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Muchos padres tienen el corazó n roto y está n completamente desconcertados por sus hijos
o hijas no creyentes. No tienen idea de por qué ese niñ o que criaron bien está tomando
decisiones horribles y destructivas. Nunca he sido uno de esos padres, pero he sido uno de
esos hijos. Reflexionando sobre esa experiencia, ofrezco estas sugerencias para ayudarte a
alcanzar a tu hijo extraviado.
2. Ora
Solo Dios puede salvar a tu hijo o hija, así que sigue pidiendo que É l se muestre a ellos en
una forma tal que no puedan resistir adorarle.
Para cada hijo no creyente, los detalles será n distintos. Cada uno requerirá ser alcanzado
por sus padres de maneras ú nicas. Sin embargo, nunca debemos aceptar el dejar de
alcanzarlos de alguna manera. Si tu hijo es un no creyente, no lo ignores. Juntarse en las
vacaciones puede ser má s fá cil, pero en la eternidad no lo será .
Sabes que ha abandonado la fe, así que no esperes que viva bajo los está ndares con que lo
criaste. Por ejemplo, puedes ser tentado a decir: “Sé que está s batallando con creer en
Jesú s, pero por lo menos, ¿no puedes aceptar que emborracharse todos los días es
pecado?”.
Si está batallando con creer en Jesú s, entonces importa poco admitir que la borrachera está
mal. Quieres protegerle, sí. Pero su incredulidad, y no el ir de fiesta, es el problema má s
peligroso. No importa có mo el comportamiento de tu hijo ejemplifica su incredulidad,
asegú rate siempre de enfocarte má s en la enfermedad del corazó n que en los síntomas.
5. Recíbelos en casa
Debido a que la mayor preocupació n no son las acciones de tu hijo, sino su corazó n, no
pongas muchas exigencias para que vengan a casa. Si tiene algú n indicio de querer estar
contigo, es Dios dá ndote la oportunidad de traerlo a Jesú s a través del amor. Obviamente,
hay algunos casos en los cuales los padres deben dar un ultimá tum: “No vengas a esta casa
si está s…”. Pero eso será poco comú n. No reduzcas la posibilidad de estar con tu hijo
poniendo muchas reglas.
Se benévolo en tu decepció n.
Lo que realmente te preocupa es que tu hija se está destruyendo, no que está rompiendo las
reglas. Trá tala de una manera en que esto quede claro. Ella probablemente sabe,
especialmente si fue criada como cristiana, que lo que está haciendo está mal. Y
definitivamente sabe que tú piensas eso. Así que no necesita que lo resaltes. Ella necesita
ver có mo vas a reaccionar a su maldad. Tu sensible tolerancia y tu dolorosa esperanza le
mostrará n que realmente confías en Jesú s.
Su sola conciencia puede condenarla. Los padres deben permanecer tiernos y firmes,
siempre viviendo en la esperanza de querer que su hijo vuelva a ellos.
Hay dos tipos de acceso que puede que no tengas con tus hijos: geográ fico y relacional. Si tu
hijo extraviado vive muy lejos, intenta encontrar un creyente maduro por su zona y pídele
que se ponga en contacto con tu hijo. Esto puede parecerle entrometido, tonto, o
vergonzoso, pero vale la pena, especialmente si el creyente que encuentras puede
identificarse emocionalmente con tu hijo de una manera que tú no puedes.
Muchos hijos rebeldes harían bien en oír que está n siendo unos tontos, y rara vez esto
puede ser señ alado ú tilmente por sus padres, así que intenta mantener a otros cristianos
en la vida de tus hijos.
Honra a tu hijo extraviado de la misma forma que honrarías a cualquier otro no creyente.
Puede que ellos se junten con gente con la que nunca considerarías hablar o incluso mirar,
pero son los amigos de tu hijo. Respeta eso, incluso si la relació n está fundada en pecado.
