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AUTOS: "García Rubio de Piccico, Elsa Raquel c/ Romano, Beatriz Aurelia y otro s/

Disolución y liquidación de sociedad"

TRIBUNAL: SCJBA

FECHA: 19/09/2007

TEMA: SOCIEDADES EN GENERAL – AFFECTIO SOCIETATIS – DISOLUCIÓN Y


LIQUIDACIÓN – DISOLUCIÓN - CAUSALES NO PREVISTAS - IMPOSIBILIDAD
SOBREVINIENTE DE LOGRAR EL OBJETO SOCIAL

SÍNTESIS: La Cámara Segunda de Apelación en lo Civil y Comercial del


Departamento Judicial de La Plata confirmó la sentencia apelada que había admitido
la reclamada disolución anticipada de la sociedad. Dispuso el tribunal de alzada la
atribución del carácter de causal de disolución a la inexistencia de affectio
societatis, por considerarla como imposibilidad sobreviniente de lograr el objeto
social. Se entendió que si bien el citado elemento societario podía aparecer
debilitado en las sociedades anónimas abiertas, no lo estaba cuando se por trataba
de una empresa cerrada con un número reducido de integrantes en el que existía la
voluntad o intención de asociarse que suponía la colaboración en forma activa en el
emprendimiento común. Agregó el tribunal que en este supuesto no se requería la
convocatoria a asamblea extraordinaria contemplada por el art. 244 LS pues
tratándose de una causal ajena a la voluntad de los socios, no requería para su
configuración la reunión del órgano de gobierno sino que sólo bastaba la
comprobación de los presupuestos de la misma. La Suprema Corte de Justicia
provincial rechazó el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto. Se
rechazó el agravio de la recurrente relativo a que la affectio societatis no era un
requisito esencial para la constitución de una sociedad anónima y mucho menos se
exigía su subsistencia para evitar caer en una causal de disolución. Se apuntó que
verificar si se había probado la ocurrencia de alguna de las causas que provocaban
la disolución de una sociedad eran cuestiones de hecho que sólo habilitaban la
instancia extraordinaria frente a la demostración de que las conclusiones arribadas
como consecuencia de su análisis provenían de razonamientos caprichosos y
contrarios a las leyes que gobernaban la valoración de los hechos y las pruebas.
Consideró que era innecesaria la celebración asamblearia en razón de que no se
trataba de una causal que requiriera la voluntad de los socios para cumplir con su
cometido. Apuntó que se había tenido especialmente en cuenta que frente al
disenso de las partes en cuanto a la causal enunciada, era necesario acudir a la vía
judicial que declarara o no su existencia, por lo que no era preciso convocar a
asamblea para el ejercicio de la acción, máxime cuando los hechos que se habían
tenido por acreditados denotaban lo infructuoso de tal convocatoria.

