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“No quiero morir sin antes haber amado,

Pero tampoco quiero morir de amor.


Calaveras y diablitos
Invaden mi corazón.”
Los Fabulosos Cadillacs

Boceto para un
des-nudo de memoria
Dioscórides Pérez

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La bordadora de sincronicidades no da puntadas al azar, espe- Y esta llegó a mitad de semana. Los estudiantes de la Es-
cialmente en este mes de memorias, invocaciones, y de ritos. Te- cuela que viajaron a México para participar en un Foro de Artes
niendo como blanco testigo la estatua de la Venus de Milo, David regresaron sin la máscara de plata de el Santo que les había en-
Lozano me pidió escribir una memoria personal sobre los treinta cargado, pero me trajeron una calavera de azúcar cuyos ojos de
y cuatro años que he vivido en el campus de la Universidad Nacio- lentejuela roja destilaban lágrimas color violeta, trozos de mango
nal destinado al catálogo de la exposición de profesores que él se seco embadurnados en infernal chile, caramelos rellenos de mez-
inventó y curó para el Museo de Arte de la Universidad como con- cal y festones de papel color limón y rosado Soacha, con la figura
memoración de los 120 años de Escuela de Artes Plásticas. Acepté recortada de la huesuda Catrina de Posada. Al día siguiente, en el
el complicado encargo, advirtiéndole que hacer un relato para des- taller experimental donde estructuramos con máscaras, velas y
nudar tan desparramadas experiencias no ofrecía garantía lineal, destellos eléctricos la oscuridad del Vacío, se apareció de sorpresa
pues, en estos días, cuando la décima luna está crecida, las imáge- la esquiva Laura portando un colorido monstruo de Oaxaca llama-
nes de mis recuerdos se dispersan y ocurre lo que advierte Eielson, do alebrije, al que ella encomendó la tarea de protegerme de los
el poeta de los nudos infinitos: “mi piel es una puerta abierta / y mi malos espíritus y de la mansalvera muerte; y, casi a media noche,
cerebro una casa vacía”. Salomé me regaló un manual con toda clase de supersticiones,
Con la idea de hacer un des-nudo de las reminiscencias, agüeros y conjuros, desde cuya carátula sonríe el mismísimo dia-
agarré de inmediato una cuerda y le hice un amarre talismánico a blo de la caja de fósforos que mi padre guardaba en un bolsillo
la memoria para invocar los buenos recuerdos y un nudo ciego para trasero del pantalón.
inventar los olvidos. Pero como dibujar una buena crónica podría Este viernes de difuntos, en la plazoleta de Artes, bauti-
tardar meses, decidí intentar un boceto de fin de semana, donde zada por la generación de la TV como Plaza Sésamo, un grupo de
con trazos rápidos pudiera rescatar las huellas de sucesos acaeci- estudiantes se arrojó al piso entre siluetas de tiza y cintas de seda
dos en un tiempo envejecido y expresar los albures del tiempo pre- morada y permaneció varias horas bajo la lluvia en un performance
sente. Este ritual de invocación exigía restringir fechas y trastrocar donde invocaron la memoria de los muertos por la violencia del
el orden de los calendarios para poder engarzar los sucesos en una país. Desde la Plaza Central, custodiada por la imagen del Che
suerte de rosario. Pero necesitaba una señal que desplegara la es- Guevara, desbigotado durante la última restauración estudiantil,
critura oracular de las revelaciones. irradiaba un espíritu lúdico, musical y creativo que reemplazaba la

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desmadrada bacanal del aquelarre de otros años; pero ya en la no- fotos de la Torre Colpatria, la Rebeca, Monserrate, la plaza de San
che de luna casi llena se encendieron las hogueras en los prados y Victorino, los cerros orientales, una fila de postes de la avenida El
se instalaron las carpas para los ritos nocturnos que ilustraban con Dorado y una foto de ciclistas en la ciclovía. El escrito debía basar-
los lúbricos cuerpos juveniles los quejidos eróticos de un Carmina se en la observación crítica de la foto cédula de Marilyn Monroe y
Burana criollo. de los repetidos rostros de esa monita pintados por Andy Warhol.
La cuerda se anuda y el boceto va surgiendo. Cumplo Todo se ofrecía en parchoso blanco y negro, y los aspirantes podían
años a media noche del día de brujas, celebro con pastel el día de responder en cualquier técnica.
los santos, y para esta ocasión del día de los muertos sonrió como Esta prueba, que llevaba años repitiendo variadas preguntas
calavera de chocolate, porque se puso en vitrina la edición de mi sobre Las meninas de Velásquez y El grito de Munch, proponía para
libro amarillo sobre la tumba del emperador Qin Shi Huangdi y sus esta ocasión una mirada introspectiva hacia el entorno urbano
guerreros de terracota. Mientras tanto, en Transmilenio, los pasa- de la capital. El cambio provenía de los jóvenes artistas en cuyas
jeros leen mi crónica sobre “El espinazo de la capital”, escondida manos está ahora la Escuela, una generación llena de vida y de
entre las amarillentas páginas de un Libro al viento, marcado como sueños que tendrá la responsabilidad de señalar los derroteros de
la “Radiografía del divino niño”. las artes del país y de sembrar en las nuevas generaciones lo que
Pero en esta memoria de tiempos y maestros idos, y de todos será la estética de este siglo incierto, que hereda los odios y las
los presentes, no estoy solo. Un grupo de estudiantes de la Escuela guerras del pasado, pero que augura las más sorprendentes uto-
tiene como tarea escarbar en la vida, pasión y muerte de los ar- pías terrestres y cósmicas en medio de la inevitable paradoja del
tistas que durante los 120 años se han embarcado en esta “nave deshielo y la sequía.
de los locos”. Además, este mes, algunos artistas del performance Me llama la atención que este anudamiento de la sincro-
decidieron imitar a los mexicanos, recordando a sus creadores más nicidad señale hacia México, pero creo que esto resulta inevitable
queridos, a aquellos que la chirosa de la guadaña se llevó a vivir al hacer memoria sobre nuestra identidad popular, cuyas viejas raí-
al barrio de los acostados. En Medellín tocaba tener boleta para ces se hunden en el cine mexicano de rancheras charrasqueadas,
entrar a una celebración en el cementerio central. En nuestro cam- de abaleos entre acaballados sombrerones, del Zorro dibujando
pus, desde las paredes, sonrientes esqueletos manitos invitaron a zetas con su espada, del Santo peleando contra momias, hombres
un rito en la poceta de posgrados de Ciencias Humanas. En Bogotá lobo y vampiros, de Kalimán, el hombre increíble, de los chistes
dos galerías invocaban el espíritu de los desaparecidos maestros gagos de Capulina y Cantinflas y de la protección del Chapulín Co-
Antonio Barrera y Leonel Góngora, mostrando al tiempo sus bru- lorado para las últimas generaciones. Y en las bellas artes, con la
mosos paisajes sabaneros y esas eróticas muchachas de apasiona- fuerte influencia de sus muralistas; de las pinturas de Tamayo y
das manos. Se recuerda que ambos iniciaron sus primeros dibujos los dibujos de Cuevas; del espíritu de Frida Khalo, que bellamente
en nuestra Escuela. nos ronda, y de los monstruos zoomorfos grabados por Toledo, que
Entre este aroma de rituales y memorias, y en medio de parecen escapados del mundo mágico del viejo chamán Juan Ma-
tormentosos aguaceros, la Escuela realizó el rito de paso a los que tus. No es gratuito que tres de nuestros mejores escritores vivan
nacerán para las artes en el año siete de este milenio. Cien aspi- y escriban en esas tierras del Popol Vuh, el tequila y el atole. A mí,
rantes fueron citados al examen específico de habilidades, sensibi- por un pelo no me bautizaron como Vasconcelos, apellido del no-
lidad y abstracción, para realizar una prueba de dibujo, hacer un table escritor de Oaxaca, quien había dicho: “Por mi raza hablará
volumen, escribir un texto, y responder una entrevista. El tema era el espíritu”. Mi madre finalmente eligió el nombre del más famoso
el concepto de repetición e imitación en las artes, ilustrado con médico yerbatero griego.

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“Estefanía”
Dioscórides Pérez

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Estas imágenes de identidad me hicieron recordar cómo nadaístas fumaban marihuana, se burlaban de la iglesia y comían
la ayuda de mi madre para hacer la tarea escolar de dibujar una de vez en cuando un plato de pasta para poder enfrentarse al gru-
bruja se convirtió en mi primera lección de arte; ella, al tiempo po “Piedra y Cielo”. Y desde la calle de los hippies, detrás del Hilton,
que nombraba las características de una hechicera, la iba trazan- hasta el parque de la sesenta. Caminé como ingenuo observador
do con el lápiz sobre el cuaderno rayado corriente. “Así se dibuja entre esa colorida y humeante escenografia surrealista, silbando
una bruja, mijo –me dijo – ahora échele los colores a su gusto”. Café y petróleo, con Boquita de chicle, hasta que se me rompieron
Entonces entendí que dibujar era cuestión de ver con la imagina- los zapatos. Después, castigado con saco y corbata, trabajé como
ción; el resto lo hacía el sentimiento y la mano. Ese fue el único cobrador de letras, lavador de tornillos en una ferretería, diseñador
dibujo que ella hizo en su vida, sin imaginar que se convertiría en de estufas a gas, dependiente de una librería y muralista en un
un juego de espejos. oscuro prostíbulo. Siete años más tarde, durante mi primera ex-
A partir de ese momento eché colores a los santos de posición individual en la galería El Callejón, recibiría un beso en la
la historia sagrada, y las ilustraciones de La alegría de leer; dibujé mejilla del incendiario poeta y escritor Gonzalo Arango y hablaría
para mis amigos todos los héroes de las historietas y los próceres, con él un día entero sobre los monstruos que rondaban su infierno
un Cristo para una tía, una canasta de frutas para una vecina, personal, que en esa época, acompañado de Angelita, ya conjura-
los tres del calvario para la parroquia, varias mujeres desnudas ba con meditaciones y rezos en el monasterio del Ecce Homo de
para un zapatero, y la foto de una novia secreta para mí. En el Villa de Leyva. En un segundo encuentro me contó que el “Ángel
colegio hice a tinta china todos los animales de la zoología, desde del silencio” le había aconsejado renunciar a la violencia verbal;
el plasmodio hasta el desconocido ornitorrinco; todas las plantas, entonces dejó el nadaísmo en otras manos, y se declaró libre en el
desde la matica de fríjol hasta la inmensa secoya; y sobre las ca- amor de Jesucristo. Firmó y me regaló su místico libro Fuego en el
misetas blancas de mis compañeros pinté con pincel y laca negra altar, ilustrado por su compañera. Me extrañó el discurso del “pro-
el rostro del Che. feta”, pero me conmovió la placidez de su espíritu. Lástima que el
Luego, en la Sociedad de Amigos del Arte de Pereira, recibí compromiso de reunirnos pronto para iniciar un proyecto creativo
lecciones de perspectiva de Omar Gordillo, torero y dibujante, se frustró, pues, dos lunas más adelante, un desbocado bus de flota
que tuvo la suerte de irse a México a trabajar sobre un andamio se lo llevaría al cielo esmerilado de los excomulgados.
al lado de Siqueiros. Pero la maldita álgebra de Baldor, curiosa- Hoy, treinta años después, en compañía de Ricardo Ar-
mente compilada por un cubano, me mató. Me gustaban mucho cos, realizamos las entrevistas a un grupo de aspirantes a artistas,
las ilustraciones de esos barbados de turbante, hechos en chillón verificando sus respuestas sobre el tema de la repetición e imita-
tecnicolor, pero la combinación de números y letras eran para mí ción. Recuerdo que en mi época no había prueba de aptitudes ni
como el crucifijo para un vampiro. Entonces, con la libreta militar presencia ante un jurado. La suerte se resolvía en dos agotadoras
en el bolsillo de la camisa, abandoné la casa paterna. jornadas contestando cientos de preguntas sobre conocimientos
Llegué a la fría Bogotá tarareando Una flor para mascar del generales y matemáticas, en la que desde siempre ha sido la más
“comandante” Pablus Gallinazo, tratando de encontrar el nido de dura prueba de admisión del país. Ahora se contestan doscientas
las artes, sin conocer el orinal de Marcel Duchamp, quien en esos difíciles preguntas en tres horas largas, y un buen puntaje permite
días falleció. Pero encontré la Universidad Nacional cerrada. Así a una minoría pasar a la prueba específica de Artes.
que durante un año me volví un nómada de la carrera séptima, En la entrevista encontramos que muy pocos conocían la pin-
desde El Automático, café donde los viejos poetas y artistas toma- tura de Warhol, pero la mayoría sí recordaba las piernas de Marilyn
ban tinto y fumaban pielroja, hasta El Cisne, cafetería donde los debajo de su falda levantada por un soplo desde el piso. Otro recor-

