Sei sulla pagina 1di 30

¡:.

•'
~
¡
f
'
~
f
1
¡
¡
i'
í "l.i
¡
&.-'t~~~M<......~
2
~:;;t~"E!iKa.~~!F~

LAS SENDAS DEL CONFLICTO

Las se.hdas del conflícto

La raiz del conflicto


E n d capfrulo anconoc m' prnpm' idmófaac una¿, h; nzon~
primordiales de que yo y muchos otros pastores de iglesias sea-
La gloria de Dios en los confü ctos mos renuentes: a adoptar la pacificación bíblica. Aunque seamos on:odo:xos
en nuesr!a ~o.hfesión de Crisro, acmamos como doceras. Por ello olvi-
damos topar como modelo de nuestro ministerio pastoral el ministerio
del gran J,:'as~or-Pacíficador. La única forma de superar nuestra renuencia ,;¡
(E l Pastor Pncific:aclor: Alfred Poiríer ;Editorial Vida)
e im;:redt4íd~i.d\es seguir al Crisro que «ha venido en cuerpo humano», y
,11

i=
ver· éu,á:n lns~parablememe entrelazada esi:á la cruz con la difícil labor de )!
promoyer,la paz.
~i
Úna véz que .
)'
nuestros corazones se sientan obligados
'
a seguir a Crisw
y a su q-ui, cist:iremos preparados para reflexionar acerca de los principios
y prá;t:ri~as d~ fa paci:ficación . .Antes de que podamos predicar estas cosas a "\i
noso~ro9 n?-ísjnos y a nuestro pueblo, sin embargo, sería prudente delinear b
las sendas coµrnnes que sµele recorrer el conB.icro así como nuesuas res- ~
H
puesras Í:íp'ic~ a! los con;B.i<;ws. •"
!l~
~
DefüúdiQh de!conHicto ~\,¡
n
~~
,. La palabra confücro evoca toda clase de connotaciones. En aras de la 1
~
simplicidad, definiremos el confücw como «una difer..encia de opinión o ~.

~
29 ~
~,:· m
~;.. lli
r;,,___ m

IL
f.¡,, ,~,j,,
i

· .r d dd conflicw 31
30 El pastor pacmca or ¡ ·
.l
~
propósiw que frustra las rµei:as o deseos de alguien>>. 1 Es decir, surge el j financiero depende la iglesia (Srg 2) o la familia que ha estad~ preseme desde
confücro cuando mis pretehsiones, expectativas, temores y deseos chocan r que la iglesia come=ó. y sin cuyo permiso poco se pueele p-ai:er.
:1
cor¡ las pretensiones, expeccaavas, temores o deseos de otra persona. f - .Pensemos en la iglesia de Corinto dividida por 1T111iadb ¡::omrapuesras a
l : E~ra ~efi.nición es brf!(",S. ' lfP.:'fl.Ue*1 h~ fá~ilj de r~cordar .Y lo bastan;k 1.
~nplTu. como para que ab:ftqi!Le :f!14cl~os;co.nfüci;osj Sm embargo, hay q&::
:·\:
Pal:i~o,
••
Apokis, Pedro o Crisro , como se descripe eri 1
: 1 . . ¡
>C~ii1dos 10-13.~
\ !
L
, '

! 11
ad,;ertir sobre todo que es~a defini~ión no equi~ar,a en forma auwmáüka
~onfüttd y pecado. El cqntlícw no ;es po~ nec;sidad co,nsecuencia d~ pee,'a-
' ~e%sr4plico,
hermanos, en. el nombr.e de buesri'o Seitor'.Je~5istp,
ifoivivan en armonía y que no haya divJsicine$ entre uúe~sr sipól q~e s,e
gue ro-

do, aunque sin duda sí es iin~ ocas}ótj f~ec;.iente ; p~ad mismo. : ··.: ; ina.¡:iren~n unidos en llll mismo pensar y en µn ;~mo ~ropó~íra. J?igo
Lo más imporcante es que esta! d#i..·:í.ición dlrige nuestra arenoió.tj. ha- esri:í, hermanos míos, porque algunos cie 11a faii}ilia ciF~lof'nie J?:ri in~<J'f:­
cia la médula de muchos tonfü~td.S buapdo me~cio9a las diferen<7Ías qpe mado· que hay rivalidades emre us;:edes, Me refiero ª' que 11nqs ciicen: :«Yo .
«frusua,-i las mettis o deseos de' algu.1eil[). En el.ca!píi¡uló 3 dedicaremos rriás sig9 a' Pablo»; ouos afuman: .«Yo, a Apolos»i otro~: <~Yo, a Cetw!; ); orro; :
tiempo a analizar esta dil'.\án¡tic;a i~r~rna. De rho\nento, nos pu~de. b-4- ,;y9, a Cristo11. ¡Cómo! ¿Está dividido Crisw? ' . · · . ·
tar una buena definición fudci~nal que poderolos : ui:~lizar y ense~ar ¡a ~\:is
miembros de nuesr.ras igldias. · i . ' . . ; Pablo reprende con razón a los corimios p~1· idúidir» a C:ósro. Pero d
misinO espíriru panídista abunda en las lglési:¡Í.s Íocales hoy. I.¡o ve410,s ep
l~s foaltades que algunas personas manifiestan haéia;mini;Srros·'con _Rro~r~-
O~~iones comunes que desemb:¡>q.11 en cbuf!..jdos en:laf igl~si~ mas radia.les en lugar de hacia sus propios pastores., L0 qu~ ptedic<j.mos ·Y
• • • l ' ·¡ •• :

:,;I
¡ ; . ; ' 1 ! i ehsefia....-nos con frecuencia lo comparan con: or'ad,ores má\> popiuláre~, y en
esa c.ompaiación, ciertas miembros pued~n ¡cdnciu~ ~uei miesFa, pi¡edic~-

! Jr
'f

i'
«qpímlos sobre la paz» (Gn 1- 2 y Ap 21-22) 'no: son sirio suj~taÍib~os
0
; ' C~qo líder~ de iglesias, como obreros de la Palabra de D ios, qonJl.ic;ro
no nos Sorprende. Sabemos que la Biblia trata sqbr~ tQdo de c¡:mBiám.5.·fos· · ciqn y enseñanza son ddic;iemes.

para un mundo e~1 confl.icrn. Si bien la Biblia rriencidna una 1ri,ult~plii::ic\~d ,


de ocasiones que resultan en con..A..ic~os, hay sobre rqdc\ cuatro que sae!~n ker
. ; ; 1 :
Las personas ram.bién den.e n lealtades dividida;s hacia prdgran:i:as; ev/en~
ws, proyecws y ministerios.,Recuerdo un co.nfücw q!ueJi:u~-.ü:µos en nuesua
rrunión de ancianos acerca de nuesuo ministerio: d~ j~v~es. µn; ~ciancp
• ·

origen de dispuras en el seno de la iglesia local: ih.siinr~s de\le1]dde~ dividi- comenzó, a acus~ a o~o anciano de no p~c:ocuparse;po.r i;iuc¡srfos;jó¡lreme.i.
das, cuestiones de autoridad, :fijación de límites y asurltos ptrs'f:maleis. . ; Se genero U..."1.a discus1on hasrn que despepmos el amble.1¡.re ·re¡:ordando ?
ambos ancia,nos que lo que se discutía era Lin proy~cr9, y I\º ~'os motiyos
.V
; Lealtades divididas r
de cada un o'. de ellos. Ambos pidieron pe.i;dón eútjvi~rqp Jl.e :;i.cue~.doi.eri f
que comparp'.an el mismo motivo, su inn:;rés por ;d.i-icipulk fari:ibjézj a)o~

1
1
1
A menudo surgen con:B.icrns debido p. lealtades :Cohn:ap¡li.esrns a ;personas . jóven~, aunque diferían en cuam o a la fo[ma e'.n qu~ &b¡a ]Jev.a.r.Se ;f dbr:i
o esci.los de ministerio. Las personas vivbn:en, e.l. m¡nih~~·iü.i el rrlintsrerio se . el ministerio con nuestros jóvenes.
encarna en personas. Lo que .qos !gusr~ O; d~sagr*1,a! dJ cle~as ; p~rsomu; a .
menudo desemboca en un espíiin.i partidi1i:a.; erl ef qJe ihu~r~as ;l~tade~ se. ·
.
¡ ' 1
~
~
~
'i
~

I1¡~
Cuestiones d e autoridad
1
r ;a.
van dirig[erui\io cada vez más .hacia ti.na prdof\a oor:icrcta rio fari~o Cri~n~:. .., , . i , .
En una iglesif con bastante persopal, 1*'5 fealta.\ie~ p!feden d~sairrqlla:¡:se:pn .:' T~bi~n surgen conflicros por cuesi:iopes de a'Utbri~ad. Estas <ll'escÍo-'
torn~ a e~te o aqu~l pastor de la rµ.ism~ forma_ ~u~ ,s~ <igr~p1ro? alrédedo> ,·:' ~=~:e pued~: das1.f.icar en rr~s grupos. ~1 prime-ro es id ~de1a:Éu'.o sobre d 1h
de Absalon y David, lo cual con ;el oempo drv1dlo ál reJ._no, (2 S¡ 15). ~o "' 0 ,- ho de ~i,.orzdad, que pueae estar relacionado cpn las Jéalr'a&s a las qt
/: . . . . b ' . ( ·!aolo e fi 1 e . . . te .~
~
otras iglesias, !as lealtades se van formando alreded,o r de ciert~s .fníem rqs0 ;·. ~:: , ;i,s re . ere en onntJ.os l , analí.zado antes. AbJ la~ personas escogen
J.. fumilias pro.minences en la iglesia, como algún do~a.Ó.te' rico ~e ~uyo .apóY.~;;_¡ t~;. ~ quieu obedecerán Y a quien consideran que es la verdadera autor.id~d.
1m
1¡1;. l'i"
· ...·i.
., ¡¡H
,1
~
~
1~ :i·.'·
'
1
1 . .,~ rr:.-
I~
32 El pasrnr pacificador · ~: f
.
f '':;¡;
Las sendas del con:fucw 33·
¡
Por ejemplo, en N úme.:::os 12, leemos que Miriam y Aarón desafiaron J y los casos difíciles te los traerán a ti. Esta te aligerará la carga, porque te
el derecho de Moisés a i:ener aui:oridad. Asumen que tienen un derecho J ayudarán a llevarla
igual. Lo irónico es que en Núm~ros 16, Aa.rón se envuelve en un conflicto ,[ ... . Éxodo 18:19-22
similar cuando los hijos de Coré cuesi:ionan su sacerdocio. Dios permice"· f-· ; '·
que Aarón pruebe su propio pecado. l
El descuido de Moisés de no establecer suficientes auwridades subordi-·
En el Nuevo Tesi:amento se puede ver un desafío similar a la ·amo- ~ nadas a fas que delegar los asuntos cocidianos de Israel en el desierto había
~
ridad apostólica de Pablo de parte de los así llamados superapóstoles ~ generado más confüctos. Así que, en esencia, delega funciones judiciaJes
(ver 2 Corintios). Resulta interesante que la· respuesi:a de Pablo no se da i para resolver disputas. .
alegando su nombramienw oficial dado por D ios («Estas son mis cred.en- ~ En H echos 6 parece que el conflicto en la iglesia primitiva se debía al
ciales»), sino recurriendo a sus cicatrices, ¡su sufrimiemo por el evangelio! ~ mismo problema. Las viudas helénicas se quejan de no se las toma en cuema
La segunda ciase de cuestión de autaridad es el abuso de autoridad. U en la distribución de ayuda, lo cual sucede porque nadie ha delegado la su-
Nuestro Señor Jesús a menudo insisi:e en la i:entación <ton la que se e,nfren- · ~ pervisión de sus necesidades. Así qu e los apóstoles toman medid.as decisivas
tarán los líderes de la iglesia cuando reciben autorid;d. «Oprimiremos a i. para remediar es·ce problema con el establecimiento de un diaconado, Wla
súbditos» (ver Mt 20 :25-28; Mr 10:42-45; Le 22 :25-27) .2 Este abuso de fi aui:ondad subordinada Y delegada para ai:ender a esta área de ministerio.
auwridad reviste m uchas formas, como no q~erer rendir cuentas a otros, :¡: Una modalidad de no delegar autoridad se da cu.ando se nombra a líde-
utilizar procesos de procedimient~ ·en la_ forma de gobierno de la iglesia j
res para un ministeno sm que se les den dire~uices concre_ras para liderar.
para promover nuesna a.genda o impedH que onos busquen la suya, y M Por ejemplo , en muchas iglesias se de;a a los lideres laicos sm saber a quién
aplicar disciplina fo rmal demasiado pronto a quienes más bien necesit~ 'r
deben reportarse, cómo presentar un;;. qu.e;a o cómo apelar en forma res.
nuestros consejos y atención personales. J pemosa. A no tardar se van presem:ando chismes, celos mezquinos, luchas
Una t ercera clase de conflicto que surge en cuestiones de amoridad es .-1--.J~.C?r el poder, rencor Y amarguras . Se presenfan confücws.
el no ejercer autoridad. En este caso el problema no es el abuso de nuestra f
autoridad sino en no llegar a usarla, ser indeciso o renuente a asumir un !
Definir límites
curso concreto de acción. · .J ~
Una forma que adopta esta faha es la de no delegar a utoridad. Por ejemplo, ·· ~· Otra causa u ocasión de confücrn es nuestra propensión a susrimi.r d
al comienzo de la ad ministración del pacto mosaico, Moisés descubre la t'' evangelio de Cristo por límites qu e son hechura de hombres como la base
apremiante necesidad de escoger y preparar a hombres que a:cruaran como i' real de la comunión. Aunque confesarnos que somos uno en Cristo, la
mediadores y árbitros para el pueblo de Israel ante los conflictos. )erro, el . realidad es a
que menudo nuestra unidad se basa en alguna costumbre o
suegro de Moisés, se da cuenta de que este descuido de Moisés de no delegar i preferencia cultural. Mi amigo JeffVemrella Ílama a esca clase de perso-
autoridad está llevando a más confücw. Por ello instruye a lvfoisés, nas ¡
«cristianos separados con guión», creyentes que juzgan la on:odoxia de
ouos creyentes a parrir de una «buena preferencia» y no de un «precepto
Oye bien el consejo que voy a darte, y que Dios te ayude. Tú debes repre- ! fundamental».º Por ejemplo, tendemos a tener como base de nuestra co-
senrar al pueblo ante Dios y presentarle los problemas que ellos tienen. !
munión opiniones políticas (buenas preferencias) en vez de nuestro· com-
A ellos les debes instruir en las leyes y las enseñanzas de Dios, y darles a
conocer la conducta que deben llevar y las obligaciones que deben curo-·
j
promiso confesional con Cristo (precepws esenciales) .
Así los cristianos están divididos a partir de la «Ortodoxia» del himnario
plir. Elige tú mismo em:1'e el pueblo hombres capaces y temerosos de Dios,
t
que prefieren, de la manera de educar a sus hijos (escu ela cristiana, escuela
que amen la verlad y aborrezcan las ganancias mal habidas, y desígnalos· ~ ~.· 1 en el hogar o escuela pública), opciones de noviazgo, métodos de actuar
como padres, y así sucesivamente: La lisca es' inacabable. Pero en cada caso ,
jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez personas. Serán ellos los que
funjan como jueves de tiempo completa, atendiendo los casos sencillos, se _define un límite, una línea invisible en la arena, con la cual comenzamos
t
~-

!;
~¡ ·
:·~ ·~~·;tpJi1.' .. J/,. ,.. , ;~ JI

..
"lf:P'".';
··a·~t'
~
·~ ; ~

El pastor pacificador -Jf Las sendas del confücto 35


34 'f

.. -- ..
a pensar acerca de quienes cienen opiniones y preferencias diferentes a l_as J de cosas que los conflictos nos imponen. Y, en caso de que nos innoduzca-
nuestras en rérminos de «ellos conna nosotros» . Se va produciendo un 1 rnos, el resultado con frecuencia apenas sí es mejor. Nos encontra..-TI.os atra-
--···'---·~··--...--··-

disi:anciai.-n.iemo gradual emre unos y ocros. Se imroducen sospechas ~-~ - i . pados en una vorágine de «él dijo», «ella dijo» . Aunque tracamos de ayudar,
l la vida de la iglesia, y nuesuos corazones se van enfriando entre unos y- -~ 50 .m.os urt tercer participarite en el confücrn, al que ambos protagonistas
otros. En todo ello, perdemos de visi:a a la única base para nuesua unidad .i acusan de comar partido. Al :final, promete1nos nw1ca más involucrarnos
y nuesua paz, Crisro, quien nos ha jusri6.cado :i. i:odos, pecadores, solo por i en los «asuntos personales» de la gente.
1 gracia por medio de solo la fe. t· Estas son, pues, las cuatro ocasiones más comunes en las que surgen
conflictos en las iglesias: lealtades divididas, aspeci:os de aui:oridad, defi-
ASuntos personales 1 nición de límíces y asuntos personales. Como líderes de iglesias, debemos
1
estar preparados para responder a estas clases de confücros en una forma
!
J lvii~nuas que los confiicros mencionados suelen implicar a grandes seg- que sea realista en cuanrn a los efectos permanentes del pecado que hay en
mem:os de nuestras iglesías,-las clases más i:ípicas de conflicrns¡que absor- wdos, que sea bíblicamente sabia y, por encima de rodo, que confíe en los
ben el tiempo de un pasrnr (y de las que se ocupa este libro) son los asuntos cambios vitales y profundos que el evangelio de Cristo puede producir en
personales comunes y corríent~s, a los que Jesús se refiere cuando nos dice
i
1

,,
que primero nos saquemos la viga ddojo (Mi: 7:3-5) . Son confücrns que se.
deben al pecado personal que sale a la superficie en las dispmas de familia y
¡ la vida de las personas.

matrimoniales, amisi:ades qi+e se tensan o con:fücrns de negocios .o empleos El caos d el confl..icto y el llam.amien.to a l a claridad
en l~s que pan:icipan mi~mbr~s de la iglesia. , f
.csi:a clase d.e discordia le mduce a Sannago a preguntar: «¿De donde [ El confücto y el pecado son por naturaleza complejos. El con.fi.icto ge-
1 surgen las guerras y los con:füctos emre uscedes?» (Seg 4: 1). Y es esca c3a~.-­ ner:a caos, oscuridad y contusión. Promover la paz, por el corrn:ario, es algo ~
l de conflicrn acerca de la que Crisrn nos ha llamado como pasrn'.fes a cuidar t intencionado y por narnraleza simple. Al centro de un conflicto caótico, el
a nuesrro p ueblo. Es de lamentar que, con mayor frecuencia que la desea- ¡ past0r como forjador de paz debe situarse con las lámparas más luminosas
9.
:r

!i
l "da, m uch os de nosotros nos lava:mos las manos de cales confl.icws y referr- ' para orientar a sus hermanos a los que el confücto ha cegado. Debe ser
mos a la persona o pareja a un consejero profesional, justificando nuesr.r;:u; sencillo, claro y directo, para ayudarlos a que vean las cosas tal como son. 11
1 acciones en nombre de poder dedicarnos al «verdadero miniscerio». -· .. ,, En los tiempos violemos y caóticos del profeta Habacuc, el Señor lla-
~ !¡
El pasrnr de jóvenes de mi iglesia me contó hace poco una conversación. mó al profeta para que pusiera por escrito su revelación y le dijo: «Haz ~·
I'
t . que había sostenido con un colega, también pastor de jóvenes en una mega,
iglesia con mucho personal. Al hablar del ministerio, el pasror de jóvenes de
que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido»
(Hab 2 :2) . En la actualidad se requiere esa misma invicación a la claridad
~I
mi iglesia contó cómo esa tarde iba a trabajar jw1.t0 con varios ancianos con
una fa..-n.ilia en un caso de abuso doméstico en el que escaba ir1volucrado un
adolescente rebelde. La respuesca del colega pastor no fue para nada ai:ípica:·
en lo que intentamos ayudar a los nuestros en sus conflictos.
Una primera medida que han tomado en este sentido .los líderes de nues-
tra iglesia es hablar con claridad y abiertamente acerca de nuestras p!opias
f
11

i
1
«No, nosouos no gasta:mos tiempo en est as cosas. Los envian1os a un centro luchas con el pecado, de nuestra necesidad de renovarnos a diario y de la es-
de consejería en la ciudad de manera que pod.amos dedicarnos al mii:istec- peranza y promesa de reconciliación que solo se encuenuan en Cristo nues- I
rio» . Para él, reconciliación y minis1erío eran dos cosas aparte. "El ministerio, tro pacificador. Esta confesión deben comenzarla los que ocupan puestos de 'J
se había reducid9 a discipul'ar a personas que no teníari problemas. liderazgo. Es de lamentar que los líderes de las iglesias a menudo sean los ir
1 .
Desde luego que podemos comprender la razón de este curso de ac' .últimos en confesar su pecado y admitir la necesidad que tienen de sabiduría
ción. No hemos sido debidan:ieme formados para inuoducimos en, Jfu ' yreconciliación. Los pecados contra los que predicarnos pocas veces son los
vidas reales de personas reales y ofrecer min.isre;i6 en tiempo real,. la clase· .nuestros . Los pecadores acerca de quienes precücamos, los que necesitan a. 111
i1
1 ¡
1
1 ' ¡·
t¡' .,
J 1
36
. . .m.i,i;i,i:;.a
El paswr pacificador
· c·
r·': i
~
Las sendas del confücro 37

