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Elementos de Gramática Pedagógica

Marisa Santiago

Elementos de Gramática Pedagógica


Módulo 1

MARISA SANTIAGO

Módulo 1.1. ¿Gramática?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cuál?, ¿cómo?


“«Pero la gramática, ¿para qué sirve?», le ha preguntado Achille. «Deberías saberlo», le
ha contestado doña Me-pagan-para-que-os-lo-enseñe. «Pues no», ha replicado Achille con
sinceridad, por una vez, «nadie se ha tomado nunca la molestia de explicárnoslo». La profesora ha
dejado escapar un largo suspiro, en plan «encima tengo que tragarme estas preguntas estúpidas»,
y ha respondido: «Sirve para hablar bien y escribir bien.»
Entonces he creído que me iba a dar un infarto. Nunca había oído tamaña ineptitud. Y
con esto no quiero decir que no sea verdad, digo que es una ineptitud como una casa. Decir a unos
adolescentes que ya saben leer y escribir que la gramática sirve para eso, es como decirle a alguien
que se tiene que leer una historia de los cuartos de baño a través de los siglos para saber hacer
bien pis y caca. ¡No tiene sentido!”
Muriel Barbery, La elegancia del erizo

Para hablar una lengua, tu propia lengua, evidentemente, no necesitas estudiar gramática. El
fragmento de una escena en una clase de primaria de la novela La elegancia del erizo de arriba
ilustra precisamente la indignación de la protagonista ante esa gramática impuesta y
torpemente justificada. De todos modos, ella no niega la utilidad de la gramática, como tampoco
se atreven a desecharla por inútil los estudiantes de una segunda lengua.

Como estos niños de primaria, muchos estudiantes de español no quieren "hacer" gramática.
Desde el principio de curso, cuando hablamos con los estudiantes de qué les gusta y qué les
cuesta del español ("qué se te da bien", "qué quieres hacer en clase", "qué crees que necesitas
para mejorar tu español"...) queda claro que su interés por la gramática está muy por debajo de
"trabajar en grupo", "conversar", "juegos" o incluso "presentaciones orales". Por otra parte, los
profesores tampoco se sienten cómodos con ella: o bien creen que es inútil explicar gramática en
clase –o, como mínimo, algo muy aburrido–, o bien se sienten inseguros de sus explicaciones:
saben hablar y escribir bien, pero no explicar cómo lo hacen y temen que los estudiantes
pregunten algo que no sepan responder. Para reforzar aún más esta opinión, muchos enfoques
en didáctica de segundas lenguas coinciden en defender dejar de lado la enseñanza de la
gramática por el bien de la eficiencia de la comunicación.

Esta mala fama probablemente se debe a que la gramática para los estudiantes consiste en un
conjunto de reglas, excepciones, casos y subcasos tan largo como desalentador (como un libro
de leyes, o el manual de instrucciones de un superordenador): es lo que hay que estudiar para el
examen, no algo que pueda servir para comunicarte con la gente. Y muchos profesores sienten lo
mismo, o piensan que quizá puede tener cierta lógica, pero es tan abstracta, perfecta, inaccesible
e incomprensible (como la física cuántica o las matemáticas) que no podrán entenderla y mucho
menos transmitirla a sus estudiantes.

El objetivo de este curso es convenceros de que la gramática es la llave para la comunicación y


no una barrera, de que tiene sentido, es lógica, se puede comprender y aprender, de un modo
mucho más inteligente, satisfactorio y estimulante que una lista de normas vacías. Sería
fantástico que, además, este curso sirviera para despertar vuestro interés, porque la gramática
de la lengua –de todas las lenguas– es algo fascinante.

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¿Qué significa saber gramática?

Para enseñar gramática, el primer paso es saber gramática, pero ¿qué significa saber gramática?
La respuesta no es trivial, porque implica varios tipos de conocimiento y varias decisiones
teóricas y metodológicas importantes. Vamos por partes.

si sabes hablar, sabes gramática: conocimiento instrumental

Como decía la protagonista de la novela, en un sentido de "saber" es cierto que, si sabes hablar,
ya sabes gramática. Ignacio Bosque —probablemente mi gramático favorito— habla de ello en
una entrevista (mirad el vídeo, disponible en YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=4wZFRurJYBE): la gramática de la propia lengua es un
conocimiento muy complejo, pero que utilizamos automáticamente, sin pensar. Hablamos,
como Bosque dice, porque y como “nos sale”. Pero que un conocimiento esté automatizado, que
sepamos usar la gramática del español, que nos salga, no significa que sea fácil. También
sabemos usar una lavadora, o incluso un ordenador, pero no podríamos explicar cómo está
construido, cómo funciona en realidad.