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dó haber visto su retrato de Mao ofrecido en reciente subasta, pero venes, venían inyectados con el espíritu de la llamada revolución
dijo odiar sus coloridas repeticiones publicitarias. cultural los años 60 y de sus cantos de libertad. Rabiaban contra
Cuando terminó la evaluación, encontré debajo de una mesa la guerra de Vietnam, usaban la píldora anticonceptiva y se inspi-
un cartón con un texto manuscrito donde un joven ensayó por 13 raban en los poemas de Mao. En esos mismos días el cura Camilo
veces la repetición del nombre de Marilyn y firmó imitando la letra Torres, que había sido capellán de la Universidad, se integraba a
cursiva de Warhol. Es posible que este incipiente artista conceptual la lucha guerrillera en las montañas de Santander, donde al año
nos acompañe durante el próximo lustro. Lastimosamente, de los siguiente recibiría un rosario de balas.
detectados como mejores dibujantes y coloristas, con buen manejo Para entonces, en un edificio cúbico cerca de la calle 26, don-
del volumen y conceptos, sólo pasaran unos treinta, el resto morirá de ahora es Filosofía, funcionaba el Museo de Arte Moderno que
en esta prueba debido al valor de los porcentajes y al karma per- había fundado Marta Traba, pero no existían la Biblioteca Central
sonal. Deberíamos tener la posibilidad de que cien flores se abran, ni el auditorio León de Greiff y el edificio de Arquitectura todavía
como quería Mao durante su revolución cultural. Pero aquí no hay olía a cemento fresco y ladrillo nuevo; allí se alojó al resto de soña-
espacio, y en la China de cristal y acero de hoy día, tampoco. dores. Los salones del fondo del primer piso estaban destinados al
Los chinos dicen que todo está en permanente cambio. dibujo técnico, la perspectiva y las clases de diseño básico, mate-
Y como el tiempo se me esfuma entre los dedos debo amarrar con rias que tomábamos junto a los estudiantes de Diseño Gráfico.
doble nudo las imágenes que repentinamente florezcan desde el Entre ladrillo y vidrieras todos escuchamos el vozarrón
olvido, para convertir largos años en apenas un cuarto de hora de Joaquín González, profesor de perspectiva y escenografia, quien
de memoria. Yo presenté el examen de admisión en la Nacional repitió cientos de veces, con gesto cada vez más fuerte, el cuento
sin ninguna esperanza, pues venía de provincia traumatizado por de la trompada con la que tiró al piso en una calle de La Candelaria
los números. Pero pasé, gracias a los rezos y a las veladoras que al chiquito Lleras, quien fuera después presidente de Colombia.
le encendía mi madre a la Virgen del Carmelo. Y a los pocos días El viejo roble de inmenso mostacho tenía la mano multada y bajo
estaba bajando por la puerta trasera de un bus, en el paradero de su eterna boina guardaba la memoria de todas las escenografías
Inravisión, un colchón de rayas azules que me habían regalado hechas para las compañías extranjeras de ópera y teatro que visita-
para invadir un espacio en las residencias estudiantiles Camilo ron durante la época dorada el Teatro Colón. Con él aprendimos a
Torres. Eso sí, con el posterior visto bueno y la indeseada pro- fabricar teatrinos y a montar las escenografías en cartulina Bristol.
tección de la plaga, pandilla de colinos de pésima reputación que En la mezcolanza también aprendimos rotulación y principios de
dominaba con voz dura, navaja y cadenas todo el territorio del diseño gráfico con Rosalba de Gélvez. Los secretos ocultos en la
edificio de Gorgona. geometría de las formas nos fueron develados en la clase de diseño
Desde allí, cada mañana, después de desayunar gratis básico por las amorosas Leonor Acevedo y Clara de Cediel, y por el
en la cafetería de la Universidad, situada donde ahora mismo es maestro Luis Fernando Robles, crítico pintor de mandatarios, mili-
el auditorio Alfonso López Pumarejo, cruzaba los pantanos del tares y monseñores, a quienes representaba con cara de terribles
sur del estadio cargando mi mochilada de materiales para llegar y sanguinarios monstruos. De vez en cuando nos colábamos a las
a la Facultad. clases de Jimmy García para escuchar su apostillada voz de locu-
La Escuela de Bellas Artes, que funcionaba en la calle novena, tor de radio mientras hablaba de las ondas hertzianas y los trucos
al lado de la iglesia de Santa Clara, se trasteó a la ciudad universi- de la publicidad en los comerciales. Y fue por esa radio que una
taria en 1965 y parte de sus aulas se instalaron en el edificio viejo, neblinosa mañana escuchamos en directo el sonido de bombas y
que en esa época era de Arquitectura. Los estudiantes, todos jó- metralla con las que Pinochet le bombardeaba a Salvador Allende

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el Palacio de La Moneda. En la Escuela se enlutaron las paletas y se artistas que habían pasado por el viejo claustro y que no alcan-
multiplicaron los carteles de protesta. cé a conocer en la nueva academia: Édgar Negret, Antonio Grass,
Los salones del segundo piso, al occidente, estaban des- Manuel Camargo, Arcadio González, Luis Ocre, León Cuartas, Gui-
tinados al dibujo artístico y a los talleres de pintura de los más llermo Angulo, Alipio Jaramillo, Luis Rengifo, Adolfo Samper, José
avanzados. En el tercer piso tenían los cubículos los maestros; allí Domingo Rodríguez, Pedro Moreno, Roberto López, Julio Castillo,
dibujaban, pintaban y guardaban esqueletos, yesos y bodegones. Miguel Arguello, Hugo Martínez, Fabio Rodríguez, Hanne Gallo, Ju-
En el primero piso occidental, donde ahora se encuentra Diseño dith Márquez, Nelly de Sarmiento, Beatriz Daza, Blanca de Salom,
Industrial, estaba el área de escultura, modelado en arcilla, talla- María Otálora y Henna Rodríguez.
do de piedra, el taller de soldadura, la carpintería y el taller de Pero aquí, animados por los nuevos tiempos, todos se
cerámica. En este sitio hervía la acción creativa. El área estaba untaban de arcilla y marmolina para enseñarnos a amar el oficio
comandada por el famoso “camarada” Alfonso Parra, experto del y extender la tradición. Mardoqueo Montaña, con su terno prote-
yeso, que tenía a su cargo los moldes de valiosas copias llegadas gido por la bata caqui, incitaba con su voz de tambor vibrante a la
de París, volúmenes que ahora guarda celosamente el Museo, al- exactitud de las formas y a mirar con respeto las culturas preco-
gunos expuestos hoy día en el hall del Auditorio León de Greiff. lombinas. De él aprendimos el valor de la estatuaria de San Agus-
El “camarada”, que era el decano de las reproducciones, se había tín, antes de que la encantadora y siempre risueña Stella Muñoz,
ganado ese apodo porque saludaba a todo el mundo con ese mo- dibujante de paisajes y mujeres desnudas, y la sabiduría crítica
tete y por su diario discurso sobre la inminencia de la revolución. e histórica de Germán Rubiano nos enseñaran con diapositiva e
El Che había sido asesinado en Bolivia hacía apenas un lustro, y ilustrado discurso el valor de lo prehispánico y del arte y la cultura
Fidel, uno de sus ídolos, completaba una docena larga de años visual de occidente. Luego vino Pepe Stevenson, escritor y nove-
mandando en La Habana. Los recién llegados creímos que real- lista, quien nos enseñó a ver el arte desde dramáticos ángulos li-
mente allí, entre los bultos de yeso y los moldes de bodegones terarios, mientras hablaba con nostalgia de la recién desaparecida
y desollados, el viejo escondía el tan mencionado arsenal. Pero revista Mito, publicación local donde aparecieron como primicia
cuando se jubiló sólo encontramos algunas oxidadas seguetas y textos de Carlos Fuentes y Julio Cortázar. Y el capellán Rivera,
una destripada pistola de plástico. que nos permitió escuchar a Jesucristo Super Star y la música gospel
El grupo de profesores, algunos veteranos y otros muy cuando esta apenas se imprimía en acetato al otro lado del mar;
jóvenes, trastearon desde el viejo claustro chécheres y recuerdos, además, nos contó historias de otros lares e irreverentes asuntos,
y estando aquí, gozando del viento soplado que bajaba de la mon- a riesgo de ser excomulgado.
taña sobre esta pantanosa finca sembrada de viejos pinos y ura- Allí también estaba el maestro Alfonso Neira, riguroso
panes, añoraban no sólo las instalaciones, sino a quienes habían mago del modelado de la figura humana, hacedor de las mucha-
sido sus maestros. Atrás quedaron Botero, Grau, Obregón e Ignacio chas de la plaza de banderas de lo que hoy es Kennedy. Lo acom-
Gómez Jaramillo, de quienes hablaban con respeto y admiración, pañaba en su tarea de pregonero de las bellas formas el joven
pues habían construido juntos una amistad cargada de solidaridad. maestro Héctor Castro, quien había adquirido la habilidad del mo-
Los más jóvenes nos contaban cómo trepaban el muro y gatea- delado agregando una carga expresiva a las figuras e insistía para
ban por los zarzos para guindar los dormitorios y hacer bromas que las aplicáramos a nuestros primerizos ejercicios de torsos y
eróticas a las enclaustradas monjas vecinas, y se disfrazaban con cabezas. Al sur echaba chispas la soldadura con la que Pacho Car-
los bártulos de los modelos para montar irreverentes guachadas a dona construía a punta de cortes y dobleces sus ensamblajes de
los cachacos del sector. También mencionaban con cariño a otros varillas y láminas para crear furiosos caballos y gordas palomas. Y

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Luis Gélves, quien también atacaba los metales, soldando intere- nas o meses, según fuera la orden de cierre que la Rectoría emitía
santes collages. Creo recordar a un argentino de pedagogía meti- para conjurar las violentas pedreas que se desataban como pro-
culosa, y al ilustrado y amable Rodrigo Callejas, pero este último testa política por la situación del país o por las reformas internas
se escapó hacia Medellín. que lesionaban a todos los estamentos universitarios. Los choques
El taller de cerámica estaba amparado por la belleza juvenil de eran verdaderas batallas campales de piedra boliada, cauchera y
Cecilia Ordóñez, cuyo hermoso espíritu inspirado en el hinduismo ladrillo limpio contra la policía, los carabineros con sus caballos ar-
dio forma profesional, creativa y escultórica, a una técnica que se gentinos y los motociclistas, que hacían piruetas entre los árboles
aferraba al oficio del plato y el pocillo. La acompañaban la inmor- persiguiendo a los estudiantes. En esa época la malla no existía, y
tal Maruja Suárez, risueña escultora y ceramista, y el hacedor de la quema de buses y el secuestro de carros de gaseosa y leche se
caballos en terracota Jaime López. Más tarde llegarían a reforzarlos hacía por varios frentes. Las pedreas se armaban después de que
Cristóbal Schlenker, experto del color sobre las placas de azulejo, y, los pregoneros de los distintos grupos políticos arengaban en los
si mal no recuerdo, Trixi para el manejo del torno. talleres paralizando las clases. La universidad se cubría totalmen-
El ambiente general era de acción constante, profesores te de carteles y viñetas, expresivos letreros y coloridas pintas. Las
y estudiantes invertían largas jornadas extendiendo los horarios marchas por la 26 hacia la Plaza de Bolívar tenían una asistencia
por el placer de lograr la aparición de las formas desde la arcilla. masiva de profesores, estudiantes y trabajadores; las pancartas
Algunos forzudos martillaban hasta el cansancio la piedra amarilla eran bellamente ilustradas y las arengas políticamente contunden-
para sacarle torsos y retratos, otros golpeaban la madera con marti- tes: “¡Ahí están, esos son, los que venden la nación!”.
llo y formón. Reinaldo, un fraile dominico, pintaba pacientemente La participación en las pedreas era numerosa, y había
figuras de santos sobre hojillas de oro para cumplir con el patroci- comandos de abastecimiento de piedra, hogueras y toallas mo-
nio de su comunidad. “Trapito”, un estudiante de último semestre jadas contra los gases lacrimógenos; enfermería, agua, comida y
que fundó el canto de “Los Amerindios”, se colgaba de los árboles limonada. Pero las cosas nunca terminaban bien: el saldo parcial
tocando una flauta de caña y profetizando paraísos con un zodíaco era mucho estudiante descalabrado, más de un ojo afuera, una
de cartulina. Antonio Caro, también alumno, exponía la cabeza del mano desaparecida, varias piernas rotas; caballos desnucados por
presidente Lleras, hecha de hielo para que se derritiera en el piso las esferas que les echaban los estudiantes en los cascos, policías
del Museo Nacional. Carrizosa ya dibujaba con trazos fuertes sus heridos y quemados; las cafeterías, las puertas y los ventanales de
conocidos obreros; y Rubén Rueda se estaba yendo con otros pin- los edificios destrozados, y decenas de detenidos por días y meses
tores, poetas y adivinadoras a conquistar Villa de Leiva. en la Cárcel Distrital. El saldo final: uno o dos estudiantes muertos
Cada semana, después de la rigurosa evaluación, todos los por semestre, si no más. De inmediato, las directivas impartían el
cuerpos y figuras eran destrozados por la garlancha del enterrador “cierre hasta nueva orden” y se clausuraban las residencias. Enton-
y caían a la fosa de la arcilla desde donde esta salía nuevamente ces yo empacaba la ropa, la tinta china y los lápices de colores en
para ser amasada y modelada sobre las tablas y las varillas de hie- una caja de cartón, la amarraba y me iba a Pereira a esperar que el
rro del sostén. Varios próceres, algún ecuestre para una película y periódico trajera la noticia de la reapertura.
retratos de alcaldes y doctores nacieron allí fundidos en cemento En el primer piso del edificio de Diseño Gráfico existía la
patinado o falso bronce, para instalarse en plazas de provincia y ca- cafetería central, y de ahí para arriba estaban los cuartos individua-
sas de cultura, y no faltaba alguno que tomara rumbo al exterior. les de las residencias estudiantiles Antonio Nariño. La larga cola
Pero también, con ritmo semestral, había que tapar todos para comer allí me permitió llenar cientos de hojas con dibujos y
los cuerpos con trapos húmedos y abandonarlos por días, sema- conocer a María Teresa Vásquez, estudiante de Diseño, quien sería