Cnsi:Q, _. somos . . nosotros


. rn· ,oersonas oenrro
,. de nuesrra ig ·1.es1a. , nsw y ·; .f., una forma que se-~ muy diferen•e , de la que e.l rnu.nao' un·1·iza para enfren-
su evangelio
. ; van ding1dos
, . en gran parte
. hacia los pecadores
. . que esi:an fuera
_ .1·
1· tarse . a él. También
. .creemos
. que el co-JJ•
DlllCto bnn
· d- oporcurn
- ·dades para
d

de la iglesia.
r AqID, denrro de los sagrados
. muros
. de la 1gles1a,
. . nos colocamos
. .•
. ·i ~ oo-Jon:ficar a D10s ' servu a otros
· y crece l · C
r en a semeJanZa a nsto. · ,-
J como ralsos s~i:os que ya no necesitan a Cnsto. La 1gles~a se conVleri:e en f
1
¡ nuesi:ro aurobus santo. Tenemos d pasaJe para el cielo. Nos subunos y es- ¡. Nuestra obediencia al buscar la paz debe ser la consecuencia y efu-
¡ peramos que todos ocupen el sii:io que les corresponde y qu e se componen Í sión de nuestros corazones, muy conscientes de haber sido salvados por el
¡ bien. Pensamos que hemos predicado a Cristo, pero más bien hemos puesto
sobre las espaldas de nuesrro pueblo pesad.as cai:gas de legalismo.
Í
¡ y
Príncipe
renovar
de Paz. El evangelio es el poder de Dios para salvar, reconciliar
a pecadores-santos a _d iario en medio de nuestra vida co.p.fusa y
1¡, caótica, moldeándonos como una comunidad reconciliadora que sirve a
l.
Lo que se recupera con una verdadera confesión es la excelente idea ¡i·
1: de la Reforma del evangelio transformador de la jusi:ificación por gracia. . un Señor reconciliador.
!
1
1v1arrín Lucero nos enseñó que los cristianos eraI1 criai:uras sorprendentes, j Hay una tercera forma de aportar claridad al campo del confl.icto. No po-
,1
a la vez justificados y pecadores (simul justus et peccator) . ¡Qué mensaje f demos ayudar a que las personas YÍvan en paz si no toman conciencia de cómo

,.
r¡I tan liberador es este 1 Como es así, nosotros, los pastores, podemos ser 1 ellas mismas pen:urban la paz. Si deseamos ayudar a los miembros de nuesuas
implacablemeni:e sinceros acerca de n uestro pecado, de nuestras luchas y t iglesias a llegar a ser forjadores de paz, debemos ayudarlos a discernir las for-
de m~estros con~ictos dentro y fuera. Como pecadores justificados, ya no
'I
~-- ! mas habituales que tienen de responder ante los confüctos. Podemos hacerlo
;i.yudándolos a registrar gráficamente sus sendas por la «Ladera resbaladiza».
·i~!·· necesitamos fingir m ocultar nuestro pecado con acntudes falsas como «Yo f
estoy bien, tÚ est~ bien». A..ni:es bien, podemos con fesar nuestros pecados J
~ unos a oi:ros (Stg 5: 16) sin temor a ser condenados, con gran esperanza
Nuestras r espues-ras ante los con:füctos: La ladera resbalad.iza .
1! de que el Cristo que nos ha salvado y justificado nos est á sam:ificando y
n
di.rigiendo hacia una.vida de promotores de paz que reconcilian. . ,~-- ~
] La confesión, pues, es el primer paso para presem:ar las cosas"ral como son Todos conocemos bien la respuesta «pelear-o-huir» cuando nuestra vida r
¡¡

en realidad, arrojando luz a la oscuridad caócica del confücro. Nos mantiene se ve arnenazada. Ken Sande refleja en forma muy gráfica esra pauta típica
1-
siempre conscientes ci'e.que somos pecadores salvados por gracia. Los líderes de. de respuesta ante el con,;fücw en su diagrama Lad era resbaladiza. 5 Ayuda "
mi iglesia, en forma periódica, tienen presente y recuerdan a nuestros miem-
bros que, como tales, seguiremos teniendo confl:icros en nuesua iglesia. Por
a que las personas se ubiquen en el «mapa» de un conflicto y dererminen
bien la forma en que respo nden.
'j
d

ejemplo, en todas las clases para nuevos miembros les digo a los asistentes que
en algún momenro los ofenderé, pero que tienen la posibilidad de acercár-
seme o acercarse a los ancianos y al personal para lograr la reconciliación.
'!j
r
i

Ü[ra forma de uatar el.e aporrar claridad a los con.fueros es la confesión en el


ámbito de la congregación. Nuestros miembros necesitan. confesar el evangelio
ij
~
en forma colecúva en lo que tiene que ver de manera concreta con con.fl.ici:os.
Una forma de hacerlo como congregación es recitar con frecuencia una es- t
pecie de «credo» llamado Promesa del Pacificado~. El párrafo inicial ~nmarca 1

nuestro compromiso de promover la paz al reforzar el carácter central· del


evangelio pasa mqdelar nuestra respuesta ante confücros. Dice lo siguiente:

Como personas reconciiiadas con Dios gracias a la rnuene y resurrección ·


l~
/11
de Jesucrisrn, creemos que estamos llamados a responder al confücrn de '
p
T_hcSlipp<ry Swp<. Tomado de Ken Sande: Th< P,amnaktr © 2004 Reimpreso con permiso de Bakcr Book.s, división.
l ¡1:
·i · ';.~~l.Bakex Publish ing Group ~
..
~
~-~·.;.
1
', .:·11:;

1
,,
l•;
t' ~
1:.

38
.. f:
¡'f;
Las sendas del con:B.icta 39
El pastor pacificador .:l ;'
!
·-r··-~ La Ladera resbalad.iza divide las respuestas típicas ante el conflicto en .;( alguno de ellos o ambos reciba algún daño físico. Claro que, en tales ca-
i
1
Respuestas evasivas/huidizas y Respuestas agresivas/de pelea. Las coloca a l ·sos, esta. forma de huida solo resulta beneficiosa si el pastor (u otro líder
ambos lados de la parte central de la ladera llamada Respuestas concilia-· .J con.iiable de la iglesia) está acon sejando a las partes, para prepararlas y
doras o pacificadoras. El objetivo es ayud2I a que las personas actúen en fa, . ,: enseñarlas a cómo hacer frente a los comportamientos dañinos (p. ej. abu-
[- parte alta de la ladera (la zona de Respuesi:as conciliadoras) con el fin de " so de alcohol o de drogas) que contribuyen a estallidos violemos durante
evitar que se deslicen hacia las zonas de evasión o de agresión. t discusiones domésticas
l ¡
'
Suiádio. Por último, la Respuesta evasiva más radical es el SlJ.icid.io o
i
~11
Respuestas evasivas
~-

f la amenaza de suicidio. 7 Esta siempre es una respuesta equivocada al con-


flicto. Pero no pensemos que como líderes de iglesias «buenas» seremos
¡ El lado izquierdo de la Ladera resbaladiza, las Respuestas evasivas a.rite 1 inmu:p.es a enfrentar semejantes respuestas. Tuve un caso en el que una
li los conflictos, pueden considerarse como respuestas que fi.ngen La p_az. 6 Es- adolescente respondió a sus padres, que la habían encontrado en la cama
1
rn.s respuestas a menudo· tienen la aparien.:;ia de ser pacificadoras, pero no lo
1 con un novio, cortándose las muñecas esa noche en el cuarto de baño.
11
son. De hecho, la persona que trata de evadir se abstiene de la responsabic Luego salió huyendo de la casa y deambuló por las calles del vecindario.
lidad de responder de manera bíblica ame el con:B.icto. Hay tres categorías· Con esto, estaba mostrando varias respuestas evasivas clásicas.
l
i1.
de Respuestas evasivas: negación, huida y suicidio. En otra ocasión, un hombre que se sentÍa culpable y avergonzado por
ir Negación. Significa .fingir que no hay confücto (Pr 24: 11-12) . Es una .t haber robado equipo fotográfico se encerró en el cuarto de baño y ame-
l~ respuesta que engaña a quien la asume. Nos decimos que no hay ningún Í nazó suicidarse. Aunque la respuesta al confücro puede parecer exagerada,
ji: problema en lugar de hacer frente a la esposa, hijo, pariente o miembro de 1 debemos recordar que, por cada dos homicidios en los Estados Unidos de
¡J
la iglesia enojados y de abordar el conflicto a lar,manera bíblica. La nega- 1 América; hay tres suicidiqs. Y el suicidio es la segunda causa de muerte en-
:
i
.
ción es también la mejor manera de describir el estado de quienes sencilla- ,, ~. tre los jóvenes en general (emre quince y veinticuatro años). 3 Es evideme
!. mente se niegan a actuar para resolver un conflicto a la manera bíblica. que nosotros, pastores y líderes de iglesias, debemos prever esta respuesi:a
Huida. Es no querer saber de los conflictos. Como líderes de iglesias, · ante el conflicto y prepararnos para abordarla.
veremos a personas que se molestan por- algo o con alguien en la iglesia. ,.
1I' Una persona ofende a otra, y la otra se siente ofendida (aunque sea una
ofensa sup~esi:a). Una respuesta común de huida es cuando las pe~son:is--l
Respuest:as ag-t"esivas

¡ en un con:fhcto toman medidas para evitar verse cara a c2.fa. En m1 lgles1a · Recordarán que a las Respuestas evasivas las hemos llamado pacificado-
l.
1j hemos tenido casos en que las personas que han discutido se alejan la una ras. Por el contrario, podemos considerar a las Respuestas agresivas como .¡
de la otra sentándose en lados opuestos del templo -durante el culto. Otra ejemplos de destructoras de la paz.9 Hay tres formas comunes en que las i
respuesta de huida es cuando una persona abandona el ministerio o se nie--. personas en conflicto presiona...'1 a sus oponentes con el :6.n de frusi:.rar sus ¡
1
ga a seguir sirviendo en la iglesia como consecuencia de un confücro.· pretensiones y eliminar su oposición. Son el ataque, el litigio y el homici- l
i
Huir es también una respuesta común de quienes han sido disciplinac dio. Las tres se pueden contemplar en for~a amplia o estrecha, de manera
1
dos por la iglesia o es probable que lo vayan a ser. Cuando se dan cuenta de:, ·informal o formal. !
las intenciones de la iglesia, a menudo dejan de' asistir a la iglesia. Pre:fierrn.· Ataque. Se puede concebir el ataque en forma más restringida como ij
huir a que los corrijan. Y es probable que respondamos con un «me alegrn»-· agresión .física o con más amplitud como amenaza de usar la fuerza. En
en lugar de llamÍrlos a la reconciliación. . . este caso una· de las partes o ambas tratan de intimidar a la otra con ame- íl

A veces huir es una respuesta aceptable ante el conflicto. Por ejemplo;, .. · nazas físicas, verba.les o :financieras con el :6.n de obligar a la otra parte a ~
en cii::rtos con:B.ictos entre esposos o entre padres e hijos, la separaciÓ!'f-.. · . renunciar a sus exigencias. En un caso, un pastor en Florida fue física- ~
física de las partes por un tiempo limitado puede servir para prevenir ~u~:i/• mente amenazado cuando, en medio de una reunión de la congregación, 1L
r
L .1
.,----
¡
1 ··~¡_

f .:r•··
;1,t
1 ·¡¡;·
40 El pasi:or pacificador ,. Las sendas del confüc:o 41
_ _ _ __¡___
f
un oposiwr lo desai.-Só a salir al e:rrerior para luchar cuerpo a cuerpo ¡para -~ pone sobre aviso en cuai.J.to al mismo. Luego menciona dos expresiones
determinar quién iba a seguir y quién iba a irse!
Los pastores no somos inmunes a entrar en semejante comportamienro
irrespetuoso de Dios. Ui:ilizamosla autoridad para sofocar wda oposición.
Jt patentes de ira y odio: ruptura de relaciones interpersonales (Mt 5:23-24)
y disputas legales (M t 5 :25-26) _
Todas estas expresiones se juntaron un día en una imporrarn:e visita
Nos revestimos de nuestras maneras autoritarias bajo el pretexto de ofrecer i pasroral. Había invitado a almorzar a un miembro de mi ig.lesia, sabiendo
un ministerio profético. Cambiamos el púlpito de la paz por uh púlpito ¡ que había tenido dificultades financieras en su negocio. Durante nuestra
inúrnidante. En una iglesia en el Noroeste, el pasi:or a quien estaba ayu- ~ conversación, manifestó un odio profundo por un antiguo empleado que
dando en consejería admitió con wda naturalidad que concebía su fon- k era cristiano. Este hombre había abandonado su empleo, se había.llevado
¡, ción en el mismo nivel que el de un jue;z del Antiguo Testamento, lo cual muchas de las cuentas más importantes del negocio de este hombre, y se
~ implicaba ordenar a las personas a que se sometieran, expulsar a los rivales
~ había convenido en competidor en la misma esfera de negocios, lo cual le

l avergonzando en público a los miembros, y ser el único juez en su iglesia. había costado al miembro de mi iglesia una considerable pérdida de ingre-
El araque también tiene el sentido restringido de violencia ftsica . El
t confücw que conduce a la violencia es, triste es decirlo, una realidad en
sos (que estimaba en unos $100 000) .
Con una familia que cuidar y al experimentar una rápida pérdida de
i: demasiados matrimonios cristianos y, seamos sinceros, incluso en nuestros ingresos, era comprensible que es¡:e hombre se sintiera m uy indignado, en-
matrimonios. Con frecuencia esta violencia se aproxima al maltrato físico gañado, traicionado y vengativo . Me dijo que muy pronto iba a anunciar

personal. Golpear las paredes, arrojar muebles y esgrimir mensilios de co- un costo muy reducido de sus servicios con la esperanza de conducir a Ja
t cina como armas potenciales son todos ellos ejemplos de formas inadecua- . bancarrota el negocio de su antiguo empleado.
~¡ ' ' 'dar a otra persona. ¡
11¡
das de amenazar e .mnm1 1 He aquí a un hombre con pensamientos «homicidas» que necesitaba
~¡ Litigz·o. En su semiqo amplio e informal, el litigio incluye todas las f ayuda para hacer frente tanto a los asuntas del corazón (su amargura e
m
formas de murmuración, calumnia y los juicios severos con los que las per- ~ . indignación) como los asuntos de injusticia (necesidad de mediación y
~I
~r.
so.nas «defienden su causa» ante otra persona con el fin de conseguir apoyo t quizá restitución).
contra su oponente. ;Es esta clase de füigio el que actúa como cai:alizador ¡_
l Todo esto para decir que la respuesta homicida ante el confücro, en
~' para formar facciones dentro de la iglesia. su semido 'más amplio, no es un problema tan raro en el pastora.do. Y el
IJ En su sentido resuingido y formal, litigio es atacar al oponente en un remedio impli cará más que aconsejar a una persona a no indignarse o que
w tribunal civil. Si bien a veces esw esi:á justificado, debería ser infrecuente aconsejarlo so bre si debe presenrar o no un juicio. Los miembros de nues-
cuando el conflicto afecta a cristianos (ver 1 Co 6: 1-8) . Es de lamentar que tra congregación tendrán que hacer frente a asuntos de verdadera injusticia
!:
1' muchos pasrnres y líderes de iglesias nunca caen en la cuenta de esos asun- contra ellos. Podemos tener la seguridad de que sus respuestas serán menos
t
¡;
tos «civiles». Encuentran que 1 Corintios es irrelevante porque creen que
esos juicios civiles que inician los cristianos van mucho más allá del ámbito
que cristianas. También p odemos estar seguros de que Dios nos· ha dado
en su Palabra y en los consejos de muchos la sabiduría y el poder que nece-
¡1 i
de su supervisión pastoral. Con ello, la iglesia renuncia a su jurisdicción i· sitamos para ayudar a aquellos que han. sido objeto de mucho maltrato. 1

ti 1
sobre los así llamados intereses y pretensiones seculares de sus miembros. Llegados aquí, deberían-:tos ponderar nuestras propias formas de r_e spon- !

l
j
¡
Analizaremos más a fondo esta esfera de disputas civiles en el capítulo 1O. . . , der ante los conB.ictos. ¿A qué tendemos más ante los conflictos? ¿Evasión?
1
Homicidio . Del mismo modo que el suicidio es la Respuesta evasiva. · ¿Ataque? ¿Huida? ¿Pelea? ¿Nos encerramos en nosotros mismos o gritamos? 1
1 máxima ante el confücro, el homicidio es la forma máxima de ataque. ¿Tendemos a culpar a o.tros por el confücto? ¿Minimizamos el problema? 1
¡ ¡'
¡, Aunque esta clase de respuesta es más bien infrecuente 'en la iglesia, ¡la raíz Propongamos a nuestro cónyuge o a un amigo que nos evalúen en esta F

~ del homicidio, el odio, no es raro! Jesús explica el sexto mandamientO en > área,' porque es absolm:amente necesario conocer nuestras propensiones
!'
Mateo 5:22-26 en términos de sus manifestaciones tanto ocultas como · . · ante confüctos si como líderes de iglesias queremos ser pacificadores. Jay
!:1,. patentes. Primero nos conduce a. la raíz del homicidio (ira y odio) y n0s,i?; Adams nos recuerda que una de las_fuentes principales de que disponemos
i!::; 1
j'::
·~·;~~(
1
t~:
.,~¡ ~. .,. ~.- '-· 1
¡1
::!


r
¡,.
Í'·''
l· ·:r :·
42 El pastor pacificador ·:::f ~. Las sendas del conBicto
43

1
para aconsejar a personas somos nosouos mismos (1 Co l 0:.13) Somos ..10

más como la persona a la aconsejamos o con la que entramos eB conBicto .. f.


J· implica más que solo mejorar la comunicación. Se uara de enfremar asun.ros
del corazón (ver en el.capfrulo 3 más reflexiones acerca de esro).
[ que diferentes de ella. Cuando abordamos nuestros propios hábiws peca- j . -.-'-- Nótese que no he utilizado el término conf!'ontaáón. La palabra discu-
mmosos de respuesi:a y aprendernos a dejarlos atrás en verdadero arrepen-·- [ ' sión capea mejor las _directrices ~íbEcas de ~sta segunda respuesta y lo hace
1 mrnemo, fe y abed1enc1a a D10s, estaremos ava.nzando por el cammo de .. ¡ de tres maneras. Primera, la Biblia nos dice que hagamos algo más que
I· llegar a ser pastores pacificadores. · ( confrontar. Hemos de instruir, aconsejar, advertir y formar así como re-
i Respuestas de con ciliación: procura r la paz en lo p ersonal
:f prender (ver Ro 15:14; Gá 5:21; Ef 6:4; l Ts 5:14, 21; 1Ti4:6; 2 Ti 3 :16) .
, . La discusión nos recuerda que hemos de acercarnos a nuestro hermano
o hermana con mucho más que el marrillo de la confrontación. Nuestra
Por fortuna, estas dos formas imponantes (y a menudo pecaminosas) «caja de herramiemas» para resolver conflictos debería contener una serie
de responder ante el conBicw no son las única maneras de responder en ¡ de mstrumemos para la dura tarea de la reconciliación.
una disputa. Hay un tercer camino: el camino de Cristo . Aquí analizare" ~ Segu...'1da, la discusión abarca mejor la realidad de que en nuestra ense-
1

~' mos seis respuesras bíblicas y cristian~s ante el conBicto a las que llamamos i ñanza, admonición, consejos e incluso reprensión, debe darse una conver-
Resp uestas conciliadoras . u Estas conlorma>."1 dos subcategorías: respuestas _
pacificadoras personales y asútidas. Examinaremos prim(:ro las respuestas ·
pacificadoras personales.
I
.! sac1ón de d.os vías . No vamos solo a hablar, sino a escuchar. De hecho, pri-
mero escuchamos Y luego hablamos (Srg l: 19) . La discusión nos recuerda
' que lo sab10 es escuchar antes de hablar (Pr 18:13) .
Hay rres respuestas pacificadoras personales: pasar por alto una ofensa, ¡ y
Por últi_1110, en el mandato de «Ve primero reconciliare» (lvlr 5:23-24),
j
1
·~
discusión-reconciliación y negociació.n. En estos escenarios, las partes en
conflicro buscan reso,l~e_r su disputa sin recurrir a terceros para·que acrúen
como mediadores o armtros. , ..
vamos conscientes de n uestra propia fragilidad y vulnerabilidad respecto
al pecado, nuesuos autoe~gaños y nu~sua le~ritud e~ es~uchar las adver·-
renc1as Y hacer nuestras las promesas ne la B1bha. Mas aun, vamos como l
¡
1

Pasar por alto una ofensa. Es.ta respuesta nace de un corhón magnfoi- ' hermanos Y herma..r:ias, miembros de la familia de Dios. Por esto cuando
mo. A diferencia de la persona que evade (que puede confw1dirse con pa- . vamos, vamos con dulzura y con la intención de restaurar la relación de un 1
sar por alro), la persona que deja pasar una ofensa no es que la olvide, rn su· hermano o hermana (ver Gá 6:1). 1
decisión de dejar de lado nace de escepticismo e irriraciói1, como en el e~~·-·· Negociación. Mientras que la discusión-reconciliación trata de las ofan--
de la evasión. Antes bien, la persona decide en forma consciente perdonar · · sas personales que conducen a confücros (rencor, mlirmuración, culpa, ver- 1
r
al ofensor y no buscar ninguna forma de corrección() admonición. güenza Y así sucesivamente), la negociación tiene que ver con los asuni:os 1¡

,
J
La justificación bíblica de pasar por alto se .encuentra en una serie dé cruciales que deben abordarse en un con flicto . Lo usual es que el asunto r
pasajes. Por ejemplo, en Proverbios 19: 11 leemos, «El buen juicio hace al" crucial en una disputa sea el aspecto concreto, mensurable y objetivo acer- J
hombre. paciente; su gloria es pasar· por alro la ofensa» . (Ver también. Pr ca del que las parres están en desacuerdo. Puede ser d tiempo 0 Jugar de
12: 16; 17: 14; Col 3: 13; l P 4 : 8) . Analizaremos esta respuesta bíblica más
a fondo en el capítulo 7 y nos preguntaremos cuándo es apropiada.
una reunión, los términos de un contrata, una polícica escrita 0 práctica de
una iglesia, la selección de himnos, el currículo de la escuela dominical, y t
Discusión-Reconciliación. Cuando no se puede pasar por alto una ofens.a;;·· otros. Como la negociación forma gran parte del pastorado, analizarernos 1
se nos invita a dirigirnos a nuestro hermano o her:nana para m~srrar!;e ~~> ¡: en detalle el principio de la PAUSA de negociación en el capfruio 8 . J
falca (ver 2 S 12:1-14; Pr 28:13; Mt 5:23-24; 18:1); Le 17:3; Ga 6:1) . As1:
r . .. ~
ijff

pues, la segunda clase de respuesta personal ante el confücto es conversar.]~ ..... , Respuestas d e concilia ción: paci.fi,cación asistida ~
para ilegar a la reconciliación. La discusión-reconciliación trata las ofensw ·. J
personales que es mejor uarar de abordar y resolver por medio de la con[ei:;:! , ' . Ahora salimos de la pacificación personal para emrar en la asistida, que
sió'n el perdón y la reconciliación. En nuestra práctica común, la discusi:6,n:·+:;:~ incluye mediación, arbitraje y dar cuemas o disciplina de la io-Jesia. En ¡i'I
1.

i ' ~~ b

·¡L ll'i
'i:;i::
i \~_id:
. 1\1:¡1 11

!
i
· ~t~·-·· .
44 El pasi:or paciJicador :¡ Las sendas del confücrn 45
~¡_-
!,
cada uno de esws escenarios, más que buscar resolver la disputa entre las ~· J jnsnucción, no solo en los principios sino en las prácticas de disciplina de
la iglesia (ver capfrulqs 11 y 12).
panes en conflicw, escas recurren a otros par:;, que_ ayuden. ~ ·t,
f
~
:1
ij
iv.lediación. La mediación es una negociación asistida. 12 En este caso
las partes en confücto recurren a una o más personas para qué faciliten la
comunicación mutua con la esperanza de llegar .ª una resolución. La invi-
f
l Tres dinámicas de la Ladera resbaladiza

l tación bíblica en cuanto a esw, claro está, se encuentra en la obra misma


.·· ~
Una vez expuesi:as las seis respuestas bíblicas al confücto, a modo de
conclusión, deseo destacar tres dinámicas acerca de la Ladera resbaladiza.

