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Las redes unitarias de saneamiento: Criterios de diseño y

control
Miguel Salaverria Monfort*

Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Responsable del Área Hidráulica de IKAUR,


Ingenieros y Arquitectos.

- INTRODUCCION
- REDES UNITARIAS-REDES SEPARATIVAS
- COLECTORES UNITARIOS URBANOS
- DISEÑO DE REDES UNITARIAS
- TANQUES DE TORMENTA
- TIPOLOGÍA DE TANQUES DE TORMENTA
- EQUIPAMIENTO DE LOS TANQUES DE TORMENTA
- MODELIZACIÓN DE LA RED

Descriptores: Colectores unitarios, Tanques de tormenta, Modelización de una red,


Diseño hidráulico

Introducción

Es por todos conocido que la última década del siglo XX y la primera del XXI serán las
décadas del saneamiento en el Estado español. Por un lado, por las necesidades
medioambientales que se generan con el aumento del nivel de vida, y por otro, la
normativa de la Unión Europea hace que estemos en pleno desarrollo de importantes
planes de saneamiento y depuración de las aguas residuales que producimos.

Estos planes suponen, como norma general, la construcción de diversos colectores-


interceptores hasta las estaciones de depuración que evitan los actuales vertidos directos
a los cauces o litoral, junto con las estaciones de depuración y emisarios submarinos, con
el fin de conseguir una calidad de vertido compatible con la calidad final prevista en el
medio receptor.

En muchos planes y proyectos de saneamiento existe un tercer elemento a tener en


cuenta que puede llegar a tener una importancia económica similar a la del propio
interceptor. Nos estamos refiriendo a la remodelación de las redes internas de
saneamiento para poder conducir los vertidos de forma adecuada en cantidad y calidad
hasta el propio interceptor.

Por lo tanto, un proyecto global de saneamiento tiene como elementos fundamentales los
siguientes:

— Remodelación de la red actual de saneamiento.

— Interceptor.

— Estación de depuración.

— Vertido al medio receptor.


En este artículo nos vamos a centrar en el primer y segundo puntos, en la relación entre
ellos y con el diseño de la estación de depuración, pero sin olvidar una máxima de todo
plan de saneamiento, que consiste en que la contaminación vertida por la totalidad del
sistema sea mínima.

Es decir, que no sólo es necesario que la estación de depuración funcione dentro de los
límites establecidos, sino que el resto de elementos, tales como tanques, aliviaderos de
tormentas o vertidos de redes de pluviales separativas, produzca también una
contaminación mínima y asimilable por el medio receptor.

Redes unitarias-redes separativas

A la hora de realizar un plan de saneamiento, y sobre todo cuando se estudia la


remodelación de las redes existentes o se planifican redes nuevas, el gran dilema que
siempre se plantea es si el esquema debe ser unitario o separativo. Es una discusión que
sigue estando abierta, y así, en el último «IFAT» (mayo de 1993; Munich) se realizaron
unas jornadas técnicas sobre este tema. En dichas jornadas, en las que participaron
especialistas alemanes, holandeses e ingleses, se discutían las ventajas e inconvenientes
de ambos sistemas. Así, a modo de ejemplo, en una ciudad alemana de unos 100.000
habitantes tardaron más de dos años en conseguir una red separativa; y preguntado al
responsable del proyecto si haría de nuevo una red separativa, su respuesta fue un claro
no.

En principio parece que la red separativa tiene ventajas:

— Sólo se transporta el caudal de agua residual hasta la depuradora, lo que disminuye


diámetros.

— La depuradora trabaja con unas variaciones de cargas contaminantes mínimas.

— El volumen de tratamiento es mínimo.

Ahora bien, a pesar de todas estas ventajas, que desde luego tiene el sistema separativo,
existen también inconvenientes:

— El control de vertido debe ser mucho mayor para evitar que existan acometidas mal
realizadas. Nuestra experiencia es que muchas redes separativas tienen siempre
acometidas de pluviales en la red de aguas residuales, y al revés.

— La redes pluviales pueden producir importantes contaminaciones, sobre todo durante


las primeras lluvias. Así, en la tabla 1 se presentan unos valores característicos de un
vertido de aguas pluviales en un cauce en comparación con los vertidos de agua residual
con y sin depuración.