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mi amorosa compañera y la abnegada madre de mis dos hijos. El si-
tio donde ahora está la dirección del Departamento estaba ocupa-
do por el comando jurídico de los estudiantes, donde un abogado
practicante, siempre de paño y corbatín, recibía las denuncias de la
base y la lista de los detenidos. Al lado estaba la peluquería, con la
barbera, la piedra de alumbre y la alhucema siete medallas, siempre
listas. En la silla, que todavía se encuentra en uno de los auditorios
del primer piso, ahora hacen la siesta los operarios.
En los salones del “edificio viejo” de Artes, como se le llamaba
antes de que fuera numerado, estaban los otros talleres de pintura,
los amplios talleres de grabado y el área de fotografía, iluminada
por Parruca, un extraño e inteligente personaje salido de El tambor
de hojalata, que un día desapareció como un fantasma. En el segun-
do piso, donde ahora se encuentra “Electrodoméstico”, una sala
de creación de arte digital monitoreada por el joven Gabriel Zea,
estaba la biblioteca, conteniendo toda la historia y las imágenes
del arte y la arquitectura universal. El sitio, celosamente vigilado
por doña Genoveva, forrado en madera oscura con viejas mesas y
sillas de cuero, parecía un aula de monasterio; allí el silencio y la
absoluta compostura eran obligatorios.
Fue en uno de esos amplios salones llenos de caballetes
de madera y sillas especiales para las modelos, donde aprendí real-
Los sueños del soldado mente los secretos del dibujo gracias a la férrea dirección de Jorge
Dioscórides Pérez Ruiz Linares, un viejo misógino, magnífico acuarelista de retratos,
que a la fuerza trasmitía todos los trucos de la mirada y de la repre-
sentación de las formas. Con Pacho Cardona aprendí a ser riguroso
en la observación de la figura humana gracias a sus indicaciones de
dibujo anatómico, que después perfeccioné con Balbino Arriaga,
quien con sus pacientes correcciones, chistes de grueso calibre y
cantos de alabaos chocoanos, nos enseñó la expresión de los vo-
lúmenes de los cuerpos y a colorear con acuarela los paisajes. La
anatomía comparada la recibí de Manuel Cantor, un joven soñador
de espíritu hippie que además nos liberó de muchos fantasmas.
Los secretos técnicos del óleo, la pintura al temple, la encáustica,
el uso de las colas y barnices, lo aprendimos del maestro Jorge Elías
Triana. Este insigne maestro tolimense aplicaba en su obra lo que
enseñaba, modelando con fuertes pinceladas mercados campesi-

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nos y paisajes rurales de aroma tradicional. El temple, hecho con Cuando llegó el momento de aprender la xilografía na-
huevo amarillo de gallina casada, era su fórmula favorita. die mejor que Alfonso Quijano, excelente tallador que había perdi-
Con el hombre más hermoso de la Escuela, Jorge Madri- do la mano izquierda en un accidente ferroviario y que arrojó a la
ñán, el de los coloridos paisajes de muros y pastales, aprendimos a basura la prótesis que sus compañeros le habían regalado. Él, con
apreciar el color y la composición trabajando bodegones; junto al su buen humor y conocimiento de los secretos de la madera, nos
siempre feliz Édgar Silva, quien no sólo repartía a todos el tricolor y enseñó a tallar y copiar a la perfección las imágenes. Sus grabados
el arco iris de sus obras, sino también precisas enseñanzas sobre el ya eran en esa época hermosas y duras críticas políticas al gobier-
círculo cromático. Gerardo Aragón, gocetas de amable ternura, nos no y la oligarquía. Curiosamente, su obra simbólica se nutría de
enseñó dibujo, juegos creativos, y la magia de sus ovalados paisa- las enseñanzas de la gnosis, de su pasión por el cinema y por los
jes de nubes y las embotelladas instalaciones. De su trabajo con los textos de terror gótico de Lovecraft. Este “hermanito”, como llama
bonsáis aprendimos la composición oriental del paisaje y la filoso- todavía con cariño a sus colegas, amigos y estudiantes, nos enseñó
fía de los creadores de esos microcosmos. Los tres expresaban con también el amor por los misterios de la vida y de la muerte.
delicado desparpajo su felicidad de vivir y crear fuera del clóset, La formación en un dibujo fuerte, expresivo, simbólico,
y para nosotros, que los apreciábamos, era natural que así fuera. y si se quería comprometido políticamente, lo recibí de Augusto
Ellos están ahora en la sala de espera de las reencarnaciones. Rendón, ese paisa siempre alegre y sensual que nos incitaba a
Haciendo coloridos maromeros de circo estaba Carolina salir de las bellas formas canónicas para encontrar un lenguaje
Samper, con su amorosa dedicación a la enseñanza del carboncillo; personal y un erotismo privado. Daba el ejemplo con su vida apa-
siempre a su lado, Pablo Gamboa, historiador, dedicado a investigar sionada y libre, con su contundente obra de metálicos jinetes y
el arte precolombino, y los secretos que escondían en sus plumas dragones, y con sus eróticas cortadoras de cabezas. De Rendón, y
los ángeles de Sopó, mientras criaban a un arquitecto y a un conta- de Umberto Giangrandi, un italiano amoroso y jovial que tenía su
dor de historias. También, Mariana Varela, bonita flaca tolimense, taller de aguafuertes en la calle de los prostíbulos y que aparecía
de sarcástico humor, excelente profesora de dibujo, enamorada de diariamente en clase con su mochila arhuaca repartiendo abrazos,
la línea, dibujante de la figura humana y del paisaje. aprendimos todos los secretos de la alquimia de los metales, los
Afortunadamente, todavía estaba Marco Ospina, a quien co- trucos de la punta seca y del aguafuerte, el manejo de las colofo-
nocimos ya muy veterano, pero con un juvenil espíritu para en- nías y otras muchas maromas.
señar a transformar hacia lo abstracto el paisaje sabanero, dando El uno con sus poderosos caballos cachondos, el otro con sus
ejemplo con sus arriesgadas obras constructivistas. Igualmente es- expresivos grabados de iluminados espacios habitados por hermo-
taba Francisco Cárdenas, con sus paisajes de rica materia, colorido sas puticas de pueblo, ambos nos dieron ejemplo de creatividad, de
de pedrería y su contagiosa alegría para el canto y la guitarra. Lle- responsabilidad con el oficio, y de la necesaria búsqueda de iden-
na de vida se encontraba Nirma Zárate, hermosa mujer de genio tidad mediante la instalación de la mirada en el pasado, y en un
acelerado, que nos enseñó a ver la guerra del Vietnam, no como presente que cambia rápidamente. Quijano, Rendón y Giangrandi,
una producción de Hollywood, sino como una masacre imperia- son los padres del grabado en Colombia.
lista, gracias a sus inmensas serigrafías del taller “Cuatro Rojo”, En algún momento se construyeron el auditorio León
hechas en compañía de Diego Arango, Rendón y Giangrandi. Fue de Greiff, con el que la arquitecta Eugenia Cardozo ganó el Premio
la madre del papel hecho a mano en Colombia, con el que realizó Nacional de Arquitectura; la Biblioteca Central, y una moderna ca-
muchas obras, hasta que se fue de este mundo, seguramente a un fetería, en mala hora convertida en un pésimo polideportivo. Gra-
nirvana de origami. cias a una curiosa reivindicación política del movimiento estudian-

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til, que se denominaba Foco, la comida nunca se pagaba. Después dad y durante diferentes períodos las patrullas de la PM montaron
de una trágica pedrea que nos dejó destrucción y difuntos, la Uni- guardia en las facultades y transitaron armados por vías y prados.
versidad se cerró por un tiempo largo, durante el cual las directivas En las residencias, hubo que quemar de afán los libros de Marx y
recuperaron las residencias y espantaron a la plaga que las había Engels, las revistas de China Reconstruye, el Libro rojo, los comunica-
destinado a hotel de malandros, jíbaros, camioneros y choferes de dos políticos que uno ingenuamente coleccionaba y hasta la revis-
flota. Como apoyo a mi matrícula de honor permanente, bienes- ta Alternativa, con su Zancudo, pues su lema: “Atreverse a pensar
tar estudiantil me adjudicó un cuarto individual, lo que mejoró mi es empezar a luchar” resultaba muy “boleta”, así estuviera avalada
situación hasta el final de la carrera. Allí aprendí a cocinar pasta por García Márquez.
y engrudo de fécula para alimentar, con pan francés y roscón, las Y como muchos provincianos se habían venido aperados con
tertulias de arte y literatura que armaba con mis vecinos. una cobija gris con tricolor, unas botas militares y un fillack verde,
Gracias a que vivía dentro del campus podía dedicar el todo comprado al amigo policía del pueblo para que les durara
tiempo nocturno y los fines de semana a las clases de teatro, bajo toda la carrera y no aguantaran frío, pues hubo que teñir las cha-
la dirección de Ricardo Camacho. Pero en otro revolcón político, quetas de negro y a esconder la inversión familiar. Por eso se pu-
una oscura rectoría prohibió las artes escénicas por considerarlas sieron de moda las botas caqui ecuatorianas que importaban los
ideológicamente peligrosas. A los directores los convirtieron en pastusos, y las cobijas tres tigres. Uno de los cierres más largos,
profesores de Historia del arte, usando como aula el mismo audito- sin que los estudiantes tuvieran la culpa, sucedió cuando un co-
rio hoy llamado Carlos Martínez. mando del M-19 se tomó la embajada de la República Dominica-
Pero Dina Moscovici, Carlos Perozzo, Ricardo Camacho y Car- na, situada en esa época sobre la carrera treinta, andén oriental,
los Duplat continuaron trabajando clandestinamente en sus obras. exactamente donde se ingresa hoy a la estación universitaria de
Nos apropiábamos sorpresivamente de espacios del campus, o en- Transmilenio. Imposible ver la casa donde sucedieron los hechos
sayábamos en la capilla de la Universidad de los Andes, en el sindi- pues fue borrada hasta los cimientos.
cato de maestros, y en escuelas y colegios. Así realizamos un largo A pesar de querer mucho el teatro, me enamoré perdida-
montaje sobre las empresas comunitarias titulado La verdadera his- mente del grabado y trasnochaba tallando sobre el zinc sensuales
toria de Milciades García, con el que rompimos el teatro panfletario mujeres y extraños monstruos y dragones con la punta seca, po-
de la época y fuimos invitados al Festival de Manizales. Recorrimos niéndolos a hervir en los ácidos y sacando copias, siempre en co-
el país presentándonos en varias universidades y sindicatos, hasta lor sepia. Y dibujando particulares personajes en paisajes oníricos,
que la obra perturbó la sensible bota del gobierno y nos metieron usando tintas y lápices de colores. En ese tiempo tuve la oportuni-
presos en la brigada de Yopal; allí nos desvalijaron del vestuario ci- dad de asistir a clases con Ángel Lockhart, quien desde sus dibujos
vil y militar, de las espadas y las escopetas de palo, y nos quemaron y pinturas de revolcones amantes, prostitutas y travestis nos daba
la escenografia de cartones y costales. ejemplo de ritmo, color, y de una expresión en la línea que siempre
Para esa época, la inteligencia militar estaba en la bús- me pareció guiada por el espíritu de la caligrafía árabe. Afortunada-
queda de la espada del Libertador que el M-19 había sustraído de mente, Ángel sigue siendo una madre con los muchachos, un amo-
la Quinta de Bolívar. La ciudad fue rastrillada por sabuesos, y todo roso galán con todas las mujeres y continúa pintando sus coloridos
el que oliera a izquierda era detenido y llevado a las caballerizas personajes de congos y marimondas del carnaval de Barranquilla,
de Usaquén. En esas oscuras jornadas le echaron mano a dos de su ciudad natal.
nuestros profesores y los metieron al hueco por algunos años. Res- Pero como también teníamos una excelente colección
pondiendo a protestas y pedreas, el ejército se tomó la Universi- de piedras litográficas, el que entregaba la técnica precisa era Al-