'
de Cristo, el único Mediador enue Dios y el hombre.
I' Primero, nótese cómo las respuestas bíblicas de conciliación pasan. de res-
Como pastores cuyo ministerio se conforma a Cristo, también a noso 0

rros se nos invita a ser mediadores. Cuando hay miembros que disputan rf
¡:
puestas más privadas a más públicas. En el inicio, el círculo de confidencia-
entre sí, nuestro llamamiento es el que ~os conduce a participar, a acom- t lidad es muy a...r1gosm. Pero va agran.dándose en forma gradual cuai1do hay
r
l
pañar a ambas partes, a ayudarlos a estar dispuestos a escuchar, a mode-
rar lo que dicen y a frenar el posible enojo. Como pastores-mediadores,
¡ necesidad de ayuda para la pacificación o si se encuentra resistencia a la
misma. Las respuestas personales, como la reconciliación y la negociación,
k! t
¡) nuestra responsabilidad es invitar a ambas parres a dar cuentas delanre de
Dios con .respecto a cómo manejan sus relaciones mutuas. El lugar que nos
¡ involucran so.lo a las partes en con:fücw. Si se necesita mediación o arbi-
traje, el círculo de confidencialidad se expande para incluir a mediadores
~ corresponde es el de ofrecer consejos y sabiduría cristianos. Al igual que y árbitros. Si se requiere disciplina de la iglesia, entonces los líderes de la
1 Cristo, le decirnos a ambas partes, «Vamos a razonar juntos» . (Ver en los iglesia pasat'1 a involucrarse y, de ser necesario , quizá haya que notificar a
¡t: capítulos 9 y 1O más re.B.exiones al respecto). roda la iglesia. En la resolución de conflicws, cuamo más privado poda-
~· Arbitraje. En el arbitraje, las partes que no llegan a una solución volun- mos mam:ener un asunto, mayor será la esperanza de llegar a la reconcilia-
taria llevan su disputa ante una o más personas que, actuando como jue-- ción, porque es más probable que se violen las confidencias a medida que
~.li' ces, reciben la autoridad para tomar una decisión que 9bliga sobre el tema f: más personas se van invollJ.crando en una disputa.

~;!1'!_
en cuestión. A diferencia de la mediación, las partes que buscan el arbiuaje ¡ Segunda, nótese que los costos aumentan al ir pasando de la izquierda
renuncian a mantene.r control sobre el acuerdo . (Ver en el capítulo 1O más , ¡·
de la ladera hacia la derecha. C~n «costos» queremos decir pérdida de con-
re.B.exiones al respecto). . cro.l respecto al resuli:ado (p . ej . la negociación, en la que uno decide, frente 1

~i Rendición de cuentas/Disciplina de !a iglesia. La tercera respuesta pa- . al arbicraje, donde otra persona decide por uno), los gastos financieros par.a
resolver una disputa (p. e los costos nulos de la discusión personal freme
~
cificadora asisdda es la rendición de cuentas o disciplina de la iglesia. Se 1

~: puede definir la disciplina de la iglesia como una mediación o arbitraje


eclesiásticamente asistidos . Cuando un miembro de una iglesia local se·
a los elevados honorarios de la mediación), y el esfuerzo y participación
de otros p . ej uno a uno freme a múlriples partes). Esta dinámica debe.ría
l
í~ 1 ~
inducirnos a estimular a las partes a «llega[r] a un acuerdo con él lo más

'j
i
niega a seguir el consejo de los ancianos de la iglesia, y fracasan todos fos
imentos de conducirlo al arrepentimiento, se recurre al tribunal de la igle-
sia para que intervenga.
pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado» (Mt .5 :25) .
Por último, nói:ese bien dónde se sitúa el punto focal de atención en
¡
i

1 En casos formales de disciplina de la iglesia, el tribunal de la iglesia pro- cada una de estas respuestas ante el conflicrn. En las respuesi:as evasivas el 1
~ cesa el caso contra el miembro no arrepentido, y toma una decisión ecle- pwuo focal está en uno mismo . En las respuestas agresivas está en el otro.
i 1
~
s,iásticamente vim::ulante. Si se encuentra culpable al acusado, el tribunal Y en las respuestas de conciliación el punto focal está en los dos. El
!i
il
1 de la iglesia tiene la potestad de aplicar varias censuras contra la persona. efecto de cada respuesta no bíblica es una ruptura, si no el descalabro, de ,

Todo el tema 4'e la disciplina de Ja iglesia .requiere mucha instrucción un2 relación., Por ouo lado, la gran promesa y potencial de la pacificación 1
j
es una relación reconciliada y fortalecida. Es esta última la que Cristo, 1
'i y sabiduría. La mayor pane de las denominaciones ofrecen un cierto nic 1

i
1
vel de ayuda por medio de polfricas de la respectiva denominación. Pero · ·. nuesuo Príncipe de Paz, nos llarna a buscar y por Ja que nos alaba corno
¡, .los «hijos de Dios» (Mr 5:9). 1
como veremos, la iglesia moderna todavía necesita mucho en cuanto.-
l.
~.
'
r
~
/

1
~'
'
~
':!'· ·

-------~-~
[ 46

Pa:ra muchas personas en mi congregación, la so~a


El

práctica de
p~w p"l'di~uj_arfi='oilF~·
Ia ...
'li pendiem:e resbaladiza IDJentra_s hablan de un confüct~ acr~al es el pnmer :f: ...
t .-.: paso hacia reconocer y adrmur su pecado y ~u comnbuc10n al con:B-1cto;;:":•f.' .-: .:· _ ..
¡,. : · «Pasror, creo que estay en la zona de evas10n». «Pastar, prefiero ht1gar;" 'T .
j cuando se me ofende, acuso, murmuro y calumnio». Además, constatar· ;
¡j.: . que hay una ~e~cera,YÍ~ (¡de hecho seis vías!) para responder ante un con- ·
·:•. , fücto con espmtu b1b~co les da a las personas la esperanza de que puedan ·. ~

Ji ·

~ salirse de los vieJOS hab1t0s para come=ar a recorrer una nueva senda en
la dirección de la paz. , . , .
Coi:nenza.mos este ~ap1rulo aclarando que ~ueremos deor con conflicto
. 3
lt-l~r.<liil.'f~i!!lll.~

~
1
1 y descnb1en_do la.s ocas10nes co_~unes de confüctos en iglesias. Luego, al ver
¡ que el confücta genera confusion y caos, reconocrmos la necesidad conexa LA RAÍZ DEL CONFLICTO
ji,"
·:
!J
!!
~,
!.
de aportar ideas claras a quienes están en confl.ictas. Se da un paso inicial
en esta dirección cuando los líderes confiesan de corazón su propio pecado
y hablan con claridad a~erca de la promesa del evangelio de C~isto. Como. ' r.
pastares de la iglesia de Cristo, debemos recuperar el evangel10 de gracia [
que con:6.esa que somos pecadores salvados. Solo el evangelio nos libera ~e: .
ocultar nuestro pecado y nuestra debilidad y nos permite por fe apoyarno~;
f
.
e orno ;irnos _en e_l capfrulo anterior, Jos . conflictos recorren una
~lf en las promesas de Cnsto y obedecer sus mandam1entas para lograr produ- .!' sene de sendas ,diferentes . Pe.ro los conflictos se presentan encar~
1~ cir paz. Solo cuando nosouos, como líderes, confesamos nues,u o pecado . ~· . -nados en personas. ·Las personas, no las sendas, comienzan los confl.ictos. Y
~1 y crat2.IDOS de vivir en la pracúca la gracia, que se nos da en el evangelió, Jlas personas, no las sendas, son las que hacen las paces. Nuesuo propósita en
~' podemos guiar a rn,1estro pueblo a que hagan lo mismo. Por último, nos r· esre capítulo es .llegar a la raíz de los conflictos. Conocer qué guía los cora-
~i distanciamos un poco para determinar n uestras respliestas típicas ante d .. . .zones de las personas es conocer qué rige sus confücws. Una vez que enten-
~i;· conflicto y los caminos a seguir para avanzar hacia lograr la reconciliación ·. · damos qué guía sus corazones, podremos aplicar mejor d evangelio para que
¡j;. .
1
bíblica. Pero en nuestro análisis del confl..icta, es decir, del corazón del eón~-···:·:·-- Jos .corazones cambiados lleguen a encaminarse hacia vidas cambiadas.
- -----t-·- - --·-fl:Iéfü·;-quecl.ai:ocl.avfa wu consideración más que debe estudiarse. r. Para ayudar a cencrar n uesua atención en la dinámica del corazón hu-
]! mano, analizaremos para comenzar el confücto matrimonial. Lo hago por
~1' ·· d_os razones. Pri~era, el coní:l.icta matrimonial es una de_las clases más difí- 1
f c1les de conseJen~ que existe: lbs cónyuges parecen obsnnados en, sus pos1- l
R (!Ones, lo que esta en Juego es m~cho, las emo<;:iones son m~yvolatiles, Y_el !
~·· . , volumen a menudo llega a su ma..-umo. Segunda, la conseJena matnmomal
!1
t· ,. es un componence básico de la con sejería pastoral. Calculo que como un 1
l•. • ~
· tercio de los casos de mi práctica de consejería son matrimoniales. De 1
,j, hecho, parece que ahora más que nunca, la iglesia evangélica en general 1
1

l ·
!;· ,. necesira el evangelio de pacificación para nuestros matrimonios . El Barna
~; Research Group publicó en el 2001 los resultados de un estudio que rea- 1
1"
r !izó ~cerca del matrimonio y el ~ivorcio. Descubrieron ~ue «en conjum:o, '
1'
cl trornra y "" pot oomo do toa" .l" pmon" nao<W do nuevo que h= ~
i

·t'~
47

-~,. .
..

¡· 48 El pastor pacificador .t: La raíz del conflicto 49


J
- - ··-·-~¡-· · estado casadas se han divorciado, lo cual es estadística.mente idéntico a la ] Con todo, estos amores parecen olvidar la diferencia. De hecho, creen
que lo que proponen se sustenta en la Biblia. Recurren a lvfateo 13:44 (la
incidencia de un treinta y cuatro-por ciento emre los adultos no nacidos de
i' nuevo» . 1 Es decir, en cuanrn ·a. nuesuos matrimonios, los crisi:ianos no nos oarábola del cesoro oculto) para su interpretación del a.mor como valora-
t· disi:inguirnos de los paganos. Nuesuos matrimonios se están disolviend0.· ~ión de lo que la otra persona vale: «[El amor] es valorar y no minimizar a
l
1
otros ... Jesús nos a.mó . Como lo dijo en la parábola del tesoro escondido
(Mt 13:44), éramos como un tesoro oculto en la tierra. Jesús encontró

1f
l" La solución que se ofrece

Es comprensible que las librerías cristianas se hayan ,visrn inundadas


l ese tesoro y vendió todo lo que tenía en la tierra (su vida) para comprar
el Tesoro» .3 Para los autores Everett Worthingron y Douglas NkMurry, ¡el
«tesoro» en la parábola de Jesús no es el reino de Dios, sino nosotros!
por u.na ola de libros que uatan de cómo arreglar las :fisuras y restaurar los Me sorprendió leer esto, porque ningún comentario bíblico sugiere
Ji
i,.
matrimonios. Sin embargo, suelen entrar en dos categorías. Una clase de jamás semejante imerpretación. Le han dado la vuelta a toda la parábola.
ri¡I
libros enfatiza el desarrollo de destrezas, tales como mejora:i; Ja comunicac
ción, intimar más o definir mejor los ro.les . La otra estudia la dinámica de.
La parábola de Jesús uata del reino· de Dios, de su acción, de su vigencia, de
su acción salvadora, de su Hijo. El gran tesoro es Dios y su Hijo. ¡Jesús es
¡¡ las relaciones, descubriendo el misterio de qué hace que los hombres y las Ja perla de gran precio! Pero ios autores de este libro introducen un ca.mbio
ll . -mujeres hagaa lo que hacen, y diciéndonos qué hace que nuestros cónyu- muy burdo. Para ellos, la parábola no trata de Dios, sino de nosotros . El
!!'l !. ges respondan. Esta clase de libros consrata que un martillo solo es todo lo gran tesoro no es el reino de Dios sino nosotros.
~i·
:, ,¡'
j,
bueno que lo sea la persona que lo maneja. Las destrezas no bastan. Hay Otro libro muy popular acerca del amor que escribieron psicólogos
il' que entender a las personas. Hay que saber qué hay en sus corazones. crisrianos hace la misma sustirución. en Ja raíz de este libro está la opinión
d1¡' Así que, ¿qué pos motiva, según estos autores cristianos' ¿Por qué se de los autores de que todos somos vasos vacíos, personas que necesita.i."1. .
¡11
~;,. ' fracturan nuestros matrimonios? ¿Qué clase de consejos dan? Un libro sobr-e Dicen: «[Tenemos] una necesidad que Dios ha puesto en nosotros de ser

~:
·1··
confüctos matrimoniales destinado a pastores con responsabilidades de CODc· a.i.-n.ados, congénita en todo recién nacido. E.s una necesidad legítima que
sejería y que escribi ~ron un connotado psicólogo y un pastor nos aconseja debe satisfacerse desde la cuna hasta la mmba. Si los niños carecen de
j~I!
,]
que instemos a los esposos a amarse el uno al otro. Hasta aquí esta bien, amor, si la necesidad fundamental no se satisface, las cicatrices les perdu-
;~¡: hasta que profundizamos más en su definición de amor. En tanto que el · rarán toda la vida». 4
amor bíblico se define como las actitudes y actos que imitan a Dios en Cristo Esta teorfa de las «necesidades insatisfechas» es una teoría psicológica
1!ii ' Gn 13:34; Ef 5:1 -2; 1Jn4:10), sacrificarse por el bien mayor de oua persona exuaída de Freud, de los primeros conductistas y del psicólogo humanista
~1
1 11

li
(incluso el enemigo), esros autores redefinen el amor como «la voluntad de. Abralum Maslow. 5 Aunque psicólogos laicos han criticado esta teoría, hay
~~ valorar a las personas y evitar minimizarlas». Afirman que «La tarea básica en evmgélicos que siguen aceptándola porque la teoría de las necesidades es
1¡~ ' un marrímonio .. . es que los esposos se a.inen de manera consistente (volun- en principio plausible. 6 Y la hacemos plausible al introducir en ella un giro
M evangélico : Es Cristo el que satisface nuestras necesidades insaüsfechas,
tad de valorar y no minimizar) el uno al otro, lo cual desarrollará la confian-
i¡i~ ¡. ' za y seguridad y constituirá una base para resolver problemas prácticos» .2 Cristo quien llena nuestros vasos . Y él es quien sana .las heridas y cicatrices
I"
:'~L
I''
~ ~: '
Además, estos autores asocian dos acciones que son en sí m ismas di-
ferentes. Para ellos, el origen de la valoración se encuenua en reconocerla.
que se han ido formando al vernos privados del amor que necesitamos. 7
¿Ven lo que hemos hecho? Hemos hecho nuestra una teoría laica y
,,
,I;
!i:' !1
valía de la otra persona. Al valorar se dice : «Te mereces esto de mi parre; la hemos disimulado bajo un barniz tenue de Crista. Hemos sustituido li

l
¡·;·
if." · por tanto, te val~raré de acuerdo con tu valía, en proporción a tu valía» . la historia de Dios sobre la caída del ho1nbre y de la redención de Cristo
.,' ·
Pero el a...uor bíblico dice: «Te amaré, lo merezcas o no» . El amor bíblico '\ con la teoría del hombre acerca de necesidades insatisfechas. Donde en
il
I!
¡~'",· no es proporóonal al mérito, valía o talento de la otra persona. ¡Por esr.·b,./'_':I' ouo tiempo Cristo era el que murió por nuestros pecados con eJ fin de
1· 1.
r· !/
t, ,
· ~k•.
D10s nos 111v1ta a que ainemos a nuestros enemigos! :'.· ::.,;J
1 aplacar la ira santa de D ios y nos salvó de nosotros mismos, ahora es quien 1¡¡[
F~;;· ~¡

~t 1¡r1
il
· ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-
:';f(t :
~;

!i.
r
..r
..,,

La raíz del confücro

l 50 El pastor pacificador 51 ·
~l-~····
" ;
llena vasos vacíos. Donde en oi:ro i:iempo nos sentimos exaltad9s ani:e la ..
~ f·
¡. La ~portanoa qu~ Santiago le atribuye a la lengua concuerda bien
gran promesa de la jusi:ifi.cación de los pecadores por parte de Dios, ahora . i · con el libro de Proverbios, donde encontramos que se msi:a con frecuencia
disfrutamos con la idea de Dios que «me» llena con auto-jusi:ificación. En - .1· ..,-. a rener cuidado con nuestra lengua y con lo que hablamos. Proverbios
"""·
resu.D:i.en, hemos intercambiado el cáliz dorado de la gloria de Dios por la í 11 :_12 dice: «El falto de juicio desprecia a su prójimo, pero la boca de los
t taza de alfarero de la valía del hombre. malvados la destruye». Santiago menciona la misma verdad cuando insnu-
, Más aún, hemos redefinido el problema mayor del hombre. Ese pro- ye: «Todos deben esi:ar lisrns para escuchar, y ser lemos para hablar y para
1
rf '
blema solía definirse en términos de pecado y culpa, rebelión y condena- enoJarse» (Seg l: 19). .
ción. La pregunta imperiosa era, «¿Cómo personas pecadoras pueden ser Así que, en un sentido, esi:aría de acuerdo con su resvuesra: la Biblia
•t jusras ani:e un Dios santo?». Pero ahora nuesuo problema es que somos
vasos vacíos que necesitan llenarse.
nos da sabios consejos acerca de cómo debemos . comuni~arnos. Dios de-
sea que seamos hábiles con nuestras palabras. Pero ¿de dónde proceden

l\ 1
Aunque en un principio esto podría no sonar como malas noticias, en
realidad es el consejo nacido de la desesperación. El pecado es una catego-
ría moral y los principios morales de una persona pueden camSiarse. Un 1; tu corazón» .
las palabras? Cuando las parejas pelean, ¿de dónde proceden las mentiras,
acusaciones Y condenas dirigidas a la otra persona? Cristo responde: «De