Y entonces, si ya somos hablantes competentes de español, ¿para qué sirve este curso?, ¿por qué
tenemos que estudiar gramática? Hay dos tipos de motivos, complementarios. Como lingüistas
—que es lo que somos la mayoría de los que estamos en este curso— la gramática es
simplemente algo que nos interesa, que nos fascina, con la fascinación de, como dice Bosque,
estar estudiándonos a nosotros mismos, puesto que la gramática la llevamos dentro. La
gramática de la lengua es simplemente la lengua, su estructura, su funcionamiento, con la
sorprendente mezcla de lógica casi matemática y absurdo total que caracteriza a los objetos
sociales, de sencillas reglas de un eficiente diseño y costumbres inútiles asentadas desde hace
siglos.

solo sabes gramática si sabes por qué dices así lo que dices: conocimiento
declarativo

De todos modos, aunque no nos interesara como objeto de estudio en sí mismo, como
profesores de español necesitaremos saber gramática, ser conscientes de en qué consiste hablar
español. Necesitaremos plantear qué debe hacer un estudiante de E/LE para comunicarse como
un hablante nativo, detectar qué es exactamente lo que no hace bien y por qué –y qué efecto
tiene eso en su comunicación–, tenemos que entender sus dudas y proporcionarle algún tipo de
respuesta. Como enseñantes necesitamos algo más que saber hablar, necesitamos poder explicar
cómo hablamos. Ya no basta con saber poner la lavadora, porque tenemos que participar en el
proceso de construir otra lavadora, o de arreglarla si funciona mal. Puesto que el primer paso
para enseñar gramática es saber gramática, dedicaremos la primera parte de este curso a
aprender gramática nosotros, como profesores de español.

¿Qué gramática enseñar?, ¿cómo enseñarla?

Está claro, entonces, que los profesores de una lengua tienen que saber gramática, pero falta
determinar si también el estudiante necesita un conocimiento explícito y declarativo de cómo
funciona la lengua. Puede parecer, sobre todo en los niveles iniciales, que para conseguir la
eficiencia comunicativa los estudiantes deben memorizar las fórmulas útiles para los
intercambios comunicativos más frecuentes y necesarios ("¿Cómo te llamas?", "¿Me das tu
teléfono?", "¿Hay alguna farmacia cerca?") sin analizar su estructura, por ahora; es decir,
parecería que todavía no es el momento de la gramática, que se deja para los niveles más
avanzados. Por otra parte, algunos enfoques (como el enfoque comunicativo o por tareas de la
enseñanza de lengua), han relegado a la gramática a un puesto muy secundario, porque no
parecía que ayudara a la comunicación. Por otro lado, también se discute si es mejor que los
estudiantes lleguen a una generalización gramatical por inducción, a partir de los casos

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particulares y su propia reflexión, o si es mejor proporcionales la regla explicitada desde el


principio.

Pues bien, defenderemos aquí que la gramática siempre tiene que estar presente, y que es más
eficiente enseñar una gramática explícita y centrada en el significado. Explícita porque no es
fácil inducir una regla a partir de los casos particulares y, o el profesor selecciona los casos y
guía el proceso inductivo tanto que daría lo mismo que le dijera "la solución" al estudiante
directamente, o, como señala Ruiz Campillo 1, parece que no sepa cuál es la regla y que espere a
que el estudiante la descubra por él. Y centrada en el significado, porque siempre es mucho más
fácil aprender lo que entendemos que simplemente lo que oímos, memorizamos y repetimos.
Revisemos más despacio qué gramática enseñar.

Ruiz Campillo, en la entrevista que os incluyo en los recursos de este módulo, defiende las
ventajas de una gramática cognitiva para entender y aprender/enseñar una lengua, puesto que
este enfoque –que seguiré también en el curso– parte del significado que tienen las formas
gramaticales para explicar y motivar su uso. No se trata de aprender reglas, sino de usar una
forma u otra porque entiendes la diferencia de significado que eso conlleva. Es más fácil de
entender si empezamos por descartar, por ver lo que no es una gramática bien entendida, útil
para una clase de E/LE.

la gramática no es un listín telefónico

Que, como dice el chiste, no es un libro muy divertido: muchos personajes y no pasa nada
interesante. Y la gramática no es muy divertida cuando es una lista infinita de reglas y
excepciones. Como señalaba en la entrevista Ruiz Campillo, es imposible que alguien se aprenda
todos los verbos o secuencias que se construyen con subjuntivo, que ni siquiera constituyen una
lista cerrada. El estudiante no puede sentirse así, ni siquiera ante fenómenos tan plagados de
casos y subcasos como el uso de las preposiciones puede suceder que cada uso particular tenga
su propia regla, que cada valor de “por” o "para" tenga su etiqueta… nadie puede memorizar ni
entender una regla con más excepciones que aplicaciones.