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fonso Mateus, quien había aprendido en Alemania y enseñaba con Medicina, que ostentaba estudios en Japón. Él no podía dictar la
la rigurosidad técnica de los teutones. Después, años más tarde, materia porque estaba trabajando en un programa de alfabetiza-
con mayor rigor y un espíritu de investigación que le aportó mu- ción que había inventado, y que él mismo trasmitía por radio Su-
chísimo a este arte, vino Luis Paz, dando ejemplo de preciosismo tatenza; además, estaba pintando con acrílico caballos y paisajes.
con sus exquisitos personajes dibujados de perfil y los famosos Yo pude hacerme cargo de la clase gracias a que rápidamente me
piscos. La técnica que él aplicaba sobre la piedra para realizar y había convertido en un buen dibujante de la figura humana y te-
copiar sus sutiles retratos es hasta ahora inigualable. Usando lo nía idea de cómo trasmitir lo aprendido. Los jóvenes que hoy son
aprendido con mis maestros del grabado, y trabajando con fe la profesores de la Escuela me acompañaron en esa experiencia, re-
imagen del Arbolario romántico de la santa Ursulinda y sus amantes, cibieron mis indicaciones sobre la figura humana y escucharon los
obtuve el Primer Premio en la Bienal Latinoamericana de Gra- primeros relatos de esoterismo, chamanismo y plantas de poder
bado en Puerto Rico. De nuestros talleres han salido los mejores que empezaba a contar.
grabadores del país, y otros que desde entonces se han regado Los últimos semestres de taller estudiamos en un arrinco-
por el mundo. Y hoy día, gracias al grupo de profesores jóvenes, nado salón, en cuya puerta alguien ajeno había escrito la palabra
este jardín de alquimistas sigue dando una periódica cosecha de “exilio”, quizás porque nos habíamos dedicado a practicar expre-
piedras de toque. siones pluralistas bajo la dirección del peruano Armando Villegas,
Cuando tuvimos que hacer murales al fresco nos dirigió quien llegó a la Escuela para inyectar una mirada esotérica, mágica
el maestro Rodolfo Velásquez, excelente pintor de paisajes, labor y de riguroso oficio plástico. Cada uno tenía la libertad, y nos la ha-
que todavía hace con la maestría de su mano izquierda. En una de bíamos tomado en serio, de expresarse en un lenguaje y un relato
esas largas jornadas de pintura con agua y colores minerales, sobre individual que el maestro dirigía con acertados consejos, ejemplos
los encalados muros del primer piso del edificio viejo, aposté con y una excelente bibliografía. De él aprendí la simbología oculta en
Jorge Herrera, mi compañero de taller, ahora profesor de la ESAP, lo precolombino, también las ideas teosóficas de Kandisky y Klee
una carrera por las escaleras para calentar los entumecidos cuer- y el aprecio por el colorido, la pasta, el cuerpo y la caligrafía de
pos; el que ganara le daría un beso a la Venus. Yo subí al pedestal pintores como Tamayo, Szyslo, Stella, Tapies, Brancusi, Hartung
y me abracé a sus inmensos pechos para besarla, pero, cuando me y Tobey. Con sus obras, pinturas de guerreros de exquisita factura
estaba bajando, ella se me vino encima y apenas tuve tiempo de cargados de misterio, pájaros, toros y flores, nos dio ejemplo del
quitarme para que no me destripara. La estatua, copia en yeso de oficio, y con sus palabras resaltó la importancia de la identidad y
la original griega, se había roto desde la cintura, y su torso y hermo- señaló una ruta intuitiva hacia la pedagogía. Ahora mismo ha ce-
sa cara eran un triste espectáculo de varillas y trozos de escayola rrado otro círculo y retorna con su mágico colorido al universo de
desperdigadas sobre el baldosín. las formas abstractas. Es mi maestro.
La responsabilidad de la reparación me costó el sueldo semes- Esta actitud de enclaustramiento, en medio de un entor-
tral de monitor, pero me quedó la satisfacción de que, de la mitad no político que casi obligaba a militar en algún grupo de izquierda,
para arriba, esa mujer es mía. Por eso me siento ofendido cuando era tomada como una herejía. Pero teníamos un representante
hoy los estudiantes la colorean, le pintan bigote, le cuelgan avisos, político que respondía a la asamblea con comunicados hechos en
la parchan con vinilo negro como un dálmata o la visten con chiros conjunto, mientras nosotros nos dedicábamos a pintar, grabar y
y papel periódico. preparar exposiciones; eso sí, recibía apoyo a la hora del mayor
En esa época era monitor de dibujo de Francisco Perea, agite, cuando en las tormentosas discusiones se imponía el punto
maestro de anatomía de la Escuela de Artes y de la Facultad de de vista de los que más gritaran.

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Los estudiantes políticamente más comprometidos esta- sin permiso del grupo correspondiente. Tampoco había ningún
ban dirigidos por el maestro Carlos Granada, excelente pintor de espacio libre en las paredes. La ciudad blanca era una torre de
colorido y formas humanas violentas, y una fuerza expresiva no babel, pero en un momento había acuerdo para entonar en coro
superada, a quien se le acusaba de obligar a sus alumnos a expre- las canciones de Soledad Bravo, Víctor Jara, Mercedes Sosa y con
sarse con una temática revolucionaria. Esto no era cierto; pero las lágrimas en los ojos, La cantata de Iquique. Desde Veterinaria se
expresiones personales estaban muy comprometidas. Un día, me escuchaba la voz alegre y la guitarra de Jorge Velosa cantando su
sorprendió ver a Antonio Barrera y a otros leyendo con voz dura inventada Lora revolucionaria.
una página del Foro de Yenan sobre literatura y arte de Mao, para Abajo, en las residencias, donde había muchachos de todas
defender sus paisajes con cuerpos sangrantes y las pinturas de las zonas del país, las noches eran de creatividad, discusión y rela-
campesinos tumbando alambradas. Otro tanto hacía a esa misma jamiento. Se arreglaba el país, se recitaban poemas, se pintaba y
hora, pero sobre rojas pinturas y serigrafías “calcadas” del alucina- se conjuraba la guerra haciendo el amor, mientras sonaba a todo
do realismo maoísta de la “Gran Marcha”, un grupo liderado por volumen la música de Carlos Santana, Joan Báez, Pink Floyd, Je-
Clemencia Lucena en la Universidad de los Andes. Con múltiples thro Tull, Janis Joplin, Led Zeppelin, Bob Dylan, Jimmy Hendrix,
estrategias estéticas, aquí y allá, todos tratabamos de buscarle el Ravi Shankar, los Rolling Stones y los conciertos de Woodstok y
pierde al “Tigre de papel”. Bangladesh. En noches estrelladas rumbaba la yerba y corría el
Y sucedía que en semejante enredijo de ideas y de accio- vino de cerezas.
nes revolucionarias donde todo el mundo pretendía tener la razón Yo, que desde entonces pertenecía a la “Banda de corazones
y defenderla desde sus respectivos manifiestos, las acusaciones solitarios”,.ritualizaba el tantra hindú y me sumergía con el sar-
iban y venían, y el insulto verbal formaba parte de la acción polí- gento Pimienta en El submarino amarillo de los Beatles para poder
tica. Era común escuchar o recibir calificativos como “mamerto”, dibujar y endulzaba el oído con El buda y la caja de chocolates de
“revisionista”, “trotskista”, y otros, porque había militantes de mu- Cat Stevens. Hoy ruego a Alá, el misericordioso, le permita al gato
chos grupos y de “todos los pelambres”. regresar pronto al micrófono.
Sin participar de ninguna asamblea, cabizbajo y con el paso No puedo dejar de amarrar aquí a Argemiro Rojas, apoda-
arrastrado, vestido siempre de grasoso paño y llevando bajo el do “el Rojo”, antropólogo que hacía de sastre en las residencias,
brazo una carpeta llena de papeles, hacía cola en la cafetería el con quien compartí la invasión por un tiempo. Con su Singer, el
famoso Goyeneche; a solicitud de los estudiantes, el viejo repetía hombre pegaba cremalleras y hacía dobladillo a los pantalones
con paciencia y acento académico su proyecto político de colocarle de bota ancha de pana y de terlenka, de todos y también a los
una gran marquesina a Bogotá, uniformar la policía secreta y pavi- de las muchachas de residencias femeninas. Ellas vivían en un
mentar el río Magdalena. Esto último era fácil: echarle el cemento impenetrable lugar cerca de la calle 26, vigiladas marcialmente
al río, revolver, y lista una autopista desde la capital hasta Barran- por una “sargento”. Hasta alli llegabamos en noches de verano
quilla. Descabelladas utopías; pero cuando la Sabana se llenó de para cantar roncamente al pie de alguna ventana o dejar dibujos
plastificadas fábricas de flores y en el norte construyeron Unicen- y corazones en el libro de visitas. Muchos clientes de pelo largo
tro, todos nos acordamos de él. y algunas vivarachas muchachas de esa época son hoy docentes,
Las asambleas eran todo un espectáculo puesto a hervir están ocupando altos cargos en la Universidad, o en otras uni-
por los adobos de la Revolución Cubana, por las ideas de Mao versidades del país o del exterior, o se encuentran en nuestros
y su Libro rojo y por los manifiestos del partido comunista. Na- laboratorios dirigiendo las investigaciones de punta en sus res-
die escribía un letrero o pintaba una pared, ni colocaba un cartel pectivas disciplinas.