Se puede comprobar que la contaminación se centra en una gran concentración de


sólidos en suspensión, demanda química de oxígeno (DQO) y trazas de metales pesados.

Esta contaminación suele ser de corta duración, pero en algunos parámetros varias veces
superior al vertido de la propia estación de depuración y del orden de un vertido directo
residual sin depurar.
Además este efecto es notorio durante las tormentas estivales, cuando por los cauces
naturales discurren los caudales de estiaje. La relación de caudales que puede existir
entre el vertido y el estiaje del cauce receptor marca la capacidad de recepción de dicho
vertido por el medio natural.

La tendencia mundial en este sentido pasa por que dicha agua pluvial sufra una
decantación antes de su vertido, lo que trae consigo la necesidad de eliminación de
fangos.

— El coste del sistema separativo es, como norma general, superior al del sistema
unitario, ya que obliga en muchas zonas a doblar los metros lineales de colectores a
colocar.

— Y como se ha comentado, la posibilidad de realizar un verdadero sistema separativo en


una zona ya construida es muy difícil, muy caro y con resultados raramente eficientes, ya
que existen numerosos tejados y patios interiores de viviendas para cuya separación es
necesario actuar en los interiores de las propias viviendas, lo que resulta muchas veces
inabordable. Además, si nos fijamos en un centro urbano, la superficie de tejados y patios
suele ser muy superior a la de viales, por lo que, desde el punto de vista de
funcionamiento de la red de alcantarillado, muy pocas ventajas se obtienen separando
las aguas pluviales de los viales si no se actúa en los tejados y patios interiores.

Por tanto, la posibilidad de mantener un sistema de colectores urbanos unitarios es una


opción real y muchas veces la única que puede ser acometida dentro de una economía
global de la solución.

En este artículo nos vamos a centrar en el estudio de los colectores unitarios urbanos, su
diseño y sus sistemas de regulación y la problemática que plantea.

Colectores unitarios urbanos

De acuerdo con lo comentado anteriormente, los colectores unitarios urbanos reciben por
un lado las aguas residuales urbanas y por otro las aguas pluviales que se producen con
las escorrentías también urbanas.

El primer concepto que es necesario indicar es el carácter urbano de las aguas pluviales.
Una de las razones de más peso que puede llevarnos a la decisión de escoger un sistema
unitario se basa en la carga contaminante que vierte una red de pluviales de tipo
separativo, tal y como se ha visto anteriormente. Esta carga contaminante se produce
sólo en las cuencas urbanas. En la tabla 2 se presentan los valores medios encontrados
en una cuenca urbana y en una cuenca de características rurales.
De acuerdo con dicha tabla, la carga pluvial de cuencas rurales es similar o inferior al
vertido de una estación de depuración, y por lo tanto nunca conviene llevar este tipo de
agua pluvial hacia la estación de depuración.

Por consiguiente, al hablar de un sistema unitario urbano suponemos que se han


separado las cuencas extraurbanas conduciéndolas directamente a los cauces. Según
ello, este sistema de colectores requiere siempre una separación en las redes de
pluviales, dejando siempre fuera de la red urbana el drenaje extraurbano.

La característica más importante de este sistema de colectores está en la variación de


caudal. Existirá un caudal en tiempo seco que será, normalmente, muy inferior al caudal
en tiempo de lluvia.

Según datos del País Vasco, y teniendo en cuenta que nos referimos a una zona muy
lluviosa, con precipitaciones medias superiores a los 1.000 mm al año, el número de
horas de lluvia es del orden del 8% de la totalidad de horas anuales.

Además, por modelizaciones efectuadas en nuestra ingeniería, una red de saneamiento


para una población del orden de 50.000 habitantes se vacía en un período de una hora
después de finalizada la lluvia.
Por lo tanto, y partiendo del orden de 200 eventos lluviosos que producen escorrentía al
año, el porcentaje de horas en que existe variación de caudal respecto al tiempo seco se
limita al 10% de las horas anuales.

