejemplares al mes. 4

Por su parte, las revistas “serias”, dedicada a la información y el examen de los asuntos

nacionales o a la crítica y la creación culturales se disputan un mercado pequeño,

compuesto por pocos centenares de miles de lectores. Los semanarios políticos más

conocidos son Proceso y que imprime 50 mil ejemplares, Milenio semanal con

aproximadamente 20 mil y al igual que la revista Cambio.

4
Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, “Mercado de revistas en México”

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Las revistas culturales más importantes son de índole mensual, logran fuerte influencia

en las élites interesadas en esos temas pero alcanzan tirajes modestos: Nexos imprime

alrededor de 10 mil ejemplares y Letras Libres tiene el mismo rango de lectores.

Asimismo, en un estudio realizado por la investigadora de la Universidad Panamericana

de Guadalajara, María Elena Gutiérrez, acerca de publicaciones, arroja que en México

existen cerca de 800 revistas de circulación nacional. Tan sólo en 2000 fueron lanzadas

104. Las de más alta demanda corresponden a las de historias sensacionalistas, cómicas y

de relaciones amorosas.

El estudio establece que las revistas de mayor venta son: El Libro Semanal y El Libro

Vaquero con 41.6 millones de ejemplares vendidos por año, cada una; El Libro Policiaco

les sigue con 28.6 millones; TV Novelas, con 28 millones y TV notas, con 21.8 millones.

Existen alrededor de 50 editoriales que producen historietas, pero de ellas sólo cinco se

disputan 80 por ciento del mercado nacional: Editorial Ejea, Toukan y Mango imprimen los

llamados pornocómics; Editorial Vid edita cómics de origen estadounidense e historietas

por entregas, y Novedades Editores publica las de corte rosa y las policíacas.

Estas exorbitantes cifras demuestran el tipo de lectura del mexicano promedio y la

enorme influencia cultural de esas empresas editoriales.

Algunas personas han manifestado que la mayoría de los mexicanos leen pornografía;

sin embargo, las cifras los demienten. Una estimación realizada por la Cámara Nacional de

la Industria Editorial Mexicana a petición del periódico La Jornada, estima que las

publicaciones eróticas apenas registran 4.1 por ciento de la producción anual de historietas.5

La tajada grande del pastel de lectores se lo llevan las novelas rosas.

5
La Jornada, México, 28 de junio de 2002.

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III. ¿POR QUÉ LEEN ESO LOS MEXICANOS?

Según el investigador de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, Sergio Ulloa,

“las historietas se venden porque son baratas y prometen llenar los espacios de ocio de las

personas con bajos niveles culturales y escasos ingresos, ante el enorme costo que significa

acceder a otros productos de entretenimiento como la televisión o la radio que no las

pueden trasladar a dónde van. La historieta cubre los espacios de espera y de traslado.

Cuando un obrero se encamina hacia su trabajo, su fiel compañera es la historieta”.

Lo mismo podríamos señalar en el fenómeno de De Peso, su bajo precio ante otros

medios impresos como el Diario de Yucatán, que cuesta seis pesos; Por Esto!, que cuesta

cuatro y El Mundo al Día y La i, que cuestan tres pesos.

Pero el precio sería sólo uno de los factores que ocasionan la alta demanda de

historietas y publicaciones sensacionalistas. Habría que señalar la falta de interés de la

población por informarse adecuadamente y correctamente.

Una de las características principales que se pensaron a la hora de diseñar De Peso y La

i fue eliminar toda nota política y dejar sólo contenido de deporte, espectáculos, sexo y nota

roja, esto con el fin de abarcar la población lectora que no compraba Mundo al Día y

Diario de Yucatán. Pero el primero fue más atrevido y decidió lanzarse con un precio muy

económico de un peso, contra los tres pesos de su competidor, que además se limitó en su

contenido enfocándolo más a la ama de casa. El resultado en tres meses ha sido

espectacular al dispararse su demanda de 10 mil ejemplares iniciales diarios a 55 mil, los

cuales se venden en su totalidad. Es común ver en camiones, en las calles del centro,

talleres mecánicos a personas con su ejemplar de De Peso.

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En el caso de las obras clásicas de la literatura, ha habido varios programas privados y

oficiales de ofertar ediciones impresas económicas, pero sus resultados no han sido

palpables. Incluso, hace algunos años Novedades Editores y Editorial Bruguera publicaron

por su lado una serie de historietas basadas en novelas clásicas, pero el intento desapareció

por poco rentable.

En el primer caso, los periódicos populares han dejado de lado la nota política,

económica y de análisis social y cultural porque no interesan a la mayoría de la gente. En

el segundo, las tramas de las novelas clásicas de la literatura universal tampoco interesan al

grueso de la población, que prefiere irse por las historias rosas con tramas “light” sin

grandes ni complejos tramas.

Al parecer, el problema tiene su origen en la falta de fomento a la lectura, la cual debe

darse desde la educación básica.