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Entre la neblina mañanera cargada del aroma de euca- de árboles, cotidianamente habitado por cucaracheros de pantano,
liptos en medio del fragor de ideas y de acciones, algunos estu- tinguas, y por algunos patos zambullidores. La ciudad era más fría
diantes caminaban por el terreno de la pintura abstracta ayudados y el cielo azul turquesa; por la Caracas y el Park Way pasaban colga-
por Manuel Hernández, pintor insigne de nebulosos símbolos abs- dos buses eléctricos, apodados “troles”, y los otros, siempre viejos
tractos de color apastelado, mientras otros se aproximaban al arte y sucios, eran de sólo dos colores; Monserrate, con su santuario al
pop, gracias a las palabras suaves y a la certera dirección de San- señor milagroso, quedaba más lejos y más arriba.
tiago Cárdenas, quien al tiempo colgaba en galerías y museos de Comprometidos con el trabajo político estudiantil esta-
Colombia y el exterior, sus ganchos de ropa y sus tableros verdes. ban Rosa Lamprea y Juan Sánchez, posteriores docentes de Diseño
Más tarde llegó de Alemania Jorge Riveros, riguroso, exigente con Industrial y Gráfico, mientras Clarita Perilla, hoy también profeso-
el color y la forma, pero amigable y jovial. Sus pinturas de colorida ra y estudiante de acupuntura, danzaba folclor con el grupo de De-
geometría inspiradas en lo precolombino y las finas texturas de lia Zapata. Al mismo tiempo, yo me despedía del grupo de teatro,
sus lienzos fueron ejemplo del oficio y de la abstracción del pen- pues sus integrantes, unidos al grupo de la Universidad de Andes,
samiento. Enseñó sin egoísmo las técnicas del color y del retrato abandonaban el campus para conformar profesionalmente el Tea-
hasta su retiro. Los tres siguen vitales y creativos. tro Libre de Bogotá. Sin renegar de las ideas maoístas ellos habían
La agitada época había opacado el espíritu deportivo; los decidido tomar las enseñanzas de Grotowsky, Stanislawski, Brecht,
reinados y el carnaval universitario de otros tiempos estaban en el Shakespeare y de otros grandes maestros de la interpretación, para
olvido. Pero alguien, con una memoria muy cachaca, cotejada con elevar la calidad estética de las obras. Años después, el grupo di-
una fotografía sepia, recordaba que Paulina Michaels, hoy esposa rigido por Camacho, con Fernando Uribe, Jorge Plata, Beatriz Ro-
del Tigre, había sido “Paola I”, candidata por Artes al reinado de sas, Humberto Dorado, Esteban Navajas, Germán Jaramillo, César
la semana universitaria. Y el hombre solitario que corría todas las Mora, Bruno Díaz y una tropilla de jóvenes, se presentaría con éxi-
mañanas por la abandonada pista del estadio, era Álvaro Mejía, to en uno de los escenarios de Beijing con la obra Los andariegos de
atleta que se había ganado la gloria al cruzar primero la meta en la Jairo Aníbal Niño, quien también viajó a contar sus cuentos.
carrera de San Silvestre en Brasil. Yo lo veía sudar en sus rigurosos Para ese tiempo, el Mao que ellos idolatraban ya había muerto
entrenamientos, mientras intentaba mis primeros perfomances so- y sus inmensas estatuas estaban siendo bajadas de los pedestales
bre las porterías de la cancha. y revisadas sus ideas. Yo no tenía la más mínima sospecha de que
De vez en cuando sobre el prado, al pie de las estatuas de años más tarde, con diferente propósito, pisaría también esas tie-
los tritones de bronce que antes estaban al pie del edificio de ar- rras del emperador amarillo, donde la agitación ideológica estaba
quitectura, se picaban partidos de fútbol entre profesores y estu- siendo reemplazada por el debate económico y un nuevo dragón
diantes, y en las tardes de sol de los venados se podía ver a algún empezaba a ensayar vuelo para llenar el mundo no sólo de tijeritas,
docente de dibujo echado por allí tertuliando con sus discípulos, o seda y porcelana, sino para marcar la mayoría de los productos que
pintando con acuarela la perspectiva del edificio, el observatorio hoy nos rodean con su sello de Made in People’s Republic of China.
astronómico y la arboleda de sauces llorones y siete cueros, donde El tiempo pasó volando y a pesar de los sobresaltos co-
saltaban mirlas y copetones. Al norte, cerca de Biología, había una rrió un lustro sin que perdiéramos ningún semestre académico.
inmensa jaula vacía donde algunos recordaban haber visto cautivo Con León Darío Trujillo, Jorge Herrera, Édgar Rivera, Camilo Casas
a un hermoso cóndor, bocetado varias veces por Manuel Estrada, y Jorge Rocha, habíamos formado un grupo de trabajo que con la
quien trabajaba allí como dibujante de plantas y animales. En el seriedad profesional inculcada por Villegas, exponía en los salones
costado oriental de la Plaza Che habían construido un lago rodeado del Museo de Arte Contemporáneo del Minuto de Dios, en la galería

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La Rebeca y en la Biblioteca Luis Ángel Arango. Finalmente todos tegré al grupo de maestros que habían sido mis profesores, para
realizamos una excelente exposición colectiva como trabajo final configurar con los que llegaron después una generación joven.
en la Sala Uno del Museo de Arte, y nos graduamos. Un día de la vir- El Departamento de dibujo estaba conformado por un
gen, en la secretaría de la Facultad, sin paño ni ceremonia, escuché equipo multidisciplinario de artistas, arquitectos, diseñadores e
la lectura del acta, juré con la mano en el corazón y me entregaron ingenieros, que enseñaban donde los pusieran: plantas y flores en
un diploma en cartulina durex amarilla, marcado con la letra góti- Agronomía, anatomía humana en Medicina, animales en Zootec-
ca que yo mismo había dibujado. Hacía apenas un mes que había nia, ergonomía en Diseno Industrial; dibujo técnico en Ingeniería y
tenido que abandonar las residencias por un cierre con muerto y Arquitectura, paisajes en Urbanismo, expresión para arquitectos y
sólo regresé a ellas años después, cuando trasladaron para allá los diseñadores, y todos los oficios y juegos de la imaginación en Artes.
consultorios de la Caja de Previsión de la Universidad Nacional. Para ello estaban, entre otros, los hijos del maestro Neira, Raúl y
Se estaba cerrando un ciclo. Tiempo después, morían en Germán; los hermanos Sánchez, Irma y Fulvio; César Martínez, Ale-
un infortunado accidente de aviación el querido maestro Tiberio jandro Orjuela, Jorge Rosales, Miguel Sabogal, Ángel Velasco, Dio-
Vanegas, dejando sin terminar sus esculturas de trajes de monjes nisio Gómez, Leonidas Ávila, Hernando Arévalo, Gonzalo Arteaga,
dominicos congelados en resina, y la escritora y crítica de arte Mar- Manuel Vicente Rojas, Hernando Arango, Gonzalo Girón, Francisco
ta Traba, quien desde sus performáticas clases de historia del arte, Duarte, Jaime Gómez, Fernando Castro, Carlos Tovar, Hernando
dictadas en la época del trasteo de la Escuela, y las exposiciones del Forero, Francisco López, Guillermo García, Orlando Campos, María
Museo, había iluminado polémicamente la conciencia estética del Isabel Mayorga, y Mercedes Rodríguez. Entre los artistas había un
país con su “Teoría de la resistencia”. Ella protestó enérgicamen- negro maravilloso, Alberto Pino, casi vidente para la composición
te contra la ocupación militar de la Universidad y recibió por ello y las imágenes, mano bendita para el dibujo y un color de acuarela
una orden presidencial de deportación del país. Tiberio, que era un inimitable. Después apareció Absalón Avellaneda, pintor y riguro-
excelente dibujante, dejó una hermosa huella en quienes lo cono- so dibujante de la figura humana, ahora dedicado a pensar el arte
cimos. Él fue uno de los que nos abrió a los misterios de la India y desde su posgrado en Filosofía.
nos enseñó que los frutos en racimo rosado de los árboles de falso Más tarde tuvimos de regreso a Otto Sabogal, mago del
pimiento que rodean hasta hoy el edificio viejo eran un aromático dibujo de la figura humana, la escultura y la caricatura; a Judith
condimento muy apreciado en oriente. Escovar, amorosa profesora de acuarela, paisajista de rico color en
Un aviso del periódico dominical me alertó a presentar- linóleo a la plancha perdida, y en esa época, única con Maestría
me a un concurso para profesores. Cosa rara, pues no había cambio en Estética de París. En las clases de dibujo se destacaba la alegría
generacional, pero necesitaban un buen dibujante. Presenté mis costeña y la paciencia pedagógica de la dibujante Escilda Díaz. Glo-
oníricas imágenes, y ante seis profesores dicté una clase sobre pun- ria Esther González estaba para enseñar sus oníricos paisajes de
to y línea inspirado en Kandinsky; pinté en acuarela el Observatorio frutales. A buena hora apareció Alberto Rincón, excelente grabador,
Astronómico, dibujé con lápiz carbón tres modelos desnudas, hice también heredero de la tradición del intaglio, con desbordada imagi-
un bodegón con carboncillo sobre papel edad media y, finalmente, nación y preciosa técnica en sus figuras, quien le infundió vitalidad
sobre un programa de dibujo artístico que había presentado, hice a los talleres de grabado. A quien le tocó dirigir por mucho tiempo
una clase sobre el volumen, la luz y la sombra. Sumando todo a mis la Escuela, conservar los oficios y prepararla para este milenio, fue
calificaciones, gané el concurso. Entré al Departamento de Dibujo al escultor Amadeo Rincón, quien le inyectó beligerancia, rigurosi-
donde me recibió, con el amplio abrazo con que abarcaba a todos dad y paciencia. Luis Enrique Pedriza, el pedagogo, era también del
los docentes, el querido negro Libio Robles. Rápidamente me in- equipo, e impartía con rigor las técnicas tradicionales de escultura.

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Después llegó el joven David Izquierdo, quien puso a dibujar a los Sésamo. Las placas de piedra con los nombres de los estudiantes
muchachos sobre esferas, para convertirles la mirada humana en muertos durante las pedreas desparecieron; las busetas que entra-
la del ojo de un pescado. Tangencialmente, pasó también la arqui- ban hasta el Museo por la 45 fueron espantadas; se cerró el campus
tecta Martha Devia, y siguió de largo para abrir de par en par las con malla y se le pusieron puertas sin nomenclatura. El puente in-
puertas del Museo de Arquitectura Leopoldo Rother. Ahora desde la terior se construyó después, el de afuera, mucho más tarde. En su
vicedecanatura de estudiantes se encarga del Bienestar de todos. inauguración, la Plaza Central estaba presidida por una estatua en
Por el lado del Departamento de Artes llegarían luego Cel- bronce enverdecido del general Santander, hecha por el escultor
so Román, veterinario, artista, escritor de cuentos para niños, que Luis Pinto Maldonado, que miraba al horizonte de occidente mien-
tenía la mano bendita para doblar cualquier metal dándole hermosa tras se protegía la espalda con su capa. Durante una revuelta estu-
forma de caballo, y Diego Mazuera, con sus pinturas abstractas de diantil la estatua fue bajada de su pedestal, ahorcada y arrastrada
paisajes y avalanchas. Y Hernando Giraldo, veterano pintor de car- por el campus. Con la cabeza rota y el brazo derecho astillado, se
noso color expresivo y particular simbología, que hasta ahora se des- confinó a la intemperie del patio trasero del área de fundición. Allí
plaza delicado y sonriente mientras enseña a sus estudiantes todos recibió sol y agua y le anidó un pájaro en el cerebro durante años.
los secretos del oficio, la pincelada y la composición de los pintores Rescatada, y mostrando aún sus heridas, asiste hoy en pose verti-
clásicos. La tradición pictórica de la Escuela estaría coja sin él. Como cal al Museo para ésta exposición conmemorativa.
“La reina del color”, rondaba, siempre sonriente, con su perfumado La torre donde ahora está la Facultad de Enfermería estaba ocu-
y delicioso encanto de madona, Diva Teresa Ramírez, quien un día pada por la administración, pero cuando el edificio empezó a ladear-
dejó sus clases para internarse por una docena de años en África; la se hacia el norte, todos bajaron a ocupar las residencias Gorgona y
Escuela nunca volvió a tener noticia de ella, hasta hoy cuando nos Camilo Torres, que habían sido cerradas a los estudiantes. Coinci-
acompaña con sus fantásticos paisajes sobre seda de Zaire. diendo en la escogencia de los sitios de poder, la rectoría se instaló
Desde entonces, y hasta hoy, con una interrupción de tres estratégicamente en el rincón norte del quinto piso de Gorgona,
años mientras realicé estudios de posgrado en Arte Oriental, y la lugar donde precisamente estaba la cueva del “viejo brother”, jefe
ausencia durante dos años sabáticos dedicados a la escritura de de la plaga, ahora, según dicen, transformado en un próspero pastor
cuentos y al teatro, he vivido en el campus y en la Escuela dic- evangélico en las llanuras sembradas de palma de aceite del Cesar.
tando clases de dibujo, grabado en metal, xilografía, linóleo, taller Sobre la huella de su cama se colocó el escritorio del señor rector.
experimental, Taichi, y Chigong, y cumpliendo pacientemente con El edificio viejo de Artes sigue envejeciendo, con las mis-
la tarea que me encomendó Liang Dong Laoshi, quien fuera mi mas goteras de antaño que no se reparan con la disculpa de que
maestro de grabado y taoísmo en Beijing, de “sembrar bambú” en también son patrimonio nacional, y para no perturbar el espíritu
el corazón de mis estudiantes. del arquitecto Leopoldo Rother. Este alemán diseñó los planos de
Los edificios se maquillan y el entorno se mueve; el de la Universidad pensando en ofrecer a los estudiantes un espacio
Artes acumula capas y capas de carburo para esconder los grafitis digno para el desarrollo físico, intelectual, y espiritual: estadio,
que le pintan a diario. Pero se trasladaron los tritones para flan- aulas y capilla. Y construyó gran parte de los edificios de la bau-
quear su entrada, y se eliminaron los parqueaderos al frente de la tizada Ciudad Blanca, sobre su diseño elíptico, en el que muchos
Facultad para construir en ladrillo rojo la plazoleta, conectada con han imaginado ver la forma de un búho; pero esto no es verdad.
las alamedas arborizadas hacia Ingeniería, la 45 y la 26. El Lenin, Lo cierto es que el mapa original se encuentra hoy día bastante
desnarigado por el bolillazo de un policía, se pintó de plateado y desdibujado por los edificios de posgrado, las casetas posmodernas
hoy es un anónimo personaje pop, arrinconado en nuestra Plaza de empanada y gaseosa, las improvisadas canchas de fútbol y las