1'.
1 pecador puede ser salvado y samificado. Per9 un vaso agujereado es una
' categoría ontológica, y las cosas orn:ológicas no pueden cambiar. Una vez Nuest:ros deseos
1:. que se es perro, sie1npre se será· perro, Una vez que es un vaso agujereado,
' siempr~ será un vaso agujereado . Se puede llenar un vaso, pero un vaso Cristo explica: «Pero lo que sale de la boca vien e del corazón y con-
sigue siendo un vaso, algo que siempre gotea y siempre necesita ser llena- tamina a la persona_ Poraue del corazón salen los malos oensa.."1ienros
l
!_
,
do. Así pues, el rriensaje implícito es que estamos rotos y no podemos ser
reparados . Somos vasos que gotean.
los homicidios, los adult;rios, la inmoralidad sexual, los ~obos, los fa.l~
sos tesr_imonios y las caltillinias» (Mr 15:18-19) . Según Jesús, las palabras
.1 . Como tales, nuesuos matrimonios están en problemas, no por ser quie- imprudentes provienen del corazón. La boca habla segú.i.J. lo que dicta el r
"

f nes somos, sino debido a lo que no tenemos. El problema que tengo es us- · corazón. Es el corazón el que mueve la lengua para ser ya sea una fuente de i'
: ted. Ni usted, ni mis padres ni la sociedad esdn llenando mi vaso vacío y bendición ya sea una fueme de maldición. !
íl
1f 1 '
' satisfaciendo mis necesidades insatisfechas, ya sean felicidad, importancia,
amor, afecto, propósito, y otras. ··
¿Qué destruye, pues, un matrimonio? Santiago hace la pregunta de
esta forma: «¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes?»
~

r Visto así, no sorprende que los mauirnonios en conflicto tengan poca


esperanza, y que a menudo acaben disolviéndose. Y como se mostró antes,
(Srg 4:1). Nótese que no responde. No nos dice que es debido a necesida-
des insai:isfechas ni porque no me valoran por todo lo que soy: En vez .de' 1
la solución actual que ofrecen no tiene poder para ayudar ni generar carne . ello, a modo de pregunta retórica, responde, «¿No es precisamente de las
bio en esos matrimonios. ¿Cuál es, pues, la respuesta de D ios? ¿Qué causa pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?» (Stg 4: 1).
l~
ij¡,

~;!
(y resuelve) los conflictos? Solemos responder al p orqué del conflicto con w1 quién. «¿Por qué hay
'
I
confi1cro?», preguntamos. Y de inmediato señalamos a quién: los hijos, el
·cónyuge u otro h ermano o hermana en Cristo. Echamos la culpa a nuestro ~
i· 'I
u
" ¿Qué causa los conflictos? jefe, nuestro pastor o nuestro colega en el trabajo.
~
1:' • · Pero Santiago dice que el con:fücrn no comienza con él ni con ella, sino ~
Si alguien pr~gunta, ¿qué destruye un matrimonio? La respuesta inicial .\ .. con nosotros, conmigo . Mis deseos generan confücto. Y mis deseos pueden
1¡¡
podría ser que la Biblia alude a nuestras deficientes destrezas en comuniC:a~ ::;;~:Ó;destruir un matrimonio. Los colocamos por encima y en contra de los
11:·

~
I¡•:
ción. Santiago 3 trat~ de los peligros de la lengua. Se nos dice que la lengua ~;,:{· deseos de mi esposa, Y por eso peleo con ella.para conseguir lo que deseo.
1:
j!
h
M¡;,
¡.
corrompe a la persona toda e inicia el camino de roda una vida en crisi~\¡,:f;:~i\~ú;}ti\l~ª fuente del conflicto, entonces, no es algo de lo que carezco o necesito ~
\> ¡!·
~¡¡¡:; I~

~
'!:1:·
¡;,, ,

JJ¡ ¡;
. ¡;:;·.
1
"' ;7c~"T:; ' "J;--
1:<.

t
1 52 El paswr-'paci:ficador Lo. raíz del confücta 5Q
----~---.....-:¡_:--- · ·. sino más bien algo que deseo, mis deseos . No somos vasos vacío% que hay r ... , -Respuesta equivocada -repliqué-. ¿Algo mis científico?
J
que llenar. Somos vasos que reb.osan orgullo, ambición, engaño y deseos -Ame toda acción hay una reacción igual y opuesi:a -comesraron.

1 egoístas . Del mismo modo, nuestro corazón no están vacío y pasivo sino ·.. -¡No 1 -afirmé-. Suspendieron su clase de física. ¿Por qué hay agua '-""<
1,
l. lleno y accivo, rebosando y derramando. En resumen, los conflictos surgen · :~···. en el suelo?
l en nuestros hogares y matrimonios debido a deseos en nuestro corazón. Seguí golpeando el vaso cada vez con más fuerza. lvie fueron dando
~ Hace varios años mve la oportunidad de ayudar a una iglesia en con- rnás respuestas hasta que por fin se dieron por vencidos .
1· Hicw. 8 Cuando llegué y hablé con las distimas panes, al principio encontré. Entonces respondí:
un gran·cconsenso entre ellas. Todos concordaban en una cosa: el pro ble- -Hay agua en el sudo ¡porque hay agua en el vaso! Esta es la re:;puesrn
l~ ma, el problema de ellos, no eran ellos, ¡era la otra persona! Los ancianos de Dios al por qué del confücta .
ó se echaban la culpa unos a ouos p~r traicionar la confianza. Echaban la El con:B.icta nace, y con él toda clase de males -calumnia, mur-
1 culpa a la congregación por no someterse. Echaban la culpa al pastar por rnuración, recriminación, malicia, ira, facciones, y así sucesivamente-·

~ ser incompetente («Sus sermones no me alimentan»). Y echaban la culpa a porque en nuestro corazón se alberga el mal. Por esto Santiago coloca

'
11
1¡1

a
~
la esposa del pastar por murmurar de ellos. c.
Claro que la congregación no era mejor. Echaban la culpa a los ancia-
nos por un liderazgo deficieme. Les echaban la culpa por la poca transpa-
rencia de sus decisiones, por ser autoritarios y por no pensar en informar
el espejo de la Palabra de Dios ante nuestro rostro y dice : «Mírense de-
tenidamente, miren sus deseos, anhelos, t.."'Cpectativas, motivos, metas,
necesidades, ambiciones, ansias, instintos y placeres. Todos estos moran
en su corazón» .
de sus decisiones a la congregación. En veincidós años de aconsejar a parejas, puedo comar con los dedos
¡ Por último, el pastor y su esposa echaba.,11 la culpa a los ancianos por de una mano las veces en que una de las partes pidió consejo para tratar de

'1
1
1
reunirse en secreto, por humillarlos en público en reuniones de la congre- lograr un cambio personal. La perición inicial de consejo suele ser: «Pastor,
gación y por «querer echarlos». También se echaban la culpa unos a ouos ...... ,.,..cámbiela», y no «C::L'Tlbiemr» . La petición usual para nuestros matrimonios
por ser veleidosos. es: «Señor, abre los ojos de rni es,vosa», y no, «Señor, abre mis ojos,, .
r1:'· El punta es que todos respondieron al porqué con un quién. Pensaron Como pastares pacificadores debemos enseñar a nuestra gente a orar
¡
i que la fuente del corifücta dependía de otro, no de sí mismos. Incluso en como David: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame
cierta momenta comenzaron a echarnos la culpa a nosotros, los pacifica- r conoce m is pensamientos. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y
dores, por no brindarles la ayuda que ellos deseaban . Pero nunca dirigieron guíame en el camino eterno» (Sal 139 :23-24) . Como líderes de iglesias,
su mirada hacia sí mismos, hacia sus corazones, hacia sus deseos. hemos sido llamados a ayudar a que las personas se miren primero a sí
Esa fue la congregación con la que estuve un domingo por la mañana mismas, a sus propias actitudes y acciones, porque la primera lección.. de 1
y a la que p rediqué, presentándoles a Santiago 4 y orando, «Se.ñor, abre· Santiago es qué la reconciliación de conflictos debe comenzar con las par- 1

sus ojos a sus propios deseos». Consciente de que había unos cuantos in- tes que se examinan a sí mismas y a sus deseos . 1
11
genieros en la congregación, comencé mi mensaje con un experimento de ti

laboratorio, una lección de flsica. Tomé un vaso de agua con .la mano iz- Núestros deseos exigentes 1¡
quierda, lo golpeé con la derecha, y tal como esperaba, cayó agua al suelo: . /1
Entonces pregunté: Santiago no se detiene ahí, sin embargo . No sol'o quiere que nos mi- 11
. ·~
- ¿Por qué hay agua en el suelo? remos a nosotros mismos y a nuestros deseos, ~ino que en especial anali-
Me dirigí en ff!lrma directa a los muchos graduados universitarios e cemos la dinámica de nuestros deseos. Estos no son solo simples deseos, /1

ingenieros que había en la audiencia. sino que son deseos exigentes. Leamos de nvevo Sani:iago 4:2: «Desean algo
1
Su respuesta inmediata fue : y n:o lo consiguen. Matan y siem:en envidia, y no pueden obtener lo que
-Usted golpeó el vaso. quieren. Riñen y se hacen la guerra>>. 1
lji

,.' r
l :!
-· · · - -· ,-r
1:
~¡ 54 El paswr pacificador _J La raíz del confücw 55
~

- rr ¿Pueden ver la pauta de conducta que describe Sai--iriago? Primer,o, co- ::r son como la niebla, que aparece por un mom=rn y luego se desvanece.
! me=a..rnos con nuestro deseo: queremos algo . Esto podría ser acepi:able. ' ·f, Más bien debieran .decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esta o
t Pero muy pronto nuestro deseo pasa al nivel de una exigencia. Ahora no solo..:.: ¡, aquello». Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías . Toda esta jactancia es
E, queremos sino que insistimos en que debemos tener lo que deseamos. Est~ ·>l ­ mala.
u ex.igencia no tarda en transformarse en una exigencia dictatorial con expecta-'
11
JI¡ · ti'vas endiosadas: los otros deben servirnos y satisfacer nuestros deseos. . Somos impertinemes. Alegamos con palabras lo que haremos y a dón-
· 1.
Enwnces n uestros deseos chocan con la barrera de nuestro cónyuge: >!-. . de iremos. Y si n uestro cónyuge se resiste, si se interpone en el camin o de
No me dará lo que quiero. No quiere que tenga lo que deseo tener. Luego,: · .J: nuestras agendas endiosadas, ¡ay de n uestro cónyuge!
nos sencimos defraudados, qwzá incl]-1so descorazonados. Frustrados, asuc · Por último, en el capítulo 5, ve~sícul os 1-6, Santiago se dirige a los que
mimos el papel de juez endiosado y ¡ondenamos a nuestro cónyuge. Lo · viven como si la tierra fuera su hogar. Su dios es el dinero y la riqu eza, y
casr.i.gamos, como lo indica con tanta fuerza el versículo 2 : «Desean algo utilizan rodas sus esfuerzos para desarrollar la ciudad del hómbre en lugar
1 y no lo consiguen. Matan y sienten envidia, y no pueden O'btener lo que de la ciudad de Dios. Muchas parejas pelean por cómo gastar su dinero, y
quieren. Riñen y se hacen la guerra».~ - con frecuencia piensan que su problema es que no tienen suficiente dine-
ro. Pero Samiago arguye contra ese miw, mostrándonos nuestro espíriru
1 Nuest:ros deseos condenatorios endiosado de posesión, nuestro espíritu de adquisición, nuestro espíritu de
~ ; Encontramos este tema del cascigo más adelance en Sanúago 4 :11 -5:_6,
· insatisfacción y nuestro olvido temerario de los demás con tal de conseguir
lo que deseamos. Cada uno de nosotros ve la tierra como «mía», de modo
it donde pone de relieve áreas frecuentes de confücw. Lo que en realidad· . que, cuando alguien tiene 10 que «con todo derecho nos pertenece» , se
111:
aborda son las perspectivas que las personas tienen en .los conBicros. Nues- intensifica el confl.icto. .

I~I·; tros deseos ponen de manifiesto cómo nos vemos a nosotros inismos. ____ , ..
En concreta, en los versículos 11-12, Santiago habla de los que difa-
Santiago utiliza muy bien el lenguaje de la guerra: «batalla», «lucha» ,
«matar» . Y, como en la guerra, nuestras estrai:egias pueden ser muy suúles.
!¡:
man a su herman.o·y usurpan el papel de D ios: Levantamos nuestros campamentos, excavamos nuesuas nincheras, y nos
lii establecemos. En lugar de reconciJiar.nos, nos estancamos. Nos parape-
¡ii Hermanos, no hablen mal unos de ouos. Si alguno habla mal de su her- tamos para algo que puede convertirse en una guerra prolongada y fría
I~ ' . mano, o lo juzga, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas la ley, ya no ·entre marido y mujer. Y si no nos divorciamos, vivimos vidas separadas,
' eres cumplidor de la ley, sino su júez. No hay más que un solo legislador aceptando una uegua feliz: «Satisfaré tus deseos y tu satisfai-ás los míos. No
~.
j.
y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambi.o, ¿quic'.n eres p:axa me hables de mis fallos, y yo no mencionaré los tuyos. No tienes que confesm' tus
~· juzgar a tu prójimo? .pecados si yo no tengo que confesar !os míos» . Dejamos a nuesno «enemigo»
a merced de sus propios deseos y recursos, que es una forma igualmente
Esto es exactameme lo que hacemos. Nos convenimos en jueces y le- despiadad a de odio y tan mortífera como la guerra.
gisladores de otros. Los condenamos. Juzgamos a nuestro cónyuge como ú

1: fuéramos Dios en el día del juicio y lo condenamos. y rechazamos. Nues'tros deseos distorsionadores
JI a
En los versículos 13-16, Samiago se dirige quienes se ven como sobe~
¡,'i' ranos, endiosados con respecta a sus agendas.
¡i
,f
,. Hasta ahora Santiago nos ha mostrado que nuestros deseos no solo
«de.sean», sino que también exigen y condenan. Una cuan:a característica
A11ora escuchen esta, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual· de los deseos es que «distorsionan» lo que vemos .
ciudad, pasaremos allí un año, 'haremos negocios y ga.i;iaremos dinero». ¡Y Al comienzo de mi pastorado, cuando aconsej-aba a las parejas, me sen-

~Jl'ir
eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes tía muy perplej o al ver cómo las historias de su matrimonio que presentaba

~:·,1!11
10 · I;
· Í:t;
!!'.;
; lt:t 1
~:. ?:-.. ,,,... -~ ...-r.::·. -r·:·'.·
}' .

E

56 El pasror p.acificador, . La raíz del con.flicro 57

~.1.---­ cada cónyuge diferían tamo. Pare.cía como si esmviera hab.lando ar.personas
de dos matrimonios distintos, que vivieran en dos hogares distintos. No ·
Por esta razón recuerda las cebollas y los ajos de Egipro y se ol,r.ida de lo
esencial. Recuerda los.melones y olvida los niños sacrificados. Recuerda los
tr pude entender esta discrepancia hasta que caí en la cuenta de que nuestro~..~ · -~: pepinos que mordía y se olvida del látigo en su espalda. En realidad, el pes-
lit deseos deformaban lo que veíamos o percibíamos. Vemos nuestros matri- .. cado que comió se había salado con sus lágrimas. Y sus platos de puerros
monios desde el punto de vista de nuestros «deseos» . dulces se amargaron con el sufrimiento de la esdavirud. Aquí en Números
Números 11 nos ofrece un excelente ejemplo de este proceso. Pensemos ·vemos que los deseos de Israel lo ciegan a la verdad de Dios.
en Israel como casado con Cristo en el desierta. Un día en su camino hacia Nuestros deseos tienen el m ismo efecto. Cegados en cuanto a la bon-
su nuevo hogar, .la Tierra Prometida, Israel acusa a Dios de no proporcionar~ dad de Dios, nuesuos recuerdos distorsionan nuestra percepción de él,
le lo que necesita: «Este pueblo vie,ne llo_rando a pedirme carne>; (v. 13). viéndolo como un Dios negligente y abusivo. O nos olvidamos por com-
P...hora bien, no se erar.a para nada de una petición o deseo poco razona- ple1:o de él. De todos los fallos de memoria que nuestros deseos causan, el
ble. ¿Por qué, entonces, el deseo d-e Israel conduce a una importante dispu- principal es nuestro recuerdo de Dios. Al escuchar la hisroria de personas
ta «matrimonial»? Los psicólogos modernos podrían decir que a Israel se ~n conflict0, con demasiada frecuencia se da un silencio que ensordece.
/~; . le niega una necesidad primordial-¡ comida!' Pero esta no es la verdadera Dios está ausente de sus historias. Nada dicen de la Palabra y promesas de
lil, raíz del problema. El problema de Israel son las ansias de su corazón. Dios. Nada dicen en acción de gracias, confesión y p erdón. No importa lo


!•
;

Si yo fuera consejero matrimonial y le preguntara a Israel: «¿Cómo va
su matrimonio'», esto es lo que coma.ría Israel: «Con solo que . tuYiéramo~
carne para comer. ¡Cómo echamos d.e menos el pescado que comíamos
gratis en Egipto ' ¡También comíamos pepin.os y melones, y puerros, cebo-
llas y ajos! Pero ahora tenemos reseca la garganta; ¡y no vemos nada que no
que confiesen, actúan como si Dios no estuviera presente. Hablan como si
no existieran buenas nuevas de que Dios está siempre presente para ayudar
en tiempos de problemas.
Los deseos, pues, distorsionan nuesua percepción de la realidad. Exage-
ran algunas cosas, mientras que minimizan otras. Por desgracia, es Dios a
sea esre maná! (Nm 11 :5-6) . Escuchemos de nuevo a Israel .en el versículo :· .., quien con frecuencia se minimiza. Por tamo, uno de los prirneros pasos en
~¡1 1 18: «¡En Egipw io pasábamos mejor!». Y otra vez en el versículo 20 ;se rodo conflicto es ayudar a que las personas comprendan que no ven bien,
,¡ l:
,1¡ lamenta: «¿Por qué ~uvimos que salir de Egipro?>>. ' que sus deseos están deformando su percepción de lo que está ocurriendo.
"
~¡:
,¡¡¡·
¿Ven la secuencia? Israel cuenta su historia a través de los ojos de sus
íj'
deseos, sus deformados deseos. Sus deseos moldean y distorsionan todo lo Engañados por nuestros deseos «buenos»
:;! que oye, ve y recuerda. Si uno no supiera nada de su verdadera historia,
podría haber pensado que estaba escuchando una historia objetiva. Si uno Debemos examinar todavía otra característica de los deseos. Es preciso
fuera consejern matrimonial de Israel, podría preguntar:_«¿Quién es este saber cómo nos pueden engañar en el caso de que sean deseos buenos. ··· 1
1

esposo que tiene? ¿Por qué la ha sacado de Egipto? ¿Y por qué se niega a . Regresemos a Santiago. En el capítulo 4 su palabra pasiones o deseos
1 llevarla de regreso allá? ¿Qué idea loca lo condujo a sacarla de un hogar tan (v. 1) no va acompañada de ninguna reserva. No dice: «sus pecamino-
bueno y a obligarla a seguirlo al desierto? Sin duda que su esposo, el Señor, sos deseos». Sin duda que algunos deseos son abiertamente pecaminosos: 1
parece bastante egoísta y negligente, incluso abusivo». odio, envidia, malicia, pasión sexual. Pero otras veces, o quizá casi siempre, 1
1
Cuando se recogen datos según lo que cuenta una pareja, una cosa que ' nuestros deseos son buenos. Se vuelven malos cuando comenzamos a «ser- 1

he aprendido es no solo a escuchar lo que dicen, sino también lo que no


dicen . Pensemos en lo que Israel no dice. Se olvida del ángel de la muerte ':
.vimos» de ellos, cuando los tratamos como dioses y n os gobiernan. ¡
El mal no está en lo que deseamos sino en desearlo demasiado. No está
que pasó de largofde que Dios lo condujo a través del Mar Rojo, del Señor · ' en el dese'o sino en hacer del deseo un ulrimárum (cuando solo Dios es lo ~
1 r
que lo había provisto del pan de cada día y de su promesa de conducirlO,'. 'a'. ' ' último y solo D ios debería dar ultimárum) . 10
~
la Tierra Prometida. Las ansias pecaminosas de su corazón la habían cegi." . Una esposa podría preguntar: «¿Qué hay de malo en desear que mi ~

t;
do en cuanto a la an10rosa provisión y abundancia del verdadero Dios .. :, . me sea fiel? ¿Que me ame? ¿Que sea la cabeza espiritual de la ¡
¡;~ ¡
·1
ji
·tt!;_1
;.·
~
. :!:~ ·¡
-- ..- ........-
!:
¡1:

1
f,.
1
·'.~1i>:· ·
1. 58 El paswr pacificado/.T La raíz del conflicto
¡
\ 59
''' !':. :
-L -
. ¡, ' familia?». O un esposo podría pregumarse: «¿Qu~ hay de rnalo en desear .,, impacta porque cuando estamos en confl.icro wn otro, no pensamos en que


;s
disponer de algún tiempo P8;fª mí después de un largc:: día'» o «_¿Por ,que '. 1 s9rn?s adúlteros, c~mo enemigos d~ Dios. Y esta l~ clase peor de adulre-
~ no puedo esperar de ella que me muestre un poco de respeto?». ¿Com~. :: '>.?!.0' lllfidelidad a D10s, a la que la Biblia llama ido1ama.11
ti~r.·
. deberíamos responder? Santiago nos enseña que no hay nada malo en los· J Sannago enseña, pues, que nuesrras luchas revelan nuestros verdaderos
deseos, pero que todo es malo en la intensidad de los deseos si los elevamos. ·I &:seos, y nuestro verdaderos deseos revelan que nuestros ·corazones aman
J'
·1,,=~
a proporciones endiosadas, si los deseos gobiernan nuestra vida. . ídolos. Lo que má~ amamos son ~os ídolos de nuestros deseos, no Dios.
'~: Con esta disi:inción, podemos ver cómo nuesuos deseos buenos, mdu- . Esta advertencia nos proporc10na una comprensión de nuestros con-
'so los que son sin duda alguna «buenos deseos», pueden en reaj.idad llegar. Bicros rndicalmente oriem:ada .hacia Dios. El problema verdadero no es
a eno-afiarnos. Parecen tan buenos que.a menudo no acertamos a ver que: can solo que hemos roto nuestras relaciones con otros . Hemos destruido
l. nos ~stán controlando. · Ja relación con Dios. Nuestros confüctos pecaminosos revelan y reBejan
t
1',
El Señor me hizo emender muy bien esca verdad de una manera elo-
cuente. Una noche después de cenar invité a mi esposa e hijos a que tu~
nuestra quebrantada relación con Dios.
Más aún, este concepto de idolatría arroja todavía más luz a la diná-
.
1'
1di
viéramos un culto familjar. Fui a conseguir mi Biblia, y cuando regresé;. . mica de nuestros deseos. Los ídolos son dioses falsos . Como dioses, nos
ll ·f;I.
me sorprendió la mirada de aburrimiento en sus rostros y la sensación de , dirigen Y gobiernan. Y nosotros, a la vez, les rendimos culro, los tememos,
1JI ~ resistencia y falta de respeto que transmitía su lenguaje corporal. A pesar. servin1os, amamos, confiamos y obedecemos. A semejanza de Dios, nues-
de ello, hice caso omiso y comencé como padre responsable a hacer lo co-. : . uos ídolos nos hacen promesas y nos amenazan. Si consiguen lo que de-