Es cierto que la lengua es muy compleja, pero lo es en el sentido de que su orden, su estructura
es muy abstracta. Pero ese orden existe, muchos usos pueden explicarse con una única regla, y
como profesores tenemos que encontrar esa regla básica que lo reunirá todo, que ordenará el
caos… o al menos debemos intentarlo. De esta manera, las explicaciones particulares que demos
a cada fenómeno concreto, a cada duda, dibujarán entre todas un cuadro consistente,
significativo y fácil de recordar.

la gramática no es un puzle

O, mejor, no es un mueble de Ikea. No sé si el lector ha tenido la misma experiencia que yo: si


quieres montar un armario tienes que seguir sus instrucciones con fe ciega; es decir, no pienses,
no uses la lógica, solo realiza cada paso tal como dicen sus dibujitos, sin ni una pequeña
alteración, y lo conseguirás; cambia algo, usa tu sentido común u opina… y será un desastre. Es
bastante grande la tentación de dar a los estudiantes “instrucciones de montaje” del tipo de
“cuando veas ‘ya’ pon pretérito perfecto compuesto”, “si pone ‘hace…’ pon pretérito indefinido”,
etc., porque parece una solución fácil, rápida e indolora.

Pero no funciona, en algún momento se producirá una excepción, es inevitable. Es así porque la
lengua no es un armario: tiene significado, es, en cada momento, lo que quieras hacer con la
lengua, lo que quieras decir, transmitir, conseguir. Por eso, la selección de una forma u otra no
puede ser ciega, no puede ser “porque al lado sale esta otra palabra”, sino porque esta forma
significa exactamente lo que yo quiero decir ahora. Usar o no un artículo, elegir imperfecto o
indefinido, “de” o “con” sí significa, no viene obligado por el contexto, viene determinado por su

1Leed la entrevista a José Plácido Ruiz Campillo (disponible en la revista en línea Marco ELE: "Gramática
cognitiva y ELE. Entrevista a José Plácido Ruiz Campillo", noviembre de 2007). Su trabajo, tanto teórico
como práctico (ha participado en la confección de diversos manuales de E/LE) es muy interesante y muy
útil.

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significado y mi intención comunicativa. Las palabras, los morfemas, las piezas de la lengua no
son piezas de un mueble, se parecen más a herramientas con las que creamos millones y
millones de muebles distintos: no hay que colocarlas en un sitio, hay que saber usarlas.

la gramática es el significado

En el sentido de que la “gramática” de una forma (del imperfecto, por ejemplo) es lo que
significa esa forma y qué se puede hacer con ella. No creemos que entender y usar los nombres –
entender “gato” por ejemplo– sea un conjunto de reglas para determinar en qué frase o detrás
de qué puedes poner la palabra “gato”, sino, simplemente, saber lo que es un gato y hablar de
gatos cuando tengas ganas de hacerlo. No es tan sencillo, pero es deseable presentar los
contenidos gramaticales del mismo modo: entiende lo que significa un pronombre, y úsalo
cuando quieras transmitir ese significado.

El significado gramatical es más abstracto que el léxico, no se puede ver una foto ni acariciar la
definitud, o el aspecto imperfectivo, o la aserción como verías y tocarías a un gato, pero existen
también, y, como profesores, es un reto interesante “hacerles fotos”, mostrar con claridad esos
significados, y acercar así la gramática de la lengua a los estudiantes.

Bueno, está bien, todo esto puede ser mentira: la lengua no es perfecta en el sentido de un
modelo matemático, precisamente porque un lenguaje natural no es lo mismo que un lenguaje
artificial. Y sí, hay excepciones, muchas, tantas que no dejan ver la regla general. Y, claro, al final
puede que sea más practico que no pienses y, si pone “hoy” uses pretérito perfecto. Y por mucho
que el subjuntivo signifique algo, vale más que memorices que en ciertas frases se usa indicativo.

Pero, a pesar de todos los inconvenientes, hemos comprobado que es más efectivo en clase
presentar una gramática basada en el significado de las formas, y no como una lista de normas, y
que es mejor mostrar las relaciones de significado, aunque sean abstractas que dar recetas de
uso. Así, para un estudiante extranjero, entender la lengua española, además de entender a los
españoles, significará entender la lengua española.