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amenazas de los planes de remodelación vial que pretenden, con
bonitas intenciones, mordisquearle un buen pedazo al perímetro
del campus.
Desde aquí la Escuela trasladó sus talleres de escultura, cerámi-
ca y grabado para el edificio de la 26 que comparte con Diseño Grá-
fico, y ha permanecido conectada en unión siamesa con Arquitec-
tura, y espiritualmente con los otros edificios de la Facultad: en dia-
gonal, con el Conservatorio de Música; abajo, con Cine y Televisión,
situado en las oficinas del estadio; y por una relación natural, con el
Auditorio León de Greiff, y los Museos de Arte y Arquitectura.
Yo vi puentes elevados en forma de montañas rusas,
inmensas cúpulas de cobre y vidrio, gigantescos lentes que apun-
taban al espacio, rayos láser de colores que cruzaban muros y mon-
tañas, un lago con pagoda en medio de la plaza, el gran auditorio
decorado por Gaudi. La Plaza Sésamo sembrada con una extraña
escenografía de Chirico y, entre el bosque de urapanes y pinos,
inmensos huevos de cristal, sirenas, tritones y pajarracos, como en
el jardín de las delicias del Bosco. Caminaba como un fantasma por
los salones, conversaba con mis maestros, dibujaba en las paredes
caracteres y dragones, intentaba oráculos en mandarín y visitaba
mi casa donde mis pequeños hijos no me reconocían. Entonces
Los amantes de la señorita despertaba un día adelante, en la Academia de Artes, cerca de la
Ursulinda Ciudad Prohibida, tendido en mi cama de esparto con la cabeza
Dioscórides Pérez hundida en la almohada de semillas, sin poder ponerme de pie por
el cansancio de tan largo viaje. Eran sueños y alucinaciones produ-
cidos por el recién iniciado exilio voluntario en Beijing.
Los primeros artistas colombianos en llegar a China,
todos de la Universidad Nacional, becados por Icetex gracias al
convenio de intercambio firmado con el gobierno chino de Den
Xiao Ping, fueron el Tigre y Paulina, Carlos Estupiñán y el hombre
del sombrero vueltiao, Édgar Francisco Jiménez. Yo llegué un año
después, acompañado de Fernando González, el “caballo loco”,
médico de la UN, quien iba a estudiar anestesia acupuntural, y dos
deportistas. Mares de té, ejercicios de Taichi, Chigong y las agujas
y conos de artemisa que nos aplicaba el “caballo” fueron el alivio
contra las nostalgias de la Escuela y la familia que habíamos dejado
en medio de la guerra de este lado del mundo. Eduardo Márceles,

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escritor y crítico de arte, quien había colgado la túnica azafrán de
budista, nos acompañó en esa época como cronista de nuestra
utopía artística y la reseñó con foto en tecnicolor en las lecturas
dominicales de El Tiempo, mientras él ayudaba a los chinos a en-
contrar el significado de las palabras para construir un diccionario
chino-español. Muchos años después, “el destino de su carne” lle-
varía también a China al poeta Harold Alvarado, profesor de la Uni-
versidad Nacional, para realizar una tarea similar y traducir, entre
otros, los poemas de amor de Li Po, ahogado una noche tratando
de atrapar la imagen de la luna, y de Tu Fo, “el más virtuoso de
todos los poetas chinos”.
En la embajada de Colombia en Beijing, en cuyo comedor los
artistas éramos siempre bien recibidos por el amable diplomático
Luis Villar Borda, fue donde vimos en beta la sangrienta retoma
del Palacio de Justicia. Este holocausto nos apachurró el espíritu.
Después supimos de la tragedia de Armero y el alma se nos en-
charcó. Y por las cartas que me llegaban cada veinte días escuchá-
bamos el traqueteo de la bala venteada que se tiraban los carteles
de Cali y Medellín. La pesada cadena de oro en 24 con medalla de
la virgen se impuso como moda y talismán de protección entre
sicarios y traquetos.
Aquí hay que echar un nudo marinero para contar que des- Los amantes de la señorita
pués de las mil y una noches vividas en oriente, regresé a mi casa Ursulinda
de Funza donde María me esperaba con paciencia de Penélope, Dioscórides Pérez
bordando unicornios con mostacillas e hilos de colores, mientras
cuidaba del polvorín a Sebastián y Federico. De inmediato retomé
las clases de dibujo y grabado y empecé a relatar cuentos orienta-
les, historias del budismo y a enseñar prácticas taoístas de estética
y meditación en movimiento. Me vinculé al Taller de investigación
de la imagen dramática, bajo la dirección de Enrique Vargas, quien
con Mauricio Bejarano y Clarita Perilla ya había hecho El hilo de
Ariadna, galardonado con el premio del Salón Nacional de Artistas.
En clases con los estudiantes de Artes de mi taller perfeccionamos
El hilo, y recorrimos Latinoamérica y Europa recibiendo distincio-
nes en varios importantes festivales y una mención de honor de
la UNESCO. Después, trabajando siempre en el oscuro y húmedo
sótano del auditorio León de Greiff nos inventamos las obras Orá-

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culos y La feria del tiempo vivo para el Festival Iberoamericano de secretos del arte y los artistas. Sus alumnos, a quienes abre los ojos,
Teatro de Bogotá, y nos fuimos a Dinamarca, España, Eslovenia e lo “acusan” de buen consejero profesional. José Hernán Aguilar, de
Italia, de donde no dejaron regresar a Vargas, que, según la prensa, humor yin-yang; en un tiempo iluminado crítico de arte, puntual,
sigue ganando premios en Modena y Barcelona. metódico, misterioso según otros, que aborrece el ruido y los celu-
La historia de las artes y la ciencia estaba cambiando, la lares, dicta particulares clases de historia, que terminan con incita-
modernidad hacía agua, la contemporaneidad era azotada por las ciones a inventar, como metáforas creativas, dibujos y figuras en
vanguardias, y asomaba la cabeza la posmodernidad. Algunos estu- cera de los “dioses” del video y del performance. Jorge Hernán Toro,
diantes evitaban el lápiz y querían dibujar con flautas y gaitas. En- filósofo, escritor, soñador, fumador empedernido de “peche”, be-
tonces invité al taller experimental al arquitecto Mauricio Bejarano bedor ambulante de té y gotas homeopáticas, da clases irrepetibles
para que introdujera la dimensión del sonido como un elemento basadas en lecturas de Kafka, que configuran lúdicas experiencias
de expresión y enseñara a mis alumnos a dibujar paisajes sonoros. teatrales; marcado con la carta 22 del tarot de Marsella, está a car-
Allí se quedó, contagiando a los jóvenes con lo que yo profana- go del seminario de grado. Construyendo la mirada de los jóvenes
mente llamo “la estética del ruido”; ahora está confabulado con los sobre las artes y la música están: Amparo Vega, Martha Rodríguez,
muchachos del arte mediático. Así también llegó, desde Ciencias Ellie Anne Duque, Natalia Gutiérrez, y la uruguaya Ivonne Pini,
Humanas, Fernando Urbina, filósofo y poeta, para contar sobre María del Pilar López, Juanita Barbosa, Susana Friedman, Bernardo
mitos y ritos amazónicos, sus palabras heredadas de los viejos cha- Uribe, Jorge Ramírez y Santiago Rueda. Con sus investigaciones
manes de Araracuara sembraron de imaginarios a los soñadores y todos han dado cuerpo, vida y una voz didáctica y especializada
a los hacedores de performance. De esa experiencia, con su ayuda al Departamento de Investigaciones Estéticas recorriendo las hue-
y la del antropólogo Enrique Bautista, hice el libro de artista “Los llas dejadas años atrás por María Elvira Iriarte, Germán Rubiano,
Cantos del Chamán” ejemplar único con mitos de la selva amazó- Pepe Stevenson, y Lilia Gallo. Pablo Gamboa dejó sembrada allí la
nica que ahora reposa en la biblioteca alemana Herzog August. Ya semilla de la investigación en arte precolombino; después vendría
sobre el cuerpo había estado trabajando, como profesora especial, Guillermo Muñoz a develar las imágenes de los petroglifos. Desde
la querida María Teresa Hincapié, madre del performance femeni- allí salió hace poco el joven William López, literato, con maestría
no en Colombia, quien sembró los códigos y las emociones de las en historia, a dirigir el Museo de Arte de la Universidad Nacional
acciones corporales en los talleres experimentales. En dirección de y a coordinar la maestría en Museología. La historiadora Marta Fa-
las artes vivas, y gracias a su reconocida experiencia en la televi- jardo fue quien organizó desde allí la exposición: “Presencia de los
sión y el teatro, laureado con Cruz de Caballero de las Artes en Maestros” para la celebración del centenario de la Escuela en el
Francia, se encuentra trabajando Rolf Abderhalden, graduado en Museo de la Universidad.
arte-terapia. Este amoroso performer, que con su hermana inventa Un nudo de papel de arroz me permite nombrar nueva-
cada día nuevos proyectos en la vieja casa de Mapa Teatro, tendrá mente al Tigre, Luis Eduardo Garzón, quien ahora mismo está en-
la responsabilidad de reabrir el escenario a las artes escénicas en la cargado de avivar el cuerpo de los talleres de intaglio, de echar a
facultad como estudios de maestría. andar proyectos de impresión y además debe continuar sus inves-
Ahora, pasando de la escena a la palabra, aprovecho para tigaciones de papel hecho a mano sobre los que imprime imágenes
anudar en esta memoria de invocaciones a varios pensadores y pa- y arma vestidos femeninos. Lo acompañan en esta tarea Ramón
labreros. Empecemos por Álvaro Medina, costeño bien aclimatado Vanegas, experto en todas las técnicas del grabado, magnífico do-
en la Sabana, premiado escritor, crítico lúcido, nómada de la inves- cente, excelente grabador de paisajes cósmicos y mapas celestes
tigación por los museos del mundo, contador de la historia y de los cargados de simbología e historia personal; y de la dinastía de ar-

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tistas Monsalve está Margarita, reconocida grabadora y fotógrafa, sombra, quien se había despedido de la Escuela con una hermosa
quien ha llenado el campus y la ruta NQS con sus inmensas y co- tesis de sutiles dibujos inspirados en el Libro de la almohada de Sei
loridas fotos de muros caídos. Esta pareja, con los mapas, fotos y Shonogon. Ellas dos forman el “grupo fantasma”.
cajas de luz, es la encargada de dar impulso a las técnicas y los con- Los viejos maestros, encerrados con nudo ciego en sus
ceptos del grabado en metal, la litografía, la serigrafía y las técni- talleres para atender a la inspiración de las musas, dieron paso
cas fotográficas y digitales en la producción de la imagen seriada. a una nueva generación de artistas que combina la gestión y los
Hasta hace poco estaba en el área de pintura Miguel Ángel trabajos de dirección académica con el discurso pedagógico y la
Rojas, pintor y grabador, a quien varias generaciones de alumnos creación. Entre ellos están Marta Combariza, pequeña mujer de
agradecen sus didácticos consejos y señalamientos; se fue porque espíritu grande y alegre, instaladora de oníricas tumbas y mágicas
no le quedaba tiempo para seguir soñando, viajar y trabajar con sus construcciones en tierra, que dirigió por un buen tiempo los des-
hojas de coca, las fotografías de hermosos amputados y sus pintu- tinos del Museo. Raúl Cristancho, siempre bravo, pero de sonrisa
ras. La academia lo extraña. Después de dibujar para su tesis un fácil, quien condujo con certeza política la Escuela y con la misma
“rompecabezas” de dibujos a lápiz directamente sobre las paredes mano dura con que exigía responsabilidad en los talleres de pin-
del primer piso del edificio viejo, el joven Juan Fernando Cáceres tura, pintaba personajes y tigres en una oscura selva amazónica,
dictó con aire renovador clases de dibujo y pintura, pero se nos bautizada por él como Una noche americana. Es curador e inventor
escapó a París. Hoy regresa para meter mano especializada en el de proyectos de arte con comunidades urbanas. Miguel Huertas,
montaje de esta exposición. un muchacho delgado, nervioso, de fácil vuelo, en cuya cabeza
Quien por contemporaneidad anuda también en su me- están archivados todos los estatutos y reformas, y tiene la respon-
moria muchos de estos eventos es María Esther Galvis, docente sabilidad de dirigir la Especialización en Educación Artística Inte-
de fotografía, quien dejó la vicedecanatura para jubilarse, pero no gral; además, saca tiempo para sus misteriosos dibujos con lápiz de
abandona su proyecto de pegar sus fotografías de borrosos perso- humo, hacer video y proponer sus fotografías, extrávicos paisajes
najes en los muros del campus y de transeúntes sobre las baldosas al carbón, espejos y señales, que actualmente están pegados en las
del piso del Museo; ahora mismo está liderando la apertura de la paredes de la galería Santa Fe, como respuesta a la convocatoria
Especialización en Fotografia para la Facultad. Con los de su gene- del Premio Luis Caballero.
racion, ella recibió clases del fotógrafo y cineasta Carlos Álvarez, Con otro estilo, tenemos a Gustavo Zalamea, quien llegó a
quien antes de jubilarse fundó la carrera de Cine y Televisión y la Universidad como ganador del Concurso Internacional de Méri-
fue su primer director. Heredando la labor de enseñar la magia tos 125 años. Durante un par de años dirigió con acierto la acade-
del cuarto del bombillo rojo, está la artista Omaira Abadía, apasio- mia, y en ese lapso le cambió el espíritu, la forma y renovó los con-
nada investigadora de los dibujos y diseños con que decoran los ceptos. Él le dio mayor visibilidad pública a la Escuela, inventando
buses urbanos. Y Jorge Rodríguez, quien encendió luces y se fue a importantes exposiciones colectivas como Emergencia, Tránsito y el
España. En otro cuarto oscuro, con igual responsabilidad, hay dos DACR, “ficticio” departamento de arte del Congreso, creando pro-
niñas que acaban de llegar: Elizabeth Carrasco, el silencio risueño, yectos institucionales y estableciendo convenios. Además, encon-
egresada de la Escuela, tímida dueña de un ojo maravilloso y una traba tiempo para empujar su barco de vapor hundido en la Plaza
exquisita factura en las fotos, que realizó también estudios de pos- de Bolívar y para cuidar con comida para peces sus ballenas negras
grado en China, pero ya en ese hipermoderno país cuya prosperi- varadas en el Congreso de la República. Ahora, calladamente, usan-
dad mercantil ha barnizado con laca la memoria de la tragedia de do su hermosa caligrafía, coordina las investigaciones docentes en
la Plaza de la Puerta de la Paz Celestial, y Milena Barón, la delicada la dirección del Taller de creación, vigilado por la imagen al óleo de