'T
d¡¡
1

!'!::L
rrecw, o así lo creí. Leí un pasaje bíblico, hice preguntas y pasé a escuchar'... ' sean, su promesa es felicidad. Si no consiguen lo que desean, nos maldicen
respuestas indiferentes. Me molesté y llegó un momenrn en que estallé. . .
«¿Qué les está pasando? ¿No aman a Dios? Esta es la Palabra de Dios.
y amenazan con la muerre.
Como dioses falsos, lo~ ídolos son legisladores. Nos mandan. Moldean
¿Qué les pasa?» . Apenas había acabado de decir esto cuando el EspírinU:, -. ,... nuestros afectos, dirigen nuestras decisiones y motivan nuestro comporra··
i~.
~
, Santo me acusó. Confesé mi pecado, mi espírim crfrico, mi propia obs- ·. mienro. Lo que hacemos, lo hacemos porque obedecemos el mandato de
1 :: tinación y mis acusaciones falsas: Había deseado algo bueno, algo muy . '. nuesuo dios.. .. . .·
1 bueno, un culto familiar. Pero una cosa buena puede llegar a se.r un m~·.'i • . ¿Ven por qué los ídolos son tan mortíferos? Los ídolos del corazón,
1
1.
ílj, dios. Mi deseo de realizar un culta familiar iba entremezclado con un ... ; nuesrros deseos exigentes, se van endiosando. Y cuando no se satisfacen,
1 ~1 :' deseo de endiosamiemo propio, y esro fue lo que prevaleció . Exigía ·que ··-; juzgan y condenan. Son poderosos porque nos gobiernan. Son mortíferos
1, me mosuaran respeto. Censuré a mi fanülia por no habérmelo mostrado,." porque nos conducen a matar.
Sobre todo, coloqué y serví a un dios en el lugar mismo donde debíamos ·. Cuando deseo algo y mi cónyuge me lo impide, me enfurezco y me

1
~1 rendir culto a nuestro Salvador. ¡Estuve dispuesto a sacrificar a mi fa.mili~. · amargo. Mi ira pone de manifiesto lo que considero más valioso, mi, ídolo. 1
l:
en el altar del culta familiar! En mi esfuerzo por rendir culto a mi ídolo, por satisfacer mi deseo exigen-
I~
¡:
¡·. te, estoy dispuesto a sacrificar a mi cónp1,ge en el altar de ese ídolo.
1 Nuestros deseos idólatras Además, me convieno en el fiscal para mi ídolo. Conduzco a mi eón-
!:1 0 ;
1;
!\ , ..:··.... ( yuge ante mi tribunal, y me conviene en su juez, jurado y verdugo. lo
C
En el versículo 4 del capítulo 4, Santiago quita la última capa que ·~rn:li,":, ,, sacrifico y sacrifico mi matrimonio con el fin de sai:isfacer mi deseo. Como .1
~
1

¡¡.
bre nuestros CO!f.qictos y revela foque est~ en la raíz de los mismos: idolAtrí~·'::!·'.i lo dice muy bien Sar11:iago: «lvfatan y sienten envidia, y no pueden obtener
Nos dice que luchau1os con nuestros conyuges porque tenemos un an19·L,;, '. . !.? que qmeren» (St? 4:2).

'~:., •'=

. ;!:·
¡¡,

i:1 ::
secreto. Estamos sosteniendo un affaire oculto: «¡Oh gente adúltera! ¿~~;~;~s. El_ cuadro es inquietante, y nos deja muchas pregumas. ¿Cómo pode-
saben que la amistad cono el mundo es enemistad con Dios? S1 alglil~?é''¡;:;,.;nos liberarnos de cal idolatría? Si nuestros deseos endiosados son la causa
quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios» . Es un lenguaje éJ;~f;;;(:' l¡,~ .~nnc1pal de conflicto, ¿cómo cambiamos nuestros deseos? ¿Cómo impedimos
1
~
¡~;
~r

i
1111
. ,;:ti•

•. J~¡~ ·11

• //11
";" - .. [¡:; ·~·· ·

1
l.
I'.
60 El p,,;,,, paciíi=lo:r Lrnfa dd oonfücro . 61

---~ . . . ---.---··r-·1 ··. deslizarnos hacia la senda de la evasión o la senda de la agresión' ¿Qué pue- Í transformadora de vidas con una promesa para rodos los que oyen y creen.
de liberarnos de este pernicioso proceso de deseos exigem:es, deformadores. 1 _Olvidamos que la .Palabra de Dios nos cambia y sustenta. El evangelio
j y condenatorios. ... J es literalmente «Buenas Nuevas)) , no nuevos mandamientos, sino buenas
f, · nuevas. Es una buena historia. Es las nuevas de una persona, Jesucristo ,
~- el Hijo de Dios, Salvador y Señor. Es la historia de sus acciones, muerte,
La r·e spuesta d e Dios obras , fidelidad y obediencia como siervo has~a 1a .misma muerte en la cruz
por pecadores como todos nosouos. Y con esta historia llega una promesa:
1 La respuesta es tan obvia que la mayor parte de nosotros Ja pasamos por
alto: el evangelio. Nuestras relaciones, nuestros matrimonios, necesitan el
creer y ser transformados, justificados delante de Dios, apartados, y adop-
tados como hijos propios de Dios. Creer y ser receptores de una nueva
evangelio. Y necesitamos conocer el evangelio que nuestro matrimonio vida y una nueva disposición con nuevos deseos: amar a Dios con todo el
necesita. corazón, alma, mente y fuerza y al prójimo como a uno mismo.
La historia del evangelio también llega con la promesa de una nueva
Pasar por alto el evangelio relación. Como en un matrimonio, la promesa del novio da comienzo al
1¡1 !
1. matrimonio . Y como en el matrimonio , es una palabra de promesa la que
¿Por qué casi todos nosotros pasamos por alto el evangelio? Si el evan- debe repetirse a diario.

•~
~
.·1
gelio es las Buenas Nuevas para cambiar vidas y para reconciliar al alejado,.
¿por qué se recurre tan poco al evangelio en la prictica pastoral? ¿Por qué
¿Quién de nosouos, después de haber jurado amor y fidelidad a nues-
cro cónyuge, ahora después de cinco , diez o veinte aií.os dice: «Claro que
i:antos líderes de iglesias se muestran renuentes a involucrarse en promover le dije emonces que la amaba. ¿No es suficieme)l> . Y ¿quién de nosotros

'1
11
la paz? Sin duda una razón imponame es qi:i.e minimizamos el eva.tJ.gelio y puede prosperar en su matrimonio a parcir de sol.o una promesa en el
J '¡
su poder para cambiar vidas . Lo hemos hecho de dos formas principales.-·· .pasado? Nadie, porque lo i::¡ue sustenta y cambia nuesi:ros matrimonios es
Una forma es relegándolo al pasado. La mayor parce de las personas la repetición aci:ual y constante, de palabra y con hechos, de las prome-
1~
J piensan en el evangelio en función de ingresar por la puerta principal "- la sas hechas y del amor jurado. Y debe expresarse sobre todo cuando hay 1
~ casa de Dios. Es la puerta a través de la cual entramos o, de manera más '_distanciamiento, enajenación y trasgresión. Solo entonces, al pronunciar
uti
~
exacta, la puerta a través de la cual somos introducidos. Es decir, dimos. y escuchar la promésa de expiación, perdón y,reconciliación las personas j
J nuestro paso «en ese enwnces», en el pasado, hace mucho, y no tiene para .., · éambiarán y confes-arán sus pecados, pedirán perdón, harán reparaciones y
1
¡i

I
r~¡
1
nosotros hoy una realidad acmal, viral. No tiene valor actual. renovarán sus compromisos.
: I' 1/
La otra forma de minimizar el evangelio es relacionándolo con el futu7 Veamos ahora con más atención la dinámica del evangelio y pregunté-
L ro lejano. Aquí, el evangelio es la puerta trasera a través de la cual salimos. . monos: ¿Cómo podemos cambiar nuestros deseos? ¡Y qué si nuesua alma !¡
t Pensarnos en él en función de lo que necesitaremos en el futuro cuando es más como una mecha que arde con lemimd que una caldera ardiente
••~ salgamos de este mundo para entrar en el cielo . .· con una sa_rira pasión por Dios? ·
· /¡
1

f
1 'Transformados por u na p romesa
Vimos ames que nuestras peleas y disputas en el matrimonio son una
· señal de que a.imµnos algo mcfs que a Dios. La relación con nuestro cón-
fl'I
11
yuge refleja nuesua relación con Dios. Las grietas y fracturas en nuestros
¡,
.1
¿Qué es, pues, el evangelio? Si el evangelio no es ni una puen:a de emradá : matrimonios revelan nuestros amores falsos y deseos ilícitos. Nos amarnos
ni una puerta d~ salida, entonces ¿qué es< El evangelio es ·el aire que respi." a nosotros mismos más que lo que amamos a· Dios.
IL
ramos en la casa de Dios. Para usar otra metáfora, el evangelio es la conver:··. i\.sí qué, ¿cómo sustituimos estos deseos pecaminosos con deseos san- f
!/i sación que se da en la casa, nuestro Padre que nos habla, a los hijos, acerca . : ros? Los erradicamos Y reemplazamos, como en cierta ocasión predicó
r
1,
del don de su Hijo. El evangelio es la siempre presente y poderosa histo:if ;;\ Thomas Chalmers, solo con el gran y «excluyente poder de un nuevo
_);:~·i;p

¡ .,:
.lft~!~1:: ·lj.:
.. ,.. '•
M" ·:¡·-·
. Jl,;.,i .C
1
.- .. ·. ,·--· 1:r•·,-
¡: '
W

1:'
~ . .:
f
62 El pastor pacificador · lf La raíz del confücto 63
l"
J!
t
·f.---·· afeci:o», ¡un nuevo afecto que solo se encuentra en el evangelio! Corno ·· conseJeria. Consi:ato que esw es especia.lmente verdadero cuando estay
11
¡[·.
creyentes, confesamos que a...rn.amos porque Dios nos amó primero. En . ¡rabajando con una pareja u otras personas q ue se resisten al evangelio.
~.
:¡~j 1' '
otras palabras, profesamos Vivir por fe debido a la promesa que nos hiz 0 •. Tiendo a querer impactarlos más con la Ley.
·- Nos sorprende la tendencia inveterada hacia promover el esfuerzo hu-

I
~ . primero Dios. Sin embargo, en la vida cotidiana no siempre recordamos
es;:a dinámica del evangelio : primero narración, luego exhonación; pri~ .mano más que buscar una atención y confianza sentidas . El apóstol .Pablo
' mero promesa, luego precepto. Primero la Palabra es evangelio, luego la censuró a los gálatas por esta mismo: «Solo quiero que rrÍ'e respondan
'!· Palabra es guía . a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por
.¡.
~. Nos olvidamos d e esta dinámica en nuesuas relaciones y en especial en la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan tarpes son' Después de haber
~· .nuestros confl.ictas. Hablamos de salvación por gracia, pero caminamos· come=ado con el Espfriru, ¿prerenden ahora perfeccionarse con esfaerzos
~~·t~~ como si la salvación fuera por obras. Muy pronto, acabamos por ni siquie- humanos?» (Gá 3 :2-3).
i!J ra hablar de salvación por gracia. Así que, ¿cómo comenzamos a resraurar nuestras relaciones? ¿Cómo
~i ' La vida nueva no viene por el camino del mandamiento, sino p'or el superarD.os los deseos pecaminosos que generan peleas y disputas en nues-
~FL"
I<
1,
camino de las Buenas Nuevas. J. Gresham M achen, i..;.no de los grandes
eruditos evangélicos de comienzos del siglo veinte, .lo sabía muy bien_Vio
tros matrimonios? Si queremos resraurar y superar, si queremos llegar a ser
personas que deseen a Dios por encima de todo, ¡lo conseguiremos escu-
il ! con claridad que, como parte esencia.! de la teología de la gracia de Dios,. chando una y otra vez la espléndida historia de que Dios nos ha buscado! 1
L
¡¡¡ que el poder de D ios para cambiar vidas, se encuentra en el mensaje de su La invitación a amar (Ef 5: 1-2) y la inviración a los esposos a que amen a
11
11 amOís su obra y sus acciones. sus esposas (v_ 25) siguen ambas al anuncio de que Crista nos ha arnado li
lit'.!i Dice Machen: y sigue amándonos (v. 2). Un padre en el Señor me dijo : «Alfredo, solo !I
¡:
if'. predica el evangelio a tu esposa y comienza predicándote el evangelio a ti 11

Desde el comienzo el cristianismo fue sin duda una vida. Pero ¿cómo se. mismo. Nurica a.lcanzarás él gozo en Dios a no ser que permanezcas firme ¡1
producía la vida? Es concebible que se podría haber producido por exhor- ~n el funda.memo de su gozo por ti» . 13 !/

ración. Ese método se había imentado a menudo en el mundo antiguo; en
la época helenística, hubo muchos predicadores itinerames que les Jedan
il
11
La promesa: Dios da más gracia
a las personas cómo debían vivir. Pero rnl exhonación resultó ser ineficaz.
Aunque los ideales de los predic~dores cínicos y eswicos eran elevados,
il
estos predicadores nunca tuvieron éxito en uasformar a .la sociedad. Lo Predicar el evangelio es precisameme el método que sigue Santiago. ij
11°
extraJí.o acerca del cristianismo fue que adopTÓ un método radicalmeme Después de reprochar a sus oyentes por sus deseos idólatras, que han cop-

ducido a confücros, Santiago vuelve ahora .la vista lejos de sí mismos y de
~
diferente. Trasformó las vidas de las personas, no recurriendo a la volumad
humana, sino comando una historia; no mediante la e.."Chortación, sino unos con otros para :fijarla en la bondad y gracia de Dios al dársenas en el
evangelio. Santiago habla primero del amor celoso de Dios por nosotros, y
¡I
mediame la narración de un evento ... Donde la exhortación más el.o cuen- 11
luego describe las riquezas de la gracia generosa de Dios. ¡~
te fracasa, la sencilla historia de un evemo tiene éxito; las vidas de las
!tl'"
personas son trasformadas por una no ricia. 12 li
El am.or celoso de Dios por noso-tros ~
Quienes son:;os pastares estamos de acuerdo con 1v1acl1en en lo que s~·: . _ . , _, 11
E
refiere a cómo se consigue la salvación, pero estamos llenos de incredulf . Predicar el evangelio es precisamente el mérodo que Santiago aplica. Co- 1

I~
dad cuando se trata de salvar matrimonios. Una fo rma en que nos equi~ · mienza ª emprender este camino en el capítulo 4, versículo 5, recordándonos
vacamos en nuestra iab.o r de consejeros es que olvidamos que el evangelio ., ; prunero el amor celoso de Dios por nosotros: «¿O creen que la Escrirura dice
il1¡
que predicamos los domingos es lo que debemos aplicar en la oficina: de;., 1 en vano que Dios ama celosameme al espír.iru que l.-i...izo morar en nosouos?» . 1!
... ;':··. ·..; ' :~'
~
I'.
1·•1
1!.
I¡¡

~
u
.. F(···

·:•
f 64 El pastor paci.ficador '"'. t'' >La raíz del conflicto 65
".
f·- · d~. ~~ ~ueva L.-ner~gcional, ;f.-.. no~
------ .-t-- Esi::a preguma es la i::raducción Versión CNVI). que Dios puede cambiar, y mucho menos cambiar ª .la oua pane. Sobre
de una frase que se reconoce wmo, Cllncil. Por esi::o la NVI oIJ.ece traaucc1~- ·I' wdo nos en!namos respeci::? a la verdad de .que la gracia proa:ice camb10.
1

1
l' 1
nes ali::ernacivas en la noca: «el Espmru que hizo morar en nosotros env_101a -·1 ·
Por esro el consejo de Sarmago en este pasaje es tan radical. Nos sacude y
intensamente» 0 «el Espíritu que él hizo morar en nosotros ama celosamen,: .f ".. despierta al sorprendente poder y abundancia de la gracia de D ios.
te» . En ambas traducciones, la diferencia principal en comparación con la
traducción de la NV1 es que Dios o su Santo Espíritu es el sujeto del verbo · I
.!Santiago ya lla..ina la atención acerca del poder transformador de esta
'gracia en un pasaje anterior de su cana cuando recuerda a sus lecrores
ama. Aunque los argumentos lingüísricos no son decisivos, el co~rexto ~e : que la gracia de Dios ~s lo que los cambió al darles un nuevo nacimiemo:
inclina a favor de que es Dios el que arna celosarneme a nuestro espmtu. En ,,Nos hizo nacer mediante la palabra de verdad» (Stg 1: 18). Se entiende
~: el versículo 4, Sanciago comienza su invitación al arreper_ii::imiemo señalando !
· que quiere decir el evangelio (la mayor manifestación de la gracia de Dios)
nuestro adulterio espirirual. Parece más razonable asumH que Sannago pro- 1 cuando habla de la «palabra de verdad» porque se utiliza la misma frase en
sigue esra misma línea de pensamiemo en el versículo 5 recordándonos los f cuatro pasajes más del Nuevo Testamento en los que significa el evangelio
celos de Dios por n osotros, su pueblo. ¡Dios es un esposo celoso! · (2 Co 6:7; Ef 1: 13; Col l :5; 2 Ti 2 : 15) . Además, más adelante en el mismo
~¡ Los celos de Dios pueden parecernos como una «ley aterradora», ya que capfrulo Santiago, habla de la «palabra sembrada en us'l:edes, la cual ciene
¡ ~: . nos puede hacer pensar en Dios como un fuego devorador'. Pero los celos poder para salvarles la vida» (Si::g 1:21).
m· del Señor presuponen su pacto de amor. Y su amor no es m uans1t0no ni Esta palabra es la palabra del evangelio acerca de lo que Dios ha hecho ya
i' veleidoso. El amor de Dios no es algo sin propósiro, sino que nos busca. por nosorros en Crista. Presenta los propósit0s de Dios para salvarnos dán-
1 de acuerdo con sus propósitos soberanos y gratuitos. Y los propósnos del danos a su Hijo, Jesucristo, procurándonos quedar libres de la condenación

t.·:._:._
Señor son redimir para sí mismo a un pueblo que glorificará su nom, y dán.donos justificación, perdón, aceptación, paz y reconciliación.
bre como el Dios de misericordia, justicia y verdad. D ebido a este amor .Más aún, esta gracia-en Cristo que Dios da es un.a gracia continua, no
o-uiado por. un propósito el Señor nos amenaza con su disciplina. No nos _ ... solo un acto de salvación en el pasado. La palabra da en la frase «da mayor
:uelta. Se reconciliará con nosotros y nosouos con él. . ayuda con su gracia» promete una fuente muy actual de gracia, que siem-
~¡ 1'1.
1.
Ese es el comienz~ de las Buenas Nuevas . Nuesuo Dios tiene celos de·
nosotros . Cuando dormimos con nuestros ídolos, nos saldrá al encuentro
pre fluye y nunca cesa. La gracia de Dios se derrama en todo momento,
cada dfa y sus misericordias se renuevan cada mañana. Da con o-enerosidad
¡:¡ para despertamos, llamándonos a arrepentimiento y reconciliación. No y abundancia. Da todo lo que necesitamos para exterminar ::uestros de-

I
•11

~ ~· h nos dejará ir. seos endiosados y para restaurar nuestras relaciones. Esta es la naturaleza
de.la gracia de Dios .]. A Moyrer dice de este versículo:
1::
:11' ~
L a generosa g racia de D ios para nosotros
.1 ¡Qué consuelo encontramos en este versículo! Nos dice que Dios está a
~¡ Dios es más que celoso en cuanto a nosotros. Como lo dice Santiago ' nuesuo lado siempre incansable. Nunca desmaya respecto a nuesuas nece-
¡11¡;

lk. 4:6, es el Dios que «DOS da mayor ~yuda con su gracia». Sannago susten~a sidades; siempre tiene dispuesca más gracia para nosotros. Nunca es menos
!:.1 esta afirmación con la Escümra, mencionando una vez más la gracia. Ci- . que suficiente, siempre tiene 'más y mdavía más para dar. No importa lo
per-
I
~·; cando a Proverbios 3:34, dice: «Por eso dice la Escrinu:a: "Dios se opone a los· ..; que perdamos cuando nos colocamos nosotros primero, no podemos
~ orgullosos, pero da gracia a los humildes"» (Stg 1:6) . Dios nos ,da ~ás;f¡:aci'a ...· der nuestra salvación, porque siempre hay más gracia. Sin importar lo que ~
" 1¡
l;;
11" Si el Señor nos pide fidelidad, da lo que nos manda Y todav1a mas . · . le hagamos, nunca queda derrotado . Podemos equivocarnos en cuanto a
·11\'
iff" La misma im;nción de la gracia debería resonar en nuestros_oídos corM: ·; b gracia de la elección, contradecir la gracia de la reconciliación y pasar 11
~
¡'¡~!1 un trueno en las montañas . Porque en el calor de la controversia, nos senCJ,_- "., por alw la gracia de permanecer en nosotros, pero siempre da más gracia.
mos remados a renunciar. En la raíz del conflicto, encontramos no solü de'~ Incluso si nos dirigiéramos a é.l para decirle: «Lo que he recibido hasta aho- i
seos excesivos sino también desesperación e incredulidad.. Dejamos de creer: ra es mucho menos que suficiente», respondería: «Bueno, puedes recibir f:
~.

