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Prefacio

EL ESPÍRITU TE ATRAPA Y CAES

Bajo mi escritorio guardo una caja de cartOn grande de cintas de cassette. A pesar de que todos
ellos han sido transcritos, todavía me gusta escuchar a ellos de vez en cuando.
Algunos de ellos son tranquila y de fácil comprensiOn. Se llenan con las voces de los
mEdicos estadounidenses, interrumpidos ocasionalmente por el tintineo de una taza de cafE o el
pitido de un buscapersonas. El resto de la cintas de más de la mitad de ellos son muy ruidosas. Se
llenan con las voces de los Lee, una familia de refugiados Hmong de Laos que vinieron a los
Estados Unidos en 1980. En un contexto de bebEs que lloran, los niños jugando, portazos, platos
estrEpito, un yammering televisiOn, y un acondicionador de aire sibilancias, que se puede
escuchar la voz de la madre, por turnos entrecortada, nasal, gargly o humlike medida que se
desliza hacia arriba y hacia abajo ocho tonos de la lengua hmong; la voz del padre, más fuerte y
más lento y más vehemente; y la voz de mi intErprete, mediador en hmong y InglEs, baja y
deferente en cada idioma. El bullicio convoca un silbido de las memorias de los sentidos: la
frialdad del metal rojo silla, reservado a los clientes plegable, siempre que se creO tan pronto como
lleguE en el apartamento; las sombras proyectadas por el amuleto que colgaba del techo y girO en
la brisa en su longitud de hilo de ultramarinos; los sabores de los alimentos Hmong, desde el
mejor ( quav ntsuas, * un tallo dulce similar a la caña de azUcar) a la peor ( CIAJ ntshav,
coagulada de cerdo cruda).

Me sentE en la silla plegable roja del Lees' por primera vez el 19 de mayo de 1988. A principios
de la primavera que me había llegado a Merced, California, donde vivían, porque había oído
que había algunos malentendidos extraño está pasando en el hospital del condado entre sus
pacientes Hmong y su personal mEdico. Un mEdico les llamO “colisiones”, lo que hace que suene
como si dos tipos diferentes de personas habían embestido una en la otra, en la cabeza, con el
acompañamiento de chirridos de frenos y la rotura de cristales. Al final resultO que, los
encuentros fueron desordenado pero raramente frontal. Ambas partes se
herido, pero ninguno de los dos parecía saber lo que había golpeado a ella o cOmo evitar otro
accidente.

Siempre he sentido que la acciOn más vale la pena ver no está en el centro de las cosas,
pero donde los bordes se encuentran. Me gustan las costas, las ondas de tiempo, las
fronteras internacionales. Hay fricciones interesantes e incongruencias en estos lugares, y, a
menudo, si usted está parado en el punto de tangencia, se pueden ver los dos lados mejor que si
estuviera en el medio de cualquiera de ellos. Esto es especialmente cierto, creo que, cuando la
aposiciOn es cultural. Cuando lleguE por primera vez a Merced, esperaba que la cultura de la
medicina americana, de la que sabía un poco, y la cultura de los hmong, sobre los que no
sabía nada, sería de alguna manera iluminar uno al otro si podía colocarme entre la dos y no
logran quedar atrapados en el fuego cruzado.

Hace nueve años, que era toda la teoría. DespuEs me enterE de la Lees' hija Lia, cuyo caso
había ocasionado algunos de los peores conflictos del hospital Merced había visto nunca, y
despuEs lleguE a conocer a su familia y sus mEdicos, y despuEs me di cuenta de lo mucho que
me ha gustado ambos lados y cOmo difícil que era echarle la culpa a la puerta de nadie
(aunque Dios sabe que lo intentE), dejE de analizar la situaciOn en estos tErminos lineales, lo
que significaba que, sin quererlo, había empezado a pensar un poco menos como un americano y
un poco más como un Hmong. Por casualidad, durante los años que trabajE en este libro, mi
marido, mi padre, mi hija, y todo lo experimentado enfermedades graves, y al igual que los Lee, me
encontrE pasar mucho tiempo en hospitales. PasE muchas horas en salas de espera royendo
la pregunta, ¿QuE es un buen mEdico? Durante el mismo período,

Ahora he conocido a la gente en este libro de gran parte de mi vida adulta. Estoy seguro de
que si yo no conocía los mEdicos de Lia, yo sería un tipo diferente de paciente. Estoy seguro de que
si yo nunca había conocido a su familia, yo sería un tipo diferente de la madre. Cuando me tire un
par de cintas de la caja de cartOn debajo de mi escritorio y escucho fragmentos al azar, me sumergí
en un lavado penetrante de la memoria, y al mismo tiempo me acuerdo de las lecciones que todavía
estoy aprendiendo tanto de las culturas que tengo escrito sobre. De vez en cuando, cuando
juego las cintas a altas horas de la noche, me imagino lo
sonarían como si pudiera de alguna manera empalmar juntos, por lo que las voces de los hmong y
las voces de los mEdicos estadounidenses podrían ser escuchado en una sola cinta, hablando un
lenguaje comUn.
AF
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Los mEdicos no comen cerebros?

En 1982, Mao Thao, una mujer de Hmong de Laos, que se había instalado en St. Paul,
Minnesota, visitO Ban Vinai, el campo de refugiados en Tailandia, donde había vivido durante un
año despuEs de su escape de Laos en 1975. Fue la primera Hmong -American nunca volver allí, y
cuando un oficial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que administra
el campamento, le preguntO a hablar acerca de la vida en los Estados Unidos, 15.000 hmong,
más de un tercio de la poblaciOn de Ban Vinai, montado en un campo de fUtbol y la interrogaron
durante casi cuatro horas. Algunas de las preguntas que hacían de ella estaban: ¿Está prohibido
utilizar una neeb txiv para curar una enfermedad en los Estados Unidos? ¿Por quE los mEdicos
estadounidenses toman tanta sangre de sus pacientes? DespuEs de su muerte, ¿por quE los
mEdicos estadounidenses tratan de abrirse la cabeza y sacar sus cerebros? ¿Los mEdicos
estadounidenses comen los hígados, riñones y cerebro de los pacientes Hmong? Cuando
Hmong personas mueren en los Estados Unidos, ¿es verdad que se cortan en pedazos y se
ponen en latas y se venden como alimento?

La tendencia general de estas preguntas sugiere que las cuentas del sistema de salud
estadounidense que se había filtrado de nuevo a Asia no eran exactamente entusiasta. El contacto
limitado los hmong ya habían tenido con la medicina occidental en los hospitales y clínicas del
campamento había hecho poco para infundir confianza, sobre todo si se compara con las
experiencias con la curaciOn chamánica a la que estaban acostumbrados. UNA neeb txiv
podría pasar hasta ocho horas en la casa de una persona enferma; mEdicos obligaron a sus
pacientes, sin importar lo dEbiles que eran, para llegar al hospital, y luego podría pasar sOlo veinte
minutos al lado de la cama. Neebs Txiv era educado y nunca se necesita para hacer
preguntas; mEdicos hicieron muchas grosero y
preguntasIntimas sobre la vida del paciente, hasta sus hábitos sexuales y excretor. Neebs Txiv po
hacer un diagnOstico inmediato; Los mEdicos a menudo exigieron muestras de sangre (o incluso la
orina o las heces, lo que les gustaba tener en pequeñas botellas), tomaron radiografías, y
esperaron días para que los resultados vienen del laboratorio, y luego, despuEs de todo eso, a
veces no fue posible identificar la causa del problema. Neebs Txiv Nunca se desnudO sus
pacientes; mEdicos pidiO a los pacientes a quitarse toda su ropa, ya veces se atrevieron a poner
sus dedos dentro de la vagina de las mujeres. Neebs Txiv sabían que para tratar el cuerpo sin
tratar el alma era un acto de locura patente; los mEdicos ni siquiera mencionan el alma. Neebs Txiv
podría preservar la reputaciOn intachable, incluso si sus pacientes no recibieron bien, ya que la
culpa fue colocada en la intransigencia de los espíritus en lugar de la competencia de los
negociadores, cuyas acciones incluso podría elevarse si hubieran tenido que luchar con
oponentes particularmente peligrosas; cuando los mEdicos no pudieron sanar, que era su propia
culpa.

Para agregar insulto a lesiOn, algunos de los procedimientos mEdicos en realidad parecía más
probable que amenazar a sus pacientes la salud que para restaurarlo.
La mayoría de Hmong creen que el cuerpo contiene una cantidad finita de sangre que no es capaz
de reponer, por lo que el muestreo de sangre repetidas, especialmente de los niños pequeños,
puede ser fatal. Cuando las personas son inconscientes, sus almas son en general, por lo que la
anestesia pueden conducir a la enfermedad o la muerte. Si el cuerpo se corta o desfigurado, o
si se pierde ninguna de sus partes, se mantendrá en un estado de desequilibrio perpetuo, y la
persona dañada no sOlo se convertirá en enferma con frecuencia, pero puede ser físicamente
incompleta durante la prOxima encarnaciOn; por lo que la cirugía es tabU. Si las personas pierden
sus Organos vitales despuEs de la muerte, sus almas no pueden renacer en nuevos cuerpos y
pueden vengarse de parientes que viven; por lo que las autopsias y de embalsamamiento
tambiEn son tabU.

La Unica forma de tratamiento mEdico que fue aceptada con agradecimiento por al
menos algunos de los Hmong en los campos de Tailandia fue la terapia con antibiOticos, ya sea por
vía oral o por inyecciOn. La mayoría de los Hmong tienen poco miedo a las agujas, tal vez
porque algunos de sus propios sanadores (no Neebs txiv, que nunca tocar sus pacientes)
intentar liberar fiebres y toxicidad a travEs de la acupuntura y otras formas de tratamiento
dErmico, como el masaje; ratería; raspado de la piel con monedas, cucharas, joyas de plata, o
pedazos de bambU; la aplicaciOn de una taza calentada a la piel; o quemar la piel con un fajo
de hierba o una bola de lana de algodOn. Un disparo antibiOtico que podía curar una
infecciOn casi toda la noche fue bien recibida. Un tiro para inmunizar a una persona contra una
enfermedad que todavía no tenía era otra cosa. En su libro Les naufragEs de la libertE, el
mEdico francEs Jean-Pierre Willem, que trabajaba como voluntaria en el hospital en el campo
Nam Yao, relatO cOmo durante una epidemia de tifus, los refugiados Hmong se negO a
vacunarse hasta que se les dijo que sOlo aquellos que recibieron vacunas recibirían su habitual
las asignaciones de arroz con que 14.000 personas se presentaron en el hospital, incluyendo por
lo menos mil que vino dos veces con el fin de conseguir segundos.

Cuando Foua Yang y Lee Nao Kao llevaron a sus tres niños enfermos al hospital en Mae
Jarim, que incurran en las que muchos de los otros habitantes del campamento habrían
considerado positivamente aberrante. Los hospitales no eran considerados como lugares de
curaciOn, pero como osarios. Ellos fueron pobladas por los espíritus de personas que habían
muerto allí, un equipo de solitario y rapaz que estaban deseosos de engrosar sus propias filas.
Catalina Pake, una enfermera de salud pUblica que pasO seis meses trabajando en Phanat
Nikhom (un campamento donde los refugiados de Laos, Vietnam y Camboya llegaron por su
“procesamiento” definitiva antes de ser enviados a un país de asilo permanente), llegO a la
conclusiOn de un estudio del hospital de registro que “en comparaciOn con los refugiados de otros
grupos Etnicos, los hmong tienen la tasa per cápita más bajo de visitas.” (Pake tambiEn descubriO,
no por casualidad, que los hmong tenían una muy “alta tasa de utilizaciOn” de las artes indígenas
de curaciOn: el chamanismo, tratamientos dErmicos, la herbolaria. PublicO un artículo en el Diario
de Etnobiología la identificaciOn de veinte plantas medicinales que había recogido bajo la tutela
de herbolarios Hmong, que, en diversas formas picado, aplastados, se seca, tritura, en polvo,
decocciOn, infusiOn con agua caliente, infundido con agua fría,
mezclado con cenizas, mezcladas con azufre, mezclados con huevo, mezclada con pollo se indica
para las quemaduras, fiebre, debilidad, mala visiOn, fractura de huesos, dolor de estOmago, dolor al
orinar, prolapso uterino, la leche materna insuficiente, artritis, anemia, tuberculosis, rabia , la sarna,
la gonorrea, la disentería, estreñimiento, impotencia, y los ataques de una ntxaug DAB, un espíritu
que vive en la selva y causa epidemias cuando se perturba. En este Ultimo caso, la planta, Jatropha
curcas, se tritura y su aceite dejO en una taza, para ser consumido no por el paciente, pero
por la le

Wendy Walker-Moffat, consultor educativo que pasO tres años enseñando y trabajando en
proyectos nutricionales y agrícolas en Phanat Nikhom y Ban Vinai, sugiere que una razOn por los
hmong evitarse los hospitales campamento es que muchos de los miembros del personal mEdico
eran voluntarios excesivamente celosos de organizaciones de caridad cristianas. “Estaban allí para
proporcionar ayuda mEdica, sino que tambiEn estaban allí, aunque no abiertamente a convertir
a la gente,” Walker-Moffat me dijo. “Y parte de ser convertida fue creer en la medicina occidental.
Nunca olvidarE una conversaciOn que escuchE cuando estaba trabajando en la zona del
hospital en Ban Vinai. Un grupo de mEdicos y enfermeras estaban hablando con un hombre
Hmong que habían convertido y ordenado como un ministro protestante. Habían decidido que el
fin de obtener los hmong a entrar en el hospital que iban a permitir que un mEdico tradicional, un
chamán, para practicar allí. Yo sabía que todos pensamos que era el chamanismo rascador
de brujas. Así oí les dicen a este ministro de Hmong que si dejan que una obra chamán en el
centro mEdico sOlo pudo dar a conocer las hierbas, y no realizan ningUn trabajo real con los
espíritus. En este punto se les pide a los pobres ministro de Hmong, 'Ahora tU Nunca ir a un
chamán, ¿verdad?' Era un cristiano convertido, sabía que no se puede decir una mentira, por
lo que dijo, 'Bueno, sí, lo hago.' Pero entonces su reacciOn fue tan impactado que dijo: 'No, no,
no, nunca he sido. Acabo de oír que o la gente va.' Lo que no se dieron cuenta de que era-que
yo sepa, al menos, sin Hmong se convierte cada vez totalmente “.

En 1985, el ComitE Internacional de Rescate asignado Dwight Conquergood, un etnOgrafo


joven con un interEs especial en el chamanismo y el rendimiento del arte, el diseño de un
programa de salud ambiental para Ban Vinai. Más tarde escribiO:
He oído historias de terror tras historia de terror de los refugiados acerca de las personas
que acudieron al hospital para recibir tratamiento, pero antes de ser admitidos tenían sus
espíritus cuerdas cortadas de sus muñecas por una enfermera porque “las cuerdas eran
insalubres y gErmenes transportados.” Los mEdicos con confianza cortan de anillos de
cuello que llevan a cabo las almas de vida de los bebEs intactos. En lugar de trabajar en
cooperaciOn con los chamanes, que hicieron todo lo posible para refutar ellos y
socavar su autoridad .... No es de extrañar que la comunidad Hmong considerado el
hospital del campo como la Ultima elecciOn de opciones de salud disponibles? En la
jerarquía local de valores, la consulta de un chamán o herbolario, o la compra de
medicamentos disponibles en el mercado tailandEs justo fuera de la entrada del campo,
era mucho más preferido y el más prestigioso que ir al hospital del campo.

tratamiento. Para decir eso el hospital del campo era


subutilizado sería un eufemismo.

A diferencia de los otros voluntarios del campamento, que viajaron a diario desde un
enclave de expatriados una hora de distancia, Conquergood insiste en vivir en Ban Vinai,
compartiendo la esquina de una cabaña de paja con siete gallinas y un cerdo. En su primer día
en el campo, Conquergood cuenta de una mujer de Hmong sentado en un banco, cantar
canciones populares. Su cara estaba decorado con pequeñas lunas azules y soles de oro, que
reconociO como la clínica del campo pegatinas colocados en frascos de medicamentos para
informar a los pacientes analfabetos si las pastillas se deben tomar por la mañana o de la noche.
El hecho de que Conquergood considera esto un delicioso ejemplo de diseño de vestuario
creativo en lugar de un acto de incumplimiento mEdica sugiere algunas de las razones por las que
el programa que diseñO resultO ser el más (de hecho, posiblemente el Unico) intento por
completo Exito en la prestaciOn de atenciOn de salud Ban Vinai había visto nunca.

El primer reto de Conquergood se produjo despuEs de un brote de rabia entre los perros
del campamento impulsO una campaña masiva de vacunaciOn de perros por el personal mEdico,
durante el cual los habitantes Ban VINAI no lograron en un solo perro para ser inoculados.
Conquergood se le pidiO que llegar a una
nueva campaña. Se decidiO por un desfile de la Rabia, una procesiOn encabezada por tres
personajes importantes de Hmong cuentos populares, un tigre, un pollo, y una lenguado
- vestido con trajes hechos en casa. El reparto, al igual que su audiencia, era cien por ciento de
Hmong.
A medida que el desfile se deslizO por el campo, el tigre bailaba y tocaba el qeej, la lenguado
cantO y se golpeO un tambor, y el pollo (elegido para este papel crucial debido a sus poderes
tradicionales del augurio) explica la etiología de la rabia a travEs de un megáfono. A la mañana
siguiente, los puestos de vacunaciOn fueron tan asediado por los perros de perros realizados en los
brazos de sus dueños, perros arrastraron con correas de cuerda, perros rodaron en el de dos
ruedas carretillas de mano, que los trabajadores de la salud apenas podían inocular lo
suficientemente rápido. prOxima producciOn de Conquergood, una campaña de saneamiento
en el que un desfile de los niños dirigidos por la madre Limpio (un enorme, increíblemente
sonriendo figura de un marco de bambU) y el Troll de basura (vestido con ropas harapientas
enlucidas con basura) cantO canciones sobre el uso de letrinas y eliminaciOn de desperdicios , fue
igualmente bien recibido.

Durante Conquergood de cinco meses en Ban Vinai, El mismo fue tratado con Exito con
hierbas Hmong para la diarrea y un dedo del pie acuchillado. Cuando contrajo la fiebre del
dengue (por la que tambiEn buscO tratamiento mEdico convencional), una neeb txiv le informO que
su alma nostálgica se había acercado de nuevo a Chicago, y dos pollos fueron sacrificados
para acelerar su retorno. Conquergood considera su relaciOn con los hmong a ser una forma de
trueque, “un diálogo productivo y mutuamente vigorizante, con ninguno hablaba del lado o ganar
fuera”. En su opiniOn, los mEdicos y enfermeras en Ban Vinai no pudieron ganar la
cooperaciOn del campamento habitantes, ya que consideran la relaciOn de un solo lado, con
los occidentales que sostiene todo el conocimiento. Mientras que persistieron en esta vista,
Conquergood creía que lo que estaba ofreciendo el establecimiento mEdico continuaría a ser
rechazado, ya que los hmong habría verla no como un regalo, sino como una forma de
coerciOn.

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