La gramática te salta a la cara: las preguntas y los errores de los


estudiantes
En clase de E/LE, en un momento u otro, un profesor ser ve obligado a proporcionar una
explicación gramatical, para basar un uso, para responder a una pregunta de un estudiante, o
para prevenir o corregir un error. Muchas veces la cuestión gramatical no aparece como una
pregunta explícita de un estudiante, sino como un error en su producción (dice cosas como, por
ejemplo, "ayer escuchaba esta canción tres veces", "mi amigo es loco", "espero que te gusta la
comida", etc.); otras, sí formula la pregunta directamente. En cualquier caso, en ese momento
en que la gramática está ahí, es inexcusable, la cuestión es ¿cómo plantearla?, ¿cómo enseñarla?

En este primer módulo vamos dedicar unos días a analizar las dudas y errores de los
estudiantes, que son diversos, inesperados, sorprendentes a veces y previsibles otras, y que no
siempre se pueden solucionar. El objetivo del módulo será perderles el miedo, tener los recursos
necesarios para afrontar las preguntas y descubrir cuánto se puede aprender de los errores. No
vamos a profundizar en un aspecto gramatical concreto ahora (cosa que sí haremos en el
segundo módulo, que dedicaremos a los pronombres), sino que vamos a buscar estrategias para
resolver cuestiones gramaticales conflictivas en general.

No todas las preguntas son iguales, pero todas aportan información y se pueden responder... de
alguna manera. Veamos los tipos de preguntas más frecuentes.

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"¿Por qué quiero y no quero?" u "odio las irregularidades"

O, "¿por qué doscientos, trescientos, cuatrocientos, pero quinientos, y no cincocientos?" Se trata


de preguntas que no buscan respuesta (la explicación histórica de la irregularidad o algo así)
sino consuelo, porque casi siempre significan "es agotador que haya irregularidades, es decir,
más reglas que memorizar". No se puede hacer mucho más que mostrar comprensión ante su
desesperación. Se puede hablar de que las lenguas son así, de que seguro que su lengua también
tiene un montón de irregularidades, hablar de la rentabilidad (son irregulares precisamente los
verbos más utilizados –"ser" es irregular en todas las lenguas que conozco–, porque es fácil
recordar formas diferentes si las usas constantemente), pero no se puede hacer mucho más.

"Pero, ¿esto del subjuntivo no se usa mucho, no?" o "si en mi lengua no existe es
que es inútil"

La respuesta es sí, claro, se usa todo el tiempo. Probablemente no lo han "oído" aunque hayan
estado en contacto con la forma, porque no significaba nada para ellos. Aprender a diferenciar
dos significados cuando en tu propia lengua los dos se expresan igual requiere un gran esfuerzo,
de ahí los problemas que tenemos los hispanohablantes con las preposiciones del inglés (para
elegir entre "in", "on" o "at" cuando para nosotros todo es "en"), pero no es imposible. En
algunos casos, de todos modos, aunque no haya diferentes formas en su lengua de origen, la
diferencia de significado existe y es perceptible y "dibujable" (seguro que podemos dibujar la
diferencia entre esas tres preposiciones), y hay que hacérsela ver al estudiante. Es útil también
reflexionar sobre cómo se manifiesta esa diferencia de significado en su lengua; por ejemplo,
aunque no haya una diferencia entre "tú" y "usted", la mayoría de lenguas vehiculan de algún
modo la diferencia entre una situación formal o informal. Hacer visibles y dar sentido a esas
diferencias es un reto, veremos algún ejemplo en este módulo.

"Si es algo permanente, ¿por qué no digo es muerto?" o "te pillé"

Son las buenas preguntas, las de los buenos estudiantes que creyeron entender algo, que tenían
una regla que entendían y funcionaba y ahora les ha fallado, las que evidencian que una
explicación no estaba bien formulada, era parcial o no era consistente. Se puede salir del paso
diciendo que es una excepción... pero estas son las preguntas que deberían hacernos pensar y
buscar una mejor explicación. Son las que trabajaremos en este módulo.

Muchas veces estas preguntas no aparecen porque las esquivamos con habilidad, sabemos
dónde falla la teoría y evitamos pasar por ahí. Así, por ejemplo, después de repetir mil veces que
las posibilidades van en subjuntivo ("es posible que/puede que/es probable que+ subjuntivo"),
evitamos usar esa palabra –y ahora lo llamamos "hipótesis", por ejemplo– cuando llegamos a
("si puedes, llámame", “si” + indicativo). Es una estrategia de supervivencia, pero como
lingüistas debería interesarnos entender qué está pasando en realidad.