ACUERDO
En la ciudad de La Plata, a 19 de setiembre de 2007, habiéndose establecido, de
conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el
siguiente orden de votación: doctores Roncoroni, Pettigiani, Kogan, Genoud,
Hitters, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo
ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa C. 92.550, "García Rubio
de Piccico, Elsa Raquel contra Romano, Beatriz Aurelia y otro. Disolución y
liquidación de sociedad".
ANTECEDENTES
La Sala II de la Cámara Segunda de Apelación en lo Civil y Comercial del
Departamento Judicial de La Plata confirmó la sentencia apelada que había admitido
la reclamada disolución de sociedad.
Se interpuso, por la codemandada Beatriz Aurelia Romano, recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley.
Dictada la providencia de autos y encontrándose la causa en estado de dictar
sentencia, la Suprema Corte resolvió plantear y votar la siguiente
CUESTION
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
VOTACION
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Roncoroni dijo:
1. Para confirmar el fallo que admitiera la disolución de sociedad incoada, la
Cámara a quo comenzó por destacar la firmeza del decisorio respecto de la realidad
de los hechos que se tuvieron por probados en origen, en razón de la falta de crítica
en su contra (fs. 186 y vta.).
Seguidamente, fundada en el art. 260 del Código Procesal Civil y Comercial,
desestimó el agravio que reprochaba la atribución del carácter de causal de
disolución a la inexistencia de affectio societatis, por cuanto lo decidido apuntaba,
no a endilgarle tal calidad, sino a considerarla como motivo de la prevista por el inc.
4 del art. 94 de la Ley de Sociedades, esto es, imposibilidad sobreviniente de lograr
el objeto social, que era en realidad lo que motivara el pedido de disolución
anticipada (fs. 186 vta.).
Por otra parte, entendió que si bien el citado elemento societario podía aparecer
debilitado en las sociedades anónimas abiertas, en el caso de autos no lo estaba,
por tratarse de una empresa cerrada con un número reducido de integrantes en el
que existía la voluntad o intención de asociarse que suponía la colaboración en
forma activa en el emprendimiento común (fs. cit./187).
Agregó el tribunal que en este supuesto no se requería la convocatoria a asamblea
extraordinaria, contemplada por el art. 244 de la ley 19.550 pues, tratándose de
una causal ajena a la voluntad de los socios, no requería para su configuración la
reunión del órgano de gobierno; sólo bastaba la comprobación de los presupuestos
de la misma (fs. 187 vta.).
2. Contra este pronunciamiento interpone el letrado representante de la
codemandada Beatriz Aurelia Romano recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley por el que denuncia la violación de los arts. 18 de la Constitución nacional; 15
de la Carta provincial y 384 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 200 vta.).
Aduce, en resumen, que considerar a la affectio societatis en las sociedades
anónimas cerradas como un elemento esencial, pudiendo llegarse a la disolución sin
previa convocatoria a asamblea extraordinaria en caso de desavenencia entre sus
integrantes, "... constituye una violación expresa de la ley, una aplicación errónea a
la posible doctrina." (fs. 198 vta.).
A continuación efectúa un análisis distintivo entre las sociedades anónimas abiertas
y cerradas, afirmando que la disolución anticipada - tal el caso de autos - requiere
decisión asamblearia ajustada a los requisitos de quórum y mayoría previstos en el
art. 244, 4º párr. de la Ley de Sociedades, requisito que - señala - ha sido obviado
por la sentencia (fs. cit./199 vta.).
Agrega que nada impedía a la actora, en su calidad de Presidente y como
representante legal necesario de la sociedad, convocar a asamblea. Era
fundamental, añade, que tal calidad fuera valorada por la Cámara, que al no
hacerlo, violentó el art. 384 del Código Procesal Civil y Comercial (fs. 200 vta.).
Por último reniega de la decisión desestimatoria del agravio referido a la omisión de
citar a la sociedad a la contienda, considerando que se trata de un vicio de
fundabilidad y no de procedibilidad, como se sostiene en el fallo (fs. cit.).
3. El recurso no puede prosperar.
La Cámara a quo, con fundamento en el art. 260 del Código Procesal Civil y
Comercial, desestimó inicialmente el embate dirigido a cuestionar la calidad de
causal de disolución que, el apelante entendió, fuera otorgada por el fallo a la
inexistencia de affectio societatis.
Este argumento central no sólo no ha sido objeto de cuestionamiento alguno, sino
que tampoco se ha denunciado la transgresión a la norma citada.
Ello como consecuencia de haber dedicado su reproche a sostener que la affectio
societatis no es un requisito esencial para la constitución de una sociedad anónima
y mucho menos se exige su subsistencia para evitar caer en una causal de
disolución, descuidando enervar la decisión respecto de la insuficiencia apelatoria.
No encuentro útil, a estos efectos, alegar que el citado elemento podría incluirse en
el supuesto del art. 94 inc. 1 de la ley 19.550, toda vez que dicha afirmación no
encuentra apoyo más que en jurisprudencia de un tribunal nacional que, por muy
respetable que resulte - sabido es - no constituye la doctrina legal a que se refiere
el art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial (conf. Ac. 76.128, sent. del 15 V
2002; Ac. 43.970, sent. del 28 V 1991, en "Acuerdos y Sentencias", 1991 I 859;
Ac. 53.876, sent. del 1 III 1994, en "Acuerdos y Sentencias", 1994 I 185; Ac.
53.749, sent. del 25 IV 1995; Ac. 54.481, sent. del 27 XII 1996; Ac. 64.309, sent.
del 12 V 1998).
Por otra parte es del caso recordar que esta Corte ha dicho que verificar si se ha
probado la ocurrencia de alguna de las causas que provocan la disolución de una
sociedad son cuestiones de hecho (conf. Ac. 39.110, sent. del 9 VIII 1988, en
"Acuerdos y Sentencias", 1988 III 49; Ac. 67.772, sent. del 15 XII 1999).
Y sabido es que la apertura al tratamiento de este tipo de cuestiones en la instancia
extraordinaria sólo se activa si los argumentos propuestos demuestran, sin
hesitación, que las conclusiones arribadas como consecuencia de su análisis
provienen de razonamientos caprichosos y contrarios a las leyes que gobiernan la
valoración de los hechos y las pruebas.
Instalados, entonces, en el tipo de causal disolutoria, resta adentrarnos en el
estudio de la planteada necesidad de convocatoria a asamblea extraordinaria para
su cumplimiento.
En este caso, la recurrente sostiene que la celebración asamblearia era inexcusable,
conforme lo edicta el art. 244, párr. 4º de la ley 19.550 siendo, además, facultad
de la actora, en su calidad de Presidente de la empresa, efectuarla. Mas estos
conceptos a mi juicio no alcanzan suficiente entidad para desvirtuar el fundamento
que hizo hincapié en la innecesariedad de la misma en razón de que no se trataba,
en la especie, de una causal que requiriera la voluntad de los socios para cumplir
con su cometido.
Otra circunstancia que olvida el crítico en su discurrir, de visceral importancia para
la solución, es que la alzada tuvo especialmente en cuenta que frente al disenso de
las partes en cuanto a la causal enunciada, era necesario acudir a la vía judicial que
declarara o no su existencia, no siendo preciso convocar a asamblea para el
ejercicio de la acción, máxime cuando los hechos que se tuvieron por acreditados,
denotaban lo infructuoso de tal convocatoria (v. fs. 187 vta.).
Un postrer rechazo se impone y es al agravio vinculado con la desestimación de "...
la escueta afirmación de no haber sido citada la sociedad anónima en este
proceso...", por carecer la recurrente, de legitimación para su requerimiento y por
resultar tardío el planteo en el recurso de apelación respecto de la validez de las
actuaciones y no de la justicia del pronunciamiento (fs. cit. y 188).
Ello así pues el argumento referido en el punto 3.16 de la crítica ofrece sólo la
expresión personal de la opinión de la recurrente, desconectada por completo del
ataque directo, frontal y hábil para desmerecer la decisión.
En razón de no hallar configuradas las infracciones legales denunciadas, doy mi
voto por la negativa.
Los señores jueces doctores Pettigiani, Kogan, Genoud e Hitters, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Roncoroni, votaron la cuestión planteada
también por la negativa.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
SENTENCIA
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario
interpuesto; con costas (arts. 84 y 289, C.P.C.C.).
Notifíquese y devuélvase.
RONCORONI – PETTIGIANI – KOGAN – GENOUD - HITTERS

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