De acuerdo con ello, una estación de depuración, suponiendo valores medios


hiperanuales, recibirá el caudal en tiempo seco durante el 90% de las horas anuales.
Durante el otro 10% de las horas el caudal variará en función de la intensidad y duración
del fenómeno lluvioso.

Este dato es aplicable a una zona de alta precipitación como es la cuenca Norte del País
Vasco. En otras zonas más secas del Estado español el número de horas de tiempo seco
será superior.

Otra característica de este tipo de colectores está producida por la propia variación de
caudal. Normalmente, sobre todo en colectores con pendientes inferiores al 1%, el caudal
mínimo en tiempo seco no consigue pasar el umbral de autolimpieza, produciéndose
sedimentaciones en los tubos. Las variaciones diurnas de estos caudales en tiempo seco
producen una autolimpieza pero no impiden que sigan existiendo sedimentos.

Cuando se produce una verdadera autolimpieza es con el comienzo de un episodio


lluvioso. El calado aumenta rápidamente, aumentando paralelamente la velocidad, lo que
permite arrastrar las partículas depositadas en los tubos.

Además, estas primeras lluvias llevan implícitas una fuerte contaminación, debido al
lavado de viales y tejados que se produce, lo que supone, teniendo en cuenta el proceso
de lavado de tubos, una muy fuerte contaminación inicial (Fig.1).
Fig. 1. Contaminación producida por las
primeras lluvias.

Por tanto, es necesario que estas primeras lluvias sean siempre llevadas a la estación de
depuración y nunca sean vertidas a un cauce receptor.

Diseño de redes unitarias

La redes unitarias tienen unas características de diseño comunes a cualquier red de


colectores, pero presentan algunos elementos de interés característicos de este tipo de
redes, como son la regulación de caudal, tanques de tormenta y tanques de tormenta en
estaciones de bombeo. A continuación vamos a realizar una revisión general a los
diseños de este tipo de redes.

Los caudales máximos de diseño dependen de si el colector está aguas arriba o aguas
abajo de una estructura de regulación y alivio. Aguas arriba de esta estructura su diseño
vendrá condicionado por el caudal en tiempo seco (en general pequeño) más el caudal de
lluvia producido en la cuenca urbana.

En general, en el norte de España la lluvia de proyecto se asocia a un período de retorno


de 10 años y se calcula para que las tuberías no entren en carga. Ahora bien, desde el
mes de abril de 1993 existe un primer proyecto de norma europea EN-752-Parte 4 que
fija, según la zona de que se trate, los períodos de retorno que aparecen en la tabla 3.

Por lo tanto, esta norma nos fija un criterio para el cálculo de la red sin entrar en carga
las tuberías, pero obliga también a calcular la capacidad de la red puesta en carga pero
sin inundar la urbanización. Indudablemente, esto en principio sólo se puede realizar
aplicando modelos matemáticos de simulación de redes. Es decir, la norma induce a la
aplicación de estos modelos para el diseño de los colectores a caudales máximos.

En cuanto al caudal de aguas negras, en general viene definido por una dotación por
habitante y día. Dado que este concepto se va a usar posteriormente, conviene
profundizar en él.

Hoy día en España no parece existir un concepto claro a este respecto y cada
Administración u organismo competente impone su criterio. En la tabla 4 se exponen
diversos valores empleados en el norte de España y, de acuerdo con la norma EN-752-
Parte 4, en otros países europeos.
Como se puede apreciar, parece que los valores lógicos de dotación están en 150 litros
por habitante y día para los caudales actuales y entre 200 y 250 para el futuro. Valores
superiores, si bien no suelen influir en el diseño de los colectores antes de las estructuras
de control y alivio, tienen importancia para el diseño de las estructuras de control,
interceptores situados aguas abajo y de la propia EDAR (estación depuradora de aguas
residuales), ya que pueden aumentar los caudales de diseño de dichos elementos de
manera innecesaria.

Aparte del caudal pluvial y el caudal residual urbano, es necesario contabilizar el caudal
industrial y el caudal de infiltración, si bien en este artículo no vamos a entrar en ellos.