¡l
.,. } ,.,. ... ~
-~- - .. ~-r

' '. d\/


El pastor pacificador La raíz del conflicto 6.7
66
t<.
¡;
------:-[-·· · '
más» . Sus recursos nunca se agotan, su paciencia nunca se tenni:na; su ini- ··Poner pies a nuestra fe
15

I';: .
ciativa nunca se detiene, su .g enerosidad no tiene límüe: da más, gracia.
Al poner nuesrra fe en Dios, muy pronto descubrimos que la fe tiene
. '¡"!..•
¿Creemos esto? No respondamos a esto mirando a nosotros rriismos ni pies para llevar a cabo lo que creemos. _A.sí como nuestros pies siguen una
a nuestro cónyuge. En cuanto a nuestra capacidad para ser reconciliados, pauta, una forma de andar -pie derecho, pie izquierdo- así también los
JI::· somos como Abraha.m y Sara, ¡que a los ojos el uno del otro parecían estar pies de la fe siguen una pauta. Hay una forma de caminar en los cami.TJ.os
muertos! Debemos comenz;u a reconciliar n uestros conflictos, no viéndo- del Señor que se encuenua en toda la Biblia, y Santiago la aplica .aquí: la
nos sino creyendo en la promesa de Dios de«<más gracia» . promesa antecede al mandarn; el mandato va seguido de una promesa ro-
'
:ii: 1 davía mayor. Pie derecho, luego pie izquierdo; promesa, luego precepto.
:~ Dios nos manda a arrepentirnos, regresar a él, andar en Sus caminos.
i!
mi Tener fe en el e-vangelio Pero el camino para salir de la enajenación, del confücrn, es por la pro-
~1:, . mesa, y luego d precepto. Por esto Dios nos motiva con Sus grandes y
!11 ' SaD.tiago tiene más consejos para las personas que tienen conflictos preciosas promesas.
~::

I
(Sto- 4:.6-10). . La primera promesa q ue nos plantea Santiago 4, como ya lo hemos
~
Nótese ante rodo lo que Santiago no hace. Después de señalar nuesuas. visto varias veces, se encuentra en el versículo 6: «Pero [Dios] nos da mayor
; ;:
;. ·''" peleas y conflictos, después 4e.decirnos que nuesrro Dios es un.Dios. celoso, ayuda con·su gracia» . Y esta es la primera promesa que debemos oír y creer
·¡,
~·. '
no presenta de inmediarn una lista de técnicas para enfrentar la ira, m nos da
un~ lección acerca de «Diez pasos hacia UD.a comunicación eficaz»· 1
6
en medio de nuestras relaciones en dificultades. En espeeial cuando el con-
flicto abunde, cuando las narices estén sangrando, los. ~orazones' estén an-
i'
~

Luego, pensem os en lo que Sam:iago sí dice, en especial en lo relacio- gustiados y los ojos estén llenos de lágrimas, debemos oír que hay ayuda,
nado con el matrimonio. En cuatro versículos Sannago centra cuatro veces ·ayuda de parte de Dios. Debemos saber que da más gracia si queremos .1 ~
nuesua . atención en Dios (Si:g 4:6, 7, 8, 10) porque quiere qu~ seamos apartarnos de los deseos pecaminosos que exigen, deforman y condenan, íl
radicalmente verticales en nuestro enfoque. Las personas en confücrns de-· que nos gobiernan, para regresar a someternos a Dios, el único y verdadero ¡
~
t.· .. ben comenzar con Dios, porque en la raíz de las relaciones rotas.hay una '. amante de nuestras almas. 1

relación rota con el Señor. Si ·nuestros matrimonios se esi:án rompiendo, es ' Una vez más, en el capítulo 4, versículo 8, Santiago ordena: «Acé:r- 1
¡
oorque nuestro primer matrimonio es# roto . Si hay hombres que abando- quense a Dios». Pero agrega la promesa de dar poder a nuesua obediencia H
1
~an a sus espos~ y mujeres a sus esposos, es porque ya han abandonadoª de fe : «y él se acercará a ustedes» . En el conflicto, nos apartamos de D ios. 1
1~
Dios. A_sí que Santiago nos pide que retornemos a D10s. .. Dios es la última persona en la que pensamos. Mis derechos, mi reputa.-
La única forma de retornar a Dios, de recuperar en nuestros confüc, ción, mi agenda ocµpaiJ. el lug¡u principal. En todo ello, me alejo de Dios.
tos, es creyendo en el evangelio. Después de hablarnos del amor celoso Pero Santiago promete upa forma de regresar: «Acérquense a Dios, y él se 1~
de Dios, Santiago ofrece solemnes palabra de promesa Y esperanza: «da acercará a ustedes» . i
m;i.yor ayuda con su gracia», y de nuevo, «Dios se opone a lo~ orgullos~s, Por último, en el capítulo 4, versículo 10, Santiago nos invita: «Humí-
pe~o da gracia a los humildes» (Stg 4 :6) . Pero no es su~c1ente oir escas P~ª-. llense», pero incluso este mandato se sustema con una promesa: «y él los
~
bras del evangelio, estas palabras de promesa; tanib1en debemos creer (ver exaltará>> . El orgullo es el motor de nuestros confl.icros. Tengo que demosrn;.r ~1
,1
!1
Gá 3:2,5) . Así i ue Swtiago en el versículo 8 insta: «Acérquense DioS>> . . que tengo razón. Debo ganar. Tú debes perder. Se podría pensar que un ª ~
En ot;as palabras, Sanciago ·nos insta a que pongamos nuestra fe ,err : :,.. sin:iple mmdato como «humíllense>> sería sUt.!J.ciente para superar nuestro ar- •
.Dios p orque sab e que la única forma de salir del"confl.icto es re~onecrn:~~' · ~, gullo. Pero Santiago agrega la promesa, porque la promesa vigoriza y renueva
dose con Dios, acudiendo de nuevo a él como la fuen,te de gracia, ayud'.':, la fe en Dios, fe de que Dios está en control y llegado su momento hará que
provisión, sabiduría, forcaleza y perdón. justicia: de nuestra causa resplandezca como d sol de mediodía. li
¡¡¡

l'I

l.:
M WPiifiittfüiE#-a·---u . -?fi#Wtü""·' ñtf"'"-;;¡j;;tf-~· ~•ftHfft+fuüifstWf.üfül:. ª:~.-... ~.tlc.:.':•....,,..,:::;,_ ·-··~ .¡¡,. -•¡,¡¡. ·a, , .....,.... • H .. t.... .... !~..... : "'" t... ··HoUi
,,..--.
..:..:--
t~
1
i'·
l¡.
j 68 El paswr pacificador La raiz del conflicw 69
1 '~
-!- --- -· Pasos l'OncTetos que deben :dar nuest:'t'OS pies El cuarro paso del arrepern:im1emo, nos enseña Samiago, es limpiarse
1
fas manos, _pecadores. Con manos, quiere decir nuesuo comporrat-niento ex-
,,
Sobre la ba.se y mocivació.n de esi:as promesas, Santiago nos alienta• a terno, nuesrras acciones. En otras palabras, debemos derener la muerte y
i dar pasos específicos. Nos llama al arrepentimiento, o sea a apartarnos rnorri:ficar, lavar y rechazar pecados especí:ficos y concrews. Quizá sea tener
¡ l.
de los caminos pecaminosos que tomamos en el confücro para caminar
en concordancia con los caminos de Dios- Pero ¿cómo es en realidad el
siempre la última palabra en una conversación, esrar siempre dispuesro a ha-
blar y poco propenso a escuchar, o enojarse por nada. Este consejo práctico,
concreto, es la clase que los pastares y otros líderes de iglesias deben dar a los
~ arrepenrimiemo?
El apósrol nos da su versión a_rnpliada: someterse, resistir, acercarse, suyos para ayudarlos a idenri:ficar su pecado y a puri:ficarse del mism'o.
Í¡
~I
lavar, purificar, sufrir, lamentar, llorar, cambiar y humi.llarse (Seg 4:7-10). Santiago dice a quienes tienen con:B.icros no solo que puri:fiquen sus
~. El arrepentimiemo, pues, es más que lamentar haber pecado. Consiste en manos sino también, en la otra cara de este consejo, puri:ficar sus corazo-
~ una serie de cambios en la dirección del corazón. nes. El signi:ficado de puri:ficar lo explican aquellos a quienes va dirigido el
·1,
Primero: someterse a Dios y acercarse a Dios. La sumisión no es algo pa- rnandaro: «ustedes lo.s inconstantes». Puri:ficar es, pues, liberar al corazón
1li sivo. No es «no resistirse,,, sino un incorporarse activo. Es colocarnos bajo de cualquier duplicidad, porque cuando trata de servir a dos señores -los
!¡J
•11 la lealtad a otro Es romar nuestros deseos, por muy «buenos,, que sean y deseos de Dios y nuestros deseos- surgen nuesuos confücros.
l'~: someterlos al pensamiento: «Padre, no se haga rÜi voluntad, sino la tuya)). Nótese que el peso mayor del consejo de Santiago no recae ni en cambios
Si el confücro comenzó con «deseo)>, lo resolvemos devolviéndolo a lo que conducruaJ.es ni en cambios de corazón. Como sabio paci:ficador, tiene que ver
•Hi'
«Dios desea)>. Esro es lo que signi:fica someterse a Dios. con ambos. Los seres humanos somos una unidad psicosomárica, y por tamo
Segundo: el arrepenrirn.ienco es resistir al diablo y a sus temaciones. Al cualquier plan para cambiar debe tener en cuema la toralidad del ser humano,
Jf. mencionar al demonio en relación con el con:B.icrn, Santiago no da a enten- como ~a y cuerpo, actimdes y comportamiemos, corazón y manos.
I! ~
~¡ . der que podamos atribuir a los demonios nuestra conducta inmoral, ni tam- Santiago nos ha ido gtiiandci en una forma muy concisa por la senda ~

~: poco sugiere que los paci:ficadores sean exorcistas de los «demonios de la ira». del verdadero arrepemimiemo que genera el evangelio. Pone las raíces del
1

tj
¡ De hed-10 , el demonio no es algo nuevo en la exposición de Santiago acerca
de los conflictos y de los enfremamiemos (Stg 3: 1-4: 12), de manera que
arrepentimiento en la abundante gracia de Dios para los humildes . En-
dulza el arrepemimiemo con las promesas de D ios. Aborda asumos del '
1
i· tenemos que imerpretar su consejo acerca del demonio en esi:e contexto. corazón y de las manos, nuestros motivo,s y nuestras acciones. Y concluye
:1
Tercero: el arrepentimienro es un llamamiemo a acercarse a Dios. Apai:- con la gracia de Dios: «Humíllense delante del Señor, y él los exaltará» 1
1
1
1
i:arse del diablo significa acercarse. a Dios- Acercarse a Dios significa culi:ivar (Stg 4 : 1O). ¡Qué promesa! Dios roma a quienes desuuyen relaciones y los
cransform~ en pacificadores. Nos hace de nuevo a imagen de su Hijo.
¡ de manera activa y consciente la comunión con él y no con el mundo. Fa-
llamos como pastores-pacificadores si solo invitamos a las personas a que se_ 1
\ 1
1 acerquen a Dios pero no les mostramos cómo acercarse a él. Aunque San- E]emplos personales 1
tiago no describe de manera especí:fica cómo es esta comunión, lo podemos !
1
lograr
, a panir del resto de la Escritura., A las personas , en , conflictos
.. , seli' les . , Permítanme
. concluir con alo- ·
bun 0 s eJemp ¡os person~al es que ilustran
·
aebe mostrar cómo orar . y acerca de que orar,
. as1
, como que
. pasajes b1b cos : como he aplicado el conseJ· 0 de Santiaao "' en mi· Drop1a·, v1·da. L o pnn1ero
· es
1
hay. que leer, memouzar, y acerca de cuáles hay que. medicar . y acmar. ., :. la forma . en que estas verdades han c b. d , · · ,
am ia o ffil actuac10n como padre.
1 Una forma de •hacerlo. que. he ..,adoptado con m1 propia .congregac1on es. Es
. fácil. pensar
. que mis hiJ-OS «conocp~n e¡ evange l'10)>. p or esta razon , me 1!1 1
1
alentarlos . aJ que estudien Sanuago ::>-4, anotando sus pensamientos y pregun- ·.- tmpaoemo cuando no hacpn lo que d b h
~
. . . . . " se supone que e en acer porque
tas a inedma que van ~eyendo d pasaje. L:s ~ido que ponderen esta p_regLLDtr .: pienso que deberían saberlo muy bien. ' ,
«Como
. . persona _ que nene. con:füctos
. . ., ¿que dice Sanuago acerca de m1 , lengua, :: Recuerdo una vez cuando le pre gunte' a m1· h ip " s1· po dia_mos h ab l ar por- ~
rrus deseos, rrus adultenos y IDJ exigir, deformar y condenar a otros. )>. .'!;.\ .- que su comporta.míen - ro requer1'..,a. co· rrecc1ones.
· Esea
- b a a punto d e illl
· ·Clar
·
1

11 1
~ J.
11
f

;,7,t' .-
1¡ El pasi:or pacificador _:,·{ :;
70
~-1 -· -- -
¡:-··
(,-
la conversación con «las inalas noticias». Pero el Señor me der~vo en el ·-- ¡:
camino para ayudarme a redirigir mis pasos. Así que comencé más bien. · ·
I'
!~
con las Buenas Nu_evas. La conduje a Efesios y comencé a decirle quién.:,
era ella en Cristo. Le dije que Dios la había escogido ames de la fundación--
del mundo, que esrnba predestinada a ser una de sus hijas adoptivas, que '· '"
Crisro había derramado su sangre por ella y que el Espírirn Sanro le fue
rnviado p~a ponerle su sello de manera que nadje ~udiera apartarla ele r:
Dios. Le diJO que formaba parte de la nueva familia ae D10s, la iglesia. Y · ¡,
¡·
le dije que todo lo que era y sería provenía de Dios. 4
t
'li
Solo enronces comencé a hablarle de los aspecros en lo que necesitaba cre- l:e.~~~L~ ~~
1
I'
·i
¡11
cer. Pero me interrumpió para decirme: «Papá, ¿recuerdas cuando me dijiste li

quién era en Cristo? Quier9 saber más de esto» . Sus palabras fueron como
l1
J¡ flechas que penetraron en mis huesos. ¿Cómo pude haber sido un padre tan
LA GLORJA /i'
.I insensato? Porque yo mismo sé cuánto necesito oír las B~enas Nuevas de DE DIOS EN I¡
' Jesucristo. ¿Quién era yo para pensar que mi hija lo necesitaba menos? LOS CONFLICTOS
El otro ejemplo se dio con mi esposa. Al leer la Escritura jumos, co- /¡

lf·
·11
¡i
11

~
f,.
·'
menzarnos a hablar de lo que Dios había hecho por nosotros en Crísw.
Nos confirmamos mmuamern:e el evangelio. Aunque teníamos asuntos di-
fíciles de los que debíamos ocuparnos, tales como nuestros hijos, nuesrra.s .
finanzas y nuestro trato mutuo, comenzamos con enfatizar el Dios que· da:,~ ¡ ·;
más gracia. Fue volver a oír el evangelio el uno del otro una y otra vez lo
. ,. . , . ,
L
as respuestas a los con:fücros
, .
h~ · d
q ue ~mos examina o en os dos
l
/!r
,¡;
11

t que condujo a confiar y obedecer mas a .D10s. úlnmos


. capítulos
. se refieren a la d" ·ó
unens1 n onzonth .. al d e a v1.d a
l
I IT
¡::~
j Como pastares llamados a 'ser pacificadores, debemos presentarnos . nuesna relación con otras personas Lo .
.
armados con la ley y el eva,.1 gel10. D ebemos comprender que los conflic-
. . . · " -
¡
que aigunos presuponen y otros
olvidan, sm embaro-o es la dimensión ve r· al h · D ·
.' l''i
J
¡1
i . . . ,. , . . . v ' - r ic. , acza zos, en nuestra com- i¡;
tos en los que se encuentran las personas son confhcros en las personas, orens1ón del confücro y nuestras respue t al · E ,
1:
i . . . . . , . , . . . s as illlsmo. n este capitulo .l
con.füctos en sus corazones, conflictos de deseos, exigencias e idolos. Son , analizaremos esta dimensión hacia Dío d l
. .
evangelio de Jesucristo. Y es este evangelio al que fuimos (y somos) llama-
. . . .
verdaderos baluartes que resultan mexpugnables excepto por med10 del : en quién es Dws como Dios reconciliador.
·r- .
s e a pac1ncac1 6 n centran. onos
, d
l,,
11
i
~

dos a predicar y enseñar. :~


Ofrecer el evangelio y aplicarlo a las vidas de personas es lo que hace iDónde está Dios en este con:fücto ? 1 1¡~
que la labor de pacificación del pastor constituya a fin de cuemas una. •.'
experiencia gozosa. Porque ¿qué gozo mayor s~ puede experimentar que'· /~
Recuerdo haber sido m ediador en un confücto entre el direcwr de una '¡. it
ver a una pareja reconciliada, no solo porque así salvan su matrimonio 'i 1P
l•
organización mundial de ayuda y la compañía consultora que había con-
ahorran problem~¡; a sus hijos, sino también ver que abrazan de nuevo eJ: tratado para recaudar fondos. Ambas panes alegaban incumplimiento de d
-~
evangelio de su Salvac:lor? contrato. El director había retenido el pago por los servicios que según él el
consultor no habíá brindado. El consultor, por su parte, argüía que había .,11
~
brindado sus servicios de acuerdo con lo estipulado en el contrato y solo «11
quería que se le pagara lo que se le debía (unos $25 000). t
~

71

/~
e~

El pasrnr pacificador La gloría de Dios en los con:Bictos 73


72

Recuerdo muy bien la actitud que rnvo en la reunión el direcwr de la Nuestro Dios Trino de pa2
organización cristiana de ayuda. Al reunirse conmigo, me pichó: «Espero
que pueda resolver esw hoy. Tengo algo imponante que hacer)). Era evi- El conflicto esrá en todas parres. Surge en forma inesperada, nos toma
dem:e que no veía a Dios en esre confücto. Más bien veía esi:a mediación desprevenidos y nos deja perplejos ante la ira, la falta de sensatez e incluso
como un fastidio, como un obstáculo para su ministerio y para la obra de la beligerancia de otra persona. Una esposa que unos minutos antes se
Dios. No veía los aspectos de injusticia que requerían solución, promesas estaba riendo ahora está roja de cólera y nos está grii:ando. Una hija se va
incumplidas que requerían confesión, aspectos de perdón y resIÍmción que furiosa a su habitación, musitando entre labios: «Lo odio». Una reunión de
debían resolverse y su relación destruida co.n un hermano en Crisw que ancianos que comienza con una agenda aceptable se convierte cinco horas
clamaba por la gracia reconciliadora, el poder y la sabiduría del evangelio. roás tarde en miembros que obstaculizan, en discusiones en punto muerto
Además, veía wdo el asumo como u11 problema que estaba justificado y en el pastor que piensa en empezar a buscar otra iglesia.
i
Cuando los antiguos observaban a su alrededor, también el.los parecían
'"'
i¡':
que necesitaba solución para que pudiera regresar a su «Verdadero ministe-
ver los conflictos como una de bs realidades fundamentales de la exis-
¡· rio». Aunque nunca hubiera pensado esto de Dios, actuaba como si Dios
tencia humana. Poco sorprende que cuando escribieran sus cosmologías,
1:,, estuviera en un casillero,, llamado «minis1erio», aislado deJ.as realidades de
¡j conflictos en esra vida. comenzaran con los dioses que luchaban entre sí. 1
li /lué pensa1nos en nuestro caso? ¿Cuál es nuestra actitud ante con- Lo que maravilla, sin embargo,, es la forma tan diferente de comenzar
flictos con respecto a nuesuo ministerio? ¿Vemos la pacificación como un que tiene la historia bíblica. La primera parte de Génesis no es una historia
/, de dioses, y mucho menos de dioses que luchan. La creación comie=a con
componente fundamental de la vocación pastoral? ¿O vemos el conflicto
I': el Dios de paz. Y su creación está en paz: «era buena» (Gn 1:31). En lugar
JIi ~
1
en el matrimonio, la familia y la iglesia como intrusiones amorales que
1¡1.• nos mantiene alejados de los asuntos morales importantes de predicar el de conflicto, hay paz, orden, armonía y amor, todo lo cual se incluve en
"
¡!
la interpretación hebrea del término shalom. Todo y todos ocupan el lugar
evangelio? ¿Nos quejainos de que los conflictos en· nuestra iglesia son des-

'
l
r
11.:

!
'
viaciones molesrns que nos alejan de nuestra .«verdadera vocación»? ¿O
pensamos a veces que es una verdadera alegría cuando nos enco.mramos
con roda clase de conflictos, pruebas y uibulaciones?
Estas son preguntas difíciles, pero son importantes y deben pla.cnearse.
Es raro que, como pastores, llamados a predicar el evangelio de la gracia
que le correspünde ofreciendo alabanza debida y justa a Dios.
Además, nuestro Dios de paz, el Dios cristiano, es el Dios Trino. No
es una deidad indiferenciada. Es un Dios que consiste desde la eremidad
en las tres personas del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así que, nuestra
hisroria cristiana comienza y acaba con el Dios Trino, y todos los auiburns
~ a los pecadores, retrocedamos cuando tenemos que tratar con verdaderos y manifestaciones de su gloria.
i pecadores con verdaderos pecados en situaciones reales y turbias. Si debe- Para los cristianos, nuestra confesión fu11damenral de la bendiu Trini-
mos aplicar la Palabra de Dios a todos los aspectos de la vida, inclusive el dad conlleva algunas implicaciones importantes. Primera: Dios es un Dios
'~··: pecado, debemos cambiar de aci:itud con respecto a los conflictos. Como rie relación personal. Las tres personas de la Trinidad no viven y actúan de
i1.
~' lo que tendemos a olvidar en los conflictos es a Dios y Sus propósitos, lo forma aislada. La unicidad de Dios, su unidad, consiste en que las perso--
l!
h mejor sería comenzar por preguntarse: ¿Quién es Dios, y cu::íles son sus nas del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo moran unas .en otras. En otras

~
propósitos con respecto a los conflicws? Comencemos por esbozar lo bá- palabras, estas tres personas de la Trinidad existen en una reLu:ión interper-
sico de una idea centrada en Dios y en Cristo en cuarno a pacificar como sonal eTerna de una con otra. Así que Dios, por naturaleza, es radicalmente
! una forma de glorificar a Dios.
personal y radicalmente relacional.
~ Segunda: como nuesuo Dios Trino es por natuialeza un Dios relacional,
los atributos de bondad y an1or de Dios no son secundarios, sino primor-
1 diales. La bondad y el amor no existen ni pueden exisúr en un vacío. La
bondad puede <e~zistir solo en relación con otro. El amor soio se puede daI· en
1:.
~ 1·
ij

1l¡1

!l1i
r
i:
r
f:
74 - La gloria de Dios en los confüctos 75
una relación con otro. Esta bonqad y amor describen muy bien cómo las ·~:f El confücw, el pecado, el desorden y la confusión son abamciones en fa
personas de la Trinidad se han relacionado una con ot:ra desde la erernidad. · : ; creación buena de Dios. Pero cu;mdo Cristo regrese, del mismo modo
Constituyen las características que definen quién es nuesuo Dios Trino, ~:; - que la creación comenzó en paz, así también la paz reinará una vez más.
como lo confirma muy bien la Biblia (ver Jn 3:35; 5:30; 14:31.: 17:1-26): ·)1.si pues, cuando nosotros, como líderes de iglesias, practicamos nuestro
Al confesar la Trinidad, pues, los cristianos confiesan que, desde toda la rninisterio de reconciliación, estamos en armonía con uno de los cirniemos
eternidad, Dios, en las personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, rnás profundos de la realidad, el Dios Trino de paz. Promover la paz no es
existe en una relación personal que es perfecta en amor y bondad. nada menos que una obra del Dios Trino en unión con nosotros, los hijos
Ninguna relación podría demostrar mejor la esencia de la paz. Cuando de Dios, quienes por medio de esa unión nos esforzamos por hacer reali-
confesamos la Trinidad, ¡confesamos que Dios es un Dios de paz! El pensa- _ dad el gran día de paz enmendando cosas malas y estableciendo relaciones
iniento convencional, en armonía con sus antiguos predec,esores, enti~nde l. adecuadas, todo bajo el señorío de Dios.
la paz solo como un estado que se produce solo despues del confücto, /
como una condición que sigue al desorden. Pero como la paz es un atribu- 1
to del Dios Trino, eterno, sabemos que la paz antecede al conflicto. Más Dios ordena los conflictos
aún, la paz amecede a la crea~ión. Cuando .~l ap~stol dice a una ~gles~a c~n f
conflictos que «Dios no es D10s de confus10n, smo de paw (1 Co l"t:3:i), . Solo si comprendemos bien Ja profunda realidad del Dios Trino como
d.ice algo más que Dios desea que dejemos de pelear. Sitúa las raíces de [
nuestr~ verdade~a n~ruraleza en l~ realidad de que somos creados y redimí-
dos a «Jmagen de D10s)), en el Dios de paz.
¡'
el Dios de paz podemos comenzar a recuperar la comprensión verdadera-
meme bíblica del conflicto. Si la paz caracteriza las relaciones eternas de
las personas de Dios Trino y su creación original, y si la caída del hombre
:¡i; }.j comienzo de la historia de la redención, descubrimos que Dios es 1 perturbó esa paz, no debería n.i sorprendernos ni confundimos la reali-
:¡, todo en todos. Y así volverá a ser, en la consumación de todas las cosas dad resultante del confücto pecaminoso. Desde luego que no sorprende
!¡: (1 Co 15:28). Todo será restaurado a una relación perfecta con todo lo ni confunde a Dios. Como todas las cosas, incluso el conflicto, proceden
demás, y todo estará bajo Dios y en paz (2 P 3:13). A este fin, Jesús, en la de Dios y existen por medio de Dios y para Dios (Ro 11:36), entonces el
:i;
ji noche que fue traicionado, en la noche inmediaramente antes de la mayor conflicto mismo tiene un lugar en los grandes planes y propósitos de Dios.
ji
de las injusticias que el género humano haya jamás comerido o de la cual De hecho, la Escrirura nos dice que Dios ordena el conflicto para sus fi.nes
1!
il
hava sido testigo, en la noche inmediatameme antes de la culminación redentores.
1¡,, deÍ conflicto cÓs~ico ~mre cielo e infierno, no les enseña a sus discípulos
il cómo enfrentar los conflictos, sino acerca de las personas de la bendita Como se ve en toda la historia bíblica
Trinidad. Y Cristo ora por la consumación de la unión con este Dios Trino
de paz y an1or: «Nías no ruego solamente por estos, sino i:ambién por los La historia redenrnra comienza con esta nota. A continuación del peca-
que han de creer en mí por la palabra de ellos, pasa que todos sean uno; do de Adán, el Señor maldice a Ja serpiente declarando: «Pondré enemistad
como tú, oh Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en no- . entre tú y Ja mujer» (Gn 3:15). Nótese que el Señor no se limit:a a respon-
sotros; pata que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn 17:20-21). Dios, der ame el conflicto; lo ordena. Es el Señor quien pone enemistad entre los
pues, es un Dios de paz desde el comienzo hasta el final. . hijos de Dios y los hijos del demonio (1Jn3:7-10).
No deberíamos pasar por alto la importancia de este atributo divino. Roben Raymond simetiza -en forma muy adecuada toda la obra de
Como la paz se basa en la naturaleza de Dios, la paz no es un simple redención del Mesías llamándola «obra de conflicto». Observa Raymond:
concepto humano ni un estado ideal de todas las cosas que se capta eri «Desde el comienzo mismo de la historia redemora se hizo basar la espe-
sueños y deseos. Ni tampoco están solo un resultado de la redención. Más ranza perpetua de los santos en la triunfal «obra de conflicto» que IIevó a i
bien, como atributo divino que es, la paz es una realidad fundamentaL cabo el Mesías», 4 Oye el clamor de los oprimidos y de aquellos a quienes
1
1
1
i:
!
l :¡f
iI
1

i: 1¡
ti: li¡
111

--------- -------~---------
, -~: ::

- -- :.r .l~~¡,. -
"~ 76 El pastor pacificador La gloria de Dios en fas confüc::os 77

r-
"íli >: . ~'

. se les n iega la justicia. Arna a sus ~nernigos y nos hace el bien, enviándo- ·:.J . percibir el con:B.icro corno un obstáculo a nuestro mmisteno, podemos
nos el sol y la lluvia aunque no lo merezcamos. Sale en nuestra búsqueda, ·· f acogerlo como una oportunidad para senrir.

.
inmiscuvéndose en nuestra vida y despertándonos del sueño de nuescro·.-:,..1;,,:_,..,. ...
pecado,,exda..rnando : «Despiértai:e, t:Ú que duermes» (Ef5 :14) . Nos invita'., ;" .:· · .

l{
ll
~:
a apanarnos de nuestros ídolos para regresar a éL a deponer las armas para. !·
someternos a Sus condiciones de paz. Y es paciente, tolerante y amable ..
con n osoaos en la esperanza de que n os conducirá al arrepentimiento
(Ro 2:4) . Además, nos ofrece promesas sorprendentes de justificación,
Como se ve en los resultados de la maldición

Como se mostró ames, el con:Bicro es la esencia del relato bíblico.


Es su foco alrededor del cu al se han desarrollado muchas de los· relatos
f adopción, transformación y gloria. No~ envía como sus embajadores de de la historia de la redención, demostrando la antíresis entre los hijos
l
;:!.1~!1.
reconciliación (2 Co 5: 19-21), y nos prepara, a n osotros sus hijos, para ser de Dios y los hijos del diablo, entre la ciudad de Dios y la ciudad del
pacificadores (Mi: 5:9) . hombre.
11'
1i; Comenzando en Génesis 3, el conflicto consi::irnye el verdadero drama También se ve el confücto en un nivel más bajo. Es el resultado de la
il¡:! de la historia bíblica. La serpiente miente y acusa a D ios de impedirle a Eva maldición. Es una de las muchas fo rmas en que la maldición ha afeci::ado
¡; alcanzar un gran bien, ser como D ios. Caín mata a su hermano Abel. Los la vida humana . Al igual que con cualquier otro mal que es resultado de la

~
¡11¡ hijos de Jacob traicionan a su h ermano José. Los hijos de Israel se quejan ·maldición, tales como desastres naturales y accidentes, se ve el confücto en
' contra Moisés y contra Dios, atribuyéndoles morivos malvados . Moisés, ur,a forma sin duda alguna orientada hacia Dios. En Lucas 13:1 -5, Jesús
¡:.
i¡¡ en respuesi:a, siente la tentación de renunciar a su i::area en vez de perseve- demuestra muy bien este principio. Recordando dos tragedias que repre-
iu· rar en liderar a la iglesia en el desierto. David, perseguido y acosado por 1 sentan el mal natural y el moral, Jesús responde señalando la referenáa a

f¡;,,
;,
Saúl, se enfrenta a la deliciosa tentación de vengarse.

Señor? El conflicto esruvo con él todos los días de su vida. Si alguna ve-¿
Dios y el desafío moral de ambos incidentes: «Todos usi::edes perecerán, a
. Y ¿qué decir del' mayor de los descendientes de David, Jesús n uestro .. _ .. , menos que se arrepientan»· (Le 13 :5) . Ya sea que enfrentemos sufrimiento
o mal moral, Jesús nos invita a poner nuestros ojos en Dios.
i hubo una historia que contar de miedo, odio, codicia, falsedad, avaricia El autor de Hebreos también se refiere a la n ecesidad de una p erspectiva

'
:/'
y la naturaleza sistemáti~a del pecado y la injusricia, es la h.isrnóa de la .,.
vida de Jesús que condujo a la crucifi..'éión. Pero Pedro predica en Pente-
costés que Dios lo ordenó rodo; según el determinado propósito Y el pre-
_centrada en Dios en el caso del sufrimiento y del confücto (He 12:7-14.) .
Más que rechazar las privaciones, nos insta a soportarlas cómo disciplina
·paternal de Dios. Por ello, nos invita a adoptar una actitud de aprendizaje
vio conocimiento de Dios, esre entregó a su propio hijo a gente malvada y de alegría en medio de nuesuos sufrimientos, privaciones y conflicrn . y
(Hch 2 :23) . concluye con una exhortación a la paz y la santidad: «Busquen la paz con
En rodas las cosas, pues, Dios ordena el conflicto según sus propósitos wdos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor» (He 12:14).
soberanos, sabios y buerros. Esi:a gran verdad debe ser nuestra confesión En su carta a los rom an os, ~l apósi::ol Pablo también nos invita a aJe-
central, nuestra anda en medio del conflicto, de manera que seamos con- grarnos en nuestros sufrimientos porque «sabemos que el sufrimiento pro-
ducidos y animados a ser verdaderos embajadores de reconciliación, a per- duce pe~severantia; la perseverancia entereza de carácter, la entereza de
severar como conciliadores. Porque el con:fücro somete a prueba nuesua: · carácter, esperanza)) (Ro 5:3-4) . El confücro, dice Pablo, es el crisol p ara 1
verdadera teología. Nos prueba y tamiza nuestro corazón, poniendo de , . cambiar Yidas. Es el fuego purificador con el que Dios abrasa, quebram:a y ~
'
'
mani:fiesto qué creemos de verdad y a qué nos aferramos. Si co nfesan10s . · moldea a los :fingen la paz y a los que quebrantan la paz para converrirlos ~
y creemos de verdi!,d que Dios ordena el conflicto, en lugar de maldecir, en pacificadores. ~
i!
q
lo, podemos consagrarlo. En lugar de ver el conflicto como un accidenr~_· · Santiago, al tratar de 'varios conflictos ·entre aqu ellos a los que escri- b
en un cosmos caótico, podem os aceptarlo como una tarea que Dios nos. .. be, comienza su cana con una exhortación similar: «Considérense m uy q
asigna por nuestro bien y su gloria final . Más importante aún, e,n vez·q;: ,>;;; ,.. dichosos cuando tengan que enfrentarse con di:ve.rsas pruebas, pues ya "
~
i
!
J.
. ·~ ·
~
l
li't
1:
¡:·
¡/;
1~
78 El paswr pacificado; ... :· La gloria de Dios en los confücws 79

- - - ·· - -........ ··!~·

1
saben que la prueba de su fe produ,ce consi:ancia» (Stg 1:2-3) . Este conse-·>:·.·~ ·. . Este mensaje de Dios como D10s de paz también se comunica por
jo de Samiago es algo sorprendente: ¿considerarse muy dichos~s cuand~ :..:; .. :medio de cada persona de la Trimdad. Cada una de las ca.nas de Pablo
l se enfrenten a pruebas? Lo us ual no es que lo veainos con alegna. Pero .SL-:- ..., . ..comienza con un saludo de paz: «Que D10s nuesuo Padre y el Señor
t
en nuestra fo~ma de pensar hemos de estar centrados en Dios, enwnceS- .~.:, ·. "Jesucrisw les concedan gracia y paz» (Ro 1 :7; l Co 1 :3; 2 Co 1 :2; Gá 1 :3;
1
¡ debemos aprender a ver el conflicto a través de los oj·os de Dios, siempr.e . ·' Ef 1:2; Fil 1:2; Col 1:2; 1Ts1:1; 2 Ts 1:2; l Ti 1:2; 2 Ti 1:2; Tic 1:4; Fil 3) .
conscie:p:ces de cómo lo está m:ilizando para maduramos y fortalecernos ..
en nuestra fe .
En todos estos saludos, se afirma qµe el Hijo, al igual que el Padre, trae
paz. Deberíamos esperarlo, ya que los profetas predijeron que el Mesías
Todos estos pasajes son importantes para dar forma a nuestra compren-. sería en Conciliador, que el Rey davídico sería el Príncipe de Paz ·(Is 9:6;
sión del conflicto y del sufrimiento y a _cómo respondemos ante ellos. A ver también Jn 14:27) . Más aún, el Espíritu es el ageme de Ja paz del
menudo surge el conflicto cuando las cosas no salen como quisiéramos ni Padre y del Hijo en n uestra vida. Es el Espíritu el qu e n os transforma y
de acuerdo con nuestras expectativas. Con frecuencia nos sentimos frus- hace que demos el fruto de paz (Gá 5:22; Ef 4 :5), Como vimos ames,
1
tracios . Pero la Escritura nos enseña que el confücw no es un obstáéulo, constatamos aquí una vez más que nuestro Dios, eJ Dios Trino, es el
sino u..r1a oportunidad para glorificar a Dios y para ver cómo actúan su. Dios de paz.
sabiduría y poder, produciendo paz, justicia y reconciliación. Cuando pensamos en Dios en estos términos, como el Dios de paz, 1
no pensamos que su paz no sea nada más que la ausencia de desorden 0 1
cese de con:B.icto. Tampoco es la paz un simple apéndice de quién es, ni un ¡
t
Dios busca paz atributo abstracto de su persona. Más bien es su nombre. Hablar de Dios

¡1
como el Dios de paz es describir a D ios en rérminos de las consecuencias
Al igual que .la Escritura habla siempre de la soberanía de Dios sobr_e . · históricas de su nombre y carácter (como veremos en la siguiente sección).
!l."
¡J wdas las cosas, incluyendo el conflicto, también nos enseña que el Señor.., •.. ,rnEsta consecuencia histórica se manifiesta por encima de todo en Ja persona f.
~-¡, quiere paz. Dios es el Dios de la paz y es un conciliador. · . )'obra de su Hijo . El conjunto de la obra de Dios en su Hijo se describe en
k
.~·
El propósito de Dios en cuanto a la paz se ve con mucha evidencia en sú. .'.' términos de pacificación. Según 2 Corintios 5: 19, «en Cristo, Dios estaba
nombre. El Padre recibe el nombre de el «Dios de paz» (Ro 15:33; 16:2~;;.c. ,,.. ., reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pe- ~
1 Co 14:33; 2 Co 13:11; Fil 4:6-9; 1 Ts 5:23; He 13 :20). La despedida . cados». El propósito de D ios, p!Jes, enrodo sermón que prediquemos, en ~
de Pablo en Romanos 15:33 no es tan solo «Dios esté con vosotros», sino<'· roda palabra de consejo que ofrezcamos, es reconciliar a las personas con ·

'
«el Dios de paz sea con rodos vosotros . Amén» . Más adelante, después de: él, de manera que puedan vivir en paz.
expresar sus saludos a varios hermanos y hermanas en Crisro, los exho.rra:. . Veamos las otras formas que encontramos en la Escritura de cómo Dius
«Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes»:.,~·: busca la paz. Primero, D ios bendice a su pueblo con paz. El Señor Je dice !I
(Ro 16:20) . Estas alentadoras palabras en los dos capítulos 15 y 16 no · · aAarón, el sumo sacerdote, que declare: .
son simples fórmulas piadosas de bendición sino plegarias ardientes qlie:. :
ofrece muy consciente de las tensiones existentes entre judíos y gen riles· e~,.:
la incipieme iglesia. . · .: ·
El propósito de Dios en cua.nro a la paz ta.nlbién resulta aparente ei:- s~;)
carácter. Da toda clase de recomendaciones f consejos a la iglesia de Corin~'·,.,r
to, conocida por ~·us muchos conflictos, para luego concluir su consejo fl0~~---.
El SEÑOR te bendiga
y te guarde;
el SEÑOR te mire con agrado
y re exrienda su amor;
el SEÑOR te muestre su favor
'
~,;
¡¡

damentándolo en quién es Dios: «Porque Dios no es un Dios de desord:~ft/ y te conceda Ja paz. ~·


sino de paz» (1 Co 14:33). Que Dios es el que es, enseña Pablo, deber19:~']);, (Números 6:24-26) íl
determinar cómo lo adoramos y cómo buscamos la paz de unos con otro~'·:;f3!~: ~I
}i.;J.:,:

:1
¡
1
·~
'- ·· ,--..
~
.l"~: -.
--;
·. .,;.;.-. ,-·-,;i;--_
80 El paswr pacificad~~ ''.~( ·. La -gloria de Dios en los confücrns 81

¿R ecii:arnos esrn bendición en. una forma mecánlca, o bendecimos a J ·. exi:ensa descripción de sí mismo que ofrece D ios, en la que se describe en
nuesrro pueblo con un afecto ar:diente por todos ellos de pane de Dios, ¡, rérrninos de su gloria. La gloria de Dios se suele entender como la símesis
1 para que sean bendecidos cori su paz? Esta antigua bendición de paz pro- -·~ · ,. -visible de sus arribmos . Pero en esra historia de idolatría, traición, rebelión
I
li. pia,del pacro la cum~le,nuestro Sumo Sacerdote d:l nuevo ~acto cuando ··1:· y 'pecado, Dios demuesua que su gloria se encuentra sobre todo en lama-
Jesus les dice a sus d1sc1pulos: «La paz les dey), m1 paz les aoy. Yo no se ,: nifestación de su misericordia libre y soberana (misericordia que reconci-
la doy a ustedes corno la da el mundo. No se ~gus~ien ni se acobarden» 1.. lia) sobre el telón de fondo de su justicia sama. Es decir, la gloria de Dios
¡·
1!
'11

~ (Jn 14:27). Esta paz es la paz que es nuestra hoy, ¡la paz con la que hemos resplandece con el máximo esplendor en quién es como Reconciliador y
r de bendecir a nuestro pueblol · Pacificador. Es esta comprensión de su gloria la que da forma y domina
~:
~!'
¡,¡ Segundo, D ios ofrece medidas para la paz por medio de su pacto de paz · Ja J;listoria de salvación que va desarrollándose y que, en úlrima instancia,
il!
:~ . (Is 54: 1 O; Ez 34:24-25; Mal 2 :5-6; ver también Is 9:6; Miq 5 :3) . Los pro- nos conduce a Cristo.
1; :
¡: fetas del A.nriguo Testa.memo profetizaron qu e Dios establecería un nuevo
1,
pacto llainado el pacto de paz. Lo interesante es que este pacro de paz es Primero y sobre todo un Dios pacificador

1

!!. consecuencia de la obra del nuevo David, el Siervo del Señor, el lYíesías. Es
un pacco de paz porque Cristo nos hace estar en paz con Dios y garantiza Comenzarnos con Éxodo 33 : 18 cuando Moisés pide ver la gloria de
la paz para nosotros.e Como ministros del nuevo pacto, somos con todo Dios. Muchos de nosotros sin darnos cuenta malinterpretarnos Ja peti-
derecho minisuos del pacro de paz. ción de Moisés. /U oír su clamor por ver la gloria de Dios, asumimos que
lf
111
Por último, los propósii:os de Dios respecw a la paz son evidentes en desea vivir una experiencia de Dios por sí misma. Por ejemplo, como lo
11 cómo la caracterísi:ica del estado de la gloria es la paz. En Isaías 2:4 encon- describe un estudioso, Moisés está «buscando una manifesi:ación especial
·J
uarnos que en el día del Señor, el Señor resolverá nuestras clisputas.7 Y con de Dios que no dejaría nada que desear (cf Jn 14:8). Moisés anhelaba
I!
I',1 la venida del lv.fesías, dice Isaías, «se exi:enderán su soberanía y su paz, y no .. ,..__,..llegar a ver a Dios como era en si mismo» .8 C uando adopi:arnos esra in-
.~
!1'

tendrán :fin» (Is 9: 7) . i:erpretación, hacemos que Moisés parezca más un mísrico que un pasror.
Hablar de paz, la esperanza de paz y la dura labor de promover la paz
0
Más aún, no tenemos presente el contexto de su clamor. O J.vidamos que
no deberían ser solo ·la preo cupación de liberales sociales o de idealistas. . Moisés, como el pastor de Israel, está guiando a un p u eb lo obstinado en
Antes bien, ese hablar, esperar y esforzarse deben caracterizar a la mayor el desierto .
parte de quienes creen en el Dios de paz y en el Hijo, el Príncipe de Paz. A la luz de este contexw, podemos tener la seguridad de ·que Moisés
Promover la paz es sumamente bíblico en su realidad y mandato . no está buscando una manifestación especial de Dios, ni tampoco está
buscando alguna experiencia estática con Dios. Si fuera así, el Seño r hu- 1
biera podido mu:y bien dejarle vislumbrar su inmensidad, omnisciencia u l~
~
La gloria de Dios en la pacificación ornnipoi:encia. Pero no lo hace, porque lvfoisés no esi:á buscando experi- ~
i¡I
mentar la gloria de estas atributos. l\-1ás bien, espera conocer Ja gloria de ~i
~!
No basta con saber que Dios es soberano sobre los conflictos y que la misericordia de Dios. lvfoisés suplica como un pastar por w1 pue blo

•~i¡-
~
desea que su pueblo viva en paz. También debemos preguntarnos por qué. muy pecador. Se enfrenta al problema muy práctico, de la vida i'eal, de
¿Por qué Dios ordena el con.fl.icto? ¿Cómo busca la paz? La respuesta que se un pueblo en conflicto con su D ios. Necesita saber qué clase de Dios es el
sugiere y que se revela en forma breve es que lo hace para su propia gl;ria·. Señor que acompañará a su pueblo rebelde hasta la Tierra Promei:ida sin \!¡
~
Dios ordena el co!}flicto y busca la paz por el bien de su nombre. destruirl Ci .
~
Esca verdad no se ve con mayor evid encia en n .ingún otro lugar que . Todo el comexto de los capítulos 32-34 de Éxodo nos conduce hacia
en la hiswria del becerro de oro que se encuentra en Éxodo 32-34. Ahí, y . , esta conclusión. Brevard Childs describe con precisión la simación que 1
sobre todo en Éxodo 33 : 18-34 :7, la Biblia nos presenta la primera y más ::,I: desemboca en la oración de Moisés:
·-.,,:~ '" ·-· 1~
~
¡
1:
,..
~~I!'
il l,

· ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-
_-..,_ :..-., --- --
- .. '· !

~.:..
.•..;..,:!.. º
i•:°"'."'
~ -....................
.... ,.,, . .

1:.
¡.
82 . El pastar pacii"i.cadot: La gloria de Dios en los confüctos 83
¡,
-- -~~-·--··
l [Los capímlos 32-34] -han sido colocados denuo de un marco teológico Moisés no deja que la situación se quede ahí. Desea que el Señor mis-
obvio de pecado y perdón . El· capítulo 32 cuenta la violación del pacro; el mo, no un án.gel, vaya con Israel: «Ten presente que los israelita.s son tu
1
capfrulo 34 relata su restauración. Además, estas capfrulos se interrelacio- .pueblo» (Éx 33 :13). El Señor por fin parece acceder a la perición de Moi-
nan gracias a una serie de temas, que están hábilmente intercalados para "' ;és: «Yo mismo iré contigo, y re daré descanso» (v. 14).
formar una pauta unificadora. Se reciben las tablas, aplastadas en el cap . . A estas alturas podría parecer que el Señor accede por completo a la
(' 32; se repiten y restauran en el cap. 34. La intercesión de Moisés por Israel
,.; ¡,
petición de Moisés. Pero el Señor solo promete estar con Moisés, no con
lli,.,
1¡:·
comienza en el cap. 32, continúa en el cap.33, y llega a su culminación su pueblo. El señor dice en el versículo .14: «Yo mismo iré contigo, y te
~¡ en el cap.34. El tema de la presencia de D ios, ·que es el fundamental eh daré descanso». Utiliza la segunda persona del singular, refiriéndose' solo a
el cap.33, reúne, por un lado, el tema ,previo de la desobediencia en el Moisés. No lo hace en plmal, que se hubiera referido a Israel. j·
cap.32, y por el otro, la seguridad del perdón en el cap. 34.9 Reconocer esta distinción permite enconmu:le sentido a la cominua ~
!
protesta de Moisés en los versículos 15-26. lvfoisés sabe que el SeñoJ no le
El relato en esros capítulos suena a distanciamiento entre el Señor y su esrá prometiendo todo lo que desea. No quiere que el Señor solo vaya con
t
pueblo. Como una esposa infiel, Israel había sido sorprendida en la cama él sino con él y con el p u eblo de D ios. Moisés desea una genuina recon-
1
1
1
de su esposo con otro amante. Airado con razón ante esa esposa adúltera, ciliación. Por esto· actúa de mediador en nombre de la comunidad entera, ~
' 1[. el Señor clam;i. a Moisés: «Ya me he dado cuenta de que este es un pueblo arguyendo: «Ü vas con todos nosotros ... o mejor no nos hagas salir de ~-
r terco . . . Tú no te metas. Voy a descargar mí ira sobre ellos, y los voy a des-
rruir. Pero de ti haré una gran nación» (Éx 32: 9-1 O). 10
aquí. Si no ·Vienes con nosotros, ¿cómo vamos a saber tu pueblo y yo, que
contamos con tu favor? ¿En qué seríamos diferentes de los demás pueblos
r
:f.
Pero Moisés no lo acepta. Intercede por su terco pueblo pidiendo dos de la tierra?» (Éx 33: 15-16). •
cosas. Primera, pide que el Señor no destruya a Israel, sino que, en vez de Es en vista de la mediación de Moisés para que la comunidad entera sea 11
ello, defienda. su nombre, para que las naciones lo calumnien diciendo .que.,-· ._reconciliada con Dios que.el Señor por :6..n accede a su verdadera pecición li11;
1

el Señor sacó a Israel de Egipto con mala intención (Éx 32: 12). Segundo, en el versículo 17. Promete ir con su pueblo. Es imporra,_-ii;e que recor-
1'
i Moisés suplica que el Señor recuerde las promesas hechas en el pacto a
Ab raham (v.13). Al oír estas súplicas, el Señor cede (v.14).
demos que a lo largo de roda esca secuencia, lvfoisés no está venciendo la
renuencia de D ios, sino buscando la disposición favorable de Dios. No !li
J!J
!i1 j

t !'
Pero consemimiento no significa que se haya reconciliado con Israel'..
Más adelante, le dice a Moisés que no i.-á hasta lá Tierra Promeüda con
está tratando de_carnbiar la mente de Dios sino de conocerla.
Con esta intención, Moisés sigue forcejeando con una pregunta per-

fil!
!J!
r Israel. Una vez más, el Señor describe de igual modo a su pueblo: son sisteme. Conociendo a Dios y conociendo al pueblo de Dios, ¿cómo es \1 :
¡ tercos. En consecuencia, de lo único de lo que pueden estar seguros es de posible que la ira de Dios no vuelva a estallar y destruya -a su puebki,
n:i
fi¡
qµe ~olverán a despertar una vez más su ira (Éx 33:3), Así pues, en vez de j-

,,,
tal como Dios había predicho (Éx 33 :3)? A pesar de todo lo que Moisés
\ qué el Señor mismo vaya con su pueblo, promete a Moisés que enviara.a, ha aprendido acerca de Dios, necesita conocerlo más. Por esta razón, a ~
l un ángel en su lugar. la luz de la disposición favorable que ha expresado el Señor de ir ahora
1 ¡¡:
Podríamos pensar que Moisés i:endría la prudencia de aceptar esta mee· . con Israel, Moisés se siente inclinado a pedir: «Déjame verte en todo tu m.
día medida de tolerancia, pero no es así. En la siguiente escena, encone.· · ; esplendor» (Éx 33:18). La petición de Moisés proviene de la necesidad de fil!
ll l
tramos a Moisés que se reúne con el Señor «a cierta distancia del carn:~ " ; conocer qué clase de D ios es el Señor que promete ir con la clase de pueblo i
~
,li¡
pan:iento» (Éx 3~•7-11). Las cosas no han mejorado; Dios y su puebfo< ·
1
que es Israel, w1 pueblo terco. I!
•1
~odavía no están recortciliados. Es como si estuviéramos contemplanc!'ó ·. , No deberíamos perder de vista aquí un ieii:moi:iv lingüístico, un rema ~' ¡
un distanciamiemo entre esposa y marido, que viven en dos casas aparte:.(,.'.;i!; [L. recurrente, en el relato de esta historia. El Señor describe tres veces a Israel i¡ ¡

~
I, ¡
Israel está en el camoamento, y Dios está fuera, en su rienda de campaña;. ;:;;'.'f como terco (ver Éx 32 :9; 33:3, 5). Este término no es una descripción de "1
a cien:a distancia. • ,;;.:;¡g1.;yn
pecado individual sino del carácter que tiéne el corazón del -pueblo.
1¡ 1
~, !
¡!!
:l i
Ii~.~
~

,. - .:
- e--

.,..:;.,....
.·.::;.:. ..
84 El pastor pacificador:11 '. La g!o~ia d; Di~s -~n. f~(corúlicws 85
.- -:.~:··-:-:
¡
T--
Implica que Israel solo puede arraer la just~ respuesta de Dios ame el peca-··~, , Cuando describe su mise~icordia, enumera virtud rras vin:ud (siei:e, para
do, su ira sanca. Así que, en efecw, lvfoisés está pidiendo: «¿Puedes ir con :~'." ser exactas) para describir en muchos colores, por así decirlo, su ablill-
¡ .-
este pueblo, Dios) ¿Puedes morar en medio de este pueblo terco sin que tu ~L : dante. amor. Se describe a sí mismo como compasivo, que sigue amando a
ira en algún momento llegue a destruirlos? ¿Qué garantía puedes dar, cih : miles, y que perdona la maldad, la rebelión y el pecado. Por el contrario,
1 Señor, de que morarás enue esi:e pueblo e incluso lo bendecirás con gracia, .. Dios describe su ira con la simple afirmación, repetida dos veces, de que
castigará al culpable. 11
l !"
en lugar de consumirlo con tu ira'». .
La preocupación de Moisés en ese momemo es, ¿qué ciase de Dios es
·'
_Así pues, en respuesta al ruego de Moisés de conocer qué clase de Dios
el Señor? Busca un mejor conocimiento del carácter de Dios con el :fin de es eI Señor, Dios responde que es primero y sobre todo un Dios d.e mise-
llegar a estar seguro de que la decisión de Dios de ir con Israel no depende · rí'c~rdi a, gracia y compasión. Pero también afirma con claridad que es un
del carácter de] pueblo. De serlo, la naéión se desarticularía, consumida en · Dios de ira. Por tanto, que nadie pres~pong~ su misericordia ni la dé por
1 el fuego de su santa ira. El Señor conoce la preocupación de Moisés (y por sen.rada. Pero que todos sepan que la propensión de Dios, su preferencia,
11
li
esto lo arna), de modo que responde, «Voy a darte pruebas de mi bondad, su inclinación, es derramar su ~sericordia sobre los pecadores. 12
~ y te daré a conocer mi nombre. Y verás que tengo clemencia de quien Pero ¿entiende Moisés la respuesta de Dios? Algunas traducciones de la
. ~- quiero , y soy compasivo con quien quiero serlo. Cuando yo pase en todo Biblia nos inducirían a pensar que no . La oración de Moisés en el vers.ículo
¡
mi esplendor, te pondré en una hendidura de la roca, y te cubriré con mi 9 da la impresión de que su petición al Señor de perdonar a Israel la hace a
mano, hasta que haya pasado» (Éx 33 : 19, 22) . pesar del carácter de Dios: «Señor, si realmente cuento con tu favor», dice,
1
! Dios declara la clase de Dios que es. El Señor describe su propio ca- «Ven y quédate em:re nosotros. Reconozco que (ki) este es un pueblo terco ,
ráci:er en té_rminos que describen su gloria. A la petición de lvfoisés de ver pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adópcanos como tu
su gloria (Ex 33:18), Dios promete que pasará por de.lame de 1vfoisés su herencia» (Ex 33 :9) .
bondad y una proclamación de su nombre (v.19) . La gloria de Dios es su , ,. , .La inrerprei:ación de e~te versículo depende de si emendemos la con~
bondad, su nombre, él mismo . Si la gloria de Dios es sinónim.a con su . junción ki como concesiva («aunque») o como causal («porque»). Debf':'.- !

nombte, ¿cuál es su nombre? Esto se expone en .Éxodo 34. ríamos preferir la segunda porque la trayectoria del carácter de Dios a la 1

luz del gran pecado de Israel no conduce a Moisés a orar con cautela a
1
El Señor descendió en la nube y se puso jumo a Moisés. Luego le dio a un.Dios renuente («Aunque es un pueblo terco, perdónalos»). Más biet1.,
1
conocer su nombre: pasando delante de él, proclamó: -«El Señor, el Señor, conduce a Moisés a ver que la manifestación que hace Dios de sí mismo j
Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad, como soberano y por encima de todo misericordioso es la realidad sólida
que mantiene su amor hasta mil generaciones después, y que perdona la que lo anima a orar, «¡Porque! Porque es lill pueblo rerco, ¡perdónalos!». 1
iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que no deja sin castigo al culpable, En realidad Moisés ora: «Üh Señor, porque tú eres el Señor, compasivo y
sino que castiga la mal.dad de los padres en los hijos y en los nietos, hasta misericordioso, lenta para la ira, con amor abundante, que manrienes ru

la cercera y la cuarta generación».
Éxodo 34: 5-7
amor hasta mil generaciones, y perdonas la maldad, la rebelión y el peca-
do, perdona a este p ueblo terco . Como has declarado tu gloria rica en mi-
sericordia, muestra .m isericordia». Moisés no pide superar.la renuencia de
!'
La gloria de Dios, su bondad y su nombr~ consisr.en por encima 'dC· Dios, sino que se aferra a lo que por fin ha descubierto en la revelación de 1
wdo en la manifestación de S)l misericordia y su justicia. Pero vemos en ' DiOs de sí mismo: la disposición suprema de Dios de mostrar misericordia 1
el texto que estas 1.dos cosas no son simétricas con respecto a la gloria de a Sus enemigos, ¡a un pueblo terco como nosouos! ¡.r
Dios. Dios define primero y sobre todo su abundante m isericordia con lbs Antes de que veamos cómo este tema resuena y se desarrolla a lo largo
pecadores. Su gracia autecede a su juicio. Además, Dios da a su mis'úi~ :.· de toda la Escritura, es en gran manera fundamental para nuestra com- ¡j¡I


i cordia una preeminencia que no se encuentra en su descripción de su' il:_ a:':'[: prensión de Dios no olvidar la impon:ancia de este pasaje. Hasta ese punto 1:
j
.-,!.1;~·!'J~\:.S
~
~¡·
I
1
¡,
ü
E-
·:-· _, . ,;: ~~-=:
·:;.:::: ~- ~

86 El paswr pacii-'icad~[" La gloria d.e Dios en los conflictos ,37

en el canon de la Escritura, Dios. se había dado a conocer como un Dios -~f . · declara el Señor, «[Porque] yo les perdonaré su iniquidad, y nunca mis
a
compasivo, bondad os~, ~ue perdo~a y reconcilia solo a través de sus obras: :'.f. me acordaré de_sus pecados» er 31 :34, bastardilla para en.facizar cómo la
Pero aquí, en Éxodo 3~:)-7, por pnmera vez se revela en palabras. Declara.";~ ... palabra porque mdica las bases de la pr:omesa) .
rl quién es, definiendo y proclamando s.u carácrer. . : ·:} .··•· ··· ·· Lo que los profetas previeron en sombra, los apósi:oles del Nuevo Testa-
i\.ntes de ahora, Dios nos había ofrecido solo breves relatos -de ordi- · · ·memo lo ven hecho realidad. El apósi:ol Juan comienza su evangelio a.i.J.un-
t na.rio solo una palabra.o una frase concisa- acerca de la clase de Dios que.
es. Es el escudo de Abraham (Gn 15: 1), el Señor (Gn 15 :7), Dios to dopo-
ciando que la gloria que Moisés i:rató de ver y que los sa..11ros del J\r1tiguo
Testamemo anhelaron nos ha llegado ahora en la carne, en la r.evelación
deroso (Gn 17 :1 ); el Dios de Abraham (Gn 26:24) y el Dios de Abraharn;. del Hijo de Dios, Jesucristo: «Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre no-
t de ISaac y de Jacob (Éx 3:6) . También declara: «Yo soy el que so~> (Ex : sotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo
i
,, 3: 14) y se describe como compasivo (Éx 22:27) . unigénito del Pad.re, lleno de gracia y de verdad» Gn l: 14).
il
1 Pero ahora en Éxodo 33 : 19-34:7, el Señor declara .la totalidad de su Los temas que se encuentran en el contexto de esta proclamación
1
nombre, ofreciéndonos una mini-teología acerca de sí mismo . Ningún · Qn 1:14-18) son eco de los remas en Éxodo 32-34: el interno de ver a
¡ orro pasaje en todo el Amiguo Testamento como esra declaración acerca Dios (Éx 33:18 con Jn 1:18), Dios que mora con su pueblo (Éx 33.: 14
·t de sí mismo está replero de sinónimos de la bondad y misericordia de con Jn 1:14), la revelación de su gloria (Éx 33:18; 34:5 con Jn 1:1 4) y la

¡t
Dios. Lo más notario no es cómo se define el Señor a sí mismo sino lo
que omite. Todos saber;nos que el Señor es omnipoteme, omnisc,ieme, in
esencia de esa gloria como gracia y verdad (Éx 34: 5-6 con Jn 1: 16-17).
J
Al vi~cularJo con Éxodo 33:_ 18-34?, Juan nos rnuesua que la petición ~e
mmable, mmenso, y as1 sucesiva.."'Il.e...rire. Pero cuando se define a Sr mismo, __· Mo1ses de ver la glona de D10s recibe una respuesta fnal y complera en 1a
l se complace en definirse, no con estos auiburos, sino insistiendo en su. :. ;: encarnación del único Hijo de Dios.
¡r misericordia mienrras nos recuerda su justicia. Es en este comexw que ''. Pablo el apóstol enciende que la gloria de Dios se rnani:fi.esra sobre todo
~n la obra de reconciliac.iÓn del Hijo de Dios. Por ello, enciende su m.in.ís-
1 1
pode1nos ante todo comenzar a entender que Dios ordena el con.flicto_y __.::
'1 busca lá paz porque desea mosrrarnos el magnífico tapiz de su misericordia
y justicia.
cerio, y por extensión el ministerio de todos los pastores, corno un ministe-
río de reconciliación. Observa Pablo, «Todo esto proviene de Dios, quien
t por medio de Crísw nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio
r La gloria de Dios viene en la car/le de Ja reconciliación: esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando . al
mundo consigo mismo, no romá,."1dole en cuenta sus pecados y encargán-
Esta maravillosa d.edaración de la gloria de Dios, en particular en la donos a nosouos el mensaje de la reconciliación,, (2 Co 5: 18-1 9).
1
revelación de su misericordia y justicia, encuentra su eco a lo largo & · El ministerio de reconciliación no es un apéndice del ministerio teal.
1
los siglos. La descripción de Dios de sí mismo como rico y abunda.me. en . Promover la paz no es una desueza entre muchas que los pastores guardan
i .misericordia. en reconciliar consigo mismo a UIJ. pueblo terco se conviene en fa caja de herramientas de su rn.inisterio. Promover la paz es la encarna-
1 en el fundamento de la esperanza para todos los santos del Antiguo Tes- ción dél ministerio pastoral del mismo modo que Cristo es la encarnación i

1
tamento. Los piadosos lo repiten, los salmisras lo cantan y los proferas fo del Dios de paz. De palabra y de obra, cada momento de la vida de un
predican.14 Y en los días más oscuros de Israel, el Señor promere un nuevo. 1
pasror es un momento en el que invitarnos a OtrOS a que se reconcilien con
pacto, una manifesración de la .misericordia y perdón de Dios .mayor que: Dios. Y cada palabra que predicarnos o aconsejamos· debería ser la Palabra
1
la que había ofrecido el viejo pacto: «Pondré mi ley en su mente, y la escri:. Gn 1:1) que está llena de gracia y de verdad, la Palabra de paz.
biré en su coraz&h. Yo seré su Dios, y elios serán mi pueblo» (Jer 31 :33).
Esta promesa se fundamenta en un día mucho mayor de perdón, 15 cuan'; 1
1
do se ofrecerá una expiación que es más elocuente que la sangre de bueyes, l
y cabras; es decir, el sacrificio expiarorio de Jesucrisrn . Sobre esta baseí,," .
.... 'th~; 1

1:1
1

1 j¡
·L;

Potrebbero piacerti anche