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Alberto Urdaneta, fundador de la Escuela, y por un emperador ro- un grupo de muchachos a participar en esta “fábrica de deseos”, y
mano de yeso. Nada de esto podría hacerlo sin la ayuda del espíritu para crear sus imaginativas instalaciones de objetos, video y foto-
de su madre, Marta Traba, cuya cara juvenil, coincidencialmente, grafía. Después, anudo con moño de seda a tres hermosas mujeres:
nos mira en estos días desde amarillos carteles pegados en los mu- María Moran con sus paisajes de colorida hojarasca, Gloria Merino
ros; su voz tranquila y sus ideas estéticas anidan hoy en la cabeza con sus misteriosos mandalas de lagunas, y María Fernanda Zulua-
y el corazón de los jóvenes artistas de este campus. ga con sus paisajes conceptuales, quienes enseñan sonrientes la
La cuerda del mando la tiene ahora David Lozano, el único magia del color y el dibujo en la representación de la naturaleza.
de nosotros que sabe de números, pues tiene colgado en casa un Finalmente, está María Teresa Pardo, la monita feliz, ceramista,
cartón de la Escuela de Administración Pública ESAP. Egresado de escultora, instaladora, y voluntariosa incitadora de los estudiantes
Artes, paciente consejero, responsable e idóneo en la organización, hacia el diseño y la construcción de formas en metal.
fue quien puso orden, modernizó el área de Divulgación Cultural Nudo aparte. En meditativo silencio trabaja Martha Mo-
y dinamizó el Auditorio León de Greiff. Ahora, su tarea inmediata rales, rigurosa docente del color, con su espíritu totalmente com-
es timonear el edificio viejo durante los próximos dos años. Deberá prometido con el budismo y la lucha política del Dalai Lama. En
conducir la polémica reforma académica que sentará en la Escuela un momento ella tuvo que dejar sus mantras y meditaciones para
las bases de la docencia, la investigación y la extensión que defini- inventar discursos en la dirección de la Escuela y sacar tiempo para
rán el derrotero de la estética para el segundo lustro de este siglo; pintar sus “mapas políticos”. También están Martha Guevara, me-
y tendrá que sacar tiempo para hacer sus montajes de fotografía, ditadora solitaria que empuja con ahínco a sus estudiantes a dibu-
continuar inventando sus Festivales del Cuerpo, llamados Marca y jar como una forma de conocimiento, mientras ella, con su lápiz
ego, mientras en casa martilla sobre prótesis de látex y dibuja cuer- oscuro, estudia magistral y expresivamente las formas caninas, los
pos, mapas de posibles sueños, y crece su colección de pinturas, caballos y otros animales; y Mercedes Angola, la bonita y risueña
dibujos y grabados. Una inmensa y erótica mujer de Góngora hace negra que enseña dibujo, hace retratos fotográficos de distorsio-
de ángel de la guarda en su taller. Óscar Gutiérrez, arquitecto y nadas miradas y se está inventando la manera de recuperar la me-
pintor, de oportuno ojo para la fotografía, también dirigió la Escue- moria de la participación de la raza negra en la historia del arte y
la con carácter y acierto; sacó tiempo para sus clases de dibujo y la cultura del país; Clemencia Echeverri, la paisa, escultora con-
taller y para realizar En obra negra, la más hermosa instalación que ceptual, cuyas instalaciones audiovisuales recuperaron las voces
hasta ahora se haya presentado en la Maestría. y quejidos que escondían las paredes del antiguo panóptico, ahora
Varias de las maestras de la pasada generación optaron Museo Nacional, y Jaidy Díaz, la caricia de ámbar, hábil instaladora
por anudar una vida tranquila, sin descendencia. Ahora, la nueva dedicada a la escultura y la fotografia, que hoy refuerza con cariño
generación de mujeres artistas tiene que combinar la labor docen- y conceptos la Especialización de Educación Integral y el espacio
te y su trabajo creativo con la crianza de sus hijos. Con mayor expe- de arte mediático.
riencia estaba la desaparecida maestra María Elena Bernal, inteli- Acaba de ingresar, pero ya se nota la enseñanza de la
gente y amorosa docente, directora del Museo de Arte, quien vivía composición pictórica dada por Víctor Laignelet, y se pone oído
hermosamente obsesionada por la composición y por el estudio a sus reflexiones conceptuales en torno al arte y a los procesos de
del color en paisajes de reflejos y sombras. Beatrice Allina, antropó- enseñanza y creatividad. En ese sentido, y dada la importancia de
loga y ceramista, incisiva investigadora, y Rosario López, con el ojo su obra pictórica, expresiva, cargada de materia y de signos, segu-
privilegiado para la cámara y sensible para las instalaciones, ambas ramente será de los más valiosos docentes de esta nueva genera-
madres, se turnan para dirigir la Maestría en Artes, empujando a ción y su karma es de mucha responsabilidad; eso ya se adivina en

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sus inquietos ojos. Pero quien tiene la responsabilidad de dirigir multimedia que se recuerda. Ahora también hace parte de este
esta tarea de reflexión es Ricardo Arcos, artista nuestro, teatrero, equipo de docentes digitales.
recuperado de Francia gracias al Concurso de Méritos 2017, ya doc- Gracias a la vecindad, han hecho nudo con nosotros va-
torado en la filosofía voyeurista de Foucault. Él se encargará de rios diseñadores, quienes desde el Departamento de Diseño Gráfico
traducir en palabra filosófica los deseos y propuestas de todos los han influido notoriamente la mirada de los artistas y compartido
profesores sobre la academia que queremos y necesita el país, y de imaginarios y escenarios. Ellos son: Dicken Castro, quien nos ense-
pensar el perfil de las futuras generaciones de artistas, que –insis- ñó sobre la estética del diseño y los secretos de una campaña insti-
to– deben ser terapeutas del color y de la imagen, para aliviar los tucional; Martha Granados que nos regala siempre sus imaginativos
estragos que en la mirada y el espíritu están causando nuestra gue- y coloridos carteles, y la exquisita estética de sus publicaciones. Y
rra intestina y la contagiada visualmente desde otras latitudes. cómo olvidar al “hombre del cuadrado”, David Consuegra, el gran
Temporalmente han pasado por la Escuela importantes maestro de los logos, quien se despidió del mundo en ciudad de
maestros que han dejado su huella en los procesos de la escultu- México. Jorge Peña, de quien aprendimos el arte de la composición
ra y cambiado radicalmente los términos de representación de los en el lenguaje y el relato de la tira cómica. Jorge Grosso, pintor, re-
volúmenes; entre ellos están: Bernardo Salcedo, el alemán Jöerg conocido caricaturista, quien dejó las clases y se fue a Estados Uni-
Bachofer y Doris Salcedo. dos cargado con una serie de muñecos bautizada como Boyacá Toys.
Ahora el área de escultura está en manos de Lozano, Ramón Federmán Contreras, rebelde y contestatario, serígrafo, inventor
Uribe, el más joven, silencioso y reflexivo escultor, hacedor de tóte- de libros de artista, que anda ahora en una obsesiva investigación
ms de origami, y Cristóbal Schlenker, que se mueve con propiedad sobre el habla oculta en los petroglifos muiscas. Y Armando Silva,
entre la cerámica y sus mágicas instalaciones de agua. El futuro de quien desde sus clases de publicidad fue torciendo el brazo y nos
esta área se muestra incierto y ellos tendrán que inventar en este metió a todos en los laberintos de la semiótica y en la simbología de
lustro un espíritu fundacional. las ciudades. Su columna semanal en la prensa es obligatoria.
También, ganando el Concurso Internacional de Méritos 2017, No quiero echar nudo final sin amarrar a esta memoria
y con un posgrado en Medios Digitales, llegó de Alemania Nelson varios personajes que nos han acompañado con su oficio y talentos
Vergara, exalumno de la Escuela, quien, jugando con la imagen vir- para que las cosas marchen bien y que a su manera han ayudado a
tual y apoyado en un precario hardware, ya se ha ganado dos pre- los artistas a inventar mundos y realizar utopías. Entre ellos están
mios en distintos concursos nacionales. En compañía del espíritu Mary Olarte, quien en la oscuridad del zarzo del auditorio León
lúdico, crítico y creador de Mario Opazo, niño chileno escapado a de Greiff oculta sus títeres y su teatro de sombras, con los que ha
tiempo de las garras de Pinochet, ahora profesor, reconocido ar- contagiado de creatividad a muchos artistas y gestionado exitosos
tista del video-arte premiado en el Salón Nacional, padre de Video festivales de teatro y muñecos. Gilberto Sánchez, que ha archivado
y Julieta, fundaron para la escuela el sitio “Electrodoméstico” y el la memoria gráfica de los sucesos plásticos, desde las diapositivas
espacio de Especialización en Arte Mediático. Estos dos descom- en el antiguo Cemav hasta los videos actuales; Gustavo Díaz, quien
plicados muchachos de cachucha vasca y tenis armaron un nido por años ha diseñado todos los carteles, catálogos y publicaciones,
de cables, teclados y pantallas, donde ya empezaron a criar los y César Cortés, antropólogo y ermitaño, quien pacientemente y
cuervos que pixelarán la mirada virtual de las nuevas generaciones. sin ánimo de lucro ha leído y corregido las miles de palabras de
Claro que los primeros cacharros y pantallas para el nacimiento de nuestros enredados textos.
la imagen virtual en la academia ya los había conectado Esteban En los nuevos tiempos a Carolina Salamanca quien se encarga
Rey, quien presentó para su tesis la mejor de las instalaciones de de corregir el estilo de las publicaciones del CIDAR y ha limpiado

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mis textos de insistentes gerundios, y Camilo Páez quien diseña hacia la salida de la calle 45. Mirando los nuevos y abigarrados
las ediciones y coloca su sitio las ilustraciones. También Clarita Fo- grafitis, todavía recuerdo dos muy famosos: la imagen, en par-
rero y Juan Torneros, imaginativos y hábiles diseñadores, quienes che de esténcil, del bigotudo Emiliano Zapata, con su sombrero
paciente y creativamente ordenaron en compañía de San Judas mexicano y sus cananas cruzadas sobre el pecho, y un dinámico
Tadeo, Los enanitos verdes y Charly García los textos e imágenes colibrí, que también volaba sobre las paredes por toda la ciudad,
de los cuentos y crónicas de mis “Memorias del espejo roto”, y las ambos obra de estudiantes de Artes. Ahora, en la misma técnica,
fotos y discursos de otros profesores de la Escuela. pero coloreados con aerosol fluorescente, me llaman la atención
De los viejos tiempos de la Escuela vale recordar al señor los textos en apoyo a la lucha en Nepal y unos angelitos en pelota
León, hombre que cuidaba de los yesos, bodegones y esqueletos; huyendo del mordisco seguro de un monstruo de tira cómica. Al
Hernando, el verdugo de la garlancha en modelado; don Guillermo, pie de las imágenes, y bajo los árboles, muchos estudiantes, y
“Benitín”, ayudante de los laboratorios de fotografía; Numael, el foráneos “parceros” tienen extendido sobre un plástico su “plan-
hombre del papel, el carboncillo, los óleos y los pinceles, cuando te” de artesanías, dulces, papitas y cigarrillos; y usando variados
en la Escuela todo era abundante y gratis; Garibello, el fabricante modelos de teléfonos venden también minutos de celular. Una
de las mejores espátulas de palo de pino, y Velosa, el experto car- bicicleta, de las muchas que la Universidad Nacional tiene en el
pintero. Antonio, hijo del “Camarada”, continúa hoy a cargo de las campus para servicio gratuito, está tirada llantas arriba con la
reproducciones; afortunadamente no ha tenido que sacar en los cadena rota.
últimos tiempos mascarilla de yeso a ningún docente muerto por Las campanas de la capilla, donde ahora mismo cuelga una
violencia en el campus. exposición de arte de profesores y estudiantes de la Escuela, mar-
Anudo también a todos los modelos, mujeres y hombres can con su tilín de bronce la hora del medio día. Una maligna torta
que aguantaron frío por años para que los artistas perdiéramos el de humo gris siena borra el color turquesa del cielo y nos amenaza
miedo a los cuerpos desnudos y verificáramos los cánones griegos a todos. Sobre los verdes pastales algunas parejas se entrepiernan
en la construcción de una mirada. A doña Anita, la del desapare- en amorosos nudos, mientras otros dormitan o leen obsesivamente
cido caspete de hojalata, quien alimentó a varias generaciones de manchosas fotocopias de textos. Un clarinetista ensaya con amari-
maestros y estudiantes, con kumis, empanada y mogolla integral. llos sonidos su tarea de música. Una pareja ensaya piruetas de cir-
A Abigail, la señora de las tortas de mazorca, y a la Gorda de los co enredada en largas telas de colores que cuelgan de la alta rama
sánduches que nos calmaban el hambre cuando trabajábamos co- de un eucalipto. Entre los árboles del jardín de Freud los “jíbaros”
piando grabados los fines de semana. A Peralta y Camacho, viejos venden libremente sus dosis de veneno mientras los celadores se
bacanos, eternos porteros de la Escuela, que se llevaron el secreto pasean en sus motos por los caminos peatonales.
de los amores clandestinos de los estudiantes hechos de afán sobre De la puerta metálica hacia afuera, más allá del humo de la
las colchonetas de las modelos. Y a los espíritus y fantasmas que arepa asada, del olor del chicharrón carnudo que fritan en improvi-
lloran, recitan, arrastran esferas y se quejan durante la noche en sadas hornillas, de la salchicha con cebolla, del vapor de la aromá-
los corredores y salones del viejo edificio, y que nos hablaron al tica de yerbas, de la avena y la chicha de quinua, de las ventas de
oído durante los trasnochos de la carrera o de la docencia. relojes, películas y música pirata, paraguas, manillas y mandalas
Hoy, entrando al campus por la alameda sembrada de que bajo cambuches de plástico atosigan la puerta principal de la
higuerillas de la 26, veo a lado y lado una escena de mercado per- Universidad, cientos de buses de todos los colores, y los gusanos
sa, que se estira hasta la Plaza, se recuesta en las paredes llenas rojos del Transmilenio cruzan por la carrera 30, vomitando hollín
de carteles, afiches, avisos, propagandas y grafitis, y se prolonga de diesel y haciendo un ruido infernal.

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De la 30 hacia arriba suben nuestros egresados a enfrentar- cer un mapa de la historia del performance femenino en Colombia;
se con un mundo en que la cultura visual está contaminada por la Martín Martínez, con un proyecto de video; Rodolfo Lozano, con su
sangre de los caídos diarios, por las luces de neón del consumismo tambor ritual y su proyecto social de siembra cósmica, y Nury Ro-
y por la ilusión de fáciles paraísos. Pero, a pesar de todo, son múlti- dríguez, para poner en escena un acto de danza contemporánea.
ples los frutos y satisfactorias las recompensas espirituales que nos Nuestros artistas dejan la Escuela llevándose un espíritu crea-
proporcionan. En ese difícil medio, todos ellos se la juegan con sus tivo, crítico y responsable, animados para participar en salones y
dibujos, pinturas, esculturas, collages e instalaciones, con los gestos concursos, donde siempre puntean o destacan con sus obras. Hace
de performance, trazos de coloridos grafitis, con los segundos del poco, la silenciosa Eva Celín, inspirada en un poema de Jacques
video, con la palabra que enseña, o la gestión que crea espacios de Prévert, recibió un jugoso reconocimiento con su tesis de paisaje
sueño y libertad. interior al ganar el Premio Fernando Botero; mi hijo Sebastián,
La mayoría ya han ensayado estas acciones en las anuales ex- con una escultura de espuma, paraguas de plástico y titilantes
posiciones del Salón Cano que en octubre de este año del perro lle- bombillos, hija de su tesis Tunjuelito-Matatigres, es ahora “millona-
gó a su versión número treinta y tres. Muchos trabajan ahora en las rio” en libros de arte, gracias al premio que ganó en el Concurso
Escuelas de Arte de varias universidades, museos, galerías, colegios Artístico de la Embajada de Francia, citado sobre Los jugadores de
e instituciones públicas y privadas, construyendo la mirada cultu- Cartas de Cezanne.
ral del futuro. Otros optan por una labor silenciosa, sacrificándose Anudo ahora a todos los antiguos maestros de Santa
por quienes tienen un porvenir incierto. Así tenemos jóvenes artis- Clara que se encuentran en el cielo de sus antepasados o que aún
tas enseñando en los cerros de Cazucá y Ciudad Bolívar a grupos perviven, a nuestros maestros y a todos los nombrados que ahora
de niños y adultos, campesinos y desplazados, o a las comunidades mismo inventan mundos en medio de retozos juveniles, para com-
indígenas del río Amazonas en Leticia; todos inventando la forma partir la alegría de haber contribuido, en algún instante de estos
de hacer del arte una forma de vida y un discurso de paz. 120 años de la Escuela, a que las artes fueran un bello alimento
Sin desatar nudos umbilicales, y gracias a convenios e in- para el espíritu de nuestros estudiantes. Todos se responsabiliza-
tercambios entre universidades, ahora más abiertos y fáciles, mu- ron en su momento de la formación de dibujantes, pintores, graba-
chos egresados están en el extranjero. Así, un grupo de pregrado dores, escultores, performers, teatreros y soñadores, que como una
recibe lecciones de arte en gaucho, otros participan de las artes “plaga maravillosa” caminan hoy por el país, o que con su aliento
paulistas y del candomblé, o aprenden de los hijos de Pancho Villa; creador lanzan al aire de otras latitudes, flotantes semillas de dien-
arriba, algunos se pasean por museos de Gringolandia, varios se la te de león, sembrando imágenes en desconocidas diásporas con la
inventan en tierras del Quijote, o están deslumbrados por la Ciu- libertad espiritual del Loco del tarot.
dad Luz. Cada quien con su karma, cada cual persiguiendo su desti- Confiando en que cada día traerá un mejor albur, quie-
no y su oficio. Ayer teníamos en la Escuela unos jóvenes venidos de ro desatar un nudo de garganta, diciendo que muchos de los que
España; hoy está aquí un grupo de intercambio que vino de Francia estudian ahora en nuestras aulas sufren de un extraño desencan-
y se dispone a trabajar títeres y maromas con los muchachos de to para el que debemos encontrar remedio; los oprime el espacio,
Circo Ciudad en un barrio del sur. los acosa el tiempo, sufren el vértigo del vacío, tienen al alma y
Desde distintas universidades del país llegan también jóvenes la mano atadas al celular y la oreja a una caja de música; una si-
ganadores del Programa de Estímulos Nacionales del Ministerio tuación preocupante para los profesores, pues estos, gracias a su
de Cultura para hacer sus pasantías con nuestros docentes. Entre permanente contacto con las generaciones que van llegando y que
ellos, están aquí Yorlady Ruiz, para trabajar con el cuerpo y ha- aportan sangre nueva y renovados imaginarios a la Escuela, rejuve-

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necen sus espíritus y vivifican su creatividad para reinventar mitos colibrí azul, pero seguramente, en el año 2036, cuando uno de mis
y tradiciones, y empujarlos, a la vez, hacia nuevas utopías. alumnos digite los hipertextos de las memorias para la celebración
Las tareas sobre el cuerpo, la imagen y las formas que se deben de los 150 años de la Escuela, ya habré escuchado recitar en mi
proponer en estos primeros escalones del milenio no son fáciles de oído sordo el bardo Todol, y seré sólo el recuerdo de un dibujo, un
estructurar pues se deben atrapar con el ojo mecánico, ahora eléc- grabado, la imagen fotográfica de un performance, o el eco de un
trico, de las cámaras de foto y video, configurarse numericamente extraño cuento chino. Y quizás me prepare para intentar con más
en los esquivos espacios virtuales usando el photoshop y el flash, paciencia e imaginación otro retorno.
consignarlo en los blogs, vincularlo todo al laberinto de los hiper- Por eso, a los que conservan la capacidad de asombro,
textos e instalarlos con codigos fractales sobre las “telas” de cristal a los que continúan inventando utopías y juegos creativos, y a los
líquido para que viajen por la red hacia millones de abonados que desencantados, se me ocurre mostrarles la imagen de esos devotos
en tiempo real exprimen significados, devoran imágenes y exigen tibetanos que cada día realizan sin precipitud performances circu-
desde ya una libre interaccion con los sentidos y la motricidad. lares de oración alrededor de la montaña del Potala, tallando con
La senal ya estaba dada: Mandrake conversa con teledibujos la- sus pies sobre las piedras del camino el dibujo de un inmenso y
ser, Dick Tracey ve todo en su reloj de pulsera mientras en lejanas significante mandala. Hago esto para ilustrar el hexagrama Fu del
tierra los filoosofos anuncian la muerte del arte; Rendon mata al “Oráculo de los Cambios”, cuya voz originada en concha de tortuga
Fantasma con la lanza de un pigmeo, los mitos tienen logo de zapa- dice: “El movimiento es circular, cíclico. No hace falta, pues, precipitar-
to tennis hecho en China o Corea, los dioses se ocultan al llamado se artificialmente en ningún sentido. Todo llega por sí mismo, tal como
de los hombres, los paraísos estan contaminados por la politica, el el tiempo lo requiere”.
diablo es borrado de los imaginarios y toma su puesto la máquina Para todos, como talismán de protección, de salud y de ima-
Google, que todo lo sabe, que todo lo hace por nosotros. Afortuna- ginación, he traído como regalo un dibujo del rostro de mi alebrije,
damente, en este purgatorio de llamas y piedras rodantes, pode- cuyo original se encuentra expuesto entre los textos, objetos, di-
mos agarrarnos a la serpiente que se muerde la cola y reemplazar bujos y grabados de mi instalación bautizada como “El gabinete
el lápiz de mina por el digital sin sentir más que la nostalgia del de las tres memorias” recogidas del campus, traídas de China y
papel del lápiz y el papel, porque su textura y su aroma ya vienen Amazonas. También hay allí un oráculo que incita a la pregunta.
en camino por la linea invisible del Intenet. Propongo para todos Con este doble nudo chino, mis manos terminan de atar
una sobredosis de artes orientales del movimiento y la respiración los coloridos cabos sueltos de mis memorias, pero si he olvidado
y gotas de catleya como lenta y florecida terapia que nos ilumine a alguien le doy disculpas. Hago lo mismo con quienes se sientan
la intuición, abra la imaginación, despierte la lúdica y nos incite a mal amarrados, pero les aseguro que este dibujo de des-nudo no
nuevas creaciones. está atado con el nudo de la mala fe.
El cielo ha desatado lluvias por tres días seguidos y arro-
jó rayos y centellas sobre el campus. El viejo pino que servía de
pajarera a mirlas, tórtolas y a mis colibríes ha caído sobre el prado,
abrazando con sus chamizos el círculo donde practicamos el Taichi.
Curiosa señal para mí, que, parodiando a Lao Tse, me encuentro a
punto de atravesar la gran muralla. Confirmándola con el I Ching,
cierro este texto y en silencio anudo mis tres mejores deseos. Por
ahora estoy protegido por Salomé, mi alebrije de papel maché, y un

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“La postal romántica de Don
Cotoplo” 
Dioscórides Pérez

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