Por lo tanto, hemos visto el diseño de colectores para caudales máximos, pero conviene
realizar otras dos comprobaciones antes de aceptar dicho diseño. Nos estamos refiriendo
a la comprobación de autolimpieza y al estudio de corrosión por sulfhídrico, sobre todo si
trabajamos con tuberías de hormigón.

Sobre las condiciones de autolimpieza de colectores existe bastante bibliografía, pero en


este artículo nos vamos a centrar en analizar tres referencias. En primer lugar está el
proyecto de norma europea EN-752, titulada «Red de saneamiento exterior a los
edificios», en su parte 4, dedicada a la concepción hidráulica y medioambiental de los
colectores. Dicha norma marca un criterio para colectores de diámetro nominal igual o
inferior a 300 mm, pero para colectores mayores indica que serán las administraciones
locales las que indiquen el criterio.

En segundo lugar conviene citar el criterio americano recogido en el manual del ASCE nº
60. En dicha publicación se propone una fórmula de autolimpieza (fórmula de Shields)
que depende del tamaño de la partícula y del tipo de material (arena o arcilla). Esta
fórmula, que calcula cuál es la velocidad mínima que transporta a sección llena una
partícula de ciertas características, puede ser aplicada posteriormente a cualquier grado
de llenado de la tubería mediante unas tablas de conversión.

En tercer lugar conviene citar la norma ATV-110 alemana. Los alemanes proponen una
velocidad mínima en función del esfuerzo rasante que es capaz de realizar el agua para
arrastrar las partículas sólidas y definen una velocidad crítica en función del calado que
como mínimo debe llevar el agua para cumplir la condición de autolimpieza.

En la tabla 5 se indica la velocidad crítica correspondiente a un calado igual al 50% del


diámetro de la tubería.

Si queremos emplear este cálculo para diferentes grados de llenado de la tubería es


necesario multiplicar la velocidad crítica al 50% por un coeficiente que presenta los
valores que aparecen en la tabla 6.
Según experiencias propias, la fórmula de la ATV-110 es más restrictiva que la del
manual del ASCE nº 60, y además, datos concretos obtenidos en la EDAR de Azpeitia
(Gipuzkoa), en donde la contaminación de llegada producida por la primera lluvia es muy
importante, nos hacen pensar que la fórmula de Shields no produce el efecto deseado.

En cuanto al estudio de corrosión por sulfhídrico, podemos indicar que depende del
caudal mínimo, temperatura del agua residual y pendiente del colector. En este artículo
no vamos a entrar en detalles del cálculo para evaluar la posible generación de
sulfhídrico, si bien conviene comentar que aplicando la fórmula de Shields para el cálculo
de autolimpieza y la ecuación de Pomeroy-Parkhurst para predecir los niveles de
sulfhídrico, se dan casos en que, cumpliendo la condición de autolimpieza, se detectan
importantes niveles de sulfhídrico. Esto no sucede empleando la metodología alemana
para el cálculo de autolimpieza, que asegura bajos niveles de sulfhídrico en las tuberías
para las temperaturas de agua residual del norte de España.

Tanques de tormenta

El diseño de los sistemas unitarios urbanos implica colocar intercaladas en la red unas
estructuras de control que limitan el caudal de paso hacia la estación de depuración
vertiendo por medio de un aliviadero el sobrante de agua al medio receptor. Estas
estructuras se denominan aliviaderos cuando no tienen capacidad de almacenamiento, y
tanques de tormenta cuando pueden almacenar agua del sistema unitario.

Los aliviaderos de tormentas, al no tener ninguna capacidad de almacenamiento, no son


capaces de controlar la contaminación que se produce con las primeras lluvias,
contaminando de forma importante el medio receptor, salvo que el caudal de paso hacia
la estación de depuración sea muy importante, lo que es claramente irrentable.

Por lo tanto, los aliviaderos de tormenta son, en nuestra opinión, unas estructuras que
pueden producir importante contaminación en el medio receptor, por lo que, salvo casos
excepcionales, no deberían colocarse en los sistemas unitarios urbanos, debiendo tener
un volumen de retención y convirtiéndose así en lo que hemos denominado tanques de
tormenta en este artículo.
Una vez aclarado este concepto, nos vamos a centrar en el diseño de los tanques de
tormenta.

En primer lugar debemos hablar de su implantación. Los tanques de tormenta deberían


colocarse siempre en paralelo. Es decir, que no es aconsejable mezclar aguas que han
pasado por un tanque de tormenta con aguas unitarias no controladas.

En la figura 2 se indican dos posibles emplazamientos de tanques de tormenta. El


primero debe ser evitado porque aumenta el grado de dilución del agua residual,
mientras que el segundo es el más recomendable, ya que el grado de dilución de la
contaminación se mantiene constante y el control de caudales es adecuado. De aquí
nace el concepto de interceptor general, que es el colector que recibe los vertidos de los
tanques de tormenta y los traslada hasta la estación de depuración.

Fig. 2. Los dos posibles emplazamientos de los


tanques de tormenta.

El siguiente punto que vamos a estudiar es el del volumen del tanque de tormenta. Este
volumen depende inicialmente del caudal de salida hacia el interceptor
general, de la pluviometría de la zona y del número de vertidos que
permitamos en el medio receptor.

En cuanto al caudal de salida hacia la estación de depuración, existen dos teorías


bastante diferenciadas. En primer lugar está la teoría inglesa señalada en su British
Standard 8005, en que define un caudal dado por la siguiente fórmula:

Es decir, que sobre la base de una dotación de 250 litros por habitante y día permite una
dilución del orden de 5,5 a 1.
Esta fórmula es similar a la usada en el norte de España (Confederación Hidrográfica del
Norte) de 20 l/s por cada 1.000 habitantes.

La fórmula inglesa se empleó en Liverpool por primera vez en los años cincuenta. Supone
llevar un importante caudal hacia la depuradora, lo que permite disminuir el volumen de
retención de los tanques de tormenta. En general crea problemas a la entrada de la
estación de depuración, ya que obliga a que el tratamiento primario se diseñe para estos
caudales, mientras que el secundario se suele diseñar para el caudal punta en tiempo
seco, del orden de 2 a 2,5 veces el caudal medio en tiempo seco.

Por lo tanto, este criterio obliga a grandes diámetros en los interceptores, importantes
caudales de diseño en el pretratamiento y decantación primaria, importante obra de
bombeo a la entrada de la planta y a pequeños volúmenes de retención en los tanques
de tormenta.

Por otro lado está el modelo alemán definido en su última normativa ATV-128 «Standards
for the dimensioning and design of stormwater overflows in combined waterwater
sewers» (abril 1992). Esta norma tiene como base una filosofía totalmente opuesta a la
inglesa, y es que por el interceptor va exclusivamente el agua que puede ser tratada a lo
largo de la estación de depuración, tanto en el primario como en el secundario. El caudal
de diseño de la estación de depuración y, por tanto, del interceptor viene dado por la
fórmula:

Si comparamos ambas fórmulas (inglesa y alemana) para diferentes poblaciones,


suponiendo una dotación del orden de 250 litros por habitante y día y sin vertidos
industriales, podemos establecer la tabla 7.
Por tanto, la metodología alemana nos permite llevar por el interceptor caudales en 1,5 a
2 veces inferiores a los de la norma inglesa, con el consiguiente ahorro en colectores y
tratamiento en la depuración.

Ahora bien, si comparamos estos caudales con el diseño de una estación de depuración,
suponiendo que el biológico lo dimensionamos para 2,5, el caudal medio en tiempo seco,
podemos realizar la tabla comparativa 8.

Por lo tanto, la norma alemana obliga a aumentar algo el tratamiento secundario


respecto a otras normas, pero comporta un importante ahorro en colectores y
pretratamiento–tratamiento primario.

La pluviometría es una característica física que conviene tener en cuenta a la hora del
diseño de los tanques, con el fin de definir las características de los mismos. En una zona
lluviosa, como puede ser el norte de España, la importancia del lavado que se produce
con las primeras lluvias en un sistema unitario es menor que en una zona seca, en donde
existen largos períodos de tiempo sin llover. De todas formas, la importancia de la lluvia
sólo se puede cuantificar mediante el empleo de modelos con estudios de períodos de
lluvia reales.

En cuanto al volumen del tanque de tormenta, podemos indicar que existe un criterio
generalizado de que este volumen sea capaz de retener la contaminación producida por
la primera lluvia como mínimo. En este sentido se inclinan la norma British Standard y
los criterios de diseño de colectores de la Confederación Hidrográfica del Norte. Así, se
señala que este volumen corresponde al necesario para que una lluvia de 20
minutos de duración y con una intensidad de 10 litros por segundo y hectárea
no produzca vertidos por el aliviadero de tormentas.

La norma alemana varía este valor de 10 l/s y ha por un abanico entre 7,5 y 15 l/s y ha
impermeable que varía en función del tiempo de concentración de la cuenca. Para
tiempos de concentración inferiores a 120 minutos, la lluvia crítica viene dada por la
fórmula:

Pero además de este volumen mínimo que consigue evitar la contaminación producida
por la primera lluvia, si se quiere reducir el caudal que va hacia la estación de depuración
es necesario ampliar la capacidad del tanque de tormenta. Para conocer este nuevo
volumen, la norma ATV-128 marca una metodología basada en el principio de que la
contaminación vertida por el tanque de tormenta más la vertida por la estación de
depuración correspondiente al caudal de lluvias no debe ser superior a la contaminación
producida por un sistema separativo de agua pluvial, a nivel de valores medios anuales.

Con base en esta hipótesis se desarrolla un método de cálculo que depende de la


relación entre el caudal medio anual de alivio de un tanque de tormenta y el caudal
medio en tiempo seco. Es decir, de la contaminación que pueda traspasar el caudal de
agua residual al caudal de agua pluvial durante una lluvia. El volumen de un tanque de
tormenta así calculado oscila entre un mínimo del orden de 5 m 3/ha impermeable hasta
un máximo de 40 m3/ha impermeable. Un valor normal oscila entre 15 y 20 m3/ha
impermeable.

Tipología de tanques de tormenta

A nivel tipológico, de los tanques de tormenta es necesario realizar dos grandes grupos.
Uno lo forman los tanques en línea y el otro los tanques en paralelo.

Se denomina un tanque en línea cuando el tanque se coloca como un elemento situado a


continuación del colector (Fig. 3). En cambio, en paralelo, cuando el tanque es un
elemento exterior a la red de colectores, conectado a ellos mediante un aliviadero de
control.
Fig. 3. Disposición de los tanques de tormenta en línea (izquierda) y en
paralelo.

En las figuras 4 y 5 se presenta un ejemplo real de ambos tipos de tanques. Cada uno
tiene sus ventajas e inconvenientes, tanto si se dimensionan para retener la
contaminación de la primera lluvia como si se dimensionan con capacidad de
decantación de acuerdo con la norma ATV-128.

Fig. 4. Ejemplo real de tanque de tormenta en línea.


Fig. 5. Ejemplo real de tanque de tormenta en paralelo.

El tanque en serie o en línea es, en general, más económico y el flujo sigue la dirección
lógica del colector. En cambio presenta el inconveniente de que en caso de lluvias de
intensidad baja toda la superficie del tanque entra en funcionamiento, produciéndose
sedimentaciones que es necesario evitar, bien con una limpieza manual o automática.

En cambio, el tanque en paralelo tiene mucho mejor resuelto este problema, ya que para
pequeñas lluvias la superficie mojada se reduce de forma importante y, por tanto, no es
necesario sistema de limpieza en esta cámara.

La cámara de mayor volumen, donde está el verdadero volumen de retención, tiene que
estar dotada de un sistema de limpieza automática.

La elección de una tipología u otra de tanque depende de la importancia del tanque


(volumen a retener) y de las posibilidades de ubicación de ambas opciones.

Equipamiento de los tanques de tormenta

Los tanques de tormenta deben estar provistos de unos equipos que permitan, como
mínimo, la regulación del caudal que va hacia el interceptor general y estación de
depuración, la limpieza del tanque y las barreras anti-flotantes.
La regulación del caudal que va hacia la estación de depuración se realiza mediante una
serie de válvulas o mecanismos cuyo diseño varía en función del caudal a regular. La
base del diseño de estos elementos está en que en todos los casos la apertura mínima
debe ser superior a 20 cm (ATV-128).

De acuerdo con nuestra experiencia en el diseño y construcción de tanques de tormenta


para caudales entre 20 y 100 l/s, la válvula que mejor se adapta es la válvula vortex,
cuya forma se observa en la figura 6 y su curva de gasto en la figura 7.

Fig. 6. Válvula vortex.

Fig. 7. Curva de gasto de la


válvula vortex.

Esta válvula, una vez que funciona en torbellino, tiene una curva caudal–altura muy
vertical, lo que significa que el caudal de salida hacia la estación de depuración varía
poco con el grado de llenado del tanque de tormenta.

Para caudales inferiores a 20 l/s los diámetros de apertura de paso de cualquier solución
son inferiores a los 20 cm, por lo que, en nuestra opinión, no se deberían proyectar
caudales de paso hacia el interceptor y estación de depuración inferiores a los 20 l/s.

Para caudales superiores a 100 l/s parece conveniente colocar una compuerta mural con
paso superior a 20 cm, tal y como se puede apreciar en la figura 8. Esta compuerta
conviene colocarla en el lado del tanque, para que la presión del agua tienda a
comprimirla contra la pared y evitar así infiltraciones.
Fig. 8. Compuerta mural.

En cuanto a mecanismos de limpieza, vamos a indicar en este artículo también dos. En


primer lugar está el volteador. Este sistema, que aparece en la figura 9, se llena de agua,
ya sea del propio colector mediante bombeo o bien de una red de agua limpia. Una vez
lleno, y por el efecto del cambio del centro de gravedad que se produce mientras se
llena, se vacía de golpe, produciendo una ola que limpia el tanque. El sistema es sencillo,
seguro, pero requiere unas características de diseño específicas en cuanto a capacidad,
pendiente, volumen de cuneta, etc. Actúa, igual que el otro sistema que se indica a
continuación, sobre sedimento fresco, es decir, se debe poner en marcha y limpiar el
tanque cada vez que se produce un llenado del mismo.

Fig. 9. Sistema de limpieza


mediante un depósito volteador.

El segundo sistema se basa en una bomba sumergida que aspira aire y agua a la vez y
los lanza a gran velocidad, produciendo un barrido en la solera. Este sistema aparece en
la figura 10. Tiene el inconveniente de requerir una potencia eléctrica importante, pero el
resultado final es también adecuado al fin propuesto.
Fig. 10. Sistema de limpieza mediante bomba sumergida.

Para evitar que los sólidos flotantes salgan de la red de saneamiento y vayan a los
cauces es necesario colocar en la zona de alivio un sistema de retención de sólidos. Este
sistema puede ser una reja que mantenga los flotantes mientras el agua alivia, y de
modo que cuando el caudal descienda el flotante se dirija hacia el interceptor. Otra
posibilidad sería colocar un deflector alrededor del aliviadero, suficientemente sumergido
en el agua en el momento del alivio, de forma que impida la llegada de flotantes por la
velocidad del agua hacia el vertedero.

Modelización de la red

Con todos los criterios aquí expuestos se calculó la red de saneamiento de los municipios
de Legazpi, Urretxu y Zumárraga (Gipuzkoa), proyectándose un interceptor general entre
ellos con una estación de depuración conjunta. El esquema del saneamiento aparece en
la figura 11.

Fig. 11. Esquema del saneamiento de los municipios de Legazpi,


Urretxu y Zumárraga.

De acuerdo con este esquema de saneamiento se ha modelizado la red proyectada con el


modelo MOUSE del Danish Hydraulic Institute, y se ha estudiado su funcionamiento
durante tres años (1990-1992) con lluvias reales con intervalos de medición de 10
minutos.
Se ha calculado el volumen y la carga contaminante vertidos por cada tanque de
tormenta y se ha comparado con el vertido real de la estación de depuración. Los
resultados aparecen en la tabla 9.

De acuerdo con ello, podemos ver que la contaminación más importante la produce la
propia depuradora y que los tanques de tormenta producen una contaminación residual,
de acuerdo con el proceso de diseño aquí señalado.

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