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IV. ¿QUÉ HACER PARA FOMENTAR LA LECTURA DE
PERIÓDICOS?

Un plan para hacer que los menores se interesen en la lectura de periódicos con mayor

contenido informativo es copiar el esquema de mercadotecnia que aplican algunas

empresas fabricantes de productos satisfactores como Coca Cola, Mc. Donalds, Dondé,

Pepsi Cola, etc.

Estas empresas buscan la fidelidad y el interés de sus clientes fomentándoles desde la

niñez la identificación con el producto que elaboran mediante un programa de visitas

escolares a las instalaciones de las mismas. En estas visitas les explican a los niños de edad

primaria el proceso de elaboración del producto, las normas de calidad, degustan y al final

les obsequian un presente. Está comprobado por estudios mercadológicos la efectividad de

este tipo de visitas, porque fomenta en el niño una identificación con la marca que persiste

con el tiempo.

El proyecto iniciaría con una invitación a escuelas para que sus alumnos de entre cuarto

y sexto grado acudan, por salones, a las instalaciones del periódico. El grupo recorrería con

un guía asignado por la empresa el edificio, donde conocería desde el proceso de venta de

publicidad, la sala de redacción, en la que se les explicaría cómo se corrige y se esquema la

publicación, así como el área de talleres o de impresión, donde verían las rotativas y se les

expondría su funcionamiento. Para concluir el recorrido se haría una dinámica de preguntas

y respuestas y como premio les podría regalar una suscripción por un mes del periódico.

Esta actividad debe complementarse con la creación de una página con contenido

editorial para niños y jóvenes que se publique al menos una vez por semana. Se invitaría

también a las escuelas para que promuevan entre sus alumnos colaboraciones para que se

publiquen en esa sección. A finales de los setentas, el Diario de Yucatán implementó una

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idea similar, incluso recuerdo que en ese entonces mi maestra de cuarto grado nos fustigaba

para que colaboráramos, pero la página desapareció con el tiempo.

Un elemento muy importante es el seguimiento de los resultados del programa de visitas

escolares, por lo que deberá aplicarse una encuesta entre los mismos alumnos que formaron

parte del programa de visitas escolares y encuestarlos dos meses después de la visita para

conocer los resultados del plan, es decir, detectar si hubo aumento en la lectura y en las

colaboraciones, en caso negativo, cuestionar al encuestado los motivos de su falta de interés

por leer a fin de detectar si hay factores familiares, socio-económicos, de alimentación, de

presión social o educativos.

Esta encuesta podría apoyarse con una técnica de investigación que se denomina

“análisis de contenido”, desarrollada por el especialista en comunicación colectiva, Bernard

Berelson, quien mostró especial interés por el estudio del contenido del mensaje en los

medios. Este método sirve para “describir objetiva, sistemática y cuantitativamente el

contenido manifiesto de la comunicación. 6

Su aplicación nos permitiría conocer las actitudes, los intereses, los valores y las

costumbres de la población, a partir de los cuales podríamos inferir los temas de interés del

público y hasta sus posibles efectos.

Una idea más ambiciosa sería la implementación de un taller de elaboración de revistas

internas en escuelas de nivel secundaria y preparatoria, tal como se hace en las escuelas de

High School en Estados Unidos.

De acuerdo con la teoría del conocimiento del materialismo dialéctico señala que “todos

los conocimientos proceden de la experiencia, de las sensaciones, de las percepciones”.

6
Crítica de la Información de masas, Florence Toussaint, Edit. Trillas, 1989

13
“La práctica del hombre y de la humanidad es la prueba, el criterio de la objetividad del

conocimiento”7.

La elaboración de una revista interna permitiría practicar la escritura a los estudiantes,

además que serviría como un vehículo de difusión e información para la escuela, ya que

informaría sobre las actividades internas, estimularía la participación de los estudiantes,

difundiría colaboraciones y artículos útiles, y complementaría o apoyaría programas

emprendidos por la institución, etc.

El publirrelacionista Jorge Ríos Szalay señala sobre las revistas internas que “su objetivo

primordial no es sólo suministrar información, sino más bien utilizar ésta como medio para

fomentar el interés y comprensión de los empleados (estudiantes) por la situación y

problemas de la organización (escuela). Es preciso aclarar también que el alcance de estas

publicaciones no tiene por qué estar limitado únicamente al personal, sino que además

puede aprovecharse y hacerse llegar a otros sectores”8.

Los alumnos deberán ver a la revista como un espacio para practicar su escritura y

aprender a redactarlas, por lo que ésta deberá contar con un asesor que los orientaría sobre

el tipo de notas informativas, reportajes, entrevistas y crónicas que deberán trabajar.

7
Antología de Materialismo Dialéctico, Ediciones Quinto Sol, 1985
8
Ríos Szalay, Jorge. Relaciones públicas: su administración en las organizaciones.
México, D.F. Ed. Trillas. 1994. 130 págs.

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