"¿Qué significa el subjuntivo?": las grandes preguntas

O "¿cuándo se usa "se"?, o "¿por qué hay tantos pasados en español?"... son preguntas sobre
todo el sistema, no sobre un caso particular. En ocasiones los estudiantes las formulan
inocentemente: esperaban que hubiera una respuesta sencilla y breve; otras veces son preguntas
de recopilación, después de estudiar montones de usos del subjuntivo, o de reglas para elegir un
pasado u otro en cada frase, o listas de excepciones de "ser" y "estar", necesitan dar algo de
coherencia a todo el conjunto. No es fácil contestar a estas preguntas en clase, quizá ni siquiera
es aconsejable hacerlo (porque entraríamos en una disquisición de lingüistas abstractos), pero
como profesores tenemos que saber la respuesta, porque solo si tenemos una respuesta global y
consistente podremos explicar los casos particulares de una manera coherente, sin que una
explicación ad hoc genere dudas y excepciones en cuanto se tope con el siguiente caso

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particular. En el módulo siguiente responderemos a una de esas grandes preguntas,


intentaremos dar una explicación global a la cuestión de los pronombres átonos.

Dónde buscar respuestas

En libros de gramática

Parece la respuesta lógica, pero no siempre es la mejor. Los libros de gramática se suelen
escribir para hablantes nativos –para lingüistas, básicamente– y muchas veces no es fácil
encontrar ahí explicaciones para dudas que jamás tendría un hablante nativo (recordad que ya
"sabe" gramática, en el sentido de que sabe hablar y no comete ciertos errores, aunque no sepa
por qué). Es posible que sí estén ahí las respuestas, pero no serán fáciles de deducir. Quiero
decir con eso que, aunque la Nueva gramática de la lengua española de la RAE (2009) es una
fantástica obra de referencia, que contiene una descripción del español muy completa y
coherente, recurrir a esta obra para responder a una duda sobre el uso del pretérito perfecto
puede ser desalentador. La exhaustividad con que presenta todas las diferencias dialectales y los
matices y valores de la oposición entre "comí" y "he comido" en cada lugar no ayuda si lo que
necesitas es una explicación sencilla y útil para la clase. De nuevo, la investigación lingüística
que hay detrás de esas obras de referencia es un gran trabajo y el primer paso necesario para
llegar a una aplicación didáctica de esa gramática, pero es solo el primer paso.

En libros de español para extranjeros

Realmente son la mejor fuente de información, porque se han planteado precisamente las
mismas preguntas y han buscado la manera de respondérselas al mismo tipo de público. Es muy
útil comparar distintos manuales y gramáticas para extranjeros, pensados para diferentes
niveles, y buscar ahí respuestas, o al menos, caminos para encontrarlas.

En internet

Es una obviedad, precisamente en este curso en línea, hablar de que la puerta principal de
acceso a la información y al conocimiento ya no son los libros en papel sino la red, hasta tal
punto que la mayoría de nosotros preferimos consultar el mismo artículo o libro en línea, en
lugar de buscarlo en la biblioteca o en la estantería. También es cierto que no todos los recursos
en línea tienen la misma calidad y validez, y que saber escoger, tener criterio para seleccionar la
información es más importante que tener mucha información. Nuestros estudiantes, muchas
veces fuera de sus casas y lejos de sus libros, intentan resolver sus dudas buscando en su
teléfono móvil o en su ordenador, y también nosotros consultamos explicaciones, buscamos
ejemplos y actividades para clase sentados ante el portátil.

Hay un tutorial de YouTube para absolutamente todo lo que quieras hacer, desde unas sardinas
al horno que no apesten toda la casa –lo confieso, acabo de buscarlo– a cómo se hace una
derivada, pasando por cómo se forman los números en español. Los estudiantes recurren cada
vez más a los vídeos y también las editoriales de E/LE están creando y publicando contenidos
audiovisuales, vídeos, vídeos y más vídeos para aprender, explicar y mostrar. El trabajo de este
módulo incluye explorar esos vídeos con explicaciones y contenidos gramaticales, valorarlos,
seleccionar los mejores y justificar por qué lo son.

¡Adelante!
Como os decía, este módulo no es el de las respuestas, sino el de las preguntas. Vamos a
recopilar preguntas de gramática que han formulado los estudiantes, o que os han asaltado en
algún momento y trabajaremos cómo buscarles una respuesta. Os animo, pues, a que
compartáis con los demás esa pregunta que no os deja dormir, o que os pareció tan interesante,
o que nunca respondisteis en clase. Seguimos con esto en el foro.

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