Ellos son malos para tu hijo, sí. Pero él también es malo para ellos. Nada se resolverá con
hacer muy evidente que no te agrada con quienes se rodea.
Cuando tu hijo aparezca por el cumpleañ os de algú n familiar con otra enamorada, una que
nunca has visto antes y probablemente no vuelvas a ver, sé hospitalario. Ella es la hija
extraviada de alguien, y necesita a Jesú s también.
9. Escríbele correos
¡Alaba a Dios por la tecnología que permite mantenerte en la vida de tus hijos tan
fá cilmente!
Cuando leas algo en la Biblia que te anima y ayuda a amar má s a Jesú s, anó talo en un par de
líneas y envíalo a tu hijo. La mejor exhortació n para ellos son ejemplos positivos del gozo
de Cristo en tu propia vida.
No te estreses demasiado cuando escribas esas líneas, como si cada una de ellas deba ser
particularmente poderosa. Solo lá nzalas una tras otra, y deja que el efecto acumulativo de
tu satisfacció n en Dios se junte en la bandeja de entrada de tu hijo. La palabra de Dios
nunca es proclamada en vano.
Si es posible, no dejes que la ú nica interacció n con tu hijo sea electró nica. Encuéntrense
cara a cara si pueden. Puedes pensar que es estresante e incó modo, pero créeme que es
mucho peor estar en los zapatos de tu hijo, pues él está experimentando la misma
incomodidad pero combinado con culpa. Así que si está dispuesto a encontrarse contigo
para el almuerzo, alaba a Dios, y usa esa oportunidad.
Casi se sentirá hipó crita hablar de su día a día, dado que lo que realmente te importa es su
vida eterna, pero de todas maneras inténtalo. Necesita saber que te importa todo de él.
Entonces, antes que termine el almuerzo, ora para que el Señ or te dé el valor de
preguntarle por su alma. No sabes có mo responderá . ¿Hará un gesto que parezca que eres
un tonto? ¿Se enojará y se marchará ? ¿Quizá Dios ha estado obrando en él desde la ú ltima
conversació n? No sabrá s hasta que te arriesgues a preguntar.
(Aquí hay una nota para padres de hijos má s jó venes: establece tiempos regulares para
salir a comer con tus hijos. No solo será valioso en sí mismo, sino que ademá s si entran en
una etapa de rebeldía, la tradició n de juntarse con ellos ya estará establecida y no se verá
raro invitarlos a almorzar. Si un hijo ha estado comiendo los sá bados con su papá desde
pequeñ o, será má s difícil para él decir después que no a la invitació n de su padre, incluso
siendo un malhumorado de 19 añ os).
No se puede exagerar con esto. Es el centro de todo. Ninguna estrategia para alcanzar a tu
hijo o hija tendrá un efecto duradero si la meta fundamental no es que los ayude a conocer
a Jesú s.
Jesú s.
No es para que vuelvan a ser buenos hijos otra vez; no es para que se corten el cabello y
empiecen a bañ arse; no es para que les guste la mú sica clá sica en lugar de rock pesado; no
es para que ya no te sientas avergonzado en tu estudio bíblico semanal; no es para que
voten por los conservadores en las pró ximas elecciones; no es incluso para que puedas
dormir en la noche sabiendo que no irá n al infierno.
La ú nica razó n de orar por ellos, recibirlos, rogar por ellos, escribirles, comer con ellos, o
tomar interés en sus actividades es para que sus ojos sean abiertos a Cristo.
Y É l no solamente es el ú nico objetivo, es la ú nica esperanza. Cuando vean la maravilla de
Jesú s, su satisfacció n será redefinida. Reemplazará la patética vanidad del dinero, la
exaltació n del hombre, las drogas, o el orgasmo con el que está n arriesgando su eternidad.
Solo su gracia puede sacarlos de sus acciones peligrosas y atarlos a É l. Cautivo, pero